Mostrando las entradas para la consulta Mall ordenadas por relevancia. Ordenar por fecha Mostrar todas las entradas
Mostrando las entradas para la consulta Mall ordenadas por relevancia. Ordenar por fecha Mostrar todas las entradas

sábado, 17 de diciembre de 2022

CARTA CVI. Episcopologio Rotense (hasta Guillermo Pérez)

CARTA CVI. 

Episcopologio Rotense (a: Sobre este catálogo véase el que publicaron los Diaristas de Madrid, lunes 29 de enero de 1787, núm. 213, en que hay algunos errores, singularmente el suponer que el Sanctus Raymundus de la inscripción sepulcral de la pilastra es San Ramón de Barbastro.)  

Mi querido hermano: Aunque el P. Don Jaime Pascual publicó el Episcopologio de Roda en la Disertación del de Pallás; mas como no todos disfrutan de esta obrita, que sólo se ha extendido en Cataluña, quiero repetir este trabajo, extractando ligeramente las memorias de aquellos Prelados, y añadiendo mis observaciones sobre algunos documentos que él publicó.

ATÓN

desde el año 939 hasta 955.

Ya quedó sentado en las cartas anteriores que la iglesia de Roda cuenta entre sus Prelados a Atón, según indica la inscripción trabajada en el siglo XII; y no habiendo memoria de Obispo de este nombre entre los sucesores de Odesindo, es fuerza tenerle por su antecesor y contarle por primer Prelado Rotense: puesto que no cabe tenerle por Obispo Palliarense, como se dijo. Era hijo de los Condes Raimundo y Ermesinda, y hermano de los Condes Isarno, Unifredo, Guillem y Odesindo, que le sucedió en el obispado. Las memorias que hay de él en los años sobredichos son ciertas, y se reducen a subscripciones y otras pruebas puras de su existencia en la ribera oriental de la Noguera de Ribagorza, toda la cual quedaba sujeta y lo estuvo hasta todo el siglo XII al obispado de Roda. Su muerte no debe fijarse en el ano 955, puesto que las del sucesor no comienzan en ese año como creyó el señor Pascual (pág. 80). 

ODESINDO O AUDISINDO

desde 957 hasta 975.

Así debe llamarse este Obispo, como le llaman todas las escrituras en que se expresa su nombre, no Odisendo. Y en cosas de esta clase no cabe libertad. Era hermano del antecesor Atón. Pascual produjo una memoria de él en el mes de mayo de 955, y es una sentencia dada a favor de Mirón, Abad de Lavax, año I de Lotario. Este sabio anticuario podía haber observado que el Cartoral de aquel monasterio, donde está copiada esta escritura, padece algunas equivocaciones en las fechas de los instrumentos, y que la de este es manifiesta, pues en ese año 955, 956, 957 y 958 no era Abad Mirón sino Quinto, como consta de seis o siete escrituras que deben prevalecer contra una. Mirón no suena constantemente hasta el 959 y siguientes; y así se ha de creer que esa sentencia, dada por el Obispo Odesindo, es de los años siguientes, en que es cierta la existencia de ambos personajes.

Con esto viene abajo la supuesta traslación de la Sede de Pallás a Roda, hecha por este Obispo; porque si él no lo era dos años antes de 957, es más verosímil que la nueva Sede de Roda fuese obra de su antecesor. Y aun cuando preexistiese a ese año 957, desde el primer día de su pontificado se intituló Obispo Rotense, según lo ya dicho.

Halló Odesindo la fábrica de su Catedral en estado de perfección y la dedicó a San Vicente Mártir, logrando que en 957 viniese a consagrarla y confirmar su solemne dotación Aimerico, Arzobispo de Narbona, como lo verás en la escritura que ya se envió, y de que ya se dijo en su lugar. Las memorias de la existencia de este Prelado llegan hasta el 975. Las más insignes de ellas son dos consagraciones de iglesias: una fue la de Santa María, San Miguel y San Vicente in loco qui nominatur vallis Axenis super flumen quod antiquitus vocabatur Calónica, nunc vero Esera (Ésera) vocatur, hecha en 960. La otra es la de San Esteban, llamado ahora del Mall, que habían construido el Conde Unifredo y su mujer Tota, verificada en 971. Va copiada esta curiosa escritura con la confirmación de la dotación de dicha iglesia, que hizo después el Obispo de Zaragoza Juan, porque importará examinar en adelante cierta especie que de ella infería el Sr. Pascual (a: Ap. núm. LXII.). Este anticuario no hizo hincapié en la expresión con que los Condes dan a esta iglesia totum ipsum alodem, qui fuit de Ezone traditore; que yo sospecho sea el traidor Conde Aizón de los tiempos de Ludovico Pío, aquel que destruyó Rotam civitatem. 

AIMERICO 

desde antes de 988 hasta después de 991.

La primera memoria de este Prelado es la consagración de la iglesia de San Pedro in comitatu Ripacorcense in civitate quae vocitatur Rota in loco que vochabulum est Lastonosa. Así habla la escritura original, donde por estar rota, falta el nombre del Obispo, mas es sin duda Aimerico. Su fecha entera es esta: anno DCCCC.L.XXXVIII. indictione VI. kal. julii, luna VIII. anno II. regnante Hucho (Hugo y variantes) Rege, secundum post transitum Leotharii. (Lotario)

Firmó también este Obispo el decreto de excomunión que el Obispo Salla, de Urgel, promulgó en 991 contra los que impedían a su iglesia los derechos que le correspondían en los condados de Berga y Cerdaña. De esto se dijo ya en el Episcopologio de Urgel, cuando envié los documentos tocantes a esta causa. 

JACOBO. 

Año 996.

Una sola memoria nos queda de este Prelado, y es la consagración de la iglesia de Guel, día 13 de diciembre de 996, como se ve en la escritura que se conserva original en este archivo. El hallarse esta iglesia situada a tan corta distancia de Roda prueba que la invasión de los Árabes en este país, que suena hecha por estos tiempos, no se verificó hasta después de ese año y en los días del sucesor. 

AIMERICO II

desde antes de 1010 hasta después de 1015.

Por las noticias que nos conservan los Cartorales de esta iglesia, consta que invadieron los Moros repentinamente esta ciudad e iglesia, donde se apoderaron del Prelado Aimerico, el cual dejó en rehenes a un sobrino suyo, pasando a Francia a buscar con qué rescatarle. Trasladó entonces su Sede a un lugar llamado Llesp (a: En el Cartoral mayor de Roda (pág 41) se lee: Haec est carta notitiae de illo molino de Rialbo quem comparavit Petro Borrello de illis parentibus Aimerici Episcopi de Lespe. Predictus Episcopus posuit quasi Sedem in Lespe, et ibi asportavit cartas Sancti Vicentii, et ut ferunt, alia ornamenta. Otro Cartoral más pequeño, en una breve noticia de Condes y Obispos de Roda, dice así: Aimericus Episcopus fuit captus a Sarracenis in ecclesia Sancti Vincentii de Rota. Qui dedit nepotem suum obssidem pro se, et pergens Franciam, redemit nepotem suum, inde ferens redemptionem. )

Como este lugar está en el condado de Pallás, el señor Pascual (pág. 85) califica esta traslación de restauración de la Sede de Pallás, olvidándose este escritor de que Llesp, con gran parte del condado de Pallás, era de la diócesi de Roda, y que por hallarse un Obispo fuera de su Catedral, no se dice mudarse la Sede. Así no tiene nada que admirar, que subscribiendo este Prelado en la institución de la canónica de Urgel, hecha por San Ermengol, su Obispo, se llame Obispo de Ribagorza, porque real y verdaderamente lo era en cualquiera punto de su obispado en que hubiera fijado su Sede. El mismo Padre conjetura que esta cautividad de Roda por los Moros debió acaecer hacia los años 1009. Fúndase principalmente en la confirmación que el Obispo Juan de Zaragoza hizo en todas las donaciones hechas a la iglesia de San Esteban del Mall, que ya dijimos arriba, en el año 971. Esta confirmación dice que se hizo era MX(rasguillo)VII, leyendo con rasguillo la X, que realmente equivale a 40, y así es del año 1009, en que por hallarse Roda cautiva y su Obispo ausente en Francia, vino a confirmar la donación de San Esteban del Mall el Obispo de Zaragoza. Por mi desgracia no he podido dar con la escritura original de aquella consagración, al pie de la cual se continuó esta confirmación. Mas he visto una copia del siglo XII, y en ella no se lee era M.X.(rasguillo)VII, 

sino M.XVII, como verás en la copia que envié. Sin embargo, se debe deferir al dicho de aquel escritor, y fijar la invasión de los Árabes en la época referida. Algún escrúpulo causa que para cosa de tan poca entidad, como es la confirmación de los dotales de una iglesia tan pequeña como San Esteban del Mall, viniese un Obispo de Zaragoza atravesando parte de la Ribagorza, dominada por los Moros, que habían llegado hasta Roda. Prosiguiendo ahora las memorias de nuestro Obispo, sabemos que se hallaba en Roma en el año 1012, y en el concilio que allí se celebró, donde subscribió a la bula de Benedicto VIII, en que se confirmaron las posesiones de la iglesia de Urgel. En el año 1015 se hallaba en el monasterio de Labax consagrando las dos iglesias de San Pedro y Santa Cruz, como se dirá en lo de aquella casa. Y esto es lo último que se sabe de él. 

BORREL

desde 1017 hasta poco después de 1018.

De la elección de este Prelado, hecha en la Catedral de Urgel a 21 de noviembre del año 1017 por los canónigos de Roda, durante su cautiverio, se habló en el Episcopologio de aquella, donde se copiaron de nuevo los dos preciosos documentos sobre ello, aunque ya publicados por Baluzio (Capitular. ed. París. 1780. col. 630). Ahora sólo me resta repetir que las palabras sub tuitione et dominatione Sedis Urgellensis sólo aluden a la necesidad que la de Roda tenía del auxilio de la de Urgel, no a sujeción metropolitana, como algunos piensan. Era hijo de Richildis, natural o vecina de Roda. Debió esta ciudad reconquistarse ese año por los Cristianos, o debieron estos por lo menos recobrar en ella la libertad de culto, puesto que a 5 de mayo del año 1018 ya consagró el Obispo Borrel la pequeña iglesia de Santa María de Roda, situada junto a esta ciudad, al poniente, como se puede ver en el señor Pascual (pág. 91), donde está bien reducido a este año el de 1056 que expresa la escritura, en lugar de decir era 1056. También es oportuna la observación de este escritor sobre la expresión regnante Sancioni Regem expectantem, es decir que en Roda no reinaba todavía el Rey Don Sancho, aunque los Moros que la dominaban le eran sus tributarios. El mismo año consagró Borrel la iglesia de Santa María de Satarrui (hoy Sarradui). La fecha entera de la escritura es: Facta... die dominico in mense octubrio Incarnationis Dominicae anno XVIII post millesimum anno II regnante Sancio Rex in comitatum Ripachurzensem. 

ARNULFO

desde antes de 1023 hasta 1067.

De este Obispo dice el catálogo de Alaón (Pascual, pág. 93) que fue consecratus apud Burdegalam. Lo estaba ya en el año 1023 cuando asistió al concilio tenido en Pamplona, donde el Rey Don Sancho el Mayor determinó restaurar la Catedral de aquella ciudad. Intitúlase allí Obispo de Ribagorza (V. Sandoval, Catálogo de los Obispos de Pamplona). Varias memorias se hallarán (ibid.) de su existencia en los años sobredichos, reducidas a suscripciones en concilios, y escrituras y algunas consagraciones de iglesias. Lo más notable entre estas memorias es su asistencia al concilio de Jaca de 1063, donde firma con estas palabras: Arnulfus ecclesiae Rodensis Episcopus, quamvis postea ab ordine privatus subscribo. Continuaba en esta deposición dos años después, porque subscribiendo en una donación al monasterio de Labax dice: Arnulfus qui nutu Dei fui Episcopus, sum testis. No se han descubierto hasta ahora los motivos y el suceso de esta degradación de nuestro Obispo. Lo cierto es que en dos documentos de los años siguientes se nombra Obispo sin esas cortapisas, y obra como legítimo Prelado en las consagraciones de iglesias. El Rey Don Sancho Ramírez, era 1106, año 1068, decía en esta escritura de la iglesia de Roda que nomen solumodo dignitatis retinebat, et privilegio pontificalis apicis omnino carebat. Es muy notable en este género la que ya dije y extracté en su lugar de la iglesia Catedral de Roda, restaurada por el Rey Don Sancho II, hijo de Ramiro I, bien reducida por el señor Pascual al año 1067, como allí se demostró. También se habló allí mismo de la singularidad con que intitula a su iglesia S. Valerii et S. Vincentii: cosa que apoya grandemente la verdad del hallazgo del cuerpo de San Valero, y su traslación a Roda desde Estada o de otra parte (a: En un cuaderno fol. ms. siglo XV están las lecciones de San Valero, de cuyo destierro y muerte hablan así: Beatus igitur Valerius cum iam tamdem venisset in villam quae dicitur Anetum, oppidum aliquantulum incelebre, sed tunc tanto habitatore celebrius... cuius loci ad fluvium Cinga (g: c : k : Cinca), iuxta Extandis adhuc vestigia visuntur aliqua... Al hablar de su muerte dice: Prius tamen Deum precatus est, ut posset edificare ecclesiam in honorem Sancti Vincentii, cuius victoriam et passionem gloriosissimam audierat. Quam ecclesiam primus ibi erexit ipse beatissimus Valerius... Sepelitur in castro Stata (Estada) dicto, eidem loco proximo... De allí dice que fué trasladado a Roda a Beato Arnulfo.) 

Sucesos que harán siempre memorable este pontificado, aunque la calamidad de los tiempos pudieron poner en él algún borrón. 

SALOMÓN

desde 1068 hasta después de 1074.

Era monje de Ripoll, como dice el Catálogo citado de Alaón, e indica su retiro a aquel monasterio. De una carta suya, que se dirá después, parece que fue electo en el monasterio de San Victorián. Muy gloriosa es para este Obispo la primera memoria que de él se nos ha conservado, y es la donación de la ciudad de Roda con sus diezmos, etc., hecha a esta iglesia por el Rey Don Sancho Ramírez a 18 de agosto 1068. En esta escritura se hace memoria del cautiverio pasado, y de la restauración presente, conforme se fijó en la carta anterior. El Rey habla así: Sancius... filius Ranimiri... pro anima patris mei Ranimiri, et matris meae nomine Ermesindis, cui vocatur per baptismum Gilberga. Omito las puras memorias de su existencia en los años ya dichos, a los cuales sobrevivió depuesto de la Silla por acusación de los suyos, como dice el citado catálogo, sin dar más razón. Sábese que se retiró al monasterio de Ripoll, donde aún vivía por los años 1095, que fue consultado por el Obispo de Roda Lope y por el Rey Don Pedro, sobre el derecho de la Sede Rotense y de algunas parroquias y monasterios de la Ribagorza. Escribioles él una carta humildísima y llena de sencillez, la cual va de nuevo copiada, no sólo del Cartoral, sino de otro ejemplar suelto de este archivo (a: Ap. núm. LXIII.). Murió después en Ripoll, es a saber, en 1097, como lo dice un Cronicón de aquella casa así: Anno MXCVII. obiit Salomon Episcopus et monachus. En Roda le sucedió 

RAIMUNDO DALMACIO

desde el 1076 hasta 1094.

Electo en Terrantona en un concilio que allí celebró Amato, Legado del Papa, el año 1076 (a), y confirmado después por el Papa Gregorio VII y su nuevo Legado Ricardo en 1078. El año sobredicho de su elección consta de una escritura de donación que él hizo al Arcediano Pedro anno MLXXX. Incarnat. Dominicae, pacta VII, septimo kal. decembr., luna VII, anno II. castri Munionis, anno XVIII regnante Sancio Rege filio Ranimiri Regis: en cuyo exordio dice el Obispo que esto hacía in anno IIII ordinationis suae. El sobredicho Papa Gregorio VII le dirigió luego un breve, confirmando todas las posesiones y derechos de su iglesia. Lo he copiado, aunque sólo está concebido en términos generales: porque entiendo que es el primer diploma pontificio que se halla a favor de esta iglesia (b: Ap. núm. LXIV.). 

(a) De esto da razón la siguiente breve escritura del Cartoral mayor de esta iglesia, pág. 33: Notum sit omnibus Christianis quod Rotensis eccla. electione cleri, et aclamatione populi, et confirmatione Regis Sancii, Ranimiri filii, Raimundum Dalmacii pastorem sibi elegit in concilio facto in Terrantona, praesente et confirmante Amato Romanae ecclesiae Legato, et Pontio Bigorritano Episcopo et Petro Adurensi Episcopo, et Wilelmo Convenarum Episcopo, ceterisque Episcopis et Abbatibus. Nam praedicta eccla. pastore viduata diligenter sibi pastorem requirebat secundum (sed) idoneum praeter hunc reperire non poterat. Haec autem electio fuit facta era MCXIIII, anno Incarnationis Domini millesimo septuagesimo VI, epacta XXIIII. 

También honró el mismo Papa a nuestro Obispo, recomendándole al Rey Don Sancho de Aragón con palabras que indican que el Obispo estuvo en Roma, y fue bien recibido del Papa.

En el año 1080 ya tenemos dos insignes memorias de este Prelado. Una es la concordia que pactó en San Juan de la Peña con el Obispo de Aragón Garsias sobre los límites de ambos obispados, la cual fue ya copiada, como también la segunda, esa saber, la restauración de la iglesia de Tolba. Llamo a estas memorias insignes porque nos conserva la noticia de la antigua Sede de Ictosa, que los críticos tienen por fingida en la supuesta división del Rey Wamba. La primera escritura la sitúa junto a Barbastro; la segunda en Tolba. De esta diferencia, y de lo poco que ella perjudica a que se tenga por cierta la existencia de Ictosa, Sede episcopal, se habló ya en los correos anteriores.

Dejo aparte varias donaciones y privilegios que hizo el Rey Don Sancho al Obispo y su iglesia, que cuenta este pontificado por la segunda época de su grandeza. He copiado, y va adjunto, un privilegio del año 1084, en que dicho Príncipe ofrece no entrometerse en adelante en las elecciones de los Obispos de Roda (a: Ap. núm. LXV.). Este debía ser uno de los gravámenes que dicho Rey Don Sancho Ramírez había ocasionado a varias iglesias, para cuya satisfacción se sujetó a la penitencia delante de todo el pueblo, ofreciendo en manos de nuestro Obispo la enmienda (Vid. Mariana, lib. X. cap. 2. Sandoval, Catálogo de los Obispos de Pamplona, fol. 69.)

De este Prelado decía el Cartoral de Alaón: Astucia, sanguine, et precibus a religioso Domino Sancio Rege effectus ex paupere episcopatu mediocrem. Et posuit Sedem suam in Rota; et vocatus est primus Rotensis Episcopus; quia antea Ripacurcenses vocabantur (Pascual, pág. 103). Con esto se da harto a entender, que aunque la restauración de esta iglesia comenzase algunos años antes del obispado de Raimundo; mas nunca estuvo en estado de poder fijar aquí su Sede el Obispo con la estabilidad y decoro correspondiente hasta el presente, el cual pudo de lleno entender en el orden y reforma de su clero, estableciendo la canónica Agustiniana en el año 1092, conforme se dijo los correos anteriores. Gran bien y muy trascendental fue el que hizo a su iglesia con este establecimiento, en la cual se granjeó un nombre eterno. Poco más le duró la vida: la opinión común es que murió en 1094; mas aquí hay, y va copiada (a: Ap. núm. LXVI.), una donación del Rey Don Pedro a Garcia Ennecones de Asieso, hecha en la era MCXXXIII in mense janero, en cuya fecha, según la costumbre, se cita Episcopus Raymundus Dalmacius in Sede Rota. El enero de la era 1133 corresponde al año 1095 de Cristo, en el cual todavía vivía nuestro Obispo. Mas pudo morir tan luego que en el mismo año tuviese ya sucesor, como lo tenía. En su testamento hace mención de algunos mancusos que le debían en Lérida, todavía sujeta a Moros. 

LUPO O LOPE

desde 1095 hasta 1096.

La sucesión de este Obispo consta por varias memorias de su existencia que produce de esos dos años el señor Pascual (pág. 108), 

y no repetiré por su poca importancia. De él dice el Catálogo de Alaón: Dimissit episcopatum, nec diu tenere voluit. En una escritura de la era 1134 (año 1096), la cual he visto, entre varios datos de señoríos, dice: Lope Fortuniones de Biskarra (Fortuny, Fortuño de Biscarre y variantes) Episcopo in Rota. Sucediole 

PONCE

desde 1097 hasta 1103.

El Sr. Pascual inclina a que este es el Obispo, cuya elección confirmó el Papa Urbano II, pudiendo ser igualmente el antecesor Lupo. De todos modos va copiada esta bula (a: Ap. núm. LXVII.), como también la carta (que cita brevemente aquel escritor) del Rey Don Pedro al mismo Papa (b: Ap. núm. LXVIII.), en que pide la confirmación de los límites del obispado de Roda, y la nueva adjudicación que le había hecho de Barbastro, Alquézar (Al-qsar), Monzón, Chalamera, Almenara, recién conquistados de los Moros. Habiendo muerto el Papa Urbano II antes del 1099, esta carta se ha de tener por anterior a la conquista de Barbastro, cuya villa y términos se daban ya por pertenecientes a Roda, aun antes de salir de las manos de los Árabes. Dice el Rey que su padre Don Sancho había ofrecido pagar a Roma anualmente 500 manchones, no escudos (Huesca, tom. V, pág. 224): y que él imitando tan loable costumbre enviaba por mano del Abad de San Ponce mil manchones correspondientes a dos años. Así ganó este Príncipe la voluntad del Papa contra las instancias de la Sede y Obispo de Urgel, que por estos tiempos reclamaba algunas parroquias cercanas a Lérida. Comúnmente se cree que la conquista de Barbastro no se verificó hasta el 1101. Gran esperanza había de este suceso cuando tan anticipadamente ya dio el Rey Don Pedro un privilegio, año 1099, que va copiado de este archivo (a: Ap. núm. LXIX.), en que fija ya los términos de la Sede de Barbastro en presencia de los señores de Barbastro y de Ponce, Obispo de la misma ciudad. Añade la escritura que se hizo esto en el año que praefatus Episcopus perrexit Romam ut impetraret a Domino Papa Urbano, ut Barbastrum esset Sedes episcopatus sui et caput, etc. Confirmó esto el Papa Urbano II. Hay escrituras del año 1100 en que suena ya Obispo de Barbastro. Una diré de este archivo, fecha era MC.XXXVIII in castro quod dicitur Vilella, septimo die quod Deus illum nobis donavit, regnante... Episcopus Stephanus in Oscha, Episcopus Poncius in Sede Barbastro. Es una donación que hizo el Rey Don Pedro a Lope Garcés de las casas de Zabazabala in Puego. Efectivamente, estaba ya resuelta de mucho atrás la anexión de Barbastro a Roda, como consta de la efectiva traslación de esta silla a la nueva conquista, y de la consagración de su iglesia de Santa María, hecha la dominica segunda después de Pascua del año 1101, cuando se acabaron de fijar y señalar los límites de su obispado. Véase la copia adjunta (a: Ap. núm. LXX.), y la de otra escritura que ha de ser del mismo año en que el dicho Rey ordena el estado y subordinación de las parroquias, y establece muchas cosas tocantes a la parte exterior del culto. Esta última escritura está sin fecha, y no es original; pero es copia muy antigua y casi del mismo tiempo (b: Ap. núm. LXXI.). 

Otras memorias hay de Ponce hasta 1103. En una donación del año 1101 firma así: Pontius Dei gratia Barbastrensis Episcopus, S. Vincentii Rotae servus. 

SAN RAIMUNDO

desde 1104 hasta 1126.

Llamado Raimundo Guillem (Guillermi), comenzando sus memorias desde ese año con el dictado de Obispo de Barbastro y Roda, y continuándose sin interrupción hasta el día 21 de junio de 1126 en que murió. Las más principales son las gravísimas persecuciones que le suscitó el Obispo de Huesca Esteban, de que ya se habló y se enviaron documentos (Vid. P. Huesca, tom. VI, pág. 162). Arreció la tormenta con el odio que le tuvo el Rey Don Alfonso I, Rey que tan distante se halló de seguir las pisadas de su antecesor Don Pedro I en proteger la nueva silla de Barbastro. Crisol fue este de sus virtudes que cuentan sus historiadores, y en particular su contemporáneo Elías, canónigo de Barbastro, el cual escribió la vida de nuestro Obispo en 1138, y es la que fue copiada de un códice de este archivo escrito en 1191. Fue también adjunto el rezo antiguo con que ya entonces se celebraba su fiesta; de todo lo cual y la época de su culto, traslaciones, capilla, etc., se habló en carta anterior, a que me remito. En 1122 consagró la iglesia de Santa María y San Clemente de Merlo VIII kal. decemb. posuitque reliquias Sancti Cornelii Papae et Martiris. Una memoria suya no publicada he hallado aquí, y es la noticia de un viaje que hizo a tierra de Campos, donde se hallaba en la villa de Osorno, ribera de Pisuerga, en el mes de octubre del año 1110; y allí con su consejo y el del Arzobispo Bernardo de Toledo dio su consentimiento para una donación que el Rey Don Alfonso Emperador hizo a San Martín de Petra rubea (piedra roja). Va copia (a: Ap. núm. LXXII.). 

En un Cronicón de Ripoll se lee: anno MC.XXVI obiit, ac claruit virtutibus Raimundus, Episcopus de Rota. 

ESTEBAN.

1126.

De las pocas memorias de este Obispo, sucesor de San Ramón, una es cierta concordia sobre un alodio de Avellana, facta in Rota, anno quando Moabites venerunt ad Alasquarr in mense novembrio in vigilia Sanctae Ceciliae; y en ella firma así: Ego Stephanus Dei gratia electus Sanctae Ecclesiae Barbastrensis confirmo. En otra carta idéntica añade el año MCXVI, donde es claro que se omitió una X y debe leerse 1126. así que en el noviembre siguiente a la muerte de San Ramón era ya Obispo sucesor Esteban. Aínsa (Historia de Huesca) dice que murió electo por haber renunciado en un viaje que hizo a Roma. Sucediole 

PEDRO, 

desde 1139 hasta 1134,

monje de San Ponce de Tomeras o de San Victorián, como dicen otros, cuya primera memoria es del año 1130, a saber, la dedicación de Santa María de Tolba, cuya escritura envié ya hablando de ello. Dicen que murió en una batalla que se dio a los Moros junto a Fraga en el año 1134, y debió ser muy en los principios, pues en el febrero del mismo año ya suena electo Obispo 

RAMIRO,

monje de San Ponce de Tomeras, hermano del Rey Don Alfonso I y su sucesor en el trono, con la circunstancia rara de haber conservado el dictado de Obispo electo, aun después de ser Rey. Es esto tan cierto como glorioso para esta iglesia. Dos o tres escrituras se guardan en su archivo, que lo acreditan. Una es la donación que él mismo hizo a esta iglesia de la cuadra de San Martín de Caballera de Fontfreda, fecha in mense februario era MCLXXII, en que dice: regnante me in Aragonia, etc... et electus Episcopus Barbastrensis. Otra de la misma era, y del mes de septiembre, en que da a dicha iglesia et Beato Raymundo varias posesiones por la salud de sus padres Sancho y Felicia, y sus hermanos Pedro y Alfonso. Llámase igualmente en ella electus in Barbastro. Esta va copiada (a: Ap. núm. LXXIII.). En otra dice: in Barbastro et in Rota. Si en la primera escritura no hay yerro en la era, que acaso deberá ser la de 1173, correspondiente al año 1135 (1173 - 38 = 1135), síguese de ella que antes del febrero de 1134 era ya muerto su hermano Alfonso, y así que no pudo morir el día 7 de septiembre de ese año. Con el mismo dictado de Obispo, y como tal, confirmó la donación y constituciones que ya dije de la canónica establecida en 1092 por el Obispo Raimundo Dalmacio. En otra dice: In Barbastro et Rota. Ya no hay más memorias de este dictado, pues en las que siguen del mes de diciembre de 1134 nada dicen de ser Obispo, lo cual no debe tomarse por argumento de que sólo lo fuese hasta ese tiempo, porque del mismo hay otras escrituras en que lo calló. De ello van algunas copias que lo acreditan (b: Ap. núms. LXXIV y LXXV.). En resolución Don Ramiro, aun siendo Rey, se gloriaba de ser Obispo. Como en estas escrituras, en que el Rey omite el dictado de Obispo, no suena otro que ocupe la Sede de Barbastro, no podemos fijar el año en que comenzó su pontificado el sucesor

GAUFRIDO

desde antes de 1136 hasta 1143.

El cual, sin embargo, no tardó en ser electo por el clero de Roda y Barbastro, puesto que el decreto de su elección, de que va copia (a: Ap. núm. LXXVI.), está dirigido a San Olegario, Arzobispo de Tarragona que, como se sabe, murió a los principios de 1137. El decreto va firmado además por varios nobles del país. En él se dice que el electo era monje de San Ponce (de Tomeras), en lo que debió influir sin duda el Rey Ramiro, que de aquel monasterio había sido sacado para esta silla y para el trono. Grandes dificultades tuvo San Olaguer para consagrar a Gaufrido por haber el Papa puesto entredicho en la iglesia de Barbastro, sobre lo cual escribió una gravísima carta a S. S., que publica el señor Pascual (pág. 121), donde hay buenas memorias para la historia de aquel tiempo. Al fin suena ya consagrado en 1138, en que dedica la iglesia de San Miguel de Cornutella. He dicho que no tardó en efectuarse la elección de Gaufrido, porque muy cierto es que lo estaba ya en el mayo de 1136 (era 1174), en que el Rey Don Ramiro dio y unió la iglesia y abadía de Benavarre a la de San Vicente de Roda propter amorem Dei et de illo Episcopo Domno Gauzfredo; y entre los Obispos de la fecha se cuenta praedictus Domnus Gauzfredus in Rota. Va copia (a: Ap. núm. LXXVII.). 

Otra donación hallé posteriormente en Lérida hecha por el Rey Ramiro a nuestro Obispo, sino que suena en la copia del libro verde de aquella Catedral, hecha en la era 1172 (año 1134) con grande equivocación, porque el Rey Don Ramiro, contando en ella su vida, como lo verás en la copia (b: Ap. núm. LXXVIII.), dice cosas posteriores a dicho año.

Pues como decía, en 1138 consagró ya nuestro Obispo la iglesia de San Miguel de Cornudella, que va copiada de este archivo (c: Ap. núm. LXXIX.). También remito copia del decreto con que el mismo año instituyó una cofradía o sea cruzada para defensa de Barbastro y su restauración en honor de Santa Eulalia (a: Ap. núm. LXXX.), de quien dice que había extramuros de Barbastro antiquissimam ecclesiam olim a Christianis hedificatam, sed a Sarracenis destructam et desolatam, et hac de causa Christianis ignotam nostris temporibus revelavit et rehedificari praecepit. Entraron en esta hermandad el mismo Obispo Gaufrido, Sancho de Pamplona, Sancho de Nájera, Miguel de Tarazona, Dodo de Huesca y Berenguer de Gerona. No parece que deba entenderse que el Obispo reedificó dicha iglesia de Santa Eulalia, puesto que en el año 1091 suena ya dada por el Rey Don Pedro I al monasterio de San Gil de la Provenza; donación que poco después confirmó Ponce, Obispo de Roda y Barbastro. Va el documento (b: Ap. núm. LXXXI.). Papebrochio habla de otra cofradía de ese año en Roda (V. vit. S. Raim.), y añade que pensó en elevar el cuerpo de San Raimundo; la cual dice que se efectuó en 1143. Si por esto entiende origen de culto, antes de eso le oímos muchas veces llamar Santo: la traslación de un sepulcro a otro es posterior. En 1140 Gaufrido concordó con Pedro, Obispo de Urgel, sobre las parroquias de Pallás, según se dijo en lo de Urgel: allí firma exul ¿Quid hoc?

Otra memoria no se halla de este Obispo, sino la de su muerte, y esta la sabemos por un Cronicón de Ripoll que dice: anno MCXLIII. obiit... Gaufredus monachus, fuit Episcopus Rotae. Por este modo de hablar parece que lo tuvieron por monje de Ripoll, porque en el Cronicón sólo cuentan las muertes de los monjes de aquella casa. Su muerte sería en los principios de ese año, pues a fines del mismo ya era electo el sucesor, como se dirá, y sábese que luego le sucedió 

GUILLERMO PÉREZ.

Llamado así con el apellido patronímico por ser hijo de Pedro Gauzpert y de Urraca. Estos nombres de sus padres, desconocidos hasta ahora, constan en la donación que el Obispo hizo a la iglesia de Roda en 1173 de una almunia, quam, dice, dominus Petrus Gauzpert, pater meus et domna Orracha mater mea quibus sit requies, habuerunt ante villam de Montson. Sin duda sería el mismo Pedro Gauzpert el que suena en la fecha de una donación del Rey Don Ramiro el monje a la iglesia de Roda era 1173 (1135) exeunte martio, regnante me Dei gratia in Aragone et Superarbi (Sobrarbe) atque in Ripacurcia, et Rex Garcia per mea manu in Pampilona... Petrus Gauzpert in Sancto Stephano... Acaso sería el lugar de San Esteban del Mall.

Asistió como electo a la junta o Cortes de Gerona, que celebró el Conde Don Raimundo para restablecer la cruzada o sea introducir la orden de los Templarios en estos países. En esta escritura, que publicaron Marca y Aguirre, se lee entre otras firmas: S. Guillelmi Rotensis electi. Y así se ha de creer que ya lo era ese año y día, si no se engañaron los copiantes, como sucedió en el S. Petri Barchinon. Episcopi, donde el original que está en el archivo real de Barcelona pone S. Petri Archidiach. Barchinon., por cuyo error se introdujo un Obispo fingido en la serie de los de aquella iglesia, como ya se dirá en su lugar. Siguió gobernando su iglesia hasta que se verificó la conquista de Lérida en 1149, cuando se restauró la Sede de Lérida, pasando él a ser el primer Obispo, donde hizo los bienes que se dirán.

sábado, 31 de diciembre de 2022

LXXV. Donatio altera ecclesiae Rotensi facta a Ranimiro, Rege Aragonum, an. MCXXXV. (1135)

LXXV.

Donatio altera ecclesiae Rotensi facta a Ranimiro, Rege Aragonum, an. MCXXXV. (1135) (Vid. pág. 202.)

Sub Christi nomine et eius divina gratia. Ego quidem Ranimirus Dei gratia Rex facio hanc cartam donationis Domino Deo et Sancto Vincentio, et Beato Raimundo Rotensis eclesiae. Placuit mihi libenti animo, obtimo cordis affectu et spontanea voluntate, et propter remedium animae meae et animabus patris et matris meae et fratrum meorum Rex Petrus et Rex Ildefonsus bonae memoriae quibus sit requies, dono atque concedo supra dictae ecclesiae Sancti Vincentii, et Sancto Raimundo, et chanonicis ibidem Deo servientibus in Jaca illas meas tendas quod tenet hodie Natal in illa carniçaria, cum quantum ad illas pertinet vel pertinere debet ad meam regalem vocem. Adhuc autem dono et confirmo in ipsa plaça de ipso castellare in Jaca tantum ut possint ibi facere magnas et obtimas casas ad honorem Dei et Sanctii Vincencii et Sancti Raimundi. Et eodem modo dono atque concedo ipsa mea vinea vetera quae est ibi in ipso vingero de Jaca totum ab integro. Et quidquid ipsa ecclesia Sancti Vincentii potuerit adquirire in ipsa villa Jaccae vel in suo termino dono vel emptione totum sit francum et ingenuum et liberum et securum per cuncta secula, salva mea fidelitate et de omni mea posteritate per cuncta secula seculorum. Amen. Et quicumque hanc cartam et istut donativum supra scriptum quod ego Ranimirus Dei gratia Rex facio pro mea anima et remedio patris mei Regis Sancii et matris meae Reginae Feliciae, fratrumque meorum venerabilium Regum Petri Sancii, et Ildefonsi praefatae ecclesiae dirumpere vel inquietare voluerit novies componat, et insuper sit excomunicatus, et anatematizatus, et segregatus a Sancta Dei ecclesia, et cum Datan et Abiron quos vivos terra obsorbuit in infernum, abeat participationem. Amen, Amen, Amen. Signum + Regis Ranimiri.

Facta vero hanc cartam donacionis era MCLXXIII. in mense januario (leo juanario) in civitate quae dicitur Osca, regnante me Dei gratia in Aragone, et in Superarbi sive in Ripacurcia, Garcia Ranimirez sub manu mea Rex in Pampilona, Episcopus Garsias in Caesaraugusta, Episcopus Mikael in Taraçona, Episcopus Don Dodus in Osca et in Jaca, Don Garcia Abbas in Leior, Domno Ximino Abbas in Sancti Johannis de illa Pinna (San Juan de la Peña, Penna), Don Martino Abbate in Sancto Victoriano, Comes Arnal Miro Palgarensis in Boil et in Fontetova, Fertungo Galinç in Osca et in Alqueçar, Fertungo Dat in Barbastro et in Petraselez, Enneco Lopiç in Castro et in Napal, Pere Ramon in Stata, Alamaçon in Monte cluso, Mikael de Rada in Tronceto et in Petra rubea, Pere Joçpert in Sancto Stephano de illo malio (Esteban, Esteve, lo Mall), Pere Mir in Banavar. = Ego Raimundus scriptor sub jussione Domini mei Regis hanc cartam scripsi et de manu mea hoc signum + feci. 

viernes, 16 de diciembre de 2022

Carta CIV. Historia de la iglesia de Roda.

CARTA CIV. 

Historia de la iglesia de Roda. 

Mi querido hermano: Cuantos han hablado de la Sede episcopal de Roda fijan su principio hacia la mitad del siglo X y el año 957, no existiendo documentos anteriores a esa época, y hallándose de ese año la escritura de la consagración de esta iglesia, en cuyo exordio se lee que la construyeron los Condes Raimundo y su mujer Ermesindis para que fuese Sede episcopal. Nació de ahí la común opinión de haber sido erigida ese año en Catedral. Esta es la tradición de esta misma iglesia, que en escritos y pinturas reconoce por su primer Obispo a Odesindo, como creado entonces por el Arzobispo de Narbona Eimerico. El padre Don Jaime Pascual, en su Disertación del antiguo obispado de Pallás, pasó más adelante, asegurando y probando con varias conjeturas que esta no fue erección de nueva Sede, sino traslación de la de Pallás, que él supone continuada desde su primer Obispo Adulfo en Atón y en Odesindo; y que este fue el que trasladó la Sede; y de Obispo de Pallás comenzó a llamarse Obispo de Roda. Como en mi Viaje a esta iglesia he tenido proporción de ver los originales de algunos documentos que acota este infatigable anticuario, y he debido examinar los motivos de dicha tradición, me atrevo a proponer algunas dudas bien fundadas en este punto curioso, por las cuales parecerá que la Sede de Roda comenzó mucho antes del año 957, y que su primer Obispo no fue Odesindo sino Atón, quedando por consiguiente destruida la supuesta traslación de Pallás a Roda en dicho año. Para que te persuadas de esto es menester, a modo de disertación, presuponer algunas cosas.

1.a La ciudad de Roda pertenecía al condado de Pallás hacia la mitad del siglo X, como se ve en muchas escrituras de ese tiempo pertenecientes a los Condes de Pallás Raimundo y Wifredo. Este último edificó la iglesia de San Esteban del Mall, junto a Roda, en 971, y la dotó, como Señor de la tierra, y el primero trasladó, o por hablar propiamente, erigió la Sede de Pallás en Roda, construyendo allí la Catedral: cosas que no podían ser sin que Roda estuviese bajo el dominio de los Condes de Pallás. Estas dos pruebas bastan, entre otras, que pueden inferirse del citado escrito del señor Pascual. 

2.a Con esto no es menos cierto que el Obispo que se estableció en Roda ejercía su jurisdicción en gran parte del condado de Pallás, como se ve en la fundación del monasterio de San Pedro del Burgall, varias donaciones al de Labax, consagraciones de iglesias en aquel distrito, y otros actos episcopales de los de Roda. En el siglo XI seguía la misma jurisdicción de los Obispos, supuesto que a fines de él, como se dirá más abajo, tenían entre sus Arcedianos uno titulado de Pallás: cosa enteramente superflua, si no tuviesen jurisdicción en aquel territorio. Consiguiente a esto, aun en la mitad del siglo XII, es a saber, en 1140, el Obispo de Urgel Pedro concordó con Gaufrido de Roda sobre algunas iglesias del Pallás. Y esto no sólo es muy cierto, sino que para el señor Pascual es el fundamento de su aserto; es a saber, que la Sede de Roda originariamente no fue otra que la de Pallás.

Presupuesto esto, dicho escritor no debió contar por segundo Obispo de Pallás a Atón por sólo hallarle ejercitando su jurisdicción episcopal en algunas iglesias y monasterios del Pallás, porque esto fue común a todos los Obispos de Roda hasta la mitad del siglo XII, los cuales jamás se titularon ni fueron Obispos Palliarenses. El único que lo fue con toda realidad, aunque intruso, es a saber, Adulfo, jamás omitió este dictado. Muerto este Obispo hállanse sucesivamente Atón, Odisendo (Odesindo más arriba) y algunos otros ejerciendo su jurisdicción en el condado de Pallás, sin expresar Sede alguna. 

¿Qué razón hay para tener a Odesindo y siguientes por Obispos de Roda y no a Atón? La única, que es la creída erección de Roda en el pontificado de Odesindo, luego veremos cuan sin fundamento es. 

En mi Viaje a la villa de Tremp establecí lo que entiendo acerca de ese obispado tan decantado de Pallás, es a saber, que el intruso Selva (o más bien Sclua) de Urgel erigió en Obispo de todo aquel condado a Adulfo, el cual quedó suprimido en el concilio de Foncuberta a instancias del Obispo Urgelense Nantigiso. Muerto Adulfo los Condes de Pallás pudieron sacar algún partido del Obispo Rodulfo de Urgel, que por ser hijo del Conde Wifredo de Barcelona era sin duda su deudo, logrando que consintiese en la erección de Roda, y que le quedase sujeta la mitad occidental de lo que ahora llamamos condado de Pallás, que es lo comprendido entre ambas Nogueras (Pallaresa y Ribagorzana). Esta cesión se prueba con la jurisdicción que vemos ejercer a los Obispos de Roda desde la mitad del siglo X en la parte occidental que dije, hallándose en la oriental memorias continuas del Obispo Urgelense. Conforme a esta división en ambas iglesias de Urgel y de Roda había a fines del siglo XI Arcedianos de Pallás, y en la mitad del XII se conserva la ya dicha concordia que hicieron ambos Obispos sobre las parroquias del Pallás. Todo esto confirma a maravilla lo que vamos diciendo, y es, que por hallar al Obispo Atón nombrado como tal al oriente de la Noguera de Ribagorza, no se infiere que fuese sucesor de Adulfo en todo el condado, ni estorba que sea dicho Obispo de Roda. Esto se aclarará más examinando la época de la erección de la Sede de Roda, la cual yo entiendo que es mucho anterior al año 957, en que la fijan; y por consiguiente, que su primer Obispo no fue Odesindo, sino el Atón que el Señor Pascual supone todavía Obispo de Pallás, y segundo en aquella Sede imaginaria. Que la iglesia de Roda no creyó que Odesindo fuese el primero de sus Obispos, se ve en la contestación que dio a la encíclica con que el monasterio de Ripoll le participó la muerte de su Abad Bernardo, año de 1102 (Orig. arch. de Ripoll). En ella piden en cambio sufragios por los Obispos difuntos, y los nombran por orden retrógrado, así: Raimundus Episcopus bonae memoriae sive sui antecessores, Salomon Episcopus, Arinulfus (Arnulfus) Episcopus, Aimericus Episcopus, Odisindus Episcopus, et aliorum quorum nomina nescimus. Sabían ellos, pues, que hubo otros Obispos anteriores, cuyos nombres ignoraban. He copiado de nuevo la escritura de consagración de esta iglesia de San Vicente M. de Roda, que ya publicó el señor Pascual (pág. 55). Ruego a cuantos tengan ojos diplomáticos que pesen y examinen muchas veces este instrumento, y me digan si hay en él otra cosa que la consagración de la iglesia, que se supone ser ya Catedral. Dicen en el exordio los Condes Raimundo y Ermesendis, que habían construido esta iglesia, ut sit Sedes episcopalis; pero esto lo suponen ya hecho y lo vuelven a referir, como se acostumbra en semejantes diplomas de Príncipes. El cuerpo de este no empieza hasta las palabras: et ideo anno DCCCCLVII; y allí dicen que el Arzobispo Eimerico de Narbona vino a consagrar la iglesia, a quien los Condes dan alodios, ornamentos y alhajas, como se acostumbraba en tales dedicaciones; y este es el carácter propio de las escrituras de dedicaciones de iglesias, como lo saben los versados en su lectura. Ni una palabra hay en esta escritura que aluda a erección de Sede en esa fecha, ni se indica el motivo, ni se señala territorio o límites, ni constitución de iglesia, ni las obligaciones de las parroquias en sínodos, crisma, etc., que es lo que se ve en todas las que hablan de Sede nueva o restauración de antigua. En una palabra, la decantada escritura de la erección de la Sede de Roda en 957 es lo mismo que la dedicación de San Esteban del Mall en 971, y lo mismo que las muchas docenas que te he enviado de iglesias pequeñísimas en el discurso de mis Viajes; y ni aun la circunstancia de asistir a esta el Metropolitano falta en otras de menor cuenta (a: Ap. núm. XLIV.). Así que para mí es cosa indubitable que la erección de esta Sede es anterior a esta época, y que ya había en ella Obispo, cuando se entendía en la fábrica de la nueva iglesia, y mucho antes de su consagración. Por otra parte es falso que el Obispo Odesindo lo fuese ya un año antes, en 956, como demostraré contra el señor Pascual en el Episcopologio Rotense, que enviaré; y es cierto que la primera memoria que hay de él es esta consagración de 957. De donde se infiere que ni él fue Obispo de Pallás, ni su antecesor Atón, cuyas memorias llegan hasta el abril de 956, ni puede dejar de ser tenido por Obispo de Roda. En esta creencia estuvo esta santa iglesia hasta el siglo XII, cuando se grabó en piedra la inscripción de sus Obispos (V. Pasq. pág. 14), entre los cuales cuenta a Atón. Este escritor, reflexionando sobre ello, dice que no habiendo en Roda Obispo alguno de este nombre posterior al año 957, es fuerza que este Atón sea el Obispo de Pallás. Yo saco la consecuencia contraria: no habiendo en Roda ningún Obispo Atón posterior al 957, es fuerza que el nombrado aquí sea el anterior a Odesindo, siempre reputado por Obispo de Roda y nunca de Pallás. Porque ¿cómo es que no contaron entre los Obispos a Adulfo, que lo fue el primero de Pallás, siendo así que gobernó también en Roda, como en lugar de su territorio? Es menester confesar que la exclusión de Adulfo es una prueba clara de que esta iglesia jamás tuvo por Obispo Rotense a ningún Obispo de Pallás; ya porque sabían que aquel obispado era una quimera, justamente proscrita por el concilio de Foncuberta del año 911; ya porque el ser Roda lugar de su diócesi, no era motivo para intitularle Obispo Rotense. En esta necedad, que evitaron los sabios individuos de esta iglesia respecto de Adulfo, hubieran incurrido respecto de Atón, contándolo entre los Obispos propios de Roda, si les constara que sólo había sido Obispo de Pallás, como les constaba de Adulfo. Algo más, pues, había en Atón que en Adulfo; y no podía ser solamente el haber él comenzado la fábrica de la iglesia de Roda, o tratado ya de esta traslación de la Sede de Pallás a Roda, cosas que indica Pascual como los dos motivos suficientes para que Roda le contara entre sus Obispos. Lo primero de la fábrica es un título pueril. 

Lo segundo es suponer grande impropiedad e ignorancia en los individuos de esta iglesia, que contasen por Obispo propio a quien no lo había sido, sólo por haber intentado la traslación, que no se verificó sino en el sucesor. Los Obispos toman su título de la Sede, y no de los deseos o miras que tengan respecto de otros pueblos. Que si por sólo esta razón y por haberse trasladado la silla de Pallás a Roda, pudo esta iglesia contar por Obispo Rotense a Atón no habiéndolo sido; con mucho mayor título debía contar a Adulfo, que fue el tronco del imaginario obispado de Pallás. En las verdaderas traslaciones de iglesias la nueva Sede ha contado siempre a sus Obispos como sucesores de los de la extinguida, y esto se podía confirmar con muchos ejemplares. Digamos que la dicha traslación es un capricho destituido de todo fundamento, y que la Sede de Roda comenzó en su Obispo Atón, verdadero y primero Obispo Rotense. Esta es la tradición que quisieron conservar los antiguos individuos de esta iglesia en la piedra que escribieron en el siglo XII, y se conserva en uno de los postes del templo actual, donde se halla escrito el nombre de Atón, Obispo Rotense, entre los que lo fueron con toda propiedad. Del mismo modo lo cuenta por Rotense el catálogo de nuestros Obispos que había en Alaón, como lo dice el mismo Señor Pascual (pág. 93, not.), y a esta tradición debieron acomodarse los que mandaron pintar los cuadros modernos de los Obispos Rotenses en la capilla de San Ramón, no omitiendo el retrato de Atón ni poniendo el dictado de primero a Odesindo. Que si faltan memorias de aquel Obispo, la primera que hay de este en 957 indica que su Sede ya estaba aquí colocada de antemano como vimos. Y si Odesindo es el que dio el título de San Vicente al templo que se consagró en ese año, eso sólo prueba que su antecesor Atón lo dejó por concluir, y que él debió de residir en otra iglesia interina mientras se construía la que debía ser la primera cátedra del nuevo obispado. En resolución, estos inconvenientes admiten interpretación conforme al estilo de otras iglesias; supuesto que pesan tan poco respecto de las razones que alegamos arriba. Establecida una vez esta Sede, continuó con algunas alternativas de más o menos consideración. A principios del siglo XI ganaron los Moros segunda vez a Roda, y el Obispo tuvo que trasladarse a Llesp, lugar más fuerte de su diócesi, llevándose consigo algunas escrituras. Debió arruinarse la iglesia con esta calamidad, pues a mediados del mismo siglo hallamos restaurado y consagrado de nuevo el templo por el Obispo Arnulfo, como se dirá en su lugar. Ganada por segunda vez la ciudad de Barbastro por el Rey Don Pedro I en el año 1101, agregó esta ciudad a la diócesis de Roda, conforme al privilegio de Urbano II (a: Ap. núm. XLV.), y aun trasladó a ella la Sede de Roda como lugar mas cómodo para habitación de los Prelados. Lo era entonces Ponce; y el que le sucedió, San Ramón, experimentó grandes persecuciones de parte del astuto y ambicioso Esteban, Obispo de Huesca; de que se hablará en su lugar. Los Obispos de Roda se llamaron en esta segunda época Barbastrenses sive Rotenses. Otra mira se tuvo en esta traslación aprobada por la Sede Romana, que fue avecinarse más a la matriz Lérida, que todavía estaba sujeta a los Moros. En varias bulas de aquel tiempo y del Papa Pascual II se habla de Barbastro como parroquia de Lérida y miembro suyo. Y en ella dice el mismo Papa que se había puesto la Silla episcopal donec per Dei gratiam ipsa Illerdae civitas ad Christianae fidei redeat principatum. El Rey Don Ramiro en un diploma del año 1135, en que confirma y adjudica la iglesia de Barbastro a la de Roda, dice que se trasladó la Sede a Barbastro usquequo Dominus Illerdam manibus reddat Christianorum (a: Ap. núm. XLVI.). De modo que Barbastro, y por consiguiente Roda, no se ha de considerar sino como un obispado interino y vicario de Lérida. En la carta con que Pascual II confirmó a San Raimundo, Obispo de Roda y Barbastro, sus posesiones, dice en el exordio, referida la irrupción de los Árabes: Unde factum est ut episcopalis cathedra quae Illerdae fuerat, in montana transiret, in oppidum videlicet, quod Rota dicitur. Inde rursum imminutis Moabitarum viribus, propius Illerdam in Barbastrae oppidum transferretur: spes etiam Christianis certior per Dei gratiam nostro tempore facta est, ut Illerdam urbem Domino prestante recipiant. Et nos igitur... constituimus episcopalem Cathedram, quae hactenus Rotae vel Barbastrae habita est, ad Illerdae urbem in posterum referendam, cum eam Omnipotens Dominus Christianorum restituerit potestati. Verificose esto sin estorbo alguno, como cosa juzgada, luego que fue conquistada Lérida en 1149, pasando a ser Obispo de aquella ciudad Guillermo Pérez, que lo era de Roda. 

Los Obispos de Lérida conservaron el título de Rotenses, olvidado el de Barbastro, y a veces se llamaron sólo con él, como cuando autorizaban algunos actos en que sólo intervenía la iglesia de Roda. El Capítulo de esta iglesia se consideró como unido a la de Lérida, no sólo por la identidad de la canónica Agustiniana que se instituyó en Lérida, sino por el derecho que conservó el de Roda a la elección de los Obispos, acudiendo a Lérida para ello todos los canónigos, y debiendo ser mantenidos a expensas de la nueva iglesia los días necesarios para desempeñar función tan interesante (a: Ap. núms. XLVII y XLVIII.). Consérvanse algunos decretos de elecciones de ese siglo XII y siguiente con las firmas de los electores Illerdenses y Rotenses. Más es: que se halla el de la elección del Obispo Gombaldo dirigido al Arzobispo de Tarragona por el solo Capítulo de Roda, y con solas las firmas de sus individuos. Esto prueba que hubo tiempo en que cada Capítulo lo pedía separadamente al electo por todos juntos. A este derecho de la iglesia de Roda se opuso la de Lérida, y acaso no por la primera vez, hacia 1242. He visto aquí copia del procesito incoado con esta ocasión. Comienza por la reclamación interpuesta por los procuradores del Capítulo de Lérida Mateo, Arcediano de Terrantona, y P. de Morlanis, a 5 de mayo de 1243, en la cual recusan al Obispo como juez de esta competencia, por haber sido canónigo de Roda y muy adicto a las cosas de aquella iglesia. Eligiéronse tres días después jueces por parte de Lérida a R. de Espluga; por Roda el maestro Juan Ponce, clérigo de Zaragoza; nombrando el Obispo por tercero a Guillermo de Mongrí, Sacrista de Gerona, que había ya renunciado el arzobispado de Tarragona. Citáronse las partes a Tarragona para el otro día de San Lucas; pero nada se concluyó, pues que sólo compareció el citado Mongrí. Nada más dice este proceso: mas en el Libro verde de la iglesia de Lérida, folio 297 b., se conserva copia de la sentencia que a 26 de marzo de 1244 dieron Don Pedro de Albalat, Arzobispo de Tarragona, y Raimundo de Ciscar, Obispo de Lérida, en quienes finalmente se comprometieron las partes: no sé yo más por ahora. Lo cierto es que en la elección inmediata de Obispo en 1247, que no se verificó, asistieron como siempre los de Roda; y como se escogiese la vía de compromiso, entre los compromisarios fueron nombrados el Prior y dos canónigos de Roda. En el mismo derecho continuaban en 1308, en que por muerte del Obispo Pedro fue electo por ambos Capítulos Ponce de Aquilanido (Aguilaniu), Prior de Roda.

Tenía esta iglesia hermandad con Lérida, Pamplona, Pamias, y San Salvador y Santa María de Zaragoza, recibiendo y dando recíprocamente tres días de porción canonical, y en Lérida cuanto fuese menester durante la elección del Obispo. De la hermandad con Zaragoza se hablará otro día. Lo más notable de la iglesia de Roda en su estado antiguo es la supuesta subordinación a la de Urgel en lo tocante a la elección de Obispos. En las Cartas de aquella iglesia se dijo ya lo que en esto había, como San Ermengol, Obispo Urgelense, presidió la elección de Borrel, Rotense, hecha por los canónigos de Roda en la iglesia de Urgel, como le mandó ordenar allí mismo por el Obispo de Carcasona y lo consagró sub iussione et tuitione de la Sede de Urgel. También se dijo que Eriballo, Obispo de aquella silla, se quejó al Rey Don Ramiro en 1040 de que su padre el Rey Sancho le había usurpado los obispados Ripacurcense (ribagorzano) y Gestabiense (Gestau, Gistau, Chistau; chistabín), que eran de iure et dominatione atque diocesi Sanctae Mariae Sedis Urgellensis; y que el Rey Ramiro se los restituyó, añadiéndole illam terram quae dicitur Rota. Acuerdóme también haber ya prevenido allí mismo que esta queja de Eriballo y la restitución de Ramiro no recaía sobre el señorío de los condados de Ribagorza y Gistabo, como pensó Marca, ni tampoco sobre el derecho a las parroquias de ellas, de que ya el Obispo de Urgel se había despojado, cuando se erigió la Sede de Roda. Así que sólo pudo aludir lo dicho a la jurisdicción que Urgel pensaba tener sobre el Obispo de aquellos condados, que era el de presidir su elección y consagrarle. Esto dice el Sr. Pascual, pág. 95, que quedó estipulado en la erección de la Sede de Roda. Mas como la escritura, que se cree erección de esta silla en 957, nada dice de ello (y es una nueva prueba de que entonces no se erigió); y por otra parte no se halle una anterior que lo sea, quedamos con la duda de lo que entonces se pactó y de las circunstancias de todo ello, sin poder averiguar el origen de cosa tan singular, como es la sujeción de una iglesia sufragánea a otra sufragánea. En lo cual no hay que alegar la distancia de Roda a Narbona, entonces su metrópoli, porque bien hallamos que Aimerico Narbonense vino a Roda a consagrar su iglesia en 957. Es constante esta pretensión de los Obispos de Urgel sobre la subordinación de los de Roda. Y este era uno de los cargos que Urbano II hizo a San Odón, que como tan Santo no pediría cosas nuevas. Dícele en su breve: (Pascual, pág. 61) vicini Episcopi subiectionem et obedientiam a nobis requisisti.

Acerca de la constitución de esta iglesia es sabido que rigió aquí la canónica Agustiniana desde fines del siglo XI. Antes de esta época hay algunas memorias de la canónica; y aunque faltaran ellas, es claro que la debía haber; no siendo imaginable que estuviese un clero con su Obispo sin canon o regla que los gobernase. Y aunque la más común en estos países en los siglos IX y X era la Aquisgranense, como ya dije en otras iglesias, respeto (: respecto) de esta no queda indicio alguno ni en códices ni en testamentos ni en otras escrituras. La única que he hallado es el acto de profesión que hizo doce años antes de la reforma Agustiniana el canónigo Miro Roger, que está en el Cartoral mayor, núm. 9, y dice así: "Ego Miro Rogerii... dono Domino Deo factori meo et S. Vincentio inclito martyri corpus meum et animam meam et omne alodium... ea convenentia, ut Episcopus S. Vicentii semper me habeat filium et discipulum, et canonici fratrem et dilectum amicum, et sit semper mihi in eodem loco victus et vestitus honorifice in servitio Dei, et abundantia fragilitati meae in vita mea, et post mortem sepultura et requies secundum ecclesiasticam disciplinam. Et ego promitto Episcopo et confratribus meis emendationem vitae meae et stabilitatem loci et veram obedientiam et fidelem me esse canonicum iuxta possibilitatem meam et deinceps vivere sub regulari vita per iussionem proprii Episcopi et confratrum meorum. Facta carta donacionis istius anno millesimo octuagesimo Incarnationis Dominicae, pacta VII, tertio idus novembris, die solemni B. Martini Episcopi et confess. apud Rotam, in domo Bardina, circa meridiem, die mercurii, anno II castri Monionis.” Esta oblación in canonicum, aunque expresa obediencia y estabilidad de lugar, en sus frases no se indica renuncia total de propiedad; y así hallamos en dicho Cartoral que este mismo Mirón Roger dispone ulteriormente de los bienes y hacienda suya, y así queda lugar para creer que esta canónica fuese al modo de la Aquisgranense y enteramente secular. Confírmame en esta opinión la noticia que nos guardó el archivo del monasterio de Labaix (pone Lavax), de que ya he hablado otras veces, contándonos que hacia el año 1063 se destruyó allí la vida monacal e introdujo la canonical; porque dicen que esto hizo Raimundus Raimundi, canonicus Rotensis et Sedis Urgellensis, sed saecularis: prueba clara del estado puramente secular de ambas iglesias, a cuyos individuos era libre el vivir cum proprio o sine proprio. Para cortar los males que solía y debía engendrar esta monstruosa canónica, el celoso Obispo Raimundo Dalmacio introdujo aquí la renuncia total de propiedad, estableciendo una canónica, que aunque no diga ser la Agustiniana, como no lo dice, debe tenerse por tal, supuesto que obliga a todos los canónigos presentes y venideros a que nichil umquam sibi propium vendicent, nec etiam nominent, sed iuxta primitivae ecclesiae formam... sit eis communis praesentis vitae sumptus, proprioque Episcopo, ac sibi Praepositis ab eodem canonice constitutis secundum Sanctorum Patrum sententias obedientes existant in omnibus. Estando, como estaba entonces, tan autorizada por acá la canónica Agustiniana, y siendo ella por entonces la única que quitase a los canónigos la libertad de vivir cum proprio, debe tenerse sin repugnancia por Agustiniana la que se estableció aquí; porque entonces no había canónica alguna que obligase a vivir sine proprio, sino la Agustiniana. Dotola el Obispo magníficamente, adjudicándole varios derechos de su mensa, incorporándole entre otras iglesias la abadía de San Andrés de Barraves y la de Alaón (hoy la O) (María d' Alaó, de la O), mandando que en esta última hubiese convento de monjes y que su Abad fuese electo por el Obispo y canónigos de Roda y sujeto a ellos. De aquel tiempo queda el rito de admisión y profesión. Hízose escritura de esta constitución y dotación a 12 de noviembre del año 1092, la cual envío copiada junto con todas las firmas originales de los Obispos sucesores hasta Don Ponce, Obispo de Lérida de principios del siglo XIV, que confirmaron lo contenido en ella, aunque algunos poniendo alguna restricción (a: Ap. núm. XLIX.). El Obispo Don Guillermo Pérez añadió en el año 1171, día 24 de septiembre, la constitución quod nullus canonificetur nisi in die Sancti Vincentii Martyris. En la misma fijó el número de canónigos en veinte. Continuó esta canónica con las alternativas consiguientes a las cosas humanas hasta nuestros días, sin comprender la secularización general que hizo Clemente VIII de las canónicas de los condados de Barcelona, Rosellón y Cerdaña. En el año 1788 el actual señor Obispo de Lérida Don Gerónimo de Torres fue encargado por la real Cámara de realizar el plan de secularización propuesto por su antecesor, y así se efectuó en 1789, quedando reducida a Colegiata con el honor de Concatedral con la de Lérida, servida de un Prior, seis canónigos, dos de ellos magistral y doctoral, y seis racioneros. Sus hábitos corales no dicen con los de las iglesias de esta corona; porque consisten en roquete con mangas, capa talar negra con cenefa de terciopelo negro, y muceta con pechera de lo mismo. Un año después de la institución de la canónica la dotó de nuevo el Obispo Raimundo Dalmacio, estableciendo las obligaciones de los oficios y dignidades respecto a la manutención de los canónigos (a: Ap. núm. L.). De esta escritura, y otras del siglo XI, se deduce que esta iglesia en la época de su grandeza, a más de los oficios de Prior mayor, Prior claustral, Camarero, Enfermero, Hospitalero, Limosnero y Sacrista, que hoy se conservan, contaba, digo, en su clero al Abad de Alaón, Prior y Sacrista de Monzón, Abad de Barravés, Prior de San Martín de Cavallera, y otros; y a los Arcedianos de Ribagorza, Terrantona, Benasque y Pallás, al Precentor, y acaso algunas otras dignidades: todas las cuales pasaron a la iglesia de Lérida en la traslación de 1149. Hacia la mitad del siglo XIII pretendió Roda recuperar estos arcedianatos; mas por sentencia arbitral dada en 1244 por Pedro de Albalat, Arzobispo de Tarragona, y Raimundo de Ciscar, Obispo de Lérida, se les impuso silencio sobre esta pretensión, como se dirá. 

Ni fue este solo el despojo que entonces sufrió esta iglesia, antes es regular que se surtiese la nueva Catedral de libros, reliquias y ornamentos de la de Roda, conforme exigían las circunstancias y la deferencia con que miraban al Obispo Don Guillermo Pérez.

Ya se insinuó arriba que el Obispo Atón jamás usó de dictado que indicase su Sede. Odesendo (Odesindo) sólo en una memoria del año 970 se llama Ripacurcensis: los sucesores hasta el 1101 se llamaron indistintamente Rotenses y Ripacurcenses (ribagorzanos). Trasladada esta Sede a Barbastro usaron el nombre de esta ciudad y el de Roda, ya juntos, ya separados. Finalmente, en la traslación a Lérida, se llamaron los Obispos Illerdenses et Rotenses, o al revés; y alguna vez usaron del dictado solo de Roda, es a saber, en los documentos tocantes sólo a esta iglesia.

viernes, 15 de julio de 2022

Carta XLV. Viaje a la iglesia de Vique.

Carta XLV. Viaje a la iglesia de Vique: origen de este nombre: cuando comenzaron sus obispos a intitularse Vicenses. Vique antes villa, y Roda ciudad: qué Roda fue la destruida por Aizón. Los obispos señores de Vique: su derecho de acuñar moneda: noticia de monedas Ausonenses inéditas del medio tiempo. Fábrica de la nueva catedral y su descripción. Demolición de la iglesia de Santa María, llamada la Rotunda. Claustro antiguo conservado a mucha costa. El titular de esta catedral fue siempre S. Pedro, y no Santa María. 

Mi querido hermano: Con gran gusto empiezo a tratar de la santa iglesia de Vique, así por los muchos y preciosos monumentos eclesiásticos que quedan en ella inéditos, dignos de la atención de nacionales y extranjeros, como por la franqueza con que me ha permitido disfrutarlos el actual Señor obispo D. Francisco de Veyán y Mola, y el M. I. Cabildo por medio de sus comisionados el Sr. arcediano D. Josef Sala, y los Sres. canónigos D. Pedro Magnet, lectoral, y D. Antonio Pastoret.

Ya sabes que esta ciudad es la antigua Ausa romana, de quien tomaron nombre los pueblos Ausetanos. Los godos, dándole como a otros pueblos su terminación acostumbrada, la llamaron Ausona: nombre que se conservó aun después de la devastación de los árabes. Mas como a ella sucedió la traición de Aizón, que acabó de asolar un pueblo tan floreciente, comenzaron en su conquista y reedificación a fines del siglo IX a llamarla vicus Ausonae, arrabal o barrio de Ausona, del mismo modo y por la misma causa que se llamó vicus Urgelli, vicus Julii, vicus Illiberri y vicus Elnae. 

La lengua vulgar contrajo según costumbre el diptongo au, y formó Osona, nombre de este condado, que mucho tiempo estuvo unido con el de Barcelona, como acaso se dirá, y puede verse en los historiadores.

La lentitud con que se restauró la ciudad dio lugar a que se radicase la costumbre de llamarla Vicus; tanto que desde los principios del siglo X ya es muy común llamarla Vicus solamente, olvidada la adición de Ausona. Hablo de las escrituras de venta, donaciones, cambios &c., porque los papas, reyes, concilios y obispos no dejaron de decir Ecclesia o Episcopus Ausonensis, hasta los siglos posteriores, en que se substituyó el título de Vicensis. En el decreto de elección del obispo Jorge en 914 se usaron promiscuamente ambos dictados, como se verá en su lugar. Sin embargo debe fijarse el siglo XIII como época de esta mudanza, aunque no falten obispos posteriores que afectando antigüedad se llamaron Ausonenses; lo cual ni apruebo ni desapruebo. Pues digo que en los instrumentos de donaciones &c. constantemente se lee Ecclesia Sancti Petri in Sede Vico: dono ad Sancto Petro, sito in Sede Vico. Es tan común esta expresión en el siglo X y los dos siguientes, que se debe tener por cierto que el nombre vulgar de esta ciudad era Seu de Vich (Sedes Vici), al modo que a la de Urgel llaman aún hoy Seu de Urgell. 

He llamado a Vique ciudad, no porque lo fuese en aquellos tiempos, que muy cierto es que no suena sino con el nombre de villa en cuantos documentos he visto hasta fines del siglo XIII, cuando aumentada ya su población comenzaron los notarios a llamarla ciudad, sin que se sepa el modo con que adquirió este título. Es esto tanto más de extrañar, cuanto en aquellos mismos siglos desde el X adelante llaman siempre ciudad a Roda, lugar hoy muy pequeño, distante una legua de Vique en la ribera del Ter, con ser así que el citado Aizón la destruyó hasta los cimientos, y que no tenía más posibilidad que Vique para restablecerse. Esta es la opinión común de nuestros escritores modernos. Mas en el archivo de la iglesia de Roda de Aragón (de Isábena) he visto la escritura de consagración de la iglesia de S. Esteban del Mall, inmediata a aquella villa, en la cual sus fundadores los condes de Ribagorza, Unifredo y Toda entre otras cosas dicen: sicut autem ibi mitto totum ipsum alodem, qui fuit de EZONE TRADITORE (Aizón traidor). La inmediación del lugar a Roda y el nombre de Ezón y aun su calificación de traidor, hacen sospechar que dominase allá aquel rebelde, y que aquella Roda fue la víctima de su furor. Conozco que es conjetura débil, y me basta haberla propuesto. 

El primer obispo después de la restauración de Ausona, llamado Godmaro, alcanzó del rey Odón de Francia un privilegio o como llamaban praeceptum, en que le confirió el señorío de esta ciudad y territorio, el cual publicó el P. Flórez en el tomo XXVIII de la España Sagrada. Desde esta época (año 889) fueron los obispos sus sucesores señores de Vique, con toda la jurisdicción que a este título corresponde. En los siglos siguientes se halla que la casa de Moncada (a) poseía el señorío de la parte superior de la ciudad, donde tenía su palacio, y la plaza llamada Quintana, quedándose el obispo e iglesia con la parte inferior. 

(a) Esta es la opinión común. Mas el sabio marqués de Mondéjar, en la historia MS. de la casa de Moncada, prueba que los primeros poseedores de la parte superior de esta ciudad fueron los apellidados Dapifer, nombre no sólo de oficio, sino de familia distinta de la de Moncada hasta principios del siglo XII, en que suenan unidas por la primera vez por el casamiento de una hembra de Moncada con un varón de la de Dapifer, el cual tomó el apellido de la mujer, y esta transmitió a sus descendientes el Dapiferato, o o Senescalía, o Mayordomía de la casa real. La época de este señorío que digo la fija en los principios del siglo XI, y en el pontificado del obispo Arnulfo, quien lo cedió a su hermano Mirón. 

Mas es evidente que esto no pudo ser sino en feudo de la iglesia, y a ello aluden las escrituras de homenaje hasta el siglo XIV. Fácil es de entender que dos señoríos dentro de una misma ciudad habían de ocasionar muchos disturbios, siendo como eran tan poderosos en el estado los Moncadas, y estando tan en su vigor como estaban entonces las armas de la iglesia. Escarmentado de esto y deseoso de la paz, sin la cual es inútil todo el esfuerzo del ministerio eclesiástico, trató el obispo D. Berenguer Çaguardia de poner la parte de su jurisdicción en manos de un señor que pudiese al mismo tiempo proteger la iglesia y sus individuos. Y así por medio de una permuta la cedió al rey D. Jaime el II a 22 de Septiembre de 1315. Había pensado enviar adjunta la copia de esta escritura; pero es larguísima, y te ha de ser costoso su porte. Mejor será guardarla para la colección diplomática, donde hará buen papel. Entanto (entretanto) diré para muestra algunas de sus curiosidades. El obispo cedió al rey todo el dominio directo de la ciudad y territorio, que llama Ausonia, incluso el feudo de la parte que tenían los de Moncada, y el censo de dos morabatines anuales que la iglesia recibía por la plaza llamada de la Quintana: item el derecho de acuñar moneda propia, reservándose la décima de la que se acuñase de nuevo. Retúvose también el obispo su palacio, casas canonicales, hornos, escribanía pública, y 200 sueldos de censo para la Rotunda que pagaba la plaza sobredicha. También se retuvo intestias, exorquias, cugucias, et arsinas, et redemptiones hominum, et mulierum, prout ea haberi et recipi consueverunt (estas serían cláusulas de estilo, porque en ese tiempo estaban ya abolidos casi todos esos malos usos): item retinemus plateam clericorum, quae dicitur platea B. Mariae, cum sit ad usum et recreationem clericorum hactenus deputata, et ibi fuerit cimiterium ab antiquo. = Retinemus quod in cloquerio Sedis non cornetur seu bucinetur, nec sonus etiam emitatur, nec etiam ad sonum pulsentur vel repicentur cimbala in eodem cloquerio: Intelligimus tamen, quod praedicta possint fieri in dicto cloquerio per guaytam, quae ibi est, et non per sagiones, donec vos dominus rex duxeritis de loco ad hoc idóneo providendum. A este tenor hay otras cosas que observar. El rey cede por su parte varios derechos, censos y rentas en Vique, Cervera, Caldes de Mombui, Manresa y otras partes, y en la última de las mencionadas habla de cosecha de azafrán. A esto dicho en globo se reduce esta escritura, la cual por comisión del arzobispo de Tarragona Guillermo de Rocaberti aprobó el obispo de Barcelona Ponce de Gualba. La parte de la ciudad que tenían los de Moncada, al cabo vino también a ser enteramente de la corona real en 1450. 

Al señorío antiguo del obispo era consiguiente, como dije, el derecho de acuñar moneda propia. Parece sin embargo que aún no lo poseía en el año 911, en que el conde Wifredo de Barcelona en su testamento publicado en la Marca Hispánica (col. 838.) concede a esta iglesia la tercera parte de la moneda que allí tenía. Mas esto prueba por lo menos que había moneda propia de Vique, siendo cierto que corrían los denarios y los sueldos de plata Ausonenses en todo el siglo X, como he visto en muchas escrituras de compra y venta, en que suena moneta de Vicho grossa, y de otras clases. Mas que el obispo tuviese este derecho de acuñar la moneda, consta la primera vez que yo sepa de una carta inédita del obispo Oliva, de que hablaré otro día, en que dice haberse impuesto en el sínodo pena de excomunión al que monetam nostram falsaverit, aut minuerit, aut denarios detonderit. Esto fue antes de la mitad del siglo XI. A fines de él en el año 1099 hizo testamento el obispo Berenguer Rosanes, donde entre otros legados dejó a su cabildo percussura Vicensis villae numismatis, que parecen ser los troqueles u otros instrumentos de su fábrica, propios del obispo. Más claramente consta este derecho por el decreto del obispo D. Pedro Redorta del año 1174, en que restauró y acuñó nueva moneda en Vique de cuatro dineros de plata cada una; de modo que la marca valiese XVIII sueldos de dineros, la cual ofreció no alterar jamás, imponiendo al que no comprase y vendiese con dicha moneda la pena de diez sueldos si era rico: et si de minoribus est, dice, ascendat in ciconia die mercati; et si infra septimanam contigerit, intret in costel. Va copia del documento (a: Apend. n. I). Por el daño que debía resultar al erario real con la fábrica de moneda de esta ciudad, o por otras causas, el rey D. Jaime I la mandó suspender en el mes de Mayo de 1254 por orden comunicada a su veguer Pedro de Vilaragut. Mas el obispo D. Bernardo de Mur defendió su antiguo derecho, y apoyado de nuevo en un breve del papa Inocencio IV, que lo confirma en la posesión de dicha fábrica, publicó a 6 de Marzo de 1254 (que es nuestro 1255) un decreto en que supone haber restaurado o acuñado nueva moneda, y manda su observancia con pena de excomunión reservada a sí mismo (a: Apend. un. II. et III.). De la calidad de esta moneda antigua de Vique nos ha conservado noticia el deán de esta iglesia Don Juan Luis de Moncada, que poseía cuatro todas de plata. Dos de ellas figuraban a San Pedro, y en el reverso se leía Ausona. Otra decía en el reverso BRG, acuñada, según dice aquel escritor, en tiempo de alguno de los Berengueres, condes de Barcelona y Ausona: y ¿por qué no en tiempo de Berenguer obispo, y como tal señor de la ciudad? La cuarta dice que tenía en el anverso dos cabezas y al rededor S. Petrus, S. Paulus; en el reverso la figura de un hombre con una vara levantada en ademán de dirigir dos bueyes que lleva delante de sí, y la letra Ausona. Yo puedo añadir que esta última especie de moneda corría aquí a mediados del siglo XI; porque en una escritura que he visto en esta catedral de venta de un campo en la parroquia de Gurb, que hacían Guilaberto Isarn y Ema su mujer a Arnaldo Miro y su mujer Avindame, IIII. Nonas Martii anno XXIII. Philippi Regis (1082), se dice que es propter pretium IIII. solidos monetae Vici optime, ubi boves sunt depicti. Los afectos a Pierio Valeriano podrán divertirse en adivinar el jeroglífico de los bueyes. No será extraño que los que batieron esta moneda quisiesen imitar el estilo de las colonias romanas indicadas con el arado y bueyes; y así siendo como es del tiempo medio, pertenecerá al de la restauración de esta ciudad a fines del siglo IX o principios del X. He oído algunos que sospechan si sería esta la moneda con que se pagaba el tributo llamado bovage (bouage). De esta rara moneda y de otras cuatro de la misma ciudad he merecido un exacto dibujo al laborioso paleógrafo D. Francisco Mirambell y Giol, socio de la academia de bellas letras de Barcelona, y cura de la villa de Prats de Llusanés (o Llusanes) en esta diócesis. Su infatigable afición a la anticuaria, singularmente a la paleografía, es mucho más recomendable por la pericia en dibujar y grabar por su mano cuantos diplomas y monumentos conducen a su objeto, de los cuales tiene ya trabajadas las muestras de los siglos XIII, XIV y XV. Pues digo que de este sujeto es el adjunto dibujo y también la explicación de las cinco monedas Ausonenses que él posee, y hallarás al fin de esta carta, con que excuso decir más. 

No creo haya quien desprecie esta antigualla porque no es romana; antes era muy de desear que se publicase una colección de las del tiempo medio, singularmente de las muchas que se acuñaban en este principado en los varios condados que le dividían. 

Las inscripciones romanas pertenecientes a esta ciudad están ya muchas veces publicadas. Y advierto que la dedicatoria a Minerva, que antes estuvo en la catedral ante el altar de S. Bernardo, hoy se halla en el claustro maltratada en su primera linea, como dijo Flórez. Han perecido sin duda las que este publicó tomadas de Muratori y Grutero, como existentes en esta ciudad.

Tampoco queda rastro del edificio antiguo de la catedral consagrada en tiempo del obispo Oliva, en el año 1038 de Cristo. El gusto moderno no sufría la desigualdad e incómoda mezquindad de aquel edificio remendado en varias épocas, y de corta capacidad para este vecindario. Esto movió al obispo D Fr. Antonio Manuel de Artalejo para emprender con su capítulo en el año 1781 la reedificación de este templo de que fuese susceptible su localidad. Muerto este prelado en el año siguiente, lejos de acobardarse el capítulo con este suceso, extendió todavía más el plan comenzado. 

La longitud que necesariamente se debía dar al edificio no podía verificarse por el testero, y así se resolvió tomarla por el frontis. Resultó de aquí la indispensable necesidad en que se vieron así el nuevo obispo D. Francisco de Veyán y Mola, como su capítulo, de derribar la iglesia de Santa María, que por su figura llamaban la Rotunda; edificio aislado enfrente de la catedral, quedando sólo entre ambos 30 pasos de distancia, con que se impedían mutuamente su elegancia, y hubiera estorbado no poco los concursos del pueblo y el decoro en las funciones eclesiásticas. Esta Rotunda comúnmente se ha tenido por iglesia muy antigua, y se ha ponderado su mérito más de lo debido (a). (a) Flores: tom. XXIX. p. 84. Pons: viaje de España, tom. XIV.

Pero consta que la edificó el canónigo Guillermo Bonfill en el año 1140, y que la consagró el obispo D. Pedro Redorta cuarenta años después. Su figura era perfectamente circular, y con no tener estribo alguno en la parte exterior, con sólo el espesor de sus paredes de piedra sostenía un proporcionado cimborio, y una linterna que servía de torre de campanas, con una de las cuales se hacía la última señal para las horas canónicas. Hallábase ya el todo del edificio bastante deteriorado y con grietas tamañas que hacían recelar su total ruina. Con esto y con su poca elegancia y antigüedad fue fácil consentir en su demolición. Mas porque no pereciese su memoria, siendo como era por otros títulos respetable, según diré más adelante, mandó el Consejo de Castilla que se levantase en el centro de su plano algún monumento que conservase la memoria del edificio antiguo. Dispúsose pues un basamento circular de piedra de nueve palmos de diámetro y diez y ocho de elevación, sobre el cual se colocó un templete con ocho columnitas dóricas pareadas de mármol del país y una estatua de nuestra Señora. Pusiéronse allí mismo cuatro inscripciones latinas, que dan razón de lo que fue esta iglesia, y del motivo porque se derribó en 1787. 

El templo nuevo es espacioso de tres naves con su crucero. Se ha conservado y aun se ha conformado el resto del edificio a la nave que ya existía desde la mitad del siglo XVII a la parte del evangelio, donde se construyó la capilla de S. Bernardo Calvó, obispo de esta iglesia, a expensas del canónigo D. Juan Rexach, que murió en 1632, de la que hablaré otro día. El altar mayor es el antiguo, no el construido en tiempo del obispo Oliva, sino otro de los siglos posteriores, y acaso del XIV, en que vivía un sacrista de esta iglesia de la familia Despujol, cuyas armas con las del capítulo se ven en unos escuditos muy pequeños al lado de la estatua del titular S. Pedro. Está trabajado en mármol o más bien alabastro, y distribuido en cuatro iguales y pequeños cuerpos, donde hay varios relieves de la vida de aquel Santo Apóstol, cuya estatua también de mármol se halla en medio de ellos: todo del gusto que llamamos gótico.

Entre los demás altares nuevos y de buen gusto más o menos, son graciosos el del Crucifijo del trascoro y el de nuestra Señora del Pilar, en cuja capilla se ha asignado el beneficio de la antigua, que tenía la advocación de la Trinidad. Ambos los ha costeado el Sr. obispo actual: el primero de mármol casi negro, o brecha de la cantera de Santa Magdalena a una legua de esta ciudad, y el segundo de mármoles de Carrara. De la misma cantera de Santa Magdalena son las columnas del frontis de la iglesia, el cual tiene algunas impropiedades arquitectónicas. Sería muy de desear que los naturales se aplicasen a beneficiar y dar a conocer las muchas y excelentes canteras de jaspes y mármoles que hay en sola esta diócesis, de las cuales he visto varias muestras recogidas por dicho Sr. obispo.

Pegado a la iglesia se halla el claustro de buena labor al gusto gótico y de singular magnificencia. Comenzóse en el año 1318, y se concluyó hacia fines del mismo siglo (a). (a) En el tomo XLIII de la Esp. Sag., impreso en 1819, se lee (pag. 19.): en el (siglo) décimo y undécimo ya hacían los artistas de Gerona obras acabadas en este género, como se ve en los claustros de la catedral de Vique, cuyas pilastras se trabajaban en Gerona... El artista que trabajaba en Gerona las pilastras de la catedral de Vique se llamaba Berengario Portell, y las hizo en el año 1325. Dos cosas debo decir: 1.a que las pilastras de estos claustros no se trabajaron en el siglo X y XI, sino en el XIV: 2.a que no se trabajaron en Gerona, aunque el artífice Berenguer Portell era de aquella ciudad; y esto es lo único que dicen las palabras latinas que allí se citan, donde es llamado lapicida Gerundensis, y no más. Las columnas se trabajaron aquí, como es regular; y según la tradición, se cortaban de una cantera que todavía subsiste junto al río Ter, cerca de Vique. - Esta obra de los claustros dirigía como arquitecto en 1325 Ramón Despuig, a quien se daban de jornal dos sueldos y seis dineros. En 1333 era director N. Ladernosa, cuyo jornal era de tres sueldos; el de su discípulo N. Plana de diez y ocho dineros, y diez el de los peones. Esta noticia me ha dado posteriormente el canónigo D. Jaime Ripoll. 

Es digna de alabanza y de memoria la resolución que se tomó con ocasión de la nueva catedral. Porque aun con haberse levantado el piso del templo, quedaba mucho más alto el del claustro; y para evitar este inconveniente, a que difícilmente se acomoda la delicadeza del gusto moderno, lo deshicieron piedra por piedra, volviéndolo a colocar al piso, y conservando por este medio costoso un edificio elegante y de lo mejor de aquel género. Ojalá se hubiera puesto igual diligencia en conservar los sepulcros de obispos y de otros personajes ilustres, que estaban depositados con más o menos suntuosidad en el claustro y en la iglesia; los cuales ya que erradamente se creyó que obscurecieran el esplendor de la nueva fábrica, pudieran haberse recogido, y siquiera amontonado en una pieza para fomento de la gratitud y utilidad de la historia. Mas no bastaron en esto las disposiciones y los clamores de las personas ilustradas, que conocían el mérito de lo que tan bárbaramente destruyó la ignorancia.

En la bóveda subterránea del claustro había antiguamente varias capillas, entre las cuales era muy celebrada la de S. Nicolás, donde se decían las misas matutinales, llamadas populares, en las cuales a principios del siglo XIV se prohibió cantar el evangelio y señaladamente la epístola en vulgar en el día de S. Esteban (Esteve); de lo cual diré más cuando se trate de los ritos de esta santa iglesia. También se hablará otro día de la biblioteca pública que se está preparando, construida sobre el claustro, en cuyas ventanas se ha guardado el estilo gótico; y así tiene aquel luneto la unidad y propiedad tan necesaria en las bellas artes.

No tuvieron este cuidado en la portada de la nueva capilla de la Rotunda, que se ha construido en un ángulo de dicho claustro a semejanza de la antigua, y para conservar todos los privilegios y distinciones de ella, que son singulares, y ofrecen especulaciones curiosas. Porque primeramente su rector y beneficiados están incorporados en el clero de la catedral. Todos los difuntos de la ciudad son conducidos a esta capilla, donde se canta una misa antes de ser llevados a su sepultura. En la noche de Navidad al entonarse en la iglesia la gloria de la misa, sale de la sacristía el arcediano con ornamentos sacerdotales, precedido de muchos clérigos con antorchas y sin más ministros que el diácono; y pasando por medio del coro va a la Rotunda nueva a celebrar otra misa. Reliquia débil de la costumbre antigua, según la cual el obispo, llevando por diácono al arcediano y acompañado de la mayor parte del clero, pasaba a celebrar en la Rotunda su primera misa, que según se ve en las consuetas era la principal (a). (a) En una consueta del siglo XV se halla descrita esta costumbre con estas palabras: “Finito Te Deum in choro, episcopus, vel alius sacerdos pro eo, indutus  cum ministris, praecedentibus pueris cum luminaribus, vadant ad ecclesiam Rotundam B. Mariae canendo Aña: ó beata infantia: et ibi celebretur missa ad pullorum cantum. Et cùm fuerit in ecclesia B. Mariae episcopus vel alius celebrans pro eo, ebdomedarius cùm diacono... similiter incipiant missam in altari B. Mariae de choro (en la catedral). Finita missa in ecclesia B. Mariae, redeat episcopus, et cùm fuerit in choro, facto classico incipiant Laudes.” 

Esta preeminencia inmemorial, mandada observar ya en los principios del siglo XIII, ha hecho creer a algunos que esta pequeña Rotunda dedicada a Santa María era la primitiva y verdadera sede episcopal; a lo cual parece inclinarse el P. M. Flórez, fundado en el privilegio dado por el rey Odón al obispo Godmaro en el año 889, donde dice que esta catedral estaba dedicada a Santa María y S. Pedro. De esto sólo podrá inferirse a mi parecer que en tiempo de Odón había ya dos templos, uno dedicado a Santa María y otro a S. Pedro, los cuales suenan también distintos en los años siguientes. Mas no creo que el de Santa María fuese reputado por sede episcopal. 

El punto merece alguna discusión. Sea verdad que el obispo Oliva edificó desde los cimientos el templo que se consagró en 1038 dedicado a S. Pedro; no por eso diremos que entonces comenzó a ser conocida la sede con ese título; porque es regular que antes hubiese otro templo viejo y pequeño en el mismo sitio, así como existía el edificio de Oliva, donde ahora está el templo moderno levantado en nuestros días desde los cimientos. Antes si se reflexiona un poco, se verá que la empresa de aquel prelado en reedificar el templo de S. Pedro, y no el de Santa María, prueba que aquel y no este era su sede. Además en la escritura de aquella consagración no era regular que se omitiese como se omite el título Sanctae Mariae, si lo creyesen verdadero de esta sede; mayormente tratándose en dicho documento, no sólo de consagrar el templo de S. Pedro, sino de confirmar los bienes, lindes y privilegios de la sede episcopal, a la cual nunca dan sino el título Sancti Petri, o SS. Petri et Pauli Apostolorum. ¿Mas cómo le habían de dar otro, sin hacer e introducir usos nuevos en su iglesia? Del mismo pontificado de Oliva hay algunos documentos anteriores, los cuales siempre llaman así a su sede; y aun para expresar la diócesis dicen Dioecesis Sancti Petri. Tampoco se le dio otro nombre en el testamento y restauración de esta canónica que hizo el obispo Wadamiro en 957. Así la llama también el obispo Idalcario en su testamento año XI del rey Carlos el simple (908, o 909). En suma no he hallado documento alguno que para indicar la sede episcopal exprese sólo el título Sanctae Mariae; poquísimos los que juntan los titulares de los dos templos; y los restantes, que son innumerables, sólo ponen a S. Pedro. Así que si a principios del siglo X era este el título de la catedral, no cabe duda en que este lo era también 20 años antes en tiempo del rey Odón; el cual añadió el de Santa María, o por devoción y respeto a la iglesia inmediata, incorporada en la catedral, o porque dentro de ella había un altar muy distinguido Sanctae Mariae de choro, cuyo título no es extraño que se añadiese al de S. Pedro, así como se le añadió en muchas escrituras el de S. Pablo, en razón del altarcito dedicado a este último apóstol al lado del altar mayor. Y bien saben los que han visto los millares de escrituras que hay en este país de dedicaciones de templos, que en ellas no se expresaba sólo el nombre de su titular, sino el de todos los altares que en ellos había. Otra conjetura me ocurre, y es que el rey Odón puso en su confirmación el título Sanctae Mariae para indicar la iglesia de Manresa dedicada a Santa María, supuesto que en el mismo documento llama al obispo Godmaro Ausonensis et Menresensis. 

Por devoción se introdujo la práctica de la misa de Navidad, y también la de los entierros; y si no fue esta la causa de introducirse estas costumbres, será otra que se ignora, pero no preferencia de sede.

Más: es cierto que de las dos iglesias de que hablamos consta la dedicación: la de S. Pedro en 1038, la de Santa María en 1180. Sin embargo hasta nuestros días se ha celebrado la primera a 31 de Agosto, y de la segunda jamás se hizo mención en los oficios divinos. ¿Qué razón puede haber en esto, sino la general de que cada iglesia sólo celebra la dedicación de su titular? Costumbre es también de los capítulos usar en los sellos de la imagen o de algún símbolo o alusión a su titular; así en los de Segorbe y Tortosa se representa a Santa María, en Tarragona usan del T inicial de Santa Tecla, en Barcelona de la + (cruz con aspas) a que está dedicada su iglesia, y asó otros. Pues el de Vique no tiene en el día otro sello mas que la tiara y llaves de S. Pedro; y de lo antiguo hallo que en un acuerdo capitular de 21 de Junio de 1309, se deliberó usar del sello nuevo redondo, y quebrar el viejo prolongado, in quo, dicen, erat sculpta in medio imago B. Petri tenens clavem. Lo mismo se debe observar respeto de las monedas, en las cuales se ha de verificar el cuius est imago haec. Y ya verás en las de estos obispos señores de la ciudad, que sólo representaron a S. Pedro. ¿Cómo pues podrá ser la iglesia de Santa María ni aun contitular con la de S. Pedro, cuando esta es la que únicamente suena en los actos judiciales, en los sellos y en las monedas? 

Bien conocido tenía esto el sabio obispo D. Raimundo de Anglesola, que en el año 1268 decía: cum ecclesia cathedralis B. Petri Vicen. quae caput est omnium ecclesiarum nostrae dioecesis, et magistra: y el sucesor Berenguer Çaguardia, cuando en una exhortación que existe en el archivo episcopal, dirigida a su clero a 17 de Mayo de 1312, animándole a la residencia, claramente distingue a los residentes in sede, de los que lo eran in capella rotunda B. Mariae. Con igual propiedad han hablado otros prelados en varios tiempos. Lo dicho basta para afirmar que la sede Ausonense nunca tuvo otro titular que S. Pedro. Sólo falta reflexionar que si en la consagración de la Rotunda en 1180 se dice edificado este templo in Sede Vici, esto no quiere decir que ella fuese la sede o parte integral de la sede, como infería el P. M. Flórez; sino que estaba construida en el lugar o villa llamada Sede Vici, o Seu de Vich; porque, como observé antes, hasta el siglo XIII en las escrituras aún para expresar la iglesia catedral decían: Ecclesia Sancti Petri constructa in villa vocitata Sede Vici, tomando esta última dicción por nombre geográfico. 

Aun en la de Santa María hay otra razón particular, porque consta que estaba sujeta a la parroquial o matriz de S. Pedro, como otras iglesias menores. Así en la donación que un Willelmo hizo a esta iglesia de los castillos de Spata y Esparaguera (Esparraguera) &c. a 11 de Marzo, año XXXI del rey Lotario (985), se dice: Et propterea offero et trado me ipsum Domino Deo, et Sancto Petro Apostolo, qui est situs in comitatu Ausona in Sedis Vico, sive et ecclesiis illi SVBDITIS, id est Sancta Maria, et S. Michaelis Archangeli, et S. Ioannis Baptistae, et S. Felicis Martyris. Donde se ve que tenían a Santa María por altar o capilla de la sede, como los otros nombrados, que ciertamente lo eran.

Otros muchos artículos se me han de ofrecer, en que tendré que apartarme y aun contradecir y refutar las opiniones y cálculos del P. M. Flórez en lo que escribió de esta santa iglesia (Tomo XXVIII de su España Sagrada). No pudiendo aquel sabio escritor ver por sí mismo estos archivos, sólo pudo ayudarse del Episcopologio trabajado a mediados del siglo XVII por el citado deán Moncada, y de las noticias que le envió el P. D. Jaime Caresmar, y de lo publicado en la Marca Hisp. e historia de Languedoc (N. E: lenga, langue d'Oc; och, òc, oc, incluso “hoc” significa sí afirmativo, se usaba en 1461 por los deputats del general de Cathalunya residents en Barchinona y se usa en Vielha, provincia de Lérida, aranés) &c. Todos estos sabios son excusables en la escasez y aun equivocaciones de las noticias históricas de Vique, por no haber conocido ni podido disfrutar un depósito de escrituras puntualmente las más importantes a la historia, oculto acaso muchos siglos ha en un hueco detrás de los armarios del archivo viejo de esta catedral. La necesidad de trasladar esta oficina a la nueva pieza proporcionó este feliz descubrimiento habrá unos 6 u 8 años, y con ello una nueva luz para rectificar y completar la historia de esta santa iglesia. Pues digo que por falta de estos instrumentos el tomo citado del P. M. Flórez ha salido sin la exactitud que resplandece en los otros escritos suyos; siendo al mismo tiempo el que más acredita su pericia y tino histórico, que pudo acercarse tanto a la verdad, a pesar de la escasez de las guías seguras de ella. Dios te guarde. 

MONEDAS AUSONENSES DE PLATA. 

MONEDAS AUSONENSES DE PLATA.

Explicación de estas monedas.

N.° 1. Es de plata, y tiene el peso de 21 grano del marco.

En el anverso está la imagen de S. Pedro Apóstol con tonsura o corona de sacerdote secular, y las letras S. P. iniciales de su nombre. 

En el reverso hay una crucecita de aspas iguales en el medio, y alrededor de la grafila hay otra crucecita de aspas iguales, y en seguida la inscripción Ausona. 

N.° 2. Es de plata, y tiene el peso de 21 grano del marco. 

En el anverso está la imagen de S. Pedro como en la antecedente. 

En el reverso está una cruz grande (que parece la de S. Jorge) cuartelada en la inscripción Ausona, dividida en tres sílabas, y al fin una estrellita. 

El conde de Barcelona Ramón Borrell tomó la divisa de una cruz cuartelada de gules en campo de plata por los años 996, en memoria del patrocinio que experimentó de S. Jorge, en el asedio que tenía puesto a su capital ocupada por los sarracenos que acababan de tomarla. Desde aquella época los condes sus sucesores cuartelaron con dicha cruz encarnada su primitivo escudo, compuesto de cuatro Barras de gules en campo de oro. Capmany: Memorias históricas &c. Tom. II, en el Apéndice de notas, pág. 3. 

Ausona erigida en condado subalterno al de Barcelona tomó por divisa la misma cruz; pero no añadió las barras por divisa en estas monedas de plata, las cuales se añadieron después en las monedas de aquella ciudad acuñadas en cobre en diferentes siglos más modernos. 

N.° 3. Es de plata, y tiene el peso de 21 grano del marco.

En el anverso está la imagen de S. Pedro y de S. Pablo Apóstoles, sosteniendo un asta que remata en cruz. Allí empieza la inscripción, en que por la parte de la mano derecha se lee: S. Petrus, y por la izquierda con letras al revés: S. Paulus.

En el reverso está figurado, según parece, un labrador con un aguijón en la mano, y un par de bueyes delante, el uno con la cabeza levantada, y el otro como que está paciendo. Delante de los bueyes hay un instrumento que parece una reja (rella) de los arados antiguos, según se ven en Flórez (Monedas: Tom. II. Tab. 33.) 

En la parte de arriba Auso, y en el exergo na. 

Es verosímil, que cada una de estas tres monedas es un sueldo de plata antiguo, o medio real de plata, que en cierta manera puede compararse con el sueldo antiguo, o medio real de plata de Barcelona, llamado diez y ocheno, y con el medio real de plata de Castilla, llamado de vellón.

Su valor debe estimarse según el que tenía el marco de plata al tiempo de acuñarse aquellas, y con respeto al valor del marco del metal compuesto de cobre y plata de las monedas antiguas coetáneas, o al valor de las monedas modernas de cobre puro, o de plata pura, con quienes se quieran comparar. Véase Campillo: Disquisitio &c. pág. 312. &c. 

N.° 4. Es de plata, y tiene el peso de 11 granos del marco.

En el anverso está la imagen del Apóstol S. Pedro, y las letras S. P. Y a su espalda la inscripción Ausona.

En el reverso hay una cruz sobre un asta que atraviesa la moneda subiendo de abajo arriba, y en su pie hay diferentes adornos y follajes. La cruza también por el medio esta inscripción: HN(cruz)BR.6, puesta en linea recta horizontal; pero le falta en el principio una letra que está gastada, y yo la suplo con puntos. Esta falta, y el haber dos abreviaturas en las solas cuatro letras que quedan, ponen a riesgo de que salga con algún desacierto la interpretación.

Con todo, yo soy de sentir que la inscripción debe leerse: SANCTVS BERNARDVS. 

Me inclina a esto el advertir: 1.° Que la inscripción consta de dos dicciones, entre las cuales media el asta de la cruz. 2.° Que la letra que falta en el principio de la primera es una S, y que no puede ser otra, atendido el contexto. 3.° Que la segunda letra es una A, pero abierta por arriba, con cuya estructura se ha usado no sólo por nuestros escritores de la media edad, sino que también en diferentes otras edades, por los celtibéricos, griegos, romanos y godos. 4.° Que la tercera letra es una N clara y sencilla. 5.° Que a estas tres letras SAN, teniendo encima la señal de abreviatura, ningunas otras pueden añadírseles con más naturalidad, para extenderla perfectamente, que estas CTVS, con que tenemos en esta primera dicción la palabra SANCTVS. Esta primera dicción tiene tal correlación con la segunda, y esta con la primera, que recíprocamente se suministran luces para darse a entender; porque en Vich no habido ningún santo, cuyo nombre tenga la inicial B, que no sea nuestro obispo S. Bernardo Calvó. La segunda dicción consta de las dos solas letras BR.6, con la señal de abreviatura encima y una virgulilla al fin, que según la práctica de los antiguos se puso en todo tiempo para expresar que la dicción acaba en us; 

(N. E. yo he visto en vez de 6 un 9, la primera vez en la Vita Christi de Isabel de Villena, publicado, imprimido en 1497), 

por lo que debemos tener por cierto que debe leerse BERNARDVS. 

N.° 5. Es de plata, y tiene el peso de 9 granos del marco. El cuño es muy tosco.

En el anverso es muy semejante a la del número 3, donde está la imagen de los Apóstoles S. Pedro y S. Pablo, sosteniendo con sus manos an asta, que remata en cruz; pero se diferencia en que en el rededor de esta no hay inscripción como en aquella. En el reverso hay una figura, que a la primera vista me pareció un león; pero habiéndola mirado con cuidado, reparé que era un obispo, pues va vestido con capa pluvial, lleva báculo pastoral en la mano izquierda, y en la derecha naturalmente llevaría algún libro, que no puede bien percibirse, porque la moneda está allí gastada. En lugar de mitra lleva en la cabeza una corona, que figurada con dos renglones de puntos parece de flores. Al frente tiene una B, letra inicial que sin duda denota Bernardus, nombre del mismo obispo S. Bernardo Calvó, o de algún otro Bernardo o Berenguer. Así como a las tres monedas de los tres números primeros, atendido el peso, di el nombre de sueldo Ausonense de plata, o de medio real de plata, o de un diez y ocheno de Ausona; del mismo modo, atendido el menor peso, creo que cada una de las dos últimas es medio sueldo de plata, o un medio diez y ocheno, o un novén de Ausona, que en cierta manera puede compararse con el medio sueldo o medio diez y ocheno, llamado novén de plata de Barcelona, que valió nueve dineros.

Es cuanto &c. Prats de Llusanés y Marzo 20 de 1606. (1806)