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jueves, 2 de junio de 2022

CARTA XXV. Biblioteca del Señor Pérez, códices

CARTA XXV. 

Noticia de la biblioteca del Señor Pérez, y de sus códices que legó a la Santa Iglesia de Segorbe. 

Mi querido hermano: Referidas ya y fijadas las principales épocas de la vida de nuestro Obispo Pérez, pasemos a tratar de su mérito literario, cuya noticia es de mucho interés. Hay ciertos sabios que sin dejar de ser útiles a la sociedad, encierran por modestia sus trabajos, creyéndolos indignos de la luz pública: dignos por lo mismo de que la posteridad recoja las reliquias que se salvaron de la injuria del tiempo, y de la avaricia, o de la envidia. Esto intentó hacer con los libros que dejó a su Iglesia aquel docto Obispo, honrándola con la posesión de lo que tanto amó en esta vida. Tal era su escogida y copiosa biblioteca, de la cual dice en su testamento: “Item, dejo y lego al Cabildo e Iglesia catedral de Segorbe todos mis libros de varias y diversas facultades, ansí teologales, historiales, griegos, latinos, como de otras qualquier lenguas, y de qualquier género que sean, contenidos y especificados en el dicho inventario por mí hecho de mis bienes patrimoniales y hacienda que tenía antes de ser Obispo de Segorbe, como en el precedente Item tengo declarado; como de los demás libros que yo he comprado después de ser Obispo de Segorbe en el día de hoy haya hecho donación irrevocable, dicha entre vivos, al dicho Cabildo e Iglesia de Segorbe, con auto recibido (pone recebido) por el notario infrascripto recebidor (recibidor) del presente mi testamento; la cual donación a mayor abundancia con el presente legado la ratifico y apruebo. Y ruego y encargo a los capitulares de dicha Iglesia den algunos libros de menos importancia a mis sobrinos que los pidan para estudiar, conforme al arbitrio del dicho Cabildo.” Supo este sabio cuerpo apreciar un don de tanto precio, y destinó una de las piezas interiores de la Iglesia para colocarle donde hoy se conserva, aunque mezclado con otros libros; muchos de los de Pérez están anotados de su mano. Sin embargo, no eran todavía estos los libros de que hablaba el canónigo de Valencia D. Juan Bautista Cardona, Obispo después de Elna, Vique y Tortosa, cuando aconsejaba al Rey Felipe II que debían llevarse al Escorial los libros del Obispo Pérez (a). (a) En el tratado que compuso Cardona de Regiam S. Laurentii bibliothecam (biblioteca de San Lorenzo del Escorial), decía así: “Por cuanto hay en España algunos hombres eruditísimos continuamente ocupados en los estudios de las letras, y que siempre están, o meditando o escribiendo algo; y con todo eso nunca publican sus meditaciones o escritos; o porque puliéndolos nunca llegan a satisfacer al soberbísimo juicio de los oídos, o aunque los aprueben, embarazados con cierta vergüenza y modestia los detienen en su casa; o dado caso que no haya algunos de estos impedimentos, no tienen tanto caudal, que pueda bastar para los gastos de las impresiones de los libros; por eso es menester tener una grande providencia para que las vigilias y trabajos destos no perezcan, y se debe poner cuidado en que se lleven a la biblioteca Real. Yo sé de cierto que en los rincones hay ocultas muchas cosas, entre las cuales hay de Martín de Ayala, Arzobispo de Valencia, de Antonio Agustín, Arzobispo de Tarragona, de Diego de Covarrubias, Obispo de Segovia, de Miguel Tomás, Obispo de Lérida, de Pedro Chacón, de Alvar Gómez, de Alfonso Salmerón, de Aquiles Estacio, de Sepúlveda, de Zurita; y también de aquellos que hoy viven, Benito Arias Montano, Pedro Juan Núñez, Juan Bautista Pérez, Juan Bautista Monllor, y de otros, cuyos cuerpos no tanto se alimentan de los manjares, como sus ánimos de los estudios. Hablaba de sus trabajos secretos, copias de códices y documentos antiguos, ilustrados con muchas notas. Mas no verificándose esto, y quedando en libertad para disponer de ellos el Señor Pérez, les dio otros destinos. En su testamento refiere los volúmenes que tenía MSS. y el destino que les dio. Hablaré solo de los que aquí he registrado, porque no todos se conservan, aunque son muchos más que los que cita Ximeno, que sólo cuenta tres tomos en folio existentes en su tiempo en este archivo. Hay pues las obras siguientes: 

I. Primeramente un tomito en 8.°, como de unas doscientas fojas, que contiene varias apuntaciones sobre la lengua hebrea, es a saber: Dictata a Petro Lodoico Ruviale, valentino; al principio dice: die 25 Octobris 1555. Es un tratadito de rudimentos de gramática hebrea, escrito de mano del Señor Pérez, cuando aprendía esta lengua. 

Al fin dice: 28 Februarii 1556. Sigue: Ante psalterium hebraicum prolegomena; son siete hojas: obra también del mismo Maestro, pues al fin se lee: Finis dictatorum Petri Lodoici Ruvialis. Después de algunas apuntaciones sueltas, sigue otro tratado con este título: Rudimenta linguae hebraeae (la æ latina la escribo ae) dictata à Johanne Baptista Perez Valentiae die 6 Octobris 1559. No sé si bastará este MS. de letra de Pérez, para que se dé por cierto haber enseñado la lengua hebrea en la Universidad de Valencia. En seguida hay otro opúsculo intitulado: *(falta texto : creo que sólo “Va”)rietas vulgatae versionis ab hebraicam veritate in palmos. Por estas muestras consta que se dedicó en Valencia al estudio de la lengua hebrea, y más claramente por una nota que hay hacia el fin del libro al principio de una versión incompleta de los salmos, que llega hasta el 25. Dice pues: anno 1556: has annotationes ego excipiebam, cum magister nobis praelegeret psalmos hebraicè. Nada más resulta de este tomito, que contiene los ensayos de aquel grande hombre en el estudio de las lenguas orientales. 

II. Un volumen en folio, que contiene un Dictionarium arabicum. Al pie de este título dice: Omnis lingua confiteatur, quia Dominus J. C. &c. Consta de cuatrocientas fojas poco más o menos, donde están escritos de su mano varios artículos por el orden alfabético con la correspondencia latina y espacios suficientes para añadir otros. Al fin se halla también de su mano: Finis lexici arabici: Jesu Christo gratias. Siguen luego veinte y tres hojas, en las cuales escribió las dicciones arábigas correspondientes a los artículos que están en lo alto de las planas; y son los siguientes: Gramaticae vocabula: Rhetoricae vocabula: Dialecticae, Physicae, Mathematicarum, Astrologiae, Theologiae, Medicinae, Jus civile; monetae; pondera; mensurae &c. En la mayor parte de estos artículos hay correspondencias del árabe al hebreo y griego. 

III. Otro volumen en folio, que contiene la historia del moro Rasis, la cual dice, tiene Ambrosio de Morales en un original harto antiguo, escrito en pergamino. Agora tiene este original Gonzalo Argote de Molina, vecino de Sevilla. Otro original hay en Santa Catalina de Toledo, donde dice que fue traducido de arábigo en portugués por Gil Pérez, clérigo de D. Peynos (o Peytros) Porcel, por mandado de D. Dionis, Rey de Portugal, leyéndole Mahomad en arábigo. Del libro que contiene la historia del moro Rasis hizo mención Ximeno núm. 19; mas creyendo que no contenía otros escritos este volumen, calló los siguientes opúsculos. Un extracto de los libros de Eterio y Beato contra Elipando, con varias apuntaciones sobre la cronología y la historia eclesiástica y civil. Sigue en el mismo volumen Chronologia bibliorum, y entre varias cedulitas sueltas un certificado original, en que reconoce haber recibido por mano de D. Juan López de Velasco un códice gótico de concilios de la librería de S. Lorenzo el Real, el cual, dice, es uno de los dos que envió de Soria D. Jorge de Veteta (o Beteta, donde está Solán de Cabras), y que esto fue a petición del Inquisidor general, mi señor, que tiene dél (de él) necesidad para sacar ciertas diligencias, que se han de enviar a su Santidad. La fecha es de 3 de Junio de 1577. Este códice de D. Jorge Veteta es el llamado soriense, como veremos hablando de los cronicones de España, del cual se sirvieron nuestro Pérez y el P. Mariana, y cuya existencia es tan dudosa en el día. 

Después de otras innumerables notas misceláneas, que es imposible describir, siguen dos hojas y media de su letra, y son ilustraciones al libro de S. Isidoro de viris illustribus. Comienza así: Brevem Isidori libellum de viris illustribus brevissimis illustrabo scholiis, minores observationes in album exterius relaturus. Es papel de difícil lectura; pero no imposible al que tenga más ocio que yo, mayormente que de estas notas dice Ximeno, núm. 4, que se dieron a la estampa en la impresión real de las obras de S. Isidoro, y que no repararon en ello D. Nicolás Antonio ni Rodríguez. Por no tener aquí esta edición no me es posible hacer el cotejo que desearía; pero bien se puede asegurar que siendo este el borrador de que se sirvió privadamente, se hallarán algunas notas más que las impresas. Lo restante de este volumen son apuntaciones sueltas y de varia erudición, en que se ve que su principal estudio era la cronología. 

IV. Otro tomo en folio, que contiene lo siguiente: Comentario de cosas memorables que en la Europa han acaecido en tiempo del Rey Católico y del Emperador Carlos V y del Rey D. Felipe II, nuestro Señor, Reyes de España. Traducido de latín en romance por Miguel Bou de Villanova, escribano de registro de su Majestad, y en algo añadido. Comienza del año 1452 y acaba en 1581. Siguen luego hasta el fin copias de actas, himnos, y otros documentos pertenecientes a los Santos de España, entre los cuales son muy de apreciar algunas cartas inéditas, así de Pérez, como de otros a quienes consultaba sobre algunos Santos en particular, de las cuales tengo copia, y haré uso cuando lo pida la ocasión.

V. Otro volumen en folio, que contiene igualmente actas y documentos de los Santos de España. En el testamento parece dar a entender que tenía más volúmenes de actas de SS.; aquí sólo he hallado estos dos. 

VI. Un volumen en folio, que contiene la colección de concilios, en que entendió de orden del Cardenal D. Gaspar de Quiroga para enviar a Roma. Es el borrador original de todo su trabajo sobre esta materia. De él dice en el testamento: Item, otro libro de concilios góticos manda su Señoría quede para la librería de la Seo de Segorbe; en el cual libro hay correcciones de concilios. El Cardenal Aguirre publicó una prefación de este docto varón, y sus cronologías conciliorum et gothorum, junto con la carta del Cardenal Quiroga a Gregorio XIII; pero es de saber que todo esto pertenece a la segunda remesa que este Prelado envió a Roma, la cual se halla aquí distinguida de la primera y tercera; a estas también acompañaban otras prefaciones de Pérez y cartas de Quiroga, piezas inéditas. Digamos de cada cosa en particular. 

I. El Señor Pérez puso en la primera remesa esta nota: “Este título fue en el primer libro a Roma: Concilia Hispaniensia impressa collata cum vetustis codicibus MSS.; et praeterea haec addita, nondum impressa, ex eisdem codicibus. = Liber qui inscribitur: Excerpta canonum, incerto auctore. = Emeritense concilium. = Toletana concilia quinque posteriora, nempe XIII, XIV, XV, XVI, XVII. = Leonis II Papae Rom. epistolae IV ad Hispanos. = Fragmenta inserta quibusdam conciliis.” Sigue luego la carta del Cardenal Quiroga a Gregorio XIII, que empieza: Cùm multa quotidie beneficia &c., y la prefación de Pérez: Reverendissimus Dominus meus Gaspar Quiroga &c., piezas inéditas, cuya copia envío. 

II. En la segunda remesa dice: “Este título fue en el segundo libro que se envió a Roma: XX concilia Hispaniensia ex vetustis codicibus descripta, nondum typis mandata. = Toletan. sub Gundemaro Rege 610. = Caesaraugust. III 691 (Zaragoza, Caesaraugusta, Caesar, César Augusta). = Caesaraugust. II 592. = Toletan. (toledano, Toledo) anno XII, Reccaredi (Recaredo) 597. = Barcinon. I, circa 540. Barcinon. (Barcelona, Barcinona, Barchinona, Barcino, Barçelona, etc.) II 599. = Oscense (Huesca, Osca, Oscha, etc) 598. = Egarense 614. = Narbonense 589. 

“Haec quidem sub gotthis habita; sequentia vero postceptam liberari ex sarracenorum (moros, sarracenos) jugo Hispaniam. = Legionense (León) 1012. = Coiancense 1050. = Compostellana (de Santiago de Compostela) decreta 1114. = Palentinum (Palencia) 1129. = Vallesoletanum 1322 (Valladolid). = Pennifidelense 1302 (Peñafiel). = Toletan. 1323. = Toletan. 1324. = Complutense apud Alcalam 1325. (Alcalá de Henares) = Complutense 1326. = Toletan. 1326.  Et praeterea concilia Carthaginiensia Africana (Cartago) cum vetusto codice collata. = Et chronologia gothorum Hispaniae Regum, (reyes godos de España) et veterum conciliorum, quae sunt in Hispaniam habita, usque ad sarracenorum ingressum.” 

Estas cronologías están publicadas por Aguirre: obra utilísima, como se deja bien entender, por la exactitud con que se ejecutó. Mayans (Prefac. a la era de España de Mondéjar) reprende a nuestro Obispo por haber seguido en sus cronologías la opinión vulgar de que la era española precede a la de la Natividad de Cristo en treinta y ocho años solamente, debiendo ser, como él cree, treinta y nueve. Mas en esto ya sabes que otros modernos han corregido a Mondéjar y Mayans, defendiendo el cálculo que siguió Pérez. Volviendo ahora a su libro, sigue la carta de Quiroga: Grata S. V. fuisse ea concilia &c., y la prefación de Pérez: Quod superiore anno feci in iis conciliis &c. ambas publicadas por Aguirre. 

III. En la remesa tercera dice: “Este título se puso al tercer libro de los concilios para su Santidad: Concilia graeca, affricana et gallicana collata cum quatuor coddicibus gotthicis MSS.; quorum hic est cathalogus.” Numerados estos dice: in fine hujus libri chronologia horum conciliorum, graecorum, affricanorum, et gallicanorum, no publicada que yo sepa. Sigue tras esto la carta de Quiroga: Cùm ad Gratiani editionem, quam V. S. emendatissimam &c., y la prefación de Pérez: Cùm jussu illustrissimi Cardinalis Toletani patroni mei &c., también inéditas; y van copiadas (a: Estas dos cartas y prefaciones se hallarán en el apéndice en los números XVIII, XIX, XX, y XXI.). Si son apreciables los breves apuntamientos de Pérez, deben serlo mucho más estos documentos. Gran bien sería para el público que se le diese una edición de este volumen tal cual se halla, con las innumerables notas marginales que hay de mano de este sabio español, a quien podemos llamar el restaurador de los concilios de España. 

VII. Un volumen en folio de más de trescientas fojas, que contiene copias de documentos pertenecientes a la Iglesia de Toledo y otras de España. Como sería muy prolijo referirlos todos, apuntaré ligeramente los principales, mientras se preparan copias de la mayor parte de ellos. Alphonsi VI privilegium de immunitate monasterii S. Facundi: “Hic narratur (dice Pérez) electio Bernardi in Abbatem, et susceptio officii romani in Hispaniam (Hispanià), octavo idus Maji (Maii), era 1118 (ann. 1080). Por este privilegio se ve que el oficio mozárabe se había quitado en Castilla antes que fuese ganada Toledo, era 1123; pues en la 1118 dice que estaba quitado. Conviene esto con lo que dice Pelagio Ovetense (Pelayo) que lo quitó Ricardo Cardenal, Legado de Gregorio VII, en un concilio de Burgos, era 1119.” Sacó Pérez esta copia del mismo monasterio con el favor de Fr. Juan Benito Guardiola, archivero. S. Hugonis Abb. Cluniacensis (Cluny) ad Bernardum electum Archiep. Toletanum, tunc Abbatem Sancti Facundi, epistola, qua permittit ut acceptet archiepiscopatum. Varias cartas de Reyes, tocantes a la dotación, primacía y otros privilegios de la Iglesia de Toledo, con la constitución de D. Cenebruno de numero quadragenario canonicorum. Erectio Ecclesiae Conchensis. Privilegio de D. Alonso VIII al monasterio de S. Martín de Madrid, era 1159. Bulas de Papas desde el año 1088 hasta 1251, sacadas de dos libros de la Santa Iglesia de Toledo, donde están juntas muchas bulas de la Primacía. Tras este título dice Pérez de su mano. “Quatro libros hay en la Santa Iglesia de Toledo, donde están trasladadas las bulas de la Primacía. El uno está en la librería, y le hizo escrevir el Arzobispo D. Rodrigo Ximénez: llega hasta Honorio III el año 1217. El otro libro está en un caxon (cajón) del Sagrario: es trasladado del otro, y tiene añadidas unas bulas de Honorio III del tiempo del Arzobispo D. Rodrigo, y una de Inocencio IV en tiempo de D. Sancho, electo año 1251, y parece se debió escribir en su tiempo. De allí hice yo trasladar estas, que allí no había más, y las puse por el orden de Papas, que allí estaban sin orden de antigüedad: y las comprobé yo mesmo con el original. Otro tercero de la Primacía hay en el Sagrario escrito en tiempo del Arzobispo electo D. Sancho, Infante de Castilla, año 1253. Este librillo tiene las firmas de Cardenales, y algunas bulas de Gregorio IX, que no tienen los otros dos. Otro cuarto librillo de la Primacía hay en el archivo arqueta 19, en cuero colorado; parece se escribió en tiempo del Arzobispo D. Sancho; porque al cabo tiene el gasto de su camino de Roma. Parece que deste se sacó el segundo que escribimos arriba. Las bulas de la Primacía están en el archivo arqueta 19, y algunas arqueta 4.” 

Después de estas bulas sigue: Bullae Pont. Romanorum, quae sunt in historiam compostellanam. Relación de la vida de D. Rodrigo Ximénez, Arzobispo de Toledo, que está enterrado en el monasterio de Huerta, escrita por Fr. Luis de Estrada, Abad del mismo. Más es descripción de su sepulcro, que vida de este Prelado: está incompleta. 

Bellum Navarum de Tolosa (guerra, batalla de las Navas de Tolosa) con este epígrafe: “Dominus Garcías cognomento Lasso de la Vega, tempore que officio legationis in romanam curiam fungebatur pro Rege et Regina Dominis nostris, adduxit sequentia Regi Alphonso praesentanda de bello Navarum de Tolosa, excerpta ex originalibus Innocentii Papae III. Et primo ponitur forma processionis, quae facta fuit ab ipso Innocentio, ut Deus praestaret Regi Alphonso victoriam in proximo conflictu cum sarracenis.” Sigue copia de la carta del Rey a dicho Papa, contando el suceso de la batalla. Varias bulas sobre diezmos, tercias &c. de la Iglesia de Toledo. = Item, sobre la destruicion (destrucción) de los Templarios. Todo esto con muchas notas suyas y extractos.
Constituciones del Arzobispo de Toledo Don Gonzalo, era 1333.

Erección de la Iglesia de Zaragoza en Metropolitana. 

Bula de Juan XXII sobre el traer cruz por Aragón el Arzobispo de Toledo Don Juan de Aragón, dada en 1323.

VIII. Otro volumen en folio igual al antecedente, que es también colección de documentos, entre los cuales haré mención de los siguientes:

Relación de la fundación que hizo D. Gil de Albornoz del monasterio de S. Blas de Villaviciosa de canónigos reglares, año 1348, y hoy es de frailes jerónimos. Está escrita por algún monje de aquella casa a petición del Señor Pérez, siendo todavía canónigo de Toledo, año de 1588. Se reduce a que por las quejas que dieron contra los canónigos, el fundador dio comisión al Obispo de Sigüenza D. Juan Serrano para que pasase al monasterio de visitador; el cual viendo los males que allí había, tuvo por conveniente quitar los canónigos, y dar el monasterio al de
S. Jerónimo de Lupiana; lo cual se verificó en 22 de Marzo de 1396.

Bula de Inocencio VI en que hace Legado al mismo D. Gil, Cardenal.

Testamento del mismo (impreso en su vida escrita por Ginés de Sepúlveda).

Carta de Clemente VII al Rey D. Juan I de Castilla, consolándole en la derrota que padeció. 

Carta del mismo al Consejo de Castilla, consolándole por la muerte de dicho Rey, y animándole a la buena dirección de los negocios en la menor edad del Rey Henrique III

Carta del mismo al dicho Henrique, consolándole en la muerte de su padre.

Carta del mismo a Pedro Lope de Ayala, preceptor del niño Henrique III, exhortándole a la buena educación de él, y a mantenerle en paz con la casa de Francia, y en la devoción a la silla apostólica. 

Carta de S. Luis, Rey de Francia, a la Iglesia de Toledo, enviándoles algunas preciosas reliquias, espina, leche de la Virgen, de la túnica purpúrea, de la toalla del lavatorio, de la sábana del sepulcro. Asegura que estas y otras recibió del tesoro del Imperio constantinopolitano.

Instrumento hecho por un Juan Gonzalo Reles de Sevilla, notario real, de la absolución dada por el Legado de Clemente VII, Domingo Obispo de Albi, al Rey D. Henrique III de las penas en que incurrió por la prisión de D. Pedro Tenorio, Arzobispo de Toledo, de Pedro, Obispo de Osma, y de Juan, Abad de Fusellis de la Iglesia de Palencia. Hízose esta ceremonia en la capilla de santa Catarina en la claustra de la catedral de Burgos a 4 de Julio de 1393.

Acto capitular del Arzobispo de Toledo D. Pedro Tenorio, cuando dio sus libros a la Iglesia, hecho a 15 de Octubre de 1380. Es de notar en él que para comprar el Nicolás Lira, el Henrico Boiol, y un Diccionario dio mil florines de oro. Cuenta allí gran parte de su vida, como estuvo desterrado de España siendo arcediano de Toro &c. 

Letras de D. Sancho, electo de Toledo, en que exime a los canónigos, porcioneros y capellanes hebdomadarios de su iglesia, y de la obligación de pagar la luctuosa; y dice entre otras cosas: in morte ipsorum non teneantur mulas, seu equitaturas, nec cyphos argenteos nobis, nec successoribus nostris dare. Dadas en Brihuega a 23 de Julio, era 1296 (año 1258). Igual gracia dice Pérez que hicieron a los beneficiados de aquella Iglesia los Arzobispos D. Gil, D. Juan de Zerezuela, D. Gutierre, D. Pedro de Luna, y D. Alonso Carrillo. 

Litterae Regis Angliae Ricardi II ad Bonifacium IX contra reservationes Ecclesiarum cathedralium. Constitutio magna plura continens in favorem fidei nostrae et in contumeliam et opprobrium judaicae caecitatis. Es de Benedicto XIII, (Luna), expedida en Tortosa a 11 de Mayo, Pontif. anno XXI (1415). En ella hace memoria de las disputas que a presencia suya se tuvieron en dicha ciudad entre los doctores católicos y judíos, de los cuales dice que se convirtieron tres mil. El Señor Pérez asegura aquí que San Vicente contribuyó a esta conversión: fueron las disputas en 1413. 

Algunas bulas de la Primacía de Toledo, distintas de las contenidas en el vol. antecedente. 

Testamento de D. Juan de Contreras, Arzobispo de Toledo, fecho en Alcalá a 16 de Setiembre de 1434. 

Vida del Arzobispo de la misma Iglesia Don Pero González de Mendoza, que murió en 1495, compuesta por Francisco de Medina y Mendoza, vecino de Guadalajara. En la Biblioteca de Nicolás Antonio se hace mención de este escritor, mas no de tal obra. 

Vida de D. Juan Tavera, Cardenal hasta el año 1541. 

Varias bulas de Clemente VII, Paulo III, Julio III y Paulo IV sobre los estatutos de limpieza de sangre en la Iglesia de Toledo, y las órdenes de Santo Domingo y S. Francisco. 

Copia de los cincuenta y tres cargos que hizo el cabildo de Toledo, a su Arzobispo y Cardenal Siliceo; con la respuesta de este Prelado, y otros documentos sobre esa materia. 

Bulas de Paul IV y Pío V sobre las personas que pueden entrar en el coro de aquella Iglesia; y contra los que tienen sillas, estrados o almohadas.

D. Gasparis Quiroga, canonici Toletani, discessus Romam, ut esset Rotae auditor, ann. 1555, auctore Alvaro Gomezio; son 126 hexámetros. Creo que Pisa, en la historia de Toledo no le supone canónigo al tiempo de esta partida = Paso en silencio otros muchos documentos por estar ya publicados, o por no ser de tanta consideración. 

IX. Un volumen en folio, que es Catalogus beneficiorum omnium Ecclesiarum fundatorum in Ecclesiam Segobricensi, et ceteris Ecclesiis totius dioeces. cum eorum capellis, numero, invocationibus, fundatoribus, et fundationibus, notariis, et annis, patronis, beneficiatis, possessoribus, valore, oneribus. Collectus anno 1596 ex variis scripturis fundationum, et collationum, et libris collectorum. Divide toda esta materia en diez clases distribuidas por las dos planas así: Capellae, numerus, invocatio, fundator, notarius, patronus, beneficiatus, valor, onera, subsidium. Pone la noticia correspondiente en cada clase, menos en la de subsidium por la razón que dio después del título: Subsidii, et excusati decimarum quantitas non additur in singulis, quia augetur, et minuitur pro ratione necessitatum, et concordiae initae cum Rege; servato tamen fundamento taxae cujusque beneficii. Sed taxa ad subsidium ponitur.

Sigue la misma obra sobre los beneficios de la diócesis; y de la breve distribución de clases pasa a referir por menor el origen, las sucesiones y circunstancias de algunas de las capellanías. Incluye la noticia de varias genealogías, y toca por incidencia muchos hechos, que acaso no serán conocidos por otro camino. 

Creo que estos son los dos libros de que dijo en su testamento. Item, otros dos libros que hay de mucha substancia; en el uno está la relación de todos los beneficios de la Seo con las rentas dellos, y los patronatos y sucesión de beneficiados de la Seo de Segorbe; y otro libro de los beneficios de la diócesis; manda su Señoría que dichos libros queden en el archivo episcopal de Segorbe, aunque si Dios diere vida a su Señoría tiene intención de acaballos (acabarlos), y dar copia al cabildo de dicha Seo. 

De otros dos sobre la misma materia habla también allí, y ruega que se cosan los cuadernos porque no se pierdan. Si esto no sucedió, yo por lo menos no he visto más que los dos ya dichos, ni Villagrasa menciona otros.

X. Consérvase también el episcopologio de esta Iglesia, de que ya di noticia en la carta 

XIX, escrito de mano de su secretario Andrés de la Parra, y con muchas adiciones y notas de la suya. Es libro precioso, del cual me he valido para rectificar algunas equivocaciones aun del mismo Villagrasa, que casi le copió; está muy mal tratado, y para durar poco tiempo.

XI. Libros de las visitas que hizo en su catedral en los años 1592 y 1596. 

Por último, en su biblioteca debe de haber otras obritas y apuntaciones; mas el estado de aquella pieza no permite tan exacta y detenida averiguación. Acaso alguno más afortunado que yo hallará allí, o en otra parte dos libros de declaraciones de Cardenales los cuales como se dice en su testamento manda su Señoría que queden para la librería de la Seo de Segorbe. Lo mismo digo de los muchos borradorcillos en materias beneficiales y canónicas cuyo escrutinio se encargó al Dr. Melchior Ocanya (Melchor Ocaña), arcediano de Alpuente.

Echarás de menos la noticia de los cronicones que copió; mas la dejo para el correo siguiente, porque es libro muy precioso, y quiero hablar de él con más extensión. 

A Dios. Segorbe &c. 

lunes, 6 de junio de 2022

Tomo 3, ÍNDICE DE LAS COSAS MÁS NOTABLES. ERRATAS.

ÍNDICE DE LAS COSAS MÁS NOTABLES. 

(Las páginas no coinciden con este formato, son las del PDF escaneado.)

Abluciones. Se daban antiguamente a los legos en cáliz, 126. Prohibición de este uso, y causas de ella, 126.

Agua de algunos ríos y fuentes convertida en vino, 148. 

Card. Aguirre. No publicó en su colección de concilios todas las prefaciones del obispo Pérez, 182, 183, 185. 

Albarracín, fue dado por el Rey moro Lobo a don Pedro Ruiz de Azagra, 8. Cuando se erigió en silla episcopal, 3, 8, 9, 235. Por qué se intituló Arcabricense su primer obispo, 9. 33. Cuando mudó este título en el de Segobricense, 9. Fue sufragánea de Toledo, 9, 10. Cuando pasó a serlo de Zaragoza, 10. En qué tiempo se desmembró de ella la silla de Segorbe y por qué, 10, 12, 85.

Alexandro IV. Erigió la silla episcopal de Albarracín y la unió con la de Segorbe, 55, 235 y sig. 

Almería. Si es la antigua Ursi, 263.

D. fr. Alonso Cano, obispo de Segorbe, 108 y sig. Memorias de su celo y literatura, 109 y sig. 

Alpont. Si es el moderno Alpuente, 7.

Andújar. Si es la antigua Illiturgi, 264.

Anterio, obispo Segobricense asistió a los concilios XV y XVI de Toledo, 32. Fue el último prelado de esta iglesia antes de la invasión de los moros, 32.

Antigüedades supuestas de Granada. Su conexión con los falsos cronicones, 168. El obispo Pérez fue quien primero las combatió, 168 y sig. Razones que tuvo para ello, 259 y sig. Ficciones semejantes de otras edades y provincias, 276 y sig.

Antonio, obispo Segobricense, asistió al IV. concilio toledano, 30. 

D. Antonio Ferrer y Milán, obispo de Segorbe, 105. Memorias de su pontificado, 105, 106.

D. Antonio Muñoz, obispo de Segorbe, 63. Si asistió al concilio viniense, 64. Fundóse en su tiempo la orden de Montesa, 64, 65.

D. Antonio Pons, enmendado, 160. 

D. Aparicio, obispo de Segorbe, 61. Fue dado a la medicina, 62. Su gran pobreza, 62. 

Los VII. Apostólicos. Si fueron discípulos del Apóstol Santiago, 259, 268 y sig. Juicio sobre el lugar de su predicación, muerte y sepultura, 260 y sig. Sus verdaderos nombres, 261. Si fueron mártires, 268. Su historia copiada del códice complutense, 308 y sig. 

Archivo. El de la catedral de Segorbe tiene muchos documentos exquisitos y bien ordenados, 16. Su descripción 16, 17.

Arias Montano. Su carta al arzobispo de Granada con motivo de las antigüedades nuevamente descubiertas, 278. 

Arnao (Arnau) de Peralta, obispo de Valencia, despojó al de Segorbe, 11, 54. Resultas de este hecho, 11, 12, 55. 

D. fr. Atanasio Vives de Rocamora, obispo de Segorbe, 101 y sig. Celebró un sínodo, 102, 129. Otras memorias de su pontificado, 102, 103.


D. Bartolomé Martí, obispo de Segorbe, 79. Memorias de su vida, 79, 80. Celebró dos sínodos, 80.

Beuter, enmendado, 31, 32. 

Bienes eclesiásticos. Bajo qué plan los distribuía la iglesia, 86 y sig. 

Bilbilis. Su sitio, 270, 314. 

D. fr. Blas de Arganda, obispo de Segorbe, 108. Dio principio al Seminario clerical, 108. 


Cabeza del griego. Si es la antigua Segóbriga, 2 y sig.

Cabildos. Si elegían antes a los obispos, 56 y sig., 76, 79, 239. Método que en esto se guardaba, 239 y sig. Si los de las metropolitanas en sede vacante entienden en las apelaciones de los sufragáneos, 40, 227 y sig.

Caracteres de Salomón. Si los hubo, 272 y sig.

Carsessa o Cartesa. Antigua situación de este pueblo, 262 y sig.

Catálogos de obispos. Su utilidad para escribir la historia eclesiástica, 28. 

Caudiel. Lápida recién hallada en esta villa, 138.

Celestino III. Concedió al cabildo de Toledo que en sede vacante entienda en las apelaciones de los sufragáneos, 40, 227 y sig.

D. Cenebruno, arzobispo de Toledo, erigió la silla de Albarracín, 3, 8. Su constitución en que extiende el número de los canónigos de Toledo, 221 y sig.

Cepillos. Con qué motivo se pusieron en las iglesias, 86 y sig., 89, 90. 

Códice Soriense de concilios. Si es el de don Jorge Veteta, 180. Noticia de los que sirvieron para la colección de concilios de España, 299 y sig., 305 y sig.

Colación de los beneficios, con qué ceremonias se hacía antiguamente, 117.

Concilio IV. toledano. Estableció la uniformidad de la liturgia, 30. Varias opiniones sobre el número de sus obispos, 30.

Concilio VII. toledano. Por qué no se halla en él suscripción del obispo Segobricense, 31. 

Concilio IX. toledano. Varias opiniones sobre el número de sus obispos, 31. 

Concilio XII. toledano. Advertencia del obispo Pérez sobre sus suscripciones, 31, 32.

Concilios. Algunos nacionales en qué sentido se han llamado universales 131. Noticia de los códices por donde formó el señor Pérez la colección de los de España, 299 y sig., 305 y sig. 

Constituciones. Las antiguas de Segorbe cuando se establecieron, 35. Su conformidad con las de Toledo, 35.

D. Crisóstomo Royo de Castelví, obispo de Segorbe, 104. 

Cronicones. Noticia de los ilustrados por Pérez, 196 y sig. 

Cueva santa. Cuando se descubrió en ella la imagen de nuestra Señora, 81, 82. Sus capellanías, 100.


Danzas, las indecentes y ridículas no deben consentirse en las procesiones de la santa iglesia, 128, 134 y sig. Origen y antigüedad de este abuso, 134.

Demandantes. Cuando y con qué motivo se establecieron en la iglesia, 86 y sig., 88.

D. Diego de Heredia, obispo de Segorbe, 72. Memorias de su vida, 72. 

D. Diego Muñoz, obispo de Segorbe, 106.

D. fr. Diego Serrano, obispo de Segorbe, 99. Celebró un sínodo, 100, 128. Fue trasladado a Guadix, 99.

Diezmos eclesiásticos. Pertenecieron a nuestros reyes durante la monarquía goda, 88. 

Domingo, obispo de Segorbe, 39. Asistió en algunas conquistas a don Jayme I. de Aragón, 40.


Egidio, obispo de Segorbe, 38, 39.

D. Elías, obispo de Segorbe, 68. Celebró un sínodo, 69, 120. Fue nuncio de Inocencio VI., 69. 

Enfermero, dignidad antigua de la iglesia de Segorbe, qué oficio tenía, 13. 

Episcopologios. El de Segorbe le escribió hasta su tiempo el obispo Pérez, 29, 195. Noticia de los de Flórez, Balaguer y Villagrasa, 29. Su importancia encarecida por San Carlos Borromeo, 95. 

Eusicio, obispo Segobricense, asistió a los concilios IX. y X. de Toledo, 31. 


Fábrica. Qué parte le correspondía antiguamente en la distribución de las rentas eclesiásticas, 86 y sig. A quién estaba encargada su administración, 87.

D. Feliciano de Figueroa, obispo de Segorbe, 96. Cuánto hizo por la salvación de los moriscos, 96, 97.

Fiestas de los santos. No debe tolerarse en ellas ninguna profanación, 110. 

Floridio, obispo Segobricense, asistió al VIII. concilio toledano, 31. 

D. Francisco Aguilón, obispo de Segorbe, 75. Celebró sínodo, 76.

D. Francisco de Soto Salazar, obispo de Segorbe, 84, 85. Memorias de su vida, 85. 

D. fr. Francisco Gabaldá, obispo de Segorbe, 101. Celebró un sínodo, 129.

D. Francisco Quartero, obispo de Segorbe, 107.

D. Francisco Regner, obispo de Segorbe, 72.

D. Francisco Sancho, obispo de Segorbe, 90, 91.

D. Francisco Zepeda, obispo de Segorbe, 107.

Frutos. Cómo se dividían antiguamente entre los canónigos de Albarracín y Segorbe, 14, 15. Su división entre el obispo y cabildo de Segorbe, 35.

Fuente marsiliana. Milagro que en ella sucedía, 146 y sig. 

Fuentes bautismales. Milagros que obró Dios en algunas de ellas, 142, 146 y sig. 


Garibay. Se queja del desconcierto de algunos archivos, 16. 

D. Gaspar de Quiroga se valió de don Juan Bautista Pérez en la colección de concilios de España, 93, 154 y sig.; 298, 303. Dos cartas suyas inéditas al Papa Gregorio XIII. enviándole los concilios de España, 297, 302.

Fr. Gaspar Jofre de Borja, obispo de Segorbe, 82. Celebró sínodo, 82. Asistió al concilio de Trento, 83. Memorias de su vida, 82, 83.

Gelasio Papa. Condenó varios libros fingidos por herejes, 276.

Germanía, qué fue, 81.

Fr. Gilaberto Martí, obispo de Segorbe, 81.

D. Gil Ruiz de Liori, obispo de Segorbe, 91, 92.

D. Gisberto Pardo de la Casta, obispo de Segorbe, 77.

Gnósticos. Inventaron nombres para engañar, 275.

D. Gonzalo Fernández de Heredia, electo obispo de Segorbe, 79. 

Gregorio IX. Sus oficios a favor del obispo de Segorbe D. Guillermo, 230. Su carta a S. Fernando Rey de Castilla, 231.

Gregorio XIII. Dividió las iglesias de Segorbe y Albarracín, 85, 247. Causas que tuvo para esta desmembración, 248 y sig. Cuanto deseó que se hiciesen ediciones correctas y críticas de los cánones, de las decretales y de los concilios de España, 297, 302. 

Guillermo, obispo de Segorbe, 41. Bienes que le hizo el rey moro Zeit Abuzeyt, 41. Su gran pobreza, 43, 230.


Herejes. Forjadores de libros apócrifos, 275 y sig. 

Hispano, obispo de Segorbe, 35, 36, Éxito dé su viaje a Roma, 36. Asistió al concilio Lateranense IV., 36. Dónde murió, 37. 

Iglesia catedral de Segorbe. Si fue mezquita, 17. Descripción de ella y de sus oficinas, 16 y sig. Si son de Joanes las pinturas de su antiguo retablo, 17, 18, 81. 

S. Ildefonso. Si escribió la historia de los Reyes godos que se le atribuye, 322. 

Ilipula. Si es Granada, 269 y sig.

Illiberris. Sitio donde estuvo este pueblo, 264. 

Inocencio VI. Su bula a favor de don Sancho Dull, obispo de Segorbe, 46 y sig. 

Inscripciones inéditas, 136 y sig. 

D. Íñigo Valterra, obispo de Segorbe, 70. Memorias de su vida, 70 y sig. 

S. Isidoro. Adición a su historia de los reyes Vándalos, 306 y sig. 


Jacobo Gilard o Gerard, obispo de Segorbe, 76 y sig. Fue trasladado a Barcelona, 77. 

Fr. Joan Fernández. Si llegó a ser obispo de Segorbe, 65. 

D. fr. Josef Sanchís, obispo de Segorbe, 103. Fue promovido a Tarragona, 104.

Juan, obispo Doliense, con qué motivo gobernó la iglesia de Segorbe, 72.

D. Juan Bautista Cardona. Su deseo de que llevasen al Escorial los libros inéditos de muchos sabios españoles, 175, 176. 

D. Juan Bautista Pellicer, obispo de Segorbe, 99.

D. Juan Bautista Pérez, obispo de Segorbe, 93. Memorias de su vida, 93 y sig., 148 y sig. Cuanto trabajó en la colección de los concilios de España 93, 298, 303. Paradero de sus libros y mss., 96, 174 y siguiente. 294. Celebró un sínodo, 125. Cosas señaladas que en él se dispusieron, 126 y sig. Año de su muerte, 172. Carta suya al cabildo de Segorbe, 255. Otra al Papa Clemente VIII.., 256. Su parecer sobre las planchas de plomo descubiertas en Granada, 170, 259 y sig. Su testamento, y varias memorias, 280 y sig. Dos prólogos suyos inéditos a la Colección de concilios de España, 298, 303. Su censura sobre la historia de los Reyes godos atribuida a San Ildefonso, 322 y sig.

D. Juan de Barcelona, obispo de Segorbe, 69. Celebró un sínodo 69, 121. Recobró los papeles de don Sancho Dull, 69. Fue trasladado a Huesca, 69.

Fr. Juan de Muñatones, obispo de Segorbe, 83. Asistió al concilio de Trento, 83. Celebró sínodo, 83, 123 y sig. Otras memorias de su vida, 83, 84.

B. Juan de Ribera. Asistió al Sr. Pérez en su muerte, 96.

Fr. Juan de Tahust, obispo de Segorbe, 74. Celebró un sínodo, 75. Dónde está sepultado, 75. 

D. Juan Marradas, obispo de Segorbe, 80.

Juntas de fábrica. Cuándo, y con qué motivo se establecieron, 89.

 

Loaysa, enmendado, 30.

Lobo, rey moro de Valencia, cuándo entró a reinar, 22, 23. Es conocido por otros nombres, 22. Dio a don Pedro Ruiz de Azagra el lugar de Albarracín, 8, 235. Fue alabado por Alexandro IV., 21, 235. Y por el arzobispo don Rodrigo, 23.

D. Lucas de Tuy, algunas equivocaciones suyas corregidas, 322 y sig. 

D. Lorenzo Gómez de Haedo, obispo de Segorbe, 112 y sig. Memorias muy señaladas de su pontificado, 112 y sig.

D. fr. Lorenzo Lay, obispo de Segorbe, 111.

D. Luis Juan del Milá, obispo de Segorbe, 78. Memorias de su vida, 78. Su sepulcro, 78. 


Mano izquierda. En qué épocas ha sido lugar preferente respecto de la derecha, 26.

Marqués de Mondéjar, enmendado, 184.

S. Martín. Convento de religiosas de Segorbe. Cuándo se fundó, 97, 98. Sus pinturas, 98.

D. Martín, obispo de Segorbe, 33 y siguiente. Si fue canónigo de Toledo, 34, 35. 

D. Martín de Salvatierra, obispo de Segorbe, 92. Celebró sínodo, 92, 124. Memorias de su vida, 92, 93.

Mayans, enmendado, 172, 184.

Memoria, obispo Segobricense, asistió a los concilios XI. y XII. de Toledo, 31.

Merino. Se lamenta del estado de algunos archivos, 16.

D. Miguel Sánchez, obispo de Segorbe, 59. Abandonó su iglesia, y por qué, 59, 60.

Milagros fingidos. Por descubrir los de Mayorga fue tildado del vulgo el obispo Cuesta, 279.

S. Millán. Disputas sobre su patria y sepultura, 207 y siguiente. 313 y sig.

Morales, enmendado, 30.

Munda. Su sitio, 270.


Nerón. Reinó muchos años sin perseguir a los cristianos, 266. Origen y pretexto de su persecución, 266, 267. Si en su tiempo hubo mártires en España, 267.

Nicolás Antonio, enmendado, 157, 172.

Nispan, quién fue, 38.


Olipa, obispo Segobricense, asistió a los concilios XIII y XIV de Toledo, 32.

Orden de Montesa. Cuándo se fundó, 64.

Ortí, enmendado, 172.

Osset (osen, u osser). Si estuvo en España este antiguo pueblo, 142, 143. Milagro anual de las fuentes bautismales que en él sucedía, 142 y sig. 


Palavicino, enmendado, 83. 

Panvinio, enmendado, 78. 

Párrocos. En algunas diócesis debían confesarse con el obispo, 119, 133. O con el confesor que él les señalase, 133. Cuándo se revocó esta práctica, 134.

Pater noster. Debe cantarse en las misas solemnes, 127, 128.

S. Pedro, templo de Segorbe: su antigüedad, 20, 21.

S. Pedro y S. Pablo. Antigua práctica de pintarlos juntos, 25. Por qué se coloca S. Pedro a la mano izquierda y S. Pablo a la derecha, 25 y sig. Reflexiones de Pedro de Marca sobre esta costumbre, 26, 27. 

Pedro Argidio. Si fue obispo de Segorbe, 51 y sig.

Fr. Pedro Baldó, obispo de Segorbe, 79.

D. Pedro Fernández, señor de Albarracín, donó algunas primicias a la iglesia Segobricense, 224 y sig.

D. Pedro Fernández de Velarde, obispo de Segorbe, 108.

Fr. Pedro Garcés, obispo de Segorbe, 46 y sig. Si tuvo otros nombres, 49, 53. Fue despojado de su silla, 45 y sig. Carta que le escribió don Sancho, electo arzobispo de Toledo, 55, 56.

D. Pedro Ginés de Casanova, obispo de Segorbe, 97. Memorias de su vida, 98, 99. Celebró un sínodo, 98, 127.

D. Pedro Ruiz de Azagra. Fue el primer señor de Albarracín, 8, 33. Sus diligencias por poner obispo en esta ciudad, 33.

Pedro Serra, cardenal: memorias de su vida, 71.

Pedro Ximénez de Segura, obispo de Segorbe, 47 y sig. Cómo recobró esta Iglesia, 57. Compromiso que hizo con el obispo de Valencia, 58. Hallóse en el concilio Lugdunense, 58, Objeto de su viaje a Granada, 59.

Fr. Pedro Zacosta, obispo de Segorbe, 59 y sig. Memorias de su vida, 60, 61. Fue arrojado de su iglesia, 61. 

Platina, enmendado, 78.

Porcario, obispo segobricense, asistió al concilio toledano de DCX., 30. 

Priscilianistas. Veneraban como mártires a muchos condenados por herejes, 275. 

Próculo, obispo segobricense, asistió al concilio III de Toledo, 19, 30. 


Reliquias. No pueden venerarse las nuevamente encontradas sin aprobación de la Santa Sede, 278. 

Reservaciones pontificias. Cuándo comenzaron en España, 68. 

Reyes de España. Cuándo comenzaron a ejercer su patronato en el nombramiento de los obispos, 82.

D. Rodrigo, arzobispo: su historia enmendada, 37. Hizo la división de diezmos en Segorbe, 39, 225.

D. Rodrigo Marín, obispo de Segorbe, 106. 


Qüestores (cuestores). Véase Demandantes.


D. Salvador de Gerp, dónde está enterrado, 72.

D. Sancho, arzobispo de Toledo. Su carta al obispo de Segorbe don Fr. Pedro Garcés, 56, 237. 

Fr. Sancho Dull, obispo de Segorbe, 65. Sus sínodos, 65, 115, 120. Memorias de su pontificado, 66, 67. 

Sancho Muñoz. Si llegó a ser obispo de Segorbe, 56. 

Santos. Si pueden llamarse así los concilios provinciales, 162, 163.

Scalabis. Si es Santarén, 270.

Segóbriga. Opiniones sobre su sitio, 2 y sig.

Segobrigense (segobricense). Si usó de este título el obispo de Albarracín, y cuándo, 3, 4. 

Segorbe. Si es la antigua Segóbriga, 2 y sig. Nombre que le dieron los moros, 5. No fue siempre uno el título de su obispado, 5, 6. Si perteneció al antiguo de Valencia, 7. Desde qué época, y cuánto tiempo residió su obispo en Albarracín, 11, 235 y sig. Cuándo y por qué se dividió este obispado del de Albarracín, 10, 12, 85, 247. 

Bienes que se han seguido de aquella desmembración, 90. Oficios antiguos de esta iglesia, 13.

Segundas nupcias. Antigüedad de zumbar el vulgo a los que las contraen, 124. Prohibiciones de este abuso, 124. 

Sepulturas, en los templos no se consintieron en la primitiva iglesia, 131. Cuándo comenzó a variarse esta práctica, y por qué grados, 131 y sig. Restricciones posteriores de esta licencia, 118, 133.

Sínodos, Los diocesanos en qué sentido se llaman generales, 116, 130 y sig. 

Sisapo. Si es Almadén, 270. 

Sumos pontífices. Han condenado varios libros y monumentos como apócrifos, 276 y sig. 

Tercias reales, su origen, 88, 89. 

S. Tesifón. No pudo llamarse antes Abenatar, y por qué, 270 y sig. Si escribió algún libro, 271 y sig. 

Tirano Paulo. Su carta al Rey Wamba 318. 

Titulcia. Si es Bayona, 270. 

Toledo. Algunos mss. de su santa iglesia, 185 y sig. 


Valencia. En tiempo del concilio III de Toledo tuvo un obispo católico, y otro que había sido arriano, 30. Si perteneció Segorbe al antiguo distrito de su obispado, 7 y sig. 

Val de Christo, Cartuxa: cuándo se fundó, 71. Cuándo se consagró su antigua iglesia, 73. Se han celebrado en ella algunos sínodos, 76. 

Verja. Situación de este pueblo, 262. 

De Vert, enmendado, 126. 

S. Vicente Ferrer. Cuándo, y con qué ocasión predicó en Segorbe, 71. Siguió el partido de Benedicto XIII, 72. 

Villagrasa alabado, 53. Enmendado, 46, 52, 55, 78. 

Virgegio. Si es Verdejo junto a Tarazona, 314, 316. 

Vivel. Inscripciones inéditas que se conservan en esta villa, 136 y sig.


Universal. En qué sentido se da este título a algunos concilios nacionales, 131. 

Urbano II. Dio facultad al arzobispo don Bernardo para poner obispos en los pueblos conquistados de moros, 9. 

Ursi, dónde estaba este pueblo, 263. 


Vulgo, fácilmente adopta novedades, y por qué, 279. 


Wisegodos (visigodos). Crónica de sus reyes, 319 y sig. 


Xátiva. Es voz derivada de Sétabis, 7. Grados por donde padeció esta alteración, 141. 

Xérica. Vestigios de la antigüedad de esta villa, 139. Si fue la Segóbriga, 140 y sig. Conjeturas sobre el origen de este nombre, 141.

Ximeno, enmendado, 157, y 172.

Ximeno, obispo de Segorbe, 43. Es llamado Simón, 43, 44. Se halló en la conquista de Valencia, 44. 


Zaen, rey moro de Valencia, es conocido por otros nombres 24, 25. 

Zeit Abuzeit, rey moro de Valencia, favoreció mucho a la iglesia de Segorbe, 11, 44, 228, 232. Varios nombres con que le conocían los árabes, 24. Llamóse Vicente, 232. 

Zurita, enmendado, 78, 79. 


ERRATAS. 

Pág. Línea. Dice          Léase 

44 15         firma del Rey confirmación

51 19         1239         1259

61 9         Janzara         Fanzara

95 27          consignatis consignata

96 17         Figuereo         Figueroa

142 3          Filia annorum         Filia antulla annorum

143 ult.         speramine         spiramine

218 16         *gr (biothanati)         *griego

239 16         Anquitam         Anguitam

martes, 31 de mayo de 2022

CARTA XIX. Catálogo de los Obispos Segobricenses.

CARTA XIX. 

Catálogo de los Obispos Segobricenses

Mi querido hermano: La experiencia me ha hecho ver cuan útil, y aun necesario es para el desempeño de mi comisión tener a la vista un catálogo exacto de los Obispos que gobernaron las Iglesias. No basta saber los ritos particulares de ellas; es preciso averiguar también la época de su establecimiento, decadencia o abrogación. Lo cual sería tan difícil sin la serie cronológica de los Obispos, como sin la de los Reyes el ordenar los sucesos que presenta la historia civil. Mas como la noticia circunstanciada de los Obispos da luz a la historia de sus Iglesias, debo extenderme en estos catálogos algo más que en el de los Prelados de Valencia, cuya serie cronológica bastaba para ilustración de la liturgia a que estaba ceñida por entonces mi comisión. Diré pues brevemente de los Obispos Segobricenses de la Iglesia antigua y moderna, cuanto pueda ilustrar nuestra literatura eclesiástica. Y digo de la Iglesia antigua, porque mientras no se demuestre lo contrario, no osaré quitar a los Prelados modernos Segobricenses la gloria de ser sucesores de los antiguos. Para la formación de este catálogo he tenido presente un episcopologio MS. que conserva en su archivo esta Iglesia, escrito por el sabio Obispo D. Juan Bautista Pérez hasta su tiempo, y continuado por otro hasta el 1659: item, el que publicó el Obispo de Albarracín D. Fr. Andrés Balaguer de los Prelados de su Iglesia, y va al principio del sínodo que celebró en 1604: el que imprimió en las antigüedades de la Iglesia de Segorbe su canónigo D. Francisco Villagrasa año 1664; y también lo que de los antiguos Obispos dejó escrito Flórez en su España sagrada. De propósito omito los Obispos que Villagrasa, sin poder averiguar sus nombres, supone haber asistido a los Concilios I y II de Toledo, y también al Valentino. No es inverosímil que a fines del siglo V y principios del VI tuviese Segóbriga Obispos que asistiesen a aquellos Concilios; pero supuesto que ellos en las firmas no expresaron sus sillas, vamos a los ciertos e indubitables de que nos queda memoria.

I. Próculo es el primer Obispo Segobricense, de quien consta que el año 589 asistió al Concilio III Toledano, en que el Rey Recaredo con toda su corte abjuró el arrianismo. De los sesenta y dos Obispos que se hallaron presentes el nuestro firma en el número 23: único Prelado de esta silla y católico, teniendo otras Iglesias dos Obispos, uno de ellos arriano, como sucedió a la de Valencia, donde a más de Celsino católico, se hallaba Wiligisclo que abjuró en el mismo Concilio.

II. Porcario (no Portario como dijo Ambrosio Morales, ni Poscario como escribió Loaysa) asistió el año 610 a un Concilio extraordinario de Toledo, reinando Gundemaro, en el cual se trató de no reconocer otra metrópoli en la provincia Cartaginense que Toledo. Firmó este Obispo en el décimo lugar entre los quince Prelados que asistieron. 

III. Antonio se halló en el IV Concilio Toledano de 63 tan célebre por la uniformidad de la liturgia que en él se estableció. Firma este Prelado en el número 46. El M. Flórez supone que sólo asistieron a este Concilio sesenta y dos Obispos; mas el Señor Pérez dice que fueron sesenta y seis. En los Concilios siguientes V y VI firma por este Obispo Antonio un Diácono de su Iglesia llamado Vamba, y también Pedro; altero scilicet nomine Gotthico, añade Pérez, altero magis ecclesiastico. Vacaba sin duda esta silla por los años 646 en que se celebró el Concilio VII de Toledo, puesto que no se halla suscripción alguna perteneciente a esta Iglesia.

IV. Al VIII, celebrado en el año 653, quinto de Recesvindo, asistió Floridio, Obispo de Segóbriga, firmando el decimoquinto.

V. Eusicio subscribió en los dos Concilios Toledanos IX y X celebrados en 655 y 656. Del primero dice el Sr. Pérez que sólo fue de nueve Obispos, cuyas suscripciones vio en los MSS. de Toledo y del Escorial. Loaysa y el P. Flórez aumentan su número hasta diez y seis. 

VI. Memorio, Obispo Segobricense, asistió al Concilio XI de Toledo de 675, y al XII de 681. Acerca de este último Concilio dice el Obispo Pérez: “Illud observandum subscriptionem in libris impressis esse mendosam. Nam ibi legitur Memorius Egobinensis, et Ella Segobricensis, quem errorem secutus est Antonius Beuter historicus, dicens in hoc Concilio Ellam fuisse Segobricensem; cum in libris Gotthicis aperte legatur Memorius Segobricensis, et Ella Segontiensis, quae nunc est Siguenza (Sigüenza). Nam Episcopatus Egobinensis nusquam legitur inter Episcopatus Hispaniae; et hunc ¡psum errorem librorum impressorum animadvertit Ambros. Morales historicus.”

VII. Olipa asistió a los Concilios XIII y XIV de Toledo en los años 683 y siguiente. Villagrasa atrasó un año estos Concilios sin decir por que se apartaba de la cuenta y parecer del Señor Pérez, cuyo episcopologio me consta que tenía presente. 

VIII. Anterio subscribe como Obispo de esta silla en los Concilios Toledanos XV del año 688 y XVI del 693. En el siguiente 694, séptimo del Rey Egica, se celebró el Concilio XVII, en el cual, aunque carece de suscripciones, es verosímil se hallase este mismo Prelado, último de los Segobricenses que sabemos anteriores a la invasión de los sarracenos; la cual es también muy posible que alcanzase, como acaecida diez y siete años después poco más o menos. 

Permaneció esta silla sin Obispo por espacio de 460 años, con poca diferencia hasta el de 1172, en que habiendo dado el Rey Moro de Valencia a D. Pedro Ruiz de Azagra, caballero navarro, la ciudad de Albarracín, que otro llamaron Abenrazin; y queriendo el nuevo Señor honrarla con Obispo propio, acudió al Cardenal Legado Jacinto Bobo, que después fue Papa Celestino III. Con esto, y con la facultad que dio Urbano II a D. Bernardo Arzobispo de Toledo y sus sucesores, de poner Obispos en los lugares que se fuesen conquistando de los moros, logró Azagra ver cumplidos sus deseos, eligiendo D. Cenebruno, que a la sazón era Arzobispo de Toledo, para Obispo de Albarracín a un Canónigo de su misma Iglesia llamado 

I. D. Martín, al cual se le dio el título de Arcabricense, o como quieren otros Ercavicense, por haberse creído que Albarracín estaba comprendido en el territorio del antiguo obispado de este nombre. Pero cuatro años después, averiguado mejor este punto, se vio que Albarracín pertenecía a la diócesis Segobricense, asignándose luego a la de Cuenca, que se erigió en 1182, todo el territorio que fue de los obispados antiguos Arcabricense y Valeriense. Los nuestros siempre se llamaron Segobricenses, aun durante el espacio de setenta años, que tardó Segorbe en salir del cautiverio de los moros. Y así con razón comienza la serie de los Obispos modernos de Segorbe por este D. Martín; el cual juró obediencia al Arzobispo de Toledo D. Martín López de Pisuerga como a su metropolitano en el año 1200 a 15 de Septiembre. En el instrumento que se hizo con esta ocasión, y existe en Toledo, habla así dicho Obispo: Ego Martinus Segobricensis Episcopus, cum Ecclesiam S. Mariae de Barrazin, quam modò pro sede habeo... subiectionem et reverentiam promitto vobis Domino Martino Metropolitano meo, Toletanae sedis Archiepiscopo, sicut in consecratione meam antecessori vestro Domino Cenebruno promissi &c.... El Señor Pérez, que copió del documento original estas palabras, añade que en él sólo firman ocho clérigos de Albarracín, entre ellos dos Canónigos, dos Diáconos y un Porcionario, y siete Párrocos, es a saber, de Torres, Moscardón, Roncales, Náxera (Nájera), Oriola (Orihuela), Frías y Calomar. Créese que era este primer Obispo Canónigo de Toledo. Pérez lo infiere de una constitución hecha por D. Cenebruno, era 1210 (año 1172), de número quadragenario Canonicorum, a la cual subscriben todos ellos, no con nombre de Canónigos, sino de Presbíteros, Diáconos y Subdiáconos; y en la primera clase entre los más antiguos se halla Martinus Presbyter. Puedes certificarte de ello en la copia adjunta (a: V. apéndice n. I.). Tengo por harto bien fundada esta conjetura, constando por otros ejemplares que los Arzobispos de Toledo solían nombrar Obispos de las Iglesias sufragáneas a los Canónigos de la suya. Es casi cierto que en tiempo del dicho Don Martín se establecieron las constituciones antiguas de esta Iglesia, gran parte de las cuales convienen hasta en las palabras, como dice Pérez, con las antiguas de Toledo. Debieron establecerse desde el año 1172 hasta el 1208 en los tiempos de D. Cenebruno, o de D. Martín López de Pisuerga, Arzobispos de Toledo, cuyos pontificados alcanzó nuestro D. Martín (b). 

(b) Del Arzobispo López de Pisuerga consta que hizo una constitución para esta Iglesia, estableciendo el modo de partir los frutos entre el Obispo y el Cabildo, la cual confirmó el año 1232 el Arzobispo D. Rodrigo, como resulta del instrumento que se conserva en este archivo. 

No sabemos fijamente el año de su muerte; mas como la primera memoria de su sucesor sea del año 1213, bien puede conjeturarse que vivió hasta ese tiempo. Sucedióle II. Hispano, el cual sin duda era el deán de la Iglesia de Toledo, a quien tres años antes escribió el Papa Inocencio III; la carta se halla entre las impresas (a: V. epist. Innoc. III, lib I. epist. 10.). Lo cierto es que era ya Obispo Segobricense en 1213, en que a instancia del Señor de Albarracín Don Pedro Fernández de Azagra partió a Roma a tratar con dicho Papa de la libertad del niño Rey D. Jayme I, detenido por el Conde Simón de Monfort, contribuyendo a la restitución de dicho Príncipe (b); 

(b) V. Hist. Roder. Tolet. lib. VI. c. V., donde dice: venerabili Episcopo Hispano sollicite procurante etiam propriis sumptibus V. Zurita Annal. lib. II. c. 66. 

la cual verificó de orden del Papa Inocencio el Cardenal de Benevento Pedro de Mora. Así por esto, como por su literatura y virtud dicen que mereció ser nombrado por el mismo Cardenal Maestro de dicho Príncipe. Dos años después volvió a Roma a la celebración del Concilio Lateranense IV con su Metropolitano D. Rodrigo Ximénez y otros Obispos españoles, cuyos nombres refiere el Señor Pérez tomándolos del libro de los privilegios de la Iglesia de Toledo, y dice que faltan en los ejemplares impresos. Porque sé que no te disgustará esta noticia, pondré aquí sus palabras. Dice, pues, que asistieron a este Concilio Petrus Compostellanus, Garsias Conchensis, Gerardus Segobiensis, Melendus Oxomensis, Joannes Calagurritanus, Joannes Ovetensis, Martinus Civitatensis, et N. Vicensis Episcopus, Procurator Sparagi Archiepiscopi Tarraconen. absentis et G. Bracaren. Archiepiscopus, et alii. Por esta nota se ve que es yerro de imprenta el nombre de Segobiensis, que se da a nuestro Hispano en la historia del Arzobispo D. Rodrigo; pues a más de que no se halla ningún Obispo de este nombre en el catálogo de los de Segovia, a este Concilio, en que firmó Hispano Segobricense, asistió también Gerardo Segobiense. Murió este Prelado a 11 de Diciembre de 1215, como se nota en el libro viejo de los aniversarios de Toledo. Y aun por eso el Señor Pérez, a quien debemos esta noticia, sospecha que murió en aquella ciudad. Lo cual es harto inverosímil, siendo cierto, como lo es, que el citado Concilio no se concluyó hasta el día 30 de Noviembre del mismo año. Tampoco se puede saber con certidumbre si este Hispano es el que Gauberto Fabricio en la Historia antigua de Aragón llama Raymundo Hispano; ni si era su pariente un Bernardo Español, soldado, que se halló en la conquista de las Islas Baleares, año 1228, de quien hace mención Zurita (a: Annal. lib. III. cap. 4.). Lo cierto es que este mismo Obispo es el que la crónica del Rey D. Jayme (atribuida equivocadamente a este Príncipe), tratando de su restitución a los señoríos legítimos, llama en lengua lemosina: Lo Bisbe Nispan, porque esto equivale a En Hispan o D. Hispan (Hispán), lo mismo que Nugo y Not, y Namfós valen D. Hugo, D. Oto, y Don Alfonso.

III. Egidio, o Juan Egidio Gil, cree el Señor Pérez que debe ser colocado en este lugar como sucesor de Hispano desde el 1216 hasta el 1222. En una nota que se lee con alguna dificultad, cuando habla de D. Martín, dice estas palabras: Hic Egidius Episcopus videtur interponendus: nam alibi vix potest, vel certè post Hispanum, non post Dominicum. Por donde no parece tan infundada, como pretende Villagrasa, la cuenta del Ilustrísimo Balaguer que hace a este D. Juan inmediato sucesor de D. Martín. Tampoco sería reprensible el que le colocase después de D. Ximén desde el 1245 hasta el 1247, porque en la escritura de donación de Zeyt Abuzeyt de 1238, el primer testigo es AEgidius Archidiaconus, (página borrosa)* calidad que todos le conceden antes de *ser Obispo. Como quiera, la cosa es oscura, y por ahora estos seis años desde la muerte de Hispano hasta que nos consta de su sucesor, quedan huecos si no suponemos Obispo Segobricense a este D. Gil. Inciertos son también los principios del Obispado de  

IV. D. Domingo, del cual sólo sabemos que era ya Obispo en 1223, en que acepta la donación de ciertos viñedos que hizo a su Iglesia D. Pedro Fernández de Azagra, tercerSeñor de Albarracín en la era 1261, la cual he copiado (a: Véase el apéndice núm II.). Lo era también en 1232 en que D. Rodrigo, Arzobispo de Toledo, estando en Brihuega hizo la constitución sobre la división de diezmos en esta Iglesia, de que antes hablé. Parece que debieron hallarse en el mismo lugar con dicho Arzobispo nuestro Don Domingo y los diputados de su Cabildo, pues todos firman de su mano esta concordia, que quedó rubricada con los sellos del Arzobispo y del Obispo y capítulo Segobricense; de estos sellos sólo se conserva el último, el cual está grabado en cera roja (pone roxa), y representa una imagen de nuestra Señora sentada con el niño en los brazos, y alrededor estas palabras: S. Capituli Segorbic. et S. Mariae de Albarracino (a: Véase este documento en el apéndice núm. III.). En el año siguiente asistió nuestro Prelado al Rey D. Jayme I en el sitio y toma de Burriana, y dijo la primera misa en los lugares conquistados de Almenara y Olocau, protestando que tomaba esta posesión por su Iglesia y por la de Toledo. Del mismo año 1234 se conserva la respuesta del capítulo de Toledo, al cual, por hallarse ausente el Arzobispo D. Rodrigo consultaron nuestro Obispo y su capítulo sobre la pretensión del cuarto Señor de Albarracín D. Álvaro Pérez de Azagra, que contra la voluntad de ellos quería elegirse sepultura en la Iglesia de dicha ciudad. Usaron en esto sin duda de la facultad que el Papa Celestino III había concedido el año 1192 al capítulo de Toledo, para que vacando su silla pudiese oír las apelaciones de los sufragáneos. De cuya concesión, por si no la has visto envío copia (a: Véase el apéndice núm. IV ?? No se ve bien). Siendo ciertos como lo son estos datos, debemos fijar su muerte en el mismo año 1234; pues por otra parte en el siguiente ya era Obispo de esta Iglesia V. D. Guillermo, como consta de la donación que le hizo el Rey D. Jayme de la alquería llamada Teresa, hoy pueblo grande a la orilla del río Palancia, no lejos de esta ciudad; su fecha en Barcelona a 13 de Septiembre de 1235. Villagrasa cree que aquel Obispo era el Arcediano de esta Iglesia, llamado comúnmente el Maestro Guillermo. No me atrevo a contradecirlo, y más estando de por medio la autoridad del Señor Pérez, que también lo asegura. Pero séame lícito observar que acaso *pudieron equivocarle con un Maestro Guillermo, *Ar, que suena en el instrumento **ción que hizo el capítulo para * Iglesia en la persona de D. Pedro Ximénez de Segura año 1272. Como quiera, merece particular memoria este Prelado por haber sido el primero a quien se sujetó y donó sus posesiones el Rey Moro Zeyt Abuzeyt, arrojado de Valencia por la tiranía de Zaen. Acaso debía el neófito a nuestro Obispo la instrucción en la fe y la administración del bautismo, aunque Casiri pone su conversión el año 1229 (a: Véase la nota primera a la Carta antecedente.). Hízole pues donación con escritura pública, fecha en Teruel a 23 de Mayo de 1236, de Segorbe y otros lugares que quedaron a su devoción (b: Véase el apéndice núm. V.). Dícese que Zeyt obtuvo privilegio de la Sede apostólica para dar sus estados a la Iglesia que quisiese. Así lo asegura su nieto D. Gonzalo Ximénez de Arenós en el proceso de D. Sancho Dull. Acaso hizo esto en virtud del privilegio general de Urbano II dirigido al Rey D. Pedro de Aragón y Grandes del Reyno, para que diesen los lugares que fuesen conquistando a los Obispos que quisiesen. Y en efecto este mismo privilegio, como dice el señor Pérez, alegó el año 1247 D. Ximén Pérez de Arenós, hermano de dicho D. Gonzalo, para dar los diezmos de Andilla a Pedro, Arzobispo de Tarragona, como a su metropolitano, y al Obispo de Valencia como a su diocesano. Sea de esto lo que fuere, la donación no tuvo de pronto el efecto deseado; antes quedó oculta, porque los moros que se conservaban sujetos al dominio de Zeyt no se le rebelasen sabida su conversión. Esta y otras causas de la pobreza en que se vio este Obispo, obligaron al Papa Gregorio IX a recomendarle al Arzobispo de Toledo y sus sufragáneos para que le socorriesen, et non cogatur (dice) in opprobrium Pontificalis officii mendicare; la fecha de esta carta es de 9 de Enero de 1237. El mismo día escribió al Rey S. Fernando de Castilla, exhortándole a que cooperase a la conquista de Segorbe, y a que su Obispo quedase en posesión de esta ciudad y de los otros lugares que le pertenecían (a: Se hallarán estas dos Cartas en el apéndice en los números VI y VII.). 

Poco más debió de vivir este Obispo, pues ya en el año siguiente 1238 a 19 de Abril confirma Zeyt su primera donación al Obispo Segobricense. 

VI. D. Ximeno. Llamo así a este Obispo, porque así le nombran en la copia legalizada en el siglo XIV de la escritura de venta del lugar de Tramacastiel hecha por Doña Teresa Cascant y su hijo Martín Egidio al Obispo y Cabildo Segobricense pro 700 aureis Alphonsinis, fecha en la era 1277 (año 1239). El Señor Pérez le llama Simón, porque en el instrumento de la nueva donación de Zeyt se nombra este Obispo con la inicial S. Mas esta letra también pudo serlo de Simino o Semeno. Como quiera, este Obispo es a cien el Rey Zeyt Abuzeyt confirmó y aumentó la donación que tenía hecha a su antecesor; cuyo instrumento original con la firma del Rey en lengua árabe he visto y copiado (a: Véase el apéndice núm. VIII.). Hallóse este Prelado en el sitio y toma de Valencia, donde sostuvo los derechos de su metropolitano, diciendo la primera misa en la Iglesia de S. Vicente Mártir, extramuros de la ciudad, y ganada esta hizo lo mismo en la de S. Miguel, dando además sepultura al primer difunto en la mezquita mayor ya purificada y bendecida. Consta esto del proceso que guarda la Iglesia de Toledo acerca de la jurisdicción que esta metrópoli y la de Tarragona pretendían sobre la de Valencia: la cual el año siguiente 1239 quedó adjudicada a la de Tarragona, accediendo en esto el Papa Gregorio IX a los deseos del Rey D. Jayme. Entrando luego este feliz conquistador en posesión de Segorbe sin fuerza de armas por los años 1245, pasó el Obispo Ximeno a tomar posesión de su silla diciendo misa en el arrabal. Mas fue tal el alboroto de los moros al oír la campanilla, que se vio precisado a huir para salvarse de su furor (a). (a) Están contestes los Autores en este hecho; mas en el proceso de D. Sancho Dull del año 1323 depone un testigo haber oído decir a su padre, que se halló presente a este acto de posesión, que los moros se sosegaron luego que el Obispo concluyó el sacrificio, y que á otro día partió de Segorbe. Hay algunos otros contestes, salvo que atribuyen esto al siguiente Obispo D. Pedro; cuyo pontificado debió comenzar el mismo año 1245. 

Poco más vivió este Prelado; pues como veremos, en 1247 ya suena un Pedro, Obispo Segobricense, que tomó posesión de esta silla para tener el dolor de ser despojado de ella con violencia. Será preciso extenderme un poco en declarar quién fue este sucesor de D. Ximeno. He visto en el archivo de esta Iglesia el instrumento original de la donación que un P. Obispo Segobric. hizo a Pedro de Alcalá de la mitad de los diezmos de Olocau, Azaneta y Chodos en 13 de Diciembre de 1247. Por otra parte todos convienen en que se llamaba Pedro el Obispo arrojado de esta Iglesia por el de Valencia Don Arnau de Peralta, que pasó a ser Obispo de Zaragoza en 1248. Mas quien sea este D. Pedro Obispo Segobricense, es lo que resta averiguar. Villagrasa le llama Pedro Argidio, al cual en 1259 sucediese D. Martín Álvarez o Alvavel, y a este en 1265 D. Fr. Pedro Garcés. Yo juzgo que de este episcopologio se deben quitar los dos primeros, y que el verdadero sucesor de D. Ximeno, y el séptimo Obispo de la Iglesia moderna es 

VII. D. Fr. Pedro Garcés. No me mueve a esto la autoridad de Escolano (Lib. VIII. cap. 16.), ni la de Diago (Lib. VII. annal. cap. 47 y 53.), ni la de Blasco de Lanuza (Historias.... de Aragón lib. V. cap. 24.), ni la de otros que pudiera alegar; muévenme principalmente las razones siguientes, fruto del escrutinio del archivo de esta Catedral. 

El Papa Inocencio VI en una Bula que expidió a favor de D. Sancho Dull, Obispo de esta Iglesia, sobre las pretensiones de la de Valencia, cuenta al principio la tragedia de esta silla en 1248; y aunque no nombra al Obispo atropellado, pinta sin embargo a su sucesor con estas palabras: “Cujus inmediatus succesor, videlicet bonae memoriae Petrus, afflictionem afflictis Ecclesiis superadens, castrum de Tramacastiel.... Egidio Eximini Patri suo pro certa peccuniae quantitate pignori obbligavit... Dictus etiam Petrus Episcopus una cum Episcopo, qui tunc praeerat Ecclesiae Valentinae non solum super Eccl. Segobricen. tunc de facto detenta per Episcopum Valentin., sed super aliis Ecclesiis, in quarum possesionem Episcopus Segobricensis tunc existebat, in quosdam arbitros compromisserat &c.” Por estas palabras se ve que el Papa Inocencio habla del Obispo D. Pedro Ximénez de Segura; porque en él solo se verifican las dos circunstancias referidas en la Bula, es a saber, la venta de Tramacastiel a su padre Gil Ximénez de Segura, y el compromiso con el Obispo de Valencia, cuya escritura con las firmas originales de ambas partes he visto y copiado en este archivo. Ahora bien, dice el Papa que este Obispo Don Pedro Ximénez de Segura fue el inmediato sucesor del Obispo atropellado por el de Valencia: cujus immediatus succesor. Si constara pues quién fue el inmediato antecesor de Segura, sabríamos quién era aquel Pedro que ya gobernaba esta silla en 1248. Pues esto consta por la escritura de la elección que hizo el capítulo de esta Iglesia para su Obispo en la persona de dicho Don Pedro Ximénez de Segura, la cual he visto original, y al principio dice así: “Anno Domini 1272, die Jovis kal. Decembris apud Anguitam Segontin. Dioc. venerabilis Pater noster P. Segobricen. et S. Mariae de Albarracino Episcopus diem clausit extremum.... Nos attendentes quod Ecclesia non debet esse longo tempore pastoris solatio destituta &c.” Prosigue leyendo la copia que envío, y verás que al cabo de tres meses de vacante fue elegido dicho Segura IV kal. Martii. El Pedro difunto de que se habla aquí, es D. Fr. Pedro Garcés, en lo cual convienen todos. Así que, si este es el inmediato antecesor de D. Pedro Ximénez de Segura, síguese que él mismo es el que padeció las vejaciones por parte del Obispo de Valencia, y por consiguiente que ya era Obispo Segobricense antes del año 1248, en que ocurrió aquel fracaso. Es de notar que el Papa Inocencio se funda en la Relación del Obispo D. Sancho Dull, tan próximo a los tiempos de que hablamos, como que entró en esta silla el año 1319, y a quien por otra parte le era indiferente que el Obispo atropellado fuese D. Pedro Argidio, o D. Pedro Garcés. A más de esta razón, que basta por sí sola, hallo documentos del año 1255, en que suena ya Obispo D. Pedro Garcés; es a saber, diez años antes de 1265 que suponen primero de su pontificado. He visto y copiado para este efecto la escritura de venta de las salinas de Noguera que hizo D. Remir González, Alcayat de Albarracín, al Obispo y Cabildo en dicho año 1255 (a: Véase el apéndice núm. IX.). Está en castellano, y dice así: Vendo a vos D. Pedro García por la gracia de Dios Obispo de Segorbe &c. Este hecho refiere Villagrasa, cap. 19, como acaecido el año 1256, y en el pontificado de D. Pedro Argidio. Pero cualquiera podrá entender que García está más cerca de Garcés que de Argidio. Así que, si en el año 1255 era ya Obispo el mismo que murió en 1271, se desvanece el pontificado de D. Martín dé Álvarez, que suponen fue desde el 1259 hasta el 1265. No está más seguro el de D. Pedro Argidio, el cual alargan hasta el 1258; porque ya vimos que tres años antes, en 1255, era Obispo el dicho Garcés. En resolución, y salgamos de cómputos fastidiosos, no hay inconveniente en que D. Fr. Pedro Garcés fuese Obispo por espacio de veinte y tres años; y con esto sólo se salva y combina perfectamente cuanto queda dicho. Mas ¿qué son menester conjeturas, cuando en la sumaria información que se hizo en el año 1323 sobre los límites y jurisdicción que pretendía la Iglesia de Valencia, hay muchos testigos que claramente nombran al Obispo atropellado D. Pedro García, o Garsia (Garsía) o Garcés (de Garci)? Es increíble la uniformidad de todos los que deponen. Entre ellos hay algunos de cien años, es decir, nacidos en 1223, diez y siete antes de dicho atropellamiento, que le conocieron, y recibieron de su mano la confirmación. Supuesto que D. Pedro Garcés fue el sucesor de D. Ximeno, si me preguntas de dónde sacó Villagrasa los otros dos Obispos que excluyo del catálogo, diré que acaso le movió a contarlos entre los demás la autoridad del Señor Pérez, que en su episcopologio MS. los cuenta también, señalándoles los mismos años de prelacía que arriba dije. Confieso que la autoridad de este grande hombre me ha hecho vacilar largo tiempo sobre esta materia. Pero al cabo he visto que está decidido a favor del único pontificado de Garcés. Dice así: 1246 Petrus Episcopus Segobricensis: aquí sin expresar quién era este Pedro (ni hallarse en todo su episcopologio el sobrenombre de Argidio) cuenta brevemente en solas catorce líneas el suceso de la tropelía y destierro del Obispo Segobricense, y deja pendiente la narración, interrumpiéndola a la mitad de un período. Sigue luego otra plana, y en lo alto de ella dice: Frater Martinus Alvarez Episcopus; puto ab 1239 ad 1265, dejando en blanco toda la plana. Sigue luego en otra: Fr. Petrus Garces, y refiere largamente todos los sucesos acaecidos en esta Iglesia desde el año 1247 hasta el 1271, como pertenecientes a su pontificado. Diré algunas de sus palabras: Hic Episcopus coepit possesionem Segobricae favente Rege Jacobo (lo cual fue el año 1245). Hic Episcopus obtinuit Bullam ab Innoc. IV datam Lugduni pridie idus April. Pontif. anno IV, nempe anno Christi 1247, quae incipit Praepostulatio &c. = Hujus Episcopi tempore, anno 1255, die 3 Sept., et iterum 1261, Rex Jacobus dat Xericam filio suo Jacobo ex Terasia Gil de Viduara (Teresa Gil de Vidaure) uxore (mujer, esposa) &c. = Hic idem Petrus anno 1256 (debe ser 1255), habuit Salinas de Noguera &c. = Anno 1259 ab Alexandro IV obtinuit unionem fieri Ecclesiarum Segobricen. et Albarrac. &c.  =  A este tenor va refiriendo otros sucesos de aquellos tiempos. Debo advertir que las palabras en que refiere el despojo padecido por este Obispo, se hallan borradas, lo mismo que el sobrenombre Garcés, el cual siempre es de letra del Señor Pérez. Mas como las que antes he referido permanecen intactas, bastan ellas, a pesar de las enmiendas que quiso hacer alguna mano posterior, para conocer que el Señor Pérez creyó que D. Pedro Garcés fue Obispo de esta Iglesia desde el año 1247 hasta el de 1271; y que si halló en alguna memoria los nombres de los dos Obispos Argidio y Álvarez, los tuvo por puramente imaginarios. Tampoco debo perdonar a Villagrasa la equivocación con que reprende a Diago, porque llamó Alvavel a D. Martín Álvarez. Pues Diago, ni en las obras impresas, ni en las MSS. hace mención de tal pontificado de Álvarez ni Alvavel. Todavía quiero averiguar de dónde pudo nacer que él mismo diese al Obispo Pedro, sucesor de Ximeno, el apellido de Argidio, que no hallo en el Señor Pérez. Conjeturo que si aquel Aegidius que puse en el número III fue sucesor de D. Ximeno, como parece haber sospechado Pérez, debiéndosele dar tan corto pontificado entre el año 1245 y 1247, pudo acontecer que en tiempo de Villagrasa se hallasen documentos de un mismo año con ambos nombres AEgidius, y Petrus, y que por equivocación del que escribía o leía se pusiese Argidius por AEgidius. O también que D. Pedro Garcés se llamase Gil de segundo nombre (Egidio, Aegidio) o primer apellido; y acaso sería hermano o pariente de un Gil Garcés de Azagra, que suena en los tiempos de la conquista. Otra conjetura me ofrece el citado P. Ribelles, quien me asegura haber visto escrito muchas veces en documentos antiguos Arces por Garcés; y no es dificil entender que los latinos del siglo XIII dijeran Arcisius (como en el Mas de Arsís, en Peñarroya, de la familia Gil, de la empresa Virgen de la Fuente), Argicius y Argidius. Esto he dicho por amor a la verdad, y por aclarar este punto, ya que vino a mano. Por lo demás, Villagrasa trabajó doctamente su libro de las antigüedades de Segorbe. Volviendo pues a nuestro Obispo D. Fr. Pedro Garcés, inmediato sucesor de D. Ximeno, sabemos que fue natural de Teruel, monje cisterciense del monasterio de Piedra, ejercitado con muchas y graves tribulaciones. Apenas tomó posesión de su silla, con el favor del Rey D. Jayme, purificó la mezquita mayor de esta ciudad, dedicándola a Santa María, y edificó en el arrabal una ermita dedicada a S. Pedro, la cual permanece hoy día harto bien conservada (a). (a) Algunos testigos del citado proceso suponen ya existente la ermita en este año, y aun añaden que de ella fue arrojado el Obispo. Tengo por más cierto que él la edificó: su arquitectura lo persuade; y los tres únicos cristianos que había en el arrabal no sufren decir otra cosa. 

En estas y otras santas ocupaciones le cogió la tribulación que sobrevino por parte de D. Arnau de Peralta, Obispo de Valencia, el cual pretendiendo que su diócesis, según la división de Wamba, se extendía hasta Alpuente, y que por consiguiente le pertenecía la Iglesia de Segorbe, arrojó de ella con violencia a este Prelado. Las circunstancias del hecho, que fue a principios de 1248, se pueden ver en Villagrasa con los documentos que le acreditan. A esto aluden algunas de las constituciones de la Catedral de Valencia, en que se adjudican al Deán y otras Dignidades los diezmos de algunos lugares de esta diócesis. Por lo que toca a Segorbe, duró esta contestación veinte y siete años con poca diferencia, como se verá en el número siguiente. No contribuyó poco a su restitución este Prelado, que habiendo recibido la Bula de unión de esta Iglesia con la de Albarracín, expedida por Alexandro IV en el año 1258, cuya copia incluyo (a: Véase el apéndice núm. X.), partió a Roma en el de 1266 para tratar de su recobro. Mas no pudo ver cumplidos sus deseos, pues de vuelta de aquella corte, murió en Anguita (no Enguieta como dice Villagrasa), diócesis de Sigüenza, un Jueves a 1.° de Diciembre de 1271, y fue enterrado en su monasterio de Piedra a 15 del mismo mes y año. Debe la Iglesia de Segorbe a este Obispo la creación de sus canonicatos y la del arcedianato de Alpuente. Otras muchas cosas debió de ordenar pertenecientes al culto y gobierno de esta Iglesia, aunque es regular que se pusiesen luego en ejecución. 

A este Prelado escribió D. Sancho, electo de Toledo, mandándole restituir al deán y otros de su Capítulo ciertas porciones que solían percibir, las cuales se había reservado el Obispo para remediar la pobreza de su Iglesia. También le mandó que se abstuviese de las molestias que causaba a su Capítulo, quas (dice) est indecens enarrare, videlicet, quod cives non eant ad Ecclesiam Cathedralem pro benedictionibus recipiendis, et pro sepulturis ibidem eligendis, quod est manifestè contra jus. Bueno fuera tener presentes los papeles que escribió el Obispo sobre esta materia. La fecha de la carta que he visto original, es de Valladolid a 12 de Marzo, era 1296 (año 1258) (a: Véase el apéndice núm. XI.). Muerto este Prelado, dice el. Señor Pérez que los Canónigos quisieron elegir a Sancho Muñoz, clérigo de Teruel; pero que él lo rehusó propter tenuitatem mensae episcopalis. Villagrasa da por hecha esta elección. Bien pudo ello ser asi; mas nada consta en la escritura de elección del Prelado siguiente. 

VIII. D. Pedro Ximénez de Segura, electo por el Cabildo en Albarracín Domingo a 26 de Febrero de 1272, de cuyo instrumento envío copia, porque comprueba varios puntos que se han tocado hasta aquí (a: Véase el apéndice núm. XII.). Era natural de Teruel, e hijo del noble D. Gil Ximénez de Segura, el que había educado a los dos hijos de D. Jayme I, D. Juan de Xérica, y D. Pedro de Ayerbe. El favor que por esta razón tenía en la corte, y el ardor de sus años, que no pasaban de treinta y cinco, le arriesgaron a recobrar la iglesia de Segorbe por el mismo medio con que había sido quitada a su antecesor. Porque tomando consigo cuatrocientos soldados de Teruel, y algunos de Alpuente, con su Alcayde García Lopiz (López, Lopis), arrojó de esta Catedral a tres Sacerdotes, que en ella había dejado el deán de Valencia Ramón de Ballester (b) y se fortaleció cuanto pudo en su posesión.

(b) Así le llaman comúnmente los escritores. Mas en el compromiso, de que se hablará luego, firma el mismo R. de Belestar. En el proceso de don Sancho Dull, el testigo XVI, pág. 120 dice, que por estos mismos años 1274 el deán de Valencia era Jayme Zarocha, y que por él residían en Segorbe cuatro Presbíteros llamados Domingo Valls, Pedro de Tárrega, Bernardo Finestres (ventanas; finestra; Fenster en alemán) y Pedro Zacapella (ça capella, ipsa capella). Otro testigo afirma que el Obispo Ximénez no encontró ningún Clérigo en esta Iglesia, que la tuviese por parte de Valencia. Lo cual es de todo punto in verosímil. 

Con igual diligencia recobró las Iglesias de Xérica, Toro y Pina. Fue esto el año 1273. Las instancias que hizo sobre esto la Iglesia de Valencia y las censuras del Legado apostólico Arnaldo, Obispo de Tortosa, obligaron a nuestro D. Pedro cuatro años después, a firmar un compromiso con el de Valencia D. Jasperto de Botonac, en que fueron nombrados jueces árbitros Guillermo de Allerico, Arcediano de Valencia, y Pedro Martínez, Arcipreste de Teruel. He visto y copiado el instrumento que existe original en este archivo, buen documento de la historia de aquel tiempo. Los jueces sentenciaron a 13 de Julio de 1277, que de los treinta y seis lugares sobre que se litigaba, sólo pertenecían a esta silla Segorbe, Altura, Castelnovo (Castellnou) y Bexix. Esta es la sentencia que el Papa Inocencio VI llamó después injusta, cuando sus auditores restituyeron casi todos los lugares dichos a la diócesis Segobricense. Antes de esto en 1274 ya se halló nuestro D. Pedro en León a la celebración del Concilio que convocó el Papa Gregorio X, a cuya corte (León : Lyon) quiso volver los años siguientes para tratar del total recobro de su diócesis; pero le atajó la muerte en Teruel a 31 de Octubre de 1277. Comúnmente es reprendido este Obispo por haber consentido en el compromiso arriba dicho, y por haber vendido a su Padre Gil Ximénez el lugar de Tramacastiel, que era de esta Iglesia, por precio de cinco mil sueldos. Mas en lo primero le pueden excusar las amenazas del Legado pontificio, y en lo segundo la escasez de sus rentas, y la necesidad de dinero para litigar sobre el recobro de sus derechos, y en todo la turbación y circunstancias críticas de aquellos tiempos. Es digno de memoria el viaje que el año primero de su pontificado hizo este Obispo a Granada, enviado por el Rey D. Jayme I de Aragón, para persuadir a ciertos nobles castellanos que volviesen a la obediencia de su Rey Alfonso X (yerno de Jaime I, casado con su hija Violante).

IX. D. Miguel Sánchez, natural de Navarra, y Canónigo de esta Iglesia, fue electo en 1278 por la mayor parte de su Cabildo en discordia con D. Fr. Pedro Zacosta (ça costa; ipsa costa; la cuesta, Lacuesta; de la Costa pone más abajo), de quien se hablará luego. El favor que este último tenía con el Rey de Aragón obligó a nuestro don Miguel, aunque ya consagrado por el metropolitano de Toledo, a abandonar esta Iglesia al principio de su gobierno, y retirarse como fugitivo a Castilla. Murió finalmente en su país el año 1288, sin dejarnos otra memoria de su pontificado que la paciencia con que se vio privado de él por un intruso, cual fue el dicho D. Fr. Pedro Zacosta o de la Costa, de la orden de S. Francisco, natural de Daroca, y Guardián del convento de Valencia, grande (gran) orador y confesor y muy favorecido del Rey D. Pedro III de Aragón el Grande. De este poder se valió para lo que no debiera. Un solo vocal de este capítulo le nombró Obispo, eligiendo los demás unánimemente al dicho D. Miguel. Así lo asegura el Papa Inocencio VI en la Bula que dije arriba hablando de D. Fr. Pedro Garcés. 

A pesar de esta nulidad, acudió al Arzobispo de Tarragona don Bernardo de Olivella para que le consagrase. Negóse este, pretextando que estaba pendiente la lid sobre jurisdicción con el Arzobispo de Toledo. Sin embargo, en calidad de Obispo electo, arrojó de Albarracín a su competidor ya consagrado, y gobernó esta Iglesia mientras vivió, dejando memorias harto funestas en la enajenación de bienes y privilegios auténticos y otros daños. Entre ellos se cuenta la concordia que asentó con D. Jayme de Xérica, hijo de D. Jayme I de Aragón, sobre los diezmos de Eslida, Ayn, Veyo, Zuera y Janzara, fecha en 1280. Hallóse con el dicho Rey D. Pedro en el Campillo en los tratados de paz, que se asentaron el año 1281 con D. Alonso X de Castilla. Asistió también a su Rey, y con espada en mano alentó a los soldados en la toma del monte llamado Mola de Montesa, de que se habían apoderado los moros. No sé qué pleito tuvo con D. Jayme Pérez, primer señor de Segorbe, porque su mujer Doña Sancha Fernández, rehusando asistir en la Catedral a los oficios divinos, oía misa en su oratorio privado. De estos y otros hechos particulares deponen varios testigos en el citado proceso. Finalmente, estando en Aviñón (Avignon, sede papal en algunos tiempos) litigando contra la justicia de su competidor, y sabida su muerte, por más que apresuró su viaje, no pudo volver antes que se concluyesen los nueve meses de vacante, en los cuales, no conviniéndose el Capítulo en elegir sucesor, el metropolitano de Toledo, que miraba a Zacosta como cismático, nombró luego a
X. D. Aparicio a fines de 1288. Era este natural de Atienza en Castilla, y Arcipreste de la Iglesia de Sigüenza. Consagrado por su metropolitano D. Gonzalo Gudiel logró que su contrario Zacosta fuese arrojado del puesto que no merecía. Así pudo tranquilamente emplear su doctrina y piedad en el gobierno de su diócesis. Era docto en la medicina; y así le tildaban sus émulos, porque observaba la orina de los enfermos; motejábanle también de viejo, con otras personalidades, según resulta de los testigos del proceso que he visto. De él consta que este desprecio con que le trataron algunos, nacía de la extrema pobreza a que le redujo el pago de los créditos que le dejó el buen Zacosta, ademas de la disminución y menoscabo de sus rentas (a). 

(a) En el citado proceso el testigo XII Miguel Sánchez de Sadorniu depone de esta pobreza lo siguiente: “Quod tam in civitate Segobric. quam in aliis locis gentes, tam clerici, quam layci, vilipendebant Dominum Aparicium Episcopum pro eo quod ibat equitando se tertio tantum, et cum duobus peditibus, et quod morabatur quamdiu erat in civitate Segobr. in quadam camera modica juxta Ecclesiam, quam modo unus Capellanus cappellaniae simplicis pro defunctis statutae inhabitare recusaret: et ibidem de die juxta ignem reclinabat se in quadam plomacia.” Otro dice que le vio en Albarracín ponerse quandam pelliciam, quae non valebat XII denarios Jaccen. (de Jaca, Jacca, Iacca, etc, jacense, jacenses) Por el testimonio de otros sabemos que entre los enemigos y burladores de la dignidad episcopal era común esta expresión: Lo Bisbe de Albarrazi (Albarrací, Albarrazí, para que rime con rozí, rocí) com duas mulas, et un rozi (rocín). Así es que por la ignorancia de aquellos tiempos llegó a desestimarse lo que tan digno es de aprecio en el oficio pastoral. (Pues a día 30.05.2022, mientras estoy editando este libro, esta ignorancia continúa.)

Acaso por esta causa vivió largo tiempo en su patria. Hallóse en el Concilio de Valladolid de 1291, y murió en Albarracín cargado de años en el de 1301, décimo quinto de su pontificado, y fue sepultado allí mismo. 

XI. D. Antonio Muñoz, profesor de derecho canónico en Salamanca, y varón de gran crédito en su tiempo, el cual siendo Canónigo de esta santa Iglesia acompañó a su Obispo D. Pedro Ximénez de Segura al Concilio Lugdunense; fue elegido por el Capítulo el año 1302; y consagrado por el Arzobispo de Toledo D. Gonzalo Palomeque. Gobernó ambas Iglesias por espacio de diez y siete años, de los cuales pasó la mayor parte en Aviñón, tratando con el Papa de los derechos de su silla. Murió en Teruel, su patria, a 1.° de Septiembre de 1318; y su sepulcro se conserva en la Iglesia de San Andrés de la misma ciudad en la capilla de nuestra Señora del Pilar, que es de la ilustre familia de los Muñozes. Así se afirma comúnmente; mas yo no sé cómo componer con esta época de su muerte lo que escribe Carrillo (Historia de S. Valero, pág. 258.), que a 13 de Diciembre del mismo año 1318 asistió al Concilio provincial celebrado por el primer Arzobispo de Zaragoza, Domingo Abad, Arcediano de Segorbe, procurador del Obispo D. Antonio, junto con Romero Coronal, procurador del Cabildo de la misma Iglesia. Lo cierto es que viviendo aún este Obispo se verificó la erección de Zaragoza en metropolitana, que fue a 14 de Julio de 1318, y que las constituciones del Concilio provincial de aquel año existen en un códice antiguo de esta Catedral de Segorbe, de donde las estoy copiando, porque son inéditas. Volviendo a nuestro Obispo, es creíble que su larga residencia en Aviñón le proporcionase asistir al Concilio Vienense, celebrado por Clemente V en 1311, al cual asistió también don Fr. Raymundo de Ponte, Obispo de Valencia. El Chantre de esta Iglesia Romero Sánchez, uno de los testigos en el proceso que tantas veces he citado, dice que este Obispo ordenó que hubiese doce Canónigos, seis en Albarracín, y seis en Segorbe. Otras constituciones le atribuyen que ya no se observan en esta Iglesia. En su tiempo se instituyó la Orden de Caballería de Montesa, que tantos y tan reñidos pleitos sostuvo con los Obispos sucesores sobre diezmos. Muerto nuestro D. Antonio quiso el Capítulo elegir a un Fr. Joan Fernández, de la orden de Predicadores, natural de Murviedro. El Señor Pérez dice que sus parientes se opusieron por la pobreza de la mensa episcopal. Sea de esto lo que fuere, el sucesor de D. Antonio fue uno de los Prelados más ilustres, y de más gloriosa memoria de esta Iglesia. Llamábase 

XII. D. Fr. Sancho Dull, nacido en Real, diócesis de Pamplona, y de la orden de nuestra Señora del Carmen. Había ya nueve años que era penitenciario pontificio en Aviñón cuando fue elegido por este Cabildo, y consagrado en la Dominica Laetare de la Quaresma de 1319. Su primer cuidado fue el bien espiritual de sus ovejas, proporcionóles (les proporcionó) desde luego el pasto y consuelo de los sínodos; cosa hasta entonces no vista en esta diócesis. Dos se conservan celebrados por este Obispo, uno el año 1320 en Albarracín, y otro en Segorbe en 1323, de los cuales hablaré en su lugar. No descuidó tampoco los intereses temporales de su Iglesia, antes a costa de crecidos gastos y de treinta y tres años de residencia continua en la corte de Aviñón, logró recobrar gran parte de los diezmos y derechos que le disputaban las órdenes de Santiago, Montesa y Calatrava, D. Jayme de Xérica, y los Obispos de Zaragoza, Tortosa y Valencia. La ocasión del pleito con este último queda ya insinuada. El objeto de D. Sancho era impugnar el compromiso hecho por D. Pedro Ximénez de Segura en 1277, alegando que sólo fue efecto del temor, e insuficiente para fundar título de prescripción. He visto en este archivo copia del primer proceso que formó Raymundo, Obispo de Lérida, por comisión del Papa Juan XXII. Terminóse el pleito por tercera sentencia en el año 1347, recobrando esta silla los lugares de Alpuente, Xérica, Chelva, Andilla y otros hasta el número de diez. Por hallarse ausente de su diócesis no pudo asistir al segundo Concilio provincial que celebró en Zaragoza su Arzobispo D. Pedro López de Luna en 1328. Era ya nuestra Iglesia, como dije, de aquella provincia; y así permanece hoy la de Albarracín; la de Segorbe en la desmembración se adjudicó a Valencia. En fuerza de este decreto pontificio, y de lo mandado en el Concilio provincial Tarraconense del año 1240 se opuso nuestro D. Sancho con el Obispo de Valencia D. Raymundo Gastón a la entrada que el Arzobispo de Toledo D. Juan de Aragón hizo con cruz alta por el lugar de Sieteaguas junto a Requena. Trata de esto Luis Ponz de Icart en sus Antigüedades de Tarragona; Zurita en sus índices latinos hace memoria de una carta que sobre esta materia escribió el Papa Juan XXII al Rey D. Jayme, padre de dicho Arzobispo de Toledo. Murió nuestro D. Sancho en Aviñón, año 1356, a los treinta y ocho de un pontificado de que tanto bien resultó a su Iglesia. 

Basta por hoy: estas menudencias molestan al que lee y al que escribe; pero son agradables al que busca exactitud en los hechos; por falta de esta luz andan a tientas muchos historiadores. Mas ya que en este Prelado se acaba la serie de Obispos elegidos por el Cabildo, cortaré aquí el catálogo, dejando para el siguiente correo el de los nombrados por los Sumos Pontífices, en que confío darte noticias harto curiosas. 

Dios te guarde. Segorbe &c.