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miércoles, 15 de febrero de 2023

Carta CXXXIV. Noticia de la Santa metropolitana iglesia de Tarragona después de su restauración.

Carta CXXXIV. 

Noticia de la Santa metropolitana iglesia de Tarragona después de su restauración. = Cuándo y cómo se introdujo en ella la vida reglar: no la instituyó San Olaguer. = Memoria de algunos de sus primeros canónigos: su número, admisión, hábito, rito en los divinos oficios, etc. = Origen y supresión de la dignidad de la prepositura. = Reforma de esta iglesia por el Papa Luna: su titular Santa Tecla. = Forma que se guardó antiguamente en la elección de sus Prelados. = Preeminencias de su Capítulo. = Varias costumbres rituales del siglo XVI y posteriores.

Mi querido hermano: No es menester prevenirte que acerca del estado antiguo de nuestras iglesias poco o nada podré yo añadir a lo que han dicho nuestros historiadores, señaladamente los sabios autores de la España Sagrada. Harto haré, siguiendo sus pisadas, en examinar algo del estado moderno, y esto como viajero que no tiene por objeto principal escribir la historia de cada iglesia, sino recoger los documentos de sus archivos. Mas con erta ocasión ¿quién podrá dejar de referir lo que las ilustra y engrandece, y más si ha costado algún trabajo el encontrarlo? Así que hablaré de la santa metropolitana iglesia de Tarragona después de su restauración, pues a este estado pertenecen todos los documentos que se conservan en sus archivos. Y aunque esta época pueda fijarse con razón en los fines del siglo XI, como diré de propósito en el catálogo de sus Arzobispos; mas como los dos primeros, es a saber, Don Berenguer de Rosanes y San Olegario, retuvieron al mismo tiempo el uno la silla de Vique y el otro la de Barcelona, y ambos pontificados estuvieron trabajados con las correrías de los Moros, que apenas dejaban sosegar a los moradores de Tarragona, no pudieron entender en el orden de la iglesia que renacía, restaurando en ella su decoro antiguo; especialmente San Olegario, persona tan principal en su tiempo; anduvo ocupado en negocios gravísimos que le separaban con frecuencia de su metrópoli; tanto que en el año 1128 se vio precisado a hacer donación de Tarragona y su campo a Roberto de Culcio, Burdet o Aguilón (que con todos estos nombres es conocido) para que los protegiese y poblase (a: Ap. núm. III. ); donación que costó cara a los Arzobispos, como lo veremos en su catálogo. Pues digo que hasta la muerte de San Olegario no nos consta de la forma que tuvo su clero, ni de cosa alguna que hiciese perteneciente a la constitución interior de la iglesia. En la misma ignorancia estamos respecto del sucesor Don Gregorio, quien por su breve pontificado no dejó de esto ninguna memoria.

El principio del nuevo orden de esta iglesia en su estado moderno se debe al célebre Prelado Don Bernardo Torts, el cual tampoco logró poner en práctica sus sabias ideas hasta que el Conde de Barcelona Don Ramón Berenguer IV, conquistando a Tortosa y Lérida, alejó de estas comarcas las armas de los Sarracenos (N. E. Olé tus huevos, tocayo. Los Moros de Tarragona, cuando vieron las barbas cercanas pelar, no pusieron las suyas a remojar, sino que se largaron por mar; no fue la cosa tan fácil como la pinta aquí el autor Villanueva). Entonces, libre ya de aquel sobresalto, pudo volver a su iglesia toda la atención que antes se llevaban los ejércitos y expediciones contra infieles. Fue así que en el año 1154 hizo la primera ordinación de su clero, estableciendo la vida reglar de San Agustín, y mandando observar los usos y costumbres de la iglesia de San Rufo. Imitentur, dice, morem et consuetudinem ecclesiae S. Ruphi in devotione ecclesiastici officii, in victu cotidiano et in habitu clericali. Manda que el Arzobispo instituya un Prior claustral, y que sean admitidos a la congregación cuantos lo pidieren. Para habitación de los canónigos les da la fortaleza que estaba edificando, en la cual pudiesen defenderse de los insultos de los Moros que infestaban estas costas. Juntamente les dio una capilla pegada a la fortaleza con todas las oficinas necesarias a la vida reglar, dormitorio, cocina, refectorio, capítulo, graneros y otras. 

Para el sustento les dio la mitad de las décimas, hornos, viñas, etc., de la ciudad y término de Tarragona, según lo fijó el Conde Don Ramón en la donación que hizo a la iglesia de Santa Tecla. Manda que las misas mayores que se cantaban en los días festivos a la hora de tercia, se celebren en la iglesia de Santa Tecla, donde también se celebren los concilios y las consagraciones de Obispos. Finalmente dice que si el Arzobispo quisiere comer en refectorio con los canónigos, se le dé doble ración que a uno de ellos, y que en ese caso, y lo mismo, si quisiere dormir en el dormitorio común, sólo lleve consigo un capellán. Todo esto dice haberlo ordenado de acuerdo con el Conde Don Ramón, el cual suscribió a esta constitución con el Cardenal Jacinto Bobo, Legado del Papa (que después lo fue con el nombre de Celestino III) y los Obispos Gaufredo de Tortosa, Bernardo de Urgel, Guillermo de Barcelona, Berenguer de Gerona, G. de Lérida, Pedro de Zaragoza, y otros nobles del reino. La fecha dice: Actum est hoc III. kal. novembris anno Dominicae Incarnationis M.C.LIIII., (1154) regnante quoque Leodovico Rege Juniore, anno XIX. in Francia.

De este documento, poco conocido hasta ahora, cuya copia incluyo sacada del original (a: Ap. núm. IV.), se infieren algunas curiosidades dignas de notarse. Primeramente parece cierto que este grande Arzobispo fue antes canónigo de San Rufo en Aviñón; de otro modo no introdujera aquí las costumbres de aquella iglesia. Acaso tomaron ocasión de lo mismo los que dijeron que era Francés; pero se sabe que en aquel monasterio eran también admitidos los extranjeros. En segundo lugar se ve cuán equivocada es la idea que algunos tienen de que San Olaguer fue autor de la vida reglar en esta iglesia; pues además de este instrumento, en que suena hecho el nuevo establecimiento por Don Bernardo Torts, sin hacer mención de vida reglar introducida por aquel Santo, existe la bula de confirmación que expidió el Papa Clemente III en el año 1188, donde expresamente se dice que la vida canonical de esta iglesia había sido instituida por dicho Don Bernardo. Infiérese también de aquella ordinación que los canónigos debían cada día celebrar privadamente los oficios divinos en la capilla adjunta a la fortaleza, y que sólo en los días festivos celebraban en público la misa mayor a la hora de tercia, en la iglesia de Santa Tecla. Cuál fuese aquella fortaleza, que era la canónica de aquel tiempo y su capilla adjunta, lo diré otro correo, cuando trate de la iglesia de Santa Tecla y de la catedral y otras cosas tocantes a su fábrica. 

Cinco años después de aquella primera constitución, es a saber, a 30 de junio de 1159, dio el mismo Prelado para vestuario de los canónigos con quienes vivía, la villa de Reus y la iglesia de San Fructuoso en Tarragona, que se supone era la casa del nacimiento del Santo donde han vivido los Capuchinos hasta nuestros días en que se ha derribado con motivo de la obra del muelle. Andando el tiempo confirmó ambas constituciones el Papa Alejandro III, y con mayor expresión Clemente III, de todo lo cual van copias (a: Aps. núm. V, VI, VII.). En la donación que he dicho de 1159, firman después del Arzobispo, Pedro Sacrista, Bertrán de Mediano, Pedro de Carcasona, Roberto Gineth, R. de Ribes, Bernardo de Trexa, Arnaldo de Mangons, con Raimundo, sacerdote notario del Arzobispo. Aunque lo parece, yo no creo que estos fuesen los canónigos que entonces había en esta iglesia, porque de ninguno de ellos se halla el óbito en su necrologio, como se encuentra de otros que lo eran en aquel siglo. Entre los cuales merece particular memoria uno llamado Segui (Seguí), que falleció a 6 de junio de 1170, el cual es sin duda el magister Seguinus, Embajador del Conde Don Ramón al Papa Adriano IV, como consta de la carta de aquel Príncipe descubierta por mí en Tortosa (b: V. Tomo V. Carta XXXVI.). No sé si este Segui sería el Petrus Segui, Obispo de Orense, de quien como de escritor habló Nicolás Antonio en su Bibl. vet., que floreció poco más de la mitad del siglo XII, aunque le supone o Francés o Portugués. Nada decido: sólo quiero llamar la atención de los literatos. Dicen que Don Bernardo trajo consigo algunos canónigos de San Rufo. De este número pudo ser Rogerio, que murió a 3 de enero de 1159. Pero con el dictado de San Rufo sólo hallo a un Durando que firmó la donación que Don Bernardo hizo a Roberto, Príncipe de Tarragona, en 1148 (a: Ap. núm. VIII.).

No es extraño que en aquellos tiempos fuese muy reducido el número de canónigos, cuando aun las más amplias donaciones no producían lo que ahora una heredad regular. Con el tiempo y con la mejora de la agricultura y de las artes y aumento de la población se aumentó también aquí el número de canónigos hasta treinta por decreto de Juan, Obispo Sabinense, Legado del Papa, a los principios del siglo XIII. De este tiempo es la postulación hecha al Papa Inocencio III para que confirmase en Arzobispo de Tarragona a Don Sparago, en la cual además del Prepósito, Arcediano, Camarero, dos Sacristas, Prior claustral, Chantre y Obrero, firman otros muchos que aunque no se llaman canónigos, lo eran sin duda alguna (b: Ap. núm. IX.). Debían serlo también los que ejercían estos oficios, que no podían conferirse a clérigos seculares, según una constitución de Don Berenguer de Villamuls (: Vilamuls) hecha en 1193 (a: Ap. núm. X.). A las quejas que sobre esto hubo, por no ser tantas las rentas que bastasen a la manutención de tan crecido número, ocurrió el Papa Gregorio IX, encargando en el año 1252 al Abad y Prior del Monasterio de Santas Cruces que examinasen la verdad de estos hechos (b: Ap. núm. XI.). Todavía estaba por cumplirse aquel decreto en los tiempos de Inocencio IV, de quien se conservan dos cartas instando la ejecución. Para admitir a un canónigo nuevo era necesario el consentimiento de todo el Capítulo; y la resistencia de un solo individuo le excluía. Quitó esta costumbre, que no era peculiar de Tarragona, su Arzobispo Don Pedro de Albalat en 1248, reduciendo estas elecciones a la clase de canónicas. Los canónigos antiguamente vestían sobre la ropa talar interior, sobrepelliz con capa que se llamaba canonical. Esta era la costumbre de la iglesia de San Rufo, que mandó observar aquí el Arzobispo Don Bernardo; y de esto queda memoria en el rito, para admitir a los novicios cuya copia incluyo (c: Ap. núm. XII.), donde se lee: Novitius volens indui superpellicio prius rasus et tonsus, indutus ceteris vestibus, quae ad canonicum pertinent, praeter capam et superpellicium, cum saeculari capa venit ad capitulum etc. En la bula de reforma de esta catedral que expidió el Papa Luna en 1410, se supone que el vestido usual de sus canónigos, era la sotana de color oscuro y talar con mangas ajustadas y sobrepelliz, añadiéndose la capa en ciertos tiempos del año para los oficios; allí se establecen otras leyes sobre esto, de lo cual te informarás con la lectura de dicho documento (a: Ap. núm. XIII.). 

No hallo que secularizada esta iglesia en 1530 (b: Ap. núm. XIV.) hubiese alguna mudanza en los hábitos canonicales como parecía regular; sólo sé que en 1594 por el mes de abril, resolvieron los canónigos vestir armiños con hábitos de escote o estameña fina, y que los usaron por primera vez el día de San Fructuoso de 1595. En el siguiente dicen que se recibió aviso de haberles concedido el Papa que vistiesen como los canónigos de San Pedro de Roma. Y en efecto, así sucede. En orden a los oficios divinos, ya he dicho que Don Bernardo introdujo aquí los usos y costumbres de San Rufo de Aviñón. Cosa que nadie extrañará sabiendo que el otro Don Bernardo, primer Arzobispo de Toledo, introdujo en España hasta el estilo de la escritura francesa. 

El nuestro es excusable, porque teniendo derecho para escoger el rito que le pareciese más oportuno, y resolviéndose a vivir con sus canónigos, parecía regular que le siguiesen en el rito a que estaba acostumbrado, así como le imitaban en la profesión. La única memoria que he encontrado de esto, se halla en un Martirologio de esta iglesia, manuscrito en el siglo XV, donde después de poner la Praetiosa según el rito actual, añade en artículo separado: Modus dicendi Praetiosa tempore antiquo, et secundum consuetudinem ecclesiae S. Ruphi. De donde se infiere también que ya entonces habían dejado aquel rito, adoptando el que generalmente se observaba en estas provincias.

También queda dicho que se mandó observar la costumbre de San Rufo en la comida. Pero concluidas con el tiempo las nuevas oficinas de la canónica, hallo que a principios del siglo XIV, se hicieron estatutos para el refectorio, necesarios para el régimen de una casa reglar. En su lectura he visto que ya se había dispensado entonces en aquella tan estrecha condición que puso Don Bernardo para cuando el Arzobispo quisiese comer en refectorio, que fue la de entrar sólo con un capellán (a: Hállanse estos estatutos en el archivo de esta Santa Iglesia).

El capítulo XXVI dice así: Qualiter debeat provideri Archiepiscopo quando comedit in canonica. “Deven donar al Archabisbe tota vegada que menuch en la canonge a la sua escudela dos canongies de totes coses, e asos (:a sos, sons; sus; els seus) companyons una capellania, e asos clerges entre dos una capellania, e asos escuders entre quatre una canongia, e asos troters entre sis una capellania de companatges, e pa e vi aytant com meniar e beure puxen a dinar tan solament.” 

Y ya que se ofreció decir esto, añadiremos el capítulo XXXII, cuyo título es: In die S: Nicomedis: Item aquest día comensa Nicomedis, e no dona per sopar sino tres dies la setmana, ço es a saber, dicmenge, dimarts e dijous, tro a carnestoltes.” Este era el tiempo de abstinencia desde Santa Cruz de septiembre hasta la semana antes de Adviento, a la cual llama de Carnestoltes, aludiendo a la práctica general entonces en casi toda la Iglesia occidental, y que aún hoy día subsiste en Oriente, de no comer carne (carnis + tolere : tolre) ni lacticinios en todo el Adviento; por cuya causa, como advierte el Cardenal Baronio, se llamaba el Adviento en algunas provincias la cuaresma de San Martín.

Como el Arzobispo Don Bernardo no habla en su constitución más que de crear un Prior claustral a cuyo cargo esté la corrección de los canónigos y oficiales del convento, es de creer que no se pensase entonces, ni sea de aquel tiempo la dignidad de Prepósito, tan famosa y principal en esta iglesia. Pero no tardó mucho en crearse, pues ya en 1193, en una constitución del Arzobispo Don Berenguer Villamuls de que hablaré en él Catálogo de los Arzobispos, firmó Johannes Terrac. eccl. Praepositus después del Arcediano R. de Rocaberti; y aun antes de esto, en 1164, el Papa Alejandro III concedió ciertas indulgencias al Prepósito y Capítulo. Todo lo hallarás comprobado en los documentos que van para la colección. Pertenecía a este oficio el cuidado de las temporalidades, del cual se exoneraban voluntariamente los que se consagraban a Dios en la vida reglar: por esta y otras causas era de mucha consideración así en rentas como en preeminencias. Entre las cuales una era que cuando las elecciones de Prelados se hacían por compromiso, el Prepósito era el único vocal nato. Así consta del instrumento de elección del Arzobispo Don Benedicto Rocaberti en 1251 (a: Ap. núm. XV.). Convocaba también el Prepósito a los sufragáneos para estas elecciones como primera dignidad del Capítulo, de suerte que siempre se decía: Praepositus et Capitulum ecclesiae Tarraconensis. El Papa Luna, que obtenía la dignidad de Camarero de esta iglesia, y durante sus tribulaciones encontró en ella buena acogida, viendo en la prepositura algunos abusos dignos de reforma, la suprimió aplicando sus rentas a las doce dignidades restantes, e imponiendo a estas la de dar cada una por meses cincuenta reales a cada canónigo, treinta a cada uno de los comensales, etc. Este nuevo plan se hizo cuando falleció el último Prepósito Don Guillermo Gramatge, que fue a 10 de octubre de 1410, según consta del necrologio. Por aquí empezó el citado Luna a autorizar la inobservancia de la vida reglar; a esto añadió la facultad de testar y la abolición de refectorio y dormitorio en un reglamento hecho a 5 de noviembre siguiente, que intituló: Reformatio ecclesiae in temporalibus et spiritualibus. Mas porque con la turbación de los tiempos no se tuviese por desautorizada esta alteración de la disciplina, se procuró que todo lo dispuesto fuese confirmado por el concilio Constanciense, electo ya Martino V. Desde esta época fue desapareciendo la observancia regular, hasta que en 1530 se logró la bula de secularización, sesenta y dos años antes que se efectuase en las demás iglesias reglares de este principado. Contribuyó a esta anticipada determinación el favor y cabida que tenía con el Papa Clemente VII Don Nicolás Burguera, alias Marcilla, canónigo de esta iglesia y Arcediano de Villaseca. Aun entonces no salieron los canónigos de la pobreza en que los dejó el Papa Luna, con lo cual hubo motivo para varias quejas contra las dignidades que crecían en rentas con el crédito de los frutos. Remediose este mal en 1768, suprimiendo para el efecto algunas dignidades. Faltaban ya entonces las de Pavordre, Camarero, Sacrista, Capiscol y Arcediano de San Lorenzo. Poco después se suprimió el arcedianato de San Fructuoso, el cual pasó a la iglesia de Iviza, erigida en 1782. En orden al titular de esta catedral, es de saber que, en el nicho principal del retablo mayor, se halla una imagen de nuestra Señora, con el niño en los brazos, y en la mano derecha una azucena; y aún se cree que en el que había antes que se hiciese el nuevo, hacia los años 1429, se veneraba la imagen de esta Señora, que ahora es conocida con el título del Claustro. Efectivamente, el Papa Luna, en la bula de reforma, impone al Arcediano de San Fructuoso la carga siguiente: et pro centum cereis qui ardere debent ante altare B. Mariae ecclesiae Tarraconensis, triginta libras cum integritate persolvat. Semejante obligación pone al Arcediano mayor. Aun antes de esto, en 1388, hizo el Arzobispo Don Íñigo Valterra una constitución, en que manda que todos los canónigos y dignidades, dentro de los diez días de tomada posesión de su prebenda, den un cirio, de peso de seis libras a lo menos, para que arda sobre las rejas del coro en los sábados y festividades de la Virgen. Todo esto indica que el altar de nuestra Señora no era un altar particular, sino el principal o mayor. Mas aunque esto sea así, yo creo que el origen y motivo de ello fue la ardiente devoción de los Reyes de Aragón para con esta Señora, y la que tuvieron los Prelados y cabildo de esta iglesia.

A pesar de esto, es indubitable que el nombre con que ha sido conocida la iglesia Tarraconense desde los primeros siglos, nunca fue ecclesia Sanctae Mariae, sino Sanctae Teclae. De lo cual son pruebas la carta del Rey Don Jaime II al Rey de Armenia pidiéndole una reliquia de esta insigne Mártir, y la bula del Papa Gelasio II concediendo en 1118 a San Olaguer que usase del palio en la festividad de Santa Tecla, contándola entre las principales de Tarragona. Sobre estos documentos, de que para prueba de esta verdad se valió el P. Flórez, hay en este archivo otros muchos que no tuvo presentes aquel docto escritor. El Conde Don Ramón Berenguer III, en la donación de Tarragona que hizo a San Olaguer y sus sucesores, dice: trado ecclesiae Sedis Tarraconensis, quae in honore Beatae Teclae Virginis olim fundata fuit, etc. Fue esto en el año 1117, donde se ve la tradición común por entonces de que dicha Santa había sido la titular de la antigua iglesia; y como esta se halla tan próxima a los pueblos donde, o no entraron, o dominaron muy pocos años los Moros, es fácil entender cómo pudo durar esta noticia hasta los tiempos del citado Conde. (N. E. Recuerden ustedes que Tarraco está pegada al mar. Ni los romanos ni moros entraron volando. Los puertos de mar eran clave para defensa, y ataque.) Siguiendo esta tradición, los Prelados de Tarragona después de su restauración no le señalaron otro titular. Así vemos que instituyendo el Arzobispo Don Bernardo la vida regular en 1154, dijo: instituo, ut in cathedrali ecclesia Sanctae Teclae, quae Tarraconensis provinciae caput esse dignoscitur. Y hablando más abajo de la iglesia de este nombre, manda que en ella se celebren las misas mayores en los días solemnes, y los concilios y consagraciones de Obispos, que son los actos de catedral y metropolitana. Por una consecuencia de esta tradición y precepto, los Obispos sufragáneos hacían su juramento de fidelidad y obediencia al metropolitano, bajo esta fórmula: promitto obedientiam Beatae Teclae, et sanctae ecclesiae Tarraconensi, et tibi N., etc. De esto he hallado en el archivo algunos ejemplares. En el siglo XIII llegó a ser formulario común, en los que se conservan originales de principios del siguiente, aun antes de traerse aquí la reliquia del brazo de la Santa Mártir, que fue en 1323. Por donde se echa de ver que la traslación de tan insigne reliquia, lejos de haber sido causa del título, fue efecto de él y de la ardiente devoción con que quisieron resarcir la pérdida de otra suya que antiguamente debieron poseer, sin lo cual no pudieran edificar templo a su nombre. Añádese a esto la prueba que resulta del sello y armas que siempre ha usado esta iglesia, en el cual nunca figuraron la imagen de María Santísima, como lo hicieran, si ese fuera su título, sino sola la letra Thau de los antiguos Hebreos, en esta forma: T, que es la inicial del nombre Tecla, la cual he visto tejida en las banderas que sirvieron para la conquista de Iviza, que aún existen, y aún ahora la llevan sobre sus ropones los niños que sirven en los ministerios inferiores de la iglesia.

En las elecciones de los Prelados hubo lo que en todas las iglesias de España hasta que se declaró el patronato real. En 1195 el Papa Celestino III expidió la bula de confirmación de esta catedral, en que manda se observe en ella la forma de elección canónica o uniforme o de la mayor parte de los electores. Estos eran todos los individuos del Capítulo y además los Obispos sufragáneos a quienes convocaba el Prepósito para el día que había fijado el Capítulo. He visto en este archivo del 1234 una protesta del Obispo de Barcelona por no haberle convocado el Prepósito a la elección de Arzobispo. Con el fin de que las elecciones fuesen más pacíficas, solían hacerse tal cual vez por compromiso, para lo cual elegía el Capítulo tres individuos de su gremio, los cuales nombraban dos del mismo cuerpo para electores, junto con el Prepósito, que lo era nato. 

A estos tres vocales se agregaban dos de los Obispos sufragáneos, elegidos también por el Capítulo, y juntos los cinco elegían canónicamente el Arzobispo. Todas estas formalidades constan del instrumento de elección de Don Benedicto Rocaberti por muerte de Don Pedro de Albalat, el cual he copiado para este fin y por otras cosas.

En las elecciones de los sufragáneos no hallo cosa que añadir a la costumbre sabida de aquellos tiempos, sino que los Cabildos de las catedrales solían escribir al de la metropolitana a fin de que intercediese con el Arzobispo para que confirmase sus elecciones; y este Cabildo tomaba sus informaciones secretas de las calidades del electo, y asistía por medio de sus representantes a la consagración con los sufragáneos.

Estos prestaban el juramento de obediencia al Metropolitano super altare S. Teclae, y no pudiendo venir personalmente lo prestaban por medio de procurador. Hay en este archivo un cajón donde se conservan muchos documentos originales de estos actos pertenecientes a los siglos XII, XIII y XIV, aun después que comenzó (comenzaron) a estar en su vigor las reservas pontificias. Entre ellos es notable el del Obispo de Huesca Vidal de Canellis, que jura obediencia Archiepiscopo venturo, prid. id. febr. 1237 (38). Con esto se entenderá que no por estar vacante la Sede metropolitana dejaban de confirmarse las elecciones de los sufragáneos. Los Capítulos de Huesca y Jaca, electores de este mismo Obispo, escribieron a Ferrer, Prepósito, y al Capítulo de Tarragona, rogándoles que se consagrase el Obispo Vidal por los Obispos de Lérida y Vique. La data es XIIII. kal. martii in claustro Oscensi, anno Dni. M.CC.XXXVII. (38), cuatro días después que el Obispo prestó su obediencia en Tarragona. En el mismo instrumento se hallan firmados el Prepósito y canónigos de esta iglesia en prueba de que admitían la súplica. La acción que en esta parte tenía el Capítulo Sede vacante no se ve más claro en la elección del Obispo de Tortosa Don Berenguer de Prato, hecha en 27 de octubre de 1316, la cual confirmó Gaufrido de Cruilles, Prepósito de Tarragona, y en su consecuencia juró el electo super altare B. Teclae, día 5 de diciembre inmediato, siendo testigos Ximeno, Obispo de Zaragoza, y G. de Lérida (ibid). Otro ejemplo. El Obispo electo de Urgel, Don Pedro de Urgió, prestó la obediencia canónica Dno. meo futuro Archiepiscopo, día 29 de diciembre de 1269, y en el mismo día fue consagrado con la autoridad de la iglesia de Tarragona por el Obispo de Vique Raimundo, que firma la escritura (ibid) con estas palabras: Ego Raimundus Dei gratia Vicensis Episcopus, qui auctoritate ecclesiae Terraconensis, Sede vacante, praedictum Episcopum, consecravimus, assistentibus mihi Dnis. A. Barchin. et B. Dertus, Episcopis. En 1334 todavía confirmó el Prepósito al Obispo de Gerona, Gilaberto de Cruillas, electo por el Capítulo. Aunque ya entonces las reservas pontificias estaban tan introducidas que el Papa anuló todo lo hecho y proveyó de nuevo la misma Silla en el mismo electo. Otras preeminencias tenía el Capítulo de esta metropolitana; y por lo que toca primeramente a la facultad de oír en Sede vacante y juzgar las causas en apelación de los sufragáneos, aunque es cosa del derecho común, creo que no comenzó esta iglesia a entrar en posesión de él hasta después del año 1181 en que fue electo Papa Lucio III, que fue el que les concedió esta facultad (a: Las facultades que tenían los Prepósitos y el Capítulo de Tarragona en Sede vacante, quedan ya probadas por extenso en la carta antecedente.) 

Su breve no tiene fecha de año, y así no se sabe fijamente cuándo se recibió esta gracia. Convocaba también el cabildo en Sede vacante a concilios provinciales, de lo cual quedan muchas pruebas en los procesos de concilios celebrados en el siglo XVI, que omito por no molestar. Los Obispos sufragáneos protestaron después esta jurisdicción, mayormente a principios del siglo XVII, cuando ya en los concilios se trataba de repartimiento de subsidio y excusado. Pero siempre los Arzobispos han convocado expresando la cláusula de consensu Capituli Tarraconensis, y en 1569 Don Guillermo Cazador, Obispo de Barcelona, que se hallaba con facultad real y con poderes de su Metropolitano el Sr. Cervantes para convocar a provincia, no lo hizo sin contar antes con este Capítulo, y así lo expresó en la convocatoria.

Después de estas noticias de la constitución interior y preeminencias de esta iglesia, será bien añadir la de algunas costumbres suyas, aunque en parte ya abolidas, cuyo conocimiento, adquirido en el examen de códices y actas capitulares, puede interesar mucho a los aficionados a la historia de los ritos de nuestras iglesias. Y comenzando por la misa, usábase en el siglo XVI al tiempo de alzar poner una cortina o dosel de tela negra pegada al altar, para que con la contraposición del color fuese la hostia mejor vista del pueblo. Así es que un canónigo Cardona en 1563 regaló una de estas cortinas y el cabildo la aceptó. Según he oído al Sr. Don Carlos de Posada, dura todavía esta costumbre en Oviedo y en otras partes de Castilla. Por el mismo tiempo se había ya introducido la costumbre de cantarse algunas letras durante la elevación de la hostia y cáliz, la cual subsistió a pesar de las instancias que hicieron algunos doctos y celosos individuos y aun Prelados de esta iglesia. El señor Arzobispo Teres pidió que ni aun el órgano se tocase en aquel acto. Hasta el año 1573 se hizo la bendición de ramos en la dominica de este nombre fuera de la ciudad, en la iglesia de San Fructuoso: cosa muy común entonces y ahora desusada, en que se representaba con más expresión el misterio de aquel día. En la noche de Navidad había Sibila, como ya dije de Valencia, aunque acaso aquí más bien era una representación o escena o comedia. De esto pudo nacer el uso de los villancicos en aquella noche, que todavía dura en muchas catedrales; y siempre será una práctica ajena del espíritu de la iglesia, aunque estén reformadas aquellas composiciones por el buen gusto de poesía y música, como lo están en Valencia y otras partes. Así es que cesó aquí la función que llamaban Entremesos el día de Santa Tecla, y que consta se representaban en el siglo XV. A 16 de junio de 1572 se resolvió que en el verano se celebrasen los oficios de suerte que se concluyesen a las nueve y media, iuxta antiquam consuetam ut valeant ad prandium ire. Decíase hasta entonces la nona por la tarde antes de vísperas, haciendo una breve pausa intermedia; poco después se quitó. En 1570 hallo que la cofradía de clérigos pidió como una distinción que se tocase la campana en los viáticos y unción de alguno de sus individuos, de donde vino a ser común esta costumbre. A 9 de enero de 1613 resolvió este Capítulo no admitir a ningún delincuente que se refugiase en la catedral, y el que entrase en ella fuese echado fuera. Debo observar que esta resolución tan opuesta al derecho antiguo del asilo eclesiástico, pudo ser ocasionada de la resistencia que hacían los cónsules y pueblo de Tarragona en aquel tiempo a la jurisdicción que la iglesia tenía sobre la ciudad y su campo, de lo cual se hablará en el pontificado del Arzobispo Don Juan de Moncada. En 1576 a 21 de mayo se mandó restituir a su antiguo lugar fijo la mesa del pan bendito, y que no se llevase de un lugar a otro. En este género y en prueba de que el día de Ánimas se llamaba dia de partir lo pa, queda aún hoy la costumbre en esta catedral de que a la hora de completas después de las vísperas de difuntos entran en el coro dos curados con sendas cestas y reparten tortas a todos los residentes: lo mismo se repite al otro día a la hora de nona.

De estas y otras cosas semejantes acaso se dirá más en otros correos, singularmente cuando pueda enviar el Archiepiscopologio que estoy acabando de ordenar, donde más de lleno se puede descubrir la historia de esta iglesia. En todo ello he debido mucho a la ilustración del señor Don Carlos González de Posada, canónigo de esta metropolitana, individuo de la Academia de la Historia y comisionado por este cabildo para asociarme en mis especulaciones, las cuales no sé si terminarán con la prosperidad que han comenzado. Entre tanto allá va esa porción de papeles y noticias. A Dios. Tarragona, etc.

viernes, 6 de enero de 2023

CARTA CXIII. Episcopologio moderno.

CARTA CXIII. 

Episcopologio moderno. 

Mi querido hermano: En mis cartas anteriores no hice más que dar una ligera tintura de la historia y curiosidades literarias de esta iglesia. 

Su historia completa no puede darse sin la serie de sus ilustres Prelados. Trabajo útil, pero muy costoso para quien ha podido ayudarse poco de los Catálogos impresos en varias Sinodales, que cierto antes estorban con sus inexactitudes clásicas. De algún auxilio han sido dos Catálogos manuscritos que se guardan en el archivo de la Catedral: uno formado por el señor Finestres, canónigo de esta iglesia, con acotación de algunas escrituras y documentos que fijan bien las épocas de los Prelados, y otro brevísimo que formó el padre Don Jaime Caresmar, sin duda con el objeto de que se imprimiese en alguna nueva edición de Sinodales. Mas ni uno ni otro han podido eximirme del trabajo de examinar por mí mismo las escrituras, procesos, bulas, actas capitulares y semejantes instrumentos, únicas fuentes para averiguar las épocas de cada pontificado y los hechos dignos de memoria. Aun en esto soy muy deudor al señor canónigo archivero Don Rafael Barnola, que con su práctica en este archivo y más con su pericia diplomática ha adelantado considerablemente mi trabajo. Hanme servido para completar y perfeccionar algunos artículos los archivos particulares de esta ciudad, singularmente el civil, de donde son algunas noticias de costumbres y sucesos civiles, que insertaré en los artículos correspondientes para amenizar cuanto se pueda esta narrativa, de suyo árida y poco agradable. Los hombres aman por lo común una lectura fluida y filosófica, donde no se tropiece con citas y examen de cosas menudas. El que tal sea, no lea, pero no espere poder leer la historia de esta iglesia, si primero no se publica. 

GUILLERMO PÉREZ, 

de 1149 a 1176.

Llamado así según la costumbre usada entonces de los apellidos patronímicos; porque ya dije en el catálogo de Roda que sus padres fueron Pedro Gauzperto y Urraca, como consta de una donación que hizo a aquella iglesia en 1173 de una almunia que sus padres, a quienes nombra, poseían delante de la villa de Monzón. Igualmente se dijo en aquel Catálogo que Guillermo asistió con el título de electo Rotense, a una junta de Prelados y nobles del reino, tenida a 27 de noviembre de 1143, donde el Conde Don Ramón de Barcelona hizo varias donaciones a los Templarios, y fue la introducción y establecimiento jurídico de esta cruzada en nuestros dominios. También te acordarás que allí se advirtió que este Obispo no usó otro dictado que el de Rotense durante todo el sitio de Lérida; y que con él firmó III idus junii de 1149 la permuta que hizo con los Templarios y su Maestre Pedro de Roveria de la iglesia de San Juan de Monzón por la de Fonç in podio de Garden in obsidione Illerdae.

Verificada la conquista de esta ciudad a 24 de octubre del mismo año 1149, luego tomó el título de Ilerdense, del cual usaba unas veces solo y otras junto con el de Rotense. Costumbre que imitaron algunos de los Obispos inmediatos; pero que por punto general quedó abolida en consideración de ser esta la Sede propia, de quien la de Roda sólo había sido vicaria. Entendió luego el Prelado en lo más necesario, que era la consagración de la iglesia Catedral; y este nombre dieron a una mezquita que estaba dentro de la fortaleza, la cual consagró día 30 del mismo mes y año, con asistencia de Bernardo de Fort, Arzobispo de Tarragona y de los Obispos Pedro Redorta, de Vique, Guillermo Torroja, de Barcelona, Bernardo Sanz, de Urgel y Bernardo, de Zaragoza, y de muchos nobles del reino, como verías en la escritura que ya fue copiada que es propiamente la dotación de esta iglesia por el Conde conquistador, de lo que ya se habló en las cartas anteriores. De modo que el día 30 de octubre del año 1149 es el primero de la iglesia de Lérida en su estado moderno.

Es muy verosímil que luego entendiese el Prelado en el orden del clero y establecimiento de la canónica. Cosa tanto menos difícil cuanto que con él bajaron de Roda varios Arcedianos a residir en esta Catedral; todos ellos canónigos regulares de San Agustín. Así es fácil de entender que las varias memorias que hay de admisiones en canónigos y de canónica en los años 1156, 58 y 64, deban entenderse de la canónica Ilerdense establecida ya con su Prior y Prepósitos, tal cual confiesan todos que existió los años adelante. Mayormente que lo que hasta ahora se ha creído constitución fundamental de esta canónica en 1168, lo es del gobierno económico de ella, mas no de su principio y origen, según ya dije días atrás, como también de la constitución cibaria hecha ese mismo año, en que hay cosas curiosas.

Grande atención necesitaba la nueva iglesia en su pastor para zanjar con acierto las relaciones de jurisdicción e intereses, que entonces comenzaba a tener con otros cuerpos, y de que dependía su prosperidad futura. El Conde Ermengol de Urgel y la nueva orden de los Templarios, cada cual por su parte entró en arduas contestaciones con nuestro Prelado y su nuevo clero; largas de contar y poco útiles para la historia general; las cuales al fin se terminaron por solemnes concordias (a: Aps. núms. XXI, XXII y XXIII.).

Los canónigos de San Rufo de Aviñón, heredados aquí por su gran protector el Conde Don Ramón de Barcelona, y establecidos a poca distancia de esta ciudad, experimentaron luego la beneficencia de nuestro Obispo y su Capítulo, los cuales les cedieron la iglesia que se les había consignado, y dieron licencia para poder edificar otra derribando la vieja, y para tener cementerio para los canónigos de San Agustín y sus comensales, con tal que su primer Prior el maestro Guillermo y los sucesores prestasen obediencia al Obispo Ilerdense. Hízose esto en 1155 (a: Ap. núm. XXIV.). Más adelante, en 1173, les concedió el mismo Prelado las oblaciones de los que equitando, vel pedibus ambulando, ad monasterium se transtulerint. Va copia (b: Ap. núm. XXV.). Hallose también el Obispo Guillermo en la junta que celebró el mismo Conde en Morel, castillo de Aragón, a 15 de marzo de 1157 para ceder a la casa de San Rufo de la Provenza los monasterios, o como llamaban obedientias de Santa María de Besalú, San Pedro de Terrasa, y el sobredicho de San Rufo de Lérida, cuya escritura publicó Aguirre. En 1158 a fines de octubre congregó un sínodo en Roda, donde terminó el pleito que pendía entre el Abad de Alaón y el Arcediano de Roda Raimundo Oriol sobre la posesión y derechos de la iglesia de San Juan de Elins. Había ya diez años que Ponce, Abad de aquel monasterio, recobró dicha iglesia por sentencia de nuestro Obispo Guillermo, dada en Benavarre en 1148 (illo anno capta fuerat Almaria). Pertenecía ya de muy atrás a dicho monasterio por donación de Ponce, Obispo de Barbastro, el día que consagró la iglesia de San Salvador y San Bartolomé de Calasanz. Ahora en 1158 el Arcediano de Roda pretendía recobrar sus derechos en la dicha iglesia de Elins, videlicet, stabilimentum, cenam, mensuraturas de ipso granèr, pregariam, fidaucias clericorum et placitos et prohibitionem in clericos et in ecclesia. Nada de esto le fue concedido al Arcediano sino sólo una cena al año para él y para tres criados con sus caballerías. Mandose además que aun cuando el Obispo quisiese poner entredicho y censuras en la iglesia y clérigos, no lo notificase a ellos, sino al sobredicho Abad. De todo esto dan cumplida razón las dos escrituras adjuntas (a: Aps. núms. XXVI y XXVII.), copiadas de unos trasuntos que he hallado en el convento de mi orden de esta ciudad. Hallose en un concilio provincial en Tarragona en 1170, donde compuso el pleito del Abad de la O con el de Ripoll, etc. (Vid. Solsona hablando de Gualter).

Otras memorias hay de su cuidado y celo pastoral y del amor con que miró a la tierna planta de su iglesia, no cesando de establecer y reformar en ella cuanto pudo. Así en 1173, a 1.° de marzo (1174) dotó la enfermería de esta Catedral para alivio de los ancianos y salud de los dolientes. Quoniam, dice, infirmorum et senum mansionem intra claustra canonicorum a Praelatis fieri digne oportet, ut ibidem et subsidiis ecclesiasticis quibus indigent, et fratrum amminiculis misericorditer sustententur; idcirco, etc. Entre otras cosas cede a este fin la iglesia de Scarp, con diezmos, etc. No tiene data. El traslado es XIV kal. martii MCLXXIIII. Poco antes de morir, en 1176, confirmó a Roda varias donaciones de sus antecesores, videlicet, Raimundi Dalmacii, Poncii ac beatae memoriae Sancti Raimundi, Petri quoque et Gaufridi Episcoporum et Domini Ranimiri Regis.

Llamole Dios para sí día 17 de diciembre de 1176; y cuando se construyó la Catedral fue enterrado al lado de la capilla de Santa María ad nives, o de les Gralles. Costeó su sepulcro, y dotó una lámpara Gombaldo, entonces canónigo, y después Obispo, como se dirá en su artículo. Andan algunas copias de la inscripción sepulcral; mas no pudiendo yo salir responsable de su veracidad la omito. Y esto quede dicho para los sucesores.

BERENGUER 

de 1177 a 1191.

Hijo natural de Ramón Berenguer, Conde de Barcelona y conquistador de esta ciudad. Era ya Abad de Montearagón y electo Obispo de Tarazona en 1170. De él, y de cómo conservó siempre la citada abadía y residió siempre en ella, aun siendo sucesivamente Obispo de Tarazona y Lérida y Arzobispo de Narbona, y de cómo lo depuso de ella el Papa Inocencio III en 1204, trata largamente el padre Huesca (tom. VII de las iglesias de Aragón, pág. 381). Pero acerca de la época de su pontificado en Lérida se debe creer muy anterior al día 11 de junio de 1178, que es la fecha de la escritura de Roda, que alega el citado escritor, y yo vi también en aquel archivo: regnante... Berengarius electus in Illerda et in Rota. Anterior es la noticia que hay ya de su existencia a 10 de marzo de la era 1215 (año 1177), que es la fecha de la escritura en que Fortún de Stada y Sancha, su mujer, hacen varias concesiones a los pobladores de Masalcorex. Entre las firmas se halla: Berengarius electus in Sede Illerdae. Esta escritura vi en el archivo de Benifazá. Anterior es también otra de 18 de enero de 1178 (Lib. ver. fol. 90). Y mucho más adelantada la del 17 de abril de 1177, día en que subscribió el privilegio dado por su hermano Don Alfonso II, estando en Lérida, de la traslación de la iglesia parroquial de Hix a la villa de Puigcerdá, con estas palabras : Signum Berengarii Illerdensis ecclesiae electi, et Abbatis monasterii Arig.s No debe extrañarse la inexactitud con que se expresó la abadía de Montearagón. Mayor fue la de otra escritura de Roda de 1183, que dice: regnante... Episcopus Berengarius Mondensis Abbas in Sede Illerda et Rota. Pues, como he dicho, tardó poco en suceder al Obispo Guillermo Pérez, que murió en diciembre de 1176, y el nuestro ya lo era en abril de 1177. Desde esta época son frecuentes sus memorias. La principal es la que refiere Zurita (lib. II, cap. 38) de la embajada que su hermano Don Alonso II, Rey de Aragón, le encargó para el de Castilla sobre la restitución del castillo de Hariza (Fariza), y la guerra contra Don Fernando, Rey de León. Esto fue en 1179. En el de 1186 le hallamos en esta iglesia a XI de las calendas de marzo jurando conservar y mantener ilesas todas las concesiones hechas a la canónica por su predecesor, confirmadas ya por el Cardenal Legado Jacinto Bobo y por el Papa Alejandro III. Firma también en esta escritura, que existe original, Gombaldo, Arcediano de Lérida. Parece que este Obispo intentó eximirse de la jurisdicción de su Metropolitano en alguna parte, y aun (e incluso) que había impetrado letras para ello. En razón de esto (archivo de Tarragona) hay un convenio entre el Arzobispo Berenguer y la canónica de Lérida sobre mutua custodia, y los de Lérida ofrecían impedir los intentos sobredichos de su Obispo. Esta escritura no tiene fecha, mas el carácter de ella demuestra ser de fines del siglo XII. Sobre todo, lo evidencia el nombre del Arzobispo Berenguer, del cual no ha habido otro Arzobispo en Tarragona que Don Berenguer de Vilamuls; y lo fue desde 1174 hasta 1194.

El remate de su pontificado fue por traslación a la Silla de Narbona, la cual en la Gallia Christiana se fija en el año 1191; y debió ser a últimos de ese año, porque el día XV kal. novembris del mismo todavía suena aquí Obispo en escritura de poca monta.

Con esto se ve que no murió en 1179. Si esto fuese así, debiéramos decir que hubo dos Obispos Berengueres. ¿Mas quién se atreverá a multiplicar tan fácilmente las personas? Y más, que las equivocaciones de dicho catálogo son frecuentes; y no es menos continua la memoria del Berenguer que entró en 1176 hasta el 1191, siempre con la añadidura de Abad de Montearagón.

El obispado de Huesca que le atribuyó Aynsa (Aínsa) y otros escritores Aragoneses hacia el año 1180, es una fábula, desvanecida ya por el citado Padre Huesca (tom. VI, pág. 202). 

GOMBALDO O GOMBALLO DE CAMPORRELLS

de 1192 a 1205.

Hijo de Raimundo de Camporrells y de Lombarda, siendo este el primer Obispo en esta iglesia que dejó de apellidarse con el nombre patronímico y tomó el de familia. De sus padres y de dos hermanos Bernardo y Raimundo hace mención él mismo en la donación que hizo a esta canónica de un alodio en el término de Badells, entre Tamarite y Nacha. Otra semejante hay en el Libro verde, (fol. 215). Por donde me doy a entender que eran oriundos de Aragón, y acaso señores de Camporrells, lugar de aquel reino, aunque también hay otro lugarcillo del mismo nombre cerca de Balaguer, en Cataluña; y las conjeturas que en esto solo estriban, siempre son muy voluntarias. De un sobrino suyo, llamado Bernardo de Cepilio, hay noticia en escritura de 1175 (Lib. ver. fol. 226). Vivía también en Balaguer un Gisperto de Camporrells que hizo testamento en 1407, en el cual impuso a su heredero la obligación de dar de comer y lavar los pies en su casa a trece pobres el día de Jueves Santo ad faciendam, dice, horam nonam.

De su niñez se sabe que la pasó en Roda, o al menos que en aquella iglesia fue educado bajo la disciplina del Obispo Guillermo Pérez antes de la conquista de Lérida, como lo dice él mismo, haciendo en el año 1200 varias donaciones a dicha iglesia para remedio del alma de Guillermo qui me nutrivit. También consta que gobernó como Rector la iglesia de Santa María de Tamarite, villa que suena recién conquistada en 1169 por Pedro de Estopaniano (Estopiñá y variantes), como se ve en la donación de las décimas que a esa iglesia y a Gomballo hicieron ese año, a 30 de abril, Sancho y Bernardo de Estopaniano, Berenguer de Tamarid y Guillermo de Finestres (Lib. ver. fol. 79). En 1185, día 11 de junio, dio el mismo a Arnaldo, Prior, y al Capítulo de Lérida quendam excusatum in ipsa mea turre de Sancta Maria de Tamarith, nomine Johannem Gord... ad opus et honorem sepulcri venerabilis memoriae Domini mei G. Illerdensis Episcopi primi... ut et sepulcrum construatur, et eo constructo cuidam lampadi oleum ad ipsam illuminandam tam in diebus quam in noctibus, per singulos annos sufficienter continue amministretur, et continue ante ipsum ardeat. 

En esta escritura firma y se llama Arcediano de Lérida, porque cierto es que lo fue, y canónigo también, mucho antes de ser Obispo.

He visto en el archivo de Roda el decreto de su elección, sin fecha alguna, y firmado sólo por los canónigos de aquella iglesia. Circunstancia que hace sospechar que en los años anteriores al 1244, en que se hizo la concordia que se dijo en la de Roda, ambos Capítulos por entero entendían en la elección de Obispo, y que cada uno de ellos formaba separadamente el decreto de elección para pedir la confirmación al Metropolitano. El que digo va dirigido a Berenguer de Vilademuls, Arzobispo de Tarragona, pero sin fecha alguna de mes ni de año. Sin embargo, es claro que no pudo ser el de 1179, como dicen los Episcopologios manuscritos; porque además de constar la existencia de su antecesor Berenguer el día XV kal. novemb. de 1191, en escritura que firma dicho Obispo con Gombaldo, Arcediano, se sabe que el año 1192, a 10 de las calendas de marzo, Gombaldo se llama Obispo electo. Y yo entiendo que esa fecha no se ha de tomar por año de Encarnación, de modo que corresponda a 1193, sino al 1192; porque en 6 de abril del último año, y más claramente en otra escritura, que expresa además la era 1230, IV kal. julii, se añade pontificatus Domini Episcopi primo. Es pues averiguado que comenzó su pontificado hacia primeros de enero del año 1192. El instrumento que últimamente he citado es la constitución con que aumentó el vestuario a los canónigos de Roda, y mandó que no fuesen recibidos los canónigos sino en el día de San Vicente Mártir, titular de aquella iglesia. En el mismo mes de junio dio la iglesia de San Vicente de Huesca, propia de la de Roda, a un Juan de Huesca, con la obligación de pagar en el primer año 10 sueldos, y en los siguientes 20, y de recibir y hospedar a los canónigos de Roda, como a sus señores, cuando allá fuesen. Ambos documentos vi en aquel archivo.

Halló este Obispo a su reciente Catedral inquietada en la posesión de las de Barbastro, Belsa, Gestau y Alquézar, que pretendía para sí el Obispo de Huesca, insiguiendo las ideas de su antecesor el famoso Esteban. Sobre esta ruidosa causa había comisionado el Papa Celestino III a los Obispos J. de Tarazona, M. de Osma y G. de Calahorra; los cuales, sabiendo que el de Huesca después de varios efugios había marchado a Roma, enviaron a Su Santidad todo el proceso de la causa por manos de nuestro Obispo Gombaldo, cuya causa recomiendan en la carta que da razón de lo dicho, fecha en Tudela a 30 de noviembre de 1194. Va copiada del archivo de Roda (a: Ap. núm. XXVIII.). Por ella se ve que Gombaldo viajó a Roma para oponerse a la acción de su adversario. A este viaje aludía el mismo Papa en el breve que le dirigió, sujetándole los monasterios de San Victorián y de Ager, el cual he visto en el Libro verde (fol. 30), sin data alguna, que debió suprimir el copiante. Mas en otras partes la he visto dada en Letrán a 5 de las kalendas de julio, año VI de su pontificado, que era 1196. Dice allí el Papa: Licet bonae opinionis tuae odor iam pridem ad nos usque pervenerit... postquam ad nostram praesentiam accesisti, etc. 

El Papa procedió en esto según los informes que le dio nuestro Obispo, el cual creía que los límites de su obispado se extendían por Cataluña y Aragón mucho más de lo que tenía señalado. Aquellos dos Abades se resistieron a esta sujeción, y a las excomuniones que fulminó nuestro Obispo. A esta causa puso término la final sentencia de Inocencio III, contenida en su larguísima bula, que va copiada del Libro verde (fol. 9), aunque sin fecha (a: Ap. núm. XXIX).

Con el mismo tesón, y acaso con mejor éxito, defendió otros derechos de su iglesia; en particular recobró los que tenía usurpados el Conde de Urgel Ermengol VIII, que hizo de todos ellos restitución solemne, entregándose por canónigo de esta iglesia en el mes de julio de 1193, autorizando la escritura que se hizo, Dulcia, su madre, y Alvira su mujer. No menos glorioso fue para él ese mismo mes y año, en que por sentencia de Gregorio Diácono, Cardenal de San Angelo, Legado del Papa, recobró de los Templarios los diezmos de los molinos de Lérida que el Conde Don Ramón había dado a esta iglesia en 1149, y ahora le disputaban los individuos de aquella orden. Ambas escrituras existen originales en este archivo. Copiada está en el Libro verde (fol. 37) la cesión que los canónigos de San Rufo hicieron en 1203 a nuestro Obispo del palacio real en la Zuda, que les había dado el Rey Don Pedro: en cambio les dio el Obispo unas tierras y facultad para construir una iglesia in almunia vestra de Alcano.

X. kal. jun. ann. VI pontific. (1203) el Papa Inocencio III dio comisión al Obispo de Huesca y Prepósito de Jaca para que procediesen como sus delegados en la causa pendiente entre el Arzobispo de Tarragona, Obispos de Urgel y Vique y nuestro Obispo, el cual pedía a aquellos muchas iglesias que decía haberle usurpado durante el cautiverio de Lérida, con cuyo territorio se habían engrandecido ellos. No sé el éxito que esto tuvo; mas es cierto que no hubo cuerpo con quien no litigase sobre los derechos de su iglesia. A este tenor y de esta especie hay muchas memorias que contar de su vida, que interesan poco a la historia, y que sólo sirven para acreditar su existencia y el celo con que trabajó por la conservación y aumento del decoro debido a la iglesia de Dios. Acaso por los pleitos pasados no hubo lugar para entender en la construcción de un templo nuevo, y la Sede episcopal estaba todavía en la primera mezquita que había consagrado Don Guillermo Pérez. Nuestro Obispo, desembarazado de aquellos cuidados y asegurada la dotación de su esposa, entró en el vasto proyecto de edificar la iglesia con toda la grandeza y gusto que permitían aquellos tiempos. Tuvo la satisfacción de que concurriesen el Rey Don Pedro y el Conde Ermengol de Urgel a poner la primera piedra, como se verificó a 22 de julio de 1203. De esto ya se habló en otra carta. XII kal. jan., 1204, se firmó la escritura en que este Obispo concedió a Doña Elvira, Condesa de Urgel, el permiso para fundar un monasterio de monjas Cistercienses en la iglesia de San Hilario, junto a esta ciudad de Lérida. Vi la copia de Caresmar, sacada del convento de Tamarite. Poco más sobrevivió este grande Obispo, pues murió a 22 de abril de 1205. Depositaron interinamente su cadáver ante al altar de Santo Tomás; y después fue trasladado al sepulcro de su antecesor y maestro Guillermo Pérez, junto a la capilla de Santa María ad nives, en el que había dos inscripciones, que no copio por las razones dichas otras veces.

Sólo me falta advertir que no confundas este Gombaldo con el Gombaldo de Santa Oliva, Obispo de Tortosa, que floreció por este mismo tiempo. La distinción de estas dos personas quedó ya demostrada en el Episcopologio de Tortosa, a que me remito.

Poco tardó en suceder

BERENGUER DE ERIL,

de 1205 a 1236.

Noble Catalán y acaso nacido en alguno de los lugares de este nombre, propios de su familia. Fue Abad de Çaidin (Zaidín, Çaidí), a la orilla del Cinca. Entró a gobernar esta diócesis poco después de la muerte de Gombaldo, constando (Lib. vir. fol. 49) que era ya Obispo sin el dictado de electo a XI de las kalendas de enero (22 de diciembre) de 1205. A los treinta años que le duró el pontificado no corresponde el número de memorias que quedan de él; sin embargo, las pocas que se conservan le hacen harto memorable para esta ciudad y provincia. Porque en primer lugar son de su tiempo las fundaciones de la mayor parte de las comunidades religiosas, algunas de las cuales permanecen hoy día aunque en sitio diferente de su fundación, y otras se han arruinado o trasladado a otra parte. Débele también el monasterio de Santa María de Labax la introducción en él de la regla Cisterciense por encargo del Papa Honorio III con su breve dat. Signiae VIII. idus julii pontific. anno VII. (1223). Ya dije otro día que este monasterio era de Benedictinos desde los tiempos de Cario Magno, y que a fines del siglo XI pasó a ser de canónigos seculares, los cuales ahora quisieron unirse a la orden del Císter y al monasterio de Bonafont. En la Colección del Cardenal Aguirre se publicó el sobredicho breve. Glorioso es también para este Prelado e iglesia el concilio que aquí celebró Juan, Cardenal Sabinense, Legado de Gregorio IX, a 29 de marzo de 1229, que fue el principio de la reforma de la disciplina eclesiástica en esta provincia, y de tantos concilios Tarraconenses que con él comenzaron. El Cardenal Aguirre no publicó sus actas. Yo las tengo de varios códices que he ido encontrando por acá, mucho más completas y casi dobladas que las que publicó Mansi en el tomo II de sus apéndices a la Colección de Labbé. Y aun en ellas falta, si no me engaño, la noticia de los Prelados que asistieron a este congreso, los cuales indica la siguiente nota de uno de los códices que decía: Haec statuta quae sequntur, celebravit D. Joannes Sabinensis Episcopus Apost. Sedis Legatus in generali concilio Illerdensi praesentibus S. (Sparago) Terrachonen. Archiepiscopo et B. (Berengario de Palou) Barchinonensi, G. (Guillermo de Cabonellis) Gerundensi, G. (Guillermo de Tavartet) Vicensi, P. (Petro de Puigvert) Urgellensi, B. (Berengario de Eril) Illerdensi, P. (Poncio de Torrella) Dertusensi et G. (García de Gudal) Oscensi Episcopis; necnon Abbatibus et aliis ecclesiarum Praelatis in anno Domini M.CC.XXIX. IIII kalendas aprilis. No deja de ser extraño que no quede aquí memoria ninguna de tan célebre concilio, ni del lugar donde se tuvo, ni de cosa a él perteneciente. La mayor parte de estos Obispos se hallaron en el primer concilio provincial Tarraconense, que se tuvo ya el año siguiente 1230. Mas el nuestro no asistió a él si no es por procurador, como se lee en alguno de estos códices. Y llamo a este primero en el estado moderno, porque los dos que se suponen del siglo XII son una fábula, como diré de propósito cuando tenga ocio. 

En el año 1232 hizo con su Capítulo la ordinación en que se confirmó el número de veinte y cinco canónigos, y excluyó de toda voz activa en la iglesia a los honorarios, es a saber; Arzobispos, Obispos, Abades, etc., y aun algunos legos, a quienes se concedía la porción y honor canonical, quedando excluidos de todo lo demás. Fue copiada (a: Ap. núm. XV). Otras constituciones suyas y del Capítulo quedan del año 1234, en las cuales se arregló la porción que se debía dar a los canónigos de Roda cuando viniesen a Lérida por causa justa: quacumque hora venerint, dice, vel recesserint a pulsatione aurorae usque ad pulsationem cimbali, quod latronis communiter appellatur, tribus diebus suam accipiant portionem. Lo mismo se establece a proporción respecto de los canónigos Ilerdenses extravagantes seu volatiles, a los cuales define así: qui ad minus per octo menses residentiam non fecerint personalem. En Roda consagró el altar de San Vicente a 9 de julio de 1234, y del año siguiente me acuerdo haber visto en aquel archivo una memoria de su existencia, aunque ahora ni sé cual es, ni el día de su fecha. Y me fuera importante, porque en los Episcopologios manuscritos se dice que murió este Obispo en 1234. Pero a falta de aquella hay aquí otra del día VIII. kalendas februarii de 1234 (que es nuestro 1235), y es la escritura con que el Obispo Berenguer dio a Bernardo Pichario honorem cum capud manso de Alfagis. Suscribe en ella como testigo Magister Petrus de Albalate Sacrista Illerdensis, que es el Obispo sucesor; el cual como veremos no fue electo hasta el mes de octubre de 1236. Así que no hay necesidad de anticipar tanto la muerte de nuestro Berenguer; que atendida la costumbre de entonces en la poca duración de las vacantes, debe fijarse a mitad del mismo año 1236. 

PEDRO DE ALBALAT,

de 1236 a 1238.

Sacrista de esta iglesia desde antes del año 1228, y en 1233 juntamente Prepósito de San Andrés. Este es el llamado comúnmente magister, dictado con que suscribe en varias escrituras del 1232, 34 y aun del 36. Esta última es notable para fijar el principio de su obispado. Se reduce al establecimiento de un censo que él mismo hizo V idus jannuarii anno Domini M.CC.XXXV. (que es el 9 de enero de 1236) en que firma magister P. de Albalato, Illerdensis Sacrista. 

Con esto es claro que no fue electo Obispo en todo el 1235. Mas no son menester conjeturas, habiéndosenos conservado en el archivo de Roda el decreto de su elección que he copiado (a: Ap. núm. XXX.). En él verás que por la muerte del Obispo Berenguer de Eril los Capítulos de Lérida y Roda eligieron magistrum Petrum, Sacristam nostrum, y que esto fue el día 14 de octubre de 1236, que es la fecha del decreto, o muy pocos días antes. Va dirigido al Arzobispo electo y administrador de Tarragona Guillermo de Mongrí. Con esto está dicho que si este Obispo fue monje de Poblet, como pretenden los historiadores de aquella casa, sería después de su promoción a esta Silla, porque hasta esa época suena Sacrista Illerdense. La reputación en que estaba este Prelado puede inferirse del encargo que el Papa Gregorio IX le hizo junto con San Bernardo Calvó, Obispo de Vique, y San Raimundo de Peñafort para elegir el primer Obispo de la nueva iglesia de Mallorca y consagrarle a nombre de Su Santidad, buscando para ello otros Obispos que no fuesen de la provincia Tarraconense, recibiendo del candidato el juramento de obediencia a la Silla Romana. Este punto de nuestra historia no conocido hasta ahora, lo verás en el Viaje de Mallorca. La data de dicha bula es de 15 de julio de 1237. Eligieron en efecto a Don Raimundo Torrelles, primer Obispo de aquella isla, donde a principios del año siguiente estaba ya desempeñando su oficio.

Poco más de un año gobernó el nuestro esta iglesia, mas en eso poco hizo una solemne constitución a 11 de diciembre de 1237, fijando el número de canónigos en veinte y cinco, como estaba mandado, y el de las doce preposituras servideras por los mismos canónigos, las cuales diesen las décimas de sus frutos a la obra de la iglesia, mientras durase su fábrica. Entre las porciones canonicales señala la que se debía dar magistro scolarium qui in grammatica regat et doceat, como entonces, por falta de dotación, no produjese aquella escuela los frutos que solía antiguamente. Muy pocos días pasaron después de establecida esta constitución que no fuese promovido a la Silla de Tarragona, en la cual consta que se hallaba ya a principios de 1238, que como Metropolitano se halló en la conquista de Valencia desde la mitad de ese mismo año, en cuyo sitio recibió el palio, según hallo notado en un Croniconcito de Mallorca. Con esto cuadra la elección del sucesor, de que ya se trató a 29 de abril del mismo. Conforme a estos datos ciertos, debe explicarse la nota que hay en un Episcopologio manuscrito de este archivo, de cierto establecimiento de alfages por censo de una libra de pimienta, hecho por nuestro Obispo XI kal. martii de 1238, que según la cuenta usada entonces corresponde al 19 de febrero de 1239. Si se hallase el instrumento original, se vería si hay yerro en esta fecha. Mas cuando sea la misma, debe decirse que contó el notario los años Julianos, como tal cual vez lo hacían contra la costumbre común. De modo que no cabe duda que el Obispo Pedro de Albalat sólo lo fue hasta los principios de 1238. En el Catálogo de Arzobispos Tarraconenses hallarás lo demás que pertenece a su vida y operaciones pastorales. Pertenece al tiempo de este Prelado la celebración de un Concilio tenido en esta ciudad el año 1237, en el cual se encargó a varios religiosos Dominicos y Franciscanos la inquisición contra los Judíos del reino. Esto dice la Historia de Languedoc, lib. XXV. 

RAIMUNDO DE CISCAR (o SISCHAR), (o Siscar)

de 1238 a 1247.

Del cual los historiadores del monasterio de Poblet dicen que fue monje en aquella casa; y esto, atendida la costumbre de aquellos tiempos, no se opone a que hubiese sido, como realmente lo fue y diré luego, canónigo de la iglesia de Roda. Del archivo de dicha iglesia me consta que a 27 de abril de 1238 se juntaron ambos Capítulos para esta elección, la cual hicieron por compromiso en siete canónigos, cuatro de Lérida y tres de Roda. Recayó la elección ese mismo día en nuestro Raimundo de Ciscar, de la noble familia de este apellido, hoy arraigado en el reino de Valencia. La primera memoria que hay de su pontificado es del día 26 de abril de 1239, en que hizo con el Precentor de Lérida una permuta que está copiada en el Libro verde (fol. 197). Aun antes de ese día, en el 18 de abril, sabemos que asistió al primer concilio provincial, que juntó el Arzobispo Pedro de Albalat. Hallose también en el de Valencia de 8 de mayo de 1240, en el de 5 de mayo de 1243, en el de 12 de enero de 1244, y por último en el de 1 de mayo de 1246.

Por este tiempo se suscitó el pleito entre este Capítulo y el de Roda sobre la concurrencia del último a las elecciones del Obispo y otros puntos. El de Lérida recusó por juez en esta causa a nuestro Obispo Raimundo por haber sido canónigo de Roda y por su mucha adhesión a aquella iglesia. Esto pasaba en el año 1243 cuando se nombraron otros jueces árbitros en la causa, como ya se dijo en la historia de la iglesia de Roda. Sin embargo, se halla que en el año siguiente el Obispo con el Metropolitano de Tarragona dieron la sentencia final, como allí se explicó, la cual rigió hasta que por reservas papales y por concordato los Capítulos quedaron privados de elegirse su Pastor.

Dos años después, digo en el de 1246, se tuvo aquí el concilio o junta de Obispos en la causa de la absolución y penitencia impuesta al Rey Don Jaime I por haber cortado parte de la lengua y desterrado de sus reinos al Obispo de Gerona Berenguer de Castellbisbal. Cosa de que ya se habló en la carta XXXIV. Y es bien notable el silencio y ningún documento que hay aquí de negocio tan famoso como cierto, que acaso podía recibir mayor ilustración. Quédanos de este Obispo un copioso sínodo que celebró en su Catedral: que es el primero que se ha conservado de aquellos tiempos. Sus Constituciones versan sobre los ritos en los sacramentos, sacrificio de la Misa y reforma del clero. Van copiadas del códice que ya dije del archivo de la cofradía de Santa María y San Salvador (a: Ap. núm. XXXI). 

Su muerte debe fijarse hacia la mitad del año 1247. Porque es cierto que vivía aún el día 22 de abril de ese año, en que se celebró concilio provincial en Tarragona, al que envió por su procurador a G. Vitalis, sin duda por hallarse ya enfermo. Con esto no es menos cierto que había ya fallecido mucho antes del noviembre del mismo año, como vamos a ver en el sucesor

FRAY GUILLERMO BARBERÁ,

de 1248 a 1254.

De la orden de Predicadores, electo por autoridad pontificia, siendo el primero en esta iglesia en quien la Sede apostólica usase de su derecho en causa de apelación. Fue así, que no concordando los Capítulos de Lérida y Roda en el nombramiento de Obispo, resolvieron enviar a Roma dos comisionados, que fueron Mateo, Arcediano de Terrantona, y Pedro de Lerato, Precentor de Lérida; a los cuales otorgaron poderes VI idus de noviembre de ese año 1247 para que pudiesen ellos solos elegir Obispo de voluntad y consentimiento del Papa. Resintiose el Metropolitano Don Pedro de Albalat de esta apelación, ya por tocarle a él la elección devoluta, y acaso también por la circunstancia de haber él sido antes Obispo de esta misma iglesia. 

Y así envió a Roma su embajador, pidiendo que se conservase ileso su derecho y se declarasen inhábiles para elegir Obispo los dos enviados por los electores. El Papa Inocencio IV cortó este negocio con prudencia, y con su breve dat. IX. kal. jan. pontific. anno V, (que es a 24 de diciembre del mismo año 1247) dio comisión al mismo Arzobispo de Tarragona, a San Raimundo de Peñafort y a Fr. Miguel (Fabra sin duda), ambos religiosos Dominicos, para que proveyesen de Obispo a esta iglesia. Dos meses y medio tardaron en ello, y a 2 del marzo siguiente 1248 nombraron a nuestro Fr. Guillermo, entonces Prior del monasterio de Santa Catalina de Barcelona; el cual seis días después, a 8 de marzo, fue confirmado por el Metropolitano, y juró en sus manos la obediencia canónica. Todo esto consta parte de este archivo y parte del proceso que extracté en el de Tarragona, cuya copia va adjunta (a: Ap. núm. XXXII). El día 15 de marzo del mismo año le hallamos ya asistiendo al concilio provincial de Tarragona, como también sabemos que acudió el año siguiente al que se juntó en Alcañiz, poco conocido hasta ahora, y del cual he recogido algunas Constituciones sueltas. Tampoco faltó al que tuvo Don Benito Rocaberti, Arzobispo de Tarragona a 8 de abril de 1253. 

Estos cuidados no le estorbaron el que le merecía su iglesia. Así nos queda de él un sínodo que aquí celebró, aunque ignoramos el año. Va copia (a: Ap. núm. XXXIII.) de sus Constituciones sobre la residencia de los párrocos y la moderación de su porte, etc. Otras hizo para el régimen interior de la Catedral en el Capítulo general del año 1251, que se tuvo, según costumbre, en la vigilia de la Asunción, que es el titular de la iglesia. Estableciose, pues, que ninguno fuese admitido en canónigo que no prestase obedientiam manualem Episcopo y jurase canonicam servare. Item, que el libro donde se escribían las Constituciones capitulares se guardase en una arca en la sacristía, de la que tuviese una llave el Deán y otra el Sacrista. Es posible que la palabra Deán se substituyese en las copias que yo he visto a la de Prior. Porque cierto es que en ese año no se había aún introducido aquí la dignidad de Deán, porque se substituyó tres años después a la de Prior, resolviéndolo así nuestro Obispo con el Capítulo día XVI. kal. nov. del 1254, como ya se dijo. Firma en esta escritura el Obispo de su mano, llamándose frater Guillermus, como también he visto en otra escritura original X kal. julii del mismo año. Con esto queda evidenciado que este Obispo no murió hasta fines de ese año lo más pronto; y aun yo juzgo que vivió hasta más de la mitad del siguiente, pues estaba la Sede vacante XV kal. decembris de 1255; y estas vacantes no solían ser largas. Como quiera Fr. Guillermo murió en Barcelona, y está enterrado en la iglesia de su convento en la capilla de Santa Ana.

BERENGUER DE PERALTA.

1256.

Canónigo de esta iglesia, como he visto en escrituras del 1243. Y en la escritura que antes dije de la erección del deanato, XVI. kal. nov. de 1254, se halla su firma original así: Ego B. de Peralta, Sacrista Illerdensis subscribo. Debió ser electo a principios del 1256: pues como ya dije XV. kal. decembris de 1255 Arnaldus de Verneto (Arnaldo, Arnau de Vernet), decanus et helemosinarius Sedis Illerdae consilio totius Capituli, Sede vacante, estableció en censo a Domingo de Talavera un huerto. Murió dentro del mismo año 1256 el día 2 de octubre, como se lee en su inscripción sepulcral, en la cual se le da el dictado de electo, no permitiéndole consagrarse o la brevedad de su pontificado o su humildad. Sin embargo, asistió al Capítulo general de la fiesta de la Asunción, y en él hizo la Constitución de creatione notarii, que después confirmó el Obispo Pedro de Rege en 1299, llamándola Statutum clarae memoriae B. electi Illerdensis (Lib. constit. let. A, fol. 38). Dícese que fue religioso Dominico, y en ese traje le pintaron en una tabla antigua de la Catedral vieja. Repito que esto nada tiene de singular en aquellos tiempos, y como este se podían citar muchos ejemplares. Lo cierto es que falleció con grande opinión de santidad, y que se le dio culto en esta iglesia hasta después de todo el siglo XIV. Así es que a 2 de diciembre de 1370 Juan de Peralta, canónigo y acaso pariente del Obispo, obtuvo licencia del Capítulo para instituir quandam cappellaniam in et super altari seu sepultura SANCTI Berengarii Sedis Illerdensis. El mismo título de Santo se le da en el Catálogo de aniversarios para leer en la Pretiosa el día 6 de marzo. 

Por una consecuencia de esto la puerta de la iglesia inmediata a su sepulcro se llamaba de San Berenguer. Más es que todo esto la costumbre de esta iglesia, de que hay todavía testigos oculares, de que en algunas procesiones el clero hacía estación ante su sepulcro, turificaba y decía las oraciones de la fiesta.

GUILLERMO DE MONCADA,

de 1257 a 1282.

Deán de esta iglesia y de la nobilísima familia de este nombre (Montechateno y variantes) en Cataluña. Debió ser promovido a esta Silla a fines del 1256 o a principios del 1257 y muy poco después de la muerte del antecesor, pues ya se halló como Obispo electo en las cortes que Don Jaime I celebró en Lérida a 4 de abril de 1257 para confirmar a las iglesias todos sus derechos y privilegios, cuyas actas se hallarán en la Marca Hisp. y en la Colección de concilios de Aguirre. Acaso por no estar confirmado no asistió ni envió procurador al concilio de Tarragona, tenido pocos días después, a 16 de mayo del mismo año, como resulta de sus actas. En escrituras de 1261 suena todavía electo. Del mes de agosto de este año quedan las Constituciones que estableció con los canónigos en el Capítulo general sobre la residencia de los beneficiados y obligación del Succentor en cuidar de ellos y dar cuenta al Obispo, Deán o Precentor. Item que los que ultra el número de veinticinco canónigos consiguiesen expectativas, no tuviesen voz en Capítulo ni prepositura hasta que de hecho consiguiesen la prebenda futura. Item se fijó el orden con que debían firmar los capitulares; es a saber: en la una parte el Obispo, el Deán, el Arcediano de Lérida y el de Ribagorza. En la otra el Precentor, Sacrista, y los Arcedianos de Terrantona y Benasque; los canónigos por antigüedad de recepción. Otras se hicieron de secreto Capituli, de capis sericis, de volentibus ire ad studium y de testamentis, mandando en esta última que los bienes de los canónigos intestatos quedasen a disposición del Capítulo.

Del año 1262, a 4 de mayo, se conserva la escritura original de cierta concordia que este Obispo y su Capítulo hicieron con Pelay Periz, Maestre de la orden de Santiago. Cuelga en ella estampado en cera el sello de nuestro Prelado, que representa la imagen de un Obispo con báculo y en ademán de dar la bendición, y en el reverso un lirio (divisa de Lérida) con dos escuditos al lado del tronco o vástago, de los cuales el uno son los ocho panecillos de Moncada, (N. E. ¿serán 8 eslabones de cadena, cathena, cada; u 8 mantecados?) y el otro las barras de Cataluña, leyéndose al rededor: Exaudi orationem meam cum deprecor. En 1266 se halló en el concilio provincial de Tarragona que celebró su Arzobispo Don Benito de Rocaberti a 21 de octubre, y también al de 1273. En el Libro verde (fol. 295) está copiada la escritura de concordia que nuestro Obispo hizo día 5 de julio de 1272, con el Capítulo de la iglesia de Roda y su Prior Bernardo de Galliner, cediéndole la jurisdicción de las torres de aquella villa, y no obligándole a mantener allí al Obispo de Lérida más de dos días, menos (excepto) que fuese allá por negocios de aquella iglesia. Mediaron en esto Fr. Pedro de Copons, guardián de los frailes Menores de Monzón, y Fr. Miguel de Conchell, de la misma orden. 

Concluyose por estos tiempos la fábrica de la antigua Catedral, y pudo ya consagrarla nuestro Obispo en 1278, a 31 de octubre, como se dijo en su lugar. También se nos ha conservado un sínodo que tuvo en su Catedral, aunque no nos consta el año. Van copiadas sus Constituciones (a: Aps. núms. XXXIV y XXXV.)

No murió este Obispo hacia el 1280, como algunos dijeron. Porque es cierto que vivía aún a 13 de septiembre de 1281, fecha de la escritura original, con que nuestro Obispo aprobó la licencia que el Arcediano Guillermo de Moncada y todo el Capítulo habían dado a Arnaldo de Vernet, Deán, para construir un altar de Santa Ana detrás del mayor (a: Ap. núm. XXXVI.). Hay en ella un sello propio del Obispo de Moncada, el mismo que describí arriba. Y el Arcediano Guillermo de Moncada era persona distinta de nuestro Obispo, que en varias escrituras, durante este pontificado, suena canónigo desde 1268.

Más es, que en 1282, a 8 de septiembre, todavía hay licencia dada por este Obispo al mismo Deán para labrarse un sepulcro junto al altar sobredicho de Santa Ana. Así que debe fijarse su muerte a fines de ese año 1282: y esto cuadra muy bien con los principios del gobierno del sucesor. Dícese que tenía su sepulcro en la capilla de San Pedro de la Catedral antigua, la cual mandó construir su sobrino Don Pedro de Moncada en el testamento que hizo el año 1300. De su tiempo es la curiosa constitución que remito del Rey Don Jaime prohibiendo a los barberos de Lérida afeitar en día de fiesta (a: Ap. núm XXXVII.). 

GUILLERMO B. (BERNARDO) DE FLUVIÁ,

de 1283 a 1284.

Canónigo de esta iglesia desde antes del 1268, y posteriormente Arcediano de Ribagorza. No consta el día de su elección en Obispo; pero debió ser en los principios de 1283, puesto que en la fundación de cierto aniversario del día 24 de febrero de ese año se llama todavía electo. También se sabe que se halló en el concilio provincial celebrado por el Arzobispo Don Bernardo Olivella de 23 de enero del mismo año, en el cual se pone su nombre en el último lugar. Aunque yo entiendo que estas dos memorias, o a lo menos la última, puedan y deban pertenecer al año siguiente 1284; porque es cierto que esta fue la costumbre común entonces de contar por los años de la Encarnación. De todos modos, por lo dicho del remate del pontificado anterior, se ve que este no comenzó hasta el 1283. En el Capítulo general del mismo año, vigilia de la Asunción, hizo la constitución de los siete canónigos presbíteros obligados al turno de las conventuales, por semanas. Además de estos sólo debían ser sacerdotes el Deán, el capellán de San Pedro y el del Conde. En 1284, a 23 de octubre, consagró el altar que poco ha decía de Santa Ana, y en el siguiente, a 17 de septiembre, consagró el de San Vicente. Ambas memorias quedaban en sendas inscripciones de la Catedral vieja. Nada más nos consta de su vida ni de su muerte, cuya época es muy oscura, por serlo igualmente la de la entrada del sucesor

GERALDO DE ANDRIANO, O ANDRIA (Andría) O ANDIRÁ, 

de 1291 a 1298.

De todos estos modos expresan su apellido los monumentos que de él nos quedan. Dícese que era extranjero; en cuyo caso no sé cómo sería su elección en Obispo. Hállase ya como tal asistiendo al primer concilio provincial que celebró el Metropolitano Don Rodrigo Tello a 15 de marzo de 1291, donde se escribe el nombre de Geraldo Illerdense en el último lugar de los que asistieron. No se sabe si se halló en alguno de los otros tres que juntó el mismo Arzobispo, porque en las actas que yo tengo de ellos no se ponen los nombres de los sufragáneos. Aunque es indubitable que se halló en el tenido en Lérida día 1.° de agosto de 1294. Porque cierto es que nuestro Obispo se hallaba entonces aquí, donde a 6 de marzo del mismo año había celebrado sínodo diocesano en su Catedral, de quien sólo nos queda una Constitución sobre la audacia de los curas y clérigos que burlaban las censuras episcopales (a: Ap. núm. XXXVIII.). Hallábase en Barcelona VI kal. martii anno Domini MCCLXXXXII, cuando con esta fecha concedió indulgencias a los que en su obispado diesen limosna a los cuestores del hospital de Santa Eulalia del Campo de Barcelona. Et Deo datae, dice, seu conversae hospitalis praedicti propter magnam paupertatem quam sustinent, non possint multitudini egenorum, et infirmorum ad ipsum confluentium, nec etiam infantibus qui frequenter inibi exponuntur, quibus habent nutrices conducere prout expedit necessaria ministrare (Archivo de Santa Ana de Barcelona, original copiado por Martí en las Avellanas).

El año siguiente 1293 había concedido a los paheres de esta ciudad que aun en tiempo de entredicho pudiesen tocarse, según costumbre, las campanas llamadas cimbala latronis et aurorae, que ya se dijo otro día lo que eran. Lo más notable de su pontificado es la entrega del Santo Pañal a esta iglesia, verificada en 1297, cuidando este Obispo que se tomase jurídica declaración al dador Arnaldo de Solsona. De esto se dio completa noticia en los correos anteriores. Sábese que existía aún día 28 de junio de 1298, en que dio la colación de la iglesia de Crespá a Bononato Mazareto, presentado por el Castellán o Comendador de Monzón. Por desgracia está gastado el sello de esta escritura original, en que sólo se descubre una flor de lirio. Lo destruido nos daría alguna noticia más de su persona.

Ignórase el día de su muerte, pero debió sobrevivir muy poco a esta época, pues a mediados del año siguiente se halla ya gobernando esta iglesia el sucesor 

PEDRO DE REGE, 

de 1299 a 1307. 

Llamado así, como conjetura el Sr. Caresmar en la brevísima cronología que escribió de los Obispos de esta iglesia, eo quod nutritus fuerit in domo Regis. En alguna escritura he hallado que se nombra de Regio; con lo cual queda lugar para sospechar si su apellido sería Rey o Reig. Lo que consta ciertamente es que era hermano del famoso Jaime de Roca, Sacrista de esta iglesia, Deán de la de Valencia y después Obispo de Huesca; el cual en la escritura de fundación del altar de San Nicolás de esta Catedral, hecha en 1268, ya habla de nuestro Obispo, canónigo entonces de la misma. Sucesivamente fue Sacrista y Precentor. Era juntamente canónigo de Valencia en el mes de agosto de 1269, cuando el Rey Don Jaime I le nombró Prior del monasterio de San Vicente Mártir de aquella ciudad. Llámale Pedro de Rege. Existe la noticia de esta provisión en el Archivo real de Barcelona (Reg. IX. Jac. 1, part. 2.a fol. 195). 

Hallámosle ya presidiendo como Obispo en el Capítulo general de la Asunción de nuestra Señora de 1299, en el cual hizo varias Constituciones, la del turno de semanas de los canónigos, diáconos y subdiáconos que debían ejercer su oficio en los domingos y fiestas colendas. En otra se mandó que los bautizos se hiciesen sólo en la Catedral, quoniam, dice, Illerdensis ecclesia mater nostra hedificata seu constructa est in montis celsitudine, propter quod a parrochianis eiusdem consuevit rarissime visitari. Item se confirmó la costumbre antigua de que el capellán del Conde dijese la misa de la aurora. A más de esto recopiló todas las Constituciones útiles de sus antecesores, cuya colección está en el libro de ellas, let. A. Otras muchas Constituciones estableció en el mismo Capítulo general del año 1304. Más trascendentales y curiosas son las que ordenó en el sínodo que celebró en esta Catedral, día 5 de diciembre de 1301, de las cuales nada digo ahora, que harto es haberlas copiado por extenso (a: Ap- núm. XXXIX). De varias escrituras, que citaré en el artículo siguiente, se colige que nuestro Obispo murió antes del día 16 de mayo de 1307. 

En la Consueta antigua de esta iglesia, que vi en Roda, hablando de las estaciones en el día de Ánimas, se dice enterrado en la capilla de San Nicolás; que es puntualmente la fundada por su hermano Jaime de Roca. Lo mismo querrá indicar el libro antiguo de aniversarios cuando dice que tenía su sepultura junto al Portal del (dels) Fillols. En su sello pintaba tres barras con una torre y dos peñas o rocas y dos estrellas, y al rededor el lema: Gratia Dei sum id quod sum.

Memorable será siempre su pontificado para esta ciudad por la fundación de su Academia literaria en el año 1300, en que es de creer que tuviese grande influjo el Prelado, que tan estimado era del Rey como suponen.

El sucesor fue

PONCE DE AQUILANIU (DE AQUILANIDO), (nido de águila

de 1307 a 1313.

Electo (como dicen los Episcopologios manuscritos de esta iglesia) en 1307, como que ya subscribió en dos escrituras de disposición testamentaria del Obispo anterior, una del 16 de mayo y otra del 6 de septiembre de ese año. En el archivo de Roda, de cuya iglesia era Prior, se lee que fue electo en 1308. Y por la verdad sus firmas en las sobredichas escrituras no prueban que fuese ya Obispo en los días de sus fechas, pudiendo subscribir confirmándolas mucho después. Lo que yo puedo asegurar es que era ya Obispo confirmado y consagrado el día 9 de diciembre de 1308, en que celebró aquí un sínodo, cuyas Constituciones van copiadas, como todas las demás (a: Ap. núm. XL.).

Tampoco fue tan breve su pontificado como se ha creído. A lo menos me consta del mismo archivo de Roda que vivía a 21 de octubre de 1313, aunque ya enfermo, y que por esta causa no pudo confirmar la elección de Prior de aquella iglesia, que recayó en Bernardo de Avellana. Mas debió morir de esa misma enfermedad, constando que a mitad de abril del año siguiente 1314 ya era Obispo el sucesor. 

(Continuará en otro tomo. Ahora siguen los apéndices al tomo XVI)

jueves, 15 de diciembre de 2022

CARTA C. Viaje a los monasterios de San Feliu de Guixols. = Santa María de Ulla. = Empurias. = Vilabertrán y San Pedro de Rodas, con el catálogo de sus Abades.

CARTA C. 

Viaje a los monasterios de San Feliu de Guixols. = Santa María de Ulla. = Empurias. = Vilabertrán y San Pedro de Rodas, con el catálogo de sus Abades. 

Mi querido hermano: Del imperial monasterio de San Félix de Guixols puede decirse lo mismo que se acaba de decir del de Bañolas, acerca del cultivo y población que proporcionó a este terreno. Los historiadores y geógrafos convienen que esta es una población moderna, de que no hay memoria en lo que queda de los siglos Romanos y Godos. La primera vez que suena el nombre de Guixols (lecsalis, Gissalis), es en el diploma del Rey Lotario, año 968 de Cristo, de que hablaré luego. Y no porque hubiese ya entonces población, sino porque así se llamaba este sitio, en que sólo había el monasterio dentro de un fuerte castillo. El origen de la villa se ha de fijar a mitad del siglo XII, en que arredrados ya los Moros y alejadas sus armas hacia el Mediodía, pudieron los Abades de esta convocar pobladores, de que quedan algunos instrumentos que indican los principios y progresos de esta villa. Hoy es ya una población de cuatro mil almas, bien plantada y de mucho comercio. En cuanto al origen del monasterio créese fundado por Carlo Magno hacia el año 778, de donde tomó el nombre de Imperial. Dícese que este Emperador conquistó en su venida un famoso castillo llamado Alabrich o de Labrich, dentro del cual fundó esta casa. Mas como por su situación estaba tan expuesto a las correrías de los Moros por mar, nada queda de los privilegios del siglo VIII y IX, que nos darían alguna luz para conocer lo que en ello hay. La primera memoria cierta es el diploma que dije del Rey Lotario, año 968, que publicó la Marca Hisp. (Ap. núm. CVIII.) En él se supone existente ya de muy atrás este monasterio, al cual presidía el Abad Suniario, que fue quien solicitó aquella confirmación, valiéndose de la mediación de Olderico, Arzobispo de Rems, y de la Reina Gerberga. Dice el Rey que el Abad vino a su presencia à partibus Gotici regni, que era el nombre más común que los Franceses daban a nuestra Marca y aun a la Septimania. Constituyole el Rey Abad juntamente de otro monasterio de San Pablo de Marítima, en esta misma diócesi, con la condición de que muerto él, cada monasterio se eligiese el suyo. Aquella casa de San Pablo no era, como creen algunos, el San Pol junto a Palamós, porque este estaba dentro de la rodalia del de San Feliu: era el otro San Pol, más hacia Barcelona, el cual pasó después, en el siglo XIII, a ser de Cartujos, que en el XV se trasladaron a Montalegre. Véanse las cartas de Barcelona. 
A esta época siguió la cruel invasión de los Moros en este país a fines del siglo X, que asoló, quemó y acabó con todas las primeras antiguallas de este monasterio. Otras muchas ha habido de Franceses y Turcos en los siglos posteriores, de modo que es para admirar como se han podido conservar algunas escrituras del siglo XI y siguientes. No me detengo en acotar ahora las épocas principales de la historia de esta casa; esto se hará con más oportunidad en el catálogo de Abades que pondré luego, aprovechándome del que escribió en 1606 el padre fray Alonso Cano, monje y Abad de esta casa, corrigiéndole en muchos puntos por lo encontrado en las fuentes originales aquí y en otras partes. El titular de este monasterio es San Félix Mártir de Gerona, llamado el Africano, el cual fue traído a esta costa para ser arrojado al mar. La tradición señala todavía el lugar donde esto sucedió, que llaman la Cala de San Feliu, donde se arrojan repetidas veces muchas gentes prácticas el día de la fiesta, que es a 1.° de agosto. Vese la imagen del Santo en el segundo cuerpo del altar mayor, ocupando el primero la de nuestra Señora de los Ángeles. El altar es de mal gusto, comenzado a trabajar en 1657 por Domingo Rovira, escultor de Barcelona, por precio de siete mil libras. Parece mucho peor, viéndose en las capillas colaterales los altares de San Benito con una muy buena estatua del Santo Patriarca, y el de Santa Cruz, y algunos otros de muy buena forma. No queda memoria de la dedicación o dedicaciones de esta iglesia: actualmente se celebra esta fiesta en la dominica cuarta de septiembre. La nave principal de la iglesia es sin duda obra del siglo XII. Posteriormente se ha ensanchado, teniendo para ello que taladrar algunas de las torres antiguas de esta fortaleza: obra en que ha trabajado el reverendo padre fray Fernando Pouplana en los dos cuadrienios de abadía. Algunos vestigios quedan de los claustros antiguos, que podrán ser del siglo XII. Un sepulcrito queda en ellos, y cerca de él se dice un responsorio el día de ánimas por sufragio de las de los Reyes, Condes y nobles que allí están enterrados: Regum, militum et comitum, dice la oración. Estos y lo restante del monasterio estaba todo dentro de la fortaleza, coronada de siete torres, de las cuales quedan en pie las llamadas del Fum (humo), de los Reyes y del Corn (cuerno, corneta), tomándose este último nombre de las guaytas y señales de descubierta que desde ella se hacían. Hoy se ha ensanchado el monasterio fuera del recinto de los muros.
En la sacristía vi una excelente estatua en plata del Patriarca San Benito, regalada por el Obispo de Mallorca Don fray Benito Panyelles, Abad que había sido de esta casa. Consérvase también una reliquia de San Ramiro monje, traída de San Claudio de León en 1597. En la iglesita de San Juan, que está dentro de la villa, se venera un pedazo de tela que llaman el Sant Drap, o pañal de Jesucristo (drap : trapo, paño; pañal, bolquer; aún tendrá restos de sangre de la circuncisión), la cual se muestra al pueblo día 6 de agosto, en que se celebra su fiesta. Visitola el Obispo Arévalo Zuazo, mandando que sólo pudiese enseñarla el Abad. Antes que eso la había examinado per ignem el Obispo Don fray Guillermo Boil en 1515, como creo que dije en su artículo. Estaba entonces en la ermita de San Telmo, edificio levantado sobre una eminencia al mediodía de la villa, que sirve para descubierta de enemigos. Fundose hacia el 1452 con licencia que dio el Abad y monasterio a un fray Jaime Corvera, ermitaño, cediéndole para ello cierto terreno con censo anual de una taza de agua, unam tassiam aque. El archivo de este monasterio no ofrece grandes curiosidades para la historia. Mas lo que en él hay perteneciente a las rentas y jurisdicciones, está colocado con un orden y clasificación tan oportuna y tal limpieza, que puede servir de modelo a los de mayor importancia e interés. En la biblioteca hay algunos mss. modernos de cosas políticas de España, Italia y Francia. Vi un ms. en vitela del siglo XV, y es P. Candidi Peregrinae historiae libri III. = Ejusdem gramaticon libri II. = Del P. Fr. Alonso Cano, que cité arriba, hay una obrita ms. intitulada Instrucción religiosa: es un compendio de máximas espirituales para la vida monástica. Al fin se lee que la acabó en Barcelona a 15 de abril de 1632. En esta obrita se hallan insertas dos cartas del célebre fray Francisco Victoria sobre los escrúpulos, cuya copia he encargado. = Item, varios ejemplares de libros rituales del orden, impresos en Monserrate en 1500, con algunos mss. de ordinaciones y consuetas monacales de Valladolid. Vamos ahora al catálogo de Abades. 

Soniario. 968. 
Landrico. En el año 1019 asistió a la junta de Obispos en Gerona en que se trató de restaurar aquella canónica, como se dijo en su lugar. Existía también en 1041, en que la Condesa viuda Ermesindis y Pedro, Obispo de Gerona, su hermano, con el consejo de muchos Próceres, dio a este Abad y su monasterio el castillo llamado Bene dormiens, (Benidorm) sito en la orilla del mar y cerca de este monasterio, para defensa común de estas costas en tiempos tan apretados. Publicó esta escritura la Marca hisp. (Ap. núm. CCXXIII). Para ello se juntaron los sobredichos señores con Jofre Vidal y su mujer Chixol en la iglesia de Santa Cristina, de la próxima valle de Aro (de Arado dijeron antiguamente), cuya iglesia he visto, y es todavía su fábrica de tiempo de aquel congreso. 
Bonifilio. Gobernó por muy poco tiempo; mas es cierto que fue sucesor de Landrico y antecesor de
Arnaldo, como consta de la consagración de este último, verificada el año 1052. Escritura muy singular, así por la repugnancia que el electo mostró en admitir, como los medios de que se valieron para compelerle; y sobre todo importante para fijar la verdadera época del pontificado del Obispo de Gerona Berenguer Wifredo. Advierte que se dice haber dilatado el recibir la bendición por espacio de nueve años: así que fue electo en 1043. Era monje de Cuxá. En fin, me remito a la escritura que va copiada (a: Ap. núm. I.). Esta es una de las muchas que llaman al domingo feria I.a 
Debió vivir poco este Abad, pues en escritura de señalamiento de límites de Solius y Llagostera entre el Conde de Barcelona Raimundo y su mujer Almodis, y Ramón Seniofredo, hecha a 7 de mayo del año XXVI de Enrique 1056, se halló presente y suscribió Berengarius Abba, que aunque no dice de qué monasterio, se puede conjeturar que fuese de este, atendidas las circunstancias de la escritura y la excepción de la jurisdicción de esta casa, que en ella se expresa: quede esto en duda. 
Pedro Gaucfredo. Era Abad el año 1067, VII del Rey Felipe, como consta de un testamento que vi en la catedral de Gerona.
Esteban. Era Abad en 1099 y 1103, y aun las memorias de esta casa dicen que era el Abad que no se nombra en la escritura de excomunión que fulminó el Obispo de Gerona contra Berenguer, Abad de la Grasa, que orgulloso con el parentesco de su hermano Raimundo, Conde de Barcelona y Besalú, invadió con mano armada este monasterio. La escritura que contiene esta historia publicó Marca (Ap. núm. CCCLXII): el cual, ibid. col. 486, observa que a pesar de la iniquidad de esta invasión, cuando el Papa Gregorio IX confirmó los bienes del monasterio de la Grasa, contó entre las iglesias sujetas a él la de San Feliu de Guixols. Lo mismo hizo mucho antes el Papa Agapito II, como 
he visto en la bula original que se conserva en el archivo de la prefectura de Carcasona. La vida de este Abad alargan aquí hasta el año 1121, en que dicen que murió.
Berenguer. Lo era en 1139, 1143 y siguiente. (Vid. ibid. col. 1293).
Guillermo. Asistió a la consagración del monasterio de Arlés en 1157. (Ibid. col. 506 y 1323).
Berenguer. En 1163 obtuvo del Papa Alejandro in la confirmación de los bienes del monasterio y de la libre elección de los Abades (Ibid. ap. núm. CCCCXL). No creas que este es el que fue Arzobispo de Tarragona, y que en la misma obra (col. 1349), hallarás firmado así: Berengarius S. Felicis Abbas, Tarraconensis electus; porque este era Abad de San Félix de Gerona y se llamó Berenguer de Vilamuls, como queda demostrado en su lugar. En la misma escritura, que pertenece al año 1163, firma otro Abad de San Félix, R. de Rocaverti, sin expresar que lo fuese de acá. Puede suceder que este sea el que después fue Arzobispo de Tarragona. Abad cierto de este monasterio no hallo otro hasta
Bernardo, que fue, según dicen, el que fundó la villa de San Feliu, como se dijo. Es cierto por lo menos que concedió no exigir de sus vecinos nec chestam, nec pessaticum, nec mensuraticum, nec aliquod usaticum de cunctis mercibus mobilibus. La fecha es del año 1181 anno primo regni Philippi Regis, filius Lodovici Regis Junioris. 
Raimundo. Lo era en 1190 y 1198. Murió en 1199.
Raimundo. La diferencia de estos dos Raimundos consta de una concordia que este hizo con Alemán de Ayguaviva, Sacrista de Gerona, sobre el pleito que tenía con el antecesor. Su data es de 1203. Del mismo año es el privilegio que le concedió el Rey Don Pedro mutandi et de novo construendi et edificandi monasterium et villam sancti Felicis, et faciendi fortiam et fortias in loco qui dicitur Castellar, que hoy dicen es el llamado San Telmo. El Abad murió en 1220.
Bernardo. Se halló en la conquista de Mallorca con 179 hombres de armas, y además se obligó a dar y pagar un hombre armado y un cuarto de otro para mantener la conquista de dichas islas, que aún hoy pagan los sucesores. En el archivo conservan dos estandartes que dicen haber servido en esta ocasión, y son dos pendones de doce 
palmos en cuadro, de tafetán, compuestos de piezas de amarillo, azul y blanco, con una cruz encarnada en medio de brazos iguales, cuyas puntas dan en los ángulos de los trozos. En consecuencia heredó allí el Rey al monasterio. Fue también electo Obispo de Mallorca, y el primero después de la conquista. En las memorias de esta casa no la hay de ello; mas se ha de tener esto por cierto, siéndolo que la dotación de la Catedral de aquella isla por el Rey Don Jaime a 5 de abril de 1232 va dirigida venerabili patri Bernardo Dei gratia Abbati Sancti Felicis Guixolensis, in ejusdem loci Episcopum postulato. 
Tráela Dameto Hist. del reino Baleárico, pág. 300. Yo puedo añadir que en un privilegio de exención de leuda, etc., concedido por el Rey Don Jaime a los vecinos de Gerona a 12 de abril de 1232, firma entre los testigos Bernardus electus Mayoricharum, (Lib. vir. de la ciudad de Gerona). Con esto es también cierto que no se verificó su promoción, y 
que prosiguió gobernando esta casa como simple Abad, como se ve en escritura de 1238, en que hizo a los vasallos de esta villa una gracia de poca cuenta. El catálogo indicado añade que murió en 1253. 
Geraldo o Guerau desde 1253 hasta 1276.
Bernardo desde 1277 hasta 1281. 
Gilaberto desde 1282 hasta 1290.
En este tiempo y año 1285 fue quemada y destruida esta villa por las armas Francesas en la famosa entrada del Rey Felipe. Reedificola este Abad con la concesión de nuevas gracias. 
Tomás Caserra (ipsa serra, Çaserra) desde 1290 hasta 1328. Conservábase su entierro en el cementerio antiguo de los Abades. 
Raimundo de Labiano desde 1328 hasta 1348. Este es el Abad preso en Gerona que ocasionó aquella ruidosa sentencia de que se habló en el Episcopologio Gerundense al año 1331. Cuando lo eligieron era de 26 años. No prestó su obediencia al Obispo hasta el 1332. 
Francisco del Pou desde 1348 hasta 1376.
Raimundo de San Esteban desde 1376 hasta 1392.
Guillermo de Samasó desde 1392 hasta 1408. Este Abad, en 1402, regaló al monasterio un báculo, unam crosam, de diez y ocho marcos de plata, para que usasen de ella los Abades dentro y fuera del monasterio en entierros, procesiones, etc. 
Galcerán de Callar desde 1408 hasta 1421.
Berenguer de Perarnau desde 1421 hasta 1428.
En la vacante los jurados de Gerona pidieron al Papa que la proveyese en Fr. Alberto Davellans, Abad de San Lorenzo del Monte.
No tuvo efecto. El sucesor fue 
Pedro Sorts desde 1429 hasta 1431. Trasladado a San Cugat. 
Bernardo de Torrella desde 1431 hasta 1453. En 1435 consiguió de Eugenio IV la facultad de poder reformar este monasterio, que fue el primero de esta provincia que se redujo a vida común, quedando por entonces incorporado a la congregación de Santa Justina de Padua. Hizo luego las ordinaciones necesarias, mandando entre otras cosas vestir el hábito como en monte Casino, quia est consonans et similis habitui gestari solito per monacos monasterii Sublacensis et de Specu. 
Juan de Cortadelles desde 1458 hasta 1472. Comendatario y electo Obispo de Gergento. La promoción de este Obispo debió ser a fines de este año 1472, puesto que a 2 de febrero del siguiente el Cardenal Rodrigo de Borja escribió desde Segovia al Rey de Aragón Don Jaime II, diciéndole: "Ara en aquest punt he rebudes letres de Roma quim signifiquen nostre Sant Pare ha transferit... (pone otras promociones) lo Abad de Sant Feliu en Bisbe de Gergent, segons Vostra Alteza habia scrit è declarada sa intencio à la Sua Beatitut." Sigue dándole gracias. La carta original está en poder del señor Abad actual de Ripoll Don Andrés Casaus.
Juan de Aragón desde 1468 hasta 1475. Comendatario y Arzobispo de Zaragoza. 
Fr. Antonio Bernardo Benito de Roca Crespa desde 1476 hasta 1507. 
Pedro, Cardenal de San Ciriaco, desde 1508 hasta 1509. Comendatario: 
Fr. Juan Nadal desde 1509 hasta 1521.
Este unió y sujetó esta casa a la reforma de Monserrate. En él comenzaron los Abades trienales. 
Fr. Gabriel Castany desde 1521 hasta 1524. En este tiempo se unió este monasterio a la congregación de Valladolid. 
Francisco Villa. 1528.
Guillem Monserrat. 1532.
Gabriel Castany, reelecto. 1536.
Francisco Boygues. 1547.
Guillem Monserrat, reelecto. 1553. 
Antich Llombart. 1556. 
Mateo Bárbara. 1559.
Gerónimo Lloret. 1562. Célebre por su Sylva allegoriarum.
Mateo Bárbara, reelecto. 1565.
Juan Casals. 1569.

Abades sexenales. (sexenio, 6 años)
Gerónimo Lloret. 1572.
Juan Casals 1578.
Rodrigo Gutiérrez. 1584. 

Trienales. (trienio, 3 años)

Miguel Sobrarias. 1587. 
Tomás Moyo. 1590.
Miguel Sobrarias. 1592. 
Juan Capmany. 1593. 
Miguel Sobrarias. 1595. 
Jayme Forner. 1598. 
Juan de Valençuela. 1600. 
Luis de Arévalo Sedeño. 1604.
Diego de Marquina. 1607. 
Miguel Sobrarias. 1610. 

Cuadrienales. 

Joaquín Bonanat. 1513. 
Antonio Vidal. 1617. 
Alonso Cano. 1621.
Antonio Vidal. 1625.
Juan Gorgoll. 1629.
Alonso Cano. 1633.
Tomás Becerra. 1637.
Alonso de Trujillo. 1641.
Benito Tarrats. 1645.
Alonso de Trujillo. 1649.
Benito Tarrats. 1653.
Gerónimo de Torquemada. 1657.
Plácido Riquer. 1661.
Diego de Sandoval. 1665.
Jaime Zaragoza. 1669.
Mauro Monsalvo. 1673. 
Plácido de Campos. 1677.
Narciso Isos. 1681.
Plácido de Campos. Murió 1683.
Benito Romaguera. 1689.
Felipe de Zuazo. 1693.
Benito Romaguera. Murió 1695.
Gabriel Sabater. 1701.
Juan Giménez. 1705.
Benito Panyelles, reelecto. 1717.
Isidoro de Convarem. 1721.
Felipe Quintana. 1725.
José Escardo. 1729.
Isidoro de Convarem. 1733.
José Escardo. 1737.
Bernardo Ponach. 1741.
José Escardo. 1745.
Isidoro de Carmona. 1749.
José Tost. 1753.
Bernardo Ponach. Murió 1754.
Bernardo Casanovas. 1757.
Isidoro Carmona. 1761.
Juan Font. 1763.
Antonio Sabater. 1765.
Pedro Rafols. 1769.
José Ponach. 1773.
Pedro Rafols. 1777.
Isidoro Riera. 1781.
Benito Massalva. 1785. 
Fernando Pouplana. 1789.
Benito Massalva. 1793.
Pedro Rafols.......... 

SANTA MARÍA DE ULLA. 

Siguiendo la costa del mar hacia norte, y dejando la populosa villa de Palamós y las de Palafurgell y Pals (N. E. de donde salieron las 3 carabelas con destino a las Indias, según algunos “nuevos historiadores” y alucinados bien pagados), comenzando ya en estos dos últimos la famosa llanura del Ampurdán, puntos antiguos, mas no para mi objeto, llegué a la Colegiata de Santa María de Ulla, villa pequeña, situada junto a Torroella de Mongrí. Algunos han creído y creen que esta última villa se debe llamar Torrevella, mas no es así, que no hay instrumento antiguo que haga de ella mención, en que no se escriba Turricella (: Torrecilla) de Montegrino; y cierto es que a este nombre corresponde puntualmente Torroella o Torrella, no Torrevella. El sobrenombre de Mongri lo toma de un monte al norte de ella, que se llama así, y no sé por qué. Todo este terreno es fértil y delicioso, aprovechando para riegos y molinos las aguas del Ter, que pasa muy cerca. Volviendo pues a Ulla, el canónigo y sacristán Don José Bofill me hospedó y proporcionó cuanto podía desear. Consta en el día esta colegiata de un Prior, que viste hábitos corales como los canónigos de Gerona, y cuatro canónigos que usan de muceta negra con vuelta encarnada, y sobrepelliz. Habrá poco más de tres años que residen en la iglesia nueva, dentro de la villa, como antes tuviesen que salir, y entre muchos lodazales y humedades, a la iglesia vieja, que estaba fuera en bastante distancia. Dicha Colegiata es la sucesora de la canónica antigua Agustiniana, secularizada, como todas las demás de este país, en 1592, cuyo origen se debe a un presbítero llamado Pedro Vidal, que la fundó hacia el año 1121, con consentimiento, y aun en presencia, de Berenguer Dalmacio, Obispo de Gerona, San Olaguer, Arzobispo de Tarragona, Ponce Ugon, Conde de Empurias, Ponce Guillem de Torroella, Señor de la villa de este nombre, y de otros nobles, los cuales le constituyeron y nombraron el primer Prior de esta casa. De estos principios queda una historieta ms. a fines del siglo XII, y a lo que yo entiendo por el cuarto Prior de esta casa, según lo colegirás por las notitas que he puesto en la copia adjunta, sino que está llena de milagros y narraciones estupendas. Mas la parte histórica, digo la noticia de los tres primeros Priores y de los sujetos que intervinieron en esta fundación, es puntual con todos los documentos ciertos de aquel tiempo. En ella se lee que la imagen de nuestra Señora, que fue la titular de la canónica, se veneraba antes en la iglesia subterránea, que todavía se conserva, y que por las inundaciones y avenidas de arena del río Ter vino casi a quedar sepultada, de modo que se pensó en erigir otro templo sobre el mismo, y trasladar a él la imagen, llamada por ello de la Fossa. Efectivamente, se ven hoy día los dos templos: el inferior, cubierto de arenas hasta el arranque de sus bóvedas, y sobre él otro mucho mayor, obra del siglo XII, con algunos adornos del siguiente: su bóveda es toda de cantería. Este templo fue consagrado el año 1182, el mismo en que se hizo la traslación de la imagen por el Arzobispo de Tarragona Berenguer de Vilamuls, y Raimundo Orufall, Obispo de Gerona. En la Marca Hisp. (Ap. núm CCCCLXXVIII) hallarás la escritura que sobre ello se hizo. Las oficinas de la canónica, claustros, etc., todo ha perecido: de la iglesia han quedado solas las paredes y bóveda. El altar mayor, construido con gusto en el siglo XVI, se trasladó hace poco a la iglesia actual, junto con la sobredicha imagen, que representa a nuestra Señora sentada, y sabe bien a la antigüedad que se le atribuye. En la entrada de la misma, en el plano, han colocado dos inscripciones sepulcrales traídas del templo viejo: una es la memoria de algunos individuos de la familia de Senesterra, y otra en leoninos, así:
Quem tegit iste lapis speculo fulsit probitatis 
Actibus illustris, sensu probus, ac bonus armis
Flos proprie gentis dans hostis prelia ventis 
Contrito corde post hec migravit ab orbe
Anni cum Christi dicuntur mille ducenti
Sex et triginti julii quintoque kalende
Hoc tumulo missus est Poncius Guilielmus
Qui patrie stella genitus fuit in Turricella
Gaudeat in Christo qui mundo floruit isto.

Lo mismo debieran hacer con otras dos inscripciones que quedan en la iglesia vieja, una de ellas de un Prior de la casa.
El archivo de esta iglesia es brevísimo, faltando como falta el que pertenece a la dignidad de Prior, donde ha de haber algo que haga más para la historia. Sin embargo, hallé en él una Consueta apreciable del antiguo monasterio, ms. en 1450, conforme en sus ritos con lo que va notado de la Catedral de Gerona. Item un Martirologio del siglo XIII 
con noticia de varios óbitos que he extractado, y con un breve Cronicón al fin, que va también copiado, y la noticia que decía de los principios de esta canónica, copiada allí (a; Ap. núms. II, III y IV). 
De todos estos documentos y algunas otras observaciones van las noticias siguientes de la serie de Priores.

Pedro Vidal, que cuidaba ya de la iglesia mucho antes del 1121 en que fue hecho el primer Prior, y llegó a formar la canónica de doce individuos, y murió en 1147. Le sucedió
Carbo (Carbó), cuyo gobierno duró cuatro años, y así murió en 1151.
Berenguer. La gobernó por espacio de veinte años, y así murió en 1171. 
Bernardo. Consta que fue el Prior IV, mas no los años de su gobierno. Entiendo que este es el autor de la relación histórica que antes dije; porque diciendo que él sucedió al venerable Pedro Vidal, sin embargo, pone solamente los nombres de los tres primeros Priores.
A este tiempo pertenece el desembarco que hicieron por acá los Moros en el año 1178, en cuyo tiempo se apoderaron de esta iglesia y la saquearon, y de sus canónigos unos mataron, otros llevaron cautivos a Mallorca. Esto dice el Cronicón de que hice mención.
Raimundo de Vilarico. Prior V. B. Prior y antes Prepósito de San Martín 
de Guda y canónigo de Vilabertrán. Se halla enterrado en la iglesia vieja, cuya inscripción dice que fue allí sepultado en 1303. 
Berenguer de Santo Andeolo. Murió 1310.
El mismo año fue electo
Berenguer de Turria. 
Francisco Jaime. El necrologio le llama Prior XI, y le supone muerto en 1348. Sucediole 
Francisco de Agauta. Prior XII.
Dalmacio. 1379.
Pedro Tortosa. Murió 1444.
Guillermo Moreno. Murió 1452.
Jayme Mas. Fue provisto por Nicolao V en el priorato de Ulla, año 1452. (Archivo de Solsona).
Raimundo Geralt. Murió 1467.
Miguel Brayde. Murió 1574.
El mismo año le sucedió
Pedro Aragay. 

EMPURIAS. 

La inmediación de Ulla a Empurias me proporcionó ver el terreno que cubre y sepulta aquella inmensa y famosa ciudad, que descubre por acá y acullá algunas muestras de las riquezas que en sí encerraba. Los trozos enteros de muralla que existen son la apología del tiempo y la vergüenza de los hombres que deshicieron otras para aprovechar sus piedras. La casualidad ofrece por medio del arado y lluvias mosaicos, barros, monedas y otras curiosidades. No se puede pisar aquella grande extensión sin mirar siempre la tierra que arroja afuera algunas de aquellas cosas con que parece convidar al hombre a buscar lo demás. Cuanto pudiera medrar la antiquaria (anticuaria) con una excavación en ciudad tan rica, se puede colegir sólo del ramo de monedas propias de Empurias, de las cuales un sujeto ha llegado a recoger pasadas de noventa, todas diferentes. A esta riqueza y al comercio conocido de ella era consiguiente el lujo y uso de todas las preciosidades Griegas y Romanas que allí están enterradas para tiempos más felices. Por desgracia habitan en aquel terreno muy pocos que conozcan lo que pisan. Yo sólo conocí al P. Fr. Manuel Romeu, religioso Servita del convento de nuestra Señora de Gracia, fundado allí, el cual no deja perecer lo que le viene a mano, dándole el lugar que le corresponde: y esto es cuanto puedo decir de la Empurias invisible. La visible, que es un lugarejo pequeño, hace un contraste admirable con la que le dio el nombre, mas no las riquezas. Tuve, sin embargo, el gusto de ver y copiar allí una inscripción del siglo X, colocada sobre la puerta de la iglesia de San Martín, que es la parroquial, en dos tablas de mármol harto bien conservadas, que trata de la restauración de esta iglesia, y dice así: 
NLIS 
AULA IACEBAT BELLONEIS NEGLECTA RUINIS
… MARTINI DUDUM SACRATA BEATI
CUM TER TRECENTOS BIS DENOS TER QUOQUE... NOS 
CORPORE OSSBUS. ANNOS XPS. HABERET
COEPERAT ANNIS TER QUINIS INDICIO VOLVIT...
VE QUATER DENIS KAROLUS REGNABAT IN ANNIS
TUNC COMES HANC GAUZBERTUS OVANSAEROS RENOVAVIT
… ERII PROLES ERMENGARDIS DE MATRE NATUS
SEPTEMBRIS IDUS PRIDIE NE BEATO QUI FUIT HUNC
PATER ET NATUS PARITER QUOQUE
IGNOSCAT DEUS VITA REQUIEM DETQUE BEATAM AMEN. 

Esta es la inscripción que tanto deseó el padre maestro Flórez en el  XXVIII, página 75. Véase el prólogo del mismo tomo, donde se publicó, y cotéjese. Necesita de alguna explicación, mayormente habiéndola copiado con la mayor puntualidad que la hace obscura. 
Ya dije que la sobredicha inscripción está grabada en dos mármoles; ahora añado que entre ellos se halla otra en jaspe, de poca importancia a la verdad; pero ya que estamos, y que me costó tanto trabajo de subir tan alto y lavarlas con tal incomodidad, allá va. 

Dormit in hoc tumulo Gielmus de Palaolo
Qui Sacrista bonus vixit populique patronus 
Lux fuit ecclesie, cleri Dux, Archa sophie
Vir bonus et gravis... morigeratus,
Ecclesie campum dedit librum Breviarium
… cloquerium, voltam, tectum, pavimentum 
Libris sanctorum alter passio scripta virorum
Isto pro quorum meritis sit sede polorum
Anno milleno bis C. quater X. simul VIII.
... cluditur undenis Jani sua vita kalendis. 

Además de las dos restauraciones de la fábrica material de esta iglesia, indicadas en las dos inscripciones antecedentes, todavía queda sobre la misma puerta la memoria de la fábrica actual, comenzada en 1507 y concluida hacia el 1540.
Es extraño que no se halle en todo aquel terreno inscripción alguna Romana o Griega. Tres solamente Romanas halló estos últimos años el citado P. Fr. Manuel Romeu, las cuales remitió a varios literatos de Cataluña. Diome copia de ellas, que es la siguiente: 

I.
SERGIA 
MONTAGNA
H. S. E. 

La posee en su estudio el padre maestro fray Juan Izquierdo de la orden de San Agustín en Barcelona. 

II.
A. EMILIO
MONTANO
BACCASITANO
L--ASERILIS
H. S. E. 
Está en el real monasterio de canónigos Premonstratenses dicho de las Avellanas. 

III.
PORCIA. ME. FECIT
SEVERA. GERUNDENSIS. REFECIT 
A. VI. A. IX.
Fue regalada a Don Mariano Pou, de la ciudad de Mataró.

VILABERTRÁN. 




El nombre de Vilabertrán está ya en varios diplomas del tiempo del Rey Lotario, en que existía en este mismo lugar una iglesia dedicada a nuestra Señora, a quien ya entonces dio los diezmos y primicias de estos contornos una mujer llamada Guidenellis que vocatur Bona dona, con su hijo Guinebaldo. Un siglo después, esto es, hacia los años 1060, creció en riqueza y veneración con el cuidado de un presbítero llamado Pedro Riguall, a quien en 1069 se confió solemnemente el gobierno de ella y de los clérigos que ya entonces servían allí. De esta institución queda un instrumento hecho con autoridad de Amato, Legado Apostólico, que el año antes tuvo el concilio que dije en Gerona, y también de Bernardo. El nombre de Praelatus atque minister ecclesiae Santae Mariae Villebertrandi, que dan al dicho Pedro varios instrumentos de aquel tiempo, que es equivalente al de Prior; el gobierno general que otros le suponen encomendado, y el derecho que se dio a los clérigos de elegirse sucesor en caso de muerte, dan a entender que esta era una congregación formada, que casi podemos llamarla canónica, y como el ensayo de lo que luego fue en el año 1100, en que se introdujo en ella la regla y profesión Agustiniana, según la escritura publicada en la Marca Hisp. (Ap. núm. CCCXXVII), cuyo original está aquí. El mismo Pedro fue nombrado su primer Abad, del cual y de los siguientes diré luego. Mas no puedo omitir una memoria notable de este mismo Pedro Rigual, de que ya hice mención en el Episcopologio de Vique (artículo Berenguer Rosanes), con ocasión de una escritura, que allá fue copiada, de varias quejas que dieron los canónigos de aquella iglesia contra los que usurpaban sus bienes. Entre ellas se halla este artículo: monemus ut Petrus Rigualli qui habet suam ecclesiam dimissam, et ecclesiam Sancti Johannis... sub prioraticu acceptam, ut revertatur ad suam propiam (cuando propriam pierde la segunda r) ecclesiam Sanctae Mariae Villaebertrandi. Si vero contemptor extiterit, interdicimus eum ab omni divino officio, et ab introitu ecclesiae. Esta escritura es de los años entre 1089 y 1100, como allá se explicó. No sé qué iglesia de San Juan fue la usurpada por nuestro Pedro. Sospecho que era la llamada de las Abadesas, que como se dijo en su artículo, por esos tiempos estaba pretendida por varios dueños. Este instituto permaneció hasta la supresión general de él en 1592, en que fue erigida en Colegiata, presidida por un Arcipreste y servida de once canónigos. Con el favor del actual Arcipreste Don Baudilio Segas y de Terrades y del Capítulo, vi el archivo, harto abundante, mas en pésimo estado, en una pieza provisional por la esperanza en que está el Capítulo de trasladarse a la villa de Figueras. El furor de las guerras destruyó casi todo el edificio y acabó con los códices antiguos. Entre ellos falta un Martirologio que no hace muchos años vio allí el señor Caresmar, canónigo Premonstratense, que hizo de él un extracto, del cual va esotro adjunto (a: Ap. núm. V.). 
El templo actual es el mismo que se comenzó a construir a fines del siglo XI, y que se consagró el año 1100. Es de tres naves, con la poca elegancia de aquel tiempo. En el poste derecho del crucero vi una pequeña inscripción en mármol, encastada en la pared, que dice:
Dícese que este es Don Alfonso II, Rey de Aragón, cuyas cenizas en gran parte se depositaron aquí. Efectivamente, la letra es del siglo XII o principios del XIII. Hácese esto verosímil con la devoción que este Rey mostró a esta casa, fundando en ella una capellanía el año 1194, conforme lo dice la escritura adjunta (a: Ap. núm. VI.). Ya en 1176 les había confirmado el mismo Rey la donación que Pedro de Montagut hizo a esta canónica de la villa de San Pablo de Calciata (Calzada, Calçada). Más es que en el necrologio que va copiado se repite el magnatum magna potestas del epitafio, y se añade: hoc sua servantur interiora loco; pro quo officium plenum fiat et prebenda detur. El interiora indica que se depositaron aquí sus entrañas
Otra inscripción hay en el pavimento de la nave derecha, que dice: hic iacet Rev. Michael Terrarol canonicus huyus (huius) ecclesiae, vir fortissimus in vita sua; sed venit fortior illo scilicet mors, et superavit eum 15 martii 1756. Sobre la puerta de la sacristía queda el hueco que ocupaba el sepulcro del primer Abad Pedro Rigual, el cual ahora está dividido en trozos en la sacristía. En la caja o sarcófago se lee: 
Discat qui nescit Petrus Abbas hic requiescit:
Nec timeas falli Petrus fuit iste Rigualli.
Nada más de este edificio pobre y destruido por las guerras, cuya reparación se dilata esperando la traslación sobredicha.
En el claustro, obra del siglo XV, sólo hay una sepultura notable, que dice: Anno Domini M.CC.LXXX. XII. kal. augusti obiit nobilis Gaufridus Vice Comes Rupebertini (vizconde de Rocaberti), et Dnus. Petralate (Señor de Peralada). Item anno MCCXXIX. XI. kal. decemb. obiit Dnus. Dalmacius Rupebertini in captione Mayoricarum. Item anno M.CC.XII.  tercio kal. augusti obiit Dnus. Gaufridus Rupebertini aput Ubedam (1212, Úbeda, Navas de Tolosa) qui cum omnibus eiusdem generis defunctis hic simul in Dno. requiescunt. Amen.
Como dije, pues, el primer Abad fue Pedro Rigual, que comenzó a serlo en 1100, y de quien hallo otras memorias hasta 1104. No me consta su muerte; pero a ella le siguió luego una gran veneración: de lo cual puede verse el P. Domenech. (Hist. de los SS. de Cataluña). Acaso vivió hasta el 1107 o por ahí, que es cuando comienzan las del sucesor
Arnallo Adalberto, y duran hasta el 1115: pero es de advertir que juntamente las hay indubitables en el mismo período de años de otro Abad llamado
Berenguer. Esta simultaneidad, cierta por varios instrumentos, ya que no fuese anarquía, pudo ser, como en otros monasterios se ha visto, coexistencia de dos superiores, encargados cada uno de ellos de su ramo, de modo que uno fuese el propio y verdadero Abad, y el otro como un Prepósito económico o encargado del gobierno de las iglesias anexas. 
Existencia. Muerte. 
Pedro Guillem. 1123 - 1124
A este Abad Pedro dio Arnaldo, Sacrista de Gerona, las casas en que él vivía en dicha ciudad, pegadas al muro de la misma, versus meridiem super portam quae dicitur Ruphini. Fue esto el año XIII de Luis el Craso, que es el 1120 o por ahí. Va copia (a: Ap. núm. VII.).
(N. E. Si el XIII. regni Ludovici Regis es el 1120, Petro, eiusdem loci Abbati, ya era Abad en 1120)
Raimundo 1125 - 1127
Berenguer de Llers. Era Abad en 1136, Arcediano de Gerona y electo Obispo de la misma hacia 1145.
Pedro 1147 - 1149
Raimundo Orusall 1162 - 1179
Electo Obispo de Gerona.
Guillermo 1181 - 1194
Pedro 1200 - 1201 
Bernardo 1203 - 1210
Pedro de Soler 1214 - 1217
Arnaldo 1217 - 1218
Raimundo 1220 - 1245
Guillermo de Empurias 1248 - 1257
Arnaldo 1259 - 1283
Dalmacio 1285 - 1306
Pedro 1308 - 1312
Guillermo de Pau 1314 - 1330
Ermengol de Vilaric. 1333 - 1346 
Dalmacio 1347
Arcediano de Tarragona.
Raimundo 1348 - 1355
Raimundo 1361 - 1377
Guillermo 1379 - 1398
Antonio Girgos 1410 - 1424
Pedro 1440 - 1454
Gaspar de Cruilles. Murió en 1488.
Berenguer de Cervelló 1534 1538.
Murió en Mallorca.
Pedro Domenech. Natural de Gratallops; entró en 10 de noviembre de 1545, y murió a 1.° de noviembre de 1560. Estuvo de procurador en Roma por el Rey, y después cinco años en Portugal, de donde volvió a 17 de julio de 1553.
Cosme Damián Ortolá. Tomó posesión en 16 de mayo de 1564. Murió aquí a 5 de febrero de 1568, y está enterrado delante del altar mayor. 
“Cosmus Damianus Ortolanus Pirpinianensis, cum ab ineunte pueritia ad omnem virtutis laudem, ac optimarum artium studia se contulisset, eorumque causa Hispaniam ulteriorem, Galliam, Italiamque peragrasset, quinto et trigessimo aetatis suae anno sacrae theologiae ac juris pontificii doctor Bononiae factus, eam XX. proximis annis et philosophiam theologiamque publice docendo et sancte religioseque vivendo cum apud omnes tum vero apud Philippum II Regem Catholicum auctoritatem adeptus est, ut ab eo et in Abbatem huius monasterii id ipse non modo non ambiens, sed ne suspicans quidem, 
fuerit electus, et paucis deinde mensibus interjectis ad Tridentinum concilium evocatus Lutheranorumque furori pro orthodoxa fide obiectus. Quo dum properat et commodam Rosis navigationem expectat huc ad nos pontificio diplomate nondum impetrato divertit in nonas julii MDLXII.” 
Carlos Domenech. Tomó posesión en 9 de junio 1575. Electo Obispo de Lérida. 

SAN PEDRO DE RODAS. 

Del monasterio de San Pedro de Rodas no puedo decirte lo que sin duda esperas, atendido su nombre y antigüedad. La aspereza y sombría insalubridad de su antiguo sitio, con lo expuesto que estaba e indefenso contra las invasiones de los Franceses en caso de guerra; estas y otras consideraciones obligaron al Rey a mandar, con decreto de 24 de septiembre de 1798, que se trasladase esta casa a Vilasacra, lugar propio del monasterio, y situado en la llanura del Ampurdán, a una legua al E. de la villa de Figueras. Trasladose efectivamente el Cabildo, día 10 de diciembre del mismo año, a la casa abadía del dicho lugar, mientras en sus inmediaciones se zanjaba el nuevo edificio. En este estado, pocos años después, en el de 1805, día 19 de junio, S. M. mandó que la traslación se hiciese a la villa de Figueras a solicitud del Ayuntamiento, y movido de las mayores ventajas que resultaban a dicha población, ilustrada con tan noble cuerpo. Trabájase con actividad en la construcción del monasterio a la parte oriental de dicha villa, y entretanto permanece en Vilasacra. En este lugar, llamado en las escrituras antiguas Villa Sacari y Villa Sacher (azúcar) y así: en este lugar, digo, he visto las antigüedades diplomáticas del monasterio de San Pedro de Rodas, merced a la buena acogida que he merecido y al afán con que me han ayudado estos sabios monjes, y particularmente el I. Sr. Don Joaquín Clavera, Abad actual, muy aficionado a la anticuaria. El archivo no es lo que pudiera y debiera ser, considerada únicamente la antigüedad de la casa; pero es mayor y más rico de lo que puede esperar el que sepa los asaltos de enemigos de mar y tierra que sufrió la antigua casa, sin contar los incendios, ruinas y otras calamidades generales. Así se hallan todavía en él algunos títulos de pertenencia desde la mitad del siglo IX, y desde la mitad del X se hallan en grande abundancia las escrituras de varios géneros con que he enriquecido la historia de la iglesia de Gerona, y las observaciones sobre monedas, cronología de los Reyes de Francia, etc. Dos Cartorales, escritos en los siglos XII y XIII, comprenden escrituras desde mitad del siglo X. Así es claro que falta otro de escrituras anteriores, de las cuales existen algunas sueltas. De la biblioteca tan celebrada nada ha quedado. Hay aquí una tradición vaga de que un general Francés, llamado Noailles, trasportó, no sé en qué tiempo, varios códices a París, entre ellos una preciosa Biblia. Esto sería ea las guerras del siglo XVII, durante las cuales estuvo muchos años despoblado el monasterio. Lo demás consumieron las guerras, particularmente la última de 1795. Con todo eso pudieron salvarse algunas señaladas reliquias. Tal es una capa pluvial tejida en oro notoriamente del siglo XII por su hechura con el triangulito de capilla cosido en lo alto de ella. Dícese haber sido de Santo Tomás Cantuariense. Otra y muy preciosa es una cadena de hierro como de una vara con eslabones pequeños, que se tiene por de San Pedro Apóstol. El modo y forma como vino acá no se puede asegurar, habiendo perecido muchos instrumentos antiguos. De ella y de otras grandes e insignes reliquias que tenía este monasterio da noticia la nota adjunta (a: Ap. núm. VIII.), tomada de un cartel del siglo XV, en 
que se anunciaba el jubileo famoso que durante muchos siglos disfrutó esta casa de San Pedro de Rodas. Diré de él, ya que vino a mano.
Atribúyese su origen al Papa Urbano II, quien expidió un breve apud Urbem veterem (Civitaveccia, ciudad vieja) idus januarii pontificatus anno II (1088), en que concediendo varias indulgencias parciales a los que visitasen la iglesia del monasterio en las fiestas de San Pedro y San Félix, de la Resurrección y todas las de la Santa Cruz, concedió jubileo plenísimo para la de Santa Cruz de mayo, todos los años que cayese en viernes, y su octava. El original de esta bula no existe, sólo quedan algunas copias; pero hace mención de ella el Papa Julio II en las letras de comisión que expidió en 1508 para averiguar la causa por qué algunos Obispos se resistían a su publicación. Lo que yo puedo asegurar es que estuvo en práctica hasta el año 1697, que fue el último de los dichos jubileos. Queda todavía un decreto impreso de Pedro Borril, Vicario general del Obispo de Gerona Don fray Severo 
Tomás Auther, fecho a 9 de febrero de 1680, quien dice que vista la bula original de Urbano mandaba se publicase. El concurso era, como es fácil de entender, muy crecido de todas las provincias de España y Francia. Hacíase con toda pompa la ceremonia de abrir la puerta principal del templo, que siempre estaba cerrada a cal y canto por la soledad del sitio, y para entrar en él sólo se servían de una lateral.
Viniendo ahora a dar alguna noticia de la antigüedad de este monasterio, digo, que aunque conocido siempre con el nombre de San Pedro, mas en la mayor parte de las escrituras se añade con variedad el de San Pablo y San Andrés. Su situación era en el condado de Peralada en la vertiente oriental del monte llamado Rota, Roda, Rodas, in suburbio Castro Tolone, subtus Castro Verdaria o Viridaria (verde), que es el que está en la cumbre del monte llamado ya en el siglo XIII de San Salvador. Estas localidades son constantes en todas las escrituras. En una del siglo XI se llama el monte o el lugar Amir Roda. Ya te acordarás de lo dicho en lo del monasterio de Amer, que el de Santa María de Rosas también se llamó de Rota y de Rodis hasta el siglo XIV. De modo que todo el monte es claro que tuvo este nombre, y así lo hallarás en las escrituras que van con esta carta. Desde la mitad del siglo X quedan instrumentos que le acreditan inmediatamente sujeto a la Sede Romana. Por otros de principios del mismo siglo consta con certidumbre que ya entonces se progresaba (procesaba) en él la regla de San Benito.
He acotado esta época porque no se han conservado escrituras anteriores que acrediten con certidumbre su profesión, ni aun la existencia del monasterio. Mas para mí es indubitable que existió mucho antes, atendida la multitud de posesiones que ya le confirmó con su diploma el Rey Lotario año 982 (Marca Hisp., ap. núm. CXXX); que cierto no bastaba un siglo para adquirir tales y tantas cosas como en él se expresan. Por otra parte, en 943, se supone muy antiguo este monasterio, cuya jurisdicción quiso recobrar Acfredo, Abad de San Esteban de Bañolas (Marca Hisp., ap, núm. LXXIX). Más es que en la 
escritura de consagración de la iglesia de Fontanet, que ya envié desde Gerona, reducida al año 904, se halla esta firma coetánea: Modicus Georgius Abba exiguus et sacerdos indignus interfui et subscripsi. 
La circunstancia de hallarse esta iglesia cerca del monasterio, y la de conservarse en el original la sobredicha escritura, inclinan el ánimo a creer que este Abad Jorje (Jorge, Jordi) lo fuese de acá. Con esto dice 
la memoria cierta de congregación de monjes que aquí había entonces. En escritura del año IIII del Rey Carlos el Simple (902), Adaulfo hizo donación de una viña ad Sancto Petro Apostolo vel ad ipsos servos qui servi sunt die notuque (noctuque). Otra del año XXII del mismo Rey (919) comienza así: In nomine Domini: nos Wisindus Praeposito, Balone, Argilone, etc... monacos, seu et cuncta congregatione Sancti Petri et Sancti Andree et Sancti Pauli simul in unum donatores sumus, etc. Otras dos he visto de esos años, donde también se menciona Prepósito. Mas lo que es Abad propio y cierto de esta casa no consta que lo hubiese antes de la mitad del siglo X. En la competencia que decía de esta casa con la de Bañolas, compareció ante el Rey de Francia el Abad de aquella, y de la nuestra fue enviado Tassio unus ex prioribus. Este Tassio es el primer personaje que haga gran figura en este monasterio. Era hijo de Heldesindo y Levogodo: fue casado con Amalvigia, y muerta esta, con Hisblanda, de las cuales tuvo dos hijos, Sperandeo e Hildesindo, Abad después y Obispo de Elna, y una hija Levogodo. Todo esto consta de la escritura que va copiada (a: Ap. núm. IX.), que tiene la fecha singularísima en estos países, II kal. decembris anno IIII regnante Radulfo Rege (925), reinado que acá no fue admitido. El año 943 le hallamos ya monje en esta casa, y defendiéndola en presencia de los Reyes de Francia de las pretensiones que sobre ella tenía la de Bañolas. De ello trata largamente la Marca Hisp., y también del año de su muerte, copiando la inscripción sepulcral. Lo que le hizo más memorable es el haber sido padre de Hildesindo, que es el primer Abad conocido de esta casa, y con esto me hallo ya en el catálogo de Abades, en que ingeriré algo de la historia del monasterio. 
Hildesindo desde 947 hasta 991. En todas las escrituras se llama así, y en muchas firmadas de su mano, no Eldesindo ni Heldesindo, que era el nombre de su abuelo. Este es el hijo que Tassio deseó se quedase en la profesión monástica, como se ve en la escritura citada. El mismo, en una donación al monasterio del año 967, dice que la hace por el alma de genitore meo dive memoriae Tassione, dando entre otras cosas un campo in palatiolo qui fuit de Chindilberga amita.
La primera memoria de su prelacía es del año 947, año XI de Luis Ultramarino, día 5 de abril, en que el Obispo Wisado II de Urgel dio a este Abad y su monasterio la iglesia de San Pedro de Ulceia en la Cerdaña. En esta escritura, copiada de un Cartoral, dice el donador: Ego Wisadus Episcopus in Sanctae Mariae cenobio Urgellensi (a: Ap. núm. X.). Otra memoria hay del mismo en el juzgado que se tuvo ante el dicho Rey, año XIII de su reinado, que es 949, no 947, como dice la Marca Hisp., donde se publica (Ap. núm. LXXXIII). En 953 le confirmó el mismo Rey la pesca del estanque de Castelló con sus tres islas adyacentes, llamadas Uduagro, Fonilaria y Savarto, según las había dado al mismo monasterio el Conde Gozfredo. Va copiado de nuevo este documento (a: Ap. núm. XI.), aunque ya publicado (núm. XCI). Formalizó el Conde esta donación el año 968 (id. núm. CIX). Mas hízole otra mucho más amplia y general, año 974, que podrás ver (ib. núm. CXVI), y también las confirmaciones apostólicas de los Papas Benedicto VI y VII. De este último Papa queda además una carta al Conde Ugo, en que le manda restituir al monasterio el castillo que había usurpado de Verdaria (b: Ap. núm. XII.). El año 977 recibió una donación de Bencio, que va copiada (c: Ap núm. XIII.).
Hasta aquí Hildesindo suena solamente Abad; mas en las escrituras siguientes se llama juntamente Obispo, y lo fue de Elna, y no de Gerona, como se creyó en los Episcopologios antiguos de aquella iglesia. La primera escritura es el precepto de Lotario, dado en su favor el año 982, que publicó la Marca Hisp. (Ap. núm. CXXX), y yo he copiado de nuevo (a: Ap. núm. XIV.). También se nombra así en el Judicatum, de que hablé en el Episcopologio de Gerona, año 987 (art. del Obispo Gotmaro), y en la bula dada, año 990, en favor de su monasterio, por el Papa Juan XV (ib. núm. CXL). En las escrituras de esta casa dura todavía su memoria hasta el año IIII de Hugo Rey (991), en que firma Hildesindus gratia Dei Praesul atque Abba, y esta es su última noticia: de modo que si es el mismo que comenzó en 947, lo fue más de cuarenta y cuatro años. Es notable de su tiempo el establecimiento que hizo él mismo de unas viñas a Mascharon, presbítero, año III de Ugo (990), en que poniéndose su nombre en el exordio, en las suscripciones dice así: Johannes gratia Dei Abba in vice domni Hildesindi Episcopi. Va copia (b: Ap. núm. XV.). Tengo por cierto que en la vejez de Hildesindo se le debió dar coadjutor que le sucediese en la abadía. No diré lo mismo de dos Abades que firman en escritura de establecimiento del año XXI de Lotario (976), en que después de Hildesindo suscriben Yrmynysclus Abba. = Sonniarius Abba. Estos debían serlo de otros monasterios; mas en el nuestro ha de ser tenido por sucesor Juan, que lo debió ser por poco tiempo, pues en el año siguiente 992 ya se hallan memorias de
Pedro. En la encíclica con que los monjes de Ripoll anunciaron a los monasterios la muerte de su Abad Seniofredo, año 1008, entre sus contestaciones está la de este de San Pedro, y sólo se piden oraciones 
por dos Abades difuntos, es a saber, pro summo sacerdote Heldesindo, et pro Petronem Agatorxius Abba (Orig. arch. de Ripoll). De modo que el año 1008 había habido un Abad llamado Pedro después de Heldesindo. Alguno querrá que Agatorxius sea el Abad actual en ese año. Dudas a cada paso. En tiempo del referido Pedro, y al año 1022, pertenece la solemne consagración de la iglesia, hecha por Wifredo, Metropolitano de Narbona, ad vicem de Pedro Roger, Obispo de Gerona, con asistencia de Oliva de Vique y otros. (Marca Hisp., ap. núm. CXCIV, y Aguirre, Conc. Hisp., tom. IV. pág. 390.)
Ponce, del cual hay una sola memoria en el año 1031 en escritura de poca entidad.
Pedro Dalmacio. Suena así desde el año 1040 (VIIII del Rey Enrique), en el cual los Condes de Empurias Ugo y Guisla, con su hijo Ponce, le dieron algunos bienes pro gratias agendas Domino Deo, et praedicto cenobio de ipsa victoria quam mihi Deus dedit de ipsa pigora de Rochabertini. Del mismo hay memorias hasta 1054, y luego suena otro 
Pedro sin apellido alguno hasta el año 1072. De su tiempo, y del año 1063, es la oblación in monacum que hicieron Ponce y Adalez, Condes, de su hijo Pedro, con la ceremonia de envolverle la mano en la toalla 
del altar. Va copia (a: Ap. núm. XVI.). 
Guillermo desde 1072 hasta 1081. De este Abad hay una memoria del año 1080 muy graciosa, con ocasión de un robo, obligando a los ladrones a sufrir el juicio del agua caliente en la iglesia de San Félix de Villa Judaica (hoy Vilaiuiga). Es notable la ceremonia de haberle sellado la mano al reo, la cual se descubrió quemada al día tercero. Creo que te divertirás con la lectura de esta acta (b: Ap. núm. XVII.).
Wiscafredo. Coloco aquí este Abad, cuyo nombre consta solamente de una memoria de ciertas usurpaciones hechas a este monasterio en tiempo del Abad sucesor
Macfredo. Suena desde 1088 hasta 1096.
Raimundo. Lo era en los años 1096 hasta 1108. Acaso será el que suena con el nombre de
Regimundo en 1111 y 1113, en que el Obispo de Gerona Berenguer le dio la iglesia de Santa Cruz. Esta escritura va en el Episcopologio Gerundense copiada de este archivo. Es notable, porque a ese año hace corresponder el IIII de Luis VI. Es también la primer memoria de aquel Obispo. 
Deus dedit desde 1118 hasta 1138. Este alcanzó bulas de los Papas Calixto II e Inocencio II. También le dio Pedro, Obispo de Zaragoza, la iglesia de Urseira, año 1121. Va copia (a: Ap. núm. XVIII). 
A. de Grandis. Lo era en 1139. 
Berenguer. Comienzan sus memorias desde 1150, y acaban en 1191. A este Abad dio Hugo, Conde de Ampurias, con su hermano Ponce y su madre Brunissendis charabum in stagno Castillionis cum retibus et redessellis et fituris, atque resallis, et cum panestell et bulignabal in stagno et in mari. Fue esto en 1154. Tres años después el Papa Adriano IV le expidió una amplísima bula, en que confirma la de sus predecesores Juan, Benedicto, Calixto, Inocencio, y cuanto les concedieron los Reyes Luis Ultramarino y Lotario. Notable es también la venta que le hizo el Conde Ugo, con su mujer Adalaide, de los diezmos del estanque llamado antiguamente de Bedenga, dándole por ello el monasterio centum quadraginta morabatinos barbaroginos boni auri, rectique pensi.
Gaufredo desde 1196 hasta 1201. 
Bernardo de Aviñón desde 1208 hasta 1223. Este obtuvo bulas de los Papas Inocencio III en 1216, y Honorio III en 1217. Una donación va copiada del segundo año de su abadía (a: Ap. núm. XIX.). 
Ponce desde 1224 hasta 1243.
Raimundo. Hay varios Abades consecutivos de este nombre hasta 1292. Es cierto que uno de ellos era antes Abad de Bages, postulado por nuestro monasterio a Inocencio IV, y confirmado por él. La bula está rota en su data, mas debe ser su entrada desde 1243 a 1254. El que gobernaba en 1283 se llamaba Ramón Pere Andreu, y este es el que recibió en 1291 la bula de Nicolao IV, en que le concedió el uso de pontificales y órdenes, etc. Va copia (a: Ap. núm. XX.).
Dalmacio. Lo era en 1292. 
Principio. Exist. Muerte. 
Raimundo. 1293 1294 1300
Arnaldo, electo en 1302 1308
Berenguer. 1309 1333
En este último año le concedió el Papa Juan XXII el uso de altar portátil.
Raimundo. 1334 1351
Raimundo de Ponte, electo en 1355.
Arnaldo 1357 1367
Bertrán Delantar. 1370 1409
Bernardo. 1410 1413
Esteban. 1420 1432
Berenguer de Spasen entró en 1437 1446
Antonio, Cardenal del título de San Crisógono 1455. 1458.
Antonio Alamany. 1460
Bernardo Margarit, Obispo de Catania, entró en 1462. 1485.
Juan de Castro, castellano del castillo de San Angelo, y Obispo 
Agrigentino. 1494 1499 
Pedro, Cardenal de San Ciriaco in termis. - 1508. 
Fernando Ram. 1508 1539
Juan Ram. 1540 1541
Tomás Lupia. 1555 1562 1569 
Gaspar Vallgornera. 1569 1591
Francisco Caralps.  1598 1612 
N. Carmona. 1614 
Electo este año de Camprodon. 
Pedro Juan Desguell. 1616 1632
Francisco Pons y de Turell. 1634 1644 
Pablo Tristany. 1648 1660
Juan Bautista Castellarnau 1663 1670 
Francisco Soler. 1674 1686 
N. Moner. 1687 1697
Félix de Piñana. 1701 1703
José Despalau, electo por el Emperador en 1707. 1717

José Gayola. 1721 1739
N. Cortada. 1744 1757 
Francisco Guanter entró en 1757. 1793 
Joaquín Clavera y de Guadell electo en 1794, actual.