lunes, 27 de febrero de 2023

CARTA CXXXIX. Reflexiones, concilios, Inscripciones antiguas halladas en Tarragona.

CARTA CXXXIX. 

Reflexiones sobre lo que falta que hacer en la publicación de los concilios Tarraconenses. = Inscripciones antiguas halladas en Tarragona. 

Mi querido hermano: Es muy justa y muy propia de un eclesiástico el ansia con que esperas la noticia de los concilios Tarraconenses. Cuanto hay de ilustre y grande en esta iglesia, fábrica, alhajas, fama interior, Prelados, todo es menos que el menor de sus concilios. Por ellos ha sido y es celebrada en todo el orbe, teniendo la gloria de haber continuado esta santa costumbre casi hasta nuestros días. Esta es la causa porque ninguna otra iglesia podrá presentar tantos concilios provinciales como la nuestra, cuyo número asciende a noventa, salvo error. ¡Grandes auxilios para la historia y disciplina eclesiástica de España! Así es que Tarragona, después de haber sido el emporio de la superstición y lujo de los Romanos, ha venido a ser el tesoro de nuestra literatura cristiana.

El daño está en que las riquezas se hallan por la mayor parte esparcidas, inservibles, ignoradas y acaso despreciadas. De los noventa concilios sólo se hallan en la colección que publicó el Arzobispo Don Juan Terés (que es la última y más completa) las constituciones de cuarenta y seis, y estas no todas, sino sólo las que podían ser útiles a la disciplina de aquel tiempo, omitiendo las ya anticuadas, y las que suponen costumbres o vicios que ya no existían. Tampoco se publicaron por el orden con que se establecieron, sino clasificadas por materias. Este plan era por cierto útil para el estudio y gobierno eclesiástico, mas no para la historia, que necesita ver en los documentos el progreso de la disciplina, según los tiempos, la noticia de los Obispos, Abades y otros personajes 

que asistieron a tan venerables asambleas, las causas que en ellas se trataron, sus sesiones, actas, etc. La lectura sola de las constituciones y cánones del concilio de Trento serviría de muy poco para la historia eclesiástica, si por otra parte no constara la noticia de los herejes a quienes condena, sus prórrogas, personas ilustres, protestas, etc. Las 

constituciones de los concilios son el resultado de una serie de hechos anteriores, cuyo conocimiento interesa sumamente a la iglesia. 

Esto por lo tocante a los cuarenta y seis Tarraconenses, de quien se han publicado ya las constituciones.

Los restantes cuarenta y cuatro concilios quedan ignorados en sus actas y constituciones, y lo más que el público ha visto de ellos es el brevísimo análisis que hizo de algunos de sus cánones el Illmo. Sr. Don Félix Amat, 

Arzobispo de Palmira y Abad de San Ildefonso en su Historia eclesiástica. Porque el Cardenal Aguirre sólo hizo memoria en su colección de diez y nueve concilios Tarraconenses, a excepción del de Tortosa en 1429, cuyas actas y decretos pone a la larga; de los demás habla muy ligeramente. Resulta de todo esto que de los noventa concilios celebrados en esta provincia, sólo se ha publicado entero el que acabo de decir: que de cuarenta y seis se han publicado solas las constituciones desunidas sin los otros auxilios que suministran a la historia; y que de los restantes cuarenta y cuatro sólo se sabe que los hubo. Cosa por cierto asombrosa y que no podrían mirar con indiferencia los Prelados que los convocaron, si les fuera dado salir de sus sepulcros. "Para esto, dirían, trabajamos y sacamos a nuestros sufragáneos de entre sus ovejas, y a los Abades del retiro de sus monasterios, y gastamos y gastaron ellos el patrimonio de los pobres, y consumimos largas vigilias! Para esto nos dio el Señor su sabiduría, con la cual dictamos aquellas leyes y reglas de bien vivir, que ahora yacen sepultadas sin el menor fruto! (a).”

(a) Todos los pensamientos de esta carta y hasta pasajes al pie de la letra se hallan ya vaciados en la carta LXXXIV, tomo X; no hay más diferencia sino que el número de concilios Tarraconenses que en ella se supone de 100, en esta se rebaja al de 90. 

Por justas que fuesen estas quejas de tan celosos e ilustrados Arzobispos, lo es mucho más la de toda la nación, que tiene un derecho incontestable a disfrutar este tesoro común, y sobre el cual los particulares no tienen más inspección que la custodia. Cualquiera que ame de veras las iglesias deseará por medio de la publicación de estos documentos su exaltación y su gloria, ¿Qué buen Español mirará con ánimo sereno despreciadas estas fuentes domésticas de la doctrina eclesiástica, al paso que se buscan y se compran los libros de esta clase de otros reinos y provincias?

Solas trece mañanas empleé en registrar parte del archivo de esta catedral. La caridad me obliga a callar el nombre del que por sus ocupaciones o por otra causa no pudo sufrir la carga de mis visitas; así como la justicia me obliga a publicar el de los que auxilian mis tareas. Si en tan poco tiempo y con el agobio y desabrimiento que suelen inspirar los genios tétricos, pude descubrir y aclarar algunos puntos de la historia de esta iglesia y tomar noticias para escribir extendidamente y publicar su Archiepiscopologio (que aun de esto carecían, cuando Barcelona y otras iglesias los tienen publicados y muy completos): ¿cuánto ganaría la historia eclesiástica y crecería la gloria de esta metrópoli con la publicación de otros documentos que allí están enterrados y las noticias de los concilios, de que me consta haber un cajón en el archivo?

Y porque se vea que son fundadas mis quejas y que no pido cosas imposibles, sino fáciles y hacederas, diré lo que en esta parte se puede hacer, y lo que yo hiciera, si hubiera hallado más franca acogida. Todo el trabajo se reduce a formar una colección de todos los concilios Tarraconenses, para la cual no se necesita ni debe adoptarse otro plan que el cronológico. Los concilios que ya se han publicado deben presentarse formando cada uno un cuerpo de sus constituciones, recogiéndolas para el efecto de los títulos que las dividen en las colecciones, y cotejándolas de nuevo con los códices que aquí existen. 

Los historiadores, y mucho más los documentos y notales de la iglesia suministrarán la noticia de los años y lugar en que se tuvieron, el tiempo de su duración, número de sesiones, objeto de su convocación, Prelados que asistieron, y otras curiosidades que deben escribirse al principio de cada concilio. Donde parezca oportuno deben ponerse notas históricas que descubran la causa de las resoluciones conciliares y cuanto interese 

al público para su mayor inteligencia. Esto por lo que toca a los existentes. En los que hayan perecido del todo por el furor de las guerras y otros acontecimientos, después de hechas todas las diligencias en las iglesias sufragáneas y monasterios, donde acaso existirían ejemplares o fragmentos, dígase a lo menos lo que la historia conserva de ellos, como lo hizo respeto de algunos el Cardenal Aguirre. Esto es mucho más fácil respecto de los celebrados desde fines del siglo XV hasta la mitad del XVIII, cuyos procesos originales se conservan en el archivo de Provincia. 

Cópiense de ellos las convocatorias, las protestas y juicios principales, y a lo menos dígase el objeto y resultado de sus deliberaciones. Dispuesta esta obra cronológicamente, como he dicho, es negocio de pocas manos y cuando más de dos años de trabajo, y sobre esto de grande utilidad para la nación, y de lustre e interés muy seguro para esta iglesia. Lo mismo digo respeto de los sínodos diocesanos, aunque no son de tanta consideración, sobre los cuales es muy poco lo que hay trabajado, y aun de esto somos deudores al sabio Don Antonio Agustín, que recogió y publicó sus sínodos y de sus inmediatos antecesores, y tal cual constitución de tres o cuatro sínodos antiguos. Doce envié desde Valencia celebrados en los siglos XIV y XV, hallados en un ms. de aquellos tiempos, donde se copiaban conforme se iban celebrando: existe este precioso códice en la biblioteca de mi convento de aquella 

ciudad. En resolución, no me es posible excusarte el chasco que te llevas en este correo: tú esperabas concilios provinciales, y yo no puedo enviar hoy más que piedras. Pero son piedras de Tarragona, donde, como dice Don Antonio Agustín, hasta las paredes hablan latín. A bien que este es un tesoro abierto, y que el deseo que anima al canónigo Don Carlos González de Posada, no permite que quede cerrado y desconocido a ningún curioso. Este sabio individuo de nuestra Real Academia de la Historia, y conocido por el primer tomo, que ya publicó, de los Varones ilustres de Asturias, sobre otras muchas noticias que me dio pertenecientes a la historia de esta iglesia, ahora, sin otro interés que el de cooperar en cuanto puede a la ilustración nacional, me ha comunicado y ayudado a cotejar las copias que tenía de las inscripciones antiguas, halladas gran parte por él mismo en estos últimos años, después de las que publicaron Flórez, Ponz y Masdeu. Y es de notar que el hallazgo de ellas es obra de la casualidad: por donde se ve cuánto daría de sí una excavación meditada y bien dirigida.

Así que, mientras los que trabajan en el Viaje pintoresco de España preparan la deseada publicación de los fragmentos antiguos que aquí se conservan, copiaré los de los letreros descubiertos ahora, apuntando antes la anécdota siguiente, que es curiosa.

Don Antonio Agustín, con el entrañable amor que profesaba a la antigüedad, deseó formar en su casa arzobispal un museo donde se recogiesen todos los restos de los monumentos Romanos Tarraconenses. Con esta idea pidió al Cabildo permiso para arrancar las inscripciones que había en las capillas y altares (a: De esto queda memoria en las resoluciones capitulares de 20 de noviembre de 1584, donde se lee: Super lapidibus scriptis, seu epigramatis, quae sunt intus ecclesiam in certis capellis et altaribus, quas petit Illmus. Dominus sibi dari ad ponendum eas in quodam museo, seu loco, quem construere intendit in horto palatii, cum aliis multis, quas acumulare fecit; fuit determinatum nemine discrepante, quod dentur omnes quotquot inventae erunt, cum hoc quod reficiantur altaria bene et decenter sumptibus dicti Domini Illmi. prout se obtulit facere.)

Lo mismo hizo con muchas de las de la ciudad. Mas no llegando a realizarse el proyectado museo, quedaron sueltas por los patios de su palacio: de las cuales sólo se salvaron unas pocas, que su sucesor el señor Don Juan Terés colocó en la raíz de la puerta de la Curia. Así vino a suceder que, en vez del museo que preparaba a sus amadas inscripciones aquel Prelado, les labró contra 

su voluntad un sepulcro. Y esta es la causa porque ya no existen en los lugares citados por Icart y otros antiguos las inscripciones que ellos copiaron. Otra causa de haber desaparecido muchas de las inscripciones de Tarragona, fue el saqueo que los Ingleses hicieron de esta ciudad, al tiempo de abandonarla, en las guerras que llamamos de sucesión, a principios del siglo XVIII; porque entonces, como dice el Deán Martí, cargaron dos naves de las inscripciones que hallaron en Tarragona. Alléganse a esto las causas ordinarias y comunes, es a saber, el enjalbegamiento de las paredes, con que se ocultan las letras y su mala colocación a tiro de manos de niños, ruedas de carros, y aun tras de las ollas y sartenes de las castañeras.

Pero dejando esto aparte, vamos a copiar las recogidas por el señor Posada. 

I. En el arenal, llamado playa del Milagro, junto al cuartel de los presidiarios, hay una piedra de jaspe de cinco palmos de largo y la mitad de ancho, con esta inscripción: 

D. M

CA... SSI

CHRYSAMPELI 

HERMIONE

LIB. ET HERES

EX TESTAMENTO 

F. C. 


II. En un fragmento de mármol descubierto en 1794, se lee: 

… HOSTILIS. C (efecto espejo, luna creciente). LIB...

… HOSTILIA. (misma C). LIB. 

HYMNI... 

Está en casa de dicho señor Posada.


III. En el mismo año se descubrió junto a la huerta del convento antiguo de Capuchinos un pavimento de mosaico; en uno de sus trozos leía el mismo señor Posada: 

… OS. VENIR (la I muy larga)

B.


Advierto que en el mismo sitio se encontró dos o tres años antes la inscripción, que por mal copiada (leyendo SACERO en lugar de SACERD.) 

aplicó Masdeu a la familia de los Sacerones. Y no hay duda que sería de 

algún sacerdote, indicando las ruinas haber habido allí algún templo.


IV. Por ese mismo tiempo en las excavaciones de la cantera del muelle, se halló una tabla pequeña de mármol, con este letrero:

A. VALERI

IVCVNDVS. DOMIT

MELITON. VF ...

VMERIVS 

Consérvala en su casa Don José Antonio Castelarnau (Castellarnau).


V. A 11 de abril de 1799, derribando unas casas que compró Pedro Valls en la calle Mayor, se encontró una piedra de poco más de vara de alta, la cual se colocó en la pared de las mismas casas, mirando a la calle de 

Riudecols. Dice así:

M. VALERIO 

M. F. GAL

ANIENSI

CAPELLIANO

DAMANITANO. ADLEC

TO. IN. COLONIAM

CAESARAGVSTANAM

EX. BENEFIC. DIVI. HADRIANI

OMNIB. HONORIB. IN. VTRAQ

REP. FVNCTO. FLAM. ROM- 

DIVOR. ET. AVG

P. H. C


VI. Otra piedra se halló y colocó en el mismo sitio que la antecedente, y es esta: 

L. IVNIO. BL(ESI)

F. QVIRI ... 

MARONIAE (NO) ...

PATERNO. LANCIEN(SI)

OMNIB. IN. REPVBLICA

SVA. HONORIB. FVNCTO

(IIV)IR. BIS. SACERD. ROM. ET

AVG. CONVENT. AVSTVRVM

ADLECTO. IN. QVINQ. DECVRI

… ITVMAE. ROMAE. IVDICANTIVM

FLAMINI. AVSTALI. P. H. C 

P. H. C

Se ha suplido entre paréntesis lo que falta en el letrero. Apenas se distingue la última L de la linea primera; pero ciertamente lo es, y viene bien con el nombre Bleso, de que hay memoria en un Propetor (pro pretor ?), que fue de la Tarraconense, llamado Junio Bleso, después de 

haberlo sido de África, según puede inferirse de Veleyo Paterculo (lib. II). También se ha suplido en la linea séptima el IIV, estando clara, como lo está, su terminación IR.


VII. En la cantera del muelle se halló en el año 1799 un gran pedazo de ara, al parecer, y en ella estas letras, como de medio palmo:

I.O.M 


VIII. En un machón de la fachada de la iglesia mayor, junto a la sacristía de la capilla de las Vírgenes, se halla colocada desde el siglo XIII una inscripción, que por estar casi enterrada no se ha publicado hasta ahora. Leyola el señor canónigo Posada en 1799, y dice así:

SEMPRONIO

M. F. GAL ... 

...

… TR. MILIT...

… CYTHIC.... 

LEG. VI. FER. TR.

MIL. LEG. III. GAL.

TRIB. MIL. LEG...

VV. FLAMINI... 

P. H. C.


IX. En los cimientos de la fuente antigua del jardín de la catedral, se halló en 4 de diciembre de 1800 la siguiente inscripción, maltratada y sin sentido: 

… IIDIEVO

… AGLARETAE

… INIBORT...

… BVS SI

… L. AELIANVS


X. En el mismo año 1800, componiendo la calle del Rosario, se halló escrito en un pedazo de mármol el principio de una inscripción, en esta forma: 

::: CTO (t alta) MITHRI (IT altas)

El Sr. canónigo Posada guarda con aprecio este fragmento, que cree el más antiguo de las inscripciones Tarraconenses, y a lo que yo entiendo con razón. El carácter de la letra, y la lectura que ofrece Victo Mithridate, 

hacen sospechar que sean del tiempo de la república Romana. Debió ser dedicatoria a Pompeyo el Grande, que tenía por acá muchos apasionados, o a alguna deidad, comenzando por ablativo absoluto, porque estas palabras, sin disputa, están en la primera linea de la inscripción: cosa que no es frecuente en las piedras de inscripciones, y no sé que haya ejemplar en las muchas de Tarragona. Las letras grandes tienen ocho pulgadas y siete las menores. Otra particularidad me hizo observar en esta piedra el señor Posada, y es que anteriormente hubo en ella otra inscripción, la cual borraron para hacer estotra; y la superficie donde estaba la antigua la destinaron para asentar allí la estatua.


XI. En 16 de enero de 1801 abriendo los cimientos para el cuartel de presidiarios que se hizo en la área del anfiteatro romano, se halló una piedra de más de seis palmos de alta, en la cual pudo leerse lo siguiente: 

D. M.

CLEARCHI

HIC CLEARCHVS QVI DVM VIXIT

GRAECO MAGNO NOMINE

NVNCVPATVS FACTIS MERVIT

NOMEN HOC ET LITTERIS

INFANS CAP … ANNIS

FELICI CVRI ...

FVIT NEPOS I...

HOSTIVM ...

Es notable el ritmo de que usó en esta inscripción, no porque sea cosa nueva en la antigüedad romana; que muy sabido es que ya usaron los Romanos de este género rítmico en canciones populares, y tal cual vez las aplicaron al objeto que aquí tiene, sino por hallarse en España letreros de esta clase, de lo que hay seguramente pocos ejemplares.


XII. En 3 de mayo de 1803 en la casa del Barón de las Cuatro torres Don Carlos Morenas, al fin de la calle Mayor, se halló la siguiente inscripción:

… IO

Q … FVSIO

.. II VIR. FLAM. DIVI

CLAVDI. PRAEF. ORAE

MARIT

FLAMINI. DIVORVM. ET

AVGVSTOR. PHC. PROVINC 

HISPANIA. CITER 

(OR)DO. TARRACONENS

HONORES. DECREVIT

En las primeras líneas falta el pronombre, nombre, padre y tribu de este Fusio a quien honró la España citerior: en la penúltima línea se puede suplir et ordo.


XIII. En la misma casa se halló junto con la antecedente esta otra:

C. IVLIO. C.F. 

GAL. PILAE.

SEGOBRICENSI.

FLAMINI. ROMAE

DIVORVM. ET. AVGVST. 

PROV. HIS. CITER. 

P. H. C. 

En la misma casa y al mismo tiempo se halló la siguiente:

Q. LICINIO

M. F. GAL. SILVA 

NO. GRANIANO 

FLAMINI. ROMAE 

ET. AVG. PROVINC 

HISPAN. CITER 

PRAEFECTO. ORAE 

MARITIMAE

PROC. AVG

P. H. C. 

El último palo de la M se enlaza con el primero de la A, en la octava linea. De este Licinio, habló el M. Flórez en el tomo XXIV, pág. 19; mas esta inscripción añade la noticia de su padre y de la tribu. La piedra, que es de jaspe, conserva su bocelito: tiene cuatro palmos de alta y tres de ancha. 


XV. De la misma calidad y dimensiones es la siguiente, hallada también en el mismo lugar.

C. EMILIO. C. F. 

GAL. FRATERN 

PRAEF. FRABR. II 

TRIB. MIL. LEGIO

NIS. V. ALAVDA 

FLAMIN. P. H. C 

HIC. CENSVM 

EGIT. IN PROVIN

GALLIA. AQVITANIC 

P. H. C.

Las dos II de la línea tercera deben significar E, equivalente de et, según lo que usaban los Romanos, y observa Flórez en el tom. XXIV, pág. 314. La palabra Alauda de la línea quinta está bien copiada, y significa una legión de tropas Francesas que dicen levantó Julio César, llamada Alauda, por la cresta o plumaje que usaban los soldados en el morrión, casco o sombrero. Acaso se tomó esta denominación del ave que ahora llamamos cogujada, y en tiempo de Plinio se llamaba alauda (Plin. lib. XI, c. 37). Cicerón ad Attic. lib. 16, epist. 8, dice: Antonium cum legione Alaudarum ad urbem pergere. Así puede leerse en esta piedra Alaudarum concertando con militum, y también Alauda, diciendo V legionis (quae vocabatur) Alauda; del mismo modo que en la penúltima línea lee bien Gallia Aquitanica sin régimen, porque supone así: in provincia (quae vocatur) Gallia Aquitanica. El apellido Fraternus no es desconocido en Tarragona; y son fáciles de hallar sus memorias en Grutero, Finestres y Flórez. Y siendo este C. AEmilio Fraterno, puede dudarse si hubo equivocación en la que publicó Flórez, p. 297 de C. AEmilio Paterno.



XVI. Del mismo lugar y tiempo es la siguiente:

M. PORCIO

M. F. GAL

NARBONENSI

TRIB MIL LEG XXII

PRAEF ALAE THRAC

HERCLAN PRAEF

ORAE MARITVME 

FLAMINI DIVORVM AVG

PROVINCIAE HISP CITER

Esta inscripción carece de puntos: Herclan (linea 6) puede ser abreviatura de Herculanae, como Hercle lo es de Hercule.


XVII. En 30 de julio de este año de 1804 en la caballeriza de Juan Alomá, calle del Roser, se halló una piedra de jaspe del país, alto como tres palmos; está quebrada en la parte superior, pero se conserva la mitad de un escudo con tres estrellas. Es rara por esto y por callar el nombre del liberto a quien se dedica. Dice así:

D. M.

T VINICIVS 

SOGALVS II

SEST VINI

CIA EVPOEA

LBERTO B M

La A de Vinicia no tiene palo travesaño. El apellido de la misma es Eupolema, y es bien de notar el nexo que tiene y no se puede imprimir bien. 


XVIII. En la huerta del Colegio Tridentino se halla el siguiente fragmento.

...

MARITIMAE ...

CVM QVASI ...

ANN XXVIII HIC ...

FVIT INIMICV ...

CAECILIA MIHI KARlSS...

El segundo renglón puede leerse supliendo después del CVM QVA SANTISSIME VIXIT Ó SINE QVERELLA VIXIT; porque es común en iguales epitafios y lo restante lo está pidiendo.


XIX. En casa del Sr. canónigo Posada existen los fragmentos de las tres piedras siguientes:

1.° 


D M

SEXTILIO

SVLONI

ATILIAN 

..XORI...


2.°

D M

DOMITIO ...

CATOCO NV ...

MISIO ...


3.° 

...

II (punto alto) L 

DANAIS

CVRAVIT


XX. Cerca de esta ciudad y junto a la torre llamada de los Scipiones, se halló en el camino real en el mes de julio de 1803 una piedra común, la cual llevó Don Estanislao Vallescar a su casa en Torredembarra. Dice así: 

LICINIVS (. alto) CALI

DROMVS... 

PROSA(LV)TE

MEA 

VOTVM . SOLVI

IOVI . DOMNO

L. B. S. 

XXI. En septiembre de 1803 se halló entre Cambrils y el Mombrio (Montbrió), cerca del camino real, una columna de trece palmos y medio  de alta, y en ella la inscripción siguiente:

TI CLAVDI

CAESAR

GERMA 

MAX TRI

COS IIII

PATER 

CXI 

Algunas otras letras se leen en la vuelta de la columna, como es I correspondiente al pontificado a que sigue MAX. El Tiberio Claudio tuvo el IV consulado con L. Vitelio, año de Roma 798 y de Jesucristo 47. Es 

apreciable esta inscripción, no sólo por hacer memoria de Claudio, de quien algunos creyeron que no la había en piedras de Tarragona, sino por ser miliaria, de ciento y once mil pasos, a lo que parece, con que se pudiera ayudar mucho a la geografía, sino que la cavaron para hacer un sepulcro y cubrieron el cadáver con ladrillo y argamasa, con lo cual

desconcertaron la escritura. Hoy está en Reus para colocarla en la ermita de nuestra Señora de la Misericordia.

XXII. En 1.° de junio de 1805 en las excavaciones de canteras para la obra del muelle, en el huerto del Cabildo llamado de Rebollado, se halló una piedra de jaspe del país, alta cuatro palmos y dos de ancha, con la inscripción siguiente:

C (. alto) VALERIO

AVITO (. alto) IIVIR

VAL (. alto) FIR 

MINA (. alto) FIL

TRANSLATO 

AB (. alto) DIVO (. alto) PIO

(EX) MNC (. alto) AVGVS(T) 

(I)N (. alto) COL (. alto) TARRAC (la c más alta y pequeña) 

En la penúltima linea la V de Municipio está enlazada con la M en el centro. Quede para otros averiguar cuál era el municipio Augustano de donde fue trasladado este Duumviro a Tarragona; el cual existiría sin duda o en España o fuera de ella, así como los había Elianum, Claudianum, Septimianum, denominados de los Emperadores.

XXIII. En el mismo tiempo y lugar que la antecedente se halló una piedra jaspe del país de cuatro palmos y medio de altura y medio de ancho y espesor, escrita en dos de sus superficies, de las cuales la primera, maltratada en el remate de las lineas y suplida por una que trae Flórez (España Sagrada, tom. XXIV, pág. 216), dice así:

Q (todos puntos altos) HEDIO . (L . F . POL .) 

LOLLIAINO . (GFNTI) (o GENTI)

ANO . LEG . ...

PR . PR ... P ...

PRAESIDIOR(VM)

CORNICVLA(RII)

EIVS . ET . CON (MILITONES)

ET . SPECVL(ATORES)

LEG . VII G (E efecto espejo) M (. P . F .) 

Con esta inscripción, que está bien copiada, pueden corregirse las que del mismo Q. HEDIO publicaron con mucha variedad Grutero, Pighio, Schoto y Finestres (V. Flórez, loc. laud.). Por ella se ve que la Legión Séptima Gemina estuvo algún tiempo en Tarragona, es a saber, en el de Septimio Severo y Antonino Pío, que es cuando vivía este Q. Hedio Lolliano, como se ve en la inscripción que produce Flórez, loc. laud. Así que no es tan cierto, como comúnmente se cree, que dicha legión residió siempre en León, de cuya ciudad no es irregular que se ausentase después de dos siglos y más que pasaron desde la conquista de los Astures, año 25 antes de Cristo, hasta los tiempos de estos Emperadores. Las siglas PR . PR . de la línea cuarta pueden significar Propraetori o Praesidi Provinciae, o acaso Praefecto Praetorio o Praetorii o Praesidii, o Praefecto Procons. Puede verse la descripción de estas y otras siglas semejantes en el docto tratado de Siglis veterum de Juan Nicolai, cap. XXI, pág. 139 y 140. En tal caso podrá añadirse este más al número de los que lo fueron en la Tarraconense.

XXIV. La otra inscripción de la misma piedra está falta en su principio, y lo que queda dice así:

CORNICVL 

POMPEIVS AGRI 

IVLIVS AVITVS 

COMM

C IVLIVS CRASSVS 

T PVBLIENTVS LVPV S 

SPECVL

Q ALFIVS IANVARIVS

G VALERIVS MARCIANVS 

L MA(E vuelta)NAIVS S(E vuelta)M(E vuelta)NTINVS 

G CAECILIVS RESTITVTVS

G AVRELIVS OCTAVIVS

G AVFIDIVS HILARVS

L AVRELIVS ... ILETERVS (a) 

L ALFIDIVS VRBANVS

G IVLIVS FLOR(E vuelta)TNINVS (FLORENTINUS)

L SEMPRONIVS FIRMANVS

(a) Puede leerse Phileterus por estar comida la primera sílaba. 

Aunque esta inscripción muestra mucha mayor antigüedad que la antecedente, y no le parece ni el carácter ni en los puntos, que enteramente omite, téngola, sin embargo, por del mismo tiempo y aun por continuación de la otra; puesto que se hallan distinguidas las tres clases Cornicularii, Commilitores, Speculatores, que son puntualmente los dedicantes de la otra, escrita en otra superficie de la misma piedra, todos ellos de la Legión VII. Gemina, existentes en Tarragona. 

XXV. No debo omitir las inscripciones de carácter desconocido, antes las tengo por más apreciables, porque acaso con la repetición de estos ejemplares podría llegar a fijarse el alfabeto, de que tantas utilidades resultarían. Tres son las piedras de esta clase halladas aquí. Una en 1803 en las excavaciones de la huerta del Barón de las Cuatro torres sobre las canteras del muelle, y ahora se halla en la casa del deanato. Es un pedestal de poco menos de vara de alto, en el cual se ven estos únicos caracteres (a: Véase la estampa núm. 1).

Los caracteres son de dos pulgadas, a excepción de las OO, que son menores.  

pedestal, caracteres, Fulvia Lintearia,

Las otras dos inscripciones son bilingües. Una de ellas se encontró a 27 de febrero de 1801 en las excavaciones de la huerta de Capuchinos sobre el puerto, y debajo de ella había huesos humanos. Dice así (a: Véase la estampa núm. 2.).

Cerca del mismo lugar y en 1794 se halló la otra inscripción que decía, en piedra ordinaria, y es esta (b: Id. id. núm. 3.).

XXVI. Con la ocasión de abrir la carretera para el tránsito de los Reyes nuestros Señores junto a la torre llamada de los Escipiones, fue hallado por el arquitecto Don Juan Antonio Rovira un vaso de vidrio bien conservado y tapado herméticamente, como de palmo y medio de elevación y uno de diámetro en su mayor convexidad: estaba encastado entre dos piedras de sillería selladas con plomo, y dentro de él había otros dos pequeños vasos lacrimatorios, y una medalla del Emperador Augusto, que hoy tiene el señor Posada, con la inscripción DIVVS 

AVGVSTVS PATER, y en el reverso corona de laurel con estas iniciales en el centro: C. V. T. T., que es, Colonia Victrix Togata Tarraco. Es la que publicó Flórez, núm. 1.°, en la tabla de las medallas de Tarragona. 

El vaso encerraba los huesecitos de un niño.


XXVII. Tras estas antigüedades romanas bien será decir de las de otras gentes que aquí se hallan. La primera es un arco árabe que debió ser adorno de alguna ventana, hallado en los cimientos de la capilla nueva de Santa Tecla, y colocado hoy día en el claustro de la catedral junto a los fragmentos del templo de Augusto. Los encargados del Viaje pintoresco han copiado este monumento, que es de labor muy delicada y no dejarán de publicarle. Me regaló copia el señor Posada de un letrero árabe que hay en dicho arco, tomada del natural y con la más escrupulosa exactitud.

XXVIII. Inéditas son también dos inscripciones sepulcrales hebreas, que hoy se hallan en la pared exterior de la casa del señor Deán de esta iglesia, sobre las cuales me ha comunicado la siguiente relación el doctor Don Félix Torres y Amat, Rector del Seminario episcopal, y catedrático de escritura en esta universidad, que fue el primero que la interpretó, y yo no tengo que añadir a sus juiciosas reflexiones. Dice así:

"Paseándose Don Carlos de Posada por el trozo de carretera que hay entre el edificio que fue convento de PP. Trinitarios, y el fuerte de la Reina, vio en la pared sobre la cual estriba parte del camino, y circuye la viña de Don Ventura Canals, una piedra con caracteres que conjeturó serían hebreos o árabes. Vino luego a buscarme, y fuimos a dicho lugar, en donde vimos desenterradas dos piedras, la una de seis palmos de largo y cuatro de ancho, y la otra de ocho de largo y cinco de ancho, con caracteres hebreos muy bien formados, que copiados con toda la exactitud posible dicen así: 

(la imagen está en la pág. 101 del pdf)

“Este sepulcro es del Rabino Jaiam, hijo de Isaac, que murió en marzo del año 395. 

(siguiente imagen)

“Este sepulcro es del Rabino Janamá, hijo de Simeón Arlabí, que murió en la luna de abril del año 484. No puede casi dudarse que la fecha del 

primer epitafio es 395, según indican claramente los puntos colocados sobre las letras de las últimas palabras  *hebreo Jehovah nos salvará. Es cosa muy sabida que acostumbraban los Judíos tomar una palabra o expresión análoga al asunto, y denotar con todas o algunas de sus letras el número de los años que querían. Para cuyo fin señalaban con un punto sobre, o a veces tres, las letras que servían al cómputo. Y de ahí es que para la fecha de la primera inscripción, usaron de las palabras: Jehova yoschijénu, cuyas cinco letras primeras *hebreo toman la suma de 395. Esta manera de contar se llama entre los Judíos *hebreo  Cómputo menor o pequeño, porque para la mayor brevedad, se omiten los millares, como sucede entre nosotros cuando decimos que corre ahora el año 800 de Cristo. Así, pues, en las dos inscripciones debe suponerse la suma de cuatro mil años: de modo, que según el cómputo mayor de los Hebreos, la fecha de la primera inscripción es 4395 del mundo. Contando, pues, que nuestra era de la creación del mundo discrepa 240 años de la de los Judíos, que cuenta esta de menos; y por lo mismo, añadiéndolos a los 395, sacamos que el año de la primera inscripción es el de 4635 del mundo, o 635 de Jesucristo.

Casi con igual certeza se puede asegurar que la fecha de la segunda inscripción es 724 de Jesucristo, o 4724 del mundo; pues aunque en la última linea hay algunas letras muy mal conservadas, como por fortuna han quedado íntegras las que sirven para denotar los años, se puede afirmar con bastante seguridad que la fecha de la segunda inscripción es la dicha de 724, cuyo número componen las letras *hebreo, junto con los 240 años que han de añadirse, y tiene de menos la era de los Judíos.

(El cuadro con caracteres hebreos, su equivalencia en números y suma está en la pág. 104 del pdf)

Primera inscripción. Segunda inscripción. 

(Magnitud de los caracteres)

Esta explicación se hace más verosímil, si es verdad lo que dice Masdeu, tomo XIII, en su España Árabe, que en 852 fue tomada Barcelona de los Moros por traición de los Judíos que había en ella. No sólo Monjuich, sino algunos pueblos de esta costa conservan muy antiguas memorias de los Judíos, y aun en Falset me ha dicho el Ilmo señor Arzobispo, Don Fr. Francisco Armañá, que pasando de visita le hablaron de alguna inscripción hebrea que hay cerca de las minas de plomo de aquella villa, a las cuales quizá acudirían los Judíos. Por lo que toca a esta ciudad no puede dudarse que fue muy poblada de Judíos, pues no solamente leemos en la Geografía del Nubiense, clima 5, p. 1, que Tarragona se apellidaba ciudad de los Hebreos, sino que hay tierras en estos contornos del Seminario Tridentino hacia el fuerte del Rey, que en los Cabreos antiguos se dicen sitas en la partida llamada Torre del (dels) Jueus, y hay casas en la Judería, etc.

El señor Arzobispo, que ha querido copia de estas inscripciones, me ha dicho que le parecían muy fundadas mis reflexiones, y con un voto de tanto peso, no he tenido reparo en enviárselas al sabio Marini, bibliotecario de la Vaticana, por medio de mi común amigo y filólogo Don Buenaventura Prats.” Hasta aquí el citado señor Torres.


XXIX. Por último, digamos de un sepulcro romano cristiano, esto es, que sirvió para depósito de Cristiano después de haberlo sido gentil. Es una arca grande de mármol hallada en el cementerio antiguo en 1786 con estas inscripciones:

MEMORIAE

FIRMIDI . CAECILI

ANI . B . F . COS . LEG

VII . GEM . P . F . VALE

RIA . PRIMVLA . VXOR

MARITO . B . M . F

Al lado opuesto se lee estotra: Anno Domini M.CCCVII nonas octobris obiit Dominus G. de Bagnariis, Praepositus Ecclesiae Tarraconensis, qui instituit unum capellanum commensalem in dicta ecclesia, et unum anniversarium. Cuius anima requiescat in pace. Amen. Este era Guillermo de Bañeres, Prepósito, cuya muerte fija el Necrologio en ese mismo año. Hoy se halla esta arca en el jardín del claustro frente a la famosa del rapto de Proserpina, ambas llenas de tierra y cubiertas con azulejos para servir de canapé. A la clase de estas sepulturas mixtas sospecho que pertenezca otra grande arca de piedra medio enterrada en la parte exterior de la catedral, en la puerta llamada antes de San Juan, después de Santa Tecla, y que ahora se llamará con más razón de San Olaguer por su capilla inmediata. No desagradará a los Españoles ver confirmado con pruebas domésticas lo que con otras de varias naciones han manifestado los anticuarios extranjeros. A lo que sobre este punto tenemos dicho en el tom. I de este Viaje, merecen añadirse las observaciones de L. A. Muratori en su Disquisitio de antiquis Christianorum sepulchris.

XXX. En 19 de julio de 1805 cavando en casa de Don Ramón Caputo, notario en Tarragona, se descubrió una lápida de jaspe del país, de cinco palmos de alto, tres de ancho y dos y medio de grueso, con la inscripción siguiente que está íntegra:

POMP . MAXIMINAE

EX . G . BRACAR AVG (superíndice) 

FLAM . VXORI 

VLPI . REBVRRI

FLAM 

P. H. C. 

Su lectura es esta: Provincia Hispaniae Citerioris (posuit) Pompejae Maximinae, ex conventu Bracaragustano, Flaminicae, Ulpii Reburri Flaminis Uxori. 

Existe en Tarragona otra lápida puesta por la provincia a M. Ulpio Reburro, del convento jurídico de Braga, y Flamen de la provincia Tarraconense, o España Citerior, y ahora resucita su mujer a reunírsele, de la cual no había memoria; y se añade una Flamínica a las conocidas en Tarragona. La inscripción del marido publicaron Apiano, Verderio, Scotho, Grutero, Finestres y Flórez, (tom. 24 de Esp. Sagr. pág. 178), donde pretende que Reburro era nombre de familia y de pueblo en Galicia, y que Marco Ulpio era Gallego.

Basta por ahora. Mañana marcho a ver los monasterios de esta diócesi, y según noticias no será inútil el viaje.

A Dios. Tarragona, etc.