Mostrando las entradas para la consulta canónigo ordenadas por relevancia. Ordenar por fecha Mostrar todas las entradas
Mostrando las entradas para la consulta canónigo ordenadas por relevancia. Ordenar por fecha Mostrar todas las entradas

martes, 2 de agosto de 2022

CARTA LII. Concluye el sobredicho catálogo.

CARTA LII. 

Concluye el sobredicho catálogo.

(errata del título corregida) 

Mi querido hermano: No hay preámbulos, sino acabar con nuestra labor. 

Al obispo Fr. Benito de Tocco sucedió 

Juan Beltrán de Guevara, el cual tomó posesión de su silla por procurador a 29 de Abril de 1573. Durole muy poco la dignidad, y murió antes del 5 de Diciembre del mismo año, en que ya administraba la sede el arcediano. Hállase que a 6 de Diciembre del año siguiente 1574 tomó posesión de ella 

Bernardo de Jossa y Cardona, abad comendatario de S. Salvador de Breda desde el 1564: lo fue después de S. Miguel de Cuxá en 1572. También disfrutó poco el obispado, como que murió en esta ciudad a 21 de Septiembre de 1575. Esto consta por las memorias halladas en el monasterio de S. Salvador de Breda. Sucediole 

Pedro de Aragón, hijo de los duques de Segorbe, el cual tomó posesión a 4 de Marzo de 1577, y gobernó por espacio de siete años hasta el de 1584, en que a 28 de Mayo tomó el arcediano posesión de la vacante, como consta en este archivo (lib. Compulsa, fol. 16). Entonces fue trasladado este obispo a la sede de Jaca, y de allí pasó a la de Lérida, donde finalmente murió en 1597. Quédanos de su pontificado en Vique un sínodo en 1581, donde entre otras cosas mandó que los clérigos no usasen de sombreros por las calles, sino sólo de bonete (pileo crucis) a excepción del tiempo de lluvia: item que cada dos meses se rasurasen la corona y barba, no dejando bigotes (mostaxos), ni lo que llamaban la merquesota, que no sé si sería la perilla. También prohibió que nadie se enterrase en la iglesia sin especial licencia suya. No es menos notable que esto la bula que a sus instancias le dirigió el papa Gregorio XIII a 30 de Septiembre de 1580, prohibiendo el abuso que había aquí el día de la Purificación, en que el celebrante, bendecidas las candelas, arrojaba una gran porción de ellas sobre la multitud del pueblo, a que se seguían muchos clamores, irreverencias y desgracias. También he visto en el archivo de la ciudad las instrucciones que este magistrado dio a sus enviados en Roma, donde reúnen muchos cargos y quejas contra el obispo. La distancia del tiempo, la falta de documentos y la poca importancia del negocio, nos excusan de juzgar si eran o no justas. A este obispo sucedió día 3 de Noviembre de 1584 

Juan Bautista Cardona, del cual hablé con alguna extensión, aunque siempre inferior a su conocido mérito literario, en el episcopologio de Tortosa, a donde fue trasladado en 1587. A 12 de Abril de ese año el arcediano ya administraba esta sede. No le fue inferior el que le sucedió, es a saber, 

Pedro Jaime, natural de Paracuellos de Xiloca, colegial de S. Ildefonso de Alcalá, y catedrático allí mismo de teología, después canónigo del Santo Sepulcro de Calatayud y arcediano de Teruel en la iglesia de Zaragoza. Había sido nombrado para la silla de Jaca, que se creyó vacante por promoción de D. Pedro de Aragón a la de Orihuela; mas no habiéndose verificado este segundo nombramiento, tampoco lo fue el primero, y entonces fue provisto en esta iglesia vacante por la traslación del antecesor. Tomó posesión por procurador a 6 de Noviembre del mismo año 1587. El catálogo impreso habla con gran recomendación de su saber, dulzura, rectitud y celo. Nada de ello parecerá ponderado a quien haya leído el sínodo que celebró en 1591, el cual imprimió el mismo año en Tarragona Felipe Roberto, en 4.° Inéditos han quedado los que tuvo en 1593 y 96, cuyas actas originales he visto en el archivo episcopal; de las cuales he extractado algunas noticias litúrgicas curiosas, que omito aquí por no alargar más esta narración. En 1592 consagró la iglesia de nuestra Señora de Monserrate. Por el mismo tiempo se erigió la silla de Solsona, compuesta de parte de este obispado y del de Urgel. Sábese también que instituyó y dotó en su catedral la fiesta de Santa Escolástica, de quien hay aquí una reliquia insigne, como ya se dijo. También construyó a sus expensas la puerta lateral del templo llamada de San Juan, que se derribó con motivo de la nueva fábrica. Finalmente fue trasladado a la silla de Albarracín a principios del año 1597, dejando esta vacante día 10 de Marzo. Allá obtuvo el honor de diputado del reino de Aragón, y murió en 1601 (V. Laasa Bibl de escrit. de Arag.). En esta le sucedió a 16 de Julio del mismo año 1597 

Juan Vila, natural de Cervera (como se cree en aquella ciudad), canónigo de la de Barcelona, y catedrático allí de teología y cánones por espacio de 40 años, varón muy docto y versado en las lenguas hebrea y griega; de cuya doctrina no pudo disfrutar esta iglesia por haber muerto antes de cumplirse el año de su gobierno, en el cual entró a 7 de Octubre de 1598 

Francisco Robuster (o Reboster) y Sala, que de arcediano de Santa María del Mar en la iglesia de Barcelona, y su canónigo, había sido promovido al obispado de Elna. Era natural de Reus en el campo de Tarragona, donde construyó un convento a los PP. carmelitas descalzos. En su ingreso tuvo el sínodo acostumbrado. Otro queda mucho más curioso celebrado en el Junio de 1602, en que mandó que a los enfermos que padeciesen vómito no se les aplicase a la boca la Eucaristía para besarla, según costumbre, sino que la adorasen sólo presentándola desde lejos. Otras particularidades quedan notadas en su debido lugar. A 8 de Septiembre de 1606 se hallaba en Manresa consagrando al obispo electo de Caller Fr. Lorenzo Nieto, monje de Monserrate, con asistencia del obispo de Solsona Luis Sanz, y del de Barcelona Rafael de Rovirola. Nada más sé de nuestro prelado sino que murió en esta ciudad de Vique a 27 de Abril de 1607, y que le sucedió a 13 de Abril del año siguiente 

Onofre Reart, natural de Perpiñan y obispo que ya era de Elna, a cuya silla fue promovido de canónigo penitenciario de Barcelona. Celebró aquí dos sínodos en 1609 y 1610, y en el año siguiente fue trasladado a la silla de Gerona, cuyo gobierno renunció al cabo de algunos años, y murió en su patria. De esta iglesia tomó posesión por procurador 

Antonio Gallart, a 16 de Abril de 1612, obispo también de Elna, y antes canónigo, arcediano y maestrescuela de Lérida. Durole poco el pontificado, y murió a 19 de Diciembre de 1613. Al cabo de 8 años fue llevado su cadáver al monasterio de Escala Dei. Sucediole 

Fr. Andrés de S. Gerónimo, monje del Escurial (Escorial) y su prior. Tomó posesión a 17 de Noviembre de 1614. Queda de él un sínodo que celebró e imprimió en 1618. Trajo a esta ciudad a los PP. jesuitas, fundándoles un colegio con la advocación de S. Andrés. Dotó en su catedral las fiestas de S. Gerónimo y de Santa Eulalia, y murió a 29 de Septiembre de 1625. Duró la vacante hasta el 1627, en que a 28 de Junio tomó posesión 

Pedro Magarola, arcipreste de Vilabertrán, canónigo tesorero de Barcelona, prior de la colegiata de Santa Ana en la misma ciudad, y después obispo de Elna. A los dos meses de su posesión tuvo sínodo. Otro tuvo el año siguiente 1628; el cual existe impreso el mismo año en Barcelona por Gerónimo Margarit. En la misma oficina publicó un ritual de esta diócesi en 1629. 

En él, como en todos los demás de sus antecesores, se hallan impresos en lengua materna ciertos edictos breves, que los curas deben leer a sus feligreses en Adviento, Cuaresma y otros tiempos del año, para hacerles entrar en el espíritu de la iglesia. Medio muy oportuno para que las ovejas oigan de continuo la voz del pastor aun estando ausente. Nuestro obispo fue trasladado a la silla de Lérida en 1634, y en el siguiente le sucedió 

Gaspar Gil, canónigo lectoral de Zaragoza su patria, y antes magistral de Tarazona. Tomó posesión día 3 de Abril por su procurador Miguel de Clariana. Consagrose en Zaragoza a 6 de Mayo. Su primer objeto fue la erección del seminario Tridentino bajo la invocación de S. Joaquín. Casi llegaron a cumplirse los deseos de este sabio y celoso prelado; mas el diablo perdía mucho en ello, y logró ahogar en la cuna un proyecto de que pende en gran parte el bien de cualquiera diócesi. Hallose en el concilio provincial de Barcelona de 1637: en el anterior había tenido sínodo en su iglesia, que he visto original. Puso la primera piedra del convento de religiosas de Santa Teresa, y promovió su fábrica que se concluyó en 1638. En este mismo año a 25 de Agosto murió este obispo, a quien pone entre los escritores la Bibliot. de Latassa (tom. II. pág. 556). Sucediole 

Raimundo de Senmanat y Lanuza, canónigo y arcediano de Barcelona y después obispo de Elna, tomando posesión a 20 de Abril de 1640. Poco tardaron en suscitarse las guerras entre España y Francia que asolaron a este país invadido por las armas enemigas, y engañado con esperanzas que no se cumplieron. Nuestro obispo siguió constantemente el partido del rey católico, con lo cual se vio precisado a marchar a Madrid. Arruinaron entonces los franceses el antiguo palacio episcopal, y los obispos sucesores se vieron precisados a habitar en casas particulares, hasta que reedificándose poco a poco se completó aquel edificio en nuestros días. 

Fue trasladado este obispo a la silla de Barcelona en 1656, y acá le sucedió 

Fr. Francisco Crespí de Valldaura, que tomó posesión a 6 de Marzo del mismo año. Era natural de Valencia e hijo del convento de Santo Domingo de aquella ciudad. Consérvanse allí dos cartas suyas muy notables. Una de Conceptione B. V. Mariae dirigida al papa Alejandro VIII y al rey Felipe IV, de la que habló Marracci (Apend. Bibliot. Marianae, pág. 38): y otra escrita al mismo rey sobre el origen de las tres misas en el día de ánimas, que es la que publicaste ya en el tomo II de mi viaje (pág. 164). Ya viste en ella la costumbre que había en esta diócesi a mitad del siglo XVII de pedir licencia los sacerdotes seculares al obispo o a sus vicarios para decir dos misas en dicho día, y que regularmente no se les negaba. He visto en el archivo episcopal el original de un sínodo que tuvo en Abril de 1657. Luego entendió en la traslación del convento de su orden al lugar que hoy tiene, costeando en gran parte su obra y solicitando para ello varias limosnas. Continuó su gobierno hasta el año 1662 en que murió día 30 de Mayo, hallándose en Barcelona. Trájose acá su cadáver y se enterró en el trasagrario de la iglesia de dicho convento con esta inscripción: Hic iacet D. D. Fr. Franciscus Crespi de Valldaura ord. Praed. episc. Vicen. qui fabricam huius templi incepit, et perficere non potuit, quia obiit die 30 Maii 1662. 

Después de este prelado hallo en los registros de posesiones la noticia de uno omitido en los catálogos impresos, que es 

Braulio Sunyer, natural de la Puebla de Masaluca, diócesi de Tortosa, canciller de competencias de Cataluña, tesorero y canónigo de Tarragona en 1654. Tomó posesión por procurador a 5 de Junio de 1663. En el concilio de Tarragona de 1.° de Septiembre de 1664 asistió con el dictado de Episcopus Vicensis, et electus Ilerdensis. Mas no pasó a aquella silla hasta 12 de Febrero de 1665. Tuvo por sucesor a 

Jaime de Copons, arcediano de Andorra en la Seo de Urgel. Comenzó su gobierno día 25 de Marzo de 1665, y le duró hasta el 1674 en que fue trasladado al obispado de Lérida. Dos sínodos celebró aquí, uno en Abril de 1667 y otro en 1673; mas ni uno ni otro contienen cosa notable. El palacio episcopal le debe gran parte de su restauración. 

Jaime Mas, canónigo de Tarragona y oriundo de la misma ciudad, tomó posesión a 2 de Diciembre de 1674. Celebró sínodos en 1677 y 82: murió a 4 de Marzo de 1684, y fue enterrado en su catedral. En el año siguiente a 21 de Marzo ya estaba en posesión de esta mitra 

Antonio Pascual, catalán, natural de Arenys (de Mar) en la costa entre Barcelona y Gerona, colegial que había sido en el de S. Clemente de Bolonia, visitador general en la diócesi de Toledo, vicario de Madrid, canónigo y arcediano de Gerona, y por último auditor de la Rota romana. Debe a este prelado su diócesi la edición de un sínodo que celebró a 4 de Junio de 1685, donde ingirió un epítome de las constituciones provinciales Tarraconenses, impreso todo el mismo año en Barcelona por Rafael Figueró. Otro tuvo en 1691, de que sólo quedan algunos borradores ilegibles. No fue menor el servicio que hizo a la misma con la completa edición de su ritual en tres tomos impresos en Gerona en 1688 y 89 por Gerónimo Palol. El 1.° es de ritibus et ceremoniis sacramentorum. El 2.° de sepulturis et exequiis defunctorum. El 3.° de variis functionibus ecclesiasticis. Obra muy completa en su clase, y apreciable aun en la parte tipográfica. Otras muchas cosas le deberá que yo ignoro. Gobernó diez y nueve años hasta el día 25 de Julio de 1704 en que murió: fue enterrado en el coro de la catedral. Seis años careció esta silla de la presencia de pastor, no porque no hubiese en todos ellos nombramiento de obispo, como se cree, sino porque las revueltas de aquellos tiempos con las guerras de sucesión lo estorbaron. Yo he hallado en el archivo de esta ciudad la noticia de un obispo desconocido, que fue 

Fr. Baltasar de Montaner, abad de S. Cucufate del Vallés, el cual dio aviso de su promoción al cabildo y magistrado de esta ciudad, con carta fecha a 16 de Mayo de 1705. En su consecuencia los cónsules le destinaron una embajada para darle la enhorabuena el día 19 siguiente. Las turbaciones de aquellos días, o la muerte impidieron su consagración, y aun su posesión. Por lo que no se cuenta entre los obispos de esta iglesia. Hállase también memoria de lo dicho en el abaciologio de aquel monasterio. Lo cierto es que a 30 de Junio de 1706 ya dio la ciudad la enhorabuena por su promoción a esta silla a 

Manuel de Senjust y Pagés, que se hallaba a la sazón en Barcelona, y cuya carta de gracias, fecha a 5 del Julio inmediato he visto en el mismo archivo. Con todo eso tardó cuatro años en tomar posesión de la silla; lo cual verificó el día 1.° de Abril de 1710, y pocos días después hizo acá su entrada pública. Era ya prior claustral en la iglesia de Tortosa y su canónigo a 3 de Febrero de 1691 en que aquella iglesia le dio poderes para asistir al concilio provincial: después fue diputado de Cataluña. Celebró en esta catedral un sínodo en los días próximos a su entrada, y otro en 1714. Prevaleciendo ya entonces en Cataluña las armas de Felipe V, el obispo que seguía el partido de la casa de Austria, se vio precisado a abandonar su silla y retirarse al lugar de la Atmella en el Vallés, diócesi de Barcelona, donde murió a 18 de Enero de 1720. Sucediole el célebre obispo 

Raimundo de Marimón y Corbera, hijo del marqués de Serdañola, nacido en Barcelona en 1679. Concluidos sus estudios en Salamanca pasó a Madrid donde residía su padre, y luego fue nombrado canónigo y arcediano mayor de Tarragona, en cuya iglesia vacante por causa de las sobredichas guerras de sucesión tuvo el oficio de vicario general y gobernador apostólico, con nombramiento particular del papa Clemente XI. Con esto pudo ensayarse para el gobierno de la iglesia de Vique, a que fue promovido en 1721, y de que tomó posesión a 8 de Marzo. Consagrose a 1.° de Mayo en su misma patria, a la cual no volvió jamás. Quédanos un sínodo que tuvo en su entrada, es a saber, en el 26 de Junio, impreso el mismo año 1721 en Barcelona por Jaime Suria. De su doctrina, rectitud, mansedumbre, y demás virtudes personales y pastorales habló largamente el P. Antonio Codorniu jesuita, en la vida de este prelado que publicó en Barcelona 1763, y con mayor elegancia en la latina que imprimió Onofre Prat de Saba, ex-jesuita en Ferrara 1785, con el título Imago optimi episcopi. En el necrologio de esta iglesia se dice de él: ex divite pauper pro inopibus effectus, et tamquam strenuus miles pro ecclesiastica libertate decertans. Alude esto a los cuentos que pasaron entre él y D. Pedro Arredondo, comisionado regio para el impuesto de los millones, y a otros acaecimientos en que echó mano de las censuras y de todo el rigor de la iglesia. Murió a 16 de Enero de 1744. Fue enterrado en el pavimento de la capilla de S. Bernardo Calvó, al lado de la epístola. Sucediole 

Manuel Muñoz y Guil, natural de Murcia, colegial de S. Clemente en Alcalá, y allí mismo catedrático y canónigo. Tomó posesión de esta silla a 5 de Septiembre de 1744. No tardó muchos meses a celebrar sínodo. Otro tuvo más adelante en que proporcionó a su esposa un bien sólido, con la colección de sinodales establecidas por sus predecesores, las cuales publicó en un vol. en 4.° impreso en Vique por Pedro Morera 1748. El mismo año publicó una sabia pastoral, dando varios documentos a los fieles de todas clases. Dos más publicó en 1751, una dirigida solamente a los eclesiásticos, y otra a los padres sobre la crianza de los hijos. Más transcendental y duradero fue el bien que hizo a su iglesia con la erección del seminario conciliar, inútilmente intentada por sus antecesores, a cuyo establecimiento logró que se aplicasen las anatas de los curatos con bula apostólica que para ello alcanzó. Por todos estos títulos será memorable su pontificado, aunque sólo duró siete años, esto es, hasta el día 30 de Septiembre de 1751 en que murió. Hállase su entierro en la sobredicha capilla de San Bernardo al lado del evangelio. De allí a un año, es a saber, a 26 de Septiembre de 1752 estaba ya en posesión de esta silla 

Fr. Bartolomé Sarmentero, de la orden de S. Francisco, autor de un curso de teología que se imprimió 1750. Celebró luego un sínodo que se publicó en el mismo año de su entrada en Vique por el citado Pedro Morera. También se imprimieron las ordinaciones que estableció con su capítulo tocantes al régimen de los divinos oficios &c. Decretó el plan general de reunión de los beneficios de toda la diócesi. Construyo una casa de convalecencia. Ocupado en estos y otros útiles proyectos murió a 6 de Diciembre de 1775, y fue sepultado en la capilla de S. Bernardo. Le sucedió 

Fr. Antonio Manuel de Artalejo, natural de la villa de Cienpozuelos, diócesi de Toledo, y ex-general de la orden de la Merced. Tomó posesión a 8 de Junio 1777. Quedan acá buenas memorias de su vigilancia en el gobierno, visita y consuelo de sus ovejas, especialmente en el aumento del seminario, que como tierna planta padecía mucho en los pagos de anatas y otros réditos. También le llevó su atención la indispensable renovación del templo de su catedral, varias veces intentada por sus antecesores. Su ánimo firme y resuelto no reparó en entrar en tan costoso proyecto sin otros auxilios para continuarlo más que la liberalidad de los hijos de esta iglesia. Él por su parte ofreció 2 mil (signo) libras anuales, y los réditos que le pertenecían de las pavordrías: otras 2 mil libras ofreció el capítulo. Con esto solo se trató de derribar desde luego el templo viejo, y poner la primera piedra del nuevo; lo cual se verificó a 24 de Septiembre de 1781. En tanto pasó la residencia al convento de los PP. dominicos. La historia estará siempre quejosa de los subalternos que entendieron en aquella demolición; porque sin atender a los oportunos avisos del prelado y de los sabios individuos de la iglesia, y sin contar con la posteridad, ni con los buenos servicios recibidos de los enterrados en aquel venerable templo, destruyeron sus sepulcros con todos sus adornos e inscripciones. El obispo sobrevivió poco a esta época, y murió a 18 de Junio de 1782. Con motivo de la obra de la iglesia fue depositado interinamente su cadáver en la del convento de su orden de esta ciudad, de donde fue trasladado a 7 de Noviembre de 1804 a la catedral, y a la nueva capilla de la Concepción, cuyo altar se construyó a sus expensas, dejando allí también una lámpara de plata. Sucediole el actual prelado 

Francisco de Veyán y Mola, nacido a 25 de Abril de 1734 en la villa de Tamarite de Litera, reino de Aragón y obispado de Lérida, colegial en el mayor de S. Vicente de Huesca, y catedrático allí mismo de cánones, doctoral de Tarazona, y sucesivamente de Zaragoza, y después arcediano mayor de Santa María de la misma iglesia, donde obtuvo los cargos de canciller de competencias, sub-colector de espolios y vacantes, juez de cruzada y vicario general en la vacante por muerte del arzobispo D. Bernardo Velarde en 1781. Fue promovido a esta silla dos años después, y las bulas están fechas a 15 de Diciembre de 1783. Tomó posesión en 21 de Febrero del año siguiente, fue consagrado en Zaragoza a 14 de Marzo, y vino a esta ciudad el 23 de Mayo. Su primer cuidado debió ser la conclusión del templo actual, comenzado por su antecesor, proporcionando varios auxilios al efecto; entre los cuales logró de S. M. Los réditos de la capiscolía vacante por diez años y después hasta 21. Contribuyó con 2500 libras anuales de su mensa, costeó varios altares, cancel y otras obras; y por último hizo la consagración de la iglesia día 15 de Septiembre 1803, fijando ese mismo día para la fiesta de la Dedicación en lugar del 31 de Agosto en que se celebraba la del templo antiguo, construido por su antecesor Oliva. El seminario conciliar le mereció mucho más su atención. En la vacante del Sr. Artalejo se estableció una concordia sobre el pago de anatas, renta principal de aquella casa; la cual no cortó del todo las quejas de los párrocos contribuyentes, ni los motivos de ellas. Verificose esto con un nuevo arreglo y decreto del consejo real, con el que se aseguró de un modo equitativo y suave la subsistencia del seminario; a quien también aplicó otras rentas, con que mejoró su edificio, aumentó el número de colegiales y el salario de maestros de primeras letras, gramática y retórica, fijó la dotación de las cátedras de filosofía y teología que no la tenían, y por último logró que quedase esta casa incorporada con todas las universidades de España. Extendiose su celo al cuidado y educación de los expósitos, logrando con repetidas instancias que se estableciese casa para recogerlos, y que el rey aplicase a su dotación la décima del fondo pío beneficial de esta diócesi: instituyó y dotó allí un maestro de primeras letras, y una maestra para las niñas. En suma la casa está en un pie respetable, y he visto mantenerse en ella en el día más de ochenta expósitos de ambos sexos. El palacio episcopal arruinado en las guerras de los años 1640, y reedificado lentamente por los prelados, le debe su total perfección por haber construido la parte de norte colateral a la iglesia, que por estar destruida presentaba un aspecto indecente; logrando en ello otro bien, que fue ocupar en esta obra y la de la casa de expósitos a muchos pobres artesanos, cuyas manufacturas se hallaban arruinadas por la guerra con los ingleses. Omito otras obras de celo y caridad que deben tenerse por supuestas y sabidas. Lo que no callaré es la institución de una biblioteca pública que hacía gran falta en esta ciudad subalterna. Por de contado estaban destinados a este fin los libros de los ex-jesuitas; mas estos se veían, como hoy quedan en algunas ciudades, ocupando inútilmente los desvanes, y alimentando polillas y ratones. Deseoso del bien público nuestro prelado, lo primero que hizo fue escoger y costear la fábrica material, tomando del piso segundo de los claustros de la iglesia dos ángulos, y adornándolos decentemente, hasta hacer que en sus ventanas se guardase el mismo gusto gótico de todo el luneto de los claustros. Colocó los libros ya dichos, y los que él tenía de varias facultades y erudición antes de ser promovido a esta dignidad, y una gran porción de otros traídos y comprados a gran costa, que en todo compondrán el número de siete mil volúmenes, sin contar otros tres mil propios de este prelado destinados ya a aquel depósito. Añadió a este establecimiento un pequeño museo de historia natural del país, que espera su aumento y perfección de los prelados sucesores. La biblioteca, que ya tiene nombrado y dotado el bibliotecario, sólo aguarda la conclusión de los índices para exponerse al público. Este es uno de los bienes más sólidos que un obispo puede hacer a su diócesi. 

He tenido la complacencia de ver mi catálogo de obispos, pintado antes que impreso. Porque luego que este prelado leyó mi trabajo sobre el episcopologio antiguo y moderno, resolvió adornar con los retratos de medio cuerpo de sus antecesores el salón de sínodos dispuesto para ello con buena proporción, ordenando por sí mismo los epígrafes latinos de cada uno de ellos. Las pinturas son decentes, obra de Mariano Colomer y Luciano Romeu, naturales y vecinos de Vique. Nada más digo de este prelado, dejando a los venideros la relación de otras cosas que ahora ofenderían su modestia. A Dios. 

Esto se escribió a principios del año 1806, que es cuando hice el viaje a aquella iglesia. Las turbulencias que de allí a dos años sobrevinieron a nuestra Nación, así como no permitieron imprimir lo escrito, también quitaron a este sabio prelado la proporción de completar la ilustración de su diócesi. Porque no eran aquellos tiempos sino para atender a lo más necesario, que era la defensa de la patria, y la asistencia y consuelo de los fieles invadidos por un ambicioso usurpador. Lo que en esta ocasión padeció la ciudad de Vique, y lo que por ella y por el alivio de sus vecinos hizo este verdadero pastor en las dos veces que la subyugaron los franceses, él mismo a instancias mías me lo refirió en dos cartas muy largas que me escribió en los años 1809 Y 1812; las cuales entre otras muchas con que frecuentemente me honraba, conservo con el aprecio que se merece un obispo tan literato y virtuoso. Acusáronle porque no había abandonado su grey, cuando entraban a devorarla los lobos. Tal era el fanatismo de lo que algunos llamaron entonces amor de la patria. No censuro la conducta de nadie; pero no puedo dejar de encarecer el esfuerzo apostólico que tuvo este obispo de Vique, que acordándose de la doctrina y ejemplo de S. Agustín (Epist. ad Honoratum), y sabiendo que la tempestad no venía solamente sobre su persona, sino sobre el pueblo que Cristo le había encomendado, no sólo no abandonó la diócesi, sino ni aun la sede y palacio; en el cual se le entraron los generales franceses Saint Cyr y Suchet, y de ellos fue acatado y de todos sus subalternos, a pesar de la franqueza y constancia con que en varias ocasiones les acriminó su usurpación y defendió los derechos del rey Fernando VII. Los lances que en esto hubo de gran peligro para el obispo, y de no poco provecho para su feligresía, se hallan prolijamente y con mucha modestia referidos en las cartas sobredichas. Las cuales tenía resuelto imprimir aquí, para que sirviesen de apología de su autor, y desengaño de los que de palabra y de obra tiznaron su conducta en esta parte. Pero viendo que son muy largos estos escritos, y que tanto me falta que andar en los míos, he mudado de propósito, confiado en que acaso hará otro por sí y separadamente este oficio de justicia debido a la virtud y memoria de tan sabio prelado. El cual murió de edad de 82 años, 8 meses y 5 días a la una de la tarde del 30 de Diciembre de 1815. Fue enterrado en el plano de la capilla de nuestra Señora del Pilar, construida a sus expensas, donde se le puso la siguiente inscripción que él dejó mandada en su testamento, encargando que no se le pusiese otra:
Hic iacet Franciscus Veyan et Mola, episcopus Vicensis. Praefuit huic sanctae ecclesiae triginta duobus annis et quindecim diebus. Obiit die 30 Decembris anno 1815. Orate Deum pro eo. Era de estatura regular, grave en su trato, firme en sus resoluciones, suave con los necesitados, pronto para cuantos le buscaban, y con todo eso tan amante del retiro, que bien solían pasársele los diez y los doce meses sin salir de su palacio más que para los oficios episcopales.

jueves, 5 de enero de 2023

CARTA CXII. Ritos, arquitectos y varones ilustres de Lérida.

CARTA CXII.

Ritos, arquitectos y varones ilustres de Lérida

Mi querido hermano: Tras esto no me falta más sino dar noticia de algunos ritos anticuados de esta iglesia con que desempalagar de otras tareas. Uno de ellos y muy célebre era la representación de la venida del Espíritu Santo en los términos que expresa la siguiente deliberación capitular, copiada del libro que comienza en las del año 1518:

“Die Jovis intitulato XV mensis aprilis, anno a Nativitate Domini 1518, convocati et congregati Rmus. Dnus. Episcopus, Sacrista Cortit, locum tenens Decani Pinyol, Tort, Garoça, Olcinelles, Creixença, Salvador, Beramon, Mahull, Torés et Pou, canonici, capitulantes et attendentes, hactenus fore servatum quod singulis annis in die Pentecostes misterium illud, quod vulgo dicitur la Colometa in memoriam illius Spiritus Sancti in Mariam Virginem sacratissimam, ac Christi Redemptoris Matrem et Apostolos missionis, non ab re fiebat, seu representabatur in ecclesia Illerdensi; considerantes tamen ex eo ut experientia docuit, ex tonitruum igniumque multiplicationibus necnon et fumo sulfureo, ex aspectantiumque murmuratione divinum oficium perturbari: altaris quoque et ecclesiae huiusmodi, ac in eis ministrantium et asistentium paramenta atque vestes non modicum periclitari et aliquotiens concremari; volentes ut dixerunt praedicta in melius comutare, et periculis damnis, et aliis premissis prout convenit obviare, deliberarunt quod a cetero singulis annis in praefato die Pentecostes infra missarum solemnia, de solemnitate ac mysterio diei populo fiat sermo, et premissa ne quam fiant: sperantes in Domino, meliores fructus ex dicto sermone, quam de representatione praedicta, Christi fidelibus devenire."
Usose esto en todo el siglo XV, en que solían pagarse ochenta sueldos al que dirigía la máquina. También consta el gasto de almuerzo y merienda a los que representaban los Apóstoles, sobre quienes bajaba la paloma. Así parece que debió practicarse aquel año. Mas el pueblo, acostumbrado a aquella diversión religiosa, pudo tanto con sus instancias, que el Capítulo por evitar otros daños, tuvo que revocar esta constitución el año siguiente 1519, sábado, en la vigilia de Pentecostés, mandando que en el día siguiente se practicase dicha representación, y en adelante quedase a disposición del Capítulo o continuarla o mandar que hubiese sermón en su lugar. Tomose esto con tanto calor que el mismo (leo mis-mismo) día por la tarde multaron en treinta sueldos al nuevo Sacrista de esta iglesia Don Pedro Agustín, hermano de Don Antonio Agustín, que había entrado en dicho oficio día 18 de enero de 1518, porque non fecerat servitium in vesperis et completorio... dels tronadors, alias cüets, de la Colometa. Por donde parece que esta ceremonia se hacía también la vigilia de dicha fiesta, y que el gasto de los cohetes estaba a cargo del Sacrista. El año siguiente, a 25 de mayo, se mandó suspender dicha ceremonia, porque no incomodase al Obispo, que quería celebrar de pontifical, sin eximir por ello al Sacrista de pagar ignes flammantes, sive cohets tronadors. En una Consueta de esta iglesia, que vi en Roda, manuscrita en el siglo XIV, se establece el rito del Obispo de los niños (Ver episcopellum, obispillo, en tomos anteriores) in secundis vesp. S. Johannis Evangelistae, diciendo: "Dum dicitur Magnificat pueri cum eorum Episcopo in pontificalibus praeparati extra chorum post Magnificat incipiunt añam. commemorationis Innocentium (leo Innocentum), scilicet, Splendent Bethlehem nitidi campi... et eiiciunt Dominum Episcopum de cathedra sua et intret Episcopus scolarium in loco Episcopi, et ibi faciant officium... et fiat processio ad altare S. Joannis... Postea Episcopus scolarium det benedictionem episcopalem... In missa fiat sermo per Episcopum puerorum. Finito sermone, duo pueri dicant: Princeps ecclesiae, scilicet, unus dicat: Princeps; et alter respondeat cum mansuetudine.” 

La elección de este Obispo se hacía la vigilia de San Nicolás, Obispo. En el día de este Santo dice así: “In vigilia S. Nicolai post vesperos et collatione facta, dum dicitur completorium, scolares debent remanere in Capitulo, et ex eis eligere Episcopum. Quo facto, Episcopus det dignitates et comittatur eis officium diei SS. Inocentium (santos inocentes), scilicet lectiones et omnia alia. Et spectant quod completorium totaliter sit finitum, et intrabunt cum electo eorum alta voce: Te Deum laudamus, et illud dicendo ad altare maius ibunt. Et dictus electus dicat orationem Concede nos, etc. Postea dabit benedictionem circumstantibus. Et stans sine mitra ibit cum superpellicio suo tantum.” Esta con otras representaciones prohibió el Concilio provincial de Barcelona de 1566. Sus Constituciones publicó Don Antonio Agustín en 1567, (Ritual.) Y no hay duda que duró hasta su tiempo esta clase de representaciones, puesto que entre las constituciones de la iglesia se halla una de 22 de diciembre de 1537 en que el Capítulo ordenó quod ab inde non solvatur illud regale quod dabatur canonicis in festivitatibus post natale qui se vestiebant ad innocentiam et quod a cetero nullatenus se faça lo Innocent, nisi in vesperis et in die Sanctorum Innocentium. Para estas fiestas se guardaba en lo antiguo en la sacristía mitram pro pueris y annulum puerorum, (mitra del obispillo, y anillo) como dice un inventario de 1344, y en otros de 1381 se lee que de las capas usadas solían hacer otras pequeñas pro scolaribus.

Del rito del Santo Pañal se dijo ya en su lugar. Nada diré de la práctica de la Sibila en la noche de Navidad y del Evangelio Liber generationis, que se cantaba después de los maitines, como en los de la Epifanía el otro Factum est autem cum baptizaretur, etc., y otras cosas de esta clase comunes a todas las iglesias de esta provincia.

La fiesta del Corpus no estaba aún aquí introducida en el año 1300 ni los dos siguientes, cuando entre los días feriados para la universidad no se cuenta este entre los muchos que prescriben sus estatutos. 

Pero se hace ya mención de ella y de su solemne procesión en una deliberación del Consejo general de esta ciudad del día 21 de junio de 1340, en que prohíbe entalamar (entoldar) (N. E. de tálamo) las calles por causa de alguna novia, si no es el frente de la casa de donde sale o donde entra, a excepción de casamiento de Reina o la fiesta del Corpus Christi ó per les ledanies, que serían las rogaciones (letanías). En las actas siguientes hallo que el Consejo general publicaba el bando acostumbrado, señalando la carrera (: calle; recorrido) de la procesión. Desde principios del siglo XVI se halla que cuando esto se resolvía, juntamente se solía acordar que se corriesen toros en las solemnidades acostumbradas, que eran San Juan, San Pedro y Santa María Magdalena, mandando hacer barreras, pero nada indican por donde se colija que eran toros de muerte. Volviendo a la procesión del Corpus hallo en 1671 que el Capítulo de esta iglesia resolvió a 20 de diciembre que se hiciese un Drach (drac; draco; drago; dragó; dragón) como el que había antes de las guerras (de Felipe IV) para dicha procesión en memoria, dicen, del que matà lo Comte de Barcelona en la montayna de Monserrat. Con esto es regular que hubiese también otras representaciones que todavía duran.

El origen de los monumentos no es aquí anterior al siglo XV. En el antecedente todos los Misales y Consuetas dicen que el jueves santo se deposita el cuerpo del Señor en la sacristía. Habíalo ya en 1482 cuando el Capítulo resolvió que cada canónigo pagase un cirio para el monumento. Más antiguo que esto es el uso de las matracas o tenebres (matraques) en los días de Semana Santa, de cuya construcción y uso con mazoles hay ya memoria en 1362 cuando se compusieron las viejas. En los oficios de esta misma semana hay varias curiosidades rituales notadas en mis legajos, para cuando Dios conceda escribir la historia de este ramo de erudición. Me han servido para ello abundantemente tres Rituales antiguos de esta iglesia, que me ha franqueado Don Juan Ángel de Arriola, canónigo limosnero de la iglesia de Roda. El primero es del siglo XV y de los principios de la tipografía española, sin nota de editor ni año ni lugar; pero sin foliatura, y con todas las señas del tiempo que digo, y por consiguiente perteneciente al pontificado de Don Luis Juan del Milá, Cardenal y Obispo de esta iglesia. El segundo es ordenado por el Obispo Don Jaime Conchillos, impreso en 1532 en León por Dionisio de Harsy. 

En el frontis se pinta el escudo de armas del Obispo, que era una cruz con tres conchas, y en la vuelta la imagen de San Vicente Mártir, cosa que es reparable, no teniéndole esta iglesia por titular. El tercero es dispuesto por el famoso Don Antonio Agustín, y por lo mismo y por lo raros que se han hecho sus ejemplares mucho más estimable. Imprimiose en Lérida en 1567, en 4.°, por Pedro de Robles. Dícelo al fin, donde se lee: Petrus Roburius Illerdae, mense maio, anno salutis M.D.LXVII., colocando entre las dos lineas el escudo de armas de esta ciudad. De esto se dirá algo más en el artículo de este grande Obispo. Sólo añado por prevenir tu reconvención que he copiado su prefacion y dos edictos suyos insertos en este Sacerdotale, que así le llama, el uno sobre la clausura de las monjas, dado en 1564, y el otro sobre la decencia en misas, ornamentos, procesiones, etc., fecha dos años después. Hasta las semínimas hubiera recogido de lo establecido en este libro: pero no hay de ello mal recaudo, y mis circunstancias no permitieron más, ni creo que sea menester.

Con gran cuidado observé si había algo en ellos sobre lo que hoy se usa en esta iglesia en las procesiones, que delante del estandarte llevan un farolón grande de hierro con labores muy menudas. Aludirá a que no falte luz en este acto sagrado. 

ARQUITECTOS.

1.° Pedro Dercumba o de Cumba (de Coma) (N. E. antes añade Cescomes, ipses comes, çes comes, y yo encuentro también de Cumbis) era arquitecto director de la fábrica de la Catedral de Lérida, que comenzó el año 1203 y todavía se conserva. Dícelo la inscripción que entonces se grabó, cuando se puso la primera piedra, y ya publicamos arriba. En 1364 era maestro de la obra Jaime Castayls. Dos años antes hallo que construía el retablo mayor B. Robio, como principal fabricante. Así se ve en las cuentas de la obra de aquellos años.

2.° Pedro de Peñafreyta, cuya lápida sepulcral en el claustro antiguo saliendo de la puerta de las fuentes bautismales, decía así: Anno Domini M.CC.LXXXVI. (1286) XI kal. octobris obiit Petrus de Pennafreita, magister operis huius ecclesiae, qui constituit sibi aniversarium XV solidorum, et unam cappellaniam in hac Sede, cui assignavit CXX sol. censuales, cuius anima requiescat in pace. En 1392 era magister operis Guillermo Çolivella, a quien entonces se encargó la visura y cuidado de las vidrieras que fabricó Juan de San Amat para tres óvalos de la iglesia con vidrios pintados con historias de Apóstoles. Es de notar que le llaman magister operis Sedis Illerdensis y lapicida. Por el primer dictado le dan claramente a conocer como arquitecto; y en eso le distinguen de los llamados obreros (operarii), que eran regularmente canónigos, a quien tocaba recoger y gastar las rentas de la fábrica. Ambos oficios se distinguen abiertamente en la inscripción ya mencionada. Por lo segundo se ve que el nombre de lapicida (lapis : piedra + scindere, escindir) no significaba precisamente lo que ahora llamamos cantero; porque estos regularmente eran llamados pica petras. (Como Pedro y Pablo, los picapiedra, y los apóstoles. Pedro, Petrus, Pietro, Peter, Petra, piedra, Pere, Peire, Peira, pera, Petrvs, Petronila, Peronella, &c.; Saulo, Saúl, sauló, Paúl, Paul, Paulo; un tipo de piedra arenosa que aún se llama en Beceite sauló). 

Pero es indubitable que el mismo trabajaba de escultura: pues en 1391 el maestro de la obra hizo dos estatuas de los Apóstoles, que hoy se conservan en la iglesia de San Pablo, por precio de 240 sueldos cada una. De este arquitecto hallo todavía memorias en 1404. Seguramente murió luego, porque en 1410 le había ya sucedido en la dirección de la obra del campanario, que aquel había comenzado, Carlos Galtes de Ruan. En la conclusión de esta torre entendía en 1416 el maestro Carlí, que sin duda es el mismo Carlos Galtes. Poco después y hasta la mitad del siglo XV suena maestro arquitecto de la Catedral Jorge Çafont (ipsa, sa, ça + font y variantes), el cual debió morir a fines de 1456 o principios del siguiente, porque a 21 de enero de 1457 nombró ya el Capítulo por sucesor a Andrés Pi, a quien concedieron ese día la porción canonical, como era costumbre: y añaden que no era su intención, que por eso dimittat opus hospitalis civitatis, quod ipse magister Pi facit. Y es así que la obra del hospital había comenzado en 1454, poniéndose la primera piedra día 13 de abril. En 1418 Fr. Pedro Creus (no consta de qué orden) magister organorum, repuso el órgano viejo de la Catedral. En 1490 era maestro arquitecto Francisco Gomar, con quien pactó ese año el Capítulo la construcción de huna croera ho volta se ha de fer sobre lo portal dels Apostols per preu de setse mil sous. En 1520 se contrató con Pedro Hom de Deu, vecino de Tarragona, y pintor que pintase al óleo el retrato de San Joaquín y Santa Ana en la sacristía de la Catedral, donde debía depositarse la Eucaristía y el Santo Pañal. El precio de la pintura novanta (: noranta) lliures. Comisionado Don Pedro Agustín. En 1564 fue admitido por maestro de la obra y lapicida Jaime de Oduga.

VARONES ILUSTRES. 

Una de las cosas que más honran a las iglesias es el contar entre sus individuos sujetos ilustres por su saber y virtud, y por la ocupación de las dignidades y primeros puestos de la iglesia. La de Lérida, además de los Obispos que la gobernaron en los dos primeros siglos de su restauración que, según costumbre, se elegían de entre los individuos del Capítulo, tiene la gloria de haber dado a otras iglesias, y aun a la de San Pedro, Obispos y Pastores dignos de tan altas Sillas. Diré de algunos que me ocurren por lo visto en otros archivos y en el de acá. En el siglo XIII era Sacrista de Lérida Ponce de Vilamur, electo Obispo de Urgel en 1230, que murió en 1257. Al mismo tiempo era también canónigo de ella Pedro de Albalat, que de Obispo suyo pasó a ser Arzobispo de Tarragona en 1238, y vivió allí hasta 1251 ilustrando la provincia con nueve concilios por lo menos. Hacia el 1268 era Sacrista de esta iglesia el Deán de la de Valencia Jaime Çaroca, Obispo después de Huesca en 1273, varón muy sabio y guerrero, que mandó una galera armada a sus costas en la desgraciada expedición que emprendió el Rey Don Jaime I para conquistar la Tierra Santa (Vid. Marsilio. lib. IV. cap. 24). Hacia el 1332 fue electo Obispo de la Her Gonzalo, Arcediano de Benasque, por el Papa Juan XXII, y la vacante se dio a Pedro, Cardenal del título de Santa Práxedis. La bula de esta última provisión está fecha III idus septembris pontific. ann. XVI. Desde antes de 1223 hasta la mitad de ese siglo hay varias memorias de Petrus frater Domini Jacobi Regis Arag. canonicus Illerd. Canónigo era también de esta iglesia ya desde fines del siglo XIV el noble Don Hugo de Urries, electo Obispo de Huesca en 1421, de cuya silla aún no había tomado posesión, ni estaba consagrado el día 9 de agosto (Vid. Lib. delib. cap. de ese año y día). Gobernó aquella Silla hasta el 1443, en que murió. Por el mismo tiempo fue provisto de un canonicato de esta iglesia, y de otro de la de Valencia Pedro de Cardona, hijo de Juan Ramón Folch, Conde de Cardona, que entonces tenía cinco años de edad, para cuando cumpliese la de nueve años. La bula de Martino V es de 16 de enero, año primero de su pontificado, que es el 1418. Este fue después largos años Obispo de Urgel. A la misma época pertenecen Don Gonzalo de Híjar (Ixar), de stirpe regia Aragonum procreatus, como le llama Martino V en bula del año 1424 para permutar su canonicato de Lérida: fue Arzobispo de Tarragona. Don Dalmacio de Mur, Arzobispo también de Tarragona, que tomó posesión a 19 de junio del arcedianato de Ribagorza. Esta dignidad dejaba entonces Don Otón de Moncada, canónigo de esta iglesia desde el 1403, provisto en el arcedianato de Valencia, que gobernó la Silla de Tortosa desde el año siguiente 1415 hasta 1473, y fue Cardenal. Don Francisco Tovía, canónigo de esta iglesia desde 17 de febrero de 1404, fue después Obispo de Urgel en 1413 hasta el 1436. Del mismo 1404, a 24 de julio, es la admisión en canónigo del Cardenal de Catania, que entiendo ser Pedro Serra, natural de Játiva. Un César de Borja entró en posesión de un canonicato en 1488, y pagó por capa 75 libras. En 1505 el Cardenal de Santa Sabina Francisco de Loris, tomó posesión de la camarería. Por remate de este largo catálogo merece contarse Calixto III, que fue por muchos años canónigo de esta iglesia. Dícelo él mismo en una bula que expidió pridie kalendas maii del 1458, en que confirmando la de su antecesor Nicolao V, que estableció aquí un canonicato para magisterio de teología, y las calidades de los que habían de ser recibidos en canónigos, mencionando el afecto con que miraba las cosas de esta iglesia, dice de ella y de sí mismo: in qua dudum in adolescentia constitui canonicatum et praebendam recolimus habuisse. He buscado con diligencia las memorias que de ello quedasen aquí, y hallo que a 23 de marzo de 1412 era ya canónigo y oficial, es decir, Vicario general Sede vacante. Del mismo año hay otras tres memorias, es a saber, de 16 de septiembre, 4 de noviembre y 17 de diciembre; sino que en estas tres últimas fechas no se le llama oficial, y suenan Vicarios generales auctoritate apostolica Sede vacante Juan Castells y Miguel de Noya. Efectivamente vacaba la Sede por muerte de Don Pedro de Cardona, Obispo; y como los Papas andaban entonces tan celosos en cercenar la autoridad de los Capítulos, inhibiendo los Vicarios generales que estos cuerpos nombraban conforme a su derecho antiguo, ellos instituían otros que por lo mismo eran los fiscales y enemigos de cualquier conato que el Capítulo hiciese para elegir Obispo. A esta existencia de Vicarios generales no se opone que Alfonso de Borja fuese oficial al mismo tiempo, como se verá que lo fue hasta el año 1417. Eran muy distintos estos cargos. El oficial tenía al suyo toda la parte de judicatura, y el Vicario general la gubernativa de la diócesi. Aquel usaba del sello propio de su tribunal, que siempre fue un báculo asido de una mano con el lirio, como he visto en documentos de varios siglos. Este usaba, o del sello del Capítulo, Sede vacante, o del del Prelado que le eligió. Continuando pues las memorias de este insigne hombre, hallo en el registro Recoll. ann. 1400 a 1432, fol. 147, que día lunes a 10 de diciembre de 1413 Alfonso de Borja, canónigo y oficial Illerdense U. J. Doctor, et ordinarie legens in studio Illerdensi, propuso al Capítulo Sede vacante y a su Vicario general Juan Castells, que el Papa, junto con la gracia hecha a la universidad de 500 florines para dotación de los catedráticos, había mandado que sólo hubiese tres clavarios para la universidad, es a saber, un canónigo, un ciudadano y un individuo del mismo estudio, como hasta entonces se usase haber seis, dos de cada clase, conforme el Capítulo con esta propuesta. 

A los 19 de junio de ese año 1414 fue uno de los que dieron posesión a Dalmacio de Mur del arcedianato de Ribagorza, vacante por promoción de Otón de Moncada al arcedianato de Valencia. A 6 de julio del mismo asistió y votó, porque el canónigo Martín de Boix, electo clavario del estudio general, pudiese asistir a la elección de catedráticos y su dotación, que aún entonces hacían los mismos estudiantes antes de prestar el juramento acostumbrado. Otras memorias de su existencia aquí se hallan en lo restante de ese año y todo el 1415, en que por lo común le cuentan el último. A 21 de abril de 1416 asistió al Capítulo, en que Juan Senant, Sacrista de esta iglesia, presentó quandam bullam citatoriam de concilio Constantiae (Konstanz, Constanza) una cum quadam littera regia super hoc idem destinata, como dicen los libros de deliberaciones capitulares de estos años, de donde son estas noticias. A 4 del mayo siguiente fue uno de los que resolvieron sobre este gran negocio, y aún mereció ser nombrado procurador de la iglesia para el concilio. Dice así la resolución: Concordarunt omnes in hoc voto super mittendo ad Constantiam; videlicet, quod si alia Capitula vel maior pars mittunt ad Constantiam, Capitulum ecclesiae Illerdensis debet mittere; super quibus habeatur primo informatio ab aliis ecclesiis; et si mittunt, eo casu dat vocem Domino Alphonso de Borja ad dictum viagium; ita tamen quod procuratorium causetur honeste. Parece que por varias razones políticas no se resolvían los cuerpos y Obispos a asistir ni enviar a aquel concilio; y así se mandó tener una junta en Barcelona para deliberar sobre ello, y quiénes habían de ser los enviados. Para asistir a esta junta fueron dados los poderes a nuestro Alfonso de Borja por este Capítulo a 28 de julio del mismo año. Nada más sé del resultado de este gran negocio, y sólo puedo conjeturar que no hizo aquel viaje, puesto que se halla existente aquí a 15 de diciembre de 1416, y hasta el 6 de mayo de 1417, en que hay memoria de otro viaje que hizo a la corte del Rey para negocios del Capítulo, el cual resolvió ese día entregar de pecuniis eleemosinae Domino Alphonso de Borja, canonico et officiali Illerden. ibi etiam praesenti centum florenos auri pro viagio seu itinere quod facit ad Dominum Regem pro censualibus emfiteotich. No dice más. Hizo el viaje, y allí renunció, que es la última memoria que de ello nos conservan los citados libros. Sábese, sin embargo, que no renunció el canonicato hasta el año 1421, lo cual hizo en manos del Papa por su procurador Jorge de Ornos, notario pontificio y después Obispo de Vique, y famoso en los cuentos del concilio de Basilea. La vacante se dio a Bartolomé Rovira con bula de Martino V, dat. VIII. idus junii, año cuarto de su pontificado. La he visto en el Reg. de bulas de 1403.

En los libros de Registro de esta ciudad nos quedan algunas memorias suyas. En el Manual de 1419 (fol. 38) consta que había leído lectura de cánones a la hora de prima en esta Universidad. Ya vimos arriba el año 1413 que era ordinarie legens in studio Illerdensi. En un registro de cartas de 1421 hay una, fecha de 27 de noviembre de ese año, en que los paheres avisan a la Reina Doña María, Gobernadora de estos reinos, que al mismo tiempo que ella había nombrado Canciller de esta universidad al canónigo Melchor Queralt, su marido, el Rey Don Alfonso V, que estaba ausente del reino, había provisto el mismo oficio en Alfonso de Borja. Ruegan a la Reina que haga porque se mantenga su nombramiento, alegando que el Queralt era de mayor virtud y nobleza que Borja, y que había gran diferencia de persona a persona. 

Si Borja no hubiera sido canónigo el día de la fecha de esta carta, este era sin duda el principal motivo que los Cónsules debían alegar contra él; puesto que por la constitución de la universidad no podía ser su Canciller quien no fuese canónigo de Lérida. Y esto hace sospechar que la fecha de la bula de Martino V cuando proveyó la vacante de este canonicato estará errada en la copia del Registro, que antes citaba, y que debe ser del día 6 de junio del año quinto de su pontificado, que corresponde al 1422; en el cual y a 17 de septiembre están fechas las ejecutorias de aquella gracia a favor del sucesor. 

Con esto dice mejor la noticia de otro Registro de cartas de 1423 en que sabemos que Alfonso de Borja acababa de regentar el oficio de Vice-canciller, y que había sido nombrado para el obispado de Vique. Hay en dicho libro una del día 1.° de diciembre de ese año (fol. 139), en que los paheres dicen al Rey Don Alfonso lo siguiente: 

A la vostra molt alta et excellent Senyoria ab tenor de la present significam, que lo offici de la vice-cancellaria del studi de aquesta ciutat, vague à present per promociò de Micer Alfonso de Borja, doctor en quiscun dret del bisbat de Vich, ò per dimissio de la canongia de aquesta ciutat per ell feta. 

Dos causas alegaban los paheres para probar la vacante de la vice-cancillería: una la promoción de Borja al obispado de Vique, y otra es la vacante del canonicato. Nada más sé de esto, y después de dicha época ya no se halla memoria de su residencia en esta ciudad.

Junto con este canonicato obtenía otro al mismo tiempo en la Catedral de Barcelona, y regentaba el curato de la parroquia de San Nicolás de Valencia. Consta esto de la bula de Martino V, que he visto aquí dada V. id. sept., anno 2.°, en que le concede por un quinquenio los frutos de las tres prebendas, por estar ocupado en el séquito del Rey, cuyo consejero era, o si le importaba asistir y permanecer en algún estudio general.

jueves, 20 de abril de 2023

CARTA CL. Concluye el catálogo de los Obispos de Mallorca.

CARTA CL.

Concluye el catálogo de los Obispos de Mallorca.

Mi querido hermano: voy a ver si puedo completar hoy el catálogo de estos Prelados; que así como entiendo que es de los trabajos más útiles para la historia, también sé por experiencia que es de los más penosos para el historiador. Y esto se verifica particularmente en la averiguación del Obispo sucesor del difunto Agustín de Grimaldis, que fue 

Juan Bautista Campegio. Todas las historias mss. e impresas de esta iglesia cuentan por inmediato sucesor del Obispo Grimaldis a Lorenzo Campegio, Cardenal, el cual suponen que tuvo esta iglesia in comendam hasta que tuviese edad de gobernarla su hijo Juan Bautista Campegio, y como hubiese muerto el Cardenal en 1539, desde entonces quedó el hijo Obispo propietario. Esta narración y algunas circunstancias con que la visten tienen algo de verdad y en mucha parte no lo son. Sin entrar en impugnaciones, que no son para un viajero, seguiré mi plan de presentar solamente las memorias originales que he podido recoger, de las cuales alguna claridad resultará a esta materia, aunque no toda la que yo quisiera, por falta de otros documentos.

En primer lugar yo no cuento por sucesor de Grimaldis, ni aun por Obispo de esta iglesia, al Cardenal Lorenzo Campegio, ni creo que nadie lo contará, si sabe que en Actas capitulares, libros de fábrica y de órdenes se lee originalmente que el día 31 de mayo de 1533 Marco Antonio Campegio tomó posesión del obispado como procurador de su sobrino Juan Bautista Campegio, habiendo jurado en el día anterior la observancia de las constituciones hechas usque ad obitum, dice, Rev. D. Augustini de Grimaldis. En su consecuencia pagó las trescientas libras que estaban tasadas a su dignidad para la fábrica. Aquí tenemos ya que Juan Bautista Campegio es el Obispo inmediato sucesor del difunto Grimaldis. A nombre suyo su Vicario general el canónigo Bautista Mir dio licencia para celebrar órdenes en diciembre de 1534 a Fr. Galcerán Casanyach, Carmelita, Obispo Chrisopolitano, el cual continuó en este oficio hasta fines del año siguiente; y debió morir luego, porque de allí a dos años ya hay aquí mismo otro Obispo Chrisopolitano.

Siendo, pues, tan claro el principio del gobierno de Juan Bautista Campegio, ¿de dónde pudo nacer la especie de haberlo sido su padre el Cardenal? Yo diré lo que me ha venido a la mano en mis investigaciones, que no deja de ser curioso. Tratándose en el Capítulo de esta iglesia el día 7 de septiembre de 1534 sobre la capa que debía pagar el Obispo Juan Bautista por su ingreso en el obispado, y sus antecesores habían enriquecido liberalmente la iglesia con varias alhajas, ornamentos, etc., añaden estas palabras: quod idem speratur a dicto Rmo. Dno. Cardinali, qui hanc ecclesiam habet comendatam. Y luego en la acta de 1.° de septiembre se manda escribir a dicho Cardenal sobre varios negocios de esta iglesia: lo cual repiten después a 22 de noviembre de 1536. Todo esto parece probar que el Cardenal Campegio era Obispo comendatario de Mallorca. Más: entre las Actas del mes de septiembre de 1535 se copia un breve de Paulo III, fecho a 26 de agosto de ese año que empieza así: "Cum sicut accepimus, licet venerab. frater noster Laurentius, Episcopus Praenestinus, S. R. E. Cardinalis Campegius, cui collatio et omnimoda dispositio canonicatuum et praebendarum ... ad collationem et quamvis aliam dispositionem Episcopi Maioricensis pro tempore existentis spectantium, Apostolica auctoritate reservata existit, etc.” Continúa mandando al Capítulo que dé posesión a Marco Antonio Campegio del canonicato que le había dado su hermano el Cardenal.

Yo no sé si los que cuentan a este señor Cardenal por Obispo de esta iglesia tendrán otras pruebas para afirmarlo; pero puedo asegurar que no serán de más peso que estas, porque aquí parece la cosa concluida. Sin embargo, hagamos algunas reflexiones. Por empeñada que estuviese la corte Romana en favorecer y exaltar esta familia de los Campegios, nunca hemos de creer que llegaría a cometer el exceso de haber y tener a dos de sus individuos por Obispos simultáneos de una iglesia. Obispos que lo fuesen a un tiempo de muchas iglesias se vieron con frecuencia; pero muchos en una sola, y eso con autorización pública y por el camino ordinario, no lo cuenta la historia. Pues esto sucedería si por lo alegado contásemos al Cardenal por Obispo de Mallorca, porque en ese mismo breve reconoce el Papa como Obispo electo al Juan Bautista, cuando en recomendación del Marco Antonio que pedía el canonicato dice: "qui, ut similiter accepimus, obsequiis dilecti filii Johannis Baptistae electi Maioricensis insistit.” ¿Cómo puede haber Obispo electo de una iglesia mientras haya quien la gobierne, aunque sea como comendatario, sin que preceda resignación o muerte del mismo? Reconociendo, pues, el Papa a Juan Bautista Campegio por Obispo electo de Mallorca, viene abajo cuanto se alegue en favor de su tío el Cardenal. Y que tanto aquí como en Roma era este reconocido por Obispo, se ve, no sólo en el gobierno que esta iglesia seguía en su nombre, sino también en la resolución que tomó el Capítulo, cuando se le intimó el breve sobredicho. Porque se alegó que podía eximirse de obedecer y cumplir lo mandado en él, puesto que ni Marco Antonio tenía ningún orden sagrado (y era electo Obispo Grossetano), ni ahora se empleaba en servir al Obispo (he aquí reconocido por tal a Juan Bautista) porque estaba ausente de la isla (estaba en París). Sin embargo, en atención a que era hermano del Cardenal, cuius reverendissimae dominationi, dicen, omnes praedicti toto pectore adictissimi cupiunt obsequi et morem gerere, acordaron dar a dicho Marco Antonio ex mera liberalitate sesenta libras anuales de la mensa capitular. He aquí cómo el Capítulo, al mismo tiempo que muestra cierta sumisión al Cardenal, no le trata como a su Obispo, sino sólo da este título a su sobrino Juan Bautista. Este lenguaje basta para desengañarnos del hecho. Porque no es posible que en Roma y en Mallorca estuviesen tan torpemente alucinados que reconociesen a dos Obispos a un tiempo mismo. Más adelante obtuvo dicho Marco Antonio un canonicato, cuya vacante por su muerte adjudicó el Capítulo, día 6 de noviembre de 1553, al mismo Obispo Juan Bautista. ¿Cómo es, pues, dirás ahora que el Papa supone corresponder al Cardenal la provisión de los canonicatos en la parte que correspondía al Obispo de Mallorca?

Respondo a esto que si tal le perteneciese por ser Obispo, de otro modo hubiera hablado el Capítulo en su resolución y otra acaso hubiera sido esta. Seguramente no se hubieran fundado sólo en las nulidades del provisto. Pero ¿cómo había de contar el Capítulo con que esta provisión la hizo el Cardenal como Obispo, cuando en su mismo acuerdo no le cuentan por tal, y cuando veían que el mismo Papa suponía ser otro el Prelado? Claramente diré lo que más claramente sabía entonces el Capítulo. El Papa nombró por Obispo de Mallorca a Juan Bautista Campegio; pero atendidos los méritos del Cardenal o por otros motivos, concedió a este parte de la administración o digamos de sus regalías; a la manera que el Rey de Aragón Alfonso V reconocía por Obispo de esta iglesia a Luis de Prades, y sin embargo nombró administrador de sus temporalidades a Alfonso de Borja. ¿Quién dirá por esto que Alfonso de Borja deba ser contado entre los Obispos de esta iglesia? Porque claro es que la jurisdicción en el gobierno es lo que constituye una prelacía, no el goce de sus preeminencias, no los encargos de puro provecho, no las encomiendas de favor. Así que, aunque el Cardenal Campegio estuviese autorizado por el Papa para dar todos los canonicatos de esta iglesia, mientras no se me exhiba una muestra de su jurisdicción episcopal en ella, mientras yo vea que hay otro Obispo reconocido por el Papa y por el Capítulo y que ejerce actualmente su jurisdicción por  medio de sus Vicarios generales, diré que el Cardenal Campegio no fue ni debe contarse entre los Obispos de Mallorca, sino cuando más entre sus protectores y valedores en la corte Romana.

El caso es que después de tan larga y embrollada cuestión venimos a parar en que en los veinte y siete años del pontificado de Don Juan Bautista Campegio ni hay nada que contar de él, ni vino acá siquiera. Estos y otros males nos acarrearon los grandes bienes que hizo el concilio de Trento a la iglesia de Dios. Sin embargo, notaré algo de lo bueno que hizo en todo este tiempo el Capítulo. A 15 de noviembre de 1535 mandó sacar de la sacristía una porción de plata, a petición de los Jurados, para que depositada en la tesorería de la universidad (la taula de Mallorca) sirviese de hipoteca para traer trigo con que remediar su carestía. Lo mismo hicieron en 1535 a 5 de septiembre para socorrer con gente armada a la villa de Mahón, invadida por el famoso Barbarroja con sus galeras y treinta navíos. En 1537 se fulminó pública y solemne excomunión contra el Lugarteniente del Rey Don Ximén Pérez de Figuerola, por no haber querido entregar un clérigo que tenía preso en su castillo. Otro abuso había por este tiempo, que era la frecuencia con que muchos, por huir de la autoridad episcopal, apelaban con frívolos pretextos al tribunal del juez nombrado por el Papa, año 1523; con lo cual lo que se había instituido para bien del clero, cedía en vilipendio y menosprecio de su cabeza. Para remediar esto, el Papa Paulo III concedió a Juan Bautista Campegio, electo Maioricensi, que sólo él y sus sucesores pudiesen nombrar en adelante estos jueces de apelaciones. Este breve, copiado en el Libro amarillo de la catedral, está fecho a 25 de noviembre de 1538, cuando aún vivía el Cardenal Campegio; por que veas cuán cierto es que el Papa trató siempre como Obispo al uno y no al otro. En 1541 vino acá Carlos V de paso a la conquista de Argel. De las circunstancias de este suceso, y de las demostraciones de alegría que hizo esta ciudad, se formó una graciosa relación en lemosín, que he visto en este mi convento, impresa el año siguiente: folleto de pocas hojas, y expuesto a perecer del todo, por lo que debieran reimprimirle los amantes de la literatura de Mallorca, siquiera para que se conserven los buenos versos latinos que entonces se compusieron. El historiador Mut, que tantos pormenores refiere de otras cosas, pudo aprovecharse a poca costa de lo que esta relación contiene. En 1546, a 3 de marzo, regaló a esta iglesia la cofradía de los marineros un relicario para la Santa Espina, el cual fabricaron de la plata de la lámpara que ellos mismos habían regalado en tiempo antiguo al altar mayor. También aceptó el Capítulo el mismo año, a 9 de octubre, unum pallium que ofreció el Virrey a la iglesia, de valor de más de cien ducados, el cual se decía que era parte de la penitencia que le impuso la Santa Sede por haber quebrantado la inmunidad eclesiástica, extrayendo ciertas personas refugiadas en la catedral. Del año 1549, a 25 de octubre, queda una resolución muy honrosa para el Capítulo, por la cual se abolió para siempre la elección del Obispillo en la vigilia de San Nicolás, y la solemnidad con que este hacía los oficios en el día de su fiesta, y en la de los Santos Inocentes. Efectivamente, había cosas indecentes en este rito, que era general en otras partes; lo cual se dirá otro día. De ese mismo año nos conserva la Consueta las noticias rituales siguientes: 1.a, resolvió el Capítulo que en adelante se celebrase con la solemnidad mayor (den aloy) la fiesta del nombre de Jesús: 2.a, que en la dominica III después de Pascua, se hiciese con el mismo rito la de nuestra Señora de Cura, que es una imagen venerada en la iglesia del monte de Randa: 3.a, que se celebrase igualmente la de San Antonio Abad, con un solemne aniversario por el alma de Gabriel Cerdá, Sacrista y canónigo, y por la del Cardenal Antonio Cerdá. Este último fue el Obispo de Lérida de mitad del siglo XV, natural de esta isla, y canónigo que había sido de esta iglesia, como consta de las Actas capitulares de aquel tiempo, del cual se habló en el Viaje de aquella iglesia. Dejo a los bibliógrafos Mallorquines la cuestión de si este ilustre personaje fue o no religioso Trinitario, como también la noticia extensa del famoso Cardenal Jacobo Puteo (Pou), de quien sin razón han dicho algunos que no fue Mallorquín. Porque además de otras pruebas terminantes, para creer que lo fue, basta ver la carta original, escrita toda de su mano, en lemosín, fecha en Roma a 13 de abril de 1541, en que da gracias a este Capítulo por haberle elegido canónigo y dádole posesión de esta prebenda, la cual obtuvo sólo hasta el año siguiente. Dicha carta anda suelta en el archivo. Otro de esta familia, llamado solamente en las Actas mestre Pou, Arcediano de esta iglesia, fue promovido al obispado de Catania, por cuyo motivo se halla que tomó posesión del arcedianato vacante el Cardenal Cornaro a 1.° de julio de 1513. Así lo dice el libro de la fábrica de ese año. Durante la ausencia de nuestro Obispo, ejerció casi siempre los pontificales Fr. Rafael Linas, de la orden del Carmen, Obispo Chrisopolitano, sucesor en este título de fray Galcerán de Cassanyach, de quien ya hablamos arriba. Linas comenzó en esta isla su oficio a 21 de diciembre de 1537, y continuó hasta 1557; a lo menos hasta entonces llegan sus memorias y licencias que le dieron los Vicarios generales del Obispo Campegio, entre los cuales se cuenta ya su tío Marco Antonio a 27 de diciembre de 1540, que es nuestro año 1539, porque todavía seguía y duró por mucho tiempo la costumbre de contar los años a Nativitate. Otro Vicario general tuvo, que fue Don Francisco Salazar, Obispo de Salamina, a quien el nuestro, desde Bolonia a 24 de diciembre de 1555, nombró su Vicario, sufragáneo, visitador y oficial. Vino acá, según dice el Registro de órdenes, lunes a 22 de junio del año siguiente. Cuál fuese su gobierno, y cuáles los cuentos y pleitos que hubo, lo ignoramos del todo. Sólo podemos conjeturar que serían muy graves por las noticias siguientes:

En acta de 9 de noviembre de 1556 nombró el Capítulo un nuevo abogado, además del antiguo, "attentis, dice, tot ocurrentibus necessitatibus et controversiis quibus agitatur ecclesia Maioricensis ac reverendum Capitulum et totus clerus Maioricensis, facto Rev. D. Episcopi Salaminensis.” Más es, que el mismo Obispo Campegio le revocó todos sus poderes y facultades por medio de su carta, fecha en Bolonia a 30 de marzo de 1557, por justos motivos, dice, animum nostrum non parum perturbantibus, instituyendo con la misma fecha por su Vicario general al canónigo Juan Pablo Varro, a quien manda que pague al de Salamina todos los emolumentos acostumbrados hasta nueva orden. Pocos días después, a 5 de abril, mandó que nada se le pagase. En todas estas cartas se intitula en su exordio el Obispo Campegio nobilis Bononiensis, Episcopus Maioricensis, y no más.

Desairado con esto aquel sufragáneo, partió de esta isla muy pronto; lo cual dice claramente una carta del Rey, fecha en Bruselas a 27 de julio del mismo año 1557, en que, después de dar gracias al Capítulo por el homenaje que le prestaron y por las rogativas y procesiones con que pidieron a Dios el acierto de su gobierno, añade: "Quanto a la quexa que teneis del Obispo de Salamina, que servia en essa iglesia de sufraganeo, no hay otro que decir, pues havemos entendido que ya está fuera de essa isla, sino que ha dias que trabajamos lo posible porque vaya a residir ahy vuestro Perlado, que lo embió; y no partiremos la mano dello, como es razon y havemos desseado, y desseamos como cosa que tanto conviene al servicio de Dios y bien dessa diócesi.”

No logró el Rey sus deseos de hacer venir acá el Obispo; antes este tomó el partido de renunciar el obispado en manos del Papa. Ignoro cuándo se verificó esto. Sólo sé que a 21 de diciembre de 1559 ya se trató en Capítulo si debería declararse vacante la Sede, atendida la fama pública de aquel hecho. Y al fin, a 16 de enero de 1560, subsistiendo todavía las dudas y opiniones diferentes de los juristas en cosa de tanta entidad, confirmó el Capítulo por su Vicario general al mismo canónigo Varro, que lo era del Obispo, para en caso de vacante. Esta duró casi dos años. En cuyo tiempo se hallaba aquí el Obispo de Alguer Don Pedro Vaguer, o Vaquer, a quien el Rey nombró Visitador del reino de Mallorca, encargándole el redresso de la tabla dessa ciudad; porque á mas de los muy muchos y grandes daños que se siguen por estar aquella de la manera que está, son mal pagados los officiales que aqui nos sirven. Esto decía el Rey en la comisión que le dio, fecha en Aranjuez a 28 de mayo de 1561. Esta carta se halla inserta en el proceso que se formó sobre el negocio, el cual he visto en el archivo real.

Diego de Arnedo, de quien se dice que fue natural de Huesca, colegial de San Clemente en Bolonia, canónigo de Monte Aragón, capellán del Rey Felipe II, Visitador de España durante el viaje de aquel Príncipe a Inglaterra, y que nombrado ya Obispo con motivo de no sé qué viajes, fue apresado por los Moros, y alcanzada finalmente su libertad vino a su iglesia. Todo esto dice Mut. Yo puedo asegurar que en el año 1554 estaba destinado por dicho Rey como uno de los seis clérigos que le debían acompañar en su expedición contra los Ingleses. Dícelo el célebre Juan de Arce en una carta a Don Antonio Agustín, de las que publicó Don Ignacio de Aso en 1775. También puedo alegar un documento tocante a su cautiverio, y es la Acta capitular de 19 de enero de 1562, en que se resolvió dar a dicho Obispo, ex mera liberalitate, 750 lib., atendidas las necesidades, dice, quas sustinet propter labores quos passus est pro servitio suae Catholicae Maiestatis Domini nostri Regis, pro deffensione nostrae Sanctae Fidei Catholicae in destructione de Algerbens, in qua fuit captus per Paganos, in magnum detrimentum bonorum suorum, et vilipendium suae reverendissimae personae. A este donativo añadió el Capítulo el préstamo de 1.500 libras. Todos estos trabajos pasaron durante el año 1561, al fin del cual vino el Obispo tan deseado, así por la noticia anticipada de sus buenas prendas, como por el largo tiempo que no vio esta grey la cara de sus Pastores. Tomaron posesión sus procuradores Nicolás Montanyans, Sacrista de esta iglesia, y Mateo Saforteza (ipsa, sa Forteza), día 20 de diciembre de 1561, según dicen las Actas capitulares y libro de la fábrica. Pero allí mismo queda notado que el Obispo desembarcó la noche antes en Sóller, donde permaneció hasta el día 22, en el cual vino a comer a la heredad de Raxa, propia de Mateo Saforteza, y a dormir al convento de Jesús. Al día siguiente hizo su entrada pública por la puerta Pintada, con grande acompañamiento, salvas de artillería y mucho regocijo del pueblo. En el juramento, que prestó en el lugar acostumbrado, uno de los testigos fue el Obispo de Alguer, de quien hablé más arriba. Correspondió el Prelado a las esperanzas de su pueblo. Porque luego trató de hacer una visita general de su diócesi, comenzando por la de la iglesia catedral, la cual emprendió el día 13 de mayo de 1562, precediendo en la noche anterior repique general de campanas, y saliendo a recibirle el clero, con cruz alta, a las puertas de su palacio. Las Actas de esta visita, que están en los libros de la curia, me han servido bien para algunas curiosidades rituales, y para conocer el estado de la fábrica de la iglesia catedral en aquel año. De todo se hablará otro día. Ahora sólo notaré que en el altar mayor de la catedral mandó renovar la Eucaristía cada quince días, como hasta allí sólo se hiciese cada mes: mandó hacer cien purificadores, no hallando ninguno, ni que se usase limpiar los cálices con ellos: item que se hiciesen bolsas para los corporales, que no había. Subió a la librería, et vidit illam bene stare. Hallando que en la sacristía había un libro, donde, junto con otras cosas, se notaban los nombres de los bautizados; pero sin expresar el de sus padrinos, mandó que se hiciese libro aparte, donde se notasen los padrinos y la parroquia de donde eran. Asimismo que hubiese libros de confirmados, y de los que confesaban y comulgaban por Pascua. Nada hallo mandado acerca de matrimonios, aunque por otra parte consta que se hizo de su orden. Quitó el abuso de dejar los santos óleos en casa de los enfermos, a quienes se daba la unción cuando les parecía que no se habían de sobresaltar; y mandó que se llevasen de la iglesia con toda veneración, cuando fuesen menester. La mayor parte de estas cosas, singularmente lo de los libros, se halla ordenado en la visita de todas las parroquias. En la de Santa Eulalia de esta ciudad ordenó quod nullo modo adhibeatur auctoritas ipsis scolaribus ad sacramenta ministranda: que las vinajeras para la misa fuesen grandes: cosa que también debía mandarse hoy día en algunas iglesias, donde reina en este punto, y en el de las luces, más economía de la que es debida: que se hiciese una piscina para arrojar el agua con que se levaban los corporales, qui locus, dice, appellatur Sacrarium: y que se concluyese la iglesia, que aún estaba por concluir. Baste de esto, que sería nunca acabar, en lo cual se ve el celo de este Prelado. No menos se descubre en los innumerables edictos que publicó durante su pontificado sobre reforma del clero, respeto a las iglesias, destierro de usuras, etc. Quiero acotar lo mandado en uno de 6 de julio de ese mismo año 1562 por la noticia que nos da de los trajes de aquellos tiempos. Mandó, pues, que los clérigos "daqui avant degan aportar la clotxa closa fins baix als talons, y capiro, y les robetes largas fins baix dels genolls, segons per los capitols sinodals es stat ordenat, ó manteu y sotana larchs fins als talons; y que no aporten calses, ni sabates tallades, ni letuguetes en els colls y braços de les camises; y que porten la barba feta de tal manera que no se puga notar esser larga.” También es digno de notarse lo que mandó en otro edicto, que el que ayuda a misa no do pau á algu fins que lo sant sacrament dels Cors precios é Sanc de Jhu. Xpst, no sia assunt, é que no presumexca dar pau ab la patena.

Por esta muestra de lo mucho que este Obispo trabajó en este solo año 1562, y por el esmero y diligencia que en ello se ve con que atendía a todo, conocerás cuán sensible me es el no haber dado con ninguno de los sínodos que seguramente debió celebrar. Y sin duda lo era una congregación de todo el clero de la diócesi en este mismo año, que reunido en el Capítulo de esta iglesia dio en subsidio caritativo 1.500 escudos de oro, a razón de treinta libras por escudo. Pero constitución sinodal no he visto ninguna. Dejando algunas otras memorias hallo que nuestro Obispo asistió al concilio provincial de Valencia, celebrado en 1565, para el cual nombró el Capítulo por sus procuradores y de todo el clero al canónigo Rafael de Villalonga y al presbítero Juan de Abrines. Este último es el santo confesor de la hoy Beata Catalina Tomás, que después fue hecho canónigo en 1570. De otro sínodo suyo del año 1567 hay memoria, cuya celebración debía ser en la semana de Pascua, según la antigua costumbre de la iglesia. Mas el Capítulo le rogó día 14 de marzo que lo difiriese para el mes de septiembre, por ser aquel tiempo más oportuno para la reunión de los párrocos. Llegado este tiempo el Obispo insinuó al Capítulo, día 29 de agosto, que aunque los canónigos no tienen por el derecho voto decisivo en los sínodos, desearía, sin embargo, que asistiesen al que iba a celebrar. Disputose sobre este derecho, y sin resolverse nada, el día 3 de septiembre el Obispo, prescindiendo del derecho de los canónigos, les rogó de nuevo que asistiesen al sínodo para aconsejarle en las cosas tocantes a la salud de las almas. Se resolvió que asistiesen los que quisiesen. A fines de 1568, no me acuerdo qué día, se leyó al Capítulo y este admitió el indulto del Papa Pío V para que los beneficios eclesiásticos de estas islas se diesen sólo a sus regnícolas: cosa ya mandada por Eugenio IV, pero que desde esta última época se ha observado constantemente hasta el día de hoy.

También se admitió aquí con más docilidad que en otras iglesias el nuevo Breviario Romano, según el mandato de San Pío V: re:solución que tomaron a 7 de diciembre de 1569, dándose comisión a algunos canónigos para que se escribiesen libros corales y se buscasen los demás códices necesarios para la mudanza del rito. Pasáronse casi tres años en estas diligencias, necesarias para poder cumplir lo mandado, que además debían ser muy gravosas a la iglesia; y a 5 de septiembre de 1572 resolvieron que el nuevo oficio empezase a regir desde el próximo Adviento. En tanto el Obispo se dispuso para un viaje, para el cual, y durante su ausencia, el Capítulo le concedió a 4 de enero de 1570 la percepción de los frutos que le pertenecían, y él pagó en 16 de marzo las 1.500 libras que aquel le había prestado. No consta circunstancia alguna de este viaje; sólo sabemos que a 14 de agosto de 1572 el Capítulo, sabedor por algunas cartas particulares de que había sido trasladado a la iglesia de Huesca, revocó la gracia que le había hecho sobre la percepción de frutos. Diose esto ya por tan sentado, que a 19 del mismo mes los Jurados pidieron al Capítulo y este consintió en que se escribiese al Rey para que nombrase por Obispo sucesor al Arcediano de esta iglesia Gregorio Çafortesa (: Saforteza), que era natural de la isla. Túvose noticia cierta de la renuncia del obispado a principios del año siguiente 1573, y a 16 de enero ya se nombraron los oficiales Sede vacante. Esta misma renuncia consta de una bula de Gregorio XIII de 6 de marzo de ese mismo año, por la cual, a instancia de Felipe II, se aplican todas las rentas de la vacante a la fábrica del templo, quod, dice, adhuc imperfectum conspicitur, et plurimum deest ut fabrica ipsa absolvatur. Olvidábaseme que en 1572 a 4 de noviembre se dio posesión de un canonicato al sabio Mallorquín Miguel Tomás Taxaquet, que era ya Sacrista y después fue Obispo de Lérida. También se me pasó que a 5 de diciembre del mismo año se abolió el rito de la Sibila en la noche de Navidad, de lo cual se dirá en lo de ritos. El sucesor fue

Juan Vich y Manrique, de ilustre familia, natural de Valencia. Era hijo de Don Luis de Vich y nació en el monasterio de la Murta, junto a Alcira, año 1530, en la celda cuarta antes del coro. Dícelo una nota coetánea de un monje en las cubiertas de la Biblia políglota que él regaló después a aquella casa. El Papa Gregorio XIII le promovió a esta iglesia, para cuya posesión dio poderes en aquella ciudad día 25 de mayo de 1573 a Francisco Ferrer, beneficiado de la parroquia de San Esteban, el cual desempeñó aquí su comisión día 15 del octubre siguiente. No sé en qué se fundan los que llaman al nuevo Obispo Arcediano de Barcelona. En las bulas que presentó su apoderado sólo se le supone perceptor de los frutos del curato de Jijona (leo Gijona), y de una pensión sobre el arcedianato de Játiva, cuya continuación le concede S. S.

Llegó a este puerto día 5 de octubre de 1574 en las galeras de Don Sancho de Leiva, y habiendo dormido en el monasterio de Jesús, hizo al día siguiente su entrada pública y juró las constituciones de su iglesia, de la cual no se separó un momento por espacio de treinta años, hasta que salió para ocupar la silla de Tarragona. De las muchas memorias de su piedad y celo pastoral, que harán eterno su nombre en la historia de esta iglesia, sólo apuntaré una u otra que haga con la disciplina o historia general, porque agotarlo todo es obra inmensa y poco provechosa. Y este mismo plan seguiré en la relación de los pontificados siguientes, en los cuales, después de fijadas bien sus épocas, que es lo importante, lo demás añade poco o nada a las costumbres de nuestros días. A 12 de septiembre de 1575 estableció con el Capítulo una grande y notable solemnidad en la fiesta de la Concepción de nuestra Señora, la cual se mandó anunciar ocho días antes con repiques de campanas, bandera en la torre y otras señales, y que su procesión se hiciese como la del Corpus, en la cual fuesen algunos muchachos vestidos como ángeles, llevando algunos atributos de nuestra Señora. Igualmente se mandó que en todas las iglesias y monasterios sujetos al Ordinario se hiciese todos los días después de completas conmemoración de la Concepción con la antífona Tota pulchra. A 24 de diciembre del mismo año rogó al Capítulo que se hiciese la representación de la Sibila en los maitines de Navidad y se cantasen algunas cantinelas devotas, como se hacía en otras iglesias, señaladamente en la de Valencia, y el Capítulo consintió en que así se hiciese. Este es el origen de los villancicos en esta iglesia.

En 1577 a 1.° de enero está fecho el breve con que el Papa Gregorio XIII concedió que fuese altar privilegiado en esta catedral el de San Pedro; y esto a instancia de Miguel (Tomás Taxaquet), Obispo de Lérida. Que sólo porque se vea que en dicho día era ya Obispo este grande hombre, he notado esta bagatela histórica. Son frecuentes en los años siguientes las noticias de las dádivas con que nuestro Obispo enriqueció la iglesia. En 1580 se trató en Capítulo de un tabernáculo que quería regalar para llevar en las procesiones las reliquias. La Consueta de la sacristía nos recuerda que ese mismo año regaló un rico frontal, en 1586 dos ternos completos y en 1597 una figura de plata de San Vicente Ferrer. De su orden dispusieron el canónigo Rafael Alberti y Onofre Oliver, rector de San Miguel, un nuevo Manual de los sacramentos y otros ritos, que se imprimió aquí mismo en 1601 por Gabriel Guasp en 4.° Igualmente recuerdo aquí lo que ya se dijo en lo de la fábrica de esta catedral, cuya conclusión se debe a este Prelado. Mas todo este conato que puso en la parte material de su iglesia, no le estorbó la atención a la parte más principal de su ministerio. Y así son continuas las memorias de haber predicado en la catedral, de las visitas que hizo en ella y en la diócesi, de los edictos que publicó, de los entredichos que puso y de los sínodos que celebró. Cada uno de estos artículos, descrito por menor, haría crecer mucho esta carta. De los sínodos sólo tenemos impresos los de los años 1588, 1592 y 1597; y de ellos se dirá con extensión en su propio lugar, si logro ver algún ejemplar. En 1593 a 7 de mayo se resolvió que se hiciesen tres procesiones solemnes de rogativa pro electione Regis regni Franciae, quae fieri debet, et aliis laboribus et vexationibus quibus affligitur dictum regnum (Act. cap.)

El mismo año a 23 de diciembre se resolvió que se pudiesen decir en esta catedral misas rezadas en la vigilia de Navidad, como ya se decían en todas las iglesias y monasterios de la diócesi, puesto que no se encontraba el porqué de la costumbre antigua de no decirse en ella en este día más que la conventual. (Ib.)

En 1594 a 6 de septiembre murió el Virrey de este reino Don Luis Vich, hermano de nuestro Obispo, y se dispuso el entierro magnífico cual correspondía. (Ib.)

En 1595 a 31 de marzo se acordó admitir en la iglesia la música de ministriles para las fiestas solemnes. En el año siguiente se mandaron renovar las constituciones pro choro, colgadas, según costumbre, en el mismo en una tablilla, quitándose las ya desusadas, entre las cuales cuentan la de vestibus nigris deferendis. Igualmente se prohibió la entrada en el coro a los beneficiados teólogos que no hubiesen todavía defendido sus conclusiones, cuyos actos se tenían en el Capítulo. Finalmente, concedieron a algunos presbíteros la gracia capae pelliceae et mussae alfodratae quibus privati fuerant. (Ib.)

Si estas pequeñas noticias sirven para conocer las costumbres de aquel tiempo, no es menos útil por otro ramo otra acta capitular del 18 de septiembre de 1602 que dice así: "Proposuit Illmus. D. Episcopus quandam declarationem factam a SS. D. N. Papa Clemente (VIII), in qua damnat quandam propositionem circa modum confitendi peccata per internuntium et scripturam, et recipiendi absolutionem sacramentalem in absentia confessoris: volens quod praebeant votum et consilium, si illam publicari conveniat. Et conclusum quod publicetur, signanter quia prohibetur in illa disputatio.” A los defensores de Suárez toca responder a este argumento insoluble de la real y verdadera condenación de aquella opinión. A principios del año 1604 se disponía nuestro Obispo para un viaje al continente, por cuyo motivo resolvió el Capítulo a 26 de marzo enviar a Valencia por los Santos Oleos. Este viaje era para ir a Tarragona, a cuya Silla metropolitana había sido trasladado, y de la cual me consta que tomó posesión a 16 de agosto de ese mismo año, y donde permaneció hasta su muerte, acaecida en 4 de marzo de 1611, habiendo llegado a ser el Prelado más anciano de toda España. Seis días antes de que tomase la posesión de la nueva Silla, se trató ya en esta de su vacante y de la elección de Vicarios generales, es a saber, a 10 de agosto de 1604, en lo cual hubo cuentos muy pesados, hasta que el Arzobispo de Valencia por derecho de Metropolitano, nombró Vicario general al Arcediano Gregorio Çafortesa.

Alfonso Laso Sedeño, trasladado a esta iglesia de la metropolitana de Cáller a 1.° de diciembre de 1604, que es la fecha de la bula. Hallábase en Valladolid, donde a 11 de abril de 1605 dio poderes a Pedro Benneser para tomar posesión de este obispado, y este lo verificó a 17 del junio inmediato. Llegó a este puerto día 30 de agosto, e hizo su entrada solemne el 1.° de septiembre. A 11 del mismo mes consagró a su sucesor en el arzobispado de Cáller, que se hallaba aquí de Inquisidor, y se llamaba Don Francisco Esquivel, nombrándose para este acto, a falta de Obispos asistentes, dos de las dignidades de esta iglesia. Todo esto es de las Actas capitulares y de otros documentos originales de este archivo, como también la noticia de haberse dado posesión del primer canónigo tesorero en 1607. En ese mismo año pidieron los Jurados fieri peregrinos pro sterilitate temporis. Et fuit conclusum, dicen las actas, quod D. canonicus Caller cum aliis presbiteris sibi bene visis proficiscantur domum B. Mariae de Luco, et factis devotionibus redeant ad civitatem.

Murió pronto este Obispo, es a saber, hacia las doce horas del día 21 de agosto de ese mismo año 1607. Según indican las Actas de ese día, parece que se enterró en la capilla de San Pedro. Dícese que fue Virrey de Mallorca.

Fr. Simón Bauça, natural de esta ciudad, religioso Dominico, educado en el convento de Valencia en la escuela de San Luis Bertrán. Siendo Provincial de Tierra Santa fue promovido a esta Silla, cuya noticia llegó aquí a 15 de noviembre de 1607. Tomó posesión de ella a 16 de mayo del año siguiente por medio de su procurador Juan Estelrich, canónigo y Sacrista de la iglesia, a la cual vino personalmente día 12 del junio inmediato, y empezó a visitar a 7 del próximo septiembre. (Act. cap.)

En el año 1609, a 11 de agosto, al mismo tiempo que se decretaron rogativas públicas por el riesgo que amenazaba la armada de los Moros que estaba en Menorca, se ofreció el clero a servir con sus personas en el peligro común, nombrándose al efecto capitanes del ejército clerical, levantando estandartes, et cetera. (Ib.)

En 1612, a 12 de marzo, llegó a esta ciudad Don Lorenzo Nieto, Abad que fue de Monserrate, de tránsito para su obispado de Ales, en Cerdeña (Ib.)

En 1614 visitó de nuevo la catedral: cosa que repitió otras veces años adelante; y en el de 1620, a 18 de mayo, partió para Menorca con el mismo objeto (Ib.)

En 1615, a 19 de agosto, el P. Fiol, Jesuita, presentó al Capítulo una arquilla llena de reliquias halladas en Cáller el día 22 del julio anterior. Más adelante hablaremos de otras reliquias encontradas por este tiempo en aquella misma ciudad (Ib.)

Hasta estos años se acostumbraba hacer anualmente la bendición de los frutos de toda la isla en el monte de Randa, que la domina toda, o en la mayor parte. Esta práctica, que debía ser de mucha incomodidad, se quitó en 1616, día 13 de abril, mandándose que se hiciese en uno de los bastiones de esta ciudad con procesión general (Ib.)

En 1617, 16 de junio, se dio posesión de su convento de Santa Teresa a las religiosas fundadoras del mismo (Ib.)

Poco después, a 1.° de noviembre, se resolvió hacer solemne entierro al cadáver del célebre hermano Jesuita Alonso Rodríguez, cuya beatificación se promovió con calor años adelante (Ib.)

También es del mismo año la separación que procuró y consiguió este Obispo de una de las dos prebendas canonicales que hasta entonces estuvieron anejas a la dignidad episcopal, cuya gracia en favor del doctor Nadal Sentandreu presentó al Capítulo día 22 de septiembre. Desde entonces los Obispos sólo perciben una prebenda canonical (Ib.)

En 1617 aprobó el Obispo las nuevas constituciones hechas por los Jurados para reforma de la casa de educación fundada por el canónigo Genovard y Sor Isabela Cifre (Curia episc.)

En 1619, a 19 de junio, llegó acá el Príncipe Filiberto, hijo del Duque de Saboya.

En 1620, a 13 de junio, se mandó cantar el Te Deum, en celebridad de haber sido promovido al obispado de Jaca el canónigo y Sacrista de esta iglesia Juan Estelrich: cuya muerte se anunció al Capítulo a 25 de mayo de 1626 (Act. cap.)

El mismo año 1620, a 3 de enero, llegó a este puerto Don Fr. Antonio de Govea, Agustino Portugués, Obispo de Sirenay, como dice un libro de notas sobre lo ocurrido en los principios de este siglo (Archivo de la catedral), el cual añade que venía a Madrid por Embajador del Rey de Persia, que era de edad de 56 años, y que después de haber predicado en la catedral día de Reyes, prosiguió su viaje el día 9 del mismo mes.

Nuestro Prelado murió de edad de 71 años, en su palacio, de apoplegía, una hora antes de amanecer del día 5 de diciembre de 1623 (Ib.), y fue enterrado en el convento de Santo Domingo de esta ciudad, bajo el presbiterio de su iglesia. De los sínodos que celebró en 1611 y 1619 se dirá en su lugar. Construyó en su palacio un salón, donde colocó los retratos de sus antecesores; en los cuales hay que hacer alguna reforma. Sus limosnas, vida penitente, sermones frecuentes, etc., dirán otros a quienes toque proponer los Prelados como modelo de virtud.

A 23 de agosto de 1624 llegó la noticia de estar electo por sucesor Don Félix de Guzmán. El mismo avisó poco después al Capítulo que había aceptado el nombramiento. Con todo eso no tuvo efecto, y el sucesor fue

Baltasar de Borja y Velasco, hijo de Don Francisco de Borja, Marqués de Lombay y Duque de Gandía. Nació en Berlanga, y fue educado por su tío el Beato Juan de Ribera, Arzobispo de Valencia, donde obtuvo un canonicato y el arcedianato de Játiva, con cuyos dictados gobernó aquel arzobispado en la vacante de su tío. Fue electo para esta Silla a fines del año 1625; mas no tomó de ella posesión hasta el día 3 de febrero del año siguiente, por medio de su procurador Juan Bautista Polina y Ciurana, después de prestar el juramento el día 28 del anterior. Sé que dio sus poderes estando en Madrid, mas no el día. Llegó a este puerto a 15 del abril inmediato, y al día siguiente hizo su entrada pública. Luego se dedicó a visitar su diócesi; cosa que repitió en 1628, en cuyo año fue hecho Virrey de este reino y juró como tal a 23 de mayo, una hora después de puesto el sol. En el mismo año celebró un sínodo, del cual he visto citar una u otra constitución en el que celebró el sucesor en 1636. Otro quiso celebrar en 1630, cuya convocatoria está fecha a 21 de junio, y cuya celebración señaló para el día 25 de agosto inmediato. Pero una muerte repentina le atajó los pasos algunos días antes, en la edad de 44 años, a 11 de julio del mismo año. Esto dice el sermón que predicó dos días después en sus exequias el padre Juan Bautista Escardó, Jesuita, que se imprimió luego, dedicándolo al Cardenal Don Gaspar de Borja, hermano del difunto. Tiene su entierro en la capilla de San Pedro en la raíz de la pared al lado del evangelio, sin losa ni inscripción. Hánme informado que hasta pocos años había en la pared un paño con su escudo de armas. Ahora sólo se conoce que lo hubo en la mayor blancura de los sillares que él cubría. He visto varias firmas suyas originales y siempre decía: Don Baltasar, Obispo de Mallorca. Sucediole

Fr. Juan de Santander, Vizcaíno, de la orden de San Francisco, de cuya promoción a esta Silla hubo ya aquí noticia por carta del canónigo Berard al Capítulo, escrita desde Madrid a 23 de octubre de 1630, que debe ser la época de su nombramiento; pero no tomó posesión hasta el año siguiente a 2 de septiembre por medio de su procurador Marcos Talledo. Llegó a esta isla a 5 de marzo de 1632, y dos días después hizo su entrada pública. Luego emprendió la visita de su catedral y diócesi, la cual repitió en 1637 y 1639. También visitó la isla de Menorca en 1638.

Contribuyó mucho a apagar la discordia que reinaba en esta ciudad entre los vecinos de su parte alta con los de la parte baja, que se llamaban los Canamunts y Canavall (casas de arriba y casas de abajo), cuyas paces concertó y publicó día 11 de octubre de 1632, aunque posteriormente se reprodujeron estos odios civiles, cuyo origen no sé. Durante la ausencia del Virrey de estas islas fue nombrado su Lugarteniente, y en calidad de tal prestó su juramento a 12 de octubre de 1637. La memoria más duradera de su gobierno es el sínodo impreso que celebró en 1636, del cual diremos otro día. Murió a 24 de enero de 1644. Todo lo dicho es de las Actas capitulares. En los registros de su curia he visto que firmaba siempre con su nombre y apellido. Está enterrado en el convento de su orden en esta ciudad.

Hasta aquí me permitió la salud continuar mis investigaciones en la serie cronológica de los Obispos y averiguación de sus hechos principales. Para completarla hasta el día me he valido de algunos apuntes que tiene hechos el presbítero Don José Barberi, de cuya exactitud y diligencia hablé ya en mis cartas anteriores.

Fr. Tomás de Rocamora, natural de Orihuela, religioso Dominico. Llegó a Mallorca a 30 de abril de 1645 en dos galeras de Nápoles y al día siguiente hizo su entrada pública. Dedicose luego a sosegar y concordar enteramente los ánimos y partidos que dijimos de los Canamunts y Canavalls, cuyas paces solemnizó día 31 de agosto del mismo año por medio de escritura pública, Te Deum, torneos y otras demostraciones. Influyó mucho en ello por la autoridad que también ejercía de Virrey en esos primeros años. Quedan ilustres memorias de su celo y caridad, particularmente en la gran carestía de 1647, llamado todavía el any dels trezets, por la escasez con que se repartía el pan, y en el contagio que se padeció en 1652. Murió día 15 de noviembre de 1653 a los 57 años de su edad, y se enterró en el convento de mi orden de esta ciudad. La sacristía de su catedral conserva varias alhajas que le regaló.

Miguel Pérez de Nueros, Aragonés, fiscal en el supremo consejo de Aragón. Tomó posesión de esta Silla a 1.° de octubre de 1655 y murió a los cuatro meses, es a saber, a 12 de febrero de 1656. Enterrose en el plano del coro de esta iglesia.

Diego de Escolano, que había sido canónigo de esta iglesia desde el año 1634 hasta 1652, de donde pasó a Inquisidor de Llerena y sucesivamente de Toledo y fiscal y consejero de la Suprema. Promovido a esta Silla tomó de ella posesión a 15 de noviembre de 1656. De su gobierno, que le duró cuatro años, nos queda el sínodo impreso que celebró en 1659, del cual se dirá. Su última memoria en los Registros de la curia es de 13 de septiembre de 1660, y a 22 del mismo mes ya vacaba la Sede por promoción del Prelado a la de Tarazona, de la cual se dice que pasó a la de Segovia y últimamente a la de Granada.

Pedro Fernández Manjarres de Heredia, natural de Sevilla, Inquisidor de Cerdeña y de la Suprema. Tomó posesión de este obispado a 21 de septiembre de 1661. Su primera memoria en la curia es de 28 del mismo mes. Allí vi también copiada ad longum su visita ad limina, fecha a 27 de enero de 1663, con una relación de todas las reliquias que poseía entonces la catedral, que se manifestaban al pueblo y llevaban en procesión por el ámbito de la iglesia el día segundo de Pascua de Resurrección. Quedan también del mismo muy sabios edictos, entre ellos uno para cortar el abuso de los gastos que se hacían en los velos y profesiones de monjas. Murió a 26 de diciembre de 1670, y se enterró en el coro de la catedral.

Bernardo Luis Cotoner, natural de esta ciudad, canónigo de esta iglesia, a la cual fue después trasladado desde la de Arborea, en Sicilia, en 1671. Tomó posesión a 26 de diciembre del mismo año, y la gobernó hasta su muerte, acaecida a 18 de enero de 1684. La principal memoria que queda de su celo fue lo que trabajó en ajustar cierta concordia entre el clero y el reino sobre contribuciones. Tiene su entierro en la capilla de San Pedro a mano derecha, donde se erigió un monumento de mármol, trabajado en Italia con esta inscripción: "D. D. Bernardo Cotoner, illustrissimo Balearium Presuli, animi magnitudine, pietatis officio, sapientie decore coruscanti. Virtus in eo mirabilis ad canonicatum potiori Capituli adclamatione evexit: dein ad archiepiscopatum Arborensem, tandem micanti infula cingens in hac sua insula Palme. Qui tumultuantibus regni undis firma atque imobilis rupes permansit, ecclesiastica libertate mirifice exaltatâ: suorum fratrum gloria potitus, tum alterius in Sicilia fidei Questoris, tum alterius alteri in magno Hierosolym. magisterio sine mora subsequentis; anno 1684 septuagenarius sua ipsa gloriosior obiit; nam ut moriens viveret, vixit ut moriturus. Exiguum meritis redditur hoc monimentum, ac sempiternos honores persolvit fama perennis.”

Sobre los motivos de las persecuciones que padeció, indicadas en esta inscripción, dicen que escribió un tratadito el historiador Vicente Mut, el cual no he podido ver. En la misma se mencionan dos hermanos suyos grandes Maestres de la orden de San Juan, uno de los cuales envió desde Malta a esta iglesia una reliquia de Santa Rosalía a 30 de enero de 1678. Otro hermano menciona que fue Inquisidor en Sicilia, cuya noticia me pone en alguna confusión sobre las notas que tomé de Actas capitulares y Registros de órdenes, las cuales pondré aquí de todos modos y los naturales del país podrán averiguar a cual de los dos hermanos pertenecen.

A 1.° de marzo de 1613 se da posesión de un canonicato en esta iglesia a Bernardo Cotoner. (Act. cap.)

En 1625 a 29 de mayo Bernardo Luis Cotoner, canónigo y consultor ordinario de la inquisición de Mallorca, estando para marchar a la corte, nombró por sus apoderados a los dos hermanos Gerónimo Togores, canónigo, y Albertín Togores. (Reg. de la curia episcopal del tiempo de Don Baltasar de Borja, fol. 122).

En 1626 a 13 de febrero proposuit (dicen las Actas) inquisitor Cotoner se recessurum a presenti insula ad civitatem Sardiniae, ad quam fuit electus; qui se obtulit servire praesenti Capitulo.

En 1629, día 23 de noviembre, el citado Obispo Don Baltasar de Borja, a instancia de dichos apoderados, mandó registrar en su curia la nómina y certificación de las reliquias que el mismo Bernardo Cotoner trajo desde Cerdeña acá pasando a la corte, y son: primero, un certificado que da el canónigo de Cáller Cosme Scarchoni, fecho a 17 de enero de 1629, de que dicho día se habían entregado al señor Cotoner varias reliquias halladas en los años 1625 y los dos siguientes en la basílica de San Saturnino e iglesia de San Lucífero, siendo Scarchoni Vicario, Sede vacante. Son cuarenta y ocho reliquias, todas insignes, las cuales no digo porque no estoy seguro de que sean exactas las copias en los nombres de los Santos; las hay de San Saturnino M., S. Lucífero, Arzobispo de Cáller, San Fructuoso, San Gregorio M., San Bartolomé, Santa Cecilia y San Antíoco, lector, cuya inscripción sepulcral copian: segundo, otro certificado de 27 del mismo mes y año, dado por el Arzobispo de Cáller Don Fr. Ambrosio Machín, de haber entregado al señor Cotoner, que se hallaba en aquella ciudad como Inquisitor pro sua maiestate, los cuerpos de San Fortunato M. (cuya fiesta es a 28 de marzo) y de San Honorato M. (que es a 13 de enero), los cuales fueron hallados junto a la basílica Constantiniana, intitulada de San Saturnino, extra muros de Cáller. (Reg. cur. episc. laud.)

Bernardo Luis Cotoner, con carta fecha en Madrid en 1630 (dejando en blanco el mes), avisa al Capítulo que el Inquisidor general le había nombrado Inquisidor de Zaragoza, plaza de las más estimadas y procuradas de España. Añade que pensaba partir a su nuevo destino antes de la Cuaresma. De modo que su nombramiento fue a principios de ese año. La carta está original en el archivo de esta iglesia. Esto es lo que dije que quería dejar notado. En la vacante de este Obispo fue Vicario general Raimundo Sureda, canónigo de esta iglesia y Obispo Oropiense.

Pedro de Alagón, natural de Cáller, canónigo de aquella catedral, Obispo de Ampurias y Arzobispo de Oristán, de cuya última iglesia fue trasladado a la nuestra y tomó posesión a 18 de abril de 1685. Visitó la catedral en 1690, y en el siguiente tuvo un sínodo que se imprimió y es el último de los celebrados en la diócesi. En el mismo año 1691 con comisión Apostólica erigió en universidad lo que antes sólo era un estudio general, de la cual es canciller nato el Obispo. Otro gran bien hizo con la fundación del Seminario conciliar que verificó en 1700, intitulándolo de nuestra Señora y de San Pedro. Después de lo cual murió a 3 de mayo de 1701. Parece que este Prelado quiso ejercer alguna jurisdicción en el hospital general, lo cual debió ocasionar algún pleito en la curia Romana, puesto que se halla una sentencia impresa dada por el auditor del Papa Francisco Barberino, en que manda al Obispo de Mallorca que se abstenga de visitar y entrometerse en dicho establecimiento, que dice estaba ya de inmemorial exento de su jurisdicción y sujeto a la real. He visto en los Capuchinos de esta ciudad un ejemplar impreso de esta sentencia, cuya data es de 26 de julio de 1690.

Fr. Francisco Antonio de la Portilla, Vizcaíno, religioso Francisco, de tanto crédito en su orden, que llegó a tener la mitad de sus votos para General de la misma: disputa que cortó él mismo, renunciando con humildad, para que lo fuese su competidor. Tomó posesión de esta Silla día 28 de julio de 1702, en cuyo gobierno dejó buenas memorias de su caridad. Los cuatro últimos años de su obispado estuvo en Barcelona (acaso con motivo de las guerras de sucesión), y allí murió a 7 de junio de 1711. Trájose acá su cadáver, como él había ordenado, y se le hicieron las exequias a 7 de julio, y fue enterrado en la capilla de la Concepción, de San Francisco. Todo esto se lee en el sermón fúnebre que anda impreso, y predicó el maestro Fr. Mariano Mauro Risón, Carmelita.

Atanasio de Esterripa, Vizcaíno, catedrático de Alcalá y canónigo de aquella colegiata, después auxiliar de Toledo con el título de Obispo de Licopoli, y presidente del Consejo de Hacienda. Hallábase en Barcelona cuando murió el antecesor, quien muchas veces le había rogado que viniese a visitar estas islas. Estaba ya electo Obispo de esta Silla el día 7 de julio de 1711, cuando se hicieron las exequias del antecesor, como consta de su sermón, que se dedicó al electo. Tomó posesión a 23 de julio del año siguiente, y falleció a 5 del mismo mes de 1721. En los volúmenes de Varia de este mi convento queda una pastoral suya del año 1717.

Juan Fernández Zapata, natural de Aguilar de Cervera, en Navarra. Tomó posesión de esta Silla a 23 de julio de 1722, y la gobernó con mucho celo, que según dicen tocó en severidad y ocasionó muchos disturbios. En 1729 fue promovido al obispado de León, y yendo a su nueva iglesia murió en la villa de Aniago a 12 de octubre del mismo año, y fue enterrado en la cartuja inmediata. En la vacante de nuestra iglesia había sido nombrado Obispo sucesor Don Francisco de la Torre Herrera de Roncesvalles, el cual, muerto Zapata, fue promovido a la iglesia de León, sin tomar posesión de esta, en la cual sucedió

Fr. Benito Pañelles y Escardó, natural de Villafranca de Penades, monje Benedictino y Abad del monasterio de San Feliu de Guixols. Tomó posesión del obispado a 7 de octubre de 1730 por su procurador el canónigo Gabriel de Salas, y murió a los trece años de su gobierno. Tiene su sepulcro en la capilla de San Benito, antes de nuestra Señora de los Navegantes, al lado del evangelio, con esta inscripción, que conserva algunas noticias de su vida: "D. O. M. = Siste viator et lege. Hoc sepulchro, quod adhuc vivens extruxit sibi D. D. Frater Benedictus Pañelles et Escardó, ordinis divi Benedicti, non omnino mortuus requiescit. Mori quippe omnino non potuit, qui mortuus vixit antequam moreretur. Ex optimo Abbate divi Felicis Guixolensis melior evassit Maioricarum Antistes. Cuius obitu amissit Salmantica magistrum, heroem Benedictina religio, filium Gotholaunia, Maiorica patrem. Vade viator, et apud divum Benedictum, cui, quod vides, sacellum patri gratus dicavit filius, ornavitque, bonum pro Benedicto filio apprecare votum. Discessit a nobis die 26 Novembris 1743, cum vixisset annos 74.”

Josef de Zepeda, natural de la Puebla de Montalvan (Montalbán), diócesi de Toledo, Inquisidor de Valencia por espacio de veinte y dos años, de donde fue promovido a esta Silla. Tomó posesión a 24 de septiembre de 1744 por medio de su procurador el canónigo Nicolás de Salas. Vino acá, e hizo su entrada a 15 de mayo del año siguiente. En 26 de julio de 1746 consagró la mesa del nuevo altar mayor, puesto en lugar del que cuatrocientos años antes había construido su antecesor Berenguer Batle. En un certificado original, que he visto en los libros de la curia, consta que el Papa Benedicto XIV, a 19 de enero de 1750, le preconizó Obispo de la iglesia de Coria, vacante por muerte de su último Obispo Don Josef Madaleno. Murió en Madrid a 17 de enero de ese mismo año, a los 63 de su edad. Este Prelado, devoto y humilde, decía ordinariamente que su mejor entretenimiento eran libros, pinturas y flores. Lo cual basta para formar idea de su carácter.

Lorenzo Despuig, natural de esta ciudad, y canónigo de su catedral desde el año 1728. Nueve años después pasó a la corte por negocios de su iglesia y clero, en cuyo tiempo le encargó el Rey que acompañase al Infante Don Felipe a Italia. Otro viaje hizo a Roma cuando fue promovido a esta Silla, con cuya ocasión el Papa le condecoró con los títulos de Prelado doméstico, asistente al solio pontificio y Protonotario Apostólico. Consagrose en aquella capital, en la iglesia de Monserrate, a 3 de mayo de 1750. Hizo acá su entrada solemne a 3 de enero del año siguiente. Era muy generoso, particularmente con los pobres. Visitó dos veces la isla de Menorca. De algunos disturbios que sobrevinieron en esta ciudad sobre las cosas de Raimundo Lull, tomó la corte ocasión para trasladarle a la Silla de Tarragona, para donde salió de aquí a 14 de marzo de 1763, y donde murió el año siguiente, a los 58 de su edad, como se dijo en su lugar. En esta Silla le sucedió

Francisco Garrido de la Vega, natural del lugar de Monte Berducido, de la diócesi de Tuy, el cual, después de varios cargos eclesiásticos, era cura de la parroquia de San Andrés de Madrid cuando le nombraron Obispo de esta iglesia. Tomó posesión a 28 de septiembre de 1763 por medio de su apoderado el canónigo Juan Despuig: llegó a esta isla a 2 del diciembre inmediato. Portose con mucha prudencia en las circunstancias críticas y disputas ruidosas en que halló envuelto a este pueblo por la causa que dije antes. Costeó la obra nueva del Seminario Conciliar, y dejó otras memorias en los reparos de iglesias y monasterios. Finalmente, fue trasladado a Córdoba, a donde llegó por el noviembre de 1772, y donde murió de allí a cuatro años, día 20 de enero, sin poder tomar posesión del arzobispado de Sevilla, a que había sido promovido.

Juan Díaz de la Guerra, natural de Jerez de la Frontera, Auditor de la Rota Romana. Era de edad de 46 años cuando le nombraron para esta Silla. Consagrose en Roma a 28 de junio de 1772. Hizo acá su entrada solemne a 15 del octubre siguiente. Era hombre de grandes empresas. Hizo reimprimir aquí la suma de Santo Tomás, que quedó incompleta; y hubiera sido muy cómoda para los ancianos de vista muy cansada. Estableció la biblioteca episcopal con la dotación correspondiente. Fomentó mucho la casa de las niñas huérfanas. Gastó sumas crecidas en el puerto y lazareto de la Alcudia, y desecación de un pantano. En los cinco años que le duró el obispado sostuvo con tesón la observancia de los decretos pontificios tocantes a las cosas de Lull, y principalmente de la bula de Gregorio XI, cuya copia incluyo, conforme existe en la catedral de Gerona (a: Ap. núm. VIII.). Lo cual le ocasionó una nube de contradicciones y disgustos, que al fin pararon en su promoción al obispado de Sigüenza, la cual se verificó en el mes de junio de 1777, habiendo salido de esta isla para la corte a 15 del marzo anterior. Murió en su nueva iglesia día 29 de noviembre de 1800, a los 73 años de su edad. Algunos que conocieron acá a este Prelado no cesan de alabar su vastísima erudición.

Pedro Rubio Benedicto y Herrero, natural de Santa María del Campo, diócesi de Cuenca, promovido a esta iglesia en 1777, y consagrado a 10 de mayo del año siguiente en Madrid, de donde vino acá a 13 del julio inmediato, e hizo su entrada a 25 del mismo. En los diez y seis años que le duró el gobierno predicó casi todos los domingos. Congregaba anualmente el clero por medio de edictos para hacer ejercicios en la casa de la Misión. En esto pararon los sínodos antiguos. Era muy limosnero, y contribuyó a las fábricas de la iglesia de los PP. Cayetanos, la cual bendijo, y a la de los Capuchinos, que consagró. En su catedral levantó a su costa un hermoso baptisterio, donde se ven buenas pinturas del Valenciano Blanes, y esta inscripción del Mallorquín Bartolomé Pou: Jesu Christo, humanae labis vindici, expiatorique Sacrum. Maioricensis Ecclesiae Episcopus Petrus Rubius Benedictus in hoc sacello aere suo elegantius e marmore concinnato, picturisque lustralibus decentius instructo, Palmae in aede maxima sacra Balearium, baptisterium princeps in reparatione salutis humanae MDCCXCIV. erga Baleares charitatis suae M. P. C. Esta capilla está al pie de la iglesia, en el hueco que debía servir para una de las puertas del frontis principal. En 1782 hizo la visita de Menorca, y creo que es la última que en aquella isla han hecho los Obispos de Mallorca, porque poco después logró ya tener Obispo propio. En 1788 realizó el plan beneficial de todas las parroquias de su diócesi, reformando las que eran de corto rédito, y dejando las demás dotadas cóngruamente. En 1793 fue nombrado para el obispado de Jaén, para donde salió de aquí a 6 de marzo del año siguiente, y a donde murió en 1795, día 27 de mayo, de edad de 70 años.

Sucediole el actual Prelado

Bernardo Nadal y Crespi, natural de esta isla, nacido en Sóller a 5 de abril de 1745, colector de la colegiata de San Isidro de Madrid, abreviador de la nunciatura, empleado en la secretaría de la interpretación de lenguas y canónigo de esta iglesia de Palma. Fue nombrado para su Silla pontifical a 20 de abril de 1794 y consagrado en la citada colegiata de San Isidro juntamente con el Obispo de Osma; llegó acá a fines del mismo año, donde hizo su entrada solemne a 1.° de febrero del siguiente. Desde luego se propuso calmar y destruir del todo si pudiese los cuentos pasados sobre las cosas de Lull, y puede decirse que con su prudencia lo ha conseguido en gran parte. En 1799 varió la hora de decir los maitines, que siempre había sido por la mañana, trasladándolas a la tarde en el verano y al anochecer en el invierno. Ha establecido vicarios in capite en algunos lugares sufragáneos de curatos pingües, que estaban mal asistidos por la distancia de la matriz o por negligencia de los curas; en lo cual mostró las buenas ideas que tiene del uso de las rentas eclesiásticas. De su orden se añadió y reformó el catecismo de Ripalda y se imprimió en 1801. Iguales trabajos mandó hacer en el Ritual diocesano, pero todavía no se ha publicado. En su tiempo se ha desmembrado de su diócesi la isla de Menorca.

Verificada nuestra gloriosa revolución, coadyuvó muchísimo en su diócesi a fomentar el espíritu público contra el usurpador Napoleón como vocal de su junta superior, hasta que fue nombrado diputado para las cortes generales, en las cuales cuanto contribuyó al bien del pueblo, dícenlo los diarios. Encargole el Congreso las comisiones más honoríficas. Por sus achaques volvió a su isla con licencia a 5 de septiembre de 1812, y restablecido se restituyó al Congreso, en el cual permaneció hasta su conclusión. En el regreso a fines de 1813 tuve el honor de acompañarle en la penosa navegación de setenta y tres días hasta que tuvimos entrada a 21 de diciembre de ese año. Si en los demás Obispos he omitido el elogio de sus virtudes personales y pastorales por no ser de mi inspección, en este tengo el doble objeto de estar vivo el Prelado, cuya modestia se resentiría. Sólo debo añadir en honor de la verdad que las buenas ideas de literatura y el amor a la ilustración general que anima a este Prelado, es a quien se debe la buena suerte de este Viaje y del viajero. Que a no haber sido por este señor Obispo y por lo que ha protegido mi comisión, acaso hubiera regresado a la Península como salí de ella. Tal es la fuerza de la preocupación cuando se apodera de hombres que en otros puntos tendrán buen juicio.

Gracias a Dios que salí de esta secatura de relaciones biográficas. Algo queda para otros correos de mayor amenidad.

Palma 26 de marzo de 1814.