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lunes, 27 de febrero de 2023

CARTA CXXXVIII. Concluye el catálogo de los Arzobispos de la santa iglesia metropolitana de Tarragona.

CARTA CXXXVIII. 

Concluye el catálogo de los Arzobispos de la santa iglesia metropolitana de Tarragona. 

Mi querido hermano: Vamos a concluir hoy este catálogo con la noticia de los Prelados de este siglo y siguientes. A Don Juan de Aragón sucedió

Don Arnaldo Cescomes (de Cumbis le llamaban los latinos de aquel tiempo), Catalán, nacido en la quinta o masía dicha de Cescomes, en el término del lugar de Puig de Reis, obispado de Urgel. Era ya canónigo de Barcelona y Vicario general de aquel obispado en 1305, y en 1312 se halló en el concilio de Tarragona como procurador del Cabildo o del Obispo de aquella iglesia, y fue el que leyó la sentencia en que los Templarios de estos reinos quedaron absueltos de toda sospecha de herejía, como noté más arriba. Promovido después a la Silla de Lérida, fue trasladado a esta metropolitana antes del año 1335, en que ya celebró un sínodo diocesano, y es el primero que se conserva de los Prelados de esta iglesia (a: Ap. núm I.). En el año siguiente celebró concilio provincial, cuyas constituciones andan entre las impresas. En 1337 escribió tres cartas, una a Benedicto XII y dos al Cardenal Juan de Convenis sobre la expulsión de los Moros de España, las cuales publicaron Baluzio, Miscell., tomo III, pág. 106, y el Cardenal Aguirre. Sostuvo los derechos de su esposa con gran celo. Del 1344 hallo que compuso las diferencias que había entre los curas y demás beneficiados de la catedral super colligendis, recipiendis ac distribuendis obventionibus seu caritatibus, quae pro processionibus extremarum unctionum, sepulturarum et absolutionum morientium, et capdans, etc. Nada más he hallado de este Prelado, sino que murió a 9 de septiembre de 1346. Está enterrado en el plano de la capilla de las once mil Vírgenes, que él construyó, y su epitafio dice así: 

Hic iacet Arnaldus bonae memoriae Archiep. Tarraconensis, qui etiam fuit Episcopus Ilerdensis; qui tam hic, quam in ecclesia Ilerdensi atque alibi, innumera bona fecit, et in Tarraconensi inter alia hanc capellam fecit, construxit et dotavit: qui obiit anno Dni. M.CCC.XLVI. V. idus septembris. Requiescat in pace anima eius. El sucesor fue

Don Fr. Sancho López de Ayerbe, Aragonés, de la orden de San Francisco, trasladado a esta Sila de la de Tarazona: hizo su entrada en marzo de 1347, y dicen que este es el primer Prelado que fue recibido con la pompa que hoy se acostumbra, y que recibió de sus vasallos en reconocimiento de señorío 25.000 sueldos. Era confesor del Rey Don Pedro IV y muy querido de él. En un sínodo que celebró en 1355 mandó observar en la diócesi la constitución que cinco años antes había hecho este Príncipe de que las escrituras se calendasen, no por los años de la Encarnación, sino por los de la Natividad, omitiendo el cómputo de nonas, idus y kalendas, y contando por su orden los días del mes (a: AP. núm. II). Otra memoria produce Blanc de su celo y constancia, y es la resistencia que hizo al colector de la Cámara Apostólica Jaime de Contestre, canónigo de Valencia, el cual exigía el tributo supuesto que el Conde Don Berenguer de Barcelona había ofrecido a la santa Sede de todo el territorio de Tarragona. El Arzobispo, haciendo ver que aquella fue una simple oblación, produjo tales razones que el Papa se dio por satisfecho; y ya no se habló más de tal exacción. No mostró menos su caridad en la peste que asoló este país el año 1348. Fue este azote bien conocido y sentido en toda la Europa; en esta diócesi perecieron todos los párrocos, y para suplir su falta encargó el Arzobispo a los jurados de los lugares que se buscasen cualesquiera sacerdotes seculares o regulares para su asistencia, a los cuales por el mero hecho de ser así elegidos, daba todas las facultades necesarias. También se sabe que condenó el error que enseñaba un monje Cisterciense hacia los años 1353, es a saber, que el hombre debe obrar por puro amor de Dios, y que no es lícito hacer el bien por la esperanza de la vida eterna. Tras esto sabemos que celebró cuatro concilios provinciales. Así, desempeñado bien su ministerio, murió día 22 de agosto de 1357, y fue enterrado en el convento de San Francisco de esta ciudad, el cual, como en las guerras se derribase, ha perecido su sepulcro. El Necrologio suple su falta; dice, así: XII kal. sept. anno Domini M.CCC.LVII. obiit Fr. Sancius de Ayerbe, XIX Archiep. Tarracon(.), qui multa opera fecit tam in castro archiepiscopali huius urbis, quam in aliis domibus pontificalibus. Es de notar aquí que el castrum archiepiscopale, donde Don Fr. Sancho construyó algunas obras es el que dicen Torre del Patriarca, no el palacio que hoy es archiepiscopal; porque este entonces era casa del Prepósito, y los Arzobispos no se trasladaron a ella hasta entrado el siglo XV. Tuvo por sucesor a 

Don Pedro Clasquerín, Catalán, que había sido canónigo de Barcelona, y como tal asistió en 1338 al juramento del Rey Don Pedro IV, cuando fue admitido por canónigo de aquella iglesia. Fue después Obispo de Huesca y de Mallorca, de donde fue trasladado a esta iglesia en febrero de 1358. Por agosto del mismo ya asistió a las cortes de Barcelona. El crédito de su doctrina le acarreó los honores de Patriarca de Antioquía y consejero del Rey Don Pedro. En 1359 creó el arcedianato de San Lorenzo en esta iglesia, suprimiendo para ello la obrería: el primero que obtuvo la nueva dignidad fue el canónigo de la misma Guillermo Botson. Celebró tres concilios provinciales y cuatro diocesanos: de los primeros están las constituciones en la colección de ellos; las de los segundos irán copiadas por mí, inéditas hasta ahora, a excepción de tres o cuatro que publicó Don Antonio Agustín; y esto quede dicho para los que mencionaré más adelante (a: Aps. núms. III, IV, V y VI.). En 1372 le encargó el Papa Gregorio XI el examen de la doctrina de Raimundo Lulio, delatada por Fr. Nicolás Eymerich, mas por sus ocupaciones se cometió el juicio a los Vicarios generales del Obispo de Barcelona. Del 1374 hay aquí memoria de haberse fundado un beneficio con el título de la Concepción de nuestra Señora por Pedro Francesch, comensal de esta iglesia. Construyó este Arzobispo el lienzo de muralla que corre desde el convento de San Francisco hasta el de Santa Clara. Defendió con gran tesón los derechos de su iglesia, singularmente contra las pretensiones de los vecinos de Tarragona; llegó el negocio a términos que tuvo que llevar su causa a la corte del Papa, donde se dio sentencia en su favor. Mas volviendo de allá le atajó la muerte en Francia, en la ciudad de Agde, día 10 de enero de 1380. Trajéronse acá sus huesos de allí a ocho años, y están depositados en la capilla de nuestra Señora, llamada de los Sastres, que él hizo, en una urna levantada en la pared con este letrero: Anno Domini M.CCC.LXXX. X die mensis januarii in civitate Achde obiit Reverendissimus in Christo Pater et Dominus Dominus Petrus miseratione divina Patriarcha Antiochiae, et aministrator ecclesiae Tarraconensis; ossa cuius sunt translatata in hoc tumulo (leo tumullo) die sabati XVIII. aprilis anno Domini M.CCC.LXXXVII. cuius anima requiescat in pace.

A esta época pertenece lo que Zurita, Diago y otros escritores refieren de la aparición, bofetada y amenazas de Santa Tecla al Rey Don Pedro IV de Aragón, si no reintegraba a la iglesia de Tarragona de todo lo que le había usurpado. A lo mismo alude la famosa carta de San Vicente Ferrer al Rey Don Martín sobre este negocio. También hallo del tiempo de nuestro Arzobispo la consagración de la iglesia de Santa María de Falcet que hizo de su licencia Fr. Petrus divina miseratione Ponderachensis Episcopus en la dominica tercera de octubre del año 1365. Vacó esta iglesia siete años por el cisma que afligía a la cristiandad; porque todas las iglesias de Aragón con su Rey se mantuvieron largo tiempo en el partido que llamaron de indiferencia. Esta fue la causa porque el sucesor

Don Íñigo Valterra, aunque promovido a esta Silla en el año 1380, no tomó de ella posesión hasta el 30 de enero de 1387, gobernando entre tanto la iglesia de Segorbe, que ya obtenía con el título de electo Tarraconense. Era natural de Valencia, y Canciller del Infante Don Martín, Duque de Monblanc, y había también obtenido la mitra de Gerona. A las memorias que de este ilustre varón publiqué en el Episcopologio de Segorbe debo ahora añadir que hizo concordia con el Rey Don Juan sobre los intereses y derechos de esta metropolitana, y que celebró cuatro concilios provinciales, cuyas constituciones se hallan en la colección de las Tarraconenses, y tres sínodos diocesanos inéditos hasta ahora (a: Aps. núms. VII, VIIII y IX.). También se tuvo en sus días el concilio de Gerona convocado por el Cardenal Don Pedro de Luna, Legado de Clemente VII, con el cual tuvo tanta cabida nuestro Arzobispo, que siendo Papa con el nombre de Benedicto XIII, le envió con embajada a su competidor Gregorio que estaba en Pisa para tratar de la unión de la iglesia por medio de un concilio general. Hallándose ausente este Prelado, su Vicario general, Pedro de Casas, hizo con el Cabildo la institución de las distribuciones que llaman comunes. Fue esto en 1393; lo cual confirmó el Papa Luna. Los últimos años de su vida pasó nuestro Prelado en Valencia, y finalmente murió muy viejo en Segorbe a 17 de febrero de 1407. Sucediole en el mismo año

Don Pedro Çagarriga, Obispo de Lérida, tomando posesión en el mes de julio. Antes había sido Arcediano de Benasque en la iglesia de Lérida. Ya se hallaba por entonces en esta provincia el llamado Papa Luna, donde encontró grande apoyo y abrigo en todas sus persecuciones. Nuestro Prelado fue uno de los que se mantuvieron en su obediencia, y de los que se hallaron en el concilio de Perpiñán de 1408, firmando los dos instrumentos que ya dije se hallaban originales en el archivo de la catedral de Tortosa, en los cuales se da por verdadero Papa a Benedicto. Obtenía este la dignidad de Camarero de Tarragona, y como tal, cuando vino a esta ciudad habitó la casa que por el oficio le correspondía; y en premio de lo afecta que le fue la iglesia, puso mano en la reforma de ella así en lo espiritual como en lo temporal suprimiendo la prepositura, y haciendo otras cosas que ya dije en los correos pasados. De Perpiñán pasó nuestro Arzobispo al concilio de Pisa de 1409, en compañía de Don Bonifacio Ferrer y otros Prelados, como Legados de dicho Papa. La relación de lo acaecido en este viaje y concilio halló manuscrita el señor Bayer en Florencia, y de ella habla en las notas a la Bibl. vet. de Nicolás Antonio, tom. II, pág. 214. Otro suceso ruidoso alcanzó y manejó nuestro Arzobispo, que fue la vacante del reino de Aragón por muerte de Don Martín, y la elección del sucesor en la corona. A su virtud y saber se debió en gran parte la tranquilidad de la provincia en días tan críticos; sobre todo fue singular la prudencia con que condujo asunto tan complicado hasta el fin deseado de la junta de Caspe. Él fue uno de los nueve electores; y aunque no estuvo por el Infante Don Fernando de Castilla, amole después mucho este Príncipe, y le hizo su Canciller, y en premio de sus buenos servicios le dio el castillo y villa de Ager, y aun en su muerte le nombró Consejero de su hijo Don Alfonso. Dicen que regaló a esta iglesia una espina y un pedazo de la fimbria del vestido del Redentor, con la cual se sabe que en el siglo XVI había costumbre de bendecir agua y darla a beber a los fieles en el templo. Consta de una resolución capitular de 14 de noviembre de 1588, en que se mandó que se bendijese el agua, pero que no se bebiese en el templo. Hizo nuestro Prelado varias constituciones para reforma del clero y culto en un concilio provincial que celebró, y en un sínodo que tuvo en 1410 (a: Ap. núm. X.). También costeó en parte el viril o custodia de plata dorada, para las procesiones del Corpus, que pesa 144 libras. Comenzó el retablo mayor de mármol, que se continuó por su inmediato sucesor, el cual tiene la misma forma que dicho viril. En su tiempo, aunque ausente él, mandó el Cabildo celebrar siempre las octavas de nuestra Señora con toda solemnidad, y en los versículos de las conmemoraciones de vísperas y laudes desde Pascua a Pentecostés añadir alleluya. Murió finalmente en Barcelona con grande opinión de Santidad a 31 de diciembre de 1418. Su cuerpo se halló entero de allí a siete años, y le trasladaron a esta iglesia: tiene su entierro en el pavimento del claustro en su entrada principal para la iglesia; está cubierto con una plancha de bronce, donde se leen estas palabras: 

Hic iacet Reverendissimus in Christo Pater et Dominus Dominus Petrus de Çagarrigua bonae memoriae Archiep. Tarraconens., qui obiit in civitate Barchinona ultima die decembris anno a nativitate Domini M.CCCC.XVIII, qui huic ecclesiae multa bona contulit, cuius anima requiescat in pace, amen, amen. El Necrologio dice esto más: instituit missam quotidianam, dum missa maior cantatur, et festum de fimbria vestimenti Domini. Donavit etiam imaginem argenteam B. Teclae, patronae nostrae. Este ilustre Arzobispo tuvo también un digno sucesor que fue

Don Dalmacio del Mur, natural de Albi, diócesi de Tarragona, y cura que había sido de la villa de Valls en la misma. Fue trasladado a esta Silla de la de Gerona en julio de 1419. En el siguiente tuvo el sínodo, cuyas constituciones te envío (a: Aps. núms. XI y XII.). Fue muy estimado del Rey Don Alfonso V, cuyo Embajador fue dos veces al Rey Don Juan II de Castilla, como se refiere en su Crónica. También fue enviado por la corte general de Cataluña, con otros ocho de varios estamentos, a visitar y cumplimentar al mismo Rey Alfonso, que se hallaba en Nápoles en 1422, saliendo para esto de Barcelona a 22 de octubre, a donde volvieron el día 12 de febrero del año siguiente. Asistió en las cortes que aquel Príncipe celebró en Tortosa el año 1426, y por su ausencia quedó presidente de aquella asamblea: encargo que desempeñó muy a satisfacción de todos. No se sabe la causa de no haberse hallado en el famoso concilio de la misma ciudad, presidido por el Cardenal Pedro de Fox en 1429. En sus actas, que publicó Harduino, se lee que estaba vacante esta Silla. Mas es cierto que nuestro Prelado la gobernó hasta después de 1430; como que Don Francisco Clemente, Arzobispo de Zaragoza, a quien sucedió, no murió hasta el 17 de diciembre de ese año. A las costumbres que todavía se resentían de la relajación consiguiente a las turbulencias del cisma, aplicó saludables medicinas en el concilio que celebró en 1424. Dedicado igualmente al decoro y ornamento de su iglesia, construyó, con los auxilios que le suministró el Cabildo, el gracioso altar mayor de mármol que hoy día permanece, poniendo él mismo la primera piedra, con las armas de Santa Tecla, día 9 de abril de 1429. Esto dicen los más, o todos los escritores; pero en el libro de cuentas de la fábrica del retablo, que existe original en el archivo, se ve claramente que se comenzó mucho antes esta grande obra, y que se trabajaba en ella en marzo de 1426. Además están las armas del antecesor, el señor Zagarriga, en escudo grande, sostenido de un genio, al lado de la epístola, en el gran zócalo (que vale más que todo el altar), y al lado del evangelio las del señor del Mur, de igual tamaño (leo tamayo) y proporción. Puede ser que en tiempo del primero se comenzase a labrar, y en tiempo del segundo a colocarse lo ya labrado. Tras estas y otras cosas ilustres pasó a gobernar la iglesia de Zaragoza en 1431, y dicen que murió allí al cabo de cinco años. No dice bien con esto la fecha de la dedicatoria con que Pedro Tomich, historiador Catalán, dirigió a este Don Dalmacio, Arzobispo de Zaragoza, el libro de su Crónica, que fue a 10 de noviembre de 1438, como se lee en un códice de la biblioteca de los PP. Carmelitas descalzos de Barcelona. En la Marca Hisp. (lib. III, cap. V) se supone equivocadamente hecha esta dedicatoria en 1448. Sobre esta prueba de lo que protegía a los literatos, es muy auténtico el testimonio del cronista Catalán Boades, el cual, en su Libre dels faeits darmes de Cataluña, inédito, y concluido en 11 de noviembre de 1420, dice de nuestro Don Dalmacio que, siendo Obispo de Gerona, le socorrió mucho para comprar libros y adquirir melladas (medallas) y otras antigüedades. En esta silla le sucedió el desgraciado

Don Gonzalo de Ixar, Aragonés, electo por Eugenio IV a 18 de abril de 1431, como consta de una carta que he visto en este archivo del Rey Don Alfonso V, fecha en Barcelona a 13 de octubre del mismo año, en que recomienda el electo al Capítulo. Tomó luego posesión a 17 del mismo mes de octubre. Era todavía lego, y así Don Otón de Moncada, Obispo de Tortosa, le ordenó de grados y subdiaconado en la villa de Reus, y luego le dio en Cambrils el diaconado; el sacerdocio recibió en Barcelona de mano de Don Dalmacio del Mur, su antecesor. Poco le duró su dignidad, de la cual no queda otra memoria sino dos constituciones que hizo en el Capítulo general de San Fructuoso de 1433, y el fin desastrado que tuvo de allí a dos años; porque andando a caza por los montes cercanos a la villa del (de) Valls, cayó del caballo y murió allí mismo. Yace su cuerpo en el pavimento de la catedral, cerca de las gradas del presbiterio, pero sin epitafio alguno, que no lo consintió poner su hermano Don Juan. El Necrologio suplirá esta falta; dice así: 

III. idus novembris anno Domini M.CCCC.XXXIII. obiit Dominus Gundissalvus Dixar, XXIIII. Tarrachonens. Archiep., qui venando cedidit de equo, et rupto collo expiravit prope villam de Valls in campo Tarrachone. Le sucedió

Don Domingo Ram, Aragonés, natural de Alcañiz, el cual, siendo Obispo de Huesca, fue uno de los nueve electores de Caspe. Después pasó a la iglesia de Lérida, donde fue creado por Martino V presbítero Cardenal, no diácono, como dice Zurita, con el título de San Juan y San Pablo, a 10 de marzo de 1430. Fue trasladado aquí a 25 de agosto de 1434. Era hombre muy conocido por su saber y virtud, de quien hay varias memorias en las historias de estos reinos. De sus hechos, durante este pontificado, sabemos que trató de reparar y concluir la muralla de esta ciudad, y también de remediar la escasez de agua con la construcción del acueducto llamado de Loreto; proyecto varias veces intentado, mas siempre sin fruto hasta nuestros días, como se dirá en su lugar. Llamado al concilio de Basilea, después de su traslación a Ferrara, supo excusarse con maña de su asistencia, aun en medio de las instancias con que el Rey Don Alfonso V le mandaba ir allá. Enviole este Príncipe a Roma por su Legado, donde fue hecho Cardenal y Obispo Portuense, y murió a 25 de abril de 1445, como se nota en el Necrologio. Tiene su entierro en la iglesia de San Juan de Letrán, con este epitafio: Hic jacet Reverendiss. in Christo Pater et D. D. Dominicus Ram, Episcopus Portuensis S. R. E. Cardinalis, Tarrachonensis nuncupatus. Qui obiit anno Dni. MCCCCXLV. mense aprilis, aetatis suae centessimo, vel circa. A los dos meses cumplidos del fallecimiento de este Prelado fue nombrado por sucesor

Don Pedro de Urrea, Aragonés, promovido a esta dignidad de la de Prior de Zaragoza, e hizo su entrada pública a 19 de mayo del año siguiente. Era muy alentado para las cosas de la guerra, y diestro en su política y manejo. Por esta razón el Papa Calisto III, que le debió tratar antes de ser promovido a la Silla de San Pedro, le nombró general de las galeras que armó en la expedición contra los Turcos; de lo cual dejó para memoria en esta iglesia el estandarte de que usaba, colgándole sobre el coro, como hoy subsiste: en él se ven las armas de San Pedro y las de nuestro Arzobispo. Premió también el Papa su desempeño con el patriarcado de Alejandría. En las guerras civiles de estos reinos, con ocasión de las pretensiones de Don Carlos, Príncipe de Viana, contra el Rey Don Juan II, siguió nuestro Prelado al principio el partido de los Biamonteses, esto es, del Príncipe: y aun fue uno de los nueve enviados al Rey pidiéndole, en nombre de los Catalanes, la libertad de Don Carlos, preso en Morella. Mas luego, viendo los excesos que en estas y otras demandas cometían los de su partido, pasó al del Rey, quien, en premio, le hizo su Canciller y Capitán general de la milicia. Hospedó también al mismo Rey en esta ciudad, y asistió a la Reina Doña Juana en su muerte, sucedida aquí a 13 de febrero de 1468. En el Archiepiscopologio ms. de Blanc se nota y prueba con buenos documentos que durante estas guerras civiles proveía el Rey todos los beneficios y curatos que pertenecían a Obispos o patronos del bando contrario, los cuales, por esto solo, se creían despojados del derecho de provisión. A los presentados por el Rey daba el Arzobispo la colación como Metropolitano. Con la ocasión de estos disturbios se hospedaron en esta ciudad personajes muy ilustres, entre ellos el Cardenal Don Rodrigo de Borja, Legado de Sixto IV, al cual presentó el Cabildo un regalo, compuesto de dos terneras, tres pares de ocas, otros tres de ánades, con otras aves, y dos botellas de vino griego, hecho en la villa de la Selva. De la sencillez de estos regalos, usados en aquellos tiempos, hice memoria otra vez hablando del que presentó al mismo Cardenal el Cabildo de Játiva. Entre los bienes que esta iglesia recibió de su Prelado, dos cuentan principalmente: uno fue la construcción de la sillería del coro, hecha en 1479, y otro la corrección del Breviario, que regía desde el pontificado de Don Bernardo Olivella, de cuyo códice y su edición hablé en carta anterior. En medio de todo este esmero y cuidado, y de una prelacía de cuarenta y cuatro años, es bien extraño que no se conserve memoria de haber celebrado ningún concilio provincial. Murió a 9 de septiembre de 1489. Tiene su sepultura en el pavimento del coro, con este letrero: Hic iacet Reverendissimus in Christo Pater Dominus Petrus de Urrea, Patriarcha Alexandrinus, et Archiepiscopus Tarraconensis, qui fecit hunc corum. Obiit autem IX. die sept. anno Domini M.CCCC.LXXXIX. En la sacristía mayor se guarda un báculo de cristal y plata, que es el de este Prelado, y no el de San Olaguer, como algunos creen. Tuvo por sucesor a

Don Gonzalo Fernández de Heredia, antes enfermero de esta iglesia, y Obispo de la de Barcelona. Fue trasladado por Inocencio VIII a 13 de junio del 1490, cuando se hallaba en Roma por Embajador del Rey Don Fernando el Católico. Allí se encontró en la elección de Alejandro VI, mereciendo en la vacante ser nombrado Capitán de la guardia del cónclave, y obtener después algunos otros cargos públicos. Pasó también a Nápoles a sosegar algunos motines, empleando en todo esto muchos años hasta muy cerca del 1500 en que vino por fin a su iglesia, sin haber aguardado la vacante de Alejandro VI como comúnmente se cree. Puesto aquí se dedicó a aumentar el culto y hacer algunos piadosos establecimientos. Entre otros conserva el Necrologio la memoria de que instituyó una misa cotidiana de quinque plagis en la capilla de monte calvario, y que se celebrase dicha fiesta con rito de semidoble: y que en la media noche del Viernes Santo se dijese todo el salterio por doce presbíteros delante del monumento. También se imprimió de su orden el Misal propio de esta iglesia, de que ya hablé en otra carta. Para desempeñarse de los gastos que tuvo que hacer en sus expediciones, se retiró al monasterio de Escornalbou, sitio excelente para el objeto, de donde no salió sino con motivo de su última enfermedad. Murió en esta ciudad a 21 de noviembre de 1511. Tiene su sepultura cubierta con planchas de bronce en el pavimento de la iglesia cerca del lindar de la entrada principal del templo, cuyas puertas hizo a sus costas cubriéndolas con planchas como hoy están. El epitafio dice así: Reverendissimo in Christo Patri Domino Gonsalvo, ecclesiae Sanctae Tarraconensis Archiepiscopo, ex Herediorum gente clarissima orto, devotissimo, pientissimo, Laurentius Episcopus Nicopolitanus (a) benefactori optimo, Praesuli incomparabili, defuncto XI kal. decembris anno M.CCCCC.XI cuius circa limen recondita ossa quiescunt. 

(a) En el Oriens Christianus del P. Lequien no hay memoria de este Obispo Lorenzo entre los que gobernaron la iglesia de Nicopoli.

Este Lorenzo Obispo sería su auxiliar y gobernador durante su ausencia y largo pontificado: sé que era ya su Vicario general en el mes de agosto de 1506. Muy breve fue el del sucesor

Don Alfonso de Aragón, natural de Valencia, hijo del Duque de Villahermosa y Conde de Ribagorza. Era ya muy anciano cuando le trasladaron a esta Silla de la de Tortosa, en el mes de julio de 1513. Después de lo cual sólo sabemos que murió a 26 de agosto del siguiente; y esto y no más dice el epitafio que está sobre su sepulcro en el pavimento del presbiterio al lado del evangelio.

A Don Alfonso de Aragón sucedió

Don Pedro Folch de Cardona, de linaje muy conocido. Era Obispo de Urgel cuando le trasladaron a esta Silla a 23 de marzo de 1515. Fue Canciller de los Reyes Don Fernando y Carlos V, y Virrey y Capitán general de Cataluña, oficios que se vieron en él unidos por la primera vez, y desempeñados según el gran crédito de su saber, política y nobleza. No se esmeró menos en el hospedaje que preparó a dos personajes ilustres, a quienes una suerte muy diferente trajo a Tarragona. Uno fue el Papa Adriano VI que vino a esta ciudad en 1522 a embarcarse para Roma en las galeras que le aprestó su discípulo Carlos V. El segundo fue el Rey de Francia Francisco I, a quien conducían por mar los Españoles preso a Madrid, y tomaron algún descanso en este puerto y ciudad, el día 23 de junio de 1525. Mucho contribuyó nuestro Prelado a sosegar un alboroto de los soldados mal contentos con el atraso de las pagas, de que hubiera podido resultar la fuga de tan ilustre prisionero. Celebró también este Arzobispo dos concilios, cuyas constituciones se conservan. Dotó la catedral, y construyó a sus expensas dos capillas espaciosas, que son la de Santa María Magdalena, y la de la Anunciación. En el comedio de las dos hizo un suntuoso sepulcro a sus tíos Don Jaime y Doña Timbor de Cardona, con estas inscripciones: Jacobo de Cardona, Cardinali dignissimo Petrus Archiep. Tarracon. regiusque Cancellarius, nepos et alumnus statuendum curavit. = Timbori Cardonati, vestali sanctissimae atque piissimae Petrus, Archiep. Tarracon. ac regius Cancellarius, nepos haud ingratus posuit. Dispuso asimismo un Ordinario o Ritual de administración de sacramentos, que se imprimió en 1530. Y este año murió nuestro Arzobispo a 11 de abril. Tiene su entierro con el de sus tíos, como también su sucesor y sobrino.

Don Luis de Cardona, que vino a esta Silla de la de Barcelona por el mayo de 1531. Escasamente duró su prelacía año y medio, mas este corto espacio de tiempo forma una época muy señalada en esta iglesia, porque entonces se verificó su secularización, de que ya hablé en mis cartas anteriores. Muerto este Prelado a 13 de noviembre de 1532 le sucedió 

Don Gerónimo Doria, noble Genovés, diácono Cardenal del título S. Thomae in Parione, después S. Mariae in porticu, que ya había tenido en administración las iglesias de Jaca y de Huesca. Tomó posesión de esta a 5 de julio de 1533 y esto por procurador, y así gobernó siempre la mitra por mano ajena, pues jamás vino a residir en ella. De lo cual nacieron males que no son irregulares en semejantes ocasiones; mayormente que uno de sus Vicarios generales era tan blando de condición que decía con frecuencia en su lengua nativa: non ho venuto á amazzare gl' uomini.

Hostigado el Cabildo con las continuas representaciones de los desórdenes, sobornos y ventas de la justicia, se vio precisado a mandar que concluido el actual gobierno, se renovase y pusiese en práctica la constitución del Arzobispo Don Sancho López de Ayerbe de officio Vicarii, en que se estableció que los Vicarios generales de los Obispos de la provincia siempre fuesen naturales, y nunca extranjeros. A pesar, y en medio de estos males, se celebraron cinco concilios, se formó la primera colección de los celebrados hasta allí, se imprimieron varios códices rituales, se agregó la dignidad de Camarero a la mensa capitular, y se hicieron otras cosas buenas. Murió este Prelado en Génova en el mes de marzo de 1558. En el mismo año, a 24 de mayo, murió también en el monasterio de Poblet el Obispo de Nicopoli Don Fr. Francisco Roures, de la orden de Santo Domingo, que fue auxiliar de este Cardenal. De allí a dos años le sucedió 

Don Fernando de Loazes, Obispo que era de Tortosa, habiendo antes gobernado las iglesias de Elna y Lérida. Tomó posesión de esta por procurador a 5 de agosto de 1560. Hallose en las cortes de Monzón de 1563. Tuvo un concilio en 1564, en el cual entre otras cosas se estableció que el Obispo de Elna, cuya iglesia estaba ya desmembrada de la de Narbona, desde el año 1511, resolviese a qué Metropolitano quería sujetarse, y eligió aquel Prelado al de Tarragona. A este mismo concilio se referían los canónigos de la metropolitana de Valencia, pidiendo a los de Tarragona la instrucción de lo que en él se había hecho para norma de lo que debían hacer en el que convocaba su Arzobispo Don Martín de Ayala. He copiado aquí la carta original fecha a 25 de agosto de 1565 (a: Ap. núm. XIII.). Buena prueba de lo que se dijo en aquellas cartas, que antes de ese año no hubo en Valencia ningún concilio provincial. Publicó varias obras bien conocidas de los doctos: San Pío V premió su mérito nombrándole Patriarca de Antioquía: fundó en Orihuela, su patria, un colegio de mi orden: finalmente, después del gobierno de cuatro mitras, fue trasladado todavía a la de Valencia en 1567. Del tiempo de este Prelado es el descubrimiento de minas de esmeril, alcohol, cobre, plata y oro en Albiol, lugar del señorío de esta iglesia. Los que las beneficiaban se obligaron a pagar al Cabildo, del oro la cuarta parte, de la plata la sexta, y de lo demás la octava. Sucedió al señor Loazes (a)

Don Bartolomé Sebastián de Aroyta, natural de Torrelacárcel, en las comunidades de Teruel, y Obispo de Pati en Sicilia. Fue trasladado en el mes de diciembre de 1567 y murió a los cuatro meses. Era muy frecuente en el coro, y amigo de que se saliese de él muy poco. En su tiempo Don Pedro Castellet, Obispo de Urgel, regaló a esta iglesia, de que antes fue Sacrista, algunas reliquias de San Fructuoso, las cuales dice él que halló en su catedral en la capilla de San Odón. Está sepultado este Arzobispo en el pavimento del coro con este epitafio: D. O. M. Memoriae amplissimi et clarissimi viri Bartholomei Sebastiani, Archiepiscopi Tarracon. olim Paccen. Episcopi anteaque Maioricensis, Cordubensis, Granatensis, et Siciliae Inquisitoris, qui obiit XVIII cal. maii anno M.D.LXVIII. H. B. M. P. Este es el primero de los Prelados de esta iglesia cuyo escudo de armas se halle adornado y cubierto con el sombrero archiepiscopal. El sucesor fue 

(a) El autor de las Noticias de la vida de Ambrosio de Morales, que se publicaron al principio del tomo III de la Crónica general de España, edición de Madrid, por Cano, 1791, trae en una nota la especie de que Don García Manrique de Lara, fundador por los años de 1565 del colegio de los Manriques de Alcalá, además de ser capellán mayor de S. M. y Camarero del Papa Paulo III, fue Arzobispo electo de Tarragona. Como no dice más de esto, ni acota el año de su nombramiento, ni acá se sabe de él, lo dejo estar así contentándome con haber apuntado esto, por si otro más feliz adelanta algo sobre ello. 

Don Gaspar Cervantes de Gaete, natural de Trujillo o de Cáceres, diócesi de Plasencia, como quieren algunos, trasladado a esta Silla en el mismo año de 1568. Antes había sido Arzobispo de Mesina y sucesivamente de Salerno. El Papa San Pío V le encargó las causas de mayor entidad que hubo en su tiempo, una de las cuales fue la del Arzobispo de Toledo Don Fr. Bartolomé de Carranza. A 17 de mayo de 1570 fue creado Cardenal del título, primero de San Martín in montibus, y después de Santa Balbina, y Legado Apostólico para los reinos de España. Llegó a esta ciudad por el mayo de 1572. En los tres años que gobernó personalmente la iglesia hizo muchos bienes sólidos y duraderos, con que aprovechó grandemente a sus sucesores. Tales fueron la creación del canonicato penitenciario, la fundación de un colegio de PP. Jesuitas, la del hospicio de pobres, la dotación de niñas huérfanas y la erección del Seminario conciliar, que dicen fue el primero de toda España. Sobre esto no puedo resolver por ahora. Lo que sabré decir es que en 1577 estaba ya corriente el Seminario, según se ve en las fundaciones de becas de ese año: y que en los poderes que el señor Cervantes envió desde Roma en 1571 a N. Ballesteros para tomar posesión de una comensalía, vacante en Escornalbou, se dice que San Pío V había aplicado las rentas de aquel monasterio pro erigendo Seminario con breve de 12 de marzo de 1569, a petición de nuestro Arzobispo. Algo más es esto que lo que se lee en la Historia de los Seminarios. Agregó el Prelado este establecimiento al de un estudio general o universidad, reuniéndolos en un solo edificio y suprimiendo para la dotación del primero el monasterio de canónigos reglares de Escornalbou, unido a la mitra, en el cual entraron luego los PP. de San Francisco. Antes de esta época había en la catedral escuela de gramática, según lo mandado en el concilio Lateranense III. Leíase también en ella teología por sujetos buscados de fuera, y así permaneció después hasta que se creó el canonicato lectoral. Mas no bastaba esto para el lustre y provecho de esta ciudad ni para los grandes deseos del sabio Cardenal, si no reunía las enseñanzas bajo un solo plan de constituciones: las cuales, porque él dejó incompletas, las perfeccionó el sucesor Don Antonio Agustín. Sobre la puerta de la universidad se halla la siguiente inscripción: D. Paulo, Apostolo, S. = Cum Gaspar. Cervantes. Gaete. S. R. E. Cardinalis. optimus. atque religiosissimus. Tarraconen. Antistes. magnam. vim. auri. ex. quo. vectigalia. mercedibus. solvendis. praeceptoribus. omnium. disciplinarum. (a) emerentur. Reip. nostrae dedisset. S. P. Q. Tarraconen. tanto. beneficio. excitati. locum. hunc. eisdem. disciplinis. docendis. extrui. iusserunt. VIII. eid. septemb. an. salutis. christianae. M.D.LXXII. Lud. Joanne. Liula. Fran. Febrer. Pet. Riber. Cos. 

(a) Entre las cartas dirigidas a Don Antonio Agustín, que se guardan originales en la biblioteca de los PP. Carmelitas descalzos de Barcelona, hay una de Antonio de S. Just, autor de esta inscripción, con fecha de 28 de abril de 1773, en que supone que en lugar de las palabras, ya grabadas, Praeceptoribus omnium disciplinarum, había él escrito la sola palabra Perceptoribus, incluyendo, además de los maestros, a los bedeles y oficiales del estudio que percibían algo de aquellas rentas. El lector juzgará del mérito de ambas lecciones. Lo cierto es que el cantero, ignorando el arte de las cifras, en la palabra Praeceptoribus juntó las dos primeras letras, y alargando el palo vertical por la parte inferior, puso el travesaño que es cifra de Per, aun estando sólo con la P; y así resulta de su escritura la palabra Perreceptoribus. Esto he dicho para satisfacer la curiosidad de los individuos de aquel cuerpo literario.

Hizo también un buen baluarte que hoy se conserva, conocido con su nombre. Celebró dos concilios, visitó su diócesi, y en las parroquias y otras iglesias dejó varias muestras de su celo y literatura. La catedral conserva la memoria de su corazón pacífico y enemigo de etiquetas, que destruyen el fin del ministerio sacerdotal. También se sabe que en 1574 trataba de remediar la falta de agua que padecía esta ciudad con la conducción de una fuente de Puig del fi; pero acaso estorbó tan útil proyecto su muerte, acaecida a 17 de octubre del año siguiente. De allí a dos años se trasladaron sus huesos de detrás del altar mayor al magnífico sepulcro que de su orden construyeron sus albaceas en la pared media entre las capillas de San Miguel y de las once mil Vírgenes. En la parte de la primera se lee: Michaeli Archangelo Sacrum. Gaspari Cervanti Gaete, ex Inquisitore Archiepiscopo Messanensi, item Salernitano, item Tarraconensi, Presbytero Cardinali, Antistiti sanctissimo et vigilantissimo, de Tarraconensibus optime merito ex testamento. Vixit an. LXIILI., praefuit ecclesiae an. VII., obiit XVI. kal. novembris M.D.LXXV. En la parte que mira a la capilla de las Vírgenes se lee: Virginibus S. = Inquisitoris primum functus munere: creatus inde Antistes Messanensium, Salernitanorum, et Tarraconensium: Romanâ et purpurâ coruscans verticem Gaete Cervantes tantillus pulvisculus iam fiet: hospes, dein exurget integer: pia interim parentem lugens Tarraco suae magistrum vitae habebit optumum. Estas solas inscripciones hay en su sepulcro; por más diligencia que he puesto no he podido hallar las dos cuartetas españolas que supone existentes en él y publicó Oldoino en su nueva edición de las vidas de los Papas y Cardenales. Sucediole el famoso 

Don Antonio Agustín, natural de Zaragoza. De los grados por donde llegó a esta dignidad y los negocios que manejó en los pontificados de Julio III y Paulo IV, y de sus destinos de Auditor del palacio Apostólico, Obispo de Alifa y Lérida, hablan largamente los que escribieron su vida. Yo por no hacer aquí un artículo infinito diré sólo algunas particularidades de su pontificado en Tarragona, que es donde echó el sello al crédito de su virtud y sabiduría. Comúnmente se dice que fue trasladado de Lérida por Gregorio XIII a 17 de diciembre de 1576. Pero sobre esta época hay que observar lo que resulta de tres cartas suyas originales que se guardan en este archivo. La primera, fecha en Lérida a 15 de noviembre de 1576, en que responde al parabién que le dio el Cabildo por su elección. La segunda, fecha en la misma ciudad a 21 de diciembre de 1576, donde supone que aún no habían venido las bulas de Roma. La tercera supone lo mismo, y está fecha en Aspa a 4 de enero de 1577. De los cuales documentos se infiere que fue electo por el Rey para Arzobispo antes del día 15 de noviembre de 1576, y que las bulas no habían venido aún a 4 de enero del año siguiente, y así no se debe seguir la cuenta de los que dicen que fue trasladado a 17 de diciembre de 1576. En lo que no cabe duda es en que tomó posesión el día 24 de febrero de 1577 por medio de su procurador Don Bernardo de San Clemente, Prior de Serrabona, en la diócesi de Elna; hizo su entrada pública a 10 de marzo del mismo año. El gozo con que lo recibió esta iglesia lo muestran bien las cartas sobredichas y otras dos más, que por ser inéditas he copiado (a: Ap. núm. XIV.), en las cuales se ve que aun antes de ser trasladado aquí era consultado por este Cabildo en los negocios más arduos y delicados. También incluyo otra carta suya inédita, en que da razón de algunas cosas del concilio de Trento, y fija el día de su nacimiento (a: Ap. núm. XV.). Casi la primera operación de su pontificado fue tratar de remediar los daños que ocasionaba un gran número de gente forajida que infestaba su diócesi, para lo cual logró de Gregorio XIII una bula en que los excomulgaba, reservándose su Santidad la absolución, excepto en el artículo de la muerte. Tradújola nuestro Prelado en lengua vulgar, y la imprimió al fin de las Sinodales. Y porque ni aun con esto se atajaron los males, y los facinerosos hallaban asilo en la villa de Reus, donde no podían entrar los ministros del Arzobispo por ser del señorío del Cabildo, trató con él que cediese a la mitra esta villa con reserva de la décima, etc. Fue esto en 1582, lo cual confirmó el Papa Gregorio XIII. Otro daño había remediado dos años antes con la traslación del hospital, que estaba junto a la iglesia, al lugar donde hoy permanece. Tampoco le permitía su ilustración la tolerancia de la costumbre que halló introducida de poner en ciertos días altares portátiles en las paredes de la iglesia para celebrar misas. Y aunque no pudo impedir que se pusiesen los altares y ramos, todavía logró que las misas se dijesen en los altares fijos de las capillas. Esto fue en 1581. Por este mismo tiempo entendía en la construcción de la famosa capilla del Sacramento, de que ya hablé en otra carta. Otro proyecto tuvo algunos años adelante, que hubiera sido utilísimo, si lo hubiera verificado: que fue el de construir un museo donde recogiese todas las antigüedades de Tarragona; mas de él y de sus malas consecuencias será bien decir cuando se trate de esta materia, que si haré, dándolo Dios. A este amor que tenía a las antigüedades, y al deseo de promover por cualquier medio la ilustración, debió el sabio Jesuita Andrés Scotto sus adelantamientos, y el docto impresor Mey la protección que le proporcionó el nombre que hoy tiene en la historia tipográfica. No era nuestro Arzobispo uno de aquellos sabios que viven para sí solos: donde hallaba el mérito lo buscaba y atraía a sí, y protegía y estimulaba en su carrera. Y no era como quiera amador de los literatos, sino mucho más de los virtuosos. Entre los cuales apreció mucho al B. Nicolás Factor, que por entonces estuvo algún tiempo morador del convento de Escornalbou; gustaba mucho de tenerle consigo, y con santo ingenio logró lo que tanto deseaba, que era ver al Santo en alguno de sus éxtasis. Porque, según la tradición de esta ciudad, dispuso un día que acabada la comida contasen a coros unos niños el Psalmo: Laudate pueri Dominum; con esto tuvo el negocio hecho, porque al llegar al Sit nomen Domini benedictum, se arrebató el Beato en largo éxtasis, tanto que hubo tiempo para que un pintor que estaba prevenido le retratase en tan envidiable actitud, y aun dicen que entonces compuso el piadoso y docto Arzobispo dos dísticos, que se escribieron en el mismo cuadro, y son los siguientes:

Dum gustas, Factor, Domini dulcissima verba, 

Raptus es in coelum, perfruerisque Deo;

Inde reddis laetus divino nectare plenus,

Atque doces coelum scandere quo liceat (a: Vid. Mayans, Vida de este Prelado, núm. 195, con algunas variantes en el segundo dístico.) 

En medio de su vasta literatura, que tiene acreditada con gran número de escritos, descollaba la eclesiástica, a la cual hacía servir como criadas todas las ciencias seculares. Así será fácil entender cuánto trabajaría en bien de su esposa, celebrando tres concilios provinciales y dos diocesanos. De cuyas constituciones se publicaron parte en su tiempo y por su cuidado, y parte por el del sucesor el señor Terés. Y aun él mismo, no contento con la colección formada por su antecesor el señor Doria, hizo otra de nuevo, en que sirvió mucho a la provincia y aun a todas las naciones sabias que han recibido siempre con la debida veneración las decisiones de la iglesia Tarraconense. También formó unas Ordinaciones pro choro, las cuales por ser inéditas he copiado del único ejemplar impreso en pergamino, que permanece en el coro de esta santa iglesia (a: Ap. núm. XVI.). Es de advertir que en estas ordinationes pone encabezado su nombre y apellido: Nos Anton. Augustinus. Lo mismo indica en las firmas con las iniciales A. A. y en todas las cartas poniendo A. A. Ilerden. = A. A. Tarracon. Cosa desusada en los Obispos, poner su apellido ni la inicial de él. Dejó este gran Prelado muchas obras mss., las cuales asegura el canónigo Blanc haber visto en el Escorial, cuando era capellán de honor de Felipe IV. Al mismo monasterio se condujo también gran parte de su librería, según el consejo que dio a Felipe II Don Juan Bautista Cardona, Obispo de Tortosa, en el tratadito De regia Sancti Laurentii bibliotheca; y digo gran parte, porque sé que una porción de sus libros están hoy día en el monasterio de Santas Cruces, de la orden del Císter, los cuales veré, si llego allá. Otros en la biblioteca del Duque (o Conde) de Villahermosa, en quien recayó la casa de Augustin. Ojalá hubiese concluido Don Martín Baylo, canónigo de esta iglesia, gran confidente de nuestro Arzobispo, el índice que había comenzado de toda su biblioteca; pero muerto el Prelado se contentó con publicar la parte que estaba hecha, en que da razón de 252 mss. griegos, de 562 manuscritos latinos y de 975 volúmenes impresos en varias lenguas. Buena muestra de la erudición de este grande hombre, acreditado con sus doctos escritos. Murió Don Antonio Agustín sábado día 31 de mayo entre cinco y seis de la tarde del año 1586. Sus huesos no se trasladaron al sepulcro de mármol donde hoy están, en la capilla del Santísimo, que él fundó, hasta el día 15 de septiembre de 1594. Pons publicó el epitafio que allí se puso; mas yo he querido copiarlo de nuevo con los mismos caracteres mayúsculos, conservando toda la ortografía y abreviaturas para comodidad de los apasionados a la memoria de tan ilustre Español. 

Dice así: 

S. S. EVCHARISTIAE S. 

ANT. AVGVSTINVS. ANT. PROCANC. F. CAESARAVG. PALAT. APOST.

AVDITOR. EPISC. ALLIFAN. PAVLI IV. AD PHILIP. ET FERD.

REGG. LEGAT. SICILIAE. CENSOR. ILERD. EPISC. MAX. PLAV

SV. TRID. CONC. INTERFVIT. INDE AD TARRAC. ARCHIEP. TRANSL. 

I. V. ET. HVMANITATIS. VINDEX. CLARISSIM. IVDEX. INCOR

RVPTISSIM. ELEEMOSS. LARGIT. EXCELLENS. ORACVLVM 

SAPIENTIAE. TERRESTRE. EDITIS. AVREIS. LIBRIS. ATQ. EDEN 

DIS. RELICTIS. HOC. SACELLUM. S.S. EVCHARISTIAE P. C. 

XPM. AC. S. THECLAM. TVTELAREM. EX. ASSE. HEREDD. FACIENS.

OBIIT. PRID. KAL. IVN. AN. MDXXCVI. AET. LXIX.

Lo sensible que fue a los Españoles la pérdida de este grande hombre declaró bien el P. Fr. Juan Gerónimo Ezquerra, Carmelita descalzo, en un Poema que por ser inédito y por amenizar un poco esta lectura, he querido remitirte (a: Ap. núm. XVII.).

Don Juan Terés, natural de Verdú, en Cataluña: estudió las humanidades en esta ciudad, y la teología en la de Valencia, con suma pobreza. Después, siendo beneficiado de esta catedral tuvo la lectoral por oposición; le hizo el señor Cardenal Cervantes canónigo penitenciario, y poco después su Obispo auxiliar con el título de Marruecos. Sucesivamente lo fue de Elna y Tortosa, de donde fue trasladado a esta metropolitana por Sixto V en mayo de 1587. Admitió y protegió las fundaciones de PP. Capuchinos, Agustinos y Carmelitas descalzos, y además mejoró el edificio de los Jesuitas. Promovió la canonización de San Raimundo de Peñafort (cuyo cuerpo reconoció en 1596 con comisión Apostólica), y la disciplina y culto por medio de los concilios provinciales que celebró. Felipe III le hizo su Virrey y Capitán general de Cataluña en la Pascua de 1602; y marchando a Barcelona para cumplir con este oficio, murió allí a 10 de julio de 1603, de edad de 64 años. Fue trasladado su cadáver a esta iglesia, y depositado en un sepulcro, construido en el cóncavo de la pared, entre las dos capillas de San Fructuoso y de San Juan Evangelista, que son sin duda las mejores de esta iglesia. Pons, en su Viaje, describió este precioso monumento de las artes. Las inscripciones que hay en él son dos: 1.a, Johannes Teres, Cathalon. ex Canonico Poenitentia. Tarracon. ad Eccles. Marroch. Elnen. Dertuse. ac Tarracon. evectus, Proregis ac Capitan. General. Cathalon. officio fungens, totius Provintiae damno nobis eripitur VI. id. jul. M.D.C.III. aetat. LIXV (LXIV). 2.a, Johannes Teres, patria Verdun litteris, morib. honorib. clariss. Eps. Marroch. Elenen. Dertusen. Archieps. Tarracon. Cathalon. Prorex et Capitan. general. Praesul. pientiss. Praeses sapientiss. Princeps. humaniss. obiit Barcin. VI. id. jul. an. M.DC.III. aetatis LXIV. De este Prelado hay un buen retrato hecho en su tiempo sobre la puerta de la sacristía de la capilla de San Fructuoso. Es del natural, y está con roquete largo hasta media pierna. No quiero omitir la noticia de que para la fábrica de una escalera pidió este Prelado al Cabildo dos piedras del muelle, prometiendo volverlas luego. De esto, que sucedió en 1594, se ve que la construcción o conservación de este edificio público estaba a cargo del Cabildo. Habíalo ya a principios del siglo XVI, pues al amanecer del día 15 de julio de 1507 entró en él la armada de Don Fernando el Católico, con su mujer Doña Germana; y las Actas capitulares de ese día dicen que llegó ad portum, Tarraconae fabricatum. Creo que se construyó hacia la mitad del siglo XV, de lo cual, y de su artífice, sé que se dio completa razón al señor Cean para su Diccionario de arquitectos españoles. En el día se está renovando este edificio tan interesante, y con grande extensión y comodidad de la marina y comercio, aprovechándose oportunamente de una grande cantera inmediata que proporciona no sólo el adelantar mucho la obra, sino la conducción de cantos gruesísimos, hasta de cuatro mil quintales y más. Los venideros, que no hallarán rastro de la cantera, apenas querrán creer que el puerto de Tarragona se hiciese sólo de ella, y que toda esta gran mole se compone de piedra jaspe, o que admite pulimento. Esto he dicho, por si no tengo ocasión de referirlo en otra carta. Volviendo ahora a nuestros Arzobispos, por muerte del señor Terés, dice Jimeno (Escritores de Valencia) que estuvo nombrado don José Esteve, Obispo de Orihuela; pero murió a 2 de noviembre del mismo año 1603, y así fue luego electo

Don Juan de Vich y Manrique, natural de Valencia, el cual, estando en Roma enviado por Felipe II, fue electo Obispo de Mallorca, de donde al cabo de treinta años vino a ser Arzobispo de Tarragona. Hizo su entrada a 16 de agosto de 1604. Fue Prelado pacífico y muy limosnero, y dejó algunas fundaciones para perpetuar su caridad. Lastimado de la escasez de agua que padecía esta ciudad, desde que se inutilizó el acueducto Romano, y de los males e incomodidades que a esto son consiguientes, trató de conducir una fuente de la ermita llamada de Loreto. En 1607 entendía en la construcción del acueducto un maestro Ferrer, el cual ofreció subir el agua hasta la catedral. Cumpliolo efectivamente; pero duró poco este bien, y no sé por qué. Más abundante y duradero fue el riego espiritual que dio a sus ovejas en un concilio provincial que celebró, y en un sínodo que tuvo a 26 de abril de 1607, el cual imprimió en esta ciudad Felipe Roberto. Llegó a ser nuestro Prelado el más anciano de todos los de España. Con este motivo se le concedió un Obispo auxiliar, el cual se consagró en Barcelona. Este era Don Juan Esterlich, que fue después Obispo de Jaca, y el mismo que llevó y acompañó el cadáver del difunto Arzobispo, que había muerto el 4 de marzo de 1611, al entierro que su ilustre familia tenía en el monasterio de nuestra Señora de la Murta, orden de San Gerónimo, del reino de Valencia, donde, concluida la iglesia nueva, se le dio sepultura en 1632. A dicho monasterio había regalado este Arzobispo toda su librería (a: Estas noticias las escribió un monje en las tapas de la Biblia políglota.) Le sucedió

Don Juan de Moncada, hermano del Marqués de Aitona Don Gastón de Moncada, Obispo de Barcelona, trasladado a esta Silla no en 22 de agosto de 1612, según la opinión corriente, sino en 23 de abril de 1613. No hizo su entrada hasta 25 de enero de 1617; porque con la ocasión de la vacante se suscitaron varios pleitos sobre su jurisdicción en esta ciudad, los cuales tardaron todo ese tiempo en terminarse en la chancillería de Barcelona. Y uno de los derechos que se mandaron conservar a su dignidad, fue el de ser recibido él y sus sucesores por los Cónsules de Tarragona, con las ceremonias que presencié en la entrada del Prelado actual. El lector que quiera instruirse en esta materia, puede acudir a un libro que publicó Don Francisco Vertamón, oidor de Barcelona, con este título: Recuerdos de los fundamentos que manifiestan el supremo dominio ... y la jurisdicción omnímoda que pro indiviso conservan en la ciudad de Tarragona la invictísima Protomártir Santa Tecla, su metropolitana iglesia, y sus Arzobispos con Su Magestad, impreso en Barcelona, 1684. A pesar de estos litigios, que le obligaron a vivir mucho tiempo en Barcelona, celebró dos concilios, uno en 1613 y otro en 1618, ambos inéditos. Era además recto, imparcial, y en el proveer los curatos sin acepción de personas, dadivoso y consolador de desvalidos. Con lo cual hubiera dejado memoria de uno de los más ilustres pontificados de esta iglesia, si los pleitos necesarios no le llamaran a otra parte sus rentas y atención. Murió en Barcelona a 3 de noviembre de 1622. Fue depositado en el monasterio de Pedralbas (Pedralbes), y luego traído a esta catedral y sepultado en el coro, con esta inscripción: Mausoloeum postumae ac perennis gloriae Illmo. et Revmo. D. D. Johanni a Moncada primum Archidiacono Canonico Salmanticensi, item Infirmario et Sacristae Tarraconensi, postea Priori S. Annae, ac Antistiti Barcinonensi, inde Archiepiscopo Tarraconensi; qui obiit die III. novembris M.DC.XXII. erectum. 

Si te pareciere ímprobo e inútil el trabajo que me tomo en copiar las inscripciones sepulcrales de los Prelados modernos de esta iglesia, reflexiona que sobre merecerlo ellos por su persona y dignidad, es grande el aprecio que los extranjeros han hecho de esta clase de estudio, publicando varias colecciones de inscripciones infimi aevi, entre las cuales es muy notable la que imprimió en 1760 Pedro Luis Galletti en 3 tom. 4.° mayor, sin añadir notas ni ilustración alguna; sino sólo hacinando por clases todas las que se hallan en Roma. Con esta salva seguiré mi catálogo y costumbre. Al señor Moncada sucedió

Don Juan de Hozes, Cordobés, Tesorero y canónigo de Cartagena: vino a esta iglesia ya muy viejo a 11 de noviembre de 1624. Murió a 22 de mayo de 1626. Lo más memorable que hay de su corta prelacía es la liberalidad con que dotó las comensalías y beneficios de la catedral. De aquí, y más de la vejez del Prelado, parece que resultaron algunos disturbios, que por fortuna fueron breves. El clero menor agradecido puso a su bienhechor sepultura junto al facistol del coro con esta inscripción: D. O. M. D. D. Joannes ab Hozes, Cordubensis, ex Thesaurario Cartaginen. huius almae Sedis Archiep. obiit XI kal. junii anno M.DC.XXVI cui largitori munifico praesbiteri commensales, et beneficiati Tarraconenses, hoc monumentum, quod ipse morte praeventus praestare non potuit, lugentes adhuc, munerumque memores, gratitudinis ergo construendum curarunt anno M.D.C.XXXIV. 

Muerto este Prelado se dice que fue electo Don Luis Díaz y Armendáriz, Virrey de Cataluña, de lo cual no sé más. El sucesor fue

Don Fr. Juan de Guzmán, de la Orden de San Francisco, Obispo de Canarias. Tomó posesión a 23 de mayo de 1628; hizo su entrada a 27 del julio siguiente, y a 4 de septiembre del mismo año le trajo el palio el Obispo de Barcelona. Tuvo varias reyertas con el Cabildo sobre puntos de jurisdicción, y aun publicó un libro en defensa de los derechos archiepiscopales, del cual veo que no se hace gran caso. Admitió gustoso la concordia que propuso a ambas partes Francisco de Eril, Abad de San Cucufat, Canciller del principado. En 1631 hospedó en su palacio al Rey Felipe IV que iba a las cortes de Barcelona. Después de lo cual y de haber celebrado, según dicen, un concilio, fue trasladado a Zaragoza en 1633. Sucediole a 16 de marzo del año siguiente

Don Fr. Antonio Pérez, célebre Benedictino, y bien conocido por sus escritos, singularmente por el intitulado Pentateucus Fidei. Era a la sazón Obispo de Lérida, y antes lo había sido de Urgel, después de haber renunciado la mitra de Santa Fé. Celebró un concilio provincial en 1636, que no se ha impreso. Ya entonces se hallaba sin razón disgustado de este país, que era el más a propósito para su avanzada edad. Pero dicen que difería (leo deferia) mucho a los consejos de un Abad llamado Mauro que traía consigo, y a quien encargó todo el peso del gobierno. Resuelto pues a marchar a Castilla, y despidiéndose para esto del Cabildo, le requirió este en la debida forma que llevase delante de sí la cruz como Primado de España, hasta llegar a la corte, y el Prelado lo prometió. Diéronle luego el obispado de Ávila, pero a pocos días murió en Madrid a 1 de mayo de 1637 y se enterró en el monasterio de San Martín. 

Vacó entonces la iglesia de Tarragona por espacio de diez y seis años. Fue la causa que poseída gran parte de Cataluña por las armas francesas, aunque Tarragona se mantuvo obediente a su Rey, el Papa Urbano VIII que trataba de apaciguar estas discordias, no quiso confirmar las provisiones de esta Silla hechas en el Cardenal de Esti, hermano del Duque de Módena, y en Don Pablo Durán, natural de Esparraguera y Obispo de Urgel. A la verdad no fue muy sensible que se frustrara la primera elección, porque el Cardenal era poco afecto a nuestra nación, y acaso hubiera carecido esta iglesia gran tiempo de la presencia de su Pastor. Mas la pérdida del señor Durán fue muy dolorosa para esta metrópoli, porque era doctísimo, y sobre esto amante de la justicia y de la buena disciplina, y por lo mismo muy a propósito para curar las enfermedades que casi todas las iglesias de este principado habían contraído con las vacantes que por la misma causa padecieron. De él y de sus escritos habla Don Nicolás Antonio en su Biblioteca. Rendida en fin Barcelona a 10 de octubre de 1652, luego fue nombrado y provisto Arzobispo de Tarragona

Don Francisco de Rojas, natural de Valencia, Auditor de la Rota Romana, conocido en el orbe literario por las decisiones que imprimió en León. Tomó posesión de esta Silla a 4 de julio de 1653, siendo en ella tan bien recibido como deseado. Con la vacante y las guerras que la ocasionaron halló casi destruido su palacio y relajadas las costumbres. A entrambos daños acudió con diligencia, y con la celebración de dos concilios provinciales. Sin embargo, no pudo evitar algunos disturbios y pleitos, que se ventilaron sin perderse la paz y tranquilidad de su iglesia. Fue trasladado a la de Ávila en 23 de abril de 1663. Le sucedió

Don Fr. Manuel de Espinosa, Sevillano, Benedictino, Abad de Monserrat y General de su orden. Era Obispo de Urgel cuando fue trasladado a esta Silla en febrero de 1664. En el mismo año ya tuvo un concilio provincial, al cual siguieron otros dos en 1670 y 78. Por decreto del segundo de estos concilios, se imprimió un Ritual en 1671, el cual, pág. 21, exime a los sexagenarios de la ley del ayuno. Hay quien sospeche, y con fundamento, que se ingirió furtivamente esta cláusula al tiempo de la impresión: cosa que no es nueva en el mundo. Lo cierto es que ni en los Rituales antiguos de esta iglesia, ni en el de Barcelona de 1620, ni en el de Lérida de 1682, ni en el de Paulo V se halla tal exención. Enmendó el señor Llinás este punto en el sínodo que imprimió en el año 1704, diciendo en la página 200 de sus Constituciones, algunos dicen que insta el precepto hasta los 60 años, pero eso último se debe medir con las fuerzas. Lo más extraño es que aún después de esta resolución, en las reimpresiones del Ritual siga ingiriéndose aquella exención de los sexagenarios, la cual ni es de concilio alguno provincial Tarraconense, ni de tan docto Prelado como era el señor Espinosa. Dícenme personas fidedignas que en un ejemplar de aquel Ritual que se conserva en el convento de mi orden de San Magín de este principado, se halla la nota siguiente: Es del doctor Jaume Gassol, qui feu y ordena lo present Ordinari, per haverlo elegit S. Illma., y el sínodo Tarraconense a dit efecte. Otra nota se halla después de la Pastoral del Arzobispo, en que manda la observancia de lo ordenado en el Ritual, y dice así: Esta carta pastoral tambe la feu lo doctor Jaume Gassol, per haverme S. Illma. ordenat que la fes en nom de ell: y axi matex lo contengut en lo present Ordinari; menos los casos reservats a S. Illma, que nom trobaba en Tarragona; que a trobarmi crech se aguessen disposat de diferent manera. No diré de esto más, sino que recientemente ha mostrado la obligación del ayuno en los sexagenarios el doctor Gaspar Llauger, director del Seminario episcopal de Barcelona, en la Disertación que publicó contra un P. Capuchino de Andalucía; donde de propósito examina la autoridad de este Ritual.

Volviendo a nuestro Arzobispo sé de él que visitó dos veces toda su diócesi, reparó y dotó muchas iglesias, entre ellas la capilla de nuestra Señora del Claustro de esta catedral, instituyendo en la misma muchas fiestas. Asistía con frecuencia al coro, trataba con grande humanidad a los súbditos, y con mayor liberalidad a los pobres. Murió dejando de sí muy buen nombre a 12 de febrero de 1679, y de su edad 82. Enterráronle en el coro con este epitafio: D. O. M. = Hic iacet in morte dives, per quem nullus in vita iacuit pauper, Illustriss. D. D. Fr. Joannes Emmanuel de Espinosa, Hispalen. nobilitate clarus, omnibus virtutibus clarior, liberalitate, aequanimitate, et in Deiparam pietate clariss. uno suo merito omnium suffragiis Montis Serrati Abbas, deinde Benedictini ordinis Generalis, Urgell. Episcopus, et Tarraconensis Archiepiscopus ut nulli cederet Hispanorum Antistitum Primas: obiit die XII Februarii anno M.DC.LXXIX. aetatis LXXXII Archiep. XV. Le sucedió

Don Fr. José Sanchiz, nacido en Valencia, de la orden de nuestra señora de la Merced, de quien ya dije en el Episcopologio de Segorbe, de cuya iglesia fue trasladado a esta a 28 de febrero de 1680. Tomó la posesión su auxiliar Don Gerónimo Solivera, Obispo de Tranopoli, al cual siguió en el mismo encargo Don José Mora, canónigo de Tarragona, Obispo Maroneiense. Celebró el Prelado dos concilios provinciales en 1685 y 1691: en este último publicó el oficio propio de Santa Tecla y su fiesta para toda la provincia. Fue muy dadivoso con su iglesia, a quien regaló entre otras cosas un cáliz de oro: reedificó el convento de su orden y dejó otras memorias de su liberalidad, paz, y celo pastoral. Falleció a 26 de marzo de 1694, y está sepultado en el coro con este epitafio:

Hic iacet per quem tanta pietatis in Deum, Mariam Virginem, Divamque Theclam monumenta surgunt, Illmus. et Revmus. D. D. Fr. Josephus Sanchiz, Minervae dilectiss. sui et sacri ordinis B. Mariae de Mercede honoribus summis praeclarus, Episcopatu Emporicen. et Segobricen. magnus, Archiepiscopatu Tarraconen. excelsior, Hispaniarum primatu celsiss. et meritis excelsior: tamen hic tandem nihil nisi pulvis et cinis; at vivit in cinere virtutibus superstes et fama: fama saeculo, virtutibus coelo. Obiit XXVI Martii M.DC.XCIV, sed luget adhuc Tarraco.: hodie vale dicit ultimum gratitudo, sed aeternum hoc marmore perenni XXV septembris M.DC.XCVI. En el coro del convento de su orden he visto un retrato de este grande Arzobispo, hecho por Juncosa el clérigo. De la misma orden y su General también, fue el sucesor

Don Fr. José Llinás, que tomó posesión a 16 de enero de 1695. Tuvo un concilio provincial en 1699 y otro diocesano que se imprimió en 1704, y este es el que rige en el día. Dio grandes muestras de su celo en las guerras que alcanzó, llamadas de sucesión, y no mostró menos su caridad en las ruinas y desgracias que padecieron los conventos de San Francisco y Santo Domingo y todos los edificios cercanos a una torre antigua que servía de almacén de pólvora, la cual con horrible explosión se voló por un rayo, día 3 de septiembre de 1700. Era incansable en predicar, y de una liberalidad inagotable con que enriqueció su palacio, iglesia, y varios monasterios. Hizo la capilla y altar de San Pedro Armengol en la parroquia de la Guardia.: impetró su rezo, y lo mandó celebrar de doble en toda la diócesi: erigió el convento de la enseñanza de niñas en esta ciudad, amplió el palacio, impetró el rezo de San Ramón Nonato para toda la iglesia: fundó el rosario diario con canónigos, comensales y beneficiados en la capilla de nuestra Señora del claustro; y fundó la cátedra de moral en el convento de Santo Domingo, donde está su retrato. Murió a 15 de noviembre de 1710 en Barcelona, y fue trasladado su cadáver a la iglesia de San Lázaro de Zaragoza. 

Por muerte de este Prelado, ardiendo todavía Cataluña en guerras, fue electo por Carlos III de Austria en Arzobispo Tarraconense Don Isidoro Bertrán, Catalán, canónigo y Arcediano mayor de Gerona, y fue confirmado por Clemente XI y consagrado en el convento de Santa Catalina virgen y mártir de Barcelona, día 13 de noviembre de 1712, por Don Jorge de Espínola, Arzobispo de Cesarea y Nuncio del Papa a Carlos III de Austria en Barcelona, con asistencia de los Obispos de Cartagena de Indias y de Solsona. Había ya tomado también la posesión de esta Silla a 15 de octubre del mismo año y recibido ya el palio de S. S. Mas durole poco esta posesión pacífica, porque a 15 de diciembre del mismo año está fecha la orden del Rey en que como a intruso en la Sede se le desterró de ella y de la provincia, mandándose al mismo tiempo al Capítulo que se gobernase como en Sede vacante, y depositase los frutos del Prelado. Obedeció este, y se fue sin duda a Italia. Noticioso el Papa expidió una bula que empieza In excelsa, en la cual condena como atentado todo lo hecho. Está fecha a 17 de marzo del año siguiente 1714. La he visto impresa en la librería de mi convento de Palma en Mallorca. A pesar de ello el Arzobispo Bertrán tuvo la misma suerte que su Rey Carlos III, y así nadie lo cuenta en el catálogo de los Arzobispos, cuyo ejemplo ha seguido el señor Amat en su Historia eclesiástica. Sabemos, finalmente, que murió en Génova a 9 de octubre de 1719, y que está allí enterrado en el convento de PP. Capuchinos. Estuvo vacante esta Silla hasta el año 1721, en que a 20 de marzo tomó de ella posesión 

Don Miguel Juan de Taverner y Rubí, Catalán, Arcediano mayor de Tarragona y después Obispo de Gerona, el cual en calidad del más anciano de la provincia había juntado un concilio provincial en aquella ciudad el año 1717, en que se establecieron cosas muy útiles. Y esto es lo único que trabajó por la provincia, porque a los cuatro días de tomada posesión murió con desconsuelo de los buenos. Está enterrado en la capilla de Corpore Christi, mas su epitafio está maltratado y enteramente ilegible. Le sucedió un gran Prelado, que fue

Don Manuel de Samaniego y Jaca, natural de Logroño, canónigo penitenciario de San Juan de la Calzada, electo Obispo de Oviedo, el cual entró en esta ciudad a 21 de abril de 1722, y desde luego se aplicó a reformar los males que de las guerras y vacantes anteriores habían nacido. Predicó muchas veces con eficacia, y para más mover a penitencia dispuso unas procesiones, en que él mismo se presentó con una soga pendiente del cuello. A lo cual y a sus visitas por la diócesi siguió gran reforma del clero y del pueblo. El principal remedio era el de los concilios provinciales; echó mano de él en el mismo año 1722, pero fue mucho más útil el que tuvo en 1727, cuyas constituciones extracta en su Historia el señor Amat. La más notable entre ellas es la que trata de disminuir el número de las fiestas, sobre lo cual, como preparando los ánimos ya había impreso una pastoral en 1725 ponderando la observancia que se merecen los días festivos. Otros muchos bienes se esperaban de este Prelado, pero fue promovido a la silla de Burgos hacia el año 1728, la cual renunció el año 1740, y murió de allí a cuatro años en su patria. Después de su promoción a Burgos le sucedió en nuestra catedral

Don Pedro Copons y Copons, natural de Barcelona, de la casa de los Marqueses de Moya, trasladado de la Silla de Gerona a 26 de febrero de 1729. Mostró luego su mansedumbre y amor a la paz en las constituciones que hizo para cortar los disturbios sobre oficios y empleos en el coro, las cuales se conservan pendientes en él. Fue muy limosnero y solícito en inquirir y remediar la pobreza. Hizo algunos regalos a su catedral. Sus principales hechos son los tres concilios provinciales que celebró, en que dicen que hay establecidas cosas muy útiles. Promovió mucho la devoción del corazón de Jesús. Durole el pontificado 23 años, y murió a 19 de abril de 1753. Está enterrado en la capilla de Corpore Christi con esta inscripción: D. O. M. Lacrimas si quaeras, siste, lapidem hunc intuere, et eo oppressam luce petram, quae in pietatis montem creverat. Petrus Copons et de Copons hic iacet, divitiae pauperum, egenorum opes, Marchionibus de Moya natus, Barcinonae Canonicus, Gerundae Episcopus, Tarracone Archiepiscopus: ubique illustrissimus vixit, sed illustrior fuit morte, quam obiit Tarracone omnium ordinum luctu anno a Christo nato M.DCC.LIII., aetatis suae LXXIV., XIII. kal. mai. hebdomada, ut vocant, sancta; et quidem, ni invenisset, certe morte sua effecisset. A este Prelado sucedió

Don Jaime de Cortada y Bru, natural de Barcelona, y de familia muy antigua, a lo menos suena ya su apellido en la donación que he visto original, hecha por Don Alfonso II a Enego Cortada de una heredad en Matamalan con el campo de Machuchga, fecha en Zaragoza en el mes de junio, era 1216 (año 1178). Nuestro Arzobispo vino a esta Silla de la de Zamora a 26 de mayo de 1755. Celebró concilio en 1757, el último de esta provincia: en él se mandó que las actas de todos se recogiesen e imprimiesen; cosa que no se ha efectuado. Con la gran devoción que tenía a la Protomártir Santa Tecla comenzó su nueva capilla, en cuyos cimientos se puso la primera piedra a 17 de agosto de 1760. Nada más sé de este Prelado, sino que murió a 28 de abril de 1762. Su entierro está en el plano de dicha capilla con esta inscripción: D. O. M. = D. D. Jacobus de Cortada et Bru, huius sanctae Tarraconen. Ecclesiae Archiepiscop., antea Episcop. Zamoren. etc. incoeptum suis sumptibus hoc in honorem Prothomartyris Theclae sacellum consumare non potuit morte praeventus V. kalend. maii M.DCC.LXII. H.S.E.L.D.D.CC. idib. mai M.D.CC.LXXVIII. Tuvo este Prelado por Vicario general a Don Mariano Martí, natural de Valls, que después fue Obispo de Puerto Rico y Caracas. Muy breve fue el pontificado del sucesor

Don Lorenzo Despuig y Cotoner, natural de Palma en Mallorca, de cuya silla fue trasladado a 12 de octubre de 1763, y murió el año siguiente día 22 de febrero repentinamente. Su epitafio en la capilla de Corpore Christi, manifiesta algunas circunstancias de su vida, y por lo mismo lo copiaré aquí: D. O. M. = Hic situs est Illustrissimus D. D. Laurentius Despuig et Cotoner, patriâ Palmensis, genere nobilissimus, Canonicus Balearicus, Clericus honorarius Philippi V. Regis Hispan., et ab eleemos. Philippi Borbonii, Parmae Ducis, Episcop. Balearicus, Eccles. Tarracon., Archiepiscopus, Primas Hispaniarum, qui facile primus omni virtute et splendore sui desiderium Eccl. Tarrac. brevi suae reliquit inmortale, cum vixisset annos LX. Vita functus est, et elatus acerbissi. luctu omnium ordinum die XXII. febr. an. a Chris. nat. M.DCC.LXIV. Poco después le sucedió 

Don Juan Lario y Lancis, Aragonés, nacido en Torrecilla del Rebollar, promovido a esta Silla de auxiliar de Zaragoza, tomó posesión a 30 de octubre de 1764. Su primer cuidado fue arreglar un plan beneficial así en la matriz como en toda la diócesi, obra utilísima con que proveyó a las necesidades del pueblo sin queja de los residentes. Visitó tres veces su diócesi, una la isla de Iviza, ejercitando con gran solicitud en todas partes las funciones episcopales. Consagró en su catedral al Obispo de Barcelona Don José Climent. Expidió varios decretos para reforma de abusos y fomento de la sólida piedad. Concluyó y bendijo la capilla de Santa Tecla a 21 de septiembre de 1775. Logró que se incorporase esta universidad con la de Cervera. Estas son las principales memorias que quedan de su tiempo. Murió a 6 de septiembre de 1777, y está enterrado en la capilla de Santa Tecla, donde se lee esta inscripción: D. O. M. = D. D. Joannes Lario et Lancis, ex Episcopo Letensi Archiepiscopus Tarraconensis, quod hoc divae Teclae sacrarium nullis parcens expensis ad perfectionem perduxit, hic sepeliri voluit, annuente CC., et sibi scribi sic: Hic Joannes Lario et Lanzis, Tarraconen. Archiepiscop. expectat resurrectionem mortuorum. Obiit in oppido dicto Lo Pla VIII. id. sept. anni MDCC.LXXVII. Le sucedió.

Don Joaquín de Santiyán y Valdivielso, nacido en la diócesi de Santander, Obispo de Urgel, trasladado a esta iglesia a 15 de mayo de 1779. En los pocos años de su pontificado mostró bien su liberalidad, y cuanto puede un Prelado que ama sus ovejas y comodidad. Porque después de haber empleado algunos caudales en ensanchar y adornar las calles, murallas y paseos de esta ciudad, y en el palacio llamado de Loreto, incluyendo dentro de él la capilla de nuestra Señora de ese título, la cual el señor Copons había comprado de los herederos del presbítero Juan Mir, quien la construyó a mitad del siglo XVI; después, digo, de esta y otras obras, entró en el vasto proyecto de restaurar el acueducto romano. Obra de suma necesidad, y sin la cual Tarragona era corta en su vecindario, escasa en el comercio, incómoda en la estación del calor, y tal como la pintó Bernardino Gómez Miedes en su Historia del Rey Don Jaime I. Para remedio de estos males, y restituir si pudiera la ciudad de su cátedra al grado de su opulencia romana, emprendió la grande obra que digo, venciendo, como es de creer, gravísimas dificultades, y no reparando en cuantiosas sumas. No tuvo el gozo de verla concluida, y para su perfección dejó la cantidad de 48.000 ducados. En su tiempo, es a saber, en 1782 se erigió la Silla episcopal de Iviza, que por derecho de conquista era de esta metrópoli desde el año 1235; con esta ocasión pasó allá el arcedianato de San Fructuoso, de donde percibía los frutos.

Murió nuestro Prelado casi repentinamente día 5 de julio de 1783, causando este suceso un sentimiento correspondiente a lo mucho que se esperaba de quien supo hacer tanto en tan poco tiempo. Su cadáver se trasladó de allí a cuatro años a la sepultura que tiene en el pavimento del coro, donde se halla este letrero: Joachimus Santiyan et Valdivielso, genere clarus, olim Asturicen. Ecclesiae Canonicus, Tuden. Scholasticus, Lucen. Decanus, Urgellen. Episcopus, Tarraconen. demum Archiepiscopus factus, ornandae mox et amplificandae urbi, civiumque commodis intentus, suburbanam viam, et ambulacrum rupibus et aggeribus complanatis extruxit: aquae copiam, ut suo subveniret populo, iamdiu illius penuria laboranti, antiquo Romanorum partim instructo aquaeductu, partim novo constructo, longe huc adducere molitus est. Quibus, aliisque utilissimis operibus, dum strenue, nullis laboribus, vigiliis, sumptibus parcens, incumbit, ulteriora parans, maiora pro animae celsitudine mente volvens, vivis abripitur III nonas julii anno Christi M.DCC.LXXXIII. etat. XLIX. I. P. R. Dicen que compuso este epitafio el sucesor

Don Fr. Francisco de Armañá (Armagnac), del orden de San Agustín, natural de Geltrú, diócesi de Barcelona, el cual era Obispo de Lugo desde el año 1768, de donde fue trasladado a esta Silla en el de 1785 y tomó posesión a 30 de mayo. Están todavía muy recientes las memorias del celo, liberalidad y erudición de este Prelado. Comúnmente se dice que vivía pobre por los pobres: y era así que los remediaba a manos llenas, buscando con solicitud las necesidades ocultas. A su iglesia regaló alhajas y ornamentos varios y preciosos: dotó su clero, fomentó el monte pío de sacerdotes pobres: dio grandes caudales para la obra del puerto y las urgencias del estado; y con todas estas y otras muestras de liberalidad gastó más de cien mil duros en continuar y concluir la restauración del acueducto romano, teniendo el gozo de ver llegar el agua a la ciudad en el año 1798, día 3 de diciembre del santo de su nombre: beneficio inestimable que eternizará los nombres de Santiyán y Armañá. Hallaba para todo esto recursos en la moderación de su trato, parsimonia en la mesa, y pobreza de su casa y persona; viviendo en todo como simple religioso, sin dejar la túnica de lana, ni permitir más adornos que los muy precisos para el decoro de la dignidad. Visitó dos veces toda su diócesi, y no más por su ancianidad; ejercía por sí mismo todos los actos pontificales: predicaba con frecuencia y enviaba misioneros por la diócesi, gente docta como él lo era, que cogiesen y no espantasen la caza: compuso las discordias interiores de su iglesia: unió y dividió parroquias, según lo pedía la necesidad: protegió grandemente las escuelas públicas: dotó bien sus cátedras, como es justo: creó la de escritura, enseñanza tan necesaria a los eclesiásticos, como que es el blanco y cima de su saber, a que se ordenan todos sus estudios anteriores, y sin lo cual la teología escolástica y moral son un cuerpo sin alma. En estos y semejantes cuidados le halló ocupado la muerte cuando ya por su edad de 85 años no podía entender en lo que pide vigor y fuerzas corporales. Murió este ilustre Arzobispo día 4 de mayo de 1803. En sus honras predicó el actual Abad de San Ildefonso Arzobispo de Palmira, el señor Don Félix Amat, entonces magistral de esta iglesia. Está enterrado en el coro con esta inscripción: D. O. M. = Francisco Armagnano, ex Eremitis S. August. primum Lucensi Praesuli, post Archipraesuli Tarraconensi, utrobique indefessa salutis animarum cura, verbo et scriptis doctissimis aeque atque piissimis, morum itidem integerrimorum exemplo, informatis ad pietatem populis, optimi Antistitis functo munere; egenorum patri, quorum sublevandis miseriis, nihil pene sibi relinquens, amplissimos pontificatus redditus expendit; cuius maxime opera et ope fontan. aqua intra muros inducta gaudens potitur Tarraco: in senectute bona e vivis sublato die IV maii anno M.DCCC.III aetatis suae LXXXV, Bartholomeus Soler, ex sorore nepos, huius Primat. Eccl. Decanus, consanguineo fautorique amantissimo fieri curavit monumentum. Los escritos de que se habla en esta inscripción son sus Pastorales impresas en dos tomos en 4.°: tres tomos de Sermones morales, y uno de Sanctis: además dejó manuscritas Instituciones de teología. = Compendio de la historia eclesiástica de Fleury, y otras obras que no concluyó por sus ocupaciones. A los dos meses de su muerte fue electo su digno sucesor el actual Arzobispo

Don Romualdo Mon y Velarde, natural de Mon, diócesi de Oviedo, colegial de San Ildefonso de Alcalá, doctoral de Coria y sucesivamente de Córdoba, donde también fue Deán y gobernador de la mitra. Tomó posesión de esta Silla día 12 de mayo de este año de 1804. El pueblo ha concebido muy bien fundadas esperanzas de un gobierno pacífico y acertado. Nada más puedo decir de esto, porque apenas han pasado dos meses de su entrada pública, que se verificó el día 3 de septiembre con las ceremonias acostumbradas, en razón del señorío temporal de los Arzobispos sobre esta ciudad y su campo: las cuales se fijaron por decreto de la real audiencia de Barcelona en tiempo del Arzobispo Don Juan de Moncada (leo Monca-ca), aunque la pompa en el recibimiento de esa o de otra manera es ya de los tiempos de Don Fr. Sancho López de Ayerbe. En sustancia se reduce la fiesta a lo siguiente. Sale todo el Cabildo hasta una casa de campo distante como un cuarto de legua de la ciudad, donde ya espera el Prelado montado en su mula. Los canónigos van igualmente montados en mulas con gualdrapas negras colgando hasta los pies o patas: no van con manteo, sino con un ropón a modo de balandrán muy pomposo, y con sombrero redondo llano de copa muy pequeña, ajustada a ella una golilla como de dos dedos para mayor seguridad en el encaje de la cabeza; cuelgan además de él varios cordones y borlas de buena labor. El saludo que hacen al Prelado es levantar la borla que cuelga delante del pecho y llegarla hasta la boca. Así pasando todos por delante de él, se forma la comitiva, y al llegar a la puerta de San Carlos salen los regidores o cónsules, como decían antes, con sus bandas de tafetán carmesí, según costumbre de todo este principado. Entonces, acompañado S. Ilma. del magistrado, recibe los obsequios de danzas y comparsas alegres, muchas en número, y algunas notables por su antigüedad. Tras esto se apea la comitiva, y el Arzobispo hace el juramento en un altar preparado en la puerta del convento de San Francisco, y en manos de su Guardián. Concluido este acto, toma otra vez la mula, y guiándola los regidores a pie con cordones de seda encarnada, y precedido de todas las danzas, camina hacia la catedral donde le recibe el Cabildo con hábitos de coro, que para esto se anticipó dejándole en San Francisco. Entran en la iglesia cantando el Te Deum, y en la pieza que queda tras el altar mayor y el testero de la iglesia se le dice al Prelado una oración latina, que esta vez recitó el canónigo Don Carlos González de Posada, y con la respuesta del Prelado se acaba la fiesta de por la mañana. Por la tarde se repiten los juegos y varias representaciones en la plazuela donde está mi convento, que era puntualmente el circo máximo de los Romanos. Los aficionados a aquellas vejeces echarán de menos en estas comparsas la elegancia y el lujo de las que presenció en este lugar el Emperador Augusto. Efectivamente son muy distantes, y muchas composiciones alegóricas que allí vi están llenas de impropiedades, como cosa del vulgo que sólo ama el estrépito, y como dicen nuestros vecinos lo maravilloso. Sin embargo, es reparable el baile que llaman de los Titanes. Consiste en que treinta o cuarenta hombres vestidos como a lo turquesco, van en fila ensartados entre dos telas de paño muy anchas cuanto es la altura de los pies hasta los hombros: descubren sólo la cabeza, la cual mueven y dejan caer a un lado y a otro como con tristeza y pesadumbre, (aún se puede ver algo parecido en Turquía) cada vez que dan un paso o más bien un salto al compás de la sencilla tonada que suenan dos chirimías u oboes. Llegando con esta pausa y aun pereza al teatro de sus habilidades, no tienen otra que dar una vuelta al circo y formar después una espiral, apretada como la de un caracol, y deshacerla luego, todo con un compás más acelerado que el con que vinieron.

Ya ves cuan poca conexión tiene esto con los Titanes y su guerra, como yo esperaba, fiado sólo en el nombre; el cual no tiene otro origen que la tonada ti tan. Una especie me ocurre. En la traducción de la Geografía del Nubiense, hecha por Don José Antonio Conde, y en las notas que él puso, página 199, explicando el elogio que Benjamín de Tudela hizo de esta ciudad de Tarragona y aquellas palabras: fue de los edificios de los Hanakim, explica esta palabra Hanakim por una generación gigantea o Titanes, hijos del cieno. Y aunque el autor nota allí esta opinión de vulgar y digna de los P. C. de las sinagogas, ¿quién sabe si la tenían por cierta los Judíos ricos que había en Tarragona en el siglo XII, tiempo en que escribía su Geografía el autor, que por eso llama a esta ciudad Tarragona de los Judíos? Y si ellos tuvieron por cierto que esta ciudad estuvo habitada de Titanes, ¿no pudieron ser los autores de esta comparsa, de quien sabemos que es muy antigua, y que ya la representaron los Tarraconenses en Valencia en el siglo XIII al tiempo de su conquista, como dice Escolano? ¿Quién sabe? Sin embargo, séase el que quiera el objeto que tuvo en ello el inventor, más bien parece una sarta de cautivos como los que precedían a los triunfos Romanos, y una muestra, aunque impropia, del vasallaje de esta ciudad a su Prelado, que presencia estas fiestas en público, acompañado siempre de los cónsules y del Cabildo.

Buen remate ha tenido la narración de los Arzobispos. 

A Dios. Tarragona, etc. 

miércoles, 25 de enero de 2023

CARTA CXIV. Continúa el Episcopologio Ilerdense.

CARTA CXIV. 

Continúa el Episcopologio Ilerdense. 

FRAY GUILLERMO DE ARANYÓ,

de 1314 a 1321.

Natural de Lérida, confesor de Don Jaime II y testamentario de la Reina Doña Blanca, de la orden de Santo Domingo, cuya elección en Obispo se ignora, pero es claro que debió ser muy en los principios del 1314, puesto que en ese año el día XVII. kal. madii die lunae (15 de abril) ya celebró personalmente en su catedral un sínodo cuyas constituciones van copiadas, junio con las del que tuvo en 18 de octubre de 1315, las del 2 de mayo de 1318 y las del de 28 de abril de 1321 (a: Aps. núms. I, II, III y IV.). También se halló el mismo año 1314 en el Capítulo general de esta iglesia en la fiesta de la Asunción, cuando instituyó que se eligiesen quatuor pueri apti et bene cantantes … qui dicant versus in choro et portent cereos, etc. Estas y las que se hicieron en el concilio provincial de Tarragona de 1317, a que contribuyó con su asistencia y sabiduría, y las que estableció con su Capítulo en 1315, 17 y 19, son las únicas memorias que nos quedan de su pontificado, el que le duró hasta el día 21 de diciembre de 1321 en que murió, como consta del proceso de la elección del sucesor. Parece que falleció en esta ciudad, pues a otro día de su muerte ya se convocó para la elección futura. Dícese que fue enterrado en el convento antiguo de su orden de esta ciudad, del que se trasladaron sus huesos al actual en 1691. He conservado el apellido de este Obispo Aranyó conforme lo escribe el códice de Constituciones sinodales del archivo del clero, que es de principios del siglo XV, sin hacer caso de las variantes, o más bien erratas, con que otros manuscritos le llaman Fr. Guillermo de Agonis y de Monis. 

PONCE DE VILAMUR,
de 1322 a 1324. 

De cuya elección se comenzó ya a tratar en el 22 de diciembre de 1321, electo por compromiso día 4 de enero de 1322, convocado el Capítulo de Roda, cuyo Prior, Bernardo de Avellana, fue uno de los electores, junto con Hugo de Cardona, Precentor de Lérida, y Pedro Moliner, Arcediano de Ribagorza. Diose a estos compromisarios amplia facultad usque ad combustionem seu consumptionem unius palmi et V digitorum candelae, quae ibi accensa extitit, duraturam, eligendi Episcopum de se vel ex aliis de gremio ipsius ecclesiae Illerdensis et Rotensis tantum; añadiendo la condición de que concordasen los tres en el eligendo. Todo esto es del proceso original. Salió electo Ponce de Vilamur, Arcediano mayor de esta iglesia y capellán del Papa, que algunos años antes suena Arcediano de Benasque. Era todavía diácono al tiempo de su elección, la cual confirmó el Papa Juan XXII con fecha de Aviñón a 19 de enero del mismo año. Con esta fecha dice al Rey de Aragón que aunque había reservado esta vacante a la Silla Apostólica, atendida la súplica del Rey y la uniformidad de la elección, venía bien en confirmarla. Al electo dirige el mismo Papa la bula de provisión, sin mentar en ella la elección del Capítulo, y eligiéndole con las mismas cláusulas como si estuviera reservada.

Estaba aquí el electo el día de su elección, y luego firmó escritura en que cedía al capellán de la iglesia de San Julián de la villa de Ordeis, diócesis de Gerona (la cual él había obtenido), totam suam vexellam. He visto la escritura en la catedral de Gerona (armario de dicha capellanía); pero poco después pasó a Aviñón, desde donde, con fecha de 1.° de abril de 1322, escribió a Gilaberto de Cruilles, Sacrista de esta iglesia, y a Pedro de Moliner, Arcediano de Ribagorza, nombrándoles sus Vicarios generales. Al mismo Cruilles vendió un censo de 250 jaqueses pro solvendis, dice, octingentis viginti quinque florenis auri, quos necesario dare habuimus pro servitio camerae SS. Domini Papae et sacro collegio Dominorum Cardinalium ratione provisionis et consecrationis nostrae. 

En los dos años, o poco más, que le duró el pontificado, se sabe que promovió la fábrica de los claustros y otros edificios anejos a su catedral, no siendo regular que descuidase el edificio espiritual de sus ovejas. Antes consta que, jueves XIIII kal. junii, año 1323, celebró aquí sínodo, en que después de confirmar las constituciones de sus predecesores, hizo algunas sobre la inmunidad eclesiástica y señaló los casos reservados al Obispo. Mandó que los rectores y vicarios perpetuos no substituyan su facultad de recibir y autorizar escrituras sino a personas hábiles y que primero juren en sus manos la fidelidad debida (a: Ap. núm. V.).

En 1324, vigilia de la Asunción, hizo constituciones en el Capítulo general, inclusa la del pañal de Cristo ya referido. Debió morir a fines de 1324, pues que todas las memorias de esta iglesia suponen ya electo al sucesor a principios del año siguiente.

RAIMUNDO DE AVIÑÓN O DE ANIÑÓN, 

de 1324 a 1327.

Como le llama el P. Fr. Ramón de Huesca en el catálogo de Abades de Montearagón (b: Teatro de las iglesias de Aragón, tom. VII, pág. 395.), canónigo de esta iglesia, cuya dignidad obtenía desde el año 1320. Las constituciones y memorias antiguas lo llaman siempre Avinione y Aviñón, y añaden que fue su canónigo, y que fue nombrado Obispo por el Papa Juan XXII a fines de 1324 o a principios del siguiente. El citado escritor anticipa dos años esta elección, en lo cual se padece equivocación. IV. kal. aprilis 1325 prestó obediencia canónica al Arzobispo de Tarragona super altare Sanctae Teclae; y viernes 31 de mayo 1325 celebró sínodo aquí, de que van algunas constituciones con las demás de esta iglesia (a: Ap. núm. VI.). Hallábase aquí en agosto de 1325 cuando en el Capítulo general de la vigilia de la Asunción hizo varias constituciones tocantes al orden y régimen del coro y altar, entre las cuales se mandó que cada canónigo pagase un cirio de tres libras para las rejas del altar mayor en las fiestas. También le hallo aquí y en su palacio episcopal a 28 de mayo de 1327, cuando el maestro Fr. Bernardo Oliver, Provincial de los PP. Agustinos (y después Obispo de Tortosa), trató con él y logró la fundación de un convento de su orden en la iglesia de Santa María de la Orta (huerta), propia de una cofradía, que entonces pasó a San Salvador y después a la casa de la almoyna de la catedral, como se dijo ya. 

Muy pocos días después pasó a Aviñón, donde murió miércoles a 12 de agosto de 1327. Queda un libro de todas las cuentas que dieron sus albaceas Arnaldo Cescomes, (que le sucedió en esta Silla) y Ferrer de Corts, canónigo de esta iglesia, los cuales se hallaban con él en Aviñón, y dispusieron su entierro en el convento de PP. Dominicos de aquella ciudad. Hállase también allí la almoneda que se hizo de todos sus bienes y los que le compró el sucesor, cuya escritura va copiada (a: Ap. núm. VII.).

ARNALDO CESCOMES,

de 1327 a 1334.

Canónigo y Arcediano de Santa María del Mar de Barcelona: este es el que leyó la sentencia de absolución de los Templarios en el concilio provincial de Tarragona de 1312. Persona erudita y de gran reputación. Hallábase en Aviñón, como se ha dicho, cuando murió su antecesor, y fue luego nombrado Obispo por el Papa; tan luego, que antes de cumplirse el mes de la muerte ya firmó allí mismo, día 11 de septiembre, la escritura con que compró varias alhajas pontificales y otras de la almoneda del antecesor, que he copiado por su curiosidad. El día siguiente, 12 del mismo septiembre y del mismo año 1327, ya suena aquí gobernando en su nombre la iglesia el Vicario general Ponce de Ribelles, el cual dio dimisorias para órdenes a Tamarit Çabater, abaciatus Aggerensis, diocesis Illerdensis, rector de Valdellou. Esto tiene conexión con los pleitos que en el principio del siglo XIV sostuvo el Abad de Ager, Andrés contra los Obispos de Urgel y Lérida, sobre la exención (extensión) de su territorio. Consta también que se hallaba ya aquí día 13 de mayo de 1328, en que eligió al Prior de Roda, por compromiso que hicieron en él los canónigos de aquella iglesia. También sé que se hallaba en el Capítulo general de la Asunción de ese año, como en el de 1329 y 30 y en 1333, cuando A. Obispo de Urgel, le escribió una carta por negocio eclesiástico, la cual se conserva en el archivo de aquella curia episcopal. Poco después fue trasladado a Tarragona, y esto se verificó antes de la mitad del 1334, aunque el sucesor no suena electo hasta principios del siguiente. Digo esto, porque en el mes de junio de ese año 1334 acabó y consagró, hecho ya Arzobispo de Tarragona, una capilla, que, como Obispo simple de Lérida, había comenzado a principios del mismo; llámanla hoy de los Infantes, y no sé por qué, pues a buena cuenta debía llamarse de Çescomes, así por el fundador como por los muchos de esta familia, cuyas urnas se conservan en ella levantadas en la pared. En ella se lee la inscripción siguiente, que he copiado por mí mismo: Anno Domini MCCCXXXIIII (1334) hanc capellam incepit Reverendus in Xpo. pater dominus Arnaldus, existens Episcopus Illerdae, et eodem anno translatus ad ecclesiam Terraconen. perfecit, et appositis multis reliquiis in altari ad honorem Domini nostri Jesu Xpi. III nonas junii eandem consecravit deditque XL dies indulgencie omnibus qui eam causa reverencie visitaverint. La curiosidad del que escribió esta piedra nos conservó la noticia de que la traslación de nuestro Obispo a la Silla de Tarragona debió ser poco antes del día 3 de junio de 1334, que consagró el altar de dicha capilla hecho ya Arzobispo, como a más (: además) del sentido de la inscripción lo indican también dos escuditos de piedra, en que está de relieve el T. de Tarragona, junto con otros dos de barras horizontales y ondeadas, que eran las armas de Çescomes.
(: ipses comes, ces o çes comes : ipsas colinas)

FERRER DE COLOM (COLUMBI O DE COLUMBO), 

(Colón, Columbus; Coloma : paloma)

de 1335 a 1340. 

El cual obtuvo un canonicato en esta iglesia en 1321, y una prepositura en el año siguiente por provisión del Papa Juan XXII, en la cual le llama Columbi, y familiar del Infante Don Alfonso, entonces Conde de Urgel. 

Dícese también que era Consejero del Rey, en cuyo servicio le suponen ocupado algunas Actas Capitulares de su tiempo. En una nota antigua de este archivo se dice que pidió su consagración a la Sede Apostólica con fecha de V kal. jan, 1335. Esto supone que fue electo por el Capítulo y mucho antes de esa época, pues a principios de ese año 1335 suena ya electo. A no ser que aquel V. kal, jan. de 1335 sea el 28 de diciembre de 1334, porque ya he dicho alguna vez que en esta ciudad, desde antes de 1329, se mudaba el año en la fiesta de Navidad, conforme mandó después el Rey Don Pedro IV en 1350. Tengo por muy verosímil esta conjetura, siendo cierto, como vimos, que su antecesor fue trasladado a Tarragona antes del junio de 1334, y constándome que el nuestro se llama ya absolutamente Obispo en el día 22 de agosto de 1335, cuando estableció con su Capítulo varias constituciones para esta, y mandó formar la colección de todas las de sus antecesores, que existe en los códices antiguos de esta iglesia. Prestó su juramento al Metropolitano en la forma acostumbrada, IV. kal. martii 1334 (35), sobre el altar de Santa Tecla en Tarragona, en presencia de Don Galcerán, Obispo de Vique. 

A 21 de noviembre de 1340 le hallamos predicando por sí mismo en esta catedral la cruzada contra los Moros, que había alcanzado del Papa el Rey de Castilla, la cual trajo a esta ciudad un clérigo del Obispo de Cuenca. A 13 de noviembre siguiente ya llegó acá la noticia de la victoria que dicho Rey había alcanzado de los Moros que sitiaban a Tarifa. Esto consta en el registro de los Consejos generales de ese año. Poco sobrevivió el Obispo, pues consta que murió a 4 de diciembre de ese año 1340, y que fue enterrado en la capilla que él construyó en su catedral, llamada por eso de en Colom, donde estaban sus armas, que eran un Obispo con báculo y una paloma. 

En las Actas Capitulares de la catedral se halla que murió die dominica III nonas decembris, y que la convocatoria para la elección de futuro Obispo fue el día siguiente 4 de diciembre.

El mismo día de la muerte del Prelado fue ya propuesto al consejo general (no se sabe por quién) que se escribiese al Papa, suplicándole que diese esta vacante a micer Bonifaci F. doctor en leys, lo qual ja es en cort. Negáronse los del consejo y acordaren que noy sie scrit per lo dit micer Bonifaci ni per neguna altra persona. (Vid. reg. Cons. gen. de 4 de diciembre de 1340). No acabo de resolverme en si será este Bonifaci F. (que así lo expresan) el Bonifacio Ferrer, hermano de San Vicente. Porque habiendo él muerto en 1417, había de ser muy joven o muy niño 77 años antes, que es el en que estamos, 1340 (a: En las Actas capitulares de 1342, IIII nonas sept. Bonifacio Ferrer, legum doctor, tomó posesión de un canonicato ex provisione apostolica.

Quien quiera que él fuese los del consejo general debieron entender la voluntad del Rey que deseaba que el Capítulo procediese esta vez a elección de Obispo sin esperar la provisión de la Corte Romana; y así mandó a los paheres que intimasen esta su voluntad al Capítulo, y ellos lo efectuaron día 18 del mismo mes de diciembre, añadiendo que en cas que de si nos puxen avenir, esto es, que no se concordasen en elegir a alguno del Capítulo que de part del dit Senyor Rey preguen lo dit Capitol que ells vuyllen elegir lo seu confesor et que daço la ciutat ne scrigue (se lee scrigne, típica errata u, n) al Papa. Efectivamente, a 29 del mismo mes ya resolvió el mismo consejo general escribir a Su Santidad para que aprobase la elección hecha por el Capítulo en Jaime Ciyó, de quien no dicen que fuese confesor del Rey. Todo es del citado registro. 

Y advierto otra vez que este día 29 de diciembre ya lo cuentan del año 1341, como antes dije. Porque veas cuán anterior es aquí esta costumbre a la ley del Rey Don Pedro, sino que en los años anteriores al 1331 siguieron contando por nonas, idus y calendas, que aquel Rey abolió después. No debo callar que en la catedral se seguía para las cuentas de los intereses de ella la cuenta del día 1.° de enero, como se ve en los años 1343 hasta 1361, donde dicen: qui annus incipit die prima januarii. Con esto queda clara la sucesión del Obispo

JAIME CIYÓ,

de 1340 a 1348.

Como dicen los jurados en la carta citada, o Cijó y Citjó, como le llaman otros, natural de Valls en el campo de Tarragona. Fue electo por el Capítulo, no en el mes de mayo, como dicen los Episcopologios manuscritos, sino antes o el mismo día 29 de diciembre de 1340, como dije. El Papa, aunque al pronto irritó la elección, confirmola después, atendiendo a los méritos del electo, que era también canónigo de esta iglesia desde el año 1322 y había sido muchos años Vicario general. La data de la bula del Papa Benedicto XII es de Aviñón II. cal. maii, año VII de su pontificado (1341). Prestó su juramento y obediencia canónica en la forma acostumbrada al Metropolitano Arnaldo, Arzobispo de Tarragona, IIII. idus decembris 1341, super altare Santae Teclae. Muchas constituciones suyas quedan en el libro de ellas establecidas en varios Capítulos generales. En la del 1343 a 22 de agosto mandó con su Capítulo quod soli Episcopi, Reges, Reginae, et eorum liberi, et uxores infra corpus ecclesiae sepeliantur, prohibiéndolo a los demás, a excepción de los canónigos y beneficiados que hubiesen fundado alguna capellanía o algún aniversario de cien sueldos para arriba. Señalan una parte del claustro a los canónigos de esta iglesia y al Prior de Roda, cuando muriese aquí: otra para los beneficiados y los canónigos de Roda y otras catedrales que falleciesen en esta ciudad: otra a los nobles, abogados, etc. Para el común de los fieles señalaron el luneto del mismo claustro. Fue trasladado este Obispo a Tortosa en 1348, donde murió. 

Hallábase ya vacante esta Sede a 24 de diciembre de ese año. Queda memoria de haber regalado este Obispo algunas alhajas a su iglesia. Entre otras cosas el inventario de la sacristía de 1381 dice: Capa den Jacme Cijó ab lo campo vermeyll, et son figurats Adam, Eva en lo capell: forrada de tela vermeylla.

En este pontificado el consejo general de esta ciudad mandó que ningún padrino ni madrina diese ni recibiese de sus ahijados regalo alguno ni en tiempo de Navidades ni en otro, so pena de cien sueldos. Grandes abusos y lujo debía haber en ese ramo, cuando se dio ocasión a esta ley suntuaria. Fue esto en 17 de diciembre de 1344. A 27 del octubre antecedente, a instancias de los religiosos de San Francisco, escribió el mismo consejo al Rey Don Pedro preguntándole qué se debía resolver sobre el entierro del difunto Rey Don Alonso IV en el monasterio de su orden, como él tenía dispuesto en su testamento. Es cierto que se verificó este entierro en dicho convento; mas andando el tiempo, con motivo de las guerras, asolada la casa, fueron trasladados los huesos de aquel Príncipe a la catedral, donde estuvieron con la inscripción que publicó Ponz en sus Viajes, y después con la mudanza de la nueva iglesia fueron bajados a ella. Al Obispo trasladado sucedió

ESTEBAN DE MULCEO,

de 1349 a 1360.

Francés, Deán de la iglesia de Beziers y capellán del Papa Clemente VI, quien promovió tan pronto a esta Silla que ya tomó posesión de ella a 7 de enero de 1349. Gran parte de su pontificado suena existente in remotis; a cuyo daño se siguió otro que fue instituir en los oficios y gobierno de esta iglesia algunos Franceses, despojando a los naturales y acreditados en su cumplimiento. De lo cual se quejaba el gobierno municipal el día 3 de julio del mismo año 1349, en que el Consejo general resolvió escribir al Papa y al Rey sobre que lo Bisbe, dicen, qui es de Leyda, vol mudar oficial en la dita ciutat de aquells del seu linguatge (de su nación) (linatge : linaje; linguatge : lenguaje) et volne gitar del oficialat en P. Taló. Pere Tholó dice un inventario antiguo de sacristía. (Man. de Cons. gen. de ese año en el archivo de la ciudad). El oficial era el jefe y juez de la curia eclesiástica a donde iban a parar definiciones, testamentarias y otros negocios públicos, por cuya causa era más sensible la mudanza a la municipalidad. Acaso dio ocasión con esto a la constitución Tarraconense de Don Fr. Sancho, Arzobispo, de que los Vicarios generales de los Obispos no pudiesen ser extranjeros. En los diez y más años de su pontificado hizo el Capítulo algunas constituciones económicas, entre ellas en 1352 se mandó que el Arcediano cantase las colendas en las principales festividades. De la existencia de nuestro Obispo hay noticia hasta el día 10 de mayo de 1360 en que murió, no del 1361, como dicen las copias de su inscripción sepulcral que se le puso en la catedral vieja, las cuales deben estar equivocadas, si es cierto que el sucesor estaba ya en posesión de esta Silla en el febrero de 1361. El hallarse aquí su sepulcro persuade que vivió aquí los últimos años de su gobierno. Del tiempo de esta prelacía hay algunas constituciones civiles dignas de notarse, y son de los Manuales del archivo de la ciudad, las cuales ingeriré aquí, según mi costumbre. Tal es una del año 1350, en que mandó el Consejo general que la viuda que se casase no subiese a la misa nupcial a la iglesia catedral antes de tocarse en su parroquia la campana de la aurora, para evitar los peligros y escarnios escandalosos. Del mismo año, a 18 de febrero, hay algunas leyes suntuarias sobre el adorno de las mujeres, en que prohíben que nenguna dona no port ni gos portar en la ciutat ni en el terme tirapits ni neguna cosa davant, sino cordes detràs, les quals vayllen et puguen valer C. sol. jaquesos. Item que neguna dona no port frontalera, ni cordò, ni perles, ni canòns, ni neguna cosa al cap, ni el vel; sino lo vel plà ho sos capells dor, ho de seda, ho gandayes. En el mismo año, día 30 de junio, se mandó que negun iueu ni iuya (judío ni judía) no gos mercadeiar ab la ma nua ni en altra manera tochar ab la ma negun pa, fruyta, ni altres coses, ques venen en la ciutat, sino ab una vergueta que porten en la ma. También debo notar que en el mismo año 1350 vino a esta ciudad el Rey con su mujeres, a la cual, por ser la primera vez que venía a esta ciudad, se le hizo el regalo de costumbre, es a saber, algunas joyas de plata que no se expresan. No sé si he dicho alguna vez (varias, un poco más arriba) que la ley con que Don Pedro IV abolió a fines del 1350 la costumbre de calendar las escrituras por los años de la Encarnación estaba ya en uso de esta ciudad, en cuyos Manuales más antiguos, que alcanzan hasta el 1329, se contaban los años del día de la Natividad, sino que juntamente contaban los días del mes por nonas, idus y calendas, lo que abolió también dicho Rey. Ahora, volviendo a nuestros Obispos, el sucesor fue 

ROMEO CESCOMES (DE CUMBIS), (Romeu Çescomes) 

de 1361 a 1380.

Prior de Tarragona, y sobrino de su Arzobispo Arnaldo Cescomes, provisto en este obispado por el Papa Inocencio VI, cuya posesión tomó día 21 de febrero de 1361, y le duró su gobierno hasta el día 7 de octubre de 1380, quedándonos muy pocas cosas que contar de él por falta de documentos. En 1368, a 17 de diciembre, tuvo sínodo, del que sólo nos ha quedado una constitución sobre el abuso de admitir muchos padrinos en el bautismo, la cual él publicó dos años después, y va copiada (a: Ap. núm. VIII.). En un proceso que vi en la catedral de Mallorca contra el Obispo de aquella iglesia Fr. Pedro Cima sobre cobranza de la décima trienal concedida al Rey de Aragón por la Sede Apostólica (de la cual décima la tercera era para la Cámara Apostólica), decía el subcolector en aquella isla, Bartolomé de Podio aulucho, que nuestro Obispo Romeo era el Colector general nombrado por el Papa Gregorio XI. Era esta contestación en el abril de 1379. Dícese que un año antes de morir se hizo la constitución de la fábrica del altar mayor de la catedral antigua; mas esto deberá entenderse de su continuación, porque en el 1362 ya entendía en aquella misma obra el escultor B. Robiò, como consta de los libros de la obra de aquel tiempo. También se cree que fue electo diputado por el brazo eclesiástico de Cataluña hacia los últimos de su vida. En este tiempo, es a saber, en 1372, se consagró la iglesia parroquial de San Juan de esta ciudad por el Obispo titular de Terenisa (f. Tremecén), Fr. Ramón de Colum, de la orden de los Menores de San Francisco. Muerto este Prelado el Capítulo de esta iglesia convocó, según costumbre, al de la de Roda con carta fecha a 20 de octubre del mismo año 1380, citándole para la futura elección de Obispo para el día 12 de noviembre inmediato. Cinco más se pasaron, y al cabo, al 17 del mismo, fue electo por ambos Capítulos

GERALDO DE REQUESENS,

de 1380 a 1399.

De la ilustre familia de este principado, canónigo y Prepósito de esta iglesia, y Conservador de la universidad. Luego se pidió la confirmación al Prepósito y Capítulo de Tarragona, estando vacante la Silla metropolitana, y la lograron día 16 de enero de 1381. Hallábase aquí el electo, y tomó luego posesión, y comenzó el gobierno de la iglesia sin pasar a consagrarse, por respeto al Papa Clemente VII, que no podía dejar de tomar a mal los esfuerzos de nuestras iglesias para conservar sus antiguas libertades. Así se pasaron más de cinco años en que el Obispo no dejó de gobernar la iglesia con título de electo y confirmado. Finalmente el Papa expidió su bula VI. idus februarii pontific. ann. IX (1387), en la que le elige Obispo de esta iglesia, vacante por la muerte del antecesor, y sin embargo le llama electo. Algo pudieron en este negocio los méritos de nuestro Obispo y los medianeros que hubo, entre los cuales he hallado una carta de Bñ. de Fortiano, hermano de Doña Sibilia, Reina de Aragón, fecha en Barcelona a 20 de marzo de 1386, en que pide encarecidamente a S. S., y de parte de su hermana, que confirme esta elección. A noticia tan circunstanciada del principio de este Obispo sigue un gran silencio de sus operaciones, y sólo vuelve a sonar su nombre, cuando se habla de su muerte, verificada jueves día 13 de febrero de 1399. En un decreto de 1397 he visto su sello, en que hay una imagen de nuestra Señora sentada, al pie la del Obispo, y a sus dos lados dos escuditos con la montañuela y flor en su cúspide.

Muerto este Obispo, y juntándose ambos Capítulos, fue electo en Obispo Pedro de San Clemente, hijo de Francisco de San Clemente, ciudadano de Lérida, emparentado con la casa de Cardona, canónigo y Prepósito de esta iglesia desde antes de 1388, en cuyo año consta que tenía 21 de edad, y que era Consejero del Rey y Canciller de esta Universidad. De nada le sirvió todo este mérito para que tuviese efecto su elección, verificada a 7 de mayo de 1399. Por de contado la protestaron Don Antonio Cardona y otros canónigos con achaque de que del Capítulo de Roda habían acudido más canónigos que la tercera parte correspondiente a los de Lérida, como estaba mandado. Añadiose a esto la discordia de los electores en punto a reconocer la legitimidad de las reservas pontificias. Con lo cual, ni se consagró, ni aun fue confirmado el electo; y hubo lugar para que el Papa anulase la elección, declarase la Sede vacante, y nombrase Vicario general al Deán y canónigo Juan de Castells, el que se intitulaba Vicario general pro Domino nostro Papa. Pedro de San Clemente quedó otra vez en la clase de canónigo, y en ella suena varias veces hasta los principios del año 1403, en que debió morir, pues a 24 de marzo se dio posesión de su canonicato a Otón de Moncada, que después fue Obispo de Tortosa y Cardenal de la S. R. Iglesia. Tras esto dicen algunas memorias no antiguas de esta iglesia que el Papa nombró por su Obispo a Jaime de Tauste, el cual no aceptó. Acaso sería el General de la Merced de ese nombre, que murió en 1405 o su sobrino Fr. Juan de Tauste, Obispo de Huesca desde 1403 hasta 1410, y después de Segorbe hasta 1427. Quien quiera que él sea, si no aceptó, no debe entrar en este Catálogo.

Lo mismo debemos hacer con Juan Baufes o Bafes (no Bombres, como se nombra en el Episcopologio manuscrito del señor Caresmar). Porque aunque el Papa Benedicto XIII (Luna) le trasladó a esta Silla de la de Huesca a 17 de agosto de 1403, Dios le trasladó dentro de muy pocos días a la eternidad estando en Marsella, y su cadáver fue trasladado a Broys, su patria, en Normandía. De este Prelado hablé ya en el Episcopologio de Vique, y puede verse el P. Ramón de Huesca (Teatro de las iglesias de Aragón, tom. VI. pág. 290). Suele contarse como Obispo; pues en un libro de Cabreo de beneficios del 1403 del archivo de las cofradías, se dice que a 27 de noviembre de ese año el oficial del Obispo fijó un cartel en las puertas de la catedral. Poco o nada vale esta razón, porque allí no se dice que sea este Obispo Baufes ni otro. Y es cierto que aun estando la Sede vacante, había oficial de curia episcopal.

En resolución, la iglesia seguía vacante a pesar de estas tres elecciones. Los males que a ella eran consiguientes, se aumentaron con la ruidosa contienda que por estos tiempos hubo sobre el arcedianato mayor entre el Cardenal de Tarazona (Don Fernando Pérez Calvillo) y Berenguer de Barutell, que ya lo poseía muchos años. No me es conocido el origen ni el éxito de esta causa. Sólo sé que los paheres de esta ciudad en carta fecha a 13 de diciembre 1402, escribieron a dicho Cardenal suplicándole que para evitar los escándalos que se seguían al pueblo, nombrase por su parte una persona que con la nombrada por su competidor terminasen este negocio. También sé que dirigieron al Papa Luna la misma súplica con fecha de 3 del enero siguiente, rogándole que interpusiese en ello su autoridad para cortar los males que allí pintan encarecidamente. Las dos cartas he visto en el archivo de esta ciudad entre las pertenecientes a esos años. 

PEDRO DE ÇAGARRIGA,

de 1404 a 1407.

Provisto por Benedicto XIII con su bula fecha en Tarascón III nonas decembris pontific. ann. decimo. Dice que la iglesia vacaba per obitum bonae mem. Johannis, Episcopi Illerdensis, qui apud dictam Sedem diem clausit extremum. Llama al electo diácono, Arcediano de Benasque, licenciado en decretos y cubiculario de S. S. Era sin duda canónigo de Mallorca, porque en aquella iglesia he visto la carta original que el electo escribió a aquel Capítulo, participándole su promoción. Está fecha en Tarascón el día 3 de diciembre, sin poner año, y dice en ella que en ese mismo día le había promovido su Santidad a la Silla de Lérida. Este testigo más tiene la bula del Papa. El Capítulo de Mallorca le contestó con expresiones de mucho afecto y le encargó negocios interiores, que cierto no haría, si nuestro Obispo no fuese allí mirado como su hermano. Dicho original está suelto dentro del libro Negot. del año 1407 al 1411. 

De lo dicho se infiere que su promoción fue a 3 de diciembre de 1403. Tomó posesión a 1.° de enero de 1404 por sus procuradores Bernardo de Sos, ciudadano de Barcelona, y Bernardo Mascordi, bachiller en derechos, a quien llama Socium meum en la carta que el electo dirigió a este Capítulo, fecha en Tarascón a 13 de diciembre, sin expresar el año. Mas por la posesión dada a estos procuradores el día 1.° de enero de 1504 (1404), se ve que dicha carta es del 13 de diciembre inmediato, y que el día 3 del diciembre en que él dice que el Papa le había nombrado Obispo Ilerdense in consistorio, pertenece al año 1403. Esta carta se halla suelta en el registro de colaciones de 1404. Desde ese día estuvo siempre ausente de su Silla, como se ve en las Actas capitulares, hasta el día 14 de abril de 1407; en las cuales suena Vicario general Juan Englada, Arcediano de Terrantona. En este último año fue trasladado este Obispo a la Metrópoli de Tarragona, y a pocos días ya tenía sucesor, que fue 

PEDRO DE CARDONA,

de 1407 a 1411.

Hijo de Don Hugo Folch de Cardona, primer Conde de aquel título, y de Doña Beatriz de Luna, canónigo de esta misma iglesia y promovido a su Silla por el Papa Benedicto XIII el mismo día en que trasladó a su antecesor a la de Tarragona. Yo puedo asegurar que el día 15 de julio de ese año 1407 se llamaba ya electo y confirmado, cuando nombró por su procurador en la testamentaria de Sanahuja de esta ciudad al canónigo Salvador de Aigues, a quien llama ya su Vicario general. La fecha de estos poderes es de Marsella. Con los mismos dictados y ausente también lo supone este Capítulo el día 27 del septiembre siguiente, en que nombró a Juan Englada por procurador de la iglesia para el concilio de Tarragona, que ya se había comenzado a celebrar con autoridad Apostólica por Francisco de Blanes, Arcediano de Valencia. En el año siguiente a 27 de octubre firmó nuestro Obispo la famosa concordia sobre coniudices, con que se terminó por entonces el pleito comenzado en tiempo de su antecesor. Los negocios eclesiásticos y civiles de aquellos años sacaban frecuentemente a los Obispos de sus Sillas. Y así son pocas las memorias que hay del nuestro en esta Catedral. Hállanse algunas de su existencia en los meses de agosto y septiembre de 1411, y que se hallaba en Agramunt con motivo de visitar a Don Jaime de Aragón, último Conde de Urgel y acérrimo pretendiente de esta corona, vacante por la muerte del Rey Don Martín. De varias cartas que se conservan en el archivo de esta ciudad parece que este Prelado siguió el partido de dicho Conde, a pesar de la fidelidad con que los paheres se mantuvieron por el que fuese declarado Rey, sin acceder a las repetidas instancias con que él procuró atraerles a su partido. El Obispo no vio el fin de este ruidoso cuento, muriendo a 9 de diciembre de ese año 1411, y fue enterrado en el coro de esta iglesia, sobre cuyo sepulcro se mandó después en 1485 por el Capítulo asentar una losa correspondiente. Dos días después de la muerte del Obispo ya escribieron los paheres a Doña Isabel, mujer del citado Conde, pidiéndole que apoyase la demanda que hacían al Papa Luna de que nombrase por Obispo de Lérida al Arcediano de Santa María del mar de Barcelona, sin expresar su nombre en la carta. Otra hay en el mismo archivo de la ciudad de 1.° de enero de 1412, dirigida a Fr. Francisco de Aranda, Cartujo y cubiculario de dicho Papa, diciéndole que por sus embajadores Bartolomé de San Martín y Fr. Antonio Fuster, Dominico y maestro de teología, pedían a S. S. que diese este obispado al noble Dalmacio de Mur, bachiller en decretos, canónigo y canciller de esta Universidad. Era Dalmacio sobrino de Guerau Alamany de Cervelló, Gobernador general entonces de Cataluña, el cual instó a los paheres que hiciesen esta petición a favor de su sobrino, como se ve en otra carta (ibid.) No sé qué cosa estorbó esta provisión: lo cierto es que la Sede vacó algunos años más, y esto contribuyó no poco para que arreciasen los males que había en esta ciudad con los bandos entre personas nobles y poderosas, cuyas cabezas eran las familias de Comes y Naves. Partidos que duraron aun después de electo en Caspe el Rey de Aragón, por cuya vacante comenzaron. En la de esta iglesia el Papa Benedicto XIII (Luna) instituyó de su autoridad tres Vicarios generales a 13 de diciembre de 1412, es a saber, a Juan de Castells, Deán, Salvador de Aigues y Francisco Tovía, canónigos. En ese año y los siguientes suena también oficial eclesiástico Alfonso de Borja (Calisto III).

Durante la misma vacante el Rey Don Fernando I de Aragón, con su decreto expedido en Monblanc a 8 de octubre de 1414, confirmó y mandó publicar las constituciones hechas en esta ciudad contra alcahuetes, blasfemos, rameras, etc., y sobre la observancia de los días festivos. Va copia de este documento curioso (a: Ap. núm. IX.).

DOMINGO RAM,

de 1415 a 1434.

Natural de Alcañiz, trasladado a esta Silla desde la de Huesca a 13 de noviembre de 1415 por el Papa Benedicto XIII (Luna). Consta que se hallaba ya aquí día 11 de enero de 1416. Había por estos tiempos un Domingo Ram, canónigo de esta iglesia, de quien se hallan memorias en las actas de 1412 y los dos años siguientes, lo cual advierto porque no se confunda con nuestro Obispo. A 11 de mayo de 1416 se dio posesión de un canonicato a Don Blas Ram, sobrino de este Obispo. También hay aquí memorias de dos hermanos suyos, Mateo y Margarita. Consta que se hallaba ausente en 1418, pero de allí a dos años estaba aquí, cuando por el mes de noviembre mandó que se hiciesen procesiones de penitencia por tres días con motivo de ciertas revelaciones hechas a un zapatero de esta ciudad, cuyo objeto y materia no consta (a). Tres años después, es a saber, 28 de junio de 1423, expidió el Rey Don Alfonso V el famoso decreto en que se mandó no se admitiesen ni ejecutasen bulas, rescriptos ni provisión alguna de la Sede Apostólica sin el exequatur regium: que los tributos y emolumentos debidos a dicha Sede, quedasen secuestrados en poder de las personas señaladas por el Rey, y que durante esta suspensión los Arzobispos, Obispos, Capítulos, Abades, etc., proveyesen los beneficios que les pertenecían. Va copia de este decreto tantas veces citado (b: Ap. núm. X.). 

(a) En un libro de resoluciones del Consejo general de esta ciudad del año 1420 se lee el día 20 de noviembre lo siguiente: “Fonch proposat per los honorables pahers (Mossen Johan de Sant Climent y Nicholau Agulló) que lo senyor Bisbe à ells hay comunicat ques facen è sien feites per tres dies continuus sanctes é devotes processons per tot hom generalment per algunes coses que son per Deu revelades a un çabater appellat Vergeret; les quals son stades prehicades per lo reverent mestre en taulegia digmenge prop pasat; ço es, divendres, disabte et digmenge primer vinents, que per aquestes tres dies que tot hom generalment homens è dones vagen acompanyant les dites processons à peu decalç (descalç) e degunar (dejunar) per aquells dies qui ferho puxe ni vulle, portant lums en les mans, dients oracions.” 

Por lo que toca a esta iglesia se hallan varias provisiones apostólicas en los años siguientes con el vidit y exequatur regio. Por lo común se nota la cláusula de que el Rey condescendía en su ejecución a instancias y ruegos de fray Juan de Cassanova su confesor.

En 1424 a 30 de marzo hizo constitución con el Capítulo de que los sermones de la catedral se predicasen por el Obispo, canónigos y beneficiados, dándoles las distribuciones en los días que necesitasen para ello.

En 1425 que se formase colección de todas las constituciones, cortando las inútiles.

En 1427 que se revocase la constitución de mostrar sólo una vez al año el Santo Pañal.

En 1428 acordó con el Capítulo la constitución de flectendis genibus in hymno Ave maris Stella e in nomine Jesu et in Salve Regina, et in Gloria Patri erigendo se, y otras varias ordinaciones tocantes a las festividades de algunos Santos, buen porte de los eclesiásticos y muchas otras cosas más que verás mejor en las copias adjuntas (a: Aps. núms. XI y XII.). 

En 1429 asistió al concilio de Tortosa del Cardenal P. de Fox.

En 1430, a 20 de septiembre, suena ya Cardenal en los registros de esta curia, y a 23 del mismo mes y año celebró aquí órdenes con ese dictado. Desde este punto se llama administrador del obispado de Lérida. Fue promovido a la metrópoli de Tarragona en 1434. El padre Huesca dice que lo fue a 25 de agosto del dicho año. En efecto aquí se halla todavía en el mes de enero de ese año. Con que no pudo ser trasladado a 20 de julio del año anterior, como dicen algunos Episcopologios. Parece que permaneció aquí con la administración de esta iglesia hasta la provisión del Obispo sucesor. Así en la víspera del Corpus del año 1435, sobre no sé qué duda en la procesión de esta fiesta, los paheres mandaron ques consulte lo Senyor Cardenal. Dos meses después ja presentó sus bulas el sucesor. 

GARCÍA AZNÁREZ,

de 1435 a 1449.

Provisto por el Papa Eugenio IV. Tomó posesión a 22 de julio de 1435 por su procurador B. Bosch, el cual dos días después notificó las bulas y provisión de S. S. al Consejo general de esta ciudad. En el noviembre inmediato ya juntó sínodo, que presidió dicho procurador. No vino a su iglesia hasta principios de 1438, como se ve en la deliberación que tomaron los cónsules a 17 de enero de ese año de hacer algún regalo al nuevo Obispo en su entrada, puesto que además venía con el carácter de Embajador del Rey. Nada más dice el Manual de ese día y año. Acaso aludían en eso a los encargos que sirvió en Italia en nombre del Rey, y que le detuvieron allá estos dos años. Los cuales indica así, en globo, su Vicario general Bernardo Bosch en la facultad que dio para celebrar órdenes y consagrar altares a P. Obispo titular Sambariense, que se halla en el registro de la curia episcopal de los años 1437. Quia, dice, Dnus. Episcopus Illerdensis de praesenti residentiam facit in civitate Gayetana vices illustrissimi Dni. Regis Aragonum ducens, ac in servitio continuo ipsius Dni. Regis assidue laborat in partibus Italiae. En el mismo año 1438 envió al sobredicho procurador al concilio de Basilea. Él se excusó de viaje tan odioso con el encargo de consejero y Canciller del Rey, que le precisaba a seguir su corte. Esta es la razón porque el Papa Eugenio IV le concedió, con su bula particular del año 1444, que pudiese percibir todos los frutos correspondientes a su dignidad estando ausente de su Sede, a excepción de las distribuciones cotidianas. Por comisión del mismo Papa Eugenio y del Rey visitó y reformó la universidad. Existen en este archivo los estatutos que formó con esta ocasión, los cuales he examinado. Supónense en ellos existentes las cátedras de oratoria y de exposición de Biblia en lengua vulgar. Sin embargo de estas ocupaciones proyectó la reunión de todos los hospitales de Lérida en uno que se construyese junto al puente. Cosa que estorbó por entonces su muerte, acaecida a 13 de marzo de 1449 en Génova, volviendo de Nápoles de cierta embajada que se le encargó para el Rey. Esto dice la inscripción que se puso en su sepulcro en el coro de la catedral vieja, a donde se trajo su cadáver, donde aseguran que estaba el escudo de sus armas en cuatro cuarteles, con una estrella en el de la mano derecha y tres peras (: peres, Peris, Peres, Pérez) en la izquierda, y los de abajo trocados. En los primeros días de este pontificado, estando ausente el nuevo Pastor, hallo que la ciudad convidó a que viniese a predicar en ella un Obispo llamado vulgarmente de Graus, que según la nota adjunta vivía retirado en aquella villa, mas no dicen quién sea (a: En el registro de los Consejos generales del archivo de esta ciudad del año 1435, al día 9 de agosto, se halla lo siguiente: “Fo proposat per lo honorable Micer Frances Merci doctor en leys, dient que com ell hage sentiment que lo Bisbe vulgarment apellat de Graus, lo qual es hom de gran sciencia honest et de sancta vida, e molt singular prehicador venrie en la present ciutat per prehicar; hoc encara, … mudar son statge en la present ciutat o territori, si la ciutat li scrivie alcuna bona letra de prechs, segons se pertany; attes quis diu que en lo loch hon te lermitatge alcuns homens de mala vida e lladrons, los quals li fan (se lee lifan) molts enuigs e lisodeguen les cetlles, el fau rescatar. Per tant, etc. Resolvieron: “attes que lo dit Reverent Bisbe es intim e precordial amich e familier del Senyor Rey, e ateses moltes coses, que ab la gracia de Deu prestament sie feta una bona letra al dit R. Bisbe, pregantlo que per sa benignitat vulle venir en la present ciutat a la festa de Sancta Maria de agosto prop venidora per fer lo sermo... e que los Pahers per la dita venguda no puxen donar ni presentar al dit R. Bisbe de cent sot. amunt.” 


También hallo del 1436, a 11 de abril, varias ordinaciones de esta ciudad sobre Moros y Judíos, de las cuales he copiado los dos artículos siguientes: 


Día 11 de abril de 1436. 

Item mes ordene lo present Consell, que quiscun juheu è juhia hagen è sien tenguts portar en los pits alt en loch que planament se mostre una roda de drap groch e vermell de granaria dun pa de sal, è aquell senyall tinguen cossit en la roba, pus sobirana que vestiràn en lo dit loch, è no pas ab agulla. E axi matex los moros vagen ab la barba rasa è feta, segons en regne de Valencia. E ultra axò porten cosida en lo muscle squer una talladura de grap (drap) groch (trapo amarillo) à guisa de llengua de bou de mitg palm de llarch è de dos dits dample. Lo qual senyal los dits moros et axi matex les mores, è moratelles è moratells,

que encara no tenen barba agen è sien tenguts portar lo dit senyal de groch de la dita forma cosit en lo muscle squer sobre la pus sobirana vestidura, que vestirán per tal forma, que palesament lo dit senyal se mostro. E si negun juheu ò juhia ò moro ò mora ò moratells ò moratelles seran atrobats sens los dits senyals que quiscuna veguada encorreguen en pena è ban de deu lliures jacqueses ò de vint açots rebedors en la dita forma, de la cual pena ni ban, amor, ni gracia nols puxe esser feta.

Notable es también la provisión de un canonicato en esta iglesia que el Rey Don Alfonso mandó dar en 1443 a su Consejero Pablo de Santa Fé, doctor en derechos y Auditor del Papa, a pesar de no haberle obedecido ni haber querido ir al concilio de Basilea, dejando a Florencia y separándose del Papa Eugenio IV. Este Pablo de Santa Fé había sido Vicario general del Obispo y Cardenal Don Domingo Ram.


ANTONIO CERDÁ, 

de 1449 a 1459.

Mallorquín, electo por ambos Capítulos a 25 de abril de 1449. Llámanle Cardenal Messinense (Messina, Mesina). Dicen que lo hacían por contentar al Papa y al Rey, de cuya protección tanto necesitaba la iglesia. El escrutador principal dijo en el acto de publicar la elección, que pedía su confirmación al Papa. Otra parte del Capítulo eligió el mismo día a Jorge Bardají, Obispo de Tarazona. Prevaleció el partido del Cardenal, no en vigor de la elección, sino por la libre provisión del Papa Nicolao V, que antes que se efectuase aquí la elección, le trasladó de la iglesia de Mesina a la de Lérida: y se halla que el electo firmó sus poderes a Pedro, Abad de San Juan de las Abadesas, día 16 de abril, estando en Roma nueve días antes que aquí se juntasen para elegir. Uno de los testigos de esta escritura de poderes es Juan Margarit, Sacrista mayor de Gerona, doctor en derechos y Obispo después de dicha Sede. El secretario del electo era Silvestre Salom, Mallorquín. El exequatur del Rey Alfonso es 

dado en Nápoles a 6 de abril 1449.

Pidió luego al Capítulo el arrendamiento de los cuatro años primeros de los frutos, derechos y emolumentos del obispado. Prometieron pagar en el primer año 40.000 sueldos jaqueses, y en los tres siguientes 50.000 

en cada uno, y si la paga se hacía en florines de oro de Aragón, se estipuló que se hiciese a razón de X sueldos por florín. En su tiempo el mismo Papa Nicolao dotó la plaza de maestro de teología en esta iglesia ad faciendum sermones, como dice en su bula de 2 de octubre de 1451. En la misma concedió que nadie fuese recibido en canónigo nisi fuerit nobilis vel de militari genere procreatus, seu in altero iurium doctor vel licenciatus, aut in sacra teologia, artibus vel medicina magister vel licenciatus, aut filius honorabilis civis eiusdem civitatis Illerdae. Lo mismo confirmó siete años después Calixto III, y en su bula confiesa que había sido canónigo de esta catedral, como se dijo en su lugar. En 1453 a 31 de marzo resolvieron que la representación de la pasión de Cristo, que hasta allí se hacía ante el altar mayor, por evitar escándalos, y porque no todos podían verla cómodamente, se hiciese in horto (huerto; hort) seu viridario (verde; verger) claustri; lo mismo que las otras representaciones dempta representatione S. Spiritus, sive de la coloma.

Del mismo año a 28 de diciembre es la constitución que ya se dijo sobre exponer a la veneración el Santo Pañal el día de la Asunción de Nuestra Señora a más del de Navidad.

Del 1457 he hallado en este archivo (Reg. A, fol. 10) la resolución que tomó el Capítulo para impedir un desafío, cuyo cartel copian allí mismo, y es el siguiente. "Mossen Miguel Periç, canonge de la Seu, per quant conegan que les coses mal fetes no resten imponides, é que ab tractes é manyes volen enugar la gent per moltes vies, jo Miguel Bnt. de Tamarit, per altra via vos vul donar vostre mereximent per que vos entén à dapnificar o fer dapnificar. Axi passats cinch iorns de huy quis comte à XXII de mayg que los presens deseximents vos son mesos à la porta de casa vostra; é per que nos pogués allegar ignorancia, son mesos al Peu del Romeu de la present ciutat de Leyda; que io satisfaré talment à la honor mia é de mos amichs, é de aquells per qui entench à fer, los quals vos enugats haveu, que vos restaren (restareu) castigat, é vostres mal fets, he tractes punits. Fets en la dita ciutat en la damunt dita iornada any M.CCCC.L. set.” (1457) 

No era este propiamente un desafío con citación de campo y armas para pelear, sino un aviso previo a la venganza que el agraviado quería tomar de su injuriador, sin el cual era tratado como traidor y bauciator (bauzator), según la ley publicada un siglo antes por Don Pedro IV, de que se habló en el Episcopologio de Vique. A esto llamaban deseximent, 

esto es, salirse de la ley del honor que los contenía o quedar libres para poder ejecutar sus venganzas. Por bárbara que parezca esta costumbre no puede negarse que por algún respeto contribuía a la tranquilidad del público y de los particulares. 

De nuestro Obispo Cardenal habla Pío II como de una antorcha de la teología (lib. IV. Coment. in lib. Pont. de dict. et fact. Alphonsi). 

Chacón le supone electo por Nicolao V como su maestro. (V. Lampillas, P. 2, Disert. 2, §. II).   

Murió nuestro Prelado en 1459, cuya noticia llegó aquí el día 9 de octubre. Vacó la Sede un año, y en 27 de septiembre vino la nueva de estar provista en el sucesor 


LUIS JUAN DEL MILÁ, CARDENAL,

de 1461 a 1510.

Valenciano, de la casa de los Condes de Albaida, promovido a esta Silla por el Papa Paulo II, cuya noticia llegó ya aquí a 9 de octubre de 1460: mas él no tomó posesión hasta 23 de febrero del año siguiente por su procurador Juan de Alcañiz. Era Cardenal, tit. SS. IV. coronatorum. Tardó en venir a esta iglesia hasta el 1464, en que a 20 de julio hizo el juramento acostumbrado de guardar las constituciones de la iglesia. Otras memorias hay de su existencia en ella de los años inmediatos. Mas luego se ausentó, pasando algunos años en Albaida (villa del reino de 

Valencia). Allá se hallaba por los años 1474 y 77. En este último negó a los frailes Menores la licencia que ya les había concedido su Vicario general para trasladar su convento de San Lázaro, donde vivían, a la parroquia de San Juan, mandándoles que reedificasen su convento fuera de los muros de la ciudad donde más conviniese. Así se efectuó luego en 1482 en que el Vicario general Manuel de Monsuar y el Capítulo dieron la casa de la almoyna de esta catedral a la cofradía de Santa María, situada en la iglesia de San Salvador, la cual dejaban para que la ocupasen los frailes Menores. Otro Vicario general gobernaba en su ausencia, que era Andrés Rafard, el cual a 3 de noviembre de ese mismo año 1477 dio su permiso para trasladar el cadáver de Don Juan de Luna desde el cementerio de San Agustín de esta ciudad al monasterio de Santa María de Gracia prope Cor … in regno Castellae, que el mismo Don Juan había fundado, y donde tenía ya dispuesto su sepulcro. Así se lee en el registro de ese año en la curia eclesiástica: pero está cortado el nombre de la ciudad. En el epígrafe de esta licencia se dice del difunto: mortuus fuit in sitio Illerdae, tento per excellentissimum D. Johannem, Regem Aragonum. Fuit mortuus ille nobilis cum quodam tiro de carabatana (la cerbatana antigua) in arennio de … pont de Segre de Leyda. Este sitio fue con ocasión de la rebelión del Príncipe Carlos de Viana. Para ejercer los pontificales y con cargo y autoridad de Visitador, tenía aquí a su Obispo auxiliar Vicente Trilles, Obispo Hieropolitano, el cual a 21 de septiembre de 1485 (a: Debió ser año 1495, porque este auxiliar no se consagró hasta el año 1491. (V. Gerona consagró la iglesia rural de Santa María de Buzenich, de que ya se habló; y en 1509 a 1.° de junio 

todavía confirió la tonsura clerical a Miguel Çavala, natural de Lérida, de licentia Domini Episcopi. En 1484 establecieron el orden que se debía guardar en las procesiones de las rogaciones, que es el que va copiado (a: Ap. núm. XIII.). Continuaba ausente y residiendo en Albaida nuestro Prelado en 1491, cuando escribió al Capítulo que los Condes de Albaida querían trasladarse con su familia a vivir a Lérida. Así está en las Actas capitulares (b: Ap. núm. XIV.). Poco después convocó sínodo para Aspa para el día 8 de noviembre de 1494 propter pestem en Lérida; pero a petición del Capítulo fue trasladado a Alfes, lugar pequeño, para el 20 de los mismos. Queda un trozo de actas incompletas en la curia eclesiástica, y por desgracia no contienen constitución alguna sino querellas y sentencias, algunas de ellas sobre la conducta del auxiliar Trilles en las visitas de la diócesi. Del 1497 he visto un decreto de Don Juan de Aragón, Conde de Ribagorza, lugar-teniente general del Rey de Cataluña (lugarteniente general del Rey de Aragón en Cataluña), mandando secuestrar las rentas de nuestro Obispo, a instancias del Capítulo, quejoso de que en tantos años de pontificado no aplicaba lo que anualmente se le había señalado para reparo de la sacristía incendiada ya había algunos años, ni del palacio ni de los castillos de su señorío. 

En consecuencia de esto ofreció día 22 de noviembre de 1498 pagar 6000 sueldos para reparo de la sacristía. Y además publicó un decreto impreso el mismo año, en que concede indulgencias a los que contribuyesen a dicho objeto, y la construcción de la sillería del coro (a: Ap. núm. XV.). En este mismo año diose al Capítulo la licencia acostumbrada de celebrar tempore interdicti.

En el año 1500 era su Vicario general Pedro Stornell, Episcopus Civitatensis, que juró a 12 de mayo; y poco después, a 1.° de junio del mismo año, suena con el título Episcopus Terrenovae.

Otro sínodo celebró por su procurador Martín Juan de Alcoleia en el abril de 1500, en el que aprobó las constituciones hechas por sus antecesores, que nombra así: Raimundum de Ciscar, Guillermum de Montecatheno et Fr. Guillermum de Agonis et Petrum Raimundum et Dom. Garciam, et Dominicum Ram, Episcopos Illerdenses. El Obispo Cardenal estaba en esta diócesi, y en el lugar de Aspa, en marzo de 1508, y siguió gobernando esta iglesia, o por sí o por sus Vicarios, hasta el 1510; y aun entonces la dejó por renuncia que hizo antes del día 9 de diciembre, en que está fecha la bula del sucesor, donde se dice que el Obispo Milá había renunciado esta Silla. Medio siglo, menos setenta y cinco días de pontificado, proporcionó a este Obispo hacer grandes cosas en bien de su esposa, si otras circunstancias, que ignoramos, no le obligaran a tan frecuentes ausencias; y no hay duda que han perecido, como en otros sucede, algunas memorias importantes de su vida y gobierno. Entre ellas se debe contar la de un Ritual de esta diócesi, que he visto y disfrutado aquí, impreso, sin disputa alguna, en el siglo XV, aunque no consta del lugar, ni del año, ni del impresor. El cual ordenó ciertamente nuestro Obispo, y es el primero que tenemos de esta clase. 

Lo mismo debo decir de un Misal impreso en Lérida, sin nota de año ni editor, cuyo epígrafe final dice: Explicit Missale mixtum Illerdae impresum secundum consuetudinem Sedis eiusdem: de quo benedicetur Dominus per infinita seculorum secula. Amen. Al principio, después del calendario, le llama Missale misticum, en lugar de mixtum. Algunas notas van de él en lo de ritos. Del significado de esta palabra ya se dijo otras veces. Tras este artículo te parecerá mucho más breve de lo que es el pontificado del sucesor


FR. JUAN DE ENGUERA,

de 1511 a 1513.

Valenciano, Dominico, de quien ya se habló en el Episcopologio de Vique. Era ya confesor del Rey e Inquisidor general, cuando el Papa Julio II le trasladó de aquella iglesia a esta de Lérida con su bula, dat. V. idus decembris del año 1510. El día siguiente está fecha la comisión pontificia a los Obispos de Córdoba y Ciudad-Rodrigo para que reciban el juramento al electo. Estos subdelegaron a Don Diego de Ribera, Obispo de Mallorca, en cuyas manos juró nuestro Obispo en el lugar de Don Benito, diócesi de Palencia. Los despachos del Rey Don Fernando están firmados en el lugar de Ribera a 24 de enero de 1511. Finalmente, nuestro Obispo tomó posesión a 17 de febrero de ese año por su procurador Juan Pascuet, ciudadano de Valencia, tío suyo, a quien dio amplísimos poderes con fecha de Talavera del día 11 de enero anterior. No sé si vino a su iglesia. Estaba en Sevilla a 16 de junio de 1511, donde firmó un decreto a favor del clero. Se sabe que antes del mes de octubre del año siguiente 1512 fue trasladado por el mismo Papa a la de Tortosa, de la cual no llegó a tomar posesión, muriendo en Valladolid a 15 de febrero de 1513. En el proceso de posesión del sucesor se dice haber muerto in partibus occidentalibus.

Algunos dicen que este Obispo fue Cisterciense; pero dejando aparte otras pruebas, el Rey, en la carta de su provisión dirigida a este Capítulo, le llama Dominico; y entre las ruinas del convento antiguo de esta orden, a dos horas de esta ciudad, donde había construido a sus costas un dormitorio, se halló una piedra en elogio de su memoria, donde se dice lo mismo. 

JAIME CONCHILLOS,

de 1513 a 1542. 

Promovido a esta Silla de la de Catania, con ocasión de la renuncia del antecesor, por el Papa Julio II día 1.° de octubre de 1512. Tomó posesión a 19 de abril de 1513 por su procurador Gonzalo de Conchillos, Deán de 

Jaca y canónigo de Tarazona, cuyos poderes firmó en Bayona a 17 de marzo. Algunos instrumentos llaman a nuestro Prelado Diego, equivalente de Jaime, (Diago, Thiago, Yago, Santiago &c) ya desusado en nuestros días, y por lo mismo digno de advertirse. Con alusión a su apellido pintaba este Prelado en su sello tres conchas. Así se ve en el 

frontis del Misal de esta iglesia, que se imprimió en su tiempo bajo su dirección, y dedicado a él por el mismo impresor Jorge Coci, que lo imprimió en Zaragoza en 1524, folio, del que hay en este archivo un magnifico ejemplar en vitela, con este epígrafe final: Habes nunc denuo, electa Christi caterva, Missale compendiosiori volumine summo studio acutaque lima elaboratum, denique plus quam optare posses exactum, Caesaraugustae cura atque vigilantia Georgii Coci V. kal. octobris anno 1524 felici sydere impressum. El mismo escudo se ve en el Ritual que él ordenó para su diócesi, impreso en Lyon por Dionisio de Harsy en 1532, 

en 4.°, que he visto y registrado para mis ritos. A estos cuidados pastorales debe añadirse el sínodo que convocó en 1525, para el cual el Capítulo, día 28 de abril, nombró tres procuradores, entre ellos a Don Pedro Agustín, hermano de Don Antonio Agustín. Otro había pensado celebrar en 1520, cuando a 18 de junio pidió al Capítulo que para su mejor gobierno mandase formar una colección de todas las constituciones sinodales anteriores, y las de la iglesia. No acredita menos 

su celo por el bien público la fundación que hizo en 1536 de una cátedra de escritura en esta universidad, con 50 libras de dotación. Esto confirma lo que ya se dijo, que antes de esta época no había lección de escritura sino en la parroquia de San Juan, servida por un religioso de San Francisco. El año anterior, 1535, visitó esta catedral por su oficial y visitador Pedro Soler (a:Ap. núm. XVI.). También consta que visitó personalmente el monasterio de Roda, donde he visto una carta suya, sin fecha, en que encargaba a aquel Capítulo que resolviesen si, contra lo mandado por él en la visita, se debía permitir asiento en la capilla alta del Crucifijo, al nivel del presbiterio, a ciertas señoras, que alegaban derecho a ello por haber fundado allí alguna capellanía con esa condición. Esto prueba la costumbre de aquel tiempo en que, a pesar de las decisiones sinodales, se toleraba esta distinción, tan ajena de la cristiana moderación. Estaba ausente este buen Obispo de su diócesi en el año 1539, no se sabe con qué motivo: y acaso no volvió a ella antes de su muerte, acaecida en Tarazona en el martes de la Semana Santa del año 1542. En la vacante hallo que era Vicario general el Abad de Ager Juan Sobrino, canónigo que ya era de esta iglesia desde antes del 1504. También consta en las Actas capitulares que a 6 de abril del mismo año confirmó el Capítulo al Obispo de Filadelfia Gerónimo de Toro en el uso de pontificales, que ejercía en tiempo del Obispo difunto. No es de omitir la noticia de que en 1519, a 28 de enero, entró en esta ciudad y juró sus privilegios el Emperador Carlos V. También pasó por ella, a 13 de agosto de 1525, un Legado pontificio, a quien las Actas llaman solamente lo Cardenal Salviatich.

Dicen que en 1543 fue nombrado sucesor en esta Silla Don Martín Valero, y que murió luego sin tomar posesión. De lo cual nada más sé, sino que el año siguiente entró a gobernarla


FERNANDO DE LOAZES,

de 1544 a 1553.

Tomada posesión de esta Silla hizo su entrada en esta ciudad a 23 de enero de 1544. En 20 de abril de 1545 celebró sínodo en Monzón. En 1549 hay memoria de un auxiliar suyo, Don Benito Sabater, Obispo de Filadelfia, que ese año daba órdenes en Roda de licencia del nuestro, que estaba in remotis. A 19 de enero de 1550 comenzó otro sínodo, que duró por tres días consecutivos, cuyas constituciones existen, como las demás de esta iglesia. En el mismo año mandó que el coro se arrodillase al incarnatus est, etc. A 22 de mayo de dicho año el Capítulo escribió a Pedro Cardona, su abogado en Tarragona, diciendo: “Lo Bisbe ha fet manar que se tuviese el martes post Pentecostes por tercera fiesta de Pascua, lo que no ere en consuetut en esta diocesi y te aci un Bisbe de gracia lo qual visite la diocesi.” Algunas quejas hubo entre Capítulo y Obispo: con ocasión de ellas el Capítulo, este mismo año, escribió al Cardenal Cristóbal Madruccio implorando su protección, ya que tanto se había ofrecido, cuando pasó por aquí pergens in Castellae regnum. A 23 de agosto de 1551 salió de aquí para el concilio de Trento, sin tenerse más noticia de su existencia y fallecimiento, que en 1.° de mayo de 1553 ya tenía sucesor, que fue

JUAN DE ARIAS,

de 1553 a 1554.

Inquisidor de Barcelona. Tomó posesión de esta Silla a 10 de junio de 1553, habiendo recibido las bulas con fecha 1.° de mayo de dicho año. Hizo su entrada en esta ciudad día de San Andrés del mismo. Son escasísimas las memorias que hay de este Prelado, y como por milagro he visto una en el archivo de la parroquial de San Juan de 7 de enero de 1554, y esa de poca entidad, sino que no se dice ausente. Tuvo sínodo a 17 del mismo mes, habiendo hecho su convocatoria en 15 de diciembre último. Por su indisposición asistió en su lugar el Arcediano mayor, y se le concedió un donativo de 30 sol. Murió en su palacio a 13 de julio de 1554, y está enterrado en su Sede. En la larga procesión de su entierro asistió el señor Don Miguel Mayques, Obispo de Alés, en Cerdeña, el cual todavía estaba aquí en 1569, y ejercía el oficio de predicador del Capítulo. Llevaron el cadáver con la cara descubierta, com es la practica de portar los eclesiastichs. Predicó sus honras el P. Mtro. Burgos, del orden de San Agustín, y natural de Valencia.

Ya que se mentó el Obispo Don Miguel Mayques, añadiré lo que de él he visto aquí. Parece que debía estar en esta de auxiliar, aunque ignoro el título de su iglesia: lo cierto es que ordinariamente ejercía por su doctrina el cargo de predicador del Capítulo, oficio que suprimían cada año con otros en los Capítulos de la O, y volvían a confirmarle en los mismos. En esta clase suena desde mucho antes de 1553. Hacia el 1567 fue nombrado Obispo de Alés en Cerdeña; mas por hallarse ya viejo y tan querido en esta ciudad, y señaladamente en la universidad, donde es de sospechar que obtendría alguna cátedra, resolvió el Capítulo escribir a Don Bernardo de Bolea, Vice-canciller de Aragón, día 6 de noviembre 1567, pidiéndole que proveyese de remedio como el Obispo Mayques quedase acá con una pensión, aunque fuese menos de la mitad de las rentas de Alés. Va adjunta la carta (a: Ap. núm. XVII.). Puede conjeturarse que se logró lo que se pedía; pues a 8 de febrero de 1569 encargó el Capítulo los sermones de la próxima cuaresma al maestro fray Juan Lladron, provincial de los Dominicos, que estaba en Huesca, pues el Obispo Mayques su predicador ordinario se hallaba ausente, y avisaba que no podía venir. Continuaba su ausencia concluida la cuaresma, pues a 26 de mayo de 1569 hallo que el Capítulo encargó al ornamentero de la iglesia que encomendase los sermones inmediatos durante la ausencia del Obispo Mayques. Todo ello prueba que estaba acá de asiento, como antes de ser nombrado Obispo de Alés. 

MIGUEL DESPUIG,

de 1556 a 1559.

Obispo de Urgel, de donde fue trasladado acá por el Papa Paulo IV a 13 de abril de 1556; prestó su juramento a 22 del mayo siguiente en manos de Don Jaime Cazador, Obispo de Barcelona, y tomó posesión de su nueva Silla el día 3 del junio inmediato. Dedicado enteramente a la reforma del clero y al bien espiritual de sus ovejas, entendió luego en plantificar un colegio para doce estudiantes pobres, tres de la diócesi de Lérida, tres de la de Barcelona, tres de la de Urgel, dos de la de Elna, y uno de su parentela. Fundolo en las casas del Arcediano Marcos de Voltor con el título de la Concepción. Las constituciones que he visto manuscritas en la biblioteca del Carmen Calzado de Barcelona, al paso que descubren su celo ilustrado con la ciencia, muestran que su establecimiento es el más análogo que puede hallarse a los seminarios Tridentinos; y que a no constar que su fundación es del 1559 pudiera equivocarse con el primero de ellos en la Europa. Trasladose esta casa con la Universidad a Cervera, y después de algunos años de estar cerrada se ha puesto corriente en el año 1806 por el celo de su patrono.

No fue este el único bien que procuró a sus ovejas. Además del sínodo que celebró en 1557, publicó acaso en el mismo ciertas constituciones sobre la reforma de la vida clerical y culto divino; las cuales intituló praecepta spiritualia, que he visto y extractado para los ritos.

Visitó además con autoridad apostólica y real la universidad de Lérida, y en el archivo de esta iglesia queda el borrador que iba formando para su reforma. Mas tuvo que dejar su conclusión para el sucesor, muriendo él de apoplejía en su palacio día 21 de noviembre de 1359 a las diez de la noche. 

DON ANTONIO AGUSTÍN O DE AGUSTÍN (DE AGOSTÍ).

de 1561 a 1577.

Como le llaman todas las Actas capitulares de su tiempo; nombre bien conocido y de grande honor para nuestra corona. No fue el primero de su familia que ilustró a esta iglesia. A 18 de enero de 1518 se hallaba ya canónigo y sacrista de la misma su hermano mayor Don Pedro Agustín, a quien después a 14 de septiembre de 1524 confirió este Capítulo el arcedianato de Benasque y luego la prepositura de octubre. Suena también Vicario general en el sobredicho año 1518. Luego fue promovido al priorato de la iglesia de Roda, de donde al cabo de más de veinte años fue nombrado para el obispado de Elna y sucesivamente al de Huesca (a: Vid. P. Huesca: Iglesias de Aragón, tom. VI, página 335.). Otro sin duda de la misma familia, llamado Francisco Agustín, obtuvo aquí un canonicato a 25 de septiembre de 1524.

Nuestro Obispo había sido canónigo de Huesca desde el año 1556, y era actualmente Obispo de Alifa cuando fue promovido a esta Silla, a presentación de Felipe II, por el Papa Pío IV con su bula de 8 de agosto de 1561, año II de su pontificado. Prestó el juramento de fidelidad al Rey el 22 de septiembre siguiente, y tomó posesión día 13 del octubre inmediato por su procurador el noble Luis de Icart, a quien tenía dados poderes, fechos en Roma a 11 de agosto de ese año. El día siguiente 12 de agosto tenía también creado Vicario general al canónigo José Monsuar. El gozo con que fue recibido aquí este nombramiento era el correspondiente al gran crédito que el electo tenía, de su prudencia y sabiduría por todos estos países. Uno y otro acreditan las dos cartas de parabién que escribió el Capítulo el día 24 de mayo de ese año 1561, lo cual prueba cuán anticipada fue la presentación del Rey al despacho de las bulas pontificias (a: Aps. núms. XVIII y XIX.). He buscado con suma diligencia cuantas noticias se hallasen aquí para ilustrar la vida de este Obispo: y en ello soy muy deudor a la laboriosidad del canónigo doctoral Freixes. Yo me contentaré con proponer las memorias exactas de que se pueda servir quien le quiera elogiar conforme a su crecido mérito.

Lo primero, pues, que ocurre en los registros de Actas capitulares después de su posesión, es que el día 23 de febrero de 1562 el citado José Monsuar, Vicario general y procurador del Obispo, pidió en nombre de él consilio al Capítulo para congregar sínodo en la catedral en la próxima dominica de Cuasimodo. A 28 del marzo siguiente nombró el Capítulo cuatro canónigos síndicos para el sínodo. Mas el día 4 de abril se acordó que si el Obispo celebraba el sínodo asistiesen a él los cuatro canónigos nombrados, que también habían asistido el Sábado Santo; pero si lo celebraba el canónigo Moliner sólo asistiesen dos. Este modo de hablar indica que se hallaba aquí nuestro Obispo. Mas es indubitable que se hallaba ausente y residiendo en el concilio de Trento, y entendiendo en varios negocios del servicio del Rey. Y temiendo el Capítulo de esta iglesia que por esta razón debía ser muy larga la ausencia del nuevo Prelado, tenía ya pedido al Rey con fecha del 29 de octubre de 1561 que supliese su falta y visitase esta iglesia y diócesi su hermano Don Pedro Agustín, Obispo de Huesca, que podía hacerlo cómodamente por la inmediación de las diócesis. Va copia de esta grave representación tan honrosa para el Capítulo como para el Obispo (a: Aps. núms. XX y XXI.). Es indubitable que el Rey accedió a la petición, pues consta que dicho Obispo de Huesca presidió el sínodo del 1562. Die septima aprilis (dicen las Actas capitulares de esta iglesia) M.D.LXII. Dominus Episcopus Oscensis praesentavit ipsis potestatem suam ad celebrandum synodum, qui iuravit, etc. El P. Ramón de Huesca (Teatro de las iglesias de Aragón, tom. VI, pág. 335) dice que este Obispo de Huesca asistió a todas las sesiones del concilio de Trento. Todo se puede componer diciendo que luego de celebrado este sínodo en abril o mayo, partió para Trento. En las Actas capitulares de Gerona del año 1562, fol. 359, he visto que a primeros de julio se hallaba este Obispo de Huesca en aquella ciudad proficiscens ad concilium, y que deteniéndose allí unos días celebró de pontifical día 4 de dicho mes y año. En nuestro sínodo se trató del subsidio caritativo al nuevo Obispo, como me consta de varias apocas y papeles de los meses siguientes.

En el Capítulo de 19 de abril de 1564 el Vicario general presentó al Capítulo de parte del Obispo ciertas escrituras intituladas Doctrinas christianas. Encargose su examen a los canónigos Valls y Lentes, y el día siguiente se decretó su publicación y se imprimieron efectivamente separadas y de por sí, según consta de algunas cartas del 1580 y por ahí, en que pedían a este Capítulo algún ejemplar de dicha obrita. Entiendo que serían algún breve Catecismo propuesto por el Obispo a los párrocos en el sínodo que tuvo en 1563, o para el que pensaba congregar a fin del mismo 1564, que tantos y tan reñidos debates ocasionó en el Obispo y Capítulo.

Habíase en efecto restituido acá nuestro Prelado después de la conclusión del concilio de Trento, cuyos decretos mandó publicar en el coro de esta catedral, día 27 de agosto de 1564, y fijar sus carteles, uno en la puerta del coro y otro en la llamada dels fillols. Hízose esto sin contar con el Capítulo, a cuyas requisiciones finalmente satisfizo el Prelado, presentándole el día 7 de septiembre siguiente la bula original del Papa sobre la confirmación y observancia del concilio, y así quedó unánimemente admitido en esta iglesia. Para el mismo objeto de admitir el concilio de Trento, se congregó el provincial de Tarragona en octubre de ese año 1564, en el cual se hallaba el Obispo día 13 de dicho mes.

Admitiose en él in genere todo el volumen del concilio: mas respecto de los cánones que tocaban en la reforma de costumbres, como en esta provincia las hubiese antiguas y muy respetables, y entendiesen que ni era voluntad del Papa ni del Rey quitarlas ni abrogarlas sin una madura deliberación, resolvieron dirigir a S. S. por mano de S. M. cinco artículos de dudas, las cuales el Rey aprobó, y suspender en el ínterin la conclusión del concilio provincial hasta la octava de Pascua del año siguiente 1565, cosas que verás mejor en varias cartas adjuntas (a: Aps. núms. XXII, XXIII, XXIV y XXV.). Durante la suspensión de este concilio nuestro Obispo quiso juntar sínodo diocesano, señalando el día 31 de diciembre de 1564, para lo cual pidió consilio al Capítulo día 22 de noviembre, y el día 27 del mismo le dirigió la convocatoria que he visto original, en la cual se lee: decrevimus habito prius tractatu vobiscum. Representó desde luego el Capítulo alegando el poco tiempo para que acudiesen los llamados al sínodo, y para deliberar en las gravísimas cosas que se habían de tratar en él, las cuales entendieron que versaban sobre la solemne admisión del concilio de Trento y ejecución de algunos de sus decretos; punto que alarmó su atención, estando pendiente ello del concilio provincial, y esperando todos los Obispos de la provincia su éxito y la resolución del Papa y del Rey, no pareciendo cordura singularizarse en aquellas circunstancias y exponer con la prisa el honor y los intereses de esta iglesia. Esto representó el Capítulo con viveza a su Prelado, y aun apeló de su resolución, que fue de pasar adelante en la celebración del sínodo, que efectivamente se tuvo el día señalado.

Hiciéronse en él tres cosas principalmente: primero, publicar el decreto de aceptación del concilio Tridentino, y anatematizar las herejías, etc.: segundo, intimar el decreto sobre la residencia de los beneficios curados: tercero, nombrar examinadores para los que fuesen presentados a los beneficios vacantes. En lo del concilio la mayor parte se remitió a lo que se resolvería en el concilio provincial. El Capítulo protestó a todos los procedimientos del sínodo en fuerza de la apelación que tenía hecha al Metropolitano antes que se comenzara. La renovaron en el enero inmediato, añadiendo a la queja ya indicada sobre la celebración de sínodo, estando pendiente el concilio provincial, otra nulidad; y es que, aunque el Prelado decía en sus carteles praecedente tractatu Capituli, en nada había contado con ellos, siendo esto contra sus privilegios antiguos, y una concordia reciente hecha con el Metropolitano, siendo Obispo de esta iglesia, y jurada por el mismo Don Antonio Agustín. Tardó el Metropolitano en resolver; mas al fin despachó a nuestro Prelado sus letras inhibitorias, fechas día 1.° de marzo de ese año 1565, fundadas en los dos artículos insinuados, mandándole suspender la ejecución de lo decretado en su sínodo, y enviar a la metrópoli todo el proceso de él. Estaba a la sazón el señor Agustín en Huesca con su hermano con la ocasión de visitar los últimos lugares de su diócesi; y así se dilató la intimación del decreto hasta el día 14 del mismo mes y año. Nada más sé del remate de este ruidoso cuento, sino que por el mes de agosto de ese año el Prelado todavía no había remitido el proceso a la metrópoli, y que proseguía en lo comenzado sin ningún impedimento. Muchas cartas he visto del Capítulo escritas con esta ocasión, y aun he copiado algunas que contienen la historia de esta ruidosa contienda, que tuvo alarmada a toda la provincia y otras iglesias más distantes. Acaso te chocarán las quejas y amargas expresiones con que en ellas se explica el Capítulo; mas es innegable la actividad y tesón con que Don Antonio Agustín manejó todos los negocios en que entendió: calidad que no siempre allana los caminos para la ejecución de lo bueno. Por otra parte la reforma del concilio de Trento era una novedad para las costumbres arraigadas, principalmente en los seglares, y se necesitaba de suavidad y de tiempo para su práctica. Así fue también mal recibida la constitución que a principios del mismo año 1565 expidió nuestro Obispo super modo et ordine confitendi, con cuya práctica se temió que por la Pascua no hubiese aún cumplido con la iglesia la tercera parte de los feligreses de la diócesi. Chocó también el celoso Obispo contra la costumbre antigua de esta catedral sobre las misas nupciales, que sólo en ella podían celebrarse, como ya se dijo. Hubo al mismo tiempo otra contestación muy grave sobre la provisión de un canonicato. Estas y semejantes fueron las causas de aquella fatal discordia, que por fortuna duró poco. Pues desde los principios de 1566 le hallamos ya en buena armonía con su respetable Capítulo, y los vemos tratar y ayudarse recíprocamente en los negocios tocantes al bien común.

Uno de ellos era la publicación de un Ritual Illerdense lo más completo que ser pudiese. Verificose la impresión en 1567 por Pedro de Robles, con este título: Sacerdotale volumen, quod ordinarium Illerdense dicitur. El impresor puso al fin: Petrus Roburius Illerdae mense maio. Sigue el escudo de armas de la ciudad, y luego: anno salutis M.D.LXVII. Por lo raro que es este libro he copiado su docta prefacion y los edictos de nuestro Obispo, insertos en él, y de sus ritos recogí noticias curiosas para la historia de ellos. Los edictos que digo, son: uno expedido en 1564 sobre la clausura de las religiosas, mandada en el concilio de Trento; y otro del 1566 sobre reforma de abusos en el culto, cuyas copias dirán mejor que yo lo que ellos son (a: Aps. núms. XXVI, XXVII y XVIII). Ingiriéronse también en él varias constituciones del concilio provincial celebrado en Barcelona el año 1566, a que asistió nuestro Prelado, donde, como en todos los otros, se haría gran cuenta de su saber e ilustración. En este mismo año 1567 hay varias memorias en las Actas capitulares sobre las diligencias que aquí se practicaron para oponerse a la erección del obispado de Barbastro, y a 29 de octubre mandaron los canónigos que por estar indispuesto el Prelado se pasase a su palacio el Libro verde de la iglesia, para que se viesen los documentos necesarios para impedir la erección de dicha Silla.

Yo no dudo que estando tan reciente la constitución de los sínodos diocesanos anuales, establecida en el Tridentino, y siendo nuestro Obispo uno de los que la decretaron, se esmeraría en su cumplimiento. Mas hasta ahora, después del que fue ocasión de tanta discordia en 1564 y 65, no hallo memoria de otro hasta el año 1569, en el que, día 28 de enero, dio al Capítulo consilium et haberi tractatum. Dio su asenso este cuerpo día 7 de febrero, supuesto que se había de celebrar cada año, y que en el futuro se había de tratar de la impresión de nuevos Breviarios. Sabida es la libertad que hasta este tiempo gozaron todos los Obispos de ordenar cada uno en su iglesia el Breviario que en ella debía regir. Mas con el decreto de San Pío V sobre la admisión general del Breviario Romano se suscitaron grandes contiendas, juzgando unos que todos los ordinarios debían admitirle, y los particulares acomodarse a él; y otros que podían seguir ordenando Breviarios propios, con sólo que se acomodasen al rito general de IX lecciones, establecido en él. Lo primero era de gran perjuicio para las iglesias, que ya no podían servirse de sus libros corales, y lo segundo era repugnante a los particulares, acostumbrados al rito de III lecciones, que seguía el reciente Breviario de Quiñones. Así que, antes de resolver en cosa de tanto momento, consultó el Capítulo a su procurador en Roma con fecha de 28 de febrero de 1569 (a: Ap. núm. XXIX.). Y aunque no he hallado su respuesta, por ia adjunta copia de la carta verás que nuestro Don Antonio Agustín era de parecer que cada Ordinario podía ordenar Breviarios para su diócesi. Y efectivamente se hizo así. Juntose el sínodo el día 21 de abril, y a 25 del mismo el Capítulo se encargó de cuidar de la impresión de Breviarios Illerdenses, y adelantar todos sus gastos. Concertose la obra con el mismo impresor Pedro de Robles en el mes de junio. La impresión quedó concluida en 1571; mas la admisión de ella no se hizo hasta principios del siguiente. Admitiéronse, pues, con tres condiciones. Primera: que no se perjudicaba con esto a los usos y costumbres de la catedral y demás iglesias, que podían sin embargo servirse de sus libros corales. Segundo: 

que el que quisiese pudiese volver a usar de los Breviarios antiguos. Tercero: que no se admitiesen los ejemplares de impresión viciada, sino que el impresor estuviese obligado a reponerlos, hasta completar el número de 1500, que se estipuló. Efectivamente: no habiendo entregado el impresor más que 1453, se le mandó a 19 de enero reponer los 47 que faltaban. Cumpliolo el día 2 de julio de 1573, y entonces se le acabó de pagar el coste total de la impresión, que fue de 2025 libras de moneda corriente en Lérida. Las sobredichas condiciones y la ninguna mención que Don Antonio Agustín hizo en la prefacion del nuevo decreto de San Pío V, prueban que acá se pensó proseguir en el goce de las libertades antiguas, de las cuales acaso será este el último esfuerzo. Mas debió costarles muy caro, porque admitiendo, como admitieron, el oficio Romano día 28 de noviembre de 1573, es fuerza que se perdiese gran parte de aquella edición, y los gastos y trabajos que en ella se hicieron. Y bien podrá ser esta una de las causas de lo raros que son sus ejemplares. Confío sin embargo tener por tercera mano copia de su prefacion. En este mismo año 1573 hay indicios de haberse celebrado otro sínodo; mas ni de él ni de los anteriores nos queda constitución alguna. Hacia el 1569 se suscitó la causa de la reunión de las preposituras a la mensa capitular. En 1570, a 10 de enero, ofreció el Obispo dotar suficientemente un infantillo más; el Capítulo ofreció la dotación de otro, con lo cual quedó completo el número de seis. En el mes inmediato, junio, se hallaba ausente de su iglesia. Otro cuento le ocurrió en 1574, reducido a tener que soltar un preso, cediendo al furor del pueblo. Cosa de poca monta; pero se trata de Don Antonio Agustín. Va copia de la carta que en su defensa escribió al Rey este Capítulo (a: Ap. núm. XXX.). Por este mismo tiempo entendió en la continuación de la visita y reforma de esta universidad, comenzada por su antecesor Don Miguel Despuig. Ya se habló de los estatutos que en resulta de ella confirmó un real decreto en 1575. Nada más consta de las memorias de esta iglesia, sino que ella no vacó hasta el 19 de febrero de 1577, que es cuando el Obispo Don Antonio Agustín avisó al Capítulo que S. S. le había promovido a la Silla de Tarragona, donde asegura que la data de las bulas es del 17 de diciembre próximo pasado. Esto cuadra muy bien con lo que se dijo de sus principios en Tarragona. A los fines de este pontificado pertenece la visita de los Capitulares de Cataluña por el Obispo de Jaca. Sobre ello escribía desde Barcelona al Capítulo de esta iglesia de Lérida su canónigo N. Garcés a 2 de octubre de 1576 lo siguiente: "Lo Bisbe de Jaca visitador del Capitol de esta iglesia (de Barcelona) y de tot los altres, arribá diugmenge prop passat ab cort formada ... Dit visitador es home tan porfiat, que al concili li posarem nom lo dotor porfiado." A más de esto existe la comisión que le dio el Nuncio de España para visitar la catedral de Barcelona y demás iglesias de su diócesi solamente, alegando la corrupción de costumbres, fecha a 4 de abril de 1576. Echo de menos esta noticia en el Catálogo de Obispos de Jaca, publicado por el P. Fr. Ramón de Huesca (Teatro de las iglesias de Aragón, tom. VIII. pág. 150). Mas la carta citada es original existente en este archivo de Lérida (legajo de cartas de 1576). Era el Obispo de Jaca Don Pedro del Frago, cuyo mérito recomienda mucho el encargo de semejante visita. De este Pedro del Frago, Obispo antes en Cerdeña, hay varias cartas a Don Antonio Agustín.

MIGUEL TOMÁS,

en 1578.

Conocido con el sobrenombre de Taxaquet. Era Mallorquín, como lo dice el Papa Gregorio XIII en las bulas con que lo promovió a esta Silla, su data de 8 de noviembre de 1577. Obtenía un canonicato en Mallorca, el cual renunció cuando le hicieron Obispo. A 13 del mismo mes y con fecha de Roma en la casa de su habitación, dio sus poderes a Francisco Moll, el cual tomó posesión a 23 de mayo de 1578, y cuatro días después llegó él ya a esta ciudad. A XXVII del mes de maig, dice una nota coetánea de este archivo, del anny M.D.LXXVIII. arribá en Leyda lo illustre y reverendo Senyor Don Miguel Tomas de nació mallorquina, molt bó, sa y gros, de edat de XXXXVIIII. anys. Nada le valieron su robustez y su edad: a los 43 días de tomada posesión murió en el 9 de julio, y fue enterrado en el coro al lado del Obispo Despuig. Gran Prelado y cortado en flor. Entre las notas que puso el canónigo Besora al Episcopologio Illerdense, se halla en este artículo la siguiente: Michael Thomasius postquam selectus cum tribus aliis jurisconsultis, duobus Bononiensibus, (boloñeses) tertio Romano, Tridenti (Trento; tridente) pro sacro concilio adstiterat, conductis Romae operis typographicis, ann. 1565, ex domo propria emissit, ut praevium exploratorem, Selectarum disputationum ecclesiasticarum libellum ad Sanctum Carolum Borromeum (San Carlos Borromeo). Deinde scripta Lactantii Firmiani studio suo emendata, notis adiectis, ad Antonium Perrenotum Cardinalem missit, huius impulsu Plantini formis imprimenda; quod praestitum Antuerpiae 1570 (Amberes, Antwerpen). De esta edición de Lactancio no hizo mención Don Nicolás Antonio, como también de otra obra suya, cuyo título es: Michaelis Thomae Taxaquetii Hispani orationes duae civiles: una de tota iuris ratione, altera de ratione discendi ius civile. Ad Consalbum (Gonzalo) Pererium ab epistolis et a consiliis Philipo Regi Op. Max. Bononiae apud Antonium Manutium Aldi filium M.D.LVI, en 4.° Entrambas obras he visto en Mallorca en poder de Don Antonio Ignacio Pueyo. La fluidez de su lenguaje es asombrosa. Por muerte de este grande Obispo vacó la Sede casi dos años, en cuyo tiempo fue Vicario general el canónigo Gaspar Denia. En las témporas de diciembre de 1579 celebró órdenes aquí Don Alfonso de Valeria, Obispo de Sidonia. Finalmente, el mismo Papa promovió a esta Silla a

CARLOS DOMENECH,
de 1580 a 1581.

Natural de la villa de Barbens, diócesi de Urgel, Abad de Vilabertran. Es cierto que fue electo por el Rey antes del mayo de 1580, pues a 29 de ese mes el Capítulo le envió dos canónigos a Barcelona a dar el parabién, sin esperar que él avisase su promoción a la iglesia, según estilo: en lo cual, como dicen en su carta, quisieron mostrar el gozo con que recibieron la noticia del nuevo pastor después de tan larga vacante. Las bulas del Papa son de 22 de junio, y tomó posesión a 6 de octubre de 1580. Murió el año siguiente a 21 del mismo mes, y fue enterrado en el coro ante la silla del Deán. Proseguíase en estos años el importante negocio de la persecución de bandoleros y forajidos que tenían puesta en general consternación a toda Cataluña. El Virrey de ella Don Diego Hurtado de Mendoza, Príncipe de Melito, trató hacia el 1570 de formar una como unión o hermandad de todas las ciudades, villas y lugares para perseguirlos. El Papa expidió también su bula para el efecto, fulminando excomuniones contra ellos y sus protectores. De esto ya se dirá en lo de Tarragona. 

FRAY BENITO DE TOCCO,
de 1583 a 1585.

Benedictino y Abad del monasterio de Monserrat, Obispo de Vique y de Gerona. Trasladado a esta Silla, tomó posesión a 27 de junio de 1583. Convocó sínodo para el 8 de agosto de dicho año, pero se prorrogó hasta el siguiente 1584. Se trataba sólo de un subsidio, al cual se resistió el clero, a pesar de que el Arcediano Ferrer, Presidente del sínodo y procurador del Obispo, alegaba la pobreza de su Señoría y los gastos que hizo por encargo del Duque de Terranova. Al fin ofrecieron darlo en dos pagas, con condición que si el Prelado moría antes del plazo no se pagara, porque no les sucediese lo que con el Sr. Taxaquet, que muerto este, se les llevó la paga la Cámara Apostólica. Así se verificó, y sólo pagaron una porque el Obispo murió cinco días antes del plazo de la segunda, (N. E. algo sospechoso) a 31 de enero 1585, y fue enterrado en el referido monasterio de Monserrat (a: Vid. tomo VII de este Viaje, pág. 101.). Le sucedió

GASPAR JUAN DE LA FIGUERA,
de 1585 a 1586. 

Natural de Fraga y Obispo de Jaca y Albarracín. Estaba ya electo a 30 de septiembre del mismo año, como he visto en el archivo de la Seo de Urgel. Tomó posesión de la nueva Silla a 7 de noviembre del mismo año 1585, y murió en el monasterio de Monserrat continuando la visita que dejó interrumpida el antecesor (N. E. aún les quedaba veneno como el que le dieron a Tocco), jueves a 13 de febrero de 1586. Sucediole 

JUAN MARTÍNEZ DE VILLATORIEL, 
de 1586 a 1591.

Presbítero de la diócesi de León. Así le llama Sixto V en las bulas, dat. XVI. kal. julii 1586, pontific. anno II. Fue inquisidor de Aragón y tomó posesión de esta Silla a 23 de septiembre de 1586. Visitando la iglesia de Villacarse en 1589 mandó que nadie comulgase para cumplir con la iglesia hasta pasar tres días de haber confesado. En el mismo año se hizo en esta catedral la constitución de limpieza de sangre para judíos o conversos. Murió jueves a 12 de septiembre 1591. El sucesor fue

DON PEDRO DE ARAGÓN,

de 1592 a 1597.

Obispo de Vique y Jaca y promovido a esta Silla; tomó posesión a 17 de agosto 1592. No hallo por acá cosa que añadir a lo dicho de este Prelado en la Carta LI de Vique (a: Vid. tom. VII de este Viaje, pág. 105.), sino su muerte acaecida en 21 de diciembre de 1597, y que fue enterrado en su iglesia a la entrada del coro con la inscripción siguiente:

Ills. et Rdus. Do. Petrus de Aragnia. (Aragonia) Epus. Illerd.

Cuius in hoc tumulo requiescunt membra sepulta

Illius a Dno. sibi sint mala semper inulta

Fuit pater et pastor egentium, jacet ergasto.

Obiit XI. kal. januarii, anno a nativitate Dni. 1597.

DON FRANCISCO VIRGILI, 

de 1599 a 1620.

Natural de Tarragona, doctor en derechos, bachiller en teología y Vicario general de Elna, Tortosa y Tarragona, y por último, del Beato Señor Patriarca Ribera (N. E. ahí van Ribera y Virgili), Arzobispo de Valencia. Tomó posesión a 10 diciembre de 1599, y tuvo dos sínodos en 1600 y 1616, que se imprimieron con las Constituciones juntas en 1618 en Lérida con un catálogo de Obispos. Tuvo una hermana llamada Paula, que murió aquí en 1607. Por encargo del Rey visitó esta universidad, y conformándose su Majestad, publicó su reforma en 1613. En el segundo concilio provincial del Arzobispo Teres (Terés) en 1592 fue nombrado por uno de sus abogados Franciscum Vergili (Virgilio) presbiterum. Murió a 16 de octubre de 1620, después de veinte años de prelacía, y fue enterrado en el coro de la antigua catedral entre las capillas del Santo Sepulcro y Resurrección del Señor. Le sucedió

PEDRO ANTÓN Y SERRA.

de 1621 a 1632.

Natural de Zaragoza, el cual, estando en Valencia, dio poderes para tomar posesión a su hermano Gerónimo Antón y Serra a 24 de junio de 1621, lo cual se efectuó en 14 del julio siguiente. Entré en Lérida (dice él mismo en una nota de su mano) domingo a 14 de noviembre del año 1621, y este día en el altar mayor de mi iglesia catedral juré las concordias infrascritas y demás estatutos, etc. Las concordias que dice son las que se hicieron en 1546 entre el Obispo Fernando Loazes y el Capítulo en materia de conjudices, sobre las cuales tuvo después varios debates con el mismo Capítulo. A 22 de mayo de 1622 convocó sínodo en la capilla del Salvador. Resistiose también con firmeza a la convocatoria de concilio provincial hecha por el Capítulo de Tarragona en 1623, vacando aquella Sede. En 1629 fue electo diputado general de Cataluña por el brazo eclesiástico, y creo que antes de cumplir este oficio murió a 17 de febrero de 1632. Este es el Obispo de quien en la iglesia de Roda queda la memoria de haber expilado los sepulcros de San Valero y San Ramón, ocasionando el decreto que se imprimió del Nuncio de Su Santidad, que compelió con censuras a la restitución de las reliquias de aquellos Santos. También hay de su tiempo en el libro de sepulturas de esta catedral la noticia siguiente para los naturalistas: “A 12 de juny de 1622 per manament del Senyor Vicari general (y canónigo Pedro Gerónimo Martínez) fonch enterrat un monstruo, que portave un home de Igualada per lo mon: eren dos criatures apegades per lo ventre, ab dos caps, dos pits, quatre braços, quatre cuxes, quatre cames, tot mol ben format y destint.”

https://www.mayoclinic.org/es-es/diseases-conditions/conjoined-twins/symptoms-causes/syc-20353910#:~:text=Los%20gemelos%20par%C3%A1pagos%20est%C3%A1n%20unidos,como%20dos%20o%20tres%20piernas.

Sucediole

DON FRAY ANTONIO PÉREZ,

de 1633 a 1634.

Benedictino, Obispo de Urgel, de quien ya se habló en aquel Catálogo y se dirá en el de Tarragona. Trasladado a Lérida IX. kal. martii 1632, tomó posesión a 9 de junio (no julio) de 1633, como consta de sus bulas. En 12 de octubre de 1633 convocó sínodo. Dícese que pasó a Tarragona a 28 de noviembre de 1634. En Urgel se dice trasladado acá a 18 de febrero de 1633, y en las Actas capitulares día 9 de enero de 1634 declaró el Capítulo la Sede vacante por promoción de Pérez a Tarragona, preconizado en consistorio secreto por el Cardenal Barberino, feria II, 28 de noviembre de 1633. Le sucedió

PEDRO DE MAGAROLA,

en 1634.

Natural de Barcelona y Obispo que era de Vique, a cuyo Catálogo me remito. Las bulas de su traslación están fechas a XI. de las kalendas de abril de 1633, año XI. del pontificado de Urbano VIII. Mas es preciso confesar que está errada esta fecha, ya porque el año XI. de Urbano VIII no comenzó hasta el 6 de agosto de 1633; y así el 22 de marzo de su año XI. corresponde al 1634, ya porque en ellas se dice que la vacante de Lérida era por promoción de Don fray Antonio Pérez al arzobispado de Tarragona, y es cierto y evidente que las de este Arzobispo se firmaron en Roma a 28 de noviembre de 1633. Y aun supuesto que contasen por años de Encarnación, según lo cual el año 1633 duraba hasta el 23 de marzo de nuestro 1634, hay yerro en la fecha del mes, porque consta en los libros originales de este Capítulo que el Obispo Pedro de Magarola para la ejecución de sus bulas dio poderes a su sobrino Vicente de Magarola a 14 de marzo de 1634, ocho días antes de la fecha de aquellas. Así no hay que decir sino que en Roma erraron el nombre del mes, que debe ser enero, febrero o marzo. Toda esta investigación viene a parar en que el electo sólo gobernó esta Silla por algunos meses, tomando de ella posesión a 12 de junio de 1634, y muriendo, como murió, a 20 del diciembre inmediato. Fue enterrado en la antigua catedral junto a la capilla de Santa Marta y San Miguel. Le sucedió 

BERNARDO CABALLERO DE PAREDES, (N. E. se encuentra Bernat Cavaller de Parets ?) 

de 1636 a 1642.

Obispo de Orihuela, de donde fue trasladado por Urbano VIII día 13 de agosto de 1635, y tomó posesión de la nueva Silla a 7 de febrero de 1636 por su procurador Francisco Piquer, natural de Valencia, Sacrista de la iglesia de Orihuela, a quien había dado poderes estando en Poblet a 20 del enero antecedente. Sábese que tuvo sínodo el primer año de su gobierno, y que lo dejó por haber sido trasladado a la Silla de Oviedo día 13 de enero de 1642, que es la data de sus bulas. En 1639 hallo la curiosidad de la relación que hicieron el bayle y prohombres de la villa de Bellvis (Bellvís) ante el Capítulo sobre haberse tocado por sí sola una campana (a: Ap. núm. XXXI.). (N. E. aún quedan almeces : lladóns : alitóns en esa fecha para roer y tirar los huesos : piñols, pinyols con un buen canuto de caña, o metal, contra la campana)

En esta vacante fue electo en Obispo fray Vicente Margarit, cuya patria y profesión no me consta. Sería el Obispo de Elna, dominico, de que habla Diago. Y de esto no tengo más noticia que la que se conserva en una resolución capitular del día 17 de agosto de 1642, que dice así: Item nominarunt als Senyors Ardiaca (archidiácono) Cubells y Canoge (canonge) Gali per anar á Vallespinosa á donar lo perabé al Senyor Bisbe elect de Leyda Don Fray Vicens de Margarit de part de su Senyoria.

PEDRO DE SANTIAGO,

de 1645 a 1650. 

Natural de Jaca, Agustino descalzo y su Vicario general y Obispo de Solsona. Promovido a esta Silla recibió las bulas de Inocencio X, dat. XVIII. kal. decemb, 1644, y tomó posesión en 24 de marzo de 1645. 

En 29 de mayo siguiente celebró sínodo, que se imprimió en esta ciudad el mismo año. En él se hicieron varias Constituciones sobre los males que ocasionó la pasada guerra con el Rey de Francia, y sobre la reedificación de los monasterios asolados, en que cuenta hasta veinte. Era predicador del Rey. Finalmente, murió a 30 de mayo de 1650 (a: Vid. tom. IX de este Viaje, pág. 76.). 

DON FRAY GASPAR CATALÁN DE MONSONIS, (Montissoni : Monzón)

Natural de Valencia, del convento de Predicadores de dicha ciudad, electo en enero de 1651. Murió en la misma ciudad sin consagrarse en 11 de febrero de 1652. No debe contarse en este catálogo.

DON MIGUEL DE ESCARTÍN

(En el video Fernando Escartín en "le Tour de France")


de 1656 a 1664.

Cisterciense y Obispo de Barbastro. Trasladado a esta Silla vacante por muerte de Pedro, sin contar en medio a Gaspar, como dicen las bulas de Alejandro VII de 1655, prid. kal. februar. pontific. ann. primo. Celebró sínodo en abril de 1657. Visitó la universidad de orden del Rey, el cual publicó la reforma fecha en Aranjuez a 12 de mayo de 1662; fue trasladado a la Silla de Tarazona en 21 de julio de 1664.

DON BRAULIO SUNYER,

de 1665 a 1667.

Natural de la Puebla de Masaluca, diócesi de Tortosa, y Obispo de Vique. Tomó posesión de esta Silla a 12 febrero de 1665. Estando electo asistió al concilio de Tarragona de 10 de septiembre de 1664. Murió a 21 de septiembre de 1667 (a: Vid. tom. VII de este Viaje, pág. 114.). 

DON JOSÉ NINOT,

de 1668 a 1673. 

Natural de Santa Coloma de Queralt, diócesi de Vique, canónigo de Barcelona, auditor de la Rota Romana y Obispo de Gerona. Trasladado a esta Silla tomó posesión en 5 de septiembre de 1668. Murió a 15 de junio de 1673 y fue enterrado en esta iglesia de allí a tres días (a: Vid. tom. XIV de este Viaje, pág. 108.).

DON JAIME DE COPONS,

de 1674 a 1680.

Arcediano de Andorra, en la Seu de Urgel, y Obispo de Vique. Trasladado a esta Silla por Clemente, Papa, con fecha de XV kal. januar. ann. 1673, según la bula original que se conserva aquí. Tomó posesión por su procurador el Dr. José Planes a 26 de febrero de 1674, e hizo su entrada a 4 de marzo siguiente. El Capítulo salió a recibirle con grande aparato. En mayo del mismo año celebró sínodo. Murió a 14 de abril de 1680 (b: Vid. tom. VII de id. pág. 114.). 

DON FRANCISCO BERARDO,

de 1680 a 1681.

Arcipreste y canónigo de Cuenca. Las bulas son de IX kal. octobris 1680. Tomó posesión de esta Silla a 19 de diciembre del mismo, y murió a 9 de septiembre de 1681. 

DON MIGUEL GERÓNIMO DE MOLINA,

de 1682 a 1698.

Abad de Alcolea, gran cruz de la orden de San Juan de Jerusalén, y Obispo de Malta en 1678. Trasladado a esta Silla por sus bulas VIII kal. junii 1682, hizo su entrada pública día 3 de octubre siguiente. En 1691 tuvo sínodo, que se imprimió en Lérida con el catálogo de Obispos. Murió a 31 de agosto de 1698. Hácense grandes elogios en las memorias que quedan aquí de su virtud. Sucediole

DON FR. JUAN DE SANTA MARÍA ALONSO DE VALERIA, 

de 1699 a 1700.

Natural de Albarracín, de la orden de San Francisco, reforma de San Pedro de Alcántara, y Obispo de Solsona. Estaba en Viena de embajador de Carlos II, cuando recibió las bulas de su traslación a esta Silla de fecha kal. junii 1699. Tomó posesión por su procurador Don Gerónimo Dols de Espejo y Navarra, Arcipreste de Belchite, a 6 de septiembre de dicho año, presentando las referidas bulas y poderes del Prelado, dados en Viena. Murió acá a 15 de diciembre de 1700 (a: Vid. tom. IX de este Viaje, pág. 79.).

DON FR. FRANCISCO SOLÍS,

de 1701 a 1714.

Mercenario calzado. Despachadas sus bulas en 8 de agosto de 1701, tomó posesión de esta Silla a 18 de diciembre siguiente. Las guerras de aquella época le obligaron a desamparar la catedral, que estaba in castro, habiéndose hecho fortaleza de ella. Trasladose la catedral con este motivo a San Lorenzo en 1707. En 1709 se hallaba ejerciendo el encargo de Virrey de Aragón, según se dice en el epígrafe de un dictamen que dio al Rey sobre los abusos de la curia Romana, y jurisdicción legítima de los Obispos, a consulta de S. M., por medio del Marqués de Mejorada, su secretario de Estado. A 7 de mayo de 1702 celebró sínodo. Fue trasladado a la iglesia de Córdoba en 1714 por bula de 14 de enero, como él mismo escribió a este Capítulo.

DON FR. FRANCISCO DE OLASSO HYPENZA,

de 1714 a 1735.

Religioso Agustino, Provincial de su orden en la provincia de Castilla, y Asistente general en Roma. Estaba nombrado para el arzobispado de Santo Domingo; mas mientras se trataba con la corte Romana vacó esta Sede, y lo presentó Felipe V. Tomó posesión en 4 de agosto de 1714. Fijó su morada en Monzón por no tener aquí casa cómoda, destruido su palacio. Luego celebró sínodo, que imprimió en 1715, con su Episcopologio. Imprimió también un Ritual. Fue gran limosnero. Murió en Monzón a 6 de mayo de 1735. 

DON GREGORIO GALINDO,

de 1736 a 1756.

Vicario perpetuo de Belchite, en Aragón, auxiliar del Arzobispo de Zaragoza Don Manuel Pérez de Araciel y Rada, con título de Obispo de Aulona. Recibidas sus bulas de III. idus aprilis 1736, dio poderes a 30 de mayo siguiente en Zaragoza a Don Pablo Ferrer, Deán, Don Raimundo Pastoret y Don Francisco Alsina, canónigos; y verificó su entrada a 9 de junio del mismo año 1736. Tuvo sínodo en 1740. Erigió el seminario. Fue muy parco y penitente. Murió a 11 de diciembre de 1756. Enterrose en la iglesia de las monjas de la Enseñanza, que él fundó en 1750, trayéndolas de la Seo de Urgel. Tiene el epitafio siguiente:

D. O. M. S.

Venerabiles exuviae heic jacent eximii Praesulis Gregorii Galindi, Aulonensis primum, dein Illerdensis annos circiter duos et viginti, Giennensi et Seguntina Sedibus (sedes de Jaén y Sigüenza) recusatis, Episcopi. Qui muneris sui officiis curis, laboribus pro credita sibi grege numquam parcens, iisdem confectus annum agens LXXIII. obiit Illerdae III. eid. decembris (signos C I C vuelta I C vuelta CCLVI : 1756). Optimo patrono Gregorius Galindus Illerdens. eccles. canonicus fratris nepos L. L. Q. posuit.

DON MANUEL MACÍAS DE PADREJÓN,

de 1757 a 1770.

Natural de Becerril, en Castilla la Vieja, diócesi de Palencia, cura de San Justo en Madrid. En las bulas de Benedicto XIV de X. kal. junii 1757, se dice que tenía 53 años de edad. Tomó posesión de esta Silla por sus procuradores Don Ramón Pastoret y Don Pedro Juan Finestres, canónigos de esta iglesia, a 1.° de julio de dicho año. Puso la primera piedra de la nueva catedral a 17 de abril de 1761, en el acto de celebrar sínodo, cuyas constituciones se imprimieron en esta ciudad el mismo año. Murió aquí a 27 de diciembre de 1770, cuando acababa de venir de visita, y fue enterrado en el convento de Capuchinos de la misma. Le sucedió

DON JOAQUÍN ANTONIO SÁNCHEZ FERRAGUDO, (Ferragut; ferre o ferro agut, hierro agudo, afilado)

de 1772 a 1783.

Canónigo doctoral de Santiago. Tomó posesión de esta Silla a 23 de febrero de 1772, y entró en 26 de mayo siguiente. Continuó la fábrica de la nueva catedral, y la consagró a 28 de mayo de 1781. Regaló a la misma muchos ornamentos, cálices, ánforas, y ayudó en gran manera al coste de los órganos y altares de dicha iglesia. Murió a 4 de abril de 1783, a las ocho de la noche, y fue enterrado delante del púlpito de la izquierda, con la siguiente inscripción:

D. O. M.

Hic jacet in foveu, quam vivens sibi praeparaverat, Illmus. D. D. Joachimus Sanchezius Ferragudo, Epus. Illerdensis, qui cum decorem 

Ecclae. suae in finem dilexisset, eamque nullis in eius ornatum parcens sumptibus solemni ritu consecrasset V. kalendas junii an. M.DCC.LXXXI. 

tandem post toleratam invicta patientia diuturnam, molestamque aegritudinem, pie sancteque obiit pridie nonas aprilis an. Domini

M.DCC.LXXXIII. in cuius memoriam, et grati semper animi significationem, eadem Illerden. Eccla. lugens moerensque. II. M. P.

DON GERÓNIMO MARÍA DE TORRES. 

de 1783 hasta hoy.

Natural de Allo en Navarra, penitenciario de Coria y después canónigo de Toledo. Tomó posesión de esta silla a 29 de febrero de 1784, y entró a ocuparla el 27 de abril siguiente. En 28 de julio de 1786 consagró de nuevo el altar mayor que se había quemado. Pidió licencia al Rey, concedida en 1792, para establecer aquí las hermanas de Caridad. Este fue el primer establecimiento en España a cuyo cuidado y dirección se pusieron los enfermos y niños expósitos, que de pronto mantuvo a sus expensas, hasta que por varias representaciones de este Prelado aplicó S. M. el fondo pío beneficial con todo su producto presente y futuro a este establecimiento piadoso con fecha de San Lorenzo a 24 de noviembre de 1799, habiendo instalado a dichas hermanas de la caridad, conducidas desde la catedral procesionalmente, acompañadas del Capítulo y Ayuntamiento, siendo madrina la señora Doña Ursola Zuaznavar (Zuazo + Navarro) y Torres, la cual entregó a la presidenta mil libras para comenzar la asistencia de ellas y enfermos. De esta casa y de la de Reus y Barbastro salieron fundadoras a Madrid de real orden. A propuesta de este reverendo Obispo aplicó S. M. a los niños expósitos la casa, bienes raíces y muebles de la religión de San Antonio Abad extinguida, dándoles posesión en 18 de octubre de 1802. Consagró las iglesias del Carmen Calzado y la Merced de esta ciudad, construidas en su tiempo. Aumentó en rentas y edificio el seminario de la misma, dándole sus estatutos. Con real aprobación formó los planes beneficiales de las parroquias de Lérida, erigiendo en perpetua la vicaría nutual de la catedral y de las del partido de Cataluña y de varias del de Aragón, fundando de nuevo las parroquias de Litera, Albages, Soleras, desmembrándolas de las matrices, y redotó muchos curatos. 

Hizo siete visitas generales por sí y visitadores: y en la primera predicó en todas las iglesias de su diócesi, reformando abusos de consideración. Consagró siempre los santos óleos en la catedral. Celebró de pontifical en las colegiatas de Tamarite y Monzón; y en la de Roda con la capa de San Ramón y báculo y mitra de San Valero, y trasladó las cenizas y restos fúnebres de los siete Obispos a la capilla de Nuestra Señora del Rosario. Regaló a dicha iglesia de Roda un terno precioso y a su catedral una urna para el monumento, fabricada esta en Madrid por Don Manuel Vargas y aquel en Toledo, y a más muchos ornamentos y un sin número de vasos sagrados a iglesias pobres de su diócesi. Logró turno con el Capítulo para las dignidades, y ordenó las velas en el monumento de dos canónigos, dos racioneros y dos beneficiados, y con no poca dificultad consiguió que se construyese la casa hospicio con los bienes de la testamentaría de Don Gaspar Portola (leo Portóla), teniente de Rey, cuyo albacea era, y no pudiendo con esto establecer lo formal, adelantó dinero para un maestro de hilados. Mandó que el seminario usase perpetuamente del sello de su antecesor Don Joaquín Antonio Sánchez Ferragudo, no teniendo antes el seminario más sello que el del Obispo reinante. Fijó en los conventos de religiosas de Santa Clara de Lérida y de Monzón el número de quince de coro. Recibió con la mayor amabilidad a los clérigos emigrados de Francia, distribuyéndolos en las parroquias de su obispado, y a los monjes Trapenses desembarcados en Salou; y detenidos después algún tiempo para descansar en el monasterio de Poblet, los hospedó por tres días, pasando procesionalmente después a Santa Susana. Rescató la preciosa capa pluvial de Pío VI y la restituyó a Pío VII, el cual le dirigió un breve muy expresivo y satisfactorio. En su tiempo se ganó el expediente de dos meses cada año de presencia al clero menor de la catedral, y logró también un breve haciendo altares privilegiados todos los de dicha iglesia. Bendijo a los Abades de Bañolas Don Joaquín Laplana, al de Montearagón Don José Castillos y al de Camprodon Don Andrés Casaus, electo de Ripoll. A 28 de octubre de 1797 fue consagrado aquí el Obispo auxiliar de Barcelona, titulado de Gerra, Don Pablo Sichar, natural de Estada en Aragón y Deán que era de Barcelona. Consagrante el actual Prelado Torres y asistentes Don Agustín Abad y Lasierra, Obispo de Barbastro, y Don Fray Pedro Nolasco Mora, Obispo de Solsona. A 10 de junio de 1804 se consagró también aquí en Obispo de Zamora Don Joaquín Carrillo y Mayoral, Deán de esta iglesia de Lérida, siendo el consagrante el citado señor Torres, Obispo de esta Sede, y asistentes el de la Seo de Urgel Don Francisco de la Dueña y Cisneros y el de Huesca Don Joaquín Sánchez Cutanda.