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jueves, 26 de enero de 2023

CARTA CXX. Ritos de la iglesia de Barcelona.

CARTA CXX. 

Ritos de la iglesia de Barcelona.

Mi querido hermano: Algunos sabios amigos prebendados de ella me han asegurado haber leído Actas capitulares que prueban la concurrencia o asistencia al Cabildo de San Raimundo de Peñafort, profeso ya, y aun maestro en la orden, firmándose en ellas Magister Raimundus, canonicus Barcinonensis: y añaden en confirmación de ello haber visto también en otros documentos que el Padre Santo Domingo se firmaba Magister ordinis Praedicatorum, canonicus Oxonensis; que habiendo en su consecuencia examinado la Decretal que habla de la vacante de prebendas y beneficios por la profesión religiosa, la habían hallado de fecha posterior a la época de dichos Santos. Así me lo han querido persuadir, pero no me han puesto en las manos ni tales documentos ni tales firmas, ni hasta ahora yo he sido tan feliz que diese con estas o aquellos. Pero acerca de esto nada he topado, sino en cierto sentido lo contrario, y es una carta de San Raimundo de Peñafort al Rey Don Jaime I en que se llama in ordine fratrum Praedicatorum minimus; pero nada dice de canónigo de Barcelona, título que no es regular omitiera, si lo fuera realmente (a: Ap. núm. XLV.). He hallado mucho, muchísimo sobre la costumbre tan común en todo el principado, y que fastidia ya el repetirlo, de la elección de uno de los monacillos (monaco : monaguillos) de canto, que el día de Inocentes asistía a las Vísperas, presidía y oficiaba vestido de pontifical y puesto en la misma silla del Obispo.
En medio de la sencillez, o qué sé yo qué más, que supone esta práctica, causan admiración y juntamente risa la formalidad, energía y celo con que se manda en las Constituciones donde se ordena este ceremonial que el organista no toque ninguna tocata profana y que excite ad choreas et tripudia. Como si el nuevo Obispillo no fuese ya de suyo una cosa de mogiganga (mojiganga). (moixiganga)

En el Sábado Santo, luego de empezadas las vísperas por el celebrante, se llevaba al altar mayor un corderito asado, se bendecía por el celebrante, comenzaba este a cortarlo, y concluido este trabajo por otros se distribuía en seguida en menudos pedacitos, como se reparte ahora el pan bendito. Las aras se consagraban no sólo con la colocación de reliquias de Santos, sino del mismo Cuerpo de nuestro Señor Jesucristo. 

Por los documentos adjuntos verás la consagración del ara o mesa del altar de San Marcos de esta iglesia, perteneciente a la cofradía de los zapateros de esta ciudad, y las diligencias que se practicaron en el mismo altar, pasados cincuenta y más años después de su consagración (a: Aps. núms. XLVI y XLVII.). Pudiera citarte un canon del Decreto de Graciano, título de consecratione, en que se trata de la colocación de parte del cuerpo de nuestro Señor Jesucristo en las aras, pero no tengo a la mano este libro. Y no sólo las aras de los altares, sino las frentes y pechos de muchas imágenes del Señor, de la Virgen y los Santos eran en aquellos tiempos pequeños sagrarios, donde se depositaban sagradas formas. Algunas de estas antiguas imágenes he visto con sus ventanillas y nichos para el efecto. Antiguamente se rezaba en esta iglesia de algunos Santos de que no se reza en el día, o bien con rito diferente. Por ejemplo, de San Vicente Mártir, que tiene en dicha iglesia altar particular, dedicado a Dios en honor suyo, se rezaba con rito doble y con octava. Algunos individuos del cabildo procuraron años pasados el restablecimiento de ello; y aun todo el cabildo en masa acudió al señor Obispo con esta solicitud, haciéndole presente que las rúbricas del Breviario Romano, ordenadas por San Pío V, permitían a las iglesias el rezar de los Santos del cuerpo del Breviario con rito diferente del que allí tiene señalado, como el rezado fuese conforme al del Breviario o en otra cualquier manera aprobado por la Santa Sede: no tuvo efecto la pretensión por motivos que no he podido averiguar.

En ciertos días del año se admitía a los prohombres o administradores del gremio de pescadores de esta ciudad en el refectorio canonical, y se les daba del vino artificial llamado Néctar que cum nebulis (especie de tortas delgadas) (neules) se servia en días señalados a los canónigos, y este es el origen de esta costumbre. La iglesia tenía el diezmo de todo el pescado que se vendía en la ciudad y que se pescaba desde el cabo de Blanes hasta la punta del castillo de Tamarit, cerca de las playas de Tarragona. La percepción de este diezmo tuvo muchas contradicciones, causó muchos disturbios y entredichos, y últimamente se convino el pago con varias modificaciones, entre otras, que los mismos prohombres o administradores del gremio fuesen los colectores del diezmo, y que entre otras recompensas y distinciones tuvieran la de ser admitidos en refectorio y ser enterrados en la iglesia. ¿No pudo dar esto motivo al dictado de Canónigos de la pescatería, que últimamente se ha amenguado y envilecido hasta el extremo de aplicarse a los muchachos desarrapados y díscolos que andan por la plaza y pescadería viviendo de lo que pillan? Así lo sentía el sabio anticuario el canónigo Caresmar. Ya sabes que a tales muchachos mal criados y perdidos y largos de manos, los llamamos ahí en Valencia Canonges del mercat. Tú dirás si esto tiene alguna analogía o relación con el hecho de que habla. Si tuviera yo humor y tiempo para extractar los mamotretos que tengo a la vista, pertenecientes al victus ratio, mucho pudiera decirte de particulares viandas y usanzas de los siglos pasados, ayunos, desayunos, colaciones, etc. No lo hago, ya porque coincide con lo que te he escrito sobre lo mismo en otras ocasiones, ya porque ¿a qué detenerme en pormenores de cosas y prácticas, que no digo muchos años, sino muchos siglos que no se observan? Mejor será hablarte de los ritos y particularidades que existen y se practican en el día. 

El altar mayor, obra de estilo gótico y del mayor primor, no tenía en lo antiguo imagen de Santo alguno, ni pintado ni de bulto; pero en el día tiene en el centro una cruz grande de plata con la imagen de Jesucristo, y en su peana está de medio relieve la imagen de nuestra Señora de los Dolores. La piedad de un canónigo, que costeó la obra, causó una mudanza tan notable como sensible. Antes y de tiempo inmemorial sólo había una cruz sin imagen ninguna, cosa muy conforme al título que siempre ha tenido esta iglesia, esto es, ecclesia Sanctae Crucis. Ya tendrás presente lo que sobre el particular dicen los escritores de antigüedades eclesiásticas, señaladamente el eminentísimo Borja.

En un nicho sepulcral, que está bajo el sagrario o tabernáculo, y como al igual de la mesa del altar, hay una urna con las reliquias del Prelado y Pastor de esta iglesia San Severo. Esta mesa del altar mayor está enteramente aislada, aunque por las gradas con que se adorna el altar en ciertos días (obra moderna) parece unida con él, de modo que puede celebrarse cómodamente en dicha mesa, así de espaldas al pueblo como de cara, conforme generalmente se practicó algún tiempo. 

De los dos lados del altar y a una altura proporcionada, salen por frente dos cornisas, que en su extremo son sostenidas por dos columnas salomónicas de piedra jaspe y muy primorosas: bajo de ellas pasan dos cortinas encarnadas de tafetán que se corren al tiempo del Sanctus, cuando se celebra la misa mayor, y quedan así tiradas hasta acabar la consagración; y esto que recoge más al celebrante y le aparta de la vista todo otro objeto, manifiesta que el presbiterio no estaba adornado o circuido como en el día con los damascos y colgaduras que existen, y que tanto estorban la total vista y transparentes de las columnas aisladas que primorosamente circuyen el espacio o suelo del presbiterio.

En el altar mayor no se celebra diariamente sino una misa y esta cantada, de modo que habiendo dos se celebra la otra en el altar o capilla subterránea de Santa Eulalia. Tengo presente que en uno de los libros del archivo, que trata de los usos y costumbres de las iglesias, haciendo mención de esta particularidad, cita el texto de un concilio de los más antiguos, en que se prescribe una Missa et unum altare. El celebrante siempre es canónigo. Y si rarísima vez por un accidente imprevisto ha sucedido faltar canónigo y haber de celebrar o domero menor o beneficiado, se ha puesto un altar provisional en el presbiterio y se ha celebrado en él. En las misas cantadas que se celebran en el altar mayor, el celebrante lee el Evangelio in cornu epistolae. Este rito lo observamos nosotros los Dominicos, y me parece que también los Camaldulenses. El presbiterio se halla rodeado de unos como escaños o poyos de piedra, y en el centro del semicírculo y detrás del altar mayor, se halla una silla muy preeminente de arquitectura antigua, y muy adornada y elevada en forma de trono, subiéndose a ella por diferentes gradas. En el Jueves Santo si el Señor Obispo celebra de pontifical, comienza allí la misa prosiguiéndola después en el altar mayor.

En el Viernes Santo, luego de acabado el Passio Domini, etc., todo el coro se traslada al altar mayor, y forman un círculo al rededor del celebrante y de la mesa hasta el acto de trasladarse en procesión al monumento a buscar el sagrado Cuerpo del Señor. La misa prosigue y concluye después en el presbiterio; y luego de acabada, allí mismo formado el clero en dos alas, se rezan vísperas.

En varios días del año los entonadores o chantres menores, junto con los caperos o bordoneros, antes de comenzar la misa mayor, se pasan desde el coro que está en el centro de la iglesia al presbiterio, y allí entonan el Introito, y no se retiran hasta los Kiries, trasladándose después al coro, y prosiguiendo como en los demás días.

En el presbiterio no se permite la entrada a otros seculares que a los señores regidores y sus dependientes en los días que asisten de ceremonia. Sólo se permite la entrada a todo el pueblo en la noche de Navidad, durante la misa del Gallo, y en el día de Santa Cruz, mientras la misa que se celebra muy de mañana. En uno y otro día hay adoración, y es admitido a ella todo el pueblo. De todo lo dicho en estos últimos apartes, se infiere, a mi parecer, que antiguamente el coro estaba en el presbiterio, y que se practica lo referido en memoria de ello. 

En todos los días de oficio doble se entona el Introito con voz muy baja y grave, hasta llegar al Gloria Patri, desde el cual se prosigue en voz alta y regular; pero en los días semidobles se comienza por el tono alto, con que se continúa. Las horas menores se cantan seguidamente; y concluida nona, todos los días, a excepción del Jueves y Viernes Santo, se rezan de rodillas por todo el coro las letanías mayores con las preces que están en el Breviario Romano. No he encontrado en cuanto he visto del archivo que esta práctica fuese penitencia o fundación, ni el origen de ella. Sólo he encontrado la fundación de la distribución que se da en la misma, y en esta fundación ya se expresa como observada aquella devoción; por consiguiente entiendo que es inmemorial: que es una mera rogativa, y voluntaria: y que siendo tan notable y constante, tal vez debe su origen a la frecuencia con que en los siglos de la edad baja fue afligida la ciudad y todo el principado con el azote del contagio; para lo cual puede verse a Capmany en sus Memorias.

Todos los días, al comenzar los maitines en el coro, se celebra en la capilla y altar de Santa Eulalia una misa cantada por uno de los domeros menores, asistiendo a ella diferentes capellanes de los que se llaman oficiales del cabildo, por obtener alguno de los cargos o ministerios de la iglesia, y que da el cabildo, como son: monacillos, sacristanes menores, guarda-altar, claustrero, etc. Y esta misa se aplica diariamente pro benefactoribus; pero la misa cantada que se celebra en el altar mayor después de nona, no se aplica diariamente pro benefactoribus, conforme a la constitución de San Pío V, sino que en algunos días se aplica por difunto, en cumplimiento de fundación o aniversario, o bien por motivo de entierro llamado canonical, por ser el más solemne. A principios del siglo pasado consultó el cabildo a varios señores Obispos que se hallaban en la ciudad con motivo de la consagración de un nuevo Prelado, acerca de lo referido, esto es, si cumple el cabildo con la constitución Piana siguiendo la expresada práctica, y unánimes resolvieron que cumplía, y que no debía alterarse dicha costumbre; porque aquella constitución se dirigía en particular a las iglesias que diariamente no aplicaban misa alguna pro benefactoribus, y la iglesia de Barcelona ya lo hacía de antes, y tan superabundantemente, como que en los más de los días celebraba dos; y que el haberse determinado por San Pío V que fuese la misa mayor, o conventual, miraba principalmente a la seguridad de que diariamente se aplicase una misa en las catedrales pro benefactoribus: por consiguiente que la práctica de esta iglesia no se oponía a lo sustancial de aquel mandato. En la primera misa de las sobredichas, que se celebra diariamente en la iglesia y altar de Santa Eulalia en los correspondientes días, como domingos y otros, se publican las fiestas, se lee un punto de Catecismo, y se practica todo lo que en las iglesias parroquiales, conforme a lo prescrito por el Ordinario del obispado.

Sólo se ejecuta esto en el altar mayor en el día de Santa Cruz de mayo, cuando cae en domingo; porque en este día se celebran dos misas en el altar mayor, siendo una de ellas la que en los demás días del año se celebra en la capilla y altar de Santa Eulalia. Celébrase en aquel día por uno de los cuatro canónigos domeros mayores, practicándose por él las referidas funciones parroquiales.

He venido a hablar del día de Santa Cruz, y por consiguiente no puedo dejar de recordar aquí las singulares prácticas y costumbres de esta iglesia en dicho día. A más de la misa que se celebra en el altar mayor y de que ya he hablado, se celebra otra por uno de los señores canónigos con asistencia de los demás y con canto en la casa que existe junto a la catedral que se llama la canonge o la canónica, y que es parte del edificio antiguo que habitaban los canónigos cuando vivían en comunidad: lo cual puede muy bien ser en memoria de ello. Acabada la misa se distribuye un pan y un ramillete de flores a cada uno de los asistentes. En la vigilia de este día se ponen cuatro pinos en el patio del palacio episcopal; uno en casa de cada dignidad y canónigo y de algunos oficiales de cabildo; y además se ponen varios en la iglesia, en el espacio que va de la puerta mayor al coro, y en el presbiterio se pone una gran cruz formada de rosas blancas, a semejanza de la que usa el cabildo en su escudo de armas, formando el centro una estrella hecha de rosas encarnadas. Esta costumbre de los pinos, comúnmente se cree originada de una fundación antigua hecha por un canónigo llamado Pinell. En efecto, la iglesia ha tenido varios canónigos de este apellido y muy famosos por los empleos y comisiones que tuvieron de Reyes y Papas; pero yo no he visto tal fundación, ni rastro, ni sombra de ello; sólo me acuerdo a vista de esta práctica de lo que se halla en los ritos Romanos, acerca de las fiestas que se hacían por ellos en mayo, llamadas Mayuas, de las cuales me parece que habla nuestro Amaya en sus Comentarios in tres libros posteriores Codicis, y que muchos ritos y costumbres de los paganos se cristianizaron en los primeros siglos, mudando de objeto. Me parece también que Gavanto y otros autores litúrgicos hablan de esta costumbre de poner árboles en mayo en los templos y plazas; y que en las provincias meridionales acostumbra a hacerse uso de los pinos por lo mucho que en ellas abundan. Por otra parte, la devoción del pueblo de Barcelona a la Santa Cruz es tan general como antigua. A la Santa Cruz se halla dedicada la iglesia catedral, y de tiempo tan remoto como lo manifiesta la firma del Obispo Pretextato en el concilio Sardicense. Praetextatus Episcopus Sanctae Crucis Barcilonensis, si no me engaño, y lo dirá por mí Aymerich en su Episcopologio.

A la Santa Cruz se halla dedicado el puerto, existiendo en testimonio de ello la famosa cruz que se halla a la salida de la puerta del Mar, obra del célebre arquitecto Blay, de quien es también obra el suntuoso edificio de la casa de la diputación, que hoy lo es de la audiencia. Y a la Santa Cruz se halla dedicada el hospital de esta ciudad, que es general, no sólo por haberse reunido en él los particulares hospitales de enfermos, que había, unos a cargo de la ciudad, otros del Cabildo y otras personas, sino también los de fatuos y expósitos; existiendo también en el espacioso patio del mismo, una columna salomónica con la cruz encima, y forma también la cruz el escudo de armas del cabildo, y parte del de la ciudad. Dicha columna salomónica tiene como a los dos tercios de su altura dos coronas reales, alusivas sin duda a no sé qué Rey y Reina, que pusieron la primera piedra de aquel soberbio edificio. De la devoción del pueblo de Barcelona a la Santa Cruz, y del culto que siempre la ha dado, es otro testimonio y no despreciable, la costumbre que aunque muy minorada, se guarda todavía. Y es, que en el día de Santa Cruz de mayo, casi en todas las puertas de las habitaciones bajas donde viven los artesanos, se ven capillas con la Santa Cruz, y muchachos que piden limosna para el adorno de ellas; y esto no es más que una pequeña parte de lo que se hacía antiguamente para festejar aquel día. No faltaban torneos y otras funciones que habrás ya visto en la vida de San Francisco de Borja, escrita por el Cardenal Cienfuegos en el capítulo donde refiere el extraordinario lance que aconteció al Santo en aquel día con motivo del festín que daba en palacio por razón de la misma fiesta; lance en que se vio en tanto apuro su virtud, como el carácter del cargo de Virrey de Cataluña que tan dignamente desempeñaba. 

En este día en los más de los pueblos del obispado se planta un árbol en la plaza, y se corona de flores, y en algunas partes lo llaman mayo, y si esto se hace en memoria o símbolo del árbol de la Santa Cruz, ciertamente que puede aquel llamarse el verdadero árbol de la libertad; así que tanto estos árboles como los referidos pinos, que se plantan en la iglesia, atendida la sazón en que se hace, muy bien pueden mirarse como una oblación de las primicias del retoño y nueva producción de las plantas. Por fin, en este mismo día de Santa Cruz (y concluyo con esto lo relativo a él) los dos párrocos de Santa María del Mar y de nuestra Señora de los Reyes o del Pino, por sí o por medio de sus tenientes, entran en el coro de la catedral con hábitos corales, y cantan el segundo responsorio del primer nocturno de los maitines, que por la tarde se cantan solemnemente en la iglesia. Esta asistencia de aquellos dos curas párrocos, que se repite en los maitines de Navidad y de Santa Eulalia, si por una parte puede considerarse como un testimonio de que la iglesia les convida a celebrar la fiesta, también puede ser mirada, por otra, como un reconocimiento que prestan las parroquias particulares de esta ciudad a la matricidad de la iglesia catedral, y a su universalidad de territorio en la ciudad y obispado; sobre lo cual ya te enviaré un ejemplar de los alegatos impresos, en que prueba la iglesia esta parroquialidad inter volentes, tanto en punto del cumplimiento del precepto pascual, como bautismo y demás.

En la Semana Santa, y aun en la de Pasión tiene esta iglesia varios ritos y ceremonias particulares. Desde las primeras vísperas de la semana de Pasión hasta el miércoles Santo inclusive, en todos los días feriales, el mismo canónigo que acaba de celebrar la misa mayor, vestido con alba y estola, lava los pies a algunos monacillos o sacristanes en una capilla del claustro. En estos mismos días feriales tiene también la iglesia la particular función que llaman de la Vera Creu o de la Vera Cruz. Se comienzan las vísperas, caído el velo blanco que está colgado en el presbiterio, quedando por consiguiente cubierta la vista del altar mayor. Hasta el tercer salmo se cantan las vísperas en tono regular, pero en el cuarto entra ya un tono más grave, solemne y pausado. Inmediatamente el clérigo que tiene el oficio de subdiaconil, baja al medio del coro y allí se deja caer los vestidos corales, y cubierta la cabeza con la capucha, pasa a convidar al canónigo más antiguo del coro en que está la hebdomada, y así sucesivamente en los demás días, alternando los coros, y recogidos otra vez los hábitos, se vuelve a su silla. A tiempo competente baja al plano del coro el canónigo convidado, arrastrando la cola de la capa magna y cubierta la cabeza con la capucha, siguiéndole seis de los residentes, se dirige a la sacristía, donde se quita los hábitos, y se viste con alba y capa pluvial, y a su debido tiempo sale de la sacristía con una cruz cubierta de una toalla negra y precedido de seis clérigos con velas verdes en la mano, y acompañado de los sacristanes menores y otros asistentes, se encamina al altar mayor por detrás del velo. Al entonar en el coro el himno: Vexilla Regis prodeunt, salen de detrás del velo dos monacillos con albas y tapadas sus caras con un crespón negro, y presentan dos estandartes cuadrados de fondo negro, en que está bordada la cruz y algunos trofeos de la Pasión del Señor. Este himno se canta por el coro con la mayor gravedad y pausa, alternando las estrofas con la música, y al llegar a la O Crux, ave spes unica, que canta la capilla de música en tono muy pausado y patético y con sordina, se empieza a levantar muy despacio el velo, y el expresado canónigo, puesto de espaldas al altar, manifiesta al pueblo la cruz en que se halla un notable pedazo del lignum Crucis, regalado, según dicen, por el Papa Luna al Rey Don Martín, y por este a esta iglesia. Entre tanto todo el coro está arrodillado, quitado el solideo, y con velas verdes encendidas en la mano. Sobre todo, se hace con la mayor solemnidad esta función en el día de Ramos. El salmo In exitu Israel se canta con una extraordinaria pausa por el coro y por todos los músicos de la capilla, acompañando con sus voces y los bajones. La estrofa O Crux la canta solemnemente la capilla de música, tocando los violines con sordina, y siendo la composición muy patética.

La concurrencia de gentes a esta función compite con su devoción y piedad, de que da claras muestras el profundo silencio que reina en ella. En casi todas las iglesias seculares y regulares de la ciudad se practica la misma ceremonia, pero en ninguna con la solemnidad que en la catedral. Eclesiásticos y seculares de distinción, que habían recorrido la mayor parte de las catedrales del reino y asistido a sus principales funciones, a todos les he visto manifestar la mayor novedad y sorpresa por esta de la iglesia de Barcelona. Sin embargo, yo tengo por superior función la que se hace con este motivo en Valencia y real colegio de Corpus Christi, fundación del beato señor Ribera.

Al hacer memoria de esta ceremonia me ocurre que San Sofronio, Patriarca de Jerusalén, refiere ser costumbre de su iglesia sacar de su caja la Santa Cruz a mediados de cuaresma para venerarla con mayor devoción. In medio jejunii, dice, adorationis gratia, proponi solet vitale lignum venerandae Crucis. (Sophr. Serm. in Exaltat. Sanctae Crucis. Bibl. PP., tom. 12, pág. 214). Tú combinarás (leo convinarás) una costumbre con otra y su semejanza en dos iglesias, ambas dedicadas a la Cruz.

En la noche del Jueves Santo, o luego de entrado el día del Viernes, esto es, a las doce de la noche, los señores canónigos y demás residentes que están de vela, van a la sacristía, y dando vuelta por detrás del presbiterio, llevan al altar mayor la reliquia de la Santa espina, que se venera en la iglesia, donde permanece con la iluminación de seis velas verdes hasta la tarde del mismo Viernes, en que después de acabados los divinos oficios y con procesión, que da vuelta por toda la iglesia, se vuelve a la sacristía, asistiendo todo el clero y el ayuntamiento de regidores. Todos los concurrentes van con velas verdes, y el oficial de Cabildo que tiene el empleo de Dormitolero, lleva en la mano tres velas verdes, las dos encendidas y la otra apagada. Según tradición de esta iglesia significan estas tres velas las tres iglesias dedicadas a la Santa Cruz; a saber: la de Roma, la de Jerusalem y la presente de Barcelona, yendo apagada la una en representación de la de Jerusalem, que se halla en poder de infieles. Los maitines del Miércoles Santo o de tinieblas comienzan con la particular ceremonia de que el oficial de Cabildo que tiene el oficio de subdiaconil, puesto en medio del coro, deja caer sus hábitos, y arrastrando la cola y cubierta la cabeza, entona delante del señor canónigo que hace la hebdomada, la antífona Zelus domus en voz baja y con mucha solemnidad. Si está en el coro el señor Obispo la entona delante del dignidad de Capiscol o Chantre, y este del mismo modo la entona después delante de su Ilustrísima, quien luego de vuelto el chantre a su silla la entona y sigue el oficio. En el día del Corpus y en su misa mayor, conforme a lo que se practica en el Jueves Santo, y regularmente en todas las iglesias de la cristiandad, el celebrante consagra dos hostias, la una para el sacrificio y la otra para ponerse en la custodia, que se coloca en la mesa del altar mayor luego de acabada la misa, y en ella queda el Señor manifiesto hasta salir la procesión, que empieza a las cinco de la tarde. En el cirio pascual se pone una vitela o Díptico con expresión de la epacta, aureo número, año del pontificado del Santo Padre, del Prelado, del Rey y demás que podrás ver cuando te muestre una de dichas vitelas que me han regalado. El cirio pascual se coloca sobre una especie de pedestal que tiene unas pequeñas ruedas en los extremos, y por medio de unos cordones lo tiran con facilidad monacillos, y va delante de la procesión que se hace antes de la misa mayor en los tres días de Pascua. En los Capítulos pascuales que comienzan con misa de Espíritu Santo, lectura de las constituciones y otras formalidades, se reza por el presidente la antífona, verso y oración del Espíritu Santo y la de San Agustín; de lo cual puede inferirse que por este Cabildo se observaba antiguamente la regla de este Santo Padre. Pero me parece que en todo caso sería meramente directiva y no obligatoria o profesada, por no encontrarse rastro de profesión ni de aquellos oficios de prior, enfermero, etc., que en otras catedrales denotan que en lo antiguo hubo una perfecta regularidad.

Largo he estado y pesado. Otra vez seré más breve. A Dios, Barcelona, etc. 

domingo, 12 de febrero de 2023

CARTA CXXVIII. Biblioteca del Carmen descalzo de Barcelona.

CARTA CXXVIII. 

Biblioteca del Carmen descalzo de Barcelona. Noticia de la vida del canónigo Don José Gerónimo Besora y de los muchos libros raros y preciosos que con toda su selecta librería legó al referido convento.

Mi querido hermano: La biblioteca de los PP. Carmelitas descalzos de esta ciudad es uno de los objetos que excitan la curiosidad de los viajeros. Y lo es ya desde el año 1654 en que el sabio canónigo de Lérida Don José Gerónimo Besora legó a esta comunidad toda su exquisita librería compuesta de 5567 volúmenes, gran parte de ellos manuscritos. La grandeza de este don, hecho a toda la república literaria, me obliga a honrar la memoria de tan insigne bienhechor con las noticias que he podido recoger. Era natural de Barcelona y canónigo de Lérida, prebenda que obtuvo el día 21 de octubre de 1621, tomando posesión por él su padre Agustín Francisco de Basora, ciudadano de Barcelona. Estuvo varias veces ausente de su iglesia, encargado de sus negocios en Barcelona, donde fue uno de los diputados del principado en 1656. Vivía todavía en 1663 en que explicó una inscripción y estatua Romana que se halló en Tarragona, como dice Roig, Historia de Gerona, pág. 401. Consta que hizo un viaje a Roma, mas no se sabe cuándo ni con qué objeto. Murió en Barcelona en su casa propia, sita en la calle del portal del Ángel, día 14 o 15 de febrero de 1665. En el último de estos días se hizo la publicación de su testamento, el cual tenía hecho de su letra desde el año 1654 y había entregado cerrado a Bartolomé Plea, notario, a 3 de diciembre del mismo. Empieza con su lema ordinario, que escribía al frente de todos sus libros: Jesús, María, Joseph, Spes mea D. O. M. 

Nombra por testamentarios a Don José de Corts, Arcediano de Santa María del mar y canónigo de Barcelona, a los PP. procuradores de la Cartuja de Montealegre y del convento de San José de Barcelona, y a Pablo de Salvador, vecino de Ascó, diócesis de Tortosa. Elige sepultura en Montealegre “en lo claustro petit devan la porta de la iglesia que esta prop de la cadira prioral del cor; y vull que sobre lo lloc del cadáver se asente una llosa quadrada de jaspe negre, la cual fassa com a paviment y estrado a dita porta; en la cual llosa estiguen esculpides tres linees, ço es, la primera dient: José. Hiero. Besora; la segona: Praesbiter; la tercera: requiescat in pace. Despues un poc mes avall estiguen esculpides dos linees; la primera dient: universa vanitas; la segona omnis homo vivens. Sino fos que moris professant en algun orde, per que en tal cas vull ser enterrat junt als religiosos de aquell orde.” 

La erudición de este ilustre Catalán se ve en la oración in laudem Sanctae Theresiae, que dijo en un certamen en las fiestas de la beatificación de dicha Santa que se hicieron en Barcelona, y anda en el tomo que sobre este asunto se imprimió en 1615. También se descubre en las notas que puso de su mano al catálogo de los Obispos de Lérida en el ejemplar impreso que poseía, y a la biblioteca de escritores Jesuítas compuesta por Alegambe. Otro libro tenía de su mano, que intituló de cosas memorables; pero no parece. Acaso del viaje a Roma nació la correspondencia que conservó con Juan Bautista Laura de Perusia, en cuya centuria 2 Epistolarum, impresa en Roma en 1621, hay una carta suya en que da gracias a nuestro Besora por la oración que le envió de Santa Teresa, de la cual hace grande aprecio. Otra hay de Besora al mismo. Pero nada de esto conservará tan viva la memoria de su saber como su biblioteca. Es verdad que algunas veces el ansia en acopiar libros no tiene más causa ni objeto que la vanidad. De lo cual (¡) ojalá hubiera muchos ejemplares que contraponer a los muchos y muy dolorosos estragos que hace aquella violenta pasión! El sabio Besora no tuvo otro móvil en sus preciosas adquisiciones, que el amor a la literatura recóndita y poco vulgar, y fue uno de aquellos genios que no pudiendo contenerse en la esfera de las ciencias abstractas, desean conocer los sabios que han trabajado antes que nosotros, conservar la memoria de sus escritos rescatándolos de las manos descuidadas e ignorantes, y procurarles un depósito digno de sus autores y del público para quien se trabajaron. Esto logró aumentando tan copiosamente con su biblioteca la que ya tenía esta comunidad. La franqueza con que estos PP. me han tratado, singularmente el P. Fr. José de la Virgen, bibliotecario, reprende y avergüenza la envidia de otros, que se llaman y tienen a sí mismos por sabios, olvidados ciertamente del capítulo VII del libro de la Sabiduría. Pero dejemos esto y vamos a lo que importa, que es la descripción y noticia de algunos manuscritos de esta biblioteca, de los cuales hablaré por el orden que se me antojare.

Lo primero que vi fue un tomito en 8.° (B. 42) de varias poesías, parte buenas y parte malas. Pero es muy apreciable por contener algunas de las del P. M. Fr. Luis de León más completas y exactas que las ya publicadas, las cuales o copié del todo o noté las variantes más sustanciales. Tales son la famosa canción: Virgen que el sol más pura, etc. y los salmos 1, 4, 12, 41, 44, 113, 124, 129, 136, 147 y algunos otros. Hállanse además tres salmos mezclados con los que son ciertamente suyos, y cuyo lenguaje y frase poética me parecieron al pronto de la misma mano. Son el 83, Quam dilecta, el 119, Ad Dominum y 122, Ad te levavi oculos meos. Mas no hallándolos en las ediciones que publicaron Quevedo y Mayans, sospeché que fuesen de otro de los buenos de aquel tiempo. Y efectivamente, son del M. Fr. Pedro Malón de Chaide, el cual los ingirió en su Conversión de la Magdalena. De todo esto he dado puntual razón al P. M. Fr. Antolín Merino con el deseo de cooperar al mayor esmero de la colección de las obras del maestro León, que ha comenzado a publicar. Ojalá se hubiera hecho otro tanto con las obras inéditas del célebre humanista y filósofo Valenciano Pedro Juan Núñez, que se hallan en esta biblioteca (F. 325 sig.) y se enviaron a Madrid para este efecto y volvieron a su lugar sin conseguirlo. Cuatro vols. en fol. manuscritos se le atribuyen. Los tres primeros contienen varios escritos filológicos, es a saber: vol. I. Institutiones oratoriae ex variis scriptoribus ac praesertin ex Hermogene. = La oración pro M. Marcello, traducida al español. = Escolios sobre su texto latino, y varias fórmulas de elocuencia escogidas de ella. Actio 1.a in Verrem, y la Philipica nona, ambas traducidas con escolios como la antecedente. Vol. II. Praecepta ad epistolas artificio contexendas atque illustrandas. = M. T. Ciceronis epistolae selectae per genera con la traducción española, escolios y análisis de sus frases. In Aphthonii progymnasmata dictata acuratissima. = Oratio XIII. pro lege Manilia, con la versión castellana, escolios, etc. Vol. III. De historia Romana (son escolios al Epítome de L. Floro). Scholia in libros de finibus M. T. Ciceronis. = Traducción en prosa de la Égloga VII de Virgilio: Forte sub arguta con sus escolios. = De examine orationis M. T. C. pro lege Manilia. = Scolia in quoddam fragmentum orationis pro L. Corn. Balbo, con su versión. = Quam viam sequatur Valerius Maximus ad colligenda exempla. El vol. IV sólo contiene unos comentarios latinos a la geografía de Dionisio Africano. Y aunque no se hallan atribuidos en el título a Núñez, como se observa en los antecedentes, se sabe por Don Nicolás Antonio y Ximeno que son obra suya. Al fin de ella y a renglón seguido de la obra se lee lo siguiente: His scribendis finem imposuit Berenguarius á Castro, filius primogenitus Baronis Lacunae (Laguna), et Vice-Comitis Hillae (Illa) tertio kal. maias ann. 1576, donde se ve la laboriosidad y amor a la literatura de este caballero Don Berenguer de Castro, que copió de su mano todos esos cuatro tomos, como se ve por la uniformidad del carácter del último con los tres antecedentes.

Tras estos me vinieron a las manos dos códices que contienen algunas obras lemosinas de San Pedro Pascual. El 1.° (N. 356) contiene la conocida con el nombre de Biblia parva, cuyo prólogo es: Com yo Religios é Bisbe per la gracia de Deu de la ciutat de Castella açi anomanat hagues legit XXX. anys theologia. (N. E. Ver más abajo otro prólogo parecido que empieza: “Com yo Religios e Bisbe per la gracia de Deu de la ciutat de Jaen del regne de Castella...” 

Título o capítulo 1.° Del peccat de Adan, quin fon, ne la manera com se havia á quitar. El último de la gloria de Paradis. Son XXXVIII en todo; los cuatro más que se hallan en la obra latina impresa en Madrid 1676. Son extensión del artículo de la ley de Moisés, que aquí es uno solo, y faltan los que en el impreso son 9, 10, 11, 12. Llaman aquí a este libro Catecismo de San Pedro Pascual, y con razón y más propiedad que Biblia parva, pues su contexto es de preguntas y respuestas. Mas dejando aparte esta disputa de nombre, digamos de una real y verdadera; quiero decir de otra obra del mismo Santo que aquí se conserva manuscrita en fol. (L. 329) con este título: Disputa del Bisbe de Jaen contra los Jueus sobre la fé catholica. De la cual porque no hallo noticia en ninguno de los autores de Bibliotecas, copiaré el índice y prólogo, y tú juzgarás si es obra común con las ya conocidas: Titol I. Qui comensa la questio sobre la ley de Moyses. = Tit. II. Que la ley de Moyses no fon dada acabadament. = Tit. III. Quina diferencia ha de grau maior a menor. = Tit. IV. A que aprofitá la ley de Moises a aquells qui la tingueran, pus no era acabada per haber salvacio. = Tit. V. De la lig de Moyses e de les images. = Tit. VI. Del aiustament de Deu ab home. Tit. VII. De la lig de Moyses e de la canticha de Moyses. = Tit. VIII. Del peccat de Adan e de la manera com se havia a quitar. (Nota que este capítulo y los demás que se hallan con el título idéntico en la Biblioteca parva están tratados de otro modo y son diferente escrito). = Tit. IX. Com les animes anaven en infern. = Tit. X. Si les colpes de Adam egualment foren pagades. = Tit. XI. dels crits que les animes fahien en infern. = Tit. XII. Com lo cors de Jhu. Xpist. fó mes en lo sepulcre. = Tit. XIII. Quin captaniment feu Lucifer quant vehe la Sancta anima de Jhu. Xst. en los inferns. = Tit. XIV. Quin Captaniment feu la anima de Adam quant vehe la Sancta anima de Jhu. Xpist en los inferns. = Tit. XV. Que vol dir com dix Deu: yo son Deu e no hom. = Tit. XVI. De la Circuncisio de Jhu. Xst. = Tit. XVII. De la Resurreccio de Jhu. Xst. = Tit. XVIII. Si la remso es feta, perque hom viu ab suor de sa cara e perque la dona infanta ab dolor? = Tit. XIX. Com Deu dix, yo he amat Jacob, e he hagut en hoy Esau; e dix mes: la casa de Jacob será foch, e la de Josep será flama. = Tit. XX. Del meniar de carn del porch. = Tit. XXI. Que lo Macies es vengut, ço es, Jhu. Xst. = Tit. XXII. Ques pot, es deu afermar quel Macies es Deu. = Tit. XXIII. Com les animes dels salvats ensemps ab lo cors muntaran al cel apres la resurreccio. = Tit. XXVI. De la Sancta Trinitat primerament de la semblansa de la crehensa. = Tit. XXV. De la Sancta Trinitat. = Tit. XXVI. Perque lo fill sencarna, e no lo Pare, ni lo Sanct Sperit. = Tit. XXVII. Com son tres persones en la Divinitat, e totes tres un Deu. = Tit. XXVIII. Del Sagrament de la Misa. = Tit. XXIX. Perque lo cors precios de Jhu. X'st (más arriba no se ve el apóstrofe, pero hay un espacio) es alsat dues vegades per lo prevere sots semblansa de pa e de vi, com no sia sino un sol Deu. = Tít. XXX. Com Jhu. X'st. sia un sol hom, com pot esser en una hora en tants altars hon se fa lo sacrifici cascun jorn. = Tit. XXXI. Del orde quis tindrá al general juy. = Tit. XXXII. Quants inferns son, e les penes que los dampnats hauran. = Tit. XXXIII. De les benenuyranses de la gloria de Paradis. = Tit. XXXIV. Com se fa que en una pocha forma de hostia capia lo cor de Jhu. X'st., qui es axi gran com una forma de home. = Titol XXXV. Com Deu se aiusta ab hom. = Titol XXXVI. Com per fe verdadera se salven los Xpristians. = Tit. XXXVII. Com la temptatio de Adam fo del Diable e no de la serpent. = Tit. XXXVIII. De les vuyt batalles fetes per lo Diable. = Tit. XXXIX. De Mafumet e de la sua secta. = Tit. XL. De la doctrina de Mafumet. = Tit. XLI. De la semblansa de la lig de Moyses. = Tit. XLII. De la virginitat de la Verge Maria. = Tit. XLIII. Com Deu se volch encarnar en cors de fembre, qui naturalment ha moltes coses leges. = Tit. XLIV. Del fust de la Sancta vera Creu. = Tit. XLV. Qui tracte del Sanct babtisme. = Tit. XLVI. Que vol dir de la sal que donan al bateiar. = Tit. XLVII. Del drap, de la capida, á (e) del oli sanct de la sancta crisma. = Tit. XLVIII. De les aygues fora lesgleya, que no son sagrades per lo prevere sis pot bateiar en aquelles. = Seguexense (la g parece q) los XII. articles de la fe, ço es, lo Credo in Deum, fet per los dotze Apostols. 

Aquí acaba la disputa de San Pedro Pascual con los Judíos, cuyo argumento declara el mismo en el prólogo, que es parecido al de la Biblia parva, y dice así: "Com yo Religios e Bisbe per la gracia de Deu de la ciutat de Jaen del regne de Castella, e açi no anomenat, com per mia ventura fos pres en poder del Rey de Granada: E vehent molts dels Xpians esser catius no sabents letres, ne be de la fe dels Xpians, tot die qui un qui laltre se tornaven a la mala secta dels Moros: E vehent yo aço fiantme en la aiuda de Deu, misme a ensercar los libres de la Biblia e de tots los Prophetes qui parlat havien de la Encarnacio, e del Naximent, e de la Adoracio, e de les altres coses de Jhu. Xst, e de la virginitat de la Verga Maria nostra dona; mostrantho yo als Xipians qui aqui eran presos, los cuals per molts Juheus que aqui eran tot dia venian per ells amonestar e inclinar a creura la falsa secta dels Moros: e yo reptant aquells de so que fahian e dehian, so es, los Juheus als Xpians qui daso los crehien, alguns soptils Juheus specialment dos assi anomenats, primerament Moxi Rabbi, e Jacobi Moxi Rabbi, sabent que yo contradehia a la lig dels Juheus, e dels Moros, e aço per mantenir la fe christiana catholica, moguts de gran fellonia e malicia ferent scrits, e aquells tramateren a mi. En los quals scrits havia moltes e diverses demandes, e no res menys a mi, e devant mi volgueren disputar. E yo confiantme en la misericordia de Deu, Pare e Fill e Sanct Sperit, tres persones en un Deu, en mantenir la sancta fe catholica dich a tu Juheu Moxi Rabbi, e Jacobi Mavi (f. Moxi ut supra) que digats tot ço queus vullats contra mi, axi com per los mestres vostres e actors Juheus atrobarets scrit e glosat; demanant lo dit Rabbi Juheu a mi primerament dient axi.” 

Sigue la disputa sobre el título I, proponiendo los Rabinos varias dificultades contra la fe Católica, y soltándolas el autor. Diálogo gracioso y de erudición sólida, y muy digna del Santo. A este tratado siguen la explicación de los diez Mandamientos y del Pater noster, que es obra suya; y a renglón seguido, en el folio 197 del volumen, se halla la letra que trames un Juheu a un altre Juheu, en que aprovave la sancta fé catholica. Esta carta es la mismísima de Rabí Isaac de Sujulmeza a Rabi Samuel, cuya traducción lemosina hallé en el convento de San Miguel de los Reyes, extramuros de Valencia, y de que ya se dijo en la carta XVI (a: En la citada carta, si te acuerdas, dije equivocadamente que la del Judío Isaac era inédita, ignorando que se hubiese publicado seis o siete años antes por el P. Fr. Manuel de Santo Tomás de Aquino (Tragia), Carmelita descalzo, en la obra intitulada Única religión verdadera, impresa en Valencia 1795. Efectivamente, se halla en el tomo 1, página 338, no sólo en lemosín, como está en San Miguel de los Reyes, sino con la versión castellana del P. Fr. Francisco (no Vicente) Vives, bibliotecario de aquella casa. De paso noté en la pág. 337 estas palabras: "al fin de ella (la respuesta de Rabí Isaac a Rabí Samuel) da a entender que no distaba mucho de Marruecos, pues le dice que dentro de treinta días se verán. Por esto, y por hallarse manuscrito en Valenciano, se puede creer que escribió desde Marruecos a Valencia, y que Rabí Isaac era de este reino”. Lo que hay en esto es que Rabí Isaac se hallaba en Sujulmeza, ciudad del mismo reino de Marruecos, distante poco de la capital donde estaba Rabí Samuel; y que, así como este le escribió en arábigo, Isaac le contestó en el mismo idioma, lo cual hiciera, aun cuando fuese Valenciano y hubiera estado en Valencia, donde el idioma lemosín no se introdujo hasta su conquista. (N. E. Craso error para un autor valenciano, siempre que se refiera a la conquista de Jaime I.) Así que por ninguno de los dos capítulos se infiere que el Isaac fuese Valenciano. Cuanto más que el mismo texto lemosín del códice de San Miguel está indicando que es del siglo XIII, casi doscientos años después de los dos Rabinos. 

¿El hallarla ahora aquí, junto con las obras ciertas de San Pedro Pascual, la consonancia del lenguaje, y el versar ella sobre un argumento que con tanto calor trató él mismo en la Disputa que antes decía, no podrá servir de conjetura para hacerle autor de esta versión lemosina? No me atrevo a afirmarlo, mayormente siguiendo a esta carta otros escritos que son de otra mano, es a saber, la versión de algunos sermones de los PP., y dos tratados con estos títulos: Libre del plant del mon, e de les miseries de aquell quels homens sostenen. = Libres de natures de besties, e daucells, e de la lur significacio.

Tampoco es fácil creer que sean del mismo Santo Obispo los tratados que se le atribuyen comúnmente, y se hallan aquí en otro volumen 4.° manuscrito (I. 298), y son los siguientes: Comença la ystoria de Sant Latzer, com visque, ne com fo reconciliat, ne apres la mort, com fon resuscitat, ne com visque, e com mori Bisba de la ciutat de Marsella, e hon mori, o hon iau lo seu cors. = Contemplacio del dimecras sant com Jhu. X'st., e la Verge Maria parlaren molt familiarment ensemps, e de que parlaren. = Aquesta es la Passio del nostro Redemptor Deu Jhu X'st, la qual cascum feel crestiá deu devotament e piadosa contemplar. (Este tratado incluye el de la Santa Corona y el de San Dimas). La historia dels Sants Ignocents, los quals moriren martirs per Jhu X'st, e com ne en quina manera foren conservats fins al dia de vuy, e seran fins a la fi del mon. = Com ni perque dix Sant Johan Baptista lo primer Agnus Dei, e hon lo dix, ne aqui (a qui) ó dix e com nos devem per son dit millorar. = Com Sant Johan ach vist la visio del primer Agnus Dei, e desigava veura lo segon, e com lo ves, e com lo contempla, e com nos devem per son dit millorar sil contemplam. Lo tercer Agnus Dei, e com Mossen Sant Johan veu la tercera part de la sagrada Passio Jhu. X'st. = Al fin de este tratado se hallan estas palabras: Fon spleguat de ascriura per mi Johan Ferrandez, scrivent en Barcelona dimecres a XXV de juny en la dita ciutat de Barchina. anny M.CCCC.XXXVIII. Debo añadir que al principio del volumen hay un tratado lemosín Dichos de doce Santos hermitaños, y al fin: Vida de Sancta Angelina, la qual scrivi lo seu confessor. Entre estos dos tratados se hallan los de San Pedro Pascual, digo los que comúnmente se le atribuyen, de los cuales no te digo más, porque son los mismos que copiamos habrá cinco o seis años de un códice del real monasterio del Escorial.

También he hallado aquí un volumen, de quien daré noticia sólo por ser continuación de una obra de que ya hablé en la carta XXXIII, y es el Compendio historial que de orden del Rey Don Pedro IV de Aragón escribió el maestro Fr. Jaime Domenech, Dominico, Inquisidor de Mallorca y de los condados de Rosellón y Cerdaña. En la citada carta da noticia de los dos libros primeros de esta obra, los cuales existen en la biblioteca de mi convento de Valencia, y llegan hasta el tiempo de la Encarnación del Hijo de Dios. Pues aquí se halla el tercer volumen y libro que continúa la historia desde ese día hasta el año 626 de Cristo. La identidad de la obra y del autor, y el enlace de estas épocas consta del epígrafe y prólogo, que omito por no alargar mucho mi narración; mayormente que estos libros no tienen otro mérito que el de presentar recogidos los hechos más insignes de la historia, sacados de Orosio, Sigeberto, Don Rodrigo y otros escritores, cuyos nombres nota al margen. Hablando de las persecuciones de la iglesia cuenta las actas de los Mártires, según el orden del calendario. El manuscrito es del siglo XV, el códice está señalado L. 326.

Quisiera dar una muy detenida noticia de un libro en 4.° manuscrito del mismo tiempo (G. 627), que contiene casi tantas obritas como hojas y es muy grueso. El compilador, que se llamaba Narciso Guall o Gall, lo intituló Jardinet de orats (Jardinito de locus), aludiendo con esto a las piezas que contiene así en prosa como en verso, por la mayor parte poéticas, y del tiempo de la ciencia gaya. Hay muchas de autores Catalanes, cuya noticia vendría bien, si este principado tuviera su Biblioteca de escritores, como la tienen ya casi todas las provincias de la nación. Efectivamente sería cosa ridícula antes de publicar los principales escritos de los sabios, darles a conocer por lo que sólo fueron ocios o ensayos de sus tareas e ingenio. Así que sólo contaré de este volumen lo que ilustre o añada algo a lo que ya se sabe de otros. Tal es la Vida de Sancta Ana feta per lo magnifich Mossen Johan Roiz de Corella, cavaller de Valencia e studiant en sacra teologia, dirigida a la magnifica Senyora Montpalava de Castellvi. En su breve dedicatoria se dice que esta Señora era casada con Mossen Luis de Castellvi, y esto más se sabe de lo que dijo Ximeno de este escritor. Del mismo siendo ya profesor de teología son Les lamentacions de Mirra, e Narcisso e Tisbe; item la Tragedia de Caldesa y otras cosas mitológicas que se saben de él. = Cobles fetes per Mossen Fenollar e per Mossen Joan Scriva, Valencians, contemplant en Jesus crucificat. = Questio moguda per Mossen Fenollar Prevere a Mossen Joan Vidal Prevere, an Verdanxa, e an Vilaspinosa, notaris de Valencia. La cuestión es sobre cual es la cosa que más fomenta el amor; la vista, el gusto, el oído o la voluntad, aunque mejor lo dirá la primera estancia que copiaré aquí:

Fenollar

“Per be que lo mon en tals fets huy sia

No prou favorable, past es singular

E vist que damor se parla tot dia

De quatre luquets saber yo volria

Qual mes la enten e la fa doblar.

Yo dich que lo veure, que mostra carrera

A tot quant apres li dona combat.

Mossen Vidal veig del Grat fa bandera.

Verdancha l' Entendre diu que la prospera.

E Vilaspinosa deffen voluntat. 

Tales son por la mayor parte las flores de este Jardinito.

Más juiciosa y de mucho mayor aprecio es otra colección (O. 372) de papeles y cartas tocantes a negocios de los siglos XVI y XVII, los cuales acaso merecen la atención del que desee instruirse en algunos negocios políticos de aquel tiempo, y antes que diga de ellos, y porque no se me olvide, sepas que hay en este libro un pergamino manuscrito del siglo XIV que contiene nada menos que lo que voy a decir: Epistola S. Bernardi ad quemdam militem, de cura et modo rei familiaris gubernandae. = Gratioso et felici militi Domino Raimundo Castri S. Ambrosii Bernardus in senium deductus, salutem. Cupis a nobis de cura doceri et modo rei familiaris utilis gubernandae, etc. Está dividida en varios títulos, es a saber: De gubernatione domus. = De sumtibus seu expensis. = De gulosis. = De avaritia. = De superbia. = De foeminis familiaribus suspectis. = De vestibus fiendis. = De amicis. = De consilio amico dando. = De jocunditatibus spernendis. = De familia repellenda, etc., y así otros que ya me canso. De esta misma carta posee una traducción lemosina el muy R. P. M. ex-Provincial de la orden de San Agustín Fr. Juan Izquierdo entre los manuscritos antiguos que conserva, de que hablé otro día. ¡Ahí es una friolera! ¡Una carta de San Bernardo desconocida a los PP. Mabillon y Martene! Grande hallazgo por cierto si no fuera, como es, parto legítimo, no de San Bernardo de Claraval, sino de Bernardo Carnotense (a: Atribuye a San Bernardo esta carta Pedro Díaz de Toledo en el Comentario al proverbio XXXVI del Marqués de Santillana, edición de Anvers de 1552.). Véase el Mansi en la edición de la Biblioteca latina de Fabricio y basta. Vamos a los papeles ciertos y no equívocos de este tomo de Miscelánea que digo, y son: Relación de la venida a Ferrara de la Reina de España Doña Margarita de Austria, con algunos otros políticos. = Copia de la carta que escribió el licenciado Busto de Villegas, Gobernador del Arzobispado de Toledo al Rey Don Felipe II, sobre el breve de las jurisdicciones de las iglesias y ventas de ellas. Tres cartas originales de Fr. Mariano Azaro (o Azazo), Carmelita descalzo, escritas desde Lisboa el año 1584 al duque de Sessa y Somma en Baena. Tratan particularmente de las llagas, raptos, etc., de Sor María de la Visitación y de otros puntos curiosos. Acaso las copiaré. Un papel hay también que tiene este título: El orden que se guarda en esta Academia (de Poesía) de Toledo, siguiendo el que se ha observado en las de Madrid. Al fin dice:

Los Poetas de la Academia de Toledo admitidos en ella siendo Presidente Don Diego López de Ayala, Conde de Fuensalida, por su orden como están en la tabla. = El Conde de Fuensalida. = El Maestro Joseph Valdivielso (como Val de Belsa o Bielsa). = Martín Chacón. = El licenciado Gerónimo Maranyoso. = Martín de la Fuente. = El jurado Andrés de Quirós. = Juan Martínez. = El doctor Gregorio de Angulo Jurado. = El licenciado Juan de Sepúlveda. = Diego Antiveros. = Don Pedro Vaca de Herrera. = Alonso Castellón. = José Noguel (o Nogués). = El doctor Matías de Porras. = El doctor Christóbal Pérez. = Don Juan Gaitán de Menesses. = El licenciado Juan Antonio de Herrera Teminyo. = El doctor Francisco de Pisa. = Miguel Maréjon. = José de Tovar. = Alonso de Contreras. = Gil Pérez Sarmiento. = Agustín Castellanos y el Pintor.

Con esta noticia ¿quién no se acuerda del conato con que nuestros antepasados cultivaron las buenas letras formando academias privadas, y estimulándose mutuamente al estudio de la poesía, oratoria y de los conocimientos que para ellas se requieren? El siglo XVII fue el más fecundo en estas juntas puntualmente cuando más decaídas estaban la poesía y oratoria. Entonces se erigió en esta ciudad la famosa academia dels Desconfiats, a quien sucedió la que hoy se llama de Buenas letras, de cuya forma y tareas diré algún día. Otra había en Gerona, cuya alma fue el célebre García, cura de Vallfogona. En Valencia a fines del siglo XVI estaba en grande auge la academia llamada de los Nocturnos, de quien dio noticia Don Francisco Cerdá y Rico en sus notas al Canto del Turia, pág. 515. Otra había allí mismo hacia los años 1691, cuya constitución 2.a dice así: Las materias que se han de tratar por agora en la Academia serán: 1. Política. 2, Matemáticas. 3, Poesía. 4, Música. 5, Danza. Por esta muestra se ve la utilidad que podían sacar los nobles y todos los individuos de estas academias, que no eran precisamente, como el vulgo piensa, juegos de ingenio los que en ellas se trataban. No sería perdido el trabajo que se pusiera en recoger las memorias de estos pequeños cuerpos literarios, si se lograba con ello dispertar la ociosidad de muchos y el deseo de saber algo, que tan tirado anda. Además ¡cuánto ganaría la historia de la poesía!

Mas ya que no puedo remediar esto, déjame que diga de una obra compuesta por uno, individuo de la más célebre academia de estas que decía, que fue la de Tolosa, erigida en 1323 con el nombre del gay saber o de la ciencia gaya. Don Antonio Bastero, en su Crusca Provenzal, pág. 94, habló de un célebre poeta llamado Arnaldo Vital de Castelnovo D' arri, a quien los VII trobadores de aquella academia adjudicaron en 1324 el premio de la violeta de oro. Yo hallo aquí dos obras de un Juan de Castellnou, escritas en ese mismo año, con la circunstancia de llamarse ya entonces uno de los VII mantenedores de aquella academia; siendo así que, según dice Bastero, no se introdujo este dictado hasta el año 1354. Como quiera que esto sea, allá va la noticia de estas obras, aunque sea breve. La primera es un compendio de los defectos o vicios del lenguaje, así en prosa, como en verso. Veraslo en el epígrafe: 

Aquest es le compendis de la conexença dels vicis ques poden esdevenir en los dictats del gay saber, axi fora sentença, com en sentença. Lo qual compendi ha feyt Mossen Johan de Castellnou, us (un) dels VII mantenedors del Consistori de Tholosa de la gaya sciencia de trobar. 

El lenguaje y el tiempo en que escribía este trobador, lo verás mejor en la segunda obra, que es la siguiente: Començe lo doctrinal de trobar, am la glosa o correccio, o declaracio sua. Este Doctrinal es obra de Ramón de Cornet, a la cual pone sus notas Castellnou glosándola verso por verso. En el prólogo dice así: Ad honor del mout aut, poderos Senhor mon Senhor lenffant en Peyre del mout aut poderos Senhor en Jayme de bona memoria Rey Darago fill, per la gracia de Deu Comte de Ribagorça e Dampuries, yeu Johan de Castellnou vuells far aquesta obra apelhada 

Glosari, sobre aquest Doctrinal, etc. Para muestra de su método pondré la glosa de los primeros versos:

Quare sabers mo permet. Glosa: Veus frevol comenssament qar a lauzor de si, e no de Dieu comensa. 

Yeu Ramons de Cornet

Capelas ordonats 

A Santh Antoninats. 

Glosa: veus aqui replicacio can dits ninats, y e es gran vicis.

Faray un doctrinal

Ab rethorica tal 

Que bo romans demostre.

Glosa: mal dits; car rethorica no esse ha bo romans parlar, mas bel parlar.

Esta glosa parece hecha el mismo año en que se trabajó el Doctrinal, que como se dice al fin, fue en 1324 en el mes de septiembre, y dedicadas ambas al mismo Infante Don Pedro.

Con estas obras hay otras de la misma materia y son: Mirall de Trobar, compuesto por Berenguer de Noya. Es una explicación de figuras poéticas y declaración de la fuerza de cada letra del alfabeto. = Regles de trobar, compuestas por Ramón Vidal de Besalú (a) y explicadas por Jofre Foxa. 

(a). Este se supone el fundador de la academia de Tolosa de 1323 (V. a Don Tomás Sánchez, tom. 1.° de la Colección de Poesías anteriores al siglo XV, pág. 5). 

= Doctrina de Cort. Comienza así:

En lo nom de Dieu ques subirans

Pare, Fill, e Sperit Sans 

E guidans de tots pecadors 

Faut mon accord perls amadors 

...

...

Don ieu Teramayguis de Pisa

Comens en aquesta guisa: 


Comensament de doctrina provincial vera, e de rahonable locucio. 


Tot en aysi con le rubis

Sobre totas peyras es fis

E laurs sobres metails cars, 

Sobre tots razonats parlars

Parladura lemoyzina

Es mays avinens e fina. 


Sigue: 


Flors del gay saber. 


Las flors del gay saber 

Qui las voldrá saber 

No sia de cor sopte 

Qar sol qui trop nos sopte 

El punhemen no dopte 

Gran odor sentra sopte

Quil gitara de dopte.


El autor de este tratado es Guillermo Moliner. Libre de concordances, appellat Diccionari, ordenat per en Jachme March, a instancia del molt alt e poderos Senyor en Pere per la gracia de Deu Rey de Arago, e fou feyt en lany MCCCLXXI (1371). De esta obra ni de su autor no se tenía noticia, hasta que la dio Sánchez (loc. laud., pág. 77) citando un manuscrito de la santa iglesia de Sevilla. Don Francisco Cerdá, en sus notas al Canto del Turia (página 487) publicó algunas octavas, que se hallan aquí también. Y esto basta por ahora hasta que venga ocasión de hablar de ello más extendidamente. Todo es del vol. N. 352. 

En un códice fol. (N. 359) hay una traducción lemosina del Arbre des batailles, (Libre de les batalles más abajo) compuesto en idioma provenzal por Honorato Bonet (a), Prior de Salon, en la Provenza

(a) En una edición de este libro hecha en Lion por Olivier Arnoullet de principios del siglo XVI, que he visto después en Sevilla en la biblioteca Colombina, se llama el autor Honore Bonhor, y se dice que floreció en el reinado de Carlos V, Rey de Francia.

Casimiro Oudin es el que da más extendida noticia de este escritor y su libro (de Script. ecclesiast., tom. III, pág. 1271), donde cita una edición hecha en París en 1493. Yo puedo añadir lo que resulta de esta versión, por la cual consta que fue nacido y educado en la Provenza, que era doctor en decretos, y que floreció a fines del siglo XIV, en los tiempos del Rey de Francia Carlos VI, a quien, siendo aún joven, dedicó la presente obra; así que debió escribirla poco después del 1380, y cuando más enardecido estaba el cisma entre Clemente VII y Urbano VI, de lo cual habla como de cosa presente, según diré después. Llámase aquí Prior de Salon, como también le llaman algunos escritores Franceses citados por Oudin, y así también diría el original por donde se hizo esta versión, que, según muestra el carácter, es muy próxima a aquel tiempo. Oudin corrige Gaillon por Salon. Era esta una Cartuja de la diócesi de Rouan (Rouen). Intitúlase aquí constantemente y repetidas veces Libre de les batalles, y así le llama su autor en el prólogo, no arbre, como dijeron algunos de sus paisanos, engañados con un capricho del autor, el cual, antes del libro, que en nada alude a la metáfora del árbol, quiso pintar uno para manifestar la discordia del actual cisma. Dícelo él así concluido el prólogo: mes puys que aço he feyt, ne cove trobar materia de la qual io fassa mon hobratge. E si mes vengut un aital smaginament que io fassa un arbre de dol en lo comensament de ma obra. Et primerament de sus larbre vos porets veure los regents de la Sancta Sglesia en cruel tribulacio... El artificio del actual árbol se reduce a que en lo más alto de él está figurada una rueda, y sobre ella este lema:

Superiora infimis, infima superioribus

Gaudemus: hoc continuo ludo ludemus

Fortuna. 

A la derecha del círculo hay estas palabras: Clemens. Hic pingat pictor Papam Clementem, et suos Cardinales, et eius debellatores. A la parte izquierda dice: Hic pingat pictor Antipapam et suos Cardinales, et eius bella... (debellatores, de bellum) A una y otra parte del medio del tronco se mandan pintar los Reyes que son de ambos partidos, y más abajo los grandes señores principales, y las naciones. Al rededor hay algunas palabras de la Escritura alusivas a lo indicado. Y este es todo el artificio del árbol; mas en esto poco se ve que el autor escribió viviendo aún los Pontífices sobredichos; porque a haber ellos finado pusiera los nombres de sus sucesores en el cisma. También se ve que seguía el partido de Clemente VII, que era el de Carlos VI, coronado por el mismo Papa. A este árbol sigue el libro, dividido en cuatro partes: 1.a Contiene la aplicación del Apocalipsi, digo, de las visiones de los Ángeles a las calamidades anteriores de la iglesia; entre ellas está el cuento de Johanna Papissa. 2.a Habla del poder de los imperios antiguos, señaladamente del de Roma. 3.a y 4.a De las guerras y su justicia, causas, leyes, derechos de vencedores, prisioneros, escudos y banderas militares, con buenos documentos para los Reyes. Algunos creen que esta obra sea la que se atribuye al mismo, intitulada Somnium viridarii. Mas en este códice falta la hoja primera de la primera parte, que es donde debía constar en todo caso la ficción del sueño. Por lo demás la obra nada presenta con este aspecto. Y por no cansarte más copiaré algo de su prólogo, con que te certificarás de gran parte de lo dicho. “A la sancta corona de Fransa la qual al iorn de vuy per la hordonansa de Deu regna Carles lo VI en aquel nom fort ben amat (así es conocido con el nombre de el Amado) e per tot lo mon redobtat, so es duna gloria e lausor sobre totes senyories terrenals molt gran Princep yo mapel per mon dret nom honorat Bonet, Prior de Salon en Provincia, doctor en decrets. Soven e moltes hores he agut en volentat de fer algun libre ...”  Y alegando las razones que le obligaron a ello dice: "Primerament com lestat de sancta mare Esgleya es en semblant tribulacio, que si nostre Senyor noy pren algun remedi e Vostra Senyoria, la qual es acostumada de metre a fi, he acabar les cruels aventures de la fé cristiana, io non veyg via ni cami, que sia bona, ni breu acordarse. La segona raho, car io veyg tota sancta crestiandat axi gremada de guerres e de enveges, de rancos e de discordies, que a grans penes pot hom nombrar una petita terra, si es de Compte, de Duch, ho Baronia, que ben sien en pau.

La terça raho es car la terra de Provincia, don io son nat e nodrit, es de present tal tornada ... Perque aquestes rahons man forsat de fer alguna cosa novella per tal que vostra Joventut sia enformada de molts enteniments de la Sancta Scriptura ...”

Hasta aquí lo que me propuse copiar del prólogo. Al fin del libro ofrece escribir sobre les continenses que totes persones sien eclesiastichas o seglars, homens o fembres deven aver. Lo cual no sé si se cumplió. Me he extendido algo en este artículo por amor de los extranjeros, a quienes no les es tan fácil ver esta versión y lo que de ella resulta. El idioma lemosín, que en el siglo XIII había sido el de las cortes de Aragón, Sicilia y Provenza, conservaba todavía en los siglos XIV y XV toda su grandeza, y era lo que ahora el francés en cuanto al número de traducciones. Apenas había obra filosófica, política e historial que no sonase en lemosín. La pequeña corona de Aragón cultivaba entonces a maravilla las ciencias, singularmente las de gusto. Son innumerables los códices que a cada paso se hallan ignorados, y sus autores también. Cuando el principado de Cataluña presente la Biblioteca de sus escritores, y la añada a las que ya han publicado los reinos de Aragón y Valencia, entonces conocerá la Europa que en la corona de Aragón era la literatura la causa de los progresos en la marina, milicia, comercio, artes e industria. A cada paso lamento la falta de esta obra, que me obliga a dejar en el silencio muchas obritas, cuya noticia vendría bien, si fueran ya conocidos sus autores. Esto he dicho porque nadie tilde mi silencio respecto de algunos códices Catalanes de poca consideración. Vamos adelante con los que merezcan ser apuntados, que todavía quedan algunos en esta biblioteca.

De Francisco Alegre, que hizo una elocuente versión en lemosín de los libros de los Metamorfosis de Ovidio, impresa en Barcelona en 1498, queda aquí otra obrita inédita (F. 274), y es la traducción de la primera 

guerra púnica, compuesta en latín por Leonardo Aretino. Dice así en la dedicatoria: Al magnifich cavaller, e maior germa Mossen Anthoni de Vilatorta prefacio de Francesch Alegra en lo trasladar de la primera guerra punica. Al fin dice: Fi de la primera guerra punica acabada de traduir en vulgar catalá, aiudant aquell interminat començ e fi qui nostres fets be començats endressa a X V. de juny del any M. CCCC. setanta dos (1472). Otros ocios mitológicos del mismo autor se hallan en el ya dicho Jardinet de Orats.

De otro escritor que hasta ahora no conozco, y es de mi orden, y de algún mérito, quiero dar noticia, por si otro más feliz que yo alcanza a saber quién es. Su obra es un tomo fol. manuscrito vit. del siglo XIV (B. 320), y tiene este epígrafe: Exposicio de tots los libres de Seneca feyta per frare Luchas, Bisbe Auximen. del ordre dels Preycados, al Senyor Papa Clement VI. Este Papa murió en 1352. El obispado Auximen. será acaso de la iglesia de este nombre en la Marca de Ancona; mas en parte alguna he hallado quién sea este Lucas, que era Catalán y muy docto, como lo muestra este libro. En la inicial de la dedicatoria están entretejidas estas palabras: Jaume buesa ma escrit.

No menos sería digno de saberse el autor de otro tomazo en lemosín (B. 243), que tiene este título: Aquest libre es apellat Suma de collacions u de aiustaments. Es una instrucción de todos los estados y condiciones de la vida humana; pero tan completa, limada y elocuente, que podía ser de gran provecho traducida al idioma común de la nación. La obra se divide en siete partes, y cada una de ellas en muchos capítulos.

También es anónima otra obra, con este título: Tractatus de vita et moribus philosophorum, et de quibusdam dictis eorum. En el prólogo se dice dedicada a Don Pedro, Obispo de Calahorra y de la Calzada, asistente del Papa Sixto IV. Al fin hay: Additio in vitas Ipocratis et Terentii. El epígrafe final descubre algo más lo que ello es.

Dice así: Explicit de vita et moribus philosophorum, poetarum, oratorum ac grammaticorum in civitate Calciatensi tertio kal. aprilis 1482.

En la letra N. 311 se ve un vol. 4.°, que contiene el Tractat dirigit al molt alt Senyor lo Senyor Don Alfonso, Duch de Gandia, reduit de latí en vulgar sobre lo rahonament fet entre Scipio Africa e Anibal, e la batalla entre ells seguida: obra inédita de Fr. Antonio Canals, de mi orden. Contiene en once capítulos lo que sobre esto escribió Francisco Petrarca.

Sigue a esto un escrito anónimo: Tractat de una disputa e demandes fetas per un Prior dels frares de la orde dels Prehicadors del covent de Bolunya ab la anima ho spirit de Guido de Corvo, ciutada de Bolunya a XVI de setembra del any MCCCXXXIIII. Tras esto sigue: Epistola Fr. Bernardi de Riparia ad Guidonem Episcopum Maioricarum de visione et locutione quam habuit Fr. Johannes Gobi, Prior conventus Alestensis, quod idem dicit ac Bononiensis cum Guillermo de Corvo defuncto.

Merecen lugar aquí la vida de Carlos V, escrita por Pedro Mejía, en cinco libros incompletos, de cuya obra inédita cita algunos manuscritos Nicolás Antonio: esta está señalada N. 345. Desconocido es otro manuscrito (N. 343), que trata de los Linajes de toda España, por orden alfabético. Lo compuso el licenciado Don Alonso Coronado, de quien sé que lo escribía a fines del siglo XVI, que es donde concluye la genealogía de las familias, con la expresión de hoy posee este mayorazgo, reside en Madrid, y otras a este tenor; y la descendencia de los Condes de Barcelona la continúa hasta Felipe II y el año 1582. A este tenor podía decir de otros códices, pero sería molesto a mí más que a ti, y de poca utilidad para los dos.

De los privilegios antiguos y costumbres de Cataluña en los siglos XIII y siguientes, hay en esta biblioteca un repertorio, o sea extracto formado en el año 1476 por Francisco Martí y Bernardo Soler, siendo conselleres Galceran Carbó, Berenguer de Junyent, Gerónimo Rayola, Bernardo Marquíllez (Marquilles) y Salvador Spano. Es un vol. fol. vit. (M. 556). escrito con lujo y grande exactitud. Contiene, como digo, el extracto de todos los privilegios, diplomas y cartas de Reyes, que se hallan en cuatro libros del archivo de la ciudad, a los cuales llama primero y segundo verdes, primero y segundo colorados. Los que no puedan disfrutar los originales, tienen en este prontuario las noticias que puedan apetecer para la historia del comercio y artes de Barcelona, y aun muchas eclesiásticas de que acaso haré uso algún día: aunque ya poco hay que añadir a lo que publicó Don Antonio Capmany en sus Memorias. Otro vol. hay en fol. que sirve al mismo objeto, y contiene las cortes celebradas en Cataluña desde el año 1449 hasta el 1452. Propiamente son las actas y proceso de las cortes, de donde el político puede aprovechar conforme sus ideas. Yo he copiado algunas cartas y cosillas, así tal cual, que a su tiempo verás.

Todo entero debe ser copiado y publicado un códice (N. 347) que lo está ya en latín, y por mano extranjera, que tanto ha sido menester para que disfrutase el mundo de cosa tan preciosa. Hablo del libro de los oficios de la Casa real de Aragón, ordenados por el Rey Don Pedro IV, a 18 de octubre de 1344, el cual publicaron los editores de las Actas de los Santos, y después segunda vez en el tomo I del Thesaurus ecclesiasticae antiquit. donde recogieron todos los documentos y cosas más particulares de aquella vasta obra. Aquellos editores dicen que lo copiaron de un códice de Antuerpia, cuya historia refieren ellos mismos. Lo que yo sé decir es que he careado con esta edición el ejemplar que aquí hay en lemosín, y sé que aunque faltan al nuestro todos los dibujos que adornan al de Antuerpia, es mucho más exacto y expresivo que la traducción, y en algunos lugares más completo. El título dice así: 

Libre de tots los officis de Casa del Senyor Rey, del que quiscu ha de fer segons son offici. Al fin hay estos versos:

Qui scripsit scribat, semper cum Domino vivat.

Johannes Roig vocatur qui scripsit benedicatur. Amen.

Die XX. mensis octobris ann. M.CCCCLXVII. (1467) 

Sirva esta noticia por si no pudiere ver otros ejemplares, que según me dicen hay en el archivo real, y algunos de ellos con figuras y representaciones de los oficios. Lo que digo que debía hacerse con este códice, he hecho yo, y con no poco trabajo, con otro documento histórico tan largo y embrollado como útil. Es el caso que en un vol. fol. men. (L. 335) manuscrito en vit. se halla lo siguiente: Varios sermones de Conceptione, ortu et Assumptione Beatae Mariae Virginis, de Inventione Sanctae Crucis etc. Item constitutiones D. Joannis Sabinen. Episcopi in Illerda. = Synodus Barcinone habita a D. Petro de Albalat 1241. No es provincial, como creerá alguno, sino diocesano, vacando esta iglesia. Synodus D. Fr. Petri de Centelles, Episcopi Barcin. 1243: fragmentos del de 1244 y algunas otras cosillas que no pierdo de vista, y que se llevarían toda la atención, si no se hallaran entre ellas 28 hojas que contienen un Cronicón entero desde la era I de España hasta la 1340. Obsérvase en él alguna variedad de caracteres y tintas, lo cual prueba que es obra de diversas manos, y esto lejos de desautorizar el escrito, le da más autoridad. ¡Ojalá en esta clase de obras se observara siempre esa diferencia; por donde pudiera inferirse que escribían las noticias testigos oculares o coetáneos! Sin embargo, en la que digo no se advierte que haya trabajado ninguna mano anterior al siglo XII, y aun a duras penas se podrá decir que sea de ese tiempo el que formó el plan de toda ella, escribiendo en los cuadritos que resultan de varias lineas horizontales y verticales, todos los cómputos, eras, años de Cristo, indicciones, epactas, áureo número, ciclos y días de la Pascua. Y aunque son muchos los que en él trabajaron, sobresale la mano de algún monje Benedictino de Santa María de Ripoll, que tuvo cuidado de notar los óbitos de sus Abades y aun de algunos monjes, y las varias dedicaciones de su iglesia, y aun al año 935, dice así: In isto anno fuit secunda dedicatio huius coenobii Rivippulli. Así que sin impropiedad he creído deberle llamar Cronicón de Ripoll, y aunque sean conocidos otros con el mismo nombre, este es mucho más completo, no sólo en el número de artículos en que no hay comparación, sino también en la extensión con que escribe los ya publicados en otros. Particularmente se ve esto, si se compara con un Cronicón que hay en el día en dicho monasterio, del cual tengo copia exactísima, o más bien un dibujo, y sólo comprende desde el año de Cristo 27 hasta el 1191, con poquísimas y escasas noticias. No carece el nuestro de inexactitudes, singularmente en la cronología de los Papas de los primeros siglos, y aun en la de los Emperadores; pero es tan exacto como abundante desde el siglo X. Por esta razón, he querido copiarle todo, como está, para nuestra colección, no siendo difícil a los doctos corregir las erratas, y más con la ventaja de disfrutar entero este documento, que es el más completo de los Ripollenses. Con él y el que ahora dije de aquel monasterio, y los dos que copié en Tortosa, y el que he copiado aquí en mi convento de Santa Catarina, tenemos cinco Cronicones que regalar al público, y endulzar un tanto nuestras tareas. Descansemos hoy de ellas, que harto queda para otros correos.

A Dios. Barcelona. 


https://es.wikipedia.org/wiki/Convento_del_Carmen_(Barcelona)

sábado, 9 de julio de 2022

CARTA XL. Si S. Rufo fue obispo de Tortosa.

CARTA XL. 

Si S. Rufo fue obispo de Tortosa.

Mi querido hermano: ¿Qué quieres que diga del pontificado de S. Rufo, que se cree ser el primero obispo de Tortosa? Después de la larga dominación de los moros, ¿qué puede hallarse en nuestros pueblos perteneciente a la religión del primer siglo de la iglesia? Sin embargo, como los defensores de una tradición que tanto honra a esta ciudad, han hallado un documento con que apoyarla, diré algo sobre él, pues todavía existe y he podido examinarle. 

Hay un misal antiguo en esta iglesia, que es el que dije que tenía las cubiertas tachonadas de plata. En él se halla la oración en la fiesta de S. Rufo de esta manera: Propitiare, Domine, quae sumus (parece una sola palabra), nobis famulis tuis per hujus sancti confessoris atque pontificis Ruphi, qui in praesenti requiescit ecclesiâ, merita gloriosa; ut ejus piâ intercessione ab omnibus semper protegamur adversis. Per. 

Si este misal fuese propio de esta iglesia, es un argumento invencible que S. Rufo fue su primer obispo. Mas quien observe el carácter, las miniaturas y el calendario de este códice, fácilmente conocerá que es extranjero. Además, que no siendo anterior a la invasión de los moros, como ciertamente no lo es; si fuera de esta iglesia debería haberse escrito después de conquistada la ciudad y restaurada la silla episcopal: y en tal caso se hallaría ingerida en el calendario la fiesta de la Dedicación de la primera catedral, que fue en 1178. Mas no sucede así; antes por el contrario en la única fiesta de Dedicación que en él se halla, se ve que era de otra iglesia. Porque en el mes de Junio dice: VIII. idus Dedicatio ecclesiae S. Ruphi. La iglesia de Tortosa nunca se intituló S. Ruphi, sino S. Mariae. Y como cada iglesia celebraba la fiesta de su dedicación, señalándole día en su calendario; síguese que este códice pertenece a otra iglesia que tenía la advocación de S. Rufo. La de esta catedral es III. cal. Decemb. (digo la primera del año 1178 que es la que debía hallarse en el códice si fuese de aquí), y esta del todo se omite en él. Y en otro misal idéntico en el carácter, aunque inferior en la suntuosidad de los adornos, se halla esta fiesta notada al margen por una mano posterior como del siglo XV con estas palabras: Festum Dedicationis eccl. Dertus. semper celebrabitur dominicâ post festum S. Ruphi. ¿A quién se le hará creíble que se omitiese una fiesta tan propia de esta iglesia, y que nunca dejó de celebrarse según la costumbre general de todas las iglesias? Por otra parte, en la oración de S. Rufo de este segundo misal, que se halla del mismo modo que en el primero, están raspadas con suma prolijidad las palabras; qui in praesenti requiescit ecclesiâ. 

Cosa que debió hacer algún individuo sabio de esta catedral; a quien le era conocida la iglesia de donde vinieron estos códice. Nosotros ya que ignoramos esto, podemos juzgar de la antigüedad de ellos por su carácter y forma de abreviaturas, nexos &c.

Y digo confiadamente que no habrá paleógrafo que los tenga por anteriores a los árabes. Antes si se cotejan con el ordinario que dije escrito en el año 1055, se verá que son idénticos; con él, y por consiguiente escritos en tiempo en que esta ciudad estaba todavía sujeta a los moros, y en que no se podían escribir misales para una iglesia que no había. No siendo pues de aquí estos códices, no se verifica ser esta catedral depósito de las reliquias de San Rufo. 

Pero lo que más convence haber mirado siempre esta iglesia como extraños los dichos códices y su tradición, es el examen de los que se sabe, y consta ser propios de ella, así MSS. como impresos. Con gran deseo de hallar la verdad he registrado todos los breviarios, colectas y misales que se guardan en el archivo. Y hallo que en la mayor parte de los MSS. la oración en la fiesta de S. Rufo dice así: 

Deus qui B. Ruphum Pontif. Sanctorum tuorum meritis coaequati; concede propitius, ut qui commemorationis ejus festa percolimus, vitae quoque imitemur exempla. Per. 

La misma usa el obispo D. Gerónimo de Requesens en el breviario que imprimió en Barcelona en 1547. Otro MS. del año 1475 pone la siguiente: Adesto, Domine, supplicationibus nostris, et B. Ruphi intercessionibus confidentes, nec minis adversantium, nec ullo conturbemur incursu. Per. 

Un misal impreso en Barcelona en 1524 dice: Deus qui animae famuli tui Ruphi aeternae beatitudinis praemia contulisti, concede propitius, ut qui peccatorum nostrorum pondere praemimur, ejus apud te precibus sublevemur. Per. 

En suma ninguno de los códices de esta iglesia copia la oración del primero, ni las palabras qui in praesenti requiescit ecclesiâ; y eso que algunos son del siglo XIV, y acaso del anterior. No hallo pues fundamento para decir que esta es la tradición de esta catedral, y que siempre se ha tenido por propio de ella aquel misal antiguo. Los sabios obispos y los varones doctos que entendieron en ordenar los oficios de esta diócesis, tuvieron presente aquel códice que antes se guardaba en el relicario, y vieron la gloria que les ofrecía, dando a esta iglesia tan antiguo fundador. ¿Qué causa pudieron tener para desecharla y no trasladar su memoria a la posteridad por medio de documentos tan auténticos? Yo no hallo salida a esta reflexión, sino que como tan próximos a la restauración de la silla, conservaban memoria del lugar de donde se trajeron aquellos códices: y no queriendo para sí glorias que ciertamente sabían ser de otras ciudades, tomaron para el oficio de S. Rufo las oraciones comunes, excluyendo de todo punto aquel período. Otro tanto sucede en las lecciones de maytines, que en ninguno de los breviarios MSS. llegan a contar la venida de San Rufo a España, y mucho menos su pontificado en esta sede. Digo esto confiadamente, aun después de haber leído en algunos escritores nuestros que los breviarios de esta iglesia refieren el obispado de San Rufo y su fallecimiento en Tortosa. Vea quien quisiere estos códices antiguos: estoy seguro de que no hallen en todos ellos una palabra que a esto pueda aludir. 

Paréceme estar leyendo el corazón de los que ordenaron aquellas lecciones. En la ocasión más oportuna, pudiendo decir con pocas palabras lo que tan glorioso era para esta silla, se contentan con hablar en general de la virtud y predicación de S. Rufo y nada más; y aun hay códice que pone para las lecciones una homilía de S. Gerónimo. 

En las lecciones de la santa Cinta y las de Santa Candia y Córdula, nada se omitió de lo que podía ser glorioso a la iglesia y ciudad de Tortosa; lo omitieron en las de San Rufo, es prueba de que no se creyó tal cosa en los siglos XIII, XIV y XV. 

Otra reflexión me ocurre, contra esta opinión. En todos los códices se nota la fiesta de S. Rufo con rito de cuatro cantores. Mas en la carta ciborum, o costumbre de refectorio (cebar; igual que para los asnos, cebada, y encima montan los clérigos) se dice: 

item en la festa de Sent Ruff moltó (francés mouton) et spatles (espátula, espalda, espala, paletilla etc.). 

Así el rito de los cuatro cantores como este extraordinario eran comunes a otras muchas fiestas de poca consideración para esta, iglesia. Y cierto era muy debido que en uno y otro se hiciesen en este día demostraciones de mayor solemnidad, si se creyese haber sido S. Rufo primer obispo de esta iglesia y estar en ella depositado. Advierto que esta carta ciborum se confirmó en el año 1350; y en la escritura que he visto original se dice que estas costumbres eran antiquísimas en esta iglesia. De suerte que en los cuatro primeros siglos de su restauración, no hay vestigio por donde se descubra que haya habido en ella tal tradición. 

Por si alguno deseare saber el origen de la fiesta de S. Rufo en esta iglesia, que al cabo era IIII. cantorum, que es alguna distinción, y el nombre del santo se halla en las letanías, y es cierto que fue venerado aquí desde la restauración de la silla; diré mi parecer, que es conforme al de los individuos doctos de este cabildo. Éralo (lo era) a fines del siglo XVI el canónigo D. Jayme Miró, que fue también tesorero de la iglesia, y vivió en ella muchos años, y (como dice en sus índices el canónigo Macip) compuso un libro de rúbricas, esto es, notales de todas las cosas de la iglesia desde el año 1326 hasta 1481, por donde se ve que era muy versado en la historia eclesiástica de Tortosa. Era además natural de esta ciudad, bautizado en ella a 1.° de Mayo de 1532. 

Pues a este hombre docto y amante de las glorias de su patria pidió el célebre obispo de Segorbe D, Juan Bautista Pérez, siendo aún canónigo de Toledo, que le comunicase los documentos que hubiese aquí sobre S. Rufo. Vi y copié en Segorbe, entre los papeles de aquel prelado, la carta original del canónigo Miró (a), cuya lectura te hará ver que el origen de celebrar aquí fiesta a S. Rufo es el haber sido el primer obispo de Tortosa, después de su conquista, Gaufredo, abad del monasterio de S. Rufo en Aviñón. Verás también en la carta que este obispo se trajo de allá las actas de la vida de S. Rufo; y por consiguiente que pertenece a Aviñón lo que por el contexto de ellas se atribuye a Tortosa. A este modo es verosímil que trajese también otros códices litúrgicos para el uso de esta catedral, escasa entonces de tales alhajas, entre las cuales mientras no se demuestre lo contrario, debemos contar aquel antiguo misal, que siendo de Aviñón, conserva la tradición que allá tenían y tienen de poseer las reliquias de su primer obispo San Rufo (1). 

(a) Va en seguida de esta.

(1) Dionisio de Santa Marta (Gallia Christ. col. 795) comienza así el catálogo de los obispos de Aviñón; Sancti Ruphi primi Avenionensis episcopi, Ado Viennensis, Beda, Usuardus, Martyrologium Romanum die 12 Novembris, Ferrarius et alii per multi auctores meminere. Celebratur festum ejus in hac urbe 14 Novembris, et in cathedrali ecclesiâ summâ veneratione coluntur ejus reliquia. Habet verò Valentiae monasterium nominis sui, et ordinis seu congregationis celeberrimae caput, cujus olim sedes erat extramuros Avenionenses, et adhuc superest.  

Conservando pues Gaufredo afecto a su profesión y al titular de su casa, es verosímil que así como introdujo aquí la vida reglar juxta consuetudines ecclesiae S. Ruphi,  introdujese también la devoción del mismo santo. Tanto más que ya entonces, esto es, a mitad del siglo XII había en la provincia tarraconense muchas iglesias de canónigos reglares llamados de S. Rufo, porque la devoción de los príncipes las sujetaba, y aun hacía donación de ellas al monasterio de S. Rufo de Aviñón. Este es conocidamente el origen de esta fiesta en Tortosa; de lo cual ya no diré más. Allá van junto con la carta sobredicha algunas de las notitas que puso el Señor Pérez a las actas de S. Rufo, las cuales no he podido encontrar aquí a pesar de mi diligencia. 

A Dios. Tortosa &c. 


Carta que escribió el canónigo de Tortosa Jayme Miró al canónigo de Toledo D. J. B. 

Pérez, obispo que después fue de Segorbe (a: Existe original en un tom. fol. de actas y noticias de los SS. de España, que recogió el dicho Señor Pérez, y se guarda en el archivo de la catedral de Segorbe.). 

A 20 de Maig me donaren una de Vm. de 25 de Abril, y ab ella tota merçe. 

Y puyx es Vm. natural de Valencia, li respondre en nostra llengua, puix lo entendra molt be. 

Per tenir yo en carrech la llibreria de esta iglesia per lo capitol de ella, fuy forçat comunicar la de Vm. á estos senyors estant justats per altres negocis, y tots uniformes foren molt contents yo serquas totes les claricies se poguessen haber, y veure axi en la Ilibreria como en lo archiu, y en les constitucions de esta iglesia, y donas á Vm. relacio del que si trobaria ab tot lo compliment necessari. Y axi serquant en dita Ilibreria, he trobat en un Ilibre de lliçons molt antich la vida del glorios Sant Ruph, la qual envie à Vm. de la manera la he trobada scrita en llati, encara que en alguns llochs hi ha alguns periodos no corresponen a la sentencia he intelligencia del que va dient; pero per no llevar y affegir hi mes del quex havia la tramet de ma mia scrita ab la present, como dalt dich. Rebré a merce me avise de la rebuda della. 

Tambe so entrat en lo archiu de dita iglesia per veure si se trobarien alguns actes antichs ans que los moros entrassen en Spaña, y no si ha trobat cosa alguna, salvo la conquista feu D. Ramon Berenguer, compte de Barcelona, qui conquista a Tortosa, y trague los moros della en lo any 1148: y conquistada feu venir de França de un monestir estaba en la ribera del Rojne a un Gaufrido qui era abat de dit monestir de canonges reglars del orde de Sant Agosti pera esser bisbe de Tortosa, e axi en lo any 1151 lo Archebisbe de Tarragona lo consagra en presencia de altres bisbes y de dit D. Ramon Berenguer, compte de Barcelona, y li dona dit compte a dit Gaufrido y sos successors los delmes y primicies, y designa los llimits del bisbat. 

Y apres dit Gaufrido envia a Roma sa electio y consecratio pera obtenir confirmatio de Adriano quarto, qui tunc presidia en la sede romana; y axi dit Adriano lo confirma ab sa bulla, dada en Benavent 6 cal. Aprilis (a: El original dice XIII cal. Aprilis) anno Incarnationis Domini de 1155 pontificatus anno secundo. E dit Gaufrido poch apres de haber rebut dita confirmatio que fonch en lo any 1158 feu una constitucio que comença: Auctoritate apostolicâ roborati, la qual per esser llarga no insertare sino solament lo essencial della pera alguna claricia del que Vm. me demana. Y diu desta manera: Statuimus e firmamus Nos et sequaces nostros in praefactâ ecclesiâ unanimiter, concorditer et canonicè vivere sub regula Sancti Augustini, et juxta consuetudines ecclesiae Sancti Ruphi, licet sint ibi aliqua singularia quae in Dertusensi ecclesiâ juxta dignitatem suam et loci proprietatem rationabiliter poterunt dispensari. Y tinch per molt averiguat dit Gaufrido porta la historia de la vida de S. Ruph de alla del modo la he trobada, y va ab la present. Y asso es lo que fins al present he pogut trobar. Si altra cosa se descubrira, yo avisare a Vm. Y si en altra cosa hi haura per assi en que yo me puga emplear al servey de Vm. rebre a molt contento mo mane, per que ho fare, com per les obres veura. Y nostre Sr. guarde y prospere a Vm. per molts anys como se desija. Tortosa a 3 de Juny 1591. = Lo canonge Jaume Miró. = En el sobrescrito dice así: A mestre Joan Baptista Periz canonge de la santa iglesia de Toledo. = Toledo. 


Versión castellana de la carta anterior. 


A 20 de Mayo me entregaron una carta de Vm. de 25 de Abril, en la cual recibí merced. Y pues es Vm. natural de Valencia, le responderé en nuestro idioma que lo entenderá bien. 

Por tenerme encargada el cabildo de esta iglesia su librería, me vi obligado a dar cuenta de la de Vm. a estos señores, hallándose congregados para otros negocios, los quales con mucha satisfacción suya acordaron que buscase yo quanto pueda aclarar 

este punto, examinando los documentos de la librería y del archivo y las constituciones de esta iglesia, para dar a Vm. razón cumplida de quanto se encuentre. Escudriñando pues la librería, he hallado en un leccionario muy antiguo la vida del glorioso S. Rufo, que envío a Vm. tal cual ha venido a mis manos escrita en latín, aunque en algunos lugares hay períodos cuyo sentido no corresponde al contexto; mas por no añadir ni quitar, la remito adjunta como he dicho, copiada de mi mano. Estimaré a Vm. me avise su recibo. 

He entrado también en el archivo de la iglesia a ver si daría con algunas actas antiguas anteriores a la entrada de los moros en España, y nada hallo sino la conquista hecha por D. Ramón Berenguer, conde de Barcelona, que ganó a Tortosa y lanzó de ella a los moros el año 1148, y conquistada hizo venir de Francia de un monasterio de canónigos reglares, de la orden de San Agustín, que estaba a las orillas del Ródano, a su abad Gaufrido para que fuese obispo de Tortosa: al qual consagró el arzobispo de Tarragona el año 1151 a presencia de otros obispos y del dicho D. Ramón Berenguer, conde de Barcelona, el cual dio a Gaufrido y a sus sucesores los diezmos y primicias, y señaló los límites del obispado. Hecho esto, envió a Roma Gaufrido su elección y consagración para que la confirmase Adriano IV, que ocupaba entonces la silla romana, como en efecto la confirmó en su bula expedida en Benevento VI cal. Aprilis anno Incarnationis Domini 1155 pontificatus anno secundo. 

Poco tiempo después de haber recibido Gaufrido esta confirmación, esto es, en el año 1158 hizo una constitución que empieza: Auctoritate apostolicâ roborati, que no inserto toda entera por ser larga; sólo notaré lo esencial de ella para aclarar lo que Vm. me pregunta. Dice así.... 

Y tengo por muy cierto que dicho Gaufrido trajo de allá la historia de la vida de San Rufo, tal cual la he encontrado y acompaño con esta. Y es quanto hasta ahora he podido encontrar. Sí más descubriere, avisaré a Vm. Y si hay por aquí otra cosa en que pueda yo emplearme en su obsequio de Vm. tendré a gran satisfacción que me mande, pues lo haré como lo acreditarán las obras. Y nuestro Señor guarde y prospere a Vm. por muchos años como se desea. Tortosa a 3 de Junio de 1591. = El canónigo Jayme Miró. = El sobrescrito dice: Al maestro Juan Bautista Pérez, canónigo de la santa iglesia de Toledo. 


Notas que puso el obispo de Segorbe D. Juan Bautista Pérez a las actas de S. Rufo (a: copiadas del mismo libro que la carta antecedente. ) 

ex lib. fol. actorum SS. Hisp. 

“Vereor ne confundant cum S. Rupho episcopo Avenionensi Galliarum, nam certum est ex vita MS. ecclesiae Avenioniensis ibi fuisse primum episcopum Ruphum, apostolorum discipulum, in Gallias missum vel a Paulo apostolo, vel ut alii volunt, a Sergio Paulo episcopo Narbonensi, discípulo Pauli ap. Constat ex vitâ hujus Ruphi Avenioniensis fuisse Avenione monasterium  canonicorum regularium S. Augustini, ubi corpus Ruphi colitur. Constat Dertosam urbem ereptam de sarracenorum manibus anuo 1148 à R. Berengarii, comite Barchinone, et primum episcopum ibi positum Gaufridum, confirmatum ab archiepiscopo Tarrac. anno 1151, qui episcopus inter ceteras constitutiones ecclesiae Dertosens. quas ibidem edidit, illam fuisse, ut viverent sub regulâ canonicorum regularium S. Augustini, juxta consuetudinem ecclesiae S. Ruphi: ex quo hic sanctus specialiter cultus est Dertusae. Et inde natam puto opinionem, fuisse 

Ruphum episcopum Dertusens.

Vel forte ibi fuit cum Sergio Paulo: nam Antoninus et Petrus Natalibus (lib. I. cap. 60.) 

ait Sergium Paulum in Hispaniâ predicasse, et illius diaconum fuisse Ruphum, qui postea fuit episcopus Avenionensis. Hunc Ruphum Avenionensem multi ex recentioribus scribunt, immò et lectiones Avenionensis ecclesiae tradunt fuisse 

eundem cum illo qui fuit frater Alexandri, filius autem Simonis Cyrenei, qui crucem Christi gestavit: et esse eundem cum Rupho, uno ex discipulis de quo Paulus ad Rom. 16 et S. Polycarpus ad Philipenses. Sed istum Ruphum Thebanum in Graeciâ fuisse episcopum aiunt Dorotheus Tyrius in Sinopsi, et Metaphrastes in vitâ Petri: qui colitur in Martyrologio romano die 21 Novemb. alter autem Avenion. 12 Novemb. in Martyrol. romano; vel 14 Novembris, ut est in ejus vitâ et in breviario Dertusensi.”