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jueves, 26 de enero de 2023

CARTA CXXI. Adiciones e ilustraciones a lo publicado por el padre maestro Flórez

CARTA CXXI. 

Adiciones e ilustraciones a lo publicado por el padre maestro Flórez sobre el estado antiguo de esta iglesia de Barcelona hasta entrado el siglo XII, y sus Obispos Wilara, Guislaberto, Fulco o Folch, y San Olaguer. 

Mi querido hermano: Como el padre maestro Flórez disfrutó completamente de los archivos de esta ciudad, y posteriormente recibió otras muchas noticias que le comunicó el padre Caresmar, pudo tratar con mucha exactitud y casi completar la historia del estado antiguo de esta iglesia de Barcelona hasta la muerte de su Obispo San Olaguer. Mas esta clase de investigaciones nunca agotan todo su objeto, y siempre dejan a los que vienen después algo que descubrir y añadir. Esto me ha sucedido a mí particularmente, habiendo podido examinar los archivos de otras catedrales y monasterios, con cuya historia tiene conexión la de esta iglesia. Que muy cierto y averiguado es que sin el auxilio de archivos ajenos no se puede completar la historia de cada iglesia y monasterio. Por esta razón haré aquí un breve apunte de las adiciones e ilustraciones que pueden hacerse a lo que publicó aquel sabio escritor, para que sirvan cuando se haga una segunda edición de su obra.

En primer lugar advierto que el Concilio tenido en esta iglesia el año 906 ha sido impugnado después de la muerte del padre Flórez por el ex-jesuita Masdeu como apócrifo y fingido por los Franceses por probar la supuesta sujeción de nuestras iglesias catalanas a la de Narbona. En el tomo de mi Viaje a Vique queda demostrado hasta la última evidencia la verdad de esta sujeción metropolítica todo el tiempo que duró el cautiverio de Tarragona, que fue el de cuatro siglos. Allí mismo copié y publiqué uno de los documentos más claros de ello, que es el concilio de que hablamos, en el cual Idalcario, Obispo de Vique, se quejó de que el Arzobispo de Narbona al tiempo de consagrarle le impuso el censo anual de una libra de plata. ¿Qué valen todas las cavilaciones de Masdeu para probar que este concilio es apócrifo? En el archivo de aquella catedral están sus actas originales con las subscripciones de los Obispos, a cuya vista se disipa el nuevo pirronismo de los infatuados en ciertas y ciertas manías

Wilara. Dei Obispo Wilara no conoció el padre Flórez otras memorias que las que alcanzan al año 950. Débese añadir que vivía aún en 955, a cuyo año pertenece una escritura original que he visto en Monserrate, fecha VI. kal. januarii, anno II. regnante Leutario Regem. Su exordio dice: 

In nomine Domini Borrellum et Mironem uterque fratres et Marchiones Comes et Owillara Pontifex. Es una donación al monasterio de Santa Cecilia de Monserrate de varios alodios en Amendolelles, dados ya por la Condesa Richildis, cuyos albaceas eran los dos Condes y el Obispo. Estas pocas palabras inducen grande alteración en la cronología de los Condes de Barcelona, pues vemos vivo en 955 a Mirón, que todos suponen muerto en 950. Item Borrell, su hermano, no sé si es tan conocido. También vivía en 957, año III del Rey Lotario, cuando pasó a la iglesia de Vique, según disponían los cánones, a asistir al Obispo Wadamiro en su última enfermedad, darle sepultura, hacer el inventario de los bienes de la iglesia, visitarla en su vacante y cuidar de la elección del sucesor que hacía el clero. Todo esto consta de la escritura original que se copió y publicó en el mismo tomo de Vique. 

Guislaberto. A las noticias de este Prelado hay que añadir las siguientes: 

1.a Este Guislaberto, hijo de los Vizcondes Odolardo y Richildis, era ya levita el año 1005. En el archivo episcopal de Solsona (tit. Panadés) he visto una escritura original de venta que hizo el padre a la madre de ciertas tierras. Ego Odolardus (dice) gratia Dei Vices Comite vinditor sum tibi uxori mea Richilde Vices Comitissa: expresa las tierras y continúa: qui mihi advenit de genitore meo (sin nombrarlo). Et est haec omnia in comitatum Barchinonensem infra termine de castro Fontanedo, in loco que nuncupant Frexano … in propter precium pesas XV. in rem valentem … Facta vinditione nonas febr., anno X. regnante Roberto Rege. Este año es de 1005; sigue la firma original del Vizconde, y luego otra original Guislibertus levita, que como hijo autorizaba aquel contrato doméstico. Era pues levita ese año 1005.

Flórez con Diago y otros suponen que nuestro Obispo había sido casado, y que le vivía aún su mujer después de ser Obispo. No sé componer con esto el grado de levita y de canónigo, a que subió siendo aún tan joven que ya lo obtenía treinta años antes de ser elevado a la Silla episcopal.

2.a He dicho que era hijo de estos Vizcondes. Pruébalo otra escritura que vi allí mismo original, y es la donación que su madre le hizo de todo lo que había comprado de su marido en la escritura anterior. Empieza así: Ego Richillis gratia Dei Vice Comitissa donatrice sum tibi filio meo karissimo domno Guisliberto Episcopo … su fecha es II. non. martii, anno X. regni Henrici Regis, que corresponde al año 1041, en que ya era Obispo. Este alodio, ya propio suyo, lo vendió él después a Gondebalo y su mujer Ermessindis III. idus septembris, anno XVI, regni Henrici Regis (1046), in propter precium septuaginta quinque uncias auri in rem valentem. También está allí mismo original esta escritura, en la que firma igualmente Udalardus Vices Comes, mas no Richillis.

3.a Más importante que todo esto es la memoria cierta que nos queda de la consagración de este Obispo, verificada en el monasterio de San Pedro de Fronteña (hoy llamado de la Portella) el año 1035 a 21 de septiembre por el Arzobispo de Narbona Wifredo, San Ermengol, Obispo de Urgel, y Wifredo de Carcasona. Da razón de esto una escritura, preciosa por muchos respetos, que se conserva original en el archivo de aquella casa, donde la vi y copié con tanto gusto como cuidado. Pondré aquí su exordio, que es lo que basta para lo de ahora. Dice así: 

Anno Incarnationis Dominice XXXV. post millesimum, era M.LXXIII. indictione III. epacta XX. XI. kal. octobris, anno V. regni Aienrici Regis, 

convenerunt in unum in Dei Omnipotentis nomine Wifredus Sancte Narbonensis ecclesie Archiepiscopus, ac nobilissimus Antestis Ermengaudus, necne Guifredus Episcopus Carcasonensis, ut consecraret Episcopum Barchinonensem, nomine Guilabertum, in cenobio Sancti Petri Frontenianensis, et consecraverunt eandem ecclesiam in honore Domini nostri Jhu. Xpi., et Beati Petri Apostolorum Principis, etc. La admirable consonancia de todas las épocas de cómputo que acota la escritura, y las firmas originales, no sólo de los tres nombrados, sino las de todos los Obispos que se hallaron en el concilio inmediato de Narbona, a donde, como en ella misma se dice, fue llevada para que todos confirmasen las donaciones hechas a este monasterio, y la cofradía que el diocesano San Ermengol erigió en él el mismo día de la consagración del templo; todo esto, digo, hace mirar a este instrumento como uno de los más solemnes y respetables que nos ha conservado la antigüedad. Ya se publicará entero cuando se trate de aquel monasterio. Entre tanto baste lo dicho para fijar la época del pontificado de Guislaberto, Obispo de Barcelona.

4.a En el archivo del monasterio de Monserrate he visto un traslado hecho el año 1239 de una escritura, en que nuestro Obispo, dedicando la iglesia de San Miguel, sita en aquel monte, le hace donación, junto con su madre la Vizcondesa, a quien llama Rachel, y su hermano Johannes de ipso mont, de algunas heredades. La fecha del original es XIIII. kal. junii anno XI. regni Henrici Regis (1042) (a: Ap. núm. XLVIII.). Firman en la escritura, además del Obispo y su madre, el padre Udalardus Vice Comes, y Johannes Udelard, y no más. Este Juan, que toma por apellido el nombre del padre, es el hermano del Obispo que antes dije, cuyo nombre ignoró Flórez (tom. 29. pág. 223).

Fulco o Folch, a quien el P. Flórez da muy bien de pontificado desde 1096 hasta 1099.

En el Episcopologio de Urgel queda demostrado que fue hijo de Fulcon y de Guisla, Vizcondes de Cardona, hermano de Raimundo Folch, por cuya muerte heredó el nuestro en 1086 dicho señorío, que conservó hasta la muerte. También queda dicho que fue Arcediano, no de Urgel, sino de San Vicente de Cardona, desde antes de 1068, y que siempre permaneció en aquella iglesia, en la cual introdujo la canónica Agustiniana antes del 1090.

Item: que muerto en 1092 Bernardo Guillem, Obispo de Urgel, fue electo sucesor en discordia con Guillermo Arnal, que siempre estuvo en Urgel, y el nuestro en Cardona, donde hay escrituras originales en que se intitula Obispo Urgelense hasta el año 1095.

Que muerto a fines de este año su competidor Guillermo, debió renunciar Fulco su derecho para que el Capítulo eligiese Obispo, como lo hizo con San Odón. Así hubo lugar para que este Capítulo le eligiese por su Obispo. De cuya prelacía, además de las memorias que publicó Flórez, hay muchas escrituras en el archivo abacial de Cardona, en que juntamente se intitula Episcopus Barchinonensis, y Vice Comes Cardone.

En fin allí copié la nota de su óbito, según está en el Necrologio de Cardona, la cual repetiré aquí. Dice así: IIII. idus decembris Barchinone depositio recolende memoriae Fulchonis, Episcopi eiusdem urbis, atque Vice Comitis Cardonensis, cuius industria, clerici huius loci (Cardona) regularibus sunt documentis edocti quibus et ipse humiliter subiectus, postremo adepto culmine episcopatus, apud prephatam urbem quivit beato fine sepultus anno MXCIX.

De San Olegario diré dos palabras. No puede dudarse, en vista de datos y documentos, que fue canónigo y pavordre de esta iglesia de Barcelona, y después Prelado de ella y de la de Tarragona; que de canónigo de esta iglesia pasó a canónigo Lateranense del monasterio de San Adrián, y que después fue Abad en el de San Rufo de la Provenza. También puede añadirse la extraordinaria integridad y flexibilidad de su sagrado cuerpo. La flexibilidad es notoria, y puede asegurarse por muchas y varias experiencias. No ha mucho que a mi sabio amigo y Chantre de esta iglesia Don Mariano Oliveras de Plana, le fue preciso ponerle al Santo una sortija que le había ofrecido la devoción de un particular; y al colocarla en uno de los dedos asegura que levantó y bajó su brazo y mano, como lo habría hecho en un cuerpo vivo.

Tengo copia de una homilía o como sermón de este Santo, que se encontró pocos años hace en el archivo de la santa iglesia de León, según me han dicho. Ya te la enviaré en otra ocasión, pues ahora anda revuelta entre mis papeles.

A Dios. Barcelona, etc.

CARTA CXVIII. Iglesia de Barcelona, su canónica o constitución interior.

CARTA CXVIII. 

Iglesia de Barcelona, su canónica o constitución interior. Titular de esta iglesia. Número de canónigos. Cuando comenzaron a llamarse así. El Rey canónigo de esta iglesia. Canónigos llamados legos. Hábito coral de los canónigos. Fábrica del templo. Noticia de algunos de sus artífices. Inscripciones de los sepulcros de sus restauradores. Sillería del coro. Noticia del primer Capítulo general de la orden del Toisón de oro en España. Descripción del altar mayor. Portada de la iglesia. Claustros, sepulcros, sacristía y sus ricas alhajas y curiosidades.

Iglesia de Barcelona, su canónica o constitución interior. Titular de esta iglesia. Número de canónigos. Cuando comenzaron a llamarse así. El Rey canónigo de esta iglesia. Canónigos llamados legos. Hábito coral de los canónigos. Fábrica del templo. Noticia de algunos de sus artífices. Inscripciones de los sepulcros de sus restauradores. Sillería del coro. Noticia del primer Capítulo general de la orden del Toisón de oro en España. Descripción del altar mayor. Portada de la iglesia. Claustros, sepulcros, sacristía y sus ricas alhajas y curiosidades.

Mi querido hermano: La Santa iglesia de Barcelona es una de las pocas de nuestra nación que pueden gloriarse de habernos conservado la religión desde los primeros siglos. Como situada en la parte septentrional de la Península, vecina a los montes y a los ejércitos Franceses, no tuvieron los Sarracenos el tiempo oportuno para destruir en ella del todo la religión de Jesucristo, no sufriendo su política quedar sin tributarios, por quedar sin cristianos. Arrojados a los ochenta años escasos de posesión por las armas de Ludovico Pío en el de 801, y antes que se levantase la bárbara y asoladora persecución de Abderramen, pudo quedar en su ser la catedral de esta ciudad, aunque deteriorado el culto y forma clerical con la usurpación de los fundos antiguos y otros males consiguientes a aquella opresión. No se vio por consiguiente interrumpida la serie de sus Prelados; y como no hubo restauración de Silla ni de culto, tampoco hubo necesidad de establecer en ambas cosas la nueva forma que precisamente debieron recibir las otras iglesias, conforme iban saliendo del largo dominio de los árabes. Por donde se ve cuán respetable es la ancianidad de ciertos ritos usados ya aquí en los siglos XII y XIII, algunos de los cuales han llegado hasta nuestros días. 

Esta misma es la causa porque nunca se introdujo en esta iglesia la vida reglar de San Agustín. Las conquistas de los Cristianos en este país no comenzaron a extenderse hacia el mediodía hasta fines del siglo XI, tiempo en que estaba muy floreciente la orden reglar de San Rufo de Aviñón, que había comenzado poco antes. Así que las iglesias que se restauraban, perdida la forma del clero antiguo, ya que se establecían y ordenaban de nuevo, era según el plan y disciplina de aquel monasterio. Ayudaba a esto grandemente el haber salido de él algunos Obispos para nuestras Sillas, y el afecto particular que profesaban a aquella casa los Condes de Barcelona, que lo eran también de la Provenza. Mas en las iglesias en que pudo conservarse la forma clerical, aunque en estado de decadencia, ni había necesidad de esta restauración ni fuera tampoco muy fácil, atendida la repugnancia que los hombres tenemos a dejar nuestro antiguo modo de vivir. En esta clase debe ser contada la iglesia de Barcelona, cuya canónica reglada y ordenada por el Obispo Frodoino en el año 878, fue restaurada por el Obispo Aecio en el año 1009. La forma de vida que se dio al clero en esta ocasión debió ser la llamada Aquisgranense, establecida en un concilio de Aquisgrán (Aachen, sede de Carlo Magno, por ejemplo) en el año 816, si no fue tomada de nuestros concilios Toledanos, señaladamente del IV. El clero, según esta disciplina, vivía de un fondo común, que no excluía la propiedad, guardaba la continencia, clausura y demás, sin profesión ni votos monásticos. Este es el aspecto que ofrece la canónica de Barcelona en los siglos XI y XII, sin hallarse en estas épocas rastro de vida reglar de San Agustín.

Así es que hacia el año 1094 San Olaguer, canónigo y Prepósito de esta iglesia, deseoso de mayor perfección pasó al monasterio de San Adrián, recién fundado por el Obispo Don Bertrán, de cuyas manos recibió el hábito de San Agustín. Cosa de que no había necesidad, si en esta iglesia se hallase entonces establecido dicho instituto. Tampoco le había en 1149 cuando el Obispo Don Guillermo Torroja con su Capítulo puso bajo la obediencia de San Rufo de la Provenza la iglesia de Santa María de Marmella, ut in eadem ecclesia … religionem canonicam secundum regulam B. Augustini constituant ... et disponant eam sicut alias obedientias Sancti Ruffi. Ni los canónigos de Barcelona dicen en esta escritura que eran de la misma orden, ni siéndolo era regular que hiciesen tal donación o cesión pudiendo ellos por sí mismos ordenar el nuevo monasterio, como lo hizo la iglesia de Tarragona con el de Escornalbou. Todavía se ve esto más claro en la reconciliación que el mismo Obispo Don Guillermo dio en 1160 a un Arnaldo de Palou, el cual postposito clericatu ad vias saeculi transierat, et a consortio et a comunitate Barchinon. ecclae. impudenter recceserat. Porque imponiéndole la reclusión de un año y otras penitencias, le asegura que cumplidas estas sería de nuevo admitido a la participación de la vida canónica, y añade: dabimus tibi de honore nostrae canonicae aut illum scilicet honorem, qui fuit patris tui, aut tantum de alio honore nostrae canonicae, unde debebis esse paccatus... quem honorem habebis et possidebis per nostram canonicam in vita tua (a: Ap. núm. XLI.). 

Este Arnaldo apóstata era sin duda canónigo, aunque no sacerdote, y acaso de los que siendo niños eran ofrecidos por sus padres en canónigos de esta iglesia. En cuyo caso era ley general en ella que canonicus noviter veniens tradat ecclesiae nostrae suam hereditatem incontinenti, et accipiat de ea commutationem, si fuerit clericus. La conmutación consistiría en cederle el usufructo de aquella heredad o de otra de la canónica, como indica lo hecho con Arnaldo. Como quiera que sea, es claro que en este tiempo no había en esta iglesia vida común reglar, la cual de su naturaleza excluía estas propiedades y consignaciones de usufructos. Y no sólo había esto en nuestra canónica sino que sus individuos percibían también las porciones diarias en dinero. Así en el libro llamado del Ventre, que se conserva en el archivo, manuscrito de principios del siglo XV, donde están escritas las obligaciones de los prepósitos, se les mandaba a estos dar a cada canónigo su porción de moneta de terno, como antes la daban de moneta dublenca, la cual corrió desde el 1221, hasta el 1258. Item, había porciones canonicales fundadas, que es algo más. Y este dinero lo distribuía el botillero per domos canonicorum, a las cuales también se mandaba llevar el vino pro collatione, si sint domus de Capitulo, et sint infra muros civitatis Barchinonae. Todo esto se supone en este códice, como cosa ya usada y corriente desde la creación de las preposituras, que fue en el año 1157. Por otra parte solían agregarse a los canonicatos algunas capellanías con título de vestuario. A todo esto era consiguiente el dominio de propiedad, la facultad de hacer testamentos, sin solicitar dispensa, de instituir legados píos y fundar beneficios. De todo lo cual hay acá gran número de ejemplares desde el siglo XII.

Sobre lo dicho es de considerar la ninguna memoria que aquí se halla de recepciones y profesiones de canónigos y del rito y ceremonias que en ello se usaba. Tampoco quedan libros de congregación, donde las iglesias reglares solían escribir los nombres de los finados en dicha profesión, ni rastro de los oficios de Prior claustral, camarero, hospitalero, enfermero, etc., ni noticia del tiempo en que se aboliese aquí la vida reglar, siendo así que en ninguna parte se quitó antes del siglo XVI. Y es cosa extraña que sabiéndose el remate que tuvo en otras iglesias o por bulas particulares, o por la general de Clemente VIII se ignore el término de la que se supone haber existido en la catedral de Barcelona.

¿Qué era pues la canónica de Barcelona y el refectorio y los claustros y todo lo demás que suena a vida reglar? Era todo ello perteneciente a la vida canónica, clerical o secular, y no a la monástica: era todo conforme a la Regula canonicorum, según la cual el Conde Suñer y su mujer Richilde dotaron el clero de esta iglesia: era (por omitir otras ideas tomadas de nuestro concilio de Toledo y del Aquisgranense de 816), la que indicó el Obispo Ausonense Wadamiro en la restauración que hizo de la canónica de su iglesia el año 957. Documento desconocido y precioso, en que por lo tocante a nuestro objeto se leen estas palabras: Haec omnia dono atque trado vobis in perpetuum habenda ... ut regulariter exinde vivatis, et secundum instituta SS. Patrum fidelissimi dispensatores existatis, in susceptione hospitum et sustentatione peregrinorum, in sublevatione captivorum, et in omnibus gradibus bene ministrando. 

Con estas ideas de la disciplina clerical secular, se compadece muy bien que viviesen los canónigos bajo la obediencia de un Abad o Prepósito, encargo que tuvo San Olaguer: que tuviesen sus casas propias de la iglesia, situadas en su inmediación y en la calle que llaman de Paradis, que hoy todavía se conoce por la Canonja: que observasen en ella algún género de clausura: que a lo menos en el siglo XI durmiesen juntos todos en una pieza, y comiesen en refectorio (a), y ejerciesen otros actos regulares, sin que les obligase a ello ni profesión, ni otro título más que la posesión de algún beneficio o prebenda que podían dejar cuando les pareciese. Basta de esto, y vamos a otra cosa.

(a) Sábese que el uso del refectorio estaba todavía en su mayor vigor, muy entrado ya el siglo XIV, cuando Berenguer de Plana regaló a la canónica doce tazas de plata del valor de una marca cada una para bebida in refectorio Sedis post celebrationem et post vesperos et completorium. La donación es de 19 de diciembre de 1335 y existe en el archivo de esta catedral. 

El titular de esta iglesia es de Santa Cruz, y lo es desde el siglo VI a fin del cual en el año 599, se tuvo ya aquí un concilio in Sede S. Crucis. 

A este título se añadió luego el de Santa Eulalia, y así continúa hoy; aunque en sus estandartes, que llaman ganfarons (y antes decían ganfanons), no se ve sino una cruz grande blanca sobre las barras de Cataluña en campo colorado. Y cierto que debía ser al revés, esto es, cruz roja en campo blanco, si fuese cierta la visión que tuvo Carlo Magno cuando conquistó a Gerona: en memoria de lo cual dicen que su hijo Ludovico fundó esta catedral en honor de la Santa Cruz. Fábulas a cada paso inventadas, y fácilmente creídas por los feligreses de la parroquia de San Justo, que pretenden haber sido su matriz la única y primitiva Sede de Barcelona. De esto se dirá más otro día.

El número de canónigos en esta iglesia era ya de cuarenta en el siglo XI. Debió aumentarse después sobre lo que permitían las rentas, puesto que en 1229 visitando esta iglesia el Cardenal Sabinense Juan, Legado del Papa Gregorio IX, los redujo al número sobredicho. Posteriormente Clemente VIII los redujo al de 34. De entre ellos mismos se elegían los que habían de regentar los oficios, que ahora llaman dignidades; y sobre esta práctica, tan conforme a la disciplina de otras iglesias y al buen gobierno de las temporalidades, hay aquí varios estatutos hasta el siglo XIII; a mediados del cual se comenzó a oír por acá el nombre de dignidad. El de canónigo le hallo ya usado en el decreto de elección del Obispo Don Bernardo de Berga de 1172, época que puede fijarse sobre el principio de este nombre, pues en la elección del Obispo Don Arnaldo Armengol de 1137, todavía firman los electores de Capítulo, especificando el nombre de su oficio, o del grado de su orden, pero no el de canónigo. No faltaba aquí lo que en otras iglesias había, y es un canonicato con el título de Stator Regis. Habíalo ya en 1172, como consta del citado decreto del Obispo Berga, donde firma Arnaldus de Villamaiori eiusdem ecclesiae Stator Regis. Llamábase así, à statu, que también significa Stallum, Sedes, como que ocupaba un lugar señalado y una prebenda de la iglesia en obsequio de los Príncipes, y para rogar por su salud. Esto se deduce de la dotación que el Rey Don Jaime I hizo de este canonicato, a quien llama Staturiam, en el año 1263, en que lo obtenía Guillermo de Rubira (a: Ap. núm. XLII.). Otra cosa era el canonicato que estaba aquí reservado para la persona del mismo Rey, cuya posesión tomaba como los otros canónigos, y percibía, estando presente en la ciudad, la prebenda diaria que les estaba señalada en el libro del Ventre, o de obligaciones de los Prepósitos. Aún hoy día se guarda esta costumbre, como se ha visto estos años, cuando estuvieron SS. MM. en esta ciudad. Parece que en tiempo del Obispo Don Fr. Ferrer de Abella debió haber alguna omisión en las formalidades de la posesión de este canonicato, pues se estableció el juramento que debían prestar los Reyes, y que prestó Don Pedro IV, llamado el Ceremonioso, cuya fórmula he copiado del original, y es la siguiente: "Nos Petrus, etc., ex certa scientia ad honorem D. N. J. C. et Beatae Martiris Eulaliae Barchin., convenimus et promittimus vobis vener. in Christo Patri fratri Ferrario Divina Providentia Episcopo, et vobis etiam dilectis nostris Capitulo eiusdem Sedis recipientibus ac stipulantibus pro ecclesia Barchinon. ac etiam iuramus per Sanctam Crucem D. N. J. C. Salvatoris nostri, ac per sancta Dei quatuor Evangelia manibus nostris corporaliter tacta, conservare et manutere privilegia et observantias, seu consuetudines approbatas eccl. Barchinon. et libertates ac inmunitates eiusdem ecclesiae et personarum et iurium et rerum eiusdem ecclesiae; et contra predicta seu aliqua praedictorum non facere per nos vel per alium, seu aliqualiter contravenire. Sic nos Deus adiuvet, etc.” 

De esta clase de canonicatos reales no sé si queda otro ejemplar en nuestras iglesias. En la de Valencia concedió al Rey Don Martín esta gracia el Papa Luna en 1409, y en el siguiente tomó ya posesión de él. Dime algo del origen de este distintivo de honor, que no desdeñó la Majestad Real. Otra especie de canónigos había llamados legos, y eran los que dejaban alguna heredad a la canónica, por lo cual se hacían acreedores a la percepción de las prebendas y a los sufragios de la iglesia. El hábito coral de que hoy usan los canónigos en el verano es como el de la catedral de Valencia, con levísima diferencia. En el invierno usan de capa talar morada sobre las colas y roquete. La consueta antigua dice: a die Defunctorum ad Sabbatum Sanctum utuntur in choro cappa nigra rotunda; excipiuntur hebdomedarii, Precentor et Succentor qui utuntur in officiis missae solemnis capis purpureis. Los beneficiados graduados de doctor o bachiller llevan todo el año las colas recogidas sobre el brazo. La fábrica del templo actual se comenzó en 1298, y se concluyó en 1430, no 1330, como se lee en el Viaje de Ponz, por yerro de imprenta. Hasta el año sobredicho son frecuentes las memorias de indulgencias concedidas a favor de esta fábrica, algunas de ellas por Obispos extranjeros. Dos inscripciones quedan pertenecientes al principio y progreso de la obra, las cuales publicaron Aymerich y Campillo, mas con algunas alteraciones y variantes. Por lo mismo, y para satisfacer a los ruegos de algunos buenos amigos, las copiaré aquí con su carácter mayúsculo, y con las mismas abreviaturas del original. Hállanse ambas en la pared exterior de la iglesia, al lado de su puerta colateral, frente al palacio de los Condes. La primera dice así: 

(Ver dibujo 1; escribiré a continuación los caracteres en mayúscula, pero no las rayas superiores, excepto AÑO, ni los puntos entre palabras.)

+ IN: NOIE DOI NTI IHV XPI AD HONORE +  SCE TRINITATIS PATS ET FILII ET SPS SCI AC BE  ATE VIRGINIS MARIE ET SCE CRVCIS SCE Q  EVLALIE VIRGINIS ET MARTIRIS XPI AC  CIVIS BARCHN CVIVS SCM CORPVS IN ISTA  REQVIESCIT SEDE OPVS ISTIVS ECCE FVIT IN  CEPTVM KL MADII AÑO DNI M.CCXCVIII RE  GE ARAGONV VALN SARDINIE CORSICE  + COMITE Q BARCHINONE. +


+ IN: NOIE DOI NTI IHV XPI AD HONORE +

SCE TRINITATIS PATS ET FILII ET SPS SCI AC BE

ATE VIRGINIS MARIE ET SCE CRVCIS SCE Q

EVLALIE VIRGINIS ET MARTIRIS XPI AC

CIVIS BARCHN CVIVS SCM CORPVS IN ISTA

REQVIESCIT SEDE OPVS ISTIVS ECCE FVIT IN

CEPTVM KL MADII AÑO DNI M.CCXCVIII RE

GE ARAGONV VALN SARDINIE CORSICE

+ COMITE Q BARCHINONE. + 


Esta inscripción se halla repetida en dos piedras, una a cada lado de la sobredicha puerta. Allí mismo se halla estotra: 

(Dibujo 2)

+ (cruz grande) IN NOIE DNI NRI IHV XPI KDS NOVEBR  ANNO DNI M.CCC.XXIX. REGNAN  TE DNO ALFOSO (Alfonso) REGE ARAGONV VALE  CIE SARDINIE CORSICE AC COMITE BAR   CHN OPVS HVIVS SEDIS OPERABATVR AD  LAVDE DEI AC BTE M SCE + SCEQ EVLAIE.


+ (cruz grande) IN NOIE DNI NRI IHV XPI KDS NOVEBR

ANNO DNI M.CCC.XXIX. REGNAN

TE DNO ALFOSO (Alfonso) REGE ARAGONV VALE

CIE SARDINIE CORSICE AC COMITE BAR 

CHN OPVS HVIVS SEDIS OPERABATVR AD

LAVDE DEI AC BTE M SCE + SCEQ EVLAIE.

No se sabe el arquitecto que hizo el plan de este templo. Yo sólo he hallado dos de sus continuadores: el primero Jaime Fabre, Mallorquín, instituido maestro de la obra por el Obispo Don Ponce de Gualba y su Capítulo a 23 de junio de 1317, con salario de 18 sueldos cada semana, y abono de los gastos en sus viajes a Mallorca, el cual seguía aún en el mismo oficio en 1339, cuando se hizo la traslación de Santa Eulalia, cuya capilla subterránea es sin duda obra suya. El otro es Bertrán, que lo era en 1344. Un magister Pujol qui fecit retrotabulum S. Eulaliae suena en 

1305 en los libros de gasto y recibo de la sacristía. En 1345, a 23 de julio, concertó el Capítulo con Martín Ferrandis, Toledano, y factor de órganos, la construcción del de la catedral por ochenta libras en todo.

Este templo se construyó en el mismo sitio donde estaba el antiguo, consagrado en el año 1058, cuya área ocupaba parte del coro actual, como conjetura Campillo. Las cenizas de sus fundadores, o más bien restauradores, están en dos grandes urnas levantadas en la pared, entre la sacristía y la puerta que manda al claustro, con estas dos inscripciones modernas. = 1.a D. O. M. = Raymundo Bereng. Barchinonen. Principi, propugnatori ac muro christiani populi, disciplinaeque militaris exemp., 

huius basilicae una cum Almodis coniuge conditori, quem, quum annos XXXXII. feliciter regnasset, invida mors rapuit XXVII. mensis maii 

anno salut. humanae naturae M.LXXVI. = 2.a = D. O. M. = Almodis Comitissae cui fortuna summae auctoritati non defuit, omnium virtutum 

exemp. hic cum viro iacenti, Capitulum sepulchra iam vetustate collapsa tam pientisimis B. M. instauran. curavit, et ab eadem temporis iniuria post duo secula repetita iterum grato animo vindicavit anno M.D.CCLXXXVI. = Otras dicen qué hay dentro de las urnas. No pongo la copia que tengo de ellas, porque no estoy seguro de su verdad.

La sillería del coro es todavía la misma que existía en 1519, cuando el Emperador Carlos V celebró aquí un Capítulo general de la orden del Toisón de oro, el primero que se tuvo en España. Permanecen renovadas posteriormente las armas y títulos de cada caballero en lo alto del respaldo de las sillas que ocupaban por su antigüedad. Omito su noticia porque ya la publicó Chifflet (Insignia, etc.): mas no dejaré de enviar un extracto en castellano de la relación lemosina que un diario de aquel tiempo hace de fiesta tan grande (a: Ap. núm. XLIII.).

El altar mayor forma una como galería de gusto gótico; es de madera y algunos creen ser de palma; el zócalo es de piedra de labor del siglo XVI, y a esto alude el año 1596 que se halla escrito en él, no al resto del altar, que es más antiguo y de lo mejor de aquellas labores que se separaban de la sencillez sin faltarles cierto gracejo de capricho que falta a los que vinieron después. La mesa del altar es aislada y tiene un buen frontal de piedra mármol con las insignias de la pasión y las armas del Patriarca Don Francisco Clemente Çapera, Obispo de esta iglesia, que la construyó: todo de relieve. En el centro del altar está depositado el cuerpo de San Severo M., Obispo de la misma, en una arca de plata, dentro de la cual dicen que se conserva la que mandó labrar el Rey Don Martín, cuando trasladó estas reliquias del monasterio de San Cucufat (Cugat) del Vallés: sobre él el tabernáculo del Santísimo, y sobre él la imagen de un crucifijo en significación nada propia del titular de la iglesia, que sólo es la Santa Cruz. Al lado de las gradas últimas del altar hay dos cortinas colaterales, que se corren mientras dura la consagración, como para conciliar mayor veneración a tan augusto misterio. Las arañas de la iglesia que llaman Salomones, son también de un gusto gótico, y no todas son de aquel tiempo, sino que los artífices han guardado la propiedad debida en acomodarse al genio del edificio para que sirven. La portada principal de la iglesia está por concluir, y lo estará mientras no cesen las distracciones de las contribuciones que hay para ello. Esto que parece una paradoja, no lo es para los que conocen el terreno. Cuando Dios quiera que se verifique, sería muy doloroso que abandonasen el plan y diseño que existe en el archivo, y en parte está comenzado a verificar, que ciertamente es comparable con el famoso frontispicio de la iglesia de Burgos. Los claustros de esta iglesia son buenos y espaciosos, concluidos en 1448. Hay en él varios entierros. Los más notables son dos elevados en la pared con sus casilicios correspondientes y de buena labor. Uno es del Capiscol y canónigo de esta iglesia Don Francisco Desplá, cuya estatua de piedra, tendida sobre la urna, está adornada con un bonete redondo y con alguna elevación a modo de mitra, tal como lo tiene la estatua de otro Precentor de la familia Despujol, cuyos entierros están en otras de las capillas. Tiene además esta que digo capa coral y báculo en la mano, distintivo de su oficio. En el plano del sepulcro se leen estos hexámetros:

"Haec petra Franciscum de Plano continet ortum

Sanguine praeclaro, cui magna scientia, virtus

Fortuitis sociata bonis, laus, gloria fulsit. 

Qui Sacrista Vicensis erat, qui sedibus almis

Canonicus, qui Prepositus, Precentor amatus,

Pauperibus largus, pius, ecclesiamque frequentans,

Semper amans patriam, studuit sua iura tueri:

Nomine vivet ob id varias velitante per oras.”  

En los necrologios de la iglesia de Vique consta que murió a 30 de julio de 1453.

Todavía es más memorable el segundo sepulcro de los dos que decía, que está junto a la puerta excusada de la capilla de las Santas Vírgenes. Hay en él una estatua de bronce que representa a un soldado, y sobre él este letrero: Hic iacet Dominus Borra miles gloriosus. Facta fuit sepultura ista anno Domini M.CCC.XXX ...

Este Borra era un truhán del Rey Don Alfonso V de Aragón. El P. Caresmar extractó en el archivo de la catedral una escritura de venta hecha por Mosen Borra en el año 1451, y dice que el tal Borra se llamaba Antonio Tallander, y que era hijo de otro del mismo nombre y apellido. Es graciosa la memoria que queda de él en un privilegio que le concedió el Rey su amo, dándole facultad de regresar de Nápoles a Barcelona, en el cual en consideración a su vejez y a no tener ya dientes ni muelas, manda se le suministren todos los vinos que él quiera. Hace ya algunos años que se publicó este documento en castellano; pero allá va su copia latina con que desempalagar (a: Ap. núm. XLIV.). Por todo ello se ve la propiedad con que en su sepulcro se le da el dictado Plautino de miles gloriosus. En la sacristía se guardan ricas alhajas. Un altar portátil de plata de uso del Rey Don Martín y también su espada, aunque ni uno ni otro me consta que sea de este Monarca. Un códice de evangelios del siglo XV, con las cubiertas de plata y muchos relieves en ellas con singular artificio en el lomo, para abrirse cómodamente: sirve sólo para el juramento que hace el Obispo cuando toma posesión de su silla, y el Rey en la de su canonicato. La custodia que sirve en la procesión del Corpus es de hechura singular: consiste en una silla de plata cuyo asiento tendrá dos palmos de elevación, y sus pies, brazos y respaldo están ricamente labrados. Sobre el asiento y en medio de él se eleva un cuerpo gótico, cuya materia, que dicen ser de oro, y hechura apenas se pueden distinguir, por las innumerables sartas de perlas que lo cubren entretejidas en su labor: colocación que desagradaría mucho al artífice, si amaba como es regular que luciese su trabajo. Contribuye a ello el collar del Toisón de oro que dicen regaló el Emperador Carlos V, y ciñe esta rica pieza. La mayor parte de las sobredichas alhajas son dádiva de un caballero llamado Luis Cervelló, de quien fue testamentaria la Reina de Aragón doña Violante, y en calidad de tal dio molts et diverses joyels á la custodia del precios cors de Jhu. Xpst. Así se lee en el libro de aniversarios de esta iglesia. También ciñen la silla con una faja de cuatro dedos recamada de oro y perlas y algunos diamantes que regaló para el objeto una Reina de Aragón. Dádiva apreciable, más por la calidad y afecto de la donadora, que por su valor y artificio. En una caja bien labrada vi un copón, cáliz, vinajeras, etc., todo de oro y de hechura muy graciosa, obra del platero Martínez de Madrid, y dádiva del liberalísimo Obispo y amantísimo de su iglesia D. Gavino Valladares, hecha en 1792. 

Más apreciable es un cáliz como de un palmo de elevación y con el cráter cónico, si es verdad lo que dicen que se fabricó del primer oro que trajo de América Cristóbal Colón y que presentó a los Reyes católicos en esta ciudad. Es de una ductilidad particular, que cediendo el cráter a cualquiera impresión recobra por su elasticidad su propia figura. En orden a reliquias las hay de las comunes y frecuentes en otras iglesias. 

Son de notar cuatro cabezas de las once mil vírgenes y una faja que dicen ser de la Virgen, tela delicadísima y de un hilado muy prolijo y casi imperceptible. Ya me había olvidado. Volviendo a la silla de plata sobredorada, sobre cuyo asiento se coloca un viril muy alto, todo de oro, para la procesión del Corpus, algunos sabios amigos Barceloneses, han querido persuadirme que sobre dicha silla entró sentado en esta ciudad y como en triunfo, el Rey D. Martín, de vuelta de sus conquistas. Así será tal vez; pero yo no he hallado hasta ahora ningún documento auténtico que tal diga. 

A Dios. Barcelona, etc. 

lunes, 8 de agosto de 2022

CARTA LXIII. Viaje al monasterio de S. Pedro de la Portella

CARTA LXIII. 

Viaje al monasterio de S. Pedro de la Portella (a: Este viaje y los que siguen en este tomo se hicieron a fines del año 1807.): su fundación, titular, dedicación, y cofradía notable instituida en él. Consagración de Guislaberto, obispo de Barcelona. Actas originales de un concilio de Narbona. 

Mi querido hermano: Desde el monasterio de Ripoll, la segunda vez que en él estuve, saliendo del obispado de Vique tomé la ruta hacia poniente y al antiguo condado de Berga, que antes fue de la diócesi de Urgel, y hoy pertenece a la nueva sede de Solsona. El primer punto a donde me dirigí, fue el monasterio de S. Pedro apellidado de la Portella, cuyo abad D. N. Blanco, consumido de años y de achaques, se resistió a dejarme ver las antiguallas diplomáticas de la casa. El disgusto que tuve con esta negativa, después de un viaje tan incómodo por caminos ásperos y sumamente peligrosos, creció sobre manera, viéndome a media tarde (porque esa era la hora) solo en aquel desierto tan desapacible y con tan poca compañía. Porque has de saber que el monasterio no es más que la iglesia y tres o cuatro casas sueltas sin cerca, con otros tantos monjes, de los cuales en aquel momento no hallé ninguno. Mas a poco rato volviendo de su paseo, y enterados de mi situación, me ayudaron a vencer la resistencia o digamos manía de aquel venerable viejo, con el cual me pasaron cosas que no son para escritas, y sabrás algún día dándolo Dios, y reirás con ellas. Pues digo que aquellos venerables solitarios lograron que su superior abriese el archivo peculiar de su dignidad, que era una arquilla metida en un rincón, y depósito de cosas harto apreciables.

Y lo primero que me pusieron en la mano fue una escritura original, cuyo exordio es este: Anno ab incarnationis Domini nostri Ihesu Christi nongentesimo, era nongentesima XXXVIII, indictione X, die chalendarum Decembrium, anno II. regnante Karolo rege. 

Todo esto va bien, dije, menos la indicción que no era la X sino la III: y esto que parece una equivocación del notario, no lo es en una escritura original como esta, sino que tengo para mí que algunos siguieron en las indicciones una cuenta diferente de la nuestra; de lo cual hay muchas y repetidas pruebas. El año II del rey Carlos el Simple está bien: y esta es una demostración de que en Cataluña se calendaron las escrituras de su tiempo, comenzando a contar su reinado desde el año 898 en que murió Odón. Continué leyendo, y me hallé con la dedicación o como decían consagración de la iglesia de Santa María, S. Saturnino y S. Hilario del lugar de Lacorre, que antiguamente había sido de idólatras, y estaba en lo alto de una roca: cuya solemnidad y confirmación de la dote y distrito o parroquia de la iglesia hizo el obispo de Urgel Nantigiso a ruegos de los vecinos de aquel lugar, cuyos nombres se expresan: imponiendo además al sacerdote que allí hubiese la obligación ut per singulos annos terciale censum persolvat de annona modios V. et solidos II. denarii. Dijéronme los monjes que dicha iglesia (hoy llamada de Lacor) dista poco del monasterio, al cual se unió con el tiempo, y esta es la razón de hallarse en él esta escritura; la cual copié y ya adjunta (a: Apend. n. XXI).

No estaba entonces fundado este monasterio, ni lo estuvo hasta un siglo después, es a saber, hasta por los años de Cristo 1003. Pereció la escritura primordial de la fundación, pero de los documentos que iré alegando y de otros cuya mención no es necesaria, consta que los fundadores fueron Wifredo, hijo de Portella y de Doda su mujer, casado con Ermetruit; los cuales dotaron la casa para que en ella se profesase la regla de S. Benito. Todo esto, con el año que dije, consta de un cabreo, o relación de los predios del monasterio, que queda en él, cuyo principio es el siguiente a la letra: Anno ab incarnatione Domini nostri Ihesu Christi millesimo trigesimi tertii, era millesima septuagesimi primi, indictione prima, epacta VII, anno tertio regnante Aenrico rege Francorum (todos estos datos están conformes), et anno TRIGESIMO quo domus haec constructa, et ex quo hic monachi sunt coadunati, Deo annuente, sub regula almi patris Benedicti vivere cupientes, adiuvante Christo: exinde simul fratres in unum congregati, definitum est ab illis ut ex prediis eiusdem cenobii cartula deberetur inquiri &c. Esta escritura tan próxima a la fundación del monasterio, no deja duda en que se verificó treinta años antes, esto es, en el de 1003. (N. E. anno TRIGESIMO quo domus haec constructa)

Los nombres de los fundadores constan en otra escritura de donación hecha por ellos cinco años después, en el de 1008, XII del rey Roberto; la cual vi en la misma abadía, y va copiada sólo por esto (a: Apend. n. XXII). Dícese en ella: Ego Doda femina, cum filio meo Wifredo, PROLES Portelle, donatores sumus &c. De otra escritura del año 1035, que diré luego, consta que la mujer de Wifredo se llamaba Ermetruit, y que los que hasta ahora no suenan más que como sus bienhechores, eran sus constructores, como allí se dice. 

Averiguado esto, pasemos a ver el título del monasterio. Todas las escrituras antiguas le llaman de S. Pedro de Fronteñá (Sancti Petri Frontanianensis, o de Fronteniano), por estar en el territorio (appendicio) del castillo de ese nombre. Ahora, y yo no sé desde cuando, es conocido con el dictado de la Portella. Sólo diré que al fundador Wifredo su misma madre Doda le llama hijo de Portella, y parece ser que este nombre del padre vino a ser propio de un castillo cercano de que era señor, como aparece de otra escritura del año 1069 en que un hijo de este Wifredo y nieto de Portella se llama a sí mismo senior castrum Portellensis. Mas como al mismo tiempo continuaban intitulando al monasterio de Fronteniano, debe decirse que no se introdujo entonces el otro dictado, pero que al fin de ese castillo se derivó. Volvamos al examen de las escrituras.

Entre las cuales me presentaron una muy apreciable, en cuyo análisis me detendré con gusto y no sin provecho. En primer lugar veamos la fecha que está en el exordio: Anno ab incarnationis Dominice XXXV. post millesimum, era MLXXIII, inditione III, epacta XX, XI. Kal. Octobris, anno V. regni Aienrici regis. Todos estos cómputos cuadran con el día 21 de Septiembre del año de Cristo 1035. En ese día, que cayó aquel año en domingo, se congregaron en este monasterio el arzobispo de Narbona Wifredo, S. Ermengol obispo de Urgel y Wifredo de Carcasona (que es el que antes lo había sido de Besalú). Los motivos de esta reunión fueron tres: 

1.° consagrar al nuevo obispo de Barcelona Guislaberto: 

2.° dedicar la iglesia de este monasterio y confirmar su dotación: 

3.° erigir una cofradía de los que ayudasen con sus bienes a la nueva fundación.

En cuanto a lo primero, que sin duda fue el principal objeto de esta reunión, como lo indica la escritura, así como es curioso el hallar el principio del pontificado de Guislaberto, ignorado hasta ahora, también es notable que para su consagración se reuniesen en lugar tan áspero aquellos prelados. Y aunque al mismo tiempo se propusiesen hacer las otras cosas, como es así la verdad, yo entiendo que del venir aquí Guislaberto pudo ser otra la causa, que era el ser él de por acá, y el estar heredado en este condado de Berga. Cosa que indican las muchas escrituras que de él y con sus firmas y las de sus padres Udalardo y Rachel o Richilde, se hallan en el archivo de Solsona. Mas esto no pasa de conjetura. Algo más es el hallarle ya firmando de su mano, Guislabertus levita, en escritura del año 1005: cosa que no viene bien con el estado de matrimonio que le atribuyen los historiadores. Esto ya no es de aquí; mejor será examinarlo en lo de Barcelona. 

Lo segundo que se propusieron aquellos prelados fue consagrar la iglesia del monasterio, dedicándola a nuestro Señor Jesu Cristo, a S. Pedro, S. Juan Bautista y S. Martín confesor, que serían los tres altares que en ella habría, y confirmando todo lo que sus fundadores Wifredo y su madre Doda y su mujer Ermetruit le habían dado, y cuanto en el día de su consagración ofrecieron los nobles y pueblo que concurrieron a aquella solemnidad.

Lo tercero que hicieron los obispos fue dar su consentimiento y aprobar la cofradía que instituyó el obispo territorial S. Ermengol, concediendo varias indulgencias a sus individuos, y mandándoles que mutuamente se auxiliasen en sus enfermedades, y estableciendo sufragios para los finados; todo ello en favor de los que contribuyeren al monasterio con pan, vino, oro o plata.

No para en esto el contenido del documento, sino que establecidas las dos últimas cosas, mandaron aquellos prelados al fundador del monasterio Wifredo, que con la escritura que de ello se extendió se presentase al futuro concilio de Narbona, y obtuviese de los obispos asistentes en él la aprobación de todo. Obedeciendo Wifredo se llevó consigo la escritura con un gran hueco en blanco entre el remate de lo acordado en este acto, y las firmas del arzobispo de Narbona y de S. Ermengol, para que en el concilio se continuase a renglón seguido el decreto de los obispos, como en efecto lo está. Y esta es la razón de hallarse la firma original de S. Ermengol después del decreto de aquel concilio, al cual ya no pudo asistir, pues consta que murió a los 42 días de haber aquí consagrado a Guislaberto y la iglesia del monasterio &c., es a saber, a 3 de Noviembre del mismo año 1035. 

Pusiéronse pues los decretos conciliares, primero aprobando canónicamente la dotación del monasterio, y segundo confirmando la hermandad instituida por S. Ermengol en favor de la misma casa. Mas en este último se especifican y amplían los favores y gracias mucho más que lo hizo aquel santo obispo. 

A esto siguen las firmas de los metropolitanos Wifredo de Narbona y Raiambaldo de Arlés, con las de 31 obispos de los siglos XI y XII que sucesivamente fueron aprobando la cofradía. No me es fácil averiguar a punto fijo por falta de libros cuales son de todos ellos los XVII que se hallaron en aquel concilio, como dice el decreto, porque sus suscripciones andan mezcladas con las de otros obispos ciertamente posteriores, que firmaban donde hallaban vacío, como saben todos los prácticos en esto. Tampoco se sabe el año en que se tuvo aquel concilio, pero es innegable que ha de ser anterior al 1046, puesto que todavía firma como asistente Oliva, obispo de Vique, que murió en ese año. Yo me atreva a decir que se tuvo en Narbona en 1043, y que es el que mencionan las colecciones de concilios; aunque dan de él tan escasa noticia. Mas al fin se sabe que asistieron a él el arzobispo de Arlés y otros obispos que suenan en el nuestro. Para cuando se haga una nueva edición de aquella obra no vendrá mal este documento que va copiado (a: Apend. n. XXIII) con la nota de los años en que lo fueron los obispos de nuestras iglesias. Por último no eches en olvido la existencia de S. Ermengol en este año 1035, al cual todos suponen muerto lo más tarde en 1033. En el episcopologio de Urgel se demostrará hasta la evidencia que no falleció hasta el 3 de Noviembre del año que dije. Y basta de esto.

Del año 1069 vi otra escritura que también copié (b: Apend. n. XXIV), y es la donación de la iglesia de Santa María de Quarr (Quart), hecha a este monasterio por Bernardo Guifredo, señor del castillo de la Portella, y por su mujer Migdonia, los cuales habían comprado su territorio al vizconde de Cerdaña Bernardo Seniofredo y a su mujer Guillia, por precio, scilicet, dice, XXV uncias de auro optimo probato, quem dicunt henés. No sé qué oro sería este llamado henés. Firma en la escritura Bernardo, obispo de Urgel, uno de los de ese nombre en el siglo siguiente. En este documento se hace mención del abad de este monasterio Ponce, el primero de quien tenemos noticia. Muy escasas son las que tengo de los sucesores. En 1265 lo era Arnaldo: en 1285 Romeo: en 1338 murió Bernardo: en el mismo año a 4 de Julio fue electo Guillermo de Rovira, confirmado por Arnaldo, obispo de Urgel: en 1396 lo era Raimundo, en 1442 Francisco: en 1530 Pedro de Vilatorta.

Nada más tengo que decir de esta casa, ni de su parte material, sino que me despedí de ella tan contento como había entrado triste. Buen agüero, dije para mí: no va mal en la nueva diócesi de Solsona. A Dios.