Mostrando las entradas para la consulta catálogo ordenadas por relevancia. Ordenar por fecha Mostrar todas las entradas
Mostrando las entradas para la consulta catálogo ordenadas por relevancia. Ordenar por fecha Mostrar todas las entradas

lunes, 1 de agosto de 2022

TOMO VII. ÍNDICE DE LAS CARTAS QUE CONTIENE ESTE TOMO.

TOMO VII.

ÍNDICE DE LAS CARTAS QUE CONTIENE ESTE TOMO. 

(Se omiten las páginas. El índice está en la 7 del pdf.)

Carta LI. Continúa el catálogo de los obispos de la iglesia de Vique en su estado moderno.

Carta LII. Concluye el sobredicho catálogo.

Carta LIII. Documentos que pudieran servir para ilustrar la historia de D. Quijote.

Carta LIV. Viaje a Monserrate.

Carta LV. Del monasterio de Santa Cecilia de Monserrate. Memorias de su abad Cesario, y de haber sido reconocido por arzobispo Tarraconense. 

Carta LVI. Noticias de la ciudad de Manresa, y de su iglesia antigua. Época de la canónica Agustiniana en ella. Calidad y catálogo de sus prelados. Descripción de su templo actual, claustro, sepulcros y reliquias. Monasterios de esta ciudad. Memorias de San Ignacio de Loyola. Sucesos portentosos de los siglos XIV y XV. 

Carta LVII. Origen de las rúbricas en las firmas. Uso del latín en las escrituras de los siglos medios. Subscripciones con los nombres latinizados, y en versos leoninos. Uso de los apellidos patronímicos en Cataluña. De la introducción de la lengua castellana en esta provincia.

Carta LVIII. Fundación del monasterio de San Benito de Bages: su sujeción a S. Pedro de Roma, e incorporación con la abadía de S. Ponce de Tomeras. Catálogo de sus abades hasta fines del siglo XVI. Iglesia, claustros, archivo, biblioteca de esta casa. Devastaciones que padeció en diferentes épocas. Posee el cuerpo de S. Valentín M. desde el siglo X. Cual de los santos de este nombre sea el venerado aquí. 

Carta LIX. Viaje al monasterio del Estany.

Apéndice de documentos


ERRATA. 

Página 104 dice Carta LI; léase LII. 

miércoles, 24 de agosto de 2022

Carta LXXX. Catálogo de los obispos de Urgel: inexactitudes del impreso en las sinodales.

Carta LXXX. 

Catálogo de los obispos de Urgel: inexactitudes del impreso en las sinodales. Los santos Ctesifon y Urbicio no fueron los primeros obispos de esta iglesia, ni consta ninguno de los que la gobernaron en los siglos III, IV y V. El primero conocido es S. Justo: noticias sobre su culto y escritos, entre ellos el sermón inédito de S. Vicente M. De los otros prelados hasta fines del siglo VIII. Dudas sobre algunas cosas que se cuentan del famoso obispo Félix: proyecto de una apología sobre su carácter, santidad, y sincera retractación de sus errores. 

Mi querido hermano: En los correos anteriores procuré darte una idea general de la santa iglesia de Urgel, tocante a su constitución interior, usos, fábrica y otras cosas, cuanto bastaba para descubrir como de un golpe el terreno, y dar a conocer este campo fértil de nuestra historia eclesiástica. Obra más larga es y trabajosa el irlo recorriendo paso a paso, examinando uno tras otro los hechos de sus prelados. Pero hay entre ellos algunos tan ilustres y señalados en letras y virtud, que estoy cierto que no te ha de pesar el tiempo que gastares en leer, como yo doy por bien empleado el que me ocupó en examinar los monumentos que nos dejaron, y en escribir lo que de ellos resulta. Aun de los que no pueden igualarles en la importancia de su nombradía, desea la historia, saber la existencia y cronología exacta para la mejor y más fundada averiguación de los hechos civiles, puesto que en los congresos y en los diplomas reales era costumbre que se hallasen y asistiesen los obispos. Y si quisieren aprovecharse, no será poca la utilidad que sacarán los vecinos de la Galia Narbonense, cuya historia eclesiástica no puede llegar a su perfección sin el puntual conocimiento de los obispos de la que llamaban Marca Hispánica. La perspectiva de estas utilidades, y más que todo el placer de hallar la verdad en sus mismas fuentes, me han sostenido para que no desmayase en esta empresa, ardua sobre manera, por no haberme precedido ninguno en semejante trabajo, y por haber tenido que sacrificar mucho tiempo a la fastidiosa ocupación de registrar centenares de pergaminos que sólo eran útiles para fijar la existencia de los obispos. Cosa que quien haya probado, ese solo sabrá apreciar en lo que vale. Mas esta es mi obligación, y Dios quiera que haya cumplido bien con ella. He dicho que nadie me ha precedido en este trabajo; porque nada me ha aliviado en él el catálogo de obispos de esta iglesia desde los tiempos apostólicos, que en 1747 se imprimió al principio de las sinodales del ilustrísimo Señor Don Fr. Sebastián de Victoria y Emparan (o Emparán). Antes, si he de decir lo que siento, ha duplicado mi fatiga por las increíbles equivocaciones, anacronismos e inexactitudes de que está lleno. Frecuentemente omite nombres de obispos, sin dejarles hueco entre el antecesor y sucesor, los adelanta y los atrasa, y también hace de uno dos y de dos uno. Dejo a parte que guiado por los falsos cronicones, y dejándose arrastrar de un amor desmedido a su iglesia, pone por su primer obispo y fundador a S. Ctesifon, uno de los siete varones apostólicos, por la semejanza de Vergi, ciudad donde fijó su silla aquel santo obispo, con Urgellum y Orgellum. Lo cual ya no hay quien lo tenga por verosímil, mucho menos por cierto. En igual grado está el segundo obispo que señala en el año 52 de Cristo, es a saber, S. Urbicio M., bastándole para ello la autoridad de Marcillo (Crisis de Catal.) y la de Argaiz en sus anales. Tengo para mí que así como la semejanza de Vergi fue ocasión de poner al primer obispo, así para el segundo lo fue el hallar un S. Urbicio que padeció martirio en Serrateix, lugar que antes era de esta diócesi. Mas ya en lo de aquel monasterio se dijo, que este santo mártir pertenece al siglo VIII (a: V. tomo VIII de este viaje, pág. 125 sig.). No me admiro que el amor de la patria incline el ánimo del que escribe a desear, como digamos, que fuesen ciertas las glorias que de ella se cuentan; mas que se diga afirmativamente lo que el que escribe sabe que está lleno de dudas, esto no lo sé entender; como si la verdad histórica por ser de esta clase dejara de ser verdad, y de merecer todo el respeto que a ella se debe, o como si por tratarse de cosas piadosas fuese menor pecado dar entrada a la mentira, que ninguna ley tolera ni aun en las civiles. Digo pues que dejo esos arcanos históricos para los escritores que con mayor comodidad y copia de libros puedan demostrar esas fábulas, en que no es menester que se fatiguen mucho. Yo como viajero diré sólo de lo que pueda apoyarse en algún documento existente. Por tal cuento el precioso códice de cánones, que se guarda en esta iglesia, del cual diré otro día, y en donde están las subscripciones de los obispos que asistieron a los concilios. 

Así que empezaré mi catálogo de obispos Urgelenses desde donde empieza esta noticia, no contando en su serie a los que no consten en este códice ni en el Gerundense, cuyos apuntes tengo a la vista. No será inútil para el mismo objeto la copia (a: Apend. n. 1) de un breve catálogo de estos prelados, que hallé en uno de los cartorales del monasterio de Gerri. Llega hasta la mitad del siglo XII, que es cuando se escribió, como lo indica la letra. Defectos tiene, y no pocos; mas también tiene aciertos, que han contribuido a hallar la verdad. Y si por defectos las hubiéramos, inéditos deberían quedar todos los cronicones antiguos, sin exceptuar uno solo. La historia necesita que se divulguen sus pruebas cualesquiera que ellas sean. Baste de esto, y vamos a nuestra labor. Sólo advierto que aunque comenzaré desde el siglo VI, no por eso se infiera que no hubo prelados anteriores que gobernasen esta iglesia; antes tengo por verosímil que los hubo desde el primero o segundo siglo de la cristiandad, la cual consta que plantó aquí S. Saturnino O. de Tolosa, de quien decía un códice de Ripoll en el siglo XI: qui primus post apostolos nostrarum partium ignorantiae tenebras evangelicâ praedicatione detersit (a: V. tom. VIII de este viaje, pág. 26). Y siendo cierto que S. Fructuoso era metropolitano de Tarragona a mitad del siglo III, no sería extraño que hubiese otros obispos en la provincia, y que uno de ellos fuese el de Urgel. Mas con todo eso, no constando quienes eran, mejor es pasar todo ese espacio de tiempo en silencio, viniendo a lo cierto e indubitable. Por la misma razón dejo de hablar de los que el catálogo de Gerri pone inmediatos a San Justo; no porque yo niegue que lo fuesen Egigano por espacio de XXII años, y Gudila VIIII; sino que veo que no guarda el orden cierto, colocando a Maurelio antes de S. Justo, y así hay otras dudas que me obligan a desentenderme de ese examen que a ti y a mí sería fastidioso, y a contentarme con mi códice de cánones: en el cual el primero que hallo cierto e indudable es 

S. JUSTO. 

Desde antes de 527 hasta después de 546. 

Era hermano de Justiniano, obispo de Valencia, Nebridio o Nifridio de Egara (hoy Terrasa) y Elpidio, obispo de silla no conocida. Gobernaba esta iglesia en el año 527 en que aprobó los cánones del concilio Toledano II, aunque llegó después de estar ya determinados. Dícelo él mismo en la suscripción, que es como sigue en el códice Urgelense: In Christi nomine Iustus, ecclesiae catholicae Urgellitanae episcopus, hanc constitutionem consacerdotum meorum in Toletana urbe habitam, cum post aliquantum temporis advenissem, salvâ auctoritate priscorum kanonum, relegi, probavi, et subscripsi. Con las mismas palabras subscribió su hermano el obispo Nifridio; y esto prueba que ambos fueron juntos al concilio, y que algún incidente les estorbó llegar al tiempo de su celebración, aunque todavía debieron hallar reunido aquel congreso. Mas según la fundada sospecha de Nicolás Antonio, tengo para mí que como obispos de otra provincia no fueron llamados a aquel concilio, que sólo fue provincial; sino que el hallarse en Toledo nació de otras causas que les debieron obligar a ir a aquella corte. Y sin embargo firmaron aprobando sus cánones; porque esta era la costumbre y atención que se guardaba con todos los obispos extraños que por cualquier motivo se hallaban en la corte, como se usó también con Marracino, desterrado de su silla y confinado en aquella ciudad. Ferreras y Flórez sospechan que acaso nuestros dos obispos fueron allá con motivo de lo que se tratase contra este Marracino; lo cual si así fuese, debíamos tenerle también por obispo de la provincia Tarraconense. El hallarse sus firmas en último lugar, no prueba que fuesen más modernos que los otros obispos en la dignidad. También se halló S. Justo en el concilio de Lérida de 546 (a: Otros fijan este concilio en el año 524. Yo sigo por ahora la cuenta del cód. Gerundense, que lo supone celebrado en la Era 584, año 546), al cual subscribió en segundo lugar sin indicar su sede, como tampoco la expresan los otros obispos confirmantes; mas no hay dificultad en creer que sea nuestro obispo Urgelense, el mismo que subscribía en Toledo 19 años antes. Y más constando con evidencia que no comenzó a ser obispo hasta después del año 517, puesto que Nifridio, que siempre firma antes que el nuestro, sólo suena obispo desde ese año en el concilio de Gerona, y en el de Tarragona del año anterior subscribe sólo como presbítero y ministro de la iglesia de Egara. De donde es llano inferir que Justo, menor en la ordenación que Nifridio, no fue obispo hasta después del año 517, y que lo fue hasta pasado el 546. De las virtudes y culto de este santo obispo hallará noticia el que la quisiere en los Bollandos y en Domenech (SS. de Cataluña). Acá se celebra su fiesta a 28 de Mayo, con el oficio todo del común, sin haber en ningún códice memoria de haberlo jamás tenido propio. Más digno es todavía de notarse que habiendo memoria cierta de que en el siglo XI eran aquí veneradas sus reliquias, y empleadas como dije otro día (a: V. el tom. IX, pág. 193 y 195) en la consagración de los altares, y aun de haberse erigido algunos en honor suyo en las iglesias de la diócesi, según se verá en este catálogo cuando lleguemos al año 1079; sin embargo no hay mención de su fiesta en 1161, al tiempo que se señalaron las principales del año para fijar las obligaciones de los prepósitos en ellas (b: V. ibid. pág. 294). Sin duda se reputaba por fiesta poco principal, o acaso no la había, como ciertamente lo podemos asegurar de los siglos XIV y XV, puesto que no se halla memoria de ella en esos siglos ni en los misales ni en los breviarios propios de esta iglesia, como tampoco en una consueta entera y muy bien digerida del siglo XV. El mismo silencio se observa en cuantas letanías he visto desde el siglo XIII hasta el XV, siendo así que jamás se omite en esos códices la memoria de los Santos Ermengol y Odón, que son tan posteriores; aunque acaso esa misma pudo ser la razón de ser venerados los unos y no el otro, hasta que la impresión de los concilios y de las obras antiguas recordó el mérito de este insigne doctor de la iglesia goda. El cual no es menos célebre por su literatura, como puede verse en la bibliot. vet. de Nic. Antonio, donde se halla que escribió un comentario sobre los Cantares de Salomón, y además una carta a Sergio, obispo de Tarragona (ad Sirgam papam) enviándole dicho libro, y otra al diácono Justo, que fue el que le movió a que lo escribiese. Estas obras se imprimieron varias veces, y las hallarás en la bibliot. vet. PP., y las dos cartas en los concilios del cardenal Aguirre, y yo las he hallado también MSS. en algunos archivos en códices de poca antigüedad. Y esto es lo único que se sabe de sus escritos. De los cuales S. Isidoro en el tratado de viris illustr. dice solamente: Iustus, Urgellitanae ecclesiae episcopus Hispaniarum, et frater praedicti Iustiniani, edidit libellum expositionis in Cantica Canticorum, totum valde breviter, ac aperte, per allegoriarum sensum. Mas yo puedo presentar a los eruditos otra obrilla de este doctor, inédita hasta ahora que yo sepa, y es un sermón predicado por él en la solemnidad de S. Vicente M.; el cual he hallado en dos códices de estos archivos. El primero es un breviario de la iglesia de Cardona, que hoy está en el monasterio de Bellpuig de las Avellanas, adonde se lo llevó y depositó el P. D. Jaime Pascual, individuo de aquel monasterio. Está escrito a principios del siglo XIII o a fines del anterior. Hállase en él el oficio propio de S. Vicente M. tal cual lo tiene hoy mi orden de Predicadores; sino que las seis primeras lecciones tienen este título: Passio Sancti Vincentii archidiaconi, et martyris Christi, edita a dompno Prudentio: Princ. Quoniam nobilem beati Vincentii triumphum &c. La lección VII es del evangelio: la VIII y IX son del sermón sobredicho, con este título: Sermo sancti Iusti Urgellen. episcopi. Grande fue el gozo que tuve con este hallazgo, y con el de algunos fragmentos del mismo escrito que hallé en algunas hojas sueltas de otro breviario, donde igualmente se atribuye al mismo padre, porque eso solo era ya una prueba de ser obra de este doctor, cuyo lenguaje además en nada desdecía del que usaron los PP. de nuestra iglesia goda. En este estado llegué a la iglesia de Roda en Aragón, donde entre otras cosas preciosas, de que hablaré algún día dándolo Dios, conservan un códice santoral o leccionario fol. vit. MS. en carácter gótico cursivo, lo más tarde a principios del siglo XI, que sólo contiene sermones en las fiestas de nuestra Señora, actas de los mártires primitivos, y de solos tres confesores, es a saber, S. Bricio, S. Martín y S. Nicolás. En este libro pues, entre varios sermones para la fiesta de S. Vicente, titular de la iglesia, se halla entero y mucho más completo que en aquel breviario el sobredicho sermón con este epígrafe: Sermo sancti Iusti, Urgellensis episcopi, in natale sancti Vincentii martyris. La copia adjunta dirá lo que ello es (a: Apend. n. II), en la cual, por no alargar ahora mi narración y distraerme mucho de mi objeto, he puesto varias notas sobre algunos pasajes de esta obrilla, tocantes a la verdadera patria de tan insigne mártir, al lugar donde se predicó este sermón, y otras cosas curiosas. Desembarazado de esto, prosigo mi catálogo de obispos, en el cual hallo que el impreso cuenta por sucesores de S. Justo a Egigano y a Marcelo, sin citar autor ni documento por donde conste su existencia y el lugar que les da: y del primero afirma que fue obispo desde el año 540 hasta 575 en que murió: y el segundo desde el año siguiente hasta cerca del 590. Mucho acotar es esto en quien confiesa que no queda monumento alguno de tales prelados. El MS. de Gerri los antepone a S. Justo: y de un Marcelo hay memoria en el concilio Valentino de 546, en el cual firmó por él su vicario el arcediano Salustio: y en el Toledano I subscribe un obispo de ese nombre; mas en ninguno de los dos lugares se expresa su silla. 

Y así déjolo, porque es andar a tientas. 

SIMPLICIO.

existente desde 589 hasta 599. 

Subscribió este prelado en el famoso concilio Toledano III del año 589 entre los obispos católicos, núm. 27, como leo en Flórez y en los códices de Urgel y Gerona. También se halló en el concilio II de Zaragoza de 592 y en el de Barcelona de 599. 

El impreso que, como si lo estuviera viendo, nota la muerte de este prelado en el año 604, dice que en el siguiente le sucedió Gabila, el cual murió en 624, y que luego entró Leuderico, que habiendo asistido al concilio Toledano de 634, murió hacia el 650. Cierto es envidiable la satisfacción del que ordenó este catálogo, que así va distribuyendo el tiempo y acomodándolo como le place, de modo que venga bien a aquellos prelados, de quienes si se atreve a citar algún documento, es por desgracia equivocado. Del llamado Gabila ninguno alega; y acaso será el Gudila que el catálogo de Gerri puso mucho antes de S. Justo. Pues el haber asistido Leuderico al concilio Toledano de 634, no sé de donde lo pudo sacar, porque en el cardenal Aguirre, a quien suele citar alguna vez y que pone ese concilio IV no en 634 sino en 633, no se halla tal Leuderico obispo de Urgel, sino

RANARIO 

en 633. 

Así se escribe también en el códice de esta iglesia sin variedad alguna, ni aun en el lugar de su firma, que es el 34. Lo mismo está en el códice Gerundense, con sola la diferencia de escribir Orgelletanus, y el de aquí Urgellitanus. Con esto se hace más notable la omisión del impreso, que no contó este prelado entre los de Urgel. 

MAURELLO 

año 653 y 655 

Así le llaman nuestros códices, no Marcello, como el impreso, el cual omite su asistencia al concilio VIII Toledano. En los concilios V, VI y VII no se halla noticia de obispo de Urgel, ni de vicario que asistiese en su nombre. Mas en el VIII, celebrado en el año 653, asistió Maurello firmando según nuestros códices en el núm. 41, aunque en otros varía este lugar. Dos años después se celebró el concilio IX, y en él subscribió el mismo obispo en el núm. 10. ¿Quién hará caso de que el impreso diga que murió hacia el año 670? Aunque si esto fuese así, no habiendo por otra parte memoria del sucesor Leuberico hasta el año 683, parece quedar hueco suficiente para colocar al obispo Jacinto, el cual siguió las banderas del tirano Paulo contra el rey Wamba, y defendiendo el castillo de Livia en la Cerdaña fue hecho prisionero por las tropas de aquel rey juntamente con Araugisclo. Digo que vendría bien colocar aquí a este obispo, porque cabalmente aquel rey lo fue desde el 672 hasta el 680. Mas el daño está en que no tenemos una certidumbre de que fuese obispo de Urgel; porque aunque Pedro de Marca (M. Hisp. col. 62) es de este parecer, ¿quién asegurará que no lo fuese de otra silla de la parte de Narbona donde Paulo mandaba? Porque la historia de la expedición de dicho rey, escrita por nuestro Juliano Toledano, único documento donde se menciona Jacinto, bien le llama obispo, mas no dice de qué silla. Y el estar Livia en la diócesi de Urgel, no es una prueba que fuese su obispo el preso en aquel castillo, así como tampoco eran de este territorio e iglesia los que lo conquistaron. Ya se sabe lo que es una expedición militar. Así que mientras otra cosa no conste, seguiré contando por obispos de esta iglesia a los que ciertamente consta que lo fueron. Tal es 

LEUBERICO o Leoberico

desde 683 hasta 693. 

El impreso dice que se halló en el concilio de Toledo del año 674 (debió decir 675); mas ni en este que fue el XI, ni en el XII, hay mención de ningún obispo Urgelense. En el XIII del año 683 suena ya Leuberico, que envió a aquel congreso al presbítero Florentino, el cual subscribió entre los vicarios. Lo mismo hizo en el concilio XV del año 688. Mas en el XVI del año 693 asistió personalmente firmando en el lugar 49; y esta es la última memoria que hay de este prelado. Después del cual el sobredicho catálogo pone la serie no interrumpida de los obispos del siglo VIII de esta manera:

Principio. Muerte. 

Urbicio 700 martirizado. 704.

Marcelo 705. 721.

Justo 722. 733.

Leuderico 735. 754.

Esteban 755. 765.

Dotila 773.

Verdaderamente es para alabar la puntualidad y certidumbre con que se señalan las épocas de estos seis obispos, en medio de la escasez de documentos que confiesa el mismo autor del catálogo. No por eso negaré que lo fuesen, o que lo fuesen otros. Porque aunque a principios de ese siglo VIII se verificó la entrada de los árabes en España (711), que a manera de un torrente la inundó hasta los Pirineos; mas en estas asperezas pudieron sostenerse poco tiempo aquellos bárbaros, donde además sabemos que en 736 mandaba a los cristianos el príncipe Chintila. Así tengo para mí que no se interrumpió la serie de los obispos de Urgel, aunque muchas veces tendrían que andar prófugos y desterrados de su silla. Y si hubo alguna interrupción, debió ser muy breve, merced a las armas de Pipino y Carlo Magno, que pronto comenzaron a arredrar a aquellos conquistadores. Así hallamos que hacia el año 783 florecía ya aquí en crédito de literatura, y en la singularidad de opiniones, el famoso Félix; de cuya vida, porque no falte aquí su noticia, haré un compendio breve, según lo que de él dicen comúnmente los historiadores, dejando para tiempo más desocupado, si Dios me lo concede, hablar de él como dogmatizante, cosa en que acaso no saldrá tan feo y criminal como se supone. 

FÉLIX

desde por los años 783 hasta 799.

Era grande amigo, y algunos dicen maestro, de Elipando, metropolitano de Toledo; lo cual, como observa muy bien el M. Flórez (Esp. sag. tom. V. pág. 352), no puede entenderse de discipulado de escuela, sino de haber aprendido de él los errores que a uno y a otro hicieron tan famosos. Algunos creen que fue francés: Eginardo le supone español; lo cual no quita que fuese educado en Francia, no estando entonces España para educar jóvenes. Esta es la condición de los hombres, que nadie quiere consigo al que tiene alguna tacha. Como quiera que esto sea, lo cierto es que mucho antes del año 785 era ya Félix obispo de Urgel; porque ya en ese año comenzó a escribirse contra los errores que corrían en su nombre, como luego diré. Fue así que Elipando, arzobispo de Toledo, consultó a Félix sobre lo que debía creerse de Jesucristo como hombre: a lo cual nuestro obispo respondió que Jesucristo en cuanto a la humanidad sólo era hijo adoptivo y nominal de Dios; cuyo error propagaron ambos, Elipando en las Asturias y Galicia, y Félix en las provincias limítrofes de los Pirineos. Comúnmente se dice que Félix fue el autor de esta herejía, que de su nombre se usó llamarla Feliciana. Será esto verdad porque se esmerase más en propagarla, o porque el crédito de su sabiduría la hiciese más célebre; mas no porque fuese el primero que diese en ese desvarío; el cual tuvo su origen en Córdoba, donde ya tenían escuelas florecientes los árabes, y con ellos estaban mezclados muchos doctores cristianos. Y esa nueva doctrina de la Bética fue la ocasión de que Elipando consultase a Félix, y de que este dogmatizase sobre ello. Digo que esto debió suceder por los años 782, puesto que ya tres años después, entre otros españoles que se opusieron al error, hallamos que Beato, abad de Liébana, y Eterio, obispo de Osma, refugiado en Asturias, escribieron dos libros contra Elipando y Félix. Al mismo tiempo el papa Adriano I escribía a los obispos de España precaviéndoles contra el nuevo error. Mas los que lo defendían se obstinaban en él, respondiendo a los dos que le impugnaban con escritos, llamando a Eterio mozo y engañado, y dando a Beato el apodo de antifrasio, que significa lo contrario de su nombre, esto es, no Beato. La fama del nuevo dogma llamó la atención de los obispos extranjeros, los cuales lo condenaron en varios concilios. 

El primero que en esto se cuenta es el de Narbona del año 791, o de 788, como se lee en la Marca Hisp. (col. 343), en el cual se hallaron los obispos de Arles (Arlés), Aix, Embrun, Viena, Bourges, Auch y Bourdeaux (Burdeos), y en que añaden que el mismo Félix subscribió a la condenación de su error. Otra condenación se supone hecha en el mismo año 791 en un concilio de Frioul, congregado por S, Paulino, obispo de Aquileya. Félix debió reincidir en su error, puesto que en el año siguiente fue citado a la presencia de Carlo Magno y al concilio de Ratisbona, donde fue condenada de nuevo por él mismo su doctrina; y llevado desde allí a Roma la abjuró otra vez delante del papa, con lo cual se le permitió volver al gobierno de la iglesia de Urgel. Mas o sea que él recayó, o como yo creo que Elipando, que llevaba mal estas condenaciones parciales, escribió a Carlo Magno para que esto se tratase en un concilio pleno, lo cierto es que en el año 794, estando aquel rey en Francfort (Frankfurt), congregó allí un concilio de 300 obispos, que establecieron varios cánones, en el 1.° de los cuales fue condenada la herejía de los nuestros. Algo hay que decir sobre aquel congreso, que en el canon 2.° condenó también el dogma católico de la adoración de las imágenes, por no haber sabido leer o entender el canon del concilio Niceno. Mas esto ni es de este lugar, ni quita que fuese bien condenado el error de los adoptivos. Y no sólo los concilios, sino muchos sabios extranjeros escribieron contra nuestro obispo Félix; entre los cuales se distinguió Alcuino, al cual el nuestro respondió con acrimonia y con muestras de ánimo poco dispuesto a ceder en su empresa. A pesar de todo dicen que de nuevo se retractó en un concilio de Aquisgrán (Aachen) del año 797, y que recayendo otra vez, hubo necesidad de juntar un nuevo concilio en esta iglesia de Urgel en 799, al cual asistieron los obispos Laidrado de Lyon, y Nefridio de Narbona, y el abad Benedicto, con otros obispos y abades de la Gocia (Gotia). Esto dice la Marca Hisp. (col. 268 y 345), y pretende probar la existencia de este concilio por dos razones: 

1.a porque según los cánones africanos el error debía condenarse donde había nacido: 2.a porque Félix en la fórmula de confesión que hizo después, dice que según lo que le había prometido en Urgel el obispo Laidrado, vino libremente a la presencia del rey (de los Francos, franceses, Francorum y Franchorum regis; por supuesto, también de los catalanes, se llamasen o no así; y rey de parte de los alemanes), y fue allí oído sin que se le hiciese molestia ni vejación alguna. De 

donde infiere aquel escritor que en 799 estuvo en Urgel el obispo de Lyon Laidrado, lo cual no podía ser sino con ocasión del concilio. Dejando en su probabilidad la primera de estas dos razones, la segunda hace poca fuerza; porque como luego verás el Laidrado que en ese tiempo se hallaba en Urgel, era obispo de esta iglesia, y no de la de Lyon. Así que yo dudo mucho de la verdad del concilio tenido aquí, y más en ese año, en que todos los historiadores convienen que fue por última vez condenado en el concilio Romano, y depuesto enteramente de su silla en una solemne asamblea que se tuvo en Aquisgrán, y desterrado a Lyon. No sé si pudieron caber todas estas cosas en solo el año 799.

Como quiera que sucediesen, Félix acabó sus días en el destierro, privado enteramente de su silla. Algunos escritores dicen que murió en el año 800, otros en el de 804 y otros en el de 818. También varían sobre la ortodoxia final de este obispo. El primero en acriminarle fue Agobardo, obispo de Lyon, el cual al principio de un opúsculo que escribió contra los errores de Félix, afirma que halló entre sus papeles una nota o esquela en que renovó su opinión ya condenada; de donde concluye que murió en el error. Mas en cosa tan grave era necesario que aquel escritor probase que dicha cédula era posterior a su deposición y retractación. Así es que no haciéndolo, a pesar de su dicho, la mayor parte se inclinan a creer que murió en la verdadera fe de la iglesia católica. En la colección del cardenal Aguirre hallarás la confesión de su fe, que es una epístola dirigida a varios clérigos de Urgel, exhortándoles a la verdadera fe de Jesucristo, y detestación del error que abrazaron con él. Dentro de poco verás otras pruebas de la existencia de esos mismos clérigos, y de las penitencias que en razón de eso se les impusieron. Esta profesión de fe la escribió desde su destierro, cuando enteramente depuesto de su silla no tenía ya esperanza de volver a ella con el engaño de una confesión fingida. Y así es de creer que la hiciese con sinceridad, y que en ella perseverase. Otra prueba de su final conversión debe ser el carácter de Félix, a quien todos, incluso Alcuino que fue su antagonista, y el obispo Agobardo que tanto se ensangrentó (ensañó) contra él después de muerto, todos, digo, suponen ser hombre de muy santa vida, y de un celo esmerado por la pureza de la fe, cuyo ardor y no otra cosa le hiciese caer en el error. Así todos celebran lo que trabajó en defender la religión cristiana contra los mahometanos, particularmente Alcuino, el cual en su carta XV hace mención de una disputa de Félix contra un sarraceno, la cual dice que no había podido ver, y que según le habían informado se hallaría en poder de Laidrado, obispo de Lyon. Esto es lo que por ahora he recogido del famoso obispo Félix, a quien de una parte la iglesia de Urgel ha contado por uno de sus siete obispos santos, y el escritor del catálogo de Gerri en el siglo XII redondamente llama santo, y a quien junto con Elipando excusan Francisco Suárez, Gabriel Vázquez in comment. theolog. y Nieremberg en su carta a D. Lorenzo Ramírez de Prado (inter opera Luitprandi, pág. 518): y a quien de otra censuran con mayor o menor acrimonia Alcuino, Agobardo, Jonás y otros escritores franceses de aquel tiempo, a los cuales se han agregado Pagi en las notas a Baronio, Madru de Udina en la edición de las obras de S. Paulino de Aquileya y otros muchos. El que menos mal lo trata de estos le supone de un carácter ridículamente inconstante, que cinco o seis veces retractó su error, y otras tantas volvió a él. Y esta misma censura que no parece merecer un hombre, cuya santidad de vida todos confiesan, y cuyos escritos, los pocos que nos quedan, no indican esa ligereza pueril: esta misma censura es la que da margen a dudar de muchas de las cosas que de él se cuentan, y a pensar que acaso no sería tan difícil como parece ordenar una apología de prelado tan famoso; y esto sin salir de lo mismo que se lee en los historiadores franceses, ya que la desgracia ha querido que entre algunos documentos que quedan por acá del tiempo del obispo Félix, no se haya conservado ninguno de los muchos que debía haber tocantes a su causa. Quede esto en proyecto por ahora. A Dios. 

P. D. La apología que he dicho del obispo Félix no se dirige a defender el error que se le atribuye: líbreme Dios de tal crimen; sino sólo a defender o excusar cuanto pueda ser su persona, así como veo que todos le acriminan, copiándose unos a otros, y acaso sin examinar las tachas de los primeros que trataron de eso. Pudiera pues reducirse a probar los artículos siguientes. 

1.° Carácter de Félix: su vida santa e irreprensible: su celo por la pureza de la fe, y sus disputas con los sarracenos.

2.° Causas que le movieron a enseñar aquel error: motivos políticos que le empeñaron en él en un principio. 

3.° La terquedad e inconstancia casi pueril en defenderle es en gran parte supuesta. 

4.° Anacronismos y contradicciones de los escritores antiguos que hablan de las cosas de este obispo.

5.° Excepciones que deben notarse en algunos de los que le impugnaron. 

6.° Que no murió en su error. 

Así por esta manera podría clasificarse la defensa de quien tiene la desgracia de que hayan perecido los documentos que le justificarían en parte si existieran. Sobre todo, el artículo 4.° da mucho de sí, según tengo observado; por ejemplo: ¿quién creerá posible, por más que Pagi se dé tormento en hacerlo verosímil, que en solo el año 799 se tuviese el concilio de Urgel, y que de resultas fuese Félix a la conferencia libre de Aquisgrán, y que luego pasase al concilio Romano, donde fuese depuesto? ¿Caben en sólo un año tantas idas y venidas, y tantos y tan graves congresos? No lo dudes: en este negocio se han multiplicado los concilios, y aun se han alterado sus épocas; y Dios sabe lo que resultará si se examina detenidamente esta materia, en que, sobre la falta de documentos ciertos, parece haber habido empeño en no aclarar los que quedan. Así es que se da por cosa averiguada el viaje de Laidrado, obispo de Lyon, a celebrar un concilio en Urgel en 799, y otro viaje poco después para curar las llagas que hizo el error en esta cristiandad. Pues no tardarás a ver que en el año 806 tenía esta silla un obispo propio llamado Leideredo, con el cual seguramente equivocaron el otro. Más: el catálogo de Gerri sólo concede a Félix 9 años de pontificado; y esto por lo menos hace ver, que habiendo comenzado hacia el 783 o siguiente, sólo le duró hasta el 794, que es puntualmente la época del concilio de Francfort, en que fue depuesto y desterrado a Lyon, como asegura Adón en su crónica (M. Hisp. col. 271). Y si esto es así, que yo creo ser lo cierto, ¿qué lugar daremos a lo que se cuenta de la persona de Félix, digo de sus nuevos viajes y comparecencias, en los años posteriores hasta el 799? Déjolo otra vez, hasta que Dios quiera.

sábado, 13 de agosto de 2022

Tomo 8, ÍNDICE DE LAS COSAS MÁS NOTABLES.

ÍNDICE DE LAS COSAS MÁS NOTABLES. 

Abades: había muchos simultáneos en un monasterio. 65 - 133 sig-. - 135 - 137 - 138. - solían subscribir en los privilegios de los reyes. 4. 

Abadesas (S. Juan de las), monasterio: error de P. de Marca sobre el origen de ese título, 62 - 70. - verdadera existencia de monjas en él. 66. - memorias de sus abadesas, ibid. - 79 - 236. - era monasterio doble. 68. - excluidas las monjas 68 - 237. - ocuparon alternativamente la casa canónigos y monjes, y otra vez monjas 77 - 79. - 

hasta que del todo vino a ser de canónigos agustinianos. 80 - 82 - 241 sig. - 246 sig. - si fue sede episcopal. 75 sig. - era iglesia censual de la de Roma. 76 - 82. - catálogo de sus abades agustinianos. 83. - dedicación de su iglesia. 85 - 249. - supresión de la canónica y erección de la colegiata. 90. - hábito coral de los nuevos canónigos: su hermandad con los de Tortosa. 91. - códices que allí se guardan. 90. - descripción de su templo. 91.- claustros etc. 95. 

Arç (Arcio), lugar: dedicación de su iglesia. 203 - 301. 

Aymerich: escribió un excelente episcopologio de Barcelona. 100. 


Balucio (Esteban): mal animado contra España. 97. 

Barragana: qué era. 278. 

Benedicto XIII (Luna): opresión que padeció en Aviñón. 197-298.

Berga (villa de): noticias de la casa y familia de Puig. 119 - 129. - su condado estuvo algún tiempo unido al de Cerdaña. 125 -138. 

Bernardo Tallaferro, conde de Besalú: enterrado en Ripoll con su hijo Guillermo. 30.

Besalú (obispado de): su erección y sede. 70 - 76. 

Beseda: sitio del lugar así llamado por los romanos. 62. 

Biblia llamada aurora. 42. - verdadero autor de una catalana. 106.

Biblioteca de escritores catalanes: todavía está por escribir. 100 sig. - cosas que deben tenerse presentes en su formación. 104 sig. 

Boso, legado del papa: su venida cierta a España. 174. - 289.

Bremundo, vizconde de Cardona: restauró la canónica de aquella iglesia. 159 - 168 - 179 - 283.


Calaf (iglesia de): su canónica estaba bajo la dirección de Cardona. 177. - cual era su carácter, ibid. - 205. - catálogo de sus priores. 206. - observaciones sobre el origen del nombre Calaf. 208. 

Canónigos Agustinianos: su introducción en S. Juan de las Abadesas. 80 - 82. - y en Cardona. 172. - mandose que reunidos en congregaciones provinciales celebrasen sus capítulos; y el primero de Cataluña y Aragón se tuvo en Lérida. 87. - forma de su corona. 91. 

Cardona (villa de): llamola un poeta vicus salsus. 141.- descripción de sus singulares salinas. 146. - buen estado del archivo del S. Abad. 144. - memorias antiguas de la villa. 147. - su segunda carta-puebla. 148 - 276. - análisis de este curioso documento, 149 sig. - origen de sus  vizcondes. 155 sig. - catálogo de los primeros. 158. - a qué condado perteneció este señorío. 164 sig. - antes de tomar posesión de él prestaban obediencia a S. Vicente titular de la iglesia. 178 sig-, - sepulcros de algunos vizcondes. 184. 

- (iglesia de): era de la diócesi de Urgel. 166. - sus primeras memorias. 167 sig. - erección de su canónica 169 sig. - Aquisgranense. 171 - 178 - 285. - introducción de la Agustiniana. 172. - sujeta a la de S. Rufo de Aviñón. 174. - aunque lo resistió mucho. 175 sig. - 187. - su titular. 178. - catálogo de sus abades. 185.- su derecho para usar de pontificales. 191. - dedicación de su iglesia. 180. - 291. - descripción de ella. 182.- 

sus reliquias. 194. - memorias de la parroquial de San Miguel. 198. - y de otras sujetas a la de S. Vicente. 201. 

Caresmar (Jaime): recogió muchas memorias de escritores catalanes. 103.

Carlos el simple, rey de Francia: cómo se contaron los años de su reinado en las escrituras de Cataluña. 109.

Cataluña: elogio de esta provincia. 101. - a la cual falta todavía la biblioteca de sus escritores, ibid. y sig. - su división en condados, vizcondados etc. falsamente atribuida a Carlo Magno. 166. 

Chintila: noticia de este príncipe que reinaba en los pirineos de Cataluña poco después de la invasión de los árabes. 48.

Códices antiguos: en Ripoll. 34 sig. - 216 - 227 - 233. - descripción de uno del siglo VIII. 45. - algunos de ellos robados por los literatos. 44. - los de S. Juan de las Abadesas. 90.

Cofradías antiguas. 114 - 258 - 261.

Concilios: en Tolosa 1090. 80 sig. 

- en Narbona 1043. 115 sig. - 259 sig.

Concurrente: qué significaba esta nota de cómputo. 153.

Confessio: llámase así una capilla debajo del altar mayor. 183.

Cristo: nació en sábado. 56 - 222 - 225.

Cronicones antiguos. 58 - 227 sig-.


Daguino, primer abad conocido de Ripoll: noticias de él. 3 - 5 - 209.

Dorca (Francisco): elogio de sus memorias sobre los mártires de Gerona, 100.


SS. Emeterio y Celedonio: traslación de sus reliquias a Cardona. 193 - 297.

Emo o Emona, hija del conde Wifredo el velloso, primera abadesa de S. Juan de Ripoll. 66.

Encíclicas: en la muerte de los obispos y abades. 8 - 12 - 31.

Era española: diéronle muchos 39 años de antelación a la cristiana. 169. (lo común es 38)

Eriballo, vizconde de Cardona y obispo de Urgel, 161. 

Ermemiro, primer vizconde de Cardona: cuando fue instituido. 134 - 156 - 157 sig.

S. Ermengol, obispo de Urgel. 113 sig. - año de su muerte. 115 - 117.

Escrituras antiguas: deben publicarse con todas las equivocaciones que tengan. 123. - en las de dedicaciones de iglesias dejaban los notarios grandes espacios en blanco para añadir las dotaciones posteriores. 180 - 294.

S. Eudaldo M.: venerado en Ripoll. 8 - 59 - 234.

S. Evipio: códice de sus excerptas de las obras de San Agustín. 37. - época en que vivió. 40.


Folch: cuando comenzó este apellido a ser propio de la casa de Cardona. 156 - 157- 158.

Fronteñá. V. Portella. 

Fulco, vizconde de Cardona, obispo de Urgel y de Barcelona. 163. 


Galilea: era el pórtico de las iglesias. 21 - 184. 

S. Gregorio M.: su comentario sobre los cantares. 50.

Gualter (Santa María de): priorato unido al monasterio de Ripoll. 12. 

Guardia, lugar: en su iglesia se mandó poner canónica sujeta a la de Cardona. 205 - 295.

Guislaberto, obispo de Barcelona: día de su consagración. 113 - 258. - si era oriundo del condado de Berga, y casado, ibid. sig. 


Historias particulares de iglesias, monasterios y ciudades: son pocas las que merecen entero crédito. 99. 

Hostia incorrupta: en S. Juan de las Abadesas. 92 - 251.


Iglesias: en lo antiguo entraban en ellas los hombres por una parte y por otra las mujeres. 95. 

Indicción: si los notarios antiguos siguieron en ella otra cuenta que nosotros. 109. 

S. Isidoro: códice que contiene sus libros sententiarum 40 - 67 - 217. - otras obras. 45. - la intitulada allegoriarum. 46. 


Jozfredo, hermano del conde de Barcelona Borrell, no conocido. 135- 155.


Lacorre, lugar: dedicación de su iglesia. 108 sig. - 254. - donación de ella al monasterio de la Portella. 117. 

León VII, papa: no es del año 938 la bula que expidió a favor de Ripoll. 6. 

Letra gótica cursiva: cuando se desusó en Cataluña. 41. 

Ley goda: regía en Cataluña. 51 sig. - 152 - 159 - 280. 

Lillet (puebla de): si antiguamente estuvo allí el monasterio de Santa María de Ripoll. 3. 

Llovet (Bernardo Josef): escribió genealogía de la casa de Cardona. 147. 

Lotario, rey de Francia: años de su reinado. 154. 


Marca (Pedro de): vindicado de algunas calumnias, 32- 44. - impugnado. 62 sig. - 70. - su espíritu de partido. 97. 

Marca Hispánica: juicio de la obra así intitulada. 96 sig. - motivo porque se escribió. 97. - los más de los documentos que en ella se publican, están copiados de los cartorales, no de los originales. 98. 

Margarit (Juan de), obispo de Gerona: su libro templum domini ignorado hasta ahora. 27.

V. Mirón, canónigo de S. Juan de las Abadesas. 93. - su culto, inscripciones de su sepulcro. 94, 

Mirón, hermano de Borrell, conde de Barcelona. 150 sig. 

Molsosa, lugar: dedicación de su iglesia. 203 - 300. 

Moneda: onzas de oro llamado henés. 117. 

Mosaicos: no todas las obras de este género son romanas. 25.


Nebulae, tortas con lardo: uso de ellas en las canónicas. 189. 


Oliva Cabreta, conde de Cerdaña y de Besalú: su sepultura. 130 sig. 

- abad de Ripoll y obispo de Vique. 8 - 20 sig. - 25 - 32 - 36. 

- (otro) monje de la misma casa: sus escritos sobre cronología y música. 55 sig. - 220 - 222 - 225. 

Oreja (fuero de) (Aureliae), protegía a las barraganas. 278. 


Portella (monasterio de la): su fundación. 107 - 110 - 257 - 264. - llamose antes de Fronteñá. 112. -su dedicación. ibid. - 114 - 258. - cofradía erigida a favor de él. ibid. - noticia de algunos de sus abades. 117 sig. 

Privilegios reales: firmaban en ellos los obispos y abades de Cataluña después que se unió con Aragón. 4. 

Puellas: así eran por lo común llamadas las monjas. 42 - 68. (pubilla : doncella: virgen)

Purgaciones canónicas. 159 - 283. 


Radulfo, hijo de Wifredo el Velloso: hecho monje de Ripoll 3. - y después obispo de Urgel. 6. 

Ramón Berenguer: sepultura de los cuatro condes de Barcelona de este nombre. 22 - 24.

Rangerio, obispo de Luca: sus poemas ignorados por los italianos. 53.

Redux, obispo de Nápoles. 38 sig.

Reliquias insignes. 92 - 211 - 194.

Reservas apostólicas: cuando comenzaron en Ripoll. 15.

Ribas (el M. Fr. Benito): sus trabajos en el archivo de Ripoll. 4 - 33.

Rigual (Pedro), fundador de la canónica de Vilabertran, se había apoderado de la de S. Juan de Ripoll. 78.

Ripoll (Santa María de): origen de este nombre. 2. - y del monasterio. 3 - 209. - catálogo de sus abades. 5. - varias dedicaciones de su iglesia. 5 - 6 - 7 - 9 - 20 - 210. - si el abad Arnulfo introdujo allí la regla de S. Benito. 6. - sujeto temporalmente al de S. Víctor de Marsella. 11 sig. - descripción del templo. 20 sig. - cuando y por quien fue robado el altar mayor de oro. 26. - su claustro. 29. - sepulcros que allí hay. 22 sig. - 30. - su archivo. 32. - biblioteca. 35. - códices preciosos que allí se guardan, ibid. - perecieron casi todos los anteriores al siglo XI. 35. - su privilegio de decir alleluya el día de la Purificación cuando viniere después de la Septuagésima. 

52. - iglesia de S. Pedro junto al monasterio, 59. - otra donde está el cuerpo de S. Eudaldo. ibid. 

Ripoll (S. Juan de), V. Abadesas.

Rosanes (Berenguer), obispo de Vique: introdujo la canónica Agustiniana en S. Juan de Ripoll. 78. 


Salterio escrito con letras de plata: cod. del siglo IX en Ripoll. 34. 

S. Saturnino: su predicación en Cataluña. 26 - 212. 

Serrateix (monasterio de): origen de este nombre y de la casa. 120 - 121 - 123 - 135 - 268 - 270 - 271. - fábrica y dedicación de su templo. 127 s¡g:. - 139 - si estuvo sujeto al de S. Martín de Canigó. 129. - códices. 132 - 265. - y catálogo de sus abades. 133. - raro fenómeno que se vio en este monte en el siglo XIII, 140 - 265. - violación de esta iglesia por homicidio. 140 sig. - 274. 


Torres y Amat (Ignacio): por su muerte 104. - no pudo completar la biblioteca catalana. 103- 104.

- (Félix), está entendiendo en esta obra. 105.

Tresponts (S. Andrés de), monasterio unido al de Ripoll. 12. 


S. Urbicio, mártir de Cataluña. 26 - 121 - 214. - padeció martirio en Serrateix, y allí está su cuerpo. 125 sig. - no fue obispo de Urgel. 127. 


Viladomat, pintor: quién heredó sus estudios y borrones. 119. 

Vizcondes: en lo antiguo no tenían título de sus fundos, sino el general del condado a qué pertenecían. 165. 


Wifredo el Velloso, conde de Barcelona: funda el monasterio de Ripoll. 3. - tiene allí su entierro. 31. 

- obispo de Besalú y después de Carcasona. 71. - su muerte. 73. 


X' usábase esta cifra en vez de XL. 41. 

sábado, 6 de agosto de 2022

Tomo 8. VIAJE A LAS IGLESIAS DE VIQUE Y DE SOLSONA. 1806 y 1807.

TOMO VIII

VIAJE A LAS IGLESIAS DE VIQUE Y DE SOLSONA.
1806 y 1807.

ADICIÓN AL TOMO V DE ESTE VIAJE. 

Mi erudito amigo el Sr. D. Jaime Barcalli, canónigo de la santa iglesia de Tortosa, me ha hecho advertir la equivocación que padecí en la pág. 115 del tomo V de mi viaje, por no haber podido disfrutar de los documentos que ahora me comunica. Dice pues lo siguiente: “El obispo conocido aquí con el apellido de Campaña o Campana, se llamó D. Juan Bautista Veschi, y era natural de la ciudad de Campaña, en la provincia del principado ulterior de Nápoles. Hallose en los dos sitios que pusieron los franceses a esta ciudad (Tortosa) en 1642 y 1647, en el último de los cuales, entrando el enemigo a saco, estuvo a pique de perecer. En el primero hizo voto de fundar el convento de religiosas de la Purísima Concepción. El cual cumplió cuando el papa Alejandro VII, que le era muy amigo, le trasladó a la sede de Puzol (esto debió ser a fines del año 1655, pues en el siguiente ya tenía sucesor). Porque antes de partir pagó el sitio del convento y la fábrica que había, en tres mil ducados de plata. Al paso por Génova concertó con algunos artífices el altar mayor de finos mármoles en 3500 escudos de plata doble; el cual se ha conservado aun del furor de la última invasión de los franceses, como también el sepulcro, que era del gusto italiano, y con la estatua del obispo de rodillas hacia la Virgen, así como solía orar. Pero amenazando la pared, y por otras dificultades que con más dinero se pudieran superar, la urna sepulcral y la estatua quedan a la parte interior de la grada o corillo de las religiosas, resultando invisible la inscripción que se le puso. Muerto el obispo en 1660 lograron las monjas al cabo de 14 años que se trajese acá el cadáver de su fundador; lo cual se hizo con la debida autenticidad, y celebrándose aquí solemnemente sus exequias a 17 de Octubre de 1674, en que dijo la oración fúnebre el P. Josef Perera, jesuita. El epitafio lo compuso el P. Bernardo Rey, también jesuita. Lo he leído varias veces, y es el siguiente:

D. O. M. 

Hic iacet Illustrissimus et Reverendissimus

D. D. F. Ioannes Baptista Veschi de Campania

Neapolitanus

Qui

Postquam singulari dexteritate, et prudentia

totius Seraphicae familiae clavum tenuit,

Ad Dertusenses infulas evectus,

omnium sibi animos, et vota devinxit;

Marianae puritatis inconcussus

aeque, ac amantissimus fuit assertor:

Pro cuius gloria extollenda, 

nullis pepercit studiis,

nullis sumptibus, ac vigiliis indulsit.

In huius pietatis tesseram, et pignus, 

hoc templum, et coenobium,

sub tantae matris stemmate, et auspiciis

erexit.

Dertusensi tamen invidens ecclesiae

Puteolana sedes,

Parentem nobis eripuit, et pastorem.

Cumque dignissimo nobilitaretur Praesule,

communem omnibus iacturam

praematurâ morte persolvit

Puteolis 

die XI Novembris MDCLX. (1660)

De la fundación de dicho convento hay un tomo escrito por el P. Cristóbal de Berlanga, jesuita, impreso en Barcelona por Martín Gelabert, 1695 en 4. 


ÍNDICE DE LAS CARTAS QUE CONTIENE ESTE TOMO. (las páginas no concuerdan con este formato odt, ni html)

Carta LX. Viaje al monasterio de Santa María de Ripoll. Origen de esta casa. Catálogo de sus abades. Cuatro consagraciones de su iglesia. Descripción de su fábrica material. Noticia de sus sepulcros. Archivo de esta casa y códice precioso de los salmos. Noticias antiguas de la biblioteca: su estado actual y descripción de algunos códices notables y obras inéditas. Iglesia de S. Pedro y de la de S. Eudaldo M.: traslación de este santo a Ripoll en el siglo X... 1.

Carta LXI. Viaje a S. Juan de las Abadesas. Origen de este nombre: error de Pedro de Marca sobre ello. Pruebas de la existencia de monjas en aquel monasterio desde el siglo IX: expulsión de ellas a principios del XI. Erección del obispado de Besalú, y si esta iglesia fue la sede. Muéstrase la equivocación del P. Flórez sobre esto. Canónica Aquisgranense y Agustiniana en S. Juan: sujeción a S. Víctor de Marsella: nueva introducción de monjas: decreto y época de un concilio de Tolosa sobre la restauración de los Agustinianos: su restablecimiento total a principios del siglo XII. Catálogo de sus abades. Noticia de un capítulo de canónigos Agustinianos en Lérida. Estado actual de esta colegiata. Códices, templo, sepulcro del V. Mirón. Noticia de una forma depositada en la cabeza de una imagen de J. C. 61.

Carta LXII. De la obra intitulada Marca Hispánica. De las historias particulares de ciudades e iglesias. Falta que hace la biblioteca de escritores catalanes: algunas condiciones con que debe escribirse esta obra. 96.

Carta LXIII. Viaje al monasterio de S. Pedro de la Portella: su fundación, titular, dedicación, y cofradía notable instituida en él. Consagración de Guislaberto, obispo de Barcelona. Actas originales de un concilio de Narbona. 107.

Carta LXIV. Casa de Puig en Berga. Viaje al monasterio de Serrateix: origen de esta casa y de su abadía: memorias de S. Urbicio y de otros santos venerados allí. Fábrica y renovación del templo. Sepulcro del conde Oliva Cabreta: códices: catálogo de los abades. 118.

Carta LXV. Viaje a Cardona: archivo de su abadía. Memorias antiguas de esta villa, y del origen de su vizcondado. Su segunda carta-puebla en el año 986. Principio del vizcondado hereditario, y serie de los primeros vizcondes. A qué condado pertenecía este señorío. 144. 

Carta LXVI. Memorias antiguas de la iglesia de Cardona: su canónica Aquisgranense y Agustiniana: su sujeción a S. Rufo de Aviñón. Consagración del templo actual: su descripción y sepulcros. Catálogo de sus abades. 167. 

Carta LXVII. Reliquias insignes que se veneran en Cardona: las de los SS. Emeterio y Celedonio cómo vinieron acá. Noticia de la parroquial de S. Miguel, y de otras iglesias de esta villa y de fuera de ella, sujetas a la de S. Vicente: entre otras la colegiata de Calaf. 194. 

Apéndice de documentos. 209. 

ERRATA. 

(corregida)

Página 1 dice Carta LII; léase LX.

domingo, 7 de agosto de 2022

CARTA LX. Viaje al monasterio de Santa María de Ripoll.

CARTA LX. 

Viaje al monasterio de Santa María de Ripoll, Origen de esta casa. Catálogo de sus abades. Cuatro consagraciones de su iglesia. Descripción de su fábrica material. Noticia de sus sepulcros. Archivo de esta casa y códice precioso de los salmos. Noticias antiguas de la biblioteca: su estado actual y descripción de algunos códices notables y obras inéditas. Iglesia de S. Pedro y de la de S. Eudaldo M.: traslación de este santo a Ripoll en el siglo X. 

Mi querido hermano: Si el P. M. Flórez hubiera podido hacer un viaje a este monasterio de Santa María de Ripoll, estoy bien persuadido de que según era grande su amor a la antigüedad, y su pericia en examinarla, nos hubiera dejado una relación completa de lo que es esta casa, así en la parte histórica como en la literaria. Pero pues esto no pudo ser, y en lo poquísimo que de ella nos dijo se valió solamente de lo que ya sabía el mundo, supliré yo esta falta, aunque con fuerzas tan inferiores, contándote cosas que no te pesará saber. Dos veces he estado en este monasterio: una en Febrero de 1806, siendo abad D. Francisco Codol, y otra en Octubre de 1807, en los primeros días del sucesor D. Andrés de Casaus. En ambas he experimentado toda la franqueza que necesitaba en el examen de los tesoros literarios y diplomáticos de aquel antiguo monasterio: merced a la ilustración de sus monjes, y a la protección que debí a su prior y vicario general D. Antonio Rocafiguera, que me hospedó en su casa. La situación del monasterio es en la villa llamada Ripoll, asentada en el confluente de los ríos Ter y Frezer. A este último llaman las escrituras de los siglos X y XI Freber y Febrer. Estos dos ríos ocasionaron sin duda el nombre antiguo de Rivispollens, Rivipullense, Riopullo, y ahora por corrupción Ripoll. Los principios del monasterio nos son desconocidos. La primera memoria publicada hasta ahora es la de la consagración de su iglesia en el año 888 que hallarás en la Marca Hisp. (apend. n. XLV). Pero además de que este documento supone ya existente el monasterio, no sólo en su fábrica, sino en la congregación de monjes y en la observancia monástica, digna de que el conde Wifredo el Velloso entregase ya al abad Daguino uno de sus hijos llamado Radulfo; además, digo, de esto, he hallado en su archivo la escritura original que va copiada (a: Apend. n 1), en que Ariulfo, presbítero, hizo a esta casa y a su abad Dachino una donación fecha IIII. nonas Decemb. anno secundo Karle magno rege (Carlo magno), que es sin duda alguna el de 880; en el cual es menester también suponer existente y formada la casa; y así debemos remontar a mayor antigüedad su origen. Con esto se hace probable la tradición de que antes estuvo el monasterio en la parte más alta de los montes, hacia la puebla que llaman de Lillet. Mas esto es obscuro, y lo que hay que saber de la suerte y alternativa que cupo a este insigne monasterio en lo material y formal, lo iré diciendo al mismo tiempo que forme el catálogo de sus abades; el cual merece publicarse no sólo por la excelencia de la casa, como dijo el P. Flórez, que sólo escribió los nombres y los años con no pequeñas equivocaciones en lo uno y en lo otro, sino porque algunos de sus hechos ilustran mucho la historia general de Cataluña, y su serie sirve para la certidumbre en la celebración de cortes, muertes y testamentos de reyes y de condes, y otras mil cosas. Porque aunque es cierto que antes de unirse Cataluña y Aragón no suenan en los privilegios los obispos y abades; mas desde la entrada del rey D. Alfonso II en 1163 subscriben como testigos muchos de ellos en todos los privilegios y escrituras de importancia, y así continuaron por sistema político y por una fórmula de gobierno. Debo confesar que en este trabajo me he ayudado y servido de las apuntaciones y memorias que dejó el P. M. Fr. Benito Ribas, monje de Monserrate; el cual habrá unos cuatro o cinco años arregló parte de este archivo de Ripoll. Mas sin fiarme de su dicho, aunque de mucha autoridad, las he cotejado con escrituras, necrologios, cronicones, y otras memorias de dicha casa.

Catálogo de los abades del monasterio de  Santa María de Ripoll. 

Daguino o Dachino era ya abad el año 880, como prueba la escritura citada. En 888 a 20 de Abril se hizo la primera dedicación de esta iglesia y casa, cuya escritura como dije trae la Marca Hisp. Dos años después se verificó la de la iglesia de S. Pedro, vecina al monasterio y sujeta a él (ibid. n. L). Tiene además este abad la gloria de haber recibido y educado a Rodulfo, hijo del conde Wifredo, que después llegó a ser obispo de Urgel. Murió a 22 de Enero de 902. 

Daniel lo fue desde ese año, y llegan sus memorias hasta el de 916; pero se sospecha que viviese hasta cerca del 919, en que comienzan las del sucesorEnnego, el cual murió a 29 de Abril de 948. Este abad no satisfecho con la fábrica de la iglesia primitiva, que debía ser pobre, emprendió la construcción de otra nueva, la que tuvo ya en estado de que fuese dedicada en 935; solemnidad a que asistieron los obispos Jorge de Vique, y Radulfo de Urgel (ibid. col. 386). Sucediole en el mismo año de su muerte

Arnulfo, el cual fue electo obispo de Gerona a 1.° de Septiembre de 954, y lo fue hasta 17 de Abril de 970 en que murió, como se probará hasta la evidencia cuando se trate de aquella iglesia. También es cierto que junto con la dignidad episcopal conservó el gobierno de este monasterio donde fue enterrado. Todo esto, y particularmente la entrada en la abadía a fines del año 948, consta evidentemente de escrituras originales que prueban la existencia de su antecesor Ennego hasta ese año. Con esto se acaba de ver que la bula de León VII en favor de este abad Arnulfo no se extendió en el año 938; tiempo en que tampoco existían algunos de los obispos a quienes va dirigida, como se demostró en el episcopologio de la iglesia de Vique (a: V. tom. VI. pág. 137). 

Un monje anónimo autor de la historia de este monasterio, escrita el año 1147 y publicada en la Marca Hisp. (apend. n. CCCCIV.) atribuye a este abad la introducción de la regla de S. Benito en esta casa; pero de varios documentos consta que ya estaba en uso muchos años antes. Acaso nació esta especie de haber él construido algunas de las oficinas monásticas, las murallas o cerca del monasterio, la acequia que aún persevera para un molino dentro de casa, y otras cosas que proporcionaban el retiro de los monjes. Algo de esto expresa el abad sucesor Oliva y obispo de Vique en el poema de alabanzas de esta casa, de que se dijo otro día (a: V. ibid. pág. 190), donde hablando de los abades dice:

Est hic et Arnulfus harum qui prima domorum 

Moenia construxit, primus fundamenta iecit, 

Sedis et egregiae praesul rectorque Ierundae. 

Advierto que el autor de este poema es un siglo anterior a aquel anónimo. Mucho más se dirá de este abad en el episcopologio de Gerona. Sucediole acá el mismo año 970

Widisclo, el cual concluyó las obras comenzadas por su antecesor Arnulfo, entre las cuales debe contarse la iglesia, que por tercera vez fue dedicada a 17 de Noviembre de 977, asistiendo a este acto los obispos Froya de Vique, Miro de Gerona y Wisado II de Urgel por medio de su vicario, con otras personas nobles. Hay de esto una muy curiosa escritura (ib id. n. CXXIII). También trajo acá el cuerpo de S. Eudaldo, como se dirá. Falleció a 23 de Julio de 979.

Singfredo o Seniofredo que murió domingo a 4 de Julio del año 1008, como consta de la encíclica que expidió esta casa, anunciando su muerte a las iglesias y monasterios de Cataluña y de la Galia Narbonense. Este es el primer monumento de esta clase que aquí se conserva con las contestaciones. De este uso se habló ya otro día (a: V. ibid. pág. 189). Sucedió Oliva, hijo del conde de Cerdaña y de Besalú Oliva Cabreta, el cual se hizo monje en esta casa el año 1002, según dice el cronicón Ripollense, que está en la biblioteca del Carmen descalzo de Barcelona: anno MII. Dominus Oliva episcopus et abbas venit ad conversionem. Llámanle aquí obispo, porque sin dejar la abadía, lo fue de la iglesia de Vique desde el año 1018 hasta el día 30 de Octubre de 1046 en que murió, como se dijo en el episcopologio, donde también se habló de sus escritos, hechos notables y sepultura. Del tiempo de este prelado es la cuarta y última dedicación de esta iglesia, verificada a 15 de Enero del año 1032 con asistencia suya y de los obispos Berenguer de Elna, Wadaldo de Barcelona, Wifredo de Carcasona (antes de Besalú) y Amelio de Albi. La escritura trae la Marca Hisp. (apend. n. CCVIII). En el episcopologio se dijo también como el conde Guillermo de Besalú, presentándose en este monasterio, eligió día 14 de Marzo de 1047 por sucesor a

Pedro, del cual hay memorias ciertas hasta 1056. Sucediole

Guillermo, a quien llama Guillermo Bernardo un catálogo antiguo MS. al fin de un códice de la biblioteca de este monasterio, señalado con el número 201. El M. Flórez, omitiendo al antecesor Pedro, anticipa el gobierno de este Guillermo al año en que aquel comenzó. Muchos disturbios hubo por este tiempo, ocasionados por un abad intruso llamado Adalberto, el cual se apoderó de la casa hacia el año 1062. Recuperó luego su lugar nuestro abad, como lo expresa un inventario de los bienes pertenecientes a la enfermería, formado en su nombre por el monje Oliva, distinto del obispo, en el año siguiente 1063: Postquam, dice, Dominus abbas recuperavit abbatiam. El cronicón citado fija la muerte de este abad en 1068 y también le llama Guillermo Bernardo. El catálogo MS. le da por sucesor antes de Bernardo a Daniel, y de él se debió enviar la copia al P. M. Flórez, que lo cuenta existente desde 1068. Yo no tengo otra noticia, ni puedo salir fiador de la existencia de este abad, constándome que el año siguiente a la muerte de Guillermo 1069 estaba ya apoderado de la abadía Mirón. Así se ve en escritura original de un establecimiento de tierras en este archivo (armario de la camarería) fecha X. Kal. Octobris anno VIIII. regni Philippi regis, que es el que he dicho. Estaba este Mirón excomulgado por el papa aun antes de hacerse abad, lo cual logró simoniacamente. Este crimen quiso remediar el conde de Besalú Bernardo, arrojando a Mirón del monasterio con el auxilio de Guifredo, arzobispo de Narbona, Berenguer, obispo de Gerona y Guillermo, obispo de Vique. Además, para desterrar las simonías que fueron la puerta para entrar en la abadía desde la muerte del abad Oliva, resolvió sujetar este monasterio al de S. Víctor de Marsella, y su abad Bernardo, dándoles facultad para elegir abad que gobernase esta casa. A este fin escribió una carta e hizo escritura de unión de ella a la de S. Víctor. La primera está sin fecha, según la costumbre; mas la segunda tiene la data de 27 de Diciembre del año 1070, año X de Felipe. Ambas se hallan en la collect. ampliss. de Martene (tom. I. col. 473 seqq.) las cuales en vano he buscado aquí. En la carta pone la condición de que el primer abad electo por los de S. Víctor para Ripoll sea Girberto, a quien pedían los monjes de esta casa. Mas ni aun esto se les concedió. Duró esta unión 102 años, en que hubo disturbios considerables. El poder del monasterio de S. Víctor y la condescendencia de nuestros condes fueron gran parte para que se verificasen estas y otras reuniones dolorosas, pero ciertas, a pesar de las dudas con que ha querido desterrarlas de nuestra historia el crítico Masdeu. 

Abades Marselleses. 

Bernardo fue el primero de ellos, cuya existencia y gobierno consta por escrituras desde el 1071 hasta 1102 en que murió día 20 de Junio. Así se lee en la encíclica que expidió el monasterio con grandes elogios del difunto, la cual existe con las contestaciones de muchas iglesias y monasterios: todo en un rollo grande conservado en este archivo. En su tiempo, es a saber, en 1079 se incorporó a este monasterio el de S. Andrés de Tresponts en la diócesi de Urgel. De lo cual irá la escritura en aquel viaje. Otra más curiosa todavía enviaré acerca de la sujeción a esta casa del priorato de Santa María de Gualter, junto al río Segre, fundado por el conde de Urgel Ermengol IV. Entre otras personas de que hace memoria la escritura una es nuestro abad. Su fecha es de 1083. Sucedió

Benedicto, el cual murió a 21 de Octubre de 1107, y tuvo por sucesor a

Guazfredo o Gaufredo, como le llama el catálogo MS. citado. Murió a 22 de Febrero de 1111. 

Gaucelmo o Galtelmo, según lee el mismo catálogo, gobernó hasta 1120. 

Elías, omitido por Flórez, lo fue hasta 1124. Dícese que por estos tiempos Raimundo de Çesguinyoles, abad de S. Martín de Canigó, ocupó nuestra abadía. Nada puedo asegurar de esto sino que los ánimos andaban turbados con el gobierno extranjero, el cual prosiguió en

Pedro Raimundo, de quien hay memorias en 1150 y 1153. Todavía sucedió

Gaufredo, el cual murió a 13 de Abril de 1169. 

Estos son los siete abades de Ripoll electos por el abad de S. Víctor. No sé en qué manera nuestro monasterio recobró su independencia; lo cierto es que en 1172 eligieron los monjes de Ripoll por su propio abad a

Raimundo de Berga, catalán, el cual murió en 1205. El catálogo citado añade el día que fue idus Octobris, y que rexit XXXIIII. annos.

Bernardo de Peramola fue electo a 9 de Febrero de 1206: existía en 1209 en que restauró las murallas del monasterio; mas no se sabe su muerte. 

Bernardo de S. Agustín murió a 20 de Junio de 1217.

Raimundo Dezbach (de Bacho; d'es Bach). Hay ya memorias de él en Abril de 1218. Murió a 20 de Enero de 1284. Está enterrado en el trascoro de esta iglesia.

Dalmacio de Çagarriga murió en 1256, como dice el catálogo MS. citado.

Bertrando Dezbach (de Bacho), murió a 26 de Enero de 1280. Tiene su entierro en esta iglesia sobre la pila del agua bendita. Por su muerte vacó la abadía; de lo cual habla así el catálogo citado: Vacavit abbatia XI. annis: fuit cisma in ecclesia, et in monasterio per duas electiones, una Raimundi de Vilario acuto (Vilaragut), altera Petri de Baco prioris Montissoni (Monzón). Prevaleció la primera de estas dos elecciones por haberla apoyado y confirmado el papa, como dicen; y así será, porque desde el 1291 suena constantemente abad

Raimundo de Vilaragut, el cual murió a 22 de Agosto de 1310. Sucedió

Guillermo de Camps, que murió a 21 de Octubre de 1322, como dice el catálogo citado. 

Ponce de Vallespirans, de quien no queda memoria alguna; mas es cierto que fue abad, como se ve en escritura de censo que firmó el sucesor

Hugo Dezbach el año 1326, donde se llama a sí mismo Huguetus, y menciona a su antecesor Ponce. Este abad Hugo es el primero provisto en esta abadía por el papa, y en el cual comienzan las reservaciones apostólicas. Continuó en el gobierno de esta abadía hasta el año 1351 en que fue electo obispo de Urgel, donde murió a 17 de Enero de 1361. Por su promoción al obispado sucedió en la abadía

Jaime de Vivers (de Vivariis), el cual renunció en 1362, como dice el catálogo citado.

Raimundo de Sabarés, murió a 10 de Septiembre de 1380.

Galcerán de Besora, llamado por Flórez Bertrando de Bisuira, murió en 1383, tiempo en que andaba ya turbada la iglesia con el famoso cisma de occidente. Por cuya causa los monjes eligieron luego en abad a

Raimundo Descatllar (d'es Catllar), el cual por no estar en la gracia del rey D. Pedro de Aragón, se ausentó y pasó a la Grecia. El rey dio esta abadía en 1386 a Fr. Pedro de Betet. Reinando después su hijo D. Juan el I.° volvió el abad Raimundo a su dignidad, y la conservó hasta que fue hecho obispo de Elna en 1408, aunque de ello no hay noticia en la Gallia Christ. Poco después fue promovido a la silla de Gerona, y murió estando en Valencia año 1415. En esta abadía sucedió

Marcos de Villalba, y la obtuvo sólo un año hasta el de 1409 en que pasó a ser el primer abad de Santa María de Monserrate, que hasta esta época fue sólo priorato del de Ripoll, y ahora con la autoridad de Benedicto XIII (Luna) se hizo independiente, y erigió en abadía. En la de Ripoll sucedieron

Berenguer de Rejadell, de quien dice el catálogo citado que murió en 1410. 

Dalmacio de Cartellá, que murió a 1.° de Diciembre de 1439 (Flórez en 1412), como se ve en su sepulcro junto a la escalera de la entrada del claustro a la iglesia. Sus armas son varias cartelas con el lema Ave María.

Bernardo de Samasó (Flórez de Mancione), electo por los monjes durante el cisma de Basilea a 16 de Enero de 1440, y confirmado después por el papa Eugenio IV. En una congregación que celebró esta provincia en Barcelona día 23 de Octubre de 1456 para tasar el subsidio con que debía contribuir, según lo mandó Calixto III, se halló el abad de esta casa llamado Bertrando; según consta de una escritura de concordia que se hizo con los colectores apostólicos, la cual he visto en el archivo de la catedral de Mallorca. Sospecho que es el nuestro, a quien unos u otros equivocaron, siendo tan fácil tomar un nombre por otro. Murió en Capua a 17 de Junio de 1458. 

Narciso Miguel.

Rodrigo de Borja, cardenal, lo fue hasta 1463.

Ponce Andrés de Vilar: 1489.

Ascanio María Sforcia: 1505.

D. Fadrique de Portugal.

D. Jaime cardenal de S. Clemente.

Estos cinco o seis abades comendatarios dejaron de su gobierno tan pocas memorias, que ni siquiera se puede fijar un año de los que lo tuvieron. Por los procesos de los concilios Tarraconenses, que con varios objetos registré en Tarragona, se puede decir algo más de los sucesores

Jaime Rich, que ya lo era en 1530, y lo fue hasta 1534. 

Clemente May lo era ya en 1536, y lo fue hasta 1584 por lo menos. Vacó la abadía algunos años hasta el 1597 en que fue electo

Francisco de Pons, y gobernó hasta 1611.

Juan de Guardiola, murió a 2 de Febrero de 1616. 

Francisco Senjust lo fue hasta 1622, en que fue hecho obispo de Gerona.

Pedro Sancho lo era ya día 14 de Mayo de 1623 en que consagró el altar mayor de este monasterio, construido en distinto sitio del anterior, en el cual colocó las reliquias antiguas. Las actas he visto copiadas en un libro (armario de privilegios reales). Murió en 1627. Vacaba aún la abadía en 1630: mas en 1636 la poseía

Francisco de Copons y Vilaplana, cuyas memorias llegan hasta 1651. 

Gisperto Amat lo era en 1664. 

Jaime de Meca.

Gaspar de Casamitjana y Eril lo era ya en 1670. Duran sus noticias hasta 1696.

Benito Sala (obispo después de Barcelona.)

Rafael de Molner: así escribe su apellido el proceso del concilio provincial de 1699 a que asistió. Otras memorias hay hasta 1704.

Félix de Vilaplana se halló en el concilio provincial de 1712: debió continuar hasta 1732. Luego fue electo

Juan Fluviá y Aguilar, que murió en el mismo año. En el concilio provincial de ese año por el Mayo, se dice estaba vacante esta abadía.

Fernando de Zúñiga lo fue hasta 1742.

Francisco de Copons y de Copons lo fue hasta 1755. En tiempo de este abad se terminaron los largos y funestos pleitos entre esta casa y el obispo de Vique sobre jurisdicción. Confirmó la concordia el rey, y el papa Benedicto XIV expidió sobre ello una bula dada a 22 de Septiembre de 1748.

Martín Sarmiento murió electo solamente.

Josef de Oriol y Tord asistió al último concilio Tarraconense en 1757. Hizo concordia con el obispo de Solsona sobre algunos puntos a 16 de Marzo de 1776. No sé cuando acabó su prelacía. 

Francisco de Valencia y Segrera lo fue hasta 1793. 

Isidoro de Rocabruna, electo.

Francisco de Codol desde 1796. Murió en Marzo de 1806. 

Andrés Casaus, actual. 

Viniendo ahora a hablar del templo, debo prevenir que el que hoy vemos es el mismo que últimamente se consagró en 1032 por el abad y obispo Oliva; y por consiguiente permanece la fiesta de su dedicación en 15 de Enero. Tiénese aquí por tradición que aquel prelado no hizo otra cosa más que el crucero o nave del altar mayor, dejando intactas las naves que abocan a ella, que eran obra de los abades antecesores Arnulfo y Widisclo. 

Como la arquitectura de los siglos X y XI es una misma en la parte que no admitía relieves, no es fácil advertir esta diferencia. Voy a hacer la descripción más detenida y exacta que pudiere de este edificio respetable, ya que no puedes verle como yo. Éntrase a la iglesia por un pórtico despejado y cerrado con verjas de hierro, en el cual hay cinco sepulcros a la raíz de la pared con vestigios de inscripciones que ya perecieron. Es indubitable que aquí están enterrados algunos de los condes o personas principales, cuyos cuerpos según las memorias antiguas de la casa descansan en ella, ignorándose su lugar. Un registro exacto de estos y otros depósitos acaso sería muy útil a la historia y suntuaria de aquellos tiempos. Creo que la ilustración del actual Sr. abad y de los demás monjes verificarán un día mis deseos, que en mi tránsito quedaron inútiles. El pórtico es la Galilea antigua, sitio donde se enterraban las personas de cuenta hasta el siglo XIV, en que comenzaron a tolerarse tal cual vez las sepulturas dentro de la iglesia. La portada forma en el plano de la pared como un retablo de 50 palmos de longitud total, dividido en su elevación en siete cuerpos de tres palmos cada uno poco más o menos: subdivididos estos en varios cuadros donde se representan de relieve algunos pasajes del antiguo testamento con sus letreros correspondientes. El carácter de la letra y escultura no dejan duda que esta es obra del obispo Oliva, y del tiempo de la dedicación que hizo en 1032. La puerta en el centro tiene 12 palmos de radio, compuesta de seis recalados o arcos concéntricos de medio punto, en los que se representan de relieve algunos hechos de la vida de S. Pedro, los doce meses del año y otras curiosidades, con varios follajes y grecas que no carecen de gracia. Todo ello es de piedra común, pero muy sólida. Es extraño que los señores del viaje pintoresco hayan dejado olvidado este monumento, habiendo copiado otros de menos importancia. Yo hubiera suplido su falta; mas es obra costosa y que pide grande esmero y prolijidad. Las puertas del templo son las construidas en 1377 a costas de N. Umbrells, monje y sacrista de esta casa, cuyo nombre y año está grabado en las chapas de hierro. Éntrase a la iglesia bajando cuatro o cinco gradas. En la pared testera a mano derecha se halla colocado en alto un sepulcro de madera, que antes estuvo en la pilastra inmediata al testero del coro en la mano izquierda. Con motivo de algunos reparos en el edificio, se trasladó al sitio actual hace pocos años. Entonces se reconoció, y dicen que se halló entero el cuerpo del conde Ramón Berenguer IV de Barcelona que murió en 1162, con su barba y pelo crespo de color rubio. Probaba su identidad un pergamino que se halló dentro de escritura de aquel tiempo, y es un panegírico del difunto. Lo he podido copiar, porque ya no existe en el sepulcro donde debieran guardarle, ni aun en el archivo, donde acaso no perecería, como sucederá andando de mano en mano entre los monjes (a). (a) No va la copia de este documento que se promete en el viaje, por estar posteriormente publicado en el tom. XLIII de la Esp. sag. pág. 466, aunque con alguna inexactitud que no quita la substancia de la cosa. 

En la última entrada de los franceses en este país, robaron sus tropas algunas planchas de plata que adornaban su ataúd, encerrada dentro de la caja de madera que decía. En ella hay un letrero del siglo XIV o XV que especifica los títulos de este príncipe de esta manera:

Dux ego matre, Rex coniuge, Marchio patre:

Marte, fame fregi mauros, dum tempore degi; 

Et sine iactura tenui Domino sua iura.

Para que acompañase a este sepulcro colocaron entonces en la pared de la mano izquierda otro grande sepulcro de piedra, que muchos siglos había estado en la salida de la iglesia al claustro a mano derecha. Está sostenido sobre columnas. Presenta la urna varios relieves divididos en cuadros alusivos a la enfermedad, muerte y entierro del difunto. En las pilastritas o fajas intermedias se escribió de abajo arriba su elogio con caracteres mayúsculos mal formados y encajados unos con otros a la gótica, como decimos. Además de esto y de la postura incómoda y peligrosa, tiene la piedra mil roturas; de modo que yo no pude leer sino el primero de los versos leoninos (porque eso son), que dice así:

Marchio Raimundus moriens petat etera mundus.

No es fácil decidir qué conde es el enterrado aquí. Reconocido el sepulcro dicen que se halló un cadáver entero con el pelo crespado rojo (rubeo, rubio). Créese que es uno de los Raimundos Berengueres de Barcelona, y aun la opinión común es que sea el III.° de este nombre, supuesto que el I.° llamado el Viejo está en la catedral de Barcelona, y el II.° llamado Cap de estopa en la de Gerona. Así parece preciso decir que el de acá es el III.°, y a esto favorece el haber él mismo señalado aquí su sepultura, y la memoria que se conserva en un necrologio antiguo de esta casa que dice: XIII. Kal. Augusti Raimundus comes Barchinonensis in claustra iacet: con lo cual concuerda lo que leemos en los historiadores, que este príncipe murió a fines del mes de Julio.

La iglesia es de cinco naves de poca elevación: la del medio tendrá unos 40 palmos de latitud, y todas ellas 120: las colaterales están divididas parte por columnas, parte por machones. Hay en ellas algunos sepulcros del siglo XIII: entre ellos está el que dije del obispo Oliva. Vense también allí algunas pinturas antiguas sobre tabla, dignas de conservarse para la historia de este arte en el siglo XIV a que pertenecen. La longitud total del templo será de unos 300 palmos catalanes. En la parte superior de él hay un crucero o nave transversal que forma como un martillo con las demás: tiene de largo unos 200 palmos. El pavimento delante del altar mayor es un mosaico grueso, que representa varios delfines, perros &c. No creo que haya quien le tenga por romano; y más bien es alguna imitación de aquel género en los siglos posteriores, de lo cual hay otros ejemplares en esta provincia. El altar es de madera de bastante buen gusto. La ara entera de jaspe es la de la última consagración del abad y obispo Oliva. Su vista me hizo acordar de las muchas reliquias que en ella se depositaron, cuya noticia nos conservó un sermón hecho para leerse anualmente en esta solemnidad, escrito a fines del siglo XI en un códice de esta biblioteca (num. 57), y va copiado (a: Apend. n. II). Son notables las reliquias que expresa de S. Saturnino, qui primus, dice, post apostolos nostrarum partium ignorantiae tenebras evangelicâ praedicatione detersit. Hace también mención de las reliquias S. Urbici nostrae patriae venerandi martiris. La voz patriae indica este condado, o a lo menos este país. Alude esto o al S. Urbicio que se cree el segundo obispo de Urgel, o más ciertamente al mártir que se venera en el monasterio de Serrateix. Allá se verá más de propósito. Olvidábaseme decir que el altar mayor era antiguamente de oro, de peso de 30 marcos, muy semejante al de Gerona, dádiva del citado Oliva, o de alguno de los condes de Barcelona bienhechores de la casa, como dice un anónimo catalán, de que hablaré luego. Lo cierto es que el monasterio perdió esta alhaja con otras muchas hacia el año 1463, cuando los ministros del rey D. Juan el II, so pretexto de las urgencias del estado y de poder resistir a los que seguían el partido de su hijo el príncipe Carlos de Viana, despojaron esta casa entre otras de todas sus preciosidades. Lo cual fue reputado un robo sacrílego, aun por los mismos que seguían con más calor el partido del rey. Uno de ellos era el obispo de Gerona D. Juan Margarit, que con esta ocasión y para hacer ver al monarca la injusticia de este despojo de Ripoll, escribió el libro intitulado Templum Domini, desconocido hasta ahora de todos los bibliógrafos, y del cual vi un ejemplar en la catedral de Barcelona. En el viaje a aquella iglesia se dará 

un extracto de esta obra. En el de Gerona verás otros documentos auténticos en prueba de este robo. Del mismo habla un anónimo catalán que escribió la historia trágica del último conde de Urgel (Jaime de Aragón, en tiempo del rey Fernando I de Aragón); porque pintando la maldad de los nobles del país, que dejaron arruinar aquella ilustrísima familia, y cómo en justo castigo ellos también vinieron a menos, dice lo siguiente: “La casa de Mossen Pere de Rocaberti, jatsie sia fama, que en aquesta tempestat de la guerra, essent capitá de la força de Girona, ses fet gran rich, perque ha disipat e robat tot l'Empurdá; empero sanct morí. E la gran riquesa qui en aquella era li fou llevat a la gloriosa verge María, e les llagrimas e oracions dels monjos del monestir de Ripoll, e encara la ossa e la anima de aquell compte (típico error: de comite, comte; de cómputo, compte) de Barcelona, qui avia donat en aquella cambra aquell gran joell, del qual ell no sens gran sacrilegi la despullá, nit e dia lo encalçan, el faran venir a mala perdició." 

Dejo aparte otras muchas calamidades de guerras que ha sufrido esta casa en los siglos posteriores; que cierto hay para maravillarse cómo ha podido conservar gran parte de sus antiguallas literarias. La imagen de Santa María colocada en el altar mayor, y que da título a este monasterio, es de madera y de color atezado y de poca elegancia en la escultura. Suple por todo su antigüedad, que sin duda es la misma que ya se veneraba en su primera dedicación del año 888. Prescindo según mi costumbre de las circunstancias maravillosas relativas a su hallazgo &c.: cosas en que siempre se mezclan especies inciertas y de poco fundamento. De la iglesia se baja por siete u ocho gradas al claustro que forma un trapecio grande y desahogado. Sus arcos pequeños se sostienen sobre columnas pareadas de jaspe morado del país, de buen lustre y de siete palmos cada una: las cuales son en todo 220. Casi otras tantas son las del 

piso superior, pero de piedra común, de que son también los capiteles de ambos pisos, labrados con gran variedad y capricho, como otros que he visto en este país de los siglos XII y XIII. Esto y la forma circular de los arcos, desconocida aquí desde mitad del siglo XIII hasta muy entrado el XVI, me persuaden que son obra anterior a ese tiempo intermedio. Y aunque del siglo XV se halla aquí algún libro de gasto hecho en la obra del claustro, más sería remiendo que nueva construcción. Esto aun en caso que dicho libro 

pertenezca a esta casa; lo cual puede ponerse en duda, sabiéndose que en la agregación de otros monasterios a este, vinieron acá todos los libros y papeles de los incorporados.

Como quiera que esto sea, hay en dicho claustro entre el capítulo e iglesia algunos sepulcros de condes de los siglos X y XI, en cuyo tiempo era este monasterio como el Escorial de Cataluña. Mas con la humedad del sitio han perecido muchas de sus inscripciones, y por otra parte no se sabe ciertamente quienes sean estos señores. Así que sólo podré dar razón de dos sepulcros: uno encierra a los dos condes de Besalú Bernardo Tallaferro muerto el año 1020, y a su hijo Guillermo llamado el Gordo, que todavía vivía en 1055, como se demostrará en otra ocasión contra Pedro de Marca y otros. Púsose en el mismo siglo un epitafio común a padre e 

hijo, el cual se lee con harta dificultad por estar el sepulcro a la raíz de la pared, y por hallarse ya gastadas las letras. Mas con todo se lee bien lo siguiente:

Splendor, forma, caro, virtuz, cum germine claro, 

Ut cito florescunt, modico sic fine licuescunt. 

Hoc duo testantur Comites hic qui tumulantur,

… de Taiaferr, Guilelm. cognomine Crassus,

…... Rodano fatalia passuz:

Armis, consilio, rebus, famâ viguere. 

Super (f. sumptibus) hanc multis ditare domum studuere: 

Unde coronati regnent super astra locati. Amen. 

La expresión Rodano fatalia passus confirma grandemente la opinión de que el conde Bernardo Tallaferro murió ahogado al pasar aquel río (Ródano), lo cual dijeron también los monasterios de Ripoll y Cuxá en la encíclica que expidieron con motivo de la muerte de aquel príncipe (Marc. Hisp. apend. n. CLXXXVII). Estos dos monumentos bastan para no tener por fabulosa esta especie, como pretende Diago. El otro sepulcro es del conde de Barcelona Wifredo el Velloso, aunque dicen 

que no es él solo el enterrado allí. No queda en él más que un fragmento de la inscripción que nos ha conservado entera la curiosidad del que la copió en un códice de esta biblioteca escrito en el siglo XI (n. 57 fol. 16), donde se lee: Hec sunt metra dompni Guifredi comitis scripta super tumulum ipsius.

Hic dire cum prole situs es, Guifrede Pilose, 

A quo dotatus locus est hic, et hedificatus.

Hoy sólo se ve el último verso. En un necrologio antiguo se dice del mismo conde al día III. idus Augusti... qui hanc domum edificavit, in claustra iacet. La palabra edificavit no debe tomarse con todo rigor; o digamos que él edificó la iglesia que se dedicó en 888. Entre su prole enterrada con él en el mismo sepulcro, podrá contarse acaso Radulfo, el cual entregó dicho conde en el mismo año a esta casa ad monachum cum sua hereditate, y después llegó a ser obispo de Urgel. Baste de sepulcros y de edificios materiales, y vengamos a hablar de lo que más ennoblece a este monasterio, digo de su archivo y biblioteca. El primero se ha conservado bastante bien, a pesar de los hurtos, exportaciones y guerras. Del extravío y pérdida de algunas escrituras, se quejaba ya en el siglo XI el obispo y abad Oliva, y para su recobro publicó una carta amenazando con la excomunión al que las retuviese. Existe este documento en la primera hoja de un códice de la biblioteca (n. 104) de donde es la copia adjunta (a: Apend. n. III). De lo que quedaba se aprovechó bien el arzobispo Pedro de Marca, a no ser que él contribuyese por su parte, como acá se sospecha, a empobrecer este precioso depósito; mas para denigrar con 

tan feo borrón a aquel grande hombre, son menester datos ciertos. Yo puedo asegurar que he visto aquí muchísimos de los instrumentos que él copió para su Marca Hisp.; como también puedo afirmar que la mayor parte de sus copias son de los cartorales, y no de los originales que existen aún en los archivos que visito. En el nuestro hay todavía mucho en que puedan cebarse los aficionados a la diplomática y paleografía, y más si logran la franqueza que yo he debido a los monjes archiveros. Ya dije al principio que el P. M. Fr. Benito Ribas ordenó y clasificó todo lo perteneciente a la abadía. Es de sentir que no pudiese hacer lo mismo con los archivos particulares de cada uno de los oficios de esta casa; y también lo es que algunos de estos se hallen fuera del archivo común en los cuartos de sus dueños, con peligro de perderse algunos títulos antiguos y respetables. Lo que yo he medrado en este escrutinio, y las preciosidades que allí he encontrado, no debo 

decir aquí, y se guardan para los lugares respectivos a que pertenecen; porque ya se sabe que en una iglesia o monasterio hay documentos para todos los demás: así como de los otros se han sacado para la de este.

No es para omitir la noticia de un códice custodiado en el mismo archivo, y es un salterio escrito con letras plateadas sobre vitela teñida de morado, y las iniciales y epígrafes de los salmos con letras de oro. En una llana está la versión vulgata, y en la otra la de S. Gerónimo. En la última hoja se lee: Karolus gratiâ Dei rex et imperator Franchorum. El carácter de la escritura hace creer que el códice es del tiempo de Carlo Magno, y a lo menos de Carlos Calvo; es decir que pertenece cuando menos al siglo IX. Lo más singular es que en tanta antigüedad las letras están como acabadas de escribir; con ser así que en otros códices esta alquimia de plata tiene muy poca consistencia y duración. Me acuerdo haber visto en la biblioteca nacional de Tolosa un códice de los cuatro evangelios del tiempo de Carlo Magno, escrito también sobre vitela morada con letras de oro, en el cual han perecido enteramente los epígrafes de los capítulos que estaban escritos en plata. Su bibliotecario ni aun por cortesía quiso creerme, cuando le contaba esto de nuestro códice, que tanto hacía rebajar el mérito del suyo. No sé desde qué tiempo posee esta casa tan preciosa alhaja. Pero sí me atrevo a afirmar que estaba ya en ella a 14 de Marzo del año 1047, cuando Guillermo, conde de Besalú, hecha, como dije, la elección del abad Pedro, sucesor de Oliva, formó inventario de las alhajas y libros que aquí había, y entre ellos menciona Psalterium argenteum, que sin duda es este códice.

Más respetable es en este punto la biblioteca del monasterio en que hay unos 300 códices MSS. de varias materias, siglos y erudición. En el inventario sobredicho consta que ya entonces había 192 códices: et sunt, dice, libri numero centum XC. duo. De todos ellos escritos ya se ve en la primera mitad del siglo XI y en los anteriores, escasamente quedarán ahora dos docenas. Gran pérdida para la literatura y para la opinión de este monasterio, entre cuyos individuos acaso se hallaría algún escritor no conocido. Otro catálogo de los libros existentes aquí en el siglo XII, va copiado de un códice de ese tiempo por su curiosidad (a: Apend. n. IV). He registrado a mi satisfacción los que se han salvado de las calamidades del tiempo y de la rapiña de los golosos. En esto he debido gran franqueza a D. Rafael Subirá, bibliotecario y sacrista de casa. Dejando pues aparte la noticia de libros comunes y de poca importancia, diré como me vinieron a mano de los que por varios caminos pueden interesar a la literatura.

1.° Vol. fol. vit. (num. 57) MS. sec. XI. incun. contiene XLVII homilías del V. Beda sobre los evangelios. = Poema inédito del obispo y abad Oliva en alabanza de esta casa, compuesto hacia el año 1032, del cual hablé y envié copia con el episcopologio de Vique. Hállase al fol. 15. b. = Vita S. Nicholai; su autor Iohannes 

indignus diachonus servus Sancti Ianuarii, compuesta a instancias de un Fr. Athanasius. = Fragmento de la vida de Carlo M., escrita por Eginardo, al fin de la cual se hallan estos versos: 

Hos tibi versiculos ad laudem, maxime princeps, 

Edidit aeternam memoriamque tuam, 

Geruuardus supplex famulus, qui mente benignâ  

Egregium extollit nomen ad astra tuum.

Hanc prudens gestam noris tu scribere lector 

Einarde magni magnificum Karoli. 

Finit vita Karoli. = Incipiunt lectiones in honore beatissimi Cucufati martiris Christi Barchinonensis urbis, et patriae doctoris egregii, cuius festivitas celebratur VIII. Kalendas Augusti. Esta obrita supone todos los martirios del santo en Barcelona; mas la muerte y sepultura octavo milliario de aquella ciudad, que bien corresponde al castro Octaviano, aunque no lo nombra. = Explanatio 

Paschasii et Gisleberti super lamentationes Ieremiae. (Jeremías, trenos, lamentaciones)

2.° Vol. fol. vit. (num. 46) contiene las Excerptas de los libros de S. Agustín hechas por S. Evipio (otros llaman Eugippio) abad Lucullanense cerca de Nápoles, que floreció a principios del siglo VI. El título de este códice dice así: Hic est liber Sancti Evipii de diversis doctoribus ex Riopullensis monasterii. Si quis eum furaverit (furtar, hurtar), aut folia absciderit, anathema sit. La obrita consta de 358 capítulos breves. Al primero de ellos precede este epígrafe que descubre la antigüedad del códice: In nomine Sancte et individue Trinitatis incipit liber sancti Evipii ex Riopollensi monasterii exerptum sub potestate et dominio domni Arnulphi episcopi vel abbatis exaratum ab humillimos Christi servos ac si indignos Sendredus levita, necne et Suniarius presbiter. El abad Arnulfo fue obispo de Gerona desde el año 954 hasta 970: y a esta época pertenece el MS. Parece que la copia se hizo de otro que había en la catedral de Nápoles, según indica la nota final de la obra que dice así: “Hunc codicem scerptorum, quem ex opusculis Sancti Augustini beate recordationis Evipius Pbr. et abba fecit, et eum codicem Dei aspiratione pro amore divinarum scripturarum adhuc in laica vita constitutus Redux misericordiâ Dei Epus. conscribi fecit. Et prefatus Redux Dei gratiâ favente in eadem Neapolitana civitate a Dno. beatissimo Pelagio sedis romane pontifice est Epus. ordinatus eo 

lo... Ego Petrus notarius sancte ecclesie catholice Neapolitanae, ut potui emendavi sub die iduum Decembrium Imp. Dmn. Tiberio Constantino PP. Aug. anno septimo pc. eiusdem Aug. anno III.° inditione XV.ma obsidentibus Langobardis Neapolitanam civitatem. Quem codicem pro memoria recordationis nominis sui predictus Epus. devote Sanctae Ecclae Neapolitanae, cui praeest, pro edificatione aeclesiae et populi Xpiani noscitur obtulisse. Et obtestor vos sanctos successores aecclesiae supra scriptae, 

Dei gratiâ succedentes in diversis ordinibus constitutos, per Dei nri. omnipotentis adventum, ut hic codix in aecla Dei semper valeat permanere. Ut quomodo fides aeterna est Xpiana, sich hec oblatio codix in aecclesia iure Deo custodiente vobisque servantibus ibidem perseveret. Testans etiam vos per confessionem meritaque beati Ianuarii martiris, ut sub nullo argumento, nulla alienatione, nulla commutatione de archibo aecclesiae vel iure aliquo modo discedat, ne cum predicto pontifice Reduce in divino iuditio 

causas reddere videamini.” 

Por esta nota se ve que hacia el año 582 en que era la indicción XV (aunque las otras épocas del emperador Tiberio Constantino no cuadran con este año) el notario Pedro enmendó el códice que el obispo de Nápoles Redux había hecho escribir siendo aún lego. Indica también que S. Evipio había vivido mucho tiempo antes. Cuadran perfectamente estas noticias y confirman a maravilla las que se leen en la bibliot. de Fabricio añadida por Mansi V. Eugippius. Los copiantes del nuestro vuelven a repetir sus nombres al fin de esta manera: Gratias agimus Deo nostro, qui nos confortavit. Qui legat, orat pro scriptores miserrimos servos Sanctae Marie Suniarius presbiter et monachus, et Senderedus (Sendredus) levita.

3.° Mayor es la antigüedad y también la importancia de otro cod. fol. vit. (num. 49) tiene este título: In nomine Domini incipit liber sententiarum Sancti Gregorii Papae Romae. Es evidentemente la obra que corre bajo el nombre de S. Isidoro Hispalense con el mismo título, o de summo bono, la cual en este y otros códices que he visto, se atribuye a S. Gregorio Magno, porque casi toda es tomada de sus obras, como expresamente lo dice otro códice de la catedral de Vique, de que creo haberte hablado. Las ediciones hechas hasta el presente no ponen más que tres libros. Los que tuvieren a mano la Isidoriana del jesuita Arévalo, podrán formar juicio de lo que son los libros IV y V que añade este códice. Con este objeto, después de notar los primeros y últimos capítulos de los tres primeros libros, he copiado todos los de los libros restantes (a: Apend. n. V). También es curioso su epígrafe final, que dice: Expletus ab opere scribtorio est liber per manus extremitatis Fidelis dcni. sub die XIII. Kalendas Augustas Era DCCCCX(' rasguillo) VIIIIa. Ob delinquentem scribtorem, ó vos sanctimoniales puelle, Christum Dominum non dedignemini precare; forsan obtentu vestro 

sacro mereatur quandoque peccatorum

onere carere, REBILENORTAM. Estas letras acaso serán iniciales; mas es cierto que leídas al revés dicen: Matrone liber. La X ' con el rasguillo significa XL, como en este mismo códice lo muestran claramente los índices que escriben con la misma cifra los capítulos 40, 41, &c. Así que fue escrito en la era 949, año de Cristo 911. Mas como en ese tiempo estuviese ya desusado en este país el carácter gótico cursivo, cuyo uso por lo que consta de escrituras y otros libros sólo duró acá hasta el reinado de Carlos el Calvo, poco más de la mitad del siglo IX, sospecho que este códice gótico en la escritura se escribió en otra provincia interior de España. Así es más difícil averiguar quienes son las sanctimoniales puellae, a quienes se dirige el copiante. Aunque si fuese monje de esta casa, tenía muy cerca la de monjas de S. Juan de Ripoll, que en varias escrituras son llamadas puellae, como lo fueron otras monjas de Barcelona, 

que aún son conocidas con ese nombre.

Conforme con este códice en cuanto al número de libros, hay aquí mismo otro del siglo XII (num. 52), que tiene también al fin los dos libros de S. Agustín de sermone Domini in monte. Otro códice hay (num. 125) del mismo tiempo y con la misma obra, pero atribuida a San Isidoro, y compuesta de tres libros como los impresos.

4.° Biblia parafraseada de varios metros latinos, MS. del siglo XIII. Al principio de letra del siglo XV se lee: Aurora vocor. Es la obra que con este nombre compuso Pedro de Riga en el siglo XII; mas falta a este ejemplar el prólogo que ya dije en la noticia de los MSS. de Santo Domingo de Valencia.

5.° Códice de los IV evangelios con las iniciales iluminadas sin distinción de capítulos, escrito en el siglo XI. Preceden según costumbre las tablas de las concordancias, y a cada evangelio la imagen de su autor de dibujo incorrectísimo. Otro hay casi igual y del mismo tiempo. En el evangelio de S. Juan se lee: qui non ex sanguinibus, neque ex voluptate carnis, neque ex voluptate viri, sed &c. A los evangelios sigue el liber Sacramentorum editus à S. Gelasio papa romano, emendatus et breviatus a beato Gregorio prefate sedis apostolico.

6.° Vol. fol. vit. (num. 30) MS. sec. XI, contiene primero la historia qualiter corpus beati Stephani ab Iherosolimis Constantinopolim sit translatum, XVIIII. 

Ianuarii. Obrilla breve de Arnallo Scolastico, a quien no conozco, escrita a instancias del monje Segoino. = 2.° Los capitulares de los reyes de Francia Carlo M., Luis y Lotario, junto con las instrucciones que dieron a sus missos para explorar el estado de la disciplina clerical. Este es el códice que se llevó Pedro de Marca a 

Francia para servirse de su texto en la edición de aquellas leyes, del cual habla Balucio en la prefación a aquella obra num. LXVII, añadiendo que lo restituyeron a esta casa; y pues en ella está, ya ves cuan sin razón calumnian algunos a aquel prelado, achacándole lo que en nuestros días han visto practicar a algunos literatos demasiadamente enamorados de ciertas antiguallas, de las cuales no supieron separarse, aunque en ello defraudasen a sus dueños, y dejasen burlada la diligencia de los que las buscaron en su depósito propio y conocido.

7.° Del mismo siglo XI hay otro códice (num. 33) que contiene los libros de hierarchia de S. Dionisio, vita S. Marcialis Ep. et Conf., la epístola de S. Fulgencio de Fide ad Petrum diaconum, y las Categoriae Aristotelis ab Augustino translatae, con estos versos al fin:

Augustinus tonans divini fulmine verbi 

Explicuit ampla suo stringens dialectica pugno.

8.° Vol. fol. init. sec. XI. contiene el ars metrica del V. Beda, y la gramática de Donato. De esta última obra y otras de la misma clase hay muchos ejemplares de varia antigüedad, que acreditan la laboriosidad de los monjes antiguos en copiar cuanto podía ser de provecho a sus hermanos.

9.° De S. Isidoro se hallan (num. 36) sus exposiciones in Penthateucum, libros regum, Paralipomenon, Isaiam, et Ieremiam. Cod. MS. de fines del siglo X o principios del siguiente. Otro ejemplar hay del siglo XII. (num. 100). 

10. Más detenida descripción merece un cod. en 4.° vit. (num. 62) que es del siglo VIII, como además de la escritura lo muestran algunos de sus artículos. Contiene 1.° el libro Questionum de S. Agustín; son 67: la primera sobre las palabras In principio erat verbum: las dos últimas son, LXVI. quod genera sunt Apostolorum, vel quale nomen &c. Respond. apostolus interpretatur missus &c. 

LXVII. Interr. ¿Et quomodo possumus scire qui mittuntur à Deo? Respon. Illum cognosce missum à Deo &c. = 2.° Interrogationes de Fide catholica, Princ. Patrem nec factum nec natum esse credo. = 3.° Dictio S. Augustini contra quinque hereses. Al fin hay estos versos: 

Augustine, mentitur qui te totum legisse fatetur. 

Aut quis cuncta lector tua habere possit? 

Namque voluminibus mille, Augustine, refulges: 

Testantur libri que locor ipse tui. 

Et quamvis multorum placeat prudentia libris, 

Si Augustinus adest, sufficit ipse tibi.

4.° Expositio fidei catholice Sancti Ambrosi Mediolanensis cibitatis epsci.:: Quicumque vult salvus esse &c. atribuida comúnmente a S. Atanasio. = 5.° Breve colección de cánones por materias, en que se mencionan los de los concilios Toledanos y Tarraconenses. = 6.° Incipit exordium de ortu vel obitu Patrum. Esaias profeta qui interpretatur &c. En este tratado al fol. 57 del libro se ven al margen escritas estas palabras: Magister ms. novol (o novel) q; me miras novel. Esta bagatela en lengua vulgar es notable por su antigüedad; porque la letra es del siglo X, o cuando más de los principios del siguiente. = 7.° Expositio S. Hieronymi in Matheum. = 8.° Incipit liber ICHDRI (Isidori) Spalensis sedis episcopi de

DINI(9 encima de la i)SSMA NMIA legis evang. Yo leo divinissima nomina legis evangelicae. Esta es sin duda la obra Allegoriarum, sobre cuyo autor tanto han disputado los bibliógrafos, diciendo unos que es de Isidoro 

Cordubense del siglo V, coetáneo de Orosio Tarraconense, a quien está dedicada. Otros, a pesar de no hallarse el nombre de Orosio en el siglo de S. Isidoro Hispalense, afirman que es obra de este doctor. Pérez Bayer en las notas a la bibliot. vet. de Nicolás Antonio, sospecha que el nombre de Orosio que se halla en los códices, pudo ser corrupción de Theodosio, u otros obispos coetáneos de nuestro S. Isidoro. En este estado es digna de toda consideración la lectura de nuestro códice, en el cual comienza así la prefación o dedicatoria: Kmo. Domino ac referentissimo fratri UUYUYIO Isidorus. El nombre dibujado puede leerse Wsurio, Wrusio, Wrurio y Wsusio; porque r y s son muy semejantes en este género de escritos. ¿Quién sabe si esta lectura tendrá más analogía con el nombre de algún obispo coetáneo de S. Isidoro, con lo cual se acabe de declarar este solo punto que falta para que no se dude ya más que este santo es el autor de esta obra? = 9.° Decretale editum ab urbe Roma de recipiendis sive non recipiendis auctoribus quod constitutum est. = 10. Tabla de los años de las eras antiguas y vidas de patriarcas. Entre ellas se halla este curioso artículo: Ab incarnatione autem Dñi. Jhu. Xpi. usque in presentem primum Quintiliani principis annum, qui est Era LXX. 

quarta, (falta la nota DCC.) sunt anni DCC.XXX.VI. De aquí se infiere que esta hoja y obrita (y por consiguiente todo lo anterior uniforme en la letra) se escribió el año 736, y que entonces, poco más de 20 años de la invasión de los sarracenos, reinaba un príncipe 

Quintiliano, nombre tan semejante al Quintila o Chintila de los Godos. Mas donde reinaba no es fácil averiguarlo, ni este códice ofrece rastro alguno del lugar donde se escribió. Sólo puedo decir, que su carácter gótico cursivo es de la misma índole que el de las escrituras de este país de fines del siglo VIII, que he visto en la Seo de Urgel. Por otra parte el códice está escrito conocidamente por un monje, cuya ocupación era de esta clase, y aunque no sepamos la existencia del monasterio de Ripoll en el año 736; mas es cierto que había otros en ese tiempo, y no pocos en estas faldas de Pirineos, algunos de los cuales andando el tiempo se incorporaron con este de Ripoll, y de ellos pudo venir aquí el códice con las demás escrituras de sus posesiones, y con otros libros, que aumentasen esta biblioteca. En suma los moros tardaron mucho a dominar estos montes, en los cuales como en Asturias pudieron recogerse algunos cristianos bajo la conducta de ese príncipe Quintiliano o Quintilano. = 11. Tractatus de sollemnitate pascali editus à Sancto Hieronymo pbro. = 12. In nomine Dni nri Jhu Xpi incipit Ciclus pascalis. Es una tabla de los días de Pascua, continuada por un ciento de años, desde el 773 hasta el 883. He aquí una muestra: Anno DCCLXXVI. bissextus ERIT, dies II. fr. quem pretermittis diem VI. nonas Mar., et de die III. fr. computabis: adduntur ad lunae cursum IIII. Tolluntur in Dei nomine carnes V. nonas Mar.; et ERIT dies sanctus Pasce XVIII. Kts Maias Lun. XVIIII. La palabra erit indica que esto se escribió anteriormente; y como por otra parte sería cosa ridícula que se escribiese una tabla pascual de cien años ya pasados, es forzoso decir que este ciclus pascalis se escribió lo más tarde el año 773, que es el primero indicado en él. = 13. Incipit discretio litterarum. Es un tratado de ortografía muy borrado. = 14. De litteris iuris: explicación alfabética difusa de las siglas y cifras del derecho. = 15. Incipit epistola atque tractatus Sancti Martini episcopi de idolorum cultura, directum ad Polemium episcopum. = Finalmente comprende este precioso códice algunas epístolas de S. Gerónimo, y otros tratados comunes y sermones con algunos exorcismos al fin.

11. Vol. fol. vit. (n. 104) MS. med. sec. XI. Contiene los IV libros de la vida de S. Gregorio Magno, su exposición in Ezechielem, y in Cantica Canticorum. Esta última comienza así: Postquam à paradysi gaudiis expulsum est genus humanum, in istam peregrinationem vitae praesentis veniens, cecum cor ab spirituali intellectu habet. Cui caeco cordi si 

diceretur: sequere Deum, vel dilige Deum, sicut ei in lege dictum est, semel foris missum, et per torporem insensibilitatis frigidum, non caperet quod audiret. Idcirco per quedam enigmata sermo divinus animae torpenti et frigide loquitur &c. Este principio ni es del comentario del santo doctor, que anda entre sus obras impresas, ni tampoco el del que yo 

he descubierto en Barcelona y en Roda. 

El códice está escrito por un monje Guifredo.

12. De S. Julián arzobispo de Toledo se halla el liber Pronosticorum futuri saeculi; cod. n. 158 MS. sec. XI.

13. Vol. fol. vit. MS. hacia el año 1010, que contiene la colección de las leyes godas o fuero juzgo, con este epígrafe: In nomine Domini incipit liber iudicum popularis: quorum merita iudicialis sententia premit. Scriptum videlicet in Barchinona civitate à iussione Bonus homo levita, qui et iudice: à rogatu de Sinderedo diacono, filium quadam (quondam) 

Fructuoso Camilla, ad discernendas causas iudiciorum inter potentem et pauperem, noxium et innoxium, iustum et iniustum, veridicum et fallacem, rectum et erroneum, raptorem et sua bene utenti. Cuius libri explicatio die Kalendas Septembras anno XV. regnante Roberto rege francorum in Francia. Códice muy completo y escrito con gran lujo y limpieza. Al principio de cada ley se halla escrito ó Antiqua, o el nombre del rey godo que la estableció. Esta es una prueba de que en este país rigió constantemente la legislación goda, a pesar de la subordinación a la Francia. Y esto no sólo en el siglo XI, sino en el X y en el IX, como se ve en varias sentencias judiciales que he copiado, y se hallarán en sus respectivos lugares. Más expresamente lo dice la carta-puebla de Cardona del año 986. Parte de estas leyes se observaban todavía en el siglo XIII, como se dirá en el viaje de Lérida. Al fin del códice se 

halla Benedictio aquae calidae, in qua manum ad iudicium Dei mittitur. El no hallarse otras fórmulas de purgaciones, parece indicar que esta sola era la usada en el siglo XI; y efectivamente sólo de esta he hallado tal cual escritura, y no de las otras. Verás copia de ello, y también de un poema que hay al principio con canto en elogio de Sansón. Otro códice hay (n. 264) que comprende el mismo fuero juzgo: es un vol. en 8.° MS. del siglo X, y está sin principio ni fin.

14. Consueta de este monasterio (n. 40) MS. del siglo XII, de que me he aprovechado para los ritos. Del particular de esta casa sobre decir alleluia el día de la Purificación cuando viniere después de Septuagésima, habla así: 

“Si ipsa festivitas avenerit post dimissum alleluia, antequam vesperie incipiantur, legatur privilegium Benedicti papae, et decantetur alleluia, et Gloria in excelsis &c.” 

No sé si te he dicho que este privilegio lo había concedido al monasterio el papa Benedicto IX, cuya bula está en este archivo (caj. I. Leg. 4.) y que el obispo Oliva y los demás que asistieron a la consagración de su iglesia en 1032, lo confirmaron de nuevo. La Marca Hisp. (col. 424 y 437.) habla de ello; pero llama Benedicto VIII al que no era sino IX.

15. Vol. fol. vit. sec. XII (n. 115). Contiene 253 epístolas de S. Gregorio Magno, y seguidamente la vida de S. Anselmo obispo de Luca, escrita en dos mil versos poco más por Rangerio sucesor de aquel santo. Este poema comprende toda la historia de las disputas de S. Gregorio VII con el emperador Enrique IV, y 

de paso los hechos de la condesa Matilde. 

Domnizon, autor de la vida de esta señora, es el único que dio noticia de la obra de Rangerio, la cual no conoció Muratori; y Fabricio (bibl. lat.) cree que pereció, o que todavía sirve de pasto a las polillas. Nuestro códice la conserva entera y bien escrita, de donde la he copiado, y se publicará Dios mediante en la colección separada de opúsculos inéditos. Lo mismo haré con otra obrilla también en verso del mismo Rangerio que se halla en este códice, intitulada de annulo et baculo, cuyo objeto es reprender el abuso de las investiduras que se arrogaban los césares y príncipes de aquel tiempo. Obra igualmente ignorada por los italianos. 

16. En un libro de varias apuntaciones del siglo XVI se hallan algunas curiosidades de oratoria y gramática; entre ellas merecen memoria Oratio Vincentii Ciuranae in laudem historiae. = Comparatio inter Ludovicum Vives (Luis Vives), et Erasmum (Erasmo), auctore Laurentio Palmyreno (Lorenzo Palmireno, de Alcañiz). = Eiusdem encomium pulicis, et declamatio faceta. = Petri loannis Nunnezii comentaria in somnum Scipionis. = Preguntas 

muy delicadas del batxiller Hernan Lopez (bachiller Hernán López): y así otras.

17. Al fin de uno de los volúmenes MSS. de la exposición de Nicolás de Lira se halla este gracioso epígrafe: 

Vinum scriptori debetur de meliori; 

Sed quia credo mori, potabo de meliori. 

18. Una colección de cánones (n. 155) que creo sea la de Dionisio Exiguo, MS. del siglo XII. = Otro volumen hay sin número, MS. de principios del siglo X, que contiene además los capitulares de Francia. Nada puedo afirmar de su autor, sino que al principio hay dos formularios hechos por un Adventio obispo (y acaso será el de Metz), uno para ahorrar los esclavos de las iglesias, y otro para extender las cartas que llamaban formatas.

19. Vol. fol. (n. 37) MS. a fines del siglo XI o principios del siguiente. Después de un breve martirologio se halla esta obrita: Incipiunt epistolae de paschali cyclo Dionysiali, ab Oliva sanctae virginis Mariae Rivipollensis monacho 

editae. Va copia del prólogo (a: Apend. n. VI): lo demás son tablas de cómputo difíciles de entender y más de copiar. A esto sigue el cronicón que ya publicaste tú en el tom. V de mi viaje. Síguese un tratadito de ponderibus et mensuris, sin nombre de autor; y yo sospecho que sea del mismo monje Oliva, de quien es ciertamente el siguiente: Incipiunt regulae abaci, ab Oliva virginis Mariae Rivipollentis monacho editae. De todas estas obritas sola la 

primera es conocida al público. Baluzio la supone escrita el año 1047; y así él como el P. M. Flórez (tom. XXVIII. pág. 139) dudan si su autor Oliva es distinto del Oliva obispo y abad. Bayer en las notas a la bibl. vet. afirma que es el mismo. Para mí es evidente que es otro monje distinto y contemporáneo del obispo. 

Primeramente hállanse aquí dos profesiones de dos Olivas, distintas en sus firmas. Mas sin acudir a esto, basta ver dos epístolas inéditas que he copiado del mismo códice y van adjuntas (a: Apend. n. VII y VIII). La primera dice: Incipit epistola Olivae monachi ad domnum Olivam episcopum, de feria diei nativitatis Christi. En ella verás que se escribió el año 1037, y la distinción de estas dos personas. Más claro es esto todavía en la segunda carta dirigida al monje Dalmacio sobre el mismo asunto año 1065, en la cual dice que algunos se empeñaban en afirmar que Cristo nació en domingo, respuentes, dice, ea, quae domno Olivae pontifici Ausonensi, et abbati Sanctae Mariae cenobii Rivipollentis fecimus, ubi eandem festivitatem sabbato, sicut maxima comperimus inquisitione, annotavimus. Y diciendo el autor que la escribía el año 1065, es claro que no pudo ser el Oliva obispo que murió en 1046. = La erudición de este nuevo escritor en las matemáticas consta además de otro códice (n. 103), en cuyo principio, después del tratadito de música de Boecio, se halla al fol. 5 este prólogo suyo, que por ser breve copiaré aquí:

Maiores tropos veteres dixere quaternos, 

Omnibus ac proprios istis posuere minores. 

Tertius at quartum fert primus iure secundum, 

Sextum nam quintus, octavum septimus ambit 

Maior in ascensu cordas sibi vendicat octo 

Finali a propria, et quinis descendit ab ipsa.

Explicados los ocho tonos, concluye la obra de esta manera:

Iam nunc, Petre, tibi placeant versus monocordii, 

Quos prece multimodâ monachus tibi fecit Oliva. 

Hic, Petre, mente pia frater te poscit Oliva, 

Emendes recte, quod videris esse necesse. 

Sigue su obrilla de música. Curiosa es también entre estas hojas que comprenden varias cosas misceláneas, la siguiente prosopopeya, donde se recomienda la pericia del obispo Oliva.

Sede sedens divâ comes, abbas, praesul Oliva, 

Rimans cum studio quid musicet euforia Clio, 

Me fore delegit, Arnaldus iussa peregit, 

Qui iussus peragit quicquid laudabile sentit. 

Gualterus vero de fonte regressus hibero, (Fontibre, fuente del Ebro)

Formis signavit, numeris signata probavit.


20. Por último hay un vol. 4.° (num. 22) que es un cronicón misceláneo o colección de noticias que alcanzan desde el siglo XII hasta el XIV, muertes de obispos, matrimonios de reyes, empresas navales, duelos &c. Estos y otros artículos curiosos se fueron notando por varias manos en este librito de letra coetánea a los mismos sucesos. He copiado los artículos más importantes, y a algunos he puesto algunas notitas para su ilustración (a: Apend. n. IX). A este género pertenece el extracto de algunos artículos notados en un martirologio MS. del siglo XI (num. 40) que también va adjunto (a: Apend. n. X).

Por estas muestras puede juzgarse de lo apreciable que es esta biblioteca, y cuan digna de ser conservada. No faltan en ella códices rituales de varia antigüedad, de que me he aprovechado para lo de ritos. La mayor parte de los restantes son códices del siglo XV y de obras ya conocidas y publicadas; mas no por eso despreciables.

Junto a la iglesia del monasterio está la parroquial de S. Pedro sujeta al abad del mismo, cuya dedicación se verificó en el año 890, como se ve en la Marca Hisp. (apend. n. L.), a lo cual nada hallo que añadir, ni en ella cosa que contar.

Otra iglesia antigua hay en el centro de esta villa, cuya fábrica muestra ser del siglo XII, donde se venera el cuerpo de S. Eudaldo M. traído acá el año 978 con la diligencia del abad Widisclo que envió monjes a Francia a buscar reliquias de santos. La historia de esta translación, aunque incompleta, he copiado (a: Apend. n. XI) de un breviario de esta casa escrito en el siglo XIV, donde está distribuida en ocho lecciones para la fiesta en que se celebra dicha translación el día 6 de Noviembre. Lo demás puede verse en Domenec (Historia de los santos de Cataluña), donde también está la vida del santo, cuya fiesta principal se celebra en esta villa como de su patrono día 11 de  Mayo. A Dios.