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lunes, 12 de diciembre de 2022

CARTA XCVIII. Miscelánea.

CARTA XCVIII.

Miscelánea.

Mi querido hermano: Hoy estamos de miscelánea. Hay en esta ciudad algunas antiguallas, parte verdaderas, parte fabulosas, que merecen la pena de ser referidas, y si cabe analizadas. Entre las últimas cuento la famosa torre llamada Geronella, y no porque no sea una torre real y verdadera, sino porque el vulgo ha sabido dar ser a sus vanas imaginaciones. Su situación es en la parte superior en un ángulo de la muralla, muy oportuna para resistir al asalto y combates que facilita el declive del terreno. Es de figura circular, construida sobre una gran base, que dicen ser la parte baja de otra que antes había más gruesa, construida por Gerión, y que fue hundida milagrosamente en castigo de los Judíos que prestaban a usura durante (delante ?) la torre de Geronella. No haría yo caso de estas hablillas, si no las estampara el P. Roig y otros escritores. La verdad es que la torre actual es obra de principios del siglo XV, y que antes había otra, que aunque fuese mayor que la de hoy, no lo sería, cuanto indica lo que suponen ser su base, que yo tengo por obra exterior, y antemural de la torre ceñida con aquella defensa de muralla, etc. Mas sea enhorabuena tan grande y enorme como quieren, la memoria más antigua que he hallado de ella es del año 1020, anno XX quarto quod regnare cepit Robertus in Francia, en el cual, día 31 de marzo, la Condesa Ermesindis, con su hijo el Conde Berenguer, hicieron donación a esta iglesia de ipsa turre rotunda, construida en esta ciudad en la muralla, como verás en la escritura adjunta (a: Ap. núm. XV.). Es cierto que no se expresa aquí el nombre de Geronella, mas las circunstancias con que se pinta no dejan duda que es la misma. Continuó en su ser la torre hasta el año 1404, en que se desplomó a 31 de mayo. Al principio de un Cartoral de la casa de ayuntamiento está copiada una nota, y sacada, según allí se dice, de un libro colectario que tenían los PP. de San Francisco en el coro de su convento de esta ciudad. Cuéntase allí el suceso con estas palabras: "Anno Dni. M.CCCC. quarto ultima die mensis madii, quae erat dies sabbati, et secunda hora noctis fuit factum magnum signum in civitate Gerundae; quia turris quae vocatur Geronella, quae erat magna, grossior, et pulcrior totius regni, sine vento flante, nec pluvia irruente, sed tempore quiescente, dicta turris subito cecidit in terram a summo usque deorsum; de quo fuit magnus stupor, et maxima admiratio in tota ista patria, et circumquaque.” Del mismo modo se explicaban seis años después los jurados de esta ciudad, cuando a 21 de julio de 1410, pidieron al Papa Luna que aplicase la décima que el difunto Rey Don Martín percibía en esta diócesi para reedificar esta torre, quae, dicen, talis erat, et taliter fabricata, quod in hac terra, nec in tota Hispania similis repiriri non poterat, y que era el baluarte de toda Cataluña. Haec turris, añaden, Pater SS. casu fortuito, et mirabili sex anni efluxerunt, corruit ex toto peccatis exhigentibus. Tan fácilmente se atribuyó a milagro y castigo, lo que no fue sino efecto de la vejez y quebranto de esta torre, que más había de un siglo estaba hendida y rajada, y amenazando ruina. Dícelo el Obispo Don fray Raimundo de Castellar en un decreto que dio a 11 de enero de 1410, para que se reparase luego la bóveda de la iglesia de San Narciso de Tayalá, no sucediese ad instar illius ingentis turris civitatis Gerunden., turris Gerundellae communiter nuncupatae, quae per centum annos in suae fissurae hiatu dilatato sustenta, subitam et incredibilem passa fuit ruinam. (Cur. ep. Reg. XI, fol. 3.) (N. E me encanta la ironía de Raimundo de Castellar contra los ploramiques catalanes ya de antiguo.)

Reedificose el año siguiente 1411, y según parece igual en todo a la antigua.
He aquí como continúa la nota que dije del Cartoral de la ciudad:

"Anno Dni. M.CCCCXI. et XII. julii turris de Geronella nuncupata, fuit rehedificata, a fundamentis inchoata, et in quatuor alnarum altitudine super muros elevata per juratos honorabiles civitatem tunc regentes, et in praeclara sapientia, quorum digna est memoria: ideo sunt subscripta hic eorum nomina:

Petrus de Burdillis, vir sapiens et subtilissimus.

Joannes Zarriera (Çarriera), vir prudens et robustissimus.

Petrus Çatria, urbanus et corpulentissimus.

Ludovicus Torti, vir sagacissimus.

Ubique laudabiles sunt cives isti venerabiles:

Franciscus Borraçani, pictor clarissimus.

Petrus Perpiniani in factis verissimus.

Praefati igitur jurati de turris reedificatione fuerunt multum comendati; nam populus urbis civitatis nunquam credebat cernere quod iterato fieret opus tantae nobilitatis. Igitur talibus rectoribus pro meritis congruentibus det coronam omnibus Xpus. cum coeli civibus. Amen."

Esto hay de la famosa Geronella, que persevera hoy en buen estado. Debo añadir que el nombre Geronella no era peculiar de esta torre. Llamáronse así otras, de Balaguer, etc., como se dirá en su lugar.

Otra torre hay memorable por su nombre, que hace sin duda relación al dominio de los Romanos en esta ciudad. Llámase torre Cornelia, y se llamaba ya así en el siglo XIV en que fue reedificada, como dice la inscripción que en ella se conserva, y es la siguiente: Aquesta torra appelada torra Cornelia fo comensada de volentad del Conseyl de la ciutat de Gerona per los honrats en R. Malarç, Francesc Sant Celoni, R. Ribot, Francesc Çatria, A. de Vilagra. e G. Guic, jurats de la predita ciutat dimecres a XVI de març del any de la Nativitat de nostre Senyor M.CCC.LXII. =
Subsiste esta torre unida hoy día al edificio del claustro y aula capitular de la Catedral, y sirviéndole en algún modo de estribo y depósito de parte de sus archivos. Perteneció a la antigua fortificación de esta ciudad, guardándola por la parte media entre el Norte y Poniente. No tiene mucha mayor antigüedad un monumento que permanece bien conservado, dentro del convento de las religiosas Capuchinas de esta ciudad. El cual ha despertado la atención de los curiosos, y los ha dividido en opiniones de si eran baños o baptisterio. Mientras los Señores del Viaje pintoresco publican los dibujos que de ello tomaron, yo diré lo que baste para informarte de este negocio. Próximo a la huerta interior de dicho monasterio y en piso más alto que ella, hay una pieza cubierta de bóveda de mucho espesor, que arranca casi a veinte pies del pavimento, y viene a terminar en su centro en una claraboya; correspondiente a ella hay en el piso un aljibe, o piscina, o cuenca, octágona de piedra, elevada sobre él como unos seis palmos y de la misma profundidad en su interior; el diámetro de su cavidad es de diez y ocho palmos, sin contar la espesor del pretil, que será de unos tres palmos: sobre este pretil y en cada uno de sus ocho ángulos se elevan otras tantas columnas de veinte y un palmos de altura, con sus bases y capiteles bien labrados, siendo estos últimos según el modo corintio: sobre los arcos correspondientes, que son todos de medio punto a distancia de cinco o seis palmos de sus llaves, se eleva otro cuerpo octágono de columnas de ocho palmos cada una,
 con sus arcos igualmente de medio punto, sobre los cuales se sostiene el cimborio puntiagudo que cubre todo el descubierto, y por donde se comunica la luz al edificio interior, elevándose esta linterna sobre el tejado que cubre las bóvedas del primer cuerpo. La altura total de este monumento será de unos sesenta palmos.

Según esta descripción, lo primero que ocurre es fijar la época de su construcción, que cierto no es Romana, ni aun Árabe, sino lo más del siglo XII. De esto no se pueden dar pruebas, al que no vea por lo menos el dibujo. Cuando este se publique en el Viaje pintoresco, verás claramente cuanto distan aun de los tiempos bajos de los Romanos las bases de las columnas, la cúspide del cimborio, la labor varia de los capiteles y el todo del edificio. No cuadra más con el gusto de los Árabes en tiempo de su dominio, que no dejarán (dejaran) de manifestarse en las labores que tanto estimaron, habiendo planos suficientes donde lucirlo. Por lo contrario, todo el monumento y cualquiera parte de él dice a maravilla con los muchos edificios que quedan en este país del siglo XII y por ahí, cuando las columnas iguales sentaban sobre bases no planas, sino entumecidas y como preñadas, y los capiteles eran corintios, al menos en la intención del artífice, y algunos muy acabados, con la circunstancia de variar su labor de propósito, que uno no dijese con otro, y los arcos eran de medio punto, tardando a introducirse el uso de los apuntados hasta fines del siglo XIII. En suma, la obra tiene una total conformidad con el modo usado en el siglo XII, y si en algo he de reformar mi parecer, ha de ser quitándole algún siglo de antigüedad.

Supuesto lo dicho, no es fácil atinar el objeto y el porqué de este edificio. Porque claro es que no fue baptisterio como algunos han opinado, habiéndose desusado el tenerlos fuera de las iglesias desde el siglo V; ni tampoco estuvo este dentro de templo, de que no hay memoria lo hubiese en tal lugar. Cuanto más, que es cosa ridícula que la matriz estuviese como estuvo dentro de los muros, y su baptisterio fuera de ellos, como lo estuvo este sitio de que hablamos hasta el siglo XIV, y acaso más. Sobre esto, si se considera que la piscina está elevada sobre el pavimento unos seis palmos sin rastros de gradas para subir y bajar, y que los arcos del segundo cuerpo estaban y se hicieron para estar descubiertos, se verá que faltaba la comodidad y abrigo necesario para el bautismo de adultos, muchas veces débiles. La facilidad con que se introduce por la linterna el agua de lluvia, la espesor del pretil de la piscina, que impedía el uso fácil de las ceremonias, así en el bendecir el agua como en el acto de bautizar, la inmensa mole no necesaria de agua que era menester para llenar dicha piscina, la ninguna señal de cerradura ni tapa para su custodia, y la facilidad con que por consiguiente se mezclaría la agua pluvial con la consagrada; todo esto y más acaba de convencer que no se hizo para este fin dicho monumento.

¿Se haría, pues, para baños? El difunto canónigo Don Francisco Dorca, es de este parecer en una Disertación que he visto manuscrita contra el canónigo Premonstratense de las Avellanas, Don José Martí, que opinaba ser un baptisterio. La única razón a favor de baños, es el ver llamado así a este monumento en las escrituras desde el siglo XIV, que se cuentan en la citada Disertación, y de que es el extracto siguiente. El convento de Capuchinas se fundó en casa propia de Josef Planes, comprada a 16 de enero de 1618 ante Juan Riurans. En la escritura se venden también una huerta y los baños, balnea sive bañs, cuyo total afrontaba por oriente con la calle llamada de Saccimor, palabra hebrea que significa dolor y amargura, que también dice se llamó dels Codols o de la Blanqueria. Dicho Planes adquirió esta posesión por manda testamentaria de su hermano Francisco Planes, sacristán segundo de la Colegiata de San Félix, en su testamento de 4 de febrero de 1617 ante Honorato Durán. Dicho sacristán la había comprado a 30 de agosto de 1606 ante Francisco Pascual, del noble Don Juan Rafael Campmany (campo magno, no Capmany que es cabeza magna) y Descoll (d' es Coll: del Collado), ciudadano de Gerona. A este le pertenecía, como a sucesor de su padre Rafael Campmany, en testamento de 24 de enero de 1600. A este por herencia de su padre Gerónimo Campmany, instituido en capítulos matrimoniales de 6 de abril de 1565. A este como a heredero de su padre Juan Campmany, en testamento de 26 de febrero de 1518. En fin, Pedro Campmany había comprado esta posesión a Francisco de Cursu, clérigo de la Catedral, a 23 de marzo de 1416. Más es que en 1342 consta, que ya el Rey Don Pedro, con escritura de 1.° de marzo enajenó el derecho alodial con que percibía nueve sueldos de censo anual sobre dichos baños, vendiéndolo a su físico el maestro Arnaldo de Riaria.

Y esta es la memoria más antigua que hay de este monumento, y tal, que enteramente convence no haber sido baptisterio, que en ese caso no sería de dominio laical.

Mas no porque se llaman tan frecuentemente baños, entiendo yo que lo fuesen, a lo menos que se pueda tener esto por cierto y averiguado. Las muchas partículas térreas del agua pluvial en aquella localidad, y la ventilación del aire a que estaba expuesta, no permiten acomodarse a este modo de pensar. Más bien pudo ser un taller u obrador, y acaso de adobo de pieles, que alude con el nombre de la calle próxima, llamada la Blanqueria, donde además de la luz y ventilación necesaria, se recogiese el agua que inevitablemente se necesitaba en el pilón, y de ella se sirviesen para riego de la próxima huerta. (O sea, un aljibe, cisterna, sitja, para recoger agua)

Con más certidumbre puedo hablar de la Universidad literaria de esta ciudad, trasladada y unida a la de Cervera con todas las de Cataluña en 1717. Desde el siglo XIII hay memorias de escuelas de gramática en esta Catedral, las cuales se tenían fuera del claustro, en casa pegada a él por la parte del norte. En el sido XIV se habla frecuentemente de lectura de teología en dicha iglesia, para cuyos ejercicios se tocaba una de las campanas de la torre (Lib. v., fol 117 b.). El lector era nutual del Capítulo, quien señalaba también la materia de las lecciones. Dicho se está que era escuela de escritura. No hay duda que habría algunas otras escuelas en la ciudad, mas no de facultades mayores, por estorbarlo el privilegio exclusivo de la de Lérida. A pesar de ello, hacia la mitad del siglo XV pensaron los jurados en establecer aquí un estudio general, para lo cual el Rey Alfonso V expidió su real diploma a 9 de marzo de 1446. Los Manuales de la ciudad, donde se halla esta noticia, añaden la particularidad que los gastos del despacho ascendieron a XXXVI ducats è VI gillats. Obtenida la licencia real trataron de conseguir la pontificia para facultad de graduar, etc., y de acuerdo con el Capítulo dirigieron a S. S. la súplica con fecha de 1.° de abril del mismo año, encargándola al Obispo Don Bernardo de Pau, que a la sazón se hallaba en Roma. Al mismo tiempo trabajaron mucho para que el estudio general de los padres Benedictinos, que se había fijado en Bañolas, se trasladase a esta ciudad, donde había monasterio de aquella orden, y era más abundante y provista que aquella villa, de donde huían los maestros. Así se explicaban en las cartas que he visto dirigidas al Arzobispo de Zaragoza, comisionado para ese estudio de los Benedictinos, y al Abad de San Feliu de Guixols.

Nada de esto se verificó; y en el año 1483, estando el Obispo Don Juan de Margarit en Roma, pusieron en sus manos la nueva súplica a S. S. para el mismo objeto, fecha a 29 de enero. Mas ni aun entonces consiguieron su deseo, y la erección del estudio general se dilató hasta la mitad del siglo siguiente, situándolo en una huerta contigua al convento de padres Dominicos, y propia de él. Del edificio, y del objeto de él, da razón una inscripción colocada sobre la puerta principal, que dice así:

Mille et quingentis et sexaginta sub uno

Annis à summi Nativitate Dei,

Quum sua per varias terras populator averni

In sanctam sereret dogmata falsa fidem,

Sacra Gerundenses condunt gymnasia, quanta

Conscripti possunt aedificare Patres.

At tu, summe Deus, sub cuius numine nostrum

Crescit opus, crescat tempus in omne iube.

Vamos a algunas curiosas menudencias, que son interesantes a lo menos a quien tenga manía en ellas. En varias cartas de mi Viaje te he hecho observar que en estos países se calendaron las escrituras por los años de los Reyes de Francia hasta todo el siglo XII, y aun alguna parte del XIII, sin hacer caso de la constitución del concilio de Tarragona de 1180, que dicen prohibió este cómputo, y mandó se usase el de los años de la Encarnación. Acá quedan algunos ejemplares de esta inobservancia, que añadidos a los sacados de otras partes hacen muy probable la opinión en que estoy, hace ya días, de que aquel concilio es fabuloso y su decreto también.

Porque siendo entonces todos los notarios o clérigos o monjes, no es concebible que siguiesen quebrantando aquella ley por espacio de cuarenta años y más. Es verdad que la mayor parte usó de la era de la Encarnación, mas eso no por ley sino por costumbre ya desde el principio del siglo XII, la cual se fue introduciendo, de modo que la otra se desusó insensiblemente, sin necesidad de precepto ni civil ni eclesiástico. No sucedió así con la era de la Encarnación, que desde esa época siguió constantemente en cuanto he visto de Cataluña, contándose posticipale, como dicen, esto es, comenzando en 25 de marzo el año que, según la cuenta vulgar, comienza ahora tres meses antes, en 1.° de enero. La constancia y uniformidad de este cómputo en todo el siglo XIII y la mitad del XIV está demostrada por lo tocante a esta ciudad en cuantos documentos produzco en mi Episcopologio de ese tiempo a que me remito. Cesó esta costumbre con el decreto de Don Pedro IV en las cortes de Perpiñán, dado a 16 de diciembre de 1350, en que aboliendo el uso de notar las calendas, nonas e idus, y el año de la Encarnación, mandó que en adelante se contase por los días del mes, y los años desde el día de la Natividad. Tardaron sin embargo algunas ciudades a adoptar el nuevo método, y esta lo difirió hasta el 1354.

Aun en medio de esta general costumbre, los registros civiles de esta ciudad pertenecientes a los años 1329 y siguientes, cuentan alguna vez los años desde el día 1.° de enero. Mas debo prevenir que este era el año civil de la magistratura, o gobierno de los jurados y sus dependientes, los cuales se elegían todos los años ese día y duraba hasta el mismo del siguiente. Eran seis los jurados, dos de mano mayor, dos de menor y otros dos de mediana. Así que cuando se habla de sus cuentas u operaciones en los sobredichos registros suele decirse que son del año qui incepit à die I januarii; mas que esto se entienda del año de su oficio se ve en cuantas escrituras hay allí mismo, las cuales todas están calendadas por los años de la Encarnación.


MONEDAS. De las monedas de esta ciudad, que tanto deseas saber, diré lo que ahora tengo a mano, dejando para otro tiempo su combinación con lo de otras ciudades.

Pacifich. Del pacífico consta aquí que corría como pieza de moneda distinta de por sí, y del valor de veinte sueldos. Cuando entró canónigo de esta iglesia Jorge Çarriera, a fines del siglo XV, dio al bedel iuxta statuta huius ecclesiae unum aureum pacificum, id est, XX solidos (Actas capitul., Manual de Alfonzello, fol. 196).

En un depósito de monedas y alhajas que hizo en esta iglesia Pedro de Sancto Celedonio, se especifica lo siguiente: in auro pacificorum et quartarum et paucis regalibus auri CXXVIIII lib... et in regalibus et duplis XXXV lib., computando pacificum ad XX sol. et regale aureum ad XXX sol. et regale argenti ad XX denar. et florenum de reno ad XVI sol. (ibid. Manual. de an. 1474 ad 1482, fol. 17 b.). En una carta de los jurados al Rey, de 1483, he visto que por la mala calidad de la moneda menor, el pacífico, había llegado a valer veinte y cinco sueldos.

Barbarroja. Más antigua y menos conocida es otra moneda llamada de Barbarroja, que corría aquí a fines del siglo XII y siguiente. Del 1182 queda una escritura de venta pro CCX morabatinis barbe roge boni auri rectique pensi (Archivo de la Catedral, arm. de la sacristía segunda). En 1214 Bernarda, Señora del lugar de Dos Quers (Dosqués), recibió prestados de Bernardo de Chexanis centum septuaginta aureos barbe roge boni auri et fini rectique pensi (Ibid. arm. de Bisbes). Otras hay a este tenor. El valor de esta moneda consta de un debitorio del año 1202, donde se lee: donec reddamus tibi C. sol. Barchinon. vel aureos barbe roge boni et fini auri rectique pensi, unumquemque ad computum VII sol. (Ibidem).

De la primera de estas monedas, que es el pacifich, hay memorias en Lérida y otras partes, y sé que era general en toda Cataluña, y que duró hasta el siglo XVII, cuando el cronista Pujades la nombra en una graciosa jácara pintando las fiestas de Navidades.

De la otra moneda dicha de Barbarroja sólo he hallado memoria en esta ciudad, y con todo eso no es fácil asegurar que fuese propia suya, si bien en un inventario de la casa de la ciudad de fines del siglo XV, se nota entre otras cosas tocantes a la fábrica de moneda:

Item un troscell (troquel) de batre los barbuts.

Rocabertins. Mejor podrá decirse esto de la que llamaban rocabertins, usada en el siglo XV, la cual mandaron los jurados en 1481 que se acuñase de nuevo, poniendo en una parte las armas de la ciudad, ço es, les ones (olas; unda, Gerunda), y en la otra la inicial G. En 1467 tenían mandado que los menuts rocabertins quis corrien à tres per dos, de qui enant corregant à dos per I: axi que dos dels dits menuts valeguan è sien comtats (comptats) per I diner, è XXIIII valeguan un sou. Así el valor de estos era el mismo que el del óbolo o malla. De esta moneda dice un Cronicón coetáneo que copié en el monasterio de Breda lo siguiente: En l' any LXVIII faeren molte monede manude, so es, dines menuts, en la ciutat de Gerona, los quals dines appellaven rochavertins: è puys foren abetuts, que no valgueren res, perque era falsa moneda.

Picta. Corría también acá la picta Barcelonesa, como he visto en los libros de la Colegiata de San Félix de los años 1319, donde hace distinción de óbolo y picta, aquel la mitad y esta la cuarta parte de un dinero; pero cuando nombra picta siempre nota de moneda de Barcelona.

Sueldos. Con todo eso es indubitable que Gerona tuvo su moneda propia, no sólo en el siglo XV, como acabamos de ver, sino también en el X, como se ve en la donación de la tercera parte de ella que hizo a esta iglesia el Conde Suñer, año 934, cuya escritura se publica en la Marca Hisp. (Ap. núm. LXXI). De los siglos XI y XII son innumerables las memorias de sueldos y dineros Gerundensis monetae, que suenan en escrituras de ventas, censos, etc. En una del año XXII del Rey Luis el Craso (1129) hay una venta propter XIII solidos denariorum Gerundensis monete ex XVI in solido (Cartor. de Carlo Magno). En otra del mismo tiempo se lee: XII denarios Gerundensis monetae, aut V argenteis platae, si haec moneta mutata fuerit. De esta mudanza se habla frecuentemente, y tal cual vez se indica que se hacía por la Pascua. Acaso tendrá conexión con esto el aumento y disminución de la marca de plata, de que he hablado varias veces. Lo que tengo por cierto es que recaía la mudanza sobre la moneda imaginaria, y que el hacerse por la Pascua nacía de comenzarse en aquellos días el año de la Encarnación.

Varias monedas. En escritura del año XLI de Luis el Joven (1187) se nombran sueldos monetae Raymundi Comitis, año XLIII del Rey Felipe (1103), una compra per quatuor libras de plata ad pensum legitimum ferreum (Cartor. de Carlo Magno, fol. 119) Varias son las de mazmudinas de oro, avinaiars, de azalmus, alfonsinos, jucefinos, etc. De los carlines se dio ya noticia hablando de la fábrica del altar de esta Catedral. También di noticia en el artículo del Obispo Pedro Roger de las onzas de oro jaari, aut cepti, aut almeedi, aut almanzori, aut alcarovi. Véase también el artículo del Obispo Berenguer de Llers, y baste de monedas.

Del título de condado (ducado) de esta ciudad no hay más que saber sino que fue erigido en 135..., como te dije en el Episcopologio y en otras partes. Hízolo el Rey para honrar con él a su hijo primogénito el Infante Don Juan. Más es que en 1414 Don Fernando I la hizo título de principado, para intitular con él al primogénito de la casa de Aragón.

A la parte del Norte de esta ciudad hay un monte llamado Monjuich, pudiéndose dudar de él como del de Barcelona, si se llamó así de Monte Jovis o de Monte Judaico. De este último modo le llama una escritura de permuta de ciertas tierras, que en él tenía el Obispo de esta iglesia Arnaldo de Crexell, hecha el año 1207 (Cart. o Lib. V. fol. 149 b.). Favorece a esta opinión el haberse hallado en la vertiente occidental de este monte algunos sepulcros hebreos, de los cuales se conservan algunos fragmentos de inscripciones en aquel idioma, delante de la heredad o quinta de Coll de Monjuich. Baste por hoy. (Visitad en Barcelona lo fossá dels juheus)

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