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miércoles, 15 de febrero de 2023

Carta CXXXIV. Noticia de la Santa metropolitana iglesia de Tarragona después de su restauración.

Carta CXXXIV. 

Noticia de la Santa metropolitana iglesia de Tarragona después de su restauración. = Cuándo y cómo se introdujo en ella la vida reglar: no la instituyó San Olaguer. = Memoria de algunos de sus primeros canónigos: su número, admisión, hábito, rito en los divinos oficios, etc. = Origen y supresión de la dignidad de la prepositura. = Reforma de esta iglesia por el Papa Luna: su titular Santa Tecla. = Forma que se guardó antiguamente en la elección de sus Prelados. = Preeminencias de su Capítulo. = Varias costumbres rituales del siglo XVI y posteriores.

Mi querido hermano: No es menester prevenirte que acerca del estado antiguo de nuestras iglesias poco o nada podré yo añadir a lo que han dicho nuestros historiadores, señaladamente los sabios autores de la España Sagrada. Harto haré, siguiendo sus pisadas, en examinar algo del estado moderno, y esto como viajero que no tiene por objeto principal escribir la historia de cada iglesia, sino recoger los documentos de sus archivos. Mas con erta ocasión ¿quién podrá dejar de referir lo que las ilustra y engrandece, y más si ha costado algún trabajo el encontrarlo? Así que hablaré de la santa metropolitana iglesia de Tarragona después de su restauración, pues a este estado pertenecen todos los documentos que se conservan en sus archivos. Y aunque esta época pueda fijarse con razón en los fines del siglo XI, como diré de propósito en el catálogo de sus Arzobispos; mas como los dos primeros, es a saber, Don Berenguer de Rosanes y San Olegario, retuvieron al mismo tiempo el uno la silla de Vique y el otro la de Barcelona, y ambos pontificados estuvieron trabajados con las correrías de los Moros, que apenas dejaban sosegar a los moradores de Tarragona, no pudieron entender en el orden de la iglesia que renacía, restaurando en ella su decoro antiguo; especialmente San Olegario, persona tan principal en su tiempo; anduvo ocupado en negocios gravísimos que le separaban con frecuencia de su metrópoli; tanto que en el año 1128 se vio precisado a hacer donación de Tarragona y su campo a Roberto de Culcio, Burdet o Aguilón (que con todos estos nombres es conocido) para que los protegiese y poblase (a: Ap. núm. III. ); donación que costó cara a los Arzobispos, como lo veremos en su catálogo. Pues digo que hasta la muerte de San Olegario no nos consta de la forma que tuvo su clero, ni de cosa alguna que hiciese perteneciente a la constitución interior de la iglesia. En la misma ignorancia estamos respecto del sucesor Don Gregorio, quien por su breve pontificado no dejó de esto ninguna memoria.

El principio del nuevo orden de esta iglesia en su estado moderno se debe al célebre Prelado Don Bernardo Torts, el cual tampoco logró poner en práctica sus sabias ideas hasta que el Conde de Barcelona Don Ramón Berenguer IV, conquistando a Tortosa y Lérida, alejó de estas comarcas las armas de los Sarracenos (N. E. Olé tus huevos, tocayo. Los Moros de Tarragona, cuando vieron las barbas cercanas pelar, no pusieron las suyas a remojar, sino que se largaron por mar; no fue la cosa tan fácil como la pinta aquí el autor Villanueva). Entonces, libre ya de aquel sobresalto, pudo volver a su iglesia toda la atención que antes se llevaban los ejércitos y expediciones contra infieles. Fue así que en el año 1154 hizo la primera ordinación de su clero, estableciendo la vida reglar de San Agustín, y mandando observar los usos y costumbres de la iglesia de San Rufo. Imitentur, dice, morem et consuetudinem ecclesiae S. Ruphi in devotione ecclesiastici officii, in victu cotidiano et in habitu clericali. Manda que el Arzobispo instituya un Prior claustral, y que sean admitidos a la congregación cuantos lo pidieren. Para habitación de los canónigos les da la fortaleza que estaba edificando, en la cual pudiesen defenderse de los insultos de los Moros que infestaban estas costas. Juntamente les dio una capilla pegada a la fortaleza con todas las oficinas necesarias a la vida reglar, dormitorio, cocina, refectorio, capítulo, graneros y otras. 

Para el sustento les dio la mitad de las décimas, hornos, viñas, etc., de la ciudad y término de Tarragona, según lo fijó el Conde Don Ramón en la donación que hizo a la iglesia de Santa Tecla. Manda que las misas mayores que se cantaban en los días festivos a la hora de tercia, se celebren en la iglesia de Santa Tecla, donde también se celebren los concilios y las consagraciones de Obispos. Finalmente dice que si el Arzobispo quisiere comer en refectorio con los canónigos, se le dé doble ración que a uno de ellos, y que en ese caso, y lo mismo, si quisiere dormir en el dormitorio común, sólo lleve consigo un capellán. Todo esto dice haberlo ordenado de acuerdo con el Conde Don Ramón, el cual suscribió a esta constitución con el Cardenal Jacinto Bobo, Legado del Papa (que después lo fue con el nombre de Celestino III) y los Obispos Gaufredo de Tortosa, Bernardo de Urgel, Guillermo de Barcelona, Berenguer de Gerona, G. de Lérida, Pedro de Zaragoza, y otros nobles del reino. La fecha dice: Actum est hoc III. kal. novembris anno Dominicae Incarnationis M.C.LIIII., (1154) regnante quoque Leodovico Rege Juniore, anno XIX. in Francia.

De este documento, poco conocido hasta ahora, cuya copia incluyo sacada del original (a: Ap. núm. IV.), se infieren algunas curiosidades dignas de notarse. Primeramente parece cierto que este grande Arzobispo fue antes canónigo de San Rufo en Aviñón; de otro modo no introdujera aquí las costumbres de aquella iglesia. Acaso tomaron ocasión de lo mismo los que dijeron que era Francés; pero se sabe que en aquel monasterio eran también admitidos los extranjeros. En segundo lugar se ve cuán equivocada es la idea que algunos tienen de que San Olaguer fue autor de la vida reglar en esta iglesia; pues además de este instrumento, en que suena hecho el nuevo establecimiento por Don Bernardo Torts, sin hacer mención de vida reglar introducida por aquel Santo, existe la bula de confirmación que expidió el Papa Clemente III en el año 1188, donde expresamente se dice que la vida canonical de esta iglesia había sido instituida por dicho Don Bernardo. Infiérese también de aquella ordinación que los canónigos debían cada día celebrar privadamente los oficios divinos en la capilla adjunta a la fortaleza, y que sólo en los días festivos celebraban en público la misa mayor a la hora de tercia, en la iglesia de Santa Tecla. Cuál fuese aquella fortaleza, que era la canónica de aquel tiempo y su capilla adjunta, lo diré otro correo, cuando trate de la iglesia de Santa Tecla y de la catedral y otras cosas tocantes a su fábrica. 

Cinco años después de aquella primera constitución, es a saber, a 30 de junio de 1159, dio el mismo Prelado para vestuario de los canónigos con quienes vivía, la villa de Reus y la iglesia de San Fructuoso en Tarragona, que se supone era la casa del nacimiento del Santo donde han vivido los Capuchinos hasta nuestros días en que se ha derribado con motivo de la obra del muelle. Andando el tiempo confirmó ambas constituciones el Papa Alejandro III, y con mayor expresión Clemente III, de todo lo cual van copias (a: Aps. núm. V, VI, VII.). En la donación que he dicho de 1159, firman después del Arzobispo, Pedro Sacrista, Bertrán de Mediano, Pedro de Carcasona, Roberto Gineth, R. de Ribes, Bernardo de Trexa, Arnaldo de Mangons, con Raimundo, sacerdote notario del Arzobispo. Aunque lo parece, yo no creo que estos fuesen los canónigos que entonces había en esta iglesia, porque de ninguno de ellos se halla el óbito en su necrologio, como se encuentra de otros que lo eran en aquel siglo. Entre los cuales merece particular memoria uno llamado Segui (Seguí), que falleció a 6 de junio de 1170, el cual es sin duda el magister Seguinus, Embajador del Conde Don Ramón al Papa Adriano IV, como consta de la carta de aquel Príncipe descubierta por mí en Tortosa (b: V. Tomo V. Carta XXXVI.). No sé si este Segui sería el Petrus Segui, Obispo de Orense, de quien como de escritor habló Nicolás Antonio en su Bibl. vet., que floreció poco más de la mitad del siglo XII, aunque le supone o Francés o Portugués. Nada decido: sólo quiero llamar la atención de los literatos. Dicen que Don Bernardo trajo consigo algunos canónigos de San Rufo. De este número pudo ser Rogerio, que murió a 3 de enero de 1159. Pero con el dictado de San Rufo sólo hallo a un Durando que firmó la donación que Don Bernardo hizo a Roberto, Príncipe de Tarragona, en 1148 (a: Ap. núm. VIII.).

No es extraño que en aquellos tiempos fuese muy reducido el número de canónigos, cuando aun las más amplias donaciones no producían lo que ahora una heredad regular. Con el tiempo y con la mejora de la agricultura y de las artes y aumento de la población se aumentó también aquí el número de canónigos hasta treinta por decreto de Juan, Obispo Sabinense, Legado del Papa, a los principios del siglo XIII. De este tiempo es la postulación hecha al Papa Inocencio III para que confirmase en Arzobispo de Tarragona a Don Sparago, en la cual además del Prepósito, Arcediano, Camarero, dos Sacristas, Prior claustral, Chantre y Obrero, firman otros muchos que aunque no se llaman canónigos, lo eran sin duda alguna (b: Ap. núm. IX.). Debían serlo también los que ejercían estos oficios, que no podían conferirse a clérigos seculares, según una constitución de Don Berenguer de Villamuls (: Vilamuls) hecha en 1193 (a: Ap. núm. X.). A las quejas que sobre esto hubo, por no ser tantas las rentas que bastasen a la manutención de tan crecido número, ocurrió el Papa Gregorio IX, encargando en el año 1252 al Abad y Prior del Monasterio de Santas Cruces que examinasen la verdad de estos hechos (b: Ap. núm. XI.). Todavía estaba por cumplirse aquel decreto en los tiempos de Inocencio IV, de quien se conservan dos cartas instando la ejecución. Para admitir a un canónigo nuevo era necesario el consentimiento de todo el Capítulo; y la resistencia de un solo individuo le excluía. Quitó esta costumbre, que no era peculiar de Tarragona, su Arzobispo Don Pedro de Albalat en 1248, reduciendo estas elecciones a la clase de canónicas. Los canónigos antiguamente vestían sobre la ropa talar interior, sobrepelliz con capa que se llamaba canonical. Esta era la costumbre de la iglesia de San Rufo, que mandó observar aquí el Arzobispo Don Bernardo; y de esto queda memoria en el rito, para admitir a los novicios cuya copia incluyo (c: Ap. núm. XII.), donde se lee: Novitius volens indui superpellicio prius rasus et tonsus, indutus ceteris vestibus, quae ad canonicum pertinent, praeter capam et superpellicium, cum saeculari capa venit ad capitulum etc. En la bula de reforma de esta catedral que expidió el Papa Luna en 1410, se supone que el vestido usual de sus canónigos, era la sotana de color oscuro y talar con mangas ajustadas y sobrepelliz, añadiéndose la capa en ciertos tiempos del año para los oficios; allí se establecen otras leyes sobre esto, de lo cual te informarás con la lectura de dicho documento (a: Ap. núm. XIII.). 

No hallo que secularizada esta iglesia en 1530 (b: Ap. núm. XIV.) hubiese alguna mudanza en los hábitos canonicales como parecía regular; sólo sé que en 1594 por el mes de abril, resolvieron los canónigos vestir armiños con hábitos de escote o estameña fina, y que los usaron por primera vez el día de San Fructuoso de 1595. En el siguiente dicen que se recibió aviso de haberles concedido el Papa que vistiesen como los canónigos de San Pedro de Roma. Y en efecto, así sucede. En orden a los oficios divinos, ya he dicho que Don Bernardo introdujo aquí los usos y costumbres de San Rufo de Aviñón. Cosa que nadie extrañará sabiendo que el otro Don Bernardo, primer Arzobispo de Toledo, introdujo en España hasta el estilo de la escritura francesa. 

El nuestro es excusable, porque teniendo derecho para escoger el rito que le pareciese más oportuno, y resolviéndose a vivir con sus canónigos, parecía regular que le siguiesen en el rito a que estaba acostumbrado, así como le imitaban en la profesión. La única memoria que he encontrado de esto, se halla en un Martirologio de esta iglesia, manuscrito en el siglo XV, donde después de poner la Praetiosa según el rito actual, añade en artículo separado: Modus dicendi Praetiosa tempore antiquo, et secundum consuetudinem ecclesiae S. Ruphi. De donde se infiere también que ya entonces habían dejado aquel rito, adoptando el que generalmente se observaba en estas provincias.

También queda dicho que se mandó observar la costumbre de San Rufo en la comida. Pero concluidas con el tiempo las nuevas oficinas de la canónica, hallo que a principios del siglo XIV, se hicieron estatutos para el refectorio, necesarios para el régimen de una casa reglar. En su lectura he visto que ya se había dispensado entonces en aquella tan estrecha condición que puso Don Bernardo para cuando el Arzobispo quisiese comer en refectorio, que fue la de entrar sólo con un capellán (a: Hállanse estos estatutos en el archivo de esta Santa Iglesia).

El capítulo XXVI dice así: Qualiter debeat provideri Archiepiscopo quando comedit in canonica. “Deven donar al Archabisbe tota vegada que menuch en la canonge a la sua escudela dos canongies de totes coses, e asos (:a sos, sons; sus; els seus) companyons una capellania, e asos clerges entre dos una capellania, e asos escuders entre quatre una canongia, e asos troters entre sis una capellania de companatges, e pa e vi aytant com meniar e beure puxen a dinar tan solament.” 

Y ya que se ofreció decir esto, añadiremos el capítulo XXXII, cuyo título es: In die S: Nicomedis: Item aquest día comensa Nicomedis, e no dona per sopar sino tres dies la setmana, ço es a saber, dicmenge, dimarts e dijous, tro a carnestoltes.” Este era el tiempo de abstinencia desde Santa Cruz de septiembre hasta la semana antes de Adviento, a la cual llama de Carnestoltes, aludiendo a la práctica general entonces en casi toda la Iglesia occidental, y que aún hoy día subsiste en Oriente, de no comer carne (carnis + tolere : tolre) ni lacticinios en todo el Adviento; por cuya causa, como advierte el Cardenal Baronio, se llamaba el Adviento en algunas provincias la cuaresma de San Martín.

Como el Arzobispo Don Bernardo no habla en su constitución más que de crear un Prior claustral a cuyo cargo esté la corrección de los canónigos y oficiales del convento, es de creer que no se pensase entonces, ni sea de aquel tiempo la dignidad de Prepósito, tan famosa y principal en esta iglesia. Pero no tardó mucho en crearse, pues ya en 1193, en una constitución del Arzobispo Don Berenguer Villamuls de que hablaré en él Catálogo de los Arzobispos, firmó Johannes Terrac. eccl. Praepositus después del Arcediano R. de Rocaberti; y aun antes de esto, en 1164, el Papa Alejandro III concedió ciertas indulgencias al Prepósito y Capítulo. Todo lo hallarás comprobado en los documentos que van para la colección. Pertenecía a este oficio el cuidado de las temporalidades, del cual se exoneraban voluntariamente los que se consagraban a Dios en la vida reglar: por esta y otras causas era de mucha consideración así en rentas como en preeminencias. Entre las cuales una era que cuando las elecciones de Prelados se hacían por compromiso, el Prepósito era el único vocal nato. Así consta del instrumento de elección del Arzobispo Don Benedicto Rocaberti en 1251 (a: Ap. núm. XV.). Convocaba también el Prepósito a los sufragáneos para estas elecciones como primera dignidad del Capítulo, de suerte que siempre se decía: Praepositus et Capitulum ecclesiae Tarraconensis. El Papa Luna, que obtenía la dignidad de Camarero de esta iglesia, y durante sus tribulaciones encontró en ella buena acogida, viendo en la prepositura algunos abusos dignos de reforma, la suprimió aplicando sus rentas a las doce dignidades restantes, e imponiendo a estas la de dar cada una por meses cincuenta reales a cada canónigo, treinta a cada uno de los comensales, etc. Este nuevo plan se hizo cuando falleció el último Prepósito Don Guillermo Gramatge, que fue a 10 de octubre de 1410, según consta del necrologio. Por aquí empezó el citado Luna a autorizar la inobservancia de la vida reglar; a esto añadió la facultad de testar y la abolición de refectorio y dormitorio en un reglamento hecho a 5 de noviembre siguiente, que intituló: Reformatio ecclesiae in temporalibus et spiritualibus. Mas porque con la turbación de los tiempos no se tuviese por desautorizada esta alteración de la disciplina, se procuró que todo lo dispuesto fuese confirmado por el concilio Constanciense, electo ya Martino V. Desde esta época fue desapareciendo la observancia regular, hasta que en 1530 se logró la bula de secularización, sesenta y dos años antes que se efectuase en las demás iglesias reglares de este principado. Contribuyó a esta anticipada determinación el favor y cabida que tenía con el Papa Clemente VII Don Nicolás Burguera, alias Marcilla, canónigo de esta iglesia y Arcediano de Villaseca. Aun entonces no salieron los canónigos de la pobreza en que los dejó el Papa Luna, con lo cual hubo motivo para varias quejas contra las dignidades que crecían en rentas con el crédito de los frutos. Remediose este mal en 1768, suprimiendo para el efecto algunas dignidades. Faltaban ya entonces las de Pavordre, Camarero, Sacrista, Capiscol y Arcediano de San Lorenzo. Poco después se suprimió el arcedianato de San Fructuoso, el cual pasó a la iglesia de Iviza, erigida en 1782. En orden al titular de esta catedral, es de saber que, en el nicho principal del retablo mayor, se halla una imagen de nuestra Señora, con el niño en los brazos, y en la mano derecha una azucena; y aún se cree que en el que había antes que se hiciese el nuevo, hacia los años 1429, se veneraba la imagen de esta Señora, que ahora es conocida con el título del Claustro. Efectivamente, el Papa Luna, en la bula de reforma, impone al Arcediano de San Fructuoso la carga siguiente: et pro centum cereis qui ardere debent ante altare B. Mariae ecclesiae Tarraconensis, triginta libras cum integritate persolvat. Semejante obligación pone al Arcediano mayor. Aun antes de esto, en 1388, hizo el Arzobispo Don Íñigo Valterra una constitución, en que manda que todos los canónigos y dignidades, dentro de los diez días de tomada posesión de su prebenda, den un cirio, de peso de seis libras a lo menos, para que arda sobre las rejas del coro en los sábados y festividades de la Virgen. Todo esto indica que el altar de nuestra Señora no era un altar particular, sino el principal o mayor. Mas aunque esto sea así, yo creo que el origen y motivo de ello fue la ardiente devoción de los Reyes de Aragón para con esta Señora, y la que tuvieron los Prelados y cabildo de esta iglesia.

A pesar de esto, es indubitable que el nombre con que ha sido conocida la iglesia Tarraconense desde los primeros siglos, nunca fue ecclesia Sanctae Mariae, sino Sanctae Teclae. De lo cual son pruebas la carta del Rey Don Jaime II al Rey de Armenia pidiéndole una reliquia de esta insigne Mártir, y la bula del Papa Gelasio II concediendo en 1118 a San Olaguer que usase del palio en la festividad de Santa Tecla, contándola entre las principales de Tarragona. Sobre estos documentos, de que para prueba de esta verdad se valió el P. Flórez, hay en este archivo otros muchos que no tuvo presentes aquel docto escritor. El Conde Don Ramón Berenguer III, en la donación de Tarragona que hizo a San Olaguer y sus sucesores, dice: trado ecclesiae Sedis Tarraconensis, quae in honore Beatae Teclae Virginis olim fundata fuit, etc. Fue esto en el año 1117, donde se ve la tradición común por entonces de que dicha Santa había sido la titular de la antigua iglesia; y como esta se halla tan próxima a los pueblos donde, o no entraron, o dominaron muy pocos años los Moros, es fácil entender cómo pudo durar esta noticia hasta los tiempos del citado Conde. (N. E. Recuerden ustedes que Tarraco está pegada al mar. Ni los romanos ni moros entraron volando. Los puertos de mar eran clave para defensa, y ataque.) Siguiendo esta tradición, los Prelados de Tarragona después de su restauración no le señalaron otro titular. Así vemos que instituyendo el Arzobispo Don Bernardo la vida regular en 1154, dijo: instituo, ut in cathedrali ecclesia Sanctae Teclae, quae Tarraconensis provinciae caput esse dignoscitur. Y hablando más abajo de la iglesia de este nombre, manda que en ella se celebren las misas mayores en los días solemnes, y los concilios y consagraciones de Obispos, que son los actos de catedral y metropolitana. Por una consecuencia de esta tradición y precepto, los Obispos sufragáneos hacían su juramento de fidelidad y obediencia al metropolitano, bajo esta fórmula: promitto obedientiam Beatae Teclae, et sanctae ecclesiae Tarraconensi, et tibi N., etc. De esto he hallado en el archivo algunos ejemplares. En el siglo XIII llegó a ser formulario común, en los que se conservan originales de principios del siguiente, aun antes de traerse aquí la reliquia del brazo de la Santa Mártir, que fue en 1323. Por donde se echa de ver que la traslación de tan insigne reliquia, lejos de haber sido causa del título, fue efecto de él y de la ardiente devoción con que quisieron resarcir la pérdida de otra suya que antiguamente debieron poseer, sin lo cual no pudieran edificar templo a su nombre. Añádese a esto la prueba que resulta del sello y armas que siempre ha usado esta iglesia, en el cual nunca figuraron la imagen de María Santísima, como lo hicieran, si ese fuera su título, sino sola la letra Thau de los antiguos Hebreos, en esta forma: T, que es la inicial del nombre Tecla, la cual he visto tejida en las banderas que sirvieron para la conquista de Iviza, que aún existen, y aún ahora la llevan sobre sus ropones los niños que sirven en los ministerios inferiores de la iglesia.

En las elecciones de los Prelados hubo lo que en todas las iglesias de España hasta que se declaró el patronato real. En 1195 el Papa Celestino III expidió la bula de confirmación de esta catedral, en que manda se observe en ella la forma de elección canónica o uniforme o de la mayor parte de los electores. Estos eran todos los individuos del Capítulo y además los Obispos sufragáneos a quienes convocaba el Prepósito para el día que había fijado el Capítulo. He visto en este archivo del 1234 una protesta del Obispo de Barcelona por no haberle convocado el Prepósito a la elección de Arzobispo. Con el fin de que las elecciones fuesen más pacíficas, solían hacerse tal cual vez por compromiso, para lo cual elegía el Capítulo tres individuos de su gremio, los cuales nombraban dos del mismo cuerpo para electores, junto con el Prepósito, que lo era nato. 

A estos tres vocales se agregaban dos de los Obispos sufragáneos, elegidos también por el Capítulo, y juntos los cinco elegían canónicamente el Arzobispo. Todas estas formalidades constan del instrumento de elección de Don Benedicto Rocaberti por muerte de Don Pedro de Albalat, el cual he copiado para este fin y por otras cosas.

En las elecciones de los sufragáneos no hallo cosa que añadir a la costumbre sabida de aquellos tiempos, sino que los Cabildos de las catedrales solían escribir al de la metropolitana a fin de que intercediese con el Arzobispo para que confirmase sus elecciones; y este Cabildo tomaba sus informaciones secretas de las calidades del electo, y asistía por medio de sus representantes a la consagración con los sufragáneos.

Estos prestaban el juramento de obediencia al Metropolitano super altare S. Teclae, y no pudiendo venir personalmente lo prestaban por medio de procurador. Hay en este archivo un cajón donde se conservan muchos documentos originales de estos actos pertenecientes a los siglos XII, XIII y XIV, aun después que comenzó (comenzaron) a estar en su vigor las reservas pontificias. Entre ellos es notable el del Obispo de Huesca Vidal de Canellis, que jura obediencia Archiepiscopo venturo, prid. id. febr. 1237 (38). Con esto se entenderá que no por estar vacante la Sede metropolitana dejaban de confirmarse las elecciones de los sufragáneos. Los Capítulos de Huesca y Jaca, electores de este mismo Obispo, escribieron a Ferrer, Prepósito, y al Capítulo de Tarragona, rogándoles que se consagrase el Obispo Vidal por los Obispos de Lérida y Vique. La data es XIIII. kal. martii in claustro Oscensi, anno Dni. M.CC.XXXVII. (38), cuatro días después que el Obispo prestó su obediencia en Tarragona. En el mismo instrumento se hallan firmados el Prepósito y canónigos de esta iglesia en prueba de que admitían la súplica. La acción que en esta parte tenía el Capítulo Sede vacante no se ve más claro en la elección del Obispo de Tortosa Don Berenguer de Prato, hecha en 27 de octubre de 1316, la cual confirmó Gaufrido de Cruilles, Prepósito de Tarragona, y en su consecuencia juró el electo super altare B. Teclae, día 5 de diciembre inmediato, siendo testigos Ximeno, Obispo de Zaragoza, y G. de Lérida (ibid). Otro ejemplo. El Obispo electo de Urgel, Don Pedro de Urgió, prestó la obediencia canónica Dno. meo futuro Archiepiscopo, día 29 de diciembre de 1269, y en el mismo día fue consagrado con la autoridad de la iglesia de Tarragona por el Obispo de Vique Raimundo, que firma la escritura (ibid) con estas palabras: Ego Raimundus Dei gratia Vicensis Episcopus, qui auctoritate ecclesiae Terraconensis, Sede vacante, praedictum Episcopum, consecravimus, assistentibus mihi Dnis. A. Barchin. et B. Dertus, Episcopis. En 1334 todavía confirmó el Prepósito al Obispo de Gerona, Gilaberto de Cruillas, electo por el Capítulo. Aunque ya entonces las reservas pontificias estaban tan introducidas que el Papa anuló todo lo hecho y proveyó de nuevo la misma Silla en el mismo electo. Otras preeminencias tenía el Capítulo de esta metropolitana; y por lo que toca primeramente a la facultad de oír en Sede vacante y juzgar las causas en apelación de los sufragáneos, aunque es cosa del derecho común, creo que no comenzó esta iglesia a entrar en posesión de él hasta después del año 1181 en que fue electo Papa Lucio III, que fue el que les concedió esta facultad (a: Las facultades que tenían los Prepósitos y el Capítulo de Tarragona en Sede vacante, quedan ya probadas por extenso en la carta antecedente.) 

Su breve no tiene fecha de año, y así no se sabe fijamente cuándo se recibió esta gracia. Convocaba también el cabildo en Sede vacante a concilios provinciales, de lo cual quedan muchas pruebas en los procesos de concilios celebrados en el siglo XVI, que omito por no molestar. Los Obispos sufragáneos protestaron después esta jurisdicción, mayormente a principios del siglo XVII, cuando ya en los concilios se trataba de repartimiento de subsidio y excusado. Pero siempre los Arzobispos han convocado expresando la cláusula de consensu Capituli Tarraconensis, y en 1569 Don Guillermo Cazador, Obispo de Barcelona, que se hallaba con facultad real y con poderes de su Metropolitano el Sr. Cervantes para convocar a provincia, no lo hizo sin contar antes con este Capítulo, y así lo expresó en la convocatoria.

Después de estas noticias de la constitución interior y preeminencias de esta iglesia, será bien añadir la de algunas costumbres suyas, aunque en parte ya abolidas, cuyo conocimiento, adquirido en el examen de códices y actas capitulares, puede interesar mucho a los aficionados a la historia de los ritos de nuestras iglesias. Y comenzando por la misa, usábase en el siglo XVI al tiempo de alzar poner una cortina o dosel de tela negra pegada al altar, para que con la contraposición del color fuese la hostia mejor vista del pueblo. Así es que un canónigo Cardona en 1563 regaló una de estas cortinas y el cabildo la aceptó. Según he oído al Sr. Don Carlos de Posada, dura todavía esta costumbre en Oviedo y en otras partes de Castilla. Por el mismo tiempo se había ya introducido la costumbre de cantarse algunas letras durante la elevación de la hostia y cáliz, la cual subsistió a pesar de las instancias que hicieron algunos doctos y celosos individuos y aun Prelados de esta iglesia. El señor Arzobispo Teres pidió que ni aun el órgano se tocase en aquel acto. Hasta el año 1573 se hizo la bendición de ramos en la dominica de este nombre fuera de la ciudad, en la iglesia de San Fructuoso: cosa muy común entonces y ahora desusada, en que se representaba con más expresión el misterio de aquel día. En la noche de Navidad había Sibila, como ya dije de Valencia, aunque acaso aquí más bien era una representación o escena o comedia. De esto pudo nacer el uso de los villancicos en aquella noche, que todavía dura en muchas catedrales; y siempre será una práctica ajena del espíritu de la iglesia, aunque estén reformadas aquellas composiciones por el buen gusto de poesía y música, como lo están en Valencia y otras partes. Así es que cesó aquí la función que llamaban Entremesos el día de Santa Tecla, y que consta se representaban en el siglo XV. A 16 de junio de 1572 se resolvió que en el verano se celebrasen los oficios de suerte que se concluyesen a las nueve y media, iuxta antiquam consuetam ut valeant ad prandium ire. Decíase hasta entonces la nona por la tarde antes de vísperas, haciendo una breve pausa intermedia; poco después se quitó. En 1570 hallo que la cofradía de clérigos pidió como una distinción que se tocase la campana en los viáticos y unción de alguno de sus individuos, de donde vino a ser común esta costumbre. A 9 de enero de 1613 resolvió este Capítulo no admitir a ningún delincuente que se refugiase en la catedral, y el que entrase en ella fuese echado fuera. Debo observar que esta resolución tan opuesta al derecho antiguo del asilo eclesiástico, pudo ser ocasionada de la resistencia que hacían los cónsules y pueblo de Tarragona en aquel tiempo a la jurisdicción que la iglesia tenía sobre la ciudad y su campo, de lo cual se hablará en el pontificado del Arzobispo Don Juan de Moncada. En 1576 a 21 de mayo se mandó restituir a su antiguo lugar fijo la mesa del pan bendito, y que no se llevase de un lugar a otro. En este género y en prueba de que el día de Ánimas se llamaba dia de partir lo pa, queda aún hoy la costumbre en esta catedral de que a la hora de completas después de las vísperas de difuntos entran en el coro dos curados con sendas cestas y reparten tortas a todos los residentes: lo mismo se repite al otro día a la hora de nona.

De estas y otras cosas semejantes acaso se dirá más en otros correos, singularmente cuando pueda enviar el Archiepiscopologio que estoy acabando de ordenar, donde más de lleno se puede descubrir la historia de esta iglesia. En todo ello he debido mucho a la ilustración del señor Don Carlos González de Posada, canónigo de esta metropolitana, individuo de la Academia de la Historia y comisionado por este cabildo para asociarme en mis especulaciones, las cuales no sé si terminarán con la prosperidad que han comenzado. Entre tanto allá va esa porción de papeles y noticias. A Dios. Tarragona, etc.

jueves, 15 de diciembre de 2022

CARTA C. Viaje a los monasterios de San Feliu de Guixols. = Santa María de Ulla. = Empurias. = Vilabertrán y San Pedro de Rodas, con el catálogo de sus Abades.

CARTA C. 

Viaje a los monasterios de San Feliu de Guixols. = Santa María de Ulla. = Empurias. = Vilabertrán y San Pedro de Rodas, con el catálogo de sus Abades. 

Mi querido hermano: Del imperial monasterio de San Félix de Guixols puede decirse lo mismo que se acaba de decir del de Bañolas, acerca del cultivo y población que proporcionó a este terreno. Los historiadores y geógrafos convienen que esta es una población moderna, de que no hay memoria en lo que queda de los siglos Romanos y Godos. La primera vez que suena el nombre de Guixols (lecsalis, Gissalis), es en el diploma del Rey Lotario, año 968 de Cristo, de que hablaré luego. Y no porque hubiese ya entonces población, sino porque así se llamaba este sitio, en que sólo había el monasterio dentro de un fuerte castillo. El origen de la villa se ha de fijar a mitad del siglo XII, en que arredrados ya los Moros y alejadas sus armas hacia el Mediodía, pudieron los Abades de esta convocar pobladores, de que quedan algunos instrumentos que indican los principios y progresos de esta villa. Hoy es ya una población de cuatro mil almas, bien plantada y de mucho comercio. En cuanto al origen del monasterio créese fundado por Carlo Magno hacia el año 778, de donde tomó el nombre de Imperial. Dícese que este Emperador conquistó en su venida un famoso castillo llamado Alabrich o de Labrich, dentro del cual fundó esta casa. Mas como por su situación estaba tan expuesto a las correrías de los Moros por mar, nada queda de los privilegios del siglo VIII y IX, que nos darían alguna luz para conocer lo que en ello hay. La primera memoria cierta es el diploma que dije del Rey Lotario, año 968, que publicó la Marca Hisp. (Ap. núm. CVIII.) En él se supone existente ya de muy atrás este monasterio, al cual presidía el Abad Suniario, que fue quien solicitó aquella confirmación, valiéndose de la mediación de Olderico, Arzobispo de Rems, y de la Reina Gerberga. Dice el Rey que el Abad vino a su presencia à partibus Gotici regni, que era el nombre más común que los Franceses daban a nuestra Marca y aun a la Septimania. Constituyole el Rey Abad juntamente de otro monasterio de San Pablo de Marítima, en esta misma diócesi, con la condición de que muerto él, cada monasterio se eligiese el suyo. Aquella casa de San Pablo no era, como creen algunos, el San Pol junto a Palamós, porque este estaba dentro de la rodalia del de San Feliu: era el otro San Pol, más hacia Barcelona, el cual pasó después, en el siglo XIII, a ser de Cartujos, que en el XV se trasladaron a Montalegre. Véanse las cartas de Barcelona. 
A esta época siguió la cruel invasión de los Moros en este país a fines del siglo X, que asoló, quemó y acabó con todas las primeras antiguallas de este monasterio. Otras muchas ha habido de Franceses y Turcos en los siglos posteriores, de modo que es para admirar como se han podido conservar algunas escrituras del siglo XI y siguientes. No me detengo en acotar ahora las épocas principales de la historia de esta casa; esto se hará con más oportunidad en el catálogo de Abades que pondré luego, aprovechándome del que escribió en 1606 el padre fray Alonso Cano, monje y Abad de esta casa, corrigiéndole en muchos puntos por lo encontrado en las fuentes originales aquí y en otras partes. El titular de este monasterio es San Félix Mártir de Gerona, llamado el Africano, el cual fue traído a esta costa para ser arrojado al mar. La tradición señala todavía el lugar donde esto sucedió, que llaman la Cala de San Feliu, donde se arrojan repetidas veces muchas gentes prácticas el día de la fiesta, que es a 1.° de agosto. Vese la imagen del Santo en el segundo cuerpo del altar mayor, ocupando el primero la de nuestra Señora de los Ángeles. El altar es de mal gusto, comenzado a trabajar en 1657 por Domingo Rovira, escultor de Barcelona, por precio de siete mil libras. Parece mucho peor, viéndose en las capillas colaterales los altares de San Benito con una muy buena estatua del Santo Patriarca, y el de Santa Cruz, y algunos otros de muy buena forma. No queda memoria de la dedicación o dedicaciones de esta iglesia: actualmente se celebra esta fiesta en la dominica cuarta de septiembre. La nave principal de la iglesia es sin duda obra del siglo XII. Posteriormente se ha ensanchado, teniendo para ello que taladrar algunas de las torres antiguas de esta fortaleza: obra en que ha trabajado el reverendo padre fray Fernando Pouplana en los dos cuadrienios de abadía. Algunos vestigios quedan de los claustros antiguos, que podrán ser del siglo XII. Un sepulcrito queda en ellos, y cerca de él se dice un responsorio el día de ánimas por sufragio de las de los Reyes, Condes y nobles que allí están enterrados: Regum, militum et comitum, dice la oración. Estos y lo restante del monasterio estaba todo dentro de la fortaleza, coronada de siete torres, de las cuales quedan en pie las llamadas del Fum (humo), de los Reyes y del Corn (cuerno, corneta), tomándose este último nombre de las guaytas y señales de descubierta que desde ella se hacían. Hoy se ha ensanchado el monasterio fuera del recinto de los muros.
En la sacristía vi una excelente estatua en plata del Patriarca San Benito, regalada por el Obispo de Mallorca Don fray Benito Panyelles, Abad que había sido de esta casa. Consérvase también una reliquia de San Ramiro monje, traída de San Claudio de León en 1597. En la iglesita de San Juan, que está dentro de la villa, se venera un pedazo de tela que llaman el Sant Drap, o pañal de Jesucristo (drap : trapo, paño; pañal, bolquer; aún tendrá restos de sangre de la circuncisión), la cual se muestra al pueblo día 6 de agosto, en que se celebra su fiesta. Visitola el Obispo Arévalo Zuazo, mandando que sólo pudiese enseñarla el Abad. Antes que eso la había examinado per ignem el Obispo Don fray Guillermo Boil en 1515, como creo que dije en su artículo. Estaba entonces en la ermita de San Telmo, edificio levantado sobre una eminencia al mediodía de la villa, que sirve para descubierta de enemigos. Fundose hacia el 1452 con licencia que dio el Abad y monasterio a un fray Jaime Corvera, ermitaño, cediéndole para ello cierto terreno con censo anual de una taza de agua, unam tassiam aque. El archivo de este monasterio no ofrece grandes curiosidades para la historia. Mas lo que en él hay perteneciente a las rentas y jurisdicciones, está colocado con un orden y clasificación tan oportuna y tal limpieza, que puede servir de modelo a los de mayor importancia e interés. En la biblioteca hay algunos mss. modernos de cosas políticas de España, Italia y Francia. Vi un ms. en vitela del siglo XV, y es P. Candidi Peregrinae historiae libri III. = Ejusdem gramaticon libri II. = Del P. Fr. Alonso Cano, que cité arriba, hay una obrita ms. intitulada Instrucción religiosa: es un compendio de máximas espirituales para la vida monástica. Al fin se lee que la acabó en Barcelona a 15 de abril de 1632. En esta obrita se hallan insertas dos cartas del célebre fray Francisco Victoria sobre los escrúpulos, cuya copia he encargado. = Item, varios ejemplares de libros rituales del orden, impresos en Monserrate en 1500, con algunos mss. de ordinaciones y consuetas monacales de Valladolid. Vamos ahora al catálogo de Abades. 

Soniario. 968. 
Landrico. En el año 1019 asistió a la junta de Obispos en Gerona en que se trató de restaurar aquella canónica, como se dijo en su lugar. Existía también en 1041, en que la Condesa viuda Ermesindis y Pedro, Obispo de Gerona, su hermano, con el consejo de muchos Próceres, dio a este Abad y su monasterio el castillo llamado Bene dormiens, (Benidorm) sito en la orilla del mar y cerca de este monasterio, para defensa común de estas costas en tiempos tan apretados. Publicó esta escritura la Marca hisp. (Ap. núm. CCXXIII). Para ello se juntaron los sobredichos señores con Jofre Vidal y su mujer Chixol en la iglesia de Santa Cristina, de la próxima valle de Aro (de Arado dijeron antiguamente), cuya iglesia he visto, y es todavía su fábrica de tiempo de aquel congreso. 
Bonifilio. Gobernó por muy poco tiempo; mas es cierto que fue sucesor de Landrico y antecesor de
Arnaldo, como consta de la consagración de este último, verificada el año 1052. Escritura muy singular, así por la repugnancia que el electo mostró en admitir, como los medios de que se valieron para compelerle; y sobre todo importante para fijar la verdadera época del pontificado del Obispo de Gerona Berenguer Wifredo. Advierte que se dice haber dilatado el recibir la bendición por espacio de nueve años: así que fue electo en 1043. Era monje de Cuxá. En fin, me remito a la escritura que va copiada (a: Ap. núm. I.). Esta es una de las muchas que llaman al domingo feria I.a 
Debió vivir poco este Abad, pues en escritura de señalamiento de límites de Solius y Llagostera entre el Conde de Barcelona Raimundo y su mujer Almodis, y Ramón Seniofredo, hecha a 7 de mayo del año XXVI de Enrique 1056, se halló presente y suscribió Berengarius Abba, que aunque no dice de qué monasterio, se puede conjeturar que fuese de este, atendidas las circunstancias de la escritura y la excepción de la jurisdicción de esta casa, que en ella se expresa: quede esto en duda. 
Pedro Gaucfredo. Era Abad el año 1067, VII del Rey Felipe, como consta de un testamento que vi en la catedral de Gerona.
Esteban. Era Abad en 1099 y 1103, y aun las memorias de esta casa dicen que era el Abad que no se nombra en la escritura de excomunión que fulminó el Obispo de Gerona contra Berenguer, Abad de la Grasa, que orgulloso con el parentesco de su hermano Raimundo, Conde de Barcelona y Besalú, invadió con mano armada este monasterio. La escritura que contiene esta historia publicó Marca (Ap. núm. CCCLXII): el cual, ibid. col. 486, observa que a pesar de la iniquidad de esta invasión, cuando el Papa Gregorio IX confirmó los bienes del monasterio de la Grasa, contó entre las iglesias sujetas a él la de San Feliu de Guixols. Lo mismo hizo mucho antes el Papa Agapito II, como 
he visto en la bula original que se conserva en el archivo de la prefectura de Carcasona. La vida de este Abad alargan aquí hasta el año 1121, en que dicen que murió.
Berenguer. Lo era en 1139, 1143 y siguiente. (Vid. ibid. col. 1293).
Guillermo. Asistió a la consagración del monasterio de Arlés en 1157. (Ibid. col. 506 y 1323).
Berenguer. En 1163 obtuvo del Papa Alejandro in la confirmación de los bienes del monasterio y de la libre elección de los Abades (Ibid. ap. núm. CCCCXL). No creas que este es el que fue Arzobispo de Tarragona, y que en la misma obra (col. 1349), hallarás firmado así: Berengarius S. Felicis Abbas, Tarraconensis electus; porque este era Abad de San Félix de Gerona y se llamó Berenguer de Vilamuls, como queda demostrado en su lugar. En la misma escritura, que pertenece al año 1163, firma otro Abad de San Félix, R. de Rocaverti, sin expresar que lo fuese de acá. Puede suceder que este sea el que después fue Arzobispo de Tarragona. Abad cierto de este monasterio no hallo otro hasta
Bernardo, que fue, según dicen, el que fundó la villa de San Feliu, como se dijo. Es cierto por lo menos que concedió no exigir de sus vecinos nec chestam, nec pessaticum, nec mensuraticum, nec aliquod usaticum de cunctis mercibus mobilibus. La fecha es del año 1181 anno primo regni Philippi Regis, filius Lodovici Regis Junioris. 
Raimundo. Lo era en 1190 y 1198. Murió en 1199.
Raimundo. La diferencia de estos dos Raimundos consta de una concordia que este hizo con Alemán de Ayguaviva, Sacrista de Gerona, sobre el pleito que tenía con el antecesor. Su data es de 1203. Del mismo año es el privilegio que le concedió el Rey Don Pedro mutandi et de novo construendi et edificandi monasterium et villam sancti Felicis, et faciendi fortiam et fortias in loco qui dicitur Castellar, que hoy dicen es el llamado San Telmo. El Abad murió en 1220.
Bernardo. Se halló en la conquista de Mallorca con 179 hombres de armas, y además se obligó a dar y pagar un hombre armado y un cuarto de otro para mantener la conquista de dichas islas, que aún hoy pagan los sucesores. En el archivo conservan dos estandartes que dicen haber servido en esta ocasión, y son dos pendones de doce 
palmos en cuadro, de tafetán, compuestos de piezas de amarillo, azul y blanco, con una cruz encarnada en medio de brazos iguales, cuyas puntas dan en los ángulos de los trozos. En consecuencia heredó allí el Rey al monasterio. Fue también electo Obispo de Mallorca, y el primero después de la conquista. En las memorias de esta casa no la hay de ello; mas se ha de tener esto por cierto, siéndolo que la dotación de la Catedral de aquella isla por el Rey Don Jaime a 5 de abril de 1232 va dirigida venerabili patri Bernardo Dei gratia Abbati Sancti Felicis Guixolensis, in ejusdem loci Episcopum postulato. 
Tráela Dameto Hist. del reino Baleárico, pág. 300. Yo puedo añadir que en un privilegio de exención de leuda, etc., concedido por el Rey Don Jaime a los vecinos de Gerona a 12 de abril de 1232, firma entre los testigos Bernardus electus Mayoricharum, (Lib. vir. de la ciudad de Gerona). Con esto es también cierto que no se verificó su promoción, y 
que prosiguió gobernando esta casa como simple Abad, como se ve en escritura de 1238, en que hizo a los vasallos de esta villa una gracia de poca cuenta. El catálogo indicado añade que murió en 1253. 
Geraldo o Guerau desde 1253 hasta 1276.
Bernardo desde 1277 hasta 1281. 
Gilaberto desde 1282 hasta 1290.
En este tiempo y año 1285 fue quemada y destruida esta villa por las armas Francesas en la famosa entrada del Rey Felipe. Reedificola este Abad con la concesión de nuevas gracias. 
Tomás Caserra (ipsa serra, Çaserra) desde 1290 hasta 1328. Conservábase su entierro en el cementerio antiguo de los Abades. 
Raimundo de Labiano desde 1328 hasta 1348. Este es el Abad preso en Gerona que ocasionó aquella ruidosa sentencia de que se habló en el Episcopologio Gerundense al año 1331. Cuando lo eligieron era de 26 años. No prestó su obediencia al Obispo hasta el 1332. 
Francisco del Pou desde 1348 hasta 1376.
Raimundo de San Esteban desde 1376 hasta 1392.
Guillermo de Samasó desde 1392 hasta 1408. Este Abad, en 1402, regaló al monasterio un báculo, unam crosam, de diez y ocho marcos de plata, para que usasen de ella los Abades dentro y fuera del monasterio en entierros, procesiones, etc. 
Galcerán de Callar desde 1408 hasta 1421.
Berenguer de Perarnau desde 1421 hasta 1428.
En la vacante los jurados de Gerona pidieron al Papa que la proveyese en Fr. Alberto Davellans, Abad de San Lorenzo del Monte.
No tuvo efecto. El sucesor fue 
Pedro Sorts desde 1429 hasta 1431. Trasladado a San Cugat. 
Bernardo de Torrella desde 1431 hasta 1453. En 1435 consiguió de Eugenio IV la facultad de poder reformar este monasterio, que fue el primero de esta provincia que se redujo a vida común, quedando por entonces incorporado a la congregación de Santa Justina de Padua. Hizo luego las ordinaciones necesarias, mandando entre otras cosas vestir el hábito como en monte Casino, quia est consonans et similis habitui gestari solito per monacos monasterii Sublacensis et de Specu. 
Juan de Cortadelles desde 1458 hasta 1472. Comendatario y electo Obispo de Gergento. La promoción de este Obispo debió ser a fines de este año 1472, puesto que a 2 de febrero del siguiente el Cardenal Rodrigo de Borja escribió desde Segovia al Rey de Aragón Don Jaime II, diciéndole: "Ara en aquest punt he rebudes letres de Roma quim signifiquen nostre Sant Pare ha transferit... (pone otras promociones) lo Abad de Sant Feliu en Bisbe de Gergent, segons Vostra Alteza habia scrit è declarada sa intencio à la Sua Beatitut." Sigue dándole gracias. La carta original está en poder del señor Abad actual de Ripoll Don Andrés Casaus.
Juan de Aragón desde 1468 hasta 1475. Comendatario y Arzobispo de Zaragoza. 
Fr. Antonio Bernardo Benito de Roca Crespa desde 1476 hasta 1507. 
Pedro, Cardenal de San Ciriaco, desde 1508 hasta 1509. Comendatario: 
Fr. Juan Nadal desde 1509 hasta 1521.
Este unió y sujetó esta casa a la reforma de Monserrate. En él comenzaron los Abades trienales. 
Fr. Gabriel Castany desde 1521 hasta 1524. En este tiempo se unió este monasterio a la congregación de Valladolid. 
Francisco Villa. 1528.
Guillem Monserrat. 1532.
Gabriel Castany, reelecto. 1536.
Francisco Boygues. 1547.
Guillem Monserrat, reelecto. 1553. 
Antich Llombart. 1556. 
Mateo Bárbara. 1559.
Gerónimo Lloret. 1562. Célebre por su Sylva allegoriarum.
Mateo Bárbara, reelecto. 1565.
Juan Casals. 1569.

Abades sexenales. (sexenio, 6 años)
Gerónimo Lloret. 1572.
Juan Casals 1578.
Rodrigo Gutiérrez. 1584. 

Trienales. (trienio, 3 años)

Miguel Sobrarias. 1587. 
Tomás Moyo. 1590.
Miguel Sobrarias. 1592. 
Juan Capmany. 1593. 
Miguel Sobrarias. 1595. 
Jayme Forner. 1598. 
Juan de Valençuela. 1600. 
Luis de Arévalo Sedeño. 1604.
Diego de Marquina. 1607. 
Miguel Sobrarias. 1610. 

Cuadrienales. 

Joaquín Bonanat. 1513. 
Antonio Vidal. 1617. 
Alonso Cano. 1621.
Antonio Vidal. 1625.
Juan Gorgoll. 1629.
Alonso Cano. 1633.
Tomás Becerra. 1637.
Alonso de Trujillo. 1641.
Benito Tarrats. 1645.
Alonso de Trujillo. 1649.
Benito Tarrats. 1653.
Gerónimo de Torquemada. 1657.
Plácido Riquer. 1661.
Diego de Sandoval. 1665.
Jaime Zaragoza. 1669.
Mauro Monsalvo. 1673. 
Plácido de Campos. 1677.
Narciso Isos. 1681.
Plácido de Campos. Murió 1683.
Benito Romaguera. 1689.
Felipe de Zuazo. 1693.
Benito Romaguera. Murió 1695.
Gabriel Sabater. 1701.
Juan Giménez. 1705.
Benito Panyelles, reelecto. 1717.
Isidoro de Convarem. 1721.
Felipe Quintana. 1725.
José Escardo. 1729.
Isidoro de Convarem. 1733.
José Escardo. 1737.
Bernardo Ponach. 1741.
José Escardo. 1745.
Isidoro de Carmona. 1749.
José Tost. 1753.
Bernardo Ponach. Murió 1754.
Bernardo Casanovas. 1757.
Isidoro Carmona. 1761.
Juan Font. 1763.
Antonio Sabater. 1765.
Pedro Rafols. 1769.
José Ponach. 1773.
Pedro Rafols. 1777.
Isidoro Riera. 1781.
Benito Massalva. 1785. 
Fernando Pouplana. 1789.
Benito Massalva. 1793.
Pedro Rafols.......... 

SANTA MARÍA DE ULLA. 

Siguiendo la costa del mar hacia norte, y dejando la populosa villa de Palamós y las de Palafurgell y Pals (N. E. de donde salieron las 3 carabelas con destino a las Indias, según algunos “nuevos historiadores” y alucinados bien pagados), comenzando ya en estos dos últimos la famosa llanura del Ampurdán, puntos antiguos, mas no para mi objeto, llegué a la Colegiata de Santa María de Ulla, villa pequeña, situada junto a Torroella de Mongrí. Algunos han creído y creen que esta última villa se debe llamar Torrevella, mas no es así, que no hay instrumento antiguo que haga de ella mención, en que no se escriba Turricella (: Torrecilla) de Montegrino; y cierto es que a este nombre corresponde puntualmente Torroella o Torrella, no Torrevella. El sobrenombre de Mongri lo toma de un monte al norte de ella, que se llama así, y no sé por qué. Todo este terreno es fértil y delicioso, aprovechando para riegos y molinos las aguas del Ter, que pasa muy cerca. Volviendo pues a Ulla, el canónigo y sacristán Don José Bofill me hospedó y proporcionó cuanto podía desear. Consta en el día esta colegiata de un Prior, que viste hábitos corales como los canónigos de Gerona, y cuatro canónigos que usan de muceta negra con vuelta encarnada, y sobrepelliz. Habrá poco más de tres años que residen en la iglesia nueva, dentro de la villa, como antes tuviesen que salir, y entre muchos lodazales y humedades, a la iglesia vieja, que estaba fuera en bastante distancia. Dicha Colegiata es la sucesora de la canónica antigua Agustiniana, secularizada, como todas las demás de este país, en 1592, cuyo origen se debe a un presbítero llamado Pedro Vidal, que la fundó hacia el año 1121, con consentimiento, y aun en presencia, de Berenguer Dalmacio, Obispo de Gerona, San Olaguer, Arzobispo de Tarragona, Ponce Ugon, Conde de Empurias, Ponce Guillem de Torroella, Señor de la villa de este nombre, y de otros nobles, los cuales le constituyeron y nombraron el primer Prior de esta casa. De estos principios queda una historieta ms. a fines del siglo XII, y a lo que yo entiendo por el cuarto Prior de esta casa, según lo colegirás por las notitas que he puesto en la copia adjunta, sino que está llena de milagros y narraciones estupendas. Mas la parte histórica, digo la noticia de los tres primeros Priores y de los sujetos que intervinieron en esta fundación, es puntual con todos los documentos ciertos de aquel tiempo. En ella se lee que la imagen de nuestra Señora, que fue la titular de la canónica, se veneraba antes en la iglesia subterránea, que todavía se conserva, y que por las inundaciones y avenidas de arena del río Ter vino casi a quedar sepultada, de modo que se pensó en erigir otro templo sobre el mismo, y trasladar a él la imagen, llamada por ello de la Fossa. Efectivamente, se ven hoy día los dos templos: el inferior, cubierto de arenas hasta el arranque de sus bóvedas, y sobre él otro mucho mayor, obra del siglo XII, con algunos adornos del siguiente: su bóveda es toda de cantería. Este templo fue consagrado el año 1182, el mismo en que se hizo la traslación de la imagen por el Arzobispo de Tarragona Berenguer de Vilamuls, y Raimundo Orufall, Obispo de Gerona. En la Marca Hisp. (Ap. núm CCCCLXXVIII) hallarás la escritura que sobre ello se hizo. Las oficinas de la canónica, claustros, etc., todo ha perecido: de la iglesia han quedado solas las paredes y bóveda. El altar mayor, construido con gusto en el siglo XVI, se trasladó hace poco a la iglesia actual, junto con la sobredicha imagen, que representa a nuestra Señora sentada, y sabe bien a la antigüedad que se le atribuye. En la entrada de la misma, en el plano, han colocado dos inscripciones sepulcrales traídas del templo viejo: una es la memoria de algunos individuos de la familia de Senesterra, y otra en leoninos, así:
Quem tegit iste lapis speculo fulsit probitatis 
Actibus illustris, sensu probus, ac bonus armis
Flos proprie gentis dans hostis prelia ventis 
Contrito corde post hec migravit ab orbe
Anni cum Christi dicuntur mille ducenti
Sex et triginti julii quintoque kalende
Hoc tumulo missus est Poncius Guilielmus
Qui patrie stella genitus fuit in Turricella
Gaudeat in Christo qui mundo floruit isto.

Lo mismo debieran hacer con otras dos inscripciones que quedan en la iglesia vieja, una de ellas de un Prior de la casa.
El archivo de esta iglesia es brevísimo, faltando como falta el que pertenece a la dignidad de Prior, donde ha de haber algo que haga más para la historia. Sin embargo, hallé en él una Consueta apreciable del antiguo monasterio, ms. en 1450, conforme en sus ritos con lo que va notado de la Catedral de Gerona. Item un Martirologio del siglo XIII 
con noticia de varios óbitos que he extractado, y con un breve Cronicón al fin, que va también copiado, y la noticia que decía de los principios de esta canónica, copiada allí (a; Ap. núms. II, III y IV). 
De todos estos documentos y algunas otras observaciones van las noticias siguientes de la serie de Priores.

Pedro Vidal, que cuidaba ya de la iglesia mucho antes del 1121 en que fue hecho el primer Prior, y llegó a formar la canónica de doce individuos, y murió en 1147. Le sucedió
Carbo (Carbó), cuyo gobierno duró cuatro años, y así murió en 1151.
Berenguer. La gobernó por espacio de veinte años, y así murió en 1171. 
Bernardo. Consta que fue el Prior IV, mas no los años de su gobierno. Entiendo que este es el autor de la relación histórica que antes dije; porque diciendo que él sucedió al venerable Pedro Vidal, sin embargo, pone solamente los nombres de los tres primeros Priores.
A este tiempo pertenece el desembarco que hicieron por acá los Moros en el año 1178, en cuyo tiempo se apoderaron de esta iglesia y la saquearon, y de sus canónigos unos mataron, otros llevaron cautivos a Mallorca. Esto dice el Cronicón de que hice mención.
Raimundo de Vilarico. Prior V. B. Prior y antes Prepósito de San Martín 
de Guda y canónigo de Vilabertrán. Se halla enterrado en la iglesia vieja, cuya inscripción dice que fue allí sepultado en 1303. 
Berenguer de Santo Andeolo. Murió 1310.
El mismo año fue electo
Berenguer de Turria. 
Francisco Jaime. El necrologio le llama Prior XI, y le supone muerto en 1348. Sucediole 
Francisco de Agauta. Prior XII.
Dalmacio. 1379.
Pedro Tortosa. Murió 1444.
Guillermo Moreno. Murió 1452.
Jayme Mas. Fue provisto por Nicolao V en el priorato de Ulla, año 1452. (Archivo de Solsona).
Raimundo Geralt. Murió 1467.
Miguel Brayde. Murió 1574.
El mismo año le sucedió
Pedro Aragay. 

EMPURIAS. 

La inmediación de Ulla a Empurias me proporcionó ver el terreno que cubre y sepulta aquella inmensa y famosa ciudad, que descubre por acá y acullá algunas muestras de las riquezas que en sí encerraba. Los trozos enteros de muralla que existen son la apología del tiempo y la vergüenza de los hombres que deshicieron otras para aprovechar sus piedras. La casualidad ofrece por medio del arado y lluvias mosaicos, barros, monedas y otras curiosidades. No se puede pisar aquella grande extensión sin mirar siempre la tierra que arroja afuera algunas de aquellas cosas con que parece convidar al hombre a buscar lo demás. Cuanto pudiera medrar la antiquaria (anticuaria) con una excavación en ciudad tan rica, se puede colegir sólo del ramo de monedas propias de Empurias, de las cuales un sujeto ha llegado a recoger pasadas de noventa, todas diferentes. A esta riqueza y al comercio conocido de ella era consiguiente el lujo y uso de todas las preciosidades Griegas y Romanas que allí están enterradas para tiempos más felices. Por desgracia habitan en aquel terreno muy pocos que conozcan lo que pisan. Yo sólo conocí al P. Fr. Manuel Romeu, religioso Servita del convento de nuestra Señora de Gracia, fundado allí, el cual no deja perecer lo que le viene a mano, dándole el lugar que le corresponde: y esto es cuanto puedo decir de la Empurias invisible. La visible, que es un lugarejo pequeño, hace un contraste admirable con la que le dio el nombre, mas no las riquezas. Tuve, sin embargo, el gusto de ver y copiar allí una inscripción del siglo X, colocada sobre la puerta de la iglesia de San Martín, que es la parroquial, en dos tablas de mármol harto bien conservadas, que trata de la restauración de esta iglesia, y dice así: 
NLIS 
AULA IACEBAT BELLONEIS NEGLECTA RUINIS
… MARTINI DUDUM SACRATA BEATI
CUM TER TRECENTOS BIS DENOS TER QUOQUE... NOS 
CORPORE OSSBUS. ANNOS XPS. HABERET
COEPERAT ANNIS TER QUINIS INDICIO VOLVIT...
VE QUATER DENIS KAROLUS REGNABAT IN ANNIS
TUNC COMES HANC GAUZBERTUS OVANSAEROS RENOVAVIT
… ERII PROLES ERMENGARDIS DE MATRE NATUS
SEPTEMBRIS IDUS PRIDIE NE BEATO QUI FUIT HUNC
PATER ET NATUS PARITER QUOQUE
IGNOSCAT DEUS VITA REQUIEM DETQUE BEATAM AMEN. 

Esta es la inscripción que tanto deseó el padre maestro Flórez en el  XXVIII, página 75. Véase el prólogo del mismo tomo, donde se publicó, y cotéjese. Necesita de alguna explicación, mayormente habiéndola copiado con la mayor puntualidad que la hace obscura. 
Ya dije que la sobredicha inscripción está grabada en dos mármoles; ahora añado que entre ellos se halla otra en jaspe, de poca importancia a la verdad; pero ya que estamos, y que me costó tanto trabajo de subir tan alto y lavarlas con tal incomodidad, allá va. 

Dormit in hoc tumulo Gielmus de Palaolo
Qui Sacrista bonus vixit populique patronus 
Lux fuit ecclesie, cleri Dux, Archa sophie
Vir bonus et gravis... morigeratus,
Ecclesie campum dedit librum Breviarium
… cloquerium, voltam, tectum, pavimentum 
Libris sanctorum alter passio scripta virorum
Isto pro quorum meritis sit sede polorum
Anno milleno bis C. quater X. simul VIII.
... cluditur undenis Jani sua vita kalendis. 

Además de las dos restauraciones de la fábrica material de esta iglesia, indicadas en las dos inscripciones antecedentes, todavía queda sobre la misma puerta la memoria de la fábrica actual, comenzada en 1507 y concluida hacia el 1540.
Es extraño que no se halle en todo aquel terreno inscripción alguna Romana o Griega. Tres solamente Romanas halló estos últimos años el citado P. Fr. Manuel Romeu, las cuales remitió a varios literatos de Cataluña. Diome copia de ellas, que es la siguiente: 

I.
SERGIA 
MONTAGNA
H. S. E. 

La posee en su estudio el padre maestro fray Juan Izquierdo de la orden de San Agustín en Barcelona. 

II.
A. EMILIO
MONTANO
BACCASITANO
L--ASERILIS
H. S. E. 
Está en el real monasterio de canónigos Premonstratenses dicho de las Avellanas. 

III.
PORCIA. ME. FECIT
SEVERA. GERUNDENSIS. REFECIT 
A. VI. A. IX.
Fue regalada a Don Mariano Pou, de la ciudad de Mataró.

VILABERTRÁN. 




El nombre de Vilabertrán está ya en varios diplomas del tiempo del Rey Lotario, en que existía en este mismo lugar una iglesia dedicada a nuestra Señora, a quien ya entonces dio los diezmos y primicias de estos contornos una mujer llamada Guidenellis que vocatur Bona dona, con su hijo Guinebaldo. Un siglo después, esto es, hacia los años 1060, creció en riqueza y veneración con el cuidado de un presbítero llamado Pedro Riguall, a quien en 1069 se confió solemnemente el gobierno de ella y de los clérigos que ya entonces servían allí. De esta institución queda un instrumento hecho con autoridad de Amato, Legado Apostólico, que el año antes tuvo el concilio que dije en Gerona, y también de Bernardo. El nombre de Praelatus atque minister ecclesiae Santae Mariae Villebertrandi, que dan al dicho Pedro varios instrumentos de aquel tiempo, que es equivalente al de Prior; el gobierno general que otros le suponen encomendado, y el derecho que se dio a los clérigos de elegirse sucesor en caso de muerte, dan a entender que esta era una congregación formada, que casi podemos llamarla canónica, y como el ensayo de lo que luego fue en el año 1100, en que se introdujo en ella la regla y profesión Agustiniana, según la escritura publicada en la Marca Hisp. (Ap. núm. CCCXXVII), cuyo original está aquí. El mismo Pedro fue nombrado su primer Abad, del cual y de los siguientes diré luego. Mas no puedo omitir una memoria notable de este mismo Pedro Rigual, de que ya hice mención en el Episcopologio de Vique (artículo Berenguer Rosanes), con ocasión de una escritura, que allá fue copiada, de varias quejas que dieron los canónigos de aquella iglesia contra los que usurpaban sus bienes. Entre ellas se halla este artículo: monemus ut Petrus Rigualli qui habet suam ecclesiam dimissam, et ecclesiam Sancti Johannis... sub prioraticu acceptam, ut revertatur ad suam propiam (cuando propriam pierde la segunda r) ecclesiam Sanctae Mariae Villaebertrandi. Si vero contemptor extiterit, interdicimus eum ab omni divino officio, et ab introitu ecclesiae. Esta escritura es de los años entre 1089 y 1100, como allá se explicó. No sé qué iglesia de San Juan fue la usurpada por nuestro Pedro. Sospecho que era la llamada de las Abadesas, que como se dijo en su artículo, por esos tiempos estaba pretendida por varios dueños. Este instituto permaneció hasta la supresión general de él en 1592, en que fue erigida en Colegiata, presidida por un Arcipreste y servida de once canónigos. Con el favor del actual Arcipreste Don Baudilio Segas y de Terrades y del Capítulo, vi el archivo, harto abundante, mas en pésimo estado, en una pieza provisional por la esperanza en que está el Capítulo de trasladarse a la villa de Figueras. El furor de las guerras destruyó casi todo el edificio y acabó con los códices antiguos. Entre ellos falta un Martirologio que no hace muchos años vio allí el señor Caresmar, canónigo Premonstratense, que hizo de él un extracto, del cual va esotro adjunto (a: Ap. núm. V.). 
El templo actual es el mismo que se comenzó a construir a fines del siglo XI, y que se consagró el año 1100. Es de tres naves, con la poca elegancia de aquel tiempo. En el poste derecho del crucero vi una pequeña inscripción en mármol, encastada en la pared, que dice:
Dícese que este es Don Alfonso II, Rey de Aragón, cuyas cenizas en gran parte se depositaron aquí. Efectivamente, la letra es del siglo XII o principios del XIII. Hácese esto verosímil con la devoción que este Rey mostró a esta casa, fundando en ella una capellanía el año 1194, conforme lo dice la escritura adjunta (a: Ap. núm. VI.). Ya en 1176 les había confirmado el mismo Rey la donación que Pedro de Montagut hizo a esta canónica de la villa de San Pablo de Calciata (Calzada, Calçada). Más es que en el necrologio que va copiado se repite el magnatum magna potestas del epitafio, y se añade: hoc sua servantur interiora loco; pro quo officium plenum fiat et prebenda detur. El interiora indica que se depositaron aquí sus entrañas
Otra inscripción hay en el pavimento de la nave derecha, que dice: hic iacet Rev. Michael Terrarol canonicus huyus (huius) ecclesiae, vir fortissimus in vita sua; sed venit fortior illo scilicet mors, et superavit eum 15 martii 1756. Sobre la puerta de la sacristía queda el hueco que ocupaba el sepulcro del primer Abad Pedro Rigual, el cual ahora está dividido en trozos en la sacristía. En la caja o sarcófago se lee: 
Discat qui nescit Petrus Abbas hic requiescit:
Nec timeas falli Petrus fuit iste Rigualli.
Nada más de este edificio pobre y destruido por las guerras, cuya reparación se dilata esperando la traslación sobredicha.
En el claustro, obra del siglo XV, sólo hay una sepultura notable, que dice: Anno Domini M.CC.LXXX. XII. kal. augusti obiit nobilis Gaufridus Vice Comes Rupebertini (vizconde de Rocaberti), et Dnus. Petralate (Señor de Peralada). Item anno MCCXXIX. XI. kal. decemb. obiit Dnus. Dalmacius Rupebertini in captione Mayoricarum. Item anno M.CC.XII.  tercio kal. augusti obiit Dnus. Gaufridus Rupebertini aput Ubedam (1212, Úbeda, Navas de Tolosa) qui cum omnibus eiusdem generis defunctis hic simul in Dno. requiescunt. Amen.
Como dije, pues, el primer Abad fue Pedro Rigual, que comenzó a serlo en 1100, y de quien hallo otras memorias hasta 1104. No me consta su muerte; pero a ella le siguió luego una gran veneración: de lo cual puede verse el P. Domenech. (Hist. de los SS. de Cataluña). Acaso vivió hasta el 1107 o por ahí, que es cuando comienzan las del sucesor
Arnallo Adalberto, y duran hasta el 1115: pero es de advertir que juntamente las hay indubitables en el mismo período de años de otro Abad llamado
Berenguer. Esta simultaneidad, cierta por varios instrumentos, ya que no fuese anarquía, pudo ser, como en otros monasterios se ha visto, coexistencia de dos superiores, encargados cada uno de ellos de su ramo, de modo que uno fuese el propio y verdadero Abad, y el otro como un Prepósito económico o encargado del gobierno de las iglesias anexas. 
Existencia. Muerte. 
Pedro Guillem. 1123 - 1124
A este Abad Pedro dio Arnaldo, Sacrista de Gerona, las casas en que él vivía en dicha ciudad, pegadas al muro de la misma, versus meridiem super portam quae dicitur Ruphini. Fue esto el año XIII de Luis el Craso, que es el 1120 o por ahí. Va copia (a: Ap. núm. VII.).
(N. E. Si el XIII. regni Ludovici Regis es el 1120, Petro, eiusdem loci Abbati, ya era Abad en 1120)
Raimundo 1125 - 1127
Berenguer de Llers. Era Abad en 1136, Arcediano de Gerona y electo Obispo de la misma hacia 1145.
Pedro 1147 - 1149
Raimundo Orusall 1162 - 1179
Electo Obispo de Gerona.
Guillermo 1181 - 1194
Pedro 1200 - 1201 
Bernardo 1203 - 1210
Pedro de Soler 1214 - 1217
Arnaldo 1217 - 1218
Raimundo 1220 - 1245
Guillermo de Empurias 1248 - 1257
Arnaldo 1259 - 1283
Dalmacio 1285 - 1306
Pedro 1308 - 1312
Guillermo de Pau 1314 - 1330
Ermengol de Vilaric. 1333 - 1346 
Dalmacio 1347
Arcediano de Tarragona.
Raimundo 1348 - 1355
Raimundo 1361 - 1377
Guillermo 1379 - 1398
Antonio Girgos 1410 - 1424
Pedro 1440 - 1454
Gaspar de Cruilles. Murió en 1488.
Berenguer de Cervelló 1534 1538.
Murió en Mallorca.
Pedro Domenech. Natural de Gratallops; entró en 10 de noviembre de 1545, y murió a 1.° de noviembre de 1560. Estuvo de procurador en Roma por el Rey, y después cinco años en Portugal, de donde volvió a 17 de julio de 1553.
Cosme Damián Ortolá. Tomó posesión en 16 de mayo de 1564. Murió aquí a 5 de febrero de 1568, y está enterrado delante del altar mayor. 
“Cosmus Damianus Ortolanus Pirpinianensis, cum ab ineunte pueritia ad omnem virtutis laudem, ac optimarum artium studia se contulisset, eorumque causa Hispaniam ulteriorem, Galliam, Italiamque peragrasset, quinto et trigessimo aetatis suae anno sacrae theologiae ac juris pontificii doctor Bononiae factus, eam XX. proximis annis et philosophiam theologiamque publice docendo et sancte religioseque vivendo cum apud omnes tum vero apud Philippum II Regem Catholicum auctoritatem adeptus est, ut ab eo et in Abbatem huius monasterii id ipse non modo non ambiens, sed ne suspicans quidem, 
fuerit electus, et paucis deinde mensibus interjectis ad Tridentinum concilium evocatus Lutheranorumque furori pro orthodoxa fide obiectus. Quo dum properat et commodam Rosis navigationem expectat huc ad nos pontificio diplomate nondum impetrato divertit in nonas julii MDLXII.” 
Carlos Domenech. Tomó posesión en 9 de junio 1575. Electo Obispo de Lérida. 

SAN PEDRO DE RODAS. 

Del monasterio de San Pedro de Rodas no puedo decirte lo que sin duda esperas, atendido su nombre y antigüedad. La aspereza y sombría insalubridad de su antiguo sitio, con lo expuesto que estaba e indefenso contra las invasiones de los Franceses en caso de guerra; estas y otras consideraciones obligaron al Rey a mandar, con decreto de 24 de septiembre de 1798, que se trasladase esta casa a Vilasacra, lugar propio del monasterio, y situado en la llanura del Ampurdán, a una legua al E. de la villa de Figueras. Trasladose efectivamente el Cabildo, día 10 de diciembre del mismo año, a la casa abadía del dicho lugar, mientras en sus inmediaciones se zanjaba el nuevo edificio. En este estado, pocos años después, en el de 1805, día 19 de junio, S. M. mandó que la traslación se hiciese a la villa de Figueras a solicitud del Ayuntamiento, y movido de las mayores ventajas que resultaban a dicha población, ilustrada con tan noble cuerpo. Trabájase con actividad en la construcción del monasterio a la parte oriental de dicha villa, y entretanto permanece en Vilasacra. En este lugar, llamado en las escrituras antiguas Villa Sacari y Villa Sacher (azúcar) y así: en este lugar, digo, he visto las antigüedades diplomáticas del monasterio de San Pedro de Rodas, merced a la buena acogida que he merecido y al afán con que me han ayudado estos sabios monjes, y particularmente el I. Sr. Don Joaquín Clavera, Abad actual, muy aficionado a la anticuaria. El archivo no es lo que pudiera y debiera ser, considerada únicamente la antigüedad de la casa; pero es mayor y más rico de lo que puede esperar el que sepa los asaltos de enemigos de mar y tierra que sufrió la antigua casa, sin contar los incendios, ruinas y otras calamidades generales. Así se hallan todavía en él algunos títulos de pertenencia desde la mitad del siglo IX, y desde la mitad del X se hallan en grande abundancia las escrituras de varios géneros con que he enriquecido la historia de la iglesia de Gerona, y las observaciones sobre monedas, cronología de los Reyes de Francia, etc. Dos Cartorales, escritos en los siglos XII y XIII, comprenden escrituras desde mitad del siglo X. Así es claro que falta otro de escrituras anteriores, de las cuales existen algunas sueltas. De la biblioteca tan celebrada nada ha quedado. Hay aquí una tradición vaga de que un general Francés, llamado Noailles, trasportó, no sé en qué tiempo, varios códices a París, entre ellos una preciosa Biblia. Esto sería ea las guerras del siglo XVII, durante las cuales estuvo muchos años despoblado el monasterio. Lo demás consumieron las guerras, particularmente la última de 1795. Con todo eso pudieron salvarse algunas señaladas reliquias. Tal es una capa pluvial tejida en oro notoriamente del siglo XII por su hechura con el triangulito de capilla cosido en lo alto de ella. Dícese haber sido de Santo Tomás Cantuariense. Otra y muy preciosa es una cadena de hierro como de una vara con eslabones pequeños, que se tiene por de San Pedro Apóstol. El modo y forma como vino acá no se puede asegurar, habiendo perecido muchos instrumentos antiguos. De ella y de otras grandes e insignes reliquias que tenía este monasterio da noticia la nota adjunta (a: Ap. núm. VIII.), tomada de un cartel del siglo XV, en 
que se anunciaba el jubileo famoso que durante muchos siglos disfrutó esta casa de San Pedro de Rodas. Diré de él, ya que vino a mano.
Atribúyese su origen al Papa Urbano II, quien expidió un breve apud Urbem veterem (Civitaveccia, ciudad vieja) idus januarii pontificatus anno II (1088), en que concediendo varias indulgencias parciales a los que visitasen la iglesia del monasterio en las fiestas de San Pedro y San Félix, de la Resurrección y todas las de la Santa Cruz, concedió jubileo plenísimo para la de Santa Cruz de mayo, todos los años que cayese en viernes, y su octava. El original de esta bula no existe, sólo quedan algunas copias; pero hace mención de ella el Papa Julio II en las letras de comisión que expidió en 1508 para averiguar la causa por qué algunos Obispos se resistían a su publicación. Lo que yo puedo asegurar es que estuvo en práctica hasta el año 1697, que fue el último de los dichos jubileos. Queda todavía un decreto impreso de Pedro Borril, Vicario general del Obispo de Gerona Don fray Severo 
Tomás Auther, fecho a 9 de febrero de 1680, quien dice que vista la bula original de Urbano mandaba se publicase. El concurso era, como es fácil de entender, muy crecido de todas las provincias de España y Francia. Hacíase con toda pompa la ceremonia de abrir la puerta principal del templo, que siempre estaba cerrada a cal y canto por la soledad del sitio, y para entrar en él sólo se servían de una lateral.
Viniendo ahora a dar alguna noticia de la antigüedad de este monasterio, digo, que aunque conocido siempre con el nombre de San Pedro, mas en la mayor parte de las escrituras se añade con variedad el de San Pablo y San Andrés. Su situación era en el condado de Peralada en la vertiente oriental del monte llamado Rota, Roda, Rodas, in suburbio Castro Tolone, subtus Castro Verdaria o Viridaria (verde), que es el que está en la cumbre del monte llamado ya en el siglo XIII de San Salvador. Estas localidades son constantes en todas las escrituras. En una del siglo XI se llama el monte o el lugar Amir Roda. Ya te acordarás de lo dicho en lo del monasterio de Amer, que el de Santa María de Rosas también se llamó de Rota y de Rodis hasta el siglo XIV. De modo que todo el monte es claro que tuvo este nombre, y así lo hallarás en las escrituras que van con esta carta. Desde la mitad del siglo X quedan instrumentos que le acreditan inmediatamente sujeto a la Sede Romana. Por otros de principios del mismo siglo consta con certidumbre que ya entonces se progresaba (procesaba) en él la regla de San Benito.
He acotado esta época porque no se han conservado escrituras anteriores que acrediten con certidumbre su profesión, ni aun la existencia del monasterio. Mas para mí es indubitable que existió mucho antes, atendida la multitud de posesiones que ya le confirmó con su diploma el Rey Lotario año 982 (Marca Hisp., ap. núm. CXXX); que cierto no bastaba un siglo para adquirir tales y tantas cosas como en él se expresan. Por otra parte, en 943, se supone muy antiguo este monasterio, cuya jurisdicción quiso recobrar Acfredo, Abad de San Esteban de Bañolas (Marca Hisp., ap, núm. LXXIX). Más es que en la 
escritura de consagración de la iglesia de Fontanet, que ya envié desde Gerona, reducida al año 904, se halla esta firma coetánea: Modicus Georgius Abba exiguus et sacerdos indignus interfui et subscripsi. 
La circunstancia de hallarse esta iglesia cerca del monasterio, y la de conservarse en el original la sobredicha escritura, inclinan el ánimo a creer que este Abad Jorje (Jorge, Jordi) lo fuese de acá. Con esto dice 
la memoria cierta de congregación de monjes que aquí había entonces. En escritura del año IIII del Rey Carlos el Simple (902), Adaulfo hizo donación de una viña ad Sancto Petro Apostolo vel ad ipsos servos qui servi sunt die notuque (noctuque). Otra del año XXII del mismo Rey (919) comienza así: In nomine Domini: nos Wisindus Praeposito, Balone, Argilone, etc... monacos, seu et cuncta congregatione Sancti Petri et Sancti Andree et Sancti Pauli simul in unum donatores sumus, etc. Otras dos he visto de esos años, donde también se menciona Prepósito. Mas lo que es Abad propio y cierto de esta casa no consta que lo hubiese antes de la mitad del siglo X. En la competencia que decía de esta casa con la de Bañolas, compareció ante el Rey de Francia el Abad de aquella, y de la nuestra fue enviado Tassio unus ex prioribus. Este Tassio es el primer personaje que haga gran figura en este monasterio. Era hijo de Heldesindo y Levogodo: fue casado con Amalvigia, y muerta esta, con Hisblanda, de las cuales tuvo dos hijos, Sperandeo e Hildesindo, Abad después y Obispo de Elna, y una hija Levogodo. Todo esto consta de la escritura que va copiada (a: Ap. núm. IX.), que tiene la fecha singularísima en estos países, II kal. decembris anno IIII regnante Radulfo Rege (925), reinado que acá no fue admitido. El año 943 le hallamos ya monje en esta casa, y defendiéndola en presencia de los Reyes de Francia de las pretensiones que sobre ella tenía la de Bañolas. De ello trata largamente la Marca Hisp., y también del año de su muerte, copiando la inscripción sepulcral. Lo que le hizo más memorable es el haber sido padre de Hildesindo, que es el primer Abad conocido de esta casa, y con esto me hallo ya en el catálogo de Abades, en que ingeriré algo de la historia del monasterio. 
Hildesindo desde 947 hasta 991. En todas las escrituras se llama así, y en muchas firmadas de su mano, no Eldesindo ni Heldesindo, que era el nombre de su abuelo. Este es el hijo que Tassio deseó se quedase en la profesión monástica, como se ve en la escritura citada. El mismo, en una donación al monasterio del año 967, dice que la hace por el alma de genitore meo dive memoriae Tassione, dando entre otras cosas un campo in palatiolo qui fuit de Chindilberga amita.
La primera memoria de su prelacía es del año 947, año XI de Luis Ultramarino, día 5 de abril, en que el Obispo Wisado II de Urgel dio a este Abad y su monasterio la iglesia de San Pedro de Ulceia en la Cerdaña. En esta escritura, copiada de un Cartoral, dice el donador: Ego Wisadus Episcopus in Sanctae Mariae cenobio Urgellensi (a: Ap. núm. X.). Otra memoria hay del mismo en el juzgado que se tuvo ante el dicho Rey, año XIII de su reinado, que es 949, no 947, como dice la Marca Hisp., donde se publica (Ap. núm. LXXXIII). En 953 le confirmó el mismo Rey la pesca del estanque de Castelló con sus tres islas adyacentes, llamadas Uduagro, Fonilaria y Savarto, según las había dado al mismo monasterio el Conde Gozfredo. Va copiado de nuevo este documento (a: Ap. núm. XI.), aunque ya publicado (núm. XCI). Formalizó el Conde esta donación el año 968 (id. núm. CIX). Mas hízole otra mucho más amplia y general, año 974, que podrás ver (ib. núm. CXVI), y también las confirmaciones apostólicas de los Papas Benedicto VI y VII. De este último Papa queda además una carta al Conde Ugo, en que le manda restituir al monasterio el castillo que había usurpado de Verdaria (b: Ap. núm. XII.). El año 977 recibió una donación de Bencio, que va copiada (c: Ap núm. XIII.).
Hasta aquí Hildesindo suena solamente Abad; mas en las escrituras siguientes se llama juntamente Obispo, y lo fue de Elna, y no de Gerona, como se creyó en los Episcopologios antiguos de aquella iglesia. La primera escritura es el precepto de Lotario, dado en su favor el año 982, que publicó la Marca Hisp. (Ap. núm. CXXX), y yo he copiado de nuevo (a: Ap. núm. XIV.). También se nombra así en el Judicatum, de que hablé en el Episcopologio de Gerona, año 987 (art. del Obispo Gotmaro), y en la bula dada, año 990, en favor de su monasterio, por el Papa Juan XV (ib. núm. CXL). En las escrituras de esta casa dura todavía su memoria hasta el año IIII de Hugo Rey (991), en que firma Hildesindus gratia Dei Praesul atque Abba, y esta es su última noticia: de modo que si es el mismo que comenzó en 947, lo fue más de cuarenta y cuatro años. Es notable de su tiempo el establecimiento que hizo él mismo de unas viñas a Mascharon, presbítero, año III de Ugo (990), en que poniéndose su nombre en el exordio, en las suscripciones dice así: Johannes gratia Dei Abba in vice domni Hildesindi Episcopi. Va copia (b: Ap. núm. XV.). Tengo por cierto que en la vejez de Hildesindo se le debió dar coadjutor que le sucediese en la abadía. No diré lo mismo de dos Abades que firman en escritura de establecimiento del año XXI de Lotario (976), en que después de Hildesindo suscriben Yrmynysclus Abba. = Sonniarius Abba. Estos debían serlo de otros monasterios; mas en el nuestro ha de ser tenido por sucesor Juan, que lo debió ser por poco tiempo, pues en el año siguiente 992 ya se hallan memorias de
Pedro. En la encíclica con que los monjes de Ripoll anunciaron a los monasterios la muerte de su Abad Seniofredo, año 1008, entre sus contestaciones está la de este de San Pedro, y sólo se piden oraciones 
por dos Abades difuntos, es a saber, pro summo sacerdote Heldesindo, et pro Petronem Agatorxius Abba (Orig. arch. de Ripoll). De modo que el año 1008 había habido un Abad llamado Pedro después de Heldesindo. Alguno querrá que Agatorxius sea el Abad actual en ese año. Dudas a cada paso. En tiempo del referido Pedro, y al año 1022, pertenece la solemne consagración de la iglesia, hecha por Wifredo, Metropolitano de Narbona, ad vicem de Pedro Roger, Obispo de Gerona, con asistencia de Oliva de Vique y otros. (Marca Hisp., ap. núm. CXCIV, y Aguirre, Conc. Hisp., tom. IV. pág. 390.)
Ponce, del cual hay una sola memoria en el año 1031 en escritura de poca entidad.
Pedro Dalmacio. Suena así desde el año 1040 (VIIII del Rey Enrique), en el cual los Condes de Empurias Ugo y Guisla, con su hijo Ponce, le dieron algunos bienes pro gratias agendas Domino Deo, et praedicto cenobio de ipsa victoria quam mihi Deus dedit de ipsa pigora de Rochabertini. Del mismo hay memorias hasta 1054, y luego suena otro 
Pedro sin apellido alguno hasta el año 1072. De su tiempo, y del año 1063, es la oblación in monacum que hicieron Ponce y Adalez, Condes, de su hijo Pedro, con la ceremonia de envolverle la mano en la toalla 
del altar. Va copia (a: Ap. núm. XVI.). 
Guillermo desde 1072 hasta 1081. De este Abad hay una memoria del año 1080 muy graciosa, con ocasión de un robo, obligando a los ladrones a sufrir el juicio del agua caliente en la iglesia de San Félix de Villa Judaica (hoy Vilaiuiga). Es notable la ceremonia de haberle sellado la mano al reo, la cual se descubrió quemada al día tercero. Creo que te divertirás con la lectura de esta acta (b: Ap. núm. XVII.).
Wiscafredo. Coloco aquí este Abad, cuyo nombre consta solamente de una memoria de ciertas usurpaciones hechas a este monasterio en tiempo del Abad sucesor
Macfredo. Suena desde 1088 hasta 1096.
Raimundo. Lo era en los años 1096 hasta 1108. Acaso será el que suena con el nombre de
Regimundo en 1111 y 1113, en que el Obispo de Gerona Berenguer le dio la iglesia de Santa Cruz. Esta escritura va en el Episcopologio Gerundense copiada de este archivo. Es notable, porque a ese año hace corresponder el IIII de Luis VI. Es también la primer memoria de aquel Obispo. 
Deus dedit desde 1118 hasta 1138. Este alcanzó bulas de los Papas Calixto II e Inocencio II. También le dio Pedro, Obispo de Zaragoza, la iglesia de Urseira, año 1121. Va copia (a: Ap. núm. XVIII). 
A. de Grandis. Lo era en 1139. 
Berenguer. Comienzan sus memorias desde 1150, y acaban en 1191. A este Abad dio Hugo, Conde de Ampurias, con su hermano Ponce y su madre Brunissendis charabum in stagno Castillionis cum retibus et redessellis et fituris, atque resallis, et cum panestell et bulignabal in stagno et in mari. Fue esto en 1154. Tres años después el Papa Adriano IV le expidió una amplísima bula, en que confirma la de sus predecesores Juan, Benedicto, Calixto, Inocencio, y cuanto les concedieron los Reyes Luis Ultramarino y Lotario. Notable es también la venta que le hizo el Conde Ugo, con su mujer Adalaide, de los diezmos del estanque llamado antiguamente de Bedenga, dándole por ello el monasterio centum quadraginta morabatinos barbaroginos boni auri, rectique pensi.
Gaufredo desde 1196 hasta 1201. 
Bernardo de Aviñón desde 1208 hasta 1223. Este obtuvo bulas de los Papas Inocencio III en 1216, y Honorio III en 1217. Una donación va copiada del segundo año de su abadía (a: Ap. núm. XIX.). 
Ponce desde 1224 hasta 1243.
Raimundo. Hay varios Abades consecutivos de este nombre hasta 1292. Es cierto que uno de ellos era antes Abad de Bages, postulado por nuestro monasterio a Inocencio IV, y confirmado por él. La bula está rota en su data, mas debe ser su entrada desde 1243 a 1254. El que gobernaba en 1283 se llamaba Ramón Pere Andreu, y este es el que recibió en 1291 la bula de Nicolao IV, en que le concedió el uso de pontificales y órdenes, etc. Va copia (a: Ap. núm. XX.).
Dalmacio. Lo era en 1292. 
Principio. Exist. Muerte. 
Raimundo. 1293 1294 1300
Arnaldo, electo en 1302 1308
Berenguer. 1309 1333
En este último año le concedió el Papa Juan XXII el uso de altar portátil.
Raimundo. 1334 1351
Raimundo de Ponte, electo en 1355.
Arnaldo 1357 1367
Bertrán Delantar. 1370 1409
Bernardo. 1410 1413
Esteban. 1420 1432
Berenguer de Spasen entró en 1437 1446
Antonio, Cardenal del título de San Crisógono 1455. 1458.
Antonio Alamany. 1460
Bernardo Margarit, Obispo de Catania, entró en 1462. 1485.
Juan de Castro, castellano del castillo de San Angelo, y Obispo 
Agrigentino. 1494 1499 
Pedro, Cardenal de San Ciriaco in termis. - 1508. 
Fernando Ram. 1508 1539
Juan Ram. 1540 1541
Tomás Lupia. 1555 1562 1569 
Gaspar Vallgornera. 1569 1591
Francisco Caralps.  1598 1612 
N. Carmona. 1614 
Electo este año de Camprodon. 
Pedro Juan Desguell. 1616 1632
Francisco Pons y de Turell. 1634 1644 
Pablo Tristany. 1648 1660
Juan Bautista Castellarnau 1663 1670 
Francisco Soler. 1674 1686 
N. Moner. 1687 1697
Félix de Piñana. 1701 1703
José Despalau, electo por el Emperador en 1707. 1717

José Gayola. 1721 1739
N. Cortada. 1744 1757 
Francisco Guanter entró en 1757. 1793 
Joaquín Clavera y de Guadell electo en 1794, actual.