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jueves, 5 de enero de 2023

CARTA CXII. Ritos, arquitectos y varones ilustres de Lérida.

CARTA CXII.

Ritos, arquitectos y varones ilustres de Lérida

Mi querido hermano: Tras esto no me falta más sino dar noticia de algunos ritos anticuados de esta iglesia con que desempalagar de otras tareas. Uno de ellos y muy célebre era la representación de la venida del Espíritu Santo en los términos que expresa la siguiente deliberación capitular, copiada del libro que comienza en las del año 1518:

“Die Jovis intitulato XV mensis aprilis, anno a Nativitate Domini 1518, convocati et congregati Rmus. Dnus. Episcopus, Sacrista Cortit, locum tenens Decani Pinyol, Tort, Garoça, Olcinelles, Creixença, Salvador, Beramon, Mahull, Torés et Pou, canonici, capitulantes et attendentes, hactenus fore servatum quod singulis annis in die Pentecostes misterium illud, quod vulgo dicitur la Colometa in memoriam illius Spiritus Sancti in Mariam Virginem sacratissimam, ac Christi Redemptoris Matrem et Apostolos missionis, non ab re fiebat, seu representabatur in ecclesia Illerdensi; considerantes tamen ex eo ut experientia docuit, ex tonitruum igniumque multiplicationibus necnon et fumo sulfureo, ex aspectantiumque murmuratione divinum oficium perturbari: altaris quoque et ecclesiae huiusmodi, ac in eis ministrantium et asistentium paramenta atque vestes non modicum periclitari et aliquotiens concremari; volentes ut dixerunt praedicta in melius comutare, et periculis damnis, et aliis premissis prout convenit obviare, deliberarunt quod a cetero singulis annis in praefato die Pentecostes infra missarum solemnia, de solemnitate ac mysterio diei populo fiat sermo, et premissa ne quam fiant: sperantes in Domino, meliores fructus ex dicto sermone, quam de representatione praedicta, Christi fidelibus devenire."
Usose esto en todo el siglo XV, en que solían pagarse ochenta sueldos al que dirigía la máquina. También consta el gasto de almuerzo y merienda a los que representaban los Apóstoles, sobre quienes bajaba la paloma. Así parece que debió practicarse aquel año. Mas el pueblo, acostumbrado a aquella diversión religiosa, pudo tanto con sus instancias, que el Capítulo por evitar otros daños, tuvo que revocar esta constitución el año siguiente 1519, sábado, en la vigilia de Pentecostés, mandando que en el día siguiente se practicase dicha representación, y en adelante quedase a disposición del Capítulo o continuarla o mandar que hubiese sermón en su lugar. Tomose esto con tanto calor que el mismo (leo mis-mismo) día por la tarde multaron en treinta sueldos al nuevo Sacrista de esta iglesia Don Pedro Agustín, hermano de Don Antonio Agustín, que había entrado en dicho oficio día 18 de enero de 1518, porque non fecerat servitium in vesperis et completorio... dels tronadors, alias cüets, de la Colometa. Por donde parece que esta ceremonia se hacía también la vigilia de dicha fiesta, y que el gasto de los cohetes estaba a cargo del Sacrista. El año siguiente, a 25 de mayo, se mandó suspender dicha ceremonia, porque no incomodase al Obispo, que quería celebrar de pontifical, sin eximir por ello al Sacrista de pagar ignes flammantes, sive cohets tronadors. En una Consueta de esta iglesia, que vi en Roda, manuscrita en el siglo XIV, se establece el rito del Obispo de los niños (Ver episcopellum, obispillo, en tomos anteriores) in secundis vesp. S. Johannis Evangelistae, diciendo: "Dum dicitur Magnificat pueri cum eorum Episcopo in pontificalibus praeparati extra chorum post Magnificat incipiunt añam. commemorationis Innocentium (leo Innocentum), scilicet, Splendent Bethlehem nitidi campi... et eiiciunt Dominum Episcopum de cathedra sua et intret Episcopus scolarium in loco Episcopi, et ibi faciant officium... et fiat processio ad altare S. Joannis... Postea Episcopus scolarium det benedictionem episcopalem... In missa fiat sermo per Episcopum puerorum. Finito sermone, duo pueri dicant: Princeps ecclesiae, scilicet, unus dicat: Princeps; et alter respondeat cum mansuetudine.” 

La elección de este Obispo se hacía la vigilia de San Nicolás, Obispo. En el día de este Santo dice así: “In vigilia S. Nicolai post vesperos et collatione facta, dum dicitur completorium, scolares debent remanere in Capitulo, et ex eis eligere Episcopum. Quo facto, Episcopus det dignitates et comittatur eis officium diei SS. Inocentium (santos inocentes), scilicet lectiones et omnia alia. Et spectant quod completorium totaliter sit finitum, et intrabunt cum electo eorum alta voce: Te Deum laudamus, et illud dicendo ad altare maius ibunt. Et dictus electus dicat orationem Concede nos, etc. Postea dabit benedictionem circumstantibus. Et stans sine mitra ibit cum superpellicio suo tantum.” Esta con otras representaciones prohibió el Concilio provincial de Barcelona de 1566. Sus Constituciones publicó Don Antonio Agustín en 1567, (Ritual.) Y no hay duda que duró hasta su tiempo esta clase de representaciones, puesto que entre las constituciones de la iglesia se halla una de 22 de diciembre de 1537 en que el Capítulo ordenó quod ab inde non solvatur illud regale quod dabatur canonicis in festivitatibus post natale qui se vestiebant ad innocentiam et quod a cetero nullatenus se faça lo Innocent, nisi in vesperis et in die Sanctorum Innocentium. Para estas fiestas se guardaba en lo antiguo en la sacristía mitram pro pueris y annulum puerorum, (mitra del obispillo, y anillo) como dice un inventario de 1344, y en otros de 1381 se lee que de las capas usadas solían hacer otras pequeñas pro scolaribus.

Del rito del Santo Pañal se dijo ya en su lugar. Nada diré de la práctica de la Sibila en la noche de Navidad y del Evangelio Liber generationis, que se cantaba después de los maitines, como en los de la Epifanía el otro Factum est autem cum baptizaretur, etc., y otras cosas de esta clase comunes a todas las iglesias de esta provincia.

La fiesta del Corpus no estaba aún aquí introducida en el año 1300 ni los dos siguientes, cuando entre los días feriados para la universidad no se cuenta este entre los muchos que prescriben sus estatutos. 

Pero se hace ya mención de ella y de su solemne procesión en una deliberación del Consejo general de esta ciudad del día 21 de junio de 1340, en que prohíbe entalamar (entoldar) (N. E. de tálamo) las calles por causa de alguna novia, si no es el frente de la casa de donde sale o donde entra, a excepción de casamiento de Reina o la fiesta del Corpus Christi ó per les ledanies, que serían las rogaciones (letanías). En las actas siguientes hallo que el Consejo general publicaba el bando acostumbrado, señalando la carrera (: calle; recorrido) de la procesión. Desde principios del siglo XVI se halla que cuando esto se resolvía, juntamente se solía acordar que se corriesen toros en las solemnidades acostumbradas, que eran San Juan, San Pedro y Santa María Magdalena, mandando hacer barreras, pero nada indican por donde se colija que eran toros de muerte. Volviendo a la procesión del Corpus hallo en 1671 que el Capítulo de esta iglesia resolvió a 20 de diciembre que se hiciese un Drach (drac; draco; drago; dragó; dragón) como el que había antes de las guerras (de Felipe IV) para dicha procesión en memoria, dicen, del que matà lo Comte de Barcelona en la montayna de Monserrat. Con esto es regular que hubiese también otras representaciones que todavía duran.

El origen de los monumentos no es aquí anterior al siglo XV. En el antecedente todos los Misales y Consuetas dicen que el jueves santo se deposita el cuerpo del Señor en la sacristía. Habíalo ya en 1482 cuando el Capítulo resolvió que cada canónigo pagase un cirio para el monumento. Más antiguo que esto es el uso de las matracas o tenebres (matraques) en los días de Semana Santa, de cuya construcción y uso con mazoles hay ya memoria en 1362 cuando se compusieron las viejas. En los oficios de esta misma semana hay varias curiosidades rituales notadas en mis legajos, para cuando Dios conceda escribir la historia de este ramo de erudición. Me han servido para ello abundantemente tres Rituales antiguos de esta iglesia, que me ha franqueado Don Juan Ángel de Arriola, canónigo limosnero de la iglesia de Roda. El primero es del siglo XV y de los principios de la tipografía española, sin nota de editor ni año ni lugar; pero sin foliatura, y con todas las señas del tiempo que digo, y por consiguiente perteneciente al pontificado de Don Luis Juan del Milá, Cardenal y Obispo de esta iglesia. El segundo es ordenado por el Obispo Don Jaime Conchillos, impreso en 1532 en León por Dionisio de Harsy. 

En el frontis se pinta el escudo de armas del Obispo, que era una cruz con tres conchas, y en la vuelta la imagen de San Vicente Mártir, cosa que es reparable, no teniéndole esta iglesia por titular. El tercero es dispuesto por el famoso Don Antonio Agustín, y por lo mismo y por lo raros que se han hecho sus ejemplares mucho más estimable. Imprimiose en Lérida en 1567, en 4.°, por Pedro de Robles. Dícelo al fin, donde se lee: Petrus Roburius Illerdae, mense maio, anno salutis M.D.LXVII., colocando entre las dos lineas el escudo de armas de esta ciudad. De esto se dirá algo más en el artículo de este grande Obispo. Sólo añado por prevenir tu reconvención que he copiado su prefacion y dos edictos suyos insertos en este Sacerdotale, que así le llama, el uno sobre la clausura de las monjas, dado en 1564, y el otro sobre la decencia en misas, ornamentos, procesiones, etc., fecha dos años después. Hasta las semínimas hubiera recogido de lo establecido en este libro: pero no hay de ello mal recaudo, y mis circunstancias no permitieron más, ni creo que sea menester.

Con gran cuidado observé si había algo en ellos sobre lo que hoy se usa en esta iglesia en las procesiones, que delante del estandarte llevan un farolón grande de hierro con labores muy menudas. Aludirá a que no falte luz en este acto sagrado. 

ARQUITECTOS.

1.° Pedro Dercumba o de Cumba (de Coma) (N. E. antes añade Cescomes, ipses comes, çes comes, y yo encuentro también de Cumbis) era arquitecto director de la fábrica de la Catedral de Lérida, que comenzó el año 1203 y todavía se conserva. Dícelo la inscripción que entonces se grabó, cuando se puso la primera piedra, y ya publicamos arriba. En 1364 era maestro de la obra Jaime Castayls. Dos años antes hallo que construía el retablo mayor B. Robio, como principal fabricante. Así se ve en las cuentas de la obra de aquellos años.

2.° Pedro de Peñafreyta, cuya lápida sepulcral en el claustro antiguo saliendo de la puerta de las fuentes bautismales, decía así: Anno Domini M.CC.LXXXVI. (1286) XI kal. octobris obiit Petrus de Pennafreita, magister operis huius ecclesiae, qui constituit sibi aniversarium XV solidorum, et unam cappellaniam in hac Sede, cui assignavit CXX sol. censuales, cuius anima requiescat in pace. En 1392 era magister operis Guillermo Çolivella, a quien entonces se encargó la visura y cuidado de las vidrieras que fabricó Juan de San Amat para tres óvalos de la iglesia con vidrios pintados con historias de Apóstoles. Es de notar que le llaman magister operis Sedis Illerdensis y lapicida. Por el primer dictado le dan claramente a conocer como arquitecto; y en eso le distinguen de los llamados obreros (operarii), que eran regularmente canónigos, a quien tocaba recoger y gastar las rentas de la fábrica. Ambos oficios se distinguen abiertamente en la inscripción ya mencionada. Por lo segundo se ve que el nombre de lapicida (lapis : piedra + scindere, escindir) no significaba precisamente lo que ahora llamamos cantero; porque estos regularmente eran llamados pica petras. (Como Pedro y Pablo, los picapiedra, y los apóstoles. Pedro, Petrus, Pietro, Peter, Petra, piedra, Pere, Peire, Peira, pera, Petrvs, Petronila, Peronella, &c.; Saulo, Saúl, sauló, Paúl, Paul, Paulo; un tipo de piedra arenosa que aún se llama en Beceite sauló). 

Pero es indubitable que el mismo trabajaba de escultura: pues en 1391 el maestro de la obra hizo dos estatuas de los Apóstoles, que hoy se conservan en la iglesia de San Pablo, por precio de 240 sueldos cada una. De este arquitecto hallo todavía memorias en 1404. Seguramente murió luego, porque en 1410 le había ya sucedido en la dirección de la obra del campanario, que aquel había comenzado, Carlos Galtes de Ruan. En la conclusión de esta torre entendía en 1416 el maestro Carlí, que sin duda es el mismo Carlos Galtes. Poco después y hasta la mitad del siglo XV suena maestro arquitecto de la Catedral Jorge Çafont (ipsa, sa, ça + font y variantes), el cual debió morir a fines de 1456 o principios del siguiente, porque a 21 de enero de 1457 nombró ya el Capítulo por sucesor a Andrés Pi, a quien concedieron ese día la porción canonical, como era costumbre: y añaden que no era su intención, que por eso dimittat opus hospitalis civitatis, quod ipse magister Pi facit. Y es así que la obra del hospital había comenzado en 1454, poniéndose la primera piedra día 13 de abril. En 1418 Fr. Pedro Creus (no consta de qué orden) magister organorum, repuso el órgano viejo de la Catedral. En 1490 era maestro arquitecto Francisco Gomar, con quien pactó ese año el Capítulo la construcción de huna croera ho volta se ha de fer sobre lo portal dels Apostols per preu de setse mil sous. En 1520 se contrató con Pedro Hom de Deu, vecino de Tarragona, y pintor que pintase al óleo el retrato de San Joaquín y Santa Ana en la sacristía de la Catedral, donde debía depositarse la Eucaristía y el Santo Pañal. El precio de la pintura novanta (: noranta) lliures. Comisionado Don Pedro Agustín. En 1564 fue admitido por maestro de la obra y lapicida Jaime de Oduga.

VARONES ILUSTRES. 

Una de las cosas que más honran a las iglesias es el contar entre sus individuos sujetos ilustres por su saber y virtud, y por la ocupación de las dignidades y primeros puestos de la iglesia. La de Lérida, además de los Obispos que la gobernaron en los dos primeros siglos de su restauración que, según costumbre, se elegían de entre los individuos del Capítulo, tiene la gloria de haber dado a otras iglesias, y aun a la de San Pedro, Obispos y Pastores dignos de tan altas Sillas. Diré de algunos que me ocurren por lo visto en otros archivos y en el de acá. En el siglo XIII era Sacrista de Lérida Ponce de Vilamur, electo Obispo de Urgel en 1230, que murió en 1257. Al mismo tiempo era también canónigo de ella Pedro de Albalat, que de Obispo suyo pasó a ser Arzobispo de Tarragona en 1238, y vivió allí hasta 1251 ilustrando la provincia con nueve concilios por lo menos. Hacia el 1268 era Sacrista de esta iglesia el Deán de la de Valencia Jaime Çaroca, Obispo después de Huesca en 1273, varón muy sabio y guerrero, que mandó una galera armada a sus costas en la desgraciada expedición que emprendió el Rey Don Jaime I para conquistar la Tierra Santa (Vid. Marsilio. lib. IV. cap. 24). Hacia el 1332 fue electo Obispo de la Her Gonzalo, Arcediano de Benasque, por el Papa Juan XXII, y la vacante se dio a Pedro, Cardenal del título de Santa Práxedis. La bula de esta última provisión está fecha III idus septembris pontific. ann. XVI. Desde antes de 1223 hasta la mitad de ese siglo hay varias memorias de Petrus frater Domini Jacobi Regis Arag. canonicus Illerd. Canónigo era también de esta iglesia ya desde fines del siglo XIV el noble Don Hugo de Urries, electo Obispo de Huesca en 1421, de cuya silla aún no había tomado posesión, ni estaba consagrado el día 9 de agosto (Vid. Lib. delib. cap. de ese año y día). Gobernó aquella Silla hasta el 1443, en que murió. Por el mismo tiempo fue provisto de un canonicato de esta iglesia, y de otro de la de Valencia Pedro de Cardona, hijo de Juan Ramón Folch, Conde de Cardona, que entonces tenía cinco años de edad, para cuando cumpliese la de nueve años. La bula de Martino V es de 16 de enero, año primero de su pontificado, que es el 1418. Este fue después largos años Obispo de Urgel. A la misma época pertenecen Don Gonzalo de Híjar (Ixar), de stirpe regia Aragonum procreatus, como le llama Martino V en bula del año 1424 para permutar su canonicato de Lérida: fue Arzobispo de Tarragona. Don Dalmacio de Mur, Arzobispo también de Tarragona, que tomó posesión a 19 de junio del arcedianato de Ribagorza. Esta dignidad dejaba entonces Don Otón de Moncada, canónigo de esta iglesia desde el 1403, provisto en el arcedianato de Valencia, que gobernó la Silla de Tortosa desde el año siguiente 1415 hasta 1473, y fue Cardenal. Don Francisco Tovía, canónigo de esta iglesia desde 17 de febrero de 1404, fue después Obispo de Urgel en 1413 hasta el 1436. Del mismo 1404, a 24 de julio, es la admisión en canónigo del Cardenal de Catania, que entiendo ser Pedro Serra, natural de Játiva. Un César de Borja entró en posesión de un canonicato en 1488, y pagó por capa 75 libras. En 1505 el Cardenal de Santa Sabina Francisco de Loris, tomó posesión de la camarería. Por remate de este largo catálogo merece contarse Calixto III, que fue por muchos años canónigo de esta iglesia. Dícelo él mismo en una bula que expidió pridie kalendas maii del 1458, en que confirmando la de su antecesor Nicolao V, que estableció aquí un canonicato para magisterio de teología, y las calidades de los que habían de ser recibidos en canónigos, mencionando el afecto con que miraba las cosas de esta iglesia, dice de ella y de sí mismo: in qua dudum in adolescentia constitui canonicatum et praebendam recolimus habuisse. He buscado con diligencia las memorias que de ello quedasen aquí, y hallo que a 23 de marzo de 1412 era ya canónigo y oficial, es decir, Vicario general Sede vacante. Del mismo año hay otras tres memorias, es a saber, de 16 de septiembre, 4 de noviembre y 17 de diciembre; sino que en estas tres últimas fechas no se le llama oficial, y suenan Vicarios generales auctoritate apostolica Sede vacante Juan Castells y Miguel de Noya. Efectivamente vacaba la Sede por muerte de Don Pedro de Cardona, Obispo; y como los Papas andaban entonces tan celosos en cercenar la autoridad de los Capítulos, inhibiendo los Vicarios generales que estos cuerpos nombraban conforme a su derecho antiguo, ellos instituían otros que por lo mismo eran los fiscales y enemigos de cualquier conato que el Capítulo hiciese para elegir Obispo. A esta existencia de Vicarios generales no se opone que Alfonso de Borja fuese oficial al mismo tiempo, como se verá que lo fue hasta el año 1417. Eran muy distintos estos cargos. El oficial tenía al suyo toda la parte de judicatura, y el Vicario general la gubernativa de la diócesi. Aquel usaba del sello propio de su tribunal, que siempre fue un báculo asido de una mano con el lirio, como he visto en documentos de varios siglos. Este usaba, o del sello del Capítulo, Sede vacante, o del del Prelado que le eligió. Continuando pues las memorias de este insigne hombre, hallo en el registro Recoll. ann. 1400 a 1432, fol. 147, que día lunes a 10 de diciembre de 1413 Alfonso de Borja, canónigo y oficial Illerdense U. J. Doctor, et ordinarie legens in studio Illerdensi, propuso al Capítulo Sede vacante y a su Vicario general Juan Castells, que el Papa, junto con la gracia hecha a la universidad de 500 florines para dotación de los catedráticos, había mandado que sólo hubiese tres clavarios para la universidad, es a saber, un canónigo, un ciudadano y un individuo del mismo estudio, como hasta entonces se usase haber seis, dos de cada clase, conforme el Capítulo con esta propuesta. 

A los 19 de junio de ese año 1414 fue uno de los que dieron posesión a Dalmacio de Mur del arcedianato de Ribagorza, vacante por promoción de Otón de Moncada al arcedianato de Valencia. A 6 de julio del mismo asistió y votó, porque el canónigo Martín de Boix, electo clavario del estudio general, pudiese asistir a la elección de catedráticos y su dotación, que aún entonces hacían los mismos estudiantes antes de prestar el juramento acostumbrado. Otras memorias de su existencia aquí se hallan en lo restante de ese año y todo el 1415, en que por lo común le cuentan el último. A 21 de abril de 1416 asistió al Capítulo, en que Juan Senant, Sacrista de esta iglesia, presentó quandam bullam citatoriam de concilio Constantiae (Konstanz, Constanza) una cum quadam littera regia super hoc idem destinata, como dicen los libros de deliberaciones capitulares de estos años, de donde son estas noticias. A 4 del mayo siguiente fue uno de los que resolvieron sobre este gran negocio, y aún mereció ser nombrado procurador de la iglesia para el concilio. Dice así la resolución: Concordarunt omnes in hoc voto super mittendo ad Constantiam; videlicet, quod si alia Capitula vel maior pars mittunt ad Constantiam, Capitulum ecclesiae Illerdensis debet mittere; super quibus habeatur primo informatio ab aliis ecclesiis; et si mittunt, eo casu dat vocem Domino Alphonso de Borja ad dictum viagium; ita tamen quod procuratorium causetur honeste. Parece que por varias razones políticas no se resolvían los cuerpos y Obispos a asistir ni enviar a aquel concilio; y así se mandó tener una junta en Barcelona para deliberar sobre ello, y quiénes habían de ser los enviados. Para asistir a esta junta fueron dados los poderes a nuestro Alfonso de Borja por este Capítulo a 28 de julio del mismo año. Nada más sé del resultado de este gran negocio, y sólo puedo conjeturar que no hizo aquel viaje, puesto que se halla existente aquí a 15 de diciembre de 1416, y hasta el 6 de mayo de 1417, en que hay memoria de otro viaje que hizo a la corte del Rey para negocios del Capítulo, el cual resolvió ese día entregar de pecuniis eleemosinae Domino Alphonso de Borja, canonico et officiali Illerden. ibi etiam praesenti centum florenos auri pro viagio seu itinere quod facit ad Dominum Regem pro censualibus emfiteotich. No dice más. Hizo el viaje, y allí renunció, que es la última memoria que de ello nos conservan los citados libros. Sábese, sin embargo, que no renunció el canonicato hasta el año 1421, lo cual hizo en manos del Papa por su procurador Jorge de Ornos, notario pontificio y después Obispo de Vique, y famoso en los cuentos del concilio de Basilea. La vacante se dio a Bartolomé Rovira con bula de Martino V, dat. VIII. idus junii, año cuarto de su pontificado. La he visto en el Reg. de bulas de 1403.

En los libros de Registro de esta ciudad nos quedan algunas memorias suyas. En el Manual de 1419 (fol. 38) consta que había leído lectura de cánones a la hora de prima en esta Universidad. Ya vimos arriba el año 1413 que era ordinarie legens in studio Illerdensi. En un registro de cartas de 1421 hay una, fecha de 27 de noviembre de ese año, en que los paheres avisan a la Reina Doña María, Gobernadora de estos reinos, que al mismo tiempo que ella había nombrado Canciller de esta universidad al canónigo Melchor Queralt, su marido, el Rey Don Alfonso V, que estaba ausente del reino, había provisto el mismo oficio en Alfonso de Borja. Ruegan a la Reina que haga porque se mantenga su nombramiento, alegando que el Queralt era de mayor virtud y nobleza que Borja, y que había gran diferencia de persona a persona. 

Si Borja no hubiera sido canónigo el día de la fecha de esta carta, este era sin duda el principal motivo que los Cónsules debían alegar contra él; puesto que por la constitución de la universidad no podía ser su Canciller quien no fuese canónigo de Lérida. Y esto hace sospechar que la fecha de la bula de Martino V cuando proveyó la vacante de este canonicato estará errada en la copia del Registro, que antes citaba, y que debe ser del día 6 de junio del año quinto de su pontificado, que corresponde al 1422; en el cual y a 17 de septiembre están fechas las ejecutorias de aquella gracia a favor del sucesor. 

Con esto dice mejor la noticia de otro Registro de cartas de 1423 en que sabemos que Alfonso de Borja acababa de regentar el oficio de Vice-canciller, y que había sido nombrado para el obispado de Vique. Hay en dicho libro una del día 1.° de diciembre de ese año (fol. 139), en que los paheres dicen al Rey Don Alfonso lo siguiente: 

A la vostra molt alta et excellent Senyoria ab tenor de la present significam, que lo offici de la vice-cancellaria del studi de aquesta ciutat, vague à present per promociò de Micer Alfonso de Borja, doctor en quiscun dret del bisbat de Vich, ò per dimissio de la canongia de aquesta ciutat per ell feta. 

Dos causas alegaban los paheres para probar la vacante de la vice-cancillería: una la promoción de Borja al obispado de Vique, y otra es la vacante del canonicato. Nada más sé de esto, y después de dicha época ya no se halla memoria de su residencia en esta ciudad.

Junto con este canonicato obtenía otro al mismo tiempo en la Catedral de Barcelona, y regentaba el curato de la parroquia de San Nicolás de Valencia. Consta esto de la bula de Martino V, que he visto aquí dada V. id. sept., anno 2.°, en que le concede por un quinquenio los frutos de las tres prebendas, por estar ocupado en el séquito del Rey, cuyo consejero era, o si le importaba asistir y permanecer en algún estudio general.

viernes, 13 de mayo de 2022

CARTA 3. Catálogo de los Prelados de Valencia desde su conquista.

CARTA 3. 

Catálogo de los Prelados de Valencia desde su conquista. 

Mi querido hermano: Para conocer cumplidamente los ritos y prácticas de cada una de las Diócesis, conviene tener a la vista un catálogo (pone catálago) exacto de los Obispos que las han gobernado. Con este objeto, mientras se van formando los extractos y copias de los códices litúrgicos de esta Iglesia, he ido recogiendo la noticia de sus Obispos desde la conquista de Valencia por D. Jayme I de Aragón. He comenzado desde esta época, porque de los anteriores a la invasión de los bárbaros dio larga noticia el M. Flórez (España Sagrada t. VIII). Digo de los ciertos; porque de los falsos y dudosos que a esta y a otras Iglesias regalaron los fingidos cronicones, no hay quien haga caso. Trata también el mismo Flórez en el t. XIV, hablando de Salamanca y Zamora (1), del Obispo de esta Iglesia D. Gerónimo, que eligió el Cid cuando conquistó esta ciudad a fines del siglo XI. Por tanto comenzaré del año 1238, sin proponerme referir todo lo que hicieron en su gobierno estos Obispos, sino sólo lo que tiene relación con la liturgia, indicando de paso la patria de cada uno.

Para formar esta serie cronológica he tenido presentes las Observaciones a las Antigüedades de Valencia, que dejó MSS. el P. Fr. Joseph Texidor, Dominico: el catálogo que publicó el Arcediano Ballester al fin de las Memorias del Santo Cristo de S. Salvador: el que dejó MS. en lemosín el Archivero de esta Iglesia Gregorio Ivanyes a fines del siglo XVI; y el que compuso en castellano Mosen Joseph Paloma (Senach) en 1763, también MS. Gobernaron pues dicha Iglesia en su estado moderno los Prelados siguientes. 

I. (2) Ferrer de Sant Martí, Catalán, Pabordre de Tarragona, elegido en 1239, y muerto a principios de 1243.
(N. E. Rectificación, Ferrer de Pallarés)

II. D. Arnaldo de Peralta, Aragonés, gobernó esta Iglesia hasta el año 1248, en que fue promovido a la de Zaragoza.

III. D. Fr. Andrés de Albalat, Dominico, desde 4 de Diciembre de 1248 hasta 1276. Celebró Sínodos en 1255, 58, 61, 62, 68, 69 Y 73, los cuales trae Aguirre tom. 3, aunque se engañó en atribuirlos al antecesor D. Arnaldo, como diré en la carta siguiente.

IV. D. Jasperto de Botonach, natural de Gerona, electo por el Papa Juan XXI en 1276: murió en 1288. En su testamento dejó, entre otras cosas, cuatrocientos sueldos anuales, para que en la Catedral ardiesen ante el altar mayor dos velas día y noche. El sepulcro de este Prelado se halla en la capilla, que hoy es de S. Vicente Ferrer. He copiado la inscripción sobre mármol (3) de versos leoninos, que dice así: 

Presul. Jaspertus. jacet. hic. ju- 

rista, disertus. 

Lector. sis. certus. vixit. sine. 

labe. repertus. 

Annis. millenis. octo. simul. oc-

tuagenis. 

Inde. ducentenis. temporibus. de.

ordine. plenis. 

Aprilis. nonas. terno. numerum.

sibi. ponas. 

Sancti. Felicis. Abbas. laudandus.

amicis 

Sic. eras. unde. fuit. in. de. Sacrista.

Gerunde.

Inde. Valentine. sedis. Pastor. medicine. 

Utrosa (a) virtutis. gregibus. dans. dona.

salutis. 

Pulxer. formosus. largus. letus. generosus. 

Querere. de. genere. sivis. descendit. aquo. 

De. Castro. genitrice. novo. patre. de. 

Botonaco. 

Presbyteros. que. duos. altare. quod.

edificavit. 

Magdalena. tuos. statuit. quam.

semper. amavit.

Candelam. statuit. divine. Matris.

honori. 

Totum. se. tribuit. Domini. subjec- 

tus. amori. 

Requiescat. in. pace. Amen. 

Dic. Pater. noster. pro. anima. sua. 

V. D. Fr. Raymundo Despont, natural de Fraga, electo por el Cabildo en 1.° de Mayo de 1288. Celebró Sínodo en 19 de Septiembre de 1296, al cual añadió un tratado de Sacramentis. Murió en 1312. 

(a) Quiso decir Utilosa, y así lo han copiado algunos eruditos: pero no dice sino Utrosa. 

VI. D. Raymundo Gastón, Catalán, natural de Millán del Vizcondado de Ager, electo por el Cabildo en 16 de Noviembre del mismo año. Celebró Sínodo en 1326. Instituyó la Cátedra de Teología en 1345. Murió en 1348. Este es el Obispo a quien el Papa Juan XXII dirigió la carta que publica Aguirre en el tom. 3. Concil. Hispan. pág. 554. 

VII. D. Hugo de Fenollet, Catalán, Obispo de Vique (Vich, Vic), electo por el Cabildo ese mismo año a 29 de Julio, y trasladado a esta Iglesia por Bula de Clemente VI de 29 de Octubre del mismo. Celebró Sínodo en 1350, y murió seis años después. 

VIII. D. Vidal de Blanes, natural de Gerona, electo por el Cabildo en 23 de Junio de 1356, y confirmado por Inocencio VI. Celebró Sínodo en 1368, y murió en el siguiente. 

IX. D. Jayme de Aragón, natural de Valencia, tercer nieto del Rey D. Jayme el Conquistador, Cardenal de Santa Sabina, fue elegido por el Papa Urbano V en 13 de Junio de 1369. Murió en 1396, habiendo pasado en Roma gran parte de su pontificado. 

X. D. Hugo de Lupia y Bagés, Catalán, después de dos años y medio de vacante, fue electo por Benedicto XIII (Luna) en 28 de Noviembre de 1398. Murió en Valencia en 1427. Formó con su Cabildo en el año 1408 varias constituciones sobre los oficios divinos. 

XI. D. Alonso de Borja, natural de la Torre de Canals, bautizado en la Iglesia Colegial de Xátiva, hoy S. Felipe, electo en 20 de Agosto de 1429 por el Legado de Martino V. Conservó el gobierno de esta Iglesia hasta el año en que murió, siendo ya Papa Calixto III. En 1457 concedió a esta Iglesia un jubileo en el día de la Asunción de nuestra Señora, imponiendo para la fábrica la contribución de diez sueldos. De otro jubileo concedido a la misma Iglesia, por Paulo II a 8 de Septiembre de 1469 hace mención el citado Diario, en el cual se impuso la contribución de diez reales, esto es, añade, diez sueldos para la fábrica, y cinco para la Cruzada contra el Turco. 

Arzobispos

XII. D. Rodrigo de Borja, natural de Xátiva, electo por su tío Calixto III en 30 de Junio de 1458. Fue su primer Arzobispo, elevada esta Iglesia a Metropolitana por Inocencio VIII, año 1492 día 9 de Julio. 

XIII. Electo Sumo Pontífice D. Rodrigo de Borja con el nombre de Alexandro VI, dio el Arzobispado de Valencia a D. César de Borja en 31 de Agosto de 1492. 

XIV. Por renuncia del anterior nombró Alexandro VI para este Arzobispado a Juan de Borja, natural de Valencia, en 9 de Agosto de 1499. 

XV. Muerto este en 1500 a 22 de Junio, fue electo Arzobispo por el dicho Papa Pedro Luis de Borja, natural de Valencia, en 29 de Julio del mismo año. Murió en 1511. 

XVI. D. Alonso de Aragón, hijo de Don Fernando el de Aragón llamado el Católico (Fernando II de Aragón) fue trasladado a esta Iglesia de la de Zaragoza por Julio II el mismo año. Murió en 1520. La tuvo sólo en administración. 

XVII. D. Erardo de la Marca, Alemán, fue nombrado Administrador de esta Iglesia por León X, el cual casó la elección que el Cabildo hizo en otro, por contarse la vacante desde el Cardenal D. Pedro Luis de Borja, que la tuvo en propiedad. Marca murió en Lieja en 1538. 

XVIII. D. Jorge de Austria, natural de Gante en Flandes, electo por Paulo III a petición de Carlos V a 27 de Mayo de 1538. Había ciento y once años que esta Iglesia no había visto la cara de su Pastor; a saber, desde 1.° de Abril de 1427, en que murió D. Hugo de Lupia, a excepción del poco tiempo que estuvo en Valencia D. Alonso de Borja. Entró en ella D. Jorge en 12 de Enero de 1539, y perseveró poco más de cuatro años, hasta que pasó a Flandes, y hecho Obispo de Lieja, renunció la mitra de Valencia en 1544. 

XIX. Santo Tomás de Villanueva, natural de Fuenllana, electo por Paulo III a petición de Carlos V en Octubre de 1544. Murió en 1555. 

XX. D. Francisco de Navarra, natural de Tafalla en Navarra, trasladado de la Iglesia de Badajoz por Paulo IV, y provisión de Felipe II en 1556. Murió en el lugar de Torrente a 14 de Abril de 1563. 

XXI. D. Acisclo de Moya y Contreras, natural de Pedrochas, territorio de Córdoba, confirmado por Pío IV en 26 de Febrero de 1564. Hallábase en el Concilio Tridentino como Obispo de Vique; y viniendo a esta su Iglesia, murió en Montserrat el día 3 de Mayo del mismo año 1564. 

XXII. D. Martín de Ayala, natural de Hieste, Diócesis de Cartagena, trasladado de Segovia el dicho año en 6 de Septiembre. Murió a 5 de Agosto de 1566 (a). Celebró Concilio Provincial, que se concluyó el día de San Matías de dicho año; y por el mes de Mayo del mismo celebró Sínodo diocesano.  

(a) La muerte de este Prelado acaeció en Valencia, no en Onteniente, (Ontinyent) como dijo Ponz en su viaje tom. IV. p. 35. De aquella villa salió ya enfermo a 28 de Julio de 1566, y en Xátiva predicó Dominica infraoctava de Santiago. De allí pasó al monasterio de la Murta, que está en desierto a una legua de Alcira, donde se recreó tres días con los monjes Gerónimos que habitan aquella santa casa. Mas no hallando alivio a su mal, vino a Valencia, y quedándose en la casa del Duque de Segorbe, en el arrabal de Murviedro, y habiendo dispuesto ante Esteban Corbi en 3 de Agosto un segundo codicilo al testamento y codicilo que había otorgado en Onteniente, murió sábado día 5 del mismo mes y año. 

XXIII. D. Fernando de Loazes, natural de Orihuela, Patriarca de Antioquía, confirmado por S. Pío V en 1567. Murió en 28 de Febrero de 1568. 

XXIV. B, Juan de Ribera, natural de Sevilla, Patriarca de Antioquía, trasladado de la Silla de Badajoz, y confirmado por S. Pío V en 3 de Noviembre de 1568. Murió a 6 de Enero de 1611. 

XXV. D. Pedro de Castro y Nero, natural de Ampudia, en Castilla la Vieja, muerto en Segovia, donde era Obispo, antes que le llegasen las Bulas de este Arzobispado en 28 de Octubre de 1611. 

XXVI. D. Fr. Isidoro de Aliaga, natural de Zaragoza, trasladado de la de Tortosa en 1612. Murió a 2 de Enero de 1648 (a). (a) No cuento entre los Obispos de esta Silla a Don Domingo Pimentel. Porque aunque fue promovido a ella como consta por una escritura de 6 de Junio de 1648, en que el Cabildo eligió al Canónigo D. Carlos Ginet para besar la mano a dicho Pimentel; mas no llegó a tener efecto esta provisión. 

XXVII. D. Pedro de Urbina, natural de Berantevilla, provincia de Álava, trasladado del Obispado de Coria en 1649, y Promovido luego a la Iglesia de Sevilla en 1658. En 9 de Abril de 1652 puso la primera piedra de la hermosa capilla de nuestra Señora de los Desamparados. 

XXVIII. D. Martín López de Hontiveros, natural de Salamanca, trasladado de la de Calahorra. Gobernó esta Iglesia desde 1658 hasta 1666, en que murió a 5 de Septiembre. 

XXIX. D. Ambrosio Ignacio Spínola de Guzmán, trasladado del Obispado de Oviedo, confirmado en 7 de Marzo de 1667, y promovido al de Santiago antes de venir a Valencia. 

XXX. D. Luis Alfonso de los Cameros, Arzobispo de Monreal, trasladado a esta Iglesia por Clemente X en 1668. La gobernó hasta el 1676, en que murió. 

XXXI. D. Fr. Juan Tomás de Rocaberti (o Rocabertí), natural de Peralada en Cataluña, confirmado por Inocencio XI en 1676. Murió en Madrid a 13 de Junio de 1699. En tiempo de este Prelado, es a saber, en 1697, concedió el Papa Inocencio XII a esta ciudad de Valencia (4) la indulgencia del Laus perennis o cuarenta horas. Es la primera ciudad de España donde se estableció este culto continuo al augusto Sacramento de la Eucaristía, a imitación del que ya se hallaba establecido en Roma desde 1592 por Clemente VIII. 

XXXII. D. Antonio Folch de Cardona, natural de Valencia, confirmado por Inocencio XII en 1699. Murió en Viena a 1.° de Julio de 1724. 

XXXIII. D. Andrés de Orbe y Larreategui, natural de Hermoa (Ermua) en Vizcaya, trasladado de Barcelona en 1725. Renunció esta dignidad en 1736. 

XXXIV. D. Andrés Mayoral, natural de Moracillos junto a Zamora, confirmado por Clemente XII en el año 1738. Murió en 6 de Octubre de 1769. Prelado liberalísimo, cuya memoria dispiertan (despiertan) continuamente los innumerables establecimientos píos que levantó desde los cimientos. Entre otras obras suyas merece particular mención la Biblioteca Arzobispal, tan rica de libros exquisitos, como vistosa por la claridad y hermosura del claustro alto del palacio, donde fue colocada. 

XXXV. D. Tomás Azpuru tomó posesión en 13 de Mayo de 1770. Murió en Roma dos años después día 7 de Julio sin haber podido ver a su Iglesia. 

XXXVI. D. Francisco Fabián y Fuero, natural de Terzaga, Diócesis de Sigüenza, trasladado de la Puebla de los Ángeles. Tomó posesión a 14 de Noviembre de 1773. Gobernó esta Iglesia hasta el 1794, en que renunció el Arzobispado. 

XXXVII. D. Antonio Despuig y Dameto, Mallorquín, trasladado a esta Silla de la de Orihuela en 1795. Tomó posesión en 30 de Julio, y poco después fue trasladado a la de Sevilla. 

XXXVIII. D. Juan Francisco Ximénez del Río, natural de Oncala, Diócesis de Calahorra, trasladado a esta Iglesia de la de Segovia. Tomó posesión en 28 de Febrero de 1796. Murió a 1.° de Abril de 1800. 

XXXIX. D. Fr. Joaquín Company, natural de Penáguila, reino de Valencia, actual Arzobispo de esta Iglesia (el libro se publicó en 1803), trasladado de la de Zaragoza. Tomó posesión a 6 de Noviembre de 1800. 

Esta es la noticia sucinta que me propuse dar de los Prelados de esta Iglesia. Algo más extensa será la que preparo para otro correo sobre los Sínodos que aquí se han celebrado: materia mucho más digna de nuestra atención, como que abraza, no hechos particulares de personas ilustres, sino la doctrina eclesiástica y las costumbres religiosas de nuestros mayores. No por esto ofrezco analizarlos todos; harto haré con proporcionarte copias de los que he podido haber a las manos, y llorar contigo la suerte de los que se conservan enterrados en el olvido. A Dios. Valencia 1.° de Noviembre de 1802. 


NOTAS Y OBSERVACIONES. 

(1) Del Obispo de esta Iglesia D. Gerónimo. Este D. Gerónimo gobernó la Iglesia de Valencia desde su conquista por Rodrigo Díaz el Campeador, hasta que volvieron a perderla los cristianos. Fue este Prelado uno de aquellos doctos y virtuosos varones que trajo de Francia a España por los años 1096 el Arzobispo de Toledo D. Bernardo a su vuelta de la Cruzada que había publicado Urbano II. Era D. Gerónimo de Petrocorio (Perigord), región de la Galia Aquitánica (de Aquitania).

Si es cierto que algunos monumentos llaman a este Prelado Hieronymo Vique, pudo ser equivocación nacida de la mala inteligencia que dio alguno a la crónica del Cid antes de D. Gil González Dávila, el cual alega así sus palabras: el Obispo D. Hieronymo Visquio de buena vida é honesta &c., cuyo engaño y el de los que le han seguido en este punto, demostró el M. Risco, 

aprovechándose de las observaciones de Berganza, y haciendo ver la genuina lección de la dicha crónica, que es esta: el Obispo D. Hieronymo visquio (vivió) buena vida e honesta.

Fue consagrado D. Gerónimo Obispo de Valencia por el Papa Urbano II hacia los años 1098. Tal vez hay exageración en lo que se escribe, así en la crónica general, como en la particular del Cid, que D. Gerónimo era uno de los Capitanes nombrados por él para las batallas, y que llevaba consigo una imagen de Cristo, que se venera hoy día en Salamanca con el título del Cristo de las batallas, y cuya historia publicó Gil González Dávila. (Risco, Historia del Cid, c. XVIII.) Permaneció en Valencia D. Gerónimo desde el año 

1098 hasta el de 1102, en que el Rey de Castilla Don Alonso VI, cediendo a sus ruegos, fue con su gente a socorrer a los fieles de aquella ciudad, de donde salieron ambos para Toledo en Mayo del mismo año, como consta, no sólo de los anales toledanos y del cronicón de Cardeña, sino también de las memorias del mahometano español Alkhatib, que extractó Casiri en su Biblioteca (Bibl. arab. hisp. t. II. pág. 94). Flórez (Esp. sagr. t. XIV. trat. LIV. c. III. n. 36. siguiente.), a quien siguen los ilustradores de Mariana (Not. al lib. X. cap. IV.), creyó que D. Gerónimo fue nombrado entonces Obispo de Zamora, y le distingue de otro del mismo nombre que lo era por entonces de Salamanca, fundado, entre otras conjeturas, en el testimonio del Arzobispo D. Rodrigo, que dice haberle elegido el Arzobispo D. Bernardo, para que ejerciese las funciones episcopales en Zamora. Pero el M. Risco convence que luego que llegó Don Gerónimo a Toledo, fue nombrado Obispo de Salamanca y de Zamora, cuyas Iglesias gobernó, no hasta el año 1126, en que fija Berganza su muerte, sino hasta 1120, constando por la historia compostelana, que en 1121 estaba ya Giraldo electo Obispo de Salamanca

Diéronle sepultura en la Catedral en un arco sobre el cual fue colocado el Santo Cristo de las batallas. Allí permaneció quinientos años hasta, el de 1607, en que tratándose de trasladar aquella santa imagen a otra capilla más suntuosa, se abrió el sepulcro de este venerable Prelado, dentro del cual en un cerco de oro se leía: Hieronymus Episcopus servus Christi fidelis: a todo lo cual se halló presente Gil González Dávila. Por esta relación de un testigo tan calificado debe corregirse la de Bleda (Milagros de la Cruz mil. 382) que dice haberse descubierto y hallado entero su cuerpo el año 1595; y la de Escolano, que supone haberse hallado sobre el mismo un letrero, en que se llamaba D. Hieronymo de Vique.

(2) Ferrer de Sant Martí. Antes de ser elegido Ferrer de Sant Martí, luego que el Rey D. Jayme hubo reedificado la Iglesia mayor, tratando de restablecer en esta Diócesis el culto divino, y ordenar todo lo perteneciente al gobierno eclesiástico, de voto y consejo de los Prelados que se hallaban en la ciudad fue propuesto para primer Obispo de ella el año 1238 Fr. Berenguer de Castel-Bisbal (Castellbisbal, bisbe : obispo), Frayle Dominico, compañero del V. Fr. Miguel de Fabra en la conquista de Mallorca. No tuvo efecto esta elección por la competencia que ocurrió entre los Arzobispos de Toledo y Tarragona, sobre cual de los dos había de ser Metropolitano de Valencia. Y como este punto no le decidió Gregorio IX hasta Octubre del año de 1239, como consta de la Bula áurea que se conserva en el archivo de Valencia, habiendo vacado en este intermedio la Silla de Gerona, eligió su Cabildo para Obispo al dicho Berenguer, por cuya causa no llegó a serlo de Valencia, ni a tener lugar en el catálogo de sus Prelados.

El haber sido este Fr. Berenguer Religioso Dominico y primer Obispo electo de Valencia, dio ocasión a que creyese Beuter que Ferrer de Sant Martí fue de la Orden de Predicadores, confundiéndole con Castel-Bisbal. (V. Zurita lib. III. cap. XXXIV y Mariana lib. XII cap. XIX.) 

(3) De versos leoninos. Este uso de los versos leoninos y otras composiciones rimadas en inscripciones, prosas, cánticos y otros monumentos de la antigüedad eclesiástica, juzgó Huet (Huetian. §. LXXVIII.) haberle introducido en España los africanos y los árabes. A mi parecer, no hay necesidad de recurrir a estos conductos cuando ya nuestro español Séneca descubrió afición a estas consonancias, mal imitadas de Nerón, su discípulo, en sus versos rimados que satirizó Persio, y usadas después cuando ya decaía el imperio por Sidonio Apolinar, Simaco, Casiodoro y otros autores eclesiásticos. Por estos medios pudo introducirse la rima en España, así como pasó a África, donde vino a hacerse casi general, tanto que se vio como estrechado a adoptarla S. Agustín en los cánticos que van al principio de sus tratados contra los donatistas, cuyos versos sin ceñirse a la cantidad de las sílabas, guardan cierta consonancia, aunque con poca exactitud. Los árabes aficionados ya a la rima, como lo demuestran en el Corán las finales de ciertos períodos, y otras composiciones métricas de ellos que se conservan en España; hallando al África dominada de este gusto, pudieron muy bien propagarle después en Europa, mayormente si es cierto lo que dice Huet, que en esta parte del globo no se hallan obras rimadas antes del año 712, en que vino Tarico (Tarik) a España. (Huet. origine des Romans. p. 19.) 

(¿Y si encontráramos textos rimados en griego o fenicio? El padre nuestro en arameo, según se reza hoy a me ha enseñado a pronunciarlo un colega del trabajo, empieza: Abun de baschmayo, nejtada sishmój, tithe maljuzój, nejua sebionój, con 3 ój)



La Iglesia, conformándose cuanto cabe con el gusto y el genio del pueblo, no se desdeñó de admitir desde luego este género de adorno en sus cantos y en otros  monumentos piadosos. Esta práctica dio ocasión a que el poeta León, Canónigo de S. Víctor, que floreció en tiempo de los Reyes de Francia Ludovico VII y Filipo Augusto (AEgid. Parísiens. Karolin. lib. V.) inventase los versos que de su nombre se llamaron leoninos; de los cuales publicó varías muestras Esteban Pascasio (Disquis. Francicar. lib. VII cap. II.), que desvanecen la equivocación con que procedió Escalígero en este punto (Scalig. Poet. lib., II cap. XXIX.) 

(4) La indulgencia del Laus perennis o cuarenta horas. En orden a la exposición del Santísimo Sacramento, fuera de la festividad del Corpus y su octava, ha habido entre los Doctores católicos gran variedad de pareceres, nacidos todos de sana intención y de buen espíritu. Unos creyeron que no convenía poner de manifiesto el Santísimo Sacramento; fundados lo 1.° en que la Iglesia en sus días floridos ocultaba la Eucaristía a los infieles y aun a los catecúmenos, como consta de S. Cirilo Hierosolimitano, de S. Agustín y otros Padres, y en que aun a los penitentes no se les dio algún tiempo licencia para mirar la sagrada hostia, como se ve en algunas liturgias, y por lo tocante a España se colige de las palabras de nuestro S. Isidoro: non enim omnes videns alta mysteriorum quae operiuntur à Levitis ne videant qui videre non debent. (Offic. lib. II, capítulo VIII.) 

Lo 2.° en que la Iglesia, a pesar de la franqueza con que en sus primeros días permitió a los fieles que tocasen la santa Eucaristía, y la llevasen a sus casas, y que con la sangre del Señor, luego que la recibían, se ungiesen la frente y los ojos, como lo atestigua S. Cirilo (Catech. mystag. V.), viendo el abuso que de esta práctica hacían con sus encantos y supersticiones los priscilianistas y otros herejes, la cortó enteramente hasta el extremo de no manifestar el Santísimo Sacramento durante el mismo sacrificio, con especialidad en el Occidente, donde dice S. Gregorio de Tours (lib. VII. capítulo XXII.), que acabada la consagración se ocultaba la hostia debajo del corporal; de cuya práctica observada en parte aún en el siglo XII hace memoria un célebre escritor de aquel tiempo, diciendo: statim post.... elevationem demitti sacramentum à Sacerdote solitum, et operiri sindone. (Guibert. de Pignor. Sanct. c. II.) 

Lo 3.° en que el Concilio de Colonia de 1452, presidido por el Cardenal de Cusa, Legado de Nicolao V, prohibió esta manifestación del Santísimo Sacramento en custodias fuera de la octava del Corpus, a no ser ex singulari indulto ordinarii, aut aliàs pro pace, aut alia necessitate imminente. Porque consta haber recaído este decreto sobre la costumbre de exponer la Eucaristía todos los jueves del año, y haberse tenido en consideración, como advierte Alberto Krantzio (Cronol. lib. IV.), que este divino Sacramento no le instituyó el Salvador para que estuviese a la vista del pueblo, sino para que le sirviese de manjar espiritual. Otros más prudentes, absteniéndose de establecer sobre esto regla general, no tienen por justo defraudar la devoción y el fervor del pueblo, que desea ver patente el Santísimo Sacramento para dispertar en su ánimo la verdadera y espiritual adoración que él desea (V. Grancol. l' ancien. Sacram. de l' Eglis. pág. 220.). Y de este bien ni aun a los pecadores excluye Alexandro de Hales (part. IV. q. 52. n. 6.), cuyas son aquellas graves palabras: ex ista inspectione Sacramenti accidit commodum inspicienti, etiam peccatori; tum ex ponderatione charitatis Salvatoris, tum ex subventione beneficii reparationis, tum ex recordatiom passionis Redemptoris. 

Con esta consideración ya en el siglo XVI comenzaron los Prelados de algunas Diócesis a conceder esta indulgencia de las cuarenta horas en ciertas capitales piadosas, donde no podía temerse abuso de esta solemnidad, y bajo ciertas reglas prudentes, cuya muestra puede verse en el cuarto Concilio de Milán, y con más extensión en la piadosa instrucción del Cardenal Marefoschi de 1730, publicada por mandato de Clemente XII.

Este culto del Santísimo Sacramento le instituyó primero en Milán el Padre Joseph de Milán, Religioso Capuchino, el año 1556, en memoria del tiempo que estuvo el cuerpo del Señor en el sepulcro, como lo dice Pedro de S. Romualdo en su Tesoro cronológico (tit. I.).

Cuatro años después con aprobación de Pío IV instituyó en Roma otras cuarenta horas mensuales la Cofradía llamada de la muerte, en memoria de los cuarenta días que ayunó el Salvador en el desierto, y para imitar en algún modo la continua oración de los Apóstoles y demás fieles de la primitiva Iglesia. A esto se siguió la Bula Graves, et diuturnae de Clemente VIII, expedida en 25 de Noviembre de 1592, en que con motivo de las revueltas de Francia y de los atentados de los herejes y de los turcos, estableció una exposición del Santísimo Sacramento día y noche, ad placandum Deum, dice, ut, avertatur ira ejus à populo suo, et ad ejus opem his difficillimis temporibus impetrandam. Esta gracia fue continuada por Paulo V en 1606. (Laert. Cherub. in laud. Bull. Clem. VIII.) 

En Septiembre de 1601 se celebraron en la Catedral de París por el feliz parto de la reina, preces quadraginta horarum incipientes ab hora quarta matutina dictae diei dominicae, et finientes crastina die, horam octavam vespertinam. Otras semejantes acordó aquel Cabildo en Octubre de 1621 por la conservación del Rey y otras necesidades del reino. Iguales ejemplos dio aquella Iglesia con motivo de varias necesidades públicas en los años siguientes, como consta de sus registros publicados por Thiers (de l' exp. du S. Sacr. l. III. c. IX.). Algunos creen que en estas cuarenta horas no se exponía aún el Santísimo Sacramento (Thiers ib. lib. IV. c. VI. p. 644. sig.). Pudo ser esto cierto en los principios, y aun puede creerse que se practicó así en las cuarenta horas celebradas en Milán por S. Carlos Borromeo el año de la peste delante de la insigne reliquia del clavo de Cristo que allí se venera (Muñoz Vida de San Carlos lib. IV. c. XII.). Más adelante, así en esta ciudad, como en otras de Occidente, se permitía que se pusiese patente la sagrada Eucaristía entre cristales, en ostensorios o custodias semejantes a las de ahora. Aun en Francia hizo ley de esta permisión el Concilio Provincial de Aviñón de 1594 (c. 45.), diciendo: quadraginta horarum oratio fiat in conspectu SS. Sacramenti, quod è tabernaculo expositum, in majori, aliove altari, si ita expedierit, palam collocetur. De esta práctica, como cosa común y recibida, se hace ya memoria en el decreto para las cuarenta horas de aquella Iglesia, que se celebraron en Julio de 1641, pro felici belli eventu, donde se lee: ut omnia cum solemnitate et devotione majori fiant, matutinae diurnae cum expositione augustissimi Sacramenti de more cantabuntur. Y en otras dos del año 1649: continuabuntur adhuc preces cum expositione augustissimi Sacramenti corporis Christi, ad diem dominicam proximam inclusivè finiendae. = Exponetur sacrosanctum corporis Christi Sacramentum, quod singulis diebus cum cantico seu hymno musico et precibus …. reponetur (ap. Thiers ib. lib. III. c. IX.). De esta práctica general ya en toda la Iglesia dan testimonio los varios decretos expedidos sobre esto por la sagrada Congregación de Ritos, algunos de los cuales publicó Merati en sus adiciones al Tesoro de los sagrados ritos (t. I, pág. mihi 310.) 

De propósito omitimos la controversia sobre el origen de las cuarenta horas de la Quinquagésima, establecidas en Francia a principios del siglo XVII, como quieren algunos, o tal vez en Italia por los Regulares de la Compañía de Jesús (Nicol. Orland. Annal. lib. XVI. pág. 540.), que es lo más verosímil; retroceder para esto con otros al siglo XIII, en que florecía Santa Gertrudis, carece de apoyo. De esto se ofrecerá ocasión de hablar en otra parte, con motivo de la indulgencia plenaria anexa a estas gracias, y de las justas causas que para su concesión ha tenido la Silla Apostólica. 

martes, 3 de enero de 2023

Carta CVIII. Universidad literaria de la ciudad de Lérida: historia documentada de su fundación, estatutos y régimen.

CARTA CVIII. 

Universidad literaria de la ciudad de Lérida: historia documentada de su fundación, estatutos y régimen.

Mi querido hermano: Sobre todo lo dicho ennoblece a esta ciudad la famosa universidad literaria, que en ella permaneció por espacio de más de cuatro siglos, erigida en el año 1300 por el Rey Don Jaime II de Aragón. Habíase gastado todo el siglo XIII en conquistas y guerras, rematando con la empresa de Sicilia, que irritó e introdujo en nuestro país por un momento las armas francesas. Las victorias que alcanzaron nuestros Reyes, y los tratados ajustados a instancias de los Franceses, que tanto respetaban y temían a la corona de Aragón, pusieron fin al estrépito de las armas y dejaron reinar la paz, y con ella el comercio, la agricultura, las artes y ciencias. Dicho Príncipe, solícito de la ilustración de sus vasallos, y no sufriendo que para buscarla tuviesen que viajar a tierras extrañas, alcanzó del Papa Bonifacio VIII facultad para erigir un estudio general en el lugar que escogiese de sus dominios, el cual gozase de los mismos privilegios y gracias que estaban concedidos a la universidad de Tolosa (Toulouse). Autorizado con la facultad pontificia escogió para esto la ciudad de Lérida, velut hortum, dice, fertilitatis et fecunditatis conclusum, ac fontem deliciarum signatum, tanquam locum communem, et quasi regnorum et terrarum nostrarum intermedium quoddam, fertilitate victualium opulentum, aëris temperantia moderatum, aquarum et fluminum abundantia circumseptum, nobilitate civium insignitum, ac decenti populo decoratum. Pues a esta ciudad concedió el privilegio de tener, gobernar y ordenar el estudio general de sus reinos, donde se enseñase el derecho canónico y civil, medicina, filosofía y artes y otras ciencias aprobadas; prohibiendo con pena de mil florines de oro que en ningún otro lugar de sus dominios se enseñasen las sobredichas facultades. Las fechas de este privilegio y prohibición son del 1 y 5 de septiembre del año 1300. Ambos documentos van copiados de los registros reales del archivo general de Aragón (a: Aps. núms. III y IV.). 

Es de notar en ellos y en otros que tratan de lo mismo la ninguna mención que se hace del estudio de la teología; la cual, siendo tan noble y principal, no es regular que la quisiesen comprender en la expresión general de otras ciencias aprobadas, después que especificaron con sus propios nombres el derecho canónico y civil, la medicina, filosofía y artes. Más llano me parece que el Rey Don Jaime incluyó la teología en el derecho canónico, con el cual era una misma cosa en los tiempos anteriores, aunque ya en la época que decimos, se hallaba clasificada como ahora. Aunque por el privilegio insinuado arriba parece que el Rey puso el gobierno y ordenación de la universidad en manos del consejo general de Lérida (paciariis et probis hominibus ac toti universitati civitatis Illerdae); sin embargo, no creo que les diese la inspección inmediata sobre dicho estudio, ni en la provisión de cátedras y sus salarios, ni en la jurisdicción sobre sus individuos. El mismo Príncipe con fecha de 2 de septiembre del mismo año expidió el plan que debía regir en esta universidad, y que con poca alteración se mantuvo hasta su fin, y se reduce a los siguientes artículos: 

1.° Concede a los estudiantes de ambos derechos que sean forasteros y no naturales de Lérida, la facultad de elegir cada año rector de la universidad, consiliarios, bedel y bancarios; los cuales rector y consiliarios tengan sobre los doctores, maestros y estudiantes la misma potestad y jurisdicción que tenían en Bolonia y otras universidades los que obtenían dicho oficio, junto con la de establecer las ordinaciones que les parecieren oportunas para el régimen de la universidad.

2.° Manda que el canciller de ella sea siempre un canónigo de la iglesia catedral de Lérida, en cuya presencia y la del rector sean examinados los que aspirasen al grado de doctores, y de cuya mano solamente o la de su vicario reciban librum et auctoritatem legendi et magistralem dignitatem; prohibiendo recibir nada ni en público ni en secreto por la colación del grado; tasando los gastos de notaría, que no se exigiese más de una marca de plata en los grados de derecho canónico o civil, veinte sueldos en los de medicina, y diez en las otras facultades.

3.° Establece la total exención de los individuos del estudio, inclusos los libreros, mercaderes de pergaminos y otras cosas directamente necesarias a los estudios, eximiéndoles de todo pecho y jurisdicción civil y criminal, excepto en los muy graves delitos dignos de pena capital. 

4.° Prohíbe a los oficiales reales que entren a registrar las casas de dichos individuos, ni extraigan de ellas a los reos que en ellas se refugiaren, a no ser en caso de mucha gravedad o notoriedad, y entonces que se haga con todo respeto, sin estrépito ni daño.

5.° Establece las penas en que debían incurrir los que molestasen a los dichos en sus personas y casas.

6.° Les da libertad para escoger en las causas civiles o criminales una de estas tres jurisdicciones, o la de la curia secular, o la del Obispo, o la del rector del estudio general, y esto fuesen clérigos o legos.

7.° Exceptúa el caso en que fuesen hallados con armas o haciendo otros daños, en lo cual sean juzgados como los demás vecinos, si se les aprehendiere fuera del territorio señalado para su habitación, y los clérigos, perdidas las armas, sean entregados al Obispo. Pero hallados en estas travesuras dentro del recinto de su habitación, pierdan las armas, mas no se les haga pagar pena pecuniaria, sino queden sólo obligados a la restitución de los daños que hicieren. 

8.° Concede franqueza de lezda o peaje a cuantos trajesen a vender a Lérida animales, azafrán, libros o pergaminos y otras cosas intuitu de la universidad. A este tenor hay otras franquezas.

9.° Permite que vengan al estudio y vivan aquí libremente todos los extranjeros que quieran, aunque sean de naciones actualmente enemistadas con el Rey, con tal que no fuesen personas sospechosas, y aun entonces les concede tiempo y seguro para salir, certificando que sólo habían venido a estudiar.

10. Por último concede a todos los maestros, estudiantes, etc., todos los privilegios concedidos a los vecinos de Lérida, y ofrece extender todavía mucho más esta su real beneficencia.

De lo dicho te informarás más plenamente con la lectura de este documento, que envío copiado (a: Ap. núm. V). Con ello es fácil de entender el número de estudiantes y maestros que concurrirían al nuevo estudio convidados a él, como el Rey decía, velut ad solemne convivium. La prontitud con que se ordenó y tuvo ser la nueva escuela, consta de otro privilegio del mismo Rey del año 1313, de la bula confirmatoria del Papa Juan XXII de 1322, y de otro privilegio de Don Pedro IV de 1346, en todos los cuales documentos se supone ya existente y en buen estado dicha universidad. Pero mucho más claramente consta del libro de los estatutos, que se formaron en el mismo año y en el mismo mes, en que el Rey expidió este privilegio de la universidad de Lérida; el cual he hallado en el archivo de esta iglesia, y acaso será el único que nos conserve este precioso documento de nuestra literatura y usos nacionales (a: Ap. núm. VI.). Por lo mismo diré aquí algo de lo más principal que contiene. Convocados como a campana tañida los estudiantes a la nueva universidad por los decretos y privilegios del Rey de 1, 2 y 5 de septiembre del año 1300, acudieron ya luego de fuera tantos estudiantes de derecho canónico y civil, a quienes tocaba el nombramiento de rector, que el día 28 del mismo mes y año (IIII kal. octobris) pudieron ya entrar en posesión de su fuero eligiendo, como eligieron, por primer rector de esta universidad, a Pedro de Cabrera, Arcediano de la iglesia de Lérida, el cual luego admitió y publicó los estatutos que para el régimen de la academia habían formado y digerido Pedro de Valls, rector de la iglesia de Tamarit, y Bernardo Bonet, ciudadano y jurisconsulto de Lérida, que había sido el alma y el ingenio que gobernó y llevó a debido fin este gran proyecto en bien de su patria y de toda la corona. Pues, como decía, lo más notable de ello es lo siguiente: Elección de rector. Mandose que así el actual, como los sucesores, convocase a todos los estudiantes canonistas y legistas a la iglesia de San Martín, que era la parroquia del estudio, para la vigilia de la Purificación de nuestra Señora, y allí, celebrada misa solemne, cada nación de ellos, según el orden que se dirá después, eligiese a pluralidad de votos uno de entre ellos que fuese elector, los cuales, así electos, previo el juramento, pasasen a elegir por escrutinio o por compromiso el nuevo rector, cuyo oficio, como el de los consiliarios, debía comenzar el día de la Purificación, prohibiendo a los electores la salida del templo hasta verificar la elección. Para evitar en ellas las discordias y partidos que eran consiguientes a la reunión de estudiantes de tantos países, para quienes estaba destinado este oficio y dignidad, se estableció el turno siguiente, esto es, que el año primero, después del actual rector (que sería el segundo del estudio), se nombrase rector de uno de los naturales de las diócesis de Barcelona, Tarragona, Mallorca y Tortosa, o también de Lérida. En el segundo fuese electo de las diócesis de Zaragoza y Segorbe. En el tercero de las de Urgel, Vique y Gerona. En el cuarto de la de Huesca o Tarazona. En el quinto de la de Valencia y Cartagena. En el sexto de cualquiera de las otras diócesis de España. En el séptimo (si hubiese extranjeros) de la de Narbona. En el octavo sea elegido de entre las naciones de Vasconia, Provenza, Borgoña, Génova. En el noveno sea Genovés o Italiano. En el décimo sea natural de las tierras entre la Provenza y Alemania. En el undécimo sea Alemán o de cualquiera de las provincias del Norte. En el duodécimo Inglés, Scoto (escocés), etc. Y si faltase en algún turno persona de dichas naciones que ocupe este oficio, no por eso le perjudique para el siguiente. Tan vasto era el proyecto, y tan grandes esperanzas tenían de hacer un estudio que compitiese con los más célebres de Europa; y cierto que en parte no se engañaron. De la alteración y poca duración de este turno tan recomendado se dirá luego. Se reconoce perpetuo el oficio de canciller y su provisión del Rey. La de los catedráticos en derecho, medicina y artes se declara ser de los paheres de la ciudad, de cuyo común estaban dotados; mas no eran en ello tan absolutos que pudiesen elegirlos sin el consejo del rector y consiliarios. Señálase tras esto la división de diócesis que debían tener aquí sus consiliarios que, con muy poca diferencia, es la misma que la establecida para el turno de rector; y debían ser elegidos dentro de tres días de elegido el rector. Los catedráticos públicos debían quedar elegidos dentro de quince días después de Pentecostés. La elección del bedel o estacionario era del rector o de toda la universidad. El primero, que ya entonces la obtenía fue Andrés de Espens, provisto por el Rey. Además del salario decretado a los maestros públicos, cada estudiante no pobre debía pagar en esta forma: al que leía el decreto 20 torneses de plata: al que enseñaba leges seu decretales 10 sueldos jaqueses: al catedrático de medicina 3 sueldos jaqueses o 5 barceloneses: lo mismo al que explicaba lógica, filosofía y artes: a los de gramática y poética 5 sueldos jaqueses. Esto era en la primera paga, que parece ser en el principio de los cursos. Otras dos había en que todos, menos los gramáticos, pagaban 6 dineros jaqueses o 10 barceloneses. Por las lecciones o repeticiones nocturnas de los bachilleres pagaban 5 sueldos jaqueses u 8 barceloneses. A proporción se tasa la contribución de los doctores en los dos exámenes privados, y en el tercero público, que se hacía en la Catedral. Al oficio del estacionario (que después de la muerte del actual bedel debía darse separadamente de este oficio) pertenecía la venta de libros, la corrección y enmienda de las pecias o cartapacios, cuyo salario se señala con distinción. Fíjanse las ferias o vacantes de estudio; por ella se ve que no cesaban las aulas, aun en el verano; prohíbense juegos; señálanse vestidos; mándanse ayunos, sermones, etc, en que hay cosas harto curiosas y notables. Tras esto se halla la elección del segundo rector, verificada día jueves a 1.° de febrero en la persona de Berenguer de Sarria (Sarriá), Arcediano de Valencia, el cual hizo algunas otras leyes suntuarias. Consiguiente a lo dicho es el derecho en que estaban los juristas a principios del siglo XV de determinar ellos solos sobre el salario de los doctores, como se ve en un libro de actas capitulares de esta iglesia del año 1414, en el cual, día 6 de julio, Alfonso de Borja (Calixto III), entonces canónigo de Lérida, con otros compañeros suyos, dijo que Martín de Boix, canónigo también y electo clavario del estudio general, pudiese asistir a dicha determinación sin el previo juramento que otros exigían de portarse fielmente en dicha operación. Resolviose también entonces que no se oyesen las quejas de los juristas que, convocados legítimamente, no habían querido asistir a dicha deliberación. De este oficio de clavario no hacen mención los primitivos estatutos que dije, a no ser que los comprendiesen bajo el nombre de bancarios. Mas dentro de poco se hallan ya establecidos sus oficios. Hállanse en el archivo de esta ciudad (Lib. de privileg. y concord.) los estatutos que en 1369 ordenaron el Obispo, Capitulo y Consejo general, incluidos en la fórmula del juramento que debían prestar en el ingreso de su oficio ante el altar mayor de la Catedral. Va copia de ellos (a: Aps. núms. VII y VIII), donde verás que este oficio duraba, como el rectorado, desde Carnaval a Carnaval. Sólo suenan en él cuatro clavarios, dos canónigos y dos ciudadanos. Mas es cierto que eran seis, añadiéndose otros dos individuos de la universidad. Así estuvo en práctica hasta el año 1413, en que el Papa Luna (Benedicto XIII), junto con la concesión de 500 florines para dotar más las cátedras, mandó también que sólo hubiese tres clavarios, uno de cada clase de las sobredichas. Consta de un registro de actas capitulares de ese año 1413, en que al día 10 de diciembre se ve que Alfonso de Borja propuso esta nueva ordinación al Capítulo, y que este la aceptó. Estaba a cargo de los clavarios recoger las rentas del estudio, las cuales se depositaban en las casas de depósito público de esta ciudad, llamadas de Poblet. Esto era en el siglo XIV y parte del XV. En el XVI era ya inconcuso guardarlas en el sagrario o sacristía de la iglesia, de donde no se extraía dinero alguno sino con presencia de los tres clavarios, y además del Vicario general, del Obispo y del Canciller. Consta esto de algunas cartas de aquel tiempo. 

El cancillerato estuvo siempre anexo a un canonicato de esta iglesia desde la fundación de estas escuelas. Sólo hallo de esta regla una excepción, y es la provisión de este oficio que el Rey Don Juan II hizo hacia el 1468 en la persona de Don Juan Margarit, Obispo de Gerona, su gran valido y defensor en los cuentos de aquel tiempo. Subdelegó aquel Prelado al Deán de esta iglesia Miguel de Monsuar (como he visto en los registros de la curia episcopal de Gerona). A fines del siglo XVI el Papa Clemente VIII fijó todavía más este oficio, anexándole a la escolastría, o dignidad de Maestrescuelas, que erigió en esta Catedral, suprimiendo en ella el arcedianato mayor, e instituyendo el nuevo oficio en el grado y preeminencias del suprimido. Dotole además con alguna renta de la mensa abacial del monasterio de Ager, poco antes secularizado, de cuyos frutos se aumentó también el salario de algunas cátedras. La data de esta bula es de 22 de agosto de 1592. Así se ejecuta aún hoy día, después de trasladada esta universidad a Cervera en 1717, cuyo canciller siempre es el Maestrescuelas de Lérida. Era este oficio en lo antiguo de nombramiento y provisión real. Así se manda en los estatutos de 1300. En 1421, por ausencia de estos reinos de Don Alfonso V, se hallaron a un mismo tiempo dos canónigos de esta iglesia condecorados con el oficio de canciller, uno por el Rey, que fue Alfonso de Borja (después Calixto III), y otro por la Reina Gobernadora Doña María, que fue Melchor de Queralt. Este último suplicó a los paheres de esta ciudad a 27 de noviembre de ese año, que escribiesen en su favor al Rey y Reina, y así lo hicieron. Existen sus cartas en el archivo de la ciudad (Registro de cartas de 1421), y en ambas ponderan la nobleza, virtud y otras calidades de Queralt sobre Borja, que hacían muy notable, como dicen, la diferencia de persona a persona. También era de real provisión, y acaso anexo a un canonicato de esta iglesia, el oficio de vice-canciller, el cual renunció a fines de 1423 el mencionado Alfonso de Borja, por haber sido nombrado al obispado de Vique, como diré después. No era así del oficio de rector de dicho estudio, el cual era electo por la misma universidad, como se ha dicho, con intervención de los clavarios. Podían ser provistos en este oficio canónigos de otras iglesias. Así en enero de 1403 hallo que fue reelegido en este oficio, que comenzaba día de la Purificación de nuestra Señora, el canónigo y Prepósito de Huesca Don Martín de Gurrea (Reg. cit. de cart. de 1403). 

A pesar del estatuto y turno fijado en la elección de rector, hallamos que a mitad del siglo XIV ya estaba vinculado este oficio a la alternativa de Catalanes y Aragoneses: sea efecto de la prepotencia, o de la mayor copia de estudiantes de ambas provincias, en cuya linea divisoria está esta ciudad. Los que más se resintieron de esta exclusiva fueron los Valencianos, los cuales, ya sea por el número crecido de naturales de aquel país que cursaban aquí, ya por la memoria reciente de haber ilustrado estas escuelas San Vicente Ferrer, o la presencia y crédito de Alfonso de Borja, y sobre todo la equidad que pedía no fuese excluido un reino tan principal de esta corona, ya finalmente por el lugar que daba a ello el antiguo estatuto confirmado por Reyes y Papas, y no abrogado por leyes contrarias, habían ya deseado desde 1350 entrar en esta alternativa, mas en vano: hasta que finalmente el Rey Alfonso V mandó que los Valencianos entrasen en la posesión del oficio de rector, alternando con los Catalanes y Aragoneses. Escolano fija este decreto hacia el año 1426. Mas es cierto que fue anterior al año 1421, porque en él, a 10 de enero, ya se halla (Reg. cit.) una carta de los paheres de esta ciudad a la Reina Doña María, en que le suplican que tome las disposiciones oportunas para cortar los alborotos que se iban a seguir de la consecución de dicho privilegio, que se debía poner en ejecución en la próxima fiesta de la Purificación. Aun ante de esto, a 30 de diciembre de 1350, se opuso esta ciudad a los conatos con que ya entonces la de Valencia quería tener su universidad propia. En el Manual de Consejos Generales de ese año y día queda el mensaje que resolvieron enviar al Rey, car an entes, que à Valencia se volen fer doctors è açò nos pot fer en tot lo regne del Senyor Rey. Es tanto más de extrañar esta oposición, a lo menos por parte de los Aragoneses, cuanto es cierto que había ya más de medio siglo que ellos tenían su universidad propia en Huesca, erigida en 1354. Lo cual prueba que aun con ello perdió muy poco la nuestra de su reputación. 

Habrás advertido que en lo dicho hasta aquí no hay mención de cátedras ni escuela de teología en esta universidad, ni se halla tampoco en todo su siglo primero noticia de otra lectura pública de teología en esta ciudad más que de la que regentaba un religioso de la orden de San Francisco, elegido cada año por su Provincial y Capítulo en la parroquia de San Juan, llamada la lectura del alba, y pagada por la ciudad. Deseó esta en 1371 que la regentase Fr. Francisco Eximéniz, bien conocido por sus escritos; mas negándose a ello el Provincial, se resolvió a 5 de noviembre quitar la lectura a aquella orden. Lo cual no se efectuó, y así en 1418 hallo que la servía Fr. Juan Nebot, de la misma orden, a quien estaba vinculada. Así a 20 de noviembre de 1402, habiéndose comenzado alguna lectura de teología en la Catedral, suplica el lector dels frares Menors, que vullen fer inhibiciò al Capitol de la Seu, que mestre Abat no lige de la sancta theulegia, com sie redundant en lessio de uns capitols fets entre la ciutat de una part, è los frares Menors de laltra. Por donde parece que ni aun la Catedral tenía antes de ese tiempo lectura pública de teología, y a lo menos ni una ni otra eran generales, esto es, de las agregadas a la universidad. Y que no la hubiese en la universidad consta de la carta con que los paheres pidieron a Benedicto XIII (Luna), a 7 de octubre de 1411, licencia para que Fr. Francisco Nadal, Dominico, concluyese aquí la carrera de teología y recibiese el grado de doctor, puesto que la universidad de París, donde estaba, había sido suprimida, por S. S. Petición por cierto superflua, si había aquí enseñanza de teología, y por consiguiente facultad para conferir sus grados.

Por otra parte, el tiempo y algunas circunstancias de la introducción de esta enseñanza en esta universidad constan del acuerdo que tomó el Consejo general, día 9 de junio de 1430, en que dicen: ates que à suplicacio de la ciutat, lo Senyor Legat à otorgades à aquesta ciutat que aci convenie haber studi general de sancta teulegia de que ha otorgades è fetes ses bules, les quals son en poder de Micer Salvador... è no reste sino solament que sien trameses dines per pagar lo dret de aqueles, qui costaran L florins... è ates que lo dit Legat breument sen deu partir per pasarsen la terra de son frare, etc., resuelven sacar veinte libras del mustazaf, y los diez florines restantes de cualquiera otro fondo. De paso advierte que el valor del florín ese año era de diez sueldos; y no más. Y en lo que tratamos basta esta nota auténtica del libro de deliberaciones de ese año para concluir que en esta universidad no hubo cátedra de teología, hasta que con autoridad pontificia la estableció el Cardenal Legado Pedro de Fox en 1430. Después por ese tiempo, esto es, a 13 de agosto de 1434, hallo que se fijó la dotación del Pueta de esta universidad, esto es, de una cátedra de poética o puetría, como llaman, la cual estaba ya establecida desde el año 1300 en sus estatutos, quitando algo de lo que estaba señalado a los demás profesores. En la fiesta de la licenciatura o doctorado solían los interesados pedir algún socorro al consejo general en los siglos XIV y XV, el cual solía concederles regularmente 300 sueldos, y vez hubo que llegó el donativo a 100 florines. En esta clase de fiestas escolares era muy señalada la que se hacía en la posesión de nuevo rector, en que había bailes, músicas y otras diversiones: abusos que a instancias del Capítulo eclesiástico y del Consejo general cortó la Reina Doña María, mujer del Rey Alfonso V, año 1438, con un decreto de que va copia adjunta (a: Ap. núm. IX).

De ese mismo tiempo queda memoria de un colegio para estudiantes de cánones, fundado en la zuda o castillo de esta ciudad con la advocación de la Asumta por Domingo Ponz, natural de Benavarre, Arcediano mayor de la iglesia de Barcelona, canónigo y Prepósito de esta de Lérida, de la cual suena también Precentor en 1386. Vivía aún el fundador en 1411, como se ve en la provisión de una de las becas que por su disposición tocaba a los paheres o jurados de esta ciudad (Lib. de Cons. gen. de ese año, archivo de la ciudad). Por otra provisión semejante del 1420 consta que había ya muerto ese año. Así que deberá fijarse en los fines del siglo XIV o principios del XV la fundación de este colegio, de quien por algunas deliberaciones capitulares de esta iglesia parece que su Capítulo era el Patrono. Trasladose después con la universidad a Cervera, donde permanece con la misma advocación. También establecieron aquí sus colegios los Padres Benedictinos y Bernardos hacia fines del siglo XVI, aunque años adelante fueron trasladados aquel a Barcelona y este a Huesca. No contribuyeron poco al lustre de esta universidad las comunidades religiosas establecidas aquí casi todas en el siglo XIII, de las cuales se dirá otro día. Varias reformas se hicieron en esta universidad sin considerable alteración de sus constituciones primordiales. Entre ellas la más notable es la del Obispo Don García Aznares con autoridad apostólica y real, hacia la mitad del siglo XV.

Hacia la mitad del siglo XVI tomó esta universidad un nuevo aspecto en resulta de las visitas que en ella hicieron los Obispos de Lérida Don Miguel Despuig y Don Antonio Agustín; por las cuales el Rey Felipe II expidió una cédula a 27 de julio de 1575, en que entre otras cosas mandó que todas las cátedras se proveyesen por concurso y pública lección el día 9 de septiembre a pluralidad de votos, en cuya provisión tuviesen voto todos los bachilleres y los estudiantes de la respectiva facultad que hubiesen ya cursado por tres años. En caso de discordia e igualdad de votos queden los dos competidores con el honor y cargo y renta de la cátedra por mitad. Establece las lecciones del derecho, la duración de ellas, varias penas a los que lleven armas, etc., y otras que dirá mejor la copia adjunta (a: Ap. núm. X), entre las que son notables las que tocan a la parte suntuaria. Omito el análisis de otras reformas posteriores, que ya no contienen gran diferencia. Tal es la del mismo Felipe II en 1584, y la que publicó Felipe III en 1613 en resulta de la visita de la universidad, hecha por el Obispo Don Francisco Virgilio, y la que últimamente se expidió a 12 de mayo de 1662, después de la visita del Obispo Don Miguel Escartín. Esta última especifica el turno de elección de rector, que en falta de Aragonés pueda elegirse un Navarro o Portugués, en falta de Catalán un Mallorquín, y en falta de un Valenciano un Castellano.

Antes, en 1639, a 19 de enero vino acá Don Pablo Durán, Obispo de Urgel, para visitar en nombre del Rey.

Del edificio de la universidad nada queda en nuestros días, sino el sitio donde estuvo construido, que es la falda del castillo a la parte de poniente. La continuación de las guerras lo arruinaron. Señálase allí con el dedo una casa que dicen haberlo sido de Poncio Pilato, y hasta de su nombre la llaman. En el Libro verde o sea Cartoral de esta iglesia, al folio 170 se halla la escritura que hizo María, mujer de Bernardo de Malpás, al maestro Pedro de Malobosco, a XI de las calendas de noviembre de 1198, en que le vendió por XV sueldos jaqueses unam peciam terrae ad Alguaria (lugar distante tres horas de Lérida) quae est in campo qui fuit Poncii Pilati. Si en el siglo XII había ya la tradición de que este famoso personaje había estado heredado por acá, no debe extrañarse que se haya continuado esta misma opinión respecto de su casa, aunque la cosa pueda haber nacido de otro principio: y he oído que las tales casas eran de un famoso catedrático de esta universidad, llamado Ponce Pelat. De la misma calaña es la otra creencia del vulgo de que la saltatriz Herodías murió bailando sobre el hielo que cubría el Segre.