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miércoles, 22 de marzo de 2023

CARTA CXLIV. Memorias de Mallorca y de su cristiandad, anteriores a su conquista:

CARTA CXLIV.

Memorias de Mallorca y de su cristiandad, anteriores a su conquista: noticias inéditas sobre este suceso: fiesta anual en memoria del mismo. Documentos inéditos tocantes al Infante Don Pedro de Portugal, Señor de Mallorca: carta que le escribió su hermana Mafalda: su testamento, no conocido hasta ahora, año fijo de su muerte y lugar de su entierro. Cronología de los Reyes propios de Mallorca: documentos inéditos sobre la muerte del último de ellos.

Mi querido hermano: Si esperas que comience a hablar de Mallorca, remontándome primero a las épocas fabulosas, y luego descendiendo a las ciertas de los Fenicios, Cartagineses, Romanos, Godos y Árabes, contando trajes, costumbres, batallas, etc., si todo esperas de mí, te llevas grandísimo chasco; porque me he propuesto no salir de mi canto llano, que es hablar de lo que veo, dejando lo ál para los aficionados a visiones. El que tal sea, ahí tiene al Cronista Dameto que le llenará las medidas hasta dejarlo de sobra. De lo que no son visiones, además de lo que traen T. Livio y otros historiadores, en nuestros días un canónigo de esta iglesia, llamado Don Antonio Roig, natural de Mahón, trató de los Obispos Baleáricos en tiempo de los Godos, publicando de nuevo e ilustrando con notas la carta de San Severo, Obispo, escrita en el año 418 con motivo de los milagros obrados en Menorca al aportar a aquella isla las reliquias del Protomártir San Esteban, que conducía Orosio, junto con la carta de Luciano sobre el hallazgo dellas. Este escrito se imprimió en Palma, 1784, 4.° Su estilo es duro, lo que los Italianos llaman ricercato. Y aunque no se me ha mandado viajar por regiones remotas, sino por este mundo de acá, tal cual existe, y con lo que le queda de los sucesos antiguos, todavía diré que el citado escritor omitió la noticia de un Obispo de Mallorca, llamado Elías, que floreció hacia el año 480 de Cristo, cuyo nombre se halla entre los Prelados que entonces lo eran en las provincias sujetas al reino de los Vándalos en África. La noticia de todos estos Obispos escribió, según se cree, Víctor, que lo era de Vite, y la publicó Sirmondo (tom. I, pág. 430) con este título: Nomina Episcoporum catholicorum diversarum provinciarum, qui Carthaginem ex praecepto regali venerunt pro reddenda ratione fidei, die kalend. februarii, anno VI Regis Hunnerici. En ella, pues, bajo el título: Nomina Episcoporum insulae Sardiniae, pone los tres siguientes:

Macarius de Minorica.

Helias de Maiorica.

Opilio de Evuso. (: Ibiza) De lo cual parece resultar: 1.°, que en el año de 480 había Obispo en cada una de estas tres islas: 2.°, que estas Sedes estaban sujetas a la metrópoli de Cerdeña: y 3.°, por consiguiente, que también en lo civil dependían de aquella isla las nuestras.

Mas yo digo que dejando aparte todas estas antiguallas y también la conquista de estas islas, que suponen hechas por Carlo Magno, que acaso será tan cierta como otras cosas que se le atribuyen y en las que no soñó: dejando, pues, todo esto, voy a recopilar lo más cercano, y lo de que hay escrituras ciertas, vistas por mí o por otras personas fidedignas, aunque de esta última clase hay poco. En este género la primera memoria indubitable de la cristiandad de Mallorca es del año 898 de Cristo, en que el Papa Romano, confirmando a la iglesia de Gerona y a su Obispo Servus Dei todas sus posesiones, contó entre ellas et insulas, Maiorica scilicet, et Minorica. Trae este diploma la Marca Hisp., ap. núm. LIX, mal reducido al año 900, en que no vivía el Papa que lo expidió. Esta cuestión cronológica se ventiló en mi Viaje a la iglesia de Gerona, donde vi el original escrito en el papel que llaman egipcio. De esta misma clase son los privilegios que el Obispo de Barcelona Guislaberto consiguió hacia la mitad del siglo XI del Rey Moro de Denia Mugeyd, cuyo señorío alcanzaba a las Baleares, y de su hijo Hali: en virtud de los cuales el clero de estas islas no podía reconocer otro Pastor sino el de Barcelona, de quien debía recibir las órdenes sagradas y el crisma, y a quien todos los demás fieles debían mirar como a su único Obispo. Estos privilegios loaron y confirmaron los Prelados que concurrieron a la dedicación de la catedral de Barcelona, que se verificó en el año 1058. Cosas son estas ya dichas por muchos escritores (a: V. Marca Hisp. y Flórez, España Sagrada, tom. VII y XXIX.). 

Ni debe causar a nadie maravilla que la cristiandad que había en estas islas, pues tan cercanas estaban a nuestro continente y carecían de Obispo propio, fuesen objeto de la caridad o de la ambición de nuestros Obispos, los cuales se disputasen su jurisdicción.

Andando el tiempo, como los Moros infestasen desde aquí las costas de Cataluña, pensó el Conde de Barcelona Ramón Berenguer III en apoderarse de estas islas en el año 1114; para lo cual, de acuerdo con los Pisanos, aprestó aquella grande expedición que refiere el citado P. M. Flórez, y de cuyo feliz éxito puedo yo presentar un nuevo testimonio, que es la bula del Papa Pascual II, dirigida al mismo Príncipe en el año 1116, la cual copié años atrás del archivo real de Barcelona (a: Ap. núm. IV.). En ella, antes de expresar cómo admitía al Conde y a sus estados bajo la protección de la Sede Apostólica con el censo ánuo de treinta morabatines, alaba mucho su celo en extender la religión cristiana en estas islas con las siguientes palabras: Non parvum enim tuae nobilitati meritum labor ille conciliavit, quo per anni longitudinem in Balearibus insulis contra hostes christiani populi desudasti. Cui tuo tuorumque consortium glorioso procinctui Omnipotens Deus gloriosam de hostibus suis victoriam conferre dignatus est. De lo cual se infiere que la expedición duró un año entero y que fue feliz, como en verdad lo fue; porque ya que no se consiguió sacar esta tierra de manos de los Moros, a lo menos se quebrantó su poder hasta el punto de quedar feudatarios del Conde. (N. E. las tornas se cambiaron hasta que su descendiente Jaime I de Aragón reconquistó las islas). Sólo fue esta empresa desgraciada para el Obispo de Barcelona Ramón Guillem, que murió en esta isla de Mallorca en uno de los encuentros con los Moros, a donde con otros Prelados y nobles acudió como el más interesado en recobrar el territorio que reputaba sujeto a su jurisdicción, según se ha dicho, y dirá más abajo.

Que los Pisanos coadyuvaron a esta expedición consta de todos nuestros historiadores. Mas los de aquella república dan a entender que ellos solos fueron los conquistadores, y que esto sucedió en el año 1117. Ambas cosas están bastante desmentidas con la citada bula, la cual supone ser el Conde Don Ramón el principal en la empresa; y como por otra parte está fecha en la mitad del año 1116, y entonces da por conquistadas completamente estas islas, no parece haber lugar para la nueva conquista de los Pisanos en el año siguiente, así como no le hay para suponer nueva rebelión de los recientemente sojuzgados. Sin embargo, no puede negarse que fue muy grande y de suma importancia la cooperación de aquella poderosa república, si es cierto lo que dice el Analista de Pisa Paulo Tronci (cap. 56), y es que entonces se llevaron aquellos guerreros, como en despojo o muestra de su triunfo, unas puertas de bronce, las cuales están colocadas en la catedral de aquella ciudad, donde era tradición constante que habían sido fabricadas y servían en una de las Baleares. Esto dice el erudito Romano Juan Ciampini en su Vetera monumenta, tom. I, cap. VI, donde se halla un dibujo de dichas puertas y de todos sus relieves, que representan la vida de Cristo en varias divisiones: cosa de mal gusto, y según conjetura dicho anticuario, anterior al año 1000 de Cristo. En estas islas no queda indicio alguno de a cual de ellas pertenecía esta antigualla. Con todo no me pesa haber reproducido esta especie, por si otro viajero más afortunado que yo, halla con qué dar alguna claridad a este insigne monumento de la cristiandad antigua Baleárica. O bien digamos que aquellos republicanos adquirieron esta alhaja no en ese año 1117, sino en el de 1108, en el cual se supone hecha por ellos una tentativa infructuosa, según dice Diago en la Historia de los Condes de Barcelona, lib. II, c. 88. Mas esto importa poco. Vamos adelante con nuestra labor.

El Papa Alejandro III en la bula confirmatoria de las posesiones de la iglesia de Barcelona, la cual dirigió en 1169 al Obispo Guillermo de Torroja, cuenta entre ellas estas islas, como viste en mi Viaje a aquella iglesia. In iure, dice, praefatae ecclesiae confirmamus intra maris spatium insulas duas, Maioricam et Minoricam, sicut antiquis temporibus eandem ecclesiam constat tenuisse.

Hacia el año 1205 el Papa Inocencio III, año VIII de su pontificado, prometió al Rey Don Pedro II de Aragón que instituiría Silla episcopal en Mallorca, luego que la conquistase de los Moros. Esta simple enunciatura leí años pasados en el tomo II de los índices del archivo real de Barcelona, armario de Mallorca, saco San Pedro Nolasco, núm. 510. Mas no pude dar con este documento, porque barajado como estaba aquel archivo posteriormente a la formación de sus índices, no existían entonces tales armarios, ni sacos, ni números.

Andando más el tiempo quiso Dios que se verificase la conquista, proporcionando el momento oportuno para que esta isla saliese enteramente de la esclavitud de los Moros. El Rey Don Jaime I fue el instrumento de que se valió: Príncipe nacido para grandes empresas, y para llevarlas a cabo y para conservarlas con tesón. La de Mallorca no sólo le proporcionaba dilatar sus dominios, sino que le era también un escalón necesario para llevar adelante sus armas hacia el mediodía en la conquista que proyectaba del reino de Valencia. Para esto convocó en Barcelona las famosas Cortes del diciembre de 1228, en que además de las célebres constituciones de paz y tregua y contra las usuras de los Judíos, publicadas ya en la Marca Hisp., apps. núms. DVI y DVII, y copiadas de nuevo en mis Viajes, se trató y concordó la expedición contra los Moros de esta isla. Y tomose el negocio con tanto calor, que al cumplirse el año de este asiento ya estaba el Rey en posesión de Mallorca. No tengo por muy seguro lo que leo en la obra citada (col. 524), que en dichas Cortes estipuló el Rey con los concurrentes a la empresa darles heredamientos (leo heredadamientos) en la isla a proporción de sus servicios. A lo menos nada he hallado que lo asegure. Lo que sí sé es que más adelante, estando el Rey en Tarragona junto con varios Prelados y nobles día 28 de agosto de 1229, hizo a todos esa solemne promesa, añadiendo que la repartición se haría a conocimiento (leo cono-nocimiento) de los Obispos Berenguer de Palou, de Barcelona; Guillermo de Tavartet, de Vique; Guillermo de Cabanelles, de Gerona, y de los nobles Bernardo de Campanis, Lugar-teniente del Maestre del Temple, Nuño Sanç, Hugo, Conde de Empurias, Guillermo de Moncada, Vizconde de Bearne, y Raimundo de Moncada. En lugar de estos dos últimos caballeros que murieron gloriosamente en la misma conquista, fueron nombrados para entender en dicha repartición R. de Alamany y R. Berenguer de Ager. Todo esto consta de la escritura adjunta (a: Ap. núm. V.), copiada del archivo de Gerona, en la cual verás también algunos de los Prelados y nobles que vinieron acá con gente armada a su costa.

No me detendré en referir el pormenor de esta expedición, sobre lo cual verás algún día el libro II de la Historia general del Rey Don Jaime, escrita por el P. Pedro Marsilio, que copié entera en Barcelona. Ahora sólo añadiré como viajero algunas noticias sueltas tocantes a este suceso, parte ignoradas, y parte mal averiguadas. Sea lo primero un breve que el Papa Gregorio IX dirigió al Prior de mi orden en Barcelona y a San Raimundo de Peñafort, encargándoles que recorriesen las provincias de Arlés y de Narbona, exhortando a los fieles para que contribuyesen a esta conquista con sus personas y bienes, concediendo por ello las indulgencias acostumbradas en las empresas de Tierra Santa. La fecha del breve es de Perusa III cal. decembris, pontificatus nostri anno III, que es el 1229, y entonces dice que el Rey tenía sitiada la ciudad de Mallorca. Va copia sacada del archivo de Tarragona (a: Ap. núm. VI). En segundo lugar incluyo una larga relación de la fiesta anual que ya de muy antiguo, se hace en el día de San Silvestre en memoria de la conquista de esta ciudad que en él se verificó, cuyo extracto me ahorro con la copia adjunta (b: Ap. núm. VII). Al presente continúa dicha solemnidad, aunque con algunas variaciones, y yo me he hallado en ella este año, que es el cuarto o quinto en que se ha omitido la vistosa cabalgata del ayuntamiento y nobleza, que hacía mucho más plausible este acto. En tercer lugar, y esto importa más, diré algo del Infante Don Pedro de Portugal, que por haber tenido en feudo el señorío de Mallorca y de Menorca, hace gran figura en la historia de estas islas. Y cierto causa lástima que en algunas historias manuscritas que he visto por acá, y compuestas no hace muchos años, todavía le supongan hijo de Don Jaime I de Aragón, y le intitulen Rey de Mallorca. El Infante era hijo de Don Sancho I, Rey de Portugal, y de su mujer doña Aldonza o Dulce (la dolsa, dolça), hermana de Don Alonso II, Rey de Aragón, abuelo del Rey Don Jaime, y por consiguiente tío de este, como primo hermano de su padre el Rey Don Pedro II (a: V. Mariana, Hist. de Esp., lib. XII, c. 13.). También es menester haber leído muy poco para ignorar que sólo recibió el señorío de estas islas en feudo por el Rey de Aragón, cuando él le cedió todo el derecho que podía tener al condado de Urgel por la donación y muerte de su mujer la Condesa Aurembiax (: Aurembiaix); y así nunca se intituló Rex Maioricarum, ni lo podía no siéndolo, sino Dompnus, como se ve en cuantas escrituras hubo necesidad de nombrarle. Esta mutua cesión que digo se verificó en Lérida a III de las kal. de octubre de 1231; la cual va copiada del original que aquí existe, ya que tuve la fortuna de dar con él (b: Ap. núm. VIII.). Y si ya lo han publicado otros, no importa; que no es justo hablando de Mallorca, que se omita un instrumento tan principal como este. De la misma fecha es, y también va copiada la donación que el Rey hizo al Infante y a su pariente Nuño Sanç de la isla de Ibiza, si la conquistaban de los Moros dentro de dos años, con otras circunstancias que dirá ella misma (a: Ap. núm. IX.). Mi objeto ha sido siempre copiar documentos importantes, y estos nadie negará que lo son. Por lo mismo va también otra copia de la donación o cesión original que hizo el mismo Infante al Rey Don Jaime de varias posesiones que este le había dado en el reino de Valencia, cuando se verificó la sobredicha permuta del condado de Urgel, y también de lo que tenía en la isla de Ibiza en feudo de la iglesia de Tarragona (b: Ap. núm. X). Esto fue en el año 1244. Diez años después pagó el Rey esta donación desinteresada consignando anualmente al Infante 39.000 sueldos de reales de Valencia. He visto aquí esta escritura, que no he copiado porque no dice más: está fecha a 30 de junio de 1254. Poco más sobrevivió el Infante a esta época; y lo digo con certeza porque he hallado aquí documentos para poder fijar su fallecimiento con diferencia de pocos meses, y el lugar de su entierro también: ambas cosas ignoradas hasta aquí.

Pero antes de llorar su muerte quiero que rías un poco con la carta que le escribió la Reina M., que sin duda era Mafalda su hermana, de quien habla en su testamento, casada con Enrique I Rey de Castilla. Su fecha es apud Baucias XV die aprilis, y nada más; y así no sé a qué año pertenece, aunque sospecho que sería de los últimos de la vida del Infante, de quien tampoco sabemos dónde la recibió. La he copiado de un pergaminito chiquito, y la tengo ciertamente por el original, que así están cuantas he visto por esos mundos de ese mismo siglo, en que todavía era muy escaso el uso del papel. El asunto principal de esta es dar razón al hermano de las reliquias que le enviaba por mano de García Pérez, quien dice que le contaría lo que sabía de él por un soldado y un monje que la visitaron de parte de doña María Rodríguez. Ruégale que la haga sabedora de su salud y de sus cosas por cualquiera persona, sive per arlocas et peregrinos. No hallo en el Du-cange ni en sus suplementos esta palabra arloca; y sí hallo la de arlotas con la interpretación de hombre truhán y pícaro, que aquí no tiene lugar. Pero bien puede tenerlo la de carretero, cochero y trajinero, que allí mismo se halla en alguno de los textos que se citan. De manera que la Reina pide al Infante que le comunique noticias de su salud y de sus cosas por medio de los peregrinos, o de los que se empleaban en el giro del comercio. ¡Cuánto dista nuestra policía (política) de aquella miseria! En fin, allá va la copia (a: Ap. núm. XI.), mientras yo voy a lo que resta.

Hallábase el Infante en Mallorca a 9 de octubre de 1255, cuando ordenó su testamento, que existe original en esta santa iglesia, y del cual es la copia adjunta (b: Ap. núm. XII). En él nombró por sus albaceas a Don Raimundo, Obispo de Mallorca, al Abad del monasterio de la real de Cistercienses, a Berenguer de Tornamira, Arias Ibáñez, Pedro Núñez, al maestro Juan, Prepósito de esta catedral, al maestro Vicente, su médico (este era ya Succentor de la misma en 1250), y a Bernardo Dalmau. Elige sepultura en dicha catedral, en la cual instituye dos beneficios y dota dos lámparas para el altar de San Vicente, que debe construirse allí a sus costas con capilla propia y el ornato conveniente, delante o al lado del cual manda se le labre su sepulcro con el honor que corresponde. Para todo esto ordena que sus albaceas funden una renta de mil sueldos reales de Valencia sobre los bienes, muebles y raíces que le pertenecen así en Mallorca como en Ibiza, quam, añade, in Xibilia, quam in Taylata, y sobre los 20000 sueldos que le debía el Rey de Aragón. Ten presentes estos 20.000 sueldos, que luego verás para qué los quiero. Entre varios legados deja a dicho Obispo Raimundo maiestatem argenteam sanctae Marie, quam habemus, cum capillis eiusdem beate Virginis, qui intus sunt, et anulum auri cum lapide safireo (anillo de oro con piedra zafiro), qui fuit sancti Thomasii de Conturberio (Canterbury). Dispone que el reino de Mallorca vuelva después de su muerte al Rey de Aragón, a quien ruega le perdone, si en algo le ofendió. Esto prueba que el Infante no tenía hijos, y que conservó dicho señorío hasta la muerte. Y así no entiendo como Zurita (a: Anal. lib. III, c. 56.) dice que este Infante tenía un hijo llamado Pedro Alonso, a quien se le había dado la encomienda de Alcañiz. Porque si tal hijo tuviera, lugar muy propio era el testamento para hacer de él mención. A su pariente el Rey de Castilla y a su sobrino el de Portugal, encarga que auxilien a sus albaceas en la cobranza de lo que le pertenece. Deja todos sus anillos y piedras preciosas a su hermana la Reina doña Mafalda, para que tomando de ellos los que quiera, dé lo demás a los pobres, o lo aplique al pago de sus deudas. Por último, instituye dos aniversarios y ordena que el maestro Vicente y el maestro Juan, sirvan durante su vida los sobredichos beneficios, cuya provisión después de su muerte sea del Obispo y Capítulo.

En este documento inédito hasta ahora no consta que el Infante estuviese enfermo, cuando ordenó esta, que él mismo llama última disposición de su voluntad. Mas es constante que sobrevivió poco a su fecha, que fue el 9 de octubre de 1255, puesto que a 30 de junio del año siguiente, estando el Rey Don Jaime en Tarazona, escribió a su lugar-teniente en Mallorca, Berenguer de Tornamira, que del primer dinero suyo que recibiese mandase pagar a los albaceas del Infante Don Pedro los 20.000 sueldos que le debía; y dicho lugar-teniente a 21 de julio asignó los réditos que G. de Perera debía a dicho Infante (a quien redondamente llama ya difunto), para la cobranza de los 20.000 sueldos, de los cuales dice que habían ya percibido sus albaceas 1800 menos tres. Todo esto consta en la copia adjunta que he sacado de la nota original, o digamos minuta de la escritura real, que para ello se hizo; la cual se conserva hoy día en el convento de los PP. Capuchinos de esta ciudad, que la guardan con aprecio (a: Ap. núm. XIII.). De lo dicho se infiere que la época de la muerte del Infante, es el espacio que hay entre el 9 de octubre de 1255, y el 30 de junio de 1256; y quitado el tiempo necesario para que la noticia de su fallecimiento llegase al Rey que andaba por Aragón, y supuesto que en la última fecha ya estaba pagada parte de aquella deuda, y que debió sobrevenirle alguna enfermedad, en que por medio de algún codicilo añadiese a los primeros albaceas los otros que expresa este último documento; pues digo que mirado bien todo esto, me atrevo a fijar la muerte de este personaje a principios del año 1256. Acerca de su sepultura, es para mí indubitable que la tiene en esta catedral delante del altar de San Vicente, como él lo mandó en su testamento; porque además de haber sido su muerte tan próxima a la fecha de esta disposición, y que probablemente no hubo motivo para que la variase, y para que el Señor de Mallorca se enterrase en otra parte, ni en otra iglesia que la principal de la isla; además digo de esto, lo dice bien claro el libro antiguo de aniversarios de la catedral, cuyas primeras notas en cada día del mes están escritas hacia la mitad del siglo XIV, como se puede demostrar. Y como en este libro se expresan los lugares donde están enterrados los fundadores de aniversarios, para que el clero vaya en los días respectivos a cantar el responso sobre su sepultura de ellos; ya ves que no puede dudarse de la verdad de lo que en él se lee. Dice, pues, en el día 10 de junio: L' Infant de Portugal establi en la Seu I aniversari... e iau denant Sant Vicens en una tomba. No existe capilla alguna con el solo título de San Vicente M. Pero es cierto que era la que hace frente y cierra la nave lateral de la iglesia de la parte de la epístola. No estaba construida al tiempo que murió el Infante; pero cuando lo estuvo, hallo que había en ella tres altares; es a saber, de San Vicente, de San Pedro y de Santo Tomás Apóstol. Así consta en un inventario general de esta iglesia hecho en 1399, que se conserva en el libro de Actas capitulares de ese año. Ahora no hay en ella más altar que el de San Pedro, aunque los que mudaron esto en el siglo XVI, dejaron para memoria de lo antiguo las estatuas de San Vicente y de Santo Tomás en el segundo cuerpo del altar. Tampoco existe la tomba, ni vestigio, ni memoria de ella. Pero siendo cierto que la hubo, y que existía, cuando se escribió el libro de aniversarios, también debe ser cierto que estaría dentro de la capilla, si el altar de San Vicente era uno de los laterales de ella. Y si era el principal que ocupase el centro, la tumba pudiera estar fuera en la misma nave. Y sea de uno o de otro modo, ¿quién sabe si se quitó o destruyó por alguna desgracia, cuando hacia el 1370 se empezó la construcción de la segunda bóveda trasversal de esta iglesia, que es la inmediata a la en que estaba aquel entierro? No parecerá esta sospecha infundada a quien sepa lo que es el ruido y bolina de andamios consiguiente a una fábrica de sillería tan elevada como la de esta catedral. Baste de esto. Ahora, para complemento de las claves de la historia civil de esta isla, quiero añadir una breve noticia de los Señores que ha tenido; con lo cual será más llana la inteligencia de algunas cosas que más adelante se dirán.

I. Don Jaime I de Aragón, que la conquistó, fue su primer Rey, dándola, como vimos, en feudo al Infante Don Pedro de Portugal. Este se intituló siempre Dominus Maioricarum, y lo fue hasta su muerte, como aparece de su testamento, y de los otros documentos que produje arriba.

II. Don Jaime II, hijo segundo de Don Jaime I, Rey de Aragón, el cual dividió todos sus estados entre los dos los hijos Don Pedro y Don Jaime, haciendo a este último Rey de Mallorca e islas adyacentes, Conde de Rosellón y Cerdaña y Señor de Mompeller. Tratan de esta división todos los historiadores, sobre la cual podía añadir algo de lo que he encontrado en mis viajes, si fuera de este lugar.

Pero sólo diré que fue la manzana de discordia que ocasionó muchos disgustos a entrambos Príncipes y sus sucesores; y que a pesar de lo glorioso que era para Mallorca tener un Rey propio, le fue motivo de muchas alteraciones y trabajos, que duraron por espacio de un siglo. Comenzó este Rey su gobierno en 1256, pocos meses después de la muerte del Infante Don Pedro. Enviole su padre a que tomase posesión con carta fecha en Valencia a 11 de agosto de ese año, dirigida a los prohombres y universidad de Mallorca, mandándole (falta la s final) prestar homenaje a Don Jaime, como a su Rey y Señor natural. Mas entonces sólo se intitulaba Rey de Mallorca y Señor de Mompeller. Con los cuales títulos, nueve días después de aquella fecha, hallándose aquí, en la iglesia de Santa Eulalia, en presencia del Obispo Raimundo y de otros personajes, confirmó todos los privilegios concedidos a Mallorca por su padre. A 11 del marzo siguiente (que todavía contaban el año 1256) hizo en la misma iglesia, y en manos del mismo Obispo, y en presencia de todo el pueblo, solemne juramento de cumplir y guardar las franquicias concedidas a esta universidad. Muerto su padre Don Jaime I de Aragón, renovó el mismo juramento día 12 de septiembre de 1276, intitulándose por la primera vez Conde de Rosellón y de Cerdaña, y expresando al fin de la escritura que todavía no había mandado abrir sello propio de su reino. Estas escrituras se hallan traducidas al lemosín en un códice ms. en el mismo siglo XIII, que posee en esta ciudad Don Antonio Ignacio Pueyo, de lo cual se hablará otro día. Allí mismo está la escritura, fecha en el convento de mi orden a los 12 días de la salida del mes de enero de 1278 (que es el 1279), por la cual reconoce dicho Rey haber recibido del de Aragón, y en feudo suyo, todo el reino de Mallorca, y los condados de Rosellón, Cerdaña, Conflent, Vallespir y Colliure, con los vizcondados de Omelades y Karlades y el señorío de Mompeller, exceptuando los feudos que tenía por el obispado de Magalona, obligándose por sí y sus sucesores a enviar a dicho Rey de Aragón procuradores de las villas y ciudades principales que le prestasen homenaje; y a no permitir que circule en el Rosellón, Cerdaña, etc., otra moneda mas que la Barcelonesa, reservándose el derecho de acuñar moneda propia en Mallorca e islas adyacentes. En consecuencia de esto, fueron elegidos a 10 de diciembre del año siguiente por procuradores de esta universidad para dicho objeto, G. Torroella y Jaime de Sentmarti, caballeros, Roberto de Belver, Bernardo Valenti, Francisco Desclerge, Francisco Burguet, Bernardo de Saragossa y A. Burges, como consta en el mismo códice. Lo demás que hubo en este reinado, y cómo se apoderó de las islas Don Alonso III de Aragón, y luego las devolvió a nuestro Rey, dícenlo a la larga los historiadores. Lo más notable de su gobierno es el establecimiento de moneda nueva, de lo cual se hablará otro día. Ahora, según lo que me he propuesto, basta saber que este Rey murió antes del julio de 1311, en que ya le había sucedido su hijo. Se enterró en medio de la capilla mayor de esta catedral, que él había comenzado, donde hoy permanece un sepulcro levantado de la tierra como una vara, y en él una arca con su cadáver entero.

III. Muerto este Rey le sucedió su hijo segundo Don Sancho, porque el primero, llamado Jaime, renunciado su derecho a la corona, se hizo fraile Francisco. Era ya Don Sancho Rey en el julio de 1311, como se ve en las Cartas reales que quedan aquí suyas. Murió en 1324, y se enterró en Perpiñán.

IV. Don Jaime III, hijo del anterior, en cuyo nombre gobernó, como su tutor, su tío Don Felipe, el cual era al mismo tiempo Tesorero de la iglesia de Tours. Hay de él muchas cartas en los registros del archivo real. La historia de la deposición y privación del reino de este Príncipe por la prepotencia de Don Pedro IV de Aragón, es harto conocida; aunque yo no dudo que un examen detenido de estos archivos proporcionaría saber muchas circunstancias, que ahora se ignoran, de un suceso tan ruidoso, así como se saben los nombres de las personas afectas al desgraciado Rey, y otras cosas tocantes a su gobierno, por el proceso de la visita que hizo en este reino el noble Felipe de Boil, enviado por el Rey de Aragón a estas islas en 1345. Consérvanlo los PP. Capuchinos de esta ciudad. No callaré la noticia de una carta original de este Príncipe escrita al Obispo de Urgel Pedro de Narbona, a quien llama su pariente; la cual sólo es notable por la fecha, que es esta: Datum in obsidione prope Insulam (en el Rosellón) ubi nostros tenemus inimicos obsessos, tricesima die septembris, anno Domini M.CCC.XL. tertio.

Arrojado del reino este Príncipe, y también de todos los condados que poseía, quedó reducido al señorío de Mompeller, el cual, sin cordura, vendió para juntar una armada con que pensó reconquistar estas islas. Esto es sabido, y también que murió aquí peleando. Mas algunas circunstancias notables de este suceso, ignoradas aún por los historiadores regnícolas, se saben originalmente por las cartas, o sea partes frecuentes que escribía al Rey Don Pedro, su Gobernador en esta isla Gilaberto de Centelles en lengua lemosina, los cuales se conservan en el registro de este archivo real, del año 1349 a 1353, de donde he copiado los de mayor interés, que van adjuntos (a). Omito aquí su extracto, porque sobre ser un trabajo duplicado, mejor que yo lo dirán los originales.

Con la muerte de este Príncipe, acaecida a fines de octubre de 1349 (b), se acabó el reino de Mallorca, cuya creación será siempre mirada como un yerro político, y un lunar que deslustra la brillante carrera del nunca bien alabado Don Jaime I de Aragón.

Nada más por hoy.

A Dios. Palma de Mallorca 4 de marzo de 1814.


(a) Ap. núm. XIV.

(b) Los documentos originales que aquí se presentan demuestran hasta la evidencia que esta es la época del último Rey de Mallorca. Con lo cual queda desmentida la especie que trae Blancas (Arag. rer. comm. ad ann. 1336) hablando de este Príncipe desgraciado: "Cuius, dice, tam acerbum casum longaeva ipsius vita acerbiorem reddidit. Diu enim vixit patriâ pulsus regno. Clarentius tamen deinde nominari voluit: hac tam peregrini nominis mutatione, se eum, qui antea erat, simulare studens.”

CARTA CXLII. Escasez de noticias y documentos en Mahón. = Inscripciones. = Carta de Don Juan Ramis explicando una.

CARTA CXLII. 

Escasez de noticias y documentos en Mahón. = Inscripciones. = Carta de Don Juan Ramis explicando una.

Mi querido hermano: Mi viaje a esta provincia de las islas Baleares, a buena cuenta debía comenzar por la de Mallorca y por Palma, su capital. Mas habiéndome llevado antes a Menorca la Divina Providencia, no quiero dejar de decir anticipadamente lo que antes, y sin culpa mía, vi en aquella isla. Tú sabes que en mi salida de Cádiz había algún recelo de que reinase en aquella ciudad la fiebre amarilla; y esta fue la causa de tener que ir a hacer mi cuarentena en el lazareto de Mahón. Incluso el tiempo que gasté en ella, he tardado setenta y tres días en llegar a esta ciudad de Palma. Navegación trabajosa, que proporciona decir algunas cosas curiosas, si estuviera encargado de escribir un Viaje náutico, como lo estoy del literario. Todos los afanes, y aun riesgos, que he pasado, doy por bien empleados, si logro sacar a luz algunas cosas que la merecen. 

Así que, mientras me preparo para examinar los archivos y antiguallas de esta ciudad, diré de lo que hallé en Mahón, único punto que vi de Menorca.

Y digo el único, porque aun desde mi cuarentena, habiendo participado mi comisión al reverendo Obispo y Cabildo, que residen en Ciudadela, supe por la contestación del primero que no había en aquella iglesia antigüedad alguna de ninguna especie que mereciese la incomodidad de una jornada que tenía que hacer para ir allá desde Mahón, y más en tiempo lluvioso y frío. El Cabildo no me contestó, pero supe en Mahón, por uno de sus individuos, la verdad con que el reverendo Obispo aseguraba esta escasez. Tuve esto por muy cierto, constándome que además de las intemperies y ruinas, comunes a otras provincias, sufrió aquella isla invasiones crueles en el siglo XVI por el azote de los mares Barbarroja, que destruyó y quemó cuanto podía ser de alguna luz y consuelo a los venideros. Así es que los archivos pequeños que vi todos comienzan de fines de aquel siglo. Y aun en lo posterior, ¿cuánto no habrán padecido con la cruel y frecuente alternativa de dominaciones que sufrió la isla entre las tres naciones Inglesa, Francesa y Española?

Pero lo que más contribuyó a creer que era inútil mi viaje a Ciudadela,    fue lo que oí y vi en poder de un caballero de Mahón, llamado Don Juan Ramis y Ramis, abogado de los tribunales nacionales, y académico correspondiente de la de la Historia de Madrid. Este sujeto, dedicado desde su juventud a recoger todos los materiales para escribir la historia de Menorca en todos los ramos, ha llegado a formar una colección de veinte y nueve volúmenes; y de su trabajo presentó ya un ensayo a la Academia en el año 1787, en el Resumen histórico y topográfico de la isla de Menorca. Otra obrita tiene concluida, con el título Specimen animalium, vegetabilium et mineralium in insula Minorica frequentiorum ad normam Linneani (Carlos Linneo) systematis exaratum: accedunt nomina vernacula in quantum fieri potuit. Pues este señor, que a la pericia en los antiguos geógrafos e historiadores, junta un ardiente amor a su patria, y un no perdonar fatiga ni gasto alguno por haber a las manos hasta las cosas más pequeñas que puedan ilustrarla, me hizo ver lo poquísimo, o nada, que hay en Ciudadela perteneciente a los siglos XIII y siguientes: Que si no es la legislación que estableció en la isla el Rey Don Jaime II de Mallorca en 1301, nada más contiene el libro colorado (llibre vermell), que guarda el ayuntamiento de aquella ciudad; legislación común a otras provincias en aquellos tiempos, y que envío para que haga compañía a las de otras ciudades, para lo cual creo que bastase una copia tomada de la que dicho señor posee (a: Ap. núm. I.). En la parte eclesiástica todavía hay mayor escasez; porque aquella isla, sujeta al Obispo de Mallorca hasta pocos años ha, no conserva otra memoria suya particular mas que el establecimiento, límites y derechos de sus parroquias, hecho en 1341, o por ahí. Y esto ya ves cuán poca cosa es para mi objeto.

Otro documento te incluyo más importante, y de fecha anterior, y es una copia de las donaciones que en 1287 el Rey Alfonso de Aragón, hijo de Don Jaime el Conquistador, su fecha en Ciudadela, hizo los que habían venido a esta isla a entender en la fundación de un convento de la orden de San Antón (b: Ap. núm. II.).

A pesar de esto no fundaron los Antonianos hasta 1708.

Más abundantes son las memorias y vestigios que quedan de los tiempos remotos. En poder del citado Ramis vi una gran colección de monedas Cartaginesas, Romanas, y de casi todos los municipios y colonias Españolas, amén de las Celtibéricas desconocidas. Prueba muy clara de que, o el comercio del Continente con aquella isla era muy frecuente, o de que fue entonces, como lo ha sido ahora, el asilo común de todos los que emigraban por causa de las invasiones enemigas, y se traían consigo sus riquezas. Con esto no es pequeño el número de lucernas, lacrimatorios, idolillos y otras baratijas de aquel tiempo que se hallan en varios puntos de dicha isla.

Pero lo que más hace recordar el dominio de los Romanos en ella, son cinco inscripciones que se conservan en el zaguán de las casas del ayuntamiento de Mahón, donde se colocaron el año 1789, como antes estuviesen en la calle llamada del Pont del Castell. Ramis, que anduvo en procurar esta buena obra, debió tener el disgusto, que yo también he tenido, de verlas empotradas en un pedestalón hexágono, sobre el cual hay una estatua de San Sebastián, sino mal no me acuerdo, y puestas en malísima actitud para poderse leer, y sobre todo al alcance de los muchachos, que fácilmente acabarán la obra que han comenzado, de destruirlas con piedras. Por ahora se leen, como voy a decir:

I.

… ECIVS MAE 

(CIA)NVS QVIRINA 

MONTANVS AE

(DIL)ICIVS TER II VIRA

(T)V IN INSVLA FVNC

(T)VS ETIAM FLAMINA

(TV) PROVINCIAE HISPA

(NIA)E CITERIORIS OB AE

(TER)NITA(T)EM (H)ONORVM

… VM (ME)MORIAE

(CONL)OCAVIT

Grutero la trae. V. Flórez, tomo 24, página 172.

Esto dice un mármol blanco de tres palmos de altura y dos de ancho con su bocelito en el contorno; y como no aparece rotura ni falta en ninguno de los costados, quedamos con la duda de quién sea el dedicante, aunque por ahora me inclino a que el mismo Decio Meciano Montano fue el que puso esta memoria de los honores que obtuvo en la isla de Menorca y en la España citerior. He leído Maeciano con toda seguridad, porque este mismo nombre se halla entero en otra piedra que vi junto a un pozo en la ermita de nuestra Señora de Gracia, poco distante de Mahón. Es cuadrada, y está cavada en el centro como para servir de abrevadero, o acaso la cavaron los Romanos para depositar allí algunas cenizas. En ella, pues, se conserva el fragmento siguiente:

…..

ONORIBVS OM

NIBVS FVNCTAE...

….ECIVS MAECIANVS...

...

De modo que no queda ya duda en esto.


II.

…..

Q · (los puntos altos los escribo .) F. LABION …

AL... I. II. VIR...

MV(NI)CIPI . FLAV... 

MAGONTANI...

….. VS ….

…... IO ….

Et . IVLIA . SEVERA

FILIO . PIISSIMO

Esta piedra de la misma calidad y dimensiones que la anterior, no está como ella tan entera, y sólo la cierra el bocelito en la parte inferior; los otros tres costados están rotos y particularmente el principio, donde falta el pronombre y nombre de aquel Labion, edil y duumviro de Mahón, comenzando sólo por el nombre de su padre. La palabra Magontani está muy clara, y quita toda ocasión de duda acerca de cómo llaman los Romanos a este Municipio, a quien nuestra piedra apellida Flaviano, como veo que se acostumbró por adulación a alguno de los Emperadores, así como otros tomaron la adicional de Julia, etc.

III.

Otra piedra igual, rota verticalmente por la mitad, dice:

Q · CAE...

PHILIS...

IVLIA...

MARITO...

¿Quién adivinará si esta inscripción alude al Quinto Cecilio, conquistador de estas islas?

IV.

Una piedra de granito grosero (que según dicen se halla en esta isla) de las mismas dimensiones que las sobredichas contiene esta inscripción, que por su carácter es del buen tiempo de los Romanos:

L. FABIO. L. F

QVIR(INA)

FABVLLO

AED. … II VIR. III

FLAMINI DIVOR

AVG. R. P. MAG...

OB. MVLTA. EIVS

MERITA

Estos Flamines hay que añadir a los que pone Flórez en la provincia Tarraconense. En algunas inscripciones de Valencia me acuerdo que queda memoria de Fabullos. Y si no me engaño, me parece que Catullo, hablando de las telas riquísimas de Játiva, dice que le regalaron algunas Fabullo y Veranio.

V.

Q. CORNELIO

L. CORNELIVS... S

SOCERO...

Q. CORNELIVS... S... MV...

AVO. OPTIMO

P. L. VAL MAM...

Valga la verdad; de esta inscripción no salgo fiador sino de la línea tres, en que claramente se lee Socero. En lo demás realmente se ven vestigios repetidos de la palabra Cornelio. Mas la piedra está gastadísima, y en lugar tan incómodo para observarla despacio, que preferí tomar la copia de la que con mejor oportunidad sacó hace muchos años el citado Ramis.

Estas son las cinco piedras romanas que decía, las cuales no sé que nadie hasta ahora haya publicado, si no es la IV, que imprimió Juan Armstrong en su Historia de la isla de Menorca, escrita en inglés, traducida al español e impresa en Madrid en 1781. Y era de desear que aquel caballero no tocase en esto de inscripciones, porque si en esta equivocó la línea 2.a, leyendo Q. VIR o Quintum vir, donde claramente se lee QVIR... (primera sílaba de Quirina, tribu a que pertenecía aquel Fabullo, antes de cuyo sobrenombre nadie ha visto hasta aquí que se expresasen los oficios); pues digo que si en esto anduvo tan ligero, mucho más desgraciado estuvo en la copia que publicó de la piedra relativa a la conquista de Menorca por Don Alfonso III de Aragón; aunque en esta parte no le van en zaga los Españoles que escribieron las Descripciones de las islas Pithiusas y Baleares, impresas en Madrid en 1787: y tampoco se quedaron atrás en la única inscripción romana que copiaron muy mal, añadiendo que las otras por consumidas no se habían podido descifrar. En fin, la de que hablamos está allí mismo haciendo compañía a las romanas, y es de piedra común de dos palmos de longitud y uno de alta. Nada añade a lo que ya sabemos; pero en fin allá va copiada exactamente:

XVI: KL FEBROARII : ANNO DNI:

: M: CC: LXXX : VI : FO PRESA :

LA YLLA: DE MENORCA : P. NAM

FOS : BON : REY : DARAGO : +

(Namfos : N' Alfons, En Alfons)

No se opone esta fecha a lo que Zurita y todos dicen muy bien, que la isla fue tomada de los Moros el año 1287, porque esta piedra, que es coetánea al suceso, conserva la cuenta usada entonces de los años de la Encarnación; según la cual su año 1286 duraba hasta el 25 de marzo de nuestro 1287.

No tengo por perteneciente a esta época, ni a este Alfonso, la moneda que poseo, propia de esta isla, en la cual se lee alrededor de una cabeza real Alfonsus Rex, y en el reverso Minoricarum, al rededor de un escudo en que aparecen las barras de Aragón. Y digo que no pertenece a este tiempo, porque no es verosímil que Menorca tuviese moneda propia, cuando no la tenía Mallorca ni la tuvo hasta el 1301. Y así más bien creo que esta moneda será propia de alguno de los Alfonsos siguientes de Aragón. Palma de Mallorca a 29 de diciembre de 1813.

P. D. Te incluyo la lápida V., que en carta suya me ha enviado mi amigo Don Juan Ramis. Va con su explicación muy minuciosa.

“Muy reverendo padre, señor y amigo: Cumplo lo prometido a V. P. en mi carta del 16 de febrero último, acompañándole la copia que V. P. dejó principiada y yo después hice concluir, de la legislación dada a la isla a III de las calendas de setiembre de 1301 por el Rey Don Jaime II de Mallorca; como y también la de la inscripción romana sobre Q. CORNELIO, que Armstrong en su Historia dice que no supo o pudo leer. Ella, a la verdad, es difícil de entresacar por lo mucho que la ha gastado el tiempo, pero sin embargo, después de haberla examinado y meditado varias veces, comprendo que dice de este modo:

… C … L … S.

… Q … R …

… VND …

AE .. LI … VIR II.

.. MVN … MA …

.. LAM. DIVOR …

L. CORNELIVS. S.

SOCERO

Q. CORNELIVS. S. MV.

AVO OPTIMO.

PL. VAL. MAM. LRIMI.  

Como esta lápida está en la parte más oscura de la peana (se lee peaña) de San Sebastián, aseguro a V. P. que me ha costado mucha pena el poderla leer, y más con el destrozo que ella ha padecido, según ya llevo dicho. A lo que entiendo las letras que nos quedan de la primera línea hacen parte del nombre del sujeto a quien se dedicó esta piedra, que naturalmente sería pedestal de su estatua; mas sea lo que fuere me parece que aquellas tres letras son inexplicables, en tanto más que ninguna conjetura veo para presumir que son iniciales. Las de la segunda línea que nos quedan entiendo que quieren decir Quintum viro; pero al VND de la tercera línea no le hallo explicación, y sí a las de la cuarta, que en mi sentir deben interpretarse por AEDILI y Duumviro. El MVN y el MA de la línea quinta las entiendo yo de Municipii Magontani, y el LAM y el DIVOR de la sesta dicen a mi ver Flamini Divorum. La sétima me parece clara, a excepción de la S, bien que a lo que comprendo será la inicial de la tribu o de la rama a que pertenecía el L. Cornelio de la línea anterior, y en este caso puede interpretarse por Sulla, Sura, Spinther, Serapio, Scipio o Sisenna, cognombres todos de que usaban los de la familia Cornelia, según la rama a que pertenecían. La octava línea es tan clara que de ella paso a lo que se dice en la novena, y la explico así: Quintus Cornelius S. Municeps, es decir, natural del Municipio de Mahón; y esta interpretación me parece ser muy probable, como la de que el Quinto Cornelio era hijo del L. Cornelio de la línea sétima; y así la S de la línea del Quinto deberá seguir, según mi modo de pensar, la misma interpretación que la S del L. Cornelius, en tanto más que mi pensamiento comprendo que queda confirmado por el AVO OPTIMO de la línea que sigue, que comprueba que el Q. Cornelio era hijo de L. Cornelio. Hasta aquí me parece que mi interpretación es probable y que puedo haber dado en el blanco, pero lo que sigue me ha hecho perder todo mi latín sin haberlo podido atinar. 

¿Si querrá decir Publia Licinia Valeria, Mammerca o Mammaea? Y sobre todo lo de LRIMI ¿cómo podrá explicarse? Confieso no alcanzarlo, mas no dudo que V. P. como tan hábil me lo sabrá aclarar, et erit mihi magnus Apollo. Como dicha mi carta iba por el conducto de mi estimado yerno Don Rafael Mercadal, no dudo de su entrega a V. P., y así confío que en ese archivo del obispado de Mallorca hallará las noticias eclesiásticas de esta isla que en mi carta le pido, y otras sin duda interesantes a la misma isla que aquí ignoramos y quisiera tener para adornar con ellas mi extracto del Pariatje de 1330. Esta obrita la tengo ya para concluir y sólo aguardo para ejecutarlo el ver si V. P. puede suministrarme algunas noticias tocante los puntos de que le hablo en mi carta, y pasaré luego después a lo de praelo in praelium; pero yo citaré a V. P., y este escudo será impenetrable a cuanto digan mis contrarios.

Basta ya de cartas por ahora, y entre tanto vea V. P. en qué puede servirle este su apasionado, seguro amigo y servidor que ruega a Dios por su larga salud, se renueva a su orden y obsequio y L. B. L. M. = Juan Ramis y Ramis.

Mahón a 6 de marzo de 1814. 

Ruego a V. P. que a la interpretación del Fenicio que le pedí en Mahón de las palabras Mago, Jamno y Sanicera, añada la de Daia y abgistino, como también la de Ostern, que tengo por del mismo idioma y para mi historia me sirven mucho. = Muy reverendo padre presentado fray Jaime de Villanueva.”

//

https://es.wikipedia.org/wiki/Juan_Ramis

Juan Ramis Ramis, Menorca


sábado, 11 de marzo de 2023

XVII. Epitafio sapientísimo doctísimo varón Antonio Agustín, Cesaraugustano, Gerónimo Ezquerra

XVII.

Epitafio al sapientísimo y doctísimo varón D. Antonio Agustín, Cesaraugustano, Arzobispo de Tarragona, hecho por Fr. Gerónimo Ezquerra, Carmelita descalzo, Aragonés. (Vid. pág. 39.)

“Oye Agustín la fama de un Antonio,

y herido de la gloria que le inflama,

dio en una voz de entrambos testimonio.

Qué es esto, amigos? Los indoctos (clama)

se levantan, y osados ese cielo

nos arrebatan con perpetua fama?

Nosotros fabricando de cerbelo

en nuestra carne y sangre revolcados

yacemos miserables en el suelo.

Con nuestras letras y doctrina hinchados

andamos tras el aire; cuando aquellos

son por el aire al cielo levantados.

Qué nos importa con soberbios cuellos,

frente arrugada, y arrogantes labios,

buscar el nombre que aborrecen ellos?

Aquellos son los verdaderos sabios

que saben con doctísima ignorancia

trocar en alabanza sus agravios.

Dejemos pues, amigos, la arrogancia,

juntemos el estudio de inocencia

con el de la elocuencia y elegancia.

Esta fue de aquel Padre la sentencia:

juntar contra las fuerzas del demonio

de Antonio y Agustín virtud y ciencia.

Tú, célebre Agustín, piadoso Antonio,

que en letras y piedad de aquesta junta

un vivo das al mundo testimonio:

Cuando por su memoria nos pregunta,

le podrás responder con la memoria

que en ti quedó del uno y otro junta.

Del gran Egipcio la piedad notoria,

y el labio del doctísimo Africano

en ti compiten una misma gloria.

Dígalo el foro superior Romano,

que de tu sacra trípode suspenso

oráculo esperaba soberano.

El pastoral cayado, tanto ascenso,

las graves legaciones de Alemaña,

medida corta de un valor inmenso.

El valor que a un Fernando, de la extraña, 

a un Príncipe Filipo de la nuestra

a toda gente acepto te acompaña.

La docta pluma en altos vuelos diestra,

la verdad a la ley restituida

con llave de sus títulos maestra.

La cana antigüedad reflorecida,

nuestro siglo con ella en su tesoro

y la futura edad enriquecida.

El sacro, el docto, y el piadoso coro

que en Lérida, Alifán, Sicilia y Trento,

tu pecho admiran con igual decoro.

El huérfano, el desnudo y el hambriento,

el sabio, el ignorante, el rico, el pobre,

y todos juntos con un mismo acento

Harán que el nombre de Agustino sobre-

puje la edad y la común miseria

mal defendida en bien fundido cobre.

La cabeza levanta Celtiberia,

y el honor de tal hijo comunica

a los maternos límites de Iberia.

Salduba aquesta gloria se adjudica, (Salduie, Caesaraugusta, Zaragoza)

y por el de Agustín con el de Augusto

el título de Augusta ya duplica.

Pues ni el vigor pacífico y robusto

del César pudo hacerla más ilustre

que el pecho de un varón tan sabio y justo.

También le cabe parte de este lustre

a la mayor del mundo insigne Atenas,

Con que de nuevo su grandeza ilustre.

Pues pisando de Tormes las arenas,

de otras tantas grandezas con su nombre

dejó las musas de su escuela llenas.

Ni menos ennoblece su renombre

a la colonia Julia vencedora,

donde encerró en su edicto a Dios un hombre (a).

Al sucesor de Fructuoso adora

su cátedra, metrópoli de España,

con que el antiguo título mejora.

Del Tirrénico lago que la baña,

del circo, foro, emporio, anfiteatro,

y otras ruinas de grandeza extraña.

Solo a su Antonio saca en su teatro

después de Eulogio, Augurio, y Fructuoso,

cuyo fue sucesor cincuenta y cuatro.

Tú, espíritu gentil y glorioso,

que en el empíreo alcázar sublimado

gozas seguro de inmortal reposo:

Si admite aquesa paz algún cuidado,

tenlo del patrio suelo, de la Silla

que honraste, que ocupaste venerado.

Y al que buscando la verdad sencilla

para entender las leyes, y explicallas

en tus profundas páginas se humilla;

Al que adorando sacras antiguallas,

piedras, letreros, cifras, inscripciones,

tus Diálogos revuelve, y tus Medallas;

A todos los ardientes corazones

que en las reliquias de tu ingenio y vida

buscan ingenio y vida a sus acciones,

Acúdeles, Antonio, sin medida,

alcanzándoles luz sobreeminente

de caridad en Cristo reducida

para contigo amarle eternamente.”

(a) En tiempo de este buen poeta andaba muy valida la autoridad de que César publicó en Tarragona el famoso edicto del censo que comprendió a S. Joseph y su Sma. Esposa. El cit. Flórez, t. 25, nos ha desengañado.

lunes, 27 de febrero de 2023

CARTA CXXXIX. Reflexiones, concilios, Inscripciones antiguas halladas en Tarragona.

CARTA CXXXIX. 

Reflexiones sobre lo que falta que hacer en la publicación de los concilios Tarraconenses. = Inscripciones antiguas halladas en Tarragona. 

Mi querido hermano: Es muy justa y muy propia de un eclesiástico el ansia con que esperas la noticia de los concilios Tarraconenses. Cuanto hay de ilustre y grande en esta iglesia, fábrica, alhajas, fama interior, Prelados, todo es menos que el menor de sus concilios. Por ellos ha sido y es celebrada en todo el orbe, teniendo la gloria de haber continuado esta santa costumbre casi hasta nuestros días. Esta es la causa porque ninguna otra iglesia podrá presentar tantos concilios provinciales como la nuestra, cuyo número asciende a noventa, salvo error. ¡Grandes auxilios para la historia y disciplina eclesiástica de España! Así es que Tarragona, después de haber sido el emporio de la superstición y lujo de los Romanos, ha venido a ser el tesoro de nuestra literatura cristiana.

El daño está en que las riquezas se hallan por la mayor parte esparcidas, inservibles, ignoradas y acaso despreciadas. De los noventa concilios sólo se hallan en la colección que publicó el Arzobispo Don Juan Terés (que es la última y más completa) las constituciones de cuarenta y seis, y estas no todas, sino sólo las que podían ser útiles a la disciplina de aquel tiempo, omitiendo las ya anticuadas, y las que suponen costumbres o vicios que ya no existían. Tampoco se publicaron por el orden con que se establecieron, sino clasificadas por materias. Este plan era por cierto útil para el estudio y gobierno eclesiástico, mas no para la historia, que necesita ver en los documentos el progreso de la disciplina, según los tiempos, la noticia de los Obispos, Abades y otros personajes 

que asistieron a tan venerables asambleas, las causas que en ellas se trataron, sus sesiones, actas, etc. La lectura sola de las constituciones y cánones del concilio de Trento serviría de muy poco para la historia eclesiástica, si por otra parte no constara la noticia de los herejes a quienes condena, sus prórrogas, personas ilustres, protestas, etc. Las 

constituciones de los concilios son el resultado de una serie de hechos anteriores, cuyo conocimiento interesa sumamente a la iglesia. 

Esto por lo tocante a los cuarenta y seis Tarraconenses, de quien se han publicado ya las constituciones.

Los restantes cuarenta y cuatro concilios quedan ignorados en sus actas y constituciones, y lo más que el público ha visto de ellos es el brevísimo análisis que hizo de algunos de sus cánones el Illmo. Sr. Don Félix Amat, 

Arzobispo de Palmira y Abad de San Ildefonso en su Historia eclesiástica. Porque el Cardenal Aguirre sólo hizo memoria en su colección de diez y nueve concilios Tarraconenses, a excepción del de Tortosa en 1429, cuyas actas y decretos pone a la larga; de los demás habla muy ligeramente. Resulta de todo esto que de los noventa concilios celebrados en esta provincia, sólo se ha publicado entero el que acabo de decir: que de cuarenta y seis se han publicado solas las constituciones desunidas sin los otros auxilios que suministran a la historia; y que de los restantes cuarenta y cuatro sólo se sabe que los hubo. Cosa por cierto asombrosa y que no podrían mirar con indiferencia los Prelados que los convocaron, si les fuera dado salir de sus sepulcros. "Para esto, dirían, trabajamos y sacamos a nuestros sufragáneos de entre sus ovejas, y a los Abades del retiro de sus monasterios, y gastamos y gastaron ellos el patrimonio de los pobres, y consumimos largas vigilias! Para esto nos dio el Señor su sabiduría, con la cual dictamos aquellas leyes y reglas de bien vivir, que ahora yacen sepultadas sin el menor fruto! (a).”

(a) Todos los pensamientos de esta carta y hasta pasajes al pie de la letra se hallan ya vaciados en la carta LXXXIV, tomo X; no hay más diferencia sino que el número de concilios Tarraconenses que en ella se supone de 100, en esta se rebaja al de 90. 

Por justas que fuesen estas quejas de tan celosos e ilustrados Arzobispos, lo es mucho más la de toda la nación, que tiene un derecho incontestable a disfrutar este tesoro común, y sobre el cual los particulares no tienen más inspección que la custodia. Cualquiera que ame de veras las iglesias deseará por medio de la publicación de estos documentos su exaltación y su gloria, ¿Qué buen Español mirará con ánimo sereno despreciadas estas fuentes domésticas de la doctrina eclesiástica, al paso que se buscan y se compran los libros de esta clase de otros reinos y provincias?

Solas trece mañanas empleé en registrar parte del archivo de esta catedral. La caridad me obliga a callar el nombre del que por sus ocupaciones o por otra causa no pudo sufrir la carga de mis visitas; así como la justicia me obliga a publicar el de los que auxilian mis tareas. Si en tan poco tiempo y con el agobio y desabrimiento que suelen inspirar los genios tétricos, pude descubrir y aclarar algunos puntos de la historia de esta iglesia y tomar noticias para escribir extendidamente y publicar su Archiepiscopologio (que aun de esto carecían, cuando Barcelona y otras iglesias los tienen publicados y muy completos): ¿cuánto ganaría la historia eclesiástica y crecería la gloria de esta metrópoli con la publicación de otros documentos que allí están enterrados y las noticias de los concilios, de que me consta haber un cajón en el archivo?

Y porque se vea que son fundadas mis quejas y que no pido cosas imposibles, sino fáciles y hacederas, diré lo que en esta parte se puede hacer, y lo que yo hiciera, si hubiera hallado más franca acogida. Todo el trabajo se reduce a formar una colección de todos los concilios Tarraconenses, para la cual no se necesita ni debe adoptarse otro plan que el cronológico. Los concilios que ya se han publicado deben presentarse formando cada uno un cuerpo de sus constituciones, recogiéndolas para el efecto de los títulos que las dividen en las colecciones, y cotejándolas de nuevo con los códices que aquí existen. 

Los historiadores, y mucho más los documentos y notales de la iglesia suministrarán la noticia de los años y lugar en que se tuvieron, el tiempo de su duración, número de sesiones, objeto de su convocación, Prelados que asistieron, y otras curiosidades que deben escribirse al principio de cada concilio. Donde parezca oportuno deben ponerse notas históricas que descubran la causa de las resoluciones conciliares y cuanto interese 

al público para su mayor inteligencia. Esto por lo que toca a los existentes. En los que hayan perecido del todo por el furor de las guerras y otros acontecimientos, después de hechas todas las diligencias en las iglesias sufragáneas y monasterios, donde acaso existirían ejemplares o fragmentos, dígase a lo menos lo que la historia conserva de ellos, como lo hizo respeto de algunos el Cardenal Aguirre. Esto es mucho más fácil respecto de los celebrados desde fines del siglo XV hasta la mitad del XVIII, cuyos procesos originales se conservan en el archivo de Provincia. 

Cópiense de ellos las convocatorias, las protestas y juicios principales, y a lo menos dígase el objeto y resultado de sus deliberaciones. Dispuesta esta obra cronológicamente, como he dicho, es negocio de pocas manos y cuando más de dos años de trabajo, y sobre esto de grande utilidad para la nación, y de lustre e interés muy seguro para esta iglesia. Lo mismo digo respeto de los sínodos diocesanos, aunque no son de tanta consideración, sobre los cuales es muy poco lo que hay trabajado, y aun de esto somos deudores al sabio Don Antonio Agustín, que recogió y publicó sus sínodos y de sus inmediatos antecesores, y tal cual constitución de tres o cuatro sínodos antiguos. Doce envié desde Valencia celebrados en los siglos XIV y XV, hallados en un ms. de aquellos tiempos, donde se copiaban conforme se iban celebrando: existe este precioso códice en la biblioteca de mi convento de aquella 

ciudad. En resolución, no me es posible excusarte el chasco que te llevas en este correo: tú esperabas concilios provinciales, y yo no puedo enviar hoy más que piedras. Pero son piedras de Tarragona, donde, como dice Don Antonio Agustín, hasta las paredes hablan latín. A bien que este es un tesoro abierto, y que el deseo que anima al canónigo Don Carlos González de Posada, no permite que quede cerrado y desconocido a ningún curioso. Este sabio individuo de nuestra Real Academia de la Historia, y conocido por el primer tomo, que ya publicó, de los Varones ilustres de Asturias, sobre otras muchas noticias que me dio pertenecientes a la historia de esta iglesia, ahora, sin otro interés que el de cooperar en cuanto puede a la ilustración nacional, me ha comunicado y ayudado a cotejar las copias que tenía de las inscripciones antiguas, halladas gran parte por él mismo en estos últimos años, después de las que publicaron Flórez, Ponz y Masdeu. Y es de notar que el hallazgo de ellas es obra de la casualidad: por donde se ve cuánto daría de sí una excavación meditada y bien dirigida.

Así que, mientras los que trabajan en el Viaje pintoresco de España preparan la deseada publicación de los fragmentos antiguos que aquí se conservan, copiaré los de los letreros descubiertos ahora, apuntando antes la anécdota siguiente, que es curiosa.

Don Antonio Agustín, con el entrañable amor que profesaba a la antigüedad, deseó formar en su casa arzobispal un museo donde se recogiesen todos los restos de los monumentos Romanos Tarraconenses. Con esta idea pidió al Cabildo permiso para arrancar las inscripciones que había en las capillas y altares (a: De esto queda memoria en las resoluciones capitulares de 20 de noviembre de 1584, donde se lee: Super lapidibus scriptis, seu epigramatis, quae sunt intus ecclesiam in certis capellis et altaribus, quas petit Illmus. Dominus sibi dari ad ponendum eas in quodam museo, seu loco, quem construere intendit in horto palatii, cum aliis multis, quas acumulare fecit; fuit determinatum nemine discrepante, quod dentur omnes quotquot inventae erunt, cum hoc quod reficiantur altaria bene et decenter sumptibus dicti Domini Illmi. prout se obtulit facere.)

Lo mismo hizo con muchas de las de la ciudad. Mas no llegando a realizarse el proyectado museo, quedaron sueltas por los patios de su palacio: de las cuales sólo se salvaron unas pocas, que su sucesor el señor Don Juan Terés colocó en la raíz de la puerta de la Curia. Así vino a suceder que, en vez del museo que preparaba a sus amadas inscripciones aquel Prelado, les labró contra 

su voluntad un sepulcro. Y esta es la causa porque ya no existen en los lugares citados por Icart y otros antiguos las inscripciones que ellos copiaron. Otra causa de haber desaparecido muchas de las inscripciones de Tarragona, fue el saqueo que los Ingleses hicieron de esta ciudad, al tiempo de abandonarla, en las guerras que llamamos de sucesión, a principios del siglo XVIII; porque entonces, como dice el Deán Martí, cargaron dos naves de las inscripciones que hallaron en Tarragona. Alléganse a esto las causas ordinarias y comunes, es a saber, el enjalbegamiento de las paredes, con que se ocultan las letras y su mala colocación a tiro de manos de niños, ruedas de carros, y aun tras de las ollas y sartenes de las castañeras.

Pero dejando esto aparte, vamos a copiar las recogidas por el señor Posada. 

I. En el arenal, llamado playa del Milagro, junto al cuartel de los presidiarios, hay una piedra de jaspe de cinco palmos de largo y la mitad de ancho, con esta inscripción: 

D. M

CA... SSI

CHRYSAMPELI 

HERMIONE

LIB. ET HERES

EX TESTAMENTO 

F. C. 


II. En un fragmento de mármol descubierto en 1794, se lee: 

… HOSTILIS. C (efecto espejo, luna creciente). LIB...

… HOSTILIA. (misma C). LIB. 

HYMNI... 

Está en casa de dicho señor Posada.


III. En el mismo año se descubrió junto a la huerta del convento antiguo de Capuchinos un pavimento de mosaico; en uno de sus trozos leía el mismo señor Posada: 

… OS. VENIR (la I muy larga)

B.


Advierto que en el mismo sitio se encontró dos o tres años antes la inscripción, que por mal copiada (leyendo SACERO en lugar de SACERD.) 

aplicó Masdeu a la familia de los Sacerones. Y no hay duda que sería de 

algún sacerdote, indicando las ruinas haber habido allí algún templo.


IV. Por ese mismo tiempo en las excavaciones de la cantera del muelle, se halló una tabla pequeña de mármol, con este letrero:

A. VALERI

IVCVNDVS. DOMIT

MELITON. VF ...

VMERIVS 

Consérvala en su casa Don José Antonio Castelarnau (Castellarnau).


V. A 11 de abril de 1799, derribando unas casas que compró Pedro Valls en la calle Mayor, se encontró una piedra de poco más de vara de alta, la cual se colocó en la pared de las mismas casas, mirando a la calle de 

Riudecols. Dice así:

M. VALERIO 

M. F. GAL

ANIENSI

CAPELLIANO

DAMANITANO. ADLEC

TO. IN. COLONIAM

CAESARAGVSTANAM

EX. BENEFIC. DIVI. HADRIANI

OMNIB. HONORIB. IN. VTRAQ

REP. FVNCTO. FLAM. ROM- 

DIVOR. ET. AVG

P. H. C


VI. Otra piedra se halló y colocó en el mismo sitio que la antecedente, y es esta: 

L. IVNIO. BL(ESI)

F. QVIRI ... 

MARONIAE (NO) ...

PATERNO. LANCIEN(SI)

OMNIB. IN. REPVBLICA

SVA. HONORIB. FVNCTO

(IIV)IR. BIS. SACERD. ROM. ET

AVG. CONVENT. AVSTVRVM

ADLECTO. IN. QVINQ. DECVRI

… ITVMAE. ROMAE. IVDICANTIVM

FLAMINI. AVSTALI. P. H. C 

P. H. C

Se ha suplido entre paréntesis lo que falta en el letrero. Apenas se distingue la última L de la linea primera; pero ciertamente lo es, y viene bien con el nombre Bleso, de que hay memoria en un Propetor (pro pretor ?), que fue de la Tarraconense, llamado Junio Bleso, después de 

haberlo sido de África, según puede inferirse de Veleyo Paterculo (lib. II). También se ha suplido en la linea séptima el IIV, estando clara, como lo está, su terminación IR.


VII. En la cantera del muelle se halló en el año 1799 un gran pedazo de ara, al parecer, y en ella estas letras, como de medio palmo:

I.O.M 


VIII. En un machón de la fachada de la iglesia mayor, junto a la sacristía de la capilla de las Vírgenes, se halla colocada desde el siglo XIII una inscripción, que por estar casi enterrada no se ha publicado hasta ahora. Leyola el señor canónigo Posada en 1799, y dice así:

SEMPRONIO

M. F. GAL ... 

...

… TR. MILIT...

… CYTHIC.... 

LEG. VI. FER. TR.

MIL. LEG. III. GAL.

TRIB. MIL. LEG...

VV. FLAMINI... 

P. H. C.


IX. En los cimientos de la fuente antigua del jardín de la catedral, se halló en 4 de diciembre de 1800 la siguiente inscripción, maltratada y sin sentido: 

… IIDIEVO

… AGLARETAE

… INIBORT...

… BVS SI

… L. AELIANVS


X. En el mismo año 1800, componiendo la calle del Rosario, se halló escrito en un pedazo de mármol el principio de una inscripción, en esta forma: 

::: CTO (t alta) MITHRI (IT altas)

El Sr. canónigo Posada guarda con aprecio este fragmento, que cree el más antiguo de las inscripciones Tarraconenses, y a lo que yo entiendo con razón. El carácter de la letra, y la lectura que ofrece Victo Mithridate, 

hacen sospechar que sean del tiempo de la república Romana. Debió ser dedicatoria a Pompeyo el Grande, que tenía por acá muchos apasionados, o a alguna deidad, comenzando por ablativo absoluto, porque estas palabras, sin disputa, están en la primera linea de la inscripción: cosa que no es frecuente en las piedras de inscripciones, y no sé que haya ejemplar en las muchas de Tarragona. Las letras grandes tienen ocho pulgadas y siete las menores. Otra particularidad me hizo observar en esta piedra el señor Posada, y es que anteriormente hubo en ella otra inscripción, la cual borraron para hacer estotra; y la superficie donde estaba la antigua la destinaron para asentar allí la estatua.


XI. En 16 de enero de 1801 abriendo los cimientos para el cuartel de presidiarios que se hizo en la área del anfiteatro romano, se halló una piedra de más de seis palmos de alta, en la cual pudo leerse lo siguiente: 

D. M.

CLEARCHI

HIC CLEARCHVS QVI DVM VIXIT

GRAECO MAGNO NOMINE

NVNCVPATVS FACTIS MERVIT

NOMEN HOC ET LITTERIS

INFANS CAP … ANNIS

FELICI CVRI ...

FVIT NEPOS I...

HOSTIVM ...

Es notable el ritmo de que usó en esta inscripción, no porque sea cosa nueva en la antigüedad romana; que muy sabido es que ya usaron los Romanos de este género rítmico en canciones populares, y tal cual vez las aplicaron al objeto que aquí tiene, sino por hallarse en España letreros de esta clase, de lo que hay seguramente pocos ejemplares.


XII. En 3 de mayo de 1803 en la casa del Barón de las Cuatro torres Don Carlos Morenas, al fin de la calle Mayor, se halló la siguiente inscripción:

… IO

Q … FVSIO

.. II VIR. FLAM. DIVI

CLAVDI. PRAEF. ORAE

MARIT

FLAMINI. DIVORVM. ET

AVGVSTOR. PHC. PROVINC 

HISPANIA. CITER 

(OR)DO. TARRACONENS

HONORES. DECREVIT

En las primeras líneas falta el pronombre, nombre, padre y tribu de este Fusio a quien honró la España citerior: en la penúltima línea se puede suplir et ordo.


XIII. En la misma casa se halló junto con la antecedente esta otra:

C. IVLIO. C.F. 

GAL. PILAE.

SEGOBRICENSI.

FLAMINI. ROMAE

DIVORVM. ET. AVGVST. 

PROV. HIS. CITER. 

P. H. C. 

En la misma casa y al mismo tiempo se halló la siguiente:

Q. LICINIO

M. F. GAL. SILVA 

NO. GRANIANO 

FLAMINI. ROMAE 

ET. AVG. PROVINC 

HISPAN. CITER 

PRAEFECTO. ORAE 

MARITIMAE

PROC. AVG

P. H. C. 

El último palo de la M se enlaza con el primero de la A, en la octava linea. De este Licinio, habló el M. Flórez en el tomo XXIV, pág. 19; mas esta inscripción añade la noticia de su padre y de la tribu. La piedra, que es de jaspe, conserva su bocelito: tiene cuatro palmos de alta y tres de ancha. 


XV. De la misma calidad y dimensiones es la siguiente, hallada también en el mismo lugar.

C. EMILIO. C. F. 

GAL. FRATERN 

PRAEF. FRABR. II 

TRIB. MIL. LEGIO

NIS. V. ALAVDA 

FLAMIN. P. H. C 

HIC. CENSVM 

EGIT. IN PROVIN

GALLIA. AQVITANIC 

P. H. C.

Las dos II de la línea tercera deben significar E, equivalente de et, según lo que usaban los Romanos, y observa Flórez en el tom. XXIV, pág. 314. La palabra Alauda de la línea quinta está bien copiada, y significa una legión de tropas Francesas que dicen levantó Julio César, llamada Alauda, por la cresta o plumaje que usaban los soldados en el morrión, casco o sombrero. Acaso se tomó esta denominación del ave que ahora llamamos cogujada, y en tiempo de Plinio se llamaba alauda (Plin. lib. XI, c. 37). Cicerón ad Attic. lib. 16, epist. 8, dice: Antonium cum legione Alaudarum ad urbem pergere. Así puede leerse en esta piedra Alaudarum concertando con militum, y también Alauda, diciendo V legionis (quae vocabatur) Alauda; del mismo modo que en la penúltima línea lee bien Gallia Aquitanica sin régimen, porque supone así: in provincia (quae vocatur) Gallia Aquitanica. El apellido Fraternus no es desconocido en Tarragona; y son fáciles de hallar sus memorias en Grutero, Finestres y Flórez. Y siendo este C. AEmilio Fraterno, puede dudarse si hubo equivocación en la que publicó Flórez, p. 297 de C. AEmilio Paterno.



XVI. Del mismo lugar y tiempo es la siguiente:

M. PORCIO

M. F. GAL

NARBONENSI

TRIB MIL LEG XXII

PRAEF ALAE THRAC

HERCLAN PRAEF

ORAE MARITVME 

FLAMINI DIVORVM AVG

PROVINCIAE HISP CITER

Esta inscripción carece de puntos: Herclan (linea 6) puede ser abreviatura de Herculanae, como Hercle lo es de Hercule.


XVII. En 30 de julio de este año de 1804 en la caballeriza de Juan Alomá, calle del Roser, se halló una piedra de jaspe del país, alto como tres palmos; está quebrada en la parte superior, pero se conserva la mitad de un escudo con tres estrellas. Es rara por esto y por callar el nombre del liberto a quien se dedica. Dice así:

D. M.

T VINICIVS 

SOGALVS II

SEST VINI

CIA EVPOEA

LBERTO B M

La A de Vinicia no tiene palo travesaño. El apellido de la misma es Eupolema, y es bien de notar el nexo que tiene y no se puede imprimir bien. 


XVIII. En la huerta del Colegio Tridentino se halla el siguiente fragmento.

...

MARITIMAE ...

CVM QVASI ...

ANN XXVIII HIC ...

FVIT INIMICV ...

CAECILIA MIHI KARlSS...

El segundo renglón puede leerse supliendo después del CVM QVA SANTISSIME VIXIT Ó SINE QVERELLA VIXIT; porque es común en iguales epitafios y lo restante lo está pidiendo.


XIX. En casa del Sr. canónigo Posada existen los fragmentos de las tres piedras siguientes:

1.° 


D M

SEXTILIO

SVLONI

ATILIAN 

..XORI...


2.°

D M

DOMITIO ...

CATOCO NV ...

MISIO ...


3.° 

...

II (punto alto) L 

DANAIS

CVRAVIT


XX. Cerca de esta ciudad y junto a la torre llamada de los Scipiones, se halló en el camino real en el mes de julio de 1803 una piedra común, la cual llevó Don Estanislao Vallescar a su casa en Torredembarra. Dice así: 

LICINIVS (. alto) CALI

DROMVS... 

PROSA(LV)TE

MEA 

VOTVM . SOLVI

IOVI . DOMNO

L. B. S. 

XXI. En septiembre de 1803 se halló entre Cambrils y el Mombrio (Montbrió), cerca del camino real, una columna de trece palmos y medio  de alta, y en ella la inscripción siguiente:

TI CLAVDI

CAESAR

GERMA 

MAX TRI

COS IIII

PATER 

CXI 

Algunas otras letras se leen en la vuelta de la columna, como es I correspondiente al pontificado a que sigue MAX. El Tiberio Claudio tuvo el IV consulado con L. Vitelio, año de Roma 798 y de Jesucristo 47. Es 

apreciable esta inscripción, no sólo por hacer memoria de Claudio, de quien algunos creyeron que no la había en piedras de Tarragona, sino por ser miliaria, de ciento y once mil pasos, a lo que parece, con que se pudiera ayudar mucho a la geografía, sino que la cavaron para hacer un sepulcro y cubrieron el cadáver con ladrillo y argamasa, con lo cual

desconcertaron la escritura. Hoy está en Reus para colocarla en la ermita de nuestra Señora de la Misericordia.

XXII. En 1.° de junio de 1805 en las excavaciones de canteras para la obra del muelle, en el huerto del Cabildo llamado de Rebollado, se halló una piedra de jaspe del país, alta cuatro palmos y dos de ancha, con la inscripción siguiente:

C (. alto) VALERIO

AVITO (. alto) IIVIR

VAL (. alto) FIR 

MINA (. alto) FIL

TRANSLATO 

AB (. alto) DIVO (. alto) PIO

(EX) MNC (. alto) AVGVS(T) 

(I)N (. alto) COL (. alto) TARRAC (la c más alta y pequeña) 

En la penúltima linea la V de Municipio está enlazada con la M en el centro. Quede para otros averiguar cuál era el municipio Augustano de donde fue trasladado este Duumviro a Tarragona; el cual existiría sin duda o en España o fuera de ella, así como los había Elianum, Claudianum, Septimianum, denominados de los Emperadores.

XXIII. En el mismo tiempo y lugar que la antecedente se halló una piedra jaspe del país de cuatro palmos y medio de altura y medio de ancho y espesor, escrita en dos de sus superficies, de las cuales la primera, maltratada en el remate de las lineas y suplida por una que trae Flórez (España Sagrada, tom. XXIV, pág. 216), dice así:

Q (todos puntos altos) HEDIO . (L . F . POL .) 

LOLLIAINO . (GFNTI) (o GENTI)

ANO . LEG . ...

PR . PR ... P ...

PRAESIDIOR(VM)

CORNICVLA(RII)

EIVS . ET . CON (MILITONES)

ET . SPECVL(ATORES)

LEG . VII G (E efecto espejo) M (. P . F .) 

Con esta inscripción, que está bien copiada, pueden corregirse las que del mismo Q. HEDIO publicaron con mucha variedad Grutero, Pighio, Schoto y Finestres (V. Flórez, loc. laud.). Por ella se ve que la Legión Séptima Gemina estuvo algún tiempo en Tarragona, es a saber, en el de Septimio Severo y Antonino Pío, que es cuando vivía este Q. Hedio Lolliano, como se ve en la inscripción que produce Flórez, loc. laud. Así que no es tan cierto, como comúnmente se cree, que dicha legión residió siempre en León, de cuya ciudad no es irregular que se ausentase después de dos siglos y más que pasaron desde la conquista de los Astures, año 25 antes de Cristo, hasta los tiempos de estos Emperadores. Las siglas PR . PR . de la línea cuarta pueden significar Propraetori o Praesidi Provinciae, o acaso Praefecto Praetorio o Praetorii o Praesidii, o Praefecto Procons. Puede verse la descripción de estas y otras siglas semejantes en el docto tratado de Siglis veterum de Juan Nicolai, cap. XXI, pág. 139 y 140. En tal caso podrá añadirse este más al número de los que lo fueron en la Tarraconense.

XXIV. La otra inscripción de la misma piedra está falta en su principio, y lo que queda dice así:

CORNICVL 

POMPEIVS AGRI 

IVLIVS AVITVS 

COMM

C IVLIVS CRASSVS 

T PVBLIENTVS LVPV S 

SPECVL

Q ALFIVS IANVARIVS

G VALERIVS MARCIANVS 

L MA(E vuelta)NAIVS S(E vuelta)M(E vuelta)NTINVS 

G CAECILIVS RESTITVTVS

G AVRELIVS OCTAVIVS

G AVFIDIVS HILARVS

L AVRELIVS ... ILETERVS (a) 

L ALFIDIVS VRBANVS

G IVLIVS FLOR(E vuelta)TNINVS (FLORENTINUS)

L SEMPRONIVS FIRMANVS

(a) Puede leerse Phileterus por estar comida la primera sílaba. 

Aunque esta inscripción muestra mucha mayor antigüedad que la antecedente, y no le parece ni el carácter ni en los puntos, que enteramente omite, téngola, sin embargo, por del mismo tiempo y aun por continuación de la otra; puesto que se hallan distinguidas las tres clases Cornicularii, Commilitores, Speculatores, que son puntualmente los dedicantes de la otra, escrita en otra superficie de la misma piedra, todos ellos de la Legión VII. Gemina, existentes en Tarragona. 

XXV. No debo omitir las inscripciones de carácter desconocido, antes las tengo por más apreciables, porque acaso con la repetición de estos ejemplares podría llegar a fijarse el alfabeto, de que tantas utilidades resultarían. Tres son las piedras de esta clase halladas aquí. Una en 1803 en las excavaciones de la huerta del Barón de las Cuatro torres sobre las canteras del muelle, y ahora se halla en la casa del deanato. Es un pedestal de poco menos de vara de alto, en el cual se ven estos únicos caracteres (a: Véase la estampa núm. 1).

Los caracteres son de dos pulgadas, a excepción de las OO, que son menores.  

pedestal, caracteres, Fulvia Lintearia,

Las otras dos inscripciones son bilingües. Una de ellas se encontró a 27 de febrero de 1801 en las excavaciones de la huerta de Capuchinos sobre el puerto, y debajo de ella había huesos humanos. Dice así (a: Véase la estampa núm. 2.).

Cerca del mismo lugar y en 1794 se halló la otra inscripción que decía, en piedra ordinaria, y es esta (b: Id. id. núm. 3.).

XXVI. Con la ocasión de abrir la carretera para el tránsito de los Reyes nuestros Señores junto a la torre llamada de los Escipiones, fue hallado por el arquitecto Don Juan Antonio Rovira un vaso de vidrio bien conservado y tapado herméticamente, como de palmo y medio de elevación y uno de diámetro en su mayor convexidad: estaba encastado entre dos piedras de sillería selladas con plomo, y dentro de él había otros dos pequeños vasos lacrimatorios, y una medalla del Emperador Augusto, que hoy tiene el señor Posada, con la inscripción DIVVS 

AVGVSTVS PATER, y en el reverso corona de laurel con estas iniciales en el centro: C. V. T. T., que es, Colonia Victrix Togata Tarraco. Es la que publicó Flórez, núm. 1.°, en la tabla de las medallas de Tarragona. 

El vaso encerraba los huesecitos de un niño.


XXVII. Tras estas antigüedades romanas bien será decir de las de otras gentes que aquí se hallan. La primera es un arco árabe que debió ser adorno de alguna ventana, hallado en los cimientos de la capilla nueva de Santa Tecla, y colocado hoy día en el claustro de la catedral junto a los fragmentos del templo de Augusto. Los encargados del Viaje pintoresco han copiado este monumento, que es de labor muy delicada y no dejarán de publicarle. Me regaló copia el señor Posada de un letrero árabe que hay en dicho arco, tomada del natural y con la más escrupulosa exactitud.

XXVIII. Inéditas son también dos inscripciones sepulcrales hebreas, que hoy se hallan en la pared exterior de la casa del señor Deán de esta iglesia, sobre las cuales me ha comunicado la siguiente relación el doctor Don Félix Torres y Amat, Rector del Seminario episcopal, y catedrático de escritura en esta universidad, que fue el primero que la interpretó, y yo no tengo que añadir a sus juiciosas reflexiones. Dice así:

"Paseándose Don Carlos de Posada por el trozo de carretera que hay entre el edificio que fue convento de PP. Trinitarios, y el fuerte de la Reina, vio en la pared sobre la cual estriba parte del camino, y circuye la viña de Don Ventura Canals, una piedra con caracteres que conjeturó serían hebreos o árabes. Vino luego a buscarme, y fuimos a dicho lugar, en donde vimos desenterradas dos piedras, la una de seis palmos de largo y cuatro de ancho, y la otra de ocho de largo y cinco de ancho, con caracteres hebreos muy bien formados, que copiados con toda la exactitud posible dicen así: 

(la imagen está en la pág. 101 del pdf)

“Este sepulcro es del Rabino Jaiam, hijo de Isaac, que murió en marzo del año 395. 

(siguiente imagen)

“Este sepulcro es del Rabino Janamá, hijo de Simeón Arlabí, que murió en la luna de abril del año 484. No puede casi dudarse que la fecha del 

primer epitafio es 395, según indican claramente los puntos colocados sobre las letras de las últimas palabras  *hebreo Jehovah nos salvará. Es cosa muy sabida que acostumbraban los Judíos tomar una palabra o expresión análoga al asunto, y denotar con todas o algunas de sus letras el número de los años que querían. Para cuyo fin señalaban con un punto sobre, o a veces tres, las letras que servían al cómputo. Y de ahí es que para la fecha de la primera inscripción, usaron de las palabras: Jehova yoschijénu, cuyas cinco letras primeras *hebreo toman la suma de 395. Esta manera de contar se llama entre los Judíos *hebreo  Cómputo menor o pequeño, porque para la mayor brevedad, se omiten los millares, como sucede entre nosotros cuando decimos que corre ahora el año 800 de Cristo. Así, pues, en las dos inscripciones debe suponerse la suma de cuatro mil años: de modo, que según el cómputo mayor de los Hebreos, la fecha de la primera inscripción es 4395 del mundo. Contando, pues, que nuestra era de la creación del mundo discrepa 240 años de la de los Judíos, que cuenta esta de menos; y por lo mismo, añadiéndolos a los 395, sacamos que el año de la primera inscripción es el de 4635 del mundo, o 635 de Jesucristo.

Casi con igual certeza se puede asegurar que la fecha de la segunda inscripción es 724 de Jesucristo, o 4724 del mundo; pues aunque en la última linea hay algunas letras muy mal conservadas, como por fortuna han quedado íntegras las que sirven para denotar los años, se puede afirmar con bastante seguridad que la fecha de la segunda inscripción es la dicha de 724, cuyo número componen las letras *hebreo, junto con los 240 años que han de añadirse, y tiene de menos la era de los Judíos.

(El cuadro con caracteres hebreos, su equivalencia en números y suma está en la pág. 104 del pdf)

Primera inscripción. Segunda inscripción. 

(Magnitud de los caracteres)

Esta explicación se hace más verosímil, si es verdad lo que dice Masdeu, tomo XIII, en su España Árabe, que en 852 fue tomada Barcelona de los Moros por traición de los Judíos que había en ella. No sólo Monjuich, sino algunos pueblos de esta costa conservan muy antiguas memorias de los Judíos, y aun en Falset me ha dicho el Ilmo señor Arzobispo, Don Fr. Francisco Armañá, que pasando de visita le hablaron de alguna inscripción hebrea que hay cerca de las minas de plomo de aquella villa, a las cuales quizá acudirían los Judíos. Por lo que toca a esta ciudad no puede dudarse que fue muy poblada de Judíos, pues no solamente leemos en la Geografía del Nubiense, clima 5, p. 1, que Tarragona se apellidaba ciudad de los Hebreos, sino que hay tierras en estos contornos del Seminario Tridentino hacia el fuerte del Rey, que en los Cabreos antiguos se dicen sitas en la partida llamada Torre del (dels) Jueus, y hay casas en la Judería, etc.

El señor Arzobispo, que ha querido copia de estas inscripciones, me ha dicho que le parecían muy fundadas mis reflexiones, y con un voto de tanto peso, no he tenido reparo en enviárselas al sabio Marini, bibliotecario de la Vaticana, por medio de mi común amigo y filólogo Don Buenaventura Prats.” Hasta aquí el citado señor Torres.


XXIX. Por último, digamos de un sepulcro romano cristiano, esto es, que sirvió para depósito de Cristiano después de haberlo sido gentil. Es una arca grande de mármol hallada en el cementerio antiguo en 1786 con estas inscripciones:

MEMORIAE

FIRMIDI . CAECILI

ANI . B . F . COS . LEG

VII . GEM . P . F . VALE

RIA . PRIMVLA . VXOR

MARITO . B . M . F

Al lado opuesto se lee estotra: Anno Domini M.CCCVII nonas octobris obiit Dominus G. de Bagnariis, Praepositus Ecclesiae Tarraconensis, qui instituit unum capellanum commensalem in dicta ecclesia, et unum anniversarium. Cuius anima requiescat in pace. Amen. Este era Guillermo de Bañeres, Prepósito, cuya muerte fija el Necrologio en ese mismo año. Hoy se halla esta arca en el jardín del claustro frente a la famosa del rapto de Proserpina, ambas llenas de tierra y cubiertas con azulejos para servir de canapé. A la clase de estas sepulturas mixtas sospecho que pertenezca otra grande arca de piedra medio enterrada en la parte exterior de la catedral, en la puerta llamada antes de San Juan, después de Santa Tecla, y que ahora se llamará con más razón de San Olaguer por su capilla inmediata. No desagradará a los Españoles ver confirmado con pruebas domésticas lo que con otras de varias naciones han manifestado los anticuarios extranjeros. A lo que sobre este punto tenemos dicho en el tom. I de este Viaje, merecen añadirse las observaciones de L. A. Muratori en su Disquisitio de antiquis Christianorum sepulchris.

XXX. En 19 de julio de 1805 cavando en casa de Don Ramón Caputo, notario en Tarragona, se descubrió una lápida de jaspe del país, de cinco palmos de alto, tres de ancho y dos y medio de grueso, con la inscripción siguiente que está íntegra:

POMP . MAXIMINAE

EX . G . BRACAR AVG (superíndice) 

FLAM . VXORI 

VLPI . REBVRRI

FLAM 

P. H. C. 

Su lectura es esta: Provincia Hispaniae Citerioris (posuit) Pompejae Maximinae, ex conventu Bracaragustano, Flaminicae, Ulpii Reburri Flaminis Uxori. 

Existe en Tarragona otra lápida puesta por la provincia a M. Ulpio Reburro, del convento jurídico de Braga, y Flamen de la provincia Tarraconense, o España Citerior, y ahora resucita su mujer a reunírsele, de la cual no había memoria; y se añade una Flamínica a las conocidas en Tarragona. La inscripción del marido publicaron Apiano, Verderio, Scotho, Grutero, Finestres y Flórez, (tom. 24 de Esp. Sagr. pág. 178), donde pretende que Reburro era nombre de familia y de pueblo en Galicia, y que Marco Ulpio era Gallego.

Basta por ahora. Mañana marcho a ver los monasterios de esta diócesi, y según noticias no será inútil el viaje.

A Dios. Tarragona, etc.