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viernes, 24 de marzo de 2023

CARTA CXLVII. Que el sitio de la catedral fue antes mezquita de los Moros.

CARTA CXLVII. 

Que el sitio de la catedral fue antes mezquita de los Moros. Noticias del principio, progresos, conclusión y consagración de su fábrica: de los arquitectos y escultores que trabajaron en ella: sitio antiguo de su coro, claustro y cementerio: altar mayor antiguo de plata: qué era el Pedro o Pretorium. Silla episcopal detrás del altar mayor: coro actual: altares antiguos destruidos: puertas de la iglesia: llentoner, qué es: inscripciones notables en la catedral: trofeos militares conservados en ella por vanidad.

Mi querido hermano: A lo que tratamos en el correo anterior es consiguiente y muy conforme a lo que he practicado en otras partes, tratar de la fábrica material de este templo, su progreso, sus arquitectos y demás cosas notables que puedan interesar a los presentes y ausentes. Y primero bueno sería saber con certidumbre si estuvo la catedral antes que hubiese Obispo, en el mismo sitio que la de ahora. Innumerables son las escrituras que quedan de las donaciones que los fieles particulares, a imitación del Rey, del Infante Don Pedro y de los nobles, hicieron a esta iglesia. Todas son hechas ecclesiae cathedrali o cosa equivalente; mas en ninguna de ellas hay rastro de su localidad, ni aun en las que se hicieron después de haber Obispo. En este estado yo veo que no me engaño mucho, si digo que según la costumbre observada en otras ciudades que se conquistaban de los Moros, la principal iglesia de esta ciudad se colocó en la que había sido principal mezquita de aquellos bárbaros. Eran muchas las que aquí había, y de ellas hay memorias en varias escrituras de establecimientos hechos en 1240 y siguientes, que pueden verse en el citado Cartoral. Y ya que hablo de ello no quiero omitir la noticia de que el Obispo Raimundo en 1239 estableció quandam masquitam quae dicebatur Sanctus Victor (Ibid. fol. 69); y en 1241 dio a G. de Torrella quandam mezquitam de Sancto Salvatore (Reg. de Morella); y así otras que omito. Pues digo que entre ellas la principal sería la que tenían dentro de la Almudayna, que era lo más fortificado de la ciudad y lo que últimamente se ganó en ella. Porque esta era su costumbre en otras partes; y era muy natural que fuese así. Ahora bien, que esta mezquita fue destinada para sitio de la catedral, consta de las Actas capitulares del año 1386, en el cual a 30 de abril el Obispo Don Fr. Pedro Cima y su Capítulo dieron facultad a los obreros o encargados de la fábrica para tomar dinero a censo y buscar otros arbitrios para su continuación, puesto que la escasez de limosnas era muy grande. En el exordio, pues, de esta escritura se explican así: 

"Noverint universi quod cum reverendus dominus Episcopus et honorabile Capitulum Maioricensis subscripti, sedulo cogitantes modos et vias, quibus structura vetus ecclesiae Sedis Maioricensis, ubi facta masquita per Agarenos colebatur antiquitus nomen execrabilis Machometi, deleri queat et eici penitus ab eadem ecclesia, et chorus iam satis partim notabiliter operatus debito loco eiusdem ecclesiae sedeat, decreverint, statuerint et ordinaverint unanimes et concordes in pleno Capitulo de his pluries celebrato, quod duo pilaria lapidea, quae, scilicet, utrumque eorum sint intus in utroque latere ipsius ecclesiae secundaria, pilaribus aliis iam completis, situentur in solo nativae terrae profundius, et sicut alia construantur in altum, et iuxta formam in magno decore conceptam et inceptam fieri, in ipsius primario fundamento, super ipsis edificentur tres, scilicet, una superior, et duae medianae sive inferiores testudines continuative aliis testudinibus, duabus clavibus in qualibet earundem testudinum iam firmatis; ut hiis completis dicta ecclesia ab  ipsius deletae veteris structurae ruderibus expiata; possit dictus chorus, qui adhuc subest dictae veteri structurae, decentius situari.” Lo mismo se dice claramente en una bula del Papa Luna expedida en Peñíscola, año XVIII de su pontificado, con la cual confirmó el estatuto hecho por el Obispo Antonio Colell sobre aplicar a la fábrica las anatas de los beneficios vacantes, de que se hablará en el episcopologio. Pues digo que el Papa con esta ocasión se explica en estos términos: Cum ecclesia ipsa, quae adhuc sub oficiniis damnatae Sarracenorum, ut ipsorum (el citado Obispo y Capítulo) verbis utamur, mezquitae, quae ibi erat fundata, existit.

De estas palabras se infiere: 1.°, que en el mismo sitio de la iglesia catedral hubo antes una mezquita de Moros; 2.°, que esta mezquita ocupaba el sitio que ahora hay desde la mitad del coro poco más o menos hasta el altar mayor, puesto que tratando en ese año de construir la segunda nave transversal dicen bien claro que todavía quedaban las ruinas de la antigua fábrica, y que sobre el resto o último de ella estaba situado el coro; 3.°, que en la fábrica vieja de la iglesia de la Seo de Mallorca se adoraba por los Moros el nombre del execrable Mahoma. Todo lo cual en buen castellano quiere decir que la primitiva iglesia catedral fue la misma mezquita de los Moros, purificada de la impureza de sus ritos, como lo fueron también las de Valencia, Lérida y otras partes, y que la fábrica actual se comenzó y continuó arruinando a proporción de sus progresos la antigua de aquella mezquita. De modo que aun antes de haber aquí Obispo, ni estar ordenado el Capítulo de canónigos, podemos conjeturar que esta se reputó y fue la iglesia principal de Mallorca. Y esto quiso decir el Rey conquistador, cuando al tiempo de partirse de esta isla en 1230, decía que ya dejaba dedicada la iglesia en honor de Santa María, según se lee en Marsilio, lib. 2, cap. 40.

Mas en fin, esto ya es desviarme de mi objeto, que es hablar como viajero de cosas que se sepan por documentos, y no de lo que pudo o no pudo ser. Y así vamos a tratar del magnífico templo de la catedral, en el cual causa lástima que la claridad no corresponda al esmero y grandeza de corazón con que este clero comenzó y llevó al cabo tan grandioso edificio. Y no por culpa del arquitecto que ideó la obra, que cierto distribuyó las ventanas y óvalos con la debida proporción, sino que siempre debe haberse tocado la dificultad que habrá en cerrarlas con vidrios o piedras especulares, a causa de los terribles embates del viento; por donde se ha creído más fácil cerrarlas a cal y ladrillo, aunque a costa de la mayor hermosura del templo. También es reparable el mal estado del pavimento, que se hizo de una piedra común muy floja, de la cual se forman tableros que aquí llaman migans maresos, y sirven para levantar tabiques y otros usos. Acaso en tiempos más felices se remediarán estos defectos, que en nada hacen decaer el mérito de este todo; pues él tampoco se hizo de una vez, sino entre mil sudores y afanes, y no sin gran constancia pudo concluirse a los tres siglos y medio de haberse comenzado. El plan de la obra es de la mitad del siglo XIII, y es muy digno de elogio el esmero con que este clero ha cuidado de que en su continuación no se alterase en nada el gusto de aquel siglo y el diseño que en él se formó. Que cierto si no constara por mil documentos que su conclusión tardó tanto tiempo, cualquiera versado prácticamente en el conocimiento de esta clase de arquitectura, le tendría por obra hecha entonces de una vez. Tal es su unidad en lo interior, pues lo que son las portadas exteriores saben al tiempo en que se construyeron: libertad que no puede dejar de desagradar a los que aman en todas las cosas el simplex et unum de Horacio.

El templo es de tres naves, que cierran todas a la par a la entrada de la capilla mayor, prolongándose esta con una bóveda algo más baja hasta el testero. Las dos laterales rematan en sus capillas respectivas, y no circuyen la mayor; ni esto entró en el plan del arquitecto, el cual puso en el centro y en lo alto de esta última una graciosa capilla que estorbaba naturalmente el círculo de las otras. Hállanse divididas las naves por siete columnas de siete pies y medio de diámetro, con cuyo poco cuerpo suben a recibir las bóvedas. Las capillas son de gran capacidad y elevación proporcionada: hay ocho por lado, sin contar las cuatro que cierran las naves laterales al lado del altar mayor y a los pies de la iglesia, aunque estas últimas se hicieron indubitablemente para puertas que acompasen (acompañasen) a la principal. El coro está en medio de la nave mayor, como se acostumbra en nuestras catedrales, donde como en todas ellas hace inútil la mayor parte del templo a los fieles que concurren a los oficios y sermones. Es cosa para notarse, y ya te lo he dicho otra vez, que de todas las costumbres monacales que adoptaron nuestras iglesias antiguas sólo hayan conservado la de los coros en medio de la iglesia, que es puntualmente la que nunca debieron adoptar; porque los templos de las catedrales no eran hechos para sólo el clero, como lo eran para solos los monjes las iglesias de sus monasterios. 

Y todavía admira más que pudiese tanto la costumbre, que aun en las iglesias puramente seculares, como esta, se hiciese tal cosa de propósito. Aunque a decir la verdad yo me inclino a creer que el grande arquitecto que trazó su planta, ideó el coro en lo que ahora es capilla mayor, y acaso por eso se pusieron los bancos de piedra laterales que permanecen con algunas labores curiosas; los cuales ni tienen ni pueden tener uso ninguno para celebrar los divinos misterios en el altar mayor, tal cual está y ha estado en los tiempos de que queda memoria. Aún hoy, si se siguiese el pensamiento del artífice, sacando el altar a la entrada de la capilla, quedaría hermosísimo el templo con la traslación del coro, con no poca comodidad de los cantores, como la experiencia lo ha hecho ver prácticamente en el templo de Santa María del mar de Barcelona, a quien se le ha restituido estos últimos años la natural hermosura que le robaba el coro situado en medio de él.

Mas dejando esto a un lado voy a dar una idea del principio y progreso de esta fábrica, arquitectos que entendieron en ella, y otras cosillas dignas de reparo que existen en este templo. Comúnmente se cree que Don Jaime el Conquistador fue el que comenzó la obra de la iglesia. Mas si lo primero que en ella se construyó fue la capilla mayor con sus adherentes, como ciertamente lo fue, debemos decir que el que comenzó la obra fue Don Jaime II, hijo del Conquistador y primer Rey separado de Mallorca. Dícelo así su hijo Don Felipe de Mallorca, tesorero de la catedral de San Martín de Tours, tío y tutor y gobernador del reino en la menor edad de Don Jaime, último Rey de este reino, en carta escrita a 1 de marzo de 1327, desde Perpiñán a su lugarteniente Arnaldo de Cardellac, exhortándole a la conclusión de la obra capitis ecclesiae Sedis Maioricen. comenzada por su padre. La carta está en el archivo real en el registro de ese año. De esta se infiere también que en dicho año no estaba concluida dicha capilla mayor. Lo que debe entenderse de sus adornos y obras accesorias; porque lo principal estaba ya construido en ese tiempo, junto con las capillas de Corpore Christi, de San Pedro, de San Bartolomé, San Salvador, San Clemente y San Miguel, y otras que por ambos lados continuaban hasta las puertas laterales, que estaban ya abiertas, aunque adorno exterior no lo tenía, sino la que está junto al campanario. Esta hermosa torre, que es un magnífico y elevado paralelogramo, estaba también construida entonces, y servía ya para lo que ahora con su seny mayor, y tots los senys. Y es bien extraño que algunos la tengan por obra árabe, distando tanto su arquitectura de la de aquella nación, como de la greco-romana. Todo esto que he dicho consta del libro de fábrica que comienza en 1327, y es el más antiguo que nos queda de esta clase. Porque en él se hace continua memoria de la parte que he dicho de este edificio, como ya existente; Y si hay alguna partida de gasto en orden a esto, sólo es acerca de sus adornos, ventanas, complemento, etc. 

No por esto se entienda que estaba ya servible todo este trozo de iglesia, que es más de la mitad de ella. Por lo contrario, sólo lo estaba la capilla mayor, y a lo más la primera bóveda trasversal del cuerpo. La segunda de estas no se construyó hasta mucho después, como diré.

Del mismo libro consta que entonces se construía un nuevo coro, de madera que se trajo de Nápoles; sobre cuya traslación hay la partida siguiente del año 1330: "Item pague per manament del senyor Bisbe et del Capitol a la compaya qui cavaren lenpayment deligleya per rao de mudar lo cor de les cadires, III ll. VIII, sol.” Esta traslación indica muy claro que el coro estuvo en lo primitivo dentro de la capilla mayor, y que entonces se mudó al cuerpo de la iglesia hacia donde se halla ahora. 

A esta época pertenece la primera memoria de órgano en esta iglesia, el cual (que sin duda era portátil), compró el Capítulo a P. Roselló, y se colocó en la capilla alta llamada del Rey, y el mismo Roselló era el organista. Poco después se construyó un nuevo altar mayor, el cual consagró el Obispo Berenguer Balle, día 1 de octubre de 1346. Por fortuna se ha conservado este monumento a la espalda del nuevo churrigueresco que se puso en el siglo pasado. Su examen y registro detenido nos daría acaso algunas noticias más circunstanciadas de su artífice, etc. Mas lo guardé para los últimos días de mi viaje, y entonces me lo estorbó mi indisposición. Acaso de esta consagración, podrá inferirse que el altar primitivo no estuvo donde se puso el nuevo, y donde está el actual. Yo no decido nada, y sigo mi narración.

Fáltannos, como dije, los libros de fábrica anteriores a ese tiempo. Y así ni puede saberse quién fue el arquitecto que hizo el plano de esta grande obra, ni todos los que la continuaron hasta dicha época. Diré, sin embargo, lo que he hallado de estos artistas hasta la mitad de este siglo XIV.

En 1303 había en esta ciudad un arquitecto llamado Ponç o Ponce, capaz de dirigir esta fábrica, según consta de los graves encargos que se le confiaron. Uno de ellos fue la construcción de las murallas de Ciudadela en Menorca. Sobre lo cual existe en el archivo real una carta del Rey a su Lugarteniente en este reino Dalmacio de Garriga, fecha en Perpiñán a 1.° de julio del mismo año, que dice así: "Visis litteris vestris, quas nobis missistis, continentibus quod vos simul cum magistro Poncio ivistis et fuistis in Minorica, et quod incepistis ponere ibi fundamenta muri de Ciutadela; qui murus transibit et extendet se per ortum fratrum Minorum medio per medium; et quod ordinastis ut turres sint rotundae, sicut sunt in muro Perpiniani: sciatis quod praedicta bene facta reputamus...” 

Dos años después con carta de 2 de abril de 1305, decía al mismo lo siguiente: "Item audivimus turrim nostram Maioricarum, ubi stat angelus ictu fulgens” (existe hoy día esta torre en el palacio real, y el ángel que con sus alas extendidas sirve de veleta) "fuisse percussam et aliquantulum deformatam. Volumus quod celeriter, sicut magister Poncius et alii viderint faciendum, celeriter restauretur.” Había, pues, otros arquitectos además de Ponce.

Otro había entonces que dirigía la grandiosa obra de la iglesia de Santo Domingo de esta ciudad en 1317, de cuyo año queda una escritura en el archivo de este convento, en la cual se llama a sí mismo magister Jacobus Fabre, lapicida, civis Maioricarum, y promete volver a continuar dicha obra luego que se desocupe de las que tenía que hacer en Barcelona, a donde le llamaban el Rey y el Obispo de aquella diócesi. También hay noticia de haber entendido por entonces en esta iglesia de Santo Domingo un tal Maymo Periç. En el citado libro de fábrica de 1327 a 1339 consta que pintaron algunas tablas en la catedral Martín Mayol, G. Scardon, Bernardo Desdous y Jaime Pelicer; aunque por el contexto me inclino a creer que más bien eran doradores. El retablo de la capilla de Corpore Christi lo pintó en Loerí (o Loert, no se atina) en 1328. Los escultores que trabajaban entonces las sillas del nuevo coro que dije antes, y que ya no existe, eran mestre P. Johan, fuster, y maestre A. de Camprodon, ymaginayre de les cadires. Quede dicho para siempre que a los arquitectos se dio entonces el nombre de lapicida en latín y picapedres en vulgar; y a los escultores el de imaginayre o artífice de imágenes. Del año 1368 tenemos otra vez libros de fábrica, en los cuales se ve que el maestro mayor (así le llaman) de esta obra era Jayme Mates, a quien se le daban veinte libras anuales de dotación y además seis sueldos de jornal en los días de trabajo y dos en los de fiesta. Este profesor era jurado de la isla en el año 1382 y uno de los enviados al Rey que estaba en Valencia para tratar de sus negocios. Había ya muerto en 1389. Era escultor Lorenzo Sosquela y mestre de les vidrieres Francisco Sacoma (no se ve bien; ipsa coma). Trabajose entonces lo primer piyacle (no se ve bien) que comensem de la part del palau, que son los estribos exteriores que rematan en punta. Se cortaba en la cantera de Sentanyí la piedra para las columnas de la iglesia, que bien mirado todo eran la segunda y siguientes. En suma nada hay en los años inmediatos al 1368 sino perfeccionar lo hecho y preparativos para continuar la fábrica.

Estaba esta todavía muy atrasada, como que no se había construido aún la segunda bóveda transversal. Consta esto de las Actas capitulares del mes de julio de 1377 en que se resolvió que se buscase dinero pro expeditione nova constructionis et edificationis secundae voltae (volta : bóveda) maioris dictae eclesiae noviter inceptae, quae in praesenti aestate habet necessario construi et perfici, antequam perveniat tempus hiemale, metu ruinae, etc. Estaba todavía por concluir en el mayo de 1379. También estaba por hacer en 1385 la bóveda que cae delante de la capilla de Santa Ana, cuando a 16 de agosto concedieron el Obispo y Capítulo que se pusiesen en su llave las armas de Jaime Riguer (Act. cap.). Por estos mismos años, no queriendo esta iglesia ceder en cosa alguna a las vecinas del continente, resolvió construir el altar mayor de plata. Valiose para esto de un platero de Valencia, llamado Juan Perpiñá, el cual en el año 1373 tenía ya hecha unam tabulam argenti (esto es el primer cuerpo del altar) como se ve en las Actas capitulares y a 17 de noviembre del mismo año consta que seguía trabajando en lo demás: Johanni Perpiniani, dicen, magistro operis seu fabricae retrotabuli argenti quod nunc fit et fabricatur pro ornamento et decoratione altaris Beatae Mariae dictae Sedis. Nada queda en el día de esta obra, ni tampoco el diseño que se formó de ella, el cual estaba en la sacristía en el año 1399, como consta de un inventario de sus alhajas inserto en las Actas capitulares de ese año, donde se lee: unum panum longum depictum in figura faciendi retrotabulum in altari maiori de argento.

Volviendo a la obra, era ya su maestro mayor en 1389 Guillermo Ses Oliveres, y lo era todavía en 1397, en cuyo tiempo siguió la obra de las bóvedas transversales y se hizo el adorno de la puerta lateral que cae al mar, y se llamaba lo portal de la obra por estar allí los talleres de ella, y lo portal nou por estar haciéndose entonces. El principal escultor que trabajó la inmensa y en muchas cosas graciosa talla que hay en esta puerta y su atrio, fue Pedro Morell (o Morey, como pronunciaban ya entonces los Mallorquines, convirtiendo las ll en medio y fin de dicción en y); el cual murió a 29 de enero de 1394, como se lee en el libro de fábrica de ese año, llamándole ymaginayre mestre major del portal de la mar, lo qual ell comensá. Por su muerte escribió el Capítulo a 15 de julio del mismo año al Capítulo de Gerona para que permitiese venir a su arquitecto Guillermo Morell a concluir unum portale magnum forinsecum in celaturis et forma decentibus decoratum, el cual había comenzado su hermano Pedro Morell, lapiscida. Esto es de las Actas capitulares. La última palabra indica que Pedro dirigió la obra, no sólo como escultor, sino también como arquitecto. Bajo la dirección de este Pedro y de su hermano trabajaron otros dos escultores mandados venir en 1393, llamados Johan de Valentines y Rich Alamant. Este último fabricó varios tabernacles o tableros de relieve, entre los cuales se hace mención del gran tabernacle qui sta damunt la taule de la Cena, y es el que hoy se ve en el centro del arco. Valentines hizo ocho imágenes de Profetas: toda la sobredicha tabla de la cena dividida en tres piezas con cinco imágenes en cada una. Cada pieza costó cuarenta florines, a razón de ocho florines cada imagen, que eran en todo treinta libras cada pieza. Hay también allí mismo memoria de haber trabajado varias figuras de ángeles, cuyo pormenor omito por no molestar. Sólo añado que en esto todavía entendía en 1397. Continuó lentamente lo restante de la fábrica, como se ve en los libros de entonces. En 1401 era maestro mayor Pedro Massot, que aun continuaba en 1417. En 1405 se trabajaba en la capella del cloquer, o del campanario (cloquerio; Glocke en alemán campana), cuya llave se puso en el mismo año. En 1406 se abrieron los cimientos para la columna que está delante de la capilla de San Bernardo. En 1410 se pusieron los andamios para la O mayor. En 1422 era maestro mayor Guillermo Sagrera, y también en 1430, cuando se hacía la bóveda que corresponde a la capilla de Santa Ana; este es el que al mismo tiempo construía la famosa lonja de comercio de esta misma ciudad. Hacia el 1417 hay memoria de otro arquitecto, Antonio Sagrera, que acaso sería hermano del Guillermo. Faltan los libros de fábrica que siguen; pero en las Actas capitulares consta que, a 11 de octubre de 1485, por indisposición del arquitecto Arnaldo Piris, eligió el Capítulo a Juan Sagrera: y que, por muerte de este, nombró a 31 de mayo de 1504 a Jaime Creux, o Creix (como le llaman los libros de fábrica de estos últimos años), el cual lo era todavía en 1511.

Hasta esta época, poco más o menos, la iglesia era sólo la mitad mayor de la de hoy, quedando incluidas en su área las dos puertas colaterales que hoy existen. Lo restante del edificio, hasta cerca del castillo real, junto con parte de la plazuela que hay al lado de la iglesia, lo ocupaban su claustro y cementerio. El primero de estos edificios se comunicaba con la iglesia, y no por una sola puerta. En él había una famosa capilla dedicada a todos los Santos, construida en el siglo XIII por el Obispo Pedro de Morella, como se dirá en su artículo. Pero por otros documentos consta que hacia el 1430 se construyó la primera aula capitular. Por el claustro se hacían todas las procesiones de la iglesia, menos las generales. Contiguo a él estaba el cementerio, haciendo frente este último al castillo real, según aparece de las Consuetas y otros documentos de la iglesia, de cuya lectura verás algún día los frutos. 

Otro lugar notable había, llamado en lemosín lo padrò y pedrò, y en latín pedronus y pretorium. Era un puesto elevado, como púlpito o tribuna, donde cabían muchas personas, como que en él se publicaban algunas sentencias de la inquisición, se bendecían los ramos, se hacía la reconciliación de los penitentes en el Jueves Santo, se predicaban sermones y hacían otros actos solemnes, de que sin duda se hablará en lo sucesivo. Estaba dentro del cementerio, como aparece de la rúbrica del Domingo de ramos, en la Consueta del siglo XIV, que manda que la procesión intret per portam cimiterii quae est versus castrum regium, et omnes ascendant ad pedronum. Pero a la parte exterior del cementerio salía algún balcón o púlpito donde se ejecutasen los actos sobredichos. Con esto se entiende bien la siguiente partida de gasto que se halla en el libro de fábrica más antiguo, entre las del mes de noviembre de 1330, donde se lee: "Fiu pintar per manament dels Vicaris et del Capitol la carrera del padron entro al cloquer per la veniment (l' aveniment : la venida) del Senyor Rey; et costa (costá o costà, pasado) VII. ll.”  

Donde se ve que había una calle exterior desde el padrón hasta el campanario, por cuya puerta inmediata entró el Rey. Alguno dirá, y con razón, que este fue el lugar donde predicó San Vicente Ferrer, cuando vino a estas islas. Yo, por mí, no lo diré, porque no gusto de asegurar cosas, cuyos documentos guardan ocultos los que se dejan dominar más de las pasiones que del amor a la ilustración común. Y al cabo esta es muy pequeña cosa. Vuelvo a mi fábrica.

Para que se conozca el estado del templo entrado ya el siglo XVI, copiaré aquí, por su orden, los títulos de los altares que existían, en los cuales la Consueta de la sacristía, manuscrito de ese tiempo, manda poner paños o frontales (palis), el día de Ánimas; y son los del lado de la epístola: mayor, Santa Eulalia, San Sebastián, Santo Tomás, San Pedro, San Vicente, San Bartolomé, San Guillermo, San Lorenzo, San Clemente, Purgatorio, San Alejo, San Miguel, San Martín, San Honorato, San Bernardo, de la Pasión, de nuestra Señora, San Cristóbal, del Ángel y capella de na Companya. Al lado del evangelio: San Gabriel, San Onofre, San Juan, Corpus Christi, San Mateo, San Andrés, Santa Lucía, Todos Mártires, Santa Cecilia, San Blas, San Esteban, Santa Ana, San Cosme y Damián, altar del Capítulo, Santa Catarina y San Antonio. De estos altares había dos y tres en cada capilla.

Durante todo este siglo XVI fue continuándose la obra, hasta que a fines del mismo llegó a su conclusión. A 8 de agosto de 1578 eligió el Capítulo maestro mayor a Miguel García por renuncia de Juan Armengual. En enero de 1595 fue nombrado Antonio Fornari (Act. cap.). De la construcción de la puerta mayor, he visto en la citada Consueta de la sacristía (fol. 139) la nota siguiente: "Lo ilustris. et reverendis. Monsenyor Joan Vich y Menrich, Bisbe de Malorques, benei a 28 de noembre de 1592, lo die de Sant Simo y Aiudes, la primera pedra del portal maior apres vespres. Lo mestre de aquell es mestre Antoni Verger. Y dit portal se fa de dines de dit Reverendis. Senyor Bisbe.”  

Concluyose esta puerta en 1601, en cuyo año, a 19 de diciembre, resolvió el Capítulo quod praeparentur omnia necessaria ad consecrationem ecclesiae Sedis, quae fiet quamprimum fieri poterit (Act. cap.). Esta es la única memoria que he hallado relativa a consagración de esta catedral, la cual por ningún camino me consta si se verificó.

No quiero cerrar esta carta sin dar razón de algunas cosas particulares que hay en esta iglesia. En el testero de la capilla mayor hay una capilla intitulada de la Santísima Trinidad, que, a buena cuenta, sirvió de tribuna para los Reyes. Debajo de ella, a unos ocho palmos elevada del piso, está empotrada en la pared una magnífica silla episcopal de piedra, obra del siglo XIII, a la que se sube por dos gradas laterales. Servía en lo antiguo para cuando el Obispo celebraba de pontifical, el cual, dicha la confesión, subía a ella con todo el acompañamiento de doce presbíteros, y allí continuaba la misa hasta el ofertorio. De la singularidad de este rito, que sólo he visto practicado en Gerona, se dará razón extensa otro día. Ahora sólo añado que, estando esta silla tan poco elevada del piso, no podía el Obispo ser visto del pueblo, si el altar mayor no era muy bajo, o no estaba situado a la entrada de la capilla mayor. Y esta es otra razón para creer lo que dije al principio, que el coro estuvo donde ahora el altar. En medio de la capilla mayor está el sepulcro que dije del Rey Don Jaime II de Mallorca. La sillería del coro actual es obra de principios del siglo XVI. Está adornado con buenas tallas, que representan las principales historias del Viejo y Nuevo Testamento: cuya elección encargó el Capítulo a su docto individuo Gregorio Genovard en 21 de junio de 1514 (Act. cap.). Sus verjas de hierro se mandaron construir en 1596, como hasta entonces fuesen de madera.

Del altar mayor actual ya dejé dicho que es de mal gusto. Los restantes de la iglesia lo son también, cual más, cual menos, como lo son los de todo el mundo que se construyeron en tiempo de la decadencia de las artes. En su comparación, y aun sin ese respeto, son muy apreciables los pocos que se conservan de los que se hicieron en los siglos XIII y XIV. 

En las Actas capitulares, a 11 de julio de 1541, se halla que el Capítulo dio a la parroquia de San Juan de Sineu (: Síneu) varios altares viejos de la catedral, y entre ellos imaginem sive statuam S. Johannis Baptistae, quae fuit amota ex altari maiori dictae Sedis. Otros muchos se han dejado perecer, y aun dicen que se han quemado en estos últimos años. Cosa que no acabo de creer, porque la conservación de estos monumentos, que tanto sirven para la historia de las artes, no perjudica a los intereses de cuerpos y particulares; y así parece que sólo el odio y desprecio de las artes, o sola la ignorancia, pudo ponerse a destruir de propósito o enajenar estos altares, si es verdad lo que dicen. 

(N. E. Menos mal que este sabio hombre no vio la tremenda ignorancia de los rojos en una más de las guerras civiles de España, ni la situación actual a 24.3.2023) 

Y si tal hubo, debió ser obra de algún mandón ignorante, que nunca faltan en las corporaciones, que por lo demás el Capítulo de Mallorca conserva con aprecio el precioso altarcito de Santa Eulalia de Mérida, los de San Miguel y San Sebastián, y algún otro de los antiguos.

El adorno de las tres portadas de la catedral ya dije que no es del plan de la obra; y así cada uno de ellos es de su tiempo y gusto. La puerta lateral a la raíz del campanario estaba ya construida en 1327; y así es mucho más sencilla que la opuesta que mira al mar en que están como amontonados los relieves y órdenes de nichos para estatuas que no existen; en fin, como cosa de fines del siglo XIV. La principal, a pesar de haberse labrado en el tiempo que estaba conocido y practicado el buen gusto, ofrece un conjunto de partes no malas cada una de por sí, pero que componen un todo pesado y poco digno de los años 1592.

En medio de la capilla mayor cuelga un lamparero (llentoner llaman aquí) de gran magnitud, el cual he visto en casi todas las demás iglesias de la ciudad. Su objeto es el mismo que el de las arañas, sino que en lugar de cera se ponen en él vasitos de vidrio con agua y aceite y mechero, colocados en sus argollitas, pegados a los grandes círculos que suben en figura cónica uno sobre otro. Es bueno el efecto que causa mirado de abajo este grupo de luces, que serán como unas 300, clareando por entre el vidrio. Este medio de iluminación estaba ya en uso en el siglo XIV, como se ve en los libros de la sacristía, y la consueta del mismo tiempo le llaman circuli lampadarum. Dícense cosas raras sobre el origen de esta costumbre. Si lo era de los Judíos, que alumbraban así sus sinagogas, es preciso confesar que lo practicaron a un tiempo unos y otros, porque aquellos tuvieron sus sinagogas hasta el siglo XV.

Son varias las inscripciones sepulcrales que se conservan en las capillas y paredes de esta iglesia. Las más notables pertenecen a sus Obispos, de las que se hablará en el episcopologio. En la pared lateral de la capilla de San Bernardo, a la parte del evangelio, se halla depositada la V. Isabel Cifre, fundadora de la casa de educación de esta ciudad con esta inscripción: Isabellae Cifre, virgini ornatissime, domus educationis fundatrici, vitae sanctimonia et morum integritate conspicuae, Jurati Maiorici, Paulo III, Pontifice maximo, ob benemerita decernente, pie posuerunt anno M.D.XXXXV. Vixit annos LXXV. Obiit anno M.D.XXXXII. mense maio. Postmodum vero iidem munere, pietate pares, vetustate collabentem locum meliori structura denuo ornarunt, piae matri perennitatis monimentum, die XXVIII maii, anno 1675.

En la capilla de San Vicente, que antes fue del Ángel Custodio, hay dos urnas en lo alto de las paredes laterales con sus correspondientes letreros abajo. La de la parte del evangelio es de Isabel Pinos (Pinós), gran bienhechora de las escuelas Lulianas; y la de la epístola es de Juan Llobet, acérrimo defensor de la doctrina de Lull en esta isla, donde murió en 1460. Ha llegado a hacerse memorable su nombre por haber sido el primero a quien se concedió establecer cátedra y regentar escuela pública de dicha doctrina, lo cual fue en 1449, como consta de un privilegio que hay al principio de la edición que se hizo en Valencia de 1515 del Arte inventiva de Lull. No copio estas inscripciones por estarlo ya en las Disertaciones Lulianas de Casturer y Pascual. 

Detrás del altar de San Miguel (llamado vulgarmente S. Micalet) (N. E. como el Miguelete de Valencia) hay una inscripción en jaspe perteneciente a la familia de Mur, la cual hizo grabar uno de ella, el Deán de esta iglesia Jorge Gual, siendo ya muy viejo. La pondré aquí; siquiera servirá para los naturales, que no pueden leerla sin la incomodidad que yo tuve. Dice así:

Hoc memoranda latent Arnaldi membra sepulchro,

Stirps cui de Muro, nomen et arma dedit. 

Is celeber civis, sacroque in canone doctor,

Natorum gemina prole colendus erat. 

Nempe minor natu Jacobus fuit, isque Decanus,

Canonicus, doctor Maioricensis erat. 

Huius erat frater, verax in iure monarcha

Arnaldus patrio, nec pietate minor: 

Bisque duodenos ad corpora nuda quotanis

Legavit pannos, tegmina pauperibus. 

Id per Juratos, mercaturamque tuentes

Distribui munus jusserat ille pius. 

Ipse etiam Divi Nicholai quippe sacello

Prebendas quinque contulit obsequio: 

Quatuor et sacre templo venerabile Sedis

Condidit in laudem Virgo Maria tuam.

Fertur et ecclesiae frontem erexisse Mariae

Carmelitanae sumptibus ille suis.

Gual nunc canonicus Georgius canone doctor

Luciferam missam decanus constitit; isque

Condidit istud opus senio urgentibus annis,

Quo sua cum patruis dignius ossa cubent.

Entre las pinturas del mismo altar se ven retratadas las procesiones de penitencia que acostumbraba hacer San Vicente Ferrer; lo cual prueba la época de estas tablas. Sobre el altar de San Sebastián, colateral al sobredicho, se ven varios trofeos militares, adargas, celadas, etc. 

Dícese que pertenecen al caballero Mallorquín Salvador Sureda, y que son los mismos con que a 5 de enero de 1444 se presentó al desafío con el noble Francisco de Valseca, Catalán, en la ciudad de Nápoles en presencia del Rey Alfonso V. Todas las circunstancias verdaderas o supuestas de este suceso se hallan en la historia de Mut. Y cierto no sé cómo los que lo han leído pueden tolerar en el templo del Dios de la paz estas reliquias de la venganza y vanidad caballeresca. Mucho menos indecentes eran ciertos ritos antiguos con que se representaban corporalmente los misterios de la santa religión; y con todo la sabiduría de los Prelados y Capítulo supieron desterrarlos del templo. Si hicieran otro tanto con esto, lograrían además quitar estos depósitos de arañas y de polvo.

Descansemos por hoy, que esto cansa

Palma 15 de marzo de 1814.

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A la ciutat de Nàpols
Hi ha una presó
La vida mia
Hi ha una presó
La vida mia amor
Hi ha 29 presos
Que canten la cançó
La vida mia
Que canten la cançó
La vida mia amor
La dama està en finestra
Escoltant la cançó
La vida mia
Escoltant la cançó
La vida mia amor
Els presos se'n temeren
Ja no cantaven, no
La vida mia
Ja no cantaven, no
La vida mia amor
Per què no cantau, presos?
Per què no cantau, no?
La vida mia
Per què no cantau, no?
La vida mia amor
Com cantarem, senyora
Si estam dins la presó?
La vida mia
Si estam dins la presó
La vida mia amor
Sense menjar ni beure
Més que algun rosegó
La vida mia
Més que algun rosegó
La vida mia amor
Demà serà dissabte
Mos penjaran a tots
La vida mia
Mos penjaran a tots
La vida mia amor.

miércoles, 1 de marzo de 2023

CARTA CXL. Viaje al real monasterio de Santas Cruces

CARTA CXL. 

Viaje al real monasterio de Santas Cruces: descripción de su fábrica, sepulcros, reliquias, biblioteca preciosa y de algunos de sus códices: historia de su fundación: catálogo de sus Abades, con algunas observaciones sobre los primeros.

Mi querido hermano: Día 18 de este mes (octubre de 1804) dejé a Tarragona con el sentimiento que manifesté en mi última carta. Pronto se enjugaron las lágrimas con la buena acogida que hallamos en el célebre monasterio de Santas Cruces, de la orden del Císter, situado a seis horas hacia el norte de aquella ciudad. Es a la sazón su Abad y Vicario general de toda la congregación, el muy ilustre señor Don José Bassas, el cual, como muy versado en los estudios eclesiásticos, y grandemente aficionado a toda suerte de literatura, nos franqueó todos los tesoros que aquí poseen, dignos de excitar la curiosidad de los literatos. Antes de llegar al monasterio, se atraviesa un soto espeso y muy deleitoso con los arroyos y cantos de ruiseñores; excede a esto la vista que se presenta desde el umbral del monasterio, con la fachada de su iglesia, respetable por su ancianidad y grandeza. Sobre su portada, en arco, se eleva una altísima claraboya, o llámese ventana gótica, que da luz a la nave principal. Esta es una elevación correspondiente a su longitud, que es de trescientos doce palmos catalanes, contando desde las puertas hasta las gradas del presbiterio: en medio de ella, y cerca del crucero, está el coro, al uso de la orden. La sillería está curiosamente labrada, y es del buen tiempo. Acompañan a la nave mayor otras dos colaterales, sino que son demasiadamente bajas y agobian el edificio, que sería sin este defecto muy precioso. El crucero tiene de largo ciento setenta y dos palmos: el presbiterio es capaz y correspondiente a lo demás. Todo el edificio es de piedra común, sacada de una cantera vecina al monasterio, que hoy está casi agotada. Hácenla oscura, así los vidrios pintados, que llenan las ventanas, como el color de la piedra, que no es de las más blancas. Se comenzó a labrar en el año 1174: su conclusión no se verificó hasta el 1225, en el cual empezaron los religiosos a servirse de la nueva iglesia (a: La noticia de este y otros edificios antiguos del monasterio de Santas Cruces, se ha tomado de una nota antigua de su librería, la cual, por ser larga, se hallará en el Apéndice núm. XVIII.)

Sin salir de estas naves he hallado algunos sepulcros dignos de notarse. En el pavimento de la principal, al testero del coro, se ve una losa sepulcral con este letrero: "Hic requiescunt ossa monialium è diruto Bonae quietis coenobio sacri or. Cis. in hoc Sanctarum Crucum translata monasterium in meliorem requiem transferenda.” Eran estas monjas de un convento llamado de Bonrepós, que fundó en 1215 Pedro Balb, caballero de Lérida, y Guillerma, su mujer. En 1452 se trató de incorporarlo con este monasterio para remediar así los males que en aquel había. Las oposiciones que de esto resultaron quedaron sofocadas con el juicio arbitral de Don Pedro de Urrea, Arzobispo de Tarragona, quien compuso a los dos monasterios de Scala Dei y Santas Cruces, que litigaban sobre la pertenencia de aquella casa; y en virtud de esto se trasladaron aquí todas las alhajas de la iglesia, y los huesos también de las religiosas difuntas. Fue esto en 1473. Con ellos se trajeron también los de Doña Margarita, mujer del Rey Don Martín, que al fin de su vida se retiró a aquella casa, y aun la gobernó. 

A la salida del coro, hacia el altar mayor, a mano derecha, se halla un magnífico sepulcro de jaspe, propio de la familia de los Moncadas, en el que se halla esta larga inscripción: "D. O. M. = Dicat, et consecrat, atque libat, Ludovicus Fernandez de Cordoba, Spinola, de la Cerda, Methinae coeli (Medina + coeli : Medinaceli) Dux, hoc perpetuae gratitudinis monumentum in suffragium et honorem Excellentissimae D. D. Teresiae de Moncada et Benavides, praedefunctae carissimae uxoris suae, Marchionissae quondam de Aytona, Ducissae de Camina; quae cum humanae domus societatem cum Duce consumasset die XIV. maii salutis nostrae ann. MDCCLVI. cum propriae nobilitatis authoribus parentibusque suis novissimum sacrae domus voluit inire consortium, ejusdemque voluntatis obsequens, et religiosissimus executor praedictus Dux praedecessorum ossa exactissime colligi, et sumptuosissime condi in hoc jussit monumento, ut illustrissimae conjugis corpus humanum (f. humatum) cum parentibus commune sortiatur solatium, quae jam suarum virtutum divinum assequuta proemium (ut piissime credimus) in aeternum requiescit in pace. Reconditum et inhumatum est corpus in antiquo praedecessorum sepulcro die XXIII. octob. an. MDCCLVII. Hoc autem opere consummato novissime translatum est die IIII. sept. an. MDCCLVIII.” 

En una tarjeta, al lado de este sepulcro, se leen estos leoninos:

Subtus in hac fossa requiescunt corpus et ossa

Floris militiae; sit eis pia dextra Mariae.

De Catheno Monte sumpserunt nomina sponte:

Majoricis isti sunt passi nomine Christi.

En otra tarja colateral se dice que los Moncadas muertos en la conquista de Mallorca son Guillermo y Ramón, y que la conquista fue en 1220. Esto último es equivocación: debe decir 1229, que es cuando pasaron allá estos nobles con el Rey Don Jaime, y murieron en los primeros encuentros con los Moros.

En la nave del crucero, y pegados a los machones de derecha e izquierda, que sostienen el cimborio, se hallan dos grandes sepulcros dignos de descripción más detenida, así por los sujetos que encierran como por la hechura y materia. El de la parte del evangelio es un cuerpo de arquitectura gótica de fines del siglo XIII, construido todo sobre una base de piedra común, elevada sobre el pavimento un palmo; y tiene de longitud diez y seis palmos y medio, y de latitud diez: la longitud es hacia el altar mayor, de modo que cierra la mitad de lo ancho del crucero. En el centro del crucero se eleva, sobre dos leones, una urna de pórfido convexa por la parte inferior, de figura oval: su diámetro mayor como de diez palmos, el menor seis y medio y de altura cuatro: la cubierta es de jaspe ceniciento, sobre la cual hay un cuerpo de arquitectura gótica, como de cinco palmos de alto, de piedra común, con estatuas pequeñas de Apóstoles, u otros de relieve, y pintadas bajamente. La superficie superior es convexa, de en medio de la cual se levanta una aguja de piedra de labor ingeniosa. Cubre todo esto una bóveda sostenida por columnas de jaspe ceniciento, que asientan sobre la basa, que lo es de todo este sepulcro, cuya elevación total será como de treinta y cuatro palmos. Yace en él el cuerpo del Rey Don Pedro III de Aragón, muerto en Villafranca de Panadés en 1285, y trasladado aquí en 1300. Su inscripción sepulcral se halla en la pilastra de en frente, algo maltratada, y dice así:

P. quem petra tegit, gentes, et regna subegit,

Fortes confregit, quae coepit, cuncta peregit.

Audax, magnanimus, sibi miles quisque ...

Qui bello primus inerat, jacet hic modo imus.

Constans proposito, verax sermone, fidelis

Rebus promissis fuit hic, et strenuus armis;

Fortis justitia vivens aequalis ad omnes.

Istis laudatur, vi mentis laus superatur.

Christus adoratur, dum ... unde beatur

Rex Aragonensis, Comes et Dux Barchinonensis

Defecit membris undena nocte novembris

Anno milleno centum bis, et octuageno

Quinto. Siste pia sibi tutrix Virgo Maria.

Bajo de esta inscripción hay una arca donde se depositaron los huesos de la Reina Doña Margarita, cuando se trajeron de Bonrepós.

Al pie del sepulcro de este Rey dicen que está enterrado su fiel vasallo y amigo Roger de Lauria, famoso marino de aquellos tiempos: en la losa de mármol sólo se lee lo siguiente: Asi jau lo noble en R... ral dels regnes Darago, è de Cicilia per lo Senyor Rey Darago: è passa desta vida en lany de la Encarnacio de nostre Senyor Jesu Christ M. et CCC. et IIII., XVI. kalendes de febrer.

El otro sepulcro del lado de la epístola es parecido a este en las columnas y casilicio, sino que la urna es de piedra como de alabastro, sostenida de varias columnitas pequeñas: adórnanla en la parte exterior varias labores y estatuas: la convexidad de la parte superior forma dos caídas laterales, en cada una de las cuales se ve una estatua de señora, y en el medio de las cabezas de ambas una estatua derecha de un Rey con espada en mano. Es el sepulcro de Don Jaime II de Aragón, hijo de Don Pedro, donde también está su mujer Doña Blanca. La inscripción del entierro del Rey está en la pilastra de en frente, y dice así:

Hornat hanc tumbam qui simplicitate columbam

Est imitatus, Rex Jacobus hic tumulatus,

Rex Aragonensis, Comes et Dux Barchinonensis,

Majoricensis Rex, necnon Ciciliensis

Moribus et vita consors sua Blancha munita,

Illustri nata Karulo, simul hic tumulatur.

Nec fuit hic segnis in subdendis sibi regnis.

Subdita sunt jamque sibi Murcia, Sardiniaque.

Floruit hic quinque regnis per tempus utrimque;

Restituit gratis tria, jus servans Deitatis.

Hic humilis corde, peccati mundus a sorde,

Misericors, mundus animo, sermone facundus,

Judiciis justus, armis belloque robustus,

Laetus, non moestus vultu, mitisque, modestus,

Dici pacificus meruit, quia pacis amicus,

Regna tenet coeli, Domino testante fideli. 

Cum se collegit, habitum Cister. praeelegit,

Cui, qui cuncta regit, parcat quae nescius egit.

Defecit membris secunda nocte novembris

Anno milleno, centum ter, bisquoque deno,

Septenoque. Pia sibi sistat Virgo Maria.

Debajo de esta inscripción hay una arca de madera, donde dicen que están los huesos de un Infante de Aragón llamado Don Fernando. Acaso pudo ser el hermano de Don Pedro el IV, asesinado en Castellón de la Plana. El letrero que da razón del entierro de Doña Blanca está al lado del sepulcro: es muy largo, bastará copiar aquí las siguientes palabras: In Christi nomine. Obiit Serenissima Domina Blancha, Regina Aragonum, Barchinone secundo idus octobris anno Domini millessimo trecentessimo decimo. Et elegit sepeliri in monasterio Sanctarum Crucum, ordinis Cisterciensis. En un Diario antiguo se halla la noticia que el Rey Don Alfonso III de Aragón, muerto sin hijos en 1291, fue trasladado, andando el tiempo, a este monasterio hacia los años 1327. Nada más sé de esto. 

En el testero del crucero a la parte de la Epístola está la sacristía, donde vi algunos cálices antiguos, entre ellos uno que es del siglo XIV con el cráter cónico, de ocho dedos de diámetro y cuatro de altura. En el relicario hay reliquias de San Bernardo Abad, San Benedicto Mártir y otras menores, la cabeza de San Deodato, el cuerpo de Santa Clara Virgen y Mártir, una de las once mil, parte de la cruz del buen ladrón (Dimas), un dedo de San Juan Limosnero, muelas de los Santiagos mayor y menor y otras. La más insigne por la novedad con que llama la atención de los viajeros es la de la Santa Mano, que se conserva en un relicario moderno, entera hasta la muñeca con toda la carne y uñas, y los dedos en ademán de bendecir. La historia de esta reliquia refiere el P. Maestro fray Ángel Manrique, Annal. ord. Cisterc. ad ann. 1157, cap. V, núm. 5, con estas palabras: Floruere praeterea SS. Cruces viris sanctissimis ... et Sanctus ille (periit heu! nomen) animarum purgatorii perennis cappellanus, ministerque, cui pro eis in caemeterio (oranti) manus e terra egressa benedixit; quod cum semel et iterum fecisset, extrahi se ab ipso tandem passa est, brachio suo unita; quod sive viri sancti ibi sepulti, sive a Deo formatum de novo fuerit, ob memoriam miraculi, integrum hodie cum carne, cuteque atque omnino illaesum perseverat ... Dicen que consultado el caso con el Romano Pontífice fue aprobado el culto de la mano y permitido que se exponga a la pública veneración el día de Ánimas, y así se efectúa. 

Otra reliquia insigne es la lengua de Santa María Magdalena, colocada dentro de un cristal de la misma figura, y cubierta por la espalda con un sáfiro muy grande. Tiénese por dádiva de Doña Blanca, mujer del Rey Don Jaime II: con una partecita que se cortó de esta lengua, y está en otro relicario aparte, se acostumbra bendecir agua para repartir entre los fieles. Consérvanse también dos relicarios que fueron del convento de monjas de Bonrepós; obra prolija y según todo el gusto gótico. De San Bernardo Calvó, hijo de esta casa y Obispo de Vique, se guarda aquí la mitra y un hueso de la pierna: también he copiado su testamento, hecho en 1215, que es reliquia literaria. Hay también un pedazo de Lignum Crucis, de quien se tiene por tradición que dicho Santo, siendo Abad del monasterio, lo sacó y puso entre las llamas que consumían el grano que estaba en la era, las cuales se apagaron con esta diligencia quedando la reliquia ilesa. Adornan esta reliquia dos camafeos, uno de figura humana y otro de caballo. Otro relicario antiguo y sencillo encierra una espina de la corona de Cristo, el pie es una copa de ágata, vuelta del revés y bien guarnecida. He visto allí mismo una cruz de ébano con una preciosa y bien ejecutada imagen del crucifijo de plata sobredorada y la cabeza de oro; es mucho más estimable la hechura que la materia. Hay también una portapaz del tiempo de los Reyes Don Jaime II y Doña Blanca: es un cuerpo pequeño de orden parecido al corintio, que es al que más se asemejan todos los capiteles y cornisamentos de los edificios que he visto por acá del siglo XIII y principios del XIV; en el centro hay la adoración de los Reyes pintada sobre cobre y barnizada al fuego. Del mismo Soberano se guarda allí la espada y el palo. De la Reina se guarda el sello, colgando de una cinta del relicario de la Santa Mano: su escudo se divide en cuatro cuarteles con las barras de Aragón y lises de Francia. Al lado de la puerta de la sacristía hay una escalera grande y descubierta que ocupa una buena parte del crucero, por la cual se sube al dormitorio común, obra que se comenzó en 1191. En esta pieza se halla el archivo y biblioteca. Esta última es de lo más precioso de este monasterio, y merece un lugar distinguido entre las de la nación. Era antes lo que ahora son muchas de las catedrales y conventos: un depósito de suciedades literarias. Mas el celo de los PP. MM. Fr. Tomas Riera, ex-Abad, y Fr. Pedro Freixes, dieron en esta parte un ejemplo digno de la gratitud del público, reencuadernando por sí mismos gran parte de los libros, y haciendo trabajar en los restantes a Fr. Pablo Badía, de la obediencia, y aseando y clasificando estos monumentos del saber, a quien en vano se jacta de ser aficionado el que los deja perecer entre la basura. En toda esta empresa ha tenido gran parte el actual señor Abad, singularmente en el discernimiento de los manuscritos. Así han sabido estos doctos monjes honrar su casa, quitando de ella un borrón que todavía tienen sobre sí otros cuerpos de la nación. Mas la hermosura que presentan todos los libros encuadernados de nuevo es nada respecto de lo que ellos son. Descuellan entre todos una porción de manuscritos en número de 262, con la limpieza que pudieran desear sus mismos autores. Sería molesto dar un catálogo de todos ellos; bástete saber que lo más despreciable que en esta clase suele reputarse, que son los Sermonarios, abunda aquí muy poco. También son pocos los libros de teología, expositores y decretalistas. Diré de algunos otros, aunque sólo sea el título, los cuales todos son del siglo XIV y XV, y algunos poco anteriores; deteniéndome más en los que por su materia, lenguaje o autor, merecieren la atención de los literatos.

Crónica Mag. Martini Poloni. Dos ejemplares vit. De esta obra ya dije desde Valencia; pero estos de acá sólo alcanzan al año 1276, y aquel de allá llega hasta la elección de Honorio IV. = Epistolae Petri Blesensis = Raym. Martini Pugio fidei, ms. del 1434. = Amalarius de divinis officiis, del siglo XIII. = Clementis VI. Sermones et Tractatus varii. = Un vol. fol. vit., que contiene: Liber gestorum Barlaam et Josaphat a S. Johann. Damasceno. Vita S. Bramdani Abbatis. Vita et obitus Sancti Martialis Episcopi. Vita S. Johan. Eleemosinarii à Leontio Episcop. Neapolit. Passio B. Eulaliae Virg. et Mart. Barchin. Translatio corporis ejusdem. Alia translatio. D. Prosperi de vita contemplativa. Vita S. Nicolai, Episcopi. = Un vol. en 4.°, comprende: Tractatus de miraculis B. Mariae Virg. Calixti Papae Argumentum de miraculis S. Jacobi. Passio B. Jacobi Apost. Calixti Pap. de translatione ejusdem. De S. Jacobi expedimento et conversione Hyspaniae et Galleciae, auctore Turpino. Vita S. Eutropii. Conversio Petri Alphunsi ex Judeo Christiani, et in Oscensi civitate baptizati. Tractatus eiusdem Alphunsi de sua conversione. = Collationes dominicales vel Themata divisa super Summam praedicabilium edita per Fr. Bernardum de Deo, de ordine fratrum Minorum, provinciae Aragoniae, et custodiae Illerdiens. = Catholicon qui tractat de dirivatione, expositione et declaratione vocabulorum editus a Fr. Johanne Januensi, ord. Praed. Vol. fol. vit. con miniaturas. Al fin: Finitus ab autore anno 1286. nonis martii. Del mismo, Prosodia y otros tratados gramaticales. = Arbor vitae Crucifixi Jesu. Su autor Fr. Ubertino de Casalis, Franciscano, mss. del siglo XIV. = Formulario de cartas latinas de varias clases y para varios sujetos. Item de escrituras. Vol. 4.° vit. saec. XIV. = B. Gualdi, canonici Tollensis Tractatus morales. = Breviarius Constantini, qui Viaticus nominatur, cum glosula Geraudi. En el prólogo dice: Unde ego Constantinus Affricanus, montis Cassianensis monachus. Habla de este autor Andrés (Hist. de la literat., tom. I., cap. IX). = Origines omnium rerum a Fr. Johanne de Alemania inferiori ord. Min. Lectore Eifordensi (Erfurt). = Tractatus de ludo scacorum, et proverbia Arabum, con su correspondencia al lemosín. = Constitutiones Cathaloniae. = Sermones dominicales, Fr. Guidonis, ord. Praed. in conventu Ebroycensi. = Las obras de Dante en italiano, ms. precioso. = Raym. Lullii opera (obras de Ramón Lull). = Collectio canonum ex variis libris PP. et concilis. = Sermones Innocentii Papae III. = Historia ecclesiastica Eusebii Caesariens. ex translatione Sancti Hieronymi. = Concordia Regularum B. Benedicti, Macarii, Pachomii, Basilii, etc. = Adhortationes SS. PP. perfectionesque monachorum, quas de graeco in latinum transtulit Pelagius, diaconus ecclesiae Romanae. = Fr. Bernardi Oliverii Excitatorium mentis ad Deum, Raymundo Episcopo Valentino dicatum. 

El autor es el Obispo de Tortosa, de que hablé en su catálogo. La obra es conocida por Bayer en sus notas a Nicolás Antonio, pero inédita. = Varias obras de Santos Padres, algunos ejemplares de las obras de Aristóteles, Boecio. Item de las sentencias de Pedro Lombardo y de las obras de Santo Tomás de Aquino, algunas de ellas anteriores a su canonización. Hállanse también dos ejemplares de la Suma de San Raimundo, y Distinctiones Mag. Rodulphi de Longo campo, y otros pocos de esta clase. Una buena porción de Breviarios, Rituales y Ceremoniales Cistercienses: algunas Biblias no muy antiguas, señaladamente las que están con la glosa de Lira.

En lengua lemosina hay libros apreciables; tal es uno en fol. con este epígrafe: Començen los canons de les taules de Jacob, fill de Daviu Boniorn. Es un tratado breve de astronomía: siguen los cánones o reglas para hallar las conjunciones y otros cálculos astronómicos; al fin dice: Aquesta lectura fon acabada de scriure divendres quis comptava 29 dies del mes de maig del any de la Nativitat 1444 per Ausias Sancho, notari: 

Non videat Christum quisquis furabitur istum. 

Detur pro poena scriptori pulcra puella.

Non sit in villa, quae sit formosior illâ.

Otro tratado de astronomía en latín y lemosín, cuyo autor parece que suena en el epígrafe del fin: Acabat es a 13 dies de març del any 1334 en la ciutat de Sibilia per mestre Alfonso Dionis, clergue et metge del illustre Princep et Senyor Nalfonso, Rey de Portogual, e de la Senyora sa filla Na Maria, Reina de Castella e de Leon. Vol. fol., pap. = Miracles por orden alfabético. = El Egidio Romano De regimine Principum, excelente traducción al lemosín. = De Fr. Francisco Eximeniz Llibre de las Donas y la vida de Cristo, dos vol. fol. del siglo XV. = Un vol. fol. ms. del siglo XV, que contiene lo siguiente: En nom de Jhu. Crist e de Madona Sancta Maria: començe lo llibre de Benvengut de Cirorgia, compilat per mestre Benvengut Grateffe. Princip. Al honrat amich .: yo enten a tu fer hun libre ... posare açi segons la tua demanda medecines provades de nafres, de ajustamens, de plagues antigues, de cranch (cáncer), de fistoles (fístulas), algunes cirorgies dulls (cirugías de ojos) e un poch de algebra. En el mismo códice sigue otro tratado con este título: Açi comensa la Cirurgia de maestre Bru, ço es, lo compendi seu. Prolog.: O Andreu Latzer de Padua, tu mas feta peticio e demande que compones I libre de la operacio manual de medicina, pus breu e pus ubert que io haya compost; e iat sesia (: jatsia, jat se sia) io agues a trebalar per altres obres, no e pas aço volgut alargar … Reeb dons, oh Latzer, etc. = Dialogos de San Gregori, vol en 4.° del siglo XV; otro ejemplar del 1340, ambos lemosines. = Constitucions de Valencia per lo Rey D. Marti.

Sobre todos estos es apreciable un volumen 4.°, que contiene los pareceres de algunos Obispos del concilio de Trento sobre la corrección de los decretos y cánones que se formaban para publicar en las sesiones. 

Casi todos son del mes de abril de 1562, y tratan por lo común de lo que se estableció sobre el sacramento de la Eucaristía. He copiado algunos de los pocos que hay de nuestros Españoles; entre los cuales no debía omitir el de Don Antonio Agustín y el del Obispo de Segovia (a: (a) Aps. núms. XIX y XX.).

Después de estos códices examiné otros cuatro mss. griegos, y son: Olympiodori Opera. = Hypocratis Aphorismi. = Hermes Trismegistrus de universi pulcritudine. = Marinus Neapolitanus de felicitate. Siguen a estos preciosos códices muchas obras de autores griegos y con su texto nativo, de ediciones apreciables; tales son: Galeni Opera, cuatro vol. (Basilea, 1538). = Pausanias. = Claudius Aelianus, Stobaei Eclogae (églogas). = Opera Hypocratis, Aristotelis, Suidae, Athenaei, Appiani, Herodoti, Demosthenis, Homeri, Eurypidis, Hesiodi, Pindari, Theophanis, Eschyli y otros muchos. = Plutarchi opera (Basilea, 1533 y 1542). = Diodoro Siculo, 1559, por Henr. Stephano. = Icones Philostrati, Heroica, Descriptiones Callistrati (Florent. 1517). = Dictionarium Graecum de Maciochi (Ferrara, 1510). = Thucydides 1540. = Biblia entera en griego (Venet., 1518). = Moschi Poetae Opera (París, 1512). = Anacreontis Opera (1554 por Stephano). = Arati Phaenomena (Venetiis, 1499). =

Theophrasti Opera (ibidem, 1497). De esta clase son todos los que hay hasta el número de noventa y uno. En las obras de Paulo Aegineta he leído en la primera hoja estas palabras: Empt. ex bibliotheca D. D. Antonii Augustini, Archiep. Tarraconens. 1594. Hállase la misma nota en varios libros, los cuales se advierte además que los compró el doctor Juan Bautista Tolra, médico, por estos mismos años. De donde es fácil inferir que no todos los libros de aquel Prelado fueron llevados al Escorial, y también el gusto y erudición selecta que tenía en las humanidades. 

Viniendo ahora a los libros latinos y castellanos de varias facultades, baste saber que los hay exquisitos en todas ellas y que honran bien la mano que los adquirió para el monasterio. En la clase de humanidades o filológicos y poéticos, acaso no cederá este monasterio a muchas bibliotecas, aunque los que posee son antiguos. Ediciones del siglo XV tendrá más de 150, y entre las extranjeras merecen particular lugar las obras en fol. de Pedro de Ayllac, que están sin nota de año ni impresor, pero por la semejanza con los mss. me parecen de los primeros ensayos de la tipografía. También son notables unos rudimentos de gramática en hexámetros que comienzan: 

Sribere (scribere) clericulis paro doctrinale novellis,

Pluraque doctorum sociabo scripta meorum. 

A lo que entiendo será del 1470, pero de lo mejor impreso de aquel tiempo. Por otro volumen, que contiene un comentario de estos versos, se sabe que su autor era un maestro Alejandro. De ediciones españolas he escogido por muestra las siguientes: un vol. fol. que empieza así: Comença lo libre appellat Visio delectable, compost a instancia del molt noble senyor Don Johan de Beamunt, Canceller y Cambrer maior del Illustrissimo Senyor Don Carles, Princep e primogenit de Arago y de Navarra: compilat per Alfonço de la Torra, Bachaller del dit Senyor Princep. Al fin se lee: Migençant la divina gracia venguda es a la fi de esser impressa la Visio delectable de Alfonço de la Torra, Bachaller. 

Impresa en la ciutat de Barcelona a despeses de Matheu Vendrell, mercader ciutada de la dita ciutat, lo disabte sanct de Pascua a XVII del mes de abril lany de nostra salut mil e CCCC.LXXXIIII (1484). La segunda muestra es del libro impreso en Tortosa en 1477, de que ya te hablé en las cartas de aquella ciudad. Son los Rudimentos de gramática de Nicolás Perotto, y la nota de la edición dice así: Praesens hujus gramaticae opus magnum praeclarumque Dertusiae, impressum per magistrum Petrum Brun, Gebennis genitum, et Nicolaum Spindeler de Cruickau, Germanum, anno christianae salutis M.CCCC.LXXVII. (1477), die vero XVI mensis junii, finem perfectum feliciter sumpsit. Deo gratias. Es un tomo en 4.° sin páginas, de 141 fol. Y baste de libros y biblioteca.

El claustro, pegado a la iglesia a la parte de levante, es bastante despejado; se comenzó en 1313 y se concluyó en 1341, día de San Benito. El edificio es como todos los de aquel tiempo, lleno de labores y adornos caprichosos. Tiene en cuadro doscientos tres palmos catalanes con ocho arcos por lado. Los fondos correspondientes en la pared son nichos casi todos ocupados con urnas sepulcrales de muchas familias ilustres de estos reinos. Hay también osarios en lo alto de las pilastras, y algunas urnas sin letrero ni noticia de su depósito. Los conocidos, entrando por la puerta principal, son los entierros de Don Ramón Alemany y Cervelló, Señor del Puente de Armentera, de su mujer Doña Gerarda y otros de su familia: de Don Guillermo de Claramunt y su mujer Doña Guillerma: de Don Bernardo Salvá y de sus hijos Don Pedro, Don Guillermo y otros de su familia: de Don Berenguer Llorach, Señor de Solivella: de Don Bernardo de Mombrió: de Don Bernardo de Aguiló y los suyos: de los Pinós: de Don Grau, Don Huguet, Doña Gama de Cervelló y otros de dicha casa: de Don Jaime de Cervera y su mujer Doña Blanca de Puigvert, y del padre de esta Señora Don Berenguer: de Don Pons, Don Berenguer y Doña Sancha de Queralt: de Doña Guillerma de Moncada con este letrero reciente: Aquí yace la invicta amazona, terror de los Agarenos, Doña Guillerma de Moncada, mujer de Don Alemán de Cervelló: item de Don Pedro y Don Pons de Cervera: de Don Ramón, Don Berenguer y Don Onofre de Montoliu: de Don Pedro de Tarragona. Algunos otros entierros hay en el plano del pavimento. Hállase en el mismo claustro el Capítulo capaz y de figura regular. En el pavimento se ven algunas sepulturas de los Abades antiguos con bellísimas figuras de mármol negro. Los claros de las dos ventanas colaterales a la puerta, están graciosamente divididos por columnitas de piedra común, del mismo gusto que las que dije del claustro de Tarragona. Al lado del Capítulo hay una capilla, dedicada antes a San Martín y en el día a la Asunción de nuestra Señora, cuya muerte se representa con figuras del natural de pésimo gusto, y en que sólo es apreciable la materia, que es mármol. Sirvió antes de armario para depositar los libros necesarios a la lectura en el Capítulo, según la costumbre de la orden del Císter, cuyos estatutos suponen que debe estar inter Capitulum et ecclesiam, y así está el que digo y los de otros monasterios. Mucho mejor que lo dicho es un templete en el luneto del claustro, pegado a sus arcos para comodidad de los que se han de servir de una copiosa fuente a quien cubre: es un hexágono gracioso de bóveda rebajada y construido ya en buen tiempo: tampoco es despreciable el pilón de la fuente, que es de una pieza como de diez palmos de diámetro. De este claustro, que es el más moderno de la casa, se pasa a otro más antiguo, de construcción humilde, donde se conserva la habitación en que estuvieron algunos de nuestros Reyes, que bien puede llamarse palacio, si la comparamos con los edificios que la rodean más inmediatamente. Comenzola sin duda el Rey Don Pedro III de Aragón, pues en un arco del zaguán a mano izquierda se ven las armas de Sicilia, de que él usaba. Hállanse también muchos escudos de las armas de Cataluña, y así no es inverosímil que concluyese aquel edificio el Rey Don Jaime II, y acaso sería después de haber enviudado, pues no se hallan las lises que usaba su mujer Doña Blanca. Dicen, y será así ciertamente, que vivieron allí por algún tiempo estos Príncipes. También se cree que fue habitación de los Abades primitivos. Lo que yo sé es que se ven entre los demás escudos las armas del abad Don Guillermo de Ferrara, que acaso debió concluirlo, y son una bolsa cerrada (fermata ara?), como se ven también en su sepulcro en el crucero de la iglesia. Por hallarse ausente el monje que hoy habita esta casa, no pude registrarla por dentro: hay en su galería algunas columnitas como las de los entierros reales, y una muy grande de pórfido, o que lo parece, en el plano del patio para sostener la escalera.

Todavía no es este claustro el edificio primitivo de los monjes en el siglo XII, el cual se halla pegado a dicho claustro, pobre y humilde además. 

Se conserva la iglesia pequeña con la advocación de nuestra Señora y la Trinidad, y un altar digno de guardarse para la historia de la pintura. 

Del tiempo en que resucitaba esta arte es el altar que hay en el oratorio de la enfermería, donde se ven algunas figuras bellísimas y dignas de un buen profesor. Después de toda esta descripción desearás oír algo de la historia de este célebre monasterio. Has de saber, pues, que su fundación es del año 1150, en que Guillermo Raimundo Dapifer dio al Abad y monasterio Cisterciense de la Gran Selva, en Francia, el monte de Cerdañola, diócesi de Barcelona, para que fundasen allí un monasterio de su orden (a: Ap. núm. XXI.). Aceptó la donación Guillermo, Prior de aquella casa, junto con Guillermo de Mompeller y otros monjes, los cuales, como designados para la fundación, se trasladaron a la nueva casa, que por el lugar comenzó a llamarse de Valldaura, y en latín Vallis Laureae. Hízose esto con tanta actividad, que en mayo de 1151 ya habitaban allí, y se edificaba la iglesia del monasterio, como consta de la donación que les hicieron los Condes de Cardona, concediéndoles cada semana cierta medida de sal, que llamaban Somata (b: Ap. núm. XXII.). Damus, dicen, Domino Deo et ecclesiae Sanctae Mariae Vallis Laureae, quae hedificatur juxta Sanctum Martinum de Cerdañola, et fratribus ibi habitantibus, etc. Actum est hoc V. kal. junii anno ab Incarnatione Christi MCLI (la ñ en 1151). Algunas otras donaciones del fundador y otros señores particulares he copiado que servirán para nuestra colección (a:Aps. núms. XXIII a XXXIV.). De todo esto podrás inferir cuán equivocados andan los que dicen que esta fundación hizo el citado Guillermo en penitencia del asesinato que cometió en la persona de Don Berenguer de Villamuls: cosa que no sucedió hasta el año 1194, como ya dije en mis cartas anteriores. La regular observancia no podía conservar mucho tiempo su vigor con la inmediación a Barcelona, de donde la curiosidad de la nueva fundación atraía a la gente devota, que aun siéndolo estorba con su ruido al solitario. Estas y otras causas debieron mover a aquellos santos monjes para abandonar el sitio de Valldaura, y trasladarse al que hoy tienen en Santas Cruces. Era todo este territorio poseído por muchos señores, y divisorio de las diócesis de Tarragona y Barcelona, y aun por eso se llamaba lugar de contradicción, como dice el citado Manrique. Dios, que dirigía los pasos de esta fundación, movió los ánimos de todos ellos para que lo cediesen al monasterio de Valldaura. He visto la donación hecha a 26 de enero de 1159 por Gerardo de Alamany, Geraldo de Jorba, Guillermo de Montagut, Pedro de Montclar y sus hijos y mujeres respectivos (a: Ap. núm. XXXV.). Así que con razón pone Marca esta traslación en el año 1160; aunque hasta el 1169 no tomaron el Abad y monasterio el título de Sanctis Crucibus, sino que conservaron el de Valldaura. Debió ser la causa de esto la oposición que hicieron el Arzobispo de Tarragona y el Obispo de Barcelona a la erección de la abadía, pretendiendo cada cual para sí la jurisdicción del terreno y la obediencia y sujeción del Abad: pleito que todavía está por sentenciar (b: Aps. núms. XXXVI y XXXVII.). También pudo ser esto mismo la causa de haber vivido por algún breve tiempo los monjes en la granja de Ancosa, distante cinco horas de este sitio. Mas como no se conserva escritura alguna que lo acredite, ni el Abad dejó de intitularse de Valldaura, no puedo hacer hincapié en este punto. Sólo hallo que celebran aquí un aniversario por los monjes que murieron en Ancosa, y están allí enterrados. Y esto pudo ser muy bien, retirándose allí la comunidad, que había venido a Santas Cruces, confiada en que no habría estorbo para su edificio; porque volverse a Valldaura era más difícil. Allanaron estas dificultades los Papas Alejandro III y Urbano IV, mandando al Abad y monasterio continuar la habitación y morada de Santas Cruces, sin que pudiera servir de estorbo dicha competencia, y a los dos Obispos dichos que no exigiesen el juramento de fidelidad y obediencia al Abad sobredicho (a: Ap. núm. XXXVIII.). Resulta de todo esto que desde el año 1169 quedó del todo trasladado el convento a Santas Cruces (b: Aps. núms. XXXIX a XLII.), floreciendo desde esa época en letras y virtud, y criando en su seno Santos y Prelados para varias iglesias. En el catálogo de Abades, que voy a proponer, advertirás que no tuvo aquí lugar lo que ya dije hablando de Benifazá, y es que no se alteró en este monasterio la serie de Abades perpetuos hasta la erección de la congregación en 1617, siendo así que en Benifazá y su matriz Poblet a mitad del siglo XVI por motivos muy justos prefirieron el carecer de esta prerrogativa y admitir las abadías trienales. También debo hacer reparo en lo que resulta de los documentos acerca de los dos primeros Abades de esta casa. En los catálogos comunes se dice que el primero fue Don Guillermo en 1152, a quien sucedió Don Hugo en 1153 y Don Gerardo en 1156. La prelacía del primero es cierta y aun debe suponerse anterior, puesto que ya en 1151 se hallaba él con sus monjes en Valldaura edificando la iglesia. Mas es de notar que este Don Guillermo era el Prior de la Gran Selva, a quien se le dio por compañero otro Don Guillermo de Mompeller, venerado como santo en el calendario Cisterciense, día 9 de abril; varón también muy ilustre en el siglo y en el claustro. Por la semejanza del nombre se ha creído equivocadamente que este fue el primer Abad de Valldaura. Pero además de que es más regular que lo fuese el primero por ser cabeza de la nueva colonia, es constante que el Santo estaba aún aquí en calidad de simple monje en el año 1156, como se ve en la donación de un huerto en Bite que hizo al monasterio Guillermo de Truil in manu Gerardi, Abbatis, et Guillermi, monachi de Monte Pessulano, y en otras dos escrituras del mismo año que comienzan: Ego Girardus, Abbas Sanctae Mariae Vallis Laureae, et Guillermus, frater de Monte Pessulano, cuyas copias envío. Y no es verosímil que se hallase aquí como simple monje, si antes había sido Abad, siendo, como lo eran entonces, perpetuos. Es verdad que aun así era muy venerado por sus calidades (cualidades), y esta es la causa porque se halla una u otra donación del año 1152, hecha a Guillermo de Mompeller y los monjes de Valldaura, sin hacerse mención de Abad, ni darle a él este título. Acaso se había ausentado el otro Guillermo, verdadero Abad, para tratar con el de la casa matriz los negocios de la nueva fundación, y en el ínterin pudo quedar el Santo como presidente. De todos modos es cierto que en ningún documento se le da el título de Abad. Así que el primer Abad de esta casa fue el otro Don Guillermo, y lo fue, no sólo hasta el 1153, sino hasta todo el 1154. De este último año es una donación de Guillermo Raimundo Dapifer, en que da un molino al monasterio de Valldaura, et Willelmo, Abbati ejusdem loci. La fecha dice así: Actum est hoc III nonas julii, anno XVII regni Regis Lodoici Junioris. Y es cierto que esto corresponde al año dicho. Los que introducen a Don Hugo en el de 1153 se fundan en la donación hecha a este monasterio del territorio de Ancosa, la cual se hizo a Don Hugo su Abad. Su fecha es esta: III idus julii, anno ab Incarnatione Domini M.C.LIII. regnique Ledovici Junioris anno XVIII. Nadie ignora que en una de estas épocas hubo error de escribiente, porque el año 1153 no era el XVIII de Luis el Joven, sino el XVI. Para salvar este anacronismo es más llano suponer yerro en los años de la Encarnación y poner esta donación en el año XVIII de Luis, de Cristo 1155, y entonces a Don Hugo, Abad, sucesor de Don Guillermo. Me he detenido en esto por ilustrar las memorias antiguas de esta casa y corresponder así a la franqueza con que me las han comunicado. Vamos ahora al

CATÁLOGO DE SUS ABADES. 

Existencia. 

Don Guillermo 1152.

Don Hugo 1155.

Don Gerardo 1156.

Don Pedro de Puigvert 1158.

Este Abad trasladó el monasterio a Santas Cruces, y así es el primer Abad de este título. Comenzó la fábrica de la iglesia. Es distinto de otro que fue Obispo de Urgel desde el año 1205: renunció el obispado a 3 de abril de 1230: se retiró a esta casa, donde tomó el hábito y murió en 1250.

Don Hugo 1185. 

Don Bernardo 1203.

Este Prelado, cuya memoria no se halla en los catálogos comunes, lo era en este año 1203, como consta de la concordia que se hizo entre el monasterio de Bonrepós y el de Scala Dei, en que intervino con el Abad de Poblet. No es fácil asegurar si es o no el mismo que el que le sigue.

Don Bernardo de Ager 1220.

Don Ramón de Rifano 1222.

San Bernardo Calvó 1226.

Fue natural del Mas Calvó, cerca de Tarragona. Tomó el hábito en este monasterio en 1214. He visto y copiado su testamento, que aquí se guarda. Fue electo después Obispo de Vique. Consérvase aquí su mitra. 

Véase su Vida en Domenec, Santos de Cataluña, etc.

Don Ramón 1233.

Don Arnaldo 1235.

Don Geraldo 1249. 

Don Berenguer Aymerich 1260.

Don Januario 1265. 

Don Bononato de Vilaseca 1293.

En tiempo de este Abad se erigió el monasterio de Valldigna, en Valencia, en 1297, y de Alofonte, en Sicilia, en 1307, ambas casas hijas de esta de Santas Cruces. También fue este Prelado el primero de esta casa a quien se confirió la dignidad de Capellán mayor de los Reyes de Aragón.

Don Pedro Arters 1308.

Fue Obispo de Santa Justa en Cerdeña. 

Don Pedro Alegre 1309.

En su tiempo se fundó la orden de Montesa a 22 de julio de 1319. Envió este Abad religiosos para ello al castillo, cabeza de aquella orden; en la cual dicen que quedó con ciertos derechos sobre elección de Gran Maestre, Prior y visita.

Don Francisco Miro 1335.

Don Guillermo de Ferrara 1347.

Tiene su sepulcro en una capilla del crucero de la iglesia con esta inscripción: 

Anno milleno triceno septuageno,

Additoque quino necnon tertio die Juno

Dompnus Guillelmus de Feraria dictus

Exivit è corpore ut frueretur eterno honore

In Celi palatio, quo per merita dono divino 

Jacet hic sepultus exoretur ab omnibus Deus 

Pro ejus anima sic optavit semper in vita

Abbas quartus decimus fuit hic in Sanctis Crucibus

Rexit hoc coenobium per viginti septem annorum

Ut ad angelicum culmen pertingat oremus. Amen.

Llámase aquí Abad XIV: en nuestro catálogo es el XIX. Mas quitados de nuestra cuenta los tres primeros, que sólo se intitularon Abades de Valldaura, y algún otro acaso multiplicado por la obscuridad de aquellos tiempos, resulta que este fue el XIV Abad de Santas Cruces.

Don Jaime Gener 1375. 

Don Bartolomé Tadernosa 1379.

En la nota que dije sobre los edificios de esta casa se pone a este Abad por inmediato sucesor de Don Guillermo, no haciendo memoria de Don Jaime Gener.

Don Andrés Porta 1380.

Don Januario 1402.

Don Bernardo Dalmau 1404.

Don Pedro Cenixo 1413.

Don Domingo Vinader         1418. 

Don Juan Pinyana 1430. 

Don Guillermo Blanch 1438. 

Don Bernardo Abella 1458. 

En tiempo de este Prelado se suscitó la contestación que ya dije sobre el monasterio de religiosas de Bonrepós. 

Don Pedro Blanch 1466.

Don Pedro de Mendoza 1479.

Don Bernardo Toldrá 1519.

Don Jaime Valls 1534.

Don Gerónimo Contijoch 1560.

Don Pedro Nogués 1593.

Don Jaime Carnicer 1608. 


Abades cuatrienales.


Don José Barberá 1619.

Fue el primer Vicario general de la congregación Cisterciense de la corona de Aragón y Navarra.

Don Bartolomé Rovira         1624.

Don Juan Carreras 1628.

Don Rafael Vultor 1632.

Don Ramón Pages (Pagés) 1636. 

Don Hilarión Gil 1640. 

Don Juan Bosch 1642. 

Don Pedro Salla 1644. 

Don Juan Segria (Segriá) 1650. 

Don Ambrosio Soler 1652. 

Don Antonio Suelves 1654. 

Don Pascual Sobías. 1656. 

Don Antonio Sacasas 1660. 

Don Jaime Porta         1660.

Este y otros Prelados se intitulan Priores de Montesa en el catálogo de esta casa. 

Don Juan de Paguera 1664. 

Don Celso Madolell 1668.

Don Antonio Lleo 1672. 

Don Celso Madolell 1673. 

Don José Canals         1676. 

Don Celso Madolell 1680. 

Don Pablo Miracle 1682. 

Don Juan Bautista Montagut 1684.

Don Pablo Miracle 1688.

Don Gerónimo de Vidal y de Nin 1693. 

Don Jaime Oliver 1696.

Don Juan Bautista Montagut 1700.

Don Jaime Oliver 1704.

Apenas electo Abad se ausentó del monasterio con la ocasión de las guerras de sucesión, y por esta causa fue electo el mismo año el sucesor. 

Don Juan Torrens 1704.

Don Tomás de Vidal y de Nin 1706.

Fue Arzobispo de la ciudad de Messina.

Don Francisco Guiu 1713.

Don Anselmo Soler 1716. 

Don Mauro Valles (Vallés) 1720. 

Don Francisco Huguet         1725. 

Don Agustín de Campdarros y Figarola 1728.

Don Francisco Padró 1732 

Don Francisco Huguet          1736.

Don Benito Llor y Monguió 1740. 

Don Francisco Padró 1744. 

Don Juan Papiol 1747.

Don Miguel Lladó 1748. 

Don Pablo Comas 1752. 

Don Raimundo Burset         1756. 

Don Felipe de Moxó 1760. 

Don Pablo Comas 1764. 

Don Raimundo Burset         1768. 

Don José Franquet 1772. 

Don Antonio Folch 1776. 

Don José Tarros (Tarrós) 1780. 

Don Juan Sabater 1784. 

Don José Mestre 1789. 

Don Francisco Aldivert 1792. 

Don Tomás Riera 1796. 

Don José Bassas 1800. 

Vicario general actual de toda la congregación.

Nada más por hoy. A: Dios. Monasterio de Santas Cruces, etc.