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miércoles, 15 de febrero de 2023

Carta CXXXIV. Noticia de la Santa metropolitana iglesia de Tarragona después de su restauración.

Carta CXXXIV. 

Noticia de la Santa metropolitana iglesia de Tarragona después de su restauración. = Cuándo y cómo se introdujo en ella la vida reglar: no la instituyó San Olaguer. = Memoria de algunos de sus primeros canónigos: su número, admisión, hábito, rito en los divinos oficios, etc. = Origen y supresión de la dignidad de la prepositura. = Reforma de esta iglesia por el Papa Luna: su titular Santa Tecla. = Forma que se guardó antiguamente en la elección de sus Prelados. = Preeminencias de su Capítulo. = Varias costumbres rituales del siglo XVI y posteriores.

Mi querido hermano: No es menester prevenirte que acerca del estado antiguo de nuestras iglesias poco o nada podré yo añadir a lo que han dicho nuestros historiadores, señaladamente los sabios autores de la España Sagrada. Harto haré, siguiendo sus pisadas, en examinar algo del estado moderno, y esto como viajero que no tiene por objeto principal escribir la historia de cada iglesia, sino recoger los documentos de sus archivos. Mas con erta ocasión ¿quién podrá dejar de referir lo que las ilustra y engrandece, y más si ha costado algún trabajo el encontrarlo? Así que hablaré de la santa metropolitana iglesia de Tarragona después de su restauración, pues a este estado pertenecen todos los documentos que se conservan en sus archivos. Y aunque esta época pueda fijarse con razón en los fines del siglo XI, como diré de propósito en el catálogo de sus Arzobispos; mas como los dos primeros, es a saber, Don Berenguer de Rosanes y San Olegario, retuvieron al mismo tiempo el uno la silla de Vique y el otro la de Barcelona, y ambos pontificados estuvieron trabajados con las correrías de los Moros, que apenas dejaban sosegar a los moradores de Tarragona, no pudieron entender en el orden de la iglesia que renacía, restaurando en ella su decoro antiguo; especialmente San Olegario, persona tan principal en su tiempo; anduvo ocupado en negocios gravísimos que le separaban con frecuencia de su metrópoli; tanto que en el año 1128 se vio precisado a hacer donación de Tarragona y su campo a Roberto de Culcio, Burdet o Aguilón (que con todos estos nombres es conocido) para que los protegiese y poblase (a: Ap. núm. III. ); donación que costó cara a los Arzobispos, como lo veremos en su catálogo. Pues digo que hasta la muerte de San Olegario no nos consta de la forma que tuvo su clero, ni de cosa alguna que hiciese perteneciente a la constitución interior de la iglesia. En la misma ignorancia estamos respecto del sucesor Don Gregorio, quien por su breve pontificado no dejó de esto ninguna memoria.

El principio del nuevo orden de esta iglesia en su estado moderno se debe al célebre Prelado Don Bernardo Torts, el cual tampoco logró poner en práctica sus sabias ideas hasta que el Conde de Barcelona Don Ramón Berenguer IV, conquistando a Tortosa y Lérida, alejó de estas comarcas las armas de los Sarracenos (N. E. Olé tus huevos, tocayo. Los Moros de Tarragona, cuando vieron las barbas cercanas pelar, no pusieron las suyas a remojar, sino que se largaron por mar; no fue la cosa tan fácil como la pinta aquí el autor Villanueva). Entonces, libre ya de aquel sobresalto, pudo volver a su iglesia toda la atención que antes se llevaban los ejércitos y expediciones contra infieles. Fue así que en el año 1154 hizo la primera ordinación de su clero, estableciendo la vida reglar de San Agustín, y mandando observar los usos y costumbres de la iglesia de San Rufo. Imitentur, dice, morem et consuetudinem ecclesiae S. Ruphi in devotione ecclesiastici officii, in victu cotidiano et in habitu clericali. Manda que el Arzobispo instituya un Prior claustral, y que sean admitidos a la congregación cuantos lo pidieren. Para habitación de los canónigos les da la fortaleza que estaba edificando, en la cual pudiesen defenderse de los insultos de los Moros que infestaban estas costas. Juntamente les dio una capilla pegada a la fortaleza con todas las oficinas necesarias a la vida reglar, dormitorio, cocina, refectorio, capítulo, graneros y otras. 

Para el sustento les dio la mitad de las décimas, hornos, viñas, etc., de la ciudad y término de Tarragona, según lo fijó el Conde Don Ramón en la donación que hizo a la iglesia de Santa Tecla. Manda que las misas mayores que se cantaban en los días festivos a la hora de tercia, se celebren en la iglesia de Santa Tecla, donde también se celebren los concilios y las consagraciones de Obispos. Finalmente dice que si el Arzobispo quisiere comer en refectorio con los canónigos, se le dé doble ración que a uno de ellos, y que en ese caso, y lo mismo, si quisiere dormir en el dormitorio común, sólo lleve consigo un capellán. Todo esto dice haberlo ordenado de acuerdo con el Conde Don Ramón, el cual suscribió a esta constitución con el Cardenal Jacinto Bobo, Legado del Papa (que después lo fue con el nombre de Celestino III) y los Obispos Gaufredo de Tortosa, Bernardo de Urgel, Guillermo de Barcelona, Berenguer de Gerona, G. de Lérida, Pedro de Zaragoza, y otros nobles del reino. La fecha dice: Actum est hoc III. kal. novembris anno Dominicae Incarnationis M.C.LIIII., (1154) regnante quoque Leodovico Rege Juniore, anno XIX. in Francia.

De este documento, poco conocido hasta ahora, cuya copia incluyo sacada del original (a: Ap. núm. IV.), se infieren algunas curiosidades dignas de notarse. Primeramente parece cierto que este grande Arzobispo fue antes canónigo de San Rufo en Aviñón; de otro modo no introdujera aquí las costumbres de aquella iglesia. Acaso tomaron ocasión de lo mismo los que dijeron que era Francés; pero se sabe que en aquel monasterio eran también admitidos los extranjeros. En segundo lugar se ve cuán equivocada es la idea que algunos tienen de que San Olaguer fue autor de la vida reglar en esta iglesia; pues además de este instrumento, en que suena hecho el nuevo establecimiento por Don Bernardo Torts, sin hacer mención de vida reglar introducida por aquel Santo, existe la bula de confirmación que expidió el Papa Clemente III en el año 1188, donde expresamente se dice que la vida canonical de esta iglesia había sido instituida por dicho Don Bernardo. Infiérese también de aquella ordinación que los canónigos debían cada día celebrar privadamente los oficios divinos en la capilla adjunta a la fortaleza, y que sólo en los días festivos celebraban en público la misa mayor a la hora de tercia, en la iglesia de Santa Tecla. Cuál fuese aquella fortaleza, que era la canónica de aquel tiempo y su capilla adjunta, lo diré otro correo, cuando trate de la iglesia de Santa Tecla y de la catedral y otras cosas tocantes a su fábrica. 

Cinco años después de aquella primera constitución, es a saber, a 30 de junio de 1159, dio el mismo Prelado para vestuario de los canónigos con quienes vivía, la villa de Reus y la iglesia de San Fructuoso en Tarragona, que se supone era la casa del nacimiento del Santo donde han vivido los Capuchinos hasta nuestros días en que se ha derribado con motivo de la obra del muelle. Andando el tiempo confirmó ambas constituciones el Papa Alejandro III, y con mayor expresión Clemente III, de todo lo cual van copias (a: Aps. núm. V, VI, VII.). En la donación que he dicho de 1159, firman después del Arzobispo, Pedro Sacrista, Bertrán de Mediano, Pedro de Carcasona, Roberto Gineth, R. de Ribes, Bernardo de Trexa, Arnaldo de Mangons, con Raimundo, sacerdote notario del Arzobispo. Aunque lo parece, yo no creo que estos fuesen los canónigos que entonces había en esta iglesia, porque de ninguno de ellos se halla el óbito en su necrologio, como se encuentra de otros que lo eran en aquel siglo. Entre los cuales merece particular memoria uno llamado Segui (Seguí), que falleció a 6 de junio de 1170, el cual es sin duda el magister Seguinus, Embajador del Conde Don Ramón al Papa Adriano IV, como consta de la carta de aquel Príncipe descubierta por mí en Tortosa (b: V. Tomo V. Carta XXXVI.). No sé si este Segui sería el Petrus Segui, Obispo de Orense, de quien como de escritor habló Nicolás Antonio en su Bibl. vet., que floreció poco más de la mitad del siglo XII, aunque le supone o Francés o Portugués. Nada decido: sólo quiero llamar la atención de los literatos. Dicen que Don Bernardo trajo consigo algunos canónigos de San Rufo. De este número pudo ser Rogerio, que murió a 3 de enero de 1159. Pero con el dictado de San Rufo sólo hallo a un Durando que firmó la donación que Don Bernardo hizo a Roberto, Príncipe de Tarragona, en 1148 (a: Ap. núm. VIII.).

No es extraño que en aquellos tiempos fuese muy reducido el número de canónigos, cuando aun las más amplias donaciones no producían lo que ahora una heredad regular. Con el tiempo y con la mejora de la agricultura y de las artes y aumento de la población se aumentó también aquí el número de canónigos hasta treinta por decreto de Juan, Obispo Sabinense, Legado del Papa, a los principios del siglo XIII. De este tiempo es la postulación hecha al Papa Inocencio III para que confirmase en Arzobispo de Tarragona a Don Sparago, en la cual además del Prepósito, Arcediano, Camarero, dos Sacristas, Prior claustral, Chantre y Obrero, firman otros muchos que aunque no se llaman canónigos, lo eran sin duda alguna (b: Ap. núm. IX.). Debían serlo también los que ejercían estos oficios, que no podían conferirse a clérigos seculares, según una constitución de Don Berenguer de Villamuls (: Vilamuls) hecha en 1193 (a: Ap. núm. X.). A las quejas que sobre esto hubo, por no ser tantas las rentas que bastasen a la manutención de tan crecido número, ocurrió el Papa Gregorio IX, encargando en el año 1252 al Abad y Prior del Monasterio de Santas Cruces que examinasen la verdad de estos hechos (b: Ap. núm. XI.). Todavía estaba por cumplirse aquel decreto en los tiempos de Inocencio IV, de quien se conservan dos cartas instando la ejecución. Para admitir a un canónigo nuevo era necesario el consentimiento de todo el Capítulo; y la resistencia de un solo individuo le excluía. Quitó esta costumbre, que no era peculiar de Tarragona, su Arzobispo Don Pedro de Albalat en 1248, reduciendo estas elecciones a la clase de canónicas. Los canónigos antiguamente vestían sobre la ropa talar interior, sobrepelliz con capa que se llamaba canonical. Esta era la costumbre de la iglesia de San Rufo, que mandó observar aquí el Arzobispo Don Bernardo; y de esto queda memoria en el rito, para admitir a los novicios cuya copia incluyo (c: Ap. núm. XII.), donde se lee: Novitius volens indui superpellicio prius rasus et tonsus, indutus ceteris vestibus, quae ad canonicum pertinent, praeter capam et superpellicium, cum saeculari capa venit ad capitulum etc. En la bula de reforma de esta catedral que expidió el Papa Luna en 1410, se supone que el vestido usual de sus canónigos, era la sotana de color oscuro y talar con mangas ajustadas y sobrepelliz, añadiéndose la capa en ciertos tiempos del año para los oficios; allí se establecen otras leyes sobre esto, de lo cual te informarás con la lectura de dicho documento (a: Ap. núm. XIII.). 

No hallo que secularizada esta iglesia en 1530 (b: Ap. núm. XIV.) hubiese alguna mudanza en los hábitos canonicales como parecía regular; sólo sé que en 1594 por el mes de abril, resolvieron los canónigos vestir armiños con hábitos de escote o estameña fina, y que los usaron por primera vez el día de San Fructuoso de 1595. En el siguiente dicen que se recibió aviso de haberles concedido el Papa que vistiesen como los canónigos de San Pedro de Roma. Y en efecto, así sucede. En orden a los oficios divinos, ya he dicho que Don Bernardo introdujo aquí los usos y costumbres de San Rufo de Aviñón. Cosa que nadie extrañará sabiendo que el otro Don Bernardo, primer Arzobispo de Toledo, introdujo en España hasta el estilo de la escritura francesa. 

El nuestro es excusable, porque teniendo derecho para escoger el rito que le pareciese más oportuno, y resolviéndose a vivir con sus canónigos, parecía regular que le siguiesen en el rito a que estaba acostumbrado, así como le imitaban en la profesión. La única memoria que he encontrado de esto, se halla en un Martirologio de esta iglesia, manuscrito en el siglo XV, donde después de poner la Praetiosa según el rito actual, añade en artículo separado: Modus dicendi Praetiosa tempore antiquo, et secundum consuetudinem ecclesiae S. Ruphi. De donde se infiere también que ya entonces habían dejado aquel rito, adoptando el que generalmente se observaba en estas provincias.

También queda dicho que se mandó observar la costumbre de San Rufo en la comida. Pero concluidas con el tiempo las nuevas oficinas de la canónica, hallo que a principios del siglo XIV, se hicieron estatutos para el refectorio, necesarios para el régimen de una casa reglar. En su lectura he visto que ya se había dispensado entonces en aquella tan estrecha condición que puso Don Bernardo para cuando el Arzobispo quisiese comer en refectorio, que fue la de entrar sólo con un capellán (a: Hállanse estos estatutos en el archivo de esta Santa Iglesia).

El capítulo XXVI dice así: Qualiter debeat provideri Archiepiscopo quando comedit in canonica. “Deven donar al Archabisbe tota vegada que menuch en la canonge a la sua escudela dos canongies de totes coses, e asos (:a sos, sons; sus; els seus) companyons una capellania, e asos clerges entre dos una capellania, e asos escuders entre quatre una canongia, e asos troters entre sis una capellania de companatges, e pa e vi aytant com meniar e beure puxen a dinar tan solament.” 

Y ya que se ofreció decir esto, añadiremos el capítulo XXXII, cuyo título es: In die S: Nicomedis: Item aquest día comensa Nicomedis, e no dona per sopar sino tres dies la setmana, ço es a saber, dicmenge, dimarts e dijous, tro a carnestoltes.” Este era el tiempo de abstinencia desde Santa Cruz de septiembre hasta la semana antes de Adviento, a la cual llama de Carnestoltes, aludiendo a la práctica general entonces en casi toda la Iglesia occidental, y que aún hoy día subsiste en Oriente, de no comer carne (carnis + tolere : tolre) ni lacticinios en todo el Adviento; por cuya causa, como advierte el Cardenal Baronio, se llamaba el Adviento en algunas provincias la cuaresma de San Martín.

Como el Arzobispo Don Bernardo no habla en su constitución más que de crear un Prior claustral a cuyo cargo esté la corrección de los canónigos y oficiales del convento, es de creer que no se pensase entonces, ni sea de aquel tiempo la dignidad de Prepósito, tan famosa y principal en esta iglesia. Pero no tardó mucho en crearse, pues ya en 1193, en una constitución del Arzobispo Don Berenguer Villamuls de que hablaré en él Catálogo de los Arzobispos, firmó Johannes Terrac. eccl. Praepositus después del Arcediano R. de Rocaberti; y aun antes de esto, en 1164, el Papa Alejandro III concedió ciertas indulgencias al Prepósito y Capítulo. Todo lo hallarás comprobado en los documentos que van para la colección. Pertenecía a este oficio el cuidado de las temporalidades, del cual se exoneraban voluntariamente los que se consagraban a Dios en la vida reglar: por esta y otras causas era de mucha consideración así en rentas como en preeminencias. Entre las cuales una era que cuando las elecciones de Prelados se hacían por compromiso, el Prepósito era el único vocal nato. Así consta del instrumento de elección del Arzobispo Don Benedicto Rocaberti en 1251 (a: Ap. núm. XV.). Convocaba también el Prepósito a los sufragáneos para estas elecciones como primera dignidad del Capítulo, de suerte que siempre se decía: Praepositus et Capitulum ecclesiae Tarraconensis. El Papa Luna, que obtenía la dignidad de Camarero de esta iglesia, y durante sus tribulaciones encontró en ella buena acogida, viendo en la prepositura algunos abusos dignos de reforma, la suprimió aplicando sus rentas a las doce dignidades restantes, e imponiendo a estas la de dar cada una por meses cincuenta reales a cada canónigo, treinta a cada uno de los comensales, etc. Este nuevo plan se hizo cuando falleció el último Prepósito Don Guillermo Gramatge, que fue a 10 de octubre de 1410, según consta del necrologio. Por aquí empezó el citado Luna a autorizar la inobservancia de la vida reglar; a esto añadió la facultad de testar y la abolición de refectorio y dormitorio en un reglamento hecho a 5 de noviembre siguiente, que intituló: Reformatio ecclesiae in temporalibus et spiritualibus. Mas porque con la turbación de los tiempos no se tuviese por desautorizada esta alteración de la disciplina, se procuró que todo lo dispuesto fuese confirmado por el concilio Constanciense, electo ya Martino V. Desde esta época fue desapareciendo la observancia regular, hasta que en 1530 se logró la bula de secularización, sesenta y dos años antes que se efectuase en las demás iglesias reglares de este principado. Contribuyó a esta anticipada determinación el favor y cabida que tenía con el Papa Clemente VII Don Nicolás Burguera, alias Marcilla, canónigo de esta iglesia y Arcediano de Villaseca. Aun entonces no salieron los canónigos de la pobreza en que los dejó el Papa Luna, con lo cual hubo motivo para varias quejas contra las dignidades que crecían en rentas con el crédito de los frutos. Remediose este mal en 1768, suprimiendo para el efecto algunas dignidades. Faltaban ya entonces las de Pavordre, Camarero, Sacrista, Capiscol y Arcediano de San Lorenzo. Poco después se suprimió el arcedianato de San Fructuoso, el cual pasó a la iglesia de Iviza, erigida en 1782. En orden al titular de esta catedral, es de saber que, en el nicho principal del retablo mayor, se halla una imagen de nuestra Señora, con el niño en los brazos, y en la mano derecha una azucena; y aún se cree que en el que había antes que se hiciese el nuevo, hacia los años 1429, se veneraba la imagen de esta Señora, que ahora es conocida con el título del Claustro. Efectivamente, el Papa Luna, en la bula de reforma, impone al Arcediano de San Fructuoso la carga siguiente: et pro centum cereis qui ardere debent ante altare B. Mariae ecclesiae Tarraconensis, triginta libras cum integritate persolvat. Semejante obligación pone al Arcediano mayor. Aun antes de esto, en 1388, hizo el Arzobispo Don Íñigo Valterra una constitución, en que manda que todos los canónigos y dignidades, dentro de los diez días de tomada posesión de su prebenda, den un cirio, de peso de seis libras a lo menos, para que arda sobre las rejas del coro en los sábados y festividades de la Virgen. Todo esto indica que el altar de nuestra Señora no era un altar particular, sino el principal o mayor. Mas aunque esto sea así, yo creo que el origen y motivo de ello fue la ardiente devoción de los Reyes de Aragón para con esta Señora, y la que tuvieron los Prelados y cabildo de esta iglesia.

A pesar de esto, es indubitable que el nombre con que ha sido conocida la iglesia Tarraconense desde los primeros siglos, nunca fue ecclesia Sanctae Mariae, sino Sanctae Teclae. De lo cual son pruebas la carta del Rey Don Jaime II al Rey de Armenia pidiéndole una reliquia de esta insigne Mártir, y la bula del Papa Gelasio II concediendo en 1118 a San Olaguer que usase del palio en la festividad de Santa Tecla, contándola entre las principales de Tarragona. Sobre estos documentos, de que para prueba de esta verdad se valió el P. Flórez, hay en este archivo otros muchos que no tuvo presentes aquel docto escritor. El Conde Don Ramón Berenguer III, en la donación de Tarragona que hizo a San Olaguer y sus sucesores, dice: trado ecclesiae Sedis Tarraconensis, quae in honore Beatae Teclae Virginis olim fundata fuit, etc. Fue esto en el año 1117, donde se ve la tradición común por entonces de que dicha Santa había sido la titular de la antigua iglesia; y como esta se halla tan próxima a los pueblos donde, o no entraron, o dominaron muy pocos años los Moros, es fácil entender cómo pudo durar esta noticia hasta los tiempos del citado Conde. (N. E. Recuerden ustedes que Tarraco está pegada al mar. Ni los romanos ni moros entraron volando. Los puertos de mar eran clave para defensa, y ataque.) Siguiendo esta tradición, los Prelados de Tarragona después de su restauración no le señalaron otro titular. Así vemos que instituyendo el Arzobispo Don Bernardo la vida regular en 1154, dijo: instituo, ut in cathedrali ecclesia Sanctae Teclae, quae Tarraconensis provinciae caput esse dignoscitur. Y hablando más abajo de la iglesia de este nombre, manda que en ella se celebren las misas mayores en los días solemnes, y los concilios y consagraciones de Obispos, que son los actos de catedral y metropolitana. Por una consecuencia de esta tradición y precepto, los Obispos sufragáneos hacían su juramento de fidelidad y obediencia al metropolitano, bajo esta fórmula: promitto obedientiam Beatae Teclae, et sanctae ecclesiae Tarraconensi, et tibi N., etc. De esto he hallado en el archivo algunos ejemplares. En el siglo XIII llegó a ser formulario común, en los que se conservan originales de principios del siguiente, aun antes de traerse aquí la reliquia del brazo de la Santa Mártir, que fue en 1323. Por donde se echa de ver que la traslación de tan insigne reliquia, lejos de haber sido causa del título, fue efecto de él y de la ardiente devoción con que quisieron resarcir la pérdida de otra suya que antiguamente debieron poseer, sin lo cual no pudieran edificar templo a su nombre. Añádese a esto la prueba que resulta del sello y armas que siempre ha usado esta iglesia, en el cual nunca figuraron la imagen de María Santísima, como lo hicieran, si ese fuera su título, sino sola la letra Thau de los antiguos Hebreos, en esta forma: T, que es la inicial del nombre Tecla, la cual he visto tejida en las banderas que sirvieron para la conquista de Iviza, que aún existen, y aún ahora la llevan sobre sus ropones los niños que sirven en los ministerios inferiores de la iglesia.

En las elecciones de los Prelados hubo lo que en todas las iglesias de España hasta que se declaró el patronato real. En 1195 el Papa Celestino III expidió la bula de confirmación de esta catedral, en que manda se observe en ella la forma de elección canónica o uniforme o de la mayor parte de los electores. Estos eran todos los individuos del Capítulo y además los Obispos sufragáneos a quienes convocaba el Prepósito para el día que había fijado el Capítulo. He visto en este archivo del 1234 una protesta del Obispo de Barcelona por no haberle convocado el Prepósito a la elección de Arzobispo. Con el fin de que las elecciones fuesen más pacíficas, solían hacerse tal cual vez por compromiso, para lo cual elegía el Capítulo tres individuos de su gremio, los cuales nombraban dos del mismo cuerpo para electores, junto con el Prepósito, que lo era nato. 

A estos tres vocales se agregaban dos de los Obispos sufragáneos, elegidos también por el Capítulo, y juntos los cinco elegían canónicamente el Arzobispo. Todas estas formalidades constan del instrumento de elección de Don Benedicto Rocaberti por muerte de Don Pedro de Albalat, el cual he copiado para este fin y por otras cosas.

En las elecciones de los sufragáneos no hallo cosa que añadir a la costumbre sabida de aquellos tiempos, sino que los Cabildos de las catedrales solían escribir al de la metropolitana a fin de que intercediese con el Arzobispo para que confirmase sus elecciones; y este Cabildo tomaba sus informaciones secretas de las calidades del electo, y asistía por medio de sus representantes a la consagración con los sufragáneos.

Estos prestaban el juramento de obediencia al Metropolitano super altare S. Teclae, y no pudiendo venir personalmente lo prestaban por medio de procurador. Hay en este archivo un cajón donde se conservan muchos documentos originales de estos actos pertenecientes a los siglos XII, XIII y XIV, aun después que comenzó (comenzaron) a estar en su vigor las reservas pontificias. Entre ellos es notable el del Obispo de Huesca Vidal de Canellis, que jura obediencia Archiepiscopo venturo, prid. id. febr. 1237 (38). Con esto se entenderá que no por estar vacante la Sede metropolitana dejaban de confirmarse las elecciones de los sufragáneos. Los Capítulos de Huesca y Jaca, electores de este mismo Obispo, escribieron a Ferrer, Prepósito, y al Capítulo de Tarragona, rogándoles que se consagrase el Obispo Vidal por los Obispos de Lérida y Vique. La data es XIIII. kal. martii in claustro Oscensi, anno Dni. M.CC.XXXVII. (38), cuatro días después que el Obispo prestó su obediencia en Tarragona. En el mismo instrumento se hallan firmados el Prepósito y canónigos de esta iglesia en prueba de que admitían la súplica. La acción que en esta parte tenía el Capítulo Sede vacante no se ve más claro en la elección del Obispo de Tortosa Don Berenguer de Prato, hecha en 27 de octubre de 1316, la cual confirmó Gaufrido de Cruilles, Prepósito de Tarragona, y en su consecuencia juró el electo super altare B. Teclae, día 5 de diciembre inmediato, siendo testigos Ximeno, Obispo de Zaragoza, y G. de Lérida (ibid). Otro ejemplo. El Obispo electo de Urgel, Don Pedro de Urgió, prestó la obediencia canónica Dno. meo futuro Archiepiscopo, día 29 de diciembre de 1269, y en el mismo día fue consagrado con la autoridad de la iglesia de Tarragona por el Obispo de Vique Raimundo, que firma la escritura (ibid) con estas palabras: Ego Raimundus Dei gratia Vicensis Episcopus, qui auctoritate ecclesiae Terraconensis, Sede vacante, praedictum Episcopum, consecravimus, assistentibus mihi Dnis. A. Barchin. et B. Dertus, Episcopis. En 1334 todavía confirmó el Prepósito al Obispo de Gerona, Gilaberto de Cruillas, electo por el Capítulo. Aunque ya entonces las reservas pontificias estaban tan introducidas que el Papa anuló todo lo hecho y proveyó de nuevo la misma Silla en el mismo electo. Otras preeminencias tenía el Capítulo de esta metropolitana; y por lo que toca primeramente a la facultad de oír en Sede vacante y juzgar las causas en apelación de los sufragáneos, aunque es cosa del derecho común, creo que no comenzó esta iglesia a entrar en posesión de él hasta después del año 1181 en que fue electo Papa Lucio III, que fue el que les concedió esta facultad (a: Las facultades que tenían los Prepósitos y el Capítulo de Tarragona en Sede vacante, quedan ya probadas por extenso en la carta antecedente.) 

Su breve no tiene fecha de año, y así no se sabe fijamente cuándo se recibió esta gracia. Convocaba también el cabildo en Sede vacante a concilios provinciales, de lo cual quedan muchas pruebas en los procesos de concilios celebrados en el siglo XVI, que omito por no molestar. Los Obispos sufragáneos protestaron después esta jurisdicción, mayormente a principios del siglo XVII, cuando ya en los concilios se trataba de repartimiento de subsidio y excusado. Pero siempre los Arzobispos han convocado expresando la cláusula de consensu Capituli Tarraconensis, y en 1569 Don Guillermo Cazador, Obispo de Barcelona, que se hallaba con facultad real y con poderes de su Metropolitano el Sr. Cervantes para convocar a provincia, no lo hizo sin contar antes con este Capítulo, y así lo expresó en la convocatoria.

Después de estas noticias de la constitución interior y preeminencias de esta iglesia, será bien añadir la de algunas costumbres suyas, aunque en parte ya abolidas, cuyo conocimiento, adquirido en el examen de códices y actas capitulares, puede interesar mucho a los aficionados a la historia de los ritos de nuestras iglesias. Y comenzando por la misa, usábase en el siglo XVI al tiempo de alzar poner una cortina o dosel de tela negra pegada al altar, para que con la contraposición del color fuese la hostia mejor vista del pueblo. Así es que un canónigo Cardona en 1563 regaló una de estas cortinas y el cabildo la aceptó. Según he oído al Sr. Don Carlos de Posada, dura todavía esta costumbre en Oviedo y en otras partes de Castilla. Por el mismo tiempo se había ya introducido la costumbre de cantarse algunas letras durante la elevación de la hostia y cáliz, la cual subsistió a pesar de las instancias que hicieron algunos doctos y celosos individuos y aun Prelados de esta iglesia. El señor Arzobispo Teres pidió que ni aun el órgano se tocase en aquel acto. Hasta el año 1573 se hizo la bendición de ramos en la dominica de este nombre fuera de la ciudad, en la iglesia de San Fructuoso: cosa muy común entonces y ahora desusada, en que se representaba con más expresión el misterio de aquel día. En la noche de Navidad había Sibila, como ya dije de Valencia, aunque acaso aquí más bien era una representación o escena o comedia. De esto pudo nacer el uso de los villancicos en aquella noche, que todavía dura en muchas catedrales; y siempre será una práctica ajena del espíritu de la iglesia, aunque estén reformadas aquellas composiciones por el buen gusto de poesía y música, como lo están en Valencia y otras partes. Así es que cesó aquí la función que llamaban Entremesos el día de Santa Tecla, y que consta se representaban en el siglo XV. A 16 de junio de 1572 se resolvió que en el verano se celebrasen los oficios de suerte que se concluyesen a las nueve y media, iuxta antiquam consuetam ut valeant ad prandium ire. Decíase hasta entonces la nona por la tarde antes de vísperas, haciendo una breve pausa intermedia; poco después se quitó. En 1570 hallo que la cofradía de clérigos pidió como una distinción que se tocase la campana en los viáticos y unción de alguno de sus individuos, de donde vino a ser común esta costumbre. A 9 de enero de 1613 resolvió este Capítulo no admitir a ningún delincuente que se refugiase en la catedral, y el que entrase en ella fuese echado fuera. Debo observar que esta resolución tan opuesta al derecho antiguo del asilo eclesiástico, pudo ser ocasionada de la resistencia que hacían los cónsules y pueblo de Tarragona en aquel tiempo a la jurisdicción que la iglesia tenía sobre la ciudad y su campo, de lo cual se hablará en el pontificado del Arzobispo Don Juan de Moncada. En 1576 a 21 de mayo se mandó restituir a su antiguo lugar fijo la mesa del pan bendito, y que no se llevase de un lugar a otro. En este género y en prueba de que el día de Ánimas se llamaba dia de partir lo pa, queda aún hoy la costumbre en esta catedral de que a la hora de completas después de las vísperas de difuntos entran en el coro dos curados con sendas cestas y reparten tortas a todos los residentes: lo mismo se repite al otro día a la hora de nona.

De estas y otras cosas semejantes acaso se dirá más en otros correos, singularmente cuando pueda enviar el Archiepiscopologio que estoy acabando de ordenar, donde más de lleno se puede descubrir la historia de esta iglesia. En todo ello he debido mucho a la ilustración del señor Don Carlos González de Posada, canónigo de esta metropolitana, individuo de la Academia de la Historia y comisionado por este cabildo para asociarme en mis especulaciones, las cuales no sé si terminarán con la prosperidad que han comenzado. Entre tanto allá va esa porción de papeles y noticias. A Dios. Tarragona, etc.

Carta CXXXIII. Voluntaria sujeción de los Obispos de Cataluña al Arzobispo de Narbona, durante el cautiverio de Tarragona.

Carta CXXXIII. 

Voluntaria sujeción de los Obispos de Cataluña al Arzobispo de Narbona, durante el cautiverio de Tarragona. Restaurada esta, volvieron a sujetarse a su propio y antiguo Metropolitano. Elecciones de los Arzobispos en aquellos tiempos. Elecciones de los Obispos. Danse muestras de estas elecciones en las que se hicieron en las iglesias de Barcelona, Lérida y Gerona. Confirmación de los Obispos por el Metropolitano. Parte que tuvo la iglesia Tarraconense en la confirmación de los Obispos, y en la Sede vacante.

Mi querido hermano: La mala acogida que tuve, y los repetidos desaires que sufrí la primera vez que me presenté al cabildo de Tarragona, y mi pronta y bochornosa retirada de esta ciudad, no por culpa de tan digna corporación, sino por la de un solo individuo suyo, en quien ella depositara toda su confianza, me han obligado a terminar mi viaje a las iglesias de Cataluña, por donde debía haberlo comenzado. A la de Tarragona le tocaba de derecho el ser la primera, y cabalmente ha sido la última. A comenzar por ella, procedía que dijera yo a qué Metropolitano estuvieron sujetas las iglesias restauradas de Cataluña durante el cautiverio de Tarragona: cómo después de quebrantado por esta el yugo agareno, se elogian sus Arzobispos y los Obispos sufragáneos: quién los confirmaba: qué parte tuvo en la confirmación de estos y en Sede vacante la iglesia Tarraconense: en suma, cuál era la disciplina que sobre dichos extremos en aquellos tiempos regía. Pero, pues, en el viaje anticipado y prematuro, sí, pero forzoso a las otras iglesias del principado, quedan deslindadas muchas de estas cosas, aunque tocadas por incidencia, lo que a comenzar yo por Tarragona hubieran sido noticias preliminares conducentes a dar luz y facilitar la inteligencia, para cuando se tratase de las iglesias sufragáneas: lo que voy a decir ahora será una confirmación, o más bien recapitulación de cuanto llevo expuesto en la materia. Mientras duró el cautiverio de la ciudad de Tarragona por la invasión de los Árabes, las iglesias catedrales de Cataluña que tuvieron la felicidad de sacudir su yugo a fines del siglo VIII, o principios del IX, reconocieron constantemente por Metropolitano al Arzobispo de Narbona; más por efecto de las circunstancias y del engrandecimiento de los Reyes de Francia a quienes debían su restauración, que por el supuesto decreto de la Sede Romana a favor de aquella metrópoli. 

Esta verdad, que la negó Masdeu a la sombra del pirronismo que introdujo en la historia, (N. E. Más claro, un tergiversador moderno de la historia, incluso con documentos a mano. Sería hoy el presidente del institut Nova història) está atestiguada por innumerables documentos auténticos, de los cuales consta que las iglesias de Barcelona, Urgel, Vique y Gerona, no reconocieron otro Metropolitano que el Narbonense en las confirmaciones de sus Obispos, asistencia a los concilios, apelaciones judiciales, etc.

Duró esta práctica por espacio de cuatro siglos, sin más interrupción que las dos épocas en que los Obispos de Vique Atón y Berenguer Rosanes obtuvieron el honor de Metropolitanos Tarraconenses; el primero a poco más de la mitad del siglo X, y el segundo a fines del XI.

Este último Prelado tuvo la gloria de ver reconquistada a Tarragona el año 1089. Y aunque el Arzobispo de Toledo Don Bernardo, como Legado Pontificio le impidió celebrar un concilio y algún otro acto propio de su

autoridad; mas no le quitó la jurisdicción metropolítica que él y sus sucesores ejercieron constantemente desde entonces sobre las cuatro iglesias sufragáneas ya citadas, sobre las de Tortosa, Lérida, Mallorca y Valencia, que se conquistaron después, y sobre las restantes de Zaragoza, Tarazona, Huesca, Calahorra y Pamplona, de que se componía en ese tiempo la provincia Tarraconense.

De esto son pruebas indubitables la asistencia de los sufragáneos a los concilios, la apelación en las causas eclesiásticas y la confirmación de las elecciones de Obispos que hacía el clero de las iglesias catedrales.

Y puesto que sólo se desea saber lo que la historia nos ha conservado acerca de este último punto, diré de ello lo que nos queda en los documentos existentes en los archivos de las iglesias de Cataluña; por los cuales se verán tres cosas:

1.a Que el Arzobispo de Tarragona confirmó todas las elecciones de sus Obispos sufragáneos hasta el pontificado del Papa Juan XXII, y aun algunas veces después de haber este Papa consolidado las reservas pontificias. 

2.a Que aun vacando la Sede Tarraconense, el Prepósito y cabildo de aquella iglesia hacía en esto las veces de su Pastor.

3.a Que las iglesias catedrales resistieron con ansia las reservas, y trataron cuantas veces pudieron de conservar el derecho de elegirse Obispo, y al Metropolitano el de confirmarle. 


ELECCIONES DE ARZOBISPOS.


Vacando la Sede de Tarragona el Prepósito de la misma iglesia, primera dignidad de su clero, que siempre se intitulaba Praepositus et Capitulum ecclesiae Terracon. convocaba a los Obispos sufragáneos para elegir sucesor; y en la elección, si se hacía por compromiso, el Prepósito era voto nato. El cual, junto con dos canónigos y dos de los Obispos sufragáneos, elegidos todos por el Capítulo, nombraban (los cinco) el Arzobispo futuro. Estas prácticas y las fórmulas correspondientes constan a la larga entre otros documentos por las actas de la elección del Arzobispo Don Benito Rocaberti, hecha en 1251 por muerte de Don Pedro de Albalat. Existe también en el archivo de la misma iglesia una protesta del Obispo de Barcelona Don Berenguer de Palou, hecha el año 1234, 

por no haberle convocado el Capítulo de Tarragona a la elección de Arzobispo después de la muerte de Don Sparago. Esta era la costumbre, a pesar de no hallarse expresada en la bula del Papa Celestino III del año 1194, en que hablando de las vacantes de Arzobispos confirma, como una de las libertades de la iglesia y de sus costumbres antiguas, la de que el Capítulo elija el sucesor uniformemente o por mayoría de votos. 

No existe memoria alguna de las elecciones de los Arzobispos del siglo VIII. La primera que hay es la de Don Sparago de Barca, electo unánimemente por el Capítulo a mediados de febrero de 1212. De 22 del 

mismo mes está fecha la carta en que pidieron su confirmación a Inocencio III. En ella, además de los del Capítulo, firman los Obispos Pedro de Urgel y Ponce de Tortosa, también Bertrán, Prior del monasterio de canónigos reglares de Escornalbou, que tenía derecho de asistir a estas elecciones, hasta que en 1219 quedó el priorato unido a la mitra.

En su muerte eligió el Capítulo del modo dicho a Don Berenguer de Palou, Obispo de Barcelona. El Papa anuló la elección por lo necesaria que era su persona en aquella capital. En seguida se hizo otra elección en el Cardenal Gil, del título de San Cosme y San Damián. No consta la suerte de esta. Sábese que Su Santidad nombró a San Raimundo de 

Peñafort, que este se excusó y logró que el Papa proveyese la Silla en Don Guillermo de Mongrí, que nunca quiso consagrarse y logró se le admitiese su dimisión en 1237.

En 1251 fue electo Don Benito Rocaberti, como se dijo.

Muerto Don Rodrigo Tello en 1308 eligió el Capítulo a Don Guillermo de Rocaberti. Hállase una carta de Clemente V al Rey de Aragón, fecha en los idus de febrero, año IIII de su pontificado, en que dice que por estar 

de viaje en el monasterio Caonense, diócesi de Narbona, y hallarse ausentes los Cardenales, no se atrevía a confirmar la elección de Arzobispo de Tarragona, mayormente estando ya reservada tiempo había a Su Santidad la provisión de dicha Silla a instancia del mismo Rey (Don Jaime II). Sin embargo, aparece confirmado después. Fue así que el Rey 

Don Jaime II pidió al Papa que se reservase la elección. Respondió S. S. data en Tolosa VII idus januarii, anno IV, que a pesar de ser el negocio tan grave por el voto que tenían los sufragáneos en la elección de Arzobispo, con todo condescendía en su súplica. Sin embargo, el Capítulo eligió, y el electo quedó confirmado.

Muerto este en 1315, el Capítulo eligió a Don Juan de Aragón, hijo del Rey, que no tenía aún doce años de edad. Por esta razón lo anuló el Papa, y en su breve, dirigido al Rey desde Aviñón a 15 de diciembre de 

1316, le ofrece dar la dignidad arzobispal a uno de los tres o más que le propusiese. 

Esta es la última memoria que queda de elecciones de Arzobispos, hechas por el Capítulo de Tarragona con los Obispos sufragáneos.

Dicho se está que estos eran confirmados por S. S, quien en este acto les enviaba el palio, de lo cual son continuas las memorias.


ELECCIONES DE OBISPOS.


Así como la iglesia de Tarragona, según asegura el Papa Celestino III, tenía entre otras libertades antiguas la de elegirse su Pastor, así también la tuvieron todas sus iglesias sufragáneas hasta el siglo XIV sin contradicción alguna, ni de parte de los Reyes, ni de los Romanos Pontífices. Estas elecciones, a lo menos desde el siglo IX, que es hasta donde se nos conservan monumentos, las hacía el clero de cada iglesia; habiendo motivo para creer que bajo este nombre, no sólo se entendía el Capítulo de canónigos, sino algunos otros presbíteros: como de la iglesia de Gerona consta por un proceso formado en 1239, en que se declaró que los presbíteros llamados allí de Capítulo habían asistido a las elecciones de los Prelados, sin embargo de no ser canónigos. En la elección del Obispo de la misma iglesia Servus Dei, hecha en 886, se lee que asistieron a ella los clérigos rurales con los civitatenses. Mas esto no debe tomarse tan a la letra que digamos que todos fuesen electores, sino que se hacía mención de ellos en lo que llamaban decreto o carta dirigida al Metropolitano, cuando pedían la confirmación del electo. En la cual

siempre dijeron que la elección o aclamación la habían hecho clerus et populus, y solían añadir urbis et dioecesis, y tal cual vez expresan la concurrencia de los nobles especificando sus nombres. Estos no eran electores, sino que consentían en ello, cuando el Capítulo, hecho el nombramiento, salía cantando el Te Deum a la iglesia, y el Primicerius lo anunciaba desde el púlpito al pueblo que estaba esperando. Hecho esto se extendía el decreto del modo dicho. El Capítulo de Barcelona en el decreto de elección del Obispo Bernardo de Berga en 1172, dice que lo eligieron antiquae libertatis nostrae consuetudinem sequentes y ad petitionem plebis.

Como quiera que esto fuese, es constante que la elección de los Obispos sufragáneos era peculiar de cada iglesia. Este derecho lo procuraron conservar a toda costa las iglesias, procediendo varias veces a elegir aun 

después de estar ya introducidas las reservas pontificias, como se verá por las notas siguientes, tomadas de los originales respectivos de cada iglesia. 


Iglesia de Barcelona.


Hacia la mitad del siglo XV (año 1456) a pesar de estar ya tan autorizadas las provisiones hechas por el Papa, el Capítulo proveyó la Sede vacante por muerte de Don Jaime Girad en Mosen Bernardo de Casasaje, eligiéndolo per via de Sant Sperit, esto es, por escrutinio. El Papa Calixto III anuló la elección y dio a otro la silla.

Verificáronse poco después las discordias del Príncipe Carlos de Viana con su padre el Rey Don Juan II de Aragón. Y como el Papa seguía el partido del Rey y Barcelona el del Príncipe (N. E. De un Principado es lo que cabe esperar, como hicieron siglos antes, y era su derecho), en los diez años de vacante que hubo desde el 1463, se resistieron mutuamente Papa y Capítulo a reconocer las varias elecciones que cada uno hizo por su parte. El Papa anuló las que el Capítulo hizo de Don Cosme de Monserrat, Obispo de Vique, a 5 de diciembre de 1463, y la de Don Miguel Sorrelles, hijo del conde de Iscla, a 1.° de septiembre de 1468. Correspondió el Capítulo no admitiendo a Don Fr. Juan Jiménez Cerdán, Aragonés, monje de Poblet, provisto por Paulo II en 1465. 


Iglesia de Lérida.


A pesar de algunas provisiones hechas ya por el Papa, el Capítulo eligió Obispo en 1341 a Don Jaime Ciyó por muerte de Don Ferrer de Colom. 

El Papa anuló al pronto la elección y luego la confirmó.

En 1380 por muerte de Don Romeo Cescomes, provisto por el Papa, convocó el Capítulo al de Roda, según costumbre, y eligieron a Don Geraldo de Requesens; elección que como veremos confirmó el Capítulo de Tarragona, Sede vacante.

Muerto este Obispo en 1399 juntáronse ambos Capítulos y eligieron Obispo a Don Pedro de San Clemente. Protestaron algunos canónigos, alegando el derecho de la reserva del Papa. La controversia fue larga, y el Papa tuvo lugar para anular la elección.

Vacando la Sede en 1449 por muerte de Don García Aznares, procedieron ambos Capítulos a la elección de Obispo. Parte de los electores nombró a Don Jorge de Bardají, Obispo de Tarazona, y parte a Don Antonio Cerdá. Prevaleció esta última, no por derecho de elección, sino porque el Papa Nicolao V, pocos días antes que esta se efectuase, había provisto a Cerdá en esta Sede. 




Iglesia de Gerona. 


El primer Obispo de esta iglesia provisto por el Papa fue Bernardo de Vilamarí, año de 1292. El sucesor también lo fue en 1311. Muerto este en 1318 el Capítulo eligió por compromiso sin perder momento al sucesor Pedro de Rocaberti.

Por muerte de este en 1324 eligió el mismo Capítulo a Gilaberto de Cruillas. Existen el decreto y las citaciones del Arzobispo para confirmarlo. Al fin el Papa anuló la elección y nombró a Don Pedro de Urrea, que es el primero en esta Silla de quien consta que usó el dictado Dei et Apostolicae Sedis gratia Episcopus.

En 1334 volvió el Capítulo a elegir por compromiso al mismo Gilaberto de Cruillas, el cual pidió y logró la confirmación del Capítulo Tarraconense, Sede vacante. El Papa anuló todo lo hecho y lo nombró de nuevo Obispo.

En 1384 eligió a Berenguer de Anglesola.

En 1408 a Francisco de Blanes.

En 1416 a Dalmacio de Mur.

Estas tres elecciones no son tan de extrañar por ser del tiempo del gran cisma. 

Muerto en 1457 el Obispo Bernardo de Pau eligió el Capítulo a Roger de Cartella, el cual no admitió por humildad, ni pidió la confirmación. Al cabo de dos años nombró el Papa a Don Jaime de Cardona.

Luego que en Gerona se supo la muerte del Obispo Cardenal Margarit, que falleció en Roma en 1484, inmediatamente eligió el Capítulo por escrutinio a Berenguer de Pau, sobrino del difunto, que también estaba en Roma, y el Papa confirmó la elección.

Por estas pocas muestras se ve el conato con que los Capítulos de las iglesias procuraron conservar su antigua libertad en este ramo. Y cuando no podían verificar la elección, sino que la debían esperar de S. S., le escribían y movían a que lo hiciese también la municipalidad, pidiéndole determinada persona para Obispo. Lo mismo hicieron con el Rey en todo el siglo XVI, después del concordato de Adriano VI.


CONFIRMACIÓN DE OBISPOS POR EL METROPOLITANO.


Que las elecciones de los sufragáneos eran todas confirmadas por el Metropolitano, es una verdad notoria a cuantos hayan leído algo de la disciplina eclesiástica antigua. Pudieran citarse en apoyo de ella centenares de escrituras que existen en el archivo de la catedral de Tarragona, que son los decretos de elección que dirigían al Metropolitano pidiendo la confirmación los Capítulos electores de Barcelona, Gerona, Urgel, Vique, Tortosa, Lérida, Mallorca, Valencia, Zaragoza, Tarazona, Huesca, Calahorra y Pamplona, que son las (se lee los) catedrales que en varias épocas componían el todo de la provincia. Sería pues una cosa superflua amontonar noticias para probar el derecho del Metropolitano en esta parte, que aun los mismos Papas, en la época anterior a las reservas, reconocieron y mandaron conservar, de lo cual bastará citar dos o tres ejemplares. 

En el año 1199, cuando Bernardo de Castelló, Obispo de Urgel, pidió al Papa Inocencio III la absolución de la carga episcopal, conservando su honor, S. S. le absolvió de ambas cosas, y escribió al Capítulo que procediese a nueva elección, y al Metropolitano que cuidase de que fuese pacífica. Aguirre publicó estas cartas. Yo he visto además el decreto de elección del sucesor Bernardo de Vilamur, donde consta todo ello. Está dirigido al Arzobispo de Tarragona Raimundo de Rocaberti, que confirmó la elección, y en cuyas manos el electo prestó la obediencia.

En 1243, electo por el Capítulo de Barcelona Pedro de Centelles, manifestó que tenía hecho voto de ser fraile Dominico. Acudió al Papa, y este mandó al Arzobispo de Tarragona que procediese a confirmar la elección haciendo que el electo cumpliese antes su voto, como lo verificó. Existe el proceso original en Tarragona.

Todavía es más notable lo acaecido en Lérida en 1248. Porque no concordando los capitulares de Lérida y Roda en la elección de Obispo, resolvieron enviar a Roma los comisionados, a quienes, a 7 de noviembre del año anterior, dieron poderes para que eligiesen ellos solos Obispo, de voluntad y consentimiento de S. S. Resentido de esto el Arzobispo de Tarragona, a quien tocaba la devoluta, envió también su embajador a Roma pidiendo que se conservase ileso su derecho, y se declarasen los de Lérida inhábiles para elegir. El Papa Inocencio IV cortó la disputa, dando comisión para nombrar el Obispo al mismo Arzobispo de Tarragona, a San Raimundo de Peñafort y a un Fr. Miguel, ambos Dominicos. Los tres eligieron por Obispo a Fr. Guillermo de Barberá, también Dominico, el cual fue confirmado por el Metropolitano, a quien prestó la obediencia.

Por estas muestras se ve cuan asentado y fijo estaba entonces en la disciplina el derecho del Metropolitano para confirmar a los Obispos sufragáneos, que ni aun en las ocasiones en que la elección se puso en manos de S. S. quiso este alterar la costumbre antigua, ni defraudar la jurisdicción metropolítica.

Aun cuando se introdujeron las reservas, los electos por el Papa prestaban obediencia al Metropolitano bajo la misma fórmula con que lo habían hecho los electos por el clero. Así Don Ponce de Vilamur, electo por el Capítulo de Lérida en 1322, fue confirmado por el Papa, dirigiéndole las bulas sin mentar dicha elección, idénticas con las que expedía para los nombrados por S. S., y con todo, el electo prestó obediencia al Metropolitano more solito. Así lo hicieron muchos de sus sucesores. Los Obispos confirmados en el acto de su consagración prestaban la obediencia canónica al Metropolitano, o por procurador, si no podían acudir a Tarragona con motivo de enfermedad, o personalmente en dicha catedral, y esto era lo más frecuente, jurando siempre super altare Beatae Teclae, y extendiéndose de estas actas las escrituras respectivas de que hay muchas docenas en Tarragona firmadas por los que juraban. 

Aun las reservas pontificias sabemos que comenzaron con el título de haber vacado los obispados in curia. Prueba clara de que no se halló título para despojar de golpe a los capitulares del derecho de elegir sus Obispos, y a los Metropolitanos el de confirmarlos. Advierto por último que la mayor parte de las veces en que los capitulares trataron de recobrar su derecho de elegir Obispo en los siglos XIV y XV, se halla que los Arzobispos de Tarragona acudían a recobrar el suyo para confirmarlos; lo cual lograba unas veces y otras no, a proporción del estado político que tenían los negocios de la corona respecto de la Corte Romana. Así lo hizo el Arzobispo Don Ximén de Luna en 1325, en la elección que ya cité de Gilaberto de Cruillas para Obispo de Gerona.


PARTE QUE TUVO LA IGLESIA TARRACONENSE EN LA CONFIRMACIÓN DE OBISPOS Y EN LA SEDE VACANTE. 


Verificadas las elecciones de los Obispos de las iglesias sufragáneas, solían los electores, además del derecho de ellos, que dirigían al Arzobispo Tarraconense pidiendo su confirmación, escribir también al Capítulo de la metrópoli para que intercediese con el Prelado, y le facilitase la confirmación. El Capítulo solía tomar sus informaciones secretas sobre la idoneidad del electo, y después de hacer los oficios correspondientes concurría por medio de sus representantes a la consagración de los ya confirmados, la cual no mandaba hacer el Arzobispo sine consensu Capituli. Prueba de esto es que cuando el Capítulo de Tarragona presentó su nuevo Obispo electo Don Fr. Vicente, Abad Cisterciense, al Arzobispo Don Pedro de Albalat, estando en Valencia celebrando concilio provincial, año 1240, considerando este Metropolitano la falta que hacía el Obispo en Zaragoza, y que entonces estaban reunidos en Valencia los Obispos, mandó que el electo fuese confirmado y consagrado allí mismo; y esto dice que lo hizo de consilio et assensu Praepositi et Sacristae, et aliorum canonicorum ibidem presentium, non in contemptu Capituli Terracone, nec volentes eidem iniuriari. Está la escritura original en el archivo de Tarragona.

Más notable es el derecho que tenía el mismo Capítulo para confirmar en Sede vacante las elecciones de los sufragáneos, aunque no recibía de ellos la obediencia. Sirvan de prueba los hechos siguientes:

Los Capítulos de Huesca y Jaca, en su carta fecha XIIII. kal. martii in claustro Oscensi anno Dni. MCCXXXVII. (16 de febrero de 1238), escribieron a Ferrer, Prepósito del Capítulo de Tarragona, pidiéndole que mandasen consagrar al Obispo Vidal de Canelles. (N. E. Muy importante nombre para el estudio del Vidal Maior)

Al pie de esta carta, que está original en Tarragona, firman el Prepósito y canónigos de la misma iglesia, como admitiendo la elección. Cuatro días anterior a la fecha de esta carta es la de la escritura con que el mismo Obispo Vidal, estando personalmente en la metropolitana, prestó la obediencia super altare Beatae Teclae Archiepiscopo venturo. Circunstancias cuya combinación persuade que el Capítulo Tarraconense confirmó al electo. Lo que aquí son conjeturas es demostración con los datos siguientes: 

Por muerte del Obispo Abril eligió el Capítulo de Urgel por sucesor a Pedro de Urgio día 3 de noviembre de 1269. El mismo día pidió su confirmación al Prepósito y Capítulo de Tarragona (Escritura, archivo de Urgel), los cuales lo confirmaron, y con su autoridad fue consagrado por el Obispo de Vique Raimundo de Anglesola día 29 de diciembre del mismo año. En el mismo acto prestó la obediencia canónica Domino meo futuro Archiepiscopo; y el consagrante suscribe con estas palabras: Ego Raymundus Dei gratia Vicensis Episcopus, qui auctoritate ecclesiae Tarraconensis Sede vacante praedictum Episcopum consecravimus asistentibus (igual se encuentra con ss que con s) mihi Dominis A. Barchin. et B. Dertusen. Episcopis (Escritura original en Tarragona). 


La elección del Obispo de Tortosa Don Berenguer de Prat, que el Capítulo de la misma iglesia hizo por compromiso a 27 de octubre de 1316, fue confirmada por Jofre de Cruilles, Prepósito de Tarragona, Sede vacante,

y el electo prestó su obediencia super altare Beatae Teclae a 5 de diciembre inmediato, siendo testigos Jimeno, Obispo de Zaragoza, y G., 

Obispo de Lérida (Escritura original, ibid.). 

Todavía era reconocido en la provincia este derecho del Capítulo de Tarragona el año 1334, cuando electo Obispo de Gerona Gilaberto de Cruillas por su Capítulo día 25 de agosto, pidió el electo la confirmación al Prepósito Tarraconense, Sede vacante, por sus procuradores Guillermo de Cornellá y Jasperto Folcradi, añadiendo que no iba él personalmente propter senectutem et propter estivos calores. Verificose la confirmación, mas el Papa anuló todo lo hecho, y nombró de nuevo al mismo Gilaberto por Obispo de Gerona.

De estas muestras se infiere que el Capítulo Tarraconense, Sede vacante, confirmaba las elecciones de los Obispos sufragáneos, así como en el mismo caso oía y juzgaba las apelaciones de toda la provincia, según le 

concedió el Papa Lucio III, año 1181; y convocaba también a los concilios provinciales, como consta de los procesos y actas originales de los mismos. Siendo de notar que, así como el Arzobispo nunca los convocaba sine consensu Capituli, así tampoco confirmaba los sufragáneos sin la mediación y asistencia del mismo, quedando en ambas cosas autorizado para suplir la falta de su Pastor. 

De este modo se procuraba en aquel tiempo facilitar la confirmación de los Obispos, cuya asistencia y gobierno personal, siempre se tuvo por tan necesario como lo es a las iglesias. “Porque la grey, decían los electores, no esté por más tiempo expuesta a los asaltos y carnicería de los lobos con la falta de pastor, suplicamos, etc.” Con esta y semejantes fórmulas, pidieron siempre las iglesias a su Metropolitano o a su Capítulo la confirmación de sus Obispos. Y es de notar que a excepción de los tiempos perturbados con guerras, etc, apenas se hallará en Cataluña una iglesia que vacase más de cuatro meses.

Tal era el conato que se ponía en esta parte tan importante que aun faltando el Metropolitano, y no pudiendo acudir a su Capítulo, se procuraba por los Obispos sufragáneos la confirmación de sus comprovinciales, como el último remedio que les quedaba para proveer pronto a las necesidades de las iglesias vacantes. De esta clase nos queda un hecho insigne de principios del siglo XI en una vacante de la silla de Roda.

Muerto su Obispo Aimerico II fue electo por sucesor Borrell, en el año 1017. El decreto de esta elección existe original en la iglesia de Urgel, a cuyo Obispo San Ermengol se presentaron los electores con el electo, pidiéndole la confirmación, por ser esta Sede capud omnium ecclesiarum jam dicto comitatu (Ripacurcensi). San Ermengol lo confirmó con estas palabras: “Iterum atque iterum ego Ermengaldus (: Ermengaudus : Hermenegildo : Armengol : Ermengol) praefatus Episcopus una cum katerva clericorum praedictorum advocamus, atclamamus (t : d : adclamamus) atque eligimus jam dicto Borrello, ut per divina manu Salvatoris protegente vel donante ad honorem et benedictionem atque ordinationem sui praesulatus accedat, et susceptione perveniat sub tuitione almae Mariae Sedis praefatae, et sub dominatione Domno Ermengaudo Episcopo et succesores ejus. Exaratus est autem haec titulus electionis praesulatus XI kal. decembris anno XXI, regnante Rothberto Rege.” Tres días después está fecha otra escritura original (ibid), y es la de la consagración de este Obispo, hecha por el mismo San Ermengol con asistencia de Adalberto, Obispo de Carcasona, y Pedro, Obispo de Comenge, que después de haber ordenado a Borrell en todos los grados eclesiásticos, le admitieron en el número de los Obispos sus hermanos. En ella se repite la expresión de que el Obispo se ordenaba sub tuitione Sedis Urgellen. et dominatione Domno Ermengaudo et

succesores ejus. Lo cual ha hecho creer a algunos que esta Sede de Roda se consideraba como sufragánea de la de Urgel: cosa inaudita y del todo fuera de camino. Otros han inferido de estos documentos, que invadida Roda por los Moros, que cierto lo estaba por ese tiempo, el clero se refugió a Urgel, donde accidentalmente hizo elección de su Obispo, y que el de Urgel la corroboró como cabeza de esta última iglesia. Algo más que esto aparece en la escritura última citada, cuyo exordio descubre la causa de la confirmación dada por San Ermengol. Dice así a la letra: “Locorum primates preceptorum, quibus gerarchice atque telatargice vigent prischa, modernaque ecclesiarum moderamina teoloqueriis sanxere cannonibus quo (quod) arripientibus viam universe terre quarumlibet Sedium Presulibus per vicionerem (viciniorem )Episcopum aut per quemlibet alium Episcopum, cui Archimadrita iniuncxerit extincti fratris tumulatorem, orbateque Sedis visitatorem atque consolatorem, sine cuius conscientia sacri vetant canones confiteri atque confici de subrogatione Episcopi perficiatur eclesiasticarum inventarium rerum. Tunc vero prioribus viduate Sedis dispositis echonomis comendetur; postmodum autem cleri plebisque ordinis desiderium consensus requiratur. Quinimmo amotis simoniacis saculis, postpositisque omnium cupiditatum argumentis universa fideliter noticie archiepiscopali significentur. Quo disponente cuncta in talibus expedit cum suffraganeorum consilio sub divina censura disponi negociis atque ordinari. Igitur Metropolitano dominica vocatione rebus humanis utraque (vitaque) perfuncto, hec eadem fideliter sunt exigenda omnia a visitatore atque tumulatore, et omnium condiocesaneorum, si fieri potest, cognicionis (cognicioni) significanda prudencialiter, quo urbes que gentilium temporibus habebant idolicole flamines, nunc gubernent christicole Presules. Cum ergo Pastorem contigerit subrogandum post adclamationem et vocationem cleri, petitionemque viduate plebis … expedit orbate Sedi cum Episcoporum eleccione, cleri ac populi ipsius comitatibus aclamatione, Episcopum ordinari atque intronizari. Quapropter ego Ermengaudus, etc.” En esto se ve que la causa porque San Ermengol confirmó, entronizó y ordenó al Obispo de Roda Borrell, fue porque después de haber sido como más vecino visitador de aquella iglesia en la muerte de Aimerico, le correspondió como tal hacer con el consentimiento de los comprovinciales lo que tocaba hacer al Metropolitano, si viviera. Estaba sin duda vacante la Sede de Narbona, y por eso los tres Obispos sin esperar a más, confirmaron y consagraron al electo. 

Como quiera que se expliquen estos documentos, sólo el ver que a los tres días de hecha la elección, sigue la confirmación e intronización, prueba el conato con que se procuraba este beneficio a las iglesias vacantes.

A Dios. Tarragona, etc. 

lunes, 6 de febrero de 2023

LXII. Donatio Regis Aragonum facta Petro, ejus filio civitatis et comitatus Barchinonensis, an. MCCLI. (1251)

LXII.

Donatio Regis Aragonum facta Petro, ejus filio civitatis et comitatus Barchinonensis, an. MCCLI. (1251) (Vid. pág. 216.)

Ex arch. reg. Barcin. 

Noverint universi quod Nos Jacobus Dei gratia Rex Aragonum, Maioricarum et Valentiae, Comes Barchin. et Urgelli, et Dnus. Montis pessulani, per Nos et nostros damus perfecta et irrevocabili donatione inter vivos tibi carissimo et dilecto Domno P. filio nostro, et Domne Yoles, inclitae Reginae Aragon., tuisque legittimis successoribus in perpetuum, civitatem et totum comitatum Barchin. cum omnibus civitatibus et comitatibus ad ipsum spectantibus, scilicet, ipsum comitatum Barchin., et comitatum Terrachon., Gerunden., Bisuldunen., Vicen. seu Ausonen., Rossilion., Ceritamen., Confluent., et Vallis Aspirii, et comitatum Urgellen., et civitates Ilerden. et Dertusen. simul ad comitatibus Rippacurciae et de Pallars, et quidquid habemus et habere debemus a flumine de Cincha usque ad Salsas, et sicut dividunt montes iusta Aran simul cum valle de Aran, quam vallem in hac donatione includimus usque ad mare. Hos itaque comitatus, civitates, castra et villae, et alia quaecumque habemus, et habere debemus infra praedictos terminos cum Comitibus, vicecomitibus, comdoribus, baronibus, vasuassoribus, militibus, burgensibus, civibus, et aliis quibuscumque populis cuiuscumque conditionis et sexus integraliter, et generaliter, et universaliter, sine aliqua retentione, cum omni dominio, iurisdictione, redditibus, proventibus, et aliis iuribus universis, damus de praesenti tibi filio nostro praedicto P., et in plena curia, quam nunc celebramus Barchinonae, in praesentia omnium inducimus te in corporalem possessionem omnium et singulorum praedictorum pleno iure ad habendum, tenendum, possidendum, et perpetuo a te et tuis legittimis successoribus expletandum. Et iusta consuetudinem Barchin. recipimus a te super hoc homagium, et te in nostris manibus fideliter comendatum. Retento nobis in omni vita nostra usufructu, et dominatione iure usufructuario in omnibus supra dictis. Et constituentes nos usufructuarios, et te et tuos successores legittimos veros proprietarios, verosque possessores facimus cum hoc instrumento perpetuo valituro de omnibus et singulis supra dictis. Et in signum verae et integrae possessionis, et veri perfectique dominii, damus et assignamus tibi in vita nostra centum marchas argentii annuatim festo Paschatis recipiendas in redditibus comitatus Barchin. Huic autem donationi et iuramento subditorum nostrorum hanc conditionem apponimus, quod si, quod Deus avertat, tu decederes sine legittima prole, tota praefata donatio intelligatur esse facta fratri tuo Jacobo filio nostro et predictae Reginae, vel in defectu eius, cuicumque filio masculo ex nobis et praedicta Regina procreato. Et ad maiorem securitatem iuramus per Deum et sancta quatuor Evangelia a nobis corporaliter tacta in nullo contravenire, et bona fide praedicta omnia attendere et complere. Mandantes omnibus subditis nostris, tam maioribus quam minoribus, ut tibi super praedictis omnibus, tanquam veri tui subditi et fideles, homagia et fidelitatis exhibeant sacramenta. Ego igitur B. de Sancta Eugenia facio homagium manibus et ore, et iuro per Deum, et eius sancta quatuor Evangelia manibus meis tacta vobis Domino P. filio Dni. Jacobi, illustris Regis Aragonum. et Dnae. Joles, Reginae Aragonum, quod ab hac die in antea habeo et recipio vos in Dominum naturalem Cathaloniae, et in Dominum naturalem et Comitem Barchin., et ex nunc vobis obediam sicut naturali Dno. Cathaloniae, et sicut Dno. naturali et Comiti Barchin. et hoc homagium et iuramentum facio vobis et sucessoribus vestris secundum quod ordinatum et positum est in hoc instrumento donationis, quam Dnus. Jacobus Rex, praedictus Pater vester vobis facit in hac curia Barchin. per eum celebrata. Et hoc iuro salvis alodiis, consuetudinibus, franquitatibus et libertatibus nostris. Datum Barchin. VII. kal. aprilis, anno Dni. M.CC. quinquagesimo primo.

Signum + Jacobi Dei gra. Regis Aragonum, Maioricarum et Valentiae, Comitis Barchin. et Urgelli, et Dni. Montispessulani.

Testes sunt Fr. P. Epus. Barchin. = B. Epus. Vicens. = Abbas Rivipoll. = G. Abbas de Bayoles. = R. Abbas S. Salvatoris de Brea

Isti fecerunt homagium, et iuraverunt P. H. Comes Empuriarum. = G. de Aquilone. = G. de Montecluso. = F. de Sancto Martino. = F. de Villafrancha. (se lee Villafroncha) = G. de Crexello. = B. de Castelleto. = G. Jutge. = G. de Grayana. = P. de Tous. = G. Daluya. = B. de Portella. = A. de Torrelles. = P. de Sanctominato. = B. de Monserrat. = G. de Talamerata. = A. de Ribes. = B. de Faro. = B. de Plegamans. = P. de Mure. = R. Despapiol. = P. de Sancta Eugenia. = J. de Cruilles. = H. de Angularia. = G. de Pavo. = P. de Ortafa. = P. de Palau. = R. Totzo. = R. Desprat. = B. Despinles. = B. de Belvis. = R. de Vernet. = G. de Vila de cavals. = R. de Voltrera. = A. Xatmar. = B. de Montalegre. = A. de Montalegre. = G. de Monrog. = B. de Sailla. = R. de Benages. = B. de Toixa. = J. de Rocaberti. = A. de Navata. = A. G. de Cartalla. = J. de Barbera. = B. de Castelrossello. = H. de Seixach. = R. de Termes. = R. de Urg. = R. de Urg. (2 veces) = R. de Malan. = R. G. de Enveg. (=) G. B. Damort. = B. Simon. = F. Despug. = A. Dilla. = R. Petri. = B. Dalama. = R. Dassan. = G. de Sancto Johanne. = G. Ortiç. = B. de Solerio. = G. de Montesquin. = Bages. = G. de Canet. = P. de Menona. = R. de Totzo. = R. de Vilarnau. = P. de Arçat. = G. de Montecatheno. = G. de Cervilione. = J. de Cervaria. = P. de Berga. = R. de Montecatheno. = B. R. de Ribelles. = R. de Timor. = H. de Cervilione. = P. de Cervaria. = B. de Sancto Vincentio. = F. de Turriliis = B. de Podioviridi. = P. de Cervaria. = B. de Perexens. = Umbertus de Turriliis. = G. de Tonollario. (Fonollario) = P. de Turri. = G. de Turriliis. = G. de Viladecols. = P. F... = B. Ermengaudi. = R. Durfot (Durfort). = G. Moneder. = B. Burget. = B. de Vico. = G. de Sacera. = Vilasrer. 

De Barchinona fecerunt homagium et sacramentum in forma praedicta: R. F. = J. Grunni. = M. de Plicamanibus. = G. de Sacera. = F. de Minorisa. = B. Andrae (Andreae) = B. Boneti. = P. de Viladecols. = P. de Alest. = J. Gerardi. = B. Ermengaudi. = T. Geraldi. = G. Mercader. = R. de Merola. = R. de Viladecols. = G. de Moniuich. = B. de Riaria. = R. de Menresa. = B. Marquet. = Rustec. = B. Suyer. = P. Mercader. = J. Carbonel. = S. Pelegri. = B. de Riaria. = Ja. Pelicer. = G. Burges. = Burriane. = A. Baster. = Miralles. = Conangle. = Peralada. = Colomer. = P. Despug. = F. Gari. = Raudor. = P. Tripo. = P. de Villafranca. = Failibe. = A. Darlet. = B. des Soler. = P. Barraler. = B. Pons. = G. de Mesclans. = P. de Puliya. = Marques. = Puyol. = P. Despalau. = Alexandri. = Sala. =  Aiguaviva. = P. de Vilalba. = R. Tio. = G. Nagera. = Pedro. = B. Despalau. = P. de Sala. = G. Babot. = B. de Canadel. = P. de Bonastre. = Pasqual de Buil. = Marti Calafat. = Genero de Cudina. = P. Borrell. = G. de Marina. = P. Boguer. = A. de Serra. = Gili Sartor. = P. Pauc. = G. Aldebert. = Gombaldus Cifre. = Garcias Reposter. = P. de Atayna. = A. de Logran. = B. Carbo. = Sig+num Petri Andreae, qui mandato Dni. Regis pro G. scriba notario suo haec scribit loco, die et anno praefixis.

miércoles, 25 de enero de 2023

CARTA CXIV. Continúa el Episcopologio Ilerdense.

CARTA CXIV. 

Continúa el Episcopologio Ilerdense. 

FRAY GUILLERMO DE ARANYÓ,

de 1314 a 1321.

Natural de Lérida, confesor de Don Jaime II y testamentario de la Reina Doña Blanca, de la orden de Santo Domingo, cuya elección en Obispo se ignora, pero es claro que debió ser muy en los principios del 1314, puesto que en ese año el día XVII. kal. madii die lunae (15 de abril) ya celebró personalmente en su catedral un sínodo cuyas constituciones van copiadas, junio con las del que tuvo en 18 de octubre de 1315, las del 2 de mayo de 1318 y las del de 28 de abril de 1321 (a: Aps. núms. I, II, III y IV.). También se halló el mismo año 1314 en el Capítulo general de esta iglesia en la fiesta de la Asunción, cuando instituyó que se eligiesen quatuor pueri apti et bene cantantes … qui dicant versus in choro et portent cereos, etc. Estas y las que se hicieron en el concilio provincial de Tarragona de 1317, a que contribuyó con su asistencia y sabiduría, y las que estableció con su Capítulo en 1315, 17 y 19, son las únicas memorias que nos quedan de su pontificado, el que le duró hasta el día 21 de diciembre de 1321 en que murió, como consta del proceso de la elección del sucesor. Parece que falleció en esta ciudad, pues a otro día de su muerte ya se convocó para la elección futura. Dícese que fue enterrado en el convento antiguo de su orden de esta ciudad, del que se trasladaron sus huesos al actual en 1691. He conservado el apellido de este Obispo Aranyó conforme lo escribe el códice de Constituciones sinodales del archivo del clero, que es de principios del siglo XV, sin hacer caso de las variantes, o más bien erratas, con que otros manuscritos le llaman Fr. Guillermo de Agonis y de Monis. 

PONCE DE VILAMUR,
de 1322 a 1324. 

De cuya elección se comenzó ya a tratar en el 22 de diciembre de 1321, electo por compromiso día 4 de enero de 1322, convocado el Capítulo de Roda, cuyo Prior, Bernardo de Avellana, fue uno de los electores, junto con Hugo de Cardona, Precentor de Lérida, y Pedro Moliner, Arcediano de Ribagorza. Diose a estos compromisarios amplia facultad usque ad combustionem seu consumptionem unius palmi et V digitorum candelae, quae ibi accensa extitit, duraturam, eligendi Episcopum de se vel ex aliis de gremio ipsius ecclesiae Illerdensis et Rotensis tantum; añadiendo la condición de que concordasen los tres en el eligendo. Todo esto es del proceso original. Salió electo Ponce de Vilamur, Arcediano mayor de esta iglesia y capellán del Papa, que algunos años antes suena Arcediano de Benasque. Era todavía diácono al tiempo de su elección, la cual confirmó el Papa Juan XXII con fecha de Aviñón a 19 de enero del mismo año. Con esta fecha dice al Rey de Aragón que aunque había reservado esta vacante a la Silla Apostólica, atendida la súplica del Rey y la uniformidad de la elección, venía bien en confirmarla. Al electo dirige el mismo Papa la bula de provisión, sin mentar en ella la elección del Capítulo, y eligiéndole con las mismas cláusulas como si estuviera reservada.

Estaba aquí el electo el día de su elección, y luego firmó escritura en que cedía al capellán de la iglesia de San Julián de la villa de Ordeis, diócesis de Gerona (la cual él había obtenido), totam suam vexellam. He visto la escritura en la catedral de Gerona (armario de dicha capellanía); pero poco después pasó a Aviñón, desde donde, con fecha de 1.° de abril de 1322, escribió a Gilaberto de Cruilles, Sacrista de esta iglesia, y a Pedro de Moliner, Arcediano de Ribagorza, nombrándoles sus Vicarios generales. Al mismo Cruilles vendió un censo de 250 jaqueses pro solvendis, dice, octingentis viginti quinque florenis auri, quos necesario dare habuimus pro servitio camerae SS. Domini Papae et sacro collegio Dominorum Cardinalium ratione provisionis et consecrationis nostrae. 

En los dos años, o poco más, que le duró el pontificado, se sabe que promovió la fábrica de los claustros y otros edificios anejos a su catedral, no siendo regular que descuidase el edificio espiritual de sus ovejas. Antes consta que, jueves XIIII kal. junii, año 1323, celebró aquí sínodo, en que después de confirmar las constituciones de sus predecesores, hizo algunas sobre la inmunidad eclesiástica y señaló los casos reservados al Obispo. Mandó que los rectores y vicarios perpetuos no substituyan su facultad de recibir y autorizar escrituras sino a personas hábiles y que primero juren en sus manos la fidelidad debida (a: Ap. núm. V.).

En 1324, vigilia de la Asunción, hizo constituciones en el Capítulo general, inclusa la del pañal de Cristo ya referido. Debió morir a fines de 1324, pues que todas las memorias de esta iglesia suponen ya electo al sucesor a principios del año siguiente.

RAIMUNDO DE AVIÑÓN O DE ANIÑÓN, 

de 1324 a 1327.

Como le llama el P. Fr. Ramón de Huesca en el catálogo de Abades de Montearagón (b: Teatro de las iglesias de Aragón, tom. VII, pág. 395.), canónigo de esta iglesia, cuya dignidad obtenía desde el año 1320. Las constituciones y memorias antiguas lo llaman siempre Avinione y Aviñón, y añaden que fue su canónigo, y que fue nombrado Obispo por el Papa Juan XXII a fines de 1324 o a principios del siguiente. El citado escritor anticipa dos años esta elección, en lo cual se padece equivocación. IV. kal. aprilis 1325 prestó obediencia canónica al Arzobispo de Tarragona super altare Sanctae Teclae; y viernes 31 de mayo 1325 celebró sínodo aquí, de que van algunas constituciones con las demás de esta iglesia (a: Ap. núm. VI.). Hallábase aquí en agosto de 1325 cuando en el Capítulo general de la vigilia de la Asunción hizo varias constituciones tocantes al orden y régimen del coro y altar, entre las cuales se mandó que cada canónigo pagase un cirio de tres libras para las rejas del altar mayor en las fiestas. También le hallo aquí y en su palacio episcopal a 28 de mayo de 1327, cuando el maestro Fr. Bernardo Oliver, Provincial de los PP. Agustinos (y después Obispo de Tortosa), trató con él y logró la fundación de un convento de su orden en la iglesia de Santa María de la Orta (huerta), propia de una cofradía, que entonces pasó a San Salvador y después a la casa de la almoyna de la catedral, como se dijo ya. 

Muy pocos días después pasó a Aviñón, donde murió miércoles a 12 de agosto de 1327. Queda un libro de todas las cuentas que dieron sus albaceas Arnaldo Cescomes, (que le sucedió en esta Silla) y Ferrer de Corts, canónigo de esta iglesia, los cuales se hallaban con él en Aviñón, y dispusieron su entierro en el convento de PP. Dominicos de aquella ciudad. Hállase también allí la almoneda que se hizo de todos sus bienes y los que le compró el sucesor, cuya escritura va copiada (a: Ap. núm. VII.).

ARNALDO CESCOMES,

de 1327 a 1334.

Canónigo y Arcediano de Santa María del Mar de Barcelona: este es el que leyó la sentencia de absolución de los Templarios en el concilio provincial de Tarragona de 1312. Persona erudita y de gran reputación. Hallábase en Aviñón, como se ha dicho, cuando murió su antecesor, y fue luego nombrado Obispo por el Papa; tan luego, que antes de cumplirse el mes de la muerte ya firmó allí mismo, día 11 de septiembre, la escritura con que compró varias alhajas pontificales y otras de la almoneda del antecesor, que he copiado por su curiosidad. El día siguiente, 12 del mismo septiembre y del mismo año 1327, ya suena aquí gobernando en su nombre la iglesia el Vicario general Ponce de Ribelles, el cual dio dimisorias para órdenes a Tamarit Çabater, abaciatus Aggerensis, diocesis Illerdensis, rector de Valdellou. Esto tiene conexión con los pleitos que en el principio del siglo XIV sostuvo el Abad de Ager, Andrés contra los Obispos de Urgel y Lérida, sobre la exención (extensión) de su territorio. Consta también que se hallaba ya aquí día 13 de mayo de 1328, en que eligió al Prior de Roda, por compromiso que hicieron en él los canónigos de aquella iglesia. También sé que se hallaba en el Capítulo general de la Asunción de ese año, como en el de 1329 y 30 y en 1333, cuando A. Obispo de Urgel, le escribió una carta por negocio eclesiástico, la cual se conserva en el archivo de aquella curia episcopal. Poco después fue trasladado a Tarragona, y esto se verificó antes de la mitad del 1334, aunque el sucesor no suena electo hasta principios del siguiente. Digo esto, porque en el mes de junio de ese año 1334 acabó y consagró, hecho ya Arzobispo de Tarragona, una capilla, que, como Obispo simple de Lérida, había comenzado a principios del mismo; llámanla hoy de los Infantes, y no sé por qué, pues a buena cuenta debía llamarse de Çescomes, así por el fundador como por los muchos de esta familia, cuyas urnas se conservan en ella levantadas en la pared. En ella se lee la inscripción siguiente, que he copiado por mí mismo: Anno Domini MCCCXXXIIII (1334) hanc capellam incepit Reverendus in Xpo. pater dominus Arnaldus, existens Episcopus Illerdae, et eodem anno translatus ad ecclesiam Terraconen. perfecit, et appositis multis reliquiis in altari ad honorem Domini nostri Jesu Xpi. III nonas junii eandem consecravit deditque XL dies indulgencie omnibus qui eam causa reverencie visitaverint. La curiosidad del que escribió esta piedra nos conservó la noticia de que la traslación de nuestro Obispo a la Silla de Tarragona debió ser poco antes del día 3 de junio de 1334, que consagró el altar de dicha capilla hecho ya Arzobispo, como a más (: además) del sentido de la inscripción lo indican también dos escuditos de piedra, en que está de relieve el T. de Tarragona, junto con otros dos de barras horizontales y ondeadas, que eran las armas de Çescomes.
(: ipses comes, ces o çes comes : ipsas colinas)

FERRER DE COLOM (COLUMBI O DE COLUMBO), 

(Colón, Columbus; Coloma : paloma)

de 1335 a 1340. 

El cual obtuvo un canonicato en esta iglesia en 1321, y una prepositura en el año siguiente por provisión del Papa Juan XXII, en la cual le llama Columbi, y familiar del Infante Don Alfonso, entonces Conde de Urgel. 

Dícese también que era Consejero del Rey, en cuyo servicio le suponen ocupado algunas Actas Capitulares de su tiempo. En una nota antigua de este archivo se dice que pidió su consagración a la Sede Apostólica con fecha de V kal. jan, 1335. Esto supone que fue electo por el Capítulo y mucho antes de esa época, pues a principios de ese año 1335 suena ya electo. A no ser que aquel V. kal, jan. de 1335 sea el 28 de diciembre de 1334, porque ya he dicho alguna vez que en esta ciudad, desde antes de 1329, se mudaba el año en la fiesta de Navidad, conforme mandó después el Rey Don Pedro IV en 1350. Tengo por muy verosímil esta conjetura, siendo cierto, como vimos, que su antecesor fue trasladado a Tarragona antes del junio de 1334, y constándome que el nuestro se llama ya absolutamente Obispo en el día 22 de agosto de 1335, cuando estableció con su Capítulo varias constituciones para esta, y mandó formar la colección de todas las de sus antecesores, que existe en los códices antiguos de esta iglesia. Prestó su juramento al Metropolitano en la forma acostumbrada, IV. kal. martii 1334 (35), sobre el altar de Santa Tecla en Tarragona, en presencia de Don Galcerán, Obispo de Vique. 

A 21 de noviembre de 1340 le hallamos predicando por sí mismo en esta catedral la cruzada contra los Moros, que había alcanzado del Papa el Rey de Castilla, la cual trajo a esta ciudad un clérigo del Obispo de Cuenca. A 13 de noviembre siguiente ya llegó acá la noticia de la victoria que dicho Rey había alcanzado de los Moros que sitiaban a Tarifa. Esto consta en el registro de los Consejos generales de ese año. Poco sobrevivió el Obispo, pues consta que murió a 4 de diciembre de ese año 1340, y que fue enterrado en la capilla que él construyó en su catedral, llamada por eso de en Colom, donde estaban sus armas, que eran un Obispo con báculo y una paloma. 

En las Actas Capitulares de la catedral se halla que murió die dominica III nonas decembris, y que la convocatoria para la elección de futuro Obispo fue el día siguiente 4 de diciembre.

El mismo día de la muerte del Prelado fue ya propuesto al consejo general (no se sabe por quién) que se escribiese al Papa, suplicándole que diese esta vacante a micer Bonifaci F. doctor en leys, lo qual ja es en cort. Negáronse los del consejo y acordaren que noy sie scrit per lo dit micer Bonifaci ni per neguna altra persona. (Vid. reg. Cons. gen. de 4 de diciembre de 1340). No acabo de resolverme en si será este Bonifaci F. (que así lo expresan) el Bonifacio Ferrer, hermano de San Vicente. Porque habiendo él muerto en 1417, había de ser muy joven o muy niño 77 años antes, que es el en que estamos, 1340 (a: En las Actas capitulares de 1342, IIII nonas sept. Bonifacio Ferrer, legum doctor, tomó posesión de un canonicato ex provisione apostolica.

Quien quiera que él fuese los del consejo general debieron entender la voluntad del Rey que deseaba que el Capítulo procediese esta vez a elección de Obispo sin esperar la provisión de la Corte Romana; y así mandó a los paheres que intimasen esta su voluntad al Capítulo, y ellos lo efectuaron día 18 del mismo mes de diciembre, añadiendo que en cas que de si nos puxen avenir, esto es, que no se concordasen en elegir a alguno del Capítulo que de part del dit Senyor Rey preguen lo dit Capitol que ells vuyllen elegir lo seu confesor et que daço la ciutat ne scrigue (se lee scrigne, típica errata u, n) al Papa. Efectivamente, a 29 del mismo mes ya resolvió el mismo consejo general escribir a Su Santidad para que aprobase la elección hecha por el Capítulo en Jaime Ciyó, de quien no dicen que fuese confesor del Rey. Todo es del citado registro. 

Y advierto otra vez que este día 29 de diciembre ya lo cuentan del año 1341, como antes dije. Porque veas cuán anterior es aquí esta costumbre a la ley del Rey Don Pedro, sino que en los años anteriores al 1331 siguieron contando por nonas, idus y calendas, que aquel Rey abolió después. No debo callar que en la catedral se seguía para las cuentas de los intereses de ella la cuenta del día 1.° de enero, como se ve en los años 1343 hasta 1361, donde dicen: qui annus incipit die prima januarii. Con esto queda clara la sucesión del Obispo

JAIME CIYÓ,

de 1340 a 1348.

Como dicen los jurados en la carta citada, o Cijó y Citjó, como le llaman otros, natural de Valls en el campo de Tarragona. Fue electo por el Capítulo, no en el mes de mayo, como dicen los Episcopologios manuscritos, sino antes o el mismo día 29 de diciembre de 1340, como dije. El Papa, aunque al pronto irritó la elección, confirmola después, atendiendo a los méritos del electo, que era también canónigo de esta iglesia desde el año 1322 y había sido muchos años Vicario general. La data de la bula del Papa Benedicto XII es de Aviñón II. cal. maii, año VII de su pontificado (1341). Prestó su juramento y obediencia canónica en la forma acostumbrada al Metropolitano Arnaldo, Arzobispo de Tarragona, IIII. idus decembris 1341, super altare Santae Teclae. Muchas constituciones suyas quedan en el libro de ellas establecidas en varios Capítulos generales. En la del 1343 a 22 de agosto mandó con su Capítulo quod soli Episcopi, Reges, Reginae, et eorum liberi, et uxores infra corpus ecclesiae sepeliantur, prohibiéndolo a los demás, a excepción de los canónigos y beneficiados que hubiesen fundado alguna capellanía o algún aniversario de cien sueldos para arriba. Señalan una parte del claustro a los canónigos de esta iglesia y al Prior de Roda, cuando muriese aquí: otra para los beneficiados y los canónigos de Roda y otras catedrales que falleciesen en esta ciudad: otra a los nobles, abogados, etc. Para el común de los fieles señalaron el luneto del mismo claustro. Fue trasladado este Obispo a Tortosa en 1348, donde murió. 

Hallábase ya vacante esta Sede a 24 de diciembre de ese año. Queda memoria de haber regalado este Obispo algunas alhajas a su iglesia. Entre otras cosas el inventario de la sacristía de 1381 dice: Capa den Jacme Cijó ab lo campo vermeyll, et son figurats Adam, Eva en lo capell: forrada de tela vermeylla.

En este pontificado el consejo general de esta ciudad mandó que ningún padrino ni madrina diese ni recibiese de sus ahijados regalo alguno ni en tiempo de Navidades ni en otro, so pena de cien sueldos. Grandes abusos y lujo debía haber en ese ramo, cuando se dio ocasión a esta ley suntuaria. Fue esto en 17 de diciembre de 1344. A 27 del octubre antecedente, a instancias de los religiosos de San Francisco, escribió el mismo consejo al Rey Don Pedro preguntándole qué se debía resolver sobre el entierro del difunto Rey Don Alonso IV en el monasterio de su orden, como él tenía dispuesto en su testamento. Es cierto que se verificó este entierro en dicho convento; mas andando el tiempo, con motivo de las guerras, asolada la casa, fueron trasladados los huesos de aquel Príncipe a la catedral, donde estuvieron con la inscripción que publicó Ponz en sus Viajes, y después con la mudanza de la nueva iglesia fueron bajados a ella. Al Obispo trasladado sucedió

ESTEBAN DE MULCEO,

de 1349 a 1360.

Francés, Deán de la iglesia de Beziers y capellán del Papa Clemente VI, quien promovió tan pronto a esta Silla que ya tomó posesión de ella a 7 de enero de 1349. Gran parte de su pontificado suena existente in remotis; a cuyo daño se siguió otro que fue instituir en los oficios y gobierno de esta iglesia algunos Franceses, despojando a los naturales y acreditados en su cumplimiento. De lo cual se quejaba el gobierno municipal el día 3 de julio del mismo año 1349, en que el Consejo general resolvió escribir al Papa y al Rey sobre que lo Bisbe, dicen, qui es de Leyda, vol mudar oficial en la dita ciutat de aquells del seu linguatge (de su nación) (linatge : linaje; linguatge : lenguaje) et volne gitar del oficialat en P. Taló. Pere Tholó dice un inventario antiguo de sacristía. (Man. de Cons. gen. de ese año en el archivo de la ciudad). El oficial era el jefe y juez de la curia eclesiástica a donde iban a parar definiciones, testamentarias y otros negocios públicos, por cuya causa era más sensible la mudanza a la municipalidad. Acaso dio ocasión con esto a la constitución Tarraconense de Don Fr. Sancho, Arzobispo, de que los Vicarios generales de los Obispos no pudiesen ser extranjeros. En los diez y más años de su pontificado hizo el Capítulo algunas constituciones económicas, entre ellas en 1352 se mandó que el Arcediano cantase las colendas en las principales festividades. De la existencia de nuestro Obispo hay noticia hasta el día 10 de mayo de 1360 en que murió, no del 1361, como dicen las copias de su inscripción sepulcral que se le puso en la catedral vieja, las cuales deben estar equivocadas, si es cierto que el sucesor estaba ya en posesión de esta Silla en el febrero de 1361. El hallarse aquí su sepulcro persuade que vivió aquí los últimos años de su gobierno. Del tiempo de esta prelacía hay algunas constituciones civiles dignas de notarse, y son de los Manuales del archivo de la ciudad, las cuales ingeriré aquí, según mi costumbre. Tal es una del año 1350, en que mandó el Consejo general que la viuda que se casase no subiese a la misa nupcial a la iglesia catedral antes de tocarse en su parroquia la campana de la aurora, para evitar los peligros y escarnios escandalosos. Del mismo año, a 18 de febrero, hay algunas leyes suntuarias sobre el adorno de las mujeres, en que prohíben que nenguna dona no port ni gos portar en la ciutat ni en el terme tirapits ni neguna cosa davant, sino cordes detràs, les quals vayllen et puguen valer C. sol. jaquesos. Item que neguna dona no port frontalera, ni cordò, ni perles, ni canòns, ni neguna cosa al cap, ni el vel; sino lo vel plà ho sos capells dor, ho de seda, ho gandayes. En el mismo año, día 30 de junio, se mandó que negun iueu ni iuya (judío ni judía) no gos mercadeiar ab la ma nua ni en altra manera tochar ab la ma negun pa, fruyta, ni altres coses, ques venen en la ciutat, sino ab una vergueta que porten en la ma. También debo notar que en el mismo año 1350 vino a esta ciudad el Rey con su mujeres, a la cual, por ser la primera vez que venía a esta ciudad, se le hizo el regalo de costumbre, es a saber, algunas joyas de plata que no se expresan. No sé si he dicho alguna vez (varias, un poco más arriba) que la ley con que Don Pedro IV abolió a fines del 1350 la costumbre de calendar las escrituras por los años de la Encarnación estaba ya en uso de esta ciudad, en cuyos Manuales más antiguos, que alcanzan hasta el 1329, se contaban los años del día de la Natividad, sino que juntamente contaban los días del mes por nonas, idus y calendas, lo que abolió también dicho Rey. Ahora, volviendo a nuestros Obispos, el sucesor fue 

ROMEO CESCOMES (DE CUMBIS), (Romeu Çescomes) 

de 1361 a 1380.

Prior de Tarragona, y sobrino de su Arzobispo Arnaldo Cescomes, provisto en este obispado por el Papa Inocencio VI, cuya posesión tomó día 21 de febrero de 1361, y le duró su gobierno hasta el día 7 de octubre de 1380, quedándonos muy pocas cosas que contar de él por falta de documentos. En 1368, a 17 de diciembre, tuvo sínodo, del que sólo nos ha quedado una constitución sobre el abuso de admitir muchos padrinos en el bautismo, la cual él publicó dos años después, y va copiada (a: Ap. núm. VIII.). En un proceso que vi en la catedral de Mallorca contra el Obispo de aquella iglesia Fr. Pedro Cima sobre cobranza de la décima trienal concedida al Rey de Aragón por la Sede Apostólica (de la cual décima la tercera era para la Cámara Apostólica), decía el subcolector en aquella isla, Bartolomé de Podio aulucho, que nuestro Obispo Romeo era el Colector general nombrado por el Papa Gregorio XI. Era esta contestación en el abril de 1379. Dícese que un año antes de morir se hizo la constitución de la fábrica del altar mayor de la catedral antigua; mas esto deberá entenderse de su continuación, porque en el 1362 ya entendía en aquella misma obra el escultor B. Robiò, como consta de los libros de la obra de aquel tiempo. También se cree que fue electo diputado por el brazo eclesiástico de Cataluña hacia los últimos de su vida. En este tiempo, es a saber, en 1372, se consagró la iglesia parroquial de San Juan de esta ciudad por el Obispo titular de Terenisa (f. Tremecén), Fr. Ramón de Colum, de la orden de los Menores de San Francisco. Muerto este Prelado el Capítulo de esta iglesia convocó, según costumbre, al de la de Roda con carta fecha a 20 de octubre del mismo año 1380, citándole para la futura elección de Obispo para el día 12 de noviembre inmediato. Cinco más se pasaron, y al cabo, al 17 del mismo, fue electo por ambos Capítulos

GERALDO DE REQUESENS,

de 1380 a 1399.

De la ilustre familia de este principado, canónigo y Prepósito de esta iglesia, y Conservador de la universidad. Luego se pidió la confirmación al Prepósito y Capítulo de Tarragona, estando vacante la Silla metropolitana, y la lograron día 16 de enero de 1381. Hallábase aquí el electo, y tomó luego posesión, y comenzó el gobierno de la iglesia sin pasar a consagrarse, por respeto al Papa Clemente VII, que no podía dejar de tomar a mal los esfuerzos de nuestras iglesias para conservar sus antiguas libertades. Así se pasaron más de cinco años en que el Obispo no dejó de gobernar la iglesia con título de electo y confirmado. Finalmente el Papa expidió su bula VI. idus februarii pontific. ann. IX (1387), en la que le elige Obispo de esta iglesia, vacante por la muerte del antecesor, y sin embargo le llama electo. Algo pudieron en este negocio los méritos de nuestro Obispo y los medianeros que hubo, entre los cuales he hallado una carta de Bñ. de Fortiano, hermano de Doña Sibilia, Reina de Aragón, fecha en Barcelona a 20 de marzo de 1386, en que pide encarecidamente a S. S., y de parte de su hermana, que confirme esta elección. A noticia tan circunstanciada del principio de este Obispo sigue un gran silencio de sus operaciones, y sólo vuelve a sonar su nombre, cuando se habla de su muerte, verificada jueves día 13 de febrero de 1399. En un decreto de 1397 he visto su sello, en que hay una imagen de nuestra Señora sentada, al pie la del Obispo, y a sus dos lados dos escuditos con la montañuela y flor en su cúspide.

Muerto este Obispo, y juntándose ambos Capítulos, fue electo en Obispo Pedro de San Clemente, hijo de Francisco de San Clemente, ciudadano de Lérida, emparentado con la casa de Cardona, canónigo y Prepósito de esta iglesia desde antes de 1388, en cuyo año consta que tenía 21 de edad, y que era Consejero del Rey y Canciller de esta Universidad. De nada le sirvió todo este mérito para que tuviese efecto su elección, verificada a 7 de mayo de 1399. Por de contado la protestaron Don Antonio Cardona y otros canónigos con achaque de que del Capítulo de Roda habían acudido más canónigos que la tercera parte correspondiente a los de Lérida, como estaba mandado. Añadiose a esto la discordia de los electores en punto a reconocer la legitimidad de las reservas pontificias. Con lo cual, ni se consagró, ni aun fue confirmado el electo; y hubo lugar para que el Papa anulase la elección, declarase la Sede vacante, y nombrase Vicario general al Deán y canónigo Juan de Castells, el que se intitulaba Vicario general pro Domino nostro Papa. Pedro de San Clemente quedó otra vez en la clase de canónigo, y en ella suena varias veces hasta los principios del año 1403, en que debió morir, pues a 24 de marzo se dio posesión de su canonicato a Otón de Moncada, que después fue Obispo de Tortosa y Cardenal de la S. R. Iglesia. Tras esto dicen algunas memorias no antiguas de esta iglesia que el Papa nombró por su Obispo a Jaime de Tauste, el cual no aceptó. Acaso sería el General de la Merced de ese nombre, que murió en 1405 o su sobrino Fr. Juan de Tauste, Obispo de Huesca desde 1403 hasta 1410, y después de Segorbe hasta 1427. Quien quiera que él sea, si no aceptó, no debe entrar en este Catálogo.

Lo mismo debemos hacer con Juan Baufes o Bafes (no Bombres, como se nombra en el Episcopologio manuscrito del señor Caresmar). Porque aunque el Papa Benedicto XIII (Luna) le trasladó a esta Silla de la de Huesca a 17 de agosto de 1403, Dios le trasladó dentro de muy pocos días a la eternidad estando en Marsella, y su cadáver fue trasladado a Broys, su patria, en Normandía. De este Prelado hablé ya en el Episcopologio de Vique, y puede verse el P. Ramón de Huesca (Teatro de las iglesias de Aragón, tom. VI. pág. 290). Suele contarse como Obispo; pues en un libro de Cabreo de beneficios del 1403 del archivo de las cofradías, se dice que a 27 de noviembre de ese año el oficial del Obispo fijó un cartel en las puertas de la catedral. Poco o nada vale esta razón, porque allí no se dice que sea este Obispo Baufes ni otro. Y es cierto que aun estando la Sede vacante, había oficial de curia episcopal.

En resolución, la iglesia seguía vacante a pesar de estas tres elecciones. Los males que a ella eran consiguientes, se aumentaron con la ruidosa contienda que por estos tiempos hubo sobre el arcedianato mayor entre el Cardenal de Tarazona (Don Fernando Pérez Calvillo) y Berenguer de Barutell, que ya lo poseía muchos años. No me es conocido el origen ni el éxito de esta causa. Sólo sé que los paheres de esta ciudad en carta fecha a 13 de diciembre 1402, escribieron a dicho Cardenal suplicándole que para evitar los escándalos que se seguían al pueblo, nombrase por su parte una persona que con la nombrada por su competidor terminasen este negocio. También sé que dirigieron al Papa Luna la misma súplica con fecha de 3 del enero siguiente, rogándole que interpusiese en ello su autoridad para cortar los males que allí pintan encarecidamente. Las dos cartas he visto en el archivo de esta ciudad entre las pertenecientes a esos años. 

PEDRO DE ÇAGARRIGA,

de 1404 a 1407.

Provisto por Benedicto XIII con su bula fecha en Tarascón III nonas decembris pontific. ann. decimo. Dice que la iglesia vacaba per obitum bonae mem. Johannis, Episcopi Illerdensis, qui apud dictam Sedem diem clausit extremum. Llama al electo diácono, Arcediano de Benasque, licenciado en decretos y cubiculario de S. S. Era sin duda canónigo de Mallorca, porque en aquella iglesia he visto la carta original que el electo escribió a aquel Capítulo, participándole su promoción. Está fecha en Tarascón el día 3 de diciembre, sin poner año, y dice en ella que en ese mismo día le había promovido su Santidad a la Silla de Lérida. Este testigo más tiene la bula del Papa. El Capítulo de Mallorca le contestó con expresiones de mucho afecto y le encargó negocios interiores, que cierto no haría, si nuestro Obispo no fuese allí mirado como su hermano. Dicho original está suelto dentro del libro Negot. del año 1407 al 1411. 

De lo dicho se infiere que su promoción fue a 3 de diciembre de 1403. Tomó posesión a 1.° de enero de 1404 por sus procuradores Bernardo de Sos, ciudadano de Barcelona, y Bernardo Mascordi, bachiller en derechos, a quien llama Socium meum en la carta que el electo dirigió a este Capítulo, fecha en Tarascón a 13 de diciembre, sin expresar el año. Mas por la posesión dada a estos procuradores el día 1.° de enero de 1504 (1404), se ve que dicha carta es del 13 de diciembre inmediato, y que el día 3 del diciembre en que él dice que el Papa le había nombrado Obispo Ilerdense in consistorio, pertenece al año 1403. Esta carta se halla suelta en el registro de colaciones de 1404. Desde ese día estuvo siempre ausente de su Silla, como se ve en las Actas capitulares, hasta el día 14 de abril de 1407; en las cuales suena Vicario general Juan Englada, Arcediano de Terrantona. En este último año fue trasladado este Obispo a la Metrópoli de Tarragona, y a pocos días ya tenía sucesor, que fue 

PEDRO DE CARDONA,

de 1407 a 1411.

Hijo de Don Hugo Folch de Cardona, primer Conde de aquel título, y de Doña Beatriz de Luna, canónigo de esta misma iglesia y promovido a su Silla por el Papa Benedicto XIII el mismo día en que trasladó a su antecesor a la de Tarragona. Yo puedo asegurar que el día 15 de julio de ese año 1407 se llamaba ya electo y confirmado, cuando nombró por su procurador en la testamentaria de Sanahuja de esta ciudad al canónigo Salvador de Aigues, a quien llama ya su Vicario general. La fecha de estos poderes es de Marsella. Con los mismos dictados y ausente también lo supone este Capítulo el día 27 del septiembre siguiente, en que nombró a Juan Englada por procurador de la iglesia para el concilio de Tarragona, que ya se había comenzado a celebrar con autoridad Apostólica por Francisco de Blanes, Arcediano de Valencia. En el año siguiente a 27 de octubre firmó nuestro Obispo la famosa concordia sobre coniudices, con que se terminó por entonces el pleito comenzado en tiempo de su antecesor. Los negocios eclesiásticos y civiles de aquellos años sacaban frecuentemente a los Obispos de sus Sillas. Y así son pocas las memorias que hay del nuestro en esta Catedral. Hállanse algunas de su existencia en los meses de agosto y septiembre de 1411, y que se hallaba en Agramunt con motivo de visitar a Don Jaime de Aragón, último Conde de Urgel y acérrimo pretendiente de esta corona, vacante por la muerte del Rey Don Martín. De varias cartas que se conservan en el archivo de esta ciudad parece que este Prelado siguió el partido de dicho Conde, a pesar de la fidelidad con que los paheres se mantuvieron por el que fuese declarado Rey, sin acceder a las repetidas instancias con que él procuró atraerles a su partido. El Obispo no vio el fin de este ruidoso cuento, muriendo a 9 de diciembre de ese año 1411, y fue enterrado en el coro de esta iglesia, sobre cuyo sepulcro se mandó después en 1485 por el Capítulo asentar una losa correspondiente. Dos días después de la muerte del Obispo ya escribieron los paheres a Doña Isabel, mujer del citado Conde, pidiéndole que apoyase la demanda que hacían al Papa Luna de que nombrase por Obispo de Lérida al Arcediano de Santa María del mar de Barcelona, sin expresar su nombre en la carta. Otra hay en el mismo archivo de la ciudad de 1.° de enero de 1412, dirigida a Fr. Francisco de Aranda, Cartujo y cubiculario de dicho Papa, diciéndole que por sus embajadores Bartolomé de San Martín y Fr. Antonio Fuster, Dominico y maestro de teología, pedían a S. S. que diese este obispado al noble Dalmacio de Mur, bachiller en decretos, canónigo y canciller de esta Universidad. Era Dalmacio sobrino de Guerau Alamany de Cervelló, Gobernador general entonces de Cataluña, el cual instó a los paheres que hiciesen esta petición a favor de su sobrino, como se ve en otra carta (ibid.) No sé qué cosa estorbó esta provisión: lo cierto es que la Sede vacó algunos años más, y esto contribuyó no poco para que arreciasen los males que había en esta ciudad con los bandos entre personas nobles y poderosas, cuyas cabezas eran las familias de Comes y Naves. Partidos que duraron aun después de electo en Caspe el Rey de Aragón, por cuya vacante comenzaron. En la de esta iglesia el Papa Benedicto XIII (Luna) instituyó de su autoridad tres Vicarios generales a 13 de diciembre de 1412, es a saber, a Juan de Castells, Deán, Salvador de Aigues y Francisco Tovía, canónigos. En ese año y los siguientes suena también oficial eclesiástico Alfonso de Borja (Calisto III).

Durante la misma vacante el Rey Don Fernando I de Aragón, con su decreto expedido en Monblanc a 8 de octubre de 1414, confirmó y mandó publicar las constituciones hechas en esta ciudad contra alcahuetes, blasfemos, rameras, etc., y sobre la observancia de los días festivos. Va copia de este documento curioso (a: Ap. núm. IX.).

DOMINGO RAM,

de 1415 a 1434.

Natural de Alcañiz, trasladado a esta Silla desde la de Huesca a 13 de noviembre de 1415 por el Papa Benedicto XIII (Luna). Consta que se hallaba ya aquí día 11 de enero de 1416. Había por estos tiempos un Domingo Ram, canónigo de esta iglesia, de quien se hallan memorias en las actas de 1412 y los dos años siguientes, lo cual advierto porque no se confunda con nuestro Obispo. A 11 de mayo de 1416 se dio posesión de un canonicato a Don Blas Ram, sobrino de este Obispo. También hay aquí memorias de dos hermanos suyos, Mateo y Margarita. Consta que se hallaba ausente en 1418, pero de allí a dos años estaba aquí, cuando por el mes de noviembre mandó que se hiciesen procesiones de penitencia por tres días con motivo de ciertas revelaciones hechas a un zapatero de esta ciudad, cuyo objeto y materia no consta (a). Tres años después, es a saber, 28 de junio de 1423, expidió el Rey Don Alfonso V el famoso decreto en que se mandó no se admitiesen ni ejecutasen bulas, rescriptos ni provisión alguna de la Sede Apostólica sin el exequatur regium: que los tributos y emolumentos debidos a dicha Sede, quedasen secuestrados en poder de las personas señaladas por el Rey, y que durante esta suspensión los Arzobispos, Obispos, Capítulos, Abades, etc., proveyesen los beneficios que les pertenecían. Va copia de este decreto tantas veces citado (b: Ap. núm. X.). 

(a) En un libro de resoluciones del Consejo general de esta ciudad del año 1420 se lee el día 20 de noviembre lo siguiente: “Fonch proposat per los honorables pahers (Mossen Johan de Sant Climent y Nicholau Agulló) que lo senyor Bisbe à ells hay comunicat ques facen è sien feites per tres dies continuus sanctes é devotes processons per tot hom generalment per algunes coses que son per Deu revelades a un çabater appellat Vergeret; les quals son stades prehicades per lo reverent mestre en taulegia digmenge prop pasat; ço es, divendres, disabte et digmenge primer vinents, que per aquestes tres dies que tot hom generalment homens è dones vagen acompanyant les dites processons à peu decalç (descalç) e degunar (dejunar) per aquells dies qui ferho puxe ni vulle, portant lums en les mans, dients oracions.” 

Por lo que toca a esta iglesia se hallan varias provisiones apostólicas en los años siguientes con el vidit y exequatur regio. Por lo común se nota la cláusula de que el Rey condescendía en su ejecución a instancias y ruegos de fray Juan de Cassanova su confesor.

En 1424 a 30 de marzo hizo constitución con el Capítulo de que los sermones de la catedral se predicasen por el Obispo, canónigos y beneficiados, dándoles las distribuciones en los días que necesitasen para ello.

En 1425 que se formase colección de todas las constituciones, cortando las inútiles.

En 1427 que se revocase la constitución de mostrar sólo una vez al año el Santo Pañal.

En 1428 acordó con el Capítulo la constitución de flectendis genibus in hymno Ave maris Stella e in nomine Jesu et in Salve Regina, et in Gloria Patri erigendo se, y otras varias ordinaciones tocantes a las festividades de algunos Santos, buen porte de los eclesiásticos y muchas otras cosas más que verás mejor en las copias adjuntas (a: Aps. núms. XI y XII.). 

En 1429 asistió al concilio de Tortosa del Cardenal P. de Fox.

En 1430, a 20 de septiembre, suena ya Cardenal en los registros de esta curia, y a 23 del mismo mes y año celebró aquí órdenes con ese dictado. Desde este punto se llama administrador del obispado de Lérida. Fue promovido a la metrópoli de Tarragona en 1434. El padre Huesca dice que lo fue a 25 de agosto del dicho año. En efecto aquí se halla todavía en el mes de enero de ese año. Con que no pudo ser trasladado a 20 de julio del año anterior, como dicen algunos Episcopologios. Parece que permaneció aquí con la administración de esta iglesia hasta la provisión del Obispo sucesor. Así en la víspera del Corpus del año 1435, sobre no sé qué duda en la procesión de esta fiesta, los paheres mandaron ques consulte lo Senyor Cardenal. Dos meses después ja presentó sus bulas el sucesor. 

GARCÍA AZNÁREZ,

de 1435 a 1449.

Provisto por el Papa Eugenio IV. Tomó posesión a 22 de julio de 1435 por su procurador B. Bosch, el cual dos días después notificó las bulas y provisión de S. S. al Consejo general de esta ciudad. En el noviembre inmediato ya juntó sínodo, que presidió dicho procurador. No vino a su iglesia hasta principios de 1438, como se ve en la deliberación que tomaron los cónsules a 17 de enero de ese año de hacer algún regalo al nuevo Obispo en su entrada, puesto que además venía con el carácter de Embajador del Rey. Nada más dice el Manual de ese día y año. Acaso aludían en eso a los encargos que sirvió en Italia en nombre del Rey, y que le detuvieron allá estos dos años. Los cuales indica así, en globo, su Vicario general Bernardo Bosch en la facultad que dio para celebrar órdenes y consagrar altares a P. Obispo titular Sambariense, que se halla en el registro de la curia episcopal de los años 1437. Quia, dice, Dnus. Episcopus Illerdensis de praesenti residentiam facit in civitate Gayetana vices illustrissimi Dni. Regis Aragonum ducens, ac in servitio continuo ipsius Dni. Regis assidue laborat in partibus Italiae. En el mismo año 1438 envió al sobredicho procurador al concilio de Basilea. Él se excusó de viaje tan odioso con el encargo de consejero y Canciller del Rey, que le precisaba a seguir su corte. Esta es la razón porque el Papa Eugenio IV le concedió, con su bula particular del año 1444, que pudiese percibir todos los frutos correspondientes a su dignidad estando ausente de su Sede, a excepción de las distribuciones cotidianas. Por comisión del mismo Papa Eugenio y del Rey visitó y reformó la universidad. Existen en este archivo los estatutos que formó con esta ocasión, los cuales he examinado. Supónense en ellos existentes las cátedras de oratoria y de exposición de Biblia en lengua vulgar. Sin embargo de estas ocupaciones proyectó la reunión de todos los hospitales de Lérida en uno que se construyese junto al puente. Cosa que estorbó por entonces su muerte, acaecida a 13 de marzo de 1449 en Génova, volviendo de Nápoles de cierta embajada que se le encargó para el Rey. Esto dice la inscripción que se puso en su sepulcro en el coro de la catedral vieja, a donde se trajo su cadáver, donde aseguran que estaba el escudo de sus armas en cuatro cuarteles, con una estrella en el de la mano derecha y tres peras (: peres, Peris, Peres, Pérez) en la izquierda, y los de abajo trocados. En los primeros días de este pontificado, estando ausente el nuevo Pastor, hallo que la ciudad convidó a que viniese a predicar en ella un Obispo llamado vulgarmente de Graus, que según la nota adjunta vivía retirado en aquella villa, mas no dicen quién sea (a: En el registro de los Consejos generales del archivo de esta ciudad del año 1435, al día 9 de agosto, se halla lo siguiente: “Fo proposat per lo honorable Micer Frances Merci doctor en leys, dient que com ell hage sentiment que lo Bisbe vulgarment apellat de Graus, lo qual es hom de gran sciencia honest et de sancta vida, e molt singular prehicador venrie en la present ciutat per prehicar; hoc encara, … mudar son statge en la present ciutat o territori, si la ciutat li scrivie alcuna bona letra de prechs, segons se pertany; attes quis diu que en lo loch hon te lermitatge alcuns homens de mala vida e lladrons, los quals li fan (se lee lifan) molts enuigs e lisodeguen les cetlles, el fau rescatar. Per tant, etc. Resolvieron: “attes que lo dit Reverent Bisbe es intim e precordial amich e familier del Senyor Rey, e ateses moltes coses, que ab la gracia de Deu prestament sie feta una bona letra al dit R. Bisbe, pregantlo que per sa benignitat vulle venir en la present ciutat a la festa de Sancta Maria de agosto prop venidora per fer lo sermo... e que los Pahers per la dita venguda no puxen donar ni presentar al dit R. Bisbe de cent sot. amunt.” 


También hallo del 1436, a 11 de abril, varias ordinaciones de esta ciudad sobre Moros y Judíos, de las cuales he copiado los dos artículos siguientes: 


Día 11 de abril de 1436. 

Item mes ordene lo present Consell, que quiscun juheu è juhia hagen è sien tenguts portar en los pits alt en loch que planament se mostre una roda de drap groch e vermell de granaria dun pa de sal, è aquell senyall tinguen cossit en la roba, pus sobirana que vestiràn en lo dit loch, è no pas ab agulla. E axi matex los moros vagen ab la barba rasa è feta, segons en regne de Valencia. E ultra axò porten cosida en lo muscle squer una talladura de grap (drap) groch (trapo amarillo) à guisa de llengua de bou de mitg palm de llarch è de dos dits dample. Lo qual senyal los dits moros et axi matex les mores, è moratelles è moratells,

que encara no tenen barba agen è sien tenguts portar lo dit senyal de groch de la dita forma cosit en lo muscle squer sobre la pus sobirana vestidura, que vestirán per tal forma, que palesament lo dit senyal se mostro. E si negun juheu ò juhia ò moro ò mora ò moratells ò moratelles seran atrobats sens los dits senyals que quiscuna veguada encorreguen en pena è ban de deu lliures jacqueses ò de vint açots rebedors en la dita forma, de la cual pena ni ban, amor, ni gracia nols puxe esser feta.

Notable es también la provisión de un canonicato en esta iglesia que el Rey Don Alfonso mandó dar en 1443 a su Consejero Pablo de Santa Fé, doctor en derechos y Auditor del Papa, a pesar de no haberle obedecido ni haber querido ir al concilio de Basilea, dejando a Florencia y separándose del Papa Eugenio IV. Este Pablo de Santa Fé había sido Vicario general del Obispo y Cardenal Don Domingo Ram.


ANTONIO CERDÁ, 

de 1449 a 1459.

Mallorquín, electo por ambos Capítulos a 25 de abril de 1449. Llámanle Cardenal Messinense (Messina, Mesina). Dicen que lo hacían por contentar al Papa y al Rey, de cuya protección tanto necesitaba la iglesia. El escrutador principal dijo en el acto de publicar la elección, que pedía su confirmación al Papa. Otra parte del Capítulo eligió el mismo día a Jorge Bardají, Obispo de Tarazona. Prevaleció el partido del Cardenal, no en vigor de la elección, sino por la libre provisión del Papa Nicolao V, que antes que se efectuase aquí la elección, le trasladó de la iglesia de Mesina a la de Lérida: y se halla que el electo firmó sus poderes a Pedro, Abad de San Juan de las Abadesas, día 16 de abril, estando en Roma nueve días antes que aquí se juntasen para elegir. Uno de los testigos de esta escritura de poderes es Juan Margarit, Sacrista mayor de Gerona, doctor en derechos y Obispo después de dicha Sede. El secretario del electo era Silvestre Salom, Mallorquín. El exequatur del Rey Alfonso es 

dado en Nápoles a 6 de abril 1449.

Pidió luego al Capítulo el arrendamiento de los cuatro años primeros de los frutos, derechos y emolumentos del obispado. Prometieron pagar en el primer año 40.000 sueldos jaqueses, y en los tres siguientes 50.000 

en cada uno, y si la paga se hacía en florines de oro de Aragón, se estipuló que se hiciese a razón de X sueldos por florín. En su tiempo el mismo Papa Nicolao dotó la plaza de maestro de teología en esta iglesia ad faciendum sermones, como dice en su bula de 2 de octubre de 1451. En la misma concedió que nadie fuese recibido en canónigo nisi fuerit nobilis vel de militari genere procreatus, seu in altero iurium doctor vel licenciatus, aut in sacra teologia, artibus vel medicina magister vel licenciatus, aut filius honorabilis civis eiusdem civitatis Illerdae. Lo mismo confirmó siete años después Calixto III, y en su bula confiesa que había sido canónigo de esta catedral, como se dijo en su lugar. En 1453 a 31 de marzo resolvieron que la representación de la pasión de Cristo, que hasta allí se hacía ante el altar mayor, por evitar escándalos, y porque no todos podían verla cómodamente, se hiciese in horto (huerto; hort) seu viridario (verde; verger) claustri; lo mismo que las otras representaciones dempta representatione S. Spiritus, sive de la coloma.

Del mismo año a 28 de diciembre es la constitución que ya se dijo sobre exponer a la veneración el Santo Pañal el día de la Asunción de Nuestra Señora a más del de Navidad.

Del 1457 he hallado en este archivo (Reg. A, fol. 10) la resolución que tomó el Capítulo para impedir un desafío, cuyo cartel copian allí mismo, y es el siguiente. "Mossen Miguel Periç, canonge de la Seu, per quant conegan que les coses mal fetes no resten imponides, é que ab tractes é manyes volen enugar la gent per moltes vies, jo Miguel Bnt. de Tamarit, per altra via vos vul donar vostre mereximent per que vos entén à dapnificar o fer dapnificar. Axi passats cinch iorns de huy quis comte à XXII de mayg que los presens deseximents vos son mesos à la porta de casa vostra; é per que nos pogués allegar ignorancia, son mesos al Peu del Romeu de la present ciutat de Leyda; que io satisfaré talment à la honor mia é de mos amichs, é de aquells per qui entench à fer, los quals vos enugats haveu, que vos restaren (restareu) castigat, é vostres mal fets, he tractes punits. Fets en la dita ciutat en la damunt dita iornada any M.CCCC.L. set.” (1457) 

No era este propiamente un desafío con citación de campo y armas para pelear, sino un aviso previo a la venganza que el agraviado quería tomar de su injuriador, sin el cual era tratado como traidor y bauciator (bauzator), según la ley publicada un siglo antes por Don Pedro IV, de que se habló en el Episcopologio de Vique. A esto llamaban deseximent, 

esto es, salirse de la ley del honor que los contenía o quedar libres para poder ejecutar sus venganzas. Por bárbara que parezca esta costumbre no puede negarse que por algún respeto contribuía a la tranquilidad del público y de los particulares. 

De nuestro Obispo Cardenal habla Pío II como de una antorcha de la teología (lib. IV. Coment. in lib. Pont. de dict. et fact. Alphonsi). 

Chacón le supone electo por Nicolao V como su maestro. (V. Lampillas, P. 2, Disert. 2, §. II).   

Murió nuestro Prelado en 1459, cuya noticia llegó aquí el día 9 de octubre. Vacó la Sede un año, y en 27 de septiembre vino la nueva de estar provista en el sucesor 


LUIS JUAN DEL MILÁ, CARDENAL,

de 1461 a 1510.

Valenciano, de la casa de los Condes de Albaida, promovido a esta Silla por el Papa Paulo II, cuya noticia llegó ya aquí a 9 de octubre de 1460: mas él no tomó posesión hasta 23 de febrero del año siguiente por su procurador Juan de Alcañiz. Era Cardenal, tit. SS. IV. coronatorum. Tardó en venir a esta iglesia hasta el 1464, en que a 20 de julio hizo el juramento acostumbrado de guardar las constituciones de la iglesia. Otras memorias hay de su existencia en ella de los años inmediatos. Mas luego se ausentó, pasando algunos años en Albaida (villa del reino de 

Valencia). Allá se hallaba por los años 1474 y 77. En este último negó a los frailes Menores la licencia que ya les había concedido su Vicario general para trasladar su convento de San Lázaro, donde vivían, a la parroquia de San Juan, mandándoles que reedificasen su convento fuera de los muros de la ciudad donde más conviniese. Así se efectuó luego en 1482 en que el Vicario general Manuel de Monsuar y el Capítulo dieron la casa de la almoyna de esta catedral a la cofradía de Santa María, situada en la iglesia de San Salvador, la cual dejaban para que la ocupasen los frailes Menores. Otro Vicario general gobernaba en su ausencia, que era Andrés Rafard, el cual a 3 de noviembre de ese mismo año 1477 dio su permiso para trasladar el cadáver de Don Juan de Luna desde el cementerio de San Agustín de esta ciudad al monasterio de Santa María de Gracia prope Cor … in regno Castellae, que el mismo Don Juan había fundado, y donde tenía ya dispuesto su sepulcro. Así se lee en el registro de ese año en la curia eclesiástica: pero está cortado el nombre de la ciudad. En el epígrafe de esta licencia se dice del difunto: mortuus fuit in sitio Illerdae, tento per excellentissimum D. Johannem, Regem Aragonum. Fuit mortuus ille nobilis cum quodam tiro de carabatana (la cerbatana antigua) in arennio de … pont de Segre de Leyda. Este sitio fue con ocasión de la rebelión del Príncipe Carlos de Viana. Para ejercer los pontificales y con cargo y autoridad de Visitador, tenía aquí a su Obispo auxiliar Vicente Trilles, Obispo Hieropolitano, el cual a 21 de septiembre de 1485 (a: Debió ser año 1495, porque este auxiliar no se consagró hasta el año 1491. (V. Gerona consagró la iglesia rural de Santa María de Buzenich, de que ya se habló; y en 1509 a 1.° de junio 

todavía confirió la tonsura clerical a Miguel Çavala, natural de Lérida, de licentia Domini Episcopi. En 1484 establecieron el orden que se debía guardar en las procesiones de las rogaciones, que es el que va copiado (a: Ap. núm. XIII.). Continuaba ausente y residiendo en Albaida nuestro Prelado en 1491, cuando escribió al Capítulo que los Condes de Albaida querían trasladarse con su familia a vivir a Lérida. Así está en las Actas capitulares (b: Ap. núm. XIV.). Poco después convocó sínodo para Aspa para el día 8 de noviembre de 1494 propter pestem en Lérida; pero a petición del Capítulo fue trasladado a Alfes, lugar pequeño, para el 20 de los mismos. Queda un trozo de actas incompletas en la curia eclesiástica, y por desgracia no contienen constitución alguna sino querellas y sentencias, algunas de ellas sobre la conducta del auxiliar Trilles en las visitas de la diócesi. Del 1497 he visto un decreto de Don Juan de Aragón, Conde de Ribagorza, lugar-teniente general del Rey de Cataluña (lugarteniente general del Rey de Aragón en Cataluña), mandando secuestrar las rentas de nuestro Obispo, a instancias del Capítulo, quejoso de que en tantos años de pontificado no aplicaba lo que anualmente se le había señalado para reparo de la sacristía incendiada ya había algunos años, ni del palacio ni de los castillos de su señorío. 

En consecuencia de esto ofreció día 22 de noviembre de 1498 pagar 6000 sueldos para reparo de la sacristía. Y además publicó un decreto impreso el mismo año, en que concede indulgencias a los que contribuyesen a dicho objeto, y la construcción de la sillería del coro (a: Ap. núm. XV.). En este mismo año diose al Capítulo la licencia acostumbrada de celebrar tempore interdicti.

En el año 1500 era su Vicario general Pedro Stornell, Episcopus Civitatensis, que juró a 12 de mayo; y poco después, a 1.° de junio del mismo año, suena con el título Episcopus Terrenovae.

Otro sínodo celebró por su procurador Martín Juan de Alcoleia en el abril de 1500, en el que aprobó las constituciones hechas por sus antecesores, que nombra así: Raimundum de Ciscar, Guillermum de Montecatheno et Fr. Guillermum de Agonis et Petrum Raimundum et Dom. Garciam, et Dominicum Ram, Episcopos Illerdenses. El Obispo Cardenal estaba en esta diócesi, y en el lugar de Aspa, en marzo de 1508, y siguió gobernando esta iglesia, o por sí o por sus Vicarios, hasta el 1510; y aun entonces la dejó por renuncia que hizo antes del día 9 de diciembre, en que está fecha la bula del sucesor, donde se dice que el Obispo Milá había renunciado esta Silla. Medio siglo, menos setenta y cinco días de pontificado, proporcionó a este Obispo hacer grandes cosas en bien de su esposa, si otras circunstancias, que ignoramos, no le obligaran a tan frecuentes ausencias; y no hay duda que han perecido, como en otros sucede, algunas memorias importantes de su vida y gobierno. Entre ellas se debe contar la de un Ritual de esta diócesi, que he visto y disfrutado aquí, impreso, sin disputa alguna, en el siglo XV, aunque no consta del lugar, ni del año, ni del impresor. El cual ordenó ciertamente nuestro Obispo, y es el primero que tenemos de esta clase. 

Lo mismo debo decir de un Misal impreso en Lérida, sin nota de año ni editor, cuyo epígrafe final dice: Explicit Missale mixtum Illerdae impresum secundum consuetudinem Sedis eiusdem: de quo benedicetur Dominus per infinita seculorum secula. Amen. Al principio, después del calendario, le llama Missale misticum, en lugar de mixtum. Algunas notas van de él en lo de ritos. Del significado de esta palabra ya se dijo otras veces. Tras este artículo te parecerá mucho más breve de lo que es el pontificado del sucesor


FR. JUAN DE ENGUERA,

de 1511 a 1513.

Valenciano, Dominico, de quien ya se habló en el Episcopologio de Vique. Era ya confesor del Rey e Inquisidor general, cuando el Papa Julio II le trasladó de aquella iglesia a esta de Lérida con su bula, dat. V. idus decembris del año 1510. El día siguiente está fecha la comisión pontificia a los Obispos de Córdoba y Ciudad-Rodrigo para que reciban el juramento al electo. Estos subdelegaron a Don Diego de Ribera, Obispo de Mallorca, en cuyas manos juró nuestro Obispo en el lugar de Don Benito, diócesi de Palencia. Los despachos del Rey Don Fernando están firmados en el lugar de Ribera a 24 de enero de 1511. Finalmente, nuestro Obispo tomó posesión a 17 de febrero de ese año por su procurador Juan Pascuet, ciudadano de Valencia, tío suyo, a quien dio amplísimos poderes con fecha de Talavera del día 11 de enero anterior. No sé si vino a su iglesia. Estaba en Sevilla a 16 de junio de 1511, donde firmó un decreto a favor del clero. Se sabe que antes del mes de octubre del año siguiente 1512 fue trasladado por el mismo Papa a la de Tortosa, de la cual no llegó a tomar posesión, muriendo en Valladolid a 15 de febrero de 1513. En el proceso de posesión del sucesor se dice haber muerto in partibus occidentalibus.

Algunos dicen que este Obispo fue Cisterciense; pero dejando aparte otras pruebas, el Rey, en la carta de su provisión dirigida a este Capítulo, le llama Dominico; y entre las ruinas del convento antiguo de esta orden, a dos horas de esta ciudad, donde había construido a sus costas un dormitorio, se halló una piedra en elogio de su memoria, donde se dice lo mismo. 

JAIME CONCHILLOS,

de 1513 a 1542. 

Promovido a esta Silla de la de Catania, con ocasión de la renuncia del antecesor, por el Papa Julio II día 1.° de octubre de 1512. Tomó posesión a 19 de abril de 1513 por su procurador Gonzalo de Conchillos, Deán de 

Jaca y canónigo de Tarazona, cuyos poderes firmó en Bayona a 17 de marzo. Algunos instrumentos llaman a nuestro Prelado Diego, equivalente de Jaime, (Diago, Thiago, Yago, Santiago &c) ya desusado en nuestros días, y por lo mismo digno de advertirse. Con alusión a su apellido pintaba este Prelado en su sello tres conchas. Así se ve en el 

frontis del Misal de esta iglesia, que se imprimió en su tiempo bajo su dirección, y dedicado a él por el mismo impresor Jorge Coci, que lo imprimió en Zaragoza en 1524, folio, del que hay en este archivo un magnifico ejemplar en vitela, con este epígrafe final: Habes nunc denuo, electa Christi caterva, Missale compendiosiori volumine summo studio acutaque lima elaboratum, denique plus quam optare posses exactum, Caesaraugustae cura atque vigilantia Georgii Coci V. kal. octobris anno 1524 felici sydere impressum. El mismo escudo se ve en el Ritual que él ordenó para su diócesi, impreso en Lyon por Dionisio de Harsy en 1532, 

en 4.°, que he visto y registrado para mis ritos. A estos cuidados pastorales debe añadirse el sínodo que convocó en 1525, para el cual el Capítulo, día 28 de abril, nombró tres procuradores, entre ellos a Don Pedro Agustín, hermano de Don Antonio Agustín. Otro había pensado celebrar en 1520, cuando a 18 de junio pidió al Capítulo que para su mejor gobierno mandase formar una colección de todas las constituciones sinodales anteriores, y las de la iglesia. No acredita menos 

su celo por el bien público la fundación que hizo en 1536 de una cátedra de escritura en esta universidad, con 50 libras de dotación. Esto confirma lo que ya se dijo, que antes de esta época no había lección de escritura sino en la parroquia de San Juan, servida por un religioso de San Francisco. El año anterior, 1535, visitó esta catedral por su oficial y visitador Pedro Soler (a:Ap. núm. XVI.). También consta que visitó personalmente el monasterio de Roda, donde he visto una carta suya, sin fecha, en que encargaba a aquel Capítulo que resolviesen si, contra lo mandado por él en la visita, se debía permitir asiento en la capilla alta del Crucifijo, al nivel del presbiterio, a ciertas señoras, que alegaban derecho a ello por haber fundado allí alguna capellanía con esa condición. Esto prueba la costumbre de aquel tiempo en que, a pesar de las decisiones sinodales, se toleraba esta distinción, tan ajena de la cristiana moderación. Estaba ausente este buen Obispo de su diócesi en el año 1539, no se sabe con qué motivo: y acaso no volvió a ella antes de su muerte, acaecida en Tarazona en el martes de la Semana Santa del año 1542. En la vacante hallo que era Vicario general el Abad de Ager Juan Sobrino, canónigo que ya era de esta iglesia desde antes del 1504. También consta en las Actas capitulares que a 6 de abril del mismo año confirmó el Capítulo al Obispo de Filadelfia Gerónimo de Toro en el uso de pontificales, que ejercía en tiempo del Obispo difunto. No es de omitir la noticia de que en 1519, a 28 de enero, entró en esta ciudad y juró sus privilegios el Emperador Carlos V. También pasó por ella, a 13 de agosto de 1525, un Legado pontificio, a quien las Actas llaman solamente lo Cardenal Salviatich.

Dicen que en 1543 fue nombrado sucesor en esta Silla Don Martín Valero, y que murió luego sin tomar posesión. De lo cual nada más sé, sino que el año siguiente entró a gobernarla


FERNANDO DE LOAZES,

de 1544 a 1553.

Tomada posesión de esta Silla hizo su entrada en esta ciudad a 23 de enero de 1544. En 20 de abril de 1545 celebró sínodo en Monzón. En 1549 hay memoria de un auxiliar suyo, Don Benito Sabater, Obispo de Filadelfia, que ese año daba órdenes en Roda de licencia del nuestro, que estaba in remotis. A 19 de enero de 1550 comenzó otro sínodo, que duró por tres días consecutivos, cuyas constituciones existen, como las demás de esta iglesia. En el mismo año mandó que el coro se arrodillase al incarnatus est, etc. A 22 de mayo de dicho año el Capítulo escribió a Pedro Cardona, su abogado en Tarragona, diciendo: “Lo Bisbe ha fet manar que se tuviese el martes post Pentecostes por tercera fiesta de Pascua, lo que no ere en consuetut en esta diocesi y te aci un Bisbe de gracia lo qual visite la diocesi.” Algunas quejas hubo entre Capítulo y Obispo: con ocasión de ellas el Capítulo, este mismo año, escribió al Cardenal Cristóbal Madruccio implorando su protección, ya que tanto se había ofrecido, cuando pasó por aquí pergens in Castellae regnum. A 23 de agosto de 1551 salió de aquí para el concilio de Trento, sin tenerse más noticia de su existencia y fallecimiento, que en 1.° de mayo de 1553 ya tenía sucesor, que fue

JUAN DE ARIAS,

de 1553 a 1554.

Inquisidor de Barcelona. Tomó posesión de esta Silla a 10 de junio de 1553, habiendo recibido las bulas con fecha 1.° de mayo de dicho año. Hizo su entrada en esta ciudad día de San Andrés del mismo. Son escasísimas las memorias que hay de este Prelado, y como por milagro he visto una en el archivo de la parroquial de San Juan de 7 de enero de 1554, y esa de poca entidad, sino que no se dice ausente. Tuvo sínodo a 17 del mismo mes, habiendo hecho su convocatoria en 15 de diciembre último. Por su indisposición asistió en su lugar el Arcediano mayor, y se le concedió un donativo de 30 sol. Murió en su palacio a 13 de julio de 1554, y está enterrado en su Sede. En la larga procesión de su entierro asistió el señor Don Miguel Mayques, Obispo de Alés, en Cerdeña, el cual todavía estaba aquí en 1569, y ejercía el oficio de predicador del Capítulo. Llevaron el cadáver con la cara descubierta, com es la practica de portar los eclesiastichs. Predicó sus honras el P. Mtro. Burgos, del orden de San Agustín, y natural de Valencia.

Ya que se mentó el Obispo Don Miguel Mayques, añadiré lo que de él he visto aquí. Parece que debía estar en esta de auxiliar, aunque ignoro el título de su iglesia: lo cierto es que ordinariamente ejercía por su doctrina el cargo de predicador del Capítulo, oficio que suprimían cada año con otros en los Capítulos de la O, y volvían a confirmarle en los mismos. En esta clase suena desde mucho antes de 1553. Hacia el 1567 fue nombrado Obispo de Alés en Cerdeña; mas por hallarse ya viejo y tan querido en esta ciudad, y señaladamente en la universidad, donde es de sospechar que obtendría alguna cátedra, resolvió el Capítulo escribir a Don Bernardo de Bolea, Vice-canciller de Aragón, día 6 de noviembre 1567, pidiéndole que proveyese de remedio como el Obispo Mayques quedase acá con una pensión, aunque fuese menos de la mitad de las rentas de Alés. Va adjunta la carta (a: Ap. núm. XVII.). Puede conjeturarse que se logró lo que se pedía; pues a 8 de febrero de 1569 encargó el Capítulo los sermones de la próxima cuaresma al maestro fray Juan Lladron, provincial de los Dominicos, que estaba en Huesca, pues el Obispo Mayques su predicador ordinario se hallaba ausente, y avisaba que no podía venir. Continuaba su ausencia concluida la cuaresma, pues a 26 de mayo de 1569 hallo que el Capítulo encargó al ornamentero de la iglesia que encomendase los sermones inmediatos durante la ausencia del Obispo Mayques. Todo ello prueba que estaba acá de asiento, como antes de ser nombrado Obispo de Alés. 

MIGUEL DESPUIG,

de 1556 a 1559.

Obispo de Urgel, de donde fue trasladado acá por el Papa Paulo IV a 13 de abril de 1556; prestó su juramento a 22 del mayo siguiente en manos de Don Jaime Cazador, Obispo de Barcelona, y tomó posesión de su nueva Silla el día 3 del junio inmediato. Dedicado enteramente a la reforma del clero y al bien espiritual de sus ovejas, entendió luego en plantificar un colegio para doce estudiantes pobres, tres de la diócesi de Lérida, tres de la de Barcelona, tres de la de Urgel, dos de la de Elna, y uno de su parentela. Fundolo en las casas del Arcediano Marcos de Voltor con el título de la Concepción. Las constituciones que he visto manuscritas en la biblioteca del Carmen Calzado de Barcelona, al paso que descubren su celo ilustrado con la ciencia, muestran que su establecimiento es el más análogo que puede hallarse a los seminarios Tridentinos; y que a no constar que su fundación es del 1559 pudiera equivocarse con el primero de ellos en la Europa. Trasladose esta casa con la Universidad a Cervera, y después de algunos años de estar cerrada se ha puesto corriente en el año 1806 por el celo de su patrono.

No fue este el único bien que procuró a sus ovejas. Además del sínodo que celebró en 1557, publicó acaso en el mismo ciertas constituciones sobre la reforma de la vida clerical y culto divino; las cuales intituló praecepta spiritualia, que he visto y extractado para los ritos.

Visitó además con autoridad apostólica y real la universidad de Lérida, y en el archivo de esta iglesia queda el borrador que iba formando para su reforma. Mas tuvo que dejar su conclusión para el sucesor, muriendo él de apoplejía en su palacio día 21 de noviembre de 1359 a las diez de la noche. 

DON ANTONIO AGUSTÍN O DE AGUSTÍN (DE AGOSTÍ).

de 1561 a 1577.

Como le llaman todas las Actas capitulares de su tiempo; nombre bien conocido y de grande honor para nuestra corona. No fue el primero de su familia que ilustró a esta iglesia. A 18 de enero de 1518 se hallaba ya canónigo y sacrista de la misma su hermano mayor Don Pedro Agustín, a quien después a 14 de septiembre de 1524 confirió este Capítulo el arcedianato de Benasque y luego la prepositura de octubre. Suena también Vicario general en el sobredicho año 1518. Luego fue promovido al priorato de la iglesia de Roda, de donde al cabo de más de veinte años fue nombrado para el obispado de Elna y sucesivamente al de Huesca (a: Vid. P. Huesca: Iglesias de Aragón, tom. VI, página 335.). Otro sin duda de la misma familia, llamado Francisco Agustín, obtuvo aquí un canonicato a 25 de septiembre de 1524.

Nuestro Obispo había sido canónigo de Huesca desde el año 1556, y era actualmente Obispo de Alifa cuando fue promovido a esta Silla, a presentación de Felipe II, por el Papa Pío IV con su bula de 8 de agosto de 1561, año II de su pontificado. Prestó el juramento de fidelidad al Rey el 22 de septiembre siguiente, y tomó posesión día 13 del octubre inmediato por su procurador el noble Luis de Icart, a quien tenía dados poderes, fechos en Roma a 11 de agosto de ese año. El día siguiente 12 de agosto tenía también creado Vicario general al canónigo José Monsuar. El gozo con que fue recibido aquí este nombramiento era el correspondiente al gran crédito que el electo tenía, de su prudencia y sabiduría por todos estos países. Uno y otro acreditan las dos cartas de parabién que escribió el Capítulo el día 24 de mayo de ese año 1561, lo cual prueba cuán anticipada fue la presentación del Rey al despacho de las bulas pontificias (a: Aps. núms. XVIII y XIX.). He buscado con suma diligencia cuantas noticias se hallasen aquí para ilustrar la vida de este Obispo: y en ello soy muy deudor a la laboriosidad del canónigo doctoral Freixes. Yo me contentaré con proponer las memorias exactas de que se pueda servir quien le quiera elogiar conforme a su crecido mérito.

Lo primero, pues, que ocurre en los registros de Actas capitulares después de su posesión, es que el día 23 de febrero de 1562 el citado José Monsuar, Vicario general y procurador del Obispo, pidió en nombre de él consilio al Capítulo para congregar sínodo en la catedral en la próxima dominica de Cuasimodo. A 28 del marzo siguiente nombró el Capítulo cuatro canónigos síndicos para el sínodo. Mas el día 4 de abril se acordó que si el Obispo celebraba el sínodo asistiesen a él los cuatro canónigos nombrados, que también habían asistido el Sábado Santo; pero si lo celebraba el canónigo Moliner sólo asistiesen dos. Este modo de hablar indica que se hallaba aquí nuestro Obispo. Mas es indubitable que se hallaba ausente y residiendo en el concilio de Trento, y entendiendo en varios negocios del servicio del Rey. Y temiendo el Capítulo de esta iglesia que por esta razón debía ser muy larga la ausencia del nuevo Prelado, tenía ya pedido al Rey con fecha del 29 de octubre de 1561 que supliese su falta y visitase esta iglesia y diócesi su hermano Don Pedro Agustín, Obispo de Huesca, que podía hacerlo cómodamente por la inmediación de las diócesis. Va copia de esta grave representación tan honrosa para el Capítulo como para el Obispo (a: Aps. núms. XX y XXI.). Es indubitable que el Rey accedió a la petición, pues consta que dicho Obispo de Huesca presidió el sínodo del 1562. Die septima aprilis (dicen las Actas capitulares de esta iglesia) M.D.LXII. Dominus Episcopus Oscensis praesentavit ipsis potestatem suam ad celebrandum synodum, qui iuravit, etc. El P. Ramón de Huesca (Teatro de las iglesias de Aragón, tom. VI, pág. 335) dice que este Obispo de Huesca asistió a todas las sesiones del concilio de Trento. Todo se puede componer diciendo que luego de celebrado este sínodo en abril o mayo, partió para Trento. En las Actas capitulares de Gerona del año 1562, fol. 359, he visto que a primeros de julio se hallaba este Obispo de Huesca en aquella ciudad proficiscens ad concilium, y que deteniéndose allí unos días celebró de pontifical día 4 de dicho mes y año. En nuestro sínodo se trató del subsidio caritativo al nuevo Obispo, como me consta de varias apocas y papeles de los meses siguientes.

En el Capítulo de 19 de abril de 1564 el Vicario general presentó al Capítulo de parte del Obispo ciertas escrituras intituladas Doctrinas christianas. Encargose su examen a los canónigos Valls y Lentes, y el día siguiente se decretó su publicación y se imprimieron efectivamente separadas y de por sí, según consta de algunas cartas del 1580 y por ahí, en que pedían a este Capítulo algún ejemplar de dicha obrita. Entiendo que serían algún breve Catecismo propuesto por el Obispo a los párrocos en el sínodo que tuvo en 1563, o para el que pensaba congregar a fin del mismo 1564, que tantos y tan reñidos debates ocasionó en el Obispo y Capítulo.

Habíase en efecto restituido acá nuestro Prelado después de la conclusión del concilio de Trento, cuyos decretos mandó publicar en el coro de esta catedral, día 27 de agosto de 1564, y fijar sus carteles, uno en la puerta del coro y otro en la llamada dels fillols. Hízose esto sin contar con el Capítulo, a cuyas requisiciones finalmente satisfizo el Prelado, presentándole el día 7 de septiembre siguiente la bula original del Papa sobre la confirmación y observancia del concilio, y así quedó unánimemente admitido en esta iglesia. Para el mismo objeto de admitir el concilio de Trento, se congregó el provincial de Tarragona en octubre de ese año 1564, en el cual se hallaba el Obispo día 13 de dicho mes.

Admitiose en él in genere todo el volumen del concilio: mas respecto de los cánones que tocaban en la reforma de costumbres, como en esta provincia las hubiese antiguas y muy respetables, y entendiesen que ni era voluntad del Papa ni del Rey quitarlas ni abrogarlas sin una madura deliberación, resolvieron dirigir a S. S. por mano de S. M. cinco artículos de dudas, las cuales el Rey aprobó, y suspender en el ínterin la conclusión del concilio provincial hasta la octava de Pascua del año siguiente 1565, cosas que verás mejor en varias cartas adjuntas (a: Aps. núms. XXII, XXIII, XXIV y XXV.). Durante la suspensión de este concilio nuestro Obispo quiso juntar sínodo diocesano, señalando el día 31 de diciembre de 1564, para lo cual pidió consilio al Capítulo día 22 de noviembre, y el día 27 del mismo le dirigió la convocatoria que he visto original, en la cual se lee: decrevimus habito prius tractatu vobiscum. Representó desde luego el Capítulo alegando el poco tiempo para que acudiesen los llamados al sínodo, y para deliberar en las gravísimas cosas que se habían de tratar en él, las cuales entendieron que versaban sobre la solemne admisión del concilio de Trento y ejecución de algunos de sus decretos; punto que alarmó su atención, estando pendiente ello del concilio provincial, y esperando todos los Obispos de la provincia su éxito y la resolución del Papa y del Rey, no pareciendo cordura singularizarse en aquellas circunstancias y exponer con la prisa el honor y los intereses de esta iglesia. Esto representó el Capítulo con viveza a su Prelado, y aun apeló de su resolución, que fue de pasar adelante en la celebración del sínodo, que efectivamente se tuvo el día señalado.

Hiciéronse en él tres cosas principalmente: primero, publicar el decreto de aceptación del concilio Tridentino, y anatematizar las herejías, etc.: segundo, intimar el decreto sobre la residencia de los beneficios curados: tercero, nombrar examinadores para los que fuesen presentados a los beneficios vacantes. En lo del concilio la mayor parte se remitió a lo que se resolvería en el concilio provincial. El Capítulo protestó a todos los procedimientos del sínodo en fuerza de la apelación que tenía hecha al Metropolitano antes que se comenzara. La renovaron en el enero inmediato, añadiendo a la queja ya indicada sobre la celebración de sínodo, estando pendiente el concilio provincial, otra nulidad; y es que, aunque el Prelado decía en sus carteles praecedente tractatu Capituli, en nada había contado con ellos, siendo esto contra sus privilegios antiguos, y una concordia reciente hecha con el Metropolitano, siendo Obispo de esta iglesia, y jurada por el mismo Don Antonio Agustín. Tardó el Metropolitano en resolver; mas al fin despachó a nuestro Prelado sus letras inhibitorias, fechas día 1.° de marzo de ese año 1565, fundadas en los dos artículos insinuados, mandándole suspender la ejecución de lo decretado en su sínodo, y enviar a la metrópoli todo el proceso de él. Estaba a la sazón el señor Agustín en Huesca con su hermano con la ocasión de visitar los últimos lugares de su diócesi; y así se dilató la intimación del decreto hasta el día 14 del mismo mes y año. Nada más sé del remate de este ruidoso cuento, sino que por el mes de agosto de ese año el Prelado todavía no había remitido el proceso a la metrópoli, y que proseguía en lo comenzado sin ningún impedimento. Muchas cartas he visto del Capítulo escritas con esta ocasión, y aun he copiado algunas que contienen la historia de esta ruidosa contienda, que tuvo alarmada a toda la provincia y otras iglesias más distantes. Acaso te chocarán las quejas y amargas expresiones con que en ellas se explica el Capítulo; mas es innegable la actividad y tesón con que Don Antonio Agustín manejó todos los negocios en que entendió: calidad que no siempre allana los caminos para la ejecución de lo bueno. Por otra parte la reforma del concilio de Trento era una novedad para las costumbres arraigadas, principalmente en los seglares, y se necesitaba de suavidad y de tiempo para su práctica. Así fue también mal recibida la constitución que a principios del mismo año 1565 expidió nuestro Obispo super modo et ordine confitendi, con cuya práctica se temió que por la Pascua no hubiese aún cumplido con la iglesia la tercera parte de los feligreses de la diócesi. Chocó también el celoso Obispo contra la costumbre antigua de esta catedral sobre las misas nupciales, que sólo en ella podían celebrarse, como ya se dijo. Hubo al mismo tiempo otra contestación muy grave sobre la provisión de un canonicato. Estas y semejantes fueron las causas de aquella fatal discordia, que por fortuna duró poco. Pues desde los principios de 1566 le hallamos ya en buena armonía con su respetable Capítulo, y los vemos tratar y ayudarse recíprocamente en los negocios tocantes al bien común.

Uno de ellos era la publicación de un Ritual Illerdense lo más completo que ser pudiese. Verificose la impresión en 1567 por Pedro de Robles, con este título: Sacerdotale volumen, quod ordinarium Illerdense dicitur. El impresor puso al fin: Petrus Roburius Illerdae mense maio. Sigue el escudo de armas de la ciudad, y luego: anno salutis M.D.LXVII. Por lo raro que es este libro he copiado su docta prefacion y los edictos de nuestro Obispo, insertos en él, y de sus ritos recogí noticias curiosas para la historia de ellos. Los edictos que digo, son: uno expedido en 1564 sobre la clausura de las religiosas, mandada en el concilio de Trento; y otro del 1566 sobre reforma de abusos en el culto, cuyas copias dirán mejor que yo lo que ellos son (a: Aps. núms. XXVI, XXVII y XVIII). Ingiriéronse también en él varias constituciones del concilio provincial celebrado en Barcelona el año 1566, a que asistió nuestro Prelado, donde, como en todos los otros, se haría gran cuenta de su saber e ilustración. En este mismo año 1567 hay varias memorias en las Actas capitulares sobre las diligencias que aquí se practicaron para oponerse a la erección del obispado de Barbastro, y a 29 de octubre mandaron los canónigos que por estar indispuesto el Prelado se pasase a su palacio el Libro verde de la iglesia, para que se viesen los documentos necesarios para impedir la erección de dicha Silla.

Yo no dudo que estando tan reciente la constitución de los sínodos diocesanos anuales, establecida en el Tridentino, y siendo nuestro Obispo uno de los que la decretaron, se esmeraría en su cumplimiento. Mas hasta ahora, después del que fue ocasión de tanta discordia en 1564 y 65, no hallo memoria de otro hasta el año 1569, en el que, día 28 de enero, dio al Capítulo consilium et haberi tractatum. Dio su asenso este cuerpo día 7 de febrero, supuesto que se había de celebrar cada año, y que en el futuro se había de tratar de la impresión de nuevos Breviarios. Sabida es la libertad que hasta este tiempo gozaron todos los Obispos de ordenar cada uno en su iglesia el Breviario que en ella debía regir. Mas con el decreto de San Pío V sobre la admisión general del Breviario Romano se suscitaron grandes contiendas, juzgando unos que todos los ordinarios debían admitirle, y los particulares acomodarse a él; y otros que podían seguir ordenando Breviarios propios, con sólo que se acomodasen al rito general de IX lecciones, establecido en él. Lo primero era de gran perjuicio para las iglesias, que ya no podían servirse de sus libros corales, y lo segundo era repugnante a los particulares, acostumbrados al rito de III lecciones, que seguía el reciente Breviario de Quiñones. Así que, antes de resolver en cosa de tanto momento, consultó el Capítulo a su procurador en Roma con fecha de 28 de febrero de 1569 (a: Ap. núm. XXIX.). Y aunque no he hallado su respuesta, por ia adjunta copia de la carta verás que nuestro Don Antonio Agustín era de parecer que cada Ordinario podía ordenar Breviarios para su diócesi. Y efectivamente se hizo así. Juntose el sínodo el día 21 de abril, y a 25 del mismo el Capítulo se encargó de cuidar de la impresión de Breviarios Illerdenses, y adelantar todos sus gastos. Concertose la obra con el mismo impresor Pedro de Robles en el mes de junio. La impresión quedó concluida en 1571; mas la admisión de ella no se hizo hasta principios del siguiente. Admitiéronse, pues, con tres condiciones. Primera: que no se perjudicaba con esto a los usos y costumbres de la catedral y demás iglesias, que podían sin embargo servirse de sus libros corales. Segundo: 

que el que quisiese pudiese volver a usar de los Breviarios antiguos. Tercero: que no se admitiesen los ejemplares de impresión viciada, sino que el impresor estuviese obligado a reponerlos, hasta completar el número de 1500, que se estipuló. Efectivamente: no habiendo entregado el impresor más que 1453, se le mandó a 19 de enero reponer los 47 que faltaban. Cumpliolo el día 2 de julio de 1573, y entonces se le acabó de pagar el coste total de la impresión, que fue de 2025 libras de moneda corriente en Lérida. Las sobredichas condiciones y la ninguna mención que Don Antonio Agustín hizo en la prefacion del nuevo decreto de San Pío V, prueban que acá se pensó proseguir en el goce de las libertades antiguas, de las cuales acaso será este el último esfuerzo. Mas debió costarles muy caro, porque admitiendo, como admitieron, el oficio Romano día 28 de noviembre de 1573, es fuerza que se perdiese gran parte de aquella edición, y los gastos y trabajos que en ella se hicieron. Y bien podrá ser esta una de las causas de lo raros que son sus ejemplares. Confío sin embargo tener por tercera mano copia de su prefacion. En este mismo año 1573 hay indicios de haberse celebrado otro sínodo; mas ni de él ni de los anteriores nos queda constitución alguna. Hacia el 1569 se suscitó la causa de la reunión de las preposituras a la mensa capitular. En 1570, a 10 de enero, ofreció el Obispo dotar suficientemente un infantillo más; el Capítulo ofreció la dotación de otro, con lo cual quedó completo el número de seis. En el mes inmediato, junio, se hallaba ausente de su iglesia. Otro cuento le ocurrió en 1574, reducido a tener que soltar un preso, cediendo al furor del pueblo. Cosa de poca monta; pero se trata de Don Antonio Agustín. Va copia de la carta que en su defensa escribió al Rey este Capítulo (a: Ap. núm. XXX.). Por este mismo tiempo entendió en la continuación de la visita y reforma de esta universidad, comenzada por su antecesor Don Miguel Despuig. Ya se habló de los estatutos que en resulta de ella confirmó un real decreto en 1575. Nada más consta de las memorias de esta iglesia, sino que ella no vacó hasta el 19 de febrero de 1577, que es cuando el Obispo Don Antonio Agustín avisó al Capítulo que S. S. le había promovido a la Silla de Tarragona, donde asegura que la data de las bulas es del 17 de diciembre próximo pasado. Esto cuadra muy bien con lo que se dijo de sus principios en Tarragona. A los fines de este pontificado pertenece la visita de los Capitulares de Cataluña por el Obispo de Jaca. Sobre ello escribía desde Barcelona al Capítulo de esta iglesia de Lérida su canónigo N. Garcés a 2 de octubre de 1576 lo siguiente: "Lo Bisbe de Jaca visitador del Capitol de esta iglesia (de Barcelona) y de tot los altres, arribá diugmenge prop passat ab cort formada ... Dit visitador es home tan porfiat, que al concili li posarem nom lo dotor porfiado." A más de esto existe la comisión que le dio el Nuncio de España para visitar la catedral de Barcelona y demás iglesias de su diócesi solamente, alegando la corrupción de costumbres, fecha a 4 de abril de 1576. Echo de menos esta noticia en el Catálogo de Obispos de Jaca, publicado por el P. Fr. Ramón de Huesca (Teatro de las iglesias de Aragón, tom. VIII. pág. 150). Mas la carta citada es original existente en este archivo de Lérida (legajo de cartas de 1576). Era el Obispo de Jaca Don Pedro del Frago, cuyo mérito recomienda mucho el encargo de semejante visita. De este Pedro del Frago, Obispo antes en Cerdeña, hay varias cartas a Don Antonio Agustín.

MIGUEL TOMÁS,

en 1578.

Conocido con el sobrenombre de Taxaquet. Era Mallorquín, como lo dice el Papa Gregorio XIII en las bulas con que lo promovió a esta Silla, su data de 8 de noviembre de 1577. Obtenía un canonicato en Mallorca, el cual renunció cuando le hicieron Obispo. A 13 del mismo mes y con fecha de Roma en la casa de su habitación, dio sus poderes a Francisco Moll, el cual tomó posesión a 23 de mayo de 1578, y cuatro días después llegó él ya a esta ciudad. A XXVII del mes de maig, dice una nota coetánea de este archivo, del anny M.D.LXXVIII. arribá en Leyda lo illustre y reverendo Senyor Don Miguel Tomas de nació mallorquina, molt bó, sa y gros, de edat de XXXXVIIII. anys. Nada le valieron su robustez y su edad: a los 43 días de tomada posesión murió en el 9 de julio, y fue enterrado en el coro al lado del Obispo Despuig. Gran Prelado y cortado en flor. Entre las notas que puso el canónigo Besora al Episcopologio Illerdense, se halla en este artículo la siguiente: Michael Thomasius postquam selectus cum tribus aliis jurisconsultis, duobus Bononiensibus, (boloñeses) tertio Romano, Tridenti (Trento; tridente) pro sacro concilio adstiterat, conductis Romae operis typographicis, ann. 1565, ex domo propria emissit, ut praevium exploratorem, Selectarum disputationum ecclesiasticarum libellum ad Sanctum Carolum Borromeum (San Carlos Borromeo). Deinde scripta Lactantii Firmiani studio suo emendata, notis adiectis, ad Antonium Perrenotum Cardinalem missit, huius impulsu Plantini formis imprimenda; quod praestitum Antuerpiae 1570 (Amberes, Antwerpen). De esta edición de Lactancio no hizo mención Don Nicolás Antonio, como también de otra obra suya, cuyo título es: Michaelis Thomae Taxaquetii Hispani orationes duae civiles: una de tota iuris ratione, altera de ratione discendi ius civile. Ad Consalbum (Gonzalo) Pererium ab epistolis et a consiliis Philipo Regi Op. Max. Bononiae apud Antonium Manutium Aldi filium M.D.LVI, en 4.° Entrambas obras he visto en Mallorca en poder de Don Antonio Ignacio Pueyo. La fluidez de su lenguaje es asombrosa. Por muerte de este grande Obispo vacó la Sede casi dos años, en cuyo tiempo fue Vicario general el canónigo Gaspar Denia. En las témporas de diciembre de 1579 celebró órdenes aquí Don Alfonso de Valeria, Obispo de Sidonia. Finalmente, el mismo Papa promovió a esta Silla a

CARLOS DOMENECH,
de 1580 a 1581.

Natural de la villa de Barbens, diócesi de Urgel, Abad de Vilabertran. Es cierto que fue electo por el Rey antes del mayo de 1580, pues a 29 de ese mes el Capítulo le envió dos canónigos a Barcelona a dar el parabién, sin esperar que él avisase su promoción a la iglesia, según estilo: en lo cual, como dicen en su carta, quisieron mostrar el gozo con que recibieron la noticia del nuevo pastor después de tan larga vacante. Las bulas del Papa son de 22 de junio, y tomó posesión a 6 de octubre de 1580. Murió el año siguiente a 21 del mismo mes, y fue enterrado en el coro ante la silla del Deán. Proseguíase en estos años el importante negocio de la persecución de bandoleros y forajidos que tenían puesta en general consternación a toda Cataluña. El Virrey de ella Don Diego Hurtado de Mendoza, Príncipe de Melito, trató hacia el 1570 de formar una como unión o hermandad de todas las ciudades, villas y lugares para perseguirlos. El Papa expidió también su bula para el efecto, fulminando excomuniones contra ellos y sus protectores. De esto ya se dirá en lo de Tarragona. 

FRAY BENITO DE TOCCO,
de 1583 a 1585.

Benedictino y Abad del monasterio de Monserrat, Obispo de Vique y de Gerona. Trasladado a esta Silla, tomó posesión a 27 de junio de 1583. Convocó sínodo para el 8 de agosto de dicho año, pero se prorrogó hasta el siguiente 1584. Se trataba sólo de un subsidio, al cual se resistió el clero, a pesar de que el Arcediano Ferrer, Presidente del sínodo y procurador del Obispo, alegaba la pobreza de su Señoría y los gastos que hizo por encargo del Duque de Terranova. Al fin ofrecieron darlo en dos pagas, con condición que si el Prelado moría antes del plazo no se pagara, porque no les sucediese lo que con el Sr. Taxaquet, que muerto este, se les llevó la paga la Cámara Apostólica. Así se verificó, y sólo pagaron una porque el Obispo murió cinco días antes del plazo de la segunda, (N. E. algo sospechoso) a 31 de enero 1585, y fue enterrado en el referido monasterio de Monserrat (a: Vid. tomo VII de este Viaje, pág. 101.). Le sucedió

GASPAR JUAN DE LA FIGUERA,
de 1585 a 1586. 

Natural de Fraga y Obispo de Jaca y Albarracín. Estaba ya electo a 30 de septiembre del mismo año, como he visto en el archivo de la Seo de Urgel. Tomó posesión de la nueva Silla a 7 de noviembre del mismo año 1585, y murió en el monasterio de Monserrat continuando la visita que dejó interrumpida el antecesor (N. E. aún les quedaba veneno como el que le dieron a Tocco), jueves a 13 de febrero de 1586. Sucediole 

JUAN MARTÍNEZ DE VILLATORIEL, 
de 1586 a 1591.

Presbítero de la diócesi de León. Así le llama Sixto V en las bulas, dat. XVI. kal. julii 1586, pontific. anno II. Fue inquisidor de Aragón y tomó posesión de esta Silla a 23 de septiembre de 1586. Visitando la iglesia de Villacarse en 1589 mandó que nadie comulgase para cumplir con la iglesia hasta pasar tres días de haber confesado. En el mismo año se hizo en esta catedral la constitución de limpieza de sangre para judíos o conversos. Murió jueves a 12 de septiembre 1591. El sucesor fue

DON PEDRO DE ARAGÓN,

de 1592 a 1597.

Obispo de Vique y Jaca y promovido a esta Silla; tomó posesión a 17 de agosto 1592. No hallo por acá cosa que añadir a lo dicho de este Prelado en la Carta LI de Vique (a: Vid. tom. VII de este Viaje, pág. 105.), sino su muerte acaecida en 21 de diciembre de 1597, y que fue enterrado en su iglesia a la entrada del coro con la inscripción siguiente:

Ills. et Rdus. Do. Petrus de Aragnia. (Aragonia) Epus. Illerd.

Cuius in hoc tumulo requiescunt membra sepulta

Illius a Dno. sibi sint mala semper inulta

Fuit pater et pastor egentium, jacet ergasto.

Obiit XI. kal. januarii, anno a nativitate Dni. 1597.

DON FRANCISCO VIRGILI, 

de 1599 a 1620.

Natural de Tarragona, doctor en derechos, bachiller en teología y Vicario general de Elna, Tortosa y Tarragona, y por último, del Beato Señor Patriarca Ribera (N. E. ahí van Ribera y Virgili), Arzobispo de Valencia. Tomó posesión a 10 diciembre de 1599, y tuvo dos sínodos en 1600 y 1616, que se imprimieron con las Constituciones juntas en 1618 en Lérida con un catálogo de Obispos. Tuvo una hermana llamada Paula, que murió aquí en 1607. Por encargo del Rey visitó esta universidad, y conformándose su Majestad, publicó su reforma en 1613. En el segundo concilio provincial del Arzobispo Teres (Terés) en 1592 fue nombrado por uno de sus abogados Franciscum Vergili (Virgilio) presbiterum. Murió a 16 de octubre de 1620, después de veinte años de prelacía, y fue enterrado en el coro de la antigua catedral entre las capillas del Santo Sepulcro y Resurrección del Señor. Le sucedió

PEDRO ANTÓN Y SERRA.

de 1621 a 1632.

Natural de Zaragoza, el cual, estando en Valencia, dio poderes para tomar posesión a su hermano Gerónimo Antón y Serra a 24 de junio de 1621, lo cual se efectuó en 14 del julio siguiente. Entré en Lérida (dice él mismo en una nota de su mano) domingo a 14 de noviembre del año 1621, y este día en el altar mayor de mi iglesia catedral juré las concordias infrascritas y demás estatutos, etc. Las concordias que dice son las que se hicieron en 1546 entre el Obispo Fernando Loazes y el Capítulo en materia de conjudices, sobre las cuales tuvo después varios debates con el mismo Capítulo. A 22 de mayo de 1622 convocó sínodo en la capilla del Salvador. Resistiose también con firmeza a la convocatoria de concilio provincial hecha por el Capítulo de Tarragona en 1623, vacando aquella Sede. En 1629 fue electo diputado general de Cataluña por el brazo eclesiástico, y creo que antes de cumplir este oficio murió a 17 de febrero de 1632. Este es el Obispo de quien en la iglesia de Roda queda la memoria de haber expilado los sepulcros de San Valero y San Ramón, ocasionando el decreto que se imprimió del Nuncio de Su Santidad, que compelió con censuras a la restitución de las reliquias de aquellos Santos. También hay de su tiempo en el libro de sepulturas de esta catedral la noticia siguiente para los naturalistas: “A 12 de juny de 1622 per manament del Senyor Vicari general (y canónigo Pedro Gerónimo Martínez) fonch enterrat un monstruo, que portave un home de Igualada per lo mon: eren dos criatures apegades per lo ventre, ab dos caps, dos pits, quatre braços, quatre cuxes, quatre cames, tot mol ben format y destint.”

https://www.mayoclinic.org/es-es/diseases-conditions/conjoined-twins/symptoms-causes/syc-20353910#:~:text=Los%20gemelos%20par%C3%A1pagos%20est%C3%A1n%20unidos,como%20dos%20o%20tres%20piernas.

Sucediole

DON FRAY ANTONIO PÉREZ,

de 1633 a 1634.

Benedictino, Obispo de Urgel, de quien ya se habló en aquel Catálogo y se dirá en el de Tarragona. Trasladado a Lérida IX. kal. martii 1632, tomó posesión a 9 de junio (no julio) de 1633, como consta de sus bulas. En 12 de octubre de 1633 convocó sínodo. Dícese que pasó a Tarragona a 28 de noviembre de 1634. En Urgel se dice trasladado acá a 18 de febrero de 1633, y en las Actas capitulares día 9 de enero de 1634 declaró el Capítulo la Sede vacante por promoción de Pérez a Tarragona, preconizado en consistorio secreto por el Cardenal Barberino, feria II, 28 de noviembre de 1633. Le sucedió

PEDRO DE MAGAROLA,

en 1634.

Natural de Barcelona y Obispo que era de Vique, a cuyo Catálogo me remito. Las bulas de su traslación están fechas a XI. de las kalendas de abril de 1633, año XI. del pontificado de Urbano VIII. Mas es preciso confesar que está errada esta fecha, ya porque el año XI. de Urbano VIII no comenzó hasta el 6 de agosto de 1633; y así el 22 de marzo de su año XI. corresponde al 1634, ya porque en ellas se dice que la vacante de Lérida era por promoción de Don fray Antonio Pérez al arzobispado de Tarragona, y es cierto y evidente que las de este Arzobispo se firmaron en Roma a 28 de noviembre de 1633. Y aun supuesto que contasen por años de Encarnación, según lo cual el año 1633 duraba hasta el 23 de marzo de nuestro 1634, hay yerro en la fecha del mes, porque consta en los libros originales de este Capítulo que el Obispo Pedro de Magarola para la ejecución de sus bulas dio poderes a su sobrino Vicente de Magarola a 14 de marzo de 1634, ocho días antes de la fecha de aquellas. Así no hay que decir sino que en Roma erraron el nombre del mes, que debe ser enero, febrero o marzo. Toda esta investigación viene a parar en que el electo sólo gobernó esta Silla por algunos meses, tomando de ella posesión a 12 de junio de 1634, y muriendo, como murió, a 20 del diciembre inmediato. Fue enterrado en la antigua catedral junto a la capilla de Santa Marta y San Miguel. Le sucedió 

BERNARDO CABALLERO DE PAREDES, (N. E. se encuentra Bernat Cavaller de Parets ?) 

de 1636 a 1642.

Obispo de Orihuela, de donde fue trasladado por Urbano VIII día 13 de agosto de 1635, y tomó posesión de la nueva Silla a 7 de febrero de 1636 por su procurador Francisco Piquer, natural de Valencia, Sacrista de la iglesia de Orihuela, a quien había dado poderes estando en Poblet a 20 del enero antecedente. Sábese que tuvo sínodo el primer año de su gobierno, y que lo dejó por haber sido trasladado a la Silla de Oviedo día 13 de enero de 1642, que es la data de sus bulas. En 1639 hallo la curiosidad de la relación que hicieron el bayle y prohombres de la villa de Bellvis (Bellvís) ante el Capítulo sobre haberse tocado por sí sola una campana (a: Ap. núm. XXXI.). (N. E. aún quedan almeces : lladóns : alitóns en esa fecha para roer y tirar los huesos : piñols, pinyols con un buen canuto de caña, o metal, contra la campana)

En esta vacante fue electo en Obispo fray Vicente Margarit, cuya patria y profesión no me consta. Sería el Obispo de Elna, dominico, de que habla Diago. Y de esto no tengo más noticia que la que se conserva en una resolución capitular del día 17 de agosto de 1642, que dice así: Item nominarunt als Senyors Ardiaca (archidiácono) Cubells y Canoge (canonge) Gali per anar á Vallespinosa á donar lo perabé al Senyor Bisbe elect de Leyda Don Fray Vicens de Margarit de part de su Senyoria.

PEDRO DE SANTIAGO,

de 1645 a 1650. 

Natural de Jaca, Agustino descalzo y su Vicario general y Obispo de Solsona. Promovido a esta Silla recibió las bulas de Inocencio X, dat. XVIII. kal. decemb, 1644, y tomó posesión en 24 de marzo de 1645. 

En 29 de mayo siguiente celebró sínodo, que se imprimió en esta ciudad el mismo año. En él se hicieron varias Constituciones sobre los males que ocasionó la pasada guerra con el Rey de Francia, y sobre la reedificación de los monasterios asolados, en que cuenta hasta veinte. Era predicador del Rey. Finalmente, murió a 30 de mayo de 1650 (a: Vid. tom. IX de este Viaje, pág. 76.). 

DON FRAY GASPAR CATALÁN DE MONSONIS, (Montissoni : Monzón)

Natural de Valencia, del convento de Predicadores de dicha ciudad, electo en enero de 1651. Murió en la misma ciudad sin consagrarse en 11 de febrero de 1652. No debe contarse en este catálogo.

DON MIGUEL DE ESCARTÍN

(En el video Fernando Escartín en "le Tour de France")


de 1656 a 1664.

Cisterciense y Obispo de Barbastro. Trasladado a esta Silla vacante por muerte de Pedro, sin contar en medio a Gaspar, como dicen las bulas de Alejandro VII de 1655, prid. kal. februar. pontific. ann. primo. Celebró sínodo en abril de 1657. Visitó la universidad de orden del Rey, el cual publicó la reforma fecha en Aranjuez a 12 de mayo de 1662; fue trasladado a la Silla de Tarazona en 21 de julio de 1664.

DON BRAULIO SUNYER,

de 1665 a 1667.

Natural de la Puebla de Masaluca, diócesi de Tortosa, y Obispo de Vique. Tomó posesión de esta Silla a 12 febrero de 1665. Estando electo asistió al concilio de Tarragona de 10 de septiembre de 1664. Murió a 21 de septiembre de 1667 (a: Vid. tom. VII de este Viaje, pág. 114.). 

DON JOSÉ NINOT,

de 1668 a 1673. 

Natural de Santa Coloma de Queralt, diócesi de Vique, canónigo de Barcelona, auditor de la Rota Romana y Obispo de Gerona. Trasladado a esta Silla tomó posesión en 5 de septiembre de 1668. Murió a 15 de junio de 1673 y fue enterrado en esta iglesia de allí a tres días (a: Vid. tom. XIV de este Viaje, pág. 108.).

DON JAIME DE COPONS,

de 1674 a 1680.

Arcediano de Andorra, en la Seu de Urgel, y Obispo de Vique. Trasladado a esta Silla por Clemente, Papa, con fecha de XV kal. januar. ann. 1673, según la bula original que se conserva aquí. Tomó posesión por su procurador el Dr. José Planes a 26 de febrero de 1674, e hizo su entrada a 4 de marzo siguiente. El Capítulo salió a recibirle con grande aparato. En mayo del mismo año celebró sínodo. Murió a 14 de abril de 1680 (b: Vid. tom. VII de id. pág. 114.). 

DON FRANCISCO BERARDO,

de 1680 a 1681.

Arcipreste y canónigo de Cuenca. Las bulas son de IX kal. octobris 1680. Tomó posesión de esta Silla a 19 de diciembre del mismo, y murió a 9 de septiembre de 1681. 

DON MIGUEL GERÓNIMO DE MOLINA,

de 1682 a 1698.

Abad de Alcolea, gran cruz de la orden de San Juan de Jerusalén, y Obispo de Malta en 1678. Trasladado a esta Silla por sus bulas VIII kal. junii 1682, hizo su entrada pública día 3 de octubre siguiente. En 1691 tuvo sínodo, que se imprimió en Lérida con el catálogo de Obispos. Murió a 31 de agosto de 1698. Hácense grandes elogios en las memorias que quedan aquí de su virtud. Sucediole

DON FR. JUAN DE SANTA MARÍA ALONSO DE VALERIA, 

de 1699 a 1700.

Natural de Albarracín, de la orden de San Francisco, reforma de San Pedro de Alcántara, y Obispo de Solsona. Estaba en Viena de embajador de Carlos II, cuando recibió las bulas de su traslación a esta Silla de fecha kal. junii 1699. Tomó posesión por su procurador Don Gerónimo Dols de Espejo y Navarra, Arcipreste de Belchite, a 6 de septiembre de dicho año, presentando las referidas bulas y poderes del Prelado, dados en Viena. Murió acá a 15 de diciembre de 1700 (a: Vid. tom. IX de este Viaje, pág. 79.).

DON FR. FRANCISCO SOLÍS,

de 1701 a 1714.

Mercenario calzado. Despachadas sus bulas en 8 de agosto de 1701, tomó posesión de esta Silla a 18 de diciembre siguiente. Las guerras de aquella época le obligaron a desamparar la catedral, que estaba in castro, habiéndose hecho fortaleza de ella. Trasladose la catedral con este motivo a San Lorenzo en 1707. En 1709 se hallaba ejerciendo el encargo de Virrey de Aragón, según se dice en el epígrafe de un dictamen que dio al Rey sobre los abusos de la curia Romana, y jurisdicción legítima de los Obispos, a consulta de S. M., por medio del Marqués de Mejorada, su secretario de Estado. A 7 de mayo de 1702 celebró sínodo. Fue trasladado a la iglesia de Córdoba en 1714 por bula de 14 de enero, como él mismo escribió a este Capítulo.

DON FR. FRANCISCO DE OLASSO HYPENZA,

de 1714 a 1735.

Religioso Agustino, Provincial de su orden en la provincia de Castilla, y Asistente general en Roma. Estaba nombrado para el arzobispado de Santo Domingo; mas mientras se trataba con la corte Romana vacó esta Sede, y lo presentó Felipe V. Tomó posesión en 4 de agosto de 1714. Fijó su morada en Monzón por no tener aquí casa cómoda, destruido su palacio. Luego celebró sínodo, que imprimió en 1715, con su Episcopologio. Imprimió también un Ritual. Fue gran limosnero. Murió en Monzón a 6 de mayo de 1735. 

DON GREGORIO GALINDO,

de 1736 a 1756.

Vicario perpetuo de Belchite, en Aragón, auxiliar del Arzobispo de Zaragoza Don Manuel Pérez de Araciel y Rada, con título de Obispo de Aulona. Recibidas sus bulas de III. idus aprilis 1736, dio poderes a 30 de mayo siguiente en Zaragoza a Don Pablo Ferrer, Deán, Don Raimundo Pastoret y Don Francisco Alsina, canónigos; y verificó su entrada a 9 de junio del mismo año 1736. Tuvo sínodo en 1740. Erigió el seminario. Fue muy parco y penitente. Murió a 11 de diciembre de 1756. Enterrose en la iglesia de las monjas de la Enseñanza, que él fundó en 1750, trayéndolas de la Seo de Urgel. Tiene el epitafio siguiente:

D. O. M. S.

Venerabiles exuviae heic jacent eximii Praesulis Gregorii Galindi, Aulonensis primum, dein Illerdensis annos circiter duos et viginti, Giennensi et Seguntina Sedibus (sedes de Jaén y Sigüenza) recusatis, Episcopi. Qui muneris sui officiis curis, laboribus pro credita sibi grege numquam parcens, iisdem confectus annum agens LXXIII. obiit Illerdae III. eid. decembris (signos C I C vuelta I C vuelta CCLVI : 1756). Optimo patrono Gregorius Galindus Illerdens. eccles. canonicus fratris nepos L. L. Q. posuit.

DON MANUEL MACÍAS DE PADREJÓN,

de 1757 a 1770.

Natural de Becerril, en Castilla la Vieja, diócesi de Palencia, cura de San Justo en Madrid. En las bulas de Benedicto XIV de X. kal. junii 1757, se dice que tenía 53 años de edad. Tomó posesión de esta Silla por sus procuradores Don Ramón Pastoret y Don Pedro Juan Finestres, canónigos de esta iglesia, a 1.° de julio de dicho año. Puso la primera piedra de la nueva catedral a 17 de abril de 1761, en el acto de celebrar sínodo, cuyas constituciones se imprimieron en esta ciudad el mismo año. Murió aquí a 27 de diciembre de 1770, cuando acababa de venir de visita, y fue enterrado en el convento de Capuchinos de la misma. Le sucedió

DON JOAQUÍN ANTONIO SÁNCHEZ FERRAGUDO, (Ferragut; ferre o ferro agut, hierro agudo, afilado)

de 1772 a 1783.

Canónigo doctoral de Santiago. Tomó posesión de esta Silla a 23 de febrero de 1772, y entró en 26 de mayo siguiente. Continuó la fábrica de la nueva catedral, y la consagró a 28 de mayo de 1781. Regaló a la misma muchos ornamentos, cálices, ánforas, y ayudó en gran manera al coste de los órganos y altares de dicha iglesia. Murió a 4 de abril de 1783, a las ocho de la noche, y fue enterrado delante del púlpito de la izquierda, con la siguiente inscripción:

D. O. M.

Hic jacet in foveu, quam vivens sibi praeparaverat, Illmus. D. D. Joachimus Sanchezius Ferragudo, Epus. Illerdensis, qui cum decorem 

Ecclae. suae in finem dilexisset, eamque nullis in eius ornatum parcens sumptibus solemni ritu consecrasset V. kalendas junii an. M.DCC.LXXXI. 

tandem post toleratam invicta patientia diuturnam, molestamque aegritudinem, pie sancteque obiit pridie nonas aprilis an. Domini

M.DCC.LXXXIII. in cuius memoriam, et grati semper animi significationem, eadem Illerden. Eccla. lugens moerensque. II. M. P.

DON GERÓNIMO MARÍA DE TORRES. 

de 1783 hasta hoy.

Natural de Allo en Navarra, penitenciario de Coria y después canónigo de Toledo. Tomó posesión de esta silla a 29 de febrero de 1784, y entró a ocuparla el 27 de abril siguiente. En 28 de julio de 1786 consagró de nuevo el altar mayor que se había quemado. Pidió licencia al Rey, concedida en 1792, para establecer aquí las hermanas de Caridad. Este fue el primer establecimiento en España a cuyo cuidado y dirección se pusieron los enfermos y niños expósitos, que de pronto mantuvo a sus expensas, hasta que por varias representaciones de este Prelado aplicó S. M. el fondo pío beneficial con todo su producto presente y futuro a este establecimiento piadoso con fecha de San Lorenzo a 24 de noviembre de 1799, habiendo instalado a dichas hermanas de la caridad, conducidas desde la catedral procesionalmente, acompañadas del Capítulo y Ayuntamiento, siendo madrina la señora Doña Ursola Zuaznavar (Zuazo + Navarro) y Torres, la cual entregó a la presidenta mil libras para comenzar la asistencia de ellas y enfermos. De esta casa y de la de Reus y Barbastro salieron fundadoras a Madrid de real orden. A propuesta de este reverendo Obispo aplicó S. M. a los niños expósitos la casa, bienes raíces y muebles de la religión de San Antonio Abad extinguida, dándoles posesión en 18 de octubre de 1802. Consagró las iglesias del Carmen Calzado y la Merced de esta ciudad, construidas en su tiempo. Aumentó en rentas y edificio el seminario de la misma, dándole sus estatutos. Con real aprobación formó los planes beneficiales de las parroquias de Lérida, erigiendo en perpetua la vicaría nutual de la catedral y de las del partido de Cataluña y de varias del de Aragón, fundando de nuevo las parroquias de Litera, Albages, Soleras, desmembrándolas de las matrices, y redotó muchos curatos. 

Hizo siete visitas generales por sí y visitadores: y en la primera predicó en todas las iglesias de su diócesi, reformando abusos de consideración. Consagró siempre los santos óleos en la catedral. Celebró de pontifical en las colegiatas de Tamarite y Monzón; y en la de Roda con la capa de San Ramón y báculo y mitra de San Valero, y trasladó las cenizas y restos fúnebres de los siete Obispos a la capilla de Nuestra Señora del Rosario. Regaló a dicha iglesia de Roda un terno precioso y a su catedral una urna para el monumento, fabricada esta en Madrid por Don Manuel Vargas y aquel en Toledo, y a más muchos ornamentos y un sin número de vasos sagrados a iglesias pobres de su diócesi. Logró turno con el Capítulo para las dignidades, y ordenó las velas en el monumento de dos canónigos, dos racioneros y dos beneficiados, y con no poca dificultad consiguió que se construyese la casa hospicio con los bienes de la testamentaría de Don Gaspar Portola (leo Portóla), teniente de Rey, cuyo albacea era, y no pudiendo con esto establecer lo formal, adelantó dinero para un maestro de hilados. Mandó que el seminario usase perpetuamente del sello de su antecesor Don Joaquín Antonio Sánchez Ferragudo, no teniendo antes el seminario más sello que el del Obispo reinante. Fijó en los conventos de religiosas de Santa Clara de Lérida y de Monzón el número de quince de coro. Recibió con la mayor amabilidad a los clérigos emigrados de Francia, distribuyéndolos en las parroquias de su obispado, y a los monjes Trapenses desembarcados en Salou; y detenidos después algún tiempo para descansar en el monasterio de Poblet, los hospedó por tres días, pasando procesionalmente después a Santa Susana. Rescató la preciosa capa pluvial de Pío VI y la restituyó a Pío VII, el cual le dirigió un breve muy expresivo y satisfactorio. En su tiempo se ganó el expediente de dos meses cada año de presencia al clero menor de la catedral, y logró también un breve haciendo altares privilegiados todos los de dicha iglesia. Bendijo a los Abades de Bañolas Don Joaquín Laplana, al de Montearagón Don José Castillos y al de Camprodon Don Andrés Casaus, electo de Ripoll. A 28 de octubre de 1797 fue consagrado aquí el Obispo auxiliar de Barcelona, titulado de Gerra, Don Pablo Sichar, natural de Estada en Aragón y Deán que era de Barcelona. Consagrante el actual Prelado Torres y asistentes Don Agustín Abad y Lasierra, Obispo de Barbastro, y Don Fray Pedro Nolasco Mora, Obispo de Solsona. A 10 de junio de 1804 se consagró también aquí en Obispo de Zamora Don Joaquín Carrillo y Mayoral, Deán de esta iglesia de Lérida, siendo el consagrante el citado señor Torres, Obispo de esta Sede, y asistentes el de la Seo de Urgel Don Francisco de la Dueña y Cisneros y el de Huesca Don Joaquín Sánchez Cutanda.