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jueves, 25 de agosto de 2022

Carta LXXXI. Continúa el episcopologio Urgelense, desde fines del siglo VIII hasta fines del IX.

CARTA LXXXI. 

Continúa el episcopologio Urgelense, desde fines del siglo VIII hasta fines del IX. 

Mi querido hermano: Salimos ya de aquellos tiempos obscuros, que no nos han dejado otros documentos de los obispos de Urgel, más que la noticia de haberse hallado en los concilios. Vamos a entrar ya en la época diplomática, quiero decir, en que tenemos escrituras que citar y analizar; aunque eso mismo que es de grande ayuda para la historia, es de mayor trabajo para el historiador. Y si bien esta iglesia de Urgel tiene la gloria de aventajarse a todas las de España en la antigüedad de las escrituras que conserva; también le comprende la suerte común a las de Cataluña de seguirse en esos documentos el calendario por los años de los reyes de Francia: cosa que confunde, y tal vez es causa de equivocaciones lastimosas. En fin, yo iré diciendo lo que he hallado, corrigiendo de paso el catálogo de obispos impreso en las Sinodales, y añadiendo algunos prelados que allí no se mencionan. El primero de los omitidos, después del célebre Félix, es 

RAUDULFO 

(dudoso) 

existente en el año 792 o 796.

Y no digo yo que sea indubitable la existencia de este obispo Urgelense en dichos 

años; pero sí digo que sobran los motivos para creerlo, aunque no faltan dudas en contrario. Veámoslo. Raimundo, conde y marqués de Tolosa, Anao, Pallás y Ribagorza, hizo al monasterio de Gerri una amplísima donación, concediéndole entre otras cosas el monasterio de S. Ginés de Bellera. Dice que esto lo hizo cum consilio et assensu Raudulfi episcopi Urgellensis ecclesiae; el cual confirma al fin la donación del conde, poniendo al abad de Gerri la obligación de asistir al sínodo, y concediéndole en esta ocasión el honor de que se siente al lado izquierdo del obispo, y de que se hospede en su palacio con toda su comitiva. Firma así: Raudulfus hac si indignus praesul supranominatae sedis hanc cartam &c. La fecha dice: Facta haec carta donacionis Indicione XV, anno XXVI. imperante Karolo imperatore et augusto. Si esta escritura se conservase original, la vista sola de su letra nos aseguraría de la existencia del obispo en el año que dije. Mas como lo que yo hallé en aquel monasterio fue una copia hecha en el siglo XII, de la cual es la adjunta (a: Apend. n. III), queda abierto el campo para varias dudas, las cuales propondré con imparcialidad para que se vea si debió hacerse aquí mención de este prelado. Y primero diré las pruebas que parecen serlo de la legitimidad de este documento. 

1.a Su fecha es: Indicione XV. Anno XXVI. imperante Karolo imperatore et augusto. Estos dictados sólo son propios de Carlo Magno, y la indicción XV cuadra bien con el año XXVI de su reinado; lo cual no se verifica en el de Carlos el Calvo, que es el otro Carlos con quien pudiera equivocarse, y mucho menos con Carlos el Simple, a quien de ningún modo conviene lo de emperador y de augusto. Por esto la he reducido al año 792 de Cristo, que es el XXVI de Carlo Magno, contando su reinado desde la muerte de su padre Pipino: o si por los inconvenientes que luego se dirán no pudiese seguirse esta cuenta, podrá tomarse la que en algunos diplomas se usó desde que en 771 murió su hermano Carlomann (Carlomán; Karlmann), y quedó él hecho rey de toda la Francia. En cuyo caso la escritura será del 796, aunque no le cuadre la indicción XV, cosa que no es nueva ver equivocada aun en escrituras originales. 

2.a Los señoríos cuyos títulos se da a sí mismo el conde Raimundo, sólo estuvieron reunidos en una persona a fines de ese siglo VIII, y lo más hasta la mitad del siguiente. Entonces progresando la conquista contra los moros, y teniendo los reyes de Francia necesidad de subdividir los gobiernos particulares, separaron el condado de Tolosa (Toulouse) de los de nuestros Pirineos, aunque el de Pallás y Ribagorza continuaron por algún tiempo más todavía reunidos. Y pues aquí se intitula Raimundo conde de Tolosa, cierto parece que vivía en esa época, y por consiguiente nuestro obispo. 

3.a Hállase en la escritura después de la suscripción del obispo Raudulfo, que 

dio su permiso y aprobó aquella donación, otra de esta manera: Raudulfus episcopus me subscribo. Esta breve firma inmediata a la otra que decía extendida más a la larga, prueba la verdad de que en esta sede hubo dos obispos de este nombre; y el uno de ellos sabemos cierto que lo fue desde el 914 hasta 940: el cual es evidente que confirmó la donación de su antecesor, como la confirmó también Wisadus Urgellensis episcopus. Y es de notar que hubo dos Wisados, uno de los cuales es de mitad del siglo IX: y si este es el confirmante, queda mucho más demostrada la época anterior de nuestro Raudulfo. 

4.a No desdicen de esta época, antes saben mucho al goticismo y antigüedad de ella, los nombres de la mayor parte de los testigos que aquí suenan: Mauricius, Vadegarus, Sanila, Igila, Tedeulfus, Mauricellus. (En siglos muy posteriores todavía hay nombres godos para aburrir en Cataluña, y los sigue habiendo, pero modificados por el tiempo, y por lo que no es el tiempo)

5.a Por otros documentos ciertos consta que ya en ese año 792, existían con sus abades los dos monasterios de Gerri y de Bellera, de que aquí se trata.

6.a Un Raimundo, conde de Ribagorza, que suena mucho en los principios y mitad del siglo X, época del otro obispo Raudulfo, con el cual el nuestro pudiera equivocarse, nunca se nombra en sus donaciones &c. sin expresar juntamente el nombre de su esposa Ermesindis; ni se da a sí mismo los títulos que el de nuestra escritura; el cual expresó aquí todos esos señoríos, y no mentó a su mujer. Luego eran personas distintas y de diferentes épocas. 

Estas son las razones que me inclinan a creer que verdaderamente son de ese tiempo el conde y el obispo sobredichos. Y si alguno dudase de la legitimidad de esta escritura, porque en ella se da a Carlo Magno el título de emperador, que no tuvo hasta el año 801, ruégole que considere que las esclarecidas victorias que este príncipe alcanzó de los moros, obligaron a muchos a darle anticipadamente ese dictado de elogio, como entre otros hizo el concilio de Narbona del 788 o 791 según otros creen, en el cual repetidas veces es llamado imperator diez o doce años antes que lo fuese (a: Coll. Conc. gen. ad an. 788). Otros sospecharán que este Raudulfo sea el obispo del siglo X. Responderé a esto que el año XXVI de Carlos el Simple que aquel prelado alcanzó, es el de Cristo 923 o 24, o si se quiere el 25: a ninguno de los cuales corresponde la indicción XV, como tampoco a aquel rey los dictados de emperador y augusto. Más es que la escritura tiene dos firmas de obispos Raudulfos; y es cierto que no hubo prelado de este nombre posterior al conocido del siglo X. Luego el otro debió ser anterior a él. También reparará alguno en que el conde menciona aquí herederos, constando que todos los señoríos de esta Marca fueron sólo beneficios cuando más de por vida, casi hasta todo el siglo IX. Mas yo hallo solamente mención de eso en las cláusulas cominatorias y de estilo: nemini, dice, filiorum, aut haeredum liceat &c.; lo cual dista mucho de lo otro, y de esa fórmula usaron otros condes en 815 y 819, como se ve en sus escrituras, de las cuales más adelante irán algunas. No ha faltado también quien tropezara en la nota de indicción que trae esta escritura: cosa, decía, no usada en el reinado de Carlo Magno antes del año 801 en que fue coronado emperador. Es así la verdad, que aquel príncipe no usó aquella nota cronológica en los diplomas que él expedía en su nombre, hasta que hecho emperador adoptó esa costumbre de los emperadores del oriente. Mas no es menos cierto que en otras escrituras particulares se usó mucho antes ese cómputo, que ya era común en Francia desde la mitad del siglo VIII. Y de esto basta para prueba el concilio que dije de Narbona, que en su exordio usa de la nota de indicción. Así se usó también, porque esta era la costumbre, en la donación particular de que hablamos. Más grave es la duda que puede oponérseme sobre la coexistencia de este Raudulfo con el célebre Félix, que era en esos años obispo, y que según la opinión común no fue depuesto de su silla hasta el año 799. Ya en el correo pasado indiqué la sospecha de que no es muy averiguada esta cuenta. Porque como entonces dije, y de cada día me confirmo más en ello, Félix fue depuesto y desterrado a Lyon en el concilio de Francfort del año 794, que es lo que dice Adón en su crónica. Con lo cual queda lugar a Raudulfo en el año 796. Y aún en el 792 puede muy bien salvarse su coexistencia con Félix; que como ya condenado en el concilio de Narbona de 788, y en el de Ratisbona de 791 o siguiente, pudo y sufría la disciplina de aquellos tiempos que se nombrase otro obispo católico, de manera que hubiese dos obispos en una misma iglesia, como los tuvieron muchas de las de España al tiempo del concilio III Toledano. En suma, esto es de suyo inaveriguable, y cualquiera que sea el estado de incertidumbre, yo no debía omitir la noticia de Raudulfo en este lugar. Porque la escritura en que me fundé para ello es tal, que si ahora no puedo desatar cumplidamente todas las dudas que sobre ella se ofrecen, tampoco creo que se me contradigan las principales razones que me movieron a publicarla, y a inferir de ella que a fines del siglo VIII acaso gobernaba esta iglesia un obispo Raudulfo. 

LEIDERADO 

(dudoso) 

desde 799 a 806.

De lo dicho en el artículo anterior puede inferirse, aunque con alguna duda, que depuesto de esta silla el obispo Félix, o acaso antes de serlo enteramente, hubo en Urgel obispo propio que gobernase según la doctrina católica la grey de Cristo. 

Más claro y con mayor certidumbre constará esto mismo con la noticia del obispo Leiderado que tampoco ha sido conocido hasta ahora. De él hay memoria en el cartoral del monasterio de S. Saturnino de Tabernoles, que hoy se conserva en el seminario conciliar de esta ciudad, como dotado con parte de las rentas de aquella antigua casa ya suprimida. La letra de este libro, que en Castilla llaman Tumbo y Becerro, es del siglo XII; y en él están copiados los instrumentos de pertenencia anteriores a ese tiempo. Uno de ellos es el de la donación que este obispo hizo a Calordo, abad de dicho monasterio, y a los monjes Ucanno, Juan, Sunila, Eldesendo, Exuperio, Gontefredo, Sidonio y Ermegildo, de la iglesia de San Saturnino, sita en el condado de Urgel en la soledad de Ardevol, la cual él había construido, con todas sus pertenencias, décimas y primicias &c. Parece que a esta donación dio motivo la apostasía de Sidonio, uno de los monjes ya dichos; el cual arrepentido de su delito pidió al obispo la absolución, y él se la impetró de la sede apostólica. El malísimo latín de aquellos tiempos, que abundó en solecismos hasta todo el siglo XII, hace ininteligibles algunas escrituras, y en esta pudo aumentarse la obscuridad por algunas equivocaciones del que la trasladó en el cartoral. Sin embargo la copia adjunta (a: Apend. n. IV) sacada fielmente de aquel libro basta para dar a entender lo que ello fue. En ella verás que el obispo que al principio sólo se llama: Ego Leideradus gratiâ Dei hanc si indignus episcopus, sin expresar su silla, al fin la declara terminantemente de esta manera: Leideradus praesul almae genitricis Dei Mariae in Urgello gratia Dei sede praesidente, qui hanc donatione roboravi, et ad roborandum tradidi, et SS. No puede decirse con mayor claridad que era obispo Urgelense. Lo cual indica también cuando de la iglesia de S. Saturnino que entregaba a aquel monasterio, dice que él la había construido o dedicado en la soledad de Ardevol (quae ego predicavi), porque es verosímil se escribiese predicavi, en lugar de aedificavi o dedicavi (esto segundo es más verosímil, si la d se confunde al escribir con pr o pra). Cosas que suponen permanente el obispo en este condado, y con el interés pastoral de mejorar las iglesias y dotar los monasterios de esta diócesi. Lo cual no conviene igualmente a un obispo de otra iglesia. Vengamos ahora a la fecha, que es: Facta carta donationis sub die octavo idus Aprilis, anno V. presidente catedrae imperiali gloriosissimo Charolo regno, et presidente in apostolatu dompno Leone papa, anni Incarnationis Domini... VII. speculato in mundo per gloriosissimo homine, quem pro nos et pro nostra salute suscepit, indictione undecima. Carlo Magno fue coronado emperador a 25 de Diciembre de 801; por consiguiente el 6 de Abril de su año V es el del año 806, tiempo en que era papa León III. Con este año no cuadra la nota final VII que se ha conservado de los años de la encarnación, ni menos la indicción, que no era XI sino XIV. Mas estas equivocaciones, no destruyen el hecho, señaladamente la última; porque muchísimas veces hallarás en mis viajes erradas las indicciones, o por ignorancia de los notarios, o porque siguieron otra cuenta en esa parte del cómputo. Y que este documento sea del tiempo que digo, lo prueba además de lo dicho, la existencia de ese mismo abad Calordo, del cual hay aquí otras memorias hasta el año 835, como verás otro día. También es algún indicio de esa época la expresión con que se elogió y expresó el beneficio que acarreó al mundo la humanidad de nuestro Señor Jesucristo, que no parece sino que se puso con estudio y en alusión, y como para detestar el error que entonces acababa de ser condenado acerca de Cristo en cuanto hombre. Más claro se ve esto mismo en que la donación está hecha a Ucanno (Eman), Eldesindo, Exuperio, Gondefredo, Sidonio, Ermegildo, que son puntualmente los mismos clérigos, a quienes el obispo Félix dirigió su epístola para atraer a la verdadera fe a los que habían sido sus compañeros en el error. Así que no queda duda que la citada escritura es del tiempo que decimos. Fijada pues la existencia del obispo Leiderado en el año 806, vengamos a hablar de otra memoria anterior del mismo prelado, perteneciente al año 799; la cual por lo que luego verás ha convenido dejar para este lugar. Nuestro cardenal Aguirre en la colección de concilios de España publicó la confesión de fe que en este año hizo Félix, reconocido ya de sus errores, y es la epístola que decía dirigida a los sobredichos y a otros de su iglesia, compañeros suyos en la herejía, a los cuales dice en el exordio: Postquam ad praesentiam domini nostri... Caroli regis perductus sum... licentiam ab eo, secundum quod et venerabilis domnus Laidradus episcopus nobis in Urgello pollicitus est, accepimus &c. De cuyas palabras se concluye, que en el año 799 residía personalmente en Urgel un obispo Laidrado o Leiderado, que aseguró a Félix la libertad con que podía acudir a la presencia del rey. Es así como dicen todos los historiadores que en ese año se tuvo un concilio en esta iglesia, en el cual fue condenado el error de los adoptivos, donde había sido enseñado por nuestro obispo Félix: y también es cierto que convidado este para presentarse a Carlo Magno, el obispo Laidrado le aseguró que podía hacerlo sin temor y con entera libertad. Mas la dificultad está en que comúnmente se cree que este Laidrado era obispo de Lyon, enviado acá con otros para presidir el concilio. Así se lee en la Marca Hisp. (col. 270, 345), y Pagi en sus notas a Baronio repetidas veces (ad ann. 799 et 800) prueba con las palabras de Alcuino que dicho obispo hizo acá dos viajes: 1.° para el concilio, y 2.° después de desterrado Félix para acabar de extirpar las reliquias de su error. Y como esa deposición y destierro se verificó en 799, según se cree, parece claro que el Laidrado, obispo de Lyon, debió permanecer aquí algunos años después, y que este es el que hizo la donación al monasterio de S. Saturnino bajo el nombre de Leiderado, que ciertamente es el mismo que el otro. Este es el motivo que tuve para proponer con duda este obispo: y más viendo aquellas palabras: secundum ministerio michi commisso, que parecen aludir a la comisión que el papa y el rey dieron al de Lyon para visitar de nuevo esta diócesi. Y si esto fuese así, y Leiderado es el mismo Laidrado obispo de Lyon y en ninguna manera de Urgel, no por eso daré por perdido mi trabajo; antes tengo por muy apreciable esta nueva prueba de la comisión que acá ejerció ese obispo extranjero, y eso más hay con que ilustrar la historia doméstica. De manera que digamos que la obra de la conversión de este clero, que Félix comenzó con su carta y confesión de fe, la completó este obispo de Lyon, enviado de propósito por Carlo Magno, si no había entonces ninguna silla episcopal en Cataluña que tuviese obispo, digo en 799, que pudiese como más vecino atender a esta necesidad. A esto que parece tan llano salen al encuentro las reglas de crítica, que hacen dudar de que esto sea así. ¿Tan fácil es de tragar, que esta visita se encargase a un obispo tan distante como el de Lyon, que no era de la provincia Narbonense, a la cual entonces pertenecía Urgel, y en donde había muchos obispos, y lo había aún en la vecina Elna, que conforme a los cánones del concilio Valentino podía desempeñar este oficio en la iglesia vacante? Y si esto no es creíble, ¿lo será que no por un año ni dos, sino por siete o más años desde el 799 hasta el 806 por lo menos permaneciese acá el Laidrado de Lyon por encargo del rey, dejando abandonada la silla que le encargó el Espíritu Santo? Y si era obispo de Lyon el Leiderado de nuestra escritura en 806, ¿cómo es que calló su silla, y se llamó obispo de Urgel, en la misma manera con que se llamaban los que lo eran? porque eso significa: Leideradus PRAESUL ALMAE GENITRICIS DEI MARIAE IN URGELLO gratia Dei sede praesidente: y ya se sabe que praesul y archipraesul desde entonces fueron sinónimos de episcopus y archiepiscopus. Este silencio de la sede Lugdunense es mucho más notable estando aquí sólo en comisión. Y si me dijeren que los obispos solían callar sus sedes, como de este Laidrado la calló Félix en su confesión de fe; cualquiera responderá: pues ¿por qué Leiderado expresó su silla de Urgel? Y si la poseía, ¿cómo diremos que tenía al mismo tiempo la de Lyon? Ni entonces ni ahora cabe ese monstruo en la disciplina eclesiástica. Luego aunque diésemos que el Laidrado de 799 fuese, como dicen, el obispo de Lyon, parece que el Leiderado de 806 no era sino obispo propio de Urgel, donde hacía como tal donaciones a sus monasterios. Y no te cause maravilla que hablando de S. Saturnino diga: cuius corpus sub cispite requiescit Tholosa. Porque si eso hubiera de indicar que el obispo no era de Urgel, diríamos que lo era de Tolosa y no de Lyon. Dichas palabras sólo se pusieron para distinguir ese S. Saturnino, que acá se tenía por el apóstol de este país, de algún otro santo del mismo nombre. En resolución, yo me inclino a creer, aunque no con entera certidumbre, que en el año 806 tenía esta iglesia por obispo propio a Leiderado, distinto del Laidrado de Lyon. Y de todos modos no debí omitir esta noticia e investigación, que no es inútil a la historia. 

POSEDONIO I 

existente en 815. 

El arzobispo Pedro de Marca (Marc. Hisp. col. 87) supone que en esta iglesia hubo un obispo Possedonio anterior al Sisebuto que floreció en 819, como se dirá luego. Yo puedo asegurar lo mismo, y que vivía en el año 815, como se infiere de una donación que el conde Fredelao, que ciertamente lo era de Cerdaña y de Urgel, hizo al monasterio de S. Saturnino de Tabernoles, la cual está copiada en el cartoral que dije en el artículo anterior, y de allí es la copia adjunta (a: Apend. n. V). Dio pues el conde a dicho monasterio el de S. Esteban y S. Hilario que él había construido in confinio Ceritaniae, en el territorio que le había dado el emperador Ludovico, cuius dono fulgimus. Queda para las memorias de los condes de Urgel el examen de algunas curiosidades civiles que contiene esta escritura, v. g. la noticia de los oficios subalternos del condado, tal como la de Tiufado y Princeps quoquorum (chef, principal de los cocineros), y también la de ser Livia la corte y asiento del condado de Cerdaña y otras cosas así. Ahora sólo conviene advertir que esta donación la hizo unâ cum consensu et adiutorio domini Possedoni episcopi: y que este prelado dedicó aquel lugar e iglesia el mismo día de la fecha, que dice así: Facta karta donationis vel helemosinaria V. Kal. Augustas, et in ipso die sacratum, imperante dompno Lodoico Augusto, anni ab incarnationis domini DCCCXV (815). En la firma del obispo hallarás también que excomulga a los que quebrantaren o contravinieren a la confirmación y donación sobredichas. De manera que no queda duda de la existencia de este obispo en ese año. 

SISEBUTO I 

existente en 819 y 823. 

Este es el obispo a quien el vulgo atribuye la gloria de haber restaurado la ciudad e iglesia de Urgel después de la invasión de los árabes. Opinión a que no debe acomodarse el que considere que los antecesores Posedonio y Leiderado y aun Félix vivieron aquí muy de asiento, y suponían este territorio libre ya de los moros, y con monasterios existentes, gobernados por sus abades. Ni ¿cómo se hubieran celebrado concilios a fines del siglo VIII, según dicen todos los historiadores, si no estuviera restaurada parte de la ciudad y la iglesia también ? Esto mismo indican las palabras de la escritura que luego se citará: quae (ecclesia) antiquitus a fidelibus constructa, et ab infidelibus destructa, atque a parentibus nostris, temporibus domni et piissimi imperatoris Karoli Augusti, restaurata esse videtur. No es justo pues que por honrar a este obispo se quite a sus antecesores la gloria que les resulta de haber contribuido con su celo a la restauración de la ciudad y del culto eclesiástico. Lo que real y verdaderamente hizo Sisebuto, fue tratar de la dotación de la iglesia y de la confirmación de sus posesiones; a lo cual llamaban dedicación, y algunas veces consagración: palabras que atendida la propiedad latina significan una misma cosa. En este sentido bien podemos llamar a este obispo restaurador de la iglesia de Urgel. Porque viendo ya concluido el templo, que entonces se construyó, y que desapareció con la fábrica del actual, y contando con la permanencia que la religión cristiana podía prometerse en este país por la inmediación de las armas francesas, y bajo la dirección del conde Seniofredo, acudió al emperador Ludovico Pío, con cuya autoridad y la asistencia de varios próceres, se hizo la solemne dotación de la iglesia, que publicó la Marca Hisp. (apend. núm. I.), y yo envié copiada de nuevo en los correos pasados. Su data es del día 1.° de Noviembre, año VI del sobredicho emperador, que corresponde al de 819 de Cristo. En la misma obra (apend. núm. II.) se publica otra memoria como perteneciente a nuestro obispo; pero no es sino del Sisebuto II, como veremos en su lugar. Ya advertí que en ese solemne diploma de la dedicación no se habla de la introducción de vida canónica Aquisgranense en esta iglesia. Pero bien podemos conjeturar que así debió verificarse, no sólo porque aquella regla era tan favorita del emperador, que tan liberal andaba con esta iglesia; sino porque estaba tan reciente lo mandado acerca de esto en Aquisgrán en 816, y era muy regular que el obispo Sisebuto, ya que tan solícito anduvo en cuidar de los intereses temporales, no lo estuviese menos en la reforma de la vida clerical, que no andaría muy arreglada con las pasadas revueltas de los errores de Félix. Esto suponen los obispos sucesores S. Ermengol y Eriballo en sus decretos sobre la vida canónica, como ya se dijo en su lugar. El catálogo impreso dice que Sisebuto murió el año 821. Mas yo he hallado por aquí algunas copias de un praeceptum de Ludovico Pío a favor del mismo obispo, en que le concede que pueda proceder libremente a la corrección de su clero, y que nadie le perturbe en la posesión de la parroquia de Livia, capital de la Cerdaña: confírmale además cuanto su padre Carlo Magno tenía concedido a esta iglesia, parrochias, dice, Urgellitanam, Bergitanam, Cerdaniensem, Palariensem, Anabiensem, Cardosedanam, Terbiensem, Gestabiensem, Ribacursensem. Es en la substancia parecido al que publicó la Marca Hisp. (apend. núm. XI.). Pero este tiene la fecha de esta manera: Dat. IIII. Idus Marcii, anno Xpo propicio X. imperii domni Ledovici piissimi Augusti, Indict. XIII. Actum Theudotis villa palatio regio in Dei nomine &c. El día lo de Marzo del año X de Luis es el de 823 de Cristo, en el cual debemos suponer vivo a este obispo, si no hay yerro en eso, como ciertamente lo hay en la indicción que en ese año era la I, no la XIII. No va copia de la escritura, porque ya dije que sólo son traslados lo que he visto; ni yo propongo esto, sino para que quede apuntado aquí, por si otro averigua más, en cuyo caso sería perjudicial la omisión. 

POSEDONIO II 

existente en 823. 

Acabamos de ver que el obispo Sisebuto existía en el día 10 de Marzo del año 823, correspondiente al X del imperio de Ludovico Pío. Y ahora se nos ofrece en el 21 de Junio del mismo año otro obispo Posedonio, en el diploma con que ese emperador, por la mediación del conde Matfredo, le confirmó la posesión del monasterio de Santa María, llamado Santa Grata, reedificado por el mismo obispo, junto con la cellula o priorato de S. Fructuoso, sujeta a dicho monasterio, del cual se dirá más en otro correo. La escritura que de ello se hizo, está en la Marca Hisp. (apend. núm. IV.) conforme enteramente en la fecha con el original que existe en este archivo. En ella se dice que ya había mucho tiempo se concedió licencia a este obispo para edificar monasterios en los lugares incultos: Matfredus comes... gestans in manibus quasdam praeceptiones, quas dudum in Aquitania constituti cuidam venerabili Possedonio Orgeletanae sedis episcopo fieri iusseramus. Y poco después se supone existente en este año que decimos: suggerens praedictus Possedonius episcopus per eundem Matfredum fidelem nostrum. Siendo pues cierta la fecha de esta escritura, y no habiendo yerro en el año que señala, debe tenerse también por cierta la existencia de Posedonio en 823. Pero no se entiende cómo será el que ha tanto tiempo se le hubiese concedido licencia para edificar aquel monasterio, siendo cierto como es que tres años antes de este era obispo Sisebuto. O digamos que el Posedonio, a quien se dio aquella facultad, era el otro del mismo nombre, de que ya dijimos. Lo que en ninguna manera puedo aprobar es que se atribuya al mismo obispo la otra escritura que publica la misma obra (apend. núm. XI.) reducida al año 836 de Cristo, como también se la atribuye el catálogo impreso. No he podido dar con el original de ella; pero es imposible que no hubiese yerro en el año XXII que señala de Ludovico Pío, siéndolo el que Posedonio existiese en ese año; pues consta con evidencia que ya en 833 le había sucedido otro Sisebuto, cuyas memorias alcanzan hasta el 840, como vamos a ver. 

SISEBUTO II 

desde 833 hasta 840. 

El catálogo impreso dice que este prelado fue electo en el año 851. Antes de él pone a un obispo Florencio electo en 838 y muerto en 850 (no se ve bien, es un 0 más pequeño, o un 8 o 6 medio borrado), del cual dice que dedicavit catedralem ecclesiam ad medietatem: expresión que no sé lo que significa, estando ya esta iglesia dedicada por entero desde el 819. Y como por otra parte no da prueba alguna de la puntualidad con que asegura la entrada y la salida de los obispos, cuya existencia a duras penas pueden columbrar los que la buscan en documentos, ¿qué haré más que seguir mi cuenta por los que he podido ver? Así que el Florencio debe ser excluido, o en todo caso guardado para después de Sisebuto II, en que hay algunos años sin memoria de obispo. Y no es extraño que este catálogo dislocase los años y pontificado de Sisebuto II, puesto que Balucio lo confundió con el primero (Marca Hisp. col. 346 seqq.). Mas es constante que hubo aquí dos obispos de este nombre, el primero en 819, el segundo desde el 833 en adelante, mediando entre los dos un obispo Posedonio; el cual ya dije que no pudo vivir hasta el año 836, como afirmó Balucio (Ibid. col. 351): pues consta evidentemente que ya Sisebuto le había sucedido XV. Kalendas Decembres, anno vicessimo imperatoris nostri serenissimi Hlodouvici Agusti. Esta es la fecha literal de la escritura que se hizo en la dedicación que celebró el obispo Sisebuto de la iglesia de Santa María, S. Pedro y S. Juan Bautista in castro Lilieto; la cual existe original en este archivo, y va copiada (a: Apend. n. VI.). El estar expresado con letras el año vicessimo de Ludovico Pío, quita todo recelo de equivocación, que ya por otra parte no era de presumir en una escritura original, y de las más auténticas del mundo. Así que esta dedicación se hizo a 17 de Noviembre del año 833, contando como se debe los años de aquel emperador desde el 28 de Enero de 814. La subscripción del obispo, además de la mención que se hace de él en el cuerpo de la escritura, es de esta manera: XV. Kalendas Decembres restaurata a Sisebuto episcopo et subscripta: 

+ Sisebutus +.

El gobierno del mismo obispo en estos años lo demuestra también el precepto o confirmación dada por el emperador Carlos el Calvo a favor del monasterio de Santa María de Alaon (Alaón), año V de su reinado, 844 de Cristo. Porque en ese diploma dice que aquella casa había sido edificada diez años antes, y dedicada por Sisebuto, obispo de Urgel, a cuya diócesi pertenecía entonces (de cuius spiritualitate locus est). De donde se concluye que en 834 había en la iglesia de Urgel un obispo llamado Sisebuto. Este documento está publicado por el cardenal Aguirre (Coll. Concil. tom. IV. p. 129). Lo mismo dicen los historiadores de Languedoc (lib. IX.). 

Después de estas memorias quedan algunas otras no menos ciertas de los años 839 y 840, las cuales diré por su orden cronológico.

1.a Una escritura copiada en el libro Dotal., y es la compra que hizo el obispo Sisebuto de ciertas tierras in territorio Elinsitano ad sanctum Stephanum (valle de Elins), fecha X. Kal. Martii, anno XXVI. imperante domno nostro Hludovico Augusto, 839 de Cristo.

2.a El testamento del mismo prelado, fecho V. Kal. Aprilis del mismo año. Va copia de él (a: Apend. n. VII.), porque no deja de ser curiosa la memoria de los libros que manda a varios monasterios. También merece atención el pago (pao) Verennetano que nombra por dos veces, y por ahora no me ocurre qué condado o parte de territorio quiso indicar con ese nombre.

3.a La donación que a esta iglesia y a su obispo Sisebuto hizo el conde Suniefredo, publicada en la Marca Hisp. (apend. n. II.) mal reducida por Balucio al año 819, porque la fecha que ella tiene es III. nonas Ianuarii, anno vicesimo VI. de Ludovico Pío, que es el 840 de Cristo. Creyó aquel escritor que se debía borrar el vicesimo y conservar sólo la nota VI. Y dijo que era cierto y evidente (col. 347.), que debía hacerse esa enmienda por dos razones, que no sé cómo le parecieron sólidas y bastantes para ello. 1.a Porque ya en el año 819 estaba hecha la dedicación de esta iglesia; como si aquel acto impidiera que después se le hicieran nuevas donaciones. 2.a Que en esta de que hablamos se supone vivo al obispo Sisebuto, el cual dice que había muerto antes del 823. Esto es mucha verdad, respeto del primer obispo de este nombre, mas no respeto del segundo, cuya existencia desde el 833 hasta el 840 vamos demostrando. En todo caso Balucio debía reducir la citada escritura, no al año 819, sino al 820 de Cristo, al cual corresponde el día 3 de Enero del año VI de Luis. La verdad es que la escritura publicada está conforme con el original, el cual existe aquí, y he visto con mis ojos, y cotejado cuidadosamente con el impreso; y en la fecha se lee anno vicessimo VI; y como a su verdad no se opongan las dos razones alegadas por Balucio, debe prevalecer su texto genuino a la interpretación arbitraria de este escritor: y cuando se haga otra edición de esa obra, entre las muchas correcciones que hay que hacer en ella, debe quitarse esta escritura del lugar que allí ocupa, y ponerse en el año 840 que es donde pertenece. Tenemos pues averiguado que en ese año existía aún nuestro obispo Sisebuto. 

Mayor dificultad podía ser la que no mencionó Balucio, es a saber, la existencia del conde Seniofredo que supone ese instrumento del año XXVI de Luis; siendo así que no hay autor que de estos condes escriba, que no le suponga muerto antes del 823, en que aparece su sucesor Macfredo (Matfredo, Manfredo; Manfred). Mas esta ha sido una equivocación general, o más bien de uno solo, a quien copiaron los demás. En las memorias de los condes de Urgel se demuestra que Suniefredo lo fue hasta el 844. 

4.a Finalmente hay una escritura de la venta que Jesalrmar y Alevia hicieron al obispo Sisebuto de una viña en los términos de Villanova ubi dicitur Ripafracta, en el condado de Urgel, por precio de diez sueldos, fecha Idus Iunias, anno XXVII. domno nostro glorioso Ludovico imperatore, que es el 13 de Junio de 840, siete días antes que muriese aquel príncipe. Son muchas las veces que repite esta escritura el nombre del obispo Sisebuto; y aunque sólo una le nombrara, bastaría para convencernos de su existencia en dicho año. Va copia de ella (a: Apend. n. VIII.). 

De todo lo dicho se concluye que el obispo Sisebuto II gobernó esta iglesia desde el año 833 hasta el 840 cuando menos, sin que nos conste su muerte, ni la elección del sucesor 

BEATO 

existente en el año 850. 

De este obispo nadie ha hecho mención alguna hasta el presente; ni yo la haría si la casualidad no me hubiese presentado un documento que descubre su existencia. Es un reconocimiento que Wisamundo, abad del monasterio de S. Andrés de Tres ponts, hizo al arcipreste Froila de las iglesias de Santa Eulalia y S. Juan en el valle de Lavanza, las cuales le tenía usurpadas. En el exordio de esta escritura se lee: In concilio domno Beato sancta Dei Orgellitane sedis episcopo, seu et de iudices &c. 

A los prácticos en este género de diplomas consta que la palabra Beato no es aquí un dictado, sino nombre propio de persona, que siempre seguía a la palabra domno. Y de esto no diré más. Por otra parte no era desusado este nombre en aquellos tiempos. Así es conocido el presbítero Beato, que floreció a fines del siglo anterior y principios del actual, acérrimo impugnador de los errores del obispo Urgellense Félix, y a quien este obispo y su compañero Elipando llamaron por apodo antiphrasium (antifrasio), esto es, contrario en sus escritos a su nombre de Beato. No hay pues inconveniente en reconocer en esta iglesia un obispo del mismo nombre a mediados del siglo IX: tiempo puntualmente en que se halla hueco el espacio de 17 años, sin noticia de otro prelado que ocupase esta sede; es a saber, desde el año 840 en que acaban las memorias del obispo Sisebuto II, hasta el de 857 en que comienzan las de Wisado I. Así que, mientras no ocurra otra cosa debemos fijar la existencia del obispo Urgelense Beato en el día IV. Nonas Iulii anno X. regnante Karulo rege, que es la fecha de la escritura sobredicha, cuyo carácter no permite atribuirse a otro Carlos que al Calvo, y por consiguiente al año 850 de Cristo. El original está en el archivo de esta iglesia caj. del episcopologio, y de allí es la copia adjunta (a: Apend. n. IX.). 

WISADO I 

desde 857 hasta 872. 

El catálogo impreso pone a este prelado en el siglo X, desde el año 927 hasta el 940. Mas no se sufre decir tal cosa: 1.° porque en este período consta con evidencia que era obispo Radulfo, como se dirá en su lugar: 2.° porque Wisado II en la consagración de una iglesia, de que se hablará adelante en el año 960, supone que las décimas y primicias le estaban concedidas por el antecesor de su mismo nombre había ya más de 60 años; por consiguiente este primer Wisado debe ser anterior al año 900: 3.° porque de las tres escrituras que voy a citar, la primera y la tercera por su carácter, y la segunda por el contenido de ella, son tan propias del reinado de Carlos el Calvo, que no dejan la menor duda de que Wisado I floreció a mitad del siglo IX. Al autor del catálogo engañó la bula de León VII a favor del monasterio de Ripoll del año 938, en la cual se cita un obispo Urgelense Wisado; y como tras él hallase memorias de Rodulfo, y luego de otro Wisado, fijó la existencia del primero en los principios del siglo X. Pero ya en los viajes de Vique, Gerona y otros queda demostrado que esa bula no es de León VII ni del año 938, en cuyo tiempo no existía casi ninguno de los obispos a quienes va dirigida, ni aun el abad de Ripoll en cuyo favor se expidió (a: V. los tom. VI, pág. 137 y sig., y VIII, pág. 6). De esto acaso se volverá a hablar más adelante. Vengamos a las memorias ciertas de este obispo. 

La 1.a de ellas es la dedicación y dotación de la iglesia de S. Martín de la villa de Salices (: Salses?): fecha VI. Idus Decembris anno XVIII. regnante Karulo rege. Es tan poderoso el argumento que resulta del carácter de esta escritura propio de la mitad del siglo IX, que al que tenga alguna práctica en ello es imposible no reconocer en esa data el año 857 de Cristo, XVIII de Carlos el Calvo. El original existe en este archivo (caj. dels escampats). (cajón de los esparcidos, dispersos). 

2.a Mas aunque para mis lectores no es esta prueba tan fuerte como para mí que estoy viendo ese instrumento; podrán convencerse de la existencia de este obispo en el siglo IX por la escritura que se cita en la Marc. Hisp. (col. 357), y que Balucio publicó (Capitul. ap. n. XC.), y que yo he copiado de nuevo del Dotal. I de esta iglesia (a: Apend. n. X.). Es un privilegio de protección que a ella y a su obispo Wisado dio el rey Carlos el Calvo en el año 860, que Balucio atrasa al siguiente. Este es el documento de que dicho escritor quiere inferir que el condado de Urgel pertenecía a la Septimania francesa; porque leyó en él: concedimus eidem sanctae sedi, ut SICUT aliae ecclesiae Septimaniae, ITA quoque eadem... habeant tertiam partem telonei. Como si aquel sicut correspondiente al ita indicase más que semejanza de privilegio. Pero de esto y de la extravagante pretensión de Balucio hablaré de propósito en lo del condado de Urgel. Volviendo a lo que estamos, obsérvese que a sólo Carlos el Calvo puede convenir la fecha de este diploma, que es: XIII. Kal. Decemb., indictione IX., anno XXI. regnante Karolo glorisissimo (: gloriossissimo; gloriosísimo) rege. Acta Panagone palatio &c. Porque de ningún otro Carlos se puede decir que al año XXI de su reinado corresponda la indicción IX, sino en el de este rey, que es el 860 de Cristo, en el cual, según la costumbre imperial, entró la indicción IX desde el mes de Septiembre. Más es, que en este decreto confirma el rey al obispo Wisado y a su iglesia todos los privilegios concedidos á gloriosis, dice, imperatoribus Karolo avo nostro (emperador Carlos, Carlo Magno, abuelo nuestro), et Ludovico genitore nostro (Luis Pío padre nuestro, engendrador). Sólo Carlos el Calvo, hijo de Ludovico Pío y nieto de Carlo Magno, podía hablar de esta manera. Y baste de esto; aunque no dejaré de decir que bien pudiera Balucio haber corregido la equivocación de su maestro Pedro de Marca, que a pesar de pruebas tan claras de la época de este decreto, lo atribuyó al año XXI de Carlos el Simple, 919 de Cristo (V. Marca Hispánica, col. 95). En ese mismo año 860 asistió nuestro obispo a un concilio congregado en Thusi (Tussiaco), y entre los prelados asistentes a él le cuentan todas las colecciones de los concilios generales, y la historia de Languedoc, y la Marca Hispánica.

3.a Con lo dicho se hará más creíble la tercera escritura que decía, y es la sentencia que este obispo junto con los jueces Golteredo y Ansulfo dio sobre la queja que Ispalarico produjo contra Leofredo: quod beni, dice este, super eum traductus, et feci illi II. colapas super eum de meo fuste. No se puede saber más de este litigio. La escritura está en el archivo episcopal, fecha: VIX. Kalds Apriles (Abriles; kalendas o calendas, Aprilis, Abril; April), anno XXXII. regnante Carulo rege, 17 de Marzo de 872. No pasan de este año las memorias halladas aquí de este obispo, ni las hay de otro hasta el 885. Con lo cual queda hueco suficiente para los 21 años de gobierno que le da el catálogo de Gerri. A este pontificado pertenece la fundación del monasterio de S. Andrés en el lugar de Exalada, en el valle de Conflent, hecha por siete sacerdotes de la diócesi de Urgel, los cuales desengañados de la vanidad del mundo, reuniendo sus bienes se pasaron a la diócesi de Elna a hacer vida monástica. Los nombres de los principales son Protasio y Witiza. Esto fue hacia los años 855 y siguientes. Mas habiendo sobrevenido en 878 una furiosa inundación del rio Tet, que destruyó la nueva casa, escarmentando para en adelante, se pasaron a vivir y fundar el monasterio de S. Miguel de Cuxá (aquí pone Cuja, avisada la errata, la enmiendo), que vino después a ser tan célebre en la historia eclesiástica de este país. Básteme haber insinuado esto, no hallando por acá cosa que añadir a lo que de ello dice la Marca Hisp. 

INGOBERTO 

desde antes de 885 hasta después de 893. 

Desde el año 872 hasta el de 885 cesan enteramente las memorias de los obispos de esta iglesia. Y la primera que hay del sucesor Ingoberto en ese último año, es de una enfermedad gravísima que padeció, la cual llevó tan al cabo su vida, que por todas partes corrió la noticia de que había fallecido. Esto se tuvo por cierto, particularmente en la Galia, donde ya se sabía que por su enfermedad no pudo ir a Narbona a la intronización del arzobispo Teodardo, sucesor de Sigebodo. Dícese que con este motivo un clérigo español llamado Selva tuvo la osadía de preconizarse obispo de Urgel, apoderándose de esta iglesia con el favor del conde Suniario, también de Urgel. Y dícese que añadiendo delitos a delitos se arrogó también el fuero de metropolitano, con el cual se atrevió a intronizar al presbítero Ermemiro en la silla de Gerona, vacante por muerte de Teotario, arrojando de ella a Servus-Dei, electo por aquel clero, como de esta había arrojado a Ingoberto. En estos atentados se dice también que le ayudaron además del conde los obispos Frodoino de Barcelona y Godmaro de Vique; y que habiendo dado sus quejas los obispos arrojados de sus sedes, fueron condenados los dos intrusos Selva y Ermemiro, primero por el papa Esteban VI, y sucesivamente por los concilios celebrados en S. Ginés de Fontanis, en Porto, y últimamente en el de Urgel del año 892, donde degradados y rotos sus báculos, y despojados de sus vestidos y anillos, fueron arrojados canónicamente de aquellas iglesias. Esta es la suma de este gran negocio, tal como se refiere en la Marca Hisp. y en otras muchas obras. Acerca de lo cual debo decir que el hecho en su fondo es verdadero; mas no en muchas de sus circunstancias. De las cuales sólo quiero notar ahora la equivocación con que fue llamado Selva el que no se llamaba sino Sclua, y apellidado conde de Urgel el Suniario que lo era de Empurias, porque en Urgel no había entonces más conde que Borrell. Otras diferentes nulidades advirtió Balucio (Marca Hisp. col. 368 sig.) y por las cuales se inclina a sospechar de la verdad de esta narración entera. Porque según él dice son cuatro los monumentos de donde la sacó; es a saber, de la vida de S. Teodardo, arzobispo de Narbona; de la carta del papa Esteban; de las actas del concilio de Fontanis en el Rosellón, y de la bula de Romano papa al obispo de Gerona Servus-Dei. Los tres primeros de estos monumentos él mismo confiesa que son harto posteriores al hecho, y que están adulterados con narraciones equivocadas, de manera que sólo reconoce por legítima la bula del papa Romano. Y aun esa dice que tiene errada la indicción, que no debía escribirse primera, sino cuarta, quedando reducida como él lo hace al año 900. Mas esa bula está original en Gerona, y dice primera y con mucha razón, porque el papa Romano no alcanzó la cuarta ni el año 900, porque sólo obtuvo aquella dignidad por espacio de un año, parte del 897 y del 898: y en el Septiembre del primero de estos años ya comenzó a contarse la indicción I, según la costumbre imperial. Cosas son estas que no sé como no advirtió aquel escritor. En esa bula pues, hablando el papa con el obispo legítimo de Gerona Servus-Dei, le dice: veniens, iam dicte Serve-Dei venerabilis episcope, ad sedem apostolicam, et ecclesia Gerundensi iuste et canonice recepta, expulso inde Hermomiro (Ermomiro), deposito, et excommunicato (excomulgado), suggesisti &c. De manera que no debe haber duda en que allá hubo un intruso Ermemiro. Pues así como esto consta por lo tocante a aquella iglesia, y como a pesar de la violencia del intruso y aun durante ella el obispo Servus-Dei fue allá reconocido por legítimo pastor, así en la nuestra de Urgel, aunque no existe bula dirigida al obispo Ingoberto, como ciertamente debió haberla, hay sin embargo algunos indicios de la intrusión de Sclua, y de que en medio de ella no fue desconocido el legítimo pastor. De lo primero se citarán algunos documentos en el artículo siguiente, al paso que trataremos del verdadero nombre de este atolondrado y atrevido presbítero. De lo segundo son las memorias siguientes: La Marca Hisp. (ap. n. LII.) publicó la escritura de dedicación que nuestro obispo hizo de la iglesia de S. Andrés de Baltarga, día 29 de Octubre del año 890. Del mismo año a 9 de Enero hay aquí otra escritura original de la consagración y dotación hecha por el mismo obispo de la iglesia de S. Clemente en la villa de Ardocale, del pago o territorio Tollonense, que creo ha de ser en la Cerdaña, en el partido llamado Tollo. Va copia (a: Apend. XI.), en la cual advertirás la fecha: Era DCCC.LXXXX, anno III. regnante Oddone rege (rey francés Odón, Otón). Donde es claro que la palabra Era se tomó por la de la encarnación, porque sólo al año 890 corresponde el III de Odón. Tres años después hizo otra consagración de la iglesia de Santa María de Merles en el condado de Berga. De esto sólo he visto un traslado que me comunicó Don Francisco Mirambell y Giol, cura de Prats de Llusanés, en el cual se lee este exordio: Anno incarnationis Domini nostri Iesu Christi octingentesimo nonagesimo tertio, indictione X., sub die IIII. Idus Octubris, anno VI. regnante Oddone rege, veniens quidem venerabilis Ingobertus Urgellensis episcopus in territorio Bergitanensi, in locum que dicitur Balle Merlense, rogatus a Fredario presbitero, vel Attone, vel alios &c., que eran los que habían construido la iglesia. El año VI de Odón era cabalmente el de 893 de Cristo, al cual debe acomodarse la indicción, que no era la X sino la XI.Muy poco más debió vivir este obispo, si es cierto que sólo gobernó la iglesia diez años, como dice el MS. de Gerri, el cual le llama Engubertus. 

Noticias de SCLUA, 

obispo intruso en Urgel. 

Acabamos de ver la suma de lo que se cuenta acerca del atentado que cometió este presbítero contra el obispo Ingoberto. Y ya indicamos allí que este hecho está vestido de muchas circunstancias apócrifas y enteramente inadmisibles. Con la ligereza de los que las creen todas como verdades, choca mucho la crítica del P. Masdeu (a: Hist. crit. de Esp. tom. XV. ilust. XX.) que no cree ninguna, y da por fingido el hecho, y el concilio de Urgel del año 892 en que se terminó este negocio, y la bula del papa Romano a Servus-Dei de Gerona, en que supone la intrusión de Ermemiro: en suma, todo lo tiene por una novela inventada posteriormente por los franceses para prueba de la jurisdicción metropolítica de Narbona sobre estas iglesias antiguas de Cataluña. El estado en que el pirronismo de este escritor ha puesto la cuestión presente, exige una disertación separada, que detenidamente aclare el embrollo que él nos ha metido en casa (N. E. ojito con Masdeu y otros autores pirronistas o pirronianos, como dice el autor; en su época, sólo hace falta nombrar a los catalanistas Bofarull, padre e hijo, Próspero y Manuel, archiveros del ACA, Archivo de la Corona de Aragón en Barcelona), y vuelva la historia al nivel en que estaba antes de que se publicase su España crítica. Por ahora me bastará, como viajero, decir algo de lo que aquí tenemos en prueba de esos hechos y demostrando de paso que el nombre de ese intruso no era Selva, sino Sclua, o Esclua, o Exclua. 

1. Casi por una casualidad, que siempre tendré por feliz, topé en este archivo con un índice de él, o sea inventario de todas las escrituras que en él había en el siglo XV, porque de ese tiempo es sin disputa la letra del papel que digo. En él hallé el artículo siguiente: Item: La purgacio feta per Sclua, anno incarnationis Domini nostri Iesu Christi sub Era DCCC.LXXXXIII. Esta nota, y otras dos más en que se repite el nombre de Sclua (sin haber arbitrio para creer que equivocasen la C con E, que muy clara es y bien formada en aquel MS. donde corresponde) (N. E. y la típica u : v) me hicieron entrar en la sospecha de que Pedro de Marca y otros escritores, tomando E por C en los MSS. antiguos, llamaron Selva al obispo intruso en esta silla, que no era sino Sclua, nombre muy común y usado en aquellos tiempos, como se ve en varias escrituras que trae la Marca Hisp., y en las que yo publico en mis viajes, y muy usado de los godos, como puede verse en las subscripciones a los concilios Toledanos. Porque muy claro es que en esta nota se habla de purgación canónica, y en el año 893: circunstancias que inclinan a creer que el Sclua allí nombrado es el obispo intruso de esta sede. Es en gran manera sensible la pérdida de ese documento, que existía en el siglo XV; porque con la lectura de él sabríamos el remate que tuvieron aquellos cuentos, si fue por decisión conciliar, o como parece por alguna de las pruebas de fuego, agua caliente o fría, que era lo que llamaban purgaciones canónicas. En este estado de duda, hallé en el Dotal. I de esta iglesia, fol. 237, y poco después en la escritura original, la ejecución del testamento de un obispo Sclua o Scluva, o sea la donación que por disposición suya hizo el presbítero Egila, hermano del difunto, fecha VIII. Idus Iulii, anno XXVII. regnante Karulo rege filio Leudovici. Son muy dignas de consideración todas las circunstancias de esta escritura. Porque en primer lugar los bienes de que dispone el difunto, todos están en el condado de la Cerdaña, y en los contornos de las villas de Gere y Alli; de lo cual no será extraño concluir que era natural de aquellos puntos donde estaba heredado. Item: el nombrarle varias veces y siempre obispo, y en ninguna de ellas designar su sede, es una prueba de que no la tenía al tiempo de morir. Esto mismo se observó en otras ocasiones (a: Tom. VI. pág. 156.) acerca del Guadallo intruso de Vique un siglo después de esto. Mas el ver que toda esta donación testamentaria es hecha a la iglesia de Urgel, prueba que esta es la sede que obtuvo, aunque indebidamente, a la cual quería resarcir con este donativo los escándalos y males que le había ocasionado. Por otra parte la fecha corresponde al año 924 de Cristo; y esto cuadra bien con las cosas de este obispo, que depuesto en el 892 o siguiente, pudo vivir hasta poco antes de dicha época, en que ya se supone difunto. Por último repito que varias veces está nombrado en ella este obispo, y siempre Sclua y Scluva, nunca Selva. Va copia puntual de este documento, para que veas por tus ojos la verdad de cuanto he dicho (b: Apend. n. XII.). 

3. En un cabreo (N. E. tipo de documento, nada que ver con enfado) de que hablaré en el artículo siguiente, hecho hacia el año 948, se mencionan cinco obispos de fines del siglo IX y principios del X, por este orden: Golderico, SCLUA, Nantigiso, Radulfo y Wisado; donde es claro que aquí mismo hubo un tiempo en que Sclua obró como obispo, anterior a Nantigiso, de quien luego se dirá, instituyendo presbíteros para gobernar las iglesias, que es de lo que habla aquel documento. 

4. En el catálogo de obispos que copié del monasterio de Gerri se dice, que este obispo sólo lo fue año y medio: Selva, dice, anno I. et semis, et postea perdidit episcopatum. Esto es lo único que hasta ahora he podido hallar relativo a este negocio. Y eso solo basta para concluir que realmente hubo aquí un obispo intruso llamado en todos los documentos SCLUA, no Selva, si no es en este último MS. del siglo XII, cuya autoridad es muy inferior a la de las escrituras originales y auténticas. (N. E. Esto es muy importante: un pequeño error de copia puede ocasionar grandes errores en la historia, y más si se pierden los documentos originales. Además, cada vez hay menos gente que puede leer esos textos originales, y eso que hay muchas universidades y medios que antes.)

GOLDERICO 

(dudoso) 

Así es llamado, y también Goldencho, acaso por yerro del copiante (Golde + ri : n + cho), un prelado de esta iglesia ignorado hasta ahora, cuya memoria nos ha conservado un cabreo de las parroquias de la valle Lordense, que se halla en este archivo, copiado en el lib. I. Dotal. fol. 173 b. Habíase apoderado de ellas, y usurpado los derechos que allí tenía esta iglesia, el conde de Urgel Suniario, que lo fue desde el año 911 hasta el 950; de modo que el obispo Wisado II para recobrarlas tuvo que acudir al derecho de posesión; y así presentó la memoria, cuya copia va adjunta (a: Apend. n. XIII.). En ella se acotan los nombres de los presbíteros que las regentaron bajo la ordinación de cinco obispos, que lo fueron desde fines del siglo IX hasta mitad del X. Los cuales por el orden retrógrado son Wisado II, Rodulfo, Nantigiso, Sclua y GOLDERICO. Esto y el decir que el conde Suniario se había apoderado de las iglesias, basta para creer que esta escritura es de hacia el año 948. El omitirse en ella el nombre del obispo Ingoberto, que ciertamente precedió y sobrevivió a la intrusión y a la deposición del revoltoso Sclua, y también precedió a Nantigiso, da motivo para sospechar que equivocaron los nombres, y dijeron Golderico por Ingoberto. Y yo me inclino a esto, no habiendo por otra parte rastro de tal obispo, ni siendo verosímil que callasen en la escritura citada el nombre de Ingoberto, que tanto tiempo gobernó esta iglesia, y que precisamente debió conferir alguna vez la posesión de las de que en dicho documento se trata. Mas como es tan diverso el nombre de Ingoberto del de Golderico, he querido notar esto aquí por si el tiempo descubriese algo más. Por de contado la copia adjunta servirá para el artículo del obispo Sclua.

Descansemos de esta tarea, que la tela es larga y hay para muchos días. A Dios. 

jueves, 9 de febrero de 2023

CARTA CXXIII. Prosigue el catálogo de los Obispos de Barcelona.

CARTA CXXIII. 

Prosigue el catálogo de los Obispos de Barcelona. 

Mi querido hermano: A Don Geraldo de Gualba sucedió

Don Fray Bernardo Peregrí, del orden de San Francisco, natural de Barcelona, como dicen unas Crónicas manuscritas que he visto en el convento de dicha orden. Parece que hubo discordia en su elección, y que parte del Capítulo eligió a Don Bernardo de Villafranca, camarero de Tarragona, contra el cual estaba ya la causa pendiente el día y año 
sobredicho. Ignoro las nulidades o razones que alegarían las partes litigantes. Lo que sé es que a 12 del enero siguiente (que entonces decían del año 1285 y nosotros diremos 1286) todavía no se había sentenciado el litigio, y por ello estaba vacante la iglesia, y como tal el Capítulo mandó a Don Hugo de Cardona, gerenti vices Episcopi, que entregase a tres canónigos todos los frutos pertenecientes a la mensa episcopal. Acaso debió llevarse la causa a la Sede Apostólica, porque es cierto que el Papa Nicolao IV confirmó en Obispo de esta Silla a dicho Don Fray Bernardo, día 4 de junio de 1288, como consta de la carta que Jaime Colona, Cardenal tit. S. Mariae in via lata, escribió de orden de 
Su Santidad al Capítulo con fecha en Reate día 8 del mismo mes y año, notificándole esta confirmación. He visto la carta en este archivo (a: AP. núm. I). Así que desde esta época quedó Don Fray Bernardo en pacífica posesión de su Silla, sin hallarse mención del otro Bernardo de Tarragona. Die jovis, III. nonas augusti, 1290. Fr. Bernardus, Episcopus Barchin., prestó la obediencia canónica a Don Rodrigo, Arzobispo, en el Capítulo de Barcelona. Está original en Tarragona. Luego mostró su celo el nuevo Prelado en los dos sínodos que, según dicen, celebró en los años 1289 y 90, donde entre otras cosas estableció que los clérigos no pernoctasen fuera de la ciudad sin licencia del Obispo: que ningún sacerdote celebrase dos misas en un día ni recibiese estipendio por ellas. En 1292 hizo con su Capítulo constitución de que los oficios pistoris, ministralis, dormitorarii, botellarii e portarii se confiriesen (se lee confieresen) a clérigos solos y no a legos. Otras hizo en los años siguientes sobre asistencia al coro y edificio de la canónica, las cuales podrás ver en Martene (Anecdot., tom. IV. col. 607). En 1293 dio su licencia para que la canónica Agustiniana de de Santa Eulalia del Campo, sita extramuros en lugar más sano, se trasladase al lugar donde vivían los frailes de la penitencia o del saco; de lo cual se dirá en otro correo hablando de la colegiata de Santa Ana. El hecho más importante y memorable de este Obispo es la resolución de edificar la nueva iglesia catedral. El templo antiguo, que era sin duda el consagrado y dotado por el Conde Don Ramón Berenguer el viejo en 1058, era demasiado pequeño para el aumento del vecindario y el decoro de los cultos en tiempos de mayor paz. Pero también era necesaria gran cantidad de dinero y mucho tiempo para concluir un edificio tan grande como este. 
El Prelado no reparó en estos inconvenientes; y pudo mover a su Capítulo, día 7 de mayo de 1298 a esta empresa, en que sin duda fue más feliz que los que concluyeron la fábrica. Poco sobrevivió a esta época, porque murió a 24 de marzo de 1299 (que es para nosotros el 1300): y así no hay contradicción, como supone Aymerich, en los que señalan las dos épocas. Me acuerdo haber visto escritura de VIII. id. julii, anno 1301, en que los albaceas de este Obispo Pedro Gruni, Precentor, y Eymerich Bos, canónigo de Barcelona, con otros ciudadanos satisficieron algunas deudas que Guillerma, hermana del Obispo, había contraído por él. El mismo escritor rehúsa contar por sucesor a Don Ponce Desvillar, como que ya le colocó en el año 1193. Para mí es indubitable que el Obispo inmediato se llamó Ponce, y que ya lo era a los cinco meses de la muerte de Don Fr. Bernardo. Así consta del real archivo, donde, entre las cartas que el Rey Don Jaime II escribió a los Obispos y justicias de su reino en el año 1300 prohibiendo la erección de escuelas públicas de teología, derechos, medicina, etc., en otra ciudad que en Lérida, donde acababa de erigir la universidad o estudio general de sus dominios, se halla una fecha a 3 de septiembre, dirigida Poncio electo confirmato Episcopo Barchinon. Así dice. En los meses de noviembre y diciembre de 1302 mandó el Rey de Mallorca Don Jaime pagar ciertas cantidades al electo de Barcelona, a quien no nombra (Reg. de cartas reales en el archivo real); y esto indica que ese electo era Ponce de Gualba, que estaba en Mallorca, como diré luego; y allí había entonces y después varios canónigos Gualbas; y él fue Sacrista de aquella iglesia. El mismo 
Rey, a 10 de las calendas de abril de 1303, mandó pagar al Obispo de Barcelona ciertas cantidades que se le debían, desde cuando era Sacrista de Mallorca; luego era Ponce de Gualba (ibid.). No teniendo pues lugar después de este Don Ponce el Don Geraldo de Gualba, como ya vimos; y hallándose por otra parte que a principios del 1305 se consagró Don Ponce de Gualba, parece verosímil que este sea el que aquí llama el Rey Don Jaime II electo y confirmado. O si era Don Ponce Desvillar, séalo en hora buena, con tal que un Ponce sucediese a otro inmediatamente, que es lo que he pretendido probar con todo lo dicho. Al que lo era en ese año 1300 debe atribuirse la celebración de un sínodo, de que hace mención Tarafa, donde dice que se estableció que durante las horas canónicas los clérigos nec pileum, nec caputium in capite habeant, y que nadie vendiese misales a los Judíos. Después de lo dicho no queda que hacer sino contar por verdadero y cierto Obispo de esta iglesia a

Don Ponce de Gualba, sobrino del ya dicho Don Geraldo, el cual dicen que se consagró a 17 de febrero de 1302 (que será, según nuestra cuenta, el 1303). Prestó III idus aprilis 1303 obediencia a Tarragona. En escritura original de la catedral de Mallorca, fecha V nonas octobris 1303, el Capítulo, Sede vacante (por muerte de Don Ponce de Jardino), dio facultad para ejercer todos los actos pontificales a Don Ponce, Obispo de Barcelona. Este acepta y firma de su mano en el palacio episcopal de aquella isla. Luego estaba allí. Item dícele el Capítulo: Cogitantes illum piae dilectionis affectum quo nostra iam dicta Maioricen. eccl. vobis a primis pueritiae vestrae cunabulis extitit quantum potuit liberalis, etc. Acaso nació, o a lo menos se educó en aquella isla. Lo que sí me consta, por varias escrituras de aquel archivo, es que era Sacrista de aquella iglesia desde antes de 1299. Sus primeros cuidados fueron sobre la prosecución de la fábrica de la iglesia, para lo cual publicó indulgencias a 5 de marzo siguiente. A la misma aplicó el rédito anual de los beneficios que vacasen dentro de diez años. Sábese que celebró algunos sínodos. En uno de los cuales prohibió a los clérigos llevar armas, sino cuando habían de ir a maitines. Estableció varias constituciones con su Capítulo, que pueden verse en Martene (Anecdot., tom, IV, col 620). Item en 1332 hizo una colección de todas las Constituciones de esta iglesia, empezando por las del Cardenal Juan, Obispo Sabinense. Publicó esta colección Martene (loc. laud. col. 595). En 1320, a 15 de diciembre, recibió nuestro Prelado solemnemente en esta ciudad al Cardenal Obispo Sabinense Fr. Guillermo Godin, a quien el Papa Juan XXII enviaba, como su Legado a Castilla, para sosegar las turbulencias de aquel reino, ocasionadas con la menor edad de su Rey Don Alfonso XI. También es de 
su tiempo la erección del convento de padres Agustinos, la creación de los arcedianatos de Santa María del mar, Vallés y Panadés, la fundación del monasterio de Pedralbes, el principio de la fábrica de Santa María del 
mar, y otras cosas ilustres, conocidas y dichas por mí en otros correos, o de que acaso se dirá en los siguientes. Una cosa no quiero omitir, y es del breve del Papa Juan XXII al Rey Don Jaime II rogándole y requiriéndole que revocase el pregón que se había hecho en Barcelona, intimando destierro al Obispo y clero. No dice más, y lo apunto, por si acaso hay quien adelante la noticia de cosa tan ruidosa. Su fecha es de 13 de marzo del año X de su pontificado, que es 1326. Por el mes de octubre del año siguiente se hallaba ausente de su iglesia, como se ve en algunas constituciones de su Vicario general Ponce de Foxa.
En varias colaciones de vicarías, señaladamente en dos hechas a 14 de diciembre de 1333 a favor de Blas Armengol y Bernardo Geraldi (Grau) para la iglesia de Santa Eulalia de Provenzana (alias del Hospitalet), he 
notado la cláusula de que dichas vicarías durarían, quamdiu nobis et rectori ipsius ecclesiae placuerit.
Su muerte ponen a 17 de julio de 1334.
No quiero omitir una noticia tocante al tiempo de este pontificado, y es la entrada que hicieron hasta el obispado de Lérida algunos fanáticos Franceses, llamados vulgarmente Pastorcillos, los cuales, comenzando en la Gascuña y Tolosa, llenos de fé, y ardiendo en celo por su pureza, venían matando y degollando cuantos Judíos podían haber a las manos. Fue esto en 1320 (a: "Anno Domini M.CCCXX surrexerunt quidam vulgariter nominati Pastorelli, sine capite et rectore, et spetialiter in partibus Vasconiae et Tholosanis, qui indiscreto fervore fidei interficiebant omnes Judeos, quos poterant in civitatibus, villis vel aliis locis invenire; quorum aliqui venerunt ad locum de Montecluso, diocesis Illerdensis.” (Cronic. G. Mascaró, praesbit. Barcinon. ap dominum de Dalmaces). En el libro 29 de la Historia de Languedoc se halla la historia de estos asesinos.). 

Poco tiempo vacó esta Silla, pues a 2 de mayo de 1335 ya se hallaba aquí viniendo de la curia Romana, y juró también las constituciones de la iglesia el sucesor
Don Fr. Ferrer de Abella, Dominico, trasladado por el Papa Juan XXII del arzobispado de Neopatria, según todos los que han escrito la biografía de este Prelado. Mas yo sé de cierto que no era de Neopatria, sino de Mazara, en Sicilia, donde tenía ya por sucesor a Don Fray Hugo, de su misma orden, día 26 de febrero de 1335, que es la fecha de la concordia que asentó con él, por medio de su procurador Fr. Pedro Çacoma, sobre la posesión de algunas alhajas y libros que tenía en Mazara. He visto esta escritura en el archivo de mi convento de Palma en Mallorca, y en ella varias veces se dice Fr. Ferrarius de Abellis, tunc Mazarensis et nunc Barcinonensis Episcopus. El Obispo Ferrer hizo obediencia canónica a Tarragona X. kal. septembris 1335. Tarafa dice que celebró un sínodo, y en él, entre otras cosas, mandó quod secundae nuptiae non benedicantur. Dos constituciones hizo en 1341 y 43 sobre la custodia de los bienes de la casa de la Almoyna y otros puntos (Vid. Martene, loco laud., col 623). La memoria más insigne de su pontificado es la traslación de la Santa Virgen y Mártir Eulalia; porque luego que la fábrica estuvo en estado de que se construyese la nueva capilla, se hizo en 1337 la traslación de las reliquias de dicha Santa del sepulcro de mármol en que estaban depositadas detrás del altar de Santa María a la nueva tesorería o sacristía de la iglesia, que es la actual. Hizo nuestro Obispo esta traslación en secreto antes de la aurora, después del toque de campana para maitines, sábado día 30 de agosto de 1337, en presencia de Bernardo Lull, Arcediano de Santa María del mar, Berenguer del Papiol, Arcediano de Panadés, y otros prebendados de dicha iglesia, algunos ciudadanos distinguidos, el arquitecto de la iglesia Jaime Fabre, Mallorquín, y algunos otros. Cantáronse algunas preces con voz baja, y lo mismo el Te Deum, cuando al descubrir el sepulcro les sorprendió el suavísimo olor que exhalaba. Hízose de todo escritura por Marcos Mayor el mismo día, la cual he visto original y copiado también. De allí a dos años se hizo la solemne traslación a la nueva capilla, tal como la pintó Diago y Flórez, con la descripción de ella y cuanto hay que saber en esto: de modo que nada tengo que añadir.
Hizo de nuevo constitución que en la recepción de los Reyes en canónigos de esta iglesia, según la antigua costumbre, hiciesen el juramento como lo hizo el Rey Don Pedro IV, cuando fue recibido a 22 de abril de 1338, del cual hablé en otro correo.
Nuestro Prelado murió visitando su diócesi en la villa de Arbos (Arbós), a 21 de diciembre de 1344. Don Fr. Joseph Llinas (Llinás), Arzobispo de Tarragona, en el Catálogo de los Maestros generales de su orden de la Merced, dice que el IX General Fr. Berenguer Cantul fue electo Obispo de Barcelona por Clemente VI; mas no se halla espacio suficiente entre la 
muerte de Don Fr. Ferrer y la elección del sucesor. El P. Fr. Alonso Remon (Hist. de la orden de la Merced, lib. VIII, capit. IV, cuenta lo mismo, y dice que la nueva del obispado, le llegó a fin del estío del año 1243, y que murió a 10 de diciembre del mismo sin haber venido las bulas, sin embargo que el fiat del Papa vino al fin del estío. Cómo se hará esto creíble viviendo como vivía entonces el actual Obispo que no murió hasta un año después? Basta esto para que se tenga por una equivocación y para no reconocer otro sucesor de Don Fr. Ferrer sino a

Don Fr. Bernardo Oliver, natural de Valencia, y de la orden de San Agustín, gran teólogo y hombre de crédito en su tiempo, del cual el Rey Don Pedro IV dice en su crónica lo siguiente. "Apres divendres a XI de juliol vench a nos lo Cardenal de Roders ques intitulaba Bernat per la divina Providentia tituli Sancti Cyriaci in thermis Praesbiter Cardinalis; y era gran special amich nostre, e devot a la nostre honor per tal com som (son) pare fou Catalá del vezcomtat de Cardona. Lo cual Cardenal fo a nos tremes ensemps a Frare Bernat Oliver, del orde dels Agustins, mestre en theologia, e Bisbe de Osca, e apres fou Bisbe de Barcelona e de Tortosa, e era hun dels millors mestres en theologia qui lavors fos en lo mon, e natural de la ciutat de Valencia, per lo Sanct Pare, per tractar e fer avinença entre nos, e aquel qui fou Rey de Mallorques (a: V. Carbonell, Crónica de España, lib. III. cap. XVIII.). 
Esto dice el Rey Don Pedro hablando del año 1343.
Trasladole el Papa Clemente VI de la de Huesca a esta mitra, como consta de su carta al sobredicho Rey de Aragón, dada en Aviñón a 12 de enero año III de su pontificado (1345), la cual he visto y copiado en el archivo real. De ella consta, que aún viviendo el antecesor Don Fr. Ferrer, el Papa se había reservado la provisión en la vacante; acaso será este el primer paso de las reservaciones que se dio en esta iglesia. A 18 de marzo siguiente, estando el electo también en Aviñón, escribió acá nombrando su Vicario general a Geraldo de Otreo. Poco tiempo gobernó esta silla, porque a mediados del siguiente 1346, fue trasladado a la de Tortosa, como ya dije en su Episcopologio. Mas en esto poco hace Tarafa mención de un sínodo en el que entre otras cosas ordenó que ninguno se atreviese a decir la primera misa sin ser antes examinado y aprobado por el Obispo, bajo pena de 100 sueldos. Item que en los días festivos no se trajese a Barcelona leña para vender. También hallo que a 29 de noviembre de 1345, en cumplimiento de la constitución Tarraconense, dio a la sacristía mitra y ornamentos que excedían el valor de 100 florines de oro de Florencia. Nada he hallado del cardenalato, con que 
algunos le quieren condecorar; y no es regular que se omitiera la memoria de tal dignidad en el epitafio que tiene en Tortosa, cuya copia ya envié. Le sucedió

Don Miguel de Riçoma, natural de Granollers en el Vallés, cerca de Barcelona, y Obispo de Vique. Tomó posesión de su silla a 14 de agosto de 1346, y vivió muchos años ausente de ella. Quedan de su pontificado buenas memorias. Las principales y más útiles, son muchas constituciones que hizo por sí mismo, o por medio de su Vicario general, que envié copiadas con las demás de la iglesia. Entre ellas se halla la de privar la entrada y asiento en el presbiterio de la catedral a las mujeres, a excepción de las Reinas y su comitiva. A los dos años de su entrada se le ofreció ocasión de mostrar su celo pastoral en la peste que afligió a esta ciudad, de la cual murieron cuatro de los cinco conselleres. Dicen que dio a su iglesia las cabezas de las Santas vírgenes Digna, Benigna, Lefana y Úrsula. En un libro de aniversarios se lee, que sólo regaló las cabezas de las dos primeras Santas; las cuales, añade, fueron traídas a la catedral desde Santa Eulalia del Campo, pasando por Santa María del mar, con muy solemne procesión, a 6 de mayo de 1358: en la fiesta se hallaron Don Fr. Juan, Arzobispo de Cáller, y Don Guillermo, Obispo de Huesca. La cabeza de Santa Lefana fue sin duda regalo del Cardenal de Tolosa Pedro, tit. S. Stephani in Celio monte, muerto antes del 1417, en 
cuyo año a 9 de agosto sus testamentarios Guillermo Novell, canónigo y Arcediano de Leminiana en Urgel, y Juan de Montinyacho, canónigo de Tarragona, dieron a esta iglesia 5150 sueldos para construir una cabeza de plata con las armas de dicho Cardenal, donde colocar la de dicha Santa, y en recompensa fundó la iglesia un aniversario. He acotado la noticia de este documento, no por lo que ello es, sino porque de él consta, que este Cardenal es Pedro Ravario o Ravatio, y que no es el Pedro de Foix (que vivía aún en 1429), como pretendió Oldoino (Vitae Pontifi. etc. tom. 2, pág. 741, edit Rom. 1677). Del tiempo de nuestro Obispo es la erección de la cofradía de Santa Eulalia en la catedral, o por lo menos su engrandecimiento, cuando el Rey Don Pedro IV quiso alistar en ella su nombre en 1356, ofreciendo pagar anualmente 200 sueldos de Barcelona. Nuestro Prelado murió lunes a 7 de junio de 1361, y tuvo por sucesor a 

Don Guillermo de Torrellas, canónigo de esta iglesia, y Prepósito del mes de septiembre, Obispo después de Huesca, de donde fue trasladado a esta silla en 1361, de la cual tomó posesión a 10 de agosto. Dos son las memorias principales que quedan de su pontificado. Una es la presidencia de algunos concilios provinciales por el Arzobispo de Tarragona Don Pedro Clasquerín; en uno de los cuales, que fue el de 1367, le nombraron para ir a la corte del Papa, y tratar sobre la inmunidad de los bienes eclesiásticos, de que se disputaba en esta provincia. Otra es la creación de la lectura de teología en su catedral con sueldo de 30 libras. Otras constituciones hizo, que ya envié copiadas. Regaló a su iglesia una cruz de plata. Fue trasladado a Tortosa, en cuyo Episcopologio hallarás lo demás que a él toca. 


Don Fr. Berenguer de Eril, monje Benedictino de Monserrate, sucedió a Don Guillermo. Las letras Apostólicas de su provisión se presentaron al Capítulo día 28 de junio de 1369 y a 12 de agosto siguiente fue consagrado por Don Raimundo, Obispo de Vique. Sólo gobernó esta Silla dos años, hasta el 1371 en que Aymerich, dice que fue trasladado a Urgel. Diago y Tarafa dicen que murió en la curia Romana. No se ha hallado de él memoria alguna. Yo he visto en el archivo de este mi convento de Santa Catalina, el juicio de declaración, que tomó junto con Fr. Nicolás Eymerich, Inquisidor, a un Bartolomé Janoves (: genovés; Janua : Génova), natural de Ciutadilla (Ciutadella) en Menorca, acusado de herejía, en el mes de septiembre del 1369. Hállase en el documento su sello pendiente de cera colorada, que representa la imagen de una Santa con palma en la mano, colocada dentro de un casilicio gótico, que acaso será Santa Eulalia. Al pie y a la derecha del que mira, hay un escudito pequeño, en que se ve representado un león. Lo demás del sello está roto; pero se conserva la inscripción.

Don Pedro de Planella, Obispo de Elna, aunque de ello no hay memoria en la Gallia Cristiana. Trasladado en 1371, tomó posesión a 18 de mayo por sus procuradores Francisco Botella, Prior de Santa Eulalia del Campo y Pedro de San Amantio, (Santamans), canónigo y hospitalero de Tortosa. Vino acá y juró personalmente a 25 de julio de 1372. De él se conserva la cátedra episcopal en el coro, construida con prolijidad, donde se ve el escudo de sus armas. De su tiempo es la profecía de San Vicente que anunció al pueblo la venida de algunas naves cargadas de trigo en tiempo de grande escasez y poca esperanza de grano. Un Cronicón de aquel tiempo dice que anunció esto predicando al pueblo in Bufurno, que es sin duda el Born actual: lugar entonces de mayor capacidad, el cual escogían frecuentemente los caballeros para justas, y los Reyes para hablar y exhortar al pueblo a alguna cosa de importancia. 

En 1380 a 4 de noviembre trasladó el cuerpo de San Olaguer de la capilla vieja de San Agustín, que ahora es de los Santos Inocentes, a la actual del mismo título, de donde finalmente fue traído a la que hoy es de la comunión. En el mismo año, en el mes de julio hizo la traslación del cuerpo de Santa María de Cervellón a una arca nueva que mandó fabricar el Rey Don Pedro IV.
Murió a 22 de octubre de 1385, y fue enterrado en el coro, donde a 11 de enero de 1616, cuando se comenzó la obra de la sepultura de los canónigos, fueron hallados los huesos junto con los del Obispo Don Francisco de Blanes, los cuales colocaron en urnas de piedra al lado del altar que hay dentro de dicha sepultura, y nuestro Obispo tiene esta inscripción: Petrus de Planella, Episcopus Barcinon., jacet in hac urna, qui obiit 20 die octobris, anno 1385.
Antes de morir este Prelado, pero hallándose ya enfermo, escribió al Capítulo el Infante de Aragón Don Juan, con fecha in itinere 6 octobris, rogándole que eligiesen o postulasen por Obispo a Juan, Arzobispo Turritano, consejero y confesor de su padre Don Pedro IV. Lo mismo pidió este Monarca repetidas veces, singularmente en carta de 4 de noviembre, expresando que era falso cuanto había propuesto al Capítulo el canónigo Ramón Torrelles en nombre del Rey, para que no eligiesen a dicho Arzobispo Juan. Instó también la Reina por su parte, y a 10 de noviembre escriben ambos a los canónigos que dilaten la elección hasta su llegada a Barcelona, amenazándoles que confiscaría sus beneficios para la cámara Apostólica. Sin embargo de estas preces, instancias y amenazas, a 15 de noviembre entraron en Capítulo veinte y nueve canónigos de esta iglesia y pidieron uniformemente por sucesor a

Don Raymundo Cescales o de les Scales (ipses Scales, ipsas scalasces Escales), Obispo de Elna y consejero del Rey, el cual aprobó la postulación y cooperó a que se confirmase. Así es que el nuevo Prelado tomó posesión de esta Silla a 21 de diciembre de 1386. En los primeros días de su pontificado, esto es, a 24 de enero llegó a Barcelona el Cardenal Pedro de Luna, y en las cortes o sea concilio que allí se convocó, se declaró la obediencia al Papa Clemente VII, y se dio el capelo a Don Jaime, Obispo de Valencia, y el Cardenal Luna predicó al pueblo en lengua vulgar. Esto es del Diario de Mascaró. A 6 de noviembre de 1388 llegó a este puerto una nave del común de Venecia, que traía por presente al Rey Don Juan I el cuerpo de un niño Inocente. El cual por hallarse el Rey en Zaragoza fue depositado en el convento de San Francisco, hasta que los conselleres lo depositaron con licencia real en la catedral en una tumba de mármol.
El suceso más ruidoso de su tiempo es la guerra sagrada contra los Judíos que se hizo generalmente en toda España. El motín de Barcelona comenzó casi un mes después del de Valencia, es a saber, sábado día 4 de agosto a la una de la tarde. Vivían aquí los Judíos en el barrio inmediato a la parroquia de Santiago, que se llamaba el Call, apellido que hoy dura, y que tenían todas las juderías de este principado, como he visto en varios documentos del siglo XIII, relativos a la policía que se debía guardar con los de aquella secta; y llamábanse en latín como suena Callum, Callium, Callia. Habíase, pues, levantado ese día un motín en el pueblo contra los ciudadanos, y uno de ellos llamado Mosen Pons de la Sala tuvo habilidad para revolver los alborotados y hacer que diesen contra el Call. Cinco días estuvieron persiguiendo a los Judíos, quemando, matando cuanto venía a sus manos. Tomó el gobierno medidas muy serias, y el Vicario general real G. de San Clemente armó les dehenes, que sería una como milicia urbana (10), y trasladó los Judíos que pudo salvar al castillo nuevo. Aun allí no estuvieron seguros, sino que sitiados y combatidos con saetas por el populacho, y mucho más con hambre y sed, el día 7, martes, ofrecieron que recibirían el bautismo, lo que verificaron la mayor parte de ellos, porque otros, especialmente las mujeres, quisieron antes dejarse matar. Para ello subió la procesión de la iglesia catedral al castillo, donde se mantuvo toda aquella tarde la cruz de la iglesia. En los días siguientes se hicieron castigos terribles con los amotinados, señaladamente después que vino a Barcelona Don Ramón Alemany, que fue a 6 de diciembre, el cual entró con aparato real, llevando delante de sí (como dice el Cronicón citado) banderiam magnam regualem de or, he flama, lanceam, ensem, he abxa, prout est fieri consuetum per Dominum Regem. Omito otras circunstancias de este suceso, pero no las palabras con que concluye su relación el Cronicón citado: Ista autem destructio (dice) Judeorum, incepit primitus in regno Castellae, in diversis civitatibus ante praedictam destructionem. Postmodum fuit continuata in civitate Valentina, Barchinona, Illerda, Terrachona, Gerunde ac Perpeniano, et civitate Maioricen. et in quamplurimis locis regni Aragoniae, exceptis in quo fuerunt dicti Judei custoditi, maxime in civitate Caesaraugustana.
En 1394 a 24 de noviembre resolvió con el Capítulo nuestro Obispo el derecho de opción canonical a las prebendas vacantes, excluyendo de él a los cuatro hebdomadarios que no hubiesen cumplido su oficio por diez años. Eran entonces XIII canónigos presbíteros, XIII diáconos y XIII subdiáconos, los cuales con el Stator Regis formaban el número de XL.
Contribuyó mucho al armamento de una galera para contener los insultos de los piratas Sarracenos, según se deliberó en el concilio provincial Tarraconense de 1395. Costeó las paredes que cercan el coro de la catedral, y también la capilla de los Santos Inocentes, donde se ve su entierro en un sepulcro de mármol. Murió miércoles a 24 de julio de 1398, cuando tocaban a vísperas en la catedral. Dos o tres días antes de morir tuvo abierto y patente a todos el cuarto donde yacía, para que le pudiesen ver y hablar y aprender el fin del hombre. Enterráronle el día 27 siguiente en la capilla dicha de los Santos Inocentes. Del día siguiente al de su muerte ya se halla la petición de la Reina al Capítulo, confirmada después por carta del Rey de 6 de agosto, pidiendo que eligiesen por sucesor al que lo fue, es a saber: 

Don Juan Armengol, Abad de San Cucufat del Vallés. Habíase convocado a los capitulares ausentes para esta elección a 29 de julio. Aprobola Benedicto XIII en consistorio secreto, día 11 de septiembre del mismo año, como lo dice él mismo en su carta al Rey Don Martín, fecha en Aviñón dos días después: quamvis potuissemus, añade, juxta morem in talibus observatum alicui ex familiaribus nostris commensalibus de dicta providere ecclesia. Participó dicho Rey esta confirmación de su Santidad con carta fecha en Zaragoza a 10 de octubre, en que en elogio del electo dice que él era sin duda el Fuit homo missus a Deo, cui nomen erat Joannes. Efectivamente, es glorioso para esta iglesia su pontificado, aunque no hubiera acaecido en todo él otro suceso que el de la traslación de algunas reliquias de San Severo en 1405. El padre Caresmar en la docta Disertación que publicó en 1764, S. Severus, civitati Barcinonensi assertus ac vindicatus, trató de lo sucedido en esta traslación, y sería una importunidad repetirlo aquí.
También es de nuestro Obispo la abolición del rito antiguo de presentar a la misa del día de Resurrección un cordero asado impletum bono farcimento composito ex carnibus dulcibus et salsis, et ex ovis et salsa; el cual bendecido por el Obispo se distribuía luego entre el Rey, Obispo y canónigos. Mandó pues que el Prepósito a quien tocase el mes pagase por todo el gasto del cordero diez y ocho sueldos de moneda de Barcelona. Esto es de la consueta de esta iglesia.
A estos tiempos, hacia el año 1400, pertenece el famoso robo de la custodia de la catedral, cuya noticia he hallado en Sevilla en la biblioteca llamada Columbina en un códice manuscrito (Y. 129. 7.), donde se hallan escritos de mano coetánea varios decretos y órdenes reales extendidas por Bartolomé Servent, secretario del Rey, entre las cuales está la carta que el Veguer de Barcelona y del Vallés, Arnaldo Guillén de Bellera, dio a Bononat Segalers, cura de la parroquia de San Justo, autorizándole para la pesquisa de dicha alhaja, cuya descripción hace del modo siguiente: "Accidit siquidem noviter, quod non absque cordis amaritudine referimus vehementi, ut cum in ecclesia Sedis praeclarae civitatis Barchin. quoddam esset iocale singularisimum, par non habens, in altari consistens salvificae Sanctae Crucis: hoc enim (erat) custodia quaedam auri pluribus adornata lapidibus praeciosis, perulis utique et armillis, ac quadam corona aurea multis ditata gemmis et pulis, quam excellentissimus Princeps et dominus dominus noster Aragonum Rex feliciter gratia largiente divina nunc regnans in bacineto portabat, dum ab olim bella fovebat in regno Sicilie, (quod suae seu eius primogenito Siciliae Regis illustris non sine magnae gloriae tropheo ditioni subegit)
quamque coronam idem Dominus Rex noster ipsi custodiae dederat, feruenti (: ferventi) devotione succensus. Item et uno scabello cum uno 
sepulcro auri intus dictam custodiam existenti, in quo sepulcro corpus sacratisimum Domini Jesuchristi honorifice tenebatur. Item et cruce quadam, quae stabat in vertice supremi pinnaculi custodiae memoratae: nonnulli perditionis filii … hora captata, dum nullus praeter eos in dicta foret eccl. evulserunt, rapuerunt … etc.”
Volviendo a otras memorias ciertas de nuestro Obispo, queda del año 1403 una carta del Rey Don Martín exhortándole con el Capítulo a establecer y celebrar con solemnidad la fiesta de la Concepción de nuestra Señora. Hallose en las cortes y concilios que se tuvieron en su tiempo, y cuando pasó al que había convocado Benedicto XIII en Perpiñán el año 1408, murió allí a 17 de diciembre del mismo año a la hora de vísperas. Debía hallarse ya enfermo el día 12 del mismo, pues no suscribe con los demás Prelados a la declaración que hizo ese día el concilio en abono del Papa Luna, que se halla en Tortosa. A este Prelado dedicó Nicolás Eymerich su postilla In Epistolam ad Galatas, y fue poco antes de morir el autor. Muy pronto le sucedió

Don Francisco de Blanes, el cual dicen que era Obispo recién electo de Gerona, y como tal se hallaba en aquel concilio. Lo que puedo asegurar es que en el citado documento firma Raymundus, Episcopus Gerunden. 
Y si este lo era el día 12 de diciembre de 1408, no parece que había lugar para que aunque muriese aquel mismo día, le sucediese nuestro Don Francisco, y sucesivamente a Don Juan Armengol, muerto día 17. 
Lo cierto es que tomó posesión de esta iglesia por procurador a la una de la noche del día 5 de enero del 1409, y murió de allí a un año a 16 de febrero. Antes había sido canónigo de Mallorca en 1407, como vi en las Actas capitulares de aquella iglesia. Este es el Obispo cuyos huesos se hallaron junto con los de Don Pedro de Planella en 1616, cuando se abrió el nuevo carnerario de los canónigos en el coro, y allí está la urna con la inscripción tocante a nuestro Prelado, que nada añade a lo dicho. Murió ya muy viejo de la peste que afligió a Barcelona. Tan breve pontificado fue señalado con la venida de San Vicente Ferrer a esta ciudad día 14 de junio de 1409, y con las conversiones que a ella se siguieron de Judíos y 
Cristianos perdidos. De su tiempo es también el regalo que hizo a su catedral el Rey Don Martín, dándole spinam probatissimam veramque, Christi capiti affixam, como dice Tarafa. El sucesor fue

Don Francisco Clemente Çapera, natural de Zaragoza y canónigo de esta iglesia en 1391 y luego cubiculario del Papa Luna y su embajador, el cual había sido nombrado por el Papa Benedicto XIII, Obispo de Mallorca a 17 de agosto de 1403. Esto parecerá ser una equivocación manifiesta, pues en Mallorca ocupaba aquella Silla Don Luis de Prades, electo por Clemente VII, año XII de su pontificado (1390), y la gobernó hasta el 1427, como se verá en el Viaje a aquella iglesia. Mas es indubitable; y allí se verá también que, estando en Mallorca el Obispo Luis, el nuestro fue electo y confirmado en aquella Silla, como constará por la carta gratulatoria que le escribió aquel Capítulo a 10 de mayo de 1404, felicitándole por su promoción a aquella iglesia, donde podrá descansar le dice) de los muchos trabajos que había sufrido por la iglesia de Dios. Qué fue lo que en esto hubo, allá lo veremos. Era Obispo de Tortosa, cuando fue promovido a esta Silla por el mismo Papa, que se hallaba en Barcelona a 11 de mayo de 1410, tomando posesión a 31 del mismo. En Zurita se halla su embajada y recibimiento que hizo al Rey Don Fernando, electo en Caspe. En 1415 fue trasladado a la iglesia de Zaragoza; mas depuesto Luna de su dignidad papal, depuso también a nuestro Arzobispo de la suya el Papa Martino V en 1419. Poco después volvió a esta iglesia, mas honrado con la nueva dignidad de Patriarca de 
Jerusalem, y tomó segunda vez posesión de ella, como su administrador, a 13 de enero de 1420, y así la gobernó con el dictado de Patriarca hasta el año 1430, como he visto en varias escrituras aquí y en otros puntos. 
Sobre el día varían Tarafa y algunos diarios antiguos. Supónese que había sido promovido segunda vez a la metrópoli de Zaragoza. De esta segunda época de su pontificado quedan insignes memorias, porque concluyó el edificio de la catedral, cerrándola en todo el espacio que va desde el coro hasta la puerta principal. Y bien se hace sentir que no concluyese el frontis, porque ya ninguno se atrevió a emprender su conclusión. Más trascendental fue el beneficio que hizo ordenando las 
Constituciones de la iglesia, y reduciéndolas a un solo cuerpo, y al número de XVII, que aún hoy rigen, y se llaman Patriarcales. Estas son las que te envié copiadas. Por constitución hecha a 7 de febrero de 1429 corrigió el oficio de San Severo, y ordenó que en el rezo no se hiciese mención de dos o más clavos, sino de uno solo, y que en la antífona IV de laudes, y en algunas estrofas del himno de segundas vísperas se quitase la comparación de su martirio con la pasión de Cristo. Esta noticia he tomado de los extractos del archivo que dejó formados de su mano el padre Caresmar, y debió trabajarlos después de publicada su Disertación de San Severo, porque en ella, no sólo no hace mención de esta constitución, sino que defiende que no fue uno solo el clavo que taladró la cabeza de San Severo, sino que fueron diez y ocho.
Por este tiempo hubo grandes terremotos en esta capital, y el Obispo mandó varios ayunos a pan y agua y procesiones de penitencia. Fue enterrado en la capilla de San Clemente, que él había construido, donde se ve en lo alto de la pared su urna sin inscripción alguna.

Don Andrés Bertrán, Valenciano, Deán de la colegiata de San Pedro de Aviñón, y limosnero de Benedicto XIII. Yo le hallo en escritura original intitulado penitenciario suyo, y residiendo en Peñíscola el año XVIII de aquel Pontífice, que es el 1411, o siguiente. Como quiera alternó en esta Silla con el Obispo precedente, sucediéndole en 1416 por elección de Benedicto XIII, y tomando posesión a 27 de diciembre. Existe la carta del Papa al Rey Don Fernando recomendándole el electo, fecha en Collivre (Colliure) a 15 de noviembre del año XXII de su pontificado. Obtuvo esta Silla hasta el enero de 1420, en que fue trasladado a la de Gerona por Martino V, de donde volvió a 4 de mayo de 1431, y entonces sólo la rigió dos años hasta el 15 de julio de 1433. Zurita, hablando de la junta que hubo en Tortosa en 1414 para convencer a los Judíos, dice: (ortografía algo actualizada) "Fue muy gran parte en convencer y reducir muchas de las más principales familias del reino Andrés Beltrán, maestro en teología, limosnero del Papa, que era muy doto en las letras hebreas y caldeas, y fue de aquella ley: que era natural de Valencia, y después, por su gran religión y mucha dotrina, le proveyó el Papa de la iglesia de Barcelona: por cuya determinación y parecer se declaraban las dudas de lo que tocaba a las traslaciones de la Biblia que los Rabinos torcían a su propósito.”
Algunos Diarios coetáneos de Barcelona hacen grandes elogios de este Prelado. En su tiempo, esto es, a 21 de abril de 1418 entró en Barcelona un Cardenal, Legado del Papa Martino V, el cual tuvo que huir luego por las continuas y peligrosas asechanzas que le urdía Rodrigo de Luna, sobrino del Antipapa Luna. Esto dice un diario de aquel tiempo, y es claro que el tal Cardenal no pudo ser Pedro de Fox porque este no vino a Barcelona hasta el 28 de noviembre de 1427. Entre varias constituciones suyas es notable la abolición del escrutinio en las provisiones capitulares de beneficios. Sucediole

Don Simón Salvador, natural del Campo de Tarragona y Arcediano de Valencia. Esto se dice comúnmente, mas en Lérida hay memorias ciertas de haber sido canónigo y Prepósito de los meses de octubre y noviembre, y Arcediano de Terrantona hacia el 1418: fue electo por Eugenio IV a 31 de agosto de 1433, y tomó posesión a 28 del noviembre siguiente. Luego renovó la constitución antigua de su iglesia, en que se prohíbe la celebración de misas privadas durante el sermón o procesión. Item ordenó que a los que en las procesiones llevasen libro de canto, se diese un dinero más de distribución. Construyó a sus expensas una capilla de la Transfiguración, instituyendo en ella un beneficio, cosa que indica haberse ya introducido aquí su fiesta aun antes de Calixto III. Esta capilla cedió después el Capítulo en 1676 a la cofradía de San Severo. 
En su tiempo, es a saber, a 15 de junio de 1440, escribió la Reina de Aragón al Capítulo que en virtud de la inspección que compete a los Reyes en orden al buen estado de las iglesias, y vista la pertinacia del cisma de Papas y concilios, manda que no se obedezca a ninguno de ellos hasta segunda orden. Nuestro Prelado asistió a varias cortes celebradas por la Reina Doña María, mujer de Alfonso V. Es muy probable que asistiese al concilio Florentino. Efectivamente, consta que murió en Roma en el mes de febrero de 1445, y un Diario de aquel tiempo añade que fue de comer anguilas, y que a 13 de abril del mismo año fue enterrado en la capilla de San Salvador, que así se llamaba la de la Transfiguración. Tarafa atrasa dos años la venida de su cadáver, y dice que sobre su sepulcro se puso una lámina de bronce, a la cual en la cesión insinuada se substituyó otra de mármol. Le sucedió

Don Jaime Girad, Giralt, Gerard y aun Goret, que con esta variedad le nombran. Era Chantre y canónigo de la iglesia de Segorbe y Albarracín, electo su Obispo por el Capítulo en 1438 y consagrado por Don Dalmacio del Mur, Metropolitano de Zaragoza. Esta elección del Capítulo prevaleció contra la que había hecho Eugenio IV de Don Gisberto Pardo de la Casta, y así nuestro Don Jaime gobernó aquella iglesia hasta el presente año 1445, en que el mismo Papa le promovió a esta Silla a 15 de julio. Después de esto, que consta de los Episcopologios y documentos de la iglesia de Segorbe, no sé cómo entender lo que de dicho Don Jaime dice Aymerich, que antes de ser promovido a esta Silla, Episcopus sine titulo particularis ecclesiae ordinatus fuerat ab Eugenio IV; porque ni el Papa le hizo Obispo sino el Capítulo, ni era Obispo sin título sino Segobricense. Por lo que toca a esta iglesia, sábese que tomó su posesión a 5 de octubre de 1445, y que hizo su entrada a 28 de abril del año siguiente, y que la gobernó hasta el día 18 de diciembre de 1456, en que murió en Poblet visitando aquel monasterio, como Legado y Nuncio del Papa Calixto III, encargado de la reforma de las religiones de España. Yace en medio del presbiterio sin losa ni inscripción. Un Diario de aquel tiempo dice e en la Seu no feren ninguna mencio, ni cos present, per ço com 
eran mals contents dell. Esto nació de algunos pleitos que tuvo con el Capítulo desde el año 1448, de lo cual no importa decir más aquí. 
Una memoria hay de su pontificado digna de referirse, y es que en 1451 el Papa le consultó sobre el ingreso de J. Gerónimo de Vilaragut en el monasterio de Santas Cruces, y la legitimidad de su profesión en él.
Era este hijo de la Reina Doña Margarita, viuda del Rey Don Martín, la cual secretamente casó con el caballero Valenciano Juan de Vilaragut; y porque esto quedase oculto, crió secretamente al niño, y en teniendo seis años de edad lo entregó al Abad de aquel monasterio; el cual le vistió el hábito laical y luego le admitió a la profesión, sin que ni el profeso ni los demás supiesen quién era él, ni su nombre, que también le había mudado. Mas el Abad en el artículo de la muerte declaró la verdad, y entonces acudió el profeso al Papa Nicolao V y con parecer de nuestro 
Obispo le absolvió de sus votos y se casó. También es notable que en su tiempo se concluyó la fábrica del claustro nuevo de la catedral en 1448. Muerto este Obispo, los canónigos eligieron Obispo per via de S. Sperit (como dice el Diario citado) a Mossen Bernardo de Casasaje, Deán y canónigo de la misma iglesia, y añade que no tuvo efecto la elección, porque el Papa hizo otra pocos días después. Aymerich supone que Calixto III nombró a un Bartolomé que tampoco llegó a poseer la dignidad. Lo que consta ciertamente es que el sucesor fue

Don Juan Soler, natural de Caldes de Montbui en el Vallés, electo por Calixto III y confirmado por Pío II. Dicen que San Vicente Ferrer le había profetizado esta dignidad. Lo cierto es que fue doctísimo, y como tal tenido y venerado por lo bueno y mejor de su tiempo. Había sido cura de Tamarit, penitenciario del Papa Nicolao V y embajador del sucesor Calixto al Rey Don Alfonso V de Aragón en Nápoles, de quien fue también testamentario. De este tiempo son algunas cartas que le escribió el Cardenal Eneas Sylvio (después Pío II). Hállanse entre sus obras, y son la del número 254, data Romae 26 martii 1457, en que por lo tocante al asunto le dice: Ecclesiam Barchinonensem confidimus tuam esse futuram, etsi modo aliquid subest impedimenti: tempus omnia donat. 
En la inscripción le llama electo Barcinonense. Item en la 265 data Romae 5 aprilis 1457, dice: Illud solum impedimento est promotioni tuae, quod alia negotia non componuntur; atque ita fit, ut utile per inutile vitetur. Otra es la 267, que nada contiene sino elogios de nuestro Prelado. Por lo dicho se ve la dificultad que hallaba en su promoción a esta Silla. Acaso se pensaba en honrar más al electo con la posesión de mayor dignidad. En 1458, día 25 de enero, suena todavía electo en una constitución del Capítulo de Lérida, donde dicen que el electo presentó al Capítulo por medio de su procurador Juan Bisbe una carta del Rey que no insertan allí: acaso podrá creerse de ahí que había sido canónigo de dicha iglesia. El Rey Don Juan II escribió al Capítulo a 20 de agosto de 1458 que había sabido que el electo Juan Soler había sido elegido Arzobispo de Monreal, y en su lugar electo Obispo de Barcelona Mosen Regas (este era un cubiculario de Calixto III), así que había escrito al Papa que anulase ambas elecciones, y en caso de venir las bulas para Regas suplicaba al Capítulo no fuesen admitidas, pues Soler no podía ser trasladado contra su voluntad según lo dispuesto en el concilio Constanciense. Esto decía el Rey, según el extracto que formó de la carta el padre Caresmar. Tuvo su efecto esta real solicitud, porque Pío II le confirmó a 2 de octubre siguiente, y el Rey con su carta, fecha en Lérida a 2 de noviembre mandó que se le diese posesión, como se hizo a 7 del mismo mes por medio de su procurador el Abad de Monserrat.
Durante todavía la ausencia del Prelado, el Papa regaló al Rey Don Juan II la rosa de oro bendecida en Roma en la dominica IV de Cuaresma, con cuya ocasión se hizo en esta iglesia solemne procesión día 1.° de junio de 1460. De esto da razón un Diario coetáneo con estas palabras: 
(N. E. otra mezcla:)
"Diumenge 1.° de junio de 1460 lo Rey ohi lo offici a la Seu e ana a la professo tenintse ab lo gremial; e anali devant lo Bisbe de Gerona que portava un roser de or fet a forma de una branca de roser, e alt a la sumitat una rosa de or, y en mitg della un safir petit; la cual habia enviado lo Papa al dit Rey; y es la que habia benehida lo quart diumenge de Cuaresma, com acostuma; y per ço se dice lo diumenge de lo rosa. (”)
Diago y Tarafa ponen su muerte en 1461. Aymerich dice que fue el 1463. Casi diez años vacó la Silla, los cuales se pasaron en resistirse mutuamente el Capítulo y el Papa a consentir en las elecciones que unos 
y otros hacían. Estaban muy turbados los ánimos con las disensiones que levantó el partido del Príncipe Carlos de Viana, y como el Papa favorecía el derecho del Rey Don Juan II anuló las elecciones que el Capítulo hizo para Obispo de Cosme de Monserrat, Obispo de Vique, a 5 de diciembre de 1463, y de Don Miguel Torrelles, hijo del Conde de Iscla, a 1.° de septiembre de 1468. Correspondió por su parte el Capítulo negándose 
a admitir por su Prelado al electo en 1465 por Paulo II, que fue Don Fr. Juan Jiménez Cerdán, Aragonés, monje de Poblet, el cual murió a 27 de julio de 1468, sin tomar posesión. Sin embargo de la turbación consiguiente a esta larga vacante, tuvo el Capítulo oportunidad para ordenar en 1464 el famoso y más principal Misal de esta iglesia, que después se imprimió en esta ciudad en 1498 y reimprimió en Lion (Lyon) en 1521. Finalmente quiso Dios que tuviese Pastor, aunque ausente siempre de ella, es a saber:
Don Rodrigo de Borja. Algunos han creído que este era el Cardenal que después fue Papa, Alejandro VI. Aymerich ha desvanecido en gran parte esta fábula. Yo puedo demostrar completamente que lo es sólo con copiar aquí la carta que vi original en poder del actual señor Abad de Ripoll Don Andrés Casaus, que es del Cardenal Rodrigo de Borja, dirigida al Rey de Aragón Don Juan II, su fecha en Segovia a 2 de febrero de 1473. Dice así: "S. M. - ab humil recomendacio precedent - Ara en aquest punt he rebudes letres de Roma quim signifiquen nostre Sant Pare ha transferit mon cosi germa en Bisbe de Barcelona, e ha pronunciat Don Pedro, lo fill del Comte de Prades, en Bisbe de Urgell, e lo Abat de San Feliu (de Guixols) en Bisbe de Gergent, segons vostra Altesa havia scrit e declarada sa intencio a la sua Beatitut. Lo que sumament regraciu a vostra Serenitat; e de aço perpetuament reste obligat a aquella, no solament yo, mes encara tots los meus: extimant aquesta colocacio del dit mon cosi germa, e les altres promocions ensemps fetes, a inmortal benefici a V. M.tat desijos servir e obeir a aquella en tot, lo que de mi ordenar volra; a la qual humilment me recoman. - De Segovia a dos de febrer MCCCC.LXXIII. (1473) - De V. M.tat - Devot servidor. 
- R. Cardenal Valentin. Vice Cancill: electus.” 
De este documento consta: 1.°, que el Obispo de Barcelona, provisto ahora, era primo hermano del Cardenal: 2.° que fue trasladado a esta Silla de otra, lo cual da margen para tener por cierto lo que se dice que antes había sido nombrado para la de Urgel en 1467. Mas en aquella iglesia no hay memoria de tal cosa, ni en ese año, ni en los seis que le siguieron de vacante: 3.°, que supuesto el tiempo necesario para que llegase a Segovia la noticia desde Roma, debió la traslación de este Obispo verificarse a fines del año 1472, y así será cierta la fecha de 11 de diciembre de ese año, que le señalan: 4.° otra cosa se ve en esta carta, y es el tratamiento de Majestad dado al Rey de Aragón tantos años antes de la primera vez que dicen que se dio a Carlos V en un congreso que se tuvo sobre la causa de los Indios.
Consiguiente a lo dicho nuestro Obispo tomó posesión a 7 de abril de 1473. Desde entonces en varios oficios dirigidos al Capítulo de Gerona, que he visto, suena su Vicario general Berenguer de Sors, Deán de esta iglesia y electo después Obispo Turritano, creo que en Cerdeña; el cual hizo varias constituciones con el Capítulo; entre ellas la con que se suprimió el officium Vasarii, que acaso sería un segundo sacristán o cosa tal. De otro Vicario general llamado Bartolomé Traveret, canónigo de esta iglesia, hay memoria en la colación de una capellanía en la de Granollers, hecha a 30 de agosto de 1478. El Obispo se estaba en Roma, donde logró que en 1476 le añadiese el Papa Sixto IV la dignidad de Prior de San Miguel del Fay. Poco la disfrutó, habiendo muerto en el diciembre de 1478. Le sucedió

Don Gonzalo Fernández de Heredia en esta Silla y en el priorato del Fay. Tomó posesión a 8 de junio de 1479 por su procurador Don Diego de Avellaneda, Obispo de Mallorca. Estaba entonces nuestro Obispo en Roma como embajador del Rey, mas no tardó en venir a su iglesia, de la cual le sacaron repetidas veces los negocios de la corona, que por su gran pericia se le encargaban. Del año 1486, a 24 de julio, es la constitución que hizo con el Capítulo de no admitir en canónigo a quien fuese ilegítimo o descendiente de Judíos, Moros o infieles hasta la quinta generación. Tarafa, que apunta esto, dice que a 13 del octubre siguiente se temperó en alguna parte la constitución. Esto era consiguiente a la introducción del tribunal de la Inquisición, que se verificó en ese mismo año. Hacia el 1490 fue trasladado a Tarragona, donde murió, no en Roma, como dijo Aymerich con muchos escritores: yo diré en lo de Tarragona. Con esta ocasión la tuvo el Papa Inocencio VIII para escribir 
al Capítulo con fecha de 6 de enero de 1490 pidiendo que recibiesen por su Obispo a Pedro Altissen, su secretario, y que trabajasen porque el Rey viniese a bien en esta elección. No sé quién la estorbó; lo que sé es que el sucesor fue otro Pedro muy distinto del que quería el Papa, que fue

Don Pedro García o Garsias, como se llama él mismo, natural de Játiva, doctor Parisiense, familiar del Cardenal Don Rodrigo de Borja, y Obispo de Alés en Cerdeña, Silla sufragánea de la metrópoli de Arborea. Todo esto era en el año 1488, cuando por su gran saber mereció que el Papa Inocencio VIII le mandase examinar y escribir contra algunas proposiciones de J. Pico de la Mirándula, y condenadas por S. S. 
Publicó pues el año siguiente: Determinaciones magistrales contra conclusiones apologéticas Jo. Pici Mirandulani Concordiae Comitis. 
Don Nicolás Antonio por considerar esta obra rara copió los títulos de las doce conclusiones que en ella se impugnan y condenan, como se hallan en el índice previo. Ximeno (Bibl. Val.) copió el texto entero de las conclusiones. Yo que he tenido la fortuna de hallar un ejemplar en esta biblioteca de Santa Catalina, podré añadir algo para los curiosos. El libro consta de 188 fojas fol., sin páginas. Al fin se lee: Impressum Romae per Eucharium Silber, alias Franck, natione Alemanum, ab anno nostrae salutis M.CCCC.LXXXIX. (1489) die vero XV mensis octobris. 
En el proemio o dedicatoria a Inocencio VIII se leen estas palabras: "Itaque, Pater Beatissime, cum apologeticus liber Joanis Pici Mirandulani, Concordiae Comitis, iussu tuo legendus et examinandus exhibitus mihi sit, in quo magorum et cabalistorum vanitates ac superstitiones suscitantur, et in quo nonnulla etiam ad fidem orthodoxam pertinentia falso interpretata, et defensa esse deprehendantur ... Quas ob res, 
Beatiss. Pater contra apologeticas conclusiones praefati Jo. Pici librum humili stilo et scholastico more Parisiensium theologorum scripsi; in quo SS. Patrum plurimorum sententias et determinationes magistrales (unde liber nomen accepit) collegi.”
También es notable y más que todo la conclusión: 
Finalis conclusio operis cum debita protestatione. = “Haec sunt, Beatissime Papa Inocenti, quae iussu tuae Sanctitatis contra conclusiones apologales spectabilis viri Jo. Pici Mirandulani, Concordiae Comitis, ego Petrus Garsias, de civitate Xativa, Valentinae diocesis, et Episcopus Ursellensis, in artibus et sacra theologia magister, anno salutiferae Nativitatis Domini nostri Jesu Christi M.CCCC.LXXXVIII. felicis pontificatus tuae beatitudinis anno IIII. in urbe Roma scripsi, in edibus Reverendiss. Domini mei Roderice de Boria, Episcopi Portuensis S. R. E. 
Vice Cancellarii, Cardinalis Valentini: In praedictis autem determinationibus magistralibus semper mens mea fuit conclusiones tantum, et non personam Jo. Pici damnare. Scio enim et expertum habeo pluribus concertationibus super hoc habitis coram R. P. Domino Jo. Episcopo Fornacensi, tuae sanctitatis magistro domus, et in huiusmodi causa comissario dignissimo, prefatum virum singulari ingenio pariter et doctrina ac eloquentia esse praeditum, etc.”
Mientras entendía en esto, el Papa Inocencio le promovió a la Silla de Barcelona, de la que tomo posesión a 12 de octubre de 1490; mas no vino acá hasta el día 7 de junio de 1493. En este tiempo medio, es a saber, a 12 de enero de 1491, escribió desde Sevilla el Rey Don Fernando al Capítulo que entregasen al Infante Don Enrique, su Lugar teniente el cuerpo de su hermano el Príncipe Don Carlos para conducirle a Poblet. Quedan acá algunas memorias de la liberalidad y amor de este Prelado para con su iglesia en los muchos ornamentos con que enriqueció la sacristía, y particularmente en más de cien volúmenes con que aumentó la biblioteca. He visto algunos de ellos que tienen al fin la noticia de su donación, que fue en 1502. Antes de esto, es a saber, en 1598 (1498), mandó imprimir un Misal, el cual he visto en el archivo de la iglesia parroquial de Santa María del Mar. Los aficionados a la tipografía no se disgustarán de leer aquí el epígrafe final, que dice así: 
"Explicitum est Missale completissimum in quo sunt multae missae votivae, et plura alia quae in aliis Missalibus communiter non reperiuntur: impressum Barcinone vigilanti studio et pastorali sollicitudine Reverentissimi Domini Petri Garcia, Praesulis dignissimi Barcinonensis, anno a nativitate Domini M.CCCC.LXXXXVIII. (1498) die 
XXVIII. mensis martii per Didacum de Gumiel, Hyspanum.” 
Sin duda estaba ya ordenado este Misal desde el año 1464, que es el que este impreso prescribe, que se grave en el cirio pascual, sino que nuestro Prelado debió añadir algunas misas votivas que era, según se colige de otros códices, un objeto muy principal de la devoción en aquellos tiempos. En 1502 a 6 de diciembre los Reyes Católicos instituyeron para esta iglesia la fiesta de la Expectación de nuestra Señora en el día octavo antes de la Natividad. De su tiempo es también la fundación de dos conventos de religiosas, uno de Dominicas (N. E. Domingas), que poco después en 1520 se sujetó al ordinario, alegando que no tenían en la ciudad para su asistencia religiosos que fuesen de la reforma. Era esto en tiempo de la claustra. El otro es de Franciscas, que llaman de Jerusalén. Murió el Prelado, dejando hechas varias constituciones oportunas, sábado día 8 de febrero de 1505, y se enterró en el coro de la iglesia. Siete días antes de morir expidió un decreto de indulgencias para la fábrica del claustro de Santa Ana de esta ciudad. Lo he visto original, y en el sello representa un gallo u otra ave. Lo mismo se ve en el escudo que queda en la parte del palacio episcopal, que reedificó.
En la vacante el Capítulo, celoso de sus libertades antiguas eligió por sucesor a su Arcediano mayor Don Luis Despla (: D' es Pla); mas él renunció prudentemente viendo ya tan autorizadas y en su vigor las reservaciones Apostólicas. Así fue que el Papa Julio II a 18 de abril del mismo año a instancias del Rey Don Fernando nombró por sucesor a

Don Enrique de Cardona, hijo de Don Juan Raimundo Folch, Duque de Cardona, y hermano de Don Fernando de Cardona, y sobrino de Don Pedro Cardona, Obispo de Urgel. Había nacido en Urgel el año 1485. Con esto dicho se está que al tiempo de su elección tenía apenas veinte años de edad, y al mismo tiempo, como dice Oldoino (Vitae Pontific.), se le dio en administración la iglesia de Urgel. De la nuestra tomó posesión a 18 de junio del mismo año por medio de su procurador Jaime Fiella, Deán y canónigo de la misma. En 1507 a 26 de febrero le dio el Rey Don Fernando la investidura de los feudos, que tenía por S. M. la mensa episcopal. En el mismo año a 9 de mayo hizo con el Capítulo la constitución de que el Lector Sedis de cualquiera orden y condición que 
fuese, jurase enseñar y defender en púlpito y cátedra el misterio de la Concepción de nuestra Señora. Estas y otras memorias de poca entidad quedan del tiempo que gobernó su iglesia, que fue hasta el 1512, sin llegar a consagrarse por falta de edad. En el dicho año a 21 de agosto fue promovido al arzobispado de Monreal en Sicilia, de donde volvió a España los años siguientes, pues se sabe que en 1522 acompañó al Papa Adriano VI en su viaje a Roma. Allí fue nombrado Prefecto del castillo de San Angelo, y regresando a su Silla, creado Cardenal de San Marcelo por Clemente VII; luego fue Virrey de Sicilia, y pasando a Roma a fines de 1529 murió allí a 7 de febrero del siguiente, y se enterró en la iglesia de Monserrate, de la corona de Aragón, cuya fábrica había costeado en gran parte. En su epitafio dice Tarafa que se lee al fin este dístico:
Optima prima fere manibus rapiuntur avaris;
Implentur numeris deteriora suis.
Entre los epigramas poco conocidos de Martín Ibarra Cántabro, hijo, se halla uno que copiaré aquí de la rarísima edición que posee en Lérida mi amigo Don Anastasio Pinós.
“Ad Enricum Cardonianum.
Cardonianorum spes gentis et aurea proles,
Gloria praesbiterum, Pontificumque decus.
Jam coluit mores rigidi Barcino Catonis,
Et vix menta tibi prima lanugo notat.
Sed tua nunc Siculo pietas celebratur honore:
Tertius et veniet cardinis altus bonos.
¿Quis generosa tuae silea (sic) monumenta iuventae,
Enrice, à Pylio (a) facta petenda sene?
Nam si vera canit, si me non fallit Apollo, 
Sancta virum poscit te sibi Roma caput.”

Don Martín García (b), Aragonés, natural de Caspe, colegial de Bolonia en 1466 y después canónigo de Zaragoza y Arcediano de Daroca en tiempo de San Pedro Arbués, el cual le había profetizado la dignidad episcopal, y a quien sucedió en el oficio de Inquisidor, y siéndolo fue también confesor de la Reina Católica Doña Isabel. También fue el primer inquisidor de Barcelona, junto con Fr. Alonso de Espino, nombrados ambos por el Inquisidor general Torquemada en 1487 para uniformar el tribunal de Inquisición en esta provincia, después de haberse establecido en Castilla. Poco después ascendió a consejero de la Suprema. En este estado fue electo Prior del monasterio de San Vicente de Roda a fines de marzo de 1489. Existen allí algunas cartas suyas originales que lo atestiguan. Con el crédito de su virtud y saber, de que da testimonio la Biblioteca española, no fue difícil que Julio II le promoviese a esta Silla, lo cual se verificó el mismo día que su antecesor fue trasladado a la de Monreal, es a saber, a 21 de agosto de 1512. Tomó posesión a 5 del noviembre siguiente. Hallábase en la curia Romana con cargo de embajador del Rey, y por esta causa no vino a su Silla hasta 22 de abril de 1515. Por su avanzada edad no asistió personalmente al concilio Tarraconense de 1517 sino por su procurador el canónigo Francisco de Solsona. Diósele también por Obispo auxiliar, que acá llamaban de gracia, a Don Guillermo Raimundo de Vich, que después fue su sucesor. El suceso más ruidoso y que basta para hacer memorable su pontificado 

(b) Un Martín García, canónigo reglar de Zaragoza, era Vicario general del Obispo de Mallorca D. Fr. Juan García en 1452, como he visto en los registros originales de aquella curia episcopal. Este no es el nuestro, según entiendo; porque la edad provecta en ese año no puede conciliarse con un obispado sesenta años después. 

fue la celebración del Capítulo general de la orden del Toisón de Oro en 1519, de que ya hablé en los correos anteriores. Nuestro Prelado se había ya retirado en ese tiempo a su patria, donde murió en 1521. Dicen que le hallaron muerto arrodillado. Pasado mucho tiempo el licenciado Joseph de Mediavilla publicó su vida escrita por Fr. Joseph Antonio de Hebrera, Franciscano, impresa en Zaragoza en 1700, 4.° 
Debió contribuir a los gastos este Capítulo, a quien el editor pidió algún auxilio con fecha en Zaragoza. He visto aquí su memorial fecho en Zaragoza a 16 de abril de 1698. Le sucedió

Don Guillermo Raimundo de Vich, natural de Valencia y hermano del célebre embajador de España Don Gerónimo Vich. Era ya presbítero Cardenal de San Marcelo creado por León X el año 1517. Tomó posesión de esta Silla a 20 de marzo de 1521. Poco después, esto es, a 11 del septiembre siguiente tomó posesión de la abadía del monasterio de Bellpuig o de las Avellanas, orden de Premonstratenses. De lo cual y de haberla resignado en favor del M. Fr. Cipriano Benet, Dominico, habla largamente Aymerich. Hizo constitución de que en los actos públicos ocupasen los canónigos el lugar que les correspondiese por su antigüedad. Esta es la única memoria que de él queda acá, porque la mayor parte de su pontificado (la) pasó en Italia, donde se halló en las elecciones de los Papas Adriano VI y Clemente VII, y al fin murió en Veroli en la Campaña (Campania) de Roma en el monasterio Cisterciense de Casamare a 25 de julio de 1525, y está enterrado en Roma en la iglesia de Santa Cruz in Hierusalem.
Durante su ausencia estuvo aquí de auxiliar Don Juan de Cardona, el cual a 27 de diciembre de 1522 bendijo el altar mayor de San Justo y Pastor, en cuya fiesta predicó el maestro Castelloli, Dominico. Este Don Juan Obispo lo era ya en 1520, como consta de una escritura de dotación hecha a la iglesia parroquial de Cornella, la cual autorizó y aprobó Joannes Cardona, Episcopus Plonacensis, Vicarius generalis Episcopi Barcinonensis. De este documento, que he visto original con el favor del señor Don Mariano Oliveras, Capiscol de esta iglesia, se infiere que el señor Vich sólo fue auxiliar hasta que le hicieron Cardenal en 1517, y entonces entró el señor Cardona, aún durante el pontificado de Don Martín García. Otra memoria de este Don Juan Cardona, Obispo Plonacense, hallé en el archivo de la catedral de Lérida, y es una escritura de tonsura que dio en Tortosa estando vacante aquella pro Capitulo Dertucensi, día 23 de junio de 1513. 
Oldoino en las Vidas de los Pontífices, refiere que entró a poseer esta Silla el Cardenal Sylvio Passarino, elegido por Clemente VII a 15 de julio del mismo año 1525, esto es, diez días antes de la muerte de Don Raimundo. Aténgome al silencio del canónigo Tarafa que alcanzó todo este tiempo, y no sólo dice redondamente que vacó la Silla hasta Don Luis de Cardona, sino que añade que en el tiempo de la vacante el Legado de Clemente VII Juan de Salviatis, diácono Cardenal de los SS. Cosme y Damián, aprobó algunas constituciones hechas por el Capítulo a su misma instancia. Cosa de que no había necesidad, si esta iglesia tuviese propio Pastor, y más si lo hubiera sido el Cardenal Passarino, de quien el mismo Oldoino refiere que vivió hasta el 1529. Así que si Oldoino no se equivocó, diremos que Passarino no tomó posesión de esta iglesia, y así no hay por qué detenernos en ello. No es de pasar en silencio que el día 21 de junio de 1525, estando aquí el Rey Francisco de Francia, después de asistir a los oficios divinos en la catedral, entró en el Capítulo y feu oracio a molts porcellanosos. Por una cartilla de órdenes, que he visto en la curia de Mallorca, consta a 16 de abril de 1527 que estaba vacante esta Silla, y que ese día dio órdenes el Arzobispo de Tesalónica Don Juan de Miralles. El sucesor fue

Don Luis de Cardona, hermano de Don Enrique, el primer Obispo de esta iglesia, electo por presentación de Carlos V, confirmado por Clemente VII a 27 de agosto de 1529. Tomó posesión a 29 de enero del siguiente. Del único año que le duró esta dignidad, sólo queda que asistió al concilio Tarraconense de 1530, y que mostró su caridad en la peste que comenzó ese año. Trasladáronle a Tarragona, donde murió en 1532. Sucediole

Don Juan de Cardona, que era ya Obispo auxiliar de esta iglesia desde el 1520 y Abad comendatario de las Avellanas desde el 1527, y tras esto Canciller de Aragón. Promoviole Clemente VII a 15 de febrero de 1531. Apenas tomó posesión en 18 del agosto siguiente, señaló su beneficencia aumentando las distribuciones al clero. No se consagró hasta pasados catorce años en 23 de agosto de 1545, en que lo hicieron los Obispos de Vique, Gerona y Constantinen. Una memoria hay ilustre de su tiempo, y es el haberse organizado el estudio general de esta ciudad, o digamos fundado, aunque anteriormente hubo algunos esfuerzos para ello. Púsose solemnemente la primera piedra a 18 de noviembre de 1536, y celebró la misa el auxiliar Don Juan Miralles, Arzobispo de Tesalónica, título que consta de la inscripción que queda en la calle llamada de Regomir, junto a una capillita de San Cristóbal, cuya primera piedra puso el mismo Arzobispo lunes a 8 de agosto de 1530, y esto es lo que dice la inscripción.
Otro Obispo titular hallo celebrando órdenes aquí en el convento del Carmen en los años 1540 y siguientes, llamado Fr. Baltasar de Heredia, Obispo Cirenense.
Imprimió un Breviario de su diócesi. Diago dice que murió en Torre Pallaresa, que es una quinta de la parroquia de Badalona, cerca de esta ciudad, el año 1546, día 1 de febrero, o el 11 de enero, como dijo Tarafa, el mismo día que había celebrado la primera misa en una capilla del claustro de San Gerónimo de la Murta. Su cuerpo se trajo a la catedral, y según nota un Diario se le hizo sepultura tan solemne como al Obispo Juan Soler, por ser persona de calidad y natural de Barcelona. Sucediole

Don Jaime Cassador, o Cazador, natural de Vique, confirmado por Paulo III a 13 del marzo siguiente, y consagrado a 20 de junio en el monasterio de Santo Tomás de Riu de Peras (: Peres : pedres; Río de piedras), diócesi de Vique, por el Obispo de aquella iglesia. Hizo su entrada solemne en Barcelona a 19 de agosto. El mismo año ya asistió personalmente a un concilio provincial, y por medio de procurador a otros que se tuvieron en su tiempo. Luego se erigió en colegio de PP. Jesuitas el monasterio que había sido de religiosas de Montalegre, y es la casa que ahora sirve de seminario episcopal. Murió a 4 de junio de 1561. En su vejez se le dio por auxiliar a Don Juan Jubi, Obispo de Constantina: así se lee en los mandatos que publicó el señor Climent para el convento de nuestra Señora de los Ángeles. También lo era en 1560 un sobrino suyo, consagrado por el mismo, y que le sucedió en esta Silla, y fue

Don Guillermo Cassador. En 1550, a 30 de octubre, suena en carta que le dirigió el Capítulo de Lérida, Abad de San Feliu y canónigo de Barcelona. Es cierto que era Abad de San Félix de Gerona desde antes de 1539; a lo menos uno de su nombre y apellido. Tomó posesión día 13 de enero del mismo año 1561, como dice Aymerich. Cosa inverosímil, y en cuyo cómputo precisamente hay equivocación. Partió luego para el concilio de Trento, y subscribió en él, añadiendo a la fórmula acostumbrada por los demás las palabras et confiteor eamdem cum patribus fidem, las cuales sólo usaron el Obispo de Salamanca Don Pedro González de Mendoza, y el de Tortosa Don Martín de Córdoba. Acompañole al concilio el doctor Don Juan Vileta, clérigo de quien hace un grande elogio Palavicino (Hist. Conc. Trident., lib. XVII, cap. VI, núm. 7). Corrigió nuestro Obispo el Breviario, y hallose en varios concilios provinciales, presidiendo uno de ellos en 1569 en nombre del Cardenal Arzobispo de Tarragona Don Gaspar de Cervantes. En el mismo año hizo imprimir por Claudio Bornat el Ordinario Barcinonense con una erudita prefacion. He visto un ejemplar en la biblioteca de Belén de esta ciudad, y de él he notado algo para nuestros ritos. En el de la bendición de las bodas es notable esta cláusula: "En lo bisbat de Barcelona ningun sacerdot pot fer esposalles sen licencia dels obrers de la Seu; per que en altra manera caurie en moltes penes.” Nace esto de un privilegio concedido a la fábrica de la catedral por el Papa Luna, asignándola por cada matrimonio que se celebrase en cualquier iglesia de la diócesi cierta cantidad, a proporción de la condición de las personas. Está todavía esto en uso, no habiendo aún concluido la fachada de la catedral. La cantidad menor que se paga es una peseta. Otras contribuciones hay para el mismo objeto en los ingresos de los curatos, etc. Nuestro Prelado murió a 13 de noviembre del año 1570. No es este Prelado el Guillermo Cassador, aunque de la misma familia; que fue auditor de Rota a principios de este siglo, y luego Obispo de Ager en Cerdeña, del cual habla Nicolás Antonio.
A 4 de septiembre de 1571 estaba vacante la Sede, como lo dice claramente Don Benito de Tocco, Obispo de Vique, en la escritura que hizo en esta ciudad de Barcelona sobre la reunión de los cuatro conventos de monjas de Santa Clara de Tárrega, Manresa, Vique y Cervera en el de esta última ciudad. Sucediole 

Don Martín Martínez del Villar, natural de Munébrega en Aragón, Inquisidor que había sido de Cerdeña, y Arzobispo a la sazón de Sácer. Vino a esta iglesia a 16 de abril de 1572, y la gobernó hasta el 1575, en que murió a 14 de diciembre. Le sucedió

Don Juan Dimas Lloris, pariente acaso del Obispo de Segorbe en este mismo tiempo Don Gil Ruiz de Liori, natural de Gandesa. El nuestro dicen que nació en Barcelona, y que sucesivamente fue Abad de San Feliu de Guixols, Presidente del Consejo de Aragón, Canciller de Cataluña y Obispo de Urgel, de cuya Silla vino a gobernar esta a 11 de septiembre de 1576, y la retuvo hasta su muerte, que fue a 8 de agosto de 1598. 
En estos veinte y dos años se sabe que asistió a varios concilios provinciales o por sí o por procurador; y que desempeñando bien su oficio en tiempo de la gran pestilencia de 1589, tuvo el consuelo de ver que no murieron del mal los que más se esmeraron en la asistencia de los apestados, ni ninguna de las religiosas que permanecieron en sus monasterios. Protegió las fundaciones que se hicieron en su tiempo de los PP. Carmelitas descalzos, y de las religiosas de la misma orden, de los Capuchinos y Mínimos. Otra hizo por sí mismo, que fue la del seminario Tridentino. Para el provecho de sus fieles publicó un tratado de Instrucción de Confesores. Otro monumento insigne nos queda de su piedad, y fue la ansia de hallar las reliquias de San Paciano, su antecesor. 
Perdida la memoria de ellas con las guerras y distancias de los siglos, sólo se decía que estaban en una arca depositada en la iglesia de San Justo. El Prelado, después de varias diligencias, se resolvió a abrirla día 3 de junio de 1593. Y aunque en ella hallaron gran parte de los huesos de un cuerpo humano, y dos o tres trozos de una tela, como tafetán, colorado; mas no hallaron letrero ni otra cosa por donde pudiesen rastrear que fuesen reliquias de San Paciano. El prudente Obispo tuvo por conveniente trasladar lo hallado a una arca nueva, y depositarlo todo en la sacristía de la misma iglesia de San Justo. Y contento con lo hecho, y con haber dotado bien la fiesta del Santo en la catedral, mandó por último que le enterrasen en ella al pie de su altar. Esto dio motivo para que en el año 1600 se declarase su fiesta por precepto en Barcelona, y a que se tratase de formar proceso sobre la identidad de dichas reliquias con la ocasión de algunos milagros. Lo cierto es que desde el año 1654 se hallan colocadas dichas reliquias, y en pública veneración, en la dicha iglesia, aunque nadie ha visto, ni ha sido posible hallar, el decreto que autorizó esta traslación y elevación. Sucedió a este Prelado

Don Alfonso Coloma, Valenciano (a: Vid. Xim. Bibll. Val., tom. II, fol. 175), hijo del Conde de Elda, Inquisidor de Portugal, canónigo de Valencia y visitador de aquella universidad por encargo del Rey. 
Consagrose en su patria y vino a Barcelona día 12 de diciembre de 1599. Cuatro años le duró el pontificado, y en ellos asistió a los concilios provinciales, celebró la canonización de San Raymundo de Peñafort, y puso la primera piedra para su nueva capilla en el convento de Santa Catalina. Con esta ocasión promovió la canonización de San Olaguer, vistió de nuevo su cuerpo incorrupto y construyó su nuevo sepulcro. Recibió la profesión de las religiosas capuchinas, siendo este el primer convento de España, y el Prelado como su fundador e introductor de tan austero instituto en la nación. Siendo pacífico de corazón entabló y efectuó cierta concordia con el Capítulo en 1602, con la cual tuvieron fin las largas desavenencias que ya más de sesenta años perturbaban la iglesia. En medio de todas estas útiles ocupaciones fue trasladado a la iglesia de Cartagena el año 1603, quedando esta vacante desde el 24 de enero del año siguiente. Allá murió pobrísimo por los pobres, sin hallarse con que pagar su funeral. Acá dejó no menores memorias de su caridad y gran deseo de su gobierno. Le sucedió

Don Rafael de Rovirola, natural de Vique, canónigo de esta iglesia, entrando en su posesión a 10 de abril de 1604. En el mismo año puso la primera piedra del nuevo convento de Capuchinas; y en 1608 a 27 de julio dedicó el templo de los PP. Mínimos, y a 24 de agosto el de las religiosas Carmelitas descalzas. Del mismo año es la licencia que obtuvo para que en su diócesis se rezase de los Santos propios de la ciudad y principado, con la circunstancia de rezar de Santa Eulalia en cualquier día de la Cuaresma en que caiga, y aun respeto de esto último hallo ya en la Consueta de Santa María del Mar, que si cayese en el día de Ceniza se rezaba de dicha Santa. De dichas fiestas se decía el oficio del Común desde la reforma de San Pío V. Mas en los que él dispuso e imprimió en 1609 hay insignes equivocaciones que se han continuado en todas las ediciones: tal es el decir que el cuerpo de San Severo está en esta catedral con expresión que indica no haber nada en otra parte, quedando una considerable parte en San Cucufat. Item que el de este Santo Mártir fue primero sepultado en Barcelona y después trasladado a Francia. Por último, son monstruosas y llenas de anacronismos intolerables las lecciones que se pusieron en la fiesta de la traslación segunda de Santa Eulalia; de lo que no diré más sino que el celo de algunos doctos individuos de este Capítulo que se esfuerza en persuadir la necesidad que en esto y otros puntos hay de corrección, encuentra con obstáculos que no son nuevos en el mundo. Estas son las únicas memorias que recogió Aymerich del Obispo, que murió a 12 de octubre de 1609. Tan escasa es la noticia del sucesor

Don Juan de Moncada, de la casa de Aytona, canónigo de Salamanca, y sucesivamente Sacrista y enfermero de Tarragona y Prior de Santa Ana de Barcelona. Las bulas para este obispado llegaron a 30 de abril de 1610. Tomó posesión por su procurador el Deán de la misma N. Mora. 
Le consagró Don Francisco de Arévalo, Obispo de Gerona, con asistencia de Don Onofre Reart, Obispo de Vique, y Don Francisco Virgili, de Lérida. 
Hizo su entrada pública a 20 de mayo. Poco después le trasladaron a la metrópoli de Tarragona. Según la opinión corriente esto fue a 22 de agosto de 1612, pero he visto un Diario escrito por un testigo ocular, el cual refiere que el señor Moncada, Obispo todavía de Barcelona, asistió a las honras de la Reina Doña Margarita en 19 de marzo de 1613, y que su promoción a Tarragona fue a 23 de abril de ese año, y que hasta el septiembre del mismo no le sucedió el señor Sans. Como sea, de tan breve pontificado queda aquí una insigne memoria, y es la parte que tuvo en pacificar y concordar a los Inquisidores con los conselleres y bayle de Barcelona en ciertas graves reyertas sobre jurisdicción. Sucediole 

Don Luis de Sans, natural de la Cerdaña, que de canónigo y Sacrista de esta iglesia había sido electo Obispo de Elna, y después el primero de la Silla de Solsona pasando al gobierno de esta en septiembre de 1613. Nada producen de él los Episcopologios. Yo hallo en los Diarios que a 24 de agosto de 1618 publicó y comenzó la visita contra el Capítulo como comisario real y Apostólico. De su tiempo es la tribulación que padeció este principado con los bandos de los Cadells y Niarros, que llenó la tierra de bandidos y de robos y muertes; a lo cual aludió Cervantes en la segunda parte de su Don Quijote. Hizo el Prelado cuanto pudo por restituir la paz: entre otras cosas a 16 de diciembre de 1617 hubo en esta ciudad jubileo general, el cual se extendió en las dos semanas siguientes por todo el principado con el fin de pedir perdón a Dios de los pecados que ocasionaron los bandoleros y sus partidos. Bendíjose la tierra, saliendo el clero en procesión por la puerta dels Talles. Murió a 23 de febrero de 1620, y se depositó su cadáver en la capilla de San Clemente, de donde fue trasladado a la actual de San Olaguer, en cuyo pavimento está su entierro. La losa tiene en la parte superior el escudo de sus armas, y en él este lema: Deum time et Regem honora. Al rededor de ella dice: Virtuti et merito amoris et benevolentiae Santiae gentis perenne monumentum. En el centro de ella hay esta inscripción: Illmo. Ludovico Sans et de Codol ex nob. Santia gente, Barc. canonico et Sacristae, Helenen. Antistiti designato, tum primo Caelsonen. Episcopo, tandem Barcinonensi, in hoc primario templo et in aede Sancti Clementi sacra anno quo decessit M.D.C.XX. coram Praesulibus Tarraconen. Gerunden. Helenen. et Dertusen. Cataloniaeque Pro-Rege deposito, quum anno M.D.CC.LXX. incorrupto corpore inventus in hunc quo requiescit locum translatus esset, viro virtute et sapientia cl. D. D. Franciscus Sans et de Sala, Barcinonensis canonicus, illius quintus a fratre nepos VII. id. quint. anni M.DCC.LXXVII. H. M. P. Sucediole 

Don Juan Sentis (Sentís), natural de Orta o de Cherta junto a Tortosa (Cherta es mucho más cerca de Tortosa que Orta, Horta de Sant Joan). Tomó posesión de un canonicato de Lérida, mediante procurador, en el día 30 de diciembre de 1588 en fuerza de letras Apostólicas presentadas al Cabildo en el día 28 del mismo mes y año. Del contexto de las letras se deduce que era clérigo Dertusense y que residía en Roma, donde otorgó los poderes. Se hallaba ya en su iglesia en el año 1590. En el día 6 de abril de 1598 era Arcediano de Ribagorza. Resignó su dignidad y canongía en manos del Papa, y en el año 1612 fue provisto por el Rey en el priorato de Santa Ana de Barcelona. A más de Obispo de esta ciudad fue presidente del Consejo supremo de Aragón y limosnero de la Reina Ana de Francia. Vino a su Silla a 29 de marzo de 1621, habiendo tomado ya posesión en el octubre del año antecedente 1620. Apenas cumplido el mes de su posesión el Capítulo de la iglesia de Lérida resolvió escribir al Rey pidiendo que diese el obispado vacante de dicha iglesia a este Prelado, en atención al conocimiento que tenía de su estado y negocios, por haber sido en ella canónigo y Arcediano muchos años. Las memorias siguientes prueban que no se verificó o no se concedió la petición. A 14 de agosto de 1622 fue hecho Virrey de Cataluña, y como tal juró a 12 de abril de 1623. La tardanza pudo nacer de que los conselleres de Barcelona pedían que viniese a esta ciudad el Rey Don Felipe IV a jurar personalmente sus fueros, según habían acostumbrado los Reyes anteriores. Con este motivo escribió a dicho Monarca Don Galcerán Albanell, Arzobispo de Granada, exhortándole a que condescendiese con la súplica de sus paisanos. Las cartas he copiado e irán luego.
Hizo la fábrica del seminario Tridentino de Barcelona, como consta del letrero del friso de la portada y consagró la iglesia de Cherta. 
Nuestro Obispo murió a 7 de octubre de 1632, y le sucedió

Don García Gil Manrique, nacido en Castilla y gran teólogo de Salamanca. Vino a esta ciudad a fines de abril de 1634; a lo menos sé de cierto que a 19 de este mes deliberó la universidad literaria de Barcelona asistir a la entrada de su nuevo Obispo. Presidió como decano de la provincia a los concilios de 1636 y 37, a los cuales no asistió el Metropolitano Don Fr. Antonio Pérez. Con ocasión de las guerras de este principado partió para Madrid y allí murió en 1651. Por la misma causa vacó esta Silla hasta el 6 de marzo de 1656, en que por medio de procurador, el Arcediano de esta iglesia Don N. Palau, tomó posesión de ella

Don Raimundo de Sentmanat y Lanuza, natural de Barcelona, donde fue canónigo, y después Obispo de Vique. Murió a 11 de enero de 1663, sin dejar otra memoria que la asistencia a un concilio provincial. En unas notas coetáneas que hay al fin de la consueta de Santa María del Mar se dice que murió en 1664. Sucediole

Don Fr. Alfonso de Sotomayor, natural de Carmona y religioso de la orden de la Merced, de quien fue también General y luego Arzobispo de Oristán en Cerdeña, de donde vino al gobierno de esta iglesia en 24 de agosto de 1664. Estableció el toque de campana para orar por las almas del Purgatorio, protegió la fundación del oratorio de San Felipe Neri y puso la primera piedra de la nueva iglesia de Belén día 8 de abril de 1681. 
Declaró que constaba de cultu immemoriali S. Oldegarii, et de casu excepto. Hay varios edictos suyos: es notable uno en que prohíbe comer rosquillas dentro de la iglesia el día de San Blas: murió a 10 de junio de 1682. Sucediole

Don Fr. Benito Ignacio de Salazar, natural de Logroño y Benedictino de San Millán de la Cogolla. Tomó posesión a 3 de abril de 1683. Gran celo tuvo en defender los derechos de su dignidad y no menos prudencia en sosegar los alborotos populares, como se verificó en los que acontecieron en 1688. Concedió que se erigiese la capilla de San Severo junto al palacio y catedral a favor de la congregación de clérigos de la misma. Fue esto a 28 de mayo de 1691. Falleció el 23 del septiembre siguiente o diciembre, como dice la consueta citada.

Don Manuel de Alba, natural de Madrid, hijo de un médico de Carlos II, Catalán. Trasladáronle a esta iglesia de la de Solsona a 3 de noviembre de 1693. Quedan de él algunos decretos relativos a la reforma del clero y nada más. Murió a 22 de abril de 1697. El sucesor fue

Don Fr. Benito de Sala, natural de Gerona, Benedictino, el cual tomó posesión a 27 de enero de 1699. De allí a dos años trasladó el cuerpo de San Olegario a la nueva capilla. Del mismo tiempo es un decreto que expidió mandando que los maitines, oratorios y otras funciones públicas finalizasen en cualquier iglesia de la diócesi antes del toque de oraciones. Con ocasión de las terribles guerras de sucesión, pasó a Madrid y estuvo algunos años ausente de su iglesia. Hecho después Cardenal por el Papa Clemente XI, a instancias del Archiduque Carlos de Austria fue preconizado a 30 de enero de 1713. Con este motivo se hallaba en Roma, de donde volvió a Barcelona a 10 de abril siguiente. No hay duda que debió regresar a aquella capital del mundo, donde murió a 2 de julio de 1715 y se enterró en la iglesia de San Pablo en la vía Ostiense. En las exequias que le hizo luego esta catedral sólo le trataron como Obispo, porque Felipe V jamás quiso reconocerle por Cardenal. Sucediole

Don Diego de Astorga y Céspedes, Andaluz. Era Inquisidor de Murcia, cuando le promovieron a esta Silla, de la cual tomó posesión a 19 de junio de 1716. Tuvo por Vicarios generales a Don Pedro de Copons, Arzobispo después de Tarragona, y a Don Baltasar de Bastero, Obispo después de Gerona. En 1720 fue promovido al arzobispado de Toledo, y 
luego fue Inquisidor general, y Cardenal también. Vacó la Silla el 31 de agosto del mismo año, y a 11 de febrero del siguiente la ocupó

Don Andrés de Orbe y Larreátegui, natural de Ermua, en Vizcaya. Los principios de su gobierno se señalaron con la concesión real, que permitió a los Obispos de Cataluña el uso de asiento y sitial, y todo el aparato episcopal en las solemnes rogativas: derecho que el antecesor había defendido con firmeza en Madrid. El P. Aymerich, que nos dio esta 
noticia, pudiera decirnos la ocasión de aquel pleito, que será curiosa. Este Obispo fue luego trasladado a Valencia en 18 de abril de 1725. Sucediole en el mismo año

Don Bernardo Jiménez de Cascante, Navarro, y Abad de la iglesia de Santander, que aún no era catedral. Hallándose en el concilio provincial de Tarragona de 1727, dio licencia a los PP. Agustinos de Barcelona para 
trasladarse al sitio actual. Trabajó mucho por la inmunidad, reforma y paz del clero; y ocupado en esta y otras funciones episcopales murió a 13 de diciembre de 1730. El sucesor fue

Don Fr. Gaspar de Molina y Oviedo, natural de Mérida, en Extremadura, del orden de San Agustín, y Obispo que era de Cuba. Tomó posesión a 30 de agosto de 1731 por procurador. El año siguiente fue trasladado a la iglesia de Málaga, después fue Gobernador del Consejo de Castilla, y Cardenal. Murió en Madrid a 30 de agosto de 1744. Le sucedió

Don Felipe Aguado y Requejo, natural de San Martín de Rubiales, diócesi de Osma, y doctoral de Sevilla. Tomó posesión en el octubre de 1734. Murió de allí a tres años a 3 de noviembre, y en esto poco mostró bien su celo por la restauración y estado floreciente del Seminario, a quien concedió la luctuosa, que los clérigos mandan al Obispo en sus testamentos, y dio algunos nuevos reglamentos para su gobierno, después de haber reparado en gran parte el edificio material. Estas mismas ideas, que siempre deben ser las primeras del Obispo, continuó y extendió el sucesor

Don Francisco del Castillo y Vintimilla, natural de Bruselas, de la orden de Santiago. Era canónigo de Málaga, cuando Felipe V le promovió a esta dignidad, de la cual tomó posesión a 11 de octubre de 1738. Quedan de él los decretos que promulgó sobre la reverencia de los templos, la santificación de las fiestas, la clausura de las monjas, ediciones de libros, conservación de los bienes eclesiásticos, secta de Francmasones, explicación de la doctrina en los púlpitos y celebración de la misa. Cosas todas dignas de la atención, del que ha de responder de ellas en el tribunal de Dios. Visitó las parroquias de San Justo, San Jaime, San Miguel y San Cucufat de Barcelona, que más de cien años no habían sido visitadas, como dice Aymerich. Pues en las parroquias de su obispado hizo muchas mudanzas y nuevos arreglos útiles. En 1740 fue hecho Vicario general de los ejércitos del Rey Católico. Otras cosas loables se cuentan de este Prelado, del cual quedó privada Barcelona día 3 de septiembre de 1747, en que partió al obispado de Jaén, a que había sido promovido. Murió en Baeza a 15 de noviembre de 1749.
En la vacante fue propuesto para sucesor el P. Fr. Pablo de Colindres, Capuchino; y renunciando él constantemente por su humildad, fue nombrado

Don Francisco Díaz Santos Bullón, natural de la aldea de Guardo, diócesi de Palencia, el cual tomó posesión a 18 de mayo de 1748 por su procurador Don Esteban de Villanova, canónigo y Arcediano de esta iglesia, y después Obispo de la de Tarazona. Queda memoria de un sínodo celebrado el enero siguiente. Poco tardaron en llamarle a Madrid; y a 25 de mayo de 1750 fue trasladado a la de Sigüenza. Sucediole el mismo año

Don Manuel López de Aguirre, natural de Toledo, y cura de San Justo en Madrid: Tomó posesión a 25 de agosto. En su tiempo se dedicaron las iglesias de PP. Agustinos y de San Felipe Neri. Puso la primera piedra en la de San Miguel de Barceloneta. Era celoso por el buen nombre del estado clerical, y más de que lo mereciese. En esta clase queda un edicto suyo del mes de noviembre del primer año de su pontificado, en que mandó salir de Barcelona a todos los clérigos no residentes en ella. Sábese que celebró un sínodo a 8 de febrero de 1751. Murió de apoplegía a 7 de febrero de 1754.

Don Asensio Sales, natural de Valencia, y Prepósito o Pavorde de su iglesia. Tomó posesión a 29 de enero de 1755. El mismo año se trasladó el Sacramento públicamente a la nueva iglesia de Barceloneta. En 1757 asistió al último concilio provincial de Tarragona, y fue el que propuso y pidió en él que se imprimiesen los concilios anteriores. Celebró sínodo, cuyas constituciones mandó imprimir. Gobernó su iglesia con singular aplauso y prudente celo hasta su fallecimiento, que fue en Barcelona el 17 de enero de 1766 de edad de 66 años, como dice Aymerich en su Episcopologio. Su retrato de cuerpo entero está en la sacristía de la parroquial de San Lorenzo de Valencia, donde fue beneficiado. Tuvo por sucesor a

Don José Climent, natural de Castellón de la Plana. Nació a 11 de marzo de 1706. Fue maestro de pajes de Don Andrés Mayoral, Arzobispo de Valencia, el cual, en 1740, le hizo cura de San Bartolomé de dicha ciudad. Canónigo magistral de la misma en 1748, contribuyó a la reforma de los estudios en su universidad. Instituyó y fundó la cátedra de locis, y quiso que fuese de los PP. de la Merced. Hecho Obispo en 1766 no quiso que le consagrase sino el Metropolitano; lo cual se verificó a 23 de noviembre del mismo año por Don Juan de Lario y Lancis, Arzobispo de Tarragona, y el 4 del próximo diciembre entró en Barcelona. Fue muy ejemplar en su vida interior, en el cuidado de su familia, reducida y religiosa, en su moderación y demás virtudes, muy caritativo y llano con los pobres. Visitó su diócesi con solicitud verdaderamente pastoral, y trató de remediar toda clase de abusos. Erigió diez escuelas gratuitas en diez conventos de la ciudad. Instituyó en Barcelona la devota práctica de las Cuarenta Horas. No contento con anunciar al pueblo la divina palabra, cuando no se lo impedían sus enfermedades y ocupaciones, quería que los eclesiásticos distribuyesen dignamente al pueblo el pasto espiritual; y a este efecto tradujo al castellano la Retórica de Fr. Luis de Granada, a cuya traducción añadió una carta preliminar, tan llena de celo contra los abusos del púlpito y vicios de la oratoria, que aún entonces dominaban, que causó la más pronta y útil mudanza en la predicación. Tuvo esta obra tal aceptación que en solos diez años se hicieron y despacharon cinco numerosísimas impresiones. Sus sermones, así morales como panegíricos, vieron la luz pública en seis tomos en 4.° En todos ellos, y no menos en sus edictos y pastorales, que también se imprimieron con una colección, descubre cuán gran teólogo era, y lo muy versado que estaba en la historia sagrada y eclesiástica y en todo género de literatura. Sobre todo, brilla una cierta entereza y celo por la verdad, y una elocuencia y facilidad en explicarse, que no son comunes aun en los ingenios más sublimes. La oratoria del púlpito se vio recobrar por él su antigua hermosura, y hacerse amar de los oyentes y oradores, que procuraron tomarle por modelo.
Sin embargo, no pudo librarse de los venenosos tiros de la envidia y de la calumnia. Según Sempere, tomo 2.° de su Biblioteca, el señor Don Carlos III encargó en 14 de octubre de 1769 a los cinco Arzobispos y Obispos convocados para el consejo extraordinario, y a los dos Generales de la Merced y del Carmen, que examinasen con la mayor atención todos los escritos del señor Climent, y que le expusieran con la mayor reserva y secreto lo que les pareciese, por haber llegado a sus reales oídos ciertas noticias poco conformes a la pureza y moderación que debe tener todo escrito. Esta comisión sirvió para realzar mucho más el justo concepto que tenía formado su Majestad del mérito de este Prelado. Después de examinarlos aquella junta ilustrada y respetable, lejos de encontrar en ellos alguna expresión digna de censura, informó en estos términos al Rey: "Debemos, Señor, confesar abiertamente que después de haber reconocido las mencionadas pastorales con la reflexión que es debida a la importancia del asunto, no hemos encontrado sentimiento alguno a que comprendamos que pueda con razón imponérsele la nota de que no conviene a un Obispo, ni proposición que sea impropia de su carácter, o que ofenda a la autoridad pontificia, o que se oponga a nuestra santa religión o a la piedad cristiana; antes bien hemos observado con mucha edificación nuestra que estos escritos promueven notablemente la sólida instrucción y piedad, y manifiesta en su autor un sacerdote en cuyos labios está custodiada la ciencia, un pastor vigilante para fortalecer su grey contra los contagios del siglo, y un celo episcopal, digno del tiempo de los Basilios y Crisóstomos.” 
Efectivamente, su sabiduría y celo por el bien espiritual y temporal de sus feligreses, su ardiente deseo de promover en ellos la sólida instrucción y pureza de costumbres, el rigor de la disciplina, la aplicación a las artes y otras virtudes que caracterizaron su ministerio, las acompañó y adelantó siempre con su ejemplo y elocuencia. Gobernó esta mitra hasta el año 1775, en que habiéndole promovido S. M. al obispado de Málaga, con el amor a la antigua disciplina renunció este e hizo dimisión de aquel, y se retiró a su patria a mediados de octubre del referido año.
Allí pasaba su vida encomendándose a Dios y ocupado de continuo en promover el bien de la religión y del estado con cuantos medios podía. Aumentó el salario que algunos años antes había señalado al maestro de mayores de gramática, mandando fabricar a sus expensas unas aulas muy capaces con decentes habitaciones para los maestros. Fundó también dos escuelas gratuitas de primeras letras en Valencia, una dentro de la ciudad y otra en la calle de Murviedro, ambas en la parroquia de San Bartolomé, de que fue cura, dotándolas de sus bienes patrimoniales y con unas casas que a este fin había hecho edificar en la ciudad, que producen lo suficiente para sostener ambas enseñanzas. Fundó asimismo en su patria una casa de niños huérfanos del uno y del otro sexo, al modo de la que había fundado en Valencia San Vicente Ferrer, y quiso que se pusiese bajo la protección de este Santo. Con su muerte quedó a medio concluir, mas la dejó corriente en 1789 Don Joaquín Segarra, canónigo de Valencia, su íntimo amigo y paisano, y otro de sus albaceas. Murió este insigne Prelado a 28 de noviembre de 1781 a los 75 años de su edad. Fue enterrado en la parroquial de la villa, no en el piso de la iglesia, como había pedido al clero, sino en el coro, junto a las gradas del presbiterio. Sobre su sepultura se puso una lápida de mármol negro con una inscripción que copiaré con tanto mayor gusto, cuanto que la supongo hecha por su sabio amigo y paisano el Illmo. Sr. Don Francisco Pérez Bayer, bien conocido en la república de las letras, el cual cantó la misa de cuerpo presente y ofició en los solemnísimos funerales. Dice así: 
D. O. M.
JOSEPHO. CLIMENT. CASTELLONENSI
EPISCOPO. BARCINONENSI 
PIETATE. DOCTRINA. INTEGRITATE. MORVM
DOMVS. DEI. ZELO. REI. QVE. PVBLICAE
AMPLIF. STVDIO. INSIGNI
QVI. MALACITANO. AD. QVEM. PROMOTVS
FVERAT. EPISCOPATV. RECVSATO
ET. BARCINONENSI. DIMISSO
AD. PROPRIA. REDIENS. QVOD. RELIQVVM
EI. MODICVS. IN. PATERNIS. AEDIBVS
INNOCENTISSIME. TRANSEGIT
SIBI. MODICVS. IN. PAVPERES. EFFVSVS
DEO. ET. HOMINIBVS. JVXTA. CHARVS

CLERVS. S. P. Q. CASTELLONENSIS
CIVI. OPT. ET. B. M.
POSS. 

OBIIT. IV. CAL. DECEM. MDCCLXXXI.
AET. LXXV.