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viernes, 26 de agosto de 2022

CARTA LXXXII. Continúa el catálogo de los obispos de Urgel, desde fines del siglo IX hasta principios del XI.

CARTA LXXXII. 

Continúa el catálogo de los obispos de Urgel, desde fines del siglo IX hasta principios del XI. 

Mi querido hermano: Desde hoy irán ya las cuentas más claras, digo, las de los obispos de esta iglesia, por ser mayor el número de escrituras que nos quedan desde la entrada del siglo X. Y aunque esa misma abundancia aumentará mi trabajo, también será mayor el placer de encontrar más atinadamente la verdad. Continuando pues la serie de nuestros obispos, a Ingoberto sucedió 

NANTIGISO 

desde antes del año 900 hasta 914. 

En el año 897 se celebró un concilio en Porto, territorio de Nimes, al cual no asistió el obispo de Urgel, acaso por estar vacante la sede; a no ser que fuese enviado suyo un Nantigisus archipraesbyter, que subscribe entre otros. En tal caso diríamos que era el mismo que poco después fue hecho obispo, aunque sus memorias no comienzan aquí hasta el año 900. En este año dedicó la iglesia del monasterio de Matta, sito en el territorio de Cardona, a ruegos de su abad Sunila. Existe en este archivo la escritura original, que irá copiada otro día, cuando se hable de los monasterios antiguos, y para lo de ahora no contiene cosa notable más que la fecha en el exordio de ella, que dice así: Anno incarnationis Ihesu Christi DCCCC., idus Decembris, anno II. regnante Karulo gloriosissimo rege, venit &c. De donde se infiere lo que otras muchas veces tengo observado en mis viajes, es a saber, que los años del rey Carlos el Simple se contaron en este país frecuentemente, no desde el año 900 como dice Marca, sino desde la muerte de Odón en 898, y que desde entonces fue tenido por rey en la Septimania y en la Marca Hispánica. Lo mismo se infiere de la escritura original que hallé en el monasterio de San Pedro de la Portella (a: V. tom. VIII, pág. 108.), que es la consagración de las iglesias de Santa María, San Saturnino y S. Hilario del lugar de Lacorre, las cuales dice que antes fueron ecclesiae idolorum. Estas iglesias consagró nuestro obispo (llamado allí Nangecitissus), anno ab incarnationis dñi nri Iesu Christi nongentesimo, era nongentesima XXXVIII, anno II. regnante Karolo rege. Lo mismo prueba otra dedicación de la iglesia de S. Julián de Canavita del año 901. Era este el tiempo en que comenzaban a extenderse las conquistas de los cristianos en los condados pertenecientes a esta diócesi, y los fieles en medio de su pobreza iban restaurando las iglesias destruidas, y edificando otras, y dotándolas de rentas, ornamentos, libros y otras cosas necesarias al culto divino. Nuestro obispo acudía a todo con su autoridad, confirmando aquellas fundaciones según la disciplina de la iglesia. Esta es la causa de hallarse tantos instrumentos de esta clase, que aunque no añaden cosa particular a lo que ya sabemos de aquel tiempo, me han servido bien para fijar algunas épocas de este pontificado. Así hallo en escritura original la dedicación de la iglesia de S. Jaime de Frontiñá, hecha por este obispo anno incarnationis dñi nri Iesu Christi D.CCCC.V, XII. Kal. Iulii, anno VIII. regnante Karlo rege, post obitum Odonis regis, praesente Wifredo comite, et Mirone comite, et nemo dicat multitudinem abbatum &c. Estas noticias y otras que se dirán, vienen grandemente para mis condes de Urgel. Aquí también se contaron los años del rey Carlos desde el 898. = Antes de cumplirse el mes de este acto, es a saber, a 14 de Julio del mismo año 905, le hallamos consagrando la iglesia Sanctae Mariae in territorio Bergitanensi, in locum vocitatum villa Hichila, in valle Roseto, in parroechia Sancti Iohannis Baptistae... non eam constituens parroechiam, neque ad decimas recipiendas, sed locum oratorii, et ad sacrificium celebrandum, in subiectione Sancti Iohannis, et sacerdotis ibi ministrantis. = En el monasterio de Serrateix se conservan las actas de la consagración de la iglesia de S. Martín de Aviá: in loco, dice, de Avizano, qui actenus absque ecclesia extiterat, et nuper a condam proienitore meo domno Wifredo illustrissimo marchioni... est edificata. Habla aquí el conde Mirón, que es quien rogó a nuestro obispo que consagrase la dicha iglesia. Hízolo con la obligación ut semel in anno persolvatur Synodus. La fecha es: facta dote anno incarnationis dominice DCCCC.VII., indictione X., anno VIIII. regnante Carlo rege. = El mismo año día 20 de Enero, y a instancias del mismo conde, había consagrado la iglesia de S. Pablo de Castriserra, construida también por el difunto Wifredo. Esta escritura está en la Marca Hisp. (apend. núm. LXIII.) Estas y otras ocupaciones no le estorbaron asistir en el año 906 al concilio de Barcelona, y en el 907 a la continuación de él en el monasterio de S. Tiberio, diócesi de Agde: en los cuales se trató el negocio del censo anual de una libra de plata, que la metrópoli de Narbona exigía de la iglesia de Vique, cuyo obispo Idalcario fue por último absuelto de tributo tan injusto. Bien te acordarás que desde Vique (a: V. tom. VI. pág. 123.) envié nueva copia de las actas de estos concilios, que allí se guardan originales, y donde se ve que Teodorico, obispo de Barcelona, asistió también al concilio de S. Tiberio: cosa que negó Balucio en la Marca Hisp. col. 378. = Asimismo se halló nuestro obispo en Gerona en 908 en el acto de la intronización de Wigo, obispo de aquella iglesia, como se dirá en aquel viaje. = También se halló en otro concilio que Arnusto, metropolitano de Narbona, congregó el año 909 in regno Septimaniae, territorio Magalonensi, loco Iuncarias (Junqueras, Junqueres) vocato (ibid. col. 92). Mucho más interesante era para nuestro obispo otro concilio tenido en 911, como que fue convocado por su causa, y en defensa de los derechos de su sede. Fue así que había ya 23 años que Adulfo presidía en todo el condado de Pallás, como su propio obispo, o bien porque el intruso Sclua quiso erigir de nuevo aquella sede, deseoso de extender los fueros de metropolitano, que según dicen se arrogaba, o bien por otras causas que ignoramos. Las actas del concilio de que hablo ahora dicen que Adulfo confesó que ignoranter eam (sedem) tenuit. Cualquiera que fuese el origen del nuevo obispado, es cierto que estaba en territorio consignado al de Urgel desde su primitiva dotación en 819. Y este derecho procuró reclamar Nantigiso antes que se cumpliesen los 30 años, término de prescripción fijado para estos casos en el canon 17 del concilio Calcedonense. Para decidir este negocio, el metropolitano Arnusto juntó concilio en la villa de Fontcuberta, territorio de Narbona, año de la Encarnación 911, indicción XIIII. Halláronse en él los obispos Nantigiso de Urgel, Wimara (Guimerá, como el editor de esta colección ) de Carcasona, Armanno de Tolosa (por el cual en las subscripciones firma el abad Savarico), Teuderico de Barcelona, Wigo de Gerona, Gayrardo de Agde, Teuderico de Lodeve, Adulfo de Pallás y Benito de Freius, con algunos abades y vicarios de los obispos ausentes, uno de los cuales fue Idalcario, obispo de Ausona, por quien subscribió el presbítero Adalbaldo. Allí se decretó a favor de nuestra iglesia, permitiendo que Adulfo poseyese aquel obispado Pallariense mientras le durase la vida, con tal que muerto él se reuniese su territorio a la sede de Urgel. Y aunque sea verdad que a pesar de este decreto se mantuvo separada dicha sede de la de Urgel, continuándose la serie de los obispos Pallarienses en la iglesia de Roda, que es todo lo que puede pretender el P. D. Jaime Pascual (disert. del ant. obispado de Pallás), de lo cual se hablará en su debido lugar: pues digo que o bien se considere Roda como sede sucesora de la de Pallás, o como obispado erigido de nuevo; lo cierto es que este decreto conciliar debe mirarse como la base del derecho o prerogativa cuasi metropolítica, que en los años adelante ejerció Urgel alguna vez sobre Roda, y como el motivo de las quejas del obispo Eriballo y otros, que se dirán en los artículos respectivos. He copiado las actas de este concilio tal cual se hallan en este archivo (lib. I. Dot. fol. 183), por las cuales se ve la equivocación de algunos de nuestros insignes escritores, que fijaron este concilio en el año 940, cuando ya no existía ninguno de los prelados que se hallaron en él (a: Apend. n. XIV.). Con uno de estos historiadores topó el P. Masdeu (Hist. crit. de Esp. tom. XV. pág. 228), y dejando en el tintero a los demás que refirieron la verdad, y haciendo hincapié en la nulidad de una circunstancia que ese refiere, bastole ya para decir que el tal concilio es apócrifo, inventado por una mano francesa. Halló, digo, en el P. Mariana (Hist. de Esp. lib. VIII. c. 5) que este concilio se celebró en tiempo de Seniofredo, conde de Urgel. Y cierto que Mariana, supuesto el error de que el concilio fue en 940, no se equivocó en decir lo otro, porque en ese tiempo ese era el conde. Tampoco se equivocó en llamarle Seniofredo; porque Suniario y Seniofredo son un mismo nombre (Sunyer), y no sé entender cómo un historiador catalán reprenda por ello a un castellano. Pero dejemos esto. Masdeu da por apócrifo el concilio aun en 911, porque tampoco entonces era conde Suniario. ¿Y quién halló Masdeu que lo dijese? Mariana, el único a quien impugna, dijo que lo era en 940. Sin embargo, supongamos que dijese que lo era en 911, y que lo digan otros y otros. Porque eso sea falso, ¿será apócrifo el concilio? ¿No es una circunstancia bien extrínseca de ese hecho la coexistencia del conde, que no se mezcló ni influyó en él? ¿Y no es todavía más extrínseco el que eso lo digan los que viven tantos siglos después? Aun si eso indicaran las actas del concilio, o se hallara la noticia de ello en las grandes colecciones de Cossart, Harduino &c. &c.: si el extracto que nos da la Marca Hisp. y todos los historiadores franceses dijeran eso, estaría bien que Masdeu se ingeniara en desmentir la celebración del concilio por la falsedad de esa circunstancia. Mas nadie habla una palabra del conde, ni se menta para nada. La opinión particular de Mariana le bastó al crítico (N. E. critiquillo alucinado) para formar este argumento: es falso que en 911 fuese Suniario conde de Urgel; luego también es falso que se haya celebrado tal concilio. ¡Excelente lógica! ¿Adónde irán a parar tantos concilios españoles y tantos hechos insignes, de los cuales se duda si se verificaron en tiempo de tal rey o de tal papa? El caso es que el Sr. abate vio muy poco de esto que llamamos archivos. Y así puso la historia de su patria Cataluña cual digan dueñas. 

Suniario (créalo o no Masdeu) era conde de Urgel en 911. La prueba es clara. Suniario, hermano de Mirón, (ambos hijos de Wifredo el Velloso) heredó este condado por muerte del padre. Es así que Mirón en 907 afirma que era muerto su padre, como vimos poco ha en las dedicaciones de las iglesias de Aviá y de Caserras. Luego en 907 ya había heredado el condado de Urgel. También heredó entonces el de Barcelona su hermano Wifredo III (a quien Masdeu no cuenta entre aquellos condes), y este es el de quien habla el epitafio tan famoso de S. Pablo del Campo de Barcelona (no Wifredo el Velloso, que está enterrado en Ripoll y allí tiene su letrero): ese es el que hizo testamento, y murió en el año XIV de Carlos el Simple, dejando por albacea a nuestro Suniario. Y ya viste de mil maneras que la cuenta común de esos años en este país se tomó desde la muerte de Odón en 898; por donde su año XIV era el de 911 de Cristo. Luego Suniario era conde en ese año. Mas vuelvo a decir que esto importa nada. Ahí están las actas del concilio; ni en ellas ni en cuantos hablan de él, hay mención del conde. Y así es una necedad cuando menos echar mano del conde Suniario para impugnar el concilio de Fontcuberta. El cual es cierto y certísimo, así como lo es la jurisdicción metropolítica que tuvo de hecho la iglesia Narbonense sobre las nuestras mientras duró el cautiverio de Tarragona. Para impugnar verdades de tanto bulto como esta, no basta la cavilación ratera de un maniático. (N. E. En 2022 hay muchos más maniáticos, que además ni siquiera cavilan; muchos de ellos son doctores o catedráticos de universidad) Déjolo ya, y vuelvo a las memorias del obispo Nantigiso. Creo que en ese mismo año 911 ordenó su testamento el obispo de Vique Idalcario, en que nombró su albacea a Nantigiso. Y acaso la enfermedad de aquel obispo fue la causa de no hallarse en el citado concilio, donde subscribió por él el presbítero Adalbaldo. De esto hablé en mi viaje a la iglesia de Vique (a: V. tom. VI, pág. 125.). No perdiendo de vista Nantigiso la restauración de las iglesias de su diócesi, le hallamos de nuevo ocupado en la dedicación o consagración de ellas en el año XV del rey Carlos, 913 de Cristo. Estas dos épocas acotadas en los cuatro documentos originales que voy a citar, existentes aquí, son una prueba convincente de lo que antes decía, que lo común por acá era contar los años de este rey, no desde el año 900, como afirma Marca y otros, sino desde el 898. Consagró pues en dicho año la iglesia de Santa Eulalia del lugar de la Torre, a instancias del conde Suniario (cartoral de S. Saturnino de Tabernoles). = Otra también de Santa Eulalia consagró día 3 de Junio en la villa de Salagosa en la Cerdaña in pavo Leovense. = Item: allí mismo la de S. Jaime de Estullo (Estoll), día 3 de Julio. = Por último a 3 de Diciembre la de S. Pedro de Escales, que había construido Magnulfo, sacerdote, ut regulariter, dice la escritura, secundum patris nostri Benedicti statuta Dei servi ibi vivere potuerint, ut sit monasterium, et locus monacorum. No se logró este objeto por entonces hasta el año 960 en que era obispo Wisado II, como se dirá otro día; entretanto la iglesia quedó servida de canónigos. No está averiguada la época de la muerte de nuestro obispo. Hay quien la supone anterior al año 912: opinión desmentida con lo dicho hasta aquí. A mayor abundamiento va copia (a: Apend. n. XV.) de la escritura con que se reunieron al monasterio de S. Saturnino de Tabernoles algunos otros, cuya observancia había decaído; lo cual se hizo a instancias del obispo Nantigiso, que firma en el instrumento: su fecha es de XII de las Cal. de Abril, año 914 de Cristo, XVI del rey Carlos, indicción 11 (o II): cómputos que cuadran perfectamente entre sí, y prueban que a 21 de Marzo de 914 vivía aún este prelado; a no ser que los años de la Encarnación se tomasen con todo rigor (cosa que entonces no hacían todos los notarios); porque si así fuese, debíamos suponerle vivo a 21 de Marzo de 915. Mas yo me atengo a que los años de Cristo se contaron allí por años Julianos. Muéveme a esto el ver que en el decreto de elección de Jorge, obispo de Vique, hecha a 17 de Junio de 914, en que se nombran los obispos de todas las iglesias de Septimania y Marca Hispánica, cuyo consentimiento se solicitó para aprobar dicha elección, no se menciona a nuestro obispo ni a su sede. Es de sospechar que estuviese vacante con la muerte de Nantigiso verificada en los días que van desde el 21 de Marzo hasta el 17 de Junio de 914. Por la misma causa tampoco mentó aquella escritura al sucesor Rodulfo (a: V. tom. VI, pág. 128.). Esto es lo que se pudo averiguar en este negocio. El catálogo impreso pone por sucesor de Nantigiso, a un Engilberto, el cual dice que murió hacia el 926. No me detendré en impugnar a quien no da prueba alguna de lo que dice, y cuya falsedad y despropósito harto quedará demostrado con lo que se dice del obispo sucesor. 

RODULFO 

o Radulfo, o Raudulfo, o Ranulfo 

desde 914 hasta después de 940.

Este es el obispo a quien el P. M. Flórez (Esp. Sag. tom. XXVIII.) atribuyó la silla de Vique, cuya equivocación quedó demostrada en el viaje a aquella iglesia (a: V. tom. VI, pág. 147 y 151.), de lo cual no repetiré aquí cosa alguna. Era hijo del conde de Barcelona Wifredo II, apellidado el Velloso, el cual en 888 le ofreció al monasterio de Ripoll para que fuese educado por el abad Daguino. Tengo para mí que no hizo allí profesión de la vida monástica; y esta es la causa por que antes de subir al obispado, cuantas escrituras hablan de él, sólo le dan el título de presbítero. En el archivo de la catedral de Vique (arm. X. n. 44) hay una de venta de esta manera: Ego Bonemirus, et uxor mea Ermesinda vinditores sumus tibi Radulfo PRAESBITERO, filio Wifredo comite. Su fecha: IIII. Kal. Septemb. anno XI. regnante Karulo rege post hobitum Odoni regi, que es 908 de Cristo. No cabe duda en que este Rodulfo fue el inmediato sucesor de Nantigiso, aunque no consta el tiempo de su elección. Mas en el viaje citado se demostró por memorias indubitables que ya gobernaba esta sede en 919 y los dos siguientes. Consta también lo mismo del año 922 en la confirmación de los privilegios del monasterio de Alaon, hecha por Lupo Asinario, vizconde de Sola y señor de Barravez, la cual publicó el P. Pascual en la disertación del obispado de Pallás (pág. 78). Esto solo bastaba para evidenciar el desconcierto del episcopologio impreso, que pone a Rodulfo electo hacia el año 942, contándole después del sucesor Wisado II. Pero hay más. Del año 930, último día de Abril, nos queda en este archivo la escritura original con que este obispo consagró las iglesias de Santa María, Todos-Santos, S. Pedro apóstol y S. Miguel en la villa de Ezerre, a ruegos de un presbítero llamado Hictor (a: Debo confesar aunque con dolor que sin saber cómo se extravió la copia que saqué de esta escritura original; la cual no hice más que indicar en la relación que iba ordenando al tiempo de registrar este archivo de Urgel, contando que después se examinaría más despacio este documento. Posteriormente entre los papeles de Don Jaime Pascual, canónigo Premostratense de las Avellanas, vi copia de una inscripción relativa a este suceso, hallada en 1748 en la parroquial de S. Genís de Err, la cual pondré aquí para suplir en parte mi descuido o lo que sea. Dice así: Dominice incarnationis anno DCCCC.XXX. Inditione IIII. veniens vir reverentissimus domnus Radulfus sanctae Urgilitanensis ecclesie presul in villa Ezerre per interventum hacsi indigno Hictore presbitero: ibique consecravit eccles. Sancte Marie semper virginis, et omnium sanctorum, Sancti Petri apostoli, et omnium apostolorum, et Sancti Michaelis arcangeli. Ipso anno obiit Radulfus P... Oddone. II. Kals Madii. +. El año 930 y el día último de Abril están conformes con la escritura original; en la cual no sé qué indicción se notaba. La de aquí está errada, porque era la III. El Rodulfo que aquí se dice muerto en ese año, no era nuestro prelado ni el intruso rey de Francia de ese nombre. Acaso sería algún bienhechor particular de dicha parroquia.) En el año 935 asistió a la segunda consagración de la iglesia del monasterio de Ripoll en tiempo de su abad Ennego; lo cual consta en muchos lugares de la Marca Hisp., donde lo pudo ver el que ordenó el catálogo impreso. En 940 Miro y su mujer Matildis vendieron a nuestro prelado unas casas en la villa de Nicolone del condado de Urgel. Existe aquí el original de esta venta, fecha III. nonas Martii, anno V. regnante Leudevico rege filio Karloni, que es Luis el llamado Ultramarino. Balucio (Marca Hisp. col. 392.) supone vivo a este obispo en el año 948. Mas esta equivocación se debe corregir por lo que escribió él mismo (col. 391), poniendo antes de ese año existente al sucesor Wisado. Por otra parte he visto aquí escritura del año XIII del mismo rey Luis, que es el 948, en que se supone ya difunto Rodulfo, y en que sus testamentarios, cumpliendo algunas mandas suyas atrasadas, hacen ciertas donaciones a esta iglesia y a Santa María de Uri. Estas son las únicas memorias que he podido recoger de este ilustre prelado, cuya escasez me admira mucho, habiendo gobernado la iglesia, no 8 años como dice el catálogo impreso, ni 16 como dice el MS. de Gerri, sino 26 cuando menos, que son los que van desde 914 hasta 940. Mas a esta última época es cierto que no sobrevivió mucho, como se verá en el artículo siguiente. Por último repito lo que ya dije el correo pasado que la bula de León VII del año 938, dirigida entre otros a Wisado, no es de este año, sino posterior. Y así cesa el motivo que tuvo el catálogo para quitar esos años al pontificado de Rodulfo. Puedes ver lo que te escribí desde Vique (a: V. tom. VI, pág. 137 y sig.). 

WISADO II 

desde antes del 942 hasta después del 978. 

A la escasez de memorias del obispo anterior sigue, como acontece en otras cosas humanas, una mies copiosísima de noticias de este prelado, que iré dando lo más concisamente que pudiere. Nadie niega que hubo aquí dos obispos Wisados; y si alguno lo negara, bastaríale, entre otros documentos que se han dicho y dirán, la sentencia que en 1024 ganó esta iglesia contra Durando, abad de Santa Cecilia, deque se hablará más adelante; en la cual numerándose los privilegios concedidos a los obispos Urgelenses, cuentan entre estos a dos Wisados priscus et modernus. Mas el daño está en la dislocación de sus pontificados puestos en la mitad del siglo X, en la cual incurrió el catálogo impreso, como dije, engañado con la bula atribuida a León VII en el año 938, donde halló memoria de un Wisado, a quien siguió Rodulfo, y a este el otro Wisado. Mas esto está ya dicho. Vengamos a lo de ahora. Sé que Wisado II tenía dos hermanas llamadas Elo y Auria; las cuales le vivían siendo ya obispo en el año XX del rey Lotario (975), cuando vendieron a Wadaldo, vizconde y obispo, una villa llamada Canale: porque entre los lindes de ella señalan las tierras de fratrem meum nomine Wisado episcopo. Esta escritura está en el archivo del abad de Cardona, y va copiada (a: Apend. n. XVI.). También consta que era sobrino de Salla y Ricardis, fundadores del monasterio de Bages. Y esto es lo único que sé de su alcurnia. Comenzó su pontificado lo más pronto en el año 942. En el siguiente (VIII de Luis Ultramarino) hizo donación de un molino a esta iglesia. En 947, a 13 de Abril, dio al monasterio de S. Pedro de Roda la iglesia de Ulceia en la Cerdaña. Esto dice Balucio (Marca Hispan. col. 391); y allí mismo publica la escritura que de ello se hizo (ap. n. LXXXII.); y luego a renglón seguido pone a Rodulfo obispo en 948, consagrando la iglesia de S. Miguel de la villa de Pontes. Este es un verdadero descuido. Porque cierto es que el Wisado del año 947 era el mismo que allí se dice existente en 951 (col. 393). Y así es equivocado el Rodulfo intermedio del 948. Cuanto más que aún en este último año consta la existencia de Wisado por un instrumento original que he visto en este archivo episcopal, y es la escritura en que Soniario, abad de un monasterio qui est situs in comitatu Carcasense super fluvium Hurbione (era el monasterio de la Grasa) hizo al obispo Wisado la venta de un alodio en el término de la villa de Novas: su fecha XIII. Kal. Aprilis, anno XII. regnante Lodovico rege, que es puntualmente el 20 de Marzo de 948. Otro hay también original en el archivo capitular del día 30 de Enero del año siguiente, y es la consagración que este mismo obispo hizo de las iglesias de S. Miguel, S. Pedro y S. Andrés del lugar de Paradiso en el condado de Cerdaña. Del mismo año 949, indicción VII, año XIII del rey Luis, es la dedicación que hizo de la iglesia de S. Cristóbal, junto al castro Salinuas; la cual destruida por los moros, fue reedificada por Gulfino y Melandro, que eran abades del monasterio de Santa Cecilia de Elins, los cuales le dan varias posesiones y alhajas del culto por remedio de sus almas: sive, dicen, et de Suniefredo comite, qui fuit condam, (noticia muy curiosa para fijar la época de la muerte de este príncipe) imponiéndole la obligación siguiente: et per singulos annos reddat ad Sancta Maria sedis Orgellitensis argenzadas de cera in episcopali censura, et concilium sinodalis, et crismam acceptionis. Todo esto confirmó nuestro obispo en la curiosa escritura que hallé copiada entre los papeles del P. D. Jaime Pascual, donde se nota que el original estaba en poder del doctor Cluet de Oliana (a: Apend. n. XVII.). Dos años después logró del papa Agapito II la bula de confirmación de los bienes de su iglesia, la cual trae la Marca Hisp. (ap. n. LXXXVIII.). ¿cómo pues tendrá lugar Rodulfo en estos años intermedios desde el 947 hasta el 951? En el 952 le hallamos dedicando y confirmando la dotación hecha por el conde Borrell a la iglesia de S. Félix mártir y S. Martín del lugar llamado Ciudad, poco distante de esta de Urgel, donde nuestro obispo puso un sacerdote llamado Seniofredo, a quien dio libros, ornamentos &c. Existe la escritura en el cartoral muchas veces citado del monasterio antiguo de San Saturnino de Tabernoles. Su exordio es este: anno dominicae trabeationis DCCCCLII, indictione X, sub anno XVII. regis Ludovici, veniens reverentissimus Guisadus sanctae Urgellensis sedis opilio in locum nuncupandum Civitate &c. Así la indicción como el año de Luis cuadran bien con el de Cristo 952. De ese mismo año, a 15 de Julio, es el testamento que hizo este prelado hallándose en plena salud, cuya copia está en el lib. I. Dotal. Otro hay allí mismo hecho dos años antes. Nada contienen estos documentos de que pueda servirse la historia. En el año 960, a 6 de Noviembre, hallándose el obispo en la ciudad de Sidona del condado de Urgel, que acaso será Isona, junto con el conde Borrell, erigió en monasterio y abadía de la orden de S. Benito la iglesia de canónigos de S. Pedro de Scalas, que el antecesor Nantigiso había consagrado para el mismo objeto, y quedó sin verificar por entonces. El nuevo fundador era un sacerdote llamado Francemiro, el cual no quiso aceptar el honor de primer abad con que le brindaba nuestro obispo. Y convocando después en Urgel una numerosa junta de abades, propuso y fue nombrado para aquella dignidad el presbítero Bello, a quien nuestro obispo consagró en abad de la nueva casa, dotándola con la iglesia Sancti Mametis (San Mamet, Mamed), y con varios libros y alhajas; de todo lo cual dará razón la copia que enviaré de este documento cuando se trate de los monasterios antiguos ya suprimidos de esta diócesi. Hízose esto VIII. Idus Novembris, anno ab incarnatione DCCCC.LX, era DCCCCXCVIIII, Indictione V, anno VII. regnante Leutario rege. La era 999 es la correspondiente al año 961; pero los notarios la solían anticipar desde el mes de Septiembre mudándola con la indicción. Mas ni aun así era la indicción V, sino la IV. El año de Lotario se contó desde el 10 de Setiembre de 954 ea que murió su padre. Advierto que en el instrumento ya suena arcediano de esta iglesia Salla, que sucedió en el obispado. En 962 hallamos al mismo Wisado consagrando o mejor reconciliando la iglesia de S. Saturnino in comitatu Orgellitense, in pavo Lordense, in locum vocitatum Castro Petra fulgenti; quae ecclesia olim fuit constructa vel dedicata per dedicationem domni Wisadi bonae memoriae praesulis Sanctae Mariae: et nunc hodie per effusionem sanguinis, et homicidium quod interea perpetrarunt homines circum manentes loci illius, est baselica ventura (f. vetitura, vetita), et domus Dei destructa. En estas palabras se ve de nuevo la distinción de los dos obispos Wisados; y que el primero de ellos fuese anterior al siglo X puede inferirse de las siguientes, en que numerando algunas dotaciones antiguas de la misma iglesia, dice: Et in qualicumque loco vel territorio decimae vel primiciae ad ipsa ecclesia Sancti Saturnini aput LX. annis retro ocurrit, stabilio, atque confirmo. Si en el año 962 se contaban ya sesenta de posesión de las décimas y primicias, Wisado el viejo, que con ellas había dotado esta iglesia de S. Saturnino, no pudo ser posterior al obispo Nantigiso, ni vivir en 938 como dice el catálogo impreso, sino que debe ser anterior al siglo X, como se dijo y demostró en su artículo. Falta ahora la fecha de esta escritura, que dice así: IIII Kal. Decembris, anno incarnationis domini nostri Iesu Christi DCCCCLXII, era DCCCC.XC.XI, indictione VI, anno VII, regnante Leutario rege Ludoico subole. Ya dije poco ha que los notarios solían, según la costumbre de los emperadores, comenzar a contar en 1.° de Septiembre la indicción que correspondía al año siguiente, y junto con la indicción mudar también la era española. De esto hay muchos ejemplares en este país. Por ello en la presente escritura del año de Cristo 962 se escribió la era 1001, (o como se le antojó al notario novecientas noventa y once) y la indicción VI: notas que sólo corresponden al año 963. En los años de Lotario omitió una I, porque realmente el año 962 era el VIII de aquel rey cuando menos. Esto digo ateniéndome a lo que ahora pensamos y entendemos de la cronología de esos reyes. Mas temo que el notario no se descuidó en ello, sino que muy de propósito atrasó la cuenta de los años de ese rey. Porque hay varios ejemplares de eso por acá, en particular en la historia del monasterio de Serrateix, que entonces era de esta diócesi, hay dos escrituras muy solemnes y de grande importancia, en que no cabía esa clase de omisión que digo, y ponen también esa cuenta atrasada (a: V. tom. VIII, pág. 122.). Todo esto prueba la necesidad de reunir en un punto de vista las observaciones que voy haciendo sobre la cronología de los reyes de Francia, aplicada a la diplomática de Cataluña. Veremos si llega la hora. Ese mismo atraso que decía hallarás en la escritura que va adjunta (b: Apend. n. XVIII.) copiada de un traslado antiguo de esta iglesia: donde consta que en el año 967 se halló este obispo en el lugar llamado Pino Sancto, entre los condados de Urgel y de Cerdaña, junto con los condes Seniofredo de Barcelona y Oliva de Cerdaña, y Deilano y Bernardo vizcondes, y todos los arcedianos de esta catedral, entre ellos Salla, que después fue obispo. El objeto de este congreso fue dotar el monasterio que allí debía haber, cuyo abad Seniofredo se quejó que no tenía en aquel territorio casa ni posesión, por la cual estuviese obligado a ir al sínodo. Remediaron los condes esta pobreza con la donación de la iglesia de S. Vicente &c., la cual nuestro obispo confirmó con su clero. Pues en esta escritura dijo el que la autorizó que el año 967 era el XI de Lotario, cuando a nuestra cuenta debió escribir el XIII. Dejo de decir otras memorias del mismo obispo hasta el año 970, por ser de poca entidad.En el de 972 a 3 de Diciembre asistió con los obispos Froya de Vique, y Pedro de Barcelona a la solemne consagración de la iglesia del monasterio de Bages, cerca de Manresa, cuyas preciosas actas publicó la Marca Hisp. (apend. núm. CXII.); algo más se dijo cuando se habló de aquella casa (a: V. tomo VII, pág. 204.). Nuestro obispo era sobrino de sus fundadores Salla y Ricardis. - El mismo año (XIX de Lotario) a 10 de Enero dio a Mirón un alodio in villa que vocant Navazaeso (acaso hoy Navés). La escritura original vi en el archivo de Solsona. Por este tiempo andaba la revuelta sobre jurisdicción metropolítica de esta provincia Tarraconense, cuyos condes extendiendo poco a poco sus conquistas, comenzaban ya a mirar con rubor que sus obispos reconociesen por metropolitano al de Narbona. Así es que casi al mismo tiempo que Atón, obispo de Vique, logró para sí el honor del palio, como arzobispo de Tarragona, Cesario abad de Santa Cecilia en Monserrate, aspiró a la misma dignidad. Masdeu se burla del concilio Compostelano, donde dicen que fue promovido a ella. Y sea en hora buena fabuloso el tal concilio, lo que yo digo es que el arzobispado de Cesario es cierto, cualquiera que fuese su origen, como consta de varios documentos que ya te envié (a: V. ibid. pág. 166.). Con lo cual lo debe ser también que nuestro obispo Wisado, como todos los demás de acá, se opusieron a la ambición de aquel abad. En esto acaso pudo tener más lugar la costumbre de pertenecer de hecho a la provincia Narbonense, que los celos en mirar a un igual o inferior elevado a puesto tan alto. A 28 de Septiembre de 974 se hizo la dedicación del monasterio de Cuxá, en la cual se halló este obispo (Marca Hisp. ap. n. CXIX). No asistió a la tercera de Ripoll del año 977 en tiempo de su abad Guidisclo; pero se hace memoria de él en las actas (ibid. n. CXXIII.) diciendo: qui licet ob iter domni Petri absens corpore, praesens tamen adfuit mente. De donde se ha de inferir que había emprendido un viaje a Roma, y que todavía permanecía por allá. Mas como la fecha de estas actas sea del 15 de Noviembre de 977, no sé componer esto del viaje y ausencia de nuestro obispo con las siguientes memorias que son ciertas e indubitables. En ese mismo año a 7 de Octubre estaba en el monasterio de Serrateix, autorizando su fundación. De esto hay allí dos o tres escrituras originales (a: V. tomo VIII, pág. 124.). = Retrocedamos un poco. Día 1.° de Julio del mismo año estaba en esta diócesi subscribiendo junto con Frugifer, obispo de Vique, en una donación que el conde Borrell y su mujer Ledgardis hicieron a Eriman y a su mujer Emo, en el lugar de Vilanova. = Mas la verdad sea dicha, esto que parece una contradicción, no lo es; porque todo pende del modo con que se contaron los años del rey Lotario. Lo cual para los historiadores del día es como digamos un comodín con que se sale de apuros diplomáticos; pero en realidad era así. V. g. la última escritura que cité pone por fecha el año XXIIII de Lotario, que contándolo desde el Septiembre de 954 en que comenzó, debe ser el 977. Mas ahora diré de una de ese mismo año XXIIII, anterior al Septiembre, y sin embargo el notario dijo que era el año 978. Lo mismo podemos decir de la otra. Esta que anuncio es ya la última memoria del gobierno de Wisado; y aunque sólo fuera por eso, merecía ir copiada (a: Apend. n. XIX.). Es la consagración de la iglesia de S. Jaime de Caralps (Cheros albos) en la Cerdaña in valle Petrariense, que antiguamente habían construido Nampio, Ossolo, Abo, Galavonso y Melandro, sujetándola a la parroquia de S. Saturnino de Fustiniano, y poniendo en ella un sacerdote que pagase el tributo sinodal, es a saber, dos pernas, y por otro título que no puede averiguarse bien, argenteos XII. En fin, allá lo verás en la copia que saqué del original que existe en el archivo de esta iglesia. Hasta aquí llegan las memorias de este prelado, que sobrevivió poco a este año 978, pues tan pronto comienzan las del sucesor. El MS. de Gerri le da 29 años de obispado; mas de lo dicho se ha de inferir que gobernó 36 cuando menos. 

SALLA o SANLA, 

desde antes de 981 hasta 1010. 

Con estos dos nombres es conocido este célebre prelado, hijo del vizconde Isarno y de Ranlo su mujer, y hermano de Bernardo, vizconde de Conflent, el que fue padre del sucesor S. Ermengol. Era ya arcediano de esta iglesia en el año VII del rey Lotario, 960 de Cristo, en el cual día 6 de Noviembre asistió a la erección del monasterio de S. Pedro de Escalas, como ya se insinuó y diré otro día cuando se hable de los monasterios suprimidos. Y pues en 960 se llamaba arcediano Urgelense, claro está que no pertenece a él una escritura que aquí hay, tres años posterior, el X de Lotario, en la cual un Salla sin dictado ninguno vende a su hermano Isarno, vizconde, un alodio in comitatu Confluente, in termino de Aquatepida. Este Salla, hermano del vizconde Isarno, era tío del nuestro. No nos consta el año fijo de su elección en obispo. Acaso estaba todavía sin confirmar en el día 2 de Noviembre del año XXVII del mismo rey, 981 de Cristo; y eso puede que quisieran indicar en los títulos que le dio una escritura de ese día (lib. I. Dot. fol. 173), que es una donación que él recibió a nombre de su iglesia. Porque le llaman Salla PRAESUL, et maior archilevita; como dando a entender que designado para obispo, era todavía arcediano. Como quiera que esto sea, porque bien puede que sea otra cosa, lo que tengo por cierto es que no comenzó mucho antes su pontificado, constándome que su antecesor Wisado vivió casi hasta el 979. Y así es una manifiesta equivocación la de Balucio, que supone existente al obispo Sanla en 973 (Marca Hisp. col. 405): equivocación que él mismo pudo advertir, pues en la col. sig. dice, lo que es la verdad, que el obispo Wisado lo era aún en 974. Para fijar la existencia de nuestro obispo en 981 basta una escritura que vi en Solsona, fecha IIII. Idus Madii, anno XXVII. de Lotario, y es una permuta que hizo Bradila con aquella iglesia propter terras, dice, que comutavit nobis Salla gratia Dei episcopus. Ese año XXVII de Lotario lo más más es el 981. Dejo de decir otras memorias pequeñas y aun subscripciones que hay aquí de ese año y del siguiente. En 983 a 21 de Noviembre dedicó solemnemente y consagró ecclesiam Sancti Laurencii Christi martyris zenobii, qui est situs in comitatu Bergitanense, in valle nuncupata Bucranense (Bucuranense). Hízose esto a ruegos de Oliva Cabreta y de su mujer Ermeniardis, condes de Cerdaña, y con asistencia de sus hijos Bernardo, Wifredo y Oliva, y del abad Seniofredo, que lo sería de dicho monasterio, y de muchos nobles y otras personas que concurrieron a aquella solemnidad. Mandose al abad que acudiese a los dos sínodos de la iglesia de Urgel, y de ella recibiese el crisma. De la copiosa donación que se hizo a aquella casa te informarás por la copia adjunta de la escritura que con esta ocasión se hizo, la cual encontré original en el archivo del monasterio de S. Benito de Bages, al cual es verosímil que andando el tiempo se uniese este que digo de S. Lorenzo (a: Apend. n. XX.). Esta clase de escrituras son útiles, aunque sólo sea por lo que ilustran la geografía de los siglos medios. No lo fue poco para esta iglesia la permuta que con el obispo Salla y su clero hizo Borrell, conde de Barcelona y Urgel, día 3 de Julio anno II. quod Ugo magnus rex regnandi sumpsit exordium, que es el de Cristo 988. En ella dicho conde con su mujer Aimedruds, y Raimundo, hijo del conde y no de esta señora, sino de Ledgardis su primera mujer, entregaron varias iglesias y alodios por otras que la iglesia les cedía; y esto a presencia de Gondemaro obispo de Gerona, y de Frugifer (o Froya) de Vique, los cuales subscribieron en la misma escritura que he copiado del original (a: Apend. n. XXI.). En ella verás los individuos de este (pone esto) clero con el grado que cada uno en él tenía. Y es notable la distinción que pone entre archisacer, et maior archisacer, y archipraesbytero. También podrás advertir que al río Segre llama Segor, que es la primera corrupción del Sicoris romano. (Hay más variantes de este río, además de las declinaciones) Del año 991 es el concilio o junta de prelados y monjes que celebró en su iglesia para excomulgar omnem episcopatum Cerdaniensis vel Berchitanensis, y poner entredicho en todas las iglesias de estos dos condados, en los cuales algunos hombres perversos, a la sombra y con la autoridad de la condesa Ermengardis, viuda de Oliva Cabreta, se habían apoderado de muchas iglesias y negado a la matriz de Urgel el censo eclesiástico que le debían. Exceptuó de estas censuras a la sobredicha condesa y a sus hijos, cargando toda la odiosidad sobre sus ministros o agentes Arnaldo y Rodulfo. Los obispos congregados para el efecto fueron Vivas el de Barcelona y Aimerico de Roda. En consecuencia de este decreto escribió una encíclica universis episcopis circumquaque ubique commanentibus per quadrifida climata cosmi, notificándoles su resolución episcopal, para que por su parte procurasen el cumplimiento. De estas cosas habló Balucio en la Marca Hisp. (col. 415), y aun publicó los dos documentos en los Capitulares (edic. de París 1780, col. 675). Mas habiéndolos yo hallado originales en este archivo, ¿qué haría sino copiarlos de nuevo exactamente, e incluirlos aquí para que sin necesidad de buscar aquella obra, vieses al golpe estos preciosos monumentos de la disciplina eclesiástica en esa materia? (a: Apend. n. XXII y XXIII.). Del año 999, segundo del rey Roberto, a 22 de Diciembre, he visto aquí una pequeña donación que hicieron a nuestro obispo los presbíteros Wifredo, Recemiro y Scluva. Por estos años pensaba en que le sucediese en su silla su sobrino S. Ermengol. Punto muy curioso que trataré de propósito en el artículo siguiente, como en su propio lugar. No anduvo menos solícito que sus antecesores en procurar a su iglesia y posesiones y derechos la confirmación y protección apostólica. Así es que obtuvo del papa Silvestre II la bula que sobre ello publicó ya la Marca Hisp. (apend. núm. CXLIX.). La fecha de ella que es la misma que aquí se ve (Dot. I. fol. 15) no tiene más datos que in mense Maio, indictione XIV. Y pues el papa Silvestre, electo a 2 de Abril de 999, murió a 12 de Mayo de 1003, es claro que la bula debe fijarse en 1001 en que concurrió la indicción XIV. Para lograr este privilegio apostólico, cualquiera entenderá que nuestro obispo debió ir personalmente a Roma; porque esa era la costumbre de todos los obispos en aquellos tiempos. Y del nuestro consta con certeza que se hallaba allí junto con el conde de Urgel Ermengol I, cuando este príncipe consultó con el papa Silvestre sobre la reunión que proyectaba del monasterio de S. Clemente de Codinet al de S. Andrés de Tresponts; la cual verificó vuelto de allá con escritura, fecha en 1004, después de haber esperado dos o tres años a que el abad de S. Clemente reformase su conducta en la disipación de sus bienes. Por donde es claro que este viaje del conde fue el mismo año 1001. Esta escritura irá copiada cuando hable de la reunión de dichos monasterios, entre los ya no existentes de esta diócesi. En ella dice el conde: Haec eo (el papa) mihi dicente, unâ mecum adstabat Salla presul cum suis clericis. Que dicho viaje debió verificarse lo más tarde en el año 1001, consta además de que en el mes de Julio del año 1002 estaba nuestro obispo en este país, entendiendo personalmente en la recuperación del castrum Keralt, que Sendredo Ansulfo había usurpado a su iglesia. Existe la escritura en el lib. I. Dotal. (aunque del número no me acuerdo) la cual empieza así: Anno Dominicae incarnationis M.II. era M.XL., V nonas Iulii, anno VII. regni Rodberti regis (tomó el notario por época de este reinado todo el año 996) venit... Salla episcopus... in Barchinonam ante reverentissimo marchiso Raimundo, coniuxque eius Hermisindis (Ermesinda, Ermesindis), in domum Sanctae Crucis, ubi adfuerunt episcopi Aetius Barchin. et Arnulfus Ausonen. con otros muchos nobles. Propuesta allí la demanda del obispo, le precisaron a probar con testigos el derecho que su iglesia tenía a la posesión del castillo Keralt; para lo cual le concedieron algunos días de término, citándole a Vique para el Jueves después de la fiesta de S. Pedro apóstol; esto es, para el día 2 de Julio, que cayó en Jueves ese año en que regía la letra dom. D., y era la víspera del día en que se extendió esta escritura de que vamos hablando, como dice ella misma. Allí pues en la iglesia de Santa María la Rotunda, se terminó el litigio con sentencia en favor de nuestro obispo. Halláronse presentes los mismos obispos, y además cuenta la escritura estos otros: Ermengaudus archiepiscopus Narbonensis, Atus episcopus Taratellensis, Amatus Soricensis, Gaucefredus Gerundensis, Sisemundus Olonensis, Raimundus Matronensis, Guillelmus Nacharicensis, et Ratfredus Clarienensis. Dícese además que dicho castillo había sido dado a los obispos Urgelenses per annuli traditionem. Si no hubiera otro documento para probar la verdad de este congreso de Vique y de lo resuelto en él, podía caber alguna duda sobre ello, vista la equivocación con que nombra a Gaucefredo por obispo Gerundense, siéndolo en ese año Odón. Mas a pesar de este y de algún otro yerro que cometiese el que copió aquel Lib. Dotal., el hecho es cierto, como apoyado en otra escritura de la catedral de Vique, donde consta que en aquel mismo congreso se sentenció otro pleito a favor de Ripoll, y donde se nombran algunos de los prelados asistentes, elogiando a cada uno de ellos en particular, y diciendo del nuestro: et egregio, canicieque senio decorato domno etiam Sanlane presule (a: V. tom. VI. pág. 165.). En el año 1006 subscribió el mismo obispo a una donación que Raimundo, conde de Barcelona, hizo a la catedral de aquella ciudad, y a la iglesia de S. Miguel, sita dentro de sus muros, (V. Marca Hisp. col. 419.) En 1009 se halló con otros obispos en la misma iglesia de Barcelona, para tratar y aprobar la restauración y dotación de aquella canónica. Cosa sabida, y de que se habla en su debido lugar. No tanto con el ejemplo de aquella catedral, cuanto movido de su celo y buenas ideas acerca de la reforma del clero, intentó hacer lo mismo con el suyo. Mas si el verificarlo estaba reservado para el sucesor, en su lugar veremos como es casi imposible que pudiese este levantar tan grande edificio, sin hallarle ya preparado o digamos construido por nuestro obispo Salla. Del mismo año y acaso del anterior es el testamento del conde de Urgel Ermengol I, el cual nombró a nuestro obispo uno de sus albaceas. Balucio (ibid. col. 421) lo atrasó al año 1010, sin razón a lo que entiendo; porque su única fecha es el año XII de Roberto, que cierto corresponde al 1008, o cuando más al siguiente. Hállase publicado por el mismo (ib. apend. n. CLXII). La edad avanzada de este prelado, de que ya vimos arriba algún indicio, le movió a disponer su testamento con mucha anticipación, es a saber: X. Kal. Novembris, anno VIII. regnante Rodberto rege, filio Ugoni condam, qui dux fuerat pridem, que es el 1004 o 1005. En él se llama a sí mismo servus servorum Dei: frase en aquel tiempo común a reyes, obispos y abades (a): (y papas) 

(a) Trata de esto el ilustre señor abad D. Andrés Casus en su respuesta a Masdeu impresa en 1806, pág. 339. 

y elige por su testamentario a su sobrino S. Ermengol, arcediano de esta iglesia. En el lib. I. Dotal. fol. 17 b, se halla la publicación de este testamento, fecha VIII. Idus Novembris, anno XIII. regnante Rodberto rege. En ella dice el sucesor S. Ermengol hecho ya obispo, con los demás marmesores, que el obispo Salla confirmó el testamento hallándose enfermo; y añaden: et cum haec ordinavit, sic migravit de hoc saeculo in mense isto proximo Septembrio, qui iam praeteritus est, in kastro Gilida (Gelida). Así estas palabras, como lo restante de la escritura copiada en el libro que dije, están conformes con el original que se guarda en un cajón de este archivo sin título, encima del rotulado del bisbe y capitol. Tenemos pues averiguado que Salla murió en el mes de Septiembre del año XIII de Roberto, la época de cuyo reinado, aun la más baja, comienza de todo el año 998; y si esta cuenta es la que se siguió en la escritura, como se hizo en otras, diremos con razón que la muerte de este prelado debe fijarse lo más tarde en el Septiembre del año 1010. Tampoco puede anticiparse; porque consta que se halló y autorizó la elección del obispo de Vique Borrell, sucesor de Arnulfo, el cual es cierto que murió en 1.° de Agosto de ese mismo año. Y esto mismo es una nueva prueba de que la famosa batalla de Córdoba, de que tantas veces se ofrecerá hablar en mis viajes, no fue a 1.° de Septiembre, como se ha creído, sino en el Junio de ese año, como dejé demostrado en mi viaje de Vique. Porque no era posible que Arnulfo herido en aquella refriega, volviese de allá, enfermase in castro Colonico, muriese, y se le nombrase sucesor, y muriese también el obispo Salla, presidente de esa elección: todo en el mes de Septiembre. El documento que Balucio publicó en la Marca Hispánica (ap. n. CLXXI.) no prueba que la elección de Borrell se hiciese en 1.° de Octubre del año 1010, y por consiguiente que nuestro Salla viviese aún en ese día, porque como se dijo en lo de Vique, y cualquiera podrá ver por sí mismo, el hacerse en aquella escritura memoria de dicha elección, sólo fue para dar una noticia previa de la pretensión que los canónigos de Vique traían con el conde de Barcelona; y para los prácticos es claro que las escrituras de elecciones de obispos tienen otro carácter y manera. Mucho menos puede atrasarse hasta el año 1013, como allí se hace; en lo cual no sé por qué regla se gobernó Balucio, a quien en lo que a esto toca, con mucha razón puso a la vergüenza el P. M. Flórez (Esp. Sag. tom. XXVIII. p. 114 sig.). Mas en estas investigaciones cualquiera que emprenda analizar y fijar los años del rey Roberto, fastidiará a los lectores y acaso sin fruto. La batalla de Córdoba, la muerte de Arnulfo, obispo de Vique, la elección de su sucesor Borrell, la presidencia en aquel acto de nuestro Salla, su muerte, sucesión de S. Ermengol, y restauración de la canónica Urgelense: todos estos sucesos y algunos otros incidentes no se hallan calendados sino por los años de Roberto; y como siempre será varia la opinión de los eruditos sobre la cuenta que los notarios siguieron, así también lo será la que se forme sobre estos hechos. El hilo que nos saque de este laberinto es la batalla de Córdoba, la cual está fuera de toda duda que acaeció en el Junio del año 1010. No es menos cierto que a este suceso siguió la muerte de Arnulfo en 1.° del Agosto inmediato. De estos dos hechos parte la investigación de los restantes. Salla, que por su vejez no fue a Córdoba, acudió a la muerte de Arnulfo; y verificada esta, presidió la elección de Borrell en el mismo mes de Agosto. ¿Quién pondrá duda en esto, sabiendo la costumbre de aquellos tiempos? Pues a este hecho, ¿qué repugnancia hay en que en el Septiembre del mismo año muriese Salla en el castillo de Gilida, que yo creo sea la Gelida moderna, que está por allá bajo en el Penadés (Penedés; Penitensis), distante una jornada de Calonja, donde murió Arnulfo? Y muerto él ¿no quedó espacio para elegir a S. Ermengol, y para que a mitad de Noviembre restaurase su canónica, estando ya todo preparado para ello por el obispo difunto? En resolución, después de varias investigaciones, yo todo esto lo fijo en el año 1010. Con lo cual viene bien lo que dice Flórez, que la escritura publicada por Marca sea del 1.° de Octubre de 1011. Este documento es el que todo lo ha alborotado, y más con el galimatías que introdujo Balucio. Acabose la cuestión. El obispo Salla murió en el mes de Septiembre del año 1010. Y en esto me confirma el necrologio de Solsona, que pone su óbito en el día 29 de dicho mes y año. Dice así: III. Kal. Octob. depositio Sadani episcopi, bone memorie, anno M. decem. Murió sin duda a los 30 años de pontificado que le atribuye el catálogo de Gerri; porque, como vimos al principio, pudo ser muy bien que lo comenzase en el año 980.

A Dios, hasta otro día. Así a pistos iremos saliendo de tan penosa empresa.

jueves, 26 de enero de 2023

CARTA CXXII. Catálogo de los Obispos de Barcelona en su estado moderno.

CARTA CXXII. 

Catálogo de los Obispos de Barcelona en su estado moderno.

Mi querido hermano: Es notorio que el reverendísimo P. Mtro. Flórez sólo trató en su España Sagrada del estado antiguo de nuestras iglesias, fijándole por término, o la restauración de las Sillas episcopales del dominio de los Árabes, o algún suceso ruidoso y Prelado insigne, y las más veces terminándolo en el siglo XII, en que verdaderamente pareció mudar de aspecto la Iglesia Española, así por las victorias y rápidos progresos de las armas Cristianas, como por la introducción de la vida monástica en nuestras catedrales, y por la variación consiguiente en la disciplina. En esta iglesia de Barcelona fijó por término de su estado antiguo la muerte de San Olegario, finalizando en este santo Prelado el catálogo de los primitivos Obispos, cuya vida y épocas de pontificado examinó con gran escrupulosidad y acierto, auxiliado con las noticias que le suministró el docto y conocido P. Don Jaime Caresmar. Y aunque yo no me he propuesto ser un continuador de la España Sagrada, empresa reservada a manos más diestras; pero tampoco debo ser un importuno repetidor de lo que ya está bien escrito. Y así, por no desaprovechar lo que he recogido, y por cumplir con parte de la obligación que me he impuesto, concluiré el catálogo de los Prelados de esta iglesia desde San Olegario hasta el presente. No puedo negar que me he aprovechado del catálogo latino que publicó el P. Mateo Aymerich, Jesuita, en 1760; mas tampoco callaré que en algunos puntos he podido ilustrarle, y aun corregirle, supliendo la sequedad de su narración con algunas noticias más extendidas y necesarias para la historia, y con la de los sínodos diocesanos, de que no hizo mención. También he disfrutado el Episcopologio que dejó manuscrito el canónigo Don Francisco Tarafa, bien conocido por sus escritos, el cual se conserva en el archivo de esta santa iglesia, y llega hasta mediados del siglo XVI. No me ha servido poco un Cronicón de fines del siglo XIV y principios del XV, escrito por Guillermo Mascaró, beneficiado de esta catedral, el cual es exactísimo en los cómputos cronológicos, y muy digno de fé, como testigo ocular de lo que refiere. Existe este escrito en la biblioteca de Don Ramón Dalmaces. En fin, haré lo que pudiere en obsequio de los que no saben latín, y vamos allá con nuestra labor.

Muerto San Olegario a 6 de marzo de 1137, según nuestra cuenta, el cabildo eligió por sucesor a

Don Arnaldo Armengol, apellido cierto de este Prelado, como consta de un instrumento de venta de 30 de octubre de 1142 (libs. antiq. fol. 190. núm. 514). No se sabe fijamente el día de su elección; pero ya suena electo el día 29 de junio del año I del Rey Luis (1138), en que el Conde Don Ramón le ofreció que no se apoderaría, como hasta entonces, de los bienes de los Obispos difuntos de esta Silla (V. Baluzio, lib. IV., Marc. Hispan.). Era este como preludio de la general concesión que sobre esto hizo a todas las catedrales de su reino en Gerona a 6 de agosto de 1150. No se consagró nuestro Obispo hasta después del día 18 de noviembre de 1139: lo cual nació sin duda de la vacante de la iglesia de Tarragona después de la muerte de San Olaguer. De dicho día es la carta de este cabildo a Willermo, Arzobispo de Arlés, y Legado de la Sede Apostólica, en que pide la consagración del electo, de quien dicen que era presbítero de esta iglesia, y sin duda canónigo, porque no tomaban este nombre los del Capítulo, sino que sólo se distinguían por el grado, o de dignidad o de orden. Así se ve en las firmas de este instrumento, en que nadie se firma canónigo: cosa común en aquel tiempo a otras iglesias. Suscribe además, en primer lugar, Berenguer, Obispo de Gerona, y después de las subscripciones del clero, sigue la del Legado, confirmante, y la de Raimundo, Obispo de Ausona, y de varios nobles y seculares. Es buen documento. ¿Y por qué no le había de copiar (a: Ap. núm. XLIX.)? 

En él tenemos una memoria más de este Legado Apostólico, de quien hasta ahora sólo había visto la concordia que concertó entre Pedro, Obispo de Urgel, y Gaufredo, Obispo de Roda, a 2 de mayo de 1140: la cual publicó el P. Don Jaime Pascual en su Obispado de Pallás.

Otra noticia del mismo Legado hay en la institución de la canónica de San Pedro Cercada de 17 de diciembre de 1139, en la cual suscribió también nuestro Obispo Arnaldo sin dictado de electo. Acaso será la primera subscripción después que fue consagrado. Sin duda estaba en compañía del Legado, que lo consagró (V. Viaje a Gerona). 

Otra memoria no conocida de nuestro Prelado hay en el archivo real, y es la donación que a 14 de septiembre del año III del Rey Luis el Joven (que es 1139) hizo con todo su Capítulo a la iglesia de Santa María de Estañ, y a su Prior Guillermo, de la iglesia S. Stephani de ipsa garriga (de ahí el apellido Çagarriga) y sus sufragáneas, ecclesiam videlicet Sancti Petri de valle Charchara, et ecclesiam S. Cristophori de Munt degues, et ecclesiam S. Pauli de Munt man, et ecclesiam S. Gervasii ... salvo jure et reverentia Barchin. Episcopi et Sedis. Retinemus nanque in praedicta ecclesia S. Stephani ipsam sinodum. También hay otra memoria de haber consagrado este Prelado la iglesia de San Julián de Alfoz en 1142 (a: Ap. núm. L.). Del mismo año 1142, a 15 de diciembre, existe original en Solsona la donación que hizo a aquella iglesia de una casa en Barcelona (anno VI. regni Lodoyci junioris, XVIII. kal. januarii). Acostumbraban los Prelados de aquellos tiempos visitar los santos lugares de Jerusalem y de Roma. Con este deseo ordenó el nuestro su testamento pocos días después, a 22 de diciembre del año VI de Luis el Joven, que es 1142 (b: Ap. núm. LI.), y emprendió poco después su viaje hacia Jerusalem: mas no pudo llegar allá, y murió en Roma en marzo del año siguiente. Consta de la publicación del testamento que se hizo a 7 de noviembre de 1143. La cual he visto en el libro 1.° antiguo (folio 237). En ella, referido su testamento, se lee: Deinde vadens versus Jerosoliman apud Romam discessit ab hoc saeculo in mense martii anno praescripto. He copiado el testamento, donde se ve que tenía dos hermanos Ponce y Berenguer, al último de los cuales instituye albacea: manda a su iglesia meas libros, dice, qui in eadem ecclesia sunt bibliothecam quam feci scribere et alios. Omito de este Prelado (y lo mismo haré en todos los siguientes) las noticias de sus subscripciones, y otras memorias menos importantes, cuando sólo sirven para probar su existencia. 

Después de este Prelado cuenta Aymerich por sucesor a un Don Pedro, fundándose en que en la donación que hizo el Conde Don Ramón a los Templarios en Gerona el año 1143, y publicó Baluzio en la Marca Hispan., se halla la firma de S. Petri Barchin. Episcopi. Mucho extrañé esta especie, viendo que Zurita y más Diago, que traduce este documento en la Historia de los Condes, lib. II, cap. 146, con expresión de todos los testigos, callaron el nombre de este Obispo. Mas ¿cómo le habían de poner, si no se halla tal cosa en el original ni en las varias copias de él, que están en el archivo real y en el de la religión de San Juan? He visto estos documentos con cuidado y los he hecho ver a otros, y allí están para desengaño de cualquiera. La equivocación está en que Marca, que copió por su orden las firmas, puso S. Petri Barchinon. Episcopi, donde no se lee sino S. Petri Barch. Archilevitae. Y efectivamente era Pedro Arcediano de Barcelona en 1139, que firmó en el decreto de elección de Don Arnaldo, y lo era también en 1144, como diré luego en el sucesor Don Guillermo. Así que, pues no hubo otro fundamento para introducir este Obispo más que el documento citado, no hallándose en él, como no se halla, no lo cuento en mi catálogo, y pongo por inmediato sucesor de Don Arnaldo a 

Don Guillermo de Torroja, persona de gran consideración en aquellos tiempos. Ignórase su patria y los puestos que ocupó antes de esta dignidad. En algunos instrumentos que he visto de los años 1160 suenan dos hermanos suyos, Arnaldo, Maestro de la orden del Templo, y Raymundo, uno de los nobles de este principado. En el testamento de este último, que es del año sobredicho, firma nuestro Prelado. Sobre las memorias que de él produce Aymerich he podido hallar otras más importantes para su nombre y para la historia. La primera es la dedicación y consagración de la iglesia de San Martín de Cerdeñola en el condado de Barcelona, que hizo a 6 de las kalendas de marzo de 1144, acompañado de sus canónigos Pedro, Archilevita, Pedro, Primicerio, Raimundo, presbítero y juez, y Pedro, Sacrista y también de Armengol, Abad de San Cucufat. Todos estos juntos con el Conde Don Ramón, Raimundo de Cerdeñola y otros nobles, firman en el documento que he visto en esta catedral, ignorado de Aymerich. En él, además de confirmar a dicha iglesia su antigua dotación y de concederle el espacio acostumbrado triginta ecclesiasticorum passuum al rededor, la sujetaron a la Sede de Barcelona, obligándola a pagar anualmente per censum inter duos sinodos quinquaginta duos denarios monetae curribilis. De estos dos sínodos anuales hay otra memoria en la donación que Don Guillermo con su Capítulo hizo a 13 de agosto de 1149 de la iglesia de San Julián de Lisano superiori (vulgo Llisa de munt) a la iglesia de San Miguel de Fallio Richerio, con tal que la de San Julián asistiese a los sínodos que se celebraban dos veces al año.

En el año 1148 (leo 4148), asistiendo él al Conde Don Ramón en el sitio de Tortosa, socorrió las necesidades del estado con cincuenta libras de plata, las cuales sacó del tesoro de su iglesia con consentimiento de su Cabildo y del Metropolitano Don Bernardo Tort. En cambio dio el Conde a su iglesia el lugar de Villa de cans con un molino. Hiciéronse estas escrituras a 15 de octubre del mismo año. Del 1149 es la donación que ya publicó Marca de la iglesia de Santa María de Marmella en el Panadés a la iglesia de San Rufo, para que introdujeran en ella la vida reglar, como se insinuó en las cartas anteriores. Hallose en la famosa cesión que Roberto, Príncipe de Tarragona, hizo a su Arzobispo Don Bernardo de las dos terceras partes de la ciudad, y con B. de Castellet fue nombrado fiador de la nueva contrata, y como tal firmó la declaración que sobre esto se hizo años adelante, y asistió a la sentencia que el Rey Don Alfonso pronunció contra dicho Roberto, cosas correspondientes a las Cartas de Tarragona, como también el privilegio del Conde sobre no ocupar los bienes de los Obispos que muriesen, lo cual había prometido a nuestro Obispo estando para emprender la conquista de Almería; sino que la realización de este voto unos lo ponen en el año 1150, otros lo alargan diez más; y las copias que he visto hasta ahora no están conformes en la fecha. Pero no hay duda que fue en 1150, que es cuando vivían todos los Obispos que allí se nombran, de los cuales ya faltaba el de Gerona en 1160. El mismo año 1150 asistió a la dedicación de la iglesia de San Juan de Ripoll. También se halló en la del monasterio Arulense, obispado de Elna en 1158, y en la de Santa María de Solsona en 1163, obispado de Urgel, como se verá en su lugar. De este último año es la fundación de la canónica Agustiniana de San Vicente de Garraf, hecha por el Rey Don Alfonso II, la cual su sucesor Alfonso V unió después a la de Santa Ana de esta ciudad, como se dirá otro día.

Dos cosas recomiendan mucho, el crédito en que vivió, y la estimación en que le tuvieron los Príncipes. Una es la elección que hizo de él con algunos otros, la Reina doña Petronila para ejecutor del testamento que otorgó hallándose próxima al parto, de que nació el Rey Don Alfonso II; y otra y más principal y poco sabida, es la que yo descubrí en Tortosa, a cuya iglesia concedió nuestro Obispo la de Ascho (Ascó), y esto como vicegerente del difunto Conde Don Ramón, a 17 de febrero de 1162, que es nuestro 1163; en lo cual me remito a lo dicho allá y al documento que sobre ello se publicó. No fue menos estimado y favorecido de los Romanos Pontífices. Andaba por entonces el cisma que levantó el Anti-Papa Víctor, el cual favorecido del Emperador Barbarroja, trató de atraer a nuestro Obispo a su partido; sobre esto sé que se guarda en el archivo una carta que no he podido leer. Mas el Prelado se mantuvo siempre en la obediencia del verdadero Papa Alejandro III, y aun fue parte para que le reconociese el Conde Don Ramón, como lo confiesa el mismo Alejandro en la bula cuyo fragmento publicó Diago (Hist. de los Condes de Barcelona, lib. II, cap. 173). Otra prueba recibió del mismo Pontífice en la bula que le dirigió a 27 de mayo de 1169, confirmando las posesiones y territorio de su obispado, cuyos límites señala incluyendo las islas de Mallorca y Menorca. Va copia de ella (a: Ap. núm. LII.).

Deseando cortar el abuso que había por aquellos tiempos, de que los beneficios eclesiásticos se cedían por sus poseedores a otros, sin contar con sus patronos, impetró del mismo Papa un breve con facultad de compeler con censuras a los que sin licencia del Obispo hiciesen estas cesiones. Fue también uno de los fiadores del Obispo Don Lope, de Pamplona, en la composición que trató con el Conde Don Ramón Berenguer a 15 de enero de 1156 en Montpeller; cuento de que ya se habló en las Cartas de Tortosa. Hallose y firmó como testigo en la alianza que se estipuló en Ágreda entre Don Fernando II de León, intitulado Rex Hispanorum, y Don Alfonso de Aragón, hijo del último Conde de Barcelona Don Ramón, el cual casó entonces con Doña Sancha, hermana de dicho Don Fernando. Fue esto a 28 de septiembre de la era 1200 (año 1162). El documento que he visto en el archivo real trae también las firmas de Juan, Arzobispo de Toledo, Pedro, Obispo de Mondoñedo, Ordoño, de Salamanca, Celebruno, de Sigüenza, Juan, de Osma, Bernardo, Arzobispo de Tarragona, Pedro, de Zaragoza, Martín, de Tarazona, y de los nobles de ambos reinos que dirá la copia adjunta (a: Ap. núm. LIII.). Es notable este documento, porque en él ya nuestro Don Alfonso II se llamó con este nombre dejado el de Ramón, y se intituló Rey de Aragón; dos cosas que algunos escritores atrasan hasta el 14 de junio de 1163, cuando su madre Doña Petronila le hizo cesión de los estados y de su gobierno. En esto es también notable el juramento de obediencia que hicieron al mismo los de Barcelona VI cal. martii anno ab Incarnatione 1162, que corresponde a 24 de febrero de 1163 en que ya le llaman Rey y Alfonso, tres meses y medio antes de la época supuesta de 14 de junio.

Volviendo ahora a nuestro Obispo, en 1167 a 18 de noviembre, con aprobación de Don Hugo de Cervelló su Metropolitano y Sacrista de Barcelona, incorporó en la canónica de su catedral (lo cual se llamaba canonicare), los altares del Santo Sepulcro, de San Juan Bautista y Evangelista, de San Pedro, de San Nicolás, de San Esteban y San Silvestre; con lo cual los que obtenían aquellos beneficios percibían porción canonical y estaban obligados a vivir según la forma canónica. Aprobó todo esto el Papa Alejandro III por su breve que hallarás en Martene (Anecdot. tom. IV. col 600). Firmó como testigo en la concordia que se estipuló entre Don Alfonso II de Aragón, y Lope o Lobo, Rey Moro de Valencia, en la cual pagó este a Don Alfonso 25.000 morabatines.

Fue esto a 3 de noviembre de 1168. He copiado la escritura en el mismo archivo (a: Ap. núm. LIV.). Muerto violentamente Don Hugo de Cervelló, Arzobispo de Tarragona, fue electo su sucesor, conforme se dice en su lugar. No creo que se pueda hacer elogio más completo de nuestro Prelado, que el haber sido tenido por digno de ocupar aquella metrópoli en circunstancias de tanta turbación. Le sucedió en esta silla

Don Bernardo de Berga, apellido con que le nombran los instrumentos del siglo XIII acordando algunos actos judiciales hechos por él. Era Arcediano de esta iglesia, como consta del decreto de elección dirigido por el clero de la misma a Don Guillermo de Torroja, Arzobispo de Tarragona y Legado de la Sede Apostólica, a 25 de junio de 1172 que va también en nombre del pueblo, y en él dicen que procedieron los Capitulares a la elección antiquae libertatis nostrae consuetudinem sequentes, ad petitionem plebis. Debió ser elegido en el mismo mes de junio, y sin duda en el día de la fecha. Las suscriciones y demás que hay que notar en esto, lo dirá la copia adjunta del documento. (a: Ap. núm. LV.). No sé qué pudo dilatar su consagración hasta después del día 19 de agosto del mismo año, en el cual le hizo el Rey Don Alfonso cierta donación y todavía le llama electo. En 1176 confirmó el Papa Alejandro III los bienes y posesiones de la iglesia, en los mismos términos que lo hizo con su antecesor Don Guillermo. En 1179 se halló en el famoso concilio Lateranense de Alejandro III. En 1182 a 25 de noviembre, consagró el altar de San Andrés en Galilea en la entrada de la iglesia con asistencia del Obispo de Vique. Esta palabra Galilea era propia de una parte del edificio material de la iglesia. Campillo (Disquisit. methodi in app. pág. 64) publicó la institución de un beneficio en 1173 en el mismo altar de San Andrés quod construitur in opere novo quod ad praesens Galilea apellatur. Era esta parte junto a las puertas de la iglesia in introitu Sedis, y aun delante de sus puertas, porque en el testamento del canónigo Guillermo Tarafa en 1319, se lee según Campillo: Eligo sepulturam meam in cimiterio Sedis Barcin. in tumulo ubi jacent … in Galilea ante valvas, sive portas maiores dictae eclesiae Sedis. De lo que puede también inferirse que se llamaba Galilea el cementerio antiguo que todavía existía con las puertas de la iglesia vieja en 1319, a pesar de haberse ya comenzado la nueva fábrica. Con esto cuadra bien el cimiterium Galileae que había en la parroquia de Santiago en esta ciudad en 1303 en que el Obispo Don Ponce concede a un beneficio la casa y alrededores usque parietem novum qui est inter praedictum cimiterium Galileae, et cimiterium maius dictae ecclesiae. Y como en esta iglesia de Santiago persevere todavía el cementerio en el atrio o lonja que hay delante de la iglesia, puédese muy bien inferir que Galilea no significaba otra cosa, que el atrio de la iglesia. 

Volviendo ahora a nuestro Prelado el Papa Lucio III le escribió mandándole observar el estatuto del concilio general sobre las elecciones a maiori et saniori parte Capituli. Dat. Veronae 29 de mayo de 1185. El año siguiente a 29 de diciembre se erigió en la catedral altar en honor de Santo Tomás Cantuariense a los quince años de su martirio. Todavía vivía a 16 de agosto de 1188, como consta de una escritura de venta en el archivo, pero murió dentro de aquel año, como dice un Cronicón Ripollense. A estos años pertenece la venida a esta iglesia del Cardenal Gregorio, Legado del Papa, cuya noticia daremos más adelante en el año 1210. Así es que a 10 de octubre de 1189 ya suena Obispo el sucesor 

Don Raimundo, como consta de una escritura de venta que extractó en sus índices el padre Caresmar. En 1192, XIII. kal. octob., el Obispo Raimundo de Barcelona, de consentimiento del capellán de San Andrés, vendió unas casas en Lérida. (Arch. de la catedral de Lérida). Ignórase el apellido y patria de este Prelado, y también el año preciso de su muerte. El padre Aymerich confiesa que hay memorias del Obispo Don Raimundo hasta el año 1197. Mas dice que hay un documento del año 1193 en que era Obispo 

Don Ponce del Villar (o Desvillar), y es la dedicación de la iglesia de San Feliu de Codines, verificada a 5 de octubre de 1193, quince días después de la fecha de la escritura que la refiere, que es dada ann. XIV. Philippi Augusti, Regis Francorum XII. kal. octobris. Nulidad singular que no se salva, si no suponemos yerro o equivocación en el notario. Mientras nada se descubra de esto, quede este Obispo en posesión de su Silla por espacio de dos años, y como tuvo por antecesor a Don Raimundo, désele también otro

Don Raymundo, y sea este el llamado de Castellvell por Diago, el cual viviese hasta el año 1200. Nada he descubierto hasta ahora de estos tres Prelados, y así dejo la cosa en la misma oscuridad en que la dejó Aymerich. Es cierto que un Obispo Raimundo se halló presente al decreto que promulgó Don Pedro II de Aragón contra los Waldenses en 1197, el cual hallarás en la Marca Hispan., y también suena en una escritura de venta de 10 de octubre de 1199. No son muy claros los sucesos de los dos pontificados siguientes, en los cuales apenas se sabe la existencia de los Obispos. Tal es el de

Don Berenguer de Palou, el cual es sin duda el Berengarius de Palatiolo, canónigo de esta iglesia, que firma en el decreto de elección del Obispo Don Bernardo de Berga de 1172, y el que en 1197 recibió de la iglesia algunos códices de la Biblia, prometiendo glosarlos. Es cierto que a 15 de octubre del año 1200 era ya Obispo, y como tal instituye con el Capítulo la fiesta de San Dionisio y compañeros mártires, como consta en el archivo. Otras memorias quedan de su existencia hasta el año 1203, y nada más se sabe ya sino que debió morir en el siguiente o poco más, si es verdad lo que dice Diago (Hist. Comit. Barc. lib. II, cap, 20), que en 1207 había aquí un Obispo Aecio. Mas sin duda fue yerro del impresor, puesto que en el libro III, cap. VIII, claramente dice que a Don Berenguer de Palou sucedió

Don Pedro de Sirach o Cirach, Prior del Santo Sepulcro en esta ciudad, del cual he visto algunas memorias desde el 29 de diciembre de 1208 hasta el día 10 de septiembre del año 1211, y se sabe el fin de su vida por el Cronicón de Mascaró que dice así: Anno Domini M.CCXI. VII. kal. decembris fuit interfectus Petrus de Ciracho, Episcopus Barchinonensis à gva. (Gava, Guava o Gara). Prefiero la primera y última de estas lecturas. Gava o Gara significa batalla o correría de Moros armados, y es la raíz de la palabra Almogávares, que después se adoptó en este principado para ciertas compañías de soldados. Don José Antonio Conde, bien conocido por su pericia en el idioma árabe, dice en la traducción de la Geografía del Nubiense, pág. 208, “Almogawarines, Moros así llamados, como si dijéramos, los valientes en las algaras o correrías bélicas.” Decir, pues, que este Obispo interfectus fuit à gava o gara, es lo mismo que decir que lo mataron los Moros en una de sus correrías. Cuadra con esta interpretación un Episcopologio manuscrito que existe en la biblioteca de San Cugat del Vallés, y sólo alcanza a la mitad del siglo XIV. Dice de nuestro Obispo que fue muerto a Sarracenis in praelio. El Necrologio de Santa Anna de Barcelona dice: XII. kal. dec. ob. Petrus de Sidrac, Episcopus Barchinone, canonicus regularis, anno. M.CC.XI. Queda de este tiempo el decreto del Rey Don Pedro, hecho a instancia del Arzobispo de Tarragona, contra los que no observaban las excomuniones impuestas. De este breve pontificado hallé en el monasterio de Ripoll (Archivo de la camarería) una memoria que no es para omitida. Pleiteaba nuestro Obispo con el camarero de aquella casa, Ramón de Bach, sobre la pertenencia de un huerto, sito bajo su palacio episcopal al norte, el cual el Abad de Ripoll había concedido de por vida al Obispo Guillermo de Torroja. La sentencia fue pronunciada a favor de aquel monasterio por el Obispo de Vique Don Guillermo de Tavartet y su tío Pedro de Tavartet, Sacrista de la misma iglesia, como jueces apostólicos, día 3 de junio de 1210. A la sentencia que existe original en aquel archivo acompaña una sumaria o declaración de testigos, hecha el mismo año, en la cual es notable lo siguiente: "R. Abbas S. Benedicti (Raimundo, Abad de San Benito de Bages) iuratus dixit se vidisse et audisse, et interfuisse quadam die dominica, quod Gregorius, Cardinalis ecclesiae Romanae intravit in palatium Barchinon. Episcopi, et cum fuit intus, dictus Episcopus sublato quodam lapide per se, dixit ei: Domine videatis foramen istud per quod ascendet fumus in palatium. Et Cardinalis dixit ei, quod magna malitia esset. Et postea ipsemet Episcopus aperuit quasdam fenestras, quae sunt versus circium (cierzo), et dixit: videatis quia non possum spuere, nisi in locum istum quem Camerarius Rivipulli a me petit, et volo eis dare pro re ipsa permutationem. Et Camerarius respondit: Domine reddatis nobis nostrum honorem. Sequenti vero die martis dictus Cardinalis sedens iusta altare Sanctae Crucis, vocavit Episcopum Gerundensem, scilicet R. (Raimundo Orufall), et Episcopum Vicensem, scilicet, R. (Raimundo de Castellterzol) etc. Sigue diciendo como el Cardenal tomó de dichos Obispos otras informaciones, y al fin pronunció esta sentencia: 

Et ego ex parte Dei omnipotentis mitto et reduco domum Rivipull. ecclesiae in posesione illius honoris. El testigo añade que esto había pasado más hacía de diez y seis años.

Aquí tenemos la noticia de la venida a esta iglesia del Cardenal Gregorio, el cual tendría el carácter de Legado, como lo indica la fórmula ex parte Dei Omnipotentis con que juzgó en aquella contienda. Si esto fue más de diez y seis años antes del de 1210, diremos que la venida del Cardenal fue antes del de 1194; y como esto debe ajustarse con la existencia en Barcelona del Obispo de Vique Raimundo de Castellterzol, que lo fue desde el año 1186 hasta 1194, y con la del de Gerona Raimundo Orufall, que lo fue desde 1172 hasta 1199, debe fijarse la venida del Cardenal a Barcelona desde 1186 al 1194.

Más claras son las noticias que quedan del siguiente Prelado, que fue de los más insignes en su estado moderno, a saber: 

Don Berenguer de Palou, a quien Tarafa hace sobrino del otro Berenguer, su predecesor, y que XIII. kal. junii anno M.CC.XII prestó su obediencia canónica al Arzobispo de Tarragona. Prelado ilustre en paz y en guerra, y que no manejó con menos ardor la espada contra los Moros, que el báculo pastoral contra la corrupción de los vicios. Estas dos cosas hicieron su pontificado el más distinguido de los de esta iglesia, así por su duración, como por los grandes negocios en que él anduvo, y otros que sucedieron en su tiempo, que forman época en lo eclesiástico y civil, los cuales iré notando con brevedad por no hacer inmenso este artículo. La primera operación brillante de él fue acompañar al Rey Don Pedro II en la famosa expedición de Úbeda en 1212 (Navas de Tolosa), donde, en premio de su valor y servicios, le dio el Rey la heredad llamada de Soler (Solario), con esta fecha: Dat. in exercitu juxta Calatravam ea capta per Dei gratiam a Christianis, nonis julii ann. M.CCXII. Del mismo año es la deliberación de escribir las Constituciones de esta iglesia, como antes, al parecer, se gobernasen por leyes no escritas; así lo indican las Constituciones del Patriarca Don Francisco Clemente, que envié. Del 1214 es la fundación que hizo del monasterio de religiosas de Junqueras, de la orden de San Benito, en la parroquia de San Vicente de ese nombre en el Vallés, cerca de Barcelona. Fue la fundadora y primera Priora María de Terraza, a quien, a más de la sujeción al ordinario, le impuso la obligación de acudir al sínodo general del Obispo, y de observar lo que en él se le mandara. En 1233 el Obispo unió este convento a la orden de la Fé y de la Paz (a: Sobre esta orden de caballería de la Fé y de la Paz, vid. Histoire des Ordr. monast., etc., tom. VIII.); y andando el tiempo pasó a la orden de Santiago, y se trasladó a Barcelona. Por este tiempo vino a esta ciudad San Francisco de Asís y vivió en el hospital llamado de San Nicolás, donde después se fundó el monasterio de su orden. Del 1219 es la fundación de los PP. Dominicos, a los cuales trajo este Prelado desde Bolonia, y dio lugar en la casa del ciudadano Pedro Gruñ, junto al Call o Judería, en la parroquia de Santiago. Esta casa posee hoy Don Domingo Vardier, capitán agregado a esta plaza, a quien merecí que me dejase escudriñar las reliquias que quedan de aquella fundación. Las principales son las paredes de la iglesia, que dan hoy a su jardín, con tres claraboyas o ventanas al modo de aquel tiempo, y a la puerta de la casa una imagen del Padre Santo Domingo con el hábito antiguo, y al pie el escudo de armas del Obispo Don Berenguer con un casilicio, que es del gusto de aquel tiempo, y puesto allí cuando se trasladaron los religiosos a la casa nueva, que fue a poco tiempo de esta fundación. El Papa Honorio III concedió al Obispo y su iglesia no poder ser visitada, aun por comisión Apostólica, sino cuando la mayor parte del Capítulo impetrase y pidiese la visita. El breve es fecho Alatri XVII. kal. jul. pontificatus ann. VI. (1222). En 1227 instituyó las octavas solemnes en la fiesta de San Vicente Mártir, cosa que no se puede acordar sin llenarse de sentimiento, que así haya decaído en España la solemnidad de la fiesta de tan insigne Español. El año 1229 fue muy notable para esta iglesia y reino. El Papa Gregorio IX había enviado por su Legado a Juan, Obispo Sabinense, el cual tuvo su concilio en Lérida a 29 de marzo, en que hizo las Constituciones que empiezan: Animarum languoribus, etc, ya publicadas por Mansi en sus adiciones a Labbé, las cuales he vuelto yo a copiar de un códice de los PP. Agustinos de esta ciudad, mucho más completas y casi duplicadas. También he copiado otra Constitución del mismo Legado, despachada a la provincia en Martorell a 10 de septiembre del mismo año, sobre la reforma de parroquias, restauración de los monasterios de monjes negros, y matrimonios en grado prohibido. Seguidamente formó el Cardenal las ordinaciones pro ecclesia Barcinonensi, que ya envié, y son el resultado de la visita que en ella hizo, con las cuales quedó fijado el estado y disciplina de esta iglesia. Sobre las fundaciones ya dichas abrazó nuestro Obispo y protegió la de las religiosas de San Francisco que Santa Clara envió a Barcelona, cediéndolas en 1233 la capilla de San Antonio, construida donde ahora es la ciudadela. Llamáronse aquí por muchos siglos estas monjas de San Damián por el convento que tuvo en Asís Santa Clara. Notorio es también la parte que tuvo en la fundación del orden de nuestra Señora de la Merced. 

Mientras así se ordenaba la parte espiritual, se hallaba nuestro Prelado ocupado en la conquista de Mallorca con su Rey Don Jaime I, donde hizo servicios importantes que describen los historiadores, singularmente el P. Marsilio. Allí perdió en un choque la mitad de un pie, y verificada la conquista recibió algunas donaciones del Rey, a quien pidió la posesión de aquella iglesia, como concedida por el Papa Alejandro III, en la bula dirigida a su antecesor Don Guillermo de Torroja. Mas por derecho que tuviera a gobernarla, cedió el Prelado a la necesidad en que por su situación se hallaba aquella isla de tener Obispo propio. Hízose concordia de que el primer Obispo lo eligiese el Rey, y en lo sucesivo fuese electo por el Obispo y Capítulo de Barcelona. La escritura se firmó en Poblet a 8 de noviembre de 1230. Esto dice Marca, mas téngolo por falso. Con igual valor y fidelidad asistió al Rey en la conquista de Valencia, y en premio de sus relevantes prendas, le honró con el cargo de canciller del Reino. Así consta del tratado que firmó el Rey con el de Valencia, Zaen, y de los pactos de su rendición. Documento que no vendrá mal para ilustrar y fijar de todo punto la época de la rendición de aquella ciudad (a: Ap. núm. LVI.). También consta esto mismo del testamento de Don Jaime I, o sea la división de sus dominios entre sus hijos, hecha en Barcelona a 1 de enero de 1241, la cual he copiado de este archivo general (b: Ap. núm. LVII.).

Debo repetir aquí lo que digo en el viaje de Tarragona, que muerto su Arzobispo Don Sparago, el Capítulo eligió por sucesor a nuestro Don Berenguer, y que el Papa no aprobó esta elección por lo necesaria que era su persona en esta ciudad de Barcelona. Así consta del breve que existe en el archivo de aquella iglesia metropolitana, con fecha de 13 de febrero del año VII de su pontificado, que corresponde al de 1234. También el mismo Obispo protestó la elección de Tarragona, por no haberle convocado. Murió nuestro Prelado lleno de gloria el año de 1241, día 1 de septiembre, habiendo hecho testamento a 20 de agosto antecedente, al cual asistió San Raimundo de Peñafort. Yace en la capilla de San Miguel en un buen sepulcro de piedra, sostenido sobre el pavimento por cuatro columnas en el cóncavo de la pared, y con una estatua de pontifical tendida sobre él. La inscripción, que es cercana a aquel tiempo, está recién dorada, pero se lee bien y dice así:

Anno Domini M.CC.XL primo kals. septembris obiit Berengarius de Patiolo (Palatiolo) secundus. Barchin. Episcopus.

Laudibus inmensis hic Praesul Barchinonensis

Fulsit in hoc mundo; sic fulgeat orbe secundo.

Mane duadenos hic omni pascit egenos:

Fecit et hanc edem, ditavit et hanc bene Sedem.

Post haec in fine Damiani seu Caterinae

Hac captivorum domum fecitque Minorum.

Sepius hic cetum duxit contra Machumetum.

De nece commota fuit hac Ispania tota, 

Et nos grex eius, dum tanto patre caremus,

Qui nos dilexit, et cum dulcedine rexit,

Dans lac, non escam; jam plura referre quiescam.

Sic dispensavit, quod adhuc reliquos superavit.

Adsit ei flamen: dic qui versus legis. Amen.


En la vacante presidió el sínodo diocesano el Arzobispo de Tarragona Don Pedro Albalat, el cual he visto, y en su principio dice, que era sínodo y no concilio provincial. En él hay excelentes constituciones sobre sacramentos, vida clerical, etc. No tardaron los canónigos en elegirle sucesor, y de 32 vocales, los siete votaron por Fr. Berenguer de Castellbisbal, Dominico, Prior entonces de Santa Catalina, y veintidós eligieron a Pedro, Sacrista de la misma iglesia (a: El decreto de esta elección está original en Tarragona y firmado X cal. octobris 1241 con las firmas de todos los electores.), el cual de ningún modo quiso consentir en la elección, porque ya mucho tiempo tenía hecho voto de entrar en la religión de Santo Domingo. Mas no cediendo los electores, e instando por su parte el Rey y los nobles del país, tuvo que descubrir a su Metropolitano Don Pedro de Albalat la verdadera causa de su resistencia, rogándole que recurriese al Papa para la resolución. Hízose así; mas por desgracia se dirigieron estas súplicas al Papa Gregorio IX antes de llegar acá la noticia de su muerte. Tampoco despachó el negocio el sucesor Celestino IV. Finalmente, el Capítulo ignorante todavía del voto del electo, reiteró la súplica a Inocencio IV por medio de sus enviados G. Durfort, Chantre, Arnaldo de Gurb, canónigo, y Bernardo de Pereras, clérigo, y el Papa mandó al Arzobispo de Tarragona que procediese a confirmar el electo, con la precisa condición de que cumpliese antes su voto en secreto, si quería, pero en presencia del Arzobispo y dos religiosos de la orden de Predicadores. Hízose así el día 15 de octubre de 1243 en el monasterio de San Cucufat en presencia de San Raimundo de Peñafort, y Fr. Ponce de Villanova. Hecha la profesión llamó el electo al Capítulo, y descubriéndoles lo que hasta entonces había estado oculto, les dijo entre otras cosas: Si vobis placet, eligatis vobis alium: quia semper ero vobis adjutor in quibuscumque potero secundum ordinem meum. A lo cual respondieron: talem volumus vos habere, talem volumus vos habere. De esta manera fue consagrado


Don Fr. Pedro de Centelles, hecho ya religioso de la orden de Santo Domingo. Todo lo cual consta del proceso que existe en Tarragona y copié para este lance (a: Ap. núm. LVIII.): el cual si viera Diago, no dijera que tomó el hábito después de ser Obispo. A este escritor debemos la noticia, que los padres de nuestro Obispo Gilaberto de Centelles y Saurina le habían ofrecido siendo niño, por canónigo a la catedral de Barcelona, a 10 de junio de 1198, dándole en dote una heredad en la parroquia de San Quirico de Terraza. Esta era la costumbre de aquellos tiempos. III nonas januarii 1243, prestó su obediencia canónica a Tarragona. Firma Fr. Petrus Barchin. Episcopus. De los primeros meses de su pontificado nos queda un sínodo tenido a 1 de marzo de 1243. (Según nuestra cuenta 1244). En él, después de mandar la observancia de las constituciones del Cardenal Sabinense, y de los concilios Tarraconenses, manda que los que llevan corona clerical no se vistan vestibus catabriatis, ni críen cabellera; que los clérigos no ejerzan el oficio de abogado, y que los enfermos llamen primero al médico espiritual que al corporal, exhortando a estos que no se encarguen de la curación hasta que les conste que el enfermo ha confesado sus culpas. Durando todavía la costumbre de congregarse dos sínodos en un año, tuvo otro a 6 del inmediato noviembre, en el cual hay varias ordinaciones contra los clérigos jugadores, cazadores, abogados, comerciantes, no residentes en sus beneficios, y reos de otros crímenes: en el mismo mandó, bajo pena de excomunión, que los adultos de 18 años sean obligados a los ayunos de cuaresma y fuera de ella. Más sínodos debió celebrar; pero han tenido la suerte que otros de esta iglesia que están todavía desconocidos y guardados con envidia para tiempos más felices. De estos dos va copia ya que los he hallado en un códice de la biblioteca del Carmen descalzo (a: Ap. núms. LIX y LX.). 

En las copias que tengo de los concilios provinciales de su tiempo, consta que se halló en los de 1244, 1246, 1248, 1249 y 1250. En el tercero de ellos contribuyó a que se concediese por todo el concilio al Rey para la guerra contra infieles, la vigésima de los frutos de todas las iglesias correspondiente al año 1249, sobre lo que ya habían concedido del año anterior. He copiado este documento que tiene la ventaja de expresar los nombres de los principales que asistieron al concilio. Su fecha es de 7 de marzo de 1248. En él firma nuestro Obispo en cuarto lugar (a: Ap. núm. LXI.). Hállase también de su tiempo un breve del Papa Inocencio IV, concediendo 40 días de indulgencia a favor de los que visitaren la catedral en las fiestas de Santa Eulalia y de su traslación. He visto el breve, fecho en Lyon a 23 de diciembre de 1246. En 1251 a 26 de marzo, firmó como testigo en la donación que el Rey Don Jaime I hizo a su hijo Don Pedro de los condados de Barcelona, Tarragona, Gerona, Besalú, Vique, Rosellón, Cerdaña, Conflent, Vallespir, Urgel, Ribagorza y Pallars con las ciudades de Lérida y Tortosa, y suscribe con el dictado de Fr. P. como lo usó constantemente (b: Ap. núm. LXII.). Poco antes de morir, a 4 de febrero de 1251 (52), le prestó obediencia el Abad de San Cucufat Don Pedro, que con largo pleito había pretendido estar exento de su jurisdicción. Hizo su testamento a 23 de marzo de 1251 (a: Ap. núm. LXIII.), (que según el constante uso de aquellos tiempos es nuestro 1252), cuando ya se hallaba gravemente enfermo, el cual se halla en el archivo de mi convento de Santa Catarina junto con la confirmación del Rey que mandó su ejecución, conforme se acostumbraba, a 24 de abril siguiente, en cuyo tiempo medio es fuerza fijar su muerte; y así debe seguirse la cuenta de los libros de aniversarios y necrologios de la iglesia, que la ponen a 28 de marzo, mayormente constando que a 1 de abril fue instituido Vicario general Don Arnaldo de Gurb, Arcediano, cuya dignidad 

estaba en posesión de obtener este oficio, como lo obtuvo Bernardo de Villagranada, Arcediano en la muerte de Don Berenguer de Palou. El Cabildo cedió por esta vez y se eligieron jueces que declarasen este derecho. Entre tanto fue electo Obispo el sobredicho 


Don Arnaldo de Gurb, inmediato sucesor de Don Fr. Pedro Centelles, debiéndose excluir el Alberto que Baluzio nos regaló en un documento de 1257, interpretando la inicial A. por Albertus. Más atrás queda ya otra prueba de semejante equivocación en la Marc. Hispan. Era como se ha dicho este Don Arnaldo, Arcediano de esta iglesia, y fue electo a poco después de la muerte del antecesor. Dei libro antiguo de aniversarios de esta iglesia, consta que su padre se llamó Raimundo de Gurb, y su madre Adalaida, y que tuvo un hermano llamado Bernardo de Gurb, y una hermana dicha Saurina de Vilar. La primera memoria que hallo de él, ya Obispo, es la donación que le hizo Don Jaime I de ciertas casas en Valencia a 3 de marzo de 1253 (1254). De allí a dos años, es a saber, a 29 de enero de 1256, dotó y ordenó el monasterio de religiosas de Montealegre en la parroquia de San Fausto de Cabañes, cerca de Barcelona, dándolas la regla de San Agustín y sujetándolas al ordinario. Después se trasladaron a Barcelona y duró hasta el siglo XVI. Del mismo año es una carta del Papa Inocencio IV, fecha en Génova a 29 de septiembre, año segundo de su pontificado, dirigida a Don Jaime I de Aragón; en que le dice que procedería a resolver sobre lo que se le proponía contra el Obispo de Barcelona, siempre que hubiese acusador legítimo. Nada más dice y nos deja en la oscuridad consiguiente por no haberse hallado otra memoria hasta ahora que aluda a esto. La carta existe en el archivo real de esta ciudad. De este Prelado existen algunas Constituciones de los años 1255, 77 y 80, las cuales publicó Martene (Anecdot., tom. IV. col. 605). En el año 1258 desempeñó la honrosa 

embajada que le encargó el Rey Don Jaime, junto con Guillermo, Prior de Santa María de Cornella (Cornellá), y Guillermo de Rocafull, Lugar-teniente en Mompeller, para San Luis Rey de Francia, sobre el matrimonio de su hijo Don Felipe con Doña Isabel, hija del de Aragón. 

Firmó como procurador el tratado, reducido a que se entregaría la novia luego que cumpliese los doce años de edad, y que el Rey Don Jaime quedase obligado a procurar la dispensa del Papa. Item: que el Infante Don Felipe le daría en dote la quinta parte de lo que le cedería el Rey su padre hasta que llegase a reinar, que entonces podría darle lo que quisiese. Del año 1265 queda la memoria curiosa de la parte que tuvo en la sentencia y absolución del famoso Rabino Gerundense Bonastrug de Porta. El cuento es largo, y de ello se habla en el Episcopologio de la iglesia de Gerona como en su propio lugar. En 1269 trasladó las religiosas Cistercienses de Valdonzella (o como decían Valldonela) desde Valvidrera al lugar que hoy tienen en esta ciudad. He visto en el archivo real varios documentos relativos a la nueva casa, que se comenzó a edificar en 1263, y de allí a seis años ya se habitó, y el Obispo consagró su iglesia a 27 de octubre. Algunos años después, es a saber, en 1272 a 5 de noviembre fue enviado por Don Jaime I al Rey de Francia por embajador para tratar y componer los negocios del Conde de Foix. Fueron con él embajadores el Maestre del Templo y G. Vizconde de Castellnou (a: En el archivo real de Aragón (Reg. XIII. Jacobi I, fol. 72) queda la memoria de los documentos que llevaron a esta embajada, que dice así: "Remembrança de les cartes que portaren lo Bisbe de Barcelona, el Maestre del Templo, et en G., Vezconte de Castelnou, quam anarem al Rey de França per lo feyt del Conte de Foix, nonas novemb. an. Domini 1272. Primerament portaren la cédula quel Senescalch de Foix trames al Seynnor Rey sobrel feit dels castels de Lordat, é de Montreals, é de Achs, é de Merenchs, é les letres daquel Senescalch. E la carta de la resposta que el Seynnor Rey feu de aqueles coses; la cual escrivi en Miguel de Malvoix, notario de Montpeler. Item portaren IIII. translats segelats ab segels del Bisbe de Magalona, é del Prior dels Preycadors, sobre los davanditz castels, etc.”) 

Es fácil inferir de lo dicho la confianza que de él y de su pericia tenían los Soberanos cuando le encargaban negocios de tanto peso. En 1274 a 29 de enero consagró el altar de Santa María en el monasterio de San Cucufate del Vallés a instancias de su Abad Pedro de Torrella. He visto copia de esta escritura en un misal antiguo de aquel monasterio. En 1277, a 7 de octubre, hizo concordia con el Rey Don Pedro III sobre el derecho llamado bovaticum (bovatge, bouage), que había exigido el Rey a 24 de febrero del mismo año. Fueron árbitros en esta concordia Don Jazperto de Botonac, Obispo de Valencia, G. de Rosanes, canónigo de Barcelona, y R. de Toylano, jurisperito de Gerona. Por curiosidad he copiado la carta de aquel impuesto, en que se ve lo que era y su calidad (a: Ap. núm. LXIV.). A 13 de abril de 1278 fue convocado por el Rey, que estaba en Valencia, para asistir a la sepultura de Don Jaime I en Poblet, debiendo para ello hallarse en Tarragona con todos los Prelados del reino tres semanas después de Pentecostés. En 1284, día 22 de mayo, suscribió a la sentencia del pleito que tenía con Ponce, Prepósito de Solsona, sobre la presentación de la rectoría de Castellet. Existe la escritura original en el archivo del Obispo de Solsona. Murió a 23 de septiembre de 1284. Tiene su entierro dentro de un arca de madera en el hueco de la pared de la capilla, que fundó y construyó a sus expensas cerca de la iglesia en la parte que mira al palacio episcopal, dedicada a Santa María y las Santas Vírgenes, como se lee en la confirmación real 

con que Don Jaime I aprobó su fundación y dotación, estando en Lérida a 21 de marzo de 1272 (1273). Por la serie cierta y continuada de estos 

tres últimos Obispos, se ve cuan infundada es la especie de haberlo sido de esta iglesia el Cardenal de mi orden Hugo de Sancto Caro o de Sancto Theodorico. Mucho mayor equivocación es tenerle por hijo de esta ciudad. Ambos artículos se ven sólidamente desmentidos en la Biblioteca de escritores de los padres Quetif y Echard; aunque en lo uno y lo otro es harta prueba de lo que digo el silencio que se observa en un libro manuscrito, fol. vit., del archivo de mi convento de esta ciudad, ordenado en Roma de orden del Cardenal Fr. Nicolás Rosell en 1357, donde hay varios catálogos de los varones ilustres de mi orden con expresión de patrias y honores, etc., y en el de los Cardenales nada se 

halla de lo dicho, lo que no ignoraría el Cardenal Rosell, que conoció bien este país y su historia. Lo que hay en el mismo archivo de dicho Cardenal Hugo es el opúsculo De misteriis missae, manuscrito del siglo XIII, y con toda propiedad un volumen. 

Volviendo ahora a tomar el hilo de nuestra narración en lo que falta de este siglo, están muy confusos todos los Episcopologios manuscritos e impresos. Porque unos ponen por sucesor de Don Arnaldo a Don Fray 

Bernardo Peregrí, otros colocan entre los dos otro Bernardo, que no se sabe quién es. Hay quien no admite elección ninguna de Obispo hasta el 1288, que fue la de Peregrí. Pues en los sucesores de este no hay menos 

confusión; porque muerto él en 1300, dicen que le siguió Don Ponce Desvillar, y tras él Don Gerardo de Gualba, y luego Don Ponce de Gualba. Yo tuve la fortuna de salir de estas dudas por haber hallado un documento, cuya apuntación vi por casualidad entre las del Señor Don Joseph Soler del Olmo, oidor de esta real audiencia. El documento se halla en el archivo real de Aragón, y es del año 1285 y escrito entonces (como se hacía con todos los demás y lo está indicando su escritura) en el Regest. 3, Infant. Alphonsi de ann. 1283 ad 1285, fol. 146. Del cual por su importancia me es preciso copiar aquí lo que hace al caso. Dice así: "Alfonsus, etc., dilectis suis G. de Rosanis, Marcho de Sancta Eugenia, Sacristae Barchin., Omberto de Lauro, Jacobo de Olerda, Bn. de Serriano, Michaeli de Palatiolo, magistro G. de Colell, Dalmacio de Marimundo, Raymundo de Nágera, canonicis ecclesiae Barchin., et 

omnibus aliis canonicis dictae ecclesiae Barchinonensis, qui venerabilem Geraldum de Gualba, Archidiaconum Barchin., quondam Barchinonensem Episcopum, et deinde ipso mortuo fratrem Bernardum Peregrini, ordinis fratrum Minorum, similiter in dictum Episcopum elegerunt salutem et dilectionem. Cum ex parte vestrorum omnium praedictorum canonicorum per Michaelem de Palatiolo requisiti fuerimus in choro Capituli Barchin. quod vobis securum ducatum dare ac concedere deberemus ad eundum apud Tarrachonam, et apud Constantinum,

ad causam quam ducitis coram Vener. Archiepiscopo Terrachon. contra Bernardum de Villafrancha, Camerarium Terrachonae, et electum in Episcopum Barchin., et contra Dompnum Ferrandum, Abbatem Montis 

Aragon. ac canonicum Barchin.: idcirco nos videntes postulationem vestram justam fuisse, ex parte Domini Regis et nostra damus et concedimus vobis et cuilibet vestrum …  securum ducatum, etc. Dat. Barchinae (Barchinonae), VI. nonas may, anno Domini millesimo CC. octogesimo quinto.” 

Con este solo pasaporte dado por el Infante Don Alfonso, hijo y lugarteniente de Don Pedro III, salimos a puerto de todas las dificultades presentes. Porque de él consta: primero, que Don Geraldo de Gualba, no fue sucesor, como dicen todos, sino antecesor de Don Fray Bernardo Peregrí: segundo, que este fue electo tres años antes de lo que se cree, 

esto es, en el de 1285, y no por Nicolao IV sino por el Capítulo: tercero, que esto fue en discordia con Don Bernardo de Villafranca, camarero de Tarragona: cuarto, que la causa se ventiló ante el Metropolitano, según la forma de la disciplina antigua: quinto, que la vacante que suponen desde la muerte de Don Arnaldo hasta la posesión de Don Fray Bernardo Peregrí, en todo caso nació de la sobredicha contestación, no de los ruidosos cuentos de la ocupación de Sicilia. En resolución, y vamos adelante con nuestro catálogo, a Don Arnaldo de Gurb sucedió, y muy pronto, es a saber, a fines del mismo año 1284, 


Don Geraldo de Gualba, Arcediano mayor de esta iglesia, electo por el Capítulo, siendo muy viejo, cuyo pontificado en este año es tan cierto como acabamos de ver, y tan breve que murió el día 7 de febrero, según nota un libro antiguo de aniversarios; y fue ciertamente el del 1285, pues a 2 de mayo del mismo año ya estaba electo por el Capítulo Don Fr. Bernardo Peregrí. 

Cortemos aquí esta narración y dejemos lo que falta para el correo que viene, A Dios. Barcelona, etc.