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lunes, 12 de diciembre de 2022

CARTA XCVIII. Miscelánea.

CARTA XCVIII.

Miscelánea.

Mi querido hermano: Hoy estamos de miscelánea. Hay en esta ciudad algunas antiguallas, parte verdaderas, parte fabulosas, que merecen la pena de ser referidas, y si cabe analizadas. Entre las últimas cuento la famosa torre llamada Geronella, y no porque no sea una torre real y verdadera, sino porque el vulgo ha sabido dar ser a sus vanas imaginaciones. Su situación es en la parte superior en un ángulo de la muralla, muy oportuna para resistir al asalto y combates que facilita el declive del terreno. Es de figura circular, construida sobre una gran base, que dicen ser la parte baja de otra que antes había más gruesa, construida por Gerión, y que fue hundida milagrosamente en castigo de los Judíos que prestaban a usura durante (delante ?) la torre de Geronella. No haría yo caso de estas hablillas, si no las estampara el P. Roig y otros escritores. La verdad es que la torre actual es obra de principios del siglo XV, y que antes había otra, que aunque fuese mayor que la de hoy, no lo sería, cuanto indica lo que suponen ser su base, que yo tengo por obra exterior, y antemural de la torre ceñida con aquella defensa de muralla, etc. Mas sea enhorabuena tan grande y enorme como quieren, la memoria más antigua que he hallado de ella es del año 1020, anno XX quarto quod regnare cepit Robertus in Francia, en el cual, día 31 de marzo, la Condesa Ermesindis, con su hijo el Conde Berenguer, hicieron donación a esta iglesia de ipsa turre rotunda, construida en esta ciudad en la muralla, como verás en la escritura adjunta (a: Ap. núm. XV.). Es cierto que no se expresa aquí el nombre de Geronella, mas las circunstancias con que se pinta no dejan duda que es la misma. Continuó en su ser la torre hasta el año 1404, en que se desplomó a 31 de mayo. Al principio de un Cartoral de la casa de ayuntamiento está copiada una nota, y sacada, según allí se dice, de un libro colectario que tenían los PP. de San Francisco en el coro de su convento de esta ciudad. Cuéntase allí el suceso con estas palabras: "Anno Dni. M.CCCC. quarto ultima die mensis madii, quae erat dies sabbati, et secunda hora noctis fuit factum magnum signum in civitate Gerundae; quia turris quae vocatur Geronella, quae erat magna, grossior, et pulcrior totius regni, sine vento flante, nec pluvia irruente, sed tempore quiescente, dicta turris subito cecidit in terram a summo usque deorsum; de quo fuit magnus stupor, et maxima admiratio in tota ista patria, et circumquaque.” Del mismo modo se explicaban seis años después los jurados de esta ciudad, cuando a 21 de julio de 1410, pidieron al Papa Luna que aplicase la décima que el difunto Rey Don Martín percibía en esta diócesi para reedificar esta torre, quae, dicen, talis erat, et taliter fabricata, quod in hac terra, nec in tota Hispania similis repiriri non poterat, y que era el baluarte de toda Cataluña. Haec turris, añaden, Pater SS. casu fortuito, et mirabili sex anni efluxerunt, corruit ex toto peccatis exhigentibus. Tan fácilmente se atribuyó a milagro y castigo, lo que no fue sino efecto de la vejez y quebranto de esta torre, que más había de un siglo estaba hendida y rajada, y amenazando ruina. Dícelo el Obispo Don fray Raimundo de Castellar en un decreto que dio a 11 de enero de 1410, para que se reparase luego la bóveda de la iglesia de San Narciso de Tayalá, no sucediese ad instar illius ingentis turris civitatis Gerunden., turris Gerundellae communiter nuncupatae, quae per centum annos in suae fissurae hiatu dilatato sustenta, subitam et incredibilem passa fuit ruinam. (Cur. ep. Reg. XI, fol. 3.) (N. E me encanta la ironía de Raimundo de Castellar contra los ploramiques catalanes ya de antiguo.)

Reedificose el año siguiente 1411, y según parece igual en todo a la antigua.
He aquí como continúa la nota que dije del Cartoral de la ciudad:

"Anno Dni. M.CCCCXI. et XII. julii turris de Geronella nuncupata, fuit rehedificata, a fundamentis inchoata, et in quatuor alnarum altitudine super muros elevata per juratos honorabiles civitatem tunc regentes, et in praeclara sapientia, quorum digna est memoria: ideo sunt subscripta hic eorum nomina:

Petrus de Burdillis, vir sapiens et subtilissimus.

Joannes Zarriera (Çarriera), vir prudens et robustissimus.

Petrus Çatria, urbanus et corpulentissimus.

Ludovicus Torti, vir sagacissimus.

Ubique laudabiles sunt cives isti venerabiles:

Franciscus Borraçani, pictor clarissimus.

Petrus Perpiniani in factis verissimus.

Praefati igitur jurati de turris reedificatione fuerunt multum comendati; nam populus urbis civitatis nunquam credebat cernere quod iterato fieret opus tantae nobilitatis. Igitur talibus rectoribus pro meritis congruentibus det coronam omnibus Xpus. cum coeli civibus. Amen."

Esto hay de la famosa Geronella, que persevera hoy en buen estado. Debo añadir que el nombre Geronella no era peculiar de esta torre. Llamáronse así otras, de Balaguer, etc., como se dirá en su lugar.

Otra torre hay memorable por su nombre, que hace sin duda relación al dominio de los Romanos en esta ciudad. Llámase torre Cornelia, y se llamaba ya así en el siglo XIV en que fue reedificada, como dice la inscripción que en ella se conserva, y es la siguiente: Aquesta torra appelada torra Cornelia fo comensada de volentad del Conseyl de la ciutat de Gerona per los honrats en R. Malarç, Francesc Sant Celoni, R. Ribot, Francesc Çatria, A. de Vilagra. e G. Guic, jurats de la predita ciutat dimecres a XVI de març del any de la Nativitat de nostre Senyor M.CCC.LXII. =
Subsiste esta torre unida hoy día al edificio del claustro y aula capitular de la Catedral, y sirviéndole en algún modo de estribo y depósito de parte de sus archivos. Perteneció a la antigua fortificación de esta ciudad, guardándola por la parte media entre el Norte y Poniente. No tiene mucha mayor antigüedad un monumento que permanece bien conservado, dentro del convento de las religiosas Capuchinas de esta ciudad. El cual ha despertado la atención de los curiosos, y los ha dividido en opiniones de si eran baños o baptisterio. Mientras los Señores del Viaje pintoresco publican los dibujos que de ello tomaron, yo diré lo que baste para informarte de este negocio. Próximo a la huerta interior de dicho monasterio y en piso más alto que ella, hay una pieza cubierta de bóveda de mucho espesor, que arranca casi a veinte pies del pavimento, y viene a terminar en su centro en una claraboya; correspondiente a ella hay en el piso un aljibe, o piscina, o cuenca, octágona de piedra, elevada sobre él como unos seis palmos y de la misma profundidad en su interior; el diámetro de su cavidad es de diez y ocho palmos, sin contar la espesor del pretil, que será de unos tres palmos: sobre este pretil y en cada uno de sus ocho ángulos se elevan otras tantas columnas de veinte y un palmos de altura, con sus bases y capiteles bien labrados, siendo estos últimos según el modo corintio: sobre los arcos correspondientes, que son todos de medio punto a distancia de cinco o seis palmos de sus llaves, se eleva otro cuerpo octágono de columnas de ocho palmos cada una,
 con sus arcos igualmente de medio punto, sobre los cuales se sostiene el cimborio puntiagudo que cubre todo el descubierto, y por donde se comunica la luz al edificio interior, elevándose esta linterna sobre el tejado que cubre las bóvedas del primer cuerpo. La altura total de este monumento será de unos sesenta palmos.

Según esta descripción, lo primero que ocurre es fijar la época de su construcción, que cierto no es Romana, ni aun Árabe, sino lo más del siglo XII. De esto no se pueden dar pruebas, al que no vea por lo menos el dibujo. Cuando este se publique en el Viaje pintoresco, verás claramente cuanto distan aun de los tiempos bajos de los Romanos las bases de las columnas, la cúspide del cimborio, la labor varia de los capiteles y el todo del edificio. No cuadra más con el gusto de los Árabes en tiempo de su dominio, que no dejarán (dejaran) de manifestarse en las labores que tanto estimaron, habiendo planos suficientes donde lucirlo. Por lo contrario, todo el monumento y cualquiera parte de él dice a maravilla con los muchos edificios que quedan en este país del siglo XII y por ahí, cuando las columnas iguales sentaban sobre bases no planas, sino entumecidas y como preñadas, y los capiteles eran corintios, al menos en la intención del artífice, y algunos muy acabados, con la circunstancia de variar su labor de propósito, que uno no dijese con otro, y los arcos eran de medio punto, tardando a introducirse el uso de los apuntados hasta fines del siglo XIII. En suma, la obra tiene una total conformidad con el modo usado en el siglo XII, y si en algo he de reformar mi parecer, ha de ser quitándole algún siglo de antigüedad.

Supuesto lo dicho, no es fácil atinar el objeto y el porqué de este edificio. Porque claro es que no fue baptisterio como algunos han opinado, habiéndose desusado el tenerlos fuera de las iglesias desde el siglo V; ni tampoco estuvo este dentro de templo, de que no hay memoria lo hubiese en tal lugar. Cuanto más, que es cosa ridícula que la matriz estuviese como estuvo dentro de los muros, y su baptisterio fuera de ellos, como lo estuvo este sitio de que hablamos hasta el siglo XIV, y acaso más. Sobre esto, si se considera que la piscina está elevada sobre el pavimento unos seis palmos sin rastros de gradas para subir y bajar, y que los arcos del segundo cuerpo estaban y se hicieron para estar descubiertos, se verá que faltaba la comodidad y abrigo necesario para el bautismo de adultos, muchas veces débiles. La facilidad con que se introduce por la linterna el agua de lluvia, la espesor del pretil de la piscina, que impedía el uso fácil de las ceremonias, así en el bendecir el agua como en el acto de bautizar, la inmensa mole no necesaria de agua que era menester para llenar dicha piscina, la ninguna señal de cerradura ni tapa para su custodia, y la facilidad con que por consiguiente se mezclaría la agua pluvial con la consagrada; todo esto y más acaba de convencer que no se hizo para este fin dicho monumento.

¿Se haría, pues, para baños? El difunto canónigo Don Francisco Dorca, es de este parecer en una Disertación que he visto manuscrita contra el canónigo Premonstratense de las Avellanas, Don José Martí, que opinaba ser un baptisterio. La única razón a favor de baños, es el ver llamado así a este monumento en las escrituras desde el siglo XIV, que se cuentan en la citada Disertación, y de que es el extracto siguiente. El convento de Capuchinas se fundó en casa propia de Josef Planes, comprada a 16 de enero de 1618 ante Juan Riurans. En la escritura se venden también una huerta y los baños, balnea sive bañs, cuyo total afrontaba por oriente con la calle llamada de Saccimor, palabra hebrea que significa dolor y amargura, que también dice se llamó dels Codols o de la Blanqueria. Dicho Planes adquirió esta posesión por manda testamentaria de su hermano Francisco Planes, sacristán segundo de la Colegiata de San Félix, en su testamento de 4 de febrero de 1617 ante Honorato Durán. Dicho sacristán la había comprado a 30 de agosto de 1606 ante Francisco Pascual, del noble Don Juan Rafael Campmany (campo magno, no Capmany que es cabeza magna) y Descoll (d' es Coll: del Collado), ciudadano de Gerona. A este le pertenecía, como a sucesor de su padre Rafael Campmany, en testamento de 24 de enero de 1600. A este por herencia de su padre Gerónimo Campmany, instituido en capítulos matrimoniales de 6 de abril de 1565. A este como a heredero de su padre Juan Campmany, en testamento de 26 de febrero de 1518. En fin, Pedro Campmany había comprado esta posesión a Francisco de Cursu, clérigo de la Catedral, a 23 de marzo de 1416. Más es que en 1342 consta, que ya el Rey Don Pedro, con escritura de 1.° de marzo enajenó el derecho alodial con que percibía nueve sueldos de censo anual sobre dichos baños, vendiéndolo a su físico el maestro Arnaldo de Riaria.

Y esta es la memoria más antigua que hay de este monumento, y tal, que enteramente convence no haber sido baptisterio, que en ese caso no sería de dominio laical.

Mas no porque se llaman tan frecuentemente baños, entiendo yo que lo fuesen, a lo menos que se pueda tener esto por cierto y averiguado. Las muchas partículas térreas del agua pluvial en aquella localidad, y la ventilación del aire a que estaba expuesta, no permiten acomodarse a este modo de pensar. Más bien pudo ser un taller u obrador, y acaso de adobo de pieles, que alude con el nombre de la calle próxima, llamada la Blanqueria, donde además de la luz y ventilación necesaria, se recogiese el agua que inevitablemente se necesitaba en el pilón, y de ella se sirviesen para riego de la próxima huerta. (O sea, un aljibe, cisterna, sitja, para recoger agua)

Con más certidumbre puedo hablar de la Universidad literaria de esta ciudad, trasladada y unida a la de Cervera con todas las de Cataluña en 1717. Desde el siglo XIII hay memorias de escuelas de gramática en esta Catedral, las cuales se tenían fuera del claustro, en casa pegada a él por la parte del norte. En el sido XIV se habla frecuentemente de lectura de teología en dicha iglesia, para cuyos ejercicios se tocaba una de las campanas de la torre (Lib. v., fol 117 b.). El lector era nutual del Capítulo, quien señalaba también la materia de las lecciones. Dicho se está que era escuela de escritura. No hay duda que habría algunas otras escuelas en la ciudad, mas no de facultades mayores, por estorbarlo el privilegio exclusivo de la de Lérida. A pesar de ello, hacia la mitad del siglo XV pensaron los jurados en establecer aquí un estudio general, para lo cual el Rey Alfonso V expidió su real diploma a 9 de marzo de 1446. Los Manuales de la ciudad, donde se halla esta noticia, añaden la particularidad que los gastos del despacho ascendieron a XXXVI ducats è VI gillats. Obtenida la licencia real trataron de conseguir la pontificia para facultad de graduar, etc., y de acuerdo con el Capítulo dirigieron a S. S. la súplica con fecha de 1.° de abril del mismo año, encargándola al Obispo Don Bernardo de Pau, que a la sazón se hallaba en Roma. Al mismo tiempo trabajaron mucho para que el estudio general de los padres Benedictinos, que se había fijado en Bañolas, se trasladase a esta ciudad, donde había monasterio de aquella orden, y era más abundante y provista que aquella villa, de donde huían los maestros. Así se explicaban en las cartas que he visto dirigidas al Arzobispo de Zaragoza, comisionado para ese estudio de los Benedictinos, y al Abad de San Feliu de Guixols.

Nada de esto se verificó; y en el año 1483, estando el Obispo Don Juan de Margarit en Roma, pusieron en sus manos la nueva súplica a S. S. para el mismo objeto, fecha a 29 de enero. Mas ni aun entonces consiguieron su deseo, y la erección del estudio general se dilató hasta la mitad del siglo siguiente, situándolo en una huerta contigua al convento de padres Dominicos, y propia de él. Del edificio, y del objeto de él, da razón una inscripción colocada sobre la puerta principal, que dice así:

Mille et quingentis et sexaginta sub uno

Annis à summi Nativitate Dei,

Quum sua per varias terras populator averni

In sanctam sereret dogmata falsa fidem,

Sacra Gerundenses condunt gymnasia, quanta

Conscripti possunt aedificare Patres.

At tu, summe Deus, sub cuius numine nostrum

Crescit opus, crescat tempus in omne iube.

Vamos a algunas curiosas menudencias, que son interesantes a lo menos a quien tenga manía en ellas. En varias cartas de mi Viaje te he hecho observar que en estos países se calendaron las escrituras por los años de los Reyes de Francia hasta todo el siglo XII, y aun alguna parte del XIII, sin hacer caso de la constitución del concilio de Tarragona de 1180, que dicen prohibió este cómputo, y mandó se usase el de los años de la Encarnación. Acá quedan algunos ejemplares de esta inobservancia, que añadidos a los sacados de otras partes hacen muy probable la opinión en que estoy, hace ya días, de que aquel concilio es fabuloso y su decreto también.

Porque siendo entonces todos los notarios o clérigos o monjes, no es concebible que siguiesen quebrantando aquella ley por espacio de cuarenta años y más. Es verdad que la mayor parte usó de la era de la Encarnación, mas eso no por ley sino por costumbre ya desde el principio del siglo XII, la cual se fue introduciendo, de modo que la otra se desusó insensiblemente, sin necesidad de precepto ni civil ni eclesiástico. No sucedió así con la era de la Encarnación, que desde esa época siguió constantemente en cuanto he visto de Cataluña, contándose posticipale, como dicen, esto es, comenzando en 25 de marzo el año que, según la cuenta vulgar, comienza ahora tres meses antes, en 1.° de enero. La constancia y uniformidad de este cómputo en todo el siglo XIII y la mitad del XIV está demostrada por lo tocante a esta ciudad en cuantos documentos produzco en mi Episcopologio de ese tiempo a que me remito. Cesó esta costumbre con el decreto de Don Pedro IV en las cortes de Perpiñán, dado a 16 de diciembre de 1350, en que aboliendo el uso de notar las calendas, nonas e idus, y el año de la Encarnación, mandó que en adelante se contase por los días del mes, y los años desde el día de la Natividad. Tardaron sin embargo algunas ciudades a adoptar el nuevo método, y esta lo difirió hasta el 1354.

Aun en medio de esta general costumbre, los registros civiles de esta ciudad pertenecientes a los años 1329 y siguientes, cuentan alguna vez los años desde el día 1.° de enero. Mas debo prevenir que este era el año civil de la magistratura, o gobierno de los jurados y sus dependientes, los cuales se elegían todos los años ese día y duraba hasta el mismo del siguiente. Eran seis los jurados, dos de mano mayor, dos de menor y otros dos de mediana. Así que cuando se habla de sus cuentas u operaciones en los sobredichos registros suele decirse que son del año qui incepit à die I januarii; mas que esto se entienda del año de su oficio se ve en cuantas escrituras hay allí mismo, las cuales todas están calendadas por los años de la Encarnación.


MONEDAS. De las monedas de esta ciudad, que tanto deseas saber, diré lo que ahora tengo a mano, dejando para otro tiempo su combinación con lo de otras ciudades.

Pacifich. Del pacífico consta aquí que corría como pieza de moneda distinta de por sí, y del valor de veinte sueldos. Cuando entró canónigo de esta iglesia Jorge Çarriera, a fines del siglo XV, dio al bedel iuxta statuta huius ecclesiae unum aureum pacificum, id est, XX solidos (Actas capitul., Manual de Alfonzello, fol. 196).

En un depósito de monedas y alhajas que hizo en esta iglesia Pedro de Sancto Celedonio, se especifica lo siguiente: in auro pacificorum et quartarum et paucis regalibus auri CXXVIIII lib... et in regalibus et duplis XXXV lib., computando pacificum ad XX sol. et regale aureum ad XXX sol. et regale argenti ad XX denar. et florenum de reno ad XVI sol. (ibid. Manual. de an. 1474 ad 1482, fol. 17 b.). En una carta de los jurados al Rey, de 1483, he visto que por la mala calidad de la moneda menor, el pacífico, había llegado a valer veinte y cinco sueldos.

Barbarroja. Más antigua y menos conocida es otra moneda llamada de Barbarroja, que corría aquí a fines del siglo XII y siguiente. Del 1182 queda una escritura de venta pro CCX morabatinis barbe roge boni auri rectique pensi (Archivo de la Catedral, arm. de la sacristía segunda). En 1214 Bernarda, Señora del lugar de Dos Quers (Dosqués), recibió prestados de Bernardo de Chexanis centum septuaginta aureos barbe roge boni auri et fini rectique pensi (Ibid. arm. de Bisbes). Otras hay a este tenor. El valor de esta moneda consta de un debitorio del año 1202, donde se lee: donec reddamus tibi C. sol. Barchinon. vel aureos barbe roge boni et fini auri rectique pensi, unumquemque ad computum VII sol. (Ibidem).

De la primera de estas monedas, que es el pacifich, hay memorias en Lérida y otras partes, y sé que era general en toda Cataluña, y que duró hasta el siglo XVII, cuando el cronista Pujades la nombra en una graciosa jácara pintando las fiestas de Navidades.

De la otra moneda dicha de Barbarroja sólo he hallado memoria en esta ciudad, y con todo eso no es fácil asegurar que fuese propia suya, si bien en un inventario de la casa de la ciudad de fines del siglo XV, se nota entre otras cosas tocantes a la fábrica de moneda:

Item un troscell (troquel) de batre los barbuts.

Rocabertins. Mejor podrá decirse esto de la que llamaban rocabertins, usada en el siglo XV, la cual mandaron los jurados en 1481 que se acuñase de nuevo, poniendo en una parte las armas de la ciudad, ço es, les ones (olas; unda, Gerunda), y en la otra la inicial G. En 1467 tenían mandado que los menuts rocabertins quis corrien à tres per dos, de qui enant corregant à dos per I: axi que dos dels dits menuts valeguan è sien comtats (comptats) per I diner, è XXIIII valeguan un sou. Así el valor de estos era el mismo que el del óbolo o malla. De esta moneda dice un Cronicón coetáneo que copié en el monasterio de Breda lo siguiente: En l' any LXVIII faeren molte monede manude, so es, dines menuts, en la ciutat de Gerona, los quals dines appellaven rochavertins: è puys foren abetuts, que no valgueren res, perque era falsa moneda.

Picta. Corría también acá la picta Barcelonesa, como he visto en los libros de la Colegiata de San Félix de los años 1319, donde hace distinción de óbolo y picta, aquel la mitad y esta la cuarta parte de un dinero; pero cuando nombra picta siempre nota de moneda de Barcelona.

Sueldos. Con todo eso es indubitable que Gerona tuvo su moneda propia, no sólo en el siglo XV, como acabamos de ver, sino también en el X, como se ve en la donación de la tercera parte de ella que hizo a esta iglesia el Conde Suñer, año 934, cuya escritura se publica en la Marca Hisp. (Ap. núm. LXXI). De los siglos XI y XII son innumerables las memorias de sueldos y dineros Gerundensis monetae, que suenan en escrituras de ventas, censos, etc. En una del año XXII del Rey Luis el Craso (1129) hay una venta propter XIII solidos denariorum Gerundensis monete ex XVI in solido (Cartor. de Carlo Magno). En otra del mismo tiempo se lee: XII denarios Gerundensis monetae, aut V argenteis platae, si haec moneta mutata fuerit. De esta mudanza se habla frecuentemente, y tal cual vez se indica que se hacía por la Pascua. Acaso tendrá conexión con esto el aumento y disminución de la marca de plata, de que he hablado varias veces. Lo que tengo por cierto es que recaía la mudanza sobre la moneda imaginaria, y que el hacerse por la Pascua nacía de comenzarse en aquellos días el año de la Encarnación.

Varias monedas. En escritura del año XLI de Luis el Joven (1187) se nombran sueldos monetae Raymundi Comitis, año XLIII del Rey Felipe (1103), una compra per quatuor libras de plata ad pensum legitimum ferreum (Cartor. de Carlo Magno, fol. 119) Varias son las de mazmudinas de oro, avinaiars, de azalmus, alfonsinos, jucefinos, etc. De los carlines se dio ya noticia hablando de la fábrica del altar de esta Catedral. También di noticia en el artículo del Obispo Pedro Roger de las onzas de oro jaari, aut cepti, aut almeedi, aut almanzori, aut alcarovi. Véase también el artículo del Obispo Berenguer de Llers, y baste de monedas.

Del título de condado (ducado) de esta ciudad no hay más que saber sino que fue erigido en 135..., como te dije en el Episcopologio y en otras partes. Hízolo el Rey para honrar con él a su hijo primogénito el Infante Don Juan. Más es que en 1414 Don Fernando I la hizo título de principado, para intitular con él al primogénito de la casa de Aragón.

A la parte del Norte de esta ciudad hay un monte llamado Monjuich, pudiéndose dudar de él como del de Barcelona, si se llamó así de Monte Jovis o de Monte Judaico. De este último modo le llama una escritura de permuta de ciertas tierras, que en él tenía el Obispo de esta iglesia Arnaldo de Crexell, hecha el año 1207 (Cart. o Lib. V. fol. 149 b.). Favorece a esta opinión el haberse hallado en la vertiente occidental de este monte algunos sepulcros hebreos, de los cuales se conservan algunos fragmentos de inscripciones en aquel idioma, delante de la heredad o quinta de Coll de Monjuich. Baste por hoy. (Visitad en Barcelona lo fossá dels juheus)

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jueves, 20 de abril de 2023

CARTA CL. Concluye el catálogo de los Obispos de Mallorca.

CARTA CL.

Concluye el catálogo de los Obispos de Mallorca.

Mi querido hermano: voy a ver si puedo completar hoy el catálogo de estos Prelados; que así como entiendo que es de los trabajos más útiles para la historia, también sé por experiencia que es de los más penosos para el historiador. Y esto se verifica particularmente en la averiguación del Obispo sucesor del difunto Agustín de Grimaldis, que fue 

Juan Bautista Campegio. Todas las historias mss. e impresas de esta iglesia cuentan por inmediato sucesor del Obispo Grimaldis a Lorenzo Campegio, Cardenal, el cual suponen que tuvo esta iglesia in comendam hasta que tuviese edad de gobernarla su hijo Juan Bautista Campegio, y como hubiese muerto el Cardenal en 1539, desde entonces quedó el hijo Obispo propietario. Esta narración y algunas circunstancias con que la visten tienen algo de verdad y en mucha parte no lo son. Sin entrar en impugnaciones, que no son para un viajero, seguiré mi plan de presentar solamente las memorias originales que he podido recoger, de las cuales alguna claridad resultará a esta materia, aunque no toda la que yo quisiera, por falta de otros documentos.

En primer lugar yo no cuento por sucesor de Grimaldis, ni aun por Obispo de esta iglesia, al Cardenal Lorenzo Campegio, ni creo que nadie lo contará, si sabe que en Actas capitulares, libros de fábrica y de órdenes se lee originalmente que el día 31 de mayo de 1533 Marco Antonio Campegio tomó posesión del obispado como procurador de su sobrino Juan Bautista Campegio, habiendo jurado en el día anterior la observancia de las constituciones hechas usque ad obitum, dice, Rev. D. Augustini de Grimaldis. En su consecuencia pagó las trescientas libras que estaban tasadas a su dignidad para la fábrica. Aquí tenemos ya que Juan Bautista Campegio es el Obispo inmediato sucesor del difunto Grimaldis. A nombre suyo su Vicario general el canónigo Bautista Mir dio licencia para celebrar órdenes en diciembre de 1534 a Fr. Galcerán Casanyach, Carmelita, Obispo Chrisopolitano, el cual continuó en este oficio hasta fines del año siguiente; y debió morir luego, porque de allí a dos años ya hay aquí mismo otro Obispo Chrisopolitano.

Siendo, pues, tan claro el principio del gobierno de Juan Bautista Campegio, ¿de dónde pudo nacer la especie de haberlo sido su padre el Cardenal? Yo diré lo que me ha venido a la mano en mis investigaciones, que no deja de ser curioso. Tratándose en el Capítulo de esta iglesia el día 7 de septiembre de 1534 sobre la capa que debía pagar el Obispo Juan Bautista por su ingreso en el obispado, y sus antecesores habían enriquecido liberalmente la iglesia con varias alhajas, ornamentos, etc., añaden estas palabras: quod idem speratur a dicto Rmo. Dno. Cardinali, qui hanc ecclesiam habet comendatam. Y luego en la acta de 1.° de septiembre se manda escribir a dicho Cardenal sobre varios negocios de esta iglesia: lo cual repiten después a 22 de noviembre de 1536. Todo esto parece probar que el Cardenal Campegio era Obispo comendatario de Mallorca. Más: entre las Actas del mes de septiembre de 1535 se copia un breve de Paulo III, fecho a 26 de agosto de ese año que empieza así: "Cum sicut accepimus, licet venerab. frater noster Laurentius, Episcopus Praenestinus, S. R. E. Cardinalis Campegius, cui collatio et omnimoda dispositio canonicatuum et praebendarum ... ad collationem et quamvis aliam dispositionem Episcopi Maioricensis pro tempore existentis spectantium, Apostolica auctoritate reservata existit, etc.” Continúa mandando al Capítulo que dé posesión a Marco Antonio Campegio del canonicato que le había dado su hermano el Cardenal.

Yo no sé si los que cuentan a este señor Cardenal por Obispo de esta iglesia tendrán otras pruebas para afirmarlo; pero puedo asegurar que no serán de más peso que estas, porque aquí parece la cosa concluida. Sin embargo, hagamos algunas reflexiones. Por empeñada que estuviese la corte Romana en favorecer y exaltar esta familia de los Campegios, nunca hemos de creer que llegaría a cometer el exceso de haber y tener a dos de sus individuos por Obispos simultáneos de una iglesia. Obispos que lo fuesen a un tiempo de muchas iglesias se vieron con frecuencia; pero muchos en una sola, y eso con autorización pública y por el camino ordinario, no lo cuenta la historia. Pues esto sucedería si por lo alegado contásemos al Cardenal por Obispo de Mallorca, porque en ese mismo breve reconoce el Papa como Obispo electo al Juan Bautista, cuando en recomendación del Marco Antonio que pedía el canonicato dice: "qui, ut similiter accepimus, obsequiis dilecti filii Johannis Baptistae electi Maioricensis insistit.” ¿Cómo puede haber Obispo electo de una iglesia mientras haya quien la gobierne, aunque sea como comendatario, sin que preceda resignación o muerte del mismo? Reconociendo, pues, el Papa a Juan Bautista Campegio por Obispo electo de Mallorca, viene abajo cuanto se alegue en favor de su tío el Cardenal. Y que tanto aquí como en Roma era este reconocido por Obispo, se ve, no sólo en el gobierno que esta iglesia seguía en su nombre, sino también en la resolución que tomó el Capítulo, cuando se le intimó el breve sobredicho. Porque se alegó que podía eximirse de obedecer y cumplir lo mandado en él, puesto que ni Marco Antonio tenía ningún orden sagrado (y era electo Obispo Grossetano), ni ahora se empleaba en servir al Obispo (he aquí reconocido por tal a Juan Bautista) porque estaba ausente de la isla (estaba en París). Sin embargo, en atención a que era hermano del Cardenal, cuius reverendissimae dominationi, dicen, omnes praedicti toto pectore adictissimi cupiunt obsequi et morem gerere, acordaron dar a dicho Marco Antonio ex mera liberalitate sesenta libras anuales de la mensa capitular. He aquí cómo el Capítulo, al mismo tiempo que muestra cierta sumisión al Cardenal, no le trata como a su Obispo, sino sólo da este título a su sobrino Juan Bautista. Este lenguaje basta para desengañarnos del hecho. Porque no es posible que en Roma y en Mallorca estuviesen tan torpemente alucinados que reconociesen a dos Obispos a un tiempo mismo. Más adelante obtuvo dicho Marco Antonio un canonicato, cuya vacante por su muerte adjudicó el Capítulo, día 6 de noviembre de 1553, al mismo Obispo Juan Bautista. ¿Cómo es, pues, dirás ahora que el Papa supone corresponder al Cardenal la provisión de los canonicatos en la parte que correspondía al Obispo de Mallorca?

Respondo a esto que si tal le perteneciese por ser Obispo, de otro modo hubiera hablado el Capítulo en su resolución y otra acaso hubiera sido esta. Seguramente no se hubieran fundado sólo en las nulidades del provisto. Pero ¿cómo había de contar el Capítulo con que esta provisión la hizo el Cardenal como Obispo, cuando en su mismo acuerdo no le cuentan por tal, y cuando veían que el mismo Papa suponía ser otro el Prelado? Claramente diré lo que más claramente sabía entonces el Capítulo. El Papa nombró por Obispo de Mallorca a Juan Bautista Campegio; pero atendidos los méritos del Cardenal o por otros motivos, concedió a este parte de la administración o digamos de sus regalías; a la manera que el Rey de Aragón Alfonso V reconocía por Obispo de esta iglesia a Luis de Prades, y sin embargo nombró administrador de sus temporalidades a Alfonso de Borja. ¿Quién dirá por esto que Alfonso de Borja deba ser contado entre los Obispos de esta iglesia? Porque claro es que la jurisdicción en el gobierno es lo que constituye una prelacía, no el goce de sus preeminencias, no los encargos de puro provecho, no las encomiendas de favor. Así que, aunque el Cardenal Campegio estuviese autorizado por el Papa para dar todos los canonicatos de esta iglesia, mientras no se me exhiba una muestra de su jurisdicción episcopal en ella, mientras yo vea que hay otro Obispo reconocido por el Papa y por el Capítulo y que ejerce actualmente su jurisdicción por  medio de sus Vicarios generales, diré que el Cardenal Campegio no fue ni debe contarse entre los Obispos de Mallorca, sino cuando más entre sus protectores y valedores en la corte Romana.

El caso es que después de tan larga y embrollada cuestión venimos a parar en que en los veinte y siete años del pontificado de Don Juan Bautista Campegio ni hay nada que contar de él, ni vino acá siquiera. Estos y otros males nos acarrearon los grandes bienes que hizo el concilio de Trento a la iglesia de Dios. Sin embargo, notaré algo de lo bueno que hizo en todo este tiempo el Capítulo. A 15 de noviembre de 1535 mandó sacar de la sacristía una porción de plata, a petición de los Jurados, para que depositada en la tesorería de la universidad (la taula de Mallorca) sirviese de hipoteca para traer trigo con que remediar su carestía. Lo mismo hicieron en 1535 a 5 de septiembre para socorrer con gente armada a la villa de Mahón, invadida por el famoso Barbarroja con sus galeras y treinta navíos. En 1537 se fulminó pública y solemne excomunión contra el Lugarteniente del Rey Don Ximén Pérez de Figuerola, por no haber querido entregar un clérigo que tenía preso en su castillo. Otro abuso había por este tiempo, que era la frecuencia con que muchos, por huir de la autoridad episcopal, apelaban con frívolos pretextos al tribunal del juez nombrado por el Papa, año 1523; con lo cual lo que se había instituido para bien del clero, cedía en vilipendio y menosprecio de su cabeza. Para remediar esto, el Papa Paulo III concedió a Juan Bautista Campegio, electo Maioricensi, que sólo él y sus sucesores pudiesen nombrar en adelante estos jueces de apelaciones. Este breve, copiado en el Libro amarillo de la catedral, está fecho a 25 de noviembre de 1538, cuando aún vivía el Cardenal Campegio; por que veas cuán cierto es que el Papa trató siempre como Obispo al uno y no al otro. En 1541 vino acá Carlos V de paso a la conquista de Argel. De las circunstancias de este suceso, y de las demostraciones de alegría que hizo esta ciudad, se formó una graciosa relación en lemosín, que he visto en este mi convento, impresa el año siguiente: folleto de pocas hojas, y expuesto a perecer del todo, por lo que debieran reimprimirle los amantes de la literatura de Mallorca, siquiera para que se conserven los buenos versos latinos que entonces se compusieron. El historiador Mut, que tantos pormenores refiere de otras cosas, pudo aprovecharse a poca costa de lo que esta relación contiene. En 1546, a 3 de marzo, regaló a esta iglesia la cofradía de los marineros un relicario para la Santa Espina, el cual fabricaron de la plata de la lámpara que ellos mismos habían regalado en tiempo antiguo al altar mayor. También aceptó el Capítulo el mismo año, a 9 de octubre, unum pallium que ofreció el Virrey a la iglesia, de valor de más de cien ducados, el cual se decía que era parte de la penitencia que le impuso la Santa Sede por haber quebrantado la inmunidad eclesiástica, extrayendo ciertas personas refugiadas en la catedral. Del año 1549, a 25 de octubre, queda una resolución muy honrosa para el Capítulo, por la cual se abolió para siempre la elección del Obispillo en la vigilia de San Nicolás, y la solemnidad con que este hacía los oficios en el día de su fiesta, y en la de los Santos Inocentes. Efectivamente, había cosas indecentes en este rito, que era general en otras partes; lo cual se dirá otro día. De ese mismo año nos conserva la Consueta las noticias rituales siguientes: 1.a, resolvió el Capítulo que en adelante se celebrase con la solemnidad mayor (den aloy) la fiesta del nombre de Jesús: 2.a, que en la dominica III después de Pascua, se hiciese con el mismo rito la de nuestra Señora de Cura, que es una imagen venerada en la iglesia del monte de Randa: 3.a, que se celebrase igualmente la de San Antonio Abad, con un solemne aniversario por el alma de Gabriel Cerdá, Sacrista y canónigo, y por la del Cardenal Antonio Cerdá. Este último fue el Obispo de Lérida de mitad del siglo XV, natural de esta isla, y canónigo que había sido de esta iglesia, como consta de las Actas capitulares de aquel tiempo, del cual se habló en el Viaje de aquella iglesia. Dejo a los bibliógrafos Mallorquines la cuestión de si este ilustre personaje fue o no religioso Trinitario, como también la noticia extensa del famoso Cardenal Jacobo Puteo (Pou), de quien sin razón han dicho algunos que no fue Mallorquín. Porque además de otras pruebas terminantes, para creer que lo fue, basta ver la carta original, escrita toda de su mano, en lemosín, fecha en Roma a 13 de abril de 1541, en que da gracias a este Capítulo por haberle elegido canónigo y dádole posesión de esta prebenda, la cual obtuvo sólo hasta el año siguiente. Dicha carta anda suelta en el archivo. Otro de esta familia, llamado solamente en las Actas mestre Pou, Arcediano de esta iglesia, fue promovido al obispado de Catania, por cuyo motivo se halla que tomó posesión del arcedianato vacante el Cardenal Cornaro a 1.° de julio de 1513. Así lo dice el libro de la fábrica de ese año. Durante la ausencia de nuestro Obispo, ejerció casi siempre los pontificales Fr. Rafael Linas, de la orden del Carmen, Obispo Chrisopolitano, sucesor en este título de fray Galcerán de Cassanyach, de quien ya hablamos arriba. Linas comenzó en esta isla su oficio a 21 de diciembre de 1537, y continuó hasta 1557; a lo menos hasta entonces llegan sus memorias y licencias que le dieron los Vicarios generales del Obispo Campegio, entre los cuales se cuenta ya su tío Marco Antonio a 27 de diciembre de 1540, que es nuestro año 1539, porque todavía seguía y duró por mucho tiempo la costumbre de contar los años a Nativitate. Otro Vicario general tuvo, que fue Don Francisco Salazar, Obispo de Salamina, a quien el nuestro, desde Bolonia a 24 de diciembre de 1555, nombró su Vicario, sufragáneo, visitador y oficial. Vino acá, según dice el Registro de órdenes, lunes a 22 de junio del año siguiente. Cuál fuese su gobierno, y cuáles los cuentos y pleitos que hubo, lo ignoramos del todo. Sólo podemos conjeturar que serían muy graves por las noticias siguientes:

En acta de 9 de noviembre de 1556 nombró el Capítulo un nuevo abogado, además del antiguo, "attentis, dice, tot ocurrentibus necessitatibus et controversiis quibus agitatur ecclesia Maioricensis ac reverendum Capitulum et totus clerus Maioricensis, facto Rev. D. Episcopi Salaminensis.” Más es, que el mismo Obispo Campegio le revocó todos sus poderes y facultades por medio de su carta, fecha en Bolonia a 30 de marzo de 1557, por justos motivos, dice, animum nostrum non parum perturbantibus, instituyendo con la misma fecha por su Vicario general al canónigo Juan Pablo Varro, a quien manda que pague al de Salamina todos los emolumentos acostumbrados hasta nueva orden. Pocos días después, a 5 de abril, mandó que nada se le pagase. En todas estas cartas se intitula en su exordio el Obispo Campegio nobilis Bononiensis, Episcopus Maioricensis, y no más.

Desairado con esto aquel sufragáneo, partió de esta isla muy pronto; lo cual dice claramente una carta del Rey, fecha en Bruselas a 27 de julio del mismo año 1557, en que, después de dar gracias al Capítulo por el homenaje que le prestaron y por las rogativas y procesiones con que pidieron a Dios el acierto de su gobierno, añade: "Quanto a la quexa que teneis del Obispo de Salamina, que servia en essa iglesia de sufraganeo, no hay otro que decir, pues havemos entendido que ya está fuera de essa isla, sino que ha dias que trabajamos lo posible porque vaya a residir ahy vuestro Perlado, que lo embió; y no partiremos la mano dello, como es razon y havemos desseado, y desseamos como cosa que tanto conviene al servicio de Dios y bien dessa diócesi.”

No logró el Rey sus deseos de hacer venir acá el Obispo; antes este tomó el partido de renunciar el obispado en manos del Papa. Ignoro cuándo se verificó esto. Sólo sé que a 21 de diciembre de 1559 ya se trató en Capítulo si debería declararse vacante la Sede, atendida la fama pública de aquel hecho. Y al fin, a 16 de enero de 1560, subsistiendo todavía las dudas y opiniones diferentes de los juristas en cosa de tanta entidad, confirmó el Capítulo por su Vicario general al mismo canónigo Varro, que lo era del Obispo, para en caso de vacante. Esta duró casi dos años. En cuyo tiempo se hallaba aquí el Obispo de Alguer Don Pedro Vaguer, o Vaquer, a quien el Rey nombró Visitador del reino de Mallorca, encargándole el redresso de la tabla dessa ciudad; porque á mas de los muy muchos y grandes daños que se siguen por estar aquella de la manera que está, son mal pagados los officiales que aqui nos sirven. Esto decía el Rey en la comisión que le dio, fecha en Aranjuez a 28 de mayo de 1561. Esta carta se halla inserta en el proceso que se formó sobre el negocio, el cual he visto en el archivo real.

Diego de Arnedo, de quien se dice que fue natural de Huesca, colegial de San Clemente en Bolonia, canónigo de Monte Aragón, capellán del Rey Felipe II, Visitador de España durante el viaje de aquel Príncipe a Inglaterra, y que nombrado ya Obispo con motivo de no sé qué viajes, fue apresado por los Moros, y alcanzada finalmente su libertad vino a su iglesia. Todo esto dice Mut. Yo puedo asegurar que en el año 1554 estaba destinado por dicho Rey como uno de los seis clérigos que le debían acompañar en su expedición contra los Ingleses. Dícelo el célebre Juan de Arce en una carta a Don Antonio Agustín, de las que publicó Don Ignacio de Aso en 1775. También puedo alegar un documento tocante a su cautiverio, y es la Acta capitular de 19 de enero de 1562, en que se resolvió dar a dicho Obispo, ex mera liberalitate, 750 lib., atendidas las necesidades, dice, quas sustinet propter labores quos passus est pro servitio suae Catholicae Maiestatis Domini nostri Regis, pro deffensione nostrae Sanctae Fidei Catholicae in destructione de Algerbens, in qua fuit captus per Paganos, in magnum detrimentum bonorum suorum, et vilipendium suae reverendissimae personae. A este donativo añadió el Capítulo el préstamo de 1.500 libras. Todos estos trabajos pasaron durante el año 1561, al fin del cual vino el Obispo tan deseado, así por la noticia anticipada de sus buenas prendas, como por el largo tiempo que no vio esta grey la cara de sus Pastores. Tomaron posesión sus procuradores Nicolás Montanyans, Sacrista de esta iglesia, y Mateo Saforteza (ipsa, sa Forteza), día 20 de diciembre de 1561, según dicen las Actas capitulares y libro de la fábrica. Pero allí mismo queda notado que el Obispo desembarcó la noche antes en Sóller, donde permaneció hasta el día 22, en el cual vino a comer a la heredad de Raxa, propia de Mateo Saforteza, y a dormir al convento de Jesús. Al día siguiente hizo su entrada pública por la puerta Pintada, con grande acompañamiento, salvas de artillería y mucho regocijo del pueblo. En el juramento, que prestó en el lugar acostumbrado, uno de los testigos fue el Obispo de Alguer, de quien hablé más arriba. Correspondió el Prelado a las esperanzas de su pueblo. Porque luego trató de hacer una visita general de su diócesi, comenzando por la de la iglesia catedral, la cual emprendió el día 13 de mayo de 1562, precediendo en la noche anterior repique general de campanas, y saliendo a recibirle el clero, con cruz alta, a las puertas de su palacio. Las Actas de esta visita, que están en los libros de la curia, me han servido bien para algunas curiosidades rituales, y para conocer el estado de la fábrica de la iglesia catedral en aquel año. De todo se hablará otro día. Ahora sólo notaré que en el altar mayor de la catedral mandó renovar la Eucaristía cada quince días, como hasta allí sólo se hiciese cada mes: mandó hacer cien purificadores, no hallando ninguno, ni que se usase limpiar los cálices con ellos: item que se hiciesen bolsas para los corporales, que no había. Subió a la librería, et vidit illam bene stare. Hallando que en la sacristía había un libro, donde, junto con otras cosas, se notaban los nombres de los bautizados; pero sin expresar el de sus padrinos, mandó que se hiciese libro aparte, donde se notasen los padrinos y la parroquia de donde eran. Asimismo que hubiese libros de confirmados, y de los que confesaban y comulgaban por Pascua. Nada hallo mandado acerca de matrimonios, aunque por otra parte consta que se hizo de su orden. Quitó el abuso de dejar los santos óleos en casa de los enfermos, a quienes se daba la unción cuando les parecía que no se habían de sobresaltar; y mandó que se llevasen de la iglesia con toda veneración, cuando fuesen menester. La mayor parte de estas cosas, singularmente lo de los libros, se halla ordenado en la visita de todas las parroquias. En la de Santa Eulalia de esta ciudad ordenó quod nullo modo adhibeatur auctoritas ipsis scolaribus ad sacramenta ministranda: que las vinajeras para la misa fuesen grandes: cosa que también debía mandarse hoy día en algunas iglesias, donde reina en este punto, y en el de las luces, más economía de la que es debida: que se hiciese una piscina para arrojar el agua con que se levaban los corporales, qui locus, dice, appellatur Sacrarium: y que se concluyese la iglesia, que aún estaba por concluir. Baste de esto, que sería nunca acabar, en lo cual se ve el celo de este Prelado. No menos se descubre en los innumerables edictos que publicó durante su pontificado sobre reforma del clero, respeto a las iglesias, destierro de usuras, etc. Quiero acotar lo mandado en uno de 6 de julio de ese mismo año 1562 por la noticia que nos da de los trajes de aquellos tiempos. Mandó, pues, que los clérigos "daqui avant degan aportar la clotxa closa fins baix als talons, y capiro, y les robetes largas fins baix dels genolls, segons per los capitols sinodals es stat ordenat, ó manteu y sotana larchs fins als talons; y que no aporten calses, ni sabates tallades, ni letuguetes en els colls y braços de les camises; y que porten la barba feta de tal manera que no se puga notar esser larga.” También es digno de notarse lo que mandó en otro edicto, que el que ayuda a misa no do pau á algu fins que lo sant sacrament dels Cors precios é Sanc de Jhu. Xpst, no sia assunt, é que no presumexca dar pau ab la patena.

Por esta muestra de lo mucho que este Obispo trabajó en este solo año 1562, y por el esmero y diligencia que en ello se ve con que atendía a todo, conocerás cuán sensible me es el no haber dado con ninguno de los sínodos que seguramente debió celebrar. Y sin duda lo era una congregación de todo el clero de la diócesi en este mismo año, que reunido en el Capítulo de esta iglesia dio en subsidio caritativo 1.500 escudos de oro, a razón de treinta libras por escudo. Pero constitución sinodal no he visto ninguna. Dejando algunas otras memorias hallo que nuestro Obispo asistió al concilio provincial de Valencia, celebrado en 1565, para el cual nombró el Capítulo por sus procuradores y de todo el clero al canónigo Rafael de Villalonga y al presbítero Juan de Abrines. Este último es el santo confesor de la hoy Beata Catalina Tomás, que después fue hecho canónigo en 1570. De otro sínodo suyo del año 1567 hay memoria, cuya celebración debía ser en la semana de Pascua, según la antigua costumbre de la iglesia. Mas el Capítulo le rogó día 14 de marzo que lo difiriese para el mes de septiembre, por ser aquel tiempo más oportuno para la reunión de los párrocos. Llegado este tiempo el Obispo insinuó al Capítulo, día 29 de agosto, que aunque los canónigos no tienen por el derecho voto decisivo en los sínodos, desearía, sin embargo, que asistiesen al que iba a celebrar. Disputose sobre este derecho, y sin resolverse nada, el día 3 de septiembre el Obispo, prescindiendo del derecho de los canónigos, les rogó de nuevo que asistiesen al sínodo para aconsejarle en las cosas tocantes a la salud de las almas. Se resolvió que asistiesen los que quisiesen. A fines de 1568, no me acuerdo qué día, se leyó al Capítulo y este admitió el indulto del Papa Pío V para que los beneficios eclesiásticos de estas islas se diesen sólo a sus regnícolas: cosa ya mandada por Eugenio IV, pero que desde esta última época se ha observado constantemente hasta el día de hoy.

También se admitió aquí con más docilidad que en otras iglesias el nuevo Breviario Romano, según el mandato de San Pío V: re:solución que tomaron a 7 de diciembre de 1569, dándose comisión a algunos canónigos para que se escribiesen libros corales y se buscasen los demás códices necesarios para la mudanza del rito. Pasáronse casi tres años en estas diligencias, necesarias para poder cumplir lo mandado, que además debían ser muy gravosas a la iglesia; y a 5 de septiembre de 1572 resolvieron que el nuevo oficio empezase a regir desde el próximo Adviento. En tanto el Obispo se dispuso para un viaje, para el cual, y durante su ausencia, el Capítulo le concedió a 4 de enero de 1570 la percepción de los frutos que le pertenecían, y él pagó en 16 de marzo las 1.500 libras que aquel le había prestado. No consta circunstancia alguna de este viaje; sólo sabemos que a 14 de agosto de 1572 el Capítulo, sabedor por algunas cartas particulares de que había sido trasladado a la iglesia de Huesca, revocó la gracia que le había hecho sobre la percepción de frutos. Diose esto ya por tan sentado, que a 19 del mismo mes los Jurados pidieron al Capítulo y este consintió en que se escribiese al Rey para que nombrase por Obispo sucesor al Arcediano de esta iglesia Gregorio Çafortesa (: Saforteza), que era natural de la isla. Túvose noticia cierta de la renuncia del obispado a principios del año siguiente 1573, y a 16 de enero ya se nombraron los oficiales Sede vacante. Esta misma renuncia consta de una bula de Gregorio XIII de 6 de marzo de ese mismo año, por la cual, a instancia de Felipe II, se aplican todas las rentas de la vacante a la fábrica del templo, quod, dice, adhuc imperfectum conspicitur, et plurimum deest ut fabrica ipsa absolvatur. Olvidábaseme que en 1572 a 4 de noviembre se dio posesión de un canonicato al sabio Mallorquín Miguel Tomás Taxaquet, que era ya Sacrista y después fue Obispo de Lérida. También se me pasó que a 5 de diciembre del mismo año se abolió el rito de la Sibila en la noche de Navidad, de lo cual se dirá en lo de ritos. El sucesor fue

Juan Vich y Manrique, de ilustre familia, natural de Valencia. Era hijo de Don Luis de Vich y nació en el monasterio de la Murta, junto a Alcira, año 1530, en la celda cuarta antes del coro. Dícelo una nota coetánea de un monje en las cubiertas de la Biblia políglota que él regaló después a aquella casa. El Papa Gregorio XIII le promovió a esta iglesia, para cuya posesión dio poderes en aquella ciudad día 25 de mayo de 1573 a Francisco Ferrer, beneficiado de la parroquia de San Esteban, el cual desempeñó aquí su comisión día 15 del octubre siguiente. No sé en qué se fundan los que llaman al nuevo Obispo Arcediano de Barcelona. En las bulas que presentó su apoderado sólo se le supone perceptor de los frutos del curato de Jijona (leo Gijona), y de una pensión sobre el arcedianato de Játiva, cuya continuación le concede S. S.

Llegó a este puerto día 5 de octubre de 1574 en las galeras de Don Sancho de Leiva, y habiendo dormido en el monasterio de Jesús, hizo al día siguiente su entrada pública y juró las constituciones de su iglesia, de la cual no se separó un momento por espacio de treinta años, hasta que salió para ocupar la silla de Tarragona. De las muchas memorias de su piedad y celo pastoral, que harán eterno su nombre en la historia de esta iglesia, sólo apuntaré una u otra que haga con la disciplina o historia general, porque agotarlo todo es obra inmensa y poco provechosa. Y este mismo plan seguiré en la relación de los pontificados siguientes, en los cuales, después de fijadas bien sus épocas, que es lo importante, lo demás añade poco o nada a las costumbres de nuestros días. A 12 de septiembre de 1575 estableció con el Capítulo una grande y notable solemnidad en la fiesta de la Concepción de nuestra Señora, la cual se mandó anunciar ocho días antes con repiques de campanas, bandera en la torre y otras señales, y que su procesión se hiciese como la del Corpus, en la cual fuesen algunos muchachos vestidos como ángeles, llevando algunos atributos de nuestra Señora. Igualmente se mandó que en todas las iglesias y monasterios sujetos al Ordinario se hiciese todos los días después de completas conmemoración de la Concepción con la antífona Tota pulchra. A 24 de diciembre del mismo año rogó al Capítulo que se hiciese la representación de la Sibila en los maitines de Navidad y se cantasen algunas cantinelas devotas, como se hacía en otras iglesias, señaladamente en la de Valencia, y el Capítulo consintió en que así se hiciese. Este es el origen de los villancicos en esta iglesia.

En 1577 a 1.° de enero está fecho el breve con que el Papa Gregorio XIII concedió que fuese altar privilegiado en esta catedral el de San Pedro; y esto a instancia de Miguel (Tomás Taxaquet), Obispo de Lérida. Que sólo porque se vea que en dicho día era ya Obispo este grande hombre, he notado esta bagatela histórica. Son frecuentes en los años siguientes las noticias de las dádivas con que nuestro Obispo enriqueció la iglesia. En 1580 se trató en Capítulo de un tabernáculo que quería regalar para llevar en las procesiones las reliquias. La Consueta de la sacristía nos recuerda que ese mismo año regaló un rico frontal, en 1586 dos ternos completos y en 1597 una figura de plata de San Vicente Ferrer. De su orden dispusieron el canónigo Rafael Alberti y Onofre Oliver, rector de San Miguel, un nuevo Manual de los sacramentos y otros ritos, que se imprimió aquí mismo en 1601 por Gabriel Guasp en 4.° Igualmente recuerdo aquí lo que ya se dijo en lo de la fábrica de esta catedral, cuya conclusión se debe a este Prelado. Mas todo este conato que puso en la parte material de su iglesia, no le estorbó la atención a la parte más principal de su ministerio. Y así son continuas las memorias de haber predicado en la catedral, de las visitas que hizo en ella y en la diócesi, de los edictos que publicó, de los entredichos que puso y de los sínodos que celebró. Cada uno de estos artículos, descrito por menor, haría crecer mucho esta carta. De los sínodos sólo tenemos impresos los de los años 1588, 1592 y 1597; y de ellos se dirá con extensión en su propio lugar, si logro ver algún ejemplar. En 1593 a 7 de mayo se resolvió que se hiciesen tres procesiones solemnes de rogativa pro electione Regis regni Franciae, quae fieri debet, et aliis laboribus et vexationibus quibus affligitur dictum regnum (Act. cap.)

El mismo año a 23 de diciembre se resolvió que se pudiesen decir en esta catedral misas rezadas en la vigilia de Navidad, como ya se decían en todas las iglesias y monasterios de la diócesi, puesto que no se encontraba el porqué de la costumbre antigua de no decirse en ella en este día más que la conventual. (Ib.)

En 1594 a 6 de septiembre murió el Virrey de este reino Don Luis Vich, hermano de nuestro Obispo, y se dispuso el entierro magnífico cual correspondía. (Ib.)

En 1595 a 31 de marzo se acordó admitir en la iglesia la música de ministriles para las fiestas solemnes. En el año siguiente se mandaron renovar las constituciones pro choro, colgadas, según costumbre, en el mismo en una tablilla, quitándose las ya desusadas, entre las cuales cuentan la de vestibus nigris deferendis. Igualmente se prohibió la entrada en el coro a los beneficiados teólogos que no hubiesen todavía defendido sus conclusiones, cuyos actos se tenían en el Capítulo. Finalmente, concedieron a algunos presbíteros la gracia capae pelliceae et mussae alfodratae quibus privati fuerant. (Ib.)

Si estas pequeñas noticias sirven para conocer las costumbres de aquel tiempo, no es menos útil por otro ramo otra acta capitular del 18 de septiembre de 1602 que dice así: "Proposuit Illmus. D. Episcopus quandam declarationem factam a SS. D. N. Papa Clemente (VIII), in qua damnat quandam propositionem circa modum confitendi peccata per internuntium et scripturam, et recipiendi absolutionem sacramentalem in absentia confessoris: volens quod praebeant votum et consilium, si illam publicari conveniat. Et conclusum quod publicetur, signanter quia prohibetur in illa disputatio.” A los defensores de Suárez toca responder a este argumento insoluble de la real y verdadera condenación de aquella opinión. A principios del año 1604 se disponía nuestro Obispo para un viaje al continente, por cuyo motivo resolvió el Capítulo a 26 de marzo enviar a Valencia por los Santos Oleos. Este viaje era para ir a Tarragona, a cuya Silla metropolitana había sido trasladado, y de la cual me consta que tomó posesión a 16 de agosto de ese mismo año, y donde permaneció hasta su muerte, acaecida en 4 de marzo de 1611, habiendo llegado a ser el Prelado más anciano de toda España. Seis días antes de que tomase la posesión de la nueva Silla, se trató ya en esta de su vacante y de la elección de Vicarios generales, es a saber, a 10 de agosto de 1604, en lo cual hubo cuentos muy pesados, hasta que el Arzobispo de Valencia por derecho de Metropolitano, nombró Vicario general al Arcediano Gregorio Çafortesa.

Alfonso Laso Sedeño, trasladado a esta iglesia de la metropolitana de Cáller a 1.° de diciembre de 1604, que es la fecha de la bula. Hallábase en Valladolid, donde a 11 de abril de 1605 dio poderes a Pedro Benneser para tomar posesión de este obispado, y este lo verificó a 17 del junio inmediato. Llegó a este puerto día 30 de agosto, e hizo su entrada solemne el 1.° de septiembre. A 11 del mismo mes consagró a su sucesor en el arzobispado de Cáller, que se hallaba aquí de Inquisidor, y se llamaba Don Francisco Esquivel, nombrándose para este acto, a falta de Obispos asistentes, dos de las dignidades de esta iglesia. Todo esto es de las Actas capitulares y de otros documentos originales de este archivo, como también la noticia de haberse dado posesión del primer canónigo tesorero en 1607. En ese mismo año pidieron los Jurados fieri peregrinos pro sterilitate temporis. Et fuit conclusum, dicen las actas, quod D. canonicus Caller cum aliis presbiteris sibi bene visis proficiscantur domum B. Mariae de Luco, et factis devotionibus redeant ad civitatem.

Murió pronto este Obispo, es a saber, hacia las doce horas del día 21 de agosto de ese mismo año 1607. Según indican las Actas de ese día, parece que se enterró en la capilla de San Pedro. Dícese que fue Virrey de Mallorca.

Fr. Simón Bauça, natural de esta ciudad, religioso Dominico, educado en el convento de Valencia en la escuela de San Luis Bertrán. Siendo Provincial de Tierra Santa fue promovido a esta Silla, cuya noticia llegó aquí a 15 de noviembre de 1607. Tomó posesión de ella a 16 de mayo del año siguiente por medio de su procurador Juan Estelrich, canónigo y Sacrista de la iglesia, a la cual vino personalmente día 12 del junio inmediato, y empezó a visitar a 7 del próximo septiembre. (Act. cap.)

En el año 1609, a 11 de agosto, al mismo tiempo que se decretaron rogativas públicas por el riesgo que amenazaba la armada de los Moros que estaba en Menorca, se ofreció el clero a servir con sus personas en el peligro común, nombrándose al efecto capitanes del ejército clerical, levantando estandartes, et cetera. (Ib.)

En 1612, a 12 de marzo, llegó a esta ciudad Don Lorenzo Nieto, Abad que fue de Monserrate, de tránsito para su obispado de Ales, en Cerdeña (Ib.)

En 1614 visitó de nuevo la catedral: cosa que repitió otras veces años adelante; y en el de 1620, a 18 de mayo, partió para Menorca con el mismo objeto (Ib.)

En 1615, a 19 de agosto, el P. Fiol, Jesuita, presentó al Capítulo una arquilla llena de reliquias halladas en Cáller el día 22 del julio anterior. Más adelante hablaremos de otras reliquias encontradas por este tiempo en aquella misma ciudad (Ib.)

Hasta estos años se acostumbraba hacer anualmente la bendición de los frutos de toda la isla en el monte de Randa, que la domina toda, o en la mayor parte. Esta práctica, que debía ser de mucha incomodidad, se quitó en 1616, día 13 de abril, mandándose que se hiciese en uno de los bastiones de esta ciudad con procesión general (Ib.)

En 1617, 16 de junio, se dio posesión de su convento de Santa Teresa a las religiosas fundadoras del mismo (Ib.)

Poco después, a 1.° de noviembre, se resolvió hacer solemne entierro al cadáver del célebre hermano Jesuita Alonso Rodríguez, cuya beatificación se promovió con calor años adelante (Ib.)

También es del mismo año la separación que procuró y consiguió este Obispo de una de las dos prebendas canonicales que hasta entonces estuvieron anejas a la dignidad episcopal, cuya gracia en favor del doctor Nadal Sentandreu presentó al Capítulo día 22 de septiembre. Desde entonces los Obispos sólo perciben una prebenda canonical (Ib.)

En 1617 aprobó el Obispo las nuevas constituciones hechas por los Jurados para reforma de la casa de educación fundada por el canónigo Genovard y Sor Isabela Cifre (Curia episc.)

En 1619, a 19 de junio, llegó acá el Príncipe Filiberto, hijo del Duque de Saboya.

En 1620, a 13 de junio, se mandó cantar el Te Deum, en celebridad de haber sido promovido al obispado de Jaca el canónigo y Sacrista de esta iglesia Juan Estelrich: cuya muerte se anunció al Capítulo a 25 de mayo de 1626 (Act. cap.)

El mismo año 1620, a 3 de enero, llegó a este puerto Don Fr. Antonio de Govea, Agustino Portugués, Obispo de Sirenay, como dice un libro de notas sobre lo ocurrido en los principios de este siglo (Archivo de la catedral), el cual añade que venía a Madrid por Embajador del Rey de Persia, que era de edad de 56 años, y que después de haber predicado en la catedral día de Reyes, prosiguió su viaje el día 9 del mismo mes.

Nuestro Prelado murió de edad de 71 años, en su palacio, de apoplegía, una hora antes de amanecer del día 5 de diciembre de 1623 (Ib.), y fue enterrado en el convento de Santo Domingo de esta ciudad, bajo el presbiterio de su iglesia. De los sínodos que celebró en 1611 y 1619 se dirá en su lugar. Construyó en su palacio un salón, donde colocó los retratos de sus antecesores; en los cuales hay que hacer alguna reforma. Sus limosnas, vida penitente, sermones frecuentes, etc., dirán otros a quienes toque proponer los Prelados como modelo de virtud.

A 23 de agosto de 1624 llegó la noticia de estar electo por sucesor Don Félix de Guzmán. El mismo avisó poco después al Capítulo que había aceptado el nombramiento. Con todo eso no tuvo efecto, y el sucesor fue

Baltasar de Borja y Velasco, hijo de Don Francisco de Borja, Marqués de Lombay y Duque de Gandía. Nació en Berlanga, y fue educado por su tío el Beato Juan de Ribera, Arzobispo de Valencia, donde obtuvo un canonicato y el arcedianato de Játiva, con cuyos dictados gobernó aquel arzobispado en la vacante de su tío. Fue electo para esta Silla a fines del año 1625; mas no tomó de ella posesión hasta el día 3 de febrero del año siguiente, por medio de su procurador Juan Bautista Polina y Ciurana, después de prestar el juramento el día 28 del anterior. Sé que dio sus poderes estando en Madrid, mas no el día. Llegó a este puerto a 15 del abril inmediato, y al día siguiente hizo su entrada pública. Luego se dedicó a visitar su diócesi; cosa que repitió en 1628, en cuyo año fue hecho Virrey de este reino y juró como tal a 23 de mayo, una hora después de puesto el sol. En el mismo año celebró un sínodo, del cual he visto citar una u otra constitución en el que celebró el sucesor en 1636. Otro quiso celebrar en 1630, cuya convocatoria está fecha a 21 de junio, y cuya celebración señaló para el día 25 de agosto inmediato. Pero una muerte repentina le atajó los pasos algunos días antes, en la edad de 44 años, a 11 de julio del mismo año. Esto dice el sermón que predicó dos días después en sus exequias el padre Juan Bautista Escardó, Jesuita, que se imprimió luego, dedicándolo al Cardenal Don Gaspar de Borja, hermano del difunto. Tiene su entierro en la capilla de San Pedro en la raíz de la pared al lado del evangelio, sin losa ni inscripción. Hánme informado que hasta pocos años había en la pared un paño con su escudo de armas. Ahora sólo se conoce que lo hubo en la mayor blancura de los sillares que él cubría. He visto varias firmas suyas originales y siempre decía: Don Baltasar, Obispo de Mallorca. Sucediole

Fr. Juan de Santander, Vizcaíno, de la orden de San Francisco, de cuya promoción a esta Silla hubo ya aquí noticia por carta del canónigo Berard al Capítulo, escrita desde Madrid a 23 de octubre de 1630, que debe ser la época de su nombramiento; pero no tomó posesión hasta el año siguiente a 2 de septiembre por medio de su procurador Marcos Talledo. Llegó a esta isla a 5 de marzo de 1632, y dos días después hizo su entrada pública. Luego emprendió la visita de su catedral y diócesi, la cual repitió en 1637 y 1639. También visitó la isla de Menorca en 1638.

Contribuyó mucho a apagar la discordia que reinaba en esta ciudad entre los vecinos de su parte alta con los de la parte baja, que se llamaban los Canamunts y Canavall (casas de arriba y casas de abajo), cuyas paces concertó y publicó día 11 de octubre de 1632, aunque posteriormente se reprodujeron estos odios civiles, cuyo origen no sé. Durante la ausencia del Virrey de estas islas fue nombrado su Lugarteniente, y en calidad de tal prestó su juramento a 12 de octubre de 1637. La memoria más duradera de su gobierno es el sínodo impreso que celebró en 1636, del cual diremos otro día. Murió a 24 de enero de 1644. Todo lo dicho es de las Actas capitulares. En los registros de su curia he visto que firmaba siempre con su nombre y apellido. Está enterrado en el convento de su orden en esta ciudad.

Hasta aquí me permitió la salud continuar mis investigaciones en la serie cronológica de los Obispos y averiguación de sus hechos principales. Para completarla hasta el día me he valido de algunos apuntes que tiene hechos el presbítero Don José Barberi, de cuya exactitud y diligencia hablé ya en mis cartas anteriores.

Fr. Tomás de Rocamora, natural de Orihuela, religioso Dominico. Llegó a Mallorca a 30 de abril de 1645 en dos galeras de Nápoles y al día siguiente hizo su entrada pública. Dedicose luego a sosegar y concordar enteramente los ánimos y partidos que dijimos de los Canamunts y Canavalls, cuyas paces solemnizó día 31 de agosto del mismo año por medio de escritura pública, Te Deum, torneos y otras demostraciones. Influyó mucho en ello por la autoridad que también ejercía de Virrey en esos primeros años. Quedan ilustres memorias de su celo y caridad, particularmente en la gran carestía de 1647, llamado todavía el any dels trezets, por la escasez con que se repartía el pan, y en el contagio que se padeció en 1652. Murió día 15 de noviembre de 1653 a los 57 años de su edad, y se enterró en el convento de mi orden de esta ciudad. La sacristía de su catedral conserva varias alhajas que le regaló.

Miguel Pérez de Nueros, Aragonés, fiscal en el supremo consejo de Aragón. Tomó posesión de esta Silla a 1.° de octubre de 1655 y murió a los cuatro meses, es a saber, a 12 de febrero de 1656. Enterrose en el plano del coro de esta iglesia.

Diego de Escolano, que había sido canónigo de esta iglesia desde el año 1634 hasta 1652, de donde pasó a Inquisidor de Llerena y sucesivamente de Toledo y fiscal y consejero de la Suprema. Promovido a esta Silla tomó de ella posesión a 15 de noviembre de 1656. De su gobierno, que le duró cuatro años, nos queda el sínodo impreso que celebró en 1659, del cual se dirá. Su última memoria en los Registros de la curia es de 13 de septiembre de 1660, y a 22 del mismo mes ya vacaba la Sede por promoción del Prelado a la de Tarazona, de la cual se dice que pasó a la de Segovia y últimamente a la de Granada.

Pedro Fernández Manjarres de Heredia, natural de Sevilla, Inquisidor de Cerdeña y de la Suprema. Tomó posesión de este obispado a 21 de septiembre de 1661. Su primera memoria en la curia es de 28 del mismo mes. Allí vi también copiada ad longum su visita ad limina, fecha a 27 de enero de 1663, con una relación de todas las reliquias que poseía entonces la catedral, que se manifestaban al pueblo y llevaban en procesión por el ámbito de la iglesia el día segundo de Pascua de Resurrección. Quedan también del mismo muy sabios edictos, entre ellos uno para cortar el abuso de los gastos que se hacían en los velos y profesiones de monjas. Murió a 26 de diciembre de 1670, y se enterró en el coro de la catedral.

Bernardo Luis Cotoner, natural de esta ciudad, canónigo de esta iglesia, a la cual fue después trasladado desde la de Arborea, en Sicilia, en 1671. Tomó posesión a 26 de diciembre del mismo año, y la gobernó hasta su muerte, acaecida a 18 de enero de 1684. La principal memoria que queda de su celo fue lo que trabajó en ajustar cierta concordia entre el clero y el reino sobre contribuciones. Tiene su entierro en la capilla de San Pedro a mano derecha, donde se erigió un monumento de mármol, trabajado en Italia con esta inscripción: "D. D. Bernardo Cotoner, illustrissimo Balearium Presuli, animi magnitudine, pietatis officio, sapientie decore coruscanti. Virtus in eo mirabilis ad canonicatum potiori Capituli adclamatione evexit: dein ad archiepiscopatum Arborensem, tandem micanti infula cingens in hac sua insula Palme. Qui tumultuantibus regni undis firma atque imobilis rupes permansit, ecclesiastica libertate mirifice exaltatâ: suorum fratrum gloria potitus, tum alterius in Sicilia fidei Questoris, tum alterius alteri in magno Hierosolym. magisterio sine mora subsequentis; anno 1684 septuagenarius sua ipsa gloriosior obiit; nam ut moriens viveret, vixit ut moriturus. Exiguum meritis redditur hoc monimentum, ac sempiternos honores persolvit fama perennis.”

Sobre los motivos de las persecuciones que padeció, indicadas en esta inscripción, dicen que escribió un tratadito el historiador Vicente Mut, el cual no he podido ver. En la misma se mencionan dos hermanos suyos grandes Maestres de la orden de San Juan, uno de los cuales envió desde Malta a esta iglesia una reliquia de Santa Rosalía a 30 de enero de 1678. Otro hermano menciona que fue Inquisidor en Sicilia, cuya noticia me pone en alguna confusión sobre las notas que tomé de Actas capitulares y Registros de órdenes, las cuales pondré aquí de todos modos y los naturales del país podrán averiguar a cual de los dos hermanos pertenecen.

A 1.° de marzo de 1613 se da posesión de un canonicato en esta iglesia a Bernardo Cotoner. (Act. cap.)

En 1625 a 29 de mayo Bernardo Luis Cotoner, canónigo y consultor ordinario de la inquisición de Mallorca, estando para marchar a la corte, nombró por sus apoderados a los dos hermanos Gerónimo Togores, canónigo, y Albertín Togores. (Reg. de la curia episcopal del tiempo de Don Baltasar de Borja, fol. 122).

En 1626 a 13 de febrero proposuit (dicen las Actas) inquisitor Cotoner se recessurum a presenti insula ad civitatem Sardiniae, ad quam fuit electus; qui se obtulit servire praesenti Capitulo.

En 1629, día 23 de noviembre, el citado Obispo Don Baltasar de Borja, a instancia de dichos apoderados, mandó registrar en su curia la nómina y certificación de las reliquias que el mismo Bernardo Cotoner trajo desde Cerdeña acá pasando a la corte, y son: primero, un certificado que da el canónigo de Cáller Cosme Scarchoni, fecho a 17 de enero de 1629, de que dicho día se habían entregado al señor Cotoner varias reliquias halladas en los años 1625 y los dos siguientes en la basílica de San Saturnino e iglesia de San Lucífero, siendo Scarchoni Vicario, Sede vacante. Son cuarenta y ocho reliquias, todas insignes, las cuales no digo porque no estoy seguro de que sean exactas las copias en los nombres de los Santos; las hay de San Saturnino M., S. Lucífero, Arzobispo de Cáller, San Fructuoso, San Gregorio M., San Bartolomé, Santa Cecilia y San Antíoco, lector, cuya inscripción sepulcral copian: segundo, otro certificado de 27 del mismo mes y año, dado por el Arzobispo de Cáller Don Fr. Ambrosio Machín, de haber entregado al señor Cotoner, que se hallaba en aquella ciudad como Inquisitor pro sua maiestate, los cuerpos de San Fortunato M. (cuya fiesta es a 28 de marzo) y de San Honorato M. (que es a 13 de enero), los cuales fueron hallados junto a la basílica Constantiniana, intitulada de San Saturnino, extra muros de Cáller. (Reg. cur. episc. laud.)

Bernardo Luis Cotoner, con carta fecha en Madrid en 1630 (dejando en blanco el mes), avisa al Capítulo que el Inquisidor general le había nombrado Inquisidor de Zaragoza, plaza de las más estimadas y procuradas de España. Añade que pensaba partir a su nuevo destino antes de la Cuaresma. De modo que su nombramiento fue a principios de ese año. La carta está original en el archivo de esta iglesia. Esto es lo que dije que quería dejar notado. En la vacante de este Obispo fue Vicario general Raimundo Sureda, canónigo de esta iglesia y Obispo Oropiense.

Pedro de Alagón, natural de Cáller, canónigo de aquella catedral, Obispo de Ampurias y Arzobispo de Oristán, de cuya última iglesia fue trasladado a la nuestra y tomó posesión a 18 de abril de 1685. Visitó la catedral en 1690, y en el siguiente tuvo un sínodo que se imprimió y es el último de los celebrados en la diócesi. En el mismo año 1691 con comisión Apostólica erigió en universidad lo que antes sólo era un estudio general, de la cual es canciller nato el Obispo. Otro gran bien hizo con la fundación del Seminario conciliar que verificó en 1700, intitulándolo de nuestra Señora y de San Pedro. Después de lo cual murió a 3 de mayo de 1701. Parece que este Prelado quiso ejercer alguna jurisdicción en el hospital general, lo cual debió ocasionar algún pleito en la curia Romana, puesto que se halla una sentencia impresa dada por el auditor del Papa Francisco Barberino, en que manda al Obispo de Mallorca que se abstenga de visitar y entrometerse en dicho establecimiento, que dice estaba ya de inmemorial exento de su jurisdicción y sujeto a la real. He visto en los Capuchinos de esta ciudad un ejemplar impreso de esta sentencia, cuya data es de 26 de julio de 1690.

Fr. Francisco Antonio de la Portilla, Vizcaíno, religioso Francisco, de tanto crédito en su orden, que llegó a tener la mitad de sus votos para General de la misma: disputa que cortó él mismo, renunciando con humildad, para que lo fuese su competidor. Tomó posesión de esta Silla día 28 de julio de 1702, en cuyo gobierno dejó buenas memorias de su caridad. Los cuatro últimos años de su obispado estuvo en Barcelona (acaso con motivo de las guerras de sucesión), y allí murió a 7 de junio de 1711. Trájose acá su cadáver, como él había ordenado, y se le hicieron las exequias a 7 de julio, y fue enterrado en la capilla de la Concepción, de San Francisco. Todo esto se lee en el sermón fúnebre que anda impreso, y predicó el maestro Fr. Mariano Mauro Risón, Carmelita.

Atanasio de Esterripa, Vizcaíno, catedrático de Alcalá y canónigo de aquella colegiata, después auxiliar de Toledo con el título de Obispo de Licopoli, y presidente del Consejo de Hacienda. Hallábase en Barcelona cuando murió el antecesor, quien muchas veces le había rogado que viniese a visitar estas islas. Estaba ya electo Obispo de esta Silla el día 7 de julio de 1711, cuando se hicieron las exequias del antecesor, como consta de su sermón, que se dedicó al electo. Tomó posesión a 23 de julio del año siguiente, y falleció a 5 del mismo mes de 1721. En los volúmenes de Varia de este mi convento queda una pastoral suya del año 1717.

Juan Fernández Zapata, natural de Aguilar de Cervera, en Navarra. Tomó posesión de esta Silla a 23 de julio de 1722, y la gobernó con mucho celo, que según dicen tocó en severidad y ocasionó muchos disturbios. En 1729 fue promovido al obispado de León, y yendo a su nueva iglesia murió en la villa de Aniago a 12 de octubre del mismo año, y fue enterrado en la cartuja inmediata. En la vacante de nuestra iglesia había sido nombrado Obispo sucesor Don Francisco de la Torre Herrera de Roncesvalles, el cual, muerto Zapata, fue promovido a la iglesia de León, sin tomar posesión de esta, en la cual sucedió

Fr. Benito Pañelles y Escardó, natural de Villafranca de Penades, monje Benedictino y Abad del monasterio de San Feliu de Guixols. Tomó posesión del obispado a 7 de octubre de 1730 por su procurador el canónigo Gabriel de Salas, y murió a los trece años de su gobierno. Tiene su sepulcro en la capilla de San Benito, antes de nuestra Señora de los Navegantes, al lado del evangelio, con esta inscripción, que conserva algunas noticias de su vida: "D. O. M. = Siste viator et lege. Hoc sepulchro, quod adhuc vivens extruxit sibi D. D. Frater Benedictus Pañelles et Escardó, ordinis divi Benedicti, non omnino mortuus requiescit. Mori quippe omnino non potuit, qui mortuus vixit antequam moreretur. Ex optimo Abbate divi Felicis Guixolensis melior evassit Maioricarum Antistes. Cuius obitu amissit Salmantica magistrum, heroem Benedictina religio, filium Gotholaunia, Maiorica patrem. Vade viator, et apud divum Benedictum, cui, quod vides, sacellum patri gratus dicavit filius, ornavitque, bonum pro Benedicto filio apprecare votum. Discessit a nobis die 26 Novembris 1743, cum vixisset annos 74.”

Josef de Zepeda, natural de la Puebla de Montalvan (Montalbán), diócesi de Toledo, Inquisidor de Valencia por espacio de veinte y dos años, de donde fue promovido a esta Silla. Tomó posesión a 24 de septiembre de 1744 por medio de su procurador el canónigo Nicolás de Salas. Vino acá, e hizo su entrada a 15 de mayo del año siguiente. En 26 de julio de 1746 consagró la mesa del nuevo altar mayor, puesto en lugar del que cuatrocientos años antes había construido su antecesor Berenguer Batle. En un certificado original, que he visto en los libros de la curia, consta que el Papa Benedicto XIV, a 19 de enero de 1750, le preconizó Obispo de la iglesia de Coria, vacante por muerte de su último Obispo Don Josef Madaleno. Murió en Madrid a 17 de enero de ese mismo año, a los 63 de su edad. Este Prelado, devoto y humilde, decía ordinariamente que su mejor entretenimiento eran libros, pinturas y flores. Lo cual basta para formar idea de su carácter.

Lorenzo Despuig, natural de esta ciudad, y canónigo de su catedral desde el año 1728. Nueve años después pasó a la corte por negocios de su iglesia y clero, en cuyo tiempo le encargó el Rey que acompañase al Infante Don Felipe a Italia. Otro viaje hizo a Roma cuando fue promovido a esta Silla, con cuya ocasión el Papa le condecoró con los títulos de Prelado doméstico, asistente al solio pontificio y Protonotario Apostólico. Consagrose en aquella capital, en la iglesia de Monserrate, a 3 de mayo de 1750. Hizo acá su entrada solemne a 3 de enero del año siguiente. Era muy generoso, particularmente con los pobres. Visitó dos veces la isla de Menorca. De algunos disturbios que sobrevinieron en esta ciudad sobre las cosas de Raimundo Lull, tomó la corte ocasión para trasladarle a la Silla de Tarragona, para donde salió de aquí a 14 de marzo de 1763, y donde murió el año siguiente, a los 58 de su edad, como se dijo en su lugar. En esta Silla le sucedió

Francisco Garrido de la Vega, natural del lugar de Monte Berducido, de la diócesi de Tuy, el cual, después de varios cargos eclesiásticos, era cura de la parroquia de San Andrés de Madrid cuando le nombraron Obispo de esta iglesia. Tomó posesión a 28 de septiembre de 1763 por medio de su apoderado el canónigo Juan Despuig: llegó a esta isla a 2 del diciembre inmediato. Portose con mucha prudencia en las circunstancias críticas y disputas ruidosas en que halló envuelto a este pueblo por la causa que dije antes. Costeó la obra nueva del Seminario Conciliar, y dejó otras memorias en los reparos de iglesias y monasterios. Finalmente, fue trasladado a Córdoba, a donde llegó por el noviembre de 1772, y donde murió de allí a cuatro años, día 20 de enero, sin poder tomar posesión del arzobispado de Sevilla, a que había sido promovido.

Juan Díaz de la Guerra, natural de Jerez de la Frontera, Auditor de la Rota Romana. Era de edad de 46 años cuando le nombraron para esta Silla. Consagrose en Roma a 28 de junio de 1772. Hizo acá su entrada solemne a 15 del octubre siguiente. Era hombre de grandes empresas. Hizo reimprimir aquí la suma de Santo Tomás, que quedó incompleta; y hubiera sido muy cómoda para los ancianos de vista muy cansada. Estableció la biblioteca episcopal con la dotación correspondiente. Fomentó mucho la casa de las niñas huérfanas. Gastó sumas crecidas en el puerto y lazareto de la Alcudia, y desecación de un pantano. En los cinco años que le duró el obispado sostuvo con tesón la observancia de los decretos pontificios tocantes a las cosas de Lull, y principalmente de la bula de Gregorio XI, cuya copia incluyo, conforme existe en la catedral de Gerona (a: Ap. núm. VIII.). Lo cual le ocasionó una nube de contradicciones y disgustos, que al fin pararon en su promoción al obispado de Sigüenza, la cual se verificó en el mes de junio de 1777, habiendo salido de esta isla para la corte a 15 del marzo anterior. Murió en su nueva iglesia día 29 de noviembre de 1800, a los 73 años de su edad. Algunos que conocieron acá a este Prelado no cesan de alabar su vastísima erudición.

Pedro Rubio Benedicto y Herrero, natural de Santa María del Campo, diócesi de Cuenca, promovido a esta iglesia en 1777, y consagrado a 10 de mayo del año siguiente en Madrid, de donde vino acá a 13 del julio inmediato, e hizo su entrada a 25 del mismo. En los diez y seis años que le duró el gobierno predicó casi todos los domingos. Congregaba anualmente el clero por medio de edictos para hacer ejercicios en la casa de la Misión. En esto pararon los sínodos antiguos. Era muy limosnero, y contribuyó a las fábricas de la iglesia de los PP. Cayetanos, la cual bendijo, y a la de los Capuchinos, que consagró. En su catedral levantó a su costa un hermoso baptisterio, donde se ven buenas pinturas del Valenciano Blanes, y esta inscripción del Mallorquín Bartolomé Pou: Jesu Christo, humanae labis vindici, expiatorique Sacrum. Maioricensis Ecclesiae Episcopus Petrus Rubius Benedictus in hoc sacello aere suo elegantius e marmore concinnato, picturisque lustralibus decentius instructo, Palmae in aede maxima sacra Balearium, baptisterium princeps in reparatione salutis humanae MDCCXCIV. erga Baleares charitatis suae M. P. C. Esta capilla está al pie de la iglesia, en el hueco que debía servir para una de las puertas del frontis principal. En 1782 hizo la visita de Menorca, y creo que es la última que en aquella isla han hecho los Obispos de Mallorca, porque poco después logró ya tener Obispo propio. En 1788 realizó el plan beneficial de todas las parroquias de su diócesi, reformando las que eran de corto rédito, y dejando las demás dotadas cóngruamente. En 1793 fue nombrado para el obispado de Jaén, para donde salió de aquí a 6 de marzo del año siguiente, y a donde murió en 1795, día 27 de mayo, de edad de 70 años.

Sucediole el actual Prelado

Bernardo Nadal y Crespi, natural de esta isla, nacido en Sóller a 5 de abril de 1745, colector de la colegiata de San Isidro de Madrid, abreviador de la nunciatura, empleado en la secretaría de la interpretación de lenguas y canónigo de esta iglesia de Palma. Fue nombrado para su Silla pontifical a 20 de abril de 1794 y consagrado en la citada colegiata de San Isidro juntamente con el Obispo de Osma; llegó acá a fines del mismo año, donde hizo su entrada solemne a 1.° de febrero del siguiente. Desde luego se propuso calmar y destruir del todo si pudiese los cuentos pasados sobre las cosas de Lull, y puede decirse que con su prudencia lo ha conseguido en gran parte. En 1799 varió la hora de decir los maitines, que siempre había sido por la mañana, trasladándolas a la tarde en el verano y al anochecer en el invierno. Ha establecido vicarios in capite en algunos lugares sufragáneos de curatos pingües, que estaban mal asistidos por la distancia de la matriz o por negligencia de los curas; en lo cual mostró las buenas ideas que tiene del uso de las rentas eclesiásticas. De su orden se añadió y reformó el catecismo de Ripalda y se imprimió en 1801. Iguales trabajos mandó hacer en el Ritual diocesano, pero todavía no se ha publicado. En su tiempo se ha desmembrado de su diócesi la isla de Menorca.

Verificada nuestra gloriosa revolución, coadyuvó muchísimo en su diócesi a fomentar el espíritu público contra el usurpador Napoleón como vocal de su junta superior, hasta que fue nombrado diputado para las cortes generales, en las cuales cuanto contribuyó al bien del pueblo, dícenlo los diarios. Encargole el Congreso las comisiones más honoríficas. Por sus achaques volvió a su isla con licencia a 5 de septiembre de 1812, y restablecido se restituyó al Congreso, en el cual permaneció hasta su conclusión. En el regreso a fines de 1813 tuve el honor de acompañarle en la penosa navegación de setenta y tres días hasta que tuvimos entrada a 21 de diciembre de ese año. Si en los demás Obispos he omitido el elogio de sus virtudes personales y pastorales por no ser de mi inspección, en este tengo el doble objeto de estar vivo el Prelado, cuya modestia se resentiría. Sólo debo añadir en honor de la verdad que las buenas ideas de literatura y el amor a la ilustración general que anima a este Prelado, es a quien se debe la buena suerte de este Viaje y del viajero. Que a no haber sido por este señor Obispo y por lo que ha protegido mi comisión, acaso hubiera regresado a la Península como salí de ella. Tal es la fuerza de la preocupación cuando se apodera de hombres que en otros puntos tendrán buen juicio.

Gracias a Dios que salí de esta secatura de relaciones biográficas. Algo queda para otros correos de mayor amenidad.

Palma 26 de marzo de 1814.